Torreón Letargo (Archivo V)
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Rocavarancolia Rol
17 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreón Letargo (Archivo V)
05/08/13, 03:54 am
Recuerdo del primer mensaje :
Este torreón de cuatro plantas está completamente cubierto de enredaderas, por lo que en un inicio es un poco complicado encontrar la puerta, algo más pequeña que en los otros torreones. El puente levadizo suele estar bajado, y da a una franja de tierra que rodea la parte delantera del torreón. Los capullos de las flores, que solo se abren con la Luna Roja, despiden al anochecer una fragancia que atonta y adormece a quien la huele. En el patio tiene suelo de tierra y también está repleto de plantas, en su mayoría secas o raquíticas. En el centro hay una estatua de una ninfa atravesada por cientos de estacas.
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
15/05/15, 05:46 am
Progresos. La palabra que hubiese empleado Irianna para definir aquel mes y medio en el que se empleó a fondo en mejorar abarcaba más de un ámbito y a más personas que ella misma. Kimbra progresó con la lectura lo suficiente como para poder dar el siguiente paso: enseñarle a escribir. E, incluso más importante aunque la idrina tuvo que auto-convencerse en un breve debate mental consigo misma que debía reordenar las prioridades al respecto, la hija de lunas comenzó a dar su opinión con más frecuencia. La lacustre se aseguraba, además, de instarle a que tomase decisiones, aunque no lo hizo en demasiadas ocasiones pues a la krabelinense todavía se la notaba fuera de su elemento dando una opinión por muy inocua que esta fuera. Por ello, ya que además había sido ella quien le había dado el empujón en aquella dirección, Irianna se aseguraba de que no había opinión de Kimbra que no comentase, intentando transmitirle continuamente la idea de que lo que tenía que decir sí era importante.
Los magos también había hecho progresos e Irianna hacía las veces de maestra para cada vez más personas, incluido Sigrún. Un día le había pedido que le explicase cómo hacer el hechizo de llama y la idrina se alegró de descubrir que había otra persona más en el torreón con capacidad para realizarla. Con los días había empezado a resultar evidente que estaba vedada a algunos por algún motivo que escapaba por completo a su comprensión. O tal vez los que sí habían podido llevarla a cabo tenían alguna clase de talento natural para ella, como quien lo tiene para componer música o pintar un cuadro. Al principio había creído que esa posibilidad podría resultar plausible debido al componente gestual de la hechicería, dado que ella misma parecía contarse entre los que tenían más facilidad de todos y sin duda su especie era la más ducha en cuanto la precisión con los gestos. No obstante, descartó la idea cuando comprobó que Varsai no era capaz de llevar a cabo un hechizo que carecía de componente verbal, ya que la balera también contaba con facilidad para gesticular debido a su condición de muda. La lacustre tan solo podía especular al respecto, aunque ello era una fuente de inspiración nada desdeñable, y enseguida decidió emplearse a fondo con el grimorio al comprobar que la magia acudía a ella con más facilidad que a la mayoría. Había encontrado dos excepciones, no obstante y, aunque Sigrún no practicaba tanto como ella, sí le pedía que le enseñase todos los hechizos que ella misma había aprendido y enseguida vio que el humano era capaz de aprender tan rápido como ella. La lacustre le ayudó en todo lo que le pidió al respecto e incluso en alguna ocasión le preguntó si podía probar a realizar un hechizo que no le salía por más veces que lo intentaba, pero en esas ocasiones el albino tampoco tenía éxito.
Después estaba Ziack. El enderth continuaba retraído, la chica podía leer en él, a veces con claridad, que no se fiaba de ellos. Trató de transmitirle seguridad, aproximándose a él sin agobiarlo para intentar que empezase a verlos de otra forma, y finalmente consiguió captar su atención con la magia. Descubrió que el ave no podía mover un brazo, por tanto buscó hechizos que solo requiriesen el uso de una única mano para llevarse a cabo y animó a Ziack a tratar de realizarlos. Le sorprendió la facilidad con la que el enderth comenzó a realizarlos una vez aprendió los pasos. Había pocos hechizos que el ave podía realizar debido a su limitación, pero todos ellos parecían volar con énfasis desde las puntas de sus dedos, además de que el chico afirmaba que no sufría demasiado cansancio al llevarlos a cabo. Irianna sintió una punzada de admiración y también de lástima: tal vez el enderth fuese el más talentoso de todos ellos pero no podían comprobarlo ni convertirlo en algo útil. No obstante, las ocasiones que se sentó junto al ave para mostrarle un nuevo hechizo, la idrina podía sentir su entusiasmo y hacia el término de aquel mes y medio se alegraba de notar que el enderth parecía sentirse algo más cómodo en el torreón Letargo.
Sí, ya había transcurrido mes y medio. La lacustre había estado tan ocupada que incluso se sorprendió del paso del tiempo. Si le hubiesen preguntado, habría apostado que las semanas en Rocavarancolia se le iban a hacer el doble de largas que las idrinas, pero no era así. Lo cierto era que haber podido alejarse de él en conjunción con que no había tenido tiempo de aburrirse, habían conseguido un efecto positivo en aquella dirección. Irianna no estaba completamente libre del fantasma de Veril y la pesadilla de la que se había despertado gritando hacía ya más de un mes no fue la última, aunque sí la más vívida. A veces no recordaba sus sueños, pero se despertaba con los ojos húmedos, que se apresuraba a secar con la manga del pijama evitando darle vueltas. Procuraba mantenerse ocupada desde que se levantaba para no pensar en él, en la ponzoñosa presencia que todavía era el idrino en su mente. Al menos había podido dejar de ser incapaz de encontrarse en presencia de Jace sin tener que ocultar el terrible malestar que le producía, relegando aquel episodio concreto al olvido y el humano volviendo a convertirse en “uno más”. Uno más quien, por cierto, se le notaba más desanimado que al principio. Irianna se debatía entre si debía preguntarle si se encontraba bien, pero sentía que tal vez podría estar metiéndose donde no la llamaban. Si continuaba así probablemente trataría de preguntarle al respecto aunque le costase.
El que sí era un auténtico fantasma, o al menos así lo habían descrito los compañeros de Maciel era Tesón. La siguiente ocasión en la que se reunieron con el otro grupo estos llegaron cargados de malas noticias: ambos roquenses habían fallecido. La idrina no supo qué decir, aunque pensó que desgraciadamente Rasqa había tenido razón aquella mañana al afirmar que a Armonía le quedaban dos soles. Ni siquiera llegó a darles el pésame a sus compañeros, porque la explicación sobre la muerte del otro roquense los dejó a todos boquiabiertos y sin palabras. Al parecer el alma de Tesón seguía “viva” de alguna manera y había salido flotando de su cuerpo. Lo habían descrito como transparente e intangible, de hecho la idrina asoció inmediatamente el estado del roquense con dos hechizos que había visto en el libro, pero no había duda alguna por cómo habían relatado los de Maciel el suceso en el pozo. Tesón no podía no estar muerto y, sin embargo, parecía sacado de las historias de supersticiones idrina sobre los reflejados que llegaban al mundo desde el Reflejo cuando su equivalente moría en Idris.
A pesar de ello, la escritora encontró una buena fuente de inspiración en todo lo que había pasado y, cuando sus otras ocupaciones en el torreón se lo permitía, se enfrascaba en la escritura de un relato que había comenzado a idear inspirándose en lo que estaban viviendo. Era como un reto para ella, ya que su situación en Rocavarancolia superaba a cualquier ficción y no era sencillo desarrollar una historia diferente pero igualmente interesante a partir de aquella premisa. Le gustaba escribir escuchando de fondo a Varsai tocando su flauta, aunque observar a la varmana con su instrumento hacía que sintiese nostalgia de su propio violín, olvidado en su casa en Idris y el cual no creía que volvería a ver nunca más. También le resultaba interesante e inspirador sentarse a escuchar a Sekkeh relatar alguna historia. El intara tenía buena voz para ello y la idrina no rechazó ninguna de las ocasiones en las que el ulterano se ofreció a entretenerlos de aquella forma.
Aun así, y aunque seguía cocinando con su ayuda, su relación con el chico no varió mucho desde el día que habían descubierto la magia. Lo mismo sucedía con el resto de sus compañeros masculinos, incluido Roaxen al que decidió tratar de ignorar en la medida de lo posible. No sabía a qué se dedicaba el capellán encerrado durante tantas horas ni quería saberlo. A la idrina le preocupaba que se notase el hecho de que siempre pasaba más tiempo con cualquiera de las chicas del torreón que con los chicos, aunque pasaba más tiempo con Kimbra y Varsai que el resto como había hecho desde el principio y creía que podría justificar que sencillamente se sentía más apegada a ellas dos en particular sin que nadie lo viese extraño.
Y ella también había hecho progresos, tanto en el ámbito de lo esotérico como en lo físico. Respecto a este último, su puntería con el arco había mejorado notablemente al término del mes y medio y la idrina ya se sentía cómoda saliendo con el arco y el carcaj a su espalda, sintiendo que a partir de entonces el peso que le añadía se compensaba con su habilidad para manejarlo, al contrario de lo que sucedía hasta apenas unas semanas antes. No obstante y tras observar como algunos de sus compañeros practicaban combate cuerpo a cuerpo, la idrina acabó tomando la decisión de que quería entrenarse también de aquella manera. Tardó en decidirse siquiera en pedirle a alguien que le enseñase y seguía sintiéndose muy torpe con un arma de corta distancia en las manos, pero finalmente encontró lo que le pareció más adecuado para ella: aprendería a defenderse con su propio cuerpo, y en caso de que volviese a haber un incidente similar al ocurrido entre Armonía y Varsai, podría reaccionar a tiempo tal y como lo había hecho Sekkeh. El intara, de hecho, fue quien se convirtió finalmente en su maestro de artes marciales y para el final del mes y medio Irianna llevaba alrededor de una semana practicando combate básico con su ayuda. No había hecho muchos progresos, pero al menos ya sabía mantener la postura de guardia y cómo pegar puñetazos eficazmente de forma aproximada.
No hubiera podido empezar mucho antes con su entrenamiento, de todas formas, pues al principio hacer magia drenaba su energía de forma alarmante. Por suerte, y aunque los días que llevaba a cabo varios hechizos continuaba resultando agotador, esta situación no se mantuvo estable y parecía que con el paso del tiempo cada vez se cansaba con menos facilidad, además de haber aprendido a no utilizar demasiados hechizos sin descanso entre uno y otro. Había encontrado el hechizo descrito por Kimbra que había utilizado su cosechadora: levitación. Enseguida descubrió que “volar” no iba a ser tan sencillo ya que, aunque comprobó que podía aplicárselo a sí misma, no fue capaz de alzarse durante más de un breve instante sin perder el control del hechizo en sus primeros intentos. Sintiéndose estúpida por pretender abarcar demasiado desde el principio, se resignó a comenzar practicándolo con objetos poco pesados como su pluma de escritura, su cuaderno y paulatinamente tratar de elevar cosas de cada vez mayor peso hasta finalmente conseguir la proeza de manejarse a sí misma en medio del aire. La primera vez que logró mantenerse durante un buen rato en el aire y desplazarse por él, a la idrina se le escapó una escandalosa carcajada de diversión de la que enseguida se avergonzó. Era una sensación nueva y, aun en su torpeza inicial, la hacía sentirse poderosa por un instante. El comprobar sus progresos con aquel hechizo le habían hecho mantener una actitud positiva hacia aquellos que aún no dominaba o que simplemente era incapaz de llevar a cabo: todo apuntaba a que la práctica hacía al maestro. No tardó en comprobar que esto no era realmente así con aquellos hechizos que se le resistían por completo, pero no dejó que ello le impidiese mejorar con los que sí podía hacer. Aprendió a conjurar un hechizo de protección que no parecía ser muy eficaz pero que era mejor que nada, dos de los hechizos con aplicaciones curativas que fue capaz de emplear sin riesgo a cometer un error garrafal y, finalmente, su segundo hechizo preferido tras la levitación: el térmico. Gracias a él se habían acabado los baños con agua congelada y la lacustre casi no podía creérselo la primera vez que pudo volver a bañarse en agua caliente: prácticamente había olvidado lo agradable que era sumergirse en el agua tibia y olvidar las preocupaciones durante unos minutos.
Aquella mañana se disponía a practicar un nuevo sortilegio tras el desayuno, uno que parecía servir para impulsar algo o alguien y que parecía tener numerosas aplicaciones prácticas. Salió primero, no obstante, a refrescar su cara en el pozo conteniendo un breve bostezo. Rasqa se encontraba ya en el patio llevando a cabo lo que suponía que era su régimen matutino para ejercitar sus alas o algo por el estilo y no pudo evitar pararse unos instantes a observarlo. El dragoncillo ya prácticamente no podía ser calificado como tal: él también había hecho progresos en aquel tiempo y algunos de ellos implicaban el haber aumentado de tamaño. Aunque no era lo único que había cambiado en su apariencia.
—Buenos días, Rasqa. Admiro tu energía por las mañanas —le dijo esbozando una sonrisa—. ¿Siempre os cambian de color las escamas? —preguntó con curiosidad.
Había intercambiado algunos aspectos de sus respectivos mundos con el reptil durante aquel tiempo, ya que ambos parecían compartir una curiosidad desmedida, pero le había llamado la atención el paulatino cambio de color en las escamas del parqio, las cuales comenzaban a adquirir un tono más bonito y singular, o al menos eso le parecía a ella.
