Torreón Maciel (Archivo VII)

La definitiva confirmación de que podrían hacer magia captó su atención y no dejó espacio para nada más. La alegría al escuchar las palabras de Irianna se reflejó a la perfección en su cara. Tuvo que contenerse para no ponerse a dar saltitos de alegría por toda la habitación, pero aun así el entusiasmo de Hal era casi palpable. Ni siquiera la mención de los cargadores gore le aguó la euforia, aunque sí giró algo la cara al recordarlos.

Por desgracia la inteligencia no parecía ser el punto fuerte del roquense, que volvió a cargar con su fanatismo. Lo que instantes antes había sido felicidad desbocada se convirtió, en cuestión de segundos, en irritación, frustración y tensión.

—Si en tu mundo lo hacéis de otra manera bien por vosotros —escupió—, pero llevó años usando los malditos cargadores, así que no vengas ahora a decirme que resulta que no sirven porque te salga de tu santo pico —no había querido saltar, pero escucharlo hablar así cuando estaba a punto de volver a tener unas condiciones de vida semidecentes gracias al retorno de la magia a su vida lo había puesto de los nervios—. ¡Y ya expliqué eso, si la fuente hizo que olvidara el carabés evidentemente también olvidé los hechizos! ¡Es de cajón!

Sólo cuando terminó su diatriba se dio cuenta de lo que acababa de pasar. La sangre se fue agolpando en su cara conforme la vergüenza lo invadía. En su mente sólo había lugar para un pensamiento. «Tierra, trágame»

Kirés consideraba las explicaciones que recibía como si fuera una clase, y como tal trataba de comportarse de forma ejemplar, dedicando su total y absoluta atención a la persona que explicaba, y así fue hasta que necesitó retirarse. El ave no fue capaz de comprender lo que pasaba o por qué se iba, de modo que su reacción ante lo que fue sucediendo alrededor de Irianna fue una mirada interrogante silenciosa y general.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que se estaba mencionando la magia, lo que oscureció su rostro y le hizo fruncir el ceño. Aquel era un tema del que apenas había tenido que hablar con nadie a lo largo de toda su vida. La había visto, e incluso había llegado a investigar sobre ella en las ruinas de su mundo, pero hablar de ella apenas. Aun así era un tema de conversación que le producía sentimientos conflictivos y las razones para ello eran algo largas de explicar. Los clingers habían experimentado muy poco con la magia, y dado sus escasos resultados era considerada inútil, especialmente por los arbóreos. Los nómadas eran algo más abiertos a ella pero incluso allí era algo que pasaba desapercibido.

Los clingers se equivocaban, eso Kirés lo había sabido desde la primera vez que tuvo que pasar varios días entre ruinas. Enseguida había notado que los Enderth habían utilizado la magia para mucho más que simple iluminación y entretenimiento, y esto había emocionado bastante al ave al principio, de hecho enseguida empezó a aprovechar sus cacerías para investigar, y aquí fue cuando empezó el problema. A medida que descubría cosas de su raza poco a poco empezó a ser capaz de reconstruir fragmentos de su historia, y a medida que lo hacía las piezas de un puzle poco agradable comenzaron a encajar en su cabeza. Los Enderth habían desaparecido en un periodo de tiempo anormalmente corto, y no solo eso, sino que coincidía con los primeros registros que había de prácticamente todos los grandes reptiles voladores, y luego estaba la grieta… esa gigantesca grieta que dividía el continente en dos y que justo atravesaba la ciudad más grande que se conservaba de sus antepasados. No importaba como hiciera las cuentas, la ciudad no llevaba allí tanto tiempo como para que un continente se hubiera dividido de forma natural. Algo lo había partido en dos, y ese algo solo podía ser la magia. Conclusión: Probablemente el uso abusivo de esta magia era lo que había destruido a los Enderth.

Ese era el problema que tenía Kirés: Por un lado quería la magia, esa fuerza que había vuelto tan poderosos a sus antepasados, pero al mismo tiempo tenía miedo de que eso acabara destruyéndole o algo por el estilo.

Las palabras de Tesón fue lo que sacó al cazador de sus reflexiones, y le bastó un vistazo para darse cuenta de la hostilidad que estaba mostrando su compañero emplumado. Eso unido a la respuesta de Hal le hizo ver que podría escalar a algo más que un simple intercambio de opiniones. “Esto en Dryfus jamás me habría pasado, llevarse mal por una simple opinión... por favor. ¿De qué sirve discutir en algo que no va a tener ningún efecto positivo ahora?

La verdad: Estaba acostumbrado a hacer las cosas en solitario, y calmar a la gente no era su fuerte, pero se consideraba responsable del grupo y como mínimo tenía que intentarlo. Con calma se puso en algún punto entre los dos, y tras dirigirles una fría mirada de desaprobación a ambos habló: –Ya hemos tenido esta conversación, y repetirla no cambiará nada. Tenga razón quien la tenga ahora da lo mismo. Centrémonos en lo que importa, como que ahora tenemos mapas y la posición de una biblioteca donde podríamos encontrar información útil.
No era el mejor discurso que le había salido, pero nadie podría decir que no lo intentó.

