Fase 1, Ronda 7: Karime vs Jack

Karime esperado el torneo con muchísima ilusión. Se había preparado a conciencia, como buena militar, y había estudiado las transformaciones de todos sus posibles oponentes, por lo que cuando oyó su nombre seguido del de Jack, supo a que se enfrentaba.

Karime no cambió su decisión de armamento, que, sin contar la falta de dardos, era prácticamente la misma que usaba en el ejército. Antes de entrar en la arena, se ajustó las armas, que consistían en arco, flechas, espadas gemelas y una daga, y se retocó el maquillaje de guerra. “Honra tus raíces en el campo de batalla.” Se dijo antes de entrar en la arena.

- Hace un día fabuloso, ¿no te parece, Colmillitos?- le espetó con su alegría acostumbrada.- Divirtámonos. A ver si me demuestras tener más sentido del humor que la última vez.- le comentó divertida y se posicionó a la espera.

En el mismo momento en el que el gong sonó, la licántropa dio un gran salto hacia adelante que terminó con ella convertida completamente en loba. Karime alcanzó a su contrincante de otros dos saltos, cayendo esta vez sobre él con la intención de aferrarse a su cuerpo y morderle el hombro, pero el vampiro se desvaneció antes de que la licántropa lo tocara. Con un rápido movimiento, la loba adoptó una rápida forma pseudohumana y cargó su arco, apuntando a la masa de humo que no había perdido de vista ni un instante. “No puedes ser humo eternamente.” Pensó.

Como la categoría era libre y podía usarlo todo excepto mis armas de uso "diario", decidí probar unas con las que tenía práctica pero no solía recurrir a ellas: dos espadas. Eso para el cuerpo a cuerpo, para lo demás me hice con un par de dagas y listo. Cuando escuché el nombre de la libense seguido del mío, no pude hacer otra cosa que vestir mi rostro con una sonrisa.

Sonrisa que duraría hasta que me situé frente a la licántropa. Tenía una sencilla causa: sangre. Legal, además. Tenía que martillearme algo, eso sí: que K iba bien pertrechada. No podía caer en el error de subestimarla. Pero, teniendo en cuenta su transformación, ¿usaría yo la magia o no? <<¿Quieres una libense cabreada post-torneo? "No usaré la magia con ella porque no puede." Es una guerrera... No creo que crea que la necesita. Ahg, calla, prioridades: ganar. No, no, prioridad: sangre. Por favor... Ya habrá oportunidad de probarla. Busca el combate cercano>> Si quería entablar combate directo con ella, tendría que obligarla. ¿Y qué mejor forma que dejarla sin posibilidad de usar su arco? A distancia yo no tenía más que el par de dagas... y la magia, si decidía usarla. Lo cierto era que me superaba en fuerza y velocidad en forma lobuna, así que...

No perdí esa sonrisa cuando me habló ni cuando le respondí:

—Oh, sí, embarremos la arena con nuestra sangre. Están deseando verlo—dije, relamiéndome en el primer comentario y señalando con la cabeza a las gradas de alrededor en el segundo.

<<Qué desperdicio sería ese, ¿no? A callar>> Mis espadas dieron dos vueltas en las manos segundos antes de que el gong sonase. La chica saltó, se convirtió en loba y cayó sobre mí, pero mordió el humo literalmente. Me alcé en el aire cuando la vi recuperar su forma y coger el arco <<Ponte detrás, cae desde arriba, hiere, sangre. Que no, que así no. Se convertirá y no será lo mismo. ¿O su sangre es la misma? Habrá que comprobarlo>>

Si aparecía lejos, me comería la flecha... Si me veía acercarme, cambiaría de armas y tenía un bonito abanico de donde elegir... Y nadie sin experiencia usaba un arco en un torneo, así que tiraría con puntería. Decidí arriesgar. Volé en forma de humo contra ella en zigzag y cuando estuve cerca me hice sólido para buscar el combate cercano.