Los magos también había hecho progresos e Irianna hacía las veces de maestra para cada vez más personas, incluido Sigrún. Un día le había pedido que le explicase cómo hacer el hechizo de llama y la idrina se alegró de descubrir que había otra persona más en el torreón con capacidad para realizarla. Con los días había empezado a resultar evidente que estaba vedada a algunos por algún motivo que escapaba por completo a su comprensión. O tal vez los que sí habían podido llevarla a cabo tenían alguna clase de talento natural para ella, como quien lo tiene para componer música o pintar un cuadro. Al principio había creído que esa posibilidad podría resultar plausible debido al componente gestual de la hechicería, dado que ella misma parecía contarse entre los que tenían más facilidad de todos y sin duda su especie era la más ducha en cuanto la precisión con los gestos. No obstante, descartó la idea cuando comprobó que Varsai no era capaz de llevar a cabo un hechizo que carecía de componente verbal, ya que la balera también contaba con facilidad para gesticular debido a su condición de muda. La lacustre tan solo podía especular al respecto, aunque ello era una fuente de inspiración nada desdeñable, y enseguida decidió emplearse a fondo con el grimorio al comprobar que la magia acudía a ella con más facilidad que a la mayoría. Había encontrado dos excepciones, no obstante y, aunque Sigrún no practicaba tanto como ella, sí le pedía que le enseñase todos los hechizos que ella misma había aprendido y enseguida vio que el humano era capaz de aprender tan rápido como ella. La lacustre le ayudó en todo lo que le pidió al respecto e incluso en alguna ocasión le preguntó si podía probar a realizar un hechizo que no le salía por más veces que lo intentaba, pero en esas ocasiones el albino tampoco tenía éxito.
Después estaba Ziack. El enderth continuaba retraído, la chica podía leer en él, a veces con claridad, que no se fiaba de ellos. Trató de transmitirle seguridad, aproximándose a él sin agobiarlo para intentar que empezase a verlos de otra forma, y finalmente consiguió captar su atención con la magia. Descubrió que el ave no podía mover un brazo, por tanto buscó hechizos que solo requiriesen el uso de una única mano para llevarse a cabo y animó a Ziack a tratar de realizarlos. Le sorprendió la facilidad con la que el enderth comenzó a realizarlos una vez aprendió los pasos. Había pocos hechizos que el ave podía realizar debido a su limitación, pero todos ellos parecían volar con énfasis desde las puntas de sus dedos, además de que el chico afirmaba que no sufría demasiado cansancio al llevarlos a cabo. Irianna sintió una punzada de admiración y también de lástima: tal vez el enderth fuese el más talentoso de todos ellos pero no podían comprobarlo ni convertirlo en algo útil. No obstante, las ocasiones que se sentó junto al ave para mostrarle un nuevo hechizo, la idrina podía sentir su entusiasmo y hacia el término de aquel mes y medio se alegraba de notar que el enderth parecía sentirse algo más cómodo en el torreón Letargo.
Sí, ya había transcurrido mes y medio. La lacustre había estado tan ocupada que incluso se sorprendió del paso del tiempo. Si le hubiesen preguntado, habría apostado que las semanas en Rocavarancolia se le iban a hacer el doble de largas que las idrinas, pero no era así. Lo cierto era que haber podido alejarse de él en conjunción con que no había tenido tiempo de aburrirse, habían conseguido un efecto positivo en aquella dirección. Irianna no estaba completamente libre del fantasma de Veril y la pesadilla de la que se había despertado gritando hacía ya más de un mes no fue la última, aunque sí la más vívida. A veces no recordaba sus sueños, pero se despertaba con los ojos húmedos, que se apresuraba a secar con la manga del pijama evitando darle vueltas. Procuraba mantenerse ocupada desde que se levantaba para no pensar en él, en la ponzoñosa presencia que todavía era el idrino en su mente. Al menos había podido dejar de ser incapaz de encontrarse en presencia de Jace sin tener que ocultar el terrible malestar que le producía, relegando aquel episodio concreto al olvido y el humano volviendo a convertirse en “uno más”. Uno más quien, por cierto, se le notaba más desanimado que al principio. Irianna se debatía entre si debía preguntarle si se encontraba bien, pero sentía que tal vez podría estar metiéndose donde no la llamaban. Si continuaba así probablemente trataría de preguntarle al respecto aunque le costase.
El que sí era un auténtico fantasma, o al menos así lo habían descrito los compañeros de Maciel era Tesón. La siguiente ocasión en la que se reunieron con el otro grupo estos llegaron cargados de malas noticias: ambos roquenses habían fallecido. La idrina no supo qué decir, aunque pensó que desgraciadamente Rasqa había tenido razón aquella mañana al afirmar que a Armonía le quedaban dos soles. Ni siquiera llegó a darles el pésame a sus compañeros, porque la explicación sobre la muerte del otro roquense los dejó a todos boquiabiertos y sin palabras. Al parecer el alma de Tesón seguía “viva” de alguna manera y había salido flotando de su cuerpo. Lo habían descrito como transparente e intangible, de hecho la idrina asoció inmediatamente el estado del roquense con dos hechizos que había visto en el libro, pero no había duda alguna por cómo habían relatado los de Maciel el suceso en el pozo. Tesón no podía no estar muerto y, sin embargo, parecía sacado de las historias de supersticiones idrina sobre los reflejados que llegaban al mundo desde el Reflejo cuando su equivalente moría en Idris.
A pesar de ello, la escritora encontró una buena fuente de inspiración en todo lo que había pasado y, cuando sus otras ocupaciones en el torreón se lo permitía, se enfrascaba en la escritura de un relato que había comenzado a idear inspirándose en lo que estaban viviendo. Era como un reto para ella, ya que su situación en Rocavarancolia superaba a cualquier ficción y no era sencillo desarrollar una historia diferente pero igualmente interesante a partir de aquella premisa. Le gustaba escribir escuchando de fondo a Varsai tocando su flauta, aunque observar a la varmana con su instrumento hacía que sintiese nostalgia de su propio violín, olvidado en su casa en Idris y el cual no creía que volvería a ver nunca más. También le resultaba interesante e inspirador sentarse a escuchar a Sekkeh relatar alguna historia. El intara tenía buena voz para ello y la idrina no rechazó ninguna de las ocasiones en las que el ulterano se ofreció a entretenerlos de aquella forma.
Aun así, y aunque seguía cocinando con su ayuda, su relación con el chico no varió mucho desde el día que habían descubierto la magia. Lo mismo sucedía con el resto de sus compañeros masculinos, incluido Roaxen al que decidió tratar de ignorar en la medida de lo posible. No sabía a qué se dedicaba el capellán encerrado durante tantas horas ni quería saberlo. A la idrina le preocupaba que se notase el hecho de que siempre pasaba más tiempo con cualquiera de las chicas del torreón que con los chicos, aunque pasaba más tiempo con Kimbra y Varsai que el resto como había hecho desde el principio y creía que podría justificar que sencillamente se sentía más apegada a ellas dos en particular sin que nadie lo viese extraño.
Y ella también había hecho progresos, tanto en el ámbito de lo esotérico como en lo físico. Respecto a este último, su puntería con el arco había mejorado notablemente al término del mes y medio y la idrina ya se sentía cómoda saliendo con el arco y el carcaj a su espalda, sintiendo que a partir de entonces el peso que le añadía se compensaba con su habilidad para manejarlo, al contrario de lo que sucedía hasta apenas unas semanas antes. No obstante y tras observar como algunos de sus compañeros practicaban combate cuerpo a cuerpo, la idrina acabó tomando la decisión de que quería entrenarse también de aquella manera. Tardó en decidirse siquiera en pedirle a alguien que le enseñase y seguía sintiéndose muy torpe con un arma de corta distancia en las manos, pero finalmente encontró lo que le pareció más adecuado para ella: aprendería a defenderse con su propio cuerpo, y en caso de que volviese a haber un incidente similar al ocurrido entre Armonía y Varsai, podría reaccionar a tiempo tal y como lo había hecho Sekkeh. El intara, de hecho, fue quien se convirtió finalmente en su maestro de artes marciales y para el final del mes y medio Irianna llevaba alrededor de una semana practicando combate básico con su ayuda. No había hecho muchos progresos, pero al menos ya sabía mantener la postura de guardia y cómo pegar puñetazos eficazmente de forma aproximada.
No hubiera podido empezar mucho antes con su entrenamiento, de todas formas, pues al principio hacer magia drenaba su energía de forma alarmante. Por suerte, y aunque los días que llevaba a cabo varios hechizos continuaba resultando agotador, esta situación no se mantuvo estable y parecía que con el paso del tiempo cada vez se cansaba con menos facilidad, además de haber aprendido a no utilizar demasiados hechizos sin descanso entre uno y otro. Había encontrado el hechizo descrito por Kimbra que había utilizado su cosechadora: levitación. Enseguida descubrió que “volar” no iba a ser tan sencillo ya que, aunque comprobó que podía aplicárselo a sí misma, no fue capaz de alzarse durante más de un breve instante sin perder el control del hechizo en sus primeros intentos. Sintiéndose estúpida por pretender abarcar demasiado desde el principio, se resignó a comenzar practicándolo con objetos poco pesados como su pluma de escritura, su cuaderno y paulatinamente tratar de elevar cosas de cada vez mayor peso hasta finalmente conseguir la proeza de manejarse a sí misma en medio del aire. La primera vez que logró mantenerse durante un buen rato en el aire y desplazarse por él, a la idrina se le escapó una escandalosa carcajada de diversión de la que enseguida se avergonzó. Era una sensación nueva y, aun en su torpeza inicial, la hacía sentirse poderosa por un instante. El comprobar sus progresos con aquel hechizo le habían hecho mantener una actitud positiva hacia aquellos que aún no dominaba o que simplemente era incapaz de llevar a cabo: todo apuntaba a que la práctica hacía al maestro. No tardó en comprobar que esto no era realmente así con aquellos hechizos que se le resistían por completo, pero no dejó que ello le impidiese mejorar con los que sí podía hacer. Aprendió a conjurar un hechizo de protección que no parecía ser muy eficaz pero que era mejor que nada, dos de los hechizos con aplicaciones curativas que fue capaz de emplear sin riesgo a cometer un error garrafal y, finalmente, su segundo hechizo preferido tras la levitación: el térmico. Gracias a él se habían acabado los baños con agua congelada y la lacustre casi no podía creérselo la primera vez que pudo volver a bañarse en agua caliente: prácticamente había olvidado lo agradable que era sumergirse en el agua tibia y olvidar las preocupaciones durante unos minutos.
Aquella mañana se disponía a practicar un nuevo sortilegio tras el desayuno, uno que parecía servir para impulsar algo o alguien y que parecía tener numerosas aplicaciones prácticas. Salió primero, no obstante, a refrescar su cara en el pozo conteniendo un breve bostezo. Rasqa se encontraba ya en el patio llevando a cabo lo que suponía que era su régimen matutino para ejercitar sus alas o algo por el estilo y no pudo evitar pararse unos instantes a observarlo. El dragoncillo ya prácticamente no podía ser calificado como tal: él también había hecho progresos en aquel tiempo y algunos de ellos implicaban el haber aumentado de tamaño. Aunque no era lo único que había cambiado en su apariencia.
—Buenos días, Rasqa. Admiro tu energía por las mañanas —le dijo esbozando una sonrisa—. ¿Siempre os cambian de color las escamas? —preguntó con curiosidad.
Había intercambiado algunos aspectos de sus respectivos mundos con el reptil durante aquel tiempo, ya que ambos parecían compartir una curiosidad desmedida, pero le había llamado la atención el paulatino cambio de color en las escamas del parqio, las cuales comenzaban a adquirir un tono más bonito y singular, o al menos eso le parecía a ella.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
17/05/15, 11:10 pm
El tiempo siempre se le pasaba volando a Jace. La única forma con la que se diera cuenta de que de verdad había transcurrido mes y medio era viéndose en el espejo por las mañanas.
Los días se le hacían monótonos y todos muy similares, por lo que para Jace quizás tres días contaban como uno solo. El asunto tomó otro rumbo una mañana en la que, al verse a sí mismo reflejado, se dio cuenta de lo mucho que le había crecido el pelo desde que había despertado en las mazmorras. Y a lo tonto, ese hecho había conseguido que el humano se relacionase de verdad con los de su torreón.
Sabía que Sekk se cortaba el pelo con bastante frecuencia (algo que por una razón que en un principio no comprendía repelía a Roaxen), así que en una de sus noches despiertos le pidió que hiciera lo mismo con él. El hecho de que el rubio hubiera pasado a ser algo así como su peluquero había conseguido que establecieran más vínculo, sumado a las largas charlas que tenían cuando ninguno de los dos era capaz de dormir; lo cual era básicamente, siempre. Sekk había sido el primero al que podía llamar sin vergüenza alguna "amigo" e incluso "hermano" en Letargo. Y aunque descubrir el hecho de que el pelo le sangraba era un tanto perturbador, resultó ser un buen material de bromas una vez hubo ganado confianzas.
Todo el mundo entrenaba o practicaba algo, haciendo que se sintiera culpable cada vez que se sentaba en el patio a mirar al cielo y silbar sin ningún objetivo, por lo que Jace decidió unirse a la "no tanta pérdida de tiempo" colectiva.
Comenzó con algo sencillo como leer (algo definitivamente nada sencillo para Jace), una vez que Varsai les prestó su libro a él y al pequeño dragón. Podría haber ojeado los dibujos e ilustraciones de dragones y haberlo dado de lado sin más, pero la rutina de leerlo con Rasqa se había vuelto tan satisfactoria que no lo hacía si él no estaba disponible.
Más de una vez había tenido que resistir la tentación de rascarle la cabeza y ayudarle a mudar la piel, mas al leer lo que el libro decía sobre las criaturas que tantísimo se le parecían al parqio, se le pasaba de inmediato. Quitando algunos mordiscos que le proporcionaba, que casi la palma con un cigarro (bueno, eso había sido divertido) y el hecho de que se empeñaba en llamarle "Jayce" por mucho que el neoyorquino le dijese que no se llamaba así, era uno de los ratos que más disfrutaba del día. Con el tiempo se había encariñado del mote, y tras descubrir que el problema de los mordiscos era que pasaba deprisa las páginas, Jace pasó a leer en voz alta para que así el parqio no tuviera que hacerlo.
A parte de las lecturas, había decidido entrenar junto con Ruth en el manejo de la daga. La magia prefirió no tocarla, ya que empezó a sentir que Irianna mostraba cierto rechazo hacia él y los chicos en general, y le daba cosa preguntarle a ninguna otra persona. Ser una linterna andante podría esperar.