Los temas a su alrededor se volvieron tan diversos tras las presentaciones de todo el mundo, entre ellas una que le llamo la atención al tratarse de otro humano y del pequeño dragoncillo llamado Rasqa, Samika intento prestar mayor atención a aquellas que mas atrayentes le resultaran. Por ello lo referente a intentar explicar a Ergot el significado de las palabra de Lemus prefirió dejárselo a alguien mas y centro primeramente su atención en las explicación de Irianna sobre el mapa. A pesar de que su curiosidad le incitaba a acercarse, no lo hizo, pues mucha gente empezó a aglomerarse alrededor de la chica y de todos modos su visión solo le daría suficiente claridad para ve los trazos mas profundos pero no los nombres. Aun así descubrir que el torreón que casualmente había encontrado como refugio tenía nombre fue un poco sorpresivo. "Y el hecho de que ellos hayan encontrado justamente el otro refugio es muy casual. Sino fuera porque es poco probable diría que estamos siendo guiados por una mano invisible...pero eso seria pensar mucho"

Al final aquella visita no fue únicamente para descubrir que estaban todos vivos, sino para recibir el libro de mapas o de Jace algo que Samika le agradeció. Con este el encontrar el torreón de sus compañeros y también la biblioteca se haría mas fácil. Mas cuando se menciono la magia y las ansias de saber de Samika se incrementaron. Tal vez los libros de la biblioteca no fueran algo practico para ella pues de todos modos no le seria fácil leer aquellos libros, pues dudaba mucho que hubiera algo escrito en braille o e letras con trazos suficientemente profundos o grandes para que ella pudiera verlos. Pero el saber que había libros de magia y que no eran los únicos que habían encontrado los cristales le daba mas esperanzas de pudieran realmente a aprender a realizar esos hechizos.

Por ello y como si hubiese sido invocada, se acerco al pequeño grupito que se había formado y que hablaban sobre la magia, entre los que estaban Twixy's, Hal y Irianna. Tan entusiasmada estaba al respecto por preguntar sobre el tema, que olvido el pequeño detalle que tenia un se emplumado algo nazi cuando se hablaba de la magia. Las palabras de Tesón, como siempre expresaban únicamente su opinión sin importarle como podría ser en otros mundos y la explosión de Hal fue comprensible, aun así sorprenderte y dejaron sin habla a Samika.

"¡Maldita, sea, que susto! Si que ha tenido que termina totalmente con su paciencia como para reaccionar así" pensó, pues aquella reacción se la hubiese esperado de Twixy's, de ella misma o de cualquiera del grupo conocido, pero nunca de Hal que parecía siempre una tumba alla donde estuviera. Al parecer la seguridad de poder recuperar aquella magia que había perdido le daba fuerzas suficientes como para alzar la voz y encararse a alguien. tras la sorpresa inicial sonrió ampliamente, pues teniéndolos a todos en su rango visual pudo ver el momento en que la peculiar piel de su compañero tomaba un tono mas oscuro en su rostro.

-Wow, escucharte explotar así es nuevo. Deberías intentar expresar mas a menudo tus opiniones-añadió Samika un poco admirada, pues a la gente tímida no le era fácil hacer esas cosas, pues era evidente con solo ver a Hal que no era propenso a ello. Tesón era muy tozudo y no parecía ver nada que no fuera lo que conocía, tratar con gente así era complicado. Aun así las palabras dichas al final por Kires tenia sus motivos: parar la posible pelea- Pero Kires tiene razón, empezar otra discusión de algo hablado sería entrar en un bucle. Ya nos quedo claro que cada cual tiene una visión diferente de lo mismo así que...Irianna, mencionaste que tomaste un libro de magia ¿Es uno por persona o se puede tomar mas de uno? Si hay algún tipo de limite, seria bueno ponerse de acuerdo para no repetir-añadió interesada en aquella cuestión. SI eran mas de un libro por persa no se debían preocupar, pero sino no era el caso ya eso era otro cantar. Estaba claro que visitar la biblioteca seria lo próximo que hicieran y que el plan de dibujar el mapa serie eliminado, pues ya tenia uno- Digo, nos vendría bien algo mas que magia, como algo sobre armas o de bichos raros de este sitio, si es que hay algo así...

Un par de días atrás tomé la decisión de no fiarme, de permanecer en Letargo por la única razón de sobrevivir, de conservar la vida. Pero no puede ser así, parece ser que esta prueba, misión, juego o aventura, como se llame, se juega en equipo.
He de confiar, por mucho que cueste, por mucho que mi intuición declare alarmante lo contrario. Maciel y Letargo deben apoyarse, eso está claro, pero la unión  debe de nacer desde dentro. >>¿Cómo es que confío más en Samika que en la mayoría de compañeros que ha pasado estos días conmigo?. Podría ser por nuestro planeta de origen, pero no puedo pensar en eso.<<
Sí, de ahora en adelante me prestaré más a colaborar, a ...confiar en la gente, hasta que se solucione.
>>Y también a decidirte de una vez por todas<<.

