Torreón Maciel (Archivo VII)
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Torreón Maciel (Archivo VII)
05/08/13, 03:48 am
Recuerdo del primer mensaje :
Torreón de cuatro plantas de piedra azulada, cuya azotea y última planta fueron destrozadas por una ballena, de la que ya solo queda el esqueleto. Allí anidan las estirges. Se accede por un puende levadizo y un portón. El corredor de la entrada está plagado de pintadas y mensajes y termina en una reja llena de púas. El patio, donde se reparten algunas vértebras del animal del techo, está rodeado de un muro coronado con cristales, y en el centro de éste hay una estatua de gran pájaro negro con el pico serrado en cuya base está apoyado el reloj robado del torreón Margalar.
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- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
07/05/15, 09:40 pm
Intervinieron los sinhadres y les miró con curiosidad. No sabía muy bien por qué versión de la historia decantarse, si por la suya o la de los herejes. ¿Por qué tenía que ser tan complicado todo con los herejes? <<Con lo fácil que sería liquidarlos a todos y ya. No haría falta ni la palabra "hereje", que ensucia nuestra lengua, malditos sean>>
—¿Ergot? ¿Ese traidor que tan pronto me odia como llora mi muerte? No sé quién es —dijo mirando al repoblador con desprecio.
Luego miró a Eara. El recuerdo de que hubiera ayudado junto a él a la curandera de Letargo suavizó la mirada que le dirigió. No le pegaba haber accedido a conjurar en su contra...
—¡Me calmo, me calmo! Di...
Y escuchó. Y no le gustó nada lo que dijo. ¡Quería que le hubiesen matado! Si le convencían y era cierto... pocos motivos tendría para amargarles la existencia. ¿Qué les costaba hacer como él y reírse de él, de que estuviera muerto? Él lo haría de ser ellos los "transparentes". Bueno, quizá en voz alta no, pero sí para sus adentros... <<Así que eso es... ¿Y si mienten para que no intente vengarme? ¡Claro! ¡Son herejes! Salvajes, exact... Pero... Pero Eara... no parece mentir>> pensó y luego miró hacia el patio. Sin abrir el pico se giró y fue hacia el lugar. Todo lo que la hembra había dicho era cierto. Pero fallaban dos detalles <<¿Qué hace el cubo ahí?>> Se asomó de nuevo al interior, preguntó por ello y le respondieron. El otro detalle era que el libro que recordaba haber tenido con él no estaba en el pozo. Nadie le había echado aún en cara que lo hubiera destruido... ¿Lo habrían sacado a tiempo o se había desmenuzado sin que lo supieran?
—Entonces salí a por algo... ¡Ah! A por agua. Luego me asomé al pozo y eso es todo... ¿Pero y el libro? Recuerdo ir a por agua, el libro lo puse en el borde del pozo para sacar el cubo...
Se calló para que le respondieran y al escuchar la respuesta le entró la risa tonta. ¡Al final sí que lo habían matado ellos! Cuando se tranquilizó, retomó la conversación:
—Perdón, perdón. ¿Sabéis por qué me caí? Porque se me cayó el libro y al intentar sacarlo con el cubo, resbalé. Todo por un asqueroso libro vuestro. Intenté rescatarlo para que no me acusárais de querer romperlo y voy y me caigo. ¡Qué fantástico! Por un maldito libro... Me mató tu libro, hereje —señaló a Hal pero luego se rió de lo absurdo de todo—. Tranquilo, eh, que es broma
Broma allí dentro, pues en Roca Sagrada no podían enterarse de que había muerto por salvar un artefacto del mal.
Se adentró en el salón y volvió frente a Eara:
—No seréis unos horribles salvajes, pero no me ha pasado nada bueno desde que os conozco. Ten... Tengo que pensar en esto... Y luego quizá podamos empezar de nuevo o enemistarnos para siempre ¡Tiene gracia porque estoy muerto! No sé, pensadlo... —dijo mientras se encaminaba hacia la puerta—. Atravieso gente y paredes, y vuelo. Eso os puede resultar útil, ¿no? —terminó sin mirarles.
Y, dicho eso, esperó un poco por si alguien respondía, pero después atravesó la puerta y se alejó. No tenía ni remota idea de qué hacer con el asunto. Ni con su nueva "vida". <<¿Y ahora a dónde voy? ¿Necesitaré dormir? ¿O me toca vagar eternamente sin rumbo? Pues a explorar>>
Sigue en las Mazmorras
—¿Ergot? ¿Ese traidor que tan pronto me odia como llora mi muerte? No sé quién es —dijo mirando al repoblador con desprecio.
Luego miró a Eara. El recuerdo de que hubiera ayudado junto a él a la curandera de Letargo suavizó la mirada que le dirigió. No le pegaba haber accedido a conjurar en su contra...
—¡Me calmo, me calmo! Di...
Y escuchó. Y no le gustó nada lo que dijo. ¡Quería que le hubiesen matado! Si le convencían y era cierto... pocos motivos tendría para amargarles la existencia. ¿Qué les costaba hacer como él y reírse de él, de que estuviera muerto? Él lo haría de ser ellos los "transparentes". Bueno, quizá en voz alta no, pero sí para sus adentros... <<Así que eso es... ¿Y si mienten para que no intente vengarme? ¡Claro! ¡Son herejes! Salvajes, exact... Pero... Pero Eara... no parece mentir>> pensó y luego miró hacia el patio. Sin abrir el pico se giró y fue hacia el lugar. Todo lo que la hembra había dicho era cierto. Pero fallaban dos detalles <<¿Qué hace el cubo ahí?>> Se asomó de nuevo al interior, preguntó por ello y le respondieron. El otro detalle era que el libro que recordaba haber tenido con él no estaba en el pozo. Nadie le había echado aún en cara que lo hubiera destruido... ¿Lo habrían sacado a tiempo o se había desmenuzado sin que lo supieran?
—Entonces salí a por algo... ¡Ah! A por agua. Luego me asomé al pozo y eso es todo... ¿Pero y el libro? Recuerdo ir a por agua, el libro lo puse en el borde del pozo para sacar el cubo...
Se calló para que le respondieran y al escuchar la respuesta le entró la risa tonta. ¡Al final sí que lo habían matado ellos! Cuando se tranquilizó, retomó la conversación:
—Perdón, perdón. ¿Sabéis por qué me caí? Porque se me cayó el libro y al intentar sacarlo con el cubo, resbalé. Todo por un asqueroso libro vuestro. Intenté rescatarlo para que no me acusárais de querer romperlo y voy y me caigo. ¡Qué fantástico! Por un maldito libro... Me mató tu libro, hereje —señaló a Hal pero luego se rió de lo absurdo de todo—. Tranquilo, eh, que es broma
Broma allí dentro, pues en Roca Sagrada no podían enterarse de que había muerto por salvar un artefacto del mal.
Se adentró en el salón y volvió frente a Eara:
—No seréis unos horribles salvajes, pero no me ha pasado nada bueno desde que os conozco. Ten... Tengo que pensar en esto... Y luego quizá podamos empezar de nuevo o enemistarnos para siempre ¡Tiene gracia porque estoy muerto! No sé, pensadlo... —dijo mientras se encaminaba hacia la puerta—. Atravieso gente y paredes, y vuelo. Eso os puede resultar útil, ¿no? —terminó sin mirarles.
Y, dicho eso, esperó un poco por si alguien respondía, pero después atravesó la puerta y se alejó. No tenía ni remota idea de qué hacer con el asunto. Ni con su nueva "vida". <<¿Y ahora a dónde voy? ¿Necesitaré dormir? ¿O me toca vagar eternamente sin rumbo? Pues a explorar>>
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- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
09/05/15, 02:19 pm
Hal se encontraba tan agotado de aquel día que, a pesar de los sucesos que había vivido, no soñó. Su cerebro desconectó por completo y pudo vivir una noche de un enormemente profundo descanso, si bien se levantó algo dolorido debido al pésimo colchón de aquel lugar.
El dolor y shock fue remitiendo, en parte gracias a la ausencia de Tesón. El carabés se volvió algo más cuidadoso con cualquier peligro que pudiera llevarlo a la muerte: el pozo, los cuchillos, las armas... Cuando llegó la pérdida de Armonía sintió un mordisco al ver el cadáver. «Dos en menos de un mes» pensaba, presa del ahogo. Si hubiera sido creyente hubiera lanzado un fervoroso rezo a cualquier divinidad que pudiera estar escuchándolo, habría rogado por protección. Como no lo era no pudo recurrir a otra cosa que la esperanza.
Los primeros días le costó más ponerse a estudiar magia. Se distraía con facilidad, o se quedaba mirando las ilustraciones de los libros. A veces se quedaba ensimismado imaginando dibujos que podría hacer si tuviera los materiales adecuados. En ocasiones tenían relación con sus experiencias, con Rocavarancolia. Otras veces eran posibles paisajes terrestres o submarinos de mundos lejanos: la Tierra, Sinhdro, Roca Sagrada...
Cuando vio que era el mejor en practicar hechizos dejó de acudir a los entrenamientos físicos. Poco a poco fue aumentando su periodo de estudio y disminuyendo sus momentos de distracción. El incentivo que se avecinaba ayudó bastante: iban a descubrir cosas. Iban a salir, a explorar, a arrancar a Rocavarancolia los secretos que guardaba. ¿Por qué los habían atraído? ¿Cuál era el motivo de retenerlos y dejarlos sin ayuda? ¿Cómo podían volver a casa? Los cada vez más espaciados momentos de asueto entre libro y libro comenzaron a consistir en repetirse esas preguntas, en establecer teorías acerca de aquel lugar, pero nunca encontraba las respuestas.
Leyó el libro de historia, intentando encontrar allí las soluciones a aquellos enigmas. Aprendió de monstruos y engendros, de seres llamos trasgos y artefactos terribles como el Trono Sagrado. Comprendió que tras el rey el más alto funcionario de Rocavarancolia era el Señor de los Asesinos, lo cual le pareció espantosamente adecuado. Se empapó de la historia de Hurza el Comeojos, Irhina la Sangrienta y su dragón Balderlalosa, la reina Margalar y los terribles arácnidos. Leyó menciones sobre dama Gael, Angra Son, dama Espasmo, Odon Vax... Y vio alguna referencia de pasada a los cosechados. Les llamaban cachorritos, semillas latentes... Pero nada más. Era como si aquel tema se diera por más que sabido, para la frustración del carabés.
Pocas veces salió a por comida, pensando que en aquellas salidas era mejor personas ágiles y rápidas. Tampoco fue a Letargo ni a la biblioteca, decidiendo enfrascarse en estudiar magia y leer sobre la historia de aquella ciudad. El par de veces que vinieron letarguinos estuvo tentado de irse arriba y hacer sus cosas, pero decidió socializar algo. Las salidas al entorno del torreón, sin embargo, sí consiguieron que él mismo saliera. No estaba muy seguro de sus capacidades, pero si había problemas quería hacer el máximo por evitarlos. Entre tanto, como iniciativa personal, comenzó a forzarse a cargar un cristal como mínimo cada dos días. Odiaba aquella forma de hacerlo y la tosquedad de la magia de Rocavarancolia, pero toda precaución era poca en aquel lugar.
El día que sabía que iba a salir se levantó con el estómago algo cerrado y con nervios por todo su cuerpo. Se enfundó la bufanda, a donde había anclado un hechizo para mantenerla moderadamente fresca, y fue abajo. Desayunó dando golpecitos con el zapato en el suelo y luego echó varias porciones de comida seca dentro de los bolsillos, preparándose para un día que podía ser largo y que esperaba que trayera alguna respuesta.
Su corazón latía con furia, pero su cara no revelaba su ansiedad, sólo preocupación.
El dolor y shock fue remitiendo, en parte gracias a la ausencia de Tesón. El carabés se volvió algo más cuidadoso con cualquier peligro que pudiera llevarlo a la muerte: el pozo, los cuchillos, las armas... Cuando llegó la pérdida de Armonía sintió un mordisco al ver el cadáver. «Dos en menos de un mes» pensaba, presa del ahogo. Si hubiera sido creyente hubiera lanzado un fervoroso rezo a cualquier divinidad que pudiera estar escuchándolo, habría rogado por protección. Como no lo era no pudo recurrir a otra cosa que la esperanza.
