Primer sueño de Xalkoth

Xalkoth surcaba felizmente los cielos como ya había hecho otras tantas veces, con una diferencia: esta vez no había un destino predefinido, ni obligaciones, ni retrasos a tener en cuanta. Viajaba a donde quería, en otras palabras, era libre.

-Deja de rodar por la nave, que luego te vas a marear- Dijo alegremente cuando el humano apareció en su campo de visión. -Y Cío tiene razón, este mar no tiene nombre. Pero a nuestra vuelta lo tendrá, pues como sus descubridores tendremos derecho a bautizarlo ¿no creeis?
Las voces de Archi y Lara fueron las siguientes en captar su atención. La primera para expresar su preocupación por sus hijos, y el segundo par aindicar que se acercaban a su destino. Confirmó visualmente las ultimas palabras del irrense al vislumbrar una playa, la última entes de adentrarse mar adentro.

La preocupación de Lara por su parte era justificada, y toda buena expedición tendría que ser voluntaria, así que si alguien se quería echar atrás mejor hacerlo antes de que empiece, porque luego no habría más oportunidades.
-Mirad. Esto lo hacemos porque queremos. Si alguien no se atreve puede irse, pero no voy a cancelar todo el viaje solo por eso- Señaló el borde del océano a través de uno de los dos ventanales frontales -¿Veis esa playa? Si queréis podemos amerizar justo al lado, y aquellos que no quieran seguir que se bajen. Archi, el mapa.
El irrense tecleó un par de órdenes en su ordenador y el radar holográfico se vio rápidamente sustituido por una imagen de toda la región vista desde arriba.
-Esa de ahí es la playa, y no muy lejos hay un asentamiento en el que podéis esperarnos. Aun así podéis llevaros vuestra parte del racionamiento para estar seguros- Mientras hablaba, Archi había ampliado la región de la playa, para después ir trazando una linea que representaría la ruta que debían tomar los que se quedaran para llegar al poblado -Podemos recogeros a la vuelta. ¿Y bien?


El insecto accionó un par de palancas de un lateral, y en respuesta el zumbido de las alas de la nave remitió ligeramente, a la vez que comenzaban a descender.

Como había imaginado que al final Lara, Ippon, y puede que alguien más decidieran no ir, el clinger había hecho descender la nave, preparándose para amerizar en la costa. Sin embargo las cosas no fueron como había previsto. Si, uno o más iban a intentar que los que no querían ir cambiasen de idea, eso se lo esperaba, pero fue entonces cuando llegó el momento de “la verdad”

“Toda la verdad? ¿Qué verdad? ¿De que estáis hablando?”
La revelación de que tanto Nero como Ri habían desaparecido en aquel mar impactó a Xalkoth, pero no tanto como el hecho de que en teoría él ya tendría que saberlo. “¿Que? Y cuando me entere yo de eso? ¿Por qué no lo recuerdo?” No era extraño que el clinger olvidara cosas o incluso a gente que conocía, pero nunca le ocurría con las cosas importantes, y la desaparición de dos compañeros era, sin duda, importante.
“Cuando... como... ¡No! No importa. Lo que importa es encontrarlos. Me preocuparé por mi memoria después”

Al final todos se quedaban a ayudar en la búsqueda, por lo que el clinger detuvo el descenso de la nave. No volvió a ascender sin embargo, ya que si pretendían buscar a alguien sería mejor volar bajo. El descenso de antes no había sido inútil después de todo.

-Bien, si al final nadie se baja que todos vayan a sus puestos. Nada de estar aquí delante todos, si el peso no está bien distribuido por la nave será más dificil maniobrar. Archi se queda conmigo. Los demás: Shaco y Taro a la puerta que sale a cubierta. Voy a volar despacio, así que el viento no debería ser excesivo, aun así nada de salir a menos que sea necesario o que yo os lo diga, y si salís  os quiero atados a los arneses todo el rato. Cío: tú a la sala de máquinas. Avísame si el motor hace algo raro, y si por alguna razón necesitamos más electricidad de la que pueda darnos la batería puede que haya que usar la tuya. Ippon, Lara: vosotros estaréis en un camarote central y seréis los encargados de moveros por el interior para cualquier cosa que haga falta, ya sea trasladar cosas de una persona a otra o revisar alguna sala. ¿Todos sabéis lo que tenéis que hacer? Pues si no hay preguntas a vuestros puestos.

Así,  todos se movieron a sus respectivas posiciones. Antes de continuar, Xalk extendió desde la pared de la izquierda una trompetilla que estaba enganchada a la pared por una tubería. Esta tubería estaba conectada con todas las salas de la nave, y en cada una de ellas finalizaba con otra trompetilla similar, sirviendo como sistema de comunicaciones para la nave. Era lo más sofisticado que los clinger sabían fabricar, ya que sus conocimientos eléctricos no llegaban tan lejos.
Tras confirmar mediante dicha trompetilla que todos estaban en sus puestos, el insecto movió las palancas necesarias para que la nave se pusiera en marcha. -Atento al radar, Archi-

Y así fue como el grupo se adentró en el mar sin nombre, pero mientras avanzaban Xalkoth no podía quitarse de encima la preocupación. Si había olvidado algo tan importante como que Nero y Ri hubieran desaparecido... ¿Qué más podría haber olvidado?

Al principio no pasó nada, tan solo se adentraron todos en el océano sin nombre. Entonces llegó la niebla.