Muchas conversaciones surgen sin previo aviso. Me esfuerzo por estar en varias a la vez y no perder el hilo de las cosas.
Giro la cabeza hacia Ayne, aquel extraño chico que suele encontrarse siempre al lado de Eara, me pregunto que les unirá tanto, ojalá todos tuviésemos la misma facilidad para permanecer a la vera de alguien.
El muchacho me hace recordar de nuevo al hombre mágico de la Biblioteca. Y para tomar la iniciativa de mi nuevo propósito, soy yo la que resuelve su pregunta, más o menos.
-Pues la verdad es que sí Ayne, apareció sin más, como por arte de magia- digo sonriendo, y señalando con la vista al grupo que habla de eso en esos momentos, incluyendo al irritable Tesón, que cada vez se me asemeja a nuestro querido Roaxen.- era una persona, no me pude fijar bien si era de mi mundo o no. Pero dictó varias normas básicas de la Biblioteca sin dejar tiempo a preguntas, despareció tal como vino. Sino mal recuerdo solo se permite un libro por persona, uno por cada año, y debe devolverse sin desperfectos, sino sufriremos las consecuencias- termino encogiéndome de hombros. Espero haberle dejado satisfecho, y que mi tono rojizo de piel no se note mucho.

Me alegro por Hal, aún siendo uno de los que menos conozco. Me cae bien. >>Mejor dicho, todo aquel que conteste así a quien debe, me va a caer pero que muy bien.<<

Pienso en explicar sobre que trata mi libro escogido, pero descarto la idea, no pienso que a Maciel le interese mucho, y además, eso conlleva volver a hablar, y no me hace ni pizca de gracia tener que volver a hacerlo. Ha sido suficiente. Ya mejoraré.
Al escuchar a Sami caigo en la cuenta de que de eso trata precisamente el libro de Devoss, y con vergüenza le pregunto en voz baja.
-Oye Devoss. ¿No trataba de armas tu libro.?- me enrojezco más aún al pensar de que quizás me he adelantado, y que a él ya se le hubiese ocurrido compartirlo.
Supongo que ahora, no le he dado mucha opción.
>>Bien. Tú ahí metiendo presión.<<

Por lo que empiezo a observar Irianna le pasa algo. Normal no dejan de acosarla. Yo en su lugar me quitaría de en medio cuando menos se diesen cuenta. Me acerco lentamente al coro que rodea a la idrina, que habla sobre la magia. Y de repente me embarga un enfado igual que el que me entro con Roaxen. Unos de los desaparecidos, le recrimina a Irianna cosas sobre la magia.

No es propio en mí defender tan pronto a alguien, pero me ha enrabietado tanto con sus frasecitas mientras juega con el cuchillo.... Que me dispongo a gritarle cuatro cosas. Pero justo cuando le iba a decir de todo, un chico llamado Hal se lo dice por mí. << Ja, te jodes tio, por chulo e imbécil>>

Entonces escucho algo sobre libro de armas. Y Ruth me dice que si trataba de armas mi libro.

-Ajá, mi libro trata de armas, encontré uno en la biblioteca, llego a saberlo y me lo traigo para que lo vierais. De todas maneras seguro que hay otro igual que el que tengo Sami-. Le respondo.

Las palabras de Irianna no solo confirman sus sospechas, sino teorías de las que Hal les había hablado antes. El carabés tenía demasiada vergüenza para saltar de alegría, pero para Twixy's era una palabra casi desconocida, por lo que dejó escapar un gritito de emoción y un par de palmadas.

-¡Esto superes fantástico!

Por desgracia, el ambiente a su alrededor no se correspondía con su ánimo. Tesón había abierto el pico haciendo enfadar a Hal y a otras personas más, a juzgar por las expresiones de algunos compañeros e invitados. Tardó, pero la frivy se dio cuenta de las miradas hostiles del roquense, concretamente hacia ella, que provocaron que cambiase su mirada a una más altiva, y su sonrisa a una mueca de desprecio.

-Deja de hipermirar hacia aquí, Tesón, tu cara megaestá ofendiendo a nuestros invitady'x.- agarró a Hal por la cintura y empujó con suavidad a Irianna hacia la puerta del patio- Pero hiperya que no nos dejarás hablar en paz, seguiremos fuera, y tú superpuedes seguir hiperempollando tu virginidad.

Quería hacer más preguntas sobre magia, quería saber si Irianna había podido hacer algún hechizo, y si el método se correspondía con el que Hal conocía. En el patio hizo un corro, apoyándose ella con los brazos cruzados en la pared del torreón.