Las armas del torreón estaban bien, pero sabía que de usarlas contra algún enemigo terminarían en el suelo, rotas, o haciéndole daño a sí mismo, por lo que un arma corta y pequeña para usar en caso de extrema urgencia era una mejor opción. Eso y sus puños, claro. A lo tonto sus experiencias en peleas le habían enseñado lo básico, cosa que pulió junto con Ruth. Luchar contra un compañero le obligaba a concentrarse más en no herirse mutuamente, por lo que resultaba un buen método de aprendizaje de una forma u otra. De haber ido a matar seguramente se habría saltado un ojo en las prácticas.
De igual forma, Jace no se sentía completamente a gusto solo puliendo su manejo de la daga. Siempre que podía y nadie estaba pendiente, utilizaba los mismos muñecos polvorientos que usaban para practicar la daga para fines más bastos. Quizás no fueran el mejor saco para boxear, pero era lo mejor que tenía. Pegarle a la almohada no era tan satisfactorio.
Además de para no olvidar como dar un buen derechazo, era el mejor amigo anti-estrés físico que el americano tenía. Cada vez que se enfadaba o amanecía con dolor de cabeza, maltrataba un poco al muñeco. No solo aprovechaba la soledad para practicar "el arte del bullying", sino para silbar y cantar un rato, procurando que nadie le pillase. No tenía pánico escénico, solo que se concentraba mejor estando solo a la hora de tratar de recordar letras de canciones y adaptarlas a su nuevo idioma hasta que rimasen. Aún sin tener el inglés en el cerebro, seguía recordando las melodías. De haber tenido una guitarra...
Las visitas de Maciel se volvieron más comunes, y por suerte sirvieron para reforzar las migas que en su momento se estropearon. Twix le caía bastante bien. Al comentar esto en voz alta en una de sus "noche de machos", Sekk pareció mirarle con una mezcla de lástima y burla antes de explicarle lo que estaba sucediendo. El neoyorquino era incapaz de darse cuenta cuando alguien ligaba con él, ya que en la gran mayoría de las veces, era él el quien lo hacía sin pretenderlo: guiñar ojos y demás tonterías que por alguna razón gustaban a las chicas... y no tan chicas. Eran pequeños-grandes detalles que escapaban a su percepción. La próxima vez le seguiría el juego a la frivy.
En el lado negativo, estaba el tema de las muertes. Al enterarse de la noticia no fue capaz de decir nada, y no tenía muy claro como debía de sentirse. Lo suyo habría sido sentir pena, pero no conocía a fondo a los fallecidos, y por desgracia la única experiencia que tenía de ellos había sido una muy desagradable, y aunque sonase cruel, no eran gente de la que se compadeciese. Jace en general, con contacto o no, no se trataba de una persona empática.
Lo que había sentido estaba lejos de la pena. Lo que sentía era miedo. En la Tierra había contemplado la opción de morir durante las etapas más duras de su vida, e incluso había visto accidentes y peleas en vivo y directo como para tenerlo ya asumido, pero nunca se está lo suficientemente acostumbrado a la muerte. ¿La diferencia? Al menos en la Tierra la gente moría por sucesos medianamente normales. Guerras, hambre, caídas tontas, enfermedades. Aquello no se parecía en nada a su mundo natal, y la imagen de Armonía vomitando gusanos era algo que se había grabado a fuego en sus recuerdos. Por no mencionar el hecho de que Tesón ahora fuera un fantasma... Jace había pasado a tenerle verdadero pánico a morir allí. Cosas así le recordaban lo mucho que odiaba los programas estúpidos de 1000 maneras de morir.
Le habría encantado decir que seguía bien, con la racha de socializar con sus compañeros, pero por desgracia no era así. Con la aparición de las primeras entradas rubias en su tinte negro, comenzó a amargarse. <<Demasiado estaban tardando>>.
Sumado, claro está, al hecho de haberse emparanoiado con los fallecimientos de dos de los miembros de Maciel. Rocavarancolia le daba miedo. Veía a sus compañeros haciéndose más fuertes, practicando la magia, o creciendo como Rasqa lo hacía, y a él solo se le quitaban las ganas de seguir intentándolo. El haber pensado en ligar con Twix le hacía recordar que en la Tierra había dejado a su novia, la cual por estas fechas ya lo daría por desaparecido o por muerto, así que seguramente tendría vida y pareja nueva. Echaba de menos su ciudad, su guitarra eléctrica y la música, sus amigos, poder hablar en inglés... ¡incluso echaba de menos a su madre! Y odiaba pensar en lo que preocupados que podrían estar por él.
El mes había ido bien. La otra mitad... quizás no tanto. El ya-no-tan-moreno se esforzaba en no mostrarse más serio o amargado delante del resto, pero suponía que era inevitable en ciertas ocasiones.
Para su sorpresa, en la mañana en la que se cumplía mes y medio, fue de los primeros en levantarse. Estuvo un rato dándole golpes al muñeco al que había apodado cariñosamente "Billy" antes de bañarse. Cuando bajó a desayunar lo hizo con el pelo empapado, lo cual serviría para refrescarlo después de haber estado sudando.
Al poco rato aparecieron Ruth y Varsai, pillándolo con la boca llena de pan y queso. Saludó a ambas alzando la mano en la que tenía un vaso de leche.
— Bugueños dñías. —tragó.—Ruth, le he dejado la cara un poco magullada a Billy. Espero que no te importe no cortarlo mucho por ahí hoy.
Se limpió las migas con la mano libre y se terminó la leche de un trago, dejando el vaso en la cocina donde no pudiera caerse. Tras eso salió al patio, donde sabía se encontraban Irianna y Rasqa. Quizás fuera cuestión de costumbre, pero prefería fumar fuera siempre que podía.
— ¡'Nos días! —atendiendo al tema de conversación, se fijó en las escamas más recientes del parqio mientras encendía el cigarro a cierta distancia para no molestar. El humo que soltó lo hizo con la forma de un círculo perfecto.— Yo creo que ese color no te termina de pegar, colega. A lo mejor es que no estoy acostumbrado aún.
Echó un vistazo rápido a su cajetilla de tabaco. Ya había llegado a la mitad, y en el fondo le enorgullecía haberla estirado tanto.
Los días se le hacían monótonos y todos muy similares, por lo que para Jace quizás tres días contaban como uno solo. El asunto tomó otro rumbo una mañana en la que, al verse a sí mismo reflejado, se dio cuenta de lo mucho que le había crecido el pelo desde que había despertado en las mazmorras. Y a lo tonto, ese hecho había conseguido que el humano se relacionase de verdad con los de su torreón.
Sabía que Sekk se cortaba el pelo con bastante frecuencia (algo que por una razón que en un principio no comprendía repelía a Roaxen), así que en una de sus noches despiertos le pidió que hiciera lo mismo con él. El hecho de que el rubio hubiera pasado a ser algo así como su peluquero había conseguido que establecieran más vínculo, sumado a las largas charlas que tenían cuando ninguno de los dos era capaz de dormir; lo cual era básicamente, siempre. Sekk había sido el primero al que podía llamar sin vergüenza alguna "amigo" e incluso "hermano" en Letargo. Y aunque descubrir el hecho de que el pelo le sangraba era un tanto perturbador, resultó ser un buen material de bromas una vez hubo ganado confianzas.
Todo el mundo entrenaba o practicaba algo, haciendo que se sintiera culpable cada vez que se sentaba en el patio a mirar al cielo y silbar sin ningún objetivo, por lo que Jace decidió unirse a la "no tanta pérdida de tiempo" colectiva.
Comenzó con algo sencillo como leer (algo definitivamente nada sencillo para Jace), una vez que Varsai les prestó su libro a él y al pequeño dragón. Podría haber ojeado los dibujos e ilustraciones de dragones y haberlo dado de lado sin más, pero la rutina de leerlo con Rasqa se había vuelto tan satisfactoria que no lo hacía si él no estaba disponible.
Más de una vez había tenido que resistir la tentación de rascarle la cabeza y ayudarle a mudar la piel, mas al leer lo que el libro decía sobre las criaturas que tantísimo se le parecían al parqio, se le pasaba de inmediato. Quitando algunos mordiscos que le proporcionaba, que casi la palma con un cigarro (bueno, eso había sido divertido) y el hecho de que se empeñaba en llamarle "Jayce" por mucho que el neoyorquino le dijese que no se llamaba así, era uno de los ratos que más disfrutaba del día. Con el tiempo se había encariñado del mote, y tras descubrir que el problema de los mordiscos era que pasaba deprisa las páginas, Jace pasó a leer en voz alta para que así el parqio no tuviera que hacerlo.
A parte de las lecturas, había decidido entrenar junto con Ruth en el manejo de la daga. La magia prefirió no tocarla, ya que empezó a sentir que Irianna mostraba cierto rechazo hacia él y los chicos en general, y le daba cosa preguntarle a ninguna otra persona. Ser una linterna andante podría esperar.
Las armas del torreón estaban bien, pero sabía que de usarlas contra algún enemigo terminarían en el suelo, rotas, o haciéndole daño a sí mismo, por lo que un arma corta y pequeña para usar en caso de extrema urgencia era una mejor opción. Eso y sus puños, claro. A lo tonto sus experiencias en peleas le habían enseñado lo básico, cosa que pulió junto con Ruth. Luchar contra un compañero le obligaba a concentrarse más en no herirse mutuamente, por lo que resultaba un buen método de aprendizaje de una forma u otra. De haber ido a matar seguramente se habría saltado un ojo en las prácticas.
De igual forma, Jace no se sentía completamente a gusto solo puliendo su manejo de la daga. Siempre que podía y nadie estaba pendiente, utilizaba los mismos muñecos polvorientos que usaban para practicar la daga para fines más bastos. Quizás no fueran el mejor saco para boxear, pero era lo mejor que tenía. Pegarle a la almohada no era tan satisfactorio.
Además de para no olvidar como dar un buen derechazo, era el mejor amigo anti-estrés físico que el americano tenía. Cada vez que se enfadaba o amanecía con dolor de cabeza, maltrataba un poco al muñeco. No solo aprovechaba la soledad para practicar "el arte del bullying", sino para silbar y cantar un rato, procurando que nadie le pillase. No tenía pánico escénico, solo que se concentraba mejor estando solo a la hora de tratar de recordar letras de canciones y adaptarlas a su nuevo idioma hasta que rimasen. Aún sin tener el inglés en el cerebro, seguía recordando las melodías. De haber tenido una guitarra...
Las visitas de Maciel se volvieron más comunes, y por suerte sirvieron para reforzar las migas que en su momento se estropearon. Twix le caía bastante bien. Al comentar esto en voz alta en una de sus "noche de machos", Sekk pareció mirarle con una mezcla de lástima y burla antes de explicarle lo que estaba sucediendo. El neoyorquino era incapaz de darse cuenta cuando alguien ligaba con él, ya que en la gran mayoría de las veces, era él el quien lo hacía sin pretenderlo: guiñar ojos y demás tonterías que por alguna razón gustaban a las chicas... y no tan chicas. Eran pequeños-grandes detalles que escapaban a su percepción. La próxima vez le seguiría el juego a la frivy.
En el lado negativo, estaba el tema de las muertes. Al enterarse de la noticia no fue capaz de decir nada, y no tenía muy claro como debía de sentirse. Lo suyo habría sido sentir pena, pero no conocía a fondo a los fallecidos, y por desgracia la única experiencia que tenía de ellos había sido una muy desagradable, y aunque sonase cruel, no eran gente de la que se compadeciese. Jace en general, con contacto o no, no se trataba de una persona empática.
Lo que había sentido estaba lejos de la pena. Lo que sentía era miedo. En la Tierra había contemplado la opción de morir durante las etapas más duras de su vida, e incluso había visto accidentes y peleas en vivo y directo como para tenerlo ya asumido, pero nunca se está lo suficientemente acostumbrado a la muerte. ¿La diferencia? Al menos en la Tierra la gente moría por sucesos medianamente normales. Guerras, hambre, caídas tontas, enfermedades. Aquello no se parecía en nada a su mundo natal, y la imagen de Armonía vomitando gusanos era algo que se había grabado a fuego en sus recuerdos. Por no mencionar el hecho de que Tesón ahora fuera un fantasma... Jace había pasado a tenerle verdadero pánico a morir allí. Cosas así le recordaban lo mucho que odiaba los programas estúpidos de 1000 maneras de morir.
Le habría encantado decir que seguía bien, con la racha de socializar con sus compañeros, pero por desgracia no era así. Con la aparición de las primeras entradas rubias en su tinte negro, comenzó a amargarse. <<Demasiado estaban tardando>>.
Sumado, claro está, al hecho de haberse emparanoiado con los fallecimientos de dos de los miembros de Maciel. Rocavarancolia le daba miedo. Veía a sus compañeros haciéndose más fuertes, practicando la magia, o creciendo como Rasqa lo hacía, y a él solo se le quitaban las ganas de seguir intentándolo. El haber pensado en ligar con Twix le hacía recordar que en la Tierra había dejado a su novia, la cual por estas fechas ya lo daría por desaparecido o por muerto, así que seguramente tendría vida y pareja nueva. Echaba de menos su ciudad, su guitarra eléctrica y la música, sus amigos, poder hablar en inglés... ¡incluso echaba de menos a su madre! Y odiaba pensar en lo que preocupados que podrían estar por él.
El mes había ido bien. La otra mitad... quizás no tanto. El ya-no-tan-moreno se esforzaba en no mostrarse más serio o amargado delante del resto, pero suponía que era inevitable en ciertas ocasiones.
Para su sorpresa, en la mañana en la que se cumplía mes y medio, fue de los primeros en levantarse. Estuvo un rato dándole golpes al muñeco al que había apodado cariñosamente "Billy" antes de bañarse. Cuando bajó a desayunar lo hizo con el pelo empapado, lo cual serviría para refrescarlo después de haber estado sudando.