Los primeros días le costó más ponerse a estudiar magia. Se distraía con facilidad, o se quedaba mirando las ilustraciones de los libros. A veces se quedaba ensimismado imaginando dibujos que podría hacer si tuviera los materiales adecuados. En ocasiones tenían relación con sus experiencias, con Rocavarancolia. Otras veces eran posibles paisajes terrestres o submarinos de mundos lejanos: la Tierra, Sinhdro, Roca Sagrada...
Cuando vio que era el mejor en practicar hechizos dejó de acudir a los entrenamientos físicos. Poco a poco fue aumentando su periodo de estudio y disminuyendo sus momentos de distracción. El incentivo que se avecinaba ayudó bastante: iban a descubrir cosas. Iban a salir, a explorar, a arrancar a Rocavarancolia los secretos que guardaba. ¿Por qué los habían atraído? ¿Cuál era el motivo de retenerlos y dejarlos sin ayuda? ¿Cómo podían volver a casa? Los cada vez más espaciados momentos de asueto entre libro y libro comenzaron a consistir en repetirse esas preguntas, en establecer teorías acerca de aquel lugar, pero nunca encontraba las respuestas.
Leyó el libro de historia, intentando encontrar allí las soluciones a aquellos enigmas. Aprendió de monstruos y engendros, de seres llamos trasgos y artefactos terribles como el Trono Sagrado. Comprendió que tras el rey el más alto funcionario de Rocavarancolia era el Señor de los Asesinos, lo cual le pareció espantosamente adecuado. Se empapó de la historia de Hurza el Comeojos, Irhina la Sangrienta y su dragón Balderlalosa, la reina Margalar y los terribles arácnidos. Leyó menciones sobre dama Gael, Angra Son, dama Espasmo, Odon Vax... Y vio alguna referencia de pasada a los cosechados. Les llamaban cachorritos, semillas latentes... Pero nada más. Era como si aquel tema se diera por más que sabido, para la frustración del carabés.
Pocas veces salió a por comida, pensando que en aquellas salidas era mejor personas ágiles y rápidas. Tampoco fue a Letargo ni a la biblioteca, decidiendo enfrascarse en estudiar magia y leer sobre la historia de aquella ciudad. El par de veces que vinieron letarguinos estuvo tentado de irse arriba y hacer sus cosas, pero decidió socializar algo. Las salidas al entorno del torreón, sin embargo, sí consiguieron que él mismo saliera. No estaba muy seguro de sus capacidades, pero si había problemas quería hacer el máximo por evitarlos. Entre tanto, como iniciativa personal, comenzó a forzarse a cargar un cristal como mínimo cada dos días. Odiaba aquella forma de hacerlo y la tosquedad de la magia de Rocavarancolia, pero toda precaución era poca en aquel lugar.
El día que sabía que iba a salir se levantó con el estómago algo cerrado y con nervios por todo su cuerpo. Se enfundó la bufanda, a donde había anclado un hechizo para mantenerla moderadamente fresca, y fue abajo. Desayunó dando golpecitos con el zapato en el suelo y luego echó varias porciones de comida seca dentro de los bolsillos, preparándose para un día que podía ser largo y que esperaba que trayera alguna respuesta.
Su corazón latía con furia, pero su cara no revelaba su ansiedad, sólo preocupación.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
09/05/15, 10:41 pm
Por suerte no hubo necesidad imperiosa de buscar alguna magia para echar a Tesón o callarlo. Eara consiguió explicarle lo que entre todos los demás habían intentado sin éxito. Y pareció que Tesón empezó a entender. Cuando finalmente se fue Samika no pudo evitar suspirar de alivio y pidió inmediatamente a sus compañeros que si volvía alguna vez o se quedaba, que le avisaran de cuando entrara o saliera de una habitación donde estuviera. Quería evitarse el mayor numero de infartos posibles.
Aquella noche y varias de las siguientes su sueño fue agitado, con el temor de en cualquier momento escuchar la voz de Tesón en su oído o directamente en el torreón. Pero el fantasma no se dejo ver ni escuchar y Samika pudo, sino olvidarlo al menor poder respirar tranquila, amainando un tanto el dolor e impotencia de todo lo sucedido. Pues la muerte de Armonía, aunque no les pillo de imprevisto dada su condición, fue otro golpe mas a la tranquilidad del torreón. Dos personas en tan escaso tiempo en la ciudad daba miedo. Nunca antes había estado así de cerca de la muerte y ser tan consciente que cualquier tontería podía matarte en aquel lugar le hizo mas cuidadosa con cada sonido y cada paso que daba, dentro del torreón y en las salidas.
Los accidentes ocurrían, pero al menos intentaría evitar aquello que estuviera en sus manos, o ser capaz de enfrentarlo lo mejor posible. Durante aquel tiempo se mantuvo atenta a los avances mágicos de sus compañeros, aprendiendo los hechizos que debían realizar incluso aunque ella misma no pudiera hacerlos. La magia era un poder, una habilidad extra y conocer los efectos que provocaba era algo que veía necesario, pudiera o no hacerla en el futuro. Siempre había tenido bastante buena memoria por lo que los hechizos, una vez pasados la etapa complicada de aprender los gestos, quedaban grabados en su cabeza, tanto las palabras como sus efectos.
Aun así, la practica resultaba imposible y aunque pudiera serle útil en un futuro, necesitaba otra forma de protegerse. No dejo de realizar su entrenamiento matutino con Twixy's con la que se unió bastante, como tampoco lo de armas, quería aprender a protegerse adecuadamente con su escudo y tener cierta facilidad en usar sus dagas. El hecho de poder dañar a alguien o algo con ellas le daba aun miedo, pero el temor a morir se había quedado grabado en su mente tras las dos muertes tempranas en el torreón, por lo que ese temor había quedado guardado en un rincón de su mente. Cuando sucediera, ya vería como soportarlo.
Los encuentros con los letarginos trajo un poco de amargura al tener que informar de lo ocurrió a los roquenses, pero también un poco de alivio al notar que ellos seguían todos enteros. Mantener el contacto le era tranquilizador.
Durante el tiempo que no entrenaban aparte de intentar mantenerse al tanto de la magia y de las salidas que iban realizando para intentar aprender un poco de aquella ciudad, aparte de la de las cestas, intento grabar en su mente el contenido del bestiario que poseía. Las imágenes no eran un problema, sino las letras, por lo que a veces le pedía Emmit que le leyera las explicaciones de las bestias allí impresas. Algo que también hacía con Hal, mas a modo explicativo que lector, cuando este se desenfrascaba temporalmente de la lectura, queriendo saber el contenido del resto de libros que pululaban por el torreón, como era el caso de los dos de magia o el de historia. Descubrir todo aquello que el carabes le contaba de la historia de aquella ciudad en decadencia, le hacia plantearse que clase de criaturas gobernaban en esa época. Porque humanos no podían ser, no normales al menos teniendo en cuenta los monstruos que Hal decían aparecían en la historia. El que contara tan poca de la criba no ayudaba mucho tampoco, como si fuese un secreto a voces para quien lo entendiera.
Y aparecía ser que la única forma de entenderlo y obtener informaron era que ellos mismos la buscaran. Cosa que solo se conseguía explorando un poco aquel lugar, la respuestas estaban allí solo necesitaban abrir bien los ojos. Por ello no le fue extraño que planearan un salida un poco mas lejos de lo habitual y cuando el día llego Samika se levanto con animo alto y ciertos nervios por aquella pequeña aventura. Se vistió apresuradamente, con algunas prendas que había pedido a Twixy's arreglar para que fuera minimamente vestible: pantalones largo negros con un cinturón donde iba sujeta las fundas de las dagas, una pequeña bolsita y su bastón, una botas algo desgastadas marrón oscuro y una camiseta negra de manga corta que se ajustaba bajo el pecho. En su brazo izquierdo se coloco su guantelete de cuero y llevo el escudo en la mano para ponérselo mas tarde. Tras terminar bajo a desayunar mientras se ataba el cabello en una cómoda trenza dejando parte de mechones sueltos como flequillo, encontrándose en la cocina a Hal.
-Buenos días, pareces un poco impaciente ¿no pudiste dormir? -pregunto la chica escuchando apenas el leve golpeteo de algo contra el suelo y que sino provenía de ella, debía venir del carabes. Se acerco a las cestas preparándose algo rápido de desayunar para ella y el resto que fuesen llegando, para luego comenzar a comer. Se guardo de paso algo de comer en la pequeña bolsita para mas tarde, no sabían cuanto tiempo estarían fuera-Supongo solo queda esperar que todos bajen y ver quien se apunta y quien se queda -dijo pacientemente sentándose en el sofá de la sala con su escudo al lado a espera de que llegaran los demás. Absteniéndose ese día del entrenamiento, quería ir descansada.
Aquella noche y varias de las siguientes su sueño fue agitado, con el temor de en cualquier momento escuchar la voz de Tesón en su oído o directamente en el torreón. Pero el fantasma no se dejo ver ni escuchar y Samika pudo, sino olvidarlo al menor poder respirar tranquila, amainando un tanto el dolor e impotencia de todo lo sucedido. Pues la muerte de Armonía, aunque no les pillo de imprevisto dada su condición, fue otro golpe mas a la tranquilidad del torreón. Dos personas en tan escaso tiempo en la ciudad daba miedo. Nunca antes había estado así de cerca de la muerte y ser tan consciente que cualquier tontería podía matarte en aquel lugar le hizo mas cuidadosa con cada sonido y cada paso que daba, dentro del torreón y en las salidas.
Los accidentes ocurrían, pero al menos intentaría evitar aquello que estuviera en sus manos, o ser capaz de enfrentarlo lo mejor posible. Durante aquel tiempo se mantuvo atenta a los avances mágicos de sus compañeros, aprendiendo los hechizos que debían realizar incluso aunque ella misma no pudiera hacerlos. La magia era un poder, una habilidad extra y conocer los efectos que provocaba era algo que veía necesario, pudiera o no hacerla en el futuro. Siempre había tenido bastante buena memoria por lo que los hechizos, una vez pasados la etapa complicada de aprender los gestos, quedaban grabados en su cabeza, tanto las palabras como sus efectos.
Aun así, la practica resultaba imposible y aunque pudiera serle útil en un futuro, necesitaba otra forma de protegerse. No dejo de realizar su entrenamiento matutino con Twixy's con la que se unió bastante, como tampoco lo de armas, quería aprender a protegerse adecuadamente con su escudo y tener cierta facilidad en usar sus dagas. El hecho de poder dañar a alguien o algo con ellas le daba aun miedo, pero el temor a morir se había quedado grabado en su mente tras las dos muertes tempranas en el torreón, por lo que ese temor había quedado guardado en un rincón de su mente. Cuando sucediera, ya vería como soportarlo.
Los encuentros con los letarginos trajo un poco de amargura al tener que informar de lo ocurrió a los roquenses, pero también un poco de alivio al notar que ellos seguían todos enteros. Mantener el contacto le era tranquilizador.
Durante el tiempo que no entrenaban aparte de intentar mantenerse al tanto de la magia y de las salidas que iban realizando para intentar aprender un poco de aquella ciudad, aparte de la de las cestas, intento grabar en su mente el contenido del bestiario que poseía. Las imágenes no eran un problema, sino las letras, por lo que a veces le pedía Emmit que le leyera las explicaciones de las bestias allí impresas. Algo que también hacía con Hal, mas a modo explicativo que lector, cuando este se desenfrascaba temporalmente de la lectura, queriendo saber el contenido del resto de libros que pululaban por el torreón, como era el caso de los dos de magia o el de historia. Descubrir todo aquello que el carabes le contaba de la historia de aquella ciudad en decadencia, le hacia plantearse que clase de criaturas gobernaban en esa época. Porque humanos no podían ser, no normales al menos teniendo en cuenta los monstruos que Hal decían aparecían en la historia. El que contara tan poca de la criba no ayudaba mucho tampoco, como si fuese un secreto a voces para quien lo entendiera.