-¿Si te hiperconseguimos uno de esos libry's de hechizos superpodrás hacer magia?- le preguntó a Hal- Porque si es así megasalimos ahora mismito'zz a la biblioteca.

El parqio no tenía intención de dormirse, únicamente de relajarse y ausentarse mentalmente de aquel alboroto de intercambio de información innecesaria. Pero sus ojos cedieron al aburrimiento de aquella situación en la que se encontraban y sus parpados cayeron por sí solos. Seguía con el oído pegado, pero el oído no le valió para verse venir al repoblador acariciándole. No se sobresaltó porque aquello de acariciar parqios parecía ser un deporte típico de varias especies, pero eso no le impidió entornar los ojos y resoplar en dirección al Ergot. <<¿Qué os pasa a todos con mis escamas?>>. Gruñó levemente y volvió a cerrar los ojos mientras el insectillo verde hablaba.

Como toda respuesta a su sugerencia, Rasqa asintió con la cabeza. De todo lo que se había hablado, la idea de presumir de su capacidad de vuelo con el insectillo a bordo era lo más interesante, desde luego. Sin embargo, el tonito del otro ser alado deforme le obligó a mover la lengua.

—¿Qué le pasa a ese? —preguntó al repoblador en un tono de voz bajo, para no llamar la atención de la criatura de la que hablaba—. ¿Es siempre así? —las respuestas de los compañeros de Tesón casi respondían aquella pregunta.

Y, si pensaban ponerse a discutir por una estupidez,  Rasqa estaba dispuesto a darle el paseo ahora a Ergot para evitarse el mal rato. Esperaría a ver si detonaban para sugerírselo. Al menos aquella hierba parecía simpática.

A Irianna no se le pasó desapercibido el chasquido de Sekkeh, el cual no pudo interpretar sino como reprobación. Le costaba leer algunos de los matices en los, a pesar de ello, poco comedidos gestos de la gente de otros mundos, pero la ansiedad que sentía le impedía interpretar de otra manera al ulterano, convencida de que era una indicación de que censuraba su comportamiento. En ello pensaba mientras observaba al intara alejarse hacia el patio, pero no tuvo mucho tiempo para mortificarse por ello.

La conversación con Twixy’s fue bruscamente interrumpida por Tesón. La idrina en cualquier otro momento habría replicado a sus palabras que, aunque tajantes y carentes de consideración hacia la diversidad de opiniones, hubieran resultado más o menos inofensivas de no ser por la mirada fulminante que el roquense le dedicó mientras tanto. Aquella mirada y el lenguaje corporal del ave destilaban agresividad y, sumado a su estado de nervios previo, la idrina llegó a sentir incluso miedo. Temía hablar, porque volvería a notarse su incomodidad y porque no sabía si podría replicar adecuadamente a la colérica intervención de Tesón.

Se consideró afortunada cuando ni siquiera tuvo tiempo de intentar abrir la boca, porque otros le replicaron al roquense por ella. En realidad ni siquiera llegó a saber cómo continuó la situación después de la intervención de Kirés, ya que Twixy’s había tomado la decisión por sí misma de llevarse a Hal, quien parecía tener conocimientos sobre magia y a ella al patio. En otra ocasión la acción de la frivy le habría resultado impertinente e invasiva, pero en aquellos instantes no podía estarle más agradecida. El único problema era que Sekkeh seguía allí y la idrina todavía se sentía avergonzada por lo sucedido.

El intara, no obstante, se encontraba recostado contra una estatua de un extraño pájaro que había en medio de aquel patio empedrado, diferente al que tenían en Letargo, y parecía dormitar ignorando todo a su alrededor. Twixy’s le hizo una pregunta a Hal y la idrina, aunque manteniéndose en todo momento lo más alejada de él que la disposición entre los integrantes de la conversación le permitía, esperó a su respuesta tratando de mostrar un interés que en realidad tenía pero en el que le era difícil concentrarse. Su vista vagó por los restos de las enormes vértebras que sin duda procedían del esqueleto que coronaba la última planta del torreón. La idrina se preguntaba qué clase de animal gigantesco sería aquel y qué había sucedido para que se estrellase contra el torreón. Probablemente podría escribir un relato con aquellos elementos esa misma noche.

La idrina no tuvo tiempo a responderle, primero porque Ruth se adelanto a hacerlo, sobresaltándola un poco y segundo porque Twixy's decidió secuestrarla a ella y a Hal, sacando a ambos de su campo visual y provocando que pusiera un leve puchero de reproche. Ella también quería preguntarles sobre la magia, aunque la elección de sacarlos de la vista de Tesón, era la mejor dada la situación. Ya iría luego a enterarse. Por lo pronto la respuesta de Ruth le daba que pensar. 

"Bien...quitando ese aparente ser que vive en la biblioteca, un libro por persona y sin poder cambiarlo, da poco margen. Aunque yo no contaría mucho con Tesón o Armonía para tomar un libro. Luego tenemos a Ergot...tiene altas posibilidades de acabar siendo aplastado coja lo que coja" pensó con una risa interna al imaginarse al pobre hierbajo cargando un libro casi de su mismo tamaño. El sol poder tomar un libro por persona limitaba todo un poco así que habría que escoger todos bien lo que tomarían cuando fueran.

