Fase 2, Ronda 2: Jack vs Giz

Me había repasado las reglas una y mil veces. Las tenía bien claras, ni falta haría que me las tatuaran para decirlas de memoria. Pero una cosa era eso y otra oír cierto nombre y ver dichas reglas cumplidas. Giz, acompañado por una hiena trasgo, una especie de dragón un poco más alto que yo, cubierto de llamas, y el mismo Giz que por ser Pelea Libre valía por el doble de sus criaturas perfectamente. Porque vale que en cuestión de lucha con armas quizá estuviera en desventaja, pero en magia mi nivel no tenía rivalidad con el suyo y... <<Bah, no fastidies con tanta teoría. Tira para el centro>> pensé mientras lo hacía. En el camino a través de la arena aseguré los cinturones de mis armas: dos espadas largas a la espalda, dos guanteletes rematados en cuchillas (una cuchilla por guantelete) <<Y colmillos listos. Estos huelen a sangre, aunque hay un cuarto rastro que no identifico...>>

—Eh, Lagartijo, vamos a dar un bonito espectáculo, ¿vale? Pero intenta que Noel no te influya a la hora de aplastarme—bromeé, buscando al draco y a los cuchitrileros con la mirada allá en las gradas.

No tenía ni idea de qué podría hacer el símil de dragón más allá de estar cubierto de fuego <<¿Podrá exhalarlo también?>> Ni de qué se escondía invisible por ahí, pero al menos sabía de qué eran capaces las hienas. Y Giz, claro. Así que lo primero que hice cuando sonó el gong fue anclar un escudo mágico a mi cuerpo y preparar un hechizo de niebla mágica para buscar el bicho oculto. No tenía miedo de ataques físicos aunque estaba claro que sus hechizos de nivel superior al mío no los repelería con mi magia, así que esquivaría lo esquivable. <<Y desangra a esos bichos. ¿O me partirá la hiena los colmillos?>> El "dragón" no parecía muy factible hincarle el diente. Nada era apetecible ni posible de morder, realmente <<Giz incluido... ¿Será telépata?>>, pero cualquier cosa para acabar con sus bichos era bienvenida.

A Giz le sorprendió que le volviera a tocar con un amigo y tuvo que contener un suspiro en las gradas. Bajó hasta el lugar en el que había aparcado su surtidor de criaturas y pronto saldría a la arena con su selección: una hiena trasgo de pelaje gris pálido que llegaba a Giz a medio camino entre la cintura y el pecho; un dragón de los subterráneos con la piel negra y el cuerpo envuelto en llamas y su escolopendra batería, invisible, aferrada a la muñeca. En esta ocasión sí que había cogido armas: una cimitarra y un carcaj lleno de flechas colgaban de de su cinturón, como en los viejos tiempos. Por supuesto, tampoco se desprendió de su poncho, para evitar que los movimientos de los brazos le chivaran sus hechizos a Jack.

—Hecho, vampiro—contestó con serenidad a su saludo—. No necesito a Noel para tomarme esto en serio, estate tranquilo—Giz le dedicó una sonrisa decidida.

No perdió un segundo tras el gong. Abrió la gola y dejó que la escolopendra invisible escalara hasta su nuca. Al mismo tiempo que esta trepaba, de los labios del goliat nació un campo de fuerza esférico que abarcaba hasta la hiena. Mientras Jack conjuraba una niebla mágica que no serviría a su propósito, Giz ancló un hechizo térmico sobre las piezas de armadura que el vampiro llevaba en las muñecas con la intención de abrasarle y obligarle a centrar su atención en deshacerse del entuerto.

Su siguiente movimiento sería un hechizo de olor falso alrededor de Jack, imitando la madera chamuscada. Aquello entorpecería el olfato del vampiro y serviría de orden para el dragón flamígero, que lanzaría una suerte de vómito verde paralizante antes de lanzarse a la carga.

No vi nada fuera de lo normal con el hechizo, así que me olvidé del cuarto rastro y me centré en lo que sí veía. Empezábamos bien: eso tenía toda la pinta de ser un campo de fuerza, y a lo grande, cubriendo a la hiena incluso. Estaba pensando en derribar el campo o en imitarle y cubrir mi "parcela" de la Arena... cuando noté que las piezas de cuero se calentaban, pero lo ignoré por el momento hasta que fuera insoportable. Ya me había quemado otras veces con el sol; esto no era nada en comparación, ya me las quitaría cuando terminase el hechizo. Pero por si acaso Giz decidía ir más lejos, me apliqué a la piel un hechizo ignífugo. El siguiente truco del olor falso me indignó más que distraerme y lo envié al rincón del cuarto rastro: los ignorados. Como si no tuviera ya en cuenta todos los malditos olores de toda la maldita gente de las gradas. Así que terminé mi campo de fuerza que cubriera sólo un par de metros a mi alrededor y decidí esperar: no iba a entrar en el suyo con sus bichos.