Y aparecía ser que la única forma de entenderlo y obtener informaron era que ellos mismos la buscaran. Cosa que solo se conseguía explorando un poco aquel lugar, la respuestas estaban allí solo necesitaban abrir bien los ojos. Por ello no le fue extraño que planearan un salida un poco mas lejos de lo habitual y cuando el día llego Samika se levanto con animo alto y ciertos nervios por aquella pequeña aventura. Se vistió apresuradamente, con algunas prendas que había pedido a Twixy's arreglar para que fuera minimamente vestible: pantalones largo negros con un cinturón donde iba sujeta las fundas de las dagas, una pequeña bolsita y su bastón, una botas algo desgastadas marrón oscuro y una camiseta negra de manga corta que se ajustaba bajo el pecho. En su brazo izquierdo se coloco su guantelete de cuero y llevo el escudo en la mano para ponérselo mas tarde. Tras terminar bajo a desayunar mientras se ataba el cabello en una cómoda trenza dejando parte de mechones sueltos como flequillo, encontrándose en la cocina a Hal.
-Buenos días, pareces un poco impaciente ¿no pudiste dormir? -pregunto la chica escuchando apenas el leve golpeteo de algo contra el suelo y que sino provenía de ella, debía venir del carabes. Se acerco a las cestas preparándose algo rápido de desayunar para ella y el resto que fuesen llegando, para luego comenzar a comer. Se guardo de paso algo de comer en la pequeña bolsita para mas tarde, no sabían cuanto tiempo estarían fuera-Supongo solo queda esperar que todos bajen y ver quien se apunta y quien se queda -dijo pacientemente sentándose en el sofá de la sala con su escudo al lado a espera de que llegaran los demás. Absteniéndose ese día del entrenamiento, quería ir descansada.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
10/05/15, 12:42 am
Eara asintió quedamente ante la última afirmación de Tesón. Ayne, en cambió, se decantó por mantenerse mudo desde que Eara lo había interrumpido.
—Pero no hemos intentado hacerte daño ni una sola vez... no somos así —había dicho en respuesta a que al roquense nada bueno le había pasado desde que les conocía—. Donde no puede pasar nada bueno es en esta ciudad.
La desaparición de Tesón tras aquella escena no llegaba siquiera a ser un alivio después de todo lo que había pasado. Era casi aterrador pensar en el momento en que regresase con una respuesta. Independientemente de las ventajas que el roquense decía ofrecer, convivir con él podía salir más mal que bien y, lo mejor para todos, incluido el roquense, habría sido que la muerte siguiese su curso normal. El estado de Tesón no era natural y de ninguna manera aquello podía significar nada bueno, al contrario de lo que parecía creer el roquense.
Al término de aquel día tan inusual, Eara se había olvidado por completo de informar a Ayne de su éxito con la magia. Lo cierto era que, cuando quiso decírselo, no sabía cómo. Se lo dejó caer cuando se fueron a dormir, y su edeel tardó un momento en responder. Con cierto optimismo, afirmó que tal vez aún había esperanza para él. Era escéptico al respecto, pero prefirió engañarse a sí mismo por el momento.
Cuando se hizo evidente que Ayne no podía realizar un solo hechizo, dejó de intentarlo y se le notó irritado por ello durante algunos días. No entendía por qué solo una de las partes tenía el don. Dependía de Eara para calentar el baño, y estaba obligado a ser espectador de los progresos de todos los magos del torreón. Pero no era el único en aquella situación, y compartir la frustración acabó por hacer la situación algo más llevadera.
Apenas había pasado tiempo de la última desgracia, pero la siguiente mala noticia no tardó en llegar. La muerte de Armonía tuvo lugar poco después que la de Tesón, pero a diferencia de la de este, todos la estaban esperando ya. La roquense había empeorado sin remedio y no fue difícil asimilar que habían perdido a otro compañero, pero sí desalentador. Después de deshacerse del cuerpo, que no fue llevado a la fosa común esa vez, temieron durante algún tiempo que también apareciese el alma de Armonía. No había ninguna certeza de que estuviesen fuera de peligro, pero al cabo de varios días al menos así lo parecía.
No haber vuelto a ver a Tesón no era tan tranquilizador, sin embargo. Al principio la alerta perduró. ¿Cómo se tomaría el roquense la muerte de su compañera si se enteraba? ¿Los acusaría de habérsela quitado de encima? Les costó al menos un par de semanas dejar de pensar en Tesón de forma continua. El ambiente había estado siendo bastante lúgubre, pero tenían que continuar con sus vidas pese a la situación en que se encontraban.
Los entrenamientos físicos siguieron, los mágicos empezaron a quitarle tiempo a aquellos con la capacidad de hacer magia, y mientras tanto Ayne gastaba su tiempo sobrante en enseñar al pequeño repoblador cómo leer un libro. No se había enfrentado a una tarea tan frustrante en su vida, y es que ni tenía paciencia ni había tenido que enseñar aquello nunca antes. A todo ello se le sumaba que el alumno era Ergot. Por eso muchas veces, cuando creía que le iba a estallar la cabeza, le pasaba la tarea a Eara y se cambiaba con ella. Aunque, a la hora de la verdad, solo la suplía en sus tareas si la tarea en cuestión era cocinar.
Eara comenzó a estudiar magia con gran interés, pero su falta de habilidad enseguida le puso los pies en la tierra. Había hechizos que simplemente no estaban a su alcance hiciera lo que hiciese. La sinhadre quería ayudar en todo lo que fuese posible, pero si tenía que calentar agua para los baños, ya no le quedaban apenas energías para practicar. Se frustraba y sentía lenta comparada con otros, pero no pensaba rendirse. Aparte del hechizo térmico aprendió uno de curación general. La magia que ayudase a curar heridas y enfermedades era la que más le importaba a la chica de todas, pero encontraba los hechizos de esa rama muy complejos o muy generales. No había podido ponerlo en práctica salvo en rasguños y no tenía ni idea de si serviría de algo frente a un daño serio. Durante aquellas semanas solo había intentado enfrentarse a un hechizo más, y esa era la levitación. Le había fascinado cuando se lo veía practicar a Hal y le pidió que se lo enseñase. La sinhadre no había logrado levantar más que objetos extremadamente ligeros y controlar su trayectoria era un dolor de cabeza, por lo que no había tenido tiempo para sacar adelante aquella habilidad en particular.
Se acabaron acostumbrando a la nueva rutina, nuevas necesidades y nuevos compañeros. Pero los sinhadres seguían preguntándose uno a otro de vez en cuando cómo creían que estaría su familia. O qué pensarían de su desaparición. Pronto dejó de ser un tema recurrente, porque no era agradable, pero continuaba rondando los pensamientos de ambos.
La magia, los entrenamientos diarios, y la exploración de los alrededores del torreón empezaron a elevar la confianza de los cosechados, haciendo surgir planes de exploración de la ciudad. Entre los letarguinos y ellos podían dar con alguna respuesta a las muchas preguntas que les planteaba la mera existencia de Rocavarancolia. La primera parada serían los límites de la ciudad por tierra, ya que buena parte daba al mar. Eara y Ayne necesitaron una explicación de lo que significaba la palabra “mar”, y ambos quedaron muy interesados por verlo de primera mano.
La mañana del día elegido para la excursión, Eara preparó un desayuno energético y un hatillo con comida por si la salida se alargaba hasta la tarde. Se encontraba nerviosa y preocupada, y sabía que tras la fachada normal de Ayne, él también lo estaba. A pesar de eso, Eara habría querido acompañarlos y ver la ciudad con sus propios ojos. Apenas había salido a los alrededores del torreón, y a pesar del miedo, también se cansaba de vivir entre aquellas paredes.
Ambos sinhadres volvieron del patio con un cubo de agua justo después de que Samika bajase.
—Yo voy, como dije ayer —dijo Ayne con una sonrisa—. No me he asustado por consultarlo con la almohada.
—Pero no hemos intentado hacerte daño ni una sola vez... no somos así —había dicho en respuesta a que al roquense nada bueno le había pasado desde que les conocía—. Donde no puede pasar nada bueno es en esta ciudad.
La desaparición de Tesón tras aquella escena no llegaba siquiera a ser un alivio después de todo lo que había pasado. Era casi aterrador pensar en el momento en que regresase con una respuesta. Independientemente de las ventajas que el roquense decía ofrecer, convivir con él podía salir más mal que bien y, lo mejor para todos, incluido el roquense, habría sido que la muerte siguiese su curso normal. El estado de Tesón no era natural y de ninguna manera aquello podía significar nada bueno, al contrario de lo que parecía creer el roquense.
Al término de aquel día tan inusual, Eara se había olvidado por completo de informar a Ayne de su éxito con la magia. Lo cierto era que, cuando quiso decírselo, no sabía cómo. Se lo dejó caer cuando se fueron a dormir, y su edeel tardó un momento en responder. Con cierto optimismo, afirmó que tal vez aún había esperanza para él. Era escéptico al respecto, pero prefirió engañarse a sí mismo por el momento.
Cuando se hizo evidente que Ayne no podía realizar un solo hechizo, dejó de intentarlo y se le notó irritado por ello durante algunos días. No entendía por qué solo una de las partes tenía el don. Dependía de Eara para calentar el baño, y estaba obligado a ser espectador de los progresos de todos los magos del torreón. Pero no era el único en aquella situación, y compartir la frustración acabó por hacer la situación algo más llevadera.
Apenas había pasado tiempo de la última desgracia, pero la siguiente mala noticia no tardó en llegar. La muerte de Armonía tuvo lugar poco después que la de Tesón, pero a diferencia de la de este, todos la estaban esperando ya. La roquense había empeorado sin remedio y no fue difícil asimilar que habían perdido a otro compañero, pero sí desalentador. Después de deshacerse del cuerpo, que no fue llevado a la fosa común esa vez, temieron durante algún tiempo que también apareciese el alma de Armonía. No había ninguna certeza de que estuviesen fuera de peligro, pero al cabo de varios días al menos así lo parecía.
No haber vuelto a ver a Tesón no era tan tranquilizador, sin embargo. Al principio la alerta perduró. ¿Cómo se tomaría el roquense la muerte de su compañera si se enteraba? ¿Los acusaría de habérsela quitado de encima? Les costó al menos un par de semanas dejar de pensar en Tesón de forma continua. El ambiente había estado siendo bastante lúgubre, pero tenían que continuar con sus vidas pese a la situación en que se encontraban.
Los entrenamientos físicos siguieron, los mágicos empezaron a quitarle tiempo a aquellos con la capacidad de hacer magia, y mientras tanto Ayne gastaba su tiempo sobrante en enseñar al pequeño repoblador cómo leer un libro. No se había enfrentado a una tarea tan frustrante en su vida, y es que ni tenía paciencia ni había tenido que enseñar aquello nunca antes. A todo ello se le sumaba que el alumno era Ergot. Por eso muchas veces, cuando creía que le iba a estallar la cabeza, le pasaba la tarea a Eara y se cambiaba con ella. Aunque, a la hora de la verdad, solo la suplía en sus tareas si la tarea en cuestión era cocinar.
Eara comenzó a estudiar magia con gran interés, pero su falta de habilidad enseguida le puso los pies en la tierra. Había hechizos que simplemente no estaban a su alcance hiciera lo que hiciese. La sinhadre quería ayudar en todo lo que fuese posible, pero si tenía que calentar agua para los baños, ya no le quedaban apenas energías para practicar. Se frustraba y sentía lenta comparada con otros, pero no pensaba rendirse. Aparte del hechizo térmico aprendió uno de curación general. La magia que ayudase a curar heridas y enfermedades era la que más le importaba a la chica de todas, pero encontraba los hechizos de esa rama muy complejos o muy generales. No había podido ponerlo en práctica salvo en rasguños y no tenía ni idea de si serviría de algo frente a un daño serio. Durante aquellas semanas solo había intentado enfrentarse a un hechizo más, y esa era la levitación. Le había fascinado cuando se lo veía practicar a Hal y le pidió que se lo enseñase. La sinhadre no había logrado levantar más que objetos extremadamente ligeros y controlar su trayectoria era un dolor de cabeza, por lo que no había tenido tiempo para sacar adelante aquella habilidad en particular.
Se acabaron acostumbrando a la nueva rutina, nuevas necesidades y nuevos compañeros. Pero los sinhadres seguían preguntándose uno a otro de vez en cuando cómo creían que estaría su familia. O qué pensarían de su desaparición. Pronto dejó de ser un tema recurrente, porque no era agradable, pero continuaba rondando los pensamientos de ambos.