La voz de Devos lo saco de sus pensamientos viéndolo relativamente cerca suya y escuchando sus palabras sobre el libro que el había tomado, confirmandole que si había tales tipos de libros en la biblioteca que fuesen entendibles. Era una de las posibles opciones de libros que podrían tomar, tendría que comentarlo luego con el resto.

-¿Todo vuestro grupo ha tomado uno? -preguntó Samika un poco curiosa. Quería salir para saber que hablaban sobre la magia, pero no estaría mal enterarse que otro libros habían tomado ellos, si es que llegaban a decirle. Fuese como fuese cuando le dijeran y sino iniciaban alguna conversación mas, ya saldría al patio a reunirse con el circulo mágico.

Roaxen Tenvrai

Tremendamente decepcionado por la respuesta, vio que no le quedaba otra que conformarse con lo que tenia. Habia sido entrenado para lo peor, de todas formas. Pero sin la necesidad de uso o de unidad de grupo, pocas herramientas podia usar para su favor. No pudo sino horrorizarse al ver que algo comenzó a incomodar a la idrina. Si quizás no hubiera estado tan sospechoso del estado del torreón de maciel hubiera deducido algo más profundo.

Cogito Ergo Sum escribió:♚ Genial. Ya se ha contagiado de algun virus entre toda esta porqueria... Bueno, si hay que dejarla aquí, que así sea, pero yo no pienso pasar ni un segundo más en este infecto vertedero...

Entre esa razón y lo risible del tema de conversación, el xolnita se vio obligado a salir al exterior, al patio. Tosiendo y jadeando, se quitó el pañuelo de la boca y tomó aire lentamnte, intentando limpiar sus pulmones. Sacudiendo el pañuelo, dirigió una mirada escéptica al interior de Maciel, mientras el grupo seguia discutiendo sobre la fantasia de la tal llamada magia. Casi sin aliento, brotó un insulto susurrado en sus labios mientras rodaba con los ojos, antes de adentrarse al patio.
-Ilusos...-

No fue sino entonces que destacó a Sekkeh Reikayame, al lado del pozo de aquel desertico patio. Fruncio los labios ligeramente. No creia que el intara le habia llegado a escuchar, pero entonces se enfrentaba a una situación un tanto incómoda. Se encontraba notablemente amargado ante la noticia de saber que todo parecia indicar que estaria contando tan solo con la ayuda del intara, que era mejor que nada, pero aun asi no era lo suficinte. Chasqueò con la lengua, lanzando una mirada al interior del maciel de nuevo. Aun podria volver a entrar de vuelta. O, quizás, podria pasar ahí el rato a esperar a que el grupo, en su no tan encomiable razonaminto, decidiera volver a letargo, cargando letales enfermedades ultra víricas, contraidas en aquel vertedero de comunidad.
Optó por irse a una esquina del patio y permanecer de pie, manteniendose ocupado con varias tareas, como el intentar arreglar su uniforme, limpiar las lentes de las gafas así como mantenerse bien peinado.

Las palabras de Kirés y Samika no hicieron más que agravar el bochorno que sentía Hal. En ese momento sólo deseaba haber podido morderse la lengua, pero como no era posible se contentaba con que alguna trampa rocavarancolensa se activase por arte de magia (nunca mejor dicho) y lo fulminase. Por desgracia eso no parecía que fuese a pasar. «Maldita sea, para una vez que quiero que Rocavarancolia haga algo no lo hace» pensó con una pizca de decepción.

La forma en la que lo agarró Twix y lo llevó fuera lo incomodó muchísimo. Esto se tradujo en que se convirtió casi en una estatua, con movimientos casi rígidos y una cara completamente congelada en fingida indiferencia. «¡Espacio personal!» quería gritar, pero como lo estaba llevando lejos de Tesón también lo agradeció.

—Um, sí, d... Podría hacerla, sí.

Al principio había sonado algo dudoso, pero al final lo dijo con un convencimiento del que carecía. Podría haber mil variables que provocasen que no pudiera hacer magia, pero temía que entonces no se dieran tanta prisa en ir, y eso no podía tolerarlo. Además —para qué engañarse—, estaba deseando hacerle tragar a Tesón sus palabras.

Su papel protagonista terminó tan pronto como el libro desapareció de sus manos. Su presencia pasó a un tercer plano, pero no le molestaba. Escuchó con discreción la discusión de dos de los miembros del torreón, fijando la vista en uno de los sujetos al que no había visto antes. No parecía precisamente amigable con ese cuchillo, pero no tenía pinta de que el asunto fuese a ir a peor. Metió las manos en sus bolsillos y se alejó despacio, siguiendo a Roaxen a unos dos metros, manteniendo la distancias.

