Torreón Letargo (Archivo V)
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Torreón Letargo (Archivo V)
05/08/13, 03:54 am
Recuerdo del primer mensaje :
Este torreón de cuatro plantas está completamente cubierto de enredaderas, por lo que en un inicio es un poco complicado encontrar la puerta, algo más pequeña que en los otros torreones. El puente levadizo suele estar bajado, y da a una franja de tierra que rodea la parte delantera del torreón. Los capullos de las flores, que solo se abren con la Luna Roja, despiden al anochecer una fragancia que atonta y adormece a quien la huele. En el patio tiene suelo de tierra y también está repleto de plantas, en su mayoría secas o raquíticas. En el centro hay una estatua de una ninfa atravesada por cientos de estacas.
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- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
21/10/15, 09:06 pm
A medida que Irianna le relataba lo ocurrido, la expresión de Sekk fue pasando de la expectación al horror, atravesando distintas fases de incredulidad y rabia, sobre todo al enterarse del destino de Vorela.
—¿Qué le partí el cuello? —murmuró completamente pálido, sus voz apenas un susurro y los ojos muy abiertos. No era la primera vez que acababa con la vida de alguien, ya lo había hecho antes obligado por las circunstancias, pero no recordar cómo había ocurrido se le antojaba aterrador e impersonal—. No puede ser...
Por lo que pudo deducir del relato de la idrina había perdido el control sobre sí mismo, con consecuencias fatales para el islandés, y al comprender que eso podía volverle a ocurrir cerca de sus compañeros dio inconscientemente dos pasos hacía atrás. Conteniendo las náuseas el berserker se apoyó en la pared, tratando de no perder el equilibrio, y con voz ligeramente tomada volvió a hablar.
—Necesito salir de aquí, tengo que… ¿Sabéis qué dirección tomó Jace cuando abandonó el torreón? —preguntó al final, tragándose la angustia. Fue la bruja la que le respondió, de forma un poco ambigua, pero con esa información fue suficiente y el berserker se marchó.
No era tan inconsciente como para salir desarmado, por eso se pasó por la armería por segunda vez aquella noche, demasiado conmocionado con lo que había hecho como para fijarse en si Roaxen estaba o no presente. Cogió un mandoble bastante ligero, o esa impresión le dio, y con el colgado a la espalda abandonó el torreón, perdiéndose bajo la lluvia con expresión sombría. ¿Acaso la Luna le había transformado en algo peligroso para sus compañeros?
Continúa en la Taberna del Mago Tuerto.
—¿Qué le partí el cuello? —murmuró completamente pálido, sus voz apenas un susurro y los ojos muy abiertos. No era la primera vez que acababa con la vida de alguien, ya lo había hecho antes obligado por las circunstancias, pero no recordar cómo había ocurrido se le antojaba aterrador e impersonal—. No puede ser...
Por lo que pudo deducir del relato de la idrina había perdido el control sobre sí mismo, con consecuencias fatales para el islandés, y al comprender que eso podía volverle a ocurrir cerca de sus compañeros dio inconscientemente dos pasos hacía atrás. Conteniendo las náuseas el berserker se apoyó en la pared, tratando de no perder el equilibrio, y con voz ligeramente tomada volvió a hablar.
—Necesito salir de aquí, tengo que… ¿Sabéis qué dirección tomó Jace cuando abandonó el torreón? —preguntó al final, tragándose la angustia. Fue la bruja la que le respondió, de forma un poco ambigua, pero con esa información fue suficiente y el berserker se marchó.
No era tan inconsciente como para salir desarmado, por eso se pasó por la armería por segunda vez aquella noche, demasiado conmocionado con lo que había hecho como para fijarse en si Roaxen estaba o no presente. Cogió un mandoble bastante ligero, o esa impresión le dio, y con el colgado a la espalda abandonó el torreón, perdiéndose bajo la lluvia con expresión sombría. ¿Acaso la Luna le había transformado en algo peligroso para sus compañeros?
Continúa en la Taberna del Mago Tuerto.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
22/10/15, 10:38 am
Al ver la cara de preocupación de la Idrina empiezo a preocuparme de verdad, las cosas no están saliendo demasiado bien, y aunque es verdad que la mayoría hemos sobrevivido hemos tenido bajas importantes, demasiado cercanas como para olvidarlas sin más, pero aún así, con todo lo negativo que ha rodeado a Letargo y Maciel desde que hemos llegado no pensaba que la pequeña suerte que poseemos se haya desvanecido, de forma que ni si me pasa por la cabeza lo que Irianna está a punto de decir, me espero más heridas, pero no aquello.
Con la primera frase desvío la mirada al intara, fijando los ojos en él y paseando la vista de arriba a bajo. >>¿Cómo que no recuerda nada de lo que sucedió? ¿Qué paso?<<
Cuando empieza a contar el relato asiento afirmativamente, es cierto que él fue a seguir a Sekk, y que también yo noté un comportamiento diferente en el islandés, pero no sé que tiene que ver una cosa con la otra, sin embargo, solo hay que escuchar el relato un poco más para poder enlazar las cosas. Abro los ojos sorprendida con la noticia, cosas invisibles, él las manejaba, y se cargó a Vorela, la asesinó a sangre fría, e intentó hacer lo mismo con Sekk.
-Díos mío- me permito decir cuando narra lo del cuello, no por decepción ninguna hacia el intara, sino confusa por el impacto y la importancia de tantas noticias a la vez, vuelvo a repasarle con la mirada, entendiendo por qué ha sido capaz de hacer algo así, y negando con la cabeza cuando parece estar abrumado, él se defendió de la muerte, ¿Acaso es malo eso?.
Me mantengo en silencio, contemplando como desaparece escaleras abajo, en un intento de salir de allí, arrugo la frente y miro a Devoss e Irianna con expresión de estar desorientada, pero enseguida me hago una idea clara sobre la opinión actual que tengo sobre Sigrún.
-Es mejor dejarle solo ¿No?, necesitará aclararse