Apareció de repente, sin previo aviso, ni ningún indicio de que se pudiera formar siquiera, pero lo peor fue su efecto. El radar de Archi falló tan pronto como se adentraron en ella, y cuando probó a orientarse con la brújula vio que esta daba vueltas sin parar. Se movían a ciegas.
-Que todo el mundo mantenga la calma. No vemos nada pero estamos en el mar. No vamos a chocar con nada. 
"Además la niebla siempre se mantiene abajo. Tan solo tenemos que elevarnos hasta salir por encima de esta y todo se arreglará. Luego me preocuparé de encontrar otra forma de rastrear a los dos Sinhadres.

Con el plan trazado, Xalkoth fue a los controles para ascender, pero cuando fue a utilizarlos... no supo cual debía accionar. "¿Qu... qué?"
El clinger pestañeó un par de veces, sin terminar de creerse lo que pasaba. De hecho tras sacudir la cabeza probó a intentarlo dos, tres, hasta cuatro veces. Pero nada. Era incapaz de recordar cómo debía manejar la nave. 
“No... no, no, no no ¡No! De todas las cosas que podía olvidar y encima ahora. Venga vamos haz memoria, haz memoria...
Era inútil. No consiguió recordar absolutamente nada, no importaba las veces que lo intentara, ni los golpes en la cabeza que se diera.
-S...sseguimos adelante. Ya es tarde para echarse atrás.
Y así, sin tocar nada, dejó que el navío siguiera avanzando por si solo, a merced de lo que les aguardaba.

Las luces y motores fallaron de repente, y el clinger fue incapaz de pensar en una solución para el problema, por la misma razón por la que no era capaz de pilotar: lo había olvidado.

Ya no tenía solo miedo de lo que les pudiera pasar a todos, también le aterraba olvidarlo todo. “¿Y si no para? ¿Y si olvido hasta quien soy?”
El caos se apoderó del lugar, con la ente yendo y viniendo cada uno con sus propias ideas o temores que mencionar. Xalkoth era el piloto, el que estaba al mando, y por tanto era el responsable de todos ellos, debía ser él quien llamara a la calma. ¿Pero cómo hacerlo cuando ni siquiera podía calmarse a si mismo? 

Al final lo único que logro fue gritarles a todos que se agarraran a algo antes del impacto. El choque contra el océano fue brutal, y el clinger salió despedido contra los controles que tenía justo debajo, abollándose el exoesqueleto en varios puntos. Si no se hizo más daño fue de milagro.
Los demás sobrevivieron también todos, pero nadie había salido ileso. “¿Se ha ido la niebla?” Rápidamente se asomó por la ventana más cercana, para poder comprobar que, efectivamente, ahora tenían visibilidad total. También fue así como el insecto avistó la isla, por fin un punto de referencia y en el que apoyarse. Con los ánimos renovados se dirigió al magullado grupo.

-¡A ver basta ya! Prioricemos lo que debemos hacer. He visto una isla cerca, podéis comprobarlo vosotros mismos si queréis. La nave no funciona, pero podemos desplegar las alas para usar el viento. Deberíamos poder llegar sin incidentes. Cío mismo lo ha dicho, no podemos esperar asistencia, así que nuestra prioridad será asegurar nuestra propia subsistencia.
Todavía seguía preocupado por su amnesia, pero no podía contárselo. No hasta ponerlos tan a salvo como pudiera.
-Shaco y Taro, ocupaos de desplegar las alas. Que estén dispuestas en arco, para aprovechar tanto viento como sea posible. Cío, ocúpate del timón, y el resto que asistan a quien lo necesite. Vamos a la isla.

Consiguieron llegar a la isla sin más incidentes, pero no sin malas noticias, ya que durante el trayecto, mientras comprobaban el estado de todo en el navío, habían descubierto que estaban casi sin provisiones. Una vez hubieron desembarcado todos, Xalkoth comenzó a hacer planes de supervivencia.

Necesitaban tanto comida como agua. La segunda la obtenían desalinizando la del mar, pero para ello hacía falta que el motor volviera a funcionar, y eso podría llevar tiempo. Tampoco podían esperar un rescate, ya que nadie viajaba por aquella zona por miedo al océano.
En conclusión, la lista de cosas a hacer era, de más a menos importante, sobrevivir, hallar una forma de salir del océano y por ultimo buscar otro plan para rescatar a Nero y Ri.

-Lo primero es organizarnos para poder pasar la noche. No queda mucho, así que habrá que darse prisa. Nos dividiremos en dos grupos: Uno recogerá madera, y el otro, en el que estaré yo, embarrancaremos la nave en la playa. Rota o no es nuestra única forma de salir de aquí, y el único techo que tenemos- Dirigió una mirada general al grupo para comprobar si había pegas, a la vez que iba decidiendo los grupos. 
-Cío, Taro y Shaco. Vosotros id a por la madera, los demás conmigo, y los que os vais: no os alejéis si no hace falta, y si podéis quedaros en el borde de la jungla desde donde os veamos mejor. No sabemos nada de este lugar.

Tanta organización para nada. El resultado de la búsqueda acabó por ser un pequeño montón de madera húmeda, que era poco probable que prendiera. Pero quizás no hubiera sido todo en vano, o al menos eso pensó cuando escuchó lo de la fruta.
-¿Y decíais que no caía ni balanceando?- Eso no era buena señal. Normalmente si la fruta no caía era porque no estaba madura, pero menos daba una piedra.

-Está bien, que Taro me lleve. El resto mirad si podéis hacer algo con esas ramas, y preparadlo todo par apasar la noche.
Se volvió hacia Taro, para que abriera la marcha, y siguiendo al carabés se adentró en la selva.