No le costaba creer en la magia, pero tampoco es que le apasionase confirmar su existencia. No tras todo lo que había visto ya en Rocavarancolia, sumado a que Jace siempre había sido del tipo de gente que se traga todo lo que ve en la televisión, incluso el truco de magia más cutre con conejos y sombreros de copa.
Abandonó al resto y sus discusiones mágicas para salir al patio, con un brillo de curiosidad en los ojos que fue creciendo por cada paso que daba.
Quizás la magia no tanto, pero los bichos siniestros sí que eran lo suyo. Abrió la boca más de la cuenta al mirar hacia arriba, encontrándose con lo que parecía el esqueleto de... ¿una ballena? cubriendo toda la parte superior, como si en su momento hubiese sido un zepelín gigante de mamífero acuático que terminó estrellado por alguna razón contra la arquitectura.

Solo bajó la cabeza cuando la mandíbula comenzó a dolerle para observar la estatua del ave que se encontraba a escasos metros suya. Se acercó a ella acariciando como si se tratase de un ser vivo una de las vértebras de la ballena que había esparcidas por el suelo a su paso, poniendo especial atención al pico y el reloj que guardaba el pájaro.
El traqueteo del pozo le sacó de sus pensamientos, momento en el que se percató de la presencia de Sekkeh. Se giró para buscar al ulterano, y al encontrarle en un pequeño rincón, decidió imitar a ambos. Apoyó la espalda y un pie en la estatua, quedando encima suya el amenazante pico del animal. Como si se hubiera puesto bajo una parada de autobuses, sacó del bolsillo trasero de su pantalón su cajetilla de cigarros y su mechero, contando en silencio cuantos le quedaban.
Había optado por ahorrar el tabaco lo máximo posible, y desde que había llegado a Rocavarancolia solo había gastado cuatro. Colocó así pues el quinto en su boca para encenderlo, dando una calada profunda sin poder evitar sonreír al hacerlo. Expulsó el humo hacia arriba, vigilando la ballena como si esta fuera a moverse en cualquier momento.

—¿Ya te han liberado de la charla, líder? —alzó la voz al ver a la idrina, refiriéndose a ella con tono bromista. La verdad es que la veía asumiendo el puesto de "cabecilla del torreón Letargo" perfectamente, más que cualquier otro miembro.— Tenías mala cara ahí dentro.

Volvió a expulsar humo, esta vez por la nariz, como si fuera un toro molesto. Haría lo imposible para que aquella colilla se apagase lo más tarde posible.

A las preguntas del dragoncillo el repoblador no pudo más que decir:

-Si… bueno, más o menos,… es difícil tratar con él pero en el fondo no es tan malo… Es una criatura… no egoísta pero si solitaria, y parece ser que también intolerante pero yo creo que si sabes cómo tratar con él…, no sé si me explico, es raro y gruñón pero me alegro de que este aquí.- Ergot ni si quiera se había convencido así mismo, pero nada de lo que había dicho era mentira. Aun así sintió el impulso de ser más concreto: - Me está tallando unas flores en un trozo de manera y él no gana nada a cambio y le gustan las canciones.-

Y así se quedó en silencio, durante un rato observando cómo la gente se movía  a su alrededor. Al final decidió que lo más interesante parecía estar ocurriendo en el patio, pero una parte de sí mismo quería quedarse dentro del torreón con Emmit, Tesón y Samika en cierto modo eran sus compañeros más cercanos. Pero al final la curiosidad pudo con él aunque antes de marcharse se lo hizo saber a Rasqa:

-Voy al patio, si te apetece volar con lastre ya sabes dónde encontrarme.- le acaricio por última vez. Y en un par de saltos se encontraba en el umbral de la puerta, llego justo en el peor momento posible, cuando Jace encendía su quinto cigarrillo con su mechero. El repoblador vio fuego. Y comenzó a botar en el sitio como una de esas pelotitas de colores de las gasolineras que se consiguen desperdiciando un euro, pues así botaba el pequeño repoblador muerto de terror, he incapaz de pronunciar palabra se quedó ahí clavado. Al final el valiente guerrero de los bosques del Macetero reunió toda su voluntad y sus fuerzas para salir corriendo y así poder esconderse debajo del sofá, mientras no paraba de botar con tembleques incontrolados.

Se metió en su nido de trapos y pelos, y reunió a todas las pelusas a su alrededor mientras tiritaba con tanta violencia que el sillón sobre él temblaba. “Fuego. No puede ser… hay fuego, está aquí… HA VUELTO… ¿Qué significa esto? Es Fuego ¿Por qué me pasa esto a mí? Jace es el anti-dios... ¡ES EL DEMONIO FLORAL!  ¿Naturaleza que puedo hacer? Fuego. POR FAVOR, NO QUIERO MORIR. NO SIN HABER VISTO OTRO VEGETAL ANTES… ¿Por qué? ¿Por qué? Fuego. Fuego. Fuego. Fuego. Fuego-fuego-fuego-fuego-fuego…”

La emoción de Twixy's se intensificó, y ya estaba dando saltitos de alegría bastante antes de que Hal terminase de hablar.