La magia, los entrenamientos diarios, y la exploración de los alrededores del torreón empezaron a elevar la confianza de los cosechados, haciendo surgir planes de exploración de la ciudad. Entre los letarguinos y ellos podían dar con alguna respuesta a las muchas preguntas que les planteaba la mera existencia de Rocavarancolia. La primera parada serían los límites de la ciudad por tierra, ya que buena parte daba al mar. Eara y Ayne necesitaron una explicación de lo que significaba la palabra “mar”, y ambos quedaron muy interesados por verlo de primera mano.
La mañana del día elegido para la excursión, Eara preparó un desayuno energético y un hatillo con comida por si la salida se alargaba hasta la tarde. Se encontraba nerviosa y preocupada, y sabía que tras la fachada normal de Ayne, él también lo estaba. A pesar de eso, Eara habría querido acompañarlos y ver la ciudad con sus propios ojos. Apenas había salido a los alrededores del torreón, y a pesar del miedo, también se cansaba de vivir entre aquellas paredes.
Ambos sinhadres volvieron del patio con un cubo de agua justo después de que Samika bajase.
—Yo voy, como dije ayer —dijo Ayne con una sonrisa—. No me he asustado por consultarlo con la almohada.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
12/05/15, 01:14 am
A las palabras de Tesón con respecto a su ser el repoblador no pudo evitar responderle en un siseo airado:
-Traidor será la mala pájara y el mal hongo que te incubaron… y yo nunca te he odiado, a veces pienso que sería más fácil si lo hiciera…- Después de eso Ergot, aun tirado en el suelo, escuchó para su propio disgusto con atención a las palabras del roquense y lo que le encolerizo aún más fue que sus palabras eran ciertas <<Tesón es muy útil como fantasma>> pero no era algo que fuese a decir así tal cual: -Serás útil si te da la gana de serlo, hereje traidor a tus propias creencias- Ergot ya estaba harto de que le acusasen de no creyente cuando se había pasado toda la vida viviendo en pos de la naturaleza y de su diosa.- pero que sepas que también hubieses sido útil de vivo, lo sé, lo he visto. -“Cuando quieres ser amable haces grandes cosas como tus tallas de madera, luego abres el pico…” el pequeño vegetal se escondió debajo de su sofá antes de ver como se marchaba, otra vez, el estúpido-follacardos.
5 Días estuvo Ergot quejándose a sus pelusas de lo que le dolía la cara, claramente esto no se lo dijo a nadie más. Los primeros días después de la marcha del pájaro intangible Ergot estaba o completamente apático o perdidamente hiperactivo, no fueron unos días agradables.
La desaparición de Tesón le apenaba y le aliviaba a intervalos. Su relación con Tesón era todo un misterio para el vegetal, no tenía ni idea de cómo lo hacía pero siempre iban de mal en peor, estaban cayendo cuesta bajo sin frenos cuando su objetivo siempre había sido el de subir a la cima, aunque tampoco es que ayudase el nuevo renacimiento del roquense. Al repoblador el estado de no-vida y no-muerte de Tesón le confundía, le alteraba y le angustiaba, era como hacerse una herida que no va sanar nunca, sabes que está ahí y que no se va marchar por mucho que duela y moleste pero tan poco te puedes acostumbrar a ella. Uno no puede superar una muerte si esta misma se puede pasear delante de ti con una sonrisa.
Tras esos primeros días de confusión existencial llego otra mala-pero-esperada-y-no-sorprendente noticia: Armonía había muerto durante la noche. De lo único que se arrepentía el repoblador era de no haber apostado con Eara cuando tuvieron su conversación, había prometido no matarla pero no evitar sacar provecho de su muerte “5 pelusas por un mechón de su pelo” le parecía un precio equitativo.
Pero pronto la rutina volvió a ejercer su derecho presencial en el torreón Maciel, con unas ligeras modificaciones por supuesto. Ergot seguía participando en los entrenamientos matutinos, saltando casi todos los días sobre sus sofás, recolectando pelusas y pelos,… pero ahora se le unían a su rutina las clases diarias de “Aprendiendo a leer signos completamente aleatorios que no tienen sentido alguno” y “Memorízate un par de hechizos por si acaso”. Sus maestros eran los sinhadres, que parecían poseer la suficiente buena voluntad como para aguantar el hecho de que a cada símbolo que representaba una letra le veía un parecido con algún tipo de alga o de raíz y su imperiosa necesidad de comentarlo en voz alta. También ocurría a menudo que durante las clases el repoblador se pusiese a cuestionar todas las estructuras simbólicas y lingüísticas que se necesitan para aprender a leer, la frase que más repitió a lo largo del mes fue “¿Por qué?”. Ayne solía recurrir a Eara por razones obvias. Al fin del mes y medio Ergot solo servía para calentar agua y para curar heridas básicas, no había aprendido ningún hechizo más pues se esforzaba por aprender a leer y sus progresos eran de: Ho-La-Mi-Ca-Sa-Es-Bo-Ni-(esta letra aun no la conozco)a.
Durante el mes y medio por fin Ergot pudo sacar algunas cosas en claro, gracias en su mayoría a Emmit: ya sabía de qué género eran cada uno de sus compañeros, que no iba a haber cachorritos en el torreón (aunque por si acaso había hecho una lista de posibles nombres entre los que destacan “Oregano” “Fungí” “Piña” y por sugerencia de Emmit “Prosciutto” y “4 quesos”), y que eran las putas. Hubo un largo debate sobre este último punto, a Ergot la labor de prostitución le parecía completamente lógica y honorable, no le veía ninguna mal por lo que no entendía por qué ser llamado hijo de puta podía ser un insulto, no era capaz de ver el valor social peyorativo de la labor, en su opinión las putas eran hembras que tenían muy buena cabeza para los negocios. También tuvo una pequeña charla en la que Twixy’s le aseguro que aún no podía concebir, eso le lleno de alegría y se pasó dos días proponiendo que Twixy’s fuese la pareja sexual de todos para evitar problemas de cachorros.
A lo largo del mes hubo varias salidas aunque Ergot solo recordaría las del torreón letargo, torreón al que no entro, pues cada vez que iba lo único que hacía era agarrarse a las enredaderas de las paredes exteriores. Siempre que llegaba el momento de marcharse Emmit tenía que atraparle, arrancarle y arrastrarle a casa, se había convertido en la triple A. Tras la última visita el humano le había asegurado que la próxima vez sino se comportaba le iba a comenzar a pasear con correa como a los perros. Pero ni siquiera esta amenaza, que no entendía del todo, era capaz de borrarle la alegría que le proporcionaba letargo, El repoblador estaba empezando a desarrollar una especie de amor platónico por el lugar.
Y soñando con Letargo estaba el repoblador cuando despertó cubierto por sus pelusas, la voz de Samika termino de despertarlo y arrastrándose para salir de su madriguera con la desgana del no querer madrugar le respondió:
-Yo también voy ¿Hoy adónde vamos? ¿Vamos a Letargo?-
-Traidor será la mala pájara y el mal hongo que te incubaron… y yo nunca te he odiado, a veces pienso que sería más fácil si lo hiciera…- Después de eso Ergot, aun tirado en el suelo, escuchó para su propio disgusto con atención a las palabras del roquense y lo que le encolerizo aún más fue que sus palabras eran ciertas <<Tesón es muy útil como fantasma>> pero no era algo que fuese a decir así tal cual: -Serás útil si te da la gana de serlo, hereje traidor a tus propias creencias- Ergot ya estaba harto de que le acusasen de no creyente cuando se había pasado toda la vida viviendo en pos de la naturaleza y de su diosa.- pero que sepas que también hubieses sido útil de vivo, lo sé, lo he visto. -“Cuando quieres ser amable haces grandes cosas como tus tallas de madera, luego abres el pico…” el pequeño vegetal se escondió debajo de su sofá antes de ver como se marchaba, otra vez, el estúpido-follacardos.
5 Días estuvo Ergot quejándose a sus pelusas de lo que le dolía la cara, claramente esto no se lo dijo a nadie más. Los primeros días después de la marcha del pájaro intangible Ergot estaba o completamente apático o perdidamente hiperactivo, no fueron unos días agradables.
La desaparición de Tesón le apenaba y le aliviaba a intervalos. Su relación con Tesón era todo un misterio para el vegetal, no tenía ni idea de cómo lo hacía pero siempre iban de mal en peor, estaban cayendo cuesta bajo sin frenos cuando su objetivo siempre había sido el de subir a la cima, aunque tampoco es que ayudase el nuevo renacimiento del roquense. Al repoblador el estado de no-vida y no-muerte de Tesón le confundía, le alteraba y le angustiaba, era como hacerse una herida que no va sanar nunca, sabes que está ahí y que no se va marchar por mucho que duela y moleste pero tan poco te puedes acostumbrar a ella. Uno no puede superar una muerte si esta misma se puede pasear delante de ti con una sonrisa.
Tras esos primeros días de confusión existencial llego otra mala-pero-esperada-y-no-sorprendente noticia: Armonía había muerto durante la noche. De lo único que se arrepentía el repoblador era de no haber apostado con Eara cuando tuvieron su conversación, había prometido no matarla pero no evitar sacar provecho de su muerte “5 pelusas por un mechón de su pelo” le parecía un precio equitativo.
Pero pronto la rutina volvió a ejercer su derecho presencial en el torreón Maciel, con unas ligeras modificaciones por supuesto. Ergot seguía participando en los entrenamientos matutinos, saltando casi todos los días sobre sus sofás, recolectando pelusas y pelos,… pero ahora se le unían a su rutina las clases diarias de “Aprendiendo a leer signos completamente aleatorios que no tienen sentido alguno” y “Memorízate un par de hechizos por si acaso”. Sus maestros eran los sinhadres, que parecían poseer la suficiente buena voluntad como para aguantar el hecho de que a cada símbolo que representaba una letra le veía un parecido con algún tipo de alga o de raíz y su imperiosa necesidad de comentarlo en voz alta. También ocurría a menudo que durante las clases el repoblador se pusiese a cuestionar todas las estructuras simbólicas y lingüísticas que se necesitan para aprender a leer, la frase que más repitió a lo largo del mes fue “¿Por qué?”. Ayne solía recurrir a Eara por razones obvias. Al fin del mes y medio Ergot solo servía para calentar agua y para curar heridas básicas, no había aprendido ningún hechizo más pues se esforzaba por aprender a leer y sus progresos eran de: Ho-La-Mi-Ca-Sa-Es-Bo-Ni-(esta letra aun no la conozco)a.
Durante el mes y medio por fin Ergot pudo sacar algunas cosas en claro, gracias en su mayoría a Emmit: ya sabía de qué género eran cada uno de sus compañeros, que no iba a haber cachorritos en el torreón (aunque por si acaso había hecho una lista de posibles nombres entre los que destacan “Oregano” “Fungí” “Piña” y por sugerencia de Emmit “Prosciutto” y “4 quesos”), y que eran las putas. Hubo un largo debate sobre este último punto, a Ergot la labor de prostitución le parecía completamente lógica y honorable, no le veía ninguna mal por lo que no entendía por qué ser llamado hijo de puta podía ser un insulto, no era capaz de ver el valor social peyorativo de la labor, en su opinión las putas eran hembras que tenían muy buena cabeza para los negocios. También tuvo una pequeña charla en la que Twixy’s le aseguro que aún no podía concebir, eso le lleno de alegría y se pasó dos días proponiendo que Twixy’s fuese la pareja sexual de todos para evitar problemas de cachorros.
A lo largo del mes hubo varias salidas aunque Ergot solo recordaría las del torreón letargo, torreón al que no entro, pues cada vez que iba lo único que hacía era agarrarse a las enredaderas de las paredes exteriores. Siempre que llegaba el momento de marcharse Emmit tenía que atraparle, arrancarle y arrastrarle a casa, se había convertido en la triple A. Tras la última visita el humano le había asegurado que la próxima vez sino se comportaba le iba a comenzar a pasear con correa como a los perros. Pero ni siquiera esta amenaza, que no entendía del todo, era capaz de borrarle la alegría que le proporcionaba letargo, El repoblador estaba empezando a desarrollar una especie de amor platónico por el lugar.