Si disparaba a bocajarro, me cubriría con armas y brazos. Y si, efectivamente, que era lo más seguro, la flecha acertaba, dependiendo de dónde lo hiciera atacaría o intentaría hacer magia. Si era vital, intangible. Si no, atacaría. Si por el contrario cambiaba de arma, cruzaríamos nuestros aceros.

Durante unos segundos, Karime se planteó la tentadora posibilidad de disparar a las partes nobles del vampiro, pero en seguida decidió que ese era un combate serio y que, aunque era una gran idea, no quedaría bien con el paisaje. En su lugar, esperó hasta el momento justo de corporeidad para disparar a su muslo derecho, muy cerca del lugar de su idea inicial. La cercanía del vampiro ayudó a que el impacto fuera mayor y la licántropa no tardó en volver a cargar su arma para lanzarle otra flecha, esta vez dirigida a su pie izquierdo. Su idea era la de ensartar sus cuatro extremidades imposibilitándole andar y usar armas.

Ese combate era peliagudo por donde se le mirase. Karime era una excelente luchadora pero Jack aparte de experiencia tenia trucos a rabiar y encima era pelea libre donde todo se valía, así que a sacar trucos mansalva. A pesar de eso y que le cayera bien el vampiro, Karime era Karime y pensaba apoyarla. Como no, Jack empezó con su humocidad, ese estado tan fastidioso donde solo podría dañarlo una aspiradora o un ventolera, lastima que Karime no tuviera una ni pudiera hacer la otra.

-¡Karime, muestrale la fuerza de una libense!- la animo desde su lugar en las gradas, le caía bien Jack sin duda alguna pero el resultado no estaba claro, solo era seguro que seria una interesante pelea. "Seria una risa que viniera de pronto una fuerte ráfaga de viento en pleno anfiteatro...diríamos adiós a Jack por un buen rato" pensó divertido al notar como Jack sentía cierta predilección por volverse humo y viendo interesado el enfrentamiento directo.

Toima y Nia

Aunque no esperaba mucho del combate, el ulterano se dejó oir y a su vozarrón, animando a Jack con una meta clara.
-¡Jack, sácale el otro ojo, para ver si sigue riendo la ciclope!-comentó con una sonrisa sarnosa, ganandose más de una mirada desaprovadora. Totalmente confundiendo las señales, se acercó al oido de la ulterana y le susurró a este.
-Si, Toima, no te has equivocado. Los ciclopes solo tienen un ojo.-

El ulterano entonces permaneció en su asiento tan feliz como un niño que sabia más que los demás, con la sonrisa más estúpida de sabiondo que podia esbozar.

<<¡Hora de bailar!>> pensé, segundos antes de recibir el flechazo en el muslo <<¿Mala puntería, señorita?>> pensé con diversión. <<La primera sangre, la tuya... Venga, hombre>> Para agilizar la cosa, empecé a levitar casi a ras del suelo. Esperé a que la otra disparase y esquivé la nueva flecha <<¿Al pie? Ya veo... Entonces lo de antes no fue mala puntería>> En el tiempo en que cargase y disparase otra de nuevo, me arranqué la primera y ayudé a la herida a cerrarse con el hechizo de restauración.

Tras esto, me preparé para esquivar nuevamente y, a continuación, conjurar una racha de viento contra ella, seguida de otra, aprovechando la bonita cantidad de arena que nos separaba. Detrás iría yo, corriendo, aún levitando, con las armas listas para golpear. Si se transformaba, cambiaría la ofensiva por algo más equilibrado, pues la loba no tendría mucho problema para olerme en mitad de la nube de arena.

Cuando Karime vio como el viento comenzaba a levantarse, la licántropa transformó únicamente su cabeza en loba de todo su cuerpo mientras recogía su arco y desenvainaba sus espadas. Cerrando el ojo y agudizando sus sentidos lobunos, evitó el malestar de la arena y, a su vez, poder percibir los movimientos del vampiro. Cuando este estuvo lo suficientemente cerca de la loba, ella cruzó sus espadas ante ella y las deslizó por el lugar justo en el que debería encontrarse el vientre del alemán. Si Jack no cambiaba de táctica, iba a ser el momento justo de chocar aceros.