-Entonces superpodemos ir ahora mismito, y así hiperacompañamos a los letarguny's a su casa un trecho. ¡Qué perfe-perfecty's ay, qué ilusión! ¡Vamos a mega aprender magia!

Sus planes fueron interrumpidos por un alboroto en el interior del torreón. Alguien gritaba y graznaba, una voz conocida, pero que los habitantes de Maciel llevaban bastante tiempo sin oir.

-¡HEREJES! ¡OS ATREVEIS A TRAER ESA ABOMINACIÓN A MI PRESENCIA! ¡VOCES SUCIAS! ¡IMPÍOS!

La voz de Armonía no era precisamente un canto celestial en ese momento. Era aguda y chirriante, y taladraba los oídos hasta los sesos. La roquense estaba completamente fuera de sí, tratando de acuchillar el libro de Jace que alguien mantenía fuera de su alcance. Sus ojos parecían salirse de sus órbitas, literalmente. Estaban hinchados y enrojecidos.

-¡Se ha vuelto loky's que te rompes!- exclamó Twixy's llevándose las manos a la cabeza. Acababa de entrar en el torreón a ver qué ocurría, y el panorama le dio verdadero miedo. Buscó instintivamente a Lemus y a Samika, y se acercó a esta última para alejarla de la emplumada.

-¡ARDEREIS, ARDEREIS TODOS! ¡Y TÚ LA PRIMERA, MALDITA LISIADA! ¡TE CORTARÉ ESA LENGUA QUE NO USAS! ¡Y LUEGO LAS MANOS, NO PODRÁS PECAR MÁS SIN TUS MANOS!- la atención de Armonía se había desviado hacia Varsai. Se abalanzó sobre ella, más contra su cuaderno que contra su cuerpo.

Eara asintió y, antes de dejarle de nuevo espacio a la idrina, hizo un último ofrecimiento.
—No podemos darte hierbas medicinales, pero trata el torreón como tu casa si necesitas cualquier cosa.
Le dio tiempo a dirigirle una breve sonrisa de ánimo antes de que se caldeara el ambiente y esta se borrara de su cara. Fue chocante cómo Hal saltó para defenderse de Tesón. Ayne incluso miró al chico con aprobación, antes de continuar hojeando con curiosidad el libro que acababa de recibir. Aunque estaba pasando hojas no perdía palabra de lo que se decía, y también escuchaba a la chica humana que le hablaba de la biblioteca y el bibliotecario.
—¿Te amenazan hasta en la biblioteca? ¡Qué propio de esta ciudad! —le respondió con una sonrisa agriada.
Intervendría en el asunto de Tesón solo si llegaba a hacer falta, pero prefería evitar choques innecesarios con sus compañeros, incluso si el compañero en cuestión era Tesón.

Eara vio cómo Hal se había puesto colorado y pensó que, de alguna manera, el comentario de Samika había sido innecesario. Lo que más le interesaba en aquel momento era la conversación que se disponía a armar Twix donde Tesón no pudiera escuchar. Miró a Ayne y, como seguía enfrascado con los mapas, se acercó a la puerta del patio y se apoyó en la jamba con la esperanza de estar finalmente un paso más cerca de la magia. La distrajo, sin embargo, la extraña huida de Ergot, que la llevó a poner los ojos en el pequeño hasta verlo desaparecer bajo el sofá. No le dio tiempo a preguntarse si había pasado algo porque, repentinamente, tenían a Armonía en el salón, estallando.

Ayne había esquivado la primera acometida por un pelo, pensando en un principio que iba dirigida a él. La sorpresa lo dejó desencajado, pero el instinto lo recompuso lo suficiente como para lograr alejarse de la roquense desquiciada.
—¿¡Te has vuelto loca!? —gritó. Difícilmente alguien del torreón había escuchado antes al sinhadre enfadado de verdad, pero en ese momento lo estaba. Hasta para Eara era raro escucharlo alzar la voz.
Protegió el libro y reculó, «ni el broma se lo dejo tocar». Tenía suerte de que hubiera tanta gente a su alrededor, eso era tranquilizador. Entonces vio, sin siquiera poder hacer nada, como la emplumada loca cambiaba de objetivo.

-Y que lo digas. Llevo pensando lo mismo de esta ciudad desde que entré aquí.- le digo a Ayne, bajando la cabeza al suelo, un poco cortada.

La respuesta de Devoss me hace retomar la idea de decirle a los de Maciel de que va mi libro. Sí, quedaría mal si no lo hiciese.
-El mío, es de botánica.- digo con una mera sonrisa.
La situación había cambiado, ahora varias personas habían salido fuera, o bien arrastrados como Hal, o bien para tomar el aire, como Jace, Sekk y Roaxen. Yo, sigo dentro del torreón, que por algún motivo me reconforta bastante. La caminata había sido larga, por lo que descansar ahora no está nada mal. Lo cierto es que agradezco el ofrecimiento de Eara con las sillas, me cae bien.