Y soñando con Letargo estaba el repoblador cuando despertó cubierto por sus pelusas, la voz de Samika termino de despertarlo y arrastrándose para salir de su madriguera con la desgana del no querer madrugar le respondió:
-Yo también voy ¿Hoy adónde vamos? ¿Vamos a Letargo?-
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
12/05/15, 11:14 pm
Lemus tuvo que llevarse a Twixy's a rastras al dormitorio para que se calmase. Continuó gritando hasta que se agotó y cayó rendida en la cama. Aún así no fue capaz de dormir. Cualquier sonido la ponía alerta inmediatamente, y sus ojos buscaban el cuerpo traslúcido de Tesón por la habitación. Tampoco durmió al día siguiente, a pesar de pedir reiteradamente y conseguir al final ir a la biblioteca, donde se pateó todos los pasillos en busca de libros sobre fantasmas y como librarse de ellos, sin mucho éxito. Había historias de fantasmas, compendios de fantasmas famosos, hechizos que podían realizar fantasmas, lo cual daba a entender que eran bastante frecuentes en la ciudad... Y Twixy's no entendía que, siendo así, a nadie se le hubiese ocurrido ningún método para hacerlos desaparecer.
Tres días fue lo que la frivy necesitó para volver a la normalidad. Viendo que Tesón no hacía aparición, su estado constante de alerta se le hacía tedioso y aburrido, y su preocupación dejó pronto de tener sentido. El cuarto día lo pasó durmiendo y teniendo sexo ya fuera con Lemus o consigo misma cuando este ya no podía seguirle el ritmo. Después de eso retomó su rutina, sin volverle a dedicar un solo pensamiento ni a uno ni al otro roquense. De hecho, la muerte de Armonía le pasó totalmente desapercibida, tanto que borró la noticia de su mente y no se dio cuenta de que les faltaba otro compañero hasta unos días después de que los demás sacasen el cuerpo del torreón. No volvió a entrar, ni siquiera a mirar, la puerta del dormitorio donde la roquense pasó sus últimos días.
Twixy's quiso centrarse en las novedades que le ofrecían sus nuevos descubrimientos, principalmente la magia. Se hizo patente que los hechizos se le daban bastante bien, y eso hinchaba su ego hasta niveles absurdos, aunque hiciese todo lo posible por disimularlo para que sus compañeros no se sintiesen mal. Las prácticas con el hechizo de levitación eran divertidas, incluso cuando algún objeto pesado se le resistía, o el uso continuado de la magia la dejaba totalmente agotada. Podía ver los resultados de forma relativamente inmediata, y eso le encantaba. Al de levitación le siguió el de limpieza, en opinión de Twixy's el mayor milagro de la ciudad junto con el hechizo térmico. También quiso aprender el de costura fuerte, el cual le facilitaba bastante las cosas, teniendo en cuenta que se había decidido a arreglar toda la ropa del torreón.
Hacer algo decente con lo que Maciel le ofrecía era una hazaña en opinión de la totaldiseñadora. Cualquiera de sus compatriotas habría echado a correr chillando horrorizado si hubiese visto cualquiera de las prendas que había en los baúles del torreón. Sin embargo Twixy's era una mujer decidida con cierto gusto masoquista por los retos, o más bien tenía demasiado tiempo libre en comparación a lo que era su vida en Frivowaldany, y necesitaba tenerlo ocupado para no malgastarlo en pensamientos desagradables.
No descuidó sus entrenamientos con Samika. No pensaba dejar a su amiga tirada, ni echar a perder su perfecta forma física. Pudo experimentar un poco con las armas, no demasiado, y sin resultados realmente útiles. No se decidía por ninguna, y los constantes cambios le impidieron aprender a usarlas adecuadamente. A las salidas y excursiones por los alrededores solía llevar una lanza, que le permitía mantener cierta distancia con los posibles contrincantes. Iba siempre que le apetecía, especialmente a las visitas a Letargo. Lemus le gustaba pero nunca había estado tantísimo tiempo con un mismo chico y el cuerpo le pedía cosas nuevas, por lo que no dudó en tirarles los trasto descaradamente pero con elegancia a sus dos objetivos del otro torreón. Por el momento no estaba teniendo mucha suerte, y el orgullo le dolía. En su propio torreón sus opciones eran escasas, en su mayoría fuera de sus preferencias.
Los planes para alejarse aun mas de Maciel, de explorar la ciudad en serio fueron avivando su ánimo conforme la idea de hacía más real, más palpable. Revisaron mapas, acordaron estrategias de huida, discutieron el orden de los sitios a visitar... Ella, al igual que los sinhadres, había insistido en ver el mar. Las conchas marinas serían un bonito añadido a sus nuevos diseños, y añoraba la brisa marina que solía acompañarla en sus vacaciones. Pero las montañas fueron el primer objetivo. El mapa no mostraba nada mucho más allá salvo un desierto, y la sugerencia de que tal vez pudieran huir de la ciudad, encontrar una salida, arrojó ciertas esperanzas en el grupo. Estaba además el castillo. Twixy's nunca había visto un castillo, pero le habían dicho que era allí donde vivirían los gobernantes de la ciudad. No estaba de más comprobar si podían pedir explicaciones.
La mañana acordada se levantó a la hora de siempre y realizó su tabla de ejercicios, más centrada en calentamientos y estiramientos que en trabajo muscular. Quería activarse cuanto antes y estar en forma para la excursión. Se aseó un poco antes de bajar a desayunar y se puso unos pantalones pirata, sus feas pero prácticas botas y una camisa a cuadros tan desteñida que no se distinguía el color original, y que llevaba anudada debajo del pecho. Se hizo una trenza que le caía por el hombro derecho. El pelo le había crecido bastante en poco tiempo y tenía que ir renovando estrategias para mantenerlo arreglado. Bajó a desayunar con el resto bajando las escaleras a saltitos, con un humor excelente.
-¡Supervamos a juego!- exclamó encantada cuando vio que Samika se había hecho el mismo peinado que ella.
Tres días fue lo que la frivy necesitó para volver a la normalidad. Viendo que Tesón no hacía aparición, su estado constante de alerta se le hacía tedioso y aburrido, y su preocupación dejó pronto de tener sentido. El cuarto día lo pasó durmiendo y teniendo sexo ya fuera con Lemus o consigo misma cuando este ya no podía seguirle el ritmo. Después de eso retomó su rutina, sin volverle a dedicar un solo pensamiento ni a uno ni al otro roquense. De hecho, la muerte de Armonía le pasó totalmente desapercibida, tanto que borró la noticia de su mente y no se dio cuenta de que les faltaba otro compañero hasta unos días después de que los demás sacasen el cuerpo del torreón. No volvió a entrar, ni siquiera a mirar, la puerta del dormitorio donde la roquense pasó sus últimos días.
Twixy's quiso centrarse en las novedades que le ofrecían sus nuevos descubrimientos, principalmente la magia. Se hizo patente que los hechizos se le daban bastante bien, y eso hinchaba su ego hasta niveles absurdos, aunque hiciese todo lo posible por disimularlo para que sus compañeros no se sintiesen mal. Las prácticas con el hechizo de levitación eran divertidas, incluso cuando algún objeto pesado se le resistía, o el uso continuado de la magia la dejaba totalmente agotada. Podía ver los resultados de forma relativamente inmediata, y eso le encantaba. Al de levitación le siguió el de limpieza, en opinión de Twixy's el mayor milagro de la ciudad junto con el hechizo térmico. También quiso aprender el de costura fuerte, el cual le facilitaba bastante las cosas, teniendo en cuenta que se había decidido a arreglar toda la ropa del torreón.
Hacer algo decente con lo que Maciel le ofrecía era una hazaña en opinión de la totaldiseñadora. Cualquiera de sus compatriotas habría echado a correr chillando horrorizado si hubiese visto cualquiera de las prendas que había en los baúles del torreón. Sin embargo Twixy's era una mujer decidida con cierto gusto masoquista por los retos, o más bien tenía demasiado tiempo libre en comparación a lo que era su vida en Frivowaldany, y necesitaba tenerlo ocupado para no malgastarlo en pensamientos desagradables.
No descuidó sus entrenamientos con Samika. No pensaba dejar a su amiga tirada, ni echar a perder su perfecta forma física. Pudo experimentar un poco con las armas, no demasiado, y sin resultados realmente útiles. No se decidía por ninguna, y los constantes cambios le impidieron aprender a usarlas adecuadamente. A las salidas y excursiones por los alrededores solía llevar una lanza, que le permitía mantener cierta distancia con los posibles contrincantes. Iba siempre que le apetecía, especialmente a las visitas a Letargo. Lemus le gustaba pero nunca había estado tantísimo tiempo con un mismo chico y el cuerpo le pedía cosas nuevas, por lo que no dudó en tirarles los trasto descaradamente pero con elegancia a sus dos objetivos del otro torreón. Por el momento no estaba teniendo mucha suerte, y el orgullo le dolía. En su propio torreón sus opciones eran escasas, en su mayoría fuera de sus preferencias.
Los planes para alejarse aun mas de Maciel, de explorar la ciudad en serio fueron avivando su ánimo conforme la idea de hacía más real, más palpable. Revisaron mapas, acordaron estrategias de huida, discutieron el orden de los sitios a visitar... Ella, al igual que los sinhadres, había insistido en ver el mar. Las conchas marinas serían un bonito añadido a sus nuevos diseños, y añoraba la brisa marina que solía acompañarla en sus vacaciones. Pero las montañas fueron el primer objetivo. El mapa no mostraba nada mucho más allá salvo un desierto, y la sugerencia de que tal vez pudieran huir de la ciudad, encontrar una salida, arrojó ciertas esperanzas en el grupo. Estaba además el castillo. Twixy's nunca había visto un castillo, pero le habían dicho que era allí donde vivirían los gobernantes de la ciudad. No estaba de más comprobar si podían pedir explicaciones.
La mañana acordada se levantó a la hora de siempre y realizó su tabla de ejercicios, más centrada en calentamientos y estiramientos que en trabajo muscular. Quería activarse cuanto antes y estar en forma para la excursión. Se aseó un poco antes de bajar a desayunar y se puso unos pantalones pirata, sus feas pero prácticas botas y una camisa a cuadros tan desteñida que no se distinguía el color original, y que llevaba anudada debajo del pecho. Se hizo una trenza que le caía por el hombro derecho. El pelo le había crecido bastante en poco tiempo y tenía que ir renovando estrategias para mantenerlo arreglado. Bajó a desayunar con el resto bajando las escaleras a saltitos, con un humor excelente.
-¡Supervamos a juego!- exclamó encantada cuando vio que Samika se había hecho el mismo peinado que ella.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
16/05/15, 11:31 pm
Kirés no dijo palabra alguna durante el tiempo que Tesón estuvo en el torreón, pero tampoco lo perdió de vista en ningún momento. El enderth pensaba tan rápido como podía en las posible pero era incapaz de sacar ningún plan. No importaba por donde lo estuviera mirando: Nunca le preocupó demasiado el comportamiento del roquense antes porque sabía que de ser necesario podría pararle los pies, pero ahora absolutamente nada de lo que tenían era capaz de tan siquiera rozar al fantasma. Desde luego no era la primera vez que tenía que vérselas con un enemigo al que no podía derrotar, pero siempre podía recurrir a huir, esconderse, refugiarse… El fantasma de Tesón estaba en su refugio, había atravesado los muros sin problemas y los conocía a todos. Si al final acababa poniéndose en su contra… Aquella vez el árbol de posibles acciones a tomar que siempre desplegaba para elegir la más eficaz no tenía ramas. Por primera vez en su vida Kirés no tenía ni idea de qué hacer.
Por suerte para él y para todos desde su punto de vista, el propio Tesón abandonó el recinto librándose de tener que tomar una decisión donde no podía elegir ninguna, y con su ida el enderth experimentó por primera vez algo que no había sentido antes: Impotencia.