Me había lanzado hacia delante con la espada derecha arriba y la zurda a la altura del pecho, en diagonal de dentro a fuera. La tormenta de arena me trajo el olor del pelaje lobuno, así que inmediatamente bajé las armas por si me la encontraba arremetiendo transformada. Lo que me encontré, sin embargo, fueron sus armas buscando mi estómago, pero mis espadas estaban cerca y pude bloquearlas.

—¿Sólo la cabeza? Vaya, todos los días se aprende algo. ¡La de posibilidades que eso ofrece, además!—exclamé manteniendo el empuje sobre sus aceros.

Pero en cuanto terminé de hablar, aproveché lo poco que quedaba de viento para deshacerme en humo y dar unas vueltas a su alrededor, hasta que la ventisca acabó y me materialicé a pocos pasos de su espalda. Buscaba incapacitarla como ella antes conmigo con el primer flechazo, pero teniendo en cuenta que era libense, habría que olvidarse del dolor como arma y atacar directamente a músculos. Así que le lancé una maldición abrasiva a la parte de atrás de las rodillas. La mayor duda era si al transformarse mantendría las heridas de una forma u otra o no, así que la mejor forma de descubrirlo era empezar a herir.

La licántropa se percató de que el vampiro había cambiado de forma y le siguió con el olfato en posición defensiva hasta que dio media vuelta sobre sí misma. En ese momento, Karime pudo ver como Jack estaba realizando un hechizo y, siguiendo su trayectoria, intentó esquivarlo apartando su pierna y poniendo la hoja de su espada en la trayectoria. Para su impresión, el lateral de la hoja donde este había tocado se carcomió.

En un movimiento rápido, Karime lanzó a su contrincante la espada maltrecha a la vez que envainaba su gemela. En un instante fue de nuevo loba y se lanzó tras la espada. Si la esquivaba no podría hacerlo con ella.

<<Qué manía con olerme, de verdad>> pensé con diversión al verla actuar <<Cosa normal, por otro lado, pero que no olvidaré más>> Me tiró la espada y automáticamente después cargó contra mí en forma de loba, así que me convertí cambié las cimitarras por dos dagas, me convertí en humo y me pegué a su cuerpo cuando estuvo cerca*.

La intención no era otra que materializarme encaramado a su espalda y clavar mis armas en sus hombros e incapacitarle los brazos en mayor o menor medida, por lo que si conseguía clavarlas, las retorcería con saña <<Total, no sienten dolor>>

Sin embargo, la libense podría volver a transformarse en el proceso de buscar su espalda, así que en ese caso yo actuaría en consecuencia. Tanto si me atravesaba o no al esquivarla en forma de humo, me haría sólido de nuevo y arremetería con las cimitarras.

*Es decir: si le atraviesa, hace eso. Si se para antes y hace cualquier otra cosa, da igual, se intentará pegar igualmente para subirse luego "a caballito".

Wen observaba atentamente el combate entre la nueva licántropa de la ciudad y Jack. Ya conocía la forma de desenvolverse del vampiro en la batalla y, para su gusto, estaba haciendo demasiado uso del humo en combate. La loba, por otro lado, le estaba sorprendiendo gratamente, una mezcla entre técnica y salvajismo. Como metamorfa, aprobaba esa combinación.

- ¡Venga, loba sarnosa, dale lo suyo y lo de su abuela!- gritó animando a la libense, para luego sentarse tranquilamente. Sintió la mirada de Noel y se giró para ver su ceja arqueada.- ¿Qué? Lo está haciendo bien.- comentó como si fuera lo más normal del mundo que animara a la loba. Luego añadió.- Además, él se lo merece.