Fase 1, Ronda 2: Aeris vs Jack

Aeris, el "viejo" Nico... ¿Era ese su nombre, no? Tenía pocos recuerdos de él y todos eran de cosechado, así que no tenía ni idea de cómo iría la cosa. Por suerte no vería su dominio en acción, pero yo tampoco podía usar el "mío".

—¡Hey! Muy cierto, viejo amigo, muy cierto.—respondí riendo—¡Por los viejos tiempos!

En cuanto sonó el gong, inicié un escudo de magia que murió en el proceso: se había hecho intangible. Odiaba ese hechizo tanto como cualquier otro odiaría que yo me hiciera humo. Desde ahí ahora sólo tenía que esperar a que yo atacase para rebotarlo, desviarlo o protegerse con algún escudo: tendría acceso a hechizos superiores al ser un brujo. Tenía que pensar en qué hacer, así que antes de nada me cubrí con un escudo mágico.

<<Rápido, problemas de la intangibilidad: nada físico le afecta, puede atravesar lo que sea, contamos con que cualquier hechizo ofensivo lo rechazará sin mucho problema... Podría hasta enterrarse en la arena y atacarme desde... No, necesita aire, no bajará entonces. ¿Y bajarle?>> Si le hacía levitar hacia abajo, desharía mi hechizo cuando se diera cuenta... Pero uno de mis hechizos favoritos serviría para cubrir lo que no hubiese terminado de hundir. En teoría.

Así que lo que hice fue eso: intentar enterrarle con un hechizo de levitación, haciendo los gestos hacia abajo. Luego, moviéndome rápido sobre el lugar, usé varias ráfagas de viento sobre la arena, dirigiéndola contra él, desde varios puntos. Si se daba cuenta a tiempo y no lo hundía, intentaría taparle con la arena y, si aun así se intentaba escapar, levitaría el conjunto de la que le rodearía y atravesaría para que no escapase. <<Si pudiera, le hacía un sortilegio sangriento leve a mi cárcel particular de arena... Pero creo que va contra las normas>> pensé, echando al fondo de mi cabeza cualquier idea de que mi "plan" cojeaba más de lo "bueno" que parecía antes de ponerlo en práctica.

Todo dependía de la levitación... y todo se fue al traste en cuanto vio el hechizo. <<¿Por qué no podía haber categoría de poseídos? Sería más fácil>> pensé mientras me cubría con un escudo con rapidez. No sólo no había servido de nada sino que, peor, le había dado una forma perfecta de ocultar sus acciones. Y el chico no brillaba por tonto en la cosecha precisamente, así que podía contar con que la arena no le dificultaba en absoluto. <<¿Y qué hago? ¿Me hago también intangible y levanto escudo tras escudo hasta que alguien se aburra? Eso consume mucho... demasiado, no es admisible>> Me había apuntado para verme en un duelo mágico y ver cómo me desenvolvería, pero estaba claro que no era lo mío y que tenía que mejorar no mucho, muchísimo.

Para colmo, poco después de haber levantado el escudo un hechizo impactó contra este y se perdió. Con la maldita arena no veía nada, y había formas de evitar los hechizos del tipo niebla mágica, así que lancé otra ráfaga para quitarla de en medio. No iba sola, ya que la encadené con una llamarada oscura y otra ráfaga. No tenía ni idea de si el fuego mágico prendería en un cuerpo intangible, pero no lo sabría sin probarlo. Pero si resultaba que sí servía, mejor. Así que encadenaría llamaradas con ráfagas varias veces.

<<¿No podías ser como aquel poseído y arder, bonito?>> No, en su lugar me había rechazado la llamarada y encima se aprovechaba de la ráfaga para darle forma. <<¿No pretenderá... Sí, sí que pretende tirarme eso...>> No me la iba a comer, así que preparé un hechizo de inyección bastante cargado y lo lancé contra esta con intención de desarmarla y que llegase al brujo. Sin esperar a ver el resultado, empecé a moldear la arena a mi alrededor: pretendía hacer pequeñas columnas no muy altas que se interpusiesen entre sus hechizos ofensivos. No era mi estilo ni estaba acostumbrado a cubrirme con mil hechizos defensivos, además de que tenía práctica de sobra con los hechizos de moldeo. Obviamente, no serían igual de eficaces que un escudo mágico, pero tanta arena podía ser aprovechada y prefería esquivar antes que esperar detrás de un escudo.

<<Un fracaso detrás de otro>> pensé al ver cómo el otro me desbarataba todo lo que hacía sin despeinarse. Y encima el "ataque" anterior... Había pasado por alto que seguía intangible...<<mejor dicho, pensé que se la había quitado y... Bah>>

Ahora estaba más o menos encerrado y con una nueva forma aérea que se me venía encima. Podía salir de la barrera de inercia caminando con cuidado, pero la arena que se me vendría encima sí que sería un fastidio. <<A tomar viento>> Lancé un hechizo de intangibilidad pocos segundos antes de que la arena se desperdigase, y luego caminé lejos de la barrera maldita. Seguía en mis trece de no cubrirme con escudos, por lo que necesitaría velocidad para esquivar sus hechizos, así que añadí la levitación... Y automáticamente después me puse a correr a varios palmos del suelo, zigzagueando, sin quitarle ojo de encima presto a esquivar. Mientras, iba conjurando y lanzando, varias veces, dos de mis hechizos favoritos: lanzazo de magia y relámpago negro y plata.

Ya hacía que no se encontraba con Niko, pero el combate prometía. Le tenía mucho cariño al brujo, pero el trato era ya apenas existente. En vez de exigir sangre, animaba al que viese en mayor desventaja, y ahora ese era Jack. Niko no era un rival fácil.
—¡Jack, protégete! ¡Jaaaack! —Desde donde estaba veía bien por los gestos lo que hacía el brujo—. ¡Seguid así! ¡Enseñad lo que vale nuestra generación!

<<¿Qué demonios? No, esa no, ¡no!>> Lo había hecho: una barrera mística. Esquivarlos no fue complicado hasta que noté el peso de otra barrera de inercia <<No fastidies>> No me daba tiempo a conjurar nada para contrarrestarlo así que intenté esquivarlo <<¡Bien! Primera sangre, la mía>> pensé mosqueado al ver el raspón del brazo izquierdo y sentir la descarga de dolor. Me recompuse sin demora y me quité la intangibilidad para que su barrera no me hundiera bajo la arena. <<¿Cómo tumbo esa barrera si me rebota lo que le tiro y no todo es esquivable? Y encima queda poco tiempo de duelo...>>

<<Al carajo otra vez...>> Levanté un escudo mágico cargado, le añadí un hechizo de respaldo potenciado, y caminé en zigzag hacia el brujo con un claro motivo: buscaba flanquear la cortina que era la barrera y colar por ahí mis ataques. Estos no eran otros que lanzazos, de nuevo, por si rebotaban y, dada mi cercanía, tenía que encajarlos con mi cuerpo.