Aquel encuentro le marcó más de lo que ni él mismo fue consciente, y afectó a lo que haría durante las siguientes semanas. No volvió a faltar a ninguna exploración y fue el primero en apoyar la salida a la biblioteca que propuso Twixy’s, en la que también buscó tanta información como pudo sobre fantasmas, con los mismos resultados que la frivy. La muerte de Armonía le pasó casi desapercibida. Todos la tenían más que asumida, puede que él más que nadie, y el hecho de que lejos de contribuir en el grupo hizo lo contrario solo logró que prácticamente le aliviara que no siguiera más con ellos. Usando a Hal como profesor improvisado, tanto si este era consciente de ello como si no, se dedicó a la magia sin volver a dudar sobre si sería buena idea para él aprenderla. Sin embargo no descuidó los entrenamientos físicos, pretendía lograr los mejores resultados que pudiera dar en ambas destrezas. En el lado mágico se acabó centrando más en los hechizos curativos, sobre todo al descubrir que, tanto en los ofensivos como en los defensivos, los pocos que encontraron que realmente consideraba eficaces o no fue capaz de realizarlos o acabaron resultando demasiado costosos como para que le merecieran la pena. En el lado físico más que mejorar se mantuvo en forma, y tras pensárselo acabó por añadir un arco y flechas a su arsenal. Su ballesta sería mejor, pero tener solo dos disparos tarde o temprano acabaría siendo una carencia grave.
Aquella mañana se encontraba de nuevo sentado en el borde de la azotea del torreón mirando en la dirección en la que se encontraban las montañas. Había desayunado por su cuenta y ya estaba equipado para la la salida que tenían planeada. Cuando empezó a escuchar la actividad abajo se dejó caer hasta la terraza y entró. Estaba listo para salir.
Por suerte para él y para todos desde su punto de vista, el propio Tesón abandonó el recinto librándose de tener que tomar una decisión donde no podía elegir ninguna, y con su ida el enderth experimentó por primera vez algo que no había sentido antes: Impotencia.
Aquel encuentro le marcó más de lo que ni él mismo fue consciente, y afectó a lo que haría durante las siguientes semanas. No volvió a faltar a ninguna exploración y fue el primero en apoyar la salida a la biblioteca que propuso Twixy’s, en la que también buscó tanta información como pudo sobre fantasmas, con los mismos resultados que la frivy. La muerte de Armonía le pasó casi desapercibida. Todos la tenían más que asumida, puede que él más que nadie, y el hecho de que lejos de contribuir en el grupo hizo lo contrario solo logró que prácticamente le aliviara que no siguiera más con ellos. Usando a Hal como profesor improvisado, tanto si este era consciente de ello como si no, se dedicó a la magia sin volver a dudar sobre si sería buena idea para él aprenderla. Sin embargo no descuidó los entrenamientos físicos, pretendía lograr los mejores resultados que pudiera dar en ambas destrezas. En el lado mágico se acabó centrando más en los hechizos curativos, sobre todo al descubrir que, tanto en los ofensivos como en los defensivos, los pocos que encontraron que realmente consideraba eficaces o no fue capaz de realizarlos o acabaron resultando demasiado costosos como para que le merecieran la pena. En el lado físico más que mejorar se mantuvo en forma, y tras pensárselo acabó por añadir un arco y flechas a su arsenal. Su ballesta sería mejor, pero tener solo dos disparos tarde o temprano acabaría siendo una carencia grave.
Aquella mañana se encontraba de nuevo sentado en el borde de la azotea del torreón mirando en la dirección en la que se encontraban las montañas. Había desayunado por su cuenta y ya estaba equipado para la la salida que tenían planeada. Cuando empezó a escuchar la actividad abajo se dejó caer hasta la terraza y entró. Estaba listo para salir.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
17/05/15, 06:50 pm
Cuando Kires se unió al resto en la planta baja, el grupo de expedición ya estaba todo listo que se puede estar, dadas las circunstancias, para emprender la marcha al igual que el enderth. En cuanto entro por la puerta del patio el ave la gente se acciono, no es que quedase gran cosa por hacer (ya todos estaban armados) simplemente fue como si cambiasen de posición sin verdadera necesidad de ello, es lo que podríamos llamar un cambio de chip entre modo “Estamos en nuestro refugio” a modo “Vamos a salir de la colmena de piedra y vete tú a saber lo que nos prepara este lugar de mil y un infiernos”. O al menos esta era la impresión que se había llevado el repoblador, aunque está claro que el jamás hubiese utilizado la palabra chip para describir este comportamiento derivado de la inteligencia situacional, seguramente el usaría una metáfora con hojas y estaciones pero sería tan larga que no merece la pena escribirla por muy bonita que sea.
Mientras esperaban a que Emmit bajase al sótano para colocar el puente y así poder salir, Ergot observó a sus compañeros y en especial a Kires pues durante este último mes el pájaro (era el último que les quedaba) había cambiado imperceptiblemente pero lo había hecho, ahora era muy disciplinado, muy metódico, muy completo…
No pudo seguir dándole muchas vueltas al asunto porque las puertas se abrieron para permitirles la salida, Ergot en automático saltó desde su sofá a la cabeza de Ayne, sin Emmit y Eara en el paseo, el sinhadre era la mejor opción. Ergot se despidio con un gesto de pata de Emmit y Eara, a los que les dedico una última mirada antes de salir. Cuando ya estaban a varios metros del torreón miro al humano:
-Bueno, ya estamos fuera ¿Donde habíais dicho que íbamos?-
Sigue en:La Cicatriz de Arax
Mientras esperaban a que Emmit bajase al sótano para colocar el puente y así poder salir, Ergot observó a sus compañeros y en especial a Kires pues durante este último mes el pájaro (era el último que les quedaba) había cambiado imperceptiblemente pero lo había hecho, ahora era muy disciplinado, muy metódico, muy completo…
No pudo seguir dándole muchas vueltas al asunto porque las puertas se abrieron para permitirles la salida, Ergot en automático saltó desde su sofá a la cabeza de Ayne, sin Emmit y Eara en el paseo, el sinhadre era la mejor opción. Ergot se despidio con un gesto de pata de Emmit y Eara, a los que les dedico una última mirada antes de salir. Cuando ya estaban a varios metros del torreón miro al humano:
-Bueno, ya estamos fuera ¿Donde habíais dicho que íbamos?-
Sigue en:La Cicatriz de Arax
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
19/06/15, 12:47 am
Desde que los había visto aquel día le había rondado por la cabeza en muchas ocasiones. No estaba seguro de cómo se lo tomaría el Consejo y por eso había preferido pensárselo bien primero. Pero a fin de cuentas, no iba a perjudicarles directamente, ¿verdad?
Accedió al torreón intangible y levitando a través de una pared tras la cual sabía que no había nadie gracias al hechizo de niebla mágica. Había pensado en poner en marcha su pequeña actuación de inmediato, pero un rápido escaneo del edificio le mostró que faltaban casi todos. Probablemente habrían salido en busca de comida, se dijo, o tal vez a explorar algún lugar de aquella "emocionante" ciudad. Él también había sido uno de ellos y... No, no había sido como ellos. Nunca habìa sido tan ingenuo como aquellas pobres y asustadizas semillas sin germinar. Al menos no una parte de él.
Cuando ya se empezaba a cansar de esperar, oculto en las mazmorras del torreón, escuchó y comprobó como uno de los humanos bajaba hasta cerca de donde se encontraba para bajar el puente al al grupo que regresaba. También había considerado que solo tres hubieran sobrevivido, pero en realidad había preferido que no fuese así: su espectáculo era más adecuado para disfrutar en grupo.
Tan pronto como Arik cerró la puerta que acababa de abrir para dejar pasar a sus compañeros una llama surgió entre la oscuridad proveniendo de las escaleras que dan a las mazmorras. Probablemente solo visible para alguien muy atento en la dirección en un principio, todos fueron conscientes de la figura no demasiado alta, en la que destacaba el brillo del fuego proveniente del interior de su cabeza que corrió en dirección hacia el libense y se colocó tras él.
—Bienvenidos —dijo en tono casi amistoso.
A continuación, el Duende avivó la llama de su calavera y la ilusión de una llamarada se expandió alrededor de la misma de forma amenazante. Los que ya lo habían visto pudieron reconocer perfectamente la sensación de pánico que se apoderó de llos y el resto de los presentes al instante.
Accedió al torreón intangible y levitando a través de una pared tras la cual sabía que no había nadie gracias al hechizo de niebla mágica. Había pensado en poner en marcha su pequeña actuación de inmediato, pero un rápido escaneo del edificio le mostró que faltaban casi todos. Probablemente habrían salido en busca de comida, se dijo, o tal vez a explorar algún lugar de aquella "emocionante" ciudad. Él también había sido uno de ellos y... No, no había sido como ellos. Nunca habìa sido tan ingenuo como aquellas pobres y asustadizas semillas sin germinar. Al menos no una parte de él.
Cuando ya se empezaba a cansar de esperar, oculto en las mazmorras del torreón, escuchó y comprobó como uno de los humanos bajaba hasta cerca de donde se encontraba para bajar el puente al al grupo que regresaba. También había considerado que solo tres hubieran sobrevivido, pero en realidad había preferido que no fuese así: su espectáculo era más adecuado para disfrutar en grupo.
Tan pronto como Arik cerró la puerta que acababa de abrir para dejar pasar a sus compañeros una llama surgió entre la oscuridad proveniendo de las escaleras que dan a las mazmorras. Probablemente solo visible para alguien muy atento en la dirección en un principio, todos fueron conscientes de la figura no demasiado alta, en la que destacaba el brillo del fuego proveniente del interior de su cabeza que corrió en dirección hacia el libense y se colocó tras él.
—Bienvenidos —dijo en tono casi amistoso.
A continuación, el Duende avivó la llama de su calavera y la ilusión de una llamarada se expandió alrededor de la misma de forma amenazante. Los que ya lo habían visto pudieron reconocer perfectamente la sensación de pánico que se apoderó de llos y el resto de los presentes al instante.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
19/06/15, 07:07 pm
Se dieron tanta prisa como pudieron en volver. Aquel bicho calvo no les atacó, por lo que en cuanto pudieron pisar suelo llano apretaron el paso. No se habló salvo lo estrictamente necesario, no se distrajeron pues ya conocían bien el camino. El sol se ponía y no podían permitirse que la noche se les echase encima.
Twixy's sabía que estaría fuera de lugar pedir a sus compañeros volver alguna vez a la catedral roja. Ella había sentido el mismo miedo que los demás al acercarse, pero era un miedo morboso, como cuando te quedas mirando una herida abierta. Da escalofríos, y aun así no puedes dejar de mirar.
Llegaron al torreón sin sufrir más contratiempos. La frivy solo podía pensar en una buena cena y un baño caliente. Casi podía oler la comida que seguramente les habría preparado Eara. Claro que, aquello era Rocavarancolia, y habían tenido tal vez demasiada suerte en su excursión. En cuanto pusieron un pie dentro de Maciel, se desató el horror.
-¡¿Qué es eso?!- chilló en cuanto lo que fuera que había salido de las mazmorras detrás de Arik se hizo notar.
La frivy retrocedió, espada en mano, tratando de recordar algún hechizo que no fuera absolutamenye inútil para esa situación.
Twixy's sabía que estaría fuera de lugar pedir a sus compañeros volver alguna vez a la catedral roja. Ella había sentido el mismo miedo que los demás al acercarse, pero era un miedo morboso, como cuando te quedas mirando una herida abierta. Da escalofríos, y aun así no puedes dejar de mirar.
Llegaron al torreón sin sufrir más contratiempos. La frivy solo podía pensar en una buena cena y un baño caliente. Casi podía oler la comida que seguramente les habría preparado Eara. Claro que, aquello era Rocavarancolia, y habían tenido tal vez demasiada suerte en su excursión. En cuanto pusieron un pie dentro de Maciel, se desató el horror.
-¡¿Qué es eso?!- chilló en cuanto lo que fuera que había salido de las mazmorras detrás de Arik se hizo notar.
La frivy retrocedió, espada en mano, tratando de recordar algún hechizo que no fuera absolutamenye inútil para esa situación.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
20/06/15, 03:12 am
A Ergot le dio un vuelco al corazón en cuanto escucho la voz de aquel ser que se encontraba tras Arik pero ya lo que ocurrió después, teniendo en cuenta su repertorio de vivencias, no tiene nombre.