Al poco rato aparecieron Ruth y Varsai, pillándolo con la boca llena de pan y queso. Saludó a ambas alzando la mano en la que tenía un vaso de leche.
— Bugueños dñías. —tragó.—Ruth, le he dejado la cara un poco magullada a Billy. Espero que no te importe no cortarlo mucho por ahí hoy.
Se limpió las migas con la mano libre y se terminó la leche de un trago, dejando el vaso en la cocina donde no pudiera caerse. Tras eso salió al patio, donde sabía se encontraban Irianna y Rasqa. Quizás fuera cuestión de costumbre, pero prefería fumar fuera siempre que podía.
— ¡'Nos días! —atendiendo al tema de conversación, se fijó en las escamas más recientes del parqio mientras encendía el cigarro a cierta distancia para no molestar. El humo que soltó lo hizo con la forma de un círculo perfecto.— Yo creo que ese color no te termina de pegar, colega. A lo mejor es que no estoy acostumbrado aún.
Echó un vistazo rápido a su cajetilla de tabaco. Ya había llegado a la mitad, y en el fondo le enorgullecía haberla estirado tanto.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
18/05/15, 08:10 pm
Los días siguientes son para mi un alivio, un lapso de tiempo para descansar y estar tranquilo en el torreón. Me paso la mayor parte del tiempo meditando, sobre mi futuro si sobrevivo al año, y también preguntándome porque no hago magia, en verdad la respuesta es obvia. Simplemente no puedo, respecto a conjuros soy un inútil.
Lo intento varias veces más pero en ninguna ocasión tengo éxito. Es algo que me desespera mucho. No solo por el hecho en si de que convocar hechizos mola, sino que tengo menos posibilidades de sobrevivir.
Porque...¿ para que ensartar un enemigo con una lanza, cuando lo puedes matar fácilmente con gestos y frases?
Llego al punto de que ya no estoy desesperado, estoy enfadado conmigo mismo. Por ser un mierda con el libro de Irianna, y por supuesto con todo lo que está pasando. Cada minuto tengo más ganas de regresar a mi hogar y de volver a tener una vida decente, Y pensar que me agobiaba antes por otras cosas. Ahora me agobio por lo oscuro de este sitio, porque Rocavarancolia es más peligrosa de lo que aparenta. Estoy seguro.
Cuando me entero de lo de Tesón, me quedo boquiabierto, su muerte no me la esperaba, y menos lo de que se volviera fantasma. Eso si me dejo asombrado. ¿Este sitio es de dónde provienen los cuentos de terror? Me entristece pensar que uno de los nuestros ha caído, no tuve ninguna conversación con él, pero aún así es bastante demoledor enterarte de su fallecimiento.
Seguida de esta tristeza llega un poco de alegría. Armonía había muerto, se lo merece por intentar asesinar a la pobre Varsai. No me siento orgulloso de mi vengativa alegría, pero hay cosas que no se pueden cambiar, ni siquiera intentándolo...
En el momento de la noticia solo digo:- Se lo tenia merecido-. No espero que los demás lo entiendan, es mi opinión.
Este mes y medio también lo aprovecho para entrenar. Me he dado cuenta de la buena elección de Ruth y Jace con la daga. Pero aún así lo veo innecesario, pienso que por tan bien que se le de a alguien la daga...no deja de ser un arma bastante corta.
Intento mejorar con mi lanza( gracias a mi libro se que se llama partesana), los primeros días no logro nada, sin embargo poco a poco progreso. Ya logro a veces clavar el arma con más fuerza y en sitios vitales. Aún sigo siendo algo patoso, pero me noto cada vez más seguro y contento de mi elección.
A veces hago abdominales con Ruth, y cuando la veo entrenar soy consciente de que es un punto fuerte para el grupo, no solo se maneja bien con la daga, además sabe hacer algunos conjuros.
Así que hoy me levanto y al bajar me siento con los demás, sonriéndoles a todos mientras bostezo.
-¡Buenos días gente!
Lo intento varias veces más pero en ninguna ocasión tengo éxito. Es algo que me desespera mucho. No solo por el hecho en si de que convocar hechizos mola, sino que tengo menos posibilidades de sobrevivir.
Porque...¿ para que ensartar un enemigo con una lanza, cuando lo puedes matar fácilmente con gestos y frases?
Llego al punto de que ya no estoy desesperado, estoy enfadado conmigo mismo. Por ser un mierda con el libro de Irianna, y por supuesto con todo lo que está pasando. Cada minuto tengo más ganas de regresar a mi hogar y de volver a tener una vida decente, Y pensar que me agobiaba antes por otras cosas. Ahora me agobio por lo oscuro de este sitio, porque Rocavarancolia es más peligrosa de lo que aparenta. Estoy seguro.
Cuando me entero de lo de Tesón, me quedo boquiabierto, su muerte no me la esperaba, y menos lo de que se volviera fantasma. Eso si me dejo asombrado. ¿Este sitio es de dónde provienen los cuentos de terror? Me entristece pensar que uno de los nuestros ha caído, no tuve ninguna conversación con él, pero aún así es bastante demoledor enterarte de su fallecimiento.
Seguida de esta tristeza llega un poco de alegría. Armonía había muerto, se lo merece por intentar asesinar a la pobre Varsai. No me siento orgulloso de mi vengativa alegría, pero hay cosas que no se pueden cambiar, ni siquiera intentándolo...
En el momento de la noticia solo digo:- Se lo tenia merecido-. No espero que los demás lo entiendan, es mi opinión.
Este mes y medio también lo aprovecho para entrenar. Me he dado cuenta de la buena elección de Ruth y Jace con la daga. Pero aún así lo veo innecesario, pienso que por tan bien que se le de a alguien la daga...no deja de ser un arma bastante corta.
Intento mejorar con mi lanza( gracias a mi libro se que se llama partesana), los primeros días no logro nada, sin embargo poco a poco progreso. Ya logro a veces clavar el arma con más fuerza y en sitios vitales. Aún sigo siendo algo patoso, pero me noto cada vez más seguro y contento de mi elección.
A veces hago abdominales con Ruth, y cuando la veo entrenar soy consciente de que es un punto fuerte para el grupo, no solo se maneja bien con la daga, además sabe hacer algunos conjuros.
Así que hoy me levanto y al bajar me siento con los demás, sonriéndoles a todos mientras bostezo.
-¡Buenos días gente!
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
19/05/15, 08:58 pm
Rasqa frenó el vuelo al ver aparecer a Irianna y descendió hacia el borde del pozo.
—¡Gracias! —su voz ronca era ligeramente más grave ahora y había adquirido los gallos típicos de la pubertad parqia—. Se llaman anomalías, nos pueden pasar a cualquiera por culpa del clima, creo, son las más comunes y las menos feas, y aún así...—Jace había aparecido mientras hablaban y había dicho justo lo que él estaba pensando—. No me pega en absoluto, no, estoy más feo que morder al ganado cuando no toca. Pero bueno —se encogió de hombros y dedicó una mirada fugaz al círculo de humo—, habría sido peor si me hubiera salido algún bulto o si me hubiera vuelto amarillo como uno de los Viejos. Ese sí que es feo y difícil de mirar...
El parqio había aterrizado con sed debido al ejercicio y dio un coletazo al cubo para lanzarlo al pozo. Agarró la cuerda con la boca y cuando se llenó un poco se ayudó de las patas para hacerlo subir. Sin embargo, no tenía extremidades de sobra (ni lo suficientemente largas) como para alcanzar el cubo.
—¿AFUDA? —dijo como buenamente pudo, mirando a la idrina y al humano. Desde la historia de Tesón, Rasqa se había vuelto más precavido con el pozo y no quería extralimitarse. Probablemente aquello era lo único que el dragoncillo había sacado de aquel infortunio. Una vez se hubiera librado de la cuerda, preguntaría—. ¿Sabéis si hay planes para hoy?
—¡Gracias! —su voz ronca era ligeramente más grave ahora y había adquirido los gallos típicos de la pubertad parqia—. Se llaman anomalías, nos pueden pasar a cualquiera por culpa del clima, creo, son las más comunes y las menos feas, y aún así...—Jace había aparecido mientras hablaban y había dicho justo lo que él estaba pensando—. No me pega en absoluto, no, estoy más feo que morder al ganado cuando no toca. Pero bueno —se encogió de hombros y dedicó una mirada fugaz al círculo de humo—, habría sido peor si me hubiera salido algún bulto o si me hubiera vuelto amarillo como uno de los Viejos. Ese sí que es feo y difícil de mirar...
El parqio había aterrizado con sed debido al ejercicio y dio un coletazo al cubo para lanzarlo al pozo. Agarró la cuerda con la boca y cuando se llenó un poco se ayudó de las patas para hacerlo subir. Sin embargo, no tenía extremidades de sobra (ni lo suficientemente largas) como para alcanzar el cubo.
—¿AFUDA? —dijo como buenamente pudo, mirando a la idrina y al humano. Desde la historia de Tesón, Rasqa se había vuelto más precavido con el pozo y no quería extralimitarse. Probablemente aquello era lo único que el dragoncillo había sacado de aquel infortunio. Una vez se hubiera librado de la cuerda, preguntaría—. ¿Sabéis si hay planes para hoy?
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
20/05/15, 01:05 pm
Atendió a las palabras del parqio con interés y saludó a Jace cuando se les acercó antes de volver a centrar su atención en Rasqa, sonriendo levemente con el resto de su explicación. El humano se le adelantó antes de que pudiera intervenir ella misma y Rasqa parecía estar de acuerdo con su opinión, no compartida por la idrina.
—Pues yo creo que es un color bonito. Me recuerda al cielo de Idris aunque el tono no sea el mismo… El de aquí es demasiado apagado y ni siquiera suele haber nubes ni se ve una sola estrella durante la noche. ¿Estaremos tan aislados del universo cómo para que con cielo despejado no se vea ni un solo astro o Roaxen tiene razón cuando dice que está contaminado? A mí no me lo parece pero… Es extraño. —Reflexionó mientras miraba hacia arriba para después posar la vista brevemente sobre sus interlocutores.
Estuvo a punto de volver a mencionar la Luna Roja, astro del cual todavía seguían sin saber nada realmente, cuando se dio cuenta de lo que el parqio intentaba y, con un pequeño sobresalto, se acercó a acudirle cuando este pidió ayuda.
—Puedes soltar, ya subo yo el cubo —le aseguró una vez tuvo la cuerda firmemente sujeta.
—Pues yo creo que es un color bonito. Me recuerda al cielo de Idris aunque el tono no sea el mismo… El de aquí es demasiado apagado y ni siquiera suele haber nubes ni se ve una sola estrella durante la noche. ¿Estaremos tan aislados del universo cómo para que con cielo despejado no se vea ni un solo astro o Roaxen tiene razón cuando dice que está contaminado? A mí no me lo parece pero… Es extraño. —Reflexionó mientras miraba hacia arriba para después posar la vista brevemente sobre sus interlocutores.
Estuvo a punto de volver a mencionar la Luna Roja, astro del cual todavía seguían sin saber nada realmente, cuando se dio cuenta de lo que el parqio intentaba y, con un pequeño sobresalto, se acercó a acudirle cuando este pidió ayuda.
—Puedes soltar, ya subo yo el cubo —le aseguró una vez tuvo la cuerda firmemente sujeta.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
20/05/15, 11:54 pm
Para Sekk aquel mes y medio había pasado volando, pues para su sorpresa estaba empezando a acostumbrarse a aquella ciudad. La relación con sus compañeros había mejorado y empezaba a conocerlos, lo que contribuía a que se sintiera a gusto en aquel lugar. Era plenamente consciente, no obstante, de que aquella sensación de seguridad que imperaba en el torreón era solo una ilusión, pero no rechazaba el peligro que los rodeaba y, aunque aún no lo había enfrentado directamente, se sentía bastante preparado. No se hacía una idea de lo equivocado que estaba.
El ulterano había invertido bien su tiempo durante aquellas semanas, tiempo que tenía demás debido a que le seguía costando mucho dormir. La magia estaba fuera de su alcance, hecho que había quedado demostrado con la ayuda de Irianna, pero eso no le había deprimido y, aunque se sentía frustrado, había centrado sus esfuerzos en el entrenamiento físico. Practicaba a diario con el arco, el cuchillo y el sable, alternando estas prácticas con ejercicios para fortalecer su cuerpo, y siempre que podía compartía sus conocimientos de pelea con Kimbra. Había llegado a un acuerdo con la krabeliense cuando quedó claro que ellos dos eran los más versados en cuestiones de armamento en Letargo: ella le instruía en el arte de la caza y él le enseñaba a utilizar sus armas para desenvolverse en un campo de batalla. Hasta el momento no habían podido poner en práctica lo primero mas allá de la teoría, pero de vez en cuando tenían combates de práctica, y el intara notaba los progresos de su compañera.
El tiempo que pasaba en vela lo invertía o en leer o en socializar con los demás insomnes ocasionales, disfrutando de la brisa nocturna en las almenas cuando no había nadie despierto. Cuando coincidía con Irianna o con Kimbra les contaba historias de su mundo, narrándoles las incursiones de los piratas en su hogar o las leyendas de Ulterania. Conversaba mucho con Jace, ya que ha raíz de que aceptara cortarle el pelo, la relación entre los dos muchachos se había estrechado, y había llegado a considerarlo un buen amigo. Había sido el rubio el que había advertido al moreno de los flirteos de Twixy’s hacia su persona en una de sus charlas nocturnas. La frivy había empezado a dejar claras sus intenciones hacia ambos chicos durante las visitas entre macieleros y letarguinos, pero mientras que Sekk no había sabido cómo reaccionar sin sentirse incómodo, el neoyorquino ni siquiera se había percatado.
Se habían hecho frecuentes, también, sus charlas con Rasqa. El pequeño parqio, que crecía a ojos vista, había demostrado ser un pozo insaciable de curiosidad. Siempre que le dejaban bombardeaba a sus compañeros a preguntas y, cuando le llegaba el turno, el ulterano estaba encantado de responderlas. No escatimaba en detalles cuando describia los paisajes de su mundo, haciendo siempre hincapié en la falta de color que había en Rocavarancolia en comparación, y escuchaba con atención cuando el dragoncillo le describía su hogar.