Pero algo sucede. El tiempo parece detenerse, un escalofrío me recorre el cuerpo, concentrándose especialmente en la nuca. Un mal presentimiento. No, ahora todos estamos bien. >>¿Por qué noto algo extraño?.<<
Desvío mi cuerpo a una de las chicas de Maciel, una de las que se ha quedado dentro. Al igual que Volera, es una con las que menos trato he tenido, no he cruzado palabra, es cierto que tampoco mucho con el resto, pero la he visto distante, casi apartada. >>¿Podría decirse que pensativa?<<.
Y ocurre, no sé cómo, ni por qué. Pero lo detecto al instante, furia en sus ojos, rabia acumulada, ira, algo igual a mi sentimiento con respecto a la Casa Espejismo, una acumulación de odio.
Su posición cambia, es como si fuese a hacer algo...

Y estalla, como una bomba de relojería. Gritos horripilantes y sandeces salen de su boca. Mi corazón parecer paralizarse unos segundos, al igual que mi cuerpo y mi mente. Me quedo bloqueada, intacta ante tanta crueldad y maldad por su parte. Pero su atención se fija en otra persona, en ella, en Varsai. No, a ella no, no puede hacerle eso a una niña, ha perdido el control y la cabeza. Un rayo de rabia y miedo desemboca en  mi mente, despertándome por fín.
-¡CHICOS¡ ¡AYUDA, HA ENLOQUECIDO¡- vocifero con bastante torrente, nerviosa por lo que pueda suceder.
Mis ojos se desplazan por la habitación entera.
El sudor empieza a aparecer en todas partes de mi cuerpo.
Tengo que hacerlo, no puedo quedarme quieta con los míos. >>Espera, ¿Acabo de decirlo?. ¿Los míos?<<. Sí, si voy a vivir con ellos durante un año, podría decirse que Varsai es de los míos, y no voy a dejar que le suceda nada, nada, no me lo perdonaría, no cargaría con mi conciencia.
Con un movimiento fugaz, casi imperceptible, saco mi daga oscura en posición de ataque, con un brazo extendido hacia delante, amenazando con la daga a una distancia prudencial, y con la otra agarrando con fuerza el colgante de mi madre. >>Dame fuerzas, mamá.<<.
-¡Sami, cuidado, apártate¡- grito fuerte para que reaccione, sin saber si lo hubiera hecho o no, su problema de visión me preocupa, sobre todo en estas situaciones, ojalá reaccione igual de rápido que la vez del bastonazo, por el bien de todos.

Me dan arcadas, casi poto, pero intento mantener la compostura lo máximo posible.-
-¡Atrévete a tocarla, y te juro que te...¡- exclamo sin terminar.
Las piernas me tiemblan, y también la mano que sujeta el arma.
No tocaría  a Varsai, espero que no sea lo suficientemente tonta como para hacerlo.

Las conversaciones se iban haciendo más aburridas, todos nos hemos ido separando, pero me da igual en este momento. Tengo la lengua como si me hubieran robado casa ápice de saliva. Tengo la lengua tan seca.... Me levanto del sillón en el que me encuentro con ayuda de mi lanza, y voy con visible cansancio hacia la cocina. Mi misión resulta ser todo un éxito y no bebo una o dos veces, sino cuatro. Sé que debería pedirles permiso, ya les pediré perdón cuando pueda hablar siquiera.

Mis ansias de beber van disminuyendo a medida que el agua va refrescando todo mi cuerpo con cada buche. Si tuviera un mar delante lo dejaría seco. Termino la faena con un leve “Agghh” de satisfacción. Me encuentro recuperado. Como si nunca hubiera estado sediento.

Vuelvo a donde esta el resto y me fijo más en lo que me rodea. El pequeñín acariciando a Rasqa... Jace, Sekk e Irianna saliento al patio....

Entonces todo se desmadra y es como si me encontrara en la misma guerra. Gritos e insultos saliendo del pico del pájaro arrogante....... No... es otro. Es como el otro pero chica. Y lo que hace....
Hace que se me erizen todos los pelos de mi cuerpo. ¡Va a atacar a Varsai! Todo ha ocurrido tan rápido que tardo en reaccionar. No puedo dejar que le haga daño, hemos pasado por varias cosas.... no puede ser atacada por alguien de esa manera.

-¡¡CABRONA!!-. El insulto sale de mi boca como si fuera un acto reflejo, supongo que he heredado el lenguaje de mi padre. Rápida e instintivamente me pongo delante de Ruth, con la lanza apuntando a la violenta esa. Casi puedo notar la alteración de los que están en el patio. Seguro que han escuchado los gritos y deben estar enseguida aquí.

-¡¡Ni lo pienses!!-. Digo con contundencia, aunque en realidad estoy demasiado nervioso.