Pánico, horror, espanto, miedo, terror, pavor, temor,… estas son algunas de las palabras que estarían juntas en un diccionario de sinónimos y que podríamos utilizar para describir el estado emocional y físico del repoblador, pero ninguna se acercaría a la realidad. En cuanto las lenguas de fuego comenzaron a brotar del cráneo osificado, Ergot dejo de ser dueño de sí mismo. De un salto la pequeña planta se agarró con todas sus extremidades a una de las vigas del techo, con tanta fuerza y entusiasmo que parecía querer intentar fundirse en esta. Ni siquiera tenía fuerzas para mirar lo que ocurría a sus pies, y así, con el rostro pegado al techo gritaba todo lo que se le pasaba por la cabeza:
-¡FUEGO-FUEGO-FUEGO-FUEGO-FUEGO-ESTE-ES-EL-VERDADERO-DEMONIO-FLORAL-ME-CAGO-EN-TODO-FUEGO-FUEGO-FUEGO-FUEGO-MATADLO-MALDITO-HONGO-HACED-ALGO-HAY-MUCHO-FUEGO-MALDITA-CIUDAD-DE-LOCOS-HAY-DEMASIADO-FUEGO-APAGADLO-NO-DEJÉIS-QUE-CREZCA-FUEGO-FUEGO-FUEGO-NOS-VA-A-QUEMAR-A-TODOS-FUEGO-FUEGO-PREFIERO-LOS-GUSANOS-O-LO-DEL-POZO-ARDEREMOS-SEREMOS-ALIMENTO-DE-LAS-LLAMAS-Y-EL-FUEGO-NOS-CONSUMIRÁ-LAS-ENTRAÑAS!- Ni el mismo podría explicar porque había parado de gritar pero en su lugar los susurros silenciosos hicieron su aparición. Eran suplicas sin voz, dichas con la misma vehemencia que la oración de un condenado ante la visión de la silla eléctrica. Se componían de una única palabra: “fuego” pero que los segundos transformaron en un “por favor”.
Pánico, horror, espanto, miedo, terror, pavor, temor,… estas son algunas de las palabras que estarían juntas en un diccionario de sinónimos y que podríamos utilizar para describir el estado emocional y físico del repoblador, pero ninguna se acercaría a la realidad. En cuanto las lenguas de fuego comenzaron a brotar del cráneo osificado, Ergot dejo de ser dueño de sí mismo. De un salto la pequeña planta se agarró con todas sus extremidades a una de las vigas del techo, con tanta fuerza y entusiasmo que parecía querer intentar fundirse en esta. Ni siquiera tenía fuerzas para mirar lo que ocurría a sus pies, y así, con el rostro pegado al techo gritaba todo lo que se le pasaba por la cabeza:
-¡FUEGO-FUEGO-FUEGO-FUEGO-FUEGO-ESTE-ES-EL-VERDADERO-DEMONIO-FLORAL-ME-CAGO-EN-TODO-FUEGO-FUEGO-FUEGO-FUEGO-MATADLO-MALDITO-HONGO-HACED-ALGO-HAY-MUCHO-FUEGO-MALDITA-CIUDAD-DE-LOCOS-HAY-DEMASIADO-FUEGO-APAGADLO-NO-DEJÉIS-QUE-CREZCA-FUEGO-FUEGO-FUEGO-NOS-VA-A-QUEMAR-A-TODOS-FUEGO-FUEGO-PREFIERO-LOS-GUSANOS-O-LO-DEL-POZO-ARDEREMOS-SEREMOS-ALIMENTO-DE-LAS-LLAMAS-Y-EL-FUEGO-NOS-CONSUMIRÁ-LAS-ENTRAÑAS!- Ni el mismo podría explicar porque había parado de gritar pero en su lugar los susurros silenciosos hicieron su aparición. Eran suplicas sin voz, dichas con la misma vehemencia que la oración de un condenado ante la visión de la silla eléctrica. Se componían de una única palabra: “fuego” pero que los segundos transformaron en un “por favor”.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
20/06/15, 06:41 pm
Eara había tenido un día tranquilo, aunque ciertamente monótono. Se había encargado de tareas que normalmente estaban dificultadas por la presencia de gente en todas las habitaciones y, al llegar el atardecer, comenzó a encargarse por fin de la cena. Eso la tenía preocupada, porque el sol estaba ya bajo y los demás aún no habían regresado. Había margen todavía, y sabía que habían salido preparados, pero estaba inevitablemente preocupada, más aún de lo que había estado todo el día. Cuando oyó sus voces, sin urgencia ni preocupación, al otro lado de la puerta, sonrió y se secó las manos en el trapo de la cocina para ir a recibir al grupo tras Arik.
El cansancio golpeó a Ayne en cuanto vio el torreón a lo lejos. La promesa de poder, por fin, dejarse caer en un asiento blandito, hizo que se relajase de golpe. Los recibió el olor de la cena al abrirse la puerta, y el sinhadre no podía estar más encantado de volver a territorio seguro. Hasta que hizo acto de presencia el monstruo de las mazmorras, o tal vez alguien como él. Ese detalle no era el que más le preocupaba en ese instante, sino que lo reconoció, y aquel terror profundo volvió a apoderarse de él.
Eara había escuchado hablar de aquella criatura, y también pudo reconocerla. El terror que le producía era algo fuera de lo común, y la dejó paralizada. Era como si todo en él fuese mala intención; todavía no había hecho nada y, sin embargo, esperaba lo peor de él. Y estaba cerca de Arik, demasiado cerca.
«¿Y si sí que nos siguió? Y esperó todo este tiempo para hacer algo» se preguntaba Ayne. ¿Y si era responsabilidad del grupo que se topó con él durante los primeros días que ahora estuviese allí? Además, esa vez no podían correr. O, al menos, no todos ellos. Miró a su aurva, al otro lado de la habitación, y se dio cuenta que si salían corriendo ella sería de los que se quedaría atrás. Tragó saliva, sin saber qué hacer. Sobre ellos, en una columna, Ergot había entrado en pánico.
El cansancio golpeó a Ayne en cuanto vio el torreón a lo lejos. La promesa de poder, por fin, dejarse caer en un asiento blandito, hizo que se relajase de golpe. Los recibió el olor de la cena al abrirse la puerta, y el sinhadre no podía estar más encantado de volver a territorio seguro. Hasta que hizo acto de presencia el monstruo de las mazmorras, o tal vez alguien como él. Ese detalle no era el que más le preocupaba en ese instante, sino que lo reconoció, y aquel terror profundo volvió a apoderarse de él.
Eara había escuchado hablar de aquella criatura, y también pudo reconocerla. El terror que le producía era algo fuera de lo común, y la dejó paralizada. Era como si todo en él fuese mala intención; todavía no había hecho nada y, sin embargo, esperaba lo peor de él. Y estaba cerca de Arik, demasiado cerca.
«¿Y si sí que nos siguió? Y esperó todo este tiempo para hacer algo» se preguntaba Ayne. ¿Y si era responsabilidad del grupo que se topó con él durante los primeros días que ahora estuviese allí? Además, esa vez no podían correr. O, al menos, no todos ellos. Miró a su aurva, al otro lado de la habitación, y se dio cuenta que si salían corriendo ella sería de los que se quedaría atrás. Tragó saliva, sin saber qué hacer. Sobre ellos, en una columna, Ergot había entrado en pánico.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
20/06/15, 09:23 pm
Samika se sintió aliviada cuando llegaron finalmente al torreón y la puerta fue abierta. El olor a comida hizo a su estomago rugir, haciéndola sonreír un poco. Su sonrisa realmente no duro demasiado. Una voz no conocida les dio al bienvenida y como si hubiese encendido un interruptor en la humana, comenzó a temblar. No podía verlo siquiera y el saludo ni siquiera había sido hostil, peor el simple hecho de ser una voz desconocida en un lugar donde todas las voces le eran conocidas le hizo entrar en pánico.
El que sus propios compañeros reaccionaran le confirmó lo que ya intuía. Perdió a Twixy's de vista, viéndolo solo su sombra y escuchando su exclamación, pero de entre todos fue la reacción de Ergot lo que mas le puso la piel de gallina, mientras nerviosamente sostenía una de sus dagas en su mano derecha. Esta estaba casi a punto de resbalarse de su mano una y otra vez por el sudor que empezaba sentir en sus palmas. Se sentía totalmente desprotegida a pesar de estar armada y de su escudo.
¿Como demonios había entrado un extraño en su torreón? Era su único refugio, no podían correr y sus piernas tampoco se lo iban a permitir ancladas en el suelo como estaban. No podía verlo, estaba fuera de su campo visual, solo veía una sombra, una sombra extrañamente un poco mas clara de lo normal, como si emitiera algún tipo de luz.
-¿¡Q-Que...demonios quieres!?- exclamó. La pregunta resultandole totalmente estúpida, pero los nervios no le daban para mas. Ni siquiera podía verlo y ya estaba temblando. El miedo que transmitían las palabras de Ergo desde algún punto sobre su cabeza, solo le ponía mas inquieta, pues eso de 'fuego' no sonaba nada bien.
El que sus propios compañeros reaccionaran le confirmó lo que ya intuía. Perdió a Twixy's de vista, viéndolo solo su sombra y escuchando su exclamación, pero de entre todos fue la reacción de Ergot lo que mas le puso la piel de gallina, mientras nerviosamente sostenía una de sus dagas en su mano derecha. Esta estaba casi a punto de resbalarse de su mano una y otra vez por el sudor que empezaba sentir en sus palmas. Se sentía totalmente desprotegida a pesar de estar armada y de su escudo.
¿Como demonios había entrado un extraño en su torreón? Era su único refugio, no podían correr y sus piernas tampoco se lo iban a permitir ancladas en el suelo como estaban. No podía verlo, estaba fuera de su campo visual, solo veía una sombra, una sombra extrañamente un poco mas clara de lo normal, como si emitiera algún tipo de luz.
-¿¡Q-Que...demonios quieres!?- exclamó. La pregunta resultandole totalmente estúpida, pero los nervios no le daban para mas. Ni siquiera podía verlo y ya estaba temblando. El miedo que transmitían las palabras de Ergo desde algún punto sobre su cabeza, solo le ponía mas inquieta, pues eso de 'fuego' no sonaba nada bien.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
21/06/15, 05:57 pm
El Duende sonreía, aunque no lo hacía evidentemente con el rostro que no tenía. Sonreía con el fuego, que en aquel instante mostraba una amplia y tétrica sonrisa en lo que recordaba a una calabaza de Halloween grotescamente deformada. Su sonrisa se transformó en carcajadas de puro deleite ante le reacción del repoblador y el irlandés comenzó a aplaudir sin parar de reír.
—Bravo, bravo, ni siquiera he tenido que solicitar la colaboración del público. Vuestro hierbajo es muy solícito.
El Jack-o'-lantern paladeaba con gusto el pánico que había desatado entre los cosechados. El libense hacía rato que se había alejado de él muerto de miedo, pero él todavía no se había movido de su posición. Empezó a hacerlo en direccicón a Samika cuando esta lanzó la pregunta, disipando la ilusión de su fuego mientras simulaba que lo recogía de nuevo en el interior de su calavera hasta volver a la normalidad. Se acercó lentamente a la humana, con gestos aparentemente calmados.
—¿Qué quiero? ¿No es evidente? ¡Qué asistáis a mi espectáculo! —volvió a soltar una estridente carcajada al tiempo que volvía a formar figuras con el fuego de su cráneo, esta vez simulaba una chistera en llamas sobre su cabeza—. No os voy a cobrar entrada porque estáis siendo un excelente público.
La última frase la pronunció en un tono tétrico justo antes de volver a desternillarse de risa y avivar una vez más el fuego, que tomó la forma de una figura indefinida pero monstruosa, con una brazos terminados en garras extendidos cerca de Samika.
—Bravo, bravo, ni siquiera he tenido que solicitar la colaboración del público. Vuestro hierbajo es muy solícito.
El Jack-o'-lantern paladeaba con gusto el pánico que había desatado entre los cosechados. El libense hacía rato que se había alejado de él muerto de miedo, pero él todavía no se había movido de su posición. Empezó a hacerlo en direccicón a Samika cuando esta lanzó la pregunta, disipando la ilusión de su fuego mientras simulaba que lo recogía de nuevo en el interior de su calavera hasta volver a la normalidad. Se acercó lentamente a la humana, con gestos aparentemente calmados.
—¿Qué quiero? ¿No es evidente? ¡Qué asistáis a mi espectáculo! —volvió a soltar una estridente carcajada al tiempo que volvía a formar figuras con el fuego de su cráneo, esta vez simulaba una chistera en llamas sobre su cabeza—. No os voy a cobrar entrada porque estáis siendo un excelente público.