Poco antes de que acabara aquel mes y medio, Sekk se había ofrecido a enseñar combate cuerpo a cuerpo a Irianna. La lacustre, bastante ducha con la magia, no se sentía cómoda con una arma en la mano, y a excepción de una daga no utilizaba más armas de filo. Practicaba bastante con el arco, pero la muchacha había llegado a la conclusión de que necesitaba alguna forma mas de defenderse y, por eso, había quedado en que el ulterano la instruiría en las artes marciales. El estilo de combate sin armas del intara no era exactamente honorable, pero era efectivo. Golpeaba donde más dolía y derribaba al oponente a la mínima oportunidad para poder pisotearlo con facilidad, pero por el momento solo había enseñado a la idrina la postura básica de defensa.
Aquella mañana, como de costumbre, Sekk se había despertado de madrugada. Había pasado las horas muertas en la azotea, cargando unos cuantos cristales mientras le daba vueltas a una idea. El enclaustramiento de Roaxen le preocupaba más de lo que habría admitido en voz alta, pues aunque era un tipo bastante desagradable, no dejaba de ser un compatriota. Tenía que encauzarle de alguna manera, o al menos intentarlo, y en cuanto oyó actividad abajo se levantó con decisión.
—Roaxen Tenvrai, ¿estas disponible? —preguntó unos minutos después, llamando a su puerta. Aún llevaba unos cuantos cargadores en la mano, pero se los guardó en el bolsillo y esperó la respuesta del xolnita.
El ulterano había invertido bien su tiempo durante aquellas semanas, tiempo que tenía demás debido a que le seguía costando mucho dormir. La magia estaba fuera de su alcance, hecho que había quedado demostrado con la ayuda de Irianna, pero eso no le había deprimido y, aunque se sentía frustrado, había centrado sus esfuerzos en el entrenamiento físico. Practicaba a diario con el arco, el cuchillo y el sable, alternando estas prácticas con ejercicios para fortalecer su cuerpo, y siempre que podía compartía sus conocimientos de pelea con Kimbra. Había llegado a un acuerdo con la krabeliense cuando quedó claro que ellos dos eran los más versados en cuestiones de armamento en Letargo: ella le instruía en el arte de la caza y él le enseñaba a utilizar sus armas para desenvolverse en un campo de batalla. Hasta el momento no habían podido poner en práctica lo primero mas allá de la teoría, pero de vez en cuando tenían combates de práctica, y el intara notaba los progresos de su compañera.
El tiempo que pasaba en vela lo invertía o en leer o en socializar con los demás insomnes ocasionales, disfrutando de la brisa nocturna en las almenas cuando no había nadie despierto. Cuando coincidía con Irianna o con Kimbra les contaba historias de su mundo, narrándoles las incursiones de los piratas en su hogar o las leyendas de Ulterania. Conversaba mucho con Jace, ya que ha raíz de que aceptara cortarle el pelo, la relación entre los dos muchachos se había estrechado, y había llegado a considerarlo un buen amigo. Había sido el rubio el que había advertido al moreno de los flirteos de Twixy’s hacia su persona en una de sus charlas nocturnas. La frivy había empezado a dejar claras sus intenciones hacia ambos chicos durante las visitas entre macieleros y letarguinos, pero mientras que Sekk no había sabido cómo reaccionar sin sentirse incómodo, el neoyorquino ni siquiera se había percatado.
Se habían hecho frecuentes, también, sus charlas con Rasqa. El pequeño parqio, que crecía a ojos vista, había demostrado ser un pozo insaciable de curiosidad. Siempre que le dejaban bombardeaba a sus compañeros a preguntas y, cuando le llegaba el turno, el ulterano estaba encantado de responderlas. No escatimaba en detalles cuando describia los paisajes de su mundo, haciendo siempre hincapié en la falta de color que había en Rocavarancolia en comparación, y escuchaba con atención cuando el dragoncillo le describía su hogar.
Poco antes de que acabara aquel mes y medio, Sekk se había ofrecido a enseñar combate cuerpo a cuerpo a Irianna. La lacustre, bastante ducha con la magia, no se sentía cómoda con una arma en la mano, y a excepción de una daga no utilizaba más armas de filo. Practicaba bastante con el arco, pero la muchacha había llegado a la conclusión de que necesitaba alguna forma mas de defenderse y, por eso, había quedado en que el ulterano la instruiría en las artes marciales. El estilo de combate sin armas del intara no era exactamente honorable, pero era efectivo. Golpeaba donde más dolía y derribaba al oponente a la mínima oportunidad para poder pisotearlo con facilidad, pero por el momento solo había enseñado a la idrina la postura básica de defensa.
————
Aquella mañana, como de costumbre, Sekk se había despertado de madrugada. Había pasado las horas muertas en la azotea, cargando unos cuantos cristales mientras le daba vueltas a una idea. El enclaustramiento de Roaxen le preocupaba más de lo que habría admitido en voz alta, pues aunque era un tipo bastante desagradable, no dejaba de ser un compatriota. Tenía que encauzarle de alguna manera, o al menos intentarlo, y en cuanto oyó actividad abajo se levantó con decisión.
—Roaxen Tenvrai, ¿estas disponible? —preguntó unos minutos después, llamando a su puerta. Aún llevaba unos cuantos cargadores en la mano, pero se los guardó en el bolsillo y esperó la respuesta del xolnita.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
21/05/15, 05:31 am
Roaxen Tenvrai
El xolnita dio un respingo cuando alguien llamó a la muerta, de un sobresalto, agarró su ballesta por instinto pero cuando escuchó la familiar voz del intara no pudo sino relajarse algo más. Reposó la ballesta sobre la mesa y meditó sobre su respuesta.
Fue entonces que se le ocurrió una idea.
-Si, un segundo, Sekkeh Reikayame.-y, tras decir aquello, se quitó las gafas y las guardó en el estuche de donde sacó sus dos lentillas moradas y, con cierta rapidez, pues estaba habituado, se las puso, una detrás de la otra. A los pocos segundos, se aclaró la voz se intentó arreglar el pelo así como su postura en el sillón y le dió permiso al ulterano para que entrara.
Debido al picor y la sequedad de estas, tuvo que parpadear repetidas veces antes de acostumbrarse a aquella incomodidad.
-¿Qué requieres de mi, Sekkeh Reikayame? Ahora mismo ando bastante ocupado...-mintió lo mejor que pudo, mientras fingia seguir en la reparación de su casco.
El xolnita dio un respingo cuando alguien llamó a la muerta, de un sobresalto, agarró su ballesta por instinto pero cuando escuchó la familiar voz del intara no pudo sino relajarse algo más. Reposó la ballesta sobre la mesa y meditó sobre su respuesta.
Cogito Ergo Sum escribió: Entiendo que es una pregunta respetuosa, pero no tiene cabida en la situación actual: No es como si tuviera un cambio de ropa o algo.
Fue entonces que se le ocurrió una idea.
-Si, un segundo, Sekkeh Reikayame.-y, tras decir aquello, se quitó las gafas y las guardó en el estuche de donde sacó sus dos lentillas moradas y, con cierta rapidez, pues estaba habituado, se las puso, una detrás de la otra. A los pocos segundos, se aclaró la voz se intentó arreglar el pelo así como su postura en el sillón y le dió permiso al ulterano para que entrara.
Debido al picor y la sequedad de estas, tuvo que parpadear repetidas veces antes de acostumbrarse a aquella incomodidad.
-¿Qué requieres de mi, Sekkeh Reikayame? Ahora mismo ando bastante ocupado...-mintió lo mejor que pudo, mientras fingia seguir en la reparación de su casco.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
24/05/15, 09:06 pm
En cuanto el capellán respondió, el intara asió el pomo de la puerta y entró en la estancia con decisión. No quería andarse con rodeos y prefería no alargar mucho aquella conversación, así que se acercó al escritorio y, tras saludar al xolnita, fue directo al grano.
—Ya ha pasado un mes y medio desde que Irianna logró realizar un hechizo y tu aún no lo has intentado, Roaxen Tenvrai. De hecho apenas sales de esta habitación y no te relacionas con nadie —comentó con voz despreocupada, clavando su mirada inquisitiva en los ojos de su compatriota—. Seguro que tenías algún motivo pio, no lo dudo, pero ahora que has visto que nadie ha muerto por intentarlo deberías probar tú. Ha hacer magia, por supuesto, lo de socializar ya es cosa tuya —añadió con una media sonrisa, cruzándose de brazos.
No pensaba mostrar preocupación aunque la sintiera, así que optó por presionar el ego del pelimorado.
—Yo ya lo intenté y no soy capaz, la magia no se manifiesta en mi. Sigo teniendo mis brazos, de todos modos, y puedo defenderme si hay peligro, pero… ¿puedes depender tu únicamente de tu ballesta? —preguntó con un tono de provocación velado—. Seguramente si, a fin de cuentas eres un alto cargo militar y todo eso—respondió el mismo, encogiéndose de hombros. Los dos sabían que aquello no importaba demasiado—. No esta de mas, sin embargo, conseguir algo de artillería pesada —comentó, metiendo la mano en su bolsillo y arrojando sobre la mesa un par de cargadores—. Puedo enseñarte los movimientos y palabras de un hechizo básico si quieres, los he repetido muchas veces sin resultado. Quizás tu tengas mas suerte—concluyó expectante.
—Ya ha pasado un mes y medio desde que Irianna logró realizar un hechizo y tu aún no lo has intentado, Roaxen Tenvrai. De hecho apenas sales de esta habitación y no te relacionas con nadie —comentó con voz despreocupada, clavando su mirada inquisitiva en los ojos de su compatriota—. Seguro que tenías algún motivo pio, no lo dudo, pero ahora que has visto que nadie ha muerto por intentarlo deberías probar tú. Ha hacer magia, por supuesto, lo de socializar ya es cosa tuya —añadió con una media sonrisa, cruzándose de brazos.
No pensaba mostrar preocupación aunque la sintiera, así que optó por presionar el ego del pelimorado.
—Yo ya lo intenté y no soy capaz, la magia no se manifiesta en mi. Sigo teniendo mis brazos, de todos modos, y puedo defenderme si hay peligro, pero… ¿puedes depender tu únicamente de tu ballesta? —preguntó con un tono de provocación velado—. Seguramente si, a fin de cuentas eres un alto cargo militar y todo eso—respondió el mismo, encogiéndose de hombros. Los dos sabían que aquello no importaba demasiado—. No esta de mas, sin embargo, conseguir algo de artillería pesada —comentó, metiendo la mano en su bolsillo y arrojando sobre la mesa un par de cargadores—. Puedo enseñarte los movimientos y palabras de un hechizo básico si quieres, los he repetido muchas veces sin resultado. Quizás tu tengas mas suerte—concluyó expectante.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
24/05/15, 11:03 pm
Roaxen Tenvrai
Las puntas del cabello del capellán se espigaron ante las palabras del intara a medida que este hablaba. Respetando el turno de habla del chico, el xolnita se puso de pie, no dispuesto a ofrecerle asiento o siquiera a permanecer sentado.
-Sekkeh Reikayame, estás equivocado si crees que mi mayor arma es este mediocre constructo al cual llamar ballesta. No, mi mejor arma es la Fé. La Fé es mi espada, mi escudo y mi armadura, todo en uno.-resopló no dejando que el tema se descarrilase.-Pero, volviendo al tema de "la magia", como lo llamas: Me parece módicamente humoristico el hecho que lo hayas comparado a "la artilleria pesada", así que usaré esa misma metáfora para convencerte de lo contrario para lo que has venido aquí: Para que dejes de interesarte por tan semejante pecado de poder y te alejes de la calaña que pretenda saber controlarla.-
Se aclaró la garganta y pasó a exponer su punto de vista.
-Para de verdad comprender y analizar la realidad de este asunto debemos fijarnos en los hechos y los conocimientos. La experiencia es, pues, más valorable ante lo desconocido que "la intuición" o la sed de promesas y poderes y en esto creo que toda persona con dos dedos de frente puede estar de acuerdo.-una comisura se torció en sus labios mientras hablaba.-Asi que, teniendo esto en cuenta, lanzo la siguiente pregunta: ¿Qué es la Magia? ¿Qué sabemos de ella?-pausó unos segundos.- ¿Es un arma? ¿Es una herramienta? ¿Es un medio de protección? La respuesta puede resumirse en lo siguiente: Es Poder. Poder para moldear la realidad tal y como la conocemos al antojo de cada uno y, por lo tanto, su mayor ventaja es que puede ser lo que uno quiera hacer de ella.-
Se llevó los brazos a la espalda y continuó hablando.
-Pero antes de determinar si es "un bien" o "un mal", hay todavía cosas por hablar sobre la magia. Tan perfecta como puede parecer, hace a uno olvidar sobre "El precio" que uno ha de pagar para emplearla: La sangre, vertida en esas bagatelas. Esto es la realidad de nuestra situación. Un pago necesario a cambio de un poder casi ilimitado. Pero, si se me preguntase a mi, diria que es un precio insuficiente. Sin embargo, eso por su cuenta es intuición y como hemos dicho, no tenemos en cuenta la intuición en esta discusión, y es por ello, para darle una base argumental a mi intuición, quisiera atraer tu atención a un suceso paralelo y otro evento parecido: La Armería y El Ataque del Gran Escarabajo que dio lugar entorno a la primera concentración de los secuestrados.-
Pausa para respirar hondo.
-Como veterano de batallas y amante de la historia militar, puedo atestiguar que tengo la suficiente experiencia para declarar lo siguiente: Ni en el mejor de los casos, obteniendo el armamento de las Armerias prematuramente y con una plantilla completa de efectivos podriamos haber ganado un encuentro con la bestia pelotera. Esto, en reflexion, lanza una pregunta: ¿Porqué nos dan armas si no nos sirven para matar a las criaturas más letales de la ciudad? Teniendo en cuenta el trasfondo que he leido sobre este lugar y lo que sabemos de sus habitantes racionales, podemos fácilmente llegar a la conclusión de que a) No quieren que logremos defendernos. b) Quieren todo lo contrario: Quieren que las usemos para atacar.-
Otra pequña pausa, cada una muy orquestrada.