No tuve que esperar mucho, pues la bestia en llamas primero escupió algo verde que impactó de lleno contra el campo y acto seguido, cargó contra mí. El líquido se quedó en el campo de fuerza, pero el campo no aguantaría la embestida. No iba a arriesgarme contra una criatura del genemago que, además, desconocía, así que guardaría las distancias. Cuando impactase con el campo de fuerza y lo derribase, lanzaría el hechizo de dislocación a su cuello e intentaría partírselo. Si por el contrario no lo lograba, intentaría esquivarle. Las bromas de Erika de encerrarme en burbujas me decidieron a dejar de lado el recurso del humo en combates que implicasen magia.

Chocar contra el campo de fuerza enfureció al dragón. Este soltó un rugido y sus llamas se avivaron al tiempo que golpeaba con uno de sus tres pares de patas las defensas del vampiro. El segundo golpe y el daño residual de las llamas acabaron de romper la cúpula. Mientras tanto, Giz aprovechó la coyuntura para anclar un sortilegio de defensa sobre la mole flamígera. Por mucho que lo llamara dragón, la criatura no tenía una sola escama. La hiena permanecía en su sitio.

El sortilegio de defensa protegió a la criatura de una muerte instantánea, quedando a medio romper, y Giz chasqueó a la lengua con cierto desagrado. <<Mal camino, ese>>. El asreniano saldría muy molesto de aquel combate si Jack acababa con alguno de sus animales. Decidido a darle al vampiro más distracciones de las que pudiera manejar a la vez, el goliat lanzó un hechizo de impacto sencillo contra él, ordenando a su vez a la hiena trasgo a lanzarse contra el vampiro. El dragón flamígero, por su parte, continuaría con su intento de cazar a Jack.

Dentro del campo de fuerza, Giz se quedó a solas con su escolopendra, conjurando una barrera elemental reforzada. El goliat no había tenido intención de ponerse tan serio de primeras, pero por muy amigo que fuera Jack, el instinto territorial del genemago pesaba más en aquellos momentos.

Giz logró proteger a tiempo al dragón con un sortilegio, así que chasqueé la lengua pues podría haber equilibrado la cosa un poco de haberlo conseguido. Encajé el hechizo de impacto sin mucho problema y pude ver cómo la hiena se sumaba al ataque. Esta resistiría la magia, así que dirigí el sortilegio de aturdimiento contra el dragón, contrarresté el térmico caliente con uno frío y encaré a la hiena. Todos sabían lo resistentes que eran los trasgos y lo jodido de su veneno, pero en la práctica nunca me había enfrentado a uno... En fin, no iba a hacer el tonto con magia, pero en cuanto dijera de luchar a espadas contra ella, Giz la protegería y a joderse hasta que tirase la barrera. Pero bueno.

Como hiciera en el combate contra Norou, ignoré los últimos pensamientos, me lancé a la carrera contra la hiena. Era mucho más corpulenta que una hiena normal, pero aun así me decidí a intentar agarrarle la cabeza tras esquivar su ataque y clavarle la hoja del guantelete en la base de la mandíbula inferior. No sería letal pero si podía inutilizarle la boca y, por tanto, el veneno, mejor.

Giz soltó un bufido al ver que el sortilegio aturdidor no solo había dejado al dragón sin saber qué hacer unos momentos, sino que le había hecho descentrarse de la orden de Giz. El goliat dejó que se despejara por sí mismo y dirigió toda su atención a la hiena. Si volvía a ordenar atacar al dragón, lo primero que haría sería soltar su bocanada paralizadora, por lo que a Giz no le quedó más remedio que salvaguardar al otro animal. Mientras su gola le indicaba que Jack había neutralizado su hechizo termico, el goliat alzó protecciones físicas contra la hiena, que a su vez, trataría de soltarse del agarre, sacudiéndose y clavandole las garras al vampiro allí donde pudiera.

Aprovechó que tenía a su hiena "a salvo" y reconvocó el hechizo de olor falso sobre Jack. El dragón volvería a vomitar en breves una oleada de veneno, que cubriría tanto a Jack como a la hiena.