La última frase la pronunció en un tono tétrico justo antes de volver a desternillarse de risa y avivar una vez más el fuego, que tomó la forma de una figura indefinida pero monstruosa, con una brazos terminados en garras extendidos cerca de Samika.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
22/06/15, 03:08 am
Ergot a pesar de su letanía constante había podido escuchar las palabras y carcajadas del engendro que se encontraba varios metros abajo. “Ojala pudiera atravesar paredes como Tesón o volar como Kires, ya estaría tan lejos de aquí…” El juego de luces que ocurría a su alrededor le alerto de la desaparición del fuego, pero en ningún momento dejo de murmurar para sí los “por favor” aunque estos se hicieron más calmados y espaciado entre sí. Desconfiaba de la criatura demoniaca, que estaba demasiado cerca de sus compañeros y de sus sofás, pero la curiosidad venció a su escasa sensatez y giro ligeramente la cabeza para ver cómo el monstruo se acercaba a Samika y para escuchar su respuesta y la proposición que este hacía. Las palabras del demonio floral y el sombrero de fuego combinados con la poca capacidad de control que tiene el repoblador, dieron como resultado que el hierbajo hablase:
-No, muchas gracias pero no ¡tú espectáculo te lo puedes meter por donde te quepa! que creo que es en tu calavera, ahora márchate pedazo de hongo venenoso aquí nadie te ha invitado, ¡que lo sepas! Pedazo de Intruso no deseado ¡ESO! ¡Eres un indeseado!- Cuando el intruso continuo hablando de entradas, cobrar y excelentes públicos y se carcajeo como si no hubiese un mañana despertando otra vez las llamaradas, el repoblador volvió a gritar del espanto como el cobarde que sentía que era al tiempo que volvió el tumulto de “fuegos” y “por favores” a su boca, su rostro de nuevo pegado a la viga para no ver el espectáculo que el invitado les ofrecía. Pero él sabía que el atisbo de criatura flamígera que habían captado sus ojos apenas unos instantes le perseguiría en sueños y pesadillas durante las próximas noches, si es que había próximas noches. Ergot suplicaba a su diosa o a quien le escuchase el poder ver un nuevo día, y a ser posible entero, con todas las extremidades intactas.
-No, muchas gracias pero no ¡tú espectáculo te lo puedes meter por donde te quepa! que creo que es en tu calavera, ahora márchate pedazo de hongo venenoso aquí nadie te ha invitado, ¡que lo sepas! Pedazo de Intruso no deseado ¡ESO! ¡Eres un indeseado!- Cuando el intruso continuo hablando de entradas, cobrar y excelentes públicos y se carcajeo como si no hubiese un mañana despertando otra vez las llamaradas, el repoblador volvió a gritar del espanto como el cobarde que sentía que era al tiempo que volvió el tumulto de “fuegos” y “por favores” a su boca, su rostro de nuevo pegado a la viga para no ver el espectáculo que el invitado les ofrecía. Pero él sabía que el atisbo de criatura flamígera que habían captado sus ojos apenas unos instantes le perseguiría en sueños y pesadillas durante las próximas noches, si es que había próximas noches. Ergot suplicaba a su diosa o a quien le escuchase el poder ver un nuevo día, y a ser posible entero, con todas las extremidades intactas.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/06/15, 02:11 am
Aquel tipo le faltaba un tornillo. O probablemente varios. No, simplemente era un loco psicópata. Que ese tipo pareciera feliz de que estuvieran aterrados no ameritaba otro pensamiento y por un momento Samika pensó en los típicos payasos de las peliculas de miedo. Sintió un escalofrió.
Ver moverse la sombra de este acercándose a ella le puso el vello de punta, intentando alejarse sin éxito. Sus piernas aprecian paralizadas en el lugar, con sus manos sujetando la daga de forma temblorosa. El miedo que sentía era casi irracional cuando prácticamente ni lo veía, intimidada. Por una milésima de segundo paso por su mente la pregunta de que demonios estaba haciendo sus amigos con dotes mágicas que aun no conseguían echarlo. Si estaban tan paralizados como ella, lo llevaban claro. << Por dios que forma mas estúpida de morir va a ser esta. paralizados por un miedo incomprensible ¡moveros ya! >> pensó frustrada consiguiendo alejarse un par de pasos de este pero ya era tarde: había entrado en su alcance visual. Y la visión le hizo quedarse helada en el sitio, pálida como el papel.
Si sus ojos no estaban jugandole la peor jugarreta del siglo, lo que tenía frente a sus narices era una calavera, o una cara con la piel pegada a los huesos, llevando un sombrero de fuego. Sino estuviera literalmente espantada, se habría reído de lo absurda que era la simple descripción. Escuchó la respuesta claramente, pero su incredulidad y terror era tal que no logró procesarla en el momento. ¿Espectáculo? ¿De que maldito circo había salido? Aquello era una pesadilla.
-¡N-No te acerques mas!- logro articular levantando al daga firmemente, intentando lucir lo mas amenazante posible, sin despegar sus ojos inquietos de este y su extraño fuego. Fuego que hizo que diera un inmenso bote en el sitio cuando se lanzó sobre ella, sus ojos apenas captando la forma. Ni falta que hizo. La simple impresión de verlo acercarse fue suficiente para que Samika reculara, tropezándose con sus propios pies en un intento de alejarse, manteniéndose en pie de milagro, manteniendo las distancias. Temblando y sin lograr articular palabra alguna.
Desde lo alto escucho a Ergot y Samika casi sintió el deseo cerrarle la boca con cinta de carrocero.
Ella también quería que se largara, pero por ningún motivo quería cabrearlo, no cuando ninguno parecía siquiera poder reaccionar para defenderse. << ¡Cállate Ergot, demonios, que ahí arriba estas mas a salvo que aquí! >> Aquel tipo calavera, solo parecía estar como una cabra y aunque no estaba actuando violentamente, no tenían idea de por donde podría salirles. << ¿¡Como leches lo sacamos de aquí!? >> pensó desesperada.
-Y-ya vimos tu espectáculo, es muy....- se quedo muda ¿que le decía? No tenía idea, estaba totalmente en blanco. Las piernas estaban empezando a obedecer, aunque no dejaban de temblar, pero ni con esas se atrevía a tocarlo. Era imposible que fuese mas rápida que su fuego- ¿P-podrías irte? E-Estábamos a punto de comer -preguntó sabiendo que sonaba estúpido pero los nervios ya no le daban para mas. Estaba diciendo literalmente lo primero 'cuerdo' y no hostil que se le venía a la cabeza, como si fuese lo mas normal del mundo hablar con una calavera en llamas. << Muy normal todo, desde luego, muy cuerdo >> pensó con todo el sarcasmo que pudo reunir. << Estoy para que me encierren >> se lamentó, ¡pero que demonios!, si se iba por las buenas era mejor a que se fuera por las malas o peor, que no se fuera. Porque desde luego no se le veía con muchas intenciones de marcharse pronto, precisamente.
Ver moverse la sombra de este acercándose a ella le puso el vello de punta, intentando alejarse sin éxito. Sus piernas aprecian paralizadas en el lugar, con sus manos sujetando la daga de forma temblorosa. El miedo que sentía era casi irracional cuando prácticamente ni lo veía, intimidada. Por una milésima de segundo paso por su mente la pregunta de que demonios estaba haciendo sus amigos con dotes mágicas que aun no conseguían echarlo. Si estaban tan paralizados como ella, lo llevaban claro. << Por dios que forma mas estúpida de morir va a ser esta. paralizados por un miedo incomprensible ¡moveros ya! >> pensó frustrada consiguiendo alejarse un par de pasos de este pero ya era tarde: había entrado en su alcance visual. Y la visión le hizo quedarse helada en el sitio, pálida como el papel.
Si sus ojos no estaban jugandole la peor jugarreta del siglo, lo que tenía frente a sus narices era una calavera, o una cara con la piel pegada a los huesos, llevando un sombrero de fuego. Sino estuviera literalmente espantada, se habría reído de lo absurda que era la simple descripción. Escuchó la respuesta claramente, pero su incredulidad y terror era tal que no logró procesarla en el momento. ¿Espectáculo? ¿De que maldito circo había salido? Aquello era una pesadilla.
-¡N-No te acerques mas!- logro articular levantando al daga firmemente, intentando lucir lo mas amenazante posible, sin despegar sus ojos inquietos de este y su extraño fuego. Fuego que hizo que diera un inmenso bote en el sitio cuando se lanzó sobre ella, sus ojos apenas captando la forma. Ni falta que hizo. La simple impresión de verlo acercarse fue suficiente para que Samika reculara, tropezándose con sus propios pies en un intento de alejarse, manteniéndose en pie de milagro, manteniendo las distancias. Temblando y sin lograr articular palabra alguna.
Desde lo alto escucho a Ergot y Samika casi sintió el deseo cerrarle la boca con cinta de carrocero.
Ella también quería que se largara, pero por ningún motivo quería cabrearlo, no cuando ninguno parecía siquiera poder reaccionar para defenderse. << ¡Cállate Ergot, demonios, que ahí arriba estas mas a salvo que aquí! >> Aquel tipo calavera, solo parecía estar como una cabra y aunque no estaba actuando violentamente, no tenían idea de por donde podría salirles. << ¿¡Como leches lo sacamos de aquí!? >> pensó desesperada.
-Y-ya vimos tu espectáculo, es muy....- se quedo muda ¿que le decía? No tenía idea, estaba totalmente en blanco. Las piernas estaban empezando a obedecer, aunque no dejaban de temblar, pero ni con esas se atrevía a tocarlo. Era imposible que fuese mas rápida que su fuego- ¿P-podrías irte? E-Estábamos a punto de comer -preguntó sabiendo que sonaba estúpido pero los nervios ya no le daban para mas. Estaba diciendo literalmente lo primero 'cuerdo' y no hostil que se le venía a la cabeza, como si fuese lo mas normal del mundo hablar con una calavera en llamas. << Muy normal todo, desde luego, muy cuerdo >> pensó con todo el sarcasmo que pudo reunir. << Estoy para que me encierren >> se lamentó, ¡pero que demonios!, si se iba por las buenas era mejor a que se fuera por las malas o peor, que no se fuera. Porque desde luego no se le veía con muchas intenciones de marcharse pronto, precisamente.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/06/15, 02:29 am
-¡Sami aléjate de esa cosa!- chilló Twixy's histérica, al ver que las llamas con formas grotescas se cernían sobre ella.
Le dió un tirón brusco a su amiga para alejarla del monstruo y la atrajo detrás de su propio escudo, a pesar de que la chica ya tenía uno. La frivy llevaba su espada, pero ni loca se acercaba a loquefuera que se les había colado. Por el momento no hacía nada, solo soltar llamaradas y parlotear sobre espectáculos y público. Twixy's sabía de espectáculos, pero aquello era de muy mal gusto.
-¡Hal, superhaz algo! ¡O cualquiera!- pidió. Se sentía estúpida exigiéndole a un crio que hiciese algo. ¿Por qué no habría aprendido más hechizos? Aunque pensándolo bien, en ese momento estaba tan nerviosa que no se creía capaz de pronunciar bien ni el conjuro más sencillo. Se mordió el labio inferior, con rabia. Quería escapar, quería ir a un lugar seguro, pero se suponía que ya estaban en un lugar seguro...
Las palabras de Samika le dieron una idea y empezó a retroceder hacia la cocina, sin apartar la vista de la horrible criatura.
Le dió un tirón brusco a su amiga para alejarla del monstruo y la atrajo detrás de su propio escudo, a pesar de que la chica ya tenía uno. La frivy llevaba su espada, pero ni loca se acercaba a loquefuera que se les había colado. Por el momento no hacía nada, solo soltar llamaradas y parlotear sobre espectáculos y público. Twixy's sabía de espectáculos, pero aquello era de muy mal gusto.
-¡Hal, superhaz algo! ¡O cualquiera!- pidió. Se sentía estúpida exigiéndole a un crio que hiciese algo. ¿Por qué no habría aprendido más hechizos? Aunque pensándolo bien, en ese momento estaba tan nerviosa que no se creía capaz de pronunciar bien ni el conjuro más sencillo. Se mordió el labio inferior, con rabia. Quería escapar, quería ir a un lugar seguro, pero se suponía que ya estaban en un lugar seguro...
Las palabras de Samika le dieron una idea y empezó a retroceder hacia la cocina, sin apartar la vista de la horrible criatura.
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