-El punto a) Es creible, puesto que asi nos empuja a creer la evidencia. El punto b), sin embargo, es mucho más complejo, ya que paranoias aparte, implicaria que un bien que se nos ha otorgado, así como el torreón y las cestas con comida, estaria destinado para nuestro mal. Al no poder matar a las criaturas de la ciudad con estas armas solo queda un objetivo con quien usarlas: Con nosotros mismos. Es mi creencia que nuestros secuestradores tienen un macabro sentido del humor y ven todo este secuestro masivo nada más y nada menos que un espectáculo.-
No cansado de su propia voz o de hablar, el capellán prosiguió.
-Mi teoria de b) esta fundamentada en lo siguiente: La presencia de diferentes tipos de viveres de apariencia comestibles pero que en verdad son indigestos o incluso venenosos, Las aves rapaces territoriales anidadas en el otro torreón poniendo a todos en peligro en lo que creemos que es un "espacio seguro" y, por último, esto me lleva a sospechar de este mismo torreón: Mi deducción me señala con cautela a tener cuidado o bien con la hiedra rodeando la piedra del torreón o bien el patio, el único trozo fértil que hayamos visto hasta ahora, donde hay numerosos nichos, algunos todavia ocupados y donde casualmente no se ha tardado en crear un primitivo huerto que, si bien no creo mal, tú has sido el artífice. Un huerto con el que fácilmente se podría envenenar.-
Pausó de nuevo, una última vez.
-Y esa es la razón de mi sospecha de todo, incluida la magia. De lo único que me fio en estos momentos es de lo que me traje conmigo a la ciudad y estas pésimas armas de la armeria pues, aunque han sido suministradas por la ciudad, las he revisado concienzudamente y estoy confiado que no hay truco ni trampa en semejantes mecanismos tan simples, cosa que nadie puede cerciorarse de la "artilleria pesada" como la llamas, Sekkeh Reikayame. Y la gracia de que la nomines asi, en base solo al poder es lo gracioso, pues la artilleria pesada es quizás una de las armas más potentes, si, pero tambien compleja como toda obra de ingenieria militar. Si una tuerca se rompe, esta es reemplazada, si el cañon deja de disparar, se encuentra el fallo. Las probabilidades de accidentes son casi nulas. ¿Puedes decir lo mismo de la magia, que no sabes de donde viene, ni a donde va? ¿Qué desafia a las leyes de la física, la biologia y la lógica, por tan solo el módico precio de algo de sangre y un poco de cansancio? ¿No te parece siniestro, Sekkeh Reikayame?-
Las puntas del cabello del capellán se espigaron ante las palabras del intara a medida que este hablaba. Respetando el turno de habla del chico, el xolnita se puso de pie, no dispuesto a ofrecerle asiento o siquiera a permanecer sentado.
-Sekkeh Reikayame, estás equivocado si crees que mi mayor arma es este mediocre constructo al cual llamar ballesta. No, mi mejor arma es la Fé. La Fé es mi espada, mi escudo y mi armadura, todo en uno.-resopló no dejando que el tema se descarrilase.-Pero, volviendo al tema de "la magia", como lo llamas: Me parece módicamente humoristico el hecho que lo hayas comparado a "la artilleria pesada", así que usaré esa misma metáfora para convencerte de lo contrario para lo que has venido aquí: Para que dejes de interesarte por tan semejante pecado de poder y te alejes de la calaña que pretenda saber controlarla.-
Se aclaró la garganta y pasó a exponer su punto de vista.
-Para de verdad comprender y analizar la realidad de este asunto debemos fijarnos en los hechos y los conocimientos. La experiencia es, pues, más valorable ante lo desconocido que "la intuición" o la sed de promesas y poderes y en esto creo que toda persona con dos dedos de frente puede estar de acuerdo.-una comisura se torció en sus labios mientras hablaba.-Asi que, teniendo esto en cuenta, lanzo la siguiente pregunta: ¿Qué es la Magia? ¿Qué sabemos de ella?-pausó unos segundos.- ¿Es un arma? ¿Es una herramienta? ¿Es un medio de protección? La respuesta puede resumirse en lo siguiente: Es Poder. Poder para moldear la realidad tal y como la conocemos al antojo de cada uno y, por lo tanto, su mayor ventaja es que puede ser lo que uno quiera hacer de ella.-
Se llevó los brazos a la espalda y continuó hablando.
-Pero antes de determinar si es "un bien" o "un mal", hay todavía cosas por hablar sobre la magia. Tan perfecta como puede parecer, hace a uno olvidar sobre "El precio" que uno ha de pagar para emplearla: La sangre, vertida en esas bagatelas. Esto es la realidad de nuestra situación. Un pago necesario a cambio de un poder casi ilimitado. Pero, si se me preguntase a mi, diria que es un precio insuficiente. Sin embargo, eso por su cuenta es intuición y como hemos dicho, no tenemos en cuenta la intuición en esta discusión, y es por ello, para darle una base argumental a mi intuición, quisiera atraer tu atención a un suceso paralelo y otro evento parecido: La Armería y El Ataque del Gran Escarabajo que dio lugar entorno a la primera concentración de los secuestrados.-
Pausa para respirar hondo.
-Como veterano de batallas y amante de la historia militar, puedo atestiguar que tengo la suficiente experiencia para declarar lo siguiente: Ni en el mejor de los casos, obteniendo el armamento de las Armerias prematuramente y con una plantilla completa de efectivos podriamos haber ganado un encuentro con la bestia pelotera. Esto, en reflexion, lanza una pregunta: ¿Porqué nos dan armas si no nos sirven para matar a las criaturas más letales de la ciudad? Teniendo en cuenta el trasfondo que he leido sobre este lugar y lo que sabemos de sus habitantes racionales, podemos fácilmente llegar a la conclusión de que a) No quieren que logremos defendernos. b) Quieren todo lo contrario: Quieren que las usemos para atacar.-
Otra pequña pausa, cada una muy orquestrada.
-El punto a) Es creible, puesto que asi nos empuja a creer la evidencia. El punto b), sin embargo, es mucho más complejo, ya que paranoias aparte, implicaria que un bien que se nos ha otorgado, así como el torreón y las cestas con comida, estaria destinado para nuestro mal. Al no poder matar a las criaturas de la ciudad con estas armas solo queda un objetivo con quien usarlas: Con nosotros mismos. Es mi creencia que nuestros secuestradores tienen un macabro sentido del humor y ven todo este secuestro masivo nada más y nada menos que un espectáculo.-
No cansado de su propia voz o de hablar, el capellán prosiguió.
-Mi teoria de b) esta fundamentada en lo siguiente: La presencia de diferentes tipos de viveres de apariencia comestibles pero que en verdad son indigestos o incluso venenosos, Las aves rapaces territoriales anidadas en el otro torreón poniendo a todos en peligro en lo que creemos que es un "espacio seguro" y, por último, esto me lleva a sospechar de este mismo torreón: Mi deducción me señala con cautela a tener cuidado o bien con la hiedra rodeando la piedra del torreón o bien el patio, el único trozo fértil que hayamos visto hasta ahora, donde hay numerosos nichos, algunos todavia ocupados y donde casualmente no se ha tardado en crear un primitivo huerto que, si bien no creo mal, tú has sido el artífice. Un huerto con el que fácilmente se podría envenenar.-
Pausó de nuevo, una última vez.
-Y esa es la razón de mi sospecha de todo, incluida la magia. De lo único que me fio en estos momentos es de lo que me traje conmigo a la ciudad y estas pésimas armas de la armeria pues, aunque han sido suministradas por la ciudad, las he revisado concienzudamente y estoy confiado que no hay truco ni trampa en semejantes mecanismos tan simples, cosa que nadie puede cerciorarse de la "artilleria pesada" como la llamas, Sekkeh Reikayame. Y la gracia de que la nomines asi, en base solo al poder es lo gracioso, pues la artilleria pesada es quizás una de las armas más potentes, si, pero tambien compleja como toda obra de ingenieria militar. Si una tuerca se rompe, esta es reemplazada, si el cañon deja de disparar, se encuentra el fallo. Las probabilidades de accidentes son casi nulas. ¿Puedes decir lo mismo de la magia, que no sabes de donde viene, ni a donde va? ¿Qué desafia a las leyes de la física, la biologia y la lógica, por tan solo el módico precio de algo de sangre y un poco de cansancio? ¿No te parece siniestro, Sekkeh Reikayame?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
25/05/15, 01:03 am
Aunque sus esfuerzos eran notables, Kimbra no fue capaz de aprender a realizar hechizos de una complejidad superior a los básicos presentados en el libro que Irianna descifrazaba. Esta situación, unida al hecho de que algunos de los habitantes del torreón estaban imposibilitados para llevar a cabo el uso de la energía superior, hicieron que la krabelinense reflexionara largo y tendido sobre lo que era en esencia la energía superior, o magia como lo llamaban sus compañeros; sobre cómo se representaba; de dónde salía, o como se llevaba a cabo. Los Hijos de Lunas creían, y Kimbra con ellos, que las lunas hacían uso de la energía superior para crearlos y darles vida, pero ¿qué energía superior era la usada para llevar dicho cometido acabo? ¿dispondrían las lunas de su propia energía superior? ¿la energía superior se encuentra en el aire o en los seres de la naturaleza? ¿eso significa que todo ser esta formado por energía superior? ¿que un ser este formado de energía superior significa que, con el debido entrenamiento, puede hacer uso de la misma?
"En ese caso, ¿por qué hay seres que, con el mismo entrenamiento y dedicación, pueden llevar a cabo su uso y otros no? Si los Hijos de Lunas hemos sido creados esencialmente por energía superior, ¿no implicaría eso que somos poseedores de una capacidad mayor de energía superior que la media? Entonces, ¿por qué el uso de la energía superior me esta limitado al contrario que a otros compañeros no krabelinenses?"
A lo largo de los días, la engendro llegó a plantearse numerosas y distintas cuestiones teniendo como foco central la "magia", pero pocas de estas llegaron a ser resueltas y aunque quiso debatirlas con algunos de sus compañeros, no llegó a encontrar el valor suficiente para cuestionarlas en voz alta, por lo que se mantuvieron rondando su mente a la espera de ser expuestas en la mejor ocasión. No obstante, esto no impidió que aprendiera, memorizara y entrenara con tantos hechizos como fuera capaz, viéndose complacida al notar que dicho entrenamiento agotaba sus energías así como recordaba que lo hacían sus actividades rutinarias y esporádicas en Krabelin. Durante los primeros días de su estancia en ese lugar, el hecho de que sus energías no estuvieran agotadas al finalizar el día le había hecho sufrir sensaciones desagradables y molestas, ya que sentía que todavía le sobraba energía y no sabía qué hacer con ella.
Aun así, Kimbra no había alterado su rutina establecida, simplemente había rellenado sus horas vacías con el estudio de la energía superior, lo que le permitió seguir llevando a cabo impasible sus otras actividades, entre las que, por supuesto, se encontraba la lectura. La Hija de Lunas avanzaba a pasos agigantados en el aprendizaje de la lectura, hasta tal punto que sus maestras, Irianna y Varsai, consideraron oportuno añadir un nuevo aprendizaje a sus lecciones: la escritura. La engendro no era capaz de plasmar más allá de toscos garabatos torpemente enlazados, pero era capaz de identificarlos y ponerles nombre, lo que se traducía en un gran avance en sus capacidades. Uno de los factores que agilizaron este proceso fue su recientemente descubierta capacidad de "dar su opinión", puesto que, al poder hablar con libertad, Kimbra podía plantear sus dudas abiertamente y de forma más rápida y concisa.
A pesar de esto, los avances de Kimbra en el arte de "dar su opinión" eran lentos y tímidos, puesto que la krabelinense todavía no se encontraba del todo cómoda al llevar a cabo una acción prohibida para ella hasta el momento y que, por lo tanto, le resultaba tan forzada. Aun así, Kimbra opinaba, quizás no tanto como a Irianna le gustaría, pero si mucho más de lo que se había creído capaz en un principio. Aunque, ciertamente, no lo hacía en todos los ámbitos ni frente a todos sus compañeros. Claro era el ejemplo de la practica del humano Jace en la cual agredía a un saco de lana de feerik. Kimbra sentía gran curiosidad sobre dicha practica e intentaba observar a sus compañeros llevarla a cabo siempre que podía, pero nunca llegaba a verse capaz de exteriorizar su deseo de aprender sobre ella y menos tratándose de una actividad que no llevaban a cabo los compañeros con los que más cómoda se sentía al dar su opinión, como podían ser Irianna, Sekkeh o Varsai.
Kimbra también siguió impartiendo sus clases de arco y armas a todo el que se lo requiriera y no dudó en ampliar sus horizontes intercambiando conocimientos armamentísticos y disciplinarios con Sekkeh, a quien enseñaba el arte de la caza a cambio de conocimientos de batalla en los momentos que no dedicaban a llevar a cabo los cuidados al huerto. La engendro explicaba metódicamente los utensilios que un cazador requería y las tácticas y el conocimiento que debía poseer para poder hacer bien su trabajo y, con ello, la increíble utilidad de la mascota. Kimbra le habló al ulterano de Ámarok, su kerlax, y, aunque la krabelinense nunca llegó a percatarse de ello, se notaba un deje nostálgico y de añoranza en sus palabras. A partir de aquel momento, Kimbra comenzó a percatarse de que el pensamiento de Ámarok ocupaba una importante sección de su tiempo y que creaba en ella un sentimiento desconocido hasta el momento que la llenaba de tristeza. Más de una vez estuvo tentada a compartir dichos pensamientos y sensaciones con Irianna, buscando una solución y/o explicación a los mismos, pero, al no encontrar palabras concretas con las que definirlos, se vio imposibilitada a ello.
Además de conocimiento especifico, Sekkeh también le proporcionaba de vez en cuando historias de su mundo con las que amenizar las veladas y que Kimbra escuchaba atentamente y en silencio, preguntando sobre diversos hechos cuando sus dudas no le permitían seguir con el relato. Ademas, pudo oír narraciones sobre otros mundos gracias a la curiosidad del parqio, que preguntaba siempre que podía a todo aquel que en su camino se cruzara. Cuando llego su turno, la engendro respondía estoicamente a cuanta pregunta le fue realizada, por lo que Rasqa tuvo que hacer un esfuerzo para especificar las cuestiones, pues de otra manera la forma de responder de la Hija de Lunas dejaba los relatos cortos y demasiado generales.
A pesar de la cantidad de actividades que llevaba a cabo el grupo dentro del refugio, no dejaron de salir a abastecerse o a interactuar con el otro grupo, gracias a lo cual tuvieron conocimiento de las dos muertes que se sucedieron. Para Kimbra, la muerte del ser infectado no fue más que la confirmación de un hecho que ya de por si era sabido. Su muerte era inminente, por lo que no le dedicó más pensamiento que ese, pero la muerte del otro ser de su raza suscitó su curiosidad. Según tenía entendido, su cuerpo había muerto, pero parte de él seguía con vida tomando una forma etérea. Kimbra no conocía muchos ritos fúnebres y mucho menos los que se llevaban a cabo en el mundo de procedencia del difunto, pero Ekatechs le había relatado una vez el ritual de enterramiento que se llevaba a cabo entre los Nombrados y según el cual había una parte del ser llamada alma que debía ser debidamente tratada y liberada para que encontrara el camino de vuelta a las lunas. ¿Acaso el alma del ser llamado Tesón no había sido liberada debidamente y por eso todavía se encontraba entre ellos? ¿Era aquello acaso lo que ocurría si el alma no era debidamente liberada? Aquel hecho despertaba su curiosidad en grado sumo, pero, al igual que con otras cuestiones, no se veía capaz de debatirlas abiertamente con sus compañeros.
Aquella mañana, como todas las anteriores, Kimbra comenzó su rutina al amanecer, llevando a cabo metódicamente su proceso de alimentación y saliendo a continuación al exterior, donde comenzaba los procesos de cuidado de su huerto a la espera de que el grueso del grupo comenzara su día. A medida que avanzaba la mañana, sus compañeros fueron apareciendo en el patio, comenzando un extraño intercambio de opiniones sobre el nuevo color en las escamas del parqio, siendo este cambio posible por su última muda, la cual había permitido hacerse a la engendro con piel nueva a la que pretendía sacarle alguna utilidad. Kimbra había estado recogiendo las mudas de pieles de Rasqa a medida que estas se iban desprendiendo del parqio y, al no notar disconformidad en su compañero, las había ido guardando.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
25/05/15, 10:09 pm
Varsai desayunó rápido intercambiando algunos comentarios con los que estaban en el salón antes de salir al patio. Saludó a los allí reunidos y se acercó a Irianna.
La varmana se había hecho cercana a la idrina, no quizás tanto como para compartirlo todo con ella, pero sí para considerarla una buena amiga. Había pintado a Rasqa mientras dormitaba aunque aún no le había enseñado el dibujo, su relación con él y con Jace así como con la mayoría de Letargo era buena, o al menos así la consideraba la chica. Observó atentamente las nuevas escamas de Rasqa.
"Me gustan tus nuevas escamas Rasqa, son como mi pelo" se señala las puntas del pelo con una sonrisa.
La niña se dio cuenta entonces de una cosa en la que no se había fijado hasta entonces.
"¿A los humanos os muda el pelo como a Rasqa las escamas Jace?
Es que creo que se te está poniendo amarillo como el de Sekkeh."
Varsai ladeó ligeramente la cabeza de forma inquisitiva, sentía curiosidad por ello.
La varmana se había hecho cercana a la idrina, no quizás tanto como para compartirlo todo con ella, pero sí para considerarla una buena amiga. Había pintado a Rasqa mientras dormitaba aunque aún no le había enseñado el dibujo, su relación con él y con Jace así como con la mayoría de Letargo era buena, o al menos así la consideraba la chica. Observó atentamente las nuevas escamas de Rasqa.
"Me gustan tus nuevas escamas Rasqa, son como mi pelo" se señala las puntas del pelo con una sonrisa.
La niña se dio cuenta entonces de una cosa en la que no se había fijado hasta entonces.
"¿A los humanos os muda el pelo como a Rasqa las escamas Jace?
Es que creo que se te está poniendo amarillo como el de Sekkeh."
Varsai ladeó ligeramente la cabeza de forma inquisitiva, sentía curiosidad por ello.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
26/05/15, 04:38 pm
Saludo a Jace con la mano, sin poder evitar fijarme en las casi imperceptibles vetas doradas que iban comiéndose el negro oscuro de su cabello. Cuando le conocí, lo primero que me llamó la atención en su físico fue su imponente altura y sus ojos tan claros, pero ni siquiera se me ocurrió que usara tinte. En cierto modo le afearía un poco la apariencia, le quedaba bastante bien el pelo oscuro.
Desayuno con tranquilidad, observando como la manzana que tengo en la mano va descendiendo de volumen con lentitud, quiero creer que la comida durará para siempre, puede que alguna vez consiga verme en un estado más normal. Siempre me engañaba a mí misma mentalizándome de que no estaba tan delgada, pero, siempre se me había marcado las costillas de forma exagerada, y ahora que mi cuerpo empieza a esconderlas un poco, tengo la esperanza de seguir cogiendo peso, hasta estar saludablemente hablando bien.
Levanté la mirada hacia Jace de nuevo. Sí, si seguíamos alimentándonos de las cestas y continuábamos entrenando a diario, puede que por fin pueda sonreír ante el espejo.
Estoy tragando justo en el momento en que Jace mienta a Billy con humor, de modo que solo puedo contestar cuando ya se está marchando al patio. Pero de todos formas le contesto desde la cocina.
- No te preocupes por él Jace, en la sala de entrenamientos...-digo pensando en lo siguiente que voy a decir, y permitiéndome quizás, ser un poco más amistosa para variar.- no creo que Billy sea tu mayor problema.
Una vez recojo la mesa que apenas se encuentra sucia me dispongo a subir hacia el dormitorio de las chicas, para hacer mi cama, pues al despertarme he notado que varias de las sábanas las había tirado al suelo, pero me cruzo con que Devoss está bajando, de modo que le sigo, la cama podrá esperar.
-Buenos días Devoss -digo tendiéndole una pieza de fruta que me ha pedido segundos antes.- ¿Sabes si hoy vamos hacia algún lado?.
Desayuno con tranquilidad, observando como la manzana que tengo en la mano va descendiendo de volumen con lentitud, quiero creer que la comida durará para siempre, puede que alguna vez consiga verme en un estado más normal. Siempre me engañaba a mí misma mentalizándome de que no estaba tan delgada, pero, siempre se me había marcado las costillas de forma exagerada, y ahora que mi cuerpo empieza a esconderlas un poco, tengo la esperanza de seguir cogiendo peso, hasta estar saludablemente hablando bien.
Levanté la mirada hacia Jace de nuevo. Sí, si seguíamos alimentándonos de las cestas y continuábamos entrenando a diario, puede que por fin pueda sonreír ante el espejo.
Estoy tragando justo en el momento en que Jace mienta a Billy con humor, de modo que solo puedo contestar cuando ya se está marchando al patio. Pero de todos formas le contesto desde la cocina.
- No te preocupes por él Jace, en la sala de entrenamientos...-digo pensando en lo siguiente que voy a decir, y permitiéndome quizás, ser un poco más amistosa para variar.- no creo que Billy sea tu mayor problema.
Una vez recojo la mesa que apenas se encuentra sucia me dispongo a subir hacia el dormitorio de las chicas, para hacer mi cama, pues al despertarme he notado que varias de las sábanas las había tirado al suelo, pero me cruzo con que Devoss está bajando, de modo que le sigo, la cama podrá esperar.
-Buenos días Devoss -digo tendiéndole una pieza de fruta que me ha pedido segundos antes.- ¿Sabes si hoy vamos hacia algún lado?.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
27/05/15, 08:01 pm
Seguidamente me cruzo con Ruth, le pido una fruta y ella me la da, por lo que le doy gracias, al fin y al cabo es una de las personas que mejor me cae del torreón.
-Ni idea Ruth, aunque espero que si, siento curiosidad por el resto de la ciudad. Si no salimos podríamos hacer más de mis ejercicios. No creas que vas a librarte tan fácilmente de mi, soldado.- Le digo bromeando.
Tampoco se me escapa a mi el cambio de color de Rasqa, al contrario que a Jace a mi me gusta el nuevo look, me encanta el contraste de sus escamas con los tonos grises de este sitio. Y también me fijo en el pelo de Jace, vaya, ni idea de que estaba teñido, toda una sorpresa, este descubrimiento me impacienta para ver su pelo original.
Cansado de tantos días entrenando me dejo caer pesadamente sobre el sofá. Me siento como un maldito viejo. Ahora mismo me arrepiento de haberme levantado de la cama. Pero supongo que es bueno, debo hacer ejercicio con constancia para mejorar. Es la única forma. Doy otro largo bosteza mientras me como fugazmente la fruta.
-Chicos: ¿ Hoy vamos a salir? Me va a dar algo si no descubrimos más cosas de Rocavarancolia.-
-Ni idea Ruth, aunque espero que si, siento curiosidad por el resto de la ciudad. Si no salimos podríamos hacer más de mis ejercicios. No creas que vas a librarte tan fácilmente de mi, soldado.- Le digo bromeando.
Tampoco se me escapa a mi el cambio de color de Rasqa, al contrario que a Jace a mi me gusta el nuevo look, me encanta el contraste de sus escamas con los tonos grises de este sitio. Y también me fijo en el pelo de Jace, vaya, ni idea de que estaba teñido, toda una sorpresa, este descubrimiento me impacienta para ver su pelo original.
Cansado de tantos días entrenando me dejo caer pesadamente sobre el sofá. Me siento como un maldito viejo. Ahora mismo me arrepiento de haberme levantado de la cama. Pero supongo que es bueno, debo hacer ejercicio con constancia para mejorar. Es la única forma. Doy otro largo bosteza mientras me como fugazmente la fruta.
-Chicos: ¿ Hoy vamos a salir? Me va a dar algo si no descubrimos más cosas de Rocavarancolia.-
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
27/05/15, 08:34 pm
-Por favor, Devoss, cuándo quieras y dónde quieras. -le hablo sonriendo y tapándome la boca rápidamente, al darme cuenta de que ha quedado bastante mal. De modo que me siento a su lado, cruzando una pierna sobre la otra. -Me refiero a lo de los abdominales, apuesto a que pronto llegaré a hacerlos tan fácilmente como tú.
Ya conocía parte de la historia del Holandés, su padre se marchó a la guerra hace tiempo y aún no había vuelto, no quiero sacarle de nuevo el tema, pero me pica la curiosidad por averiguar como se sabía tanta variedad de ejercicios, es realmente asombroso, y la competitividad que me provoca sacar es divertida. Lo hace tan bien, que casi parece uno de los chavales que cuelgan tutoriales en internet para gente que entrena desde su propia casa.
-A mí también me me apetece salir pronto.- comento al respecto sobre la barajada excursión. -, Oye profe, ¿Y cómo es que sabes tanto de ejercicios?, si es que se puede decir.
Me viene un pensamiento fugaz, de pronto, en realidad me encantaría hacer una carrera con él.
Pero sería demasiado peligroso, y por que no. >>También demasiado emocionante<<. Pero más adelante.
Cuando estemos totalmente seguros de que no vamos a morir al salir ahí afuera.
Ya conocía parte de la historia del Holandés, su padre se marchó a la guerra hace tiempo y aún no había vuelto, no quiero sacarle de nuevo el tema, pero me pica la curiosidad por averiguar como se sabía tanta variedad de ejercicios, es realmente asombroso, y la competitividad que me provoca sacar es divertida. Lo hace tan bien, que casi parece uno de los chavales que cuelgan tutoriales en internet para gente que entrena desde su propia casa.
-A mí también me me apetece salir pronto.- comento al respecto sobre la barajada excursión. -, Oye profe, ¿Y cómo es que sabes tanto de ejercicios?, si es que se puede decir.
Me viene un pensamiento fugaz, de pronto, en realidad me encantaría hacer una carrera con él.
Pero sería demasiado peligroso, y por que no. >>También demasiado emocionante<<. Pero más adelante.
Cuando estemos totalmente seguros de que no vamos a morir al salir ahí afuera.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
03/06/15, 10:39 pm
Si alguien le hubiera dicho que el xolnita iba a soltarle aquel discurso Sekk no habría llamado a la puerta. <<A este le gusta demasiado el sonido de su propia voz>>, pensó para sus adentros, manteniendo una postura rígida durante la mayor parte de aquel monólogo.
—Esta ciudad y todo lo que contiene es siniestra, Roaxen Tenvrai —replicó cuando terminó, barajando la posibilidad de irse en aquel momento. Descartó la idea, sin embargo—. Ver peligro en todas partes no está de más, pero encerrarse en este estudio y negarse a relacionarse con los demás tampoco es vivir. Puede que al final este torreón se caiga sobre nuestras cabezas, pero cuando ese momento llegue no estaría de mas contar con herramientas para evitar que el techo nos aplaste, ¿no crees? —comentó cruzándose de brazos—. No voy a negar que no se de donde proviene la magia, no es que tengamos mucha información al respecto, pero los hechizos a los que tenemos acceso son meros trucos comparados con los que describen en ese libro de historia tuyo. Un poco de sangre por ser capaz de elevarse en el aire puede que sea un precio escaso, estoy de acuerdo, pero la capacidad de realizar esos hechizos no está al alcance de todos, y eso es algo a tener en cuenta —añadió.
Estaba obviando algunos puntos que el capellán había tocado en su discurso, pero las reservas de saliva del rubio eran mucho más escasas que las de su compatriota.
—Yo creo que el coste de un hechizo depende de su potencia. ¿Recuerdas el relato de Castel, el octavo rey trasgo de Rocavarancolia? —inquirió, cambiando el peso de su cuerpo de un pie al otro mientras hacía memoria—. Ese sujeto arrebató el alma a un mundo, el ingrediente clave de un hechizo que aniquiló a Mascarada, otro mundo que había osado desafiarle. No se que es el alma de un mundo, sinceramente, pero el primer planeta quedó desolado en cuestión de meses en cuanto le despejaron de la suya y se convirtió en una roca muerta. ¿Crees que ese es un precio justo, consumir un mundo para destruir otro? Personalmente me parece algo horrible, pero lo único que yo se es que la magia es una herramienta para salir de aquí, un medio para alcanzar un fin, y si pudiera no dudaría en utilizarla —concluyó, preparándose mentalmente para la réplica del pelimorado.
—Esta ciudad y todo lo que contiene es siniestra, Roaxen Tenvrai —replicó cuando terminó, barajando la posibilidad de irse en aquel momento. Descartó la idea, sin embargo—. Ver peligro en todas partes no está de más, pero encerrarse en este estudio y negarse a relacionarse con los demás tampoco es vivir. Puede que al final este torreón se caiga sobre nuestras cabezas, pero cuando ese momento llegue no estaría de mas contar con herramientas para evitar que el techo nos aplaste, ¿no crees? —comentó cruzándose de brazos—. No voy a negar que no se de donde proviene la magia, no es que tengamos mucha información al respecto, pero los hechizos a los que tenemos acceso son meros trucos comparados con los que describen en ese libro de historia tuyo. Un poco de sangre por ser capaz de elevarse en el aire puede que sea un precio escaso, estoy de acuerdo, pero la capacidad de realizar esos hechizos no está al alcance de todos, y eso es algo a tener en cuenta —añadió.
Estaba obviando algunos puntos que el capellán había tocado en su discurso, pero las reservas de saliva del rubio eran mucho más escasas que las de su compatriota.
—Yo creo que el coste de un hechizo depende de su potencia. ¿Recuerdas el relato de Castel, el octavo rey trasgo de Rocavarancolia? —inquirió, cambiando el peso de su cuerpo de un pie al otro mientras hacía memoria—. Ese sujeto arrebató el alma a un mundo, el ingrediente clave de un hechizo que aniquiló a Mascarada, otro mundo que había osado desafiarle. No se que es el alma de un mundo, sinceramente, pero el primer planeta quedó desolado en cuestión de meses en cuanto le despejaron de la suya y se convirtió en una roca muerta. ¿Crees que ese es un precio justo, consumir un mundo para destruir otro? Personalmente me parece algo horrible, pero lo único que yo se es que la magia es una herramienta para salir de aquí, un medio para alcanzar un fin, y si pudiera no dudaría en utilizarla —concluyó, preparándose mentalmente para la réplica del pelimorado.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
04/06/15, 01:48 am
Roaxen Tenvrai
La respuesta del Intara, quien decidió ignorar por completo sus argumentos bien fundamentados, hechos y lógica perfectamente organizada, le sentó como un insulto a su inteligencia. No dijo ni actuó a continuación, mientras este continuaba hablando. Salvo en una ocasión. Cuando habló de usar herramientas, el Capellán lo interpretó de una manera muy diferente a la que el Intara habria querido. Y justo cuando estuvo apunto de elogiar esa linea de pensamiento, el xolnita se detuvo a pensar, pues aquello parecia un cambio muy radical de pensamiento, sobretodo por como habia visto que su trato hacia los xenos no habia hecho más que empeorar asi que por fin entendió a que se referia el marino.
No dijo nada y le dejó terminar, pero con una ceja alzada todo el rato hasta que por fin le tocaba de nuevo, bocaneó unas palabras antes de arrancar de nuevo.
-Si hablamos de historias, de leyendas y de relatos, puedo destacarte que tambien se adhiere a mi teoria de que tal información ha sido plantada por los secuestradores por un motivo.-se cruzó de brazos.-Y, aunque fuera verdad, seria una exageración: Las almas solo le pertenecen a las personas y no a los mundos, a los xenos o a cualquiera de estos herejes.-
Suspiró, mientras echaba la cabeza hacia atrás. Era la hora de la reprimenda.
-No creas que se me ha pasado por alto tus formas para con los xenos. No quiero ni saber que motivaciones tienes para tratar con criauras tan desdeñables, pero es preocupante que un hermano de batalla y vástago de Ul se olvide de quien es y de donde viene, Sekkeh Reikayame, pues un hombre que desecha su pasado y su linaje primero se traiciona a uno mismo y luego al resto de gente que espera tanto de el.-
La respuesta del Intara, quien decidió ignorar por completo sus argumentos bien fundamentados, hechos y lógica perfectamente organizada, le sentó como un insulto a su inteligencia. No dijo ni actuó a continuación, mientras este continuaba hablando. Salvo en una ocasión. Cuando habló de usar herramientas, el Capellán lo interpretó de una manera muy diferente a la que el Intara habria querido. Y justo cuando estuvo apunto de elogiar esa linea de pensamiento, el xolnita se detuvo a pensar, pues aquello parecia un cambio muy radical de pensamiento, sobretodo por como habia visto que su trato hacia los xenos no habia hecho más que empeorar asi que por fin entendió a que se referia el marino.
No dijo nada y le dejó terminar, pero con una ceja alzada todo el rato hasta que por fin le tocaba de nuevo, bocaneó unas palabras antes de arrancar de nuevo.
-Si hablamos de historias, de leyendas y de relatos, puedo destacarte que tambien se adhiere a mi teoria de que tal información ha sido plantada por los secuestradores por un motivo.-se cruzó de brazos.-Y, aunque fuera verdad, seria una exageración: Las almas solo le pertenecen a las personas y no a los mundos, a los xenos o a cualquiera de estos herejes.-
Suspiró, mientras echaba la cabeza hacia atrás. Era la hora de la reprimenda.
-No creas que se me ha pasado por alto tus formas para con los xenos. No quiero ni saber que motivaciones tienes para tratar con criauras tan desdeñables, pero es preocupante que un hermano de batalla y vástago de Ul se olvide de quien es y de donde viene, Sekkeh Reikayame, pues un hombre que desecha su pasado y su linaje primero se traiciona a uno mismo y luego al resto de gente que espera tanto de el.-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
04/06/15, 02:38 am
Ziack se había preparado para aquello a lo largo de un mes. La actitud de Roaxen Tenvrai hacia él reafirmaba su convicción en que aquellos extraños no buscaban nada bueno de él: el desdén con el que lo miraba y lo trataba le dejaban claro qué era el enderth para el ulterano. Después estaba Kirés, su congénere del otro torreón... La primera vez había podido huir de él sin que le persiguiese, pero, ¿qué pasaría si volvía por allí y se enteraba de que tenía un brazo inútil? Ziack tenía demasiadas razones para sentir miedo, y el día que vio por accidente los cuchillos que ocultaba Sigrún lo había tenido claro: tenía que huir de allí.
Cuando la idrina se le había aproximado de forma amistosa para que probase a hacer magia también había desconfiado. No obstante, se dijo, quizás la magia fuese la solución a sus problemas. Un día pidió, por ello, examinar el libro. Buscaba algo que no sabía que existía, pero que tal vez estuviese allí. Lo encontró.
No fue sencillo. Tuvo que invertir un mes entero, ya que no se fiaba y no podía practicar aquel hechizo más que cuando creía que nadie le observaría. Pero el enderth había tenido claro desde el principio que necesitaba aquella magia: solo así podría huir del torreón en el más absoluto silencio. Fue su empeño lo que no le hizo sucumbir a la frustración que sentía debido a la dificultad de disponer de una sola mano para emplear un hechizo que normalmente se ejecutaba con las dos.
Y aquella noche lo había conseguido, por fin. Sabía que la magia producía cansancio y había invertido buena parte de sus energías en practicarlo, por tanto decidió esperar a que fuese más cerca de la madrugada. También porque si se ponía en marcha demasiado pronto corría el riesgo de que algún insomne le viese. Se aseguró de que todos dormían cuando bajó lo más silenciosamente que pudo a la planta baja. Una vez allí, entonando en un susurro, Ziack se aplicó el hechizo de intangibilidad. El corazón le latía a mil por hora mientras atravesaba el enorme portón sin abrirlo y continuaba hasta el borde del foso. Una vez allí, ejecutó el otro hechizo que también había practicado pero que había sido mucho más sencillo: el enderth levitó sobre el foso hasta alcanzar la calle. Y una vez volvió a poner los pies sobre la misma, desactivó el efecto de la intangibilidad y se desplazó levitando hacia adelante lo más rápido que podía. No sabía a donde iría y su capacidad de maniobra era limitada ya que no había dispuesto de demasiados momentos seguros para practicar a desplazarse a través del aire, pero lo había logrado: era libre.
No obstante, su huida no había pasado tan desapercibida como el enderth creía. Vorela se había levantado para utilizar la letrina muy poco antes de que Ziack se pusiese en marcha. La libense solía moverse de forma silenciosa, por eso el enderth no escuchó como caminaba tranquilamente desde el patio de vuelta al interior, justo cuando el enderth estaba a punto de ejecutar su hechizo e irse. Antes de que esto sucediese, Ziack había abandonado su campo de visión y, para cuando la libense volvió al interior, el enderth ya no estaba allí. La libense observó extrañada a su alrededor, preguntándose donde se había metido el ave, pero no le dio mayor importancia en ese momento: se encontraba demasiado cansada y somnolienta como para tratar de buscarle la lógica a aquello. Pero por la mañana, aquella misma mañana, lo primero que hizo la libense fue buscar a Ziack por todo el torreón. Evidentemente no encontró ni rastro de él.
La mayoría de sus compañeros estaban reunidos en el patio, por lo que la libense se dirigió hacia allí con expresión ceñuda y a grandes pasos.
—Ziack no está —anunció interrumpiendo cualquier posible conversación que se estuviese manteniendo en ese momento—. Anoche lo vi... Desaparecer. No me preguntéis como lo ha hecho, pero lo vi ahí mismo —señaló en dirección al interior de la planta baja del torreón—. Un instante después no estaba. Estoy segura de que no lo he soñado —se anticipó—. Estaba aquí, mis ojos no pueden engañarme. ¿Existe algún hechizo que pueda explicar esto? —se le ocurrió preguntar de pronto, dirigiendo sus ojos hacia aquellos que sabía que dominaban el don.
Cuando la idrina se le había aproximado de forma amistosa para que probase a hacer magia también había desconfiado. No obstante, se dijo, quizás la magia fuese la solución a sus problemas. Un día pidió, por ello, examinar el libro. Buscaba algo que no sabía que existía, pero que tal vez estuviese allí. Lo encontró.
No fue sencillo. Tuvo que invertir un mes entero, ya que no se fiaba y no podía practicar aquel hechizo más que cuando creía que nadie le observaría. Pero el enderth había tenido claro desde el principio que necesitaba aquella magia: solo así podría huir del torreón en el más absoluto silencio. Fue su empeño lo que no le hizo sucumbir a la frustración que sentía debido a la dificultad de disponer de una sola mano para emplear un hechizo que normalmente se ejecutaba con las dos.
Y aquella noche lo había conseguido, por fin. Sabía que la magia producía cansancio y había invertido buena parte de sus energías en practicarlo, por tanto decidió esperar a que fuese más cerca de la madrugada. También porque si se ponía en marcha demasiado pronto corría el riesgo de que algún insomne le viese. Se aseguró de que todos dormían cuando bajó lo más silenciosamente que pudo a la planta baja. Una vez allí, entonando en un susurro, Ziack se aplicó el hechizo de intangibilidad. El corazón le latía a mil por hora mientras atravesaba el enorme portón sin abrirlo y continuaba hasta el borde del foso. Una vez allí, ejecutó el otro hechizo que también había practicado pero que había sido mucho más sencillo: el enderth levitó sobre el foso hasta alcanzar la calle. Y una vez volvió a poner los pies sobre la misma, desactivó el efecto de la intangibilidad y se desplazó levitando hacia adelante lo más rápido que podía. No sabía a donde iría y su capacidad de maniobra era limitada ya que no había dispuesto de demasiados momentos seguros para practicar a desplazarse a través del aire, pero lo había logrado: era libre.
No obstante, su huida no había pasado tan desapercibida como el enderth creía. Vorela se había levantado para utilizar la letrina muy poco antes de que Ziack se pusiese en marcha. La libense solía moverse de forma silenciosa, por eso el enderth no escuchó como caminaba tranquilamente desde el patio de vuelta al interior, justo cuando el enderth estaba a punto de ejecutar su hechizo e irse. Antes de que esto sucediese, Ziack había abandonado su campo de visión y, para cuando la libense volvió al interior, el enderth ya no estaba allí. La libense observó extrañada a su alrededor, preguntándose donde se había metido el ave, pero no le dio mayor importancia en ese momento: se encontraba demasiado cansada y somnolienta como para tratar de buscarle la lógica a aquello. Pero por la mañana, aquella misma mañana, lo primero que hizo la libense fue buscar a Ziack por todo el torreón. Evidentemente no encontró ni rastro de él.
La mayoría de sus compañeros estaban reunidos en el patio, por lo que la libense se dirigió hacia allí con expresión ceñuda y a grandes pasos.
—Ziack no está —anunció interrumpiendo cualquier posible conversación que se estuviese manteniendo en ese momento—. Anoche lo vi... Desaparecer. No me preguntéis como lo ha hecho, pero lo vi ahí mismo —señaló en dirección al interior de la planta baja del torreón—. Un instante después no estaba. Estoy segura de que no lo he soñado —se anticipó—. Estaba aquí, mis ojos no pueden engañarme. ¿Existe algún hechizo que pueda explicar esto? —se le ocurrió preguntar de pronto, dirigiendo sus ojos hacia aquellos que sabía que dominaban el don.
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