Noel le había sonreído con socarronería a Jack cuando lo llamaron a Giz y a el a combatir mientras le decía: "ahora tienes la oportunidad de demostrar cómo aguantas el doble que yo". Y ahora que el combate ya había avanzado bastante, el draco se encontraba animando al asreniano con entusiasmo. A fin de cuentas se trataba de Giz y su oponente era Jack, ¿qué otra cosa iba a hacer?
—¡Demuestra que tienes experiencia domando malos bichos, como las sanguijuelas! ¡Haz que arda y dale una razón de verdad para humear!

No sólo no pude herirle donde quería sino que Giz la cubrió a tiempo con una barrera física y poco pude hacerle con mis armas más que arañar la defensa. La lucha cuerpo a cuerpo con la hiena iba a ser un desastre, así que dejé la ofensiva por otra cosa: intentar derribarla. No podría herirla o dejarla fuera de combate, pero con el dragón acercándose podría usarla contra él. Ya me había dejado un par de zarpazos que me dio en un hombro y costado, pero no había conseguido morderme. <<Madera... ¡Atento!>> El dragón ahora sí que estaba cerca. Bloqueé una dentellada aprisionándole la cabeza con fuerza y al segundo la arrojé con violencia hacia un lado. Acto seguido eché a correr lejos del dragón y la hiena, a quien por supuesto el líquido aquel no le hizo nada.

En mitad de la carrera, me lancé un escudo mágico para prevenir cualquier ataque de Giz. Había corrido en dirección opuesta a la del genemago, para que sus mascotas al estar en medio le taparan la visión. Si me daba tiempo, levantaría otro campo de fuerza entre las criaturas y yo, más grande que el anterior. Y si no pues confiaría en mis reflejos para esquivar los hechizos físicos. El escudo mágico aún estaba intacto.

El dragón no perdió el tiempo tras lanzar la vaharada venenosa y se lanzó a la carrera conta el vampiro. La hiena no tardó en adelantarle, tras incorporarse y sacudirse el líquido de encima. Giz solucionó el contratiempo visual que suponían sus animales con un hechizo de niebla y, utilizando los modificadores adecuados, conjuró una mampara mágica entre el vampiro y la dirección hacia la que corría, aprovechando la niebla mágica para calcular la ubicación con precisión. Se trataba de una barrera bastante endeble, con la potencia justa para que resistiera un choque.

Esperaba que eso frenara al vampiro, para regalarles unos segundos más a sus animales. De conseguirlo, lo siguiente que haría sería conjurar una racha de viento que él mismo se encargaría de controlar: La haría pasar con fuerza sobre el dragón flamígero para arrastrar las llamas de la bestia contra el vampiro.

En mi carrera, vi cómo una amplia barrera me cortaba el camino, pero viendo la poca altura ni me lo pensé. A unos pasos de esta, salté hacia la pared y hacia arriba, apoyando un pie e impulsándome hacia arriba. Como no era tan alta, la idea era pasar por encima hacia el otro lado. Pero Lagartone tuvo que deshacerla a mitad de camino, por lo que en el aire improvisé un poco. Nada más caer, harto de las bestias y del fuego, un hechizo de intangibilidad me cubrió, pero me mantuve "a flote" a nivel del suelo. El siguiente hechizo, aprovechando la cercanía entre sí de las criaturas, fue una consunción dirigida al dragón.

Giz no tardó en reaccionar, en cuanto vio que Jack realizaba un conjuro de los largos, enfocó con la niebla mágica y convocó un campo de fuerza mágico alrededor de la hiena. El goliat esperaba que la hubiera elegido a ella como objetivo, ya que la hiena iba a la cabeza de la carrera.

La conjunción había pillado a Giz llevando a cabo su siguiente maniobra: una barrera de inercia de gran amplitud alrededor de Jack. El goliat no tuvo tiempo de pararla de ninguna manera, nisiquiera esperaba que el vampiro realizara un hechizo de tal magnitud. Los que quedaba de la defensa del dragón se hizo añicos con la primera explosión que provocó la consunción, el resto de explosiones, como no podía ser de otra manera, se abrieron paso por el cuerpo del animal, haciéndolo volar en pedazos. Un gesto de horror cruzó el rostro del goliat, seguido por otro de un cabreo sin precedentes. Su cara raras veces mostraba tal abanico de expresividad en tan poco tiempo.

El siguiente hechizo que nació de su boca fue una burbuja de silencio inversa, que ancló al propio vampiro. <<¿Quiere guerra? Pues que prepare su féretro>>. Giz aguardó expectante al próximo movimiento de Jack para actuar en consecuencia. La hiena se había quedado de pie parada dentro del campo de fuerza mágico y no se movería hasta nuevo aviso. Aviso que Giz planeaba retrasar tanto como pudiera. La situación se había vuelto personal y quería encargarse de ganar a Jack con sus propias manos.