Fase 1, Ronda 2: Koval vs Kromen Pietro

Se presentó en la arena después de la llamada vistiendo a la segunda versión de la quimera alada. Al escuchar que su oponente era la gárgola creyó que podría sacarle partido a las alas. Poco sabía de aquel al que se enfrentaba, salvo que estaba un tanto loco y lo que la palabra “gárgola” traía a la mente de cualquier hijo de vecino. El pájaro tan solo llevaba encima una una espada ligera que colgaba del cinturón y una daga del lado contrario, además de un zurrón con cremallera. Aquel cuerpo no fue lo único que llegó a la arena, porque lo siguió un segundo, un oso de los subterráneos cuya cabeza era ahora la de un reptil. Para saludar a su contrincante, el fuego fatuo abandonó los cuerpos.
—Estoy deseando que me enseñes qué puede hacer una gárgola —le dijo con una sonrisa.
Gael se mostraba todo lo tranquilo que era capaz, pero estaba un poco preocupado por el desconocimiento sobre su oponente. Lo mejor que podía hacer al sonar el gong era protegerse y tantear el terreno.

Empezó con la quimera alada. Mientras con una mano desenfundaba la espada, con la otra levantó un escudo mágico y un campo de fuerza básicos de forma rápida, con el propósito de resistir las primeras embestidas por las que se decantase Kromen y tomar nota de ellas. Su pose, arma en mano, era defensiva.


[Nota: los cuerpos usados son el 3) y el 7) de "quimeras"].

«Va cuerpo a cuerpo, sin pensar, y probablemente no puede hacer magia o no con facilidad». Al menos esa fue la primera idea que se hizo de la gárgola. Su embestida fue retrasada por el campo de fuerza que había levantado, y Gael no llegó a usar el arma, porque aprovechó ese lapso de tiempo para volverse intangible y salir del camino de la gárgola. Se alejaba vuelto hacia ella, y aprovechó a tratar de acertarle con un sortilegio de aturdimiento que facilitase lo que haría a continuación. Necesitaba comprobar la dureza de la piel de Kromen, pero como él había perdido ya sus defensas físicas prefirió ser cauteloso y no abandonar todavía la intangibilidad. En vez de usar su espada optó por simular el golpe de una con un hechizo de corte de fuerza análoga, que trataría de repetir si era evitado.

«¿Resiste la magia? Bien, ya decía yo que tenía que tener algún truco guardado para ir tan a las bravas». Le harían falta hechizos mejores que los que había usado, y en cuanto a su piel, probablemente la espada solo le haría cosquillas. Un punto débil claro por ahora era su vista.

Sin embargo se había lanzado a lo loco sobre el otro cuerpo, y aunque sopesó sorprenderlo pasándose a él, probablemente lo pondría en una situación desventajosa. Dirigió un hechizo de impacto contra la gárgola, pretendiendo alejarlo de sí mismo y, tras este, comenzó a conjurar una explosión de luz que le obligase a cerrar los ojos. Planeaba que, mientras la gárgola estuviese desorientada por el impacto y por no poder abrir los ojos, él levantaría alrededor de donde se encontraba un campo de fuerza reforzado, cosa que podía hacer con los ojos cerrados. Era de aproximadamente dos metros de diámetro, todo a su alrededor, para tener amplitud de movimientos. Al retirar la intangibilidad él volvía a ser el cebo, por eso golpeó sonoramente la arena con un pie, haciéndolo notar. Se disponía a lanzar una malla ácida si volvía a acercarse a él.

A pesar del esfuerzo y de que sus hechizos habían sido mayormente desviados, Gael se permitió una sonrisa fugaz. Mientras la gárgola luchaba por tirar abajo el campo de fuerza que rodeaba al fuego fatuo, conjuró otro similar alrededor de Kromen, pero invertido, de modo que esta vez no tuviera adónde huir al conjurar él la malla ácida. De conseguir el objetivo de encerrarlo en aquella jaula invisible, volaría hasta situarse sobre él para lanzar la malla desde arriba, abandonando lo que quedaba del campo de fuerza en el que se había estado escudando.

Aquello que escupió sobresaltó a Gael al verlo impactar contra el campo de fuerza, y agradeció conocer esa habilidad de la gárgola en aquella situación y no en otra más desventajosa para sí mismo. Viendo que era inútil lo que hacía, aprovechó a levantar de nuevo un campo de fuerza reforzado anclado en sí mismo mientras Kromen hiciese caer lo que quedaba de su encierro mágico. Ahora tenía muy claro que la defensa física era la vital en aquel combate.
Dejó de limitarse a sostenerse en el aire y empezó a volar trazando círculos sobre la arena, esperando el próximo movimiento de su oponente. No tenía ni idea de quién volaba más rápido, pero tampoco importaba. Solo trataba de ganar tiempo y de buscar un buen ángulo de tiro desde el que probar cuánto efecto tenía sobre una gárgola un lanzazo de magia.

«No puede ser… quiero una gárgola para la colección, en serio». Un poco retorcido, pero cierto. Tal vez era buena idea preguntarle a Giz si tenía genes de gárgola para hacerle algo a medida, pero al pensarlo mejor se dio cuenta de que tardaría lo suyo en reunir con qué pagarle.

Independientemente de la admiración repentina por aquella piel, no olvidaba que estaba pasando por algunos apuros. Incluso hechizos de bastante nivel no lo mellaban hasta el punto de frenarlo, y ahora lo tenía golpeando sus defensas con pedazos de aquella sustancia solidificada, tratando de sujetarle a pesar de la barrera que tenía a su alrededor. Sin pensárselo demasiado conjuró un hechizo de impulso con la potencia reforzada que dirigió al abdomen de la gárgola, deseando que aquello le dificultase el vuelo y sabiendo que, como mínimo, se lo quitaría de encima. Siguió de largo en su vuelo pero hizo un quiebro para volver al mismo lugar ganando altura, acercándose a la gárgola. Desenvainó la daga y buscó atacar a un punto débil. El primero en que pensó fueron los ojos. La otra mano permanecía libre por si fuese necesario reforzar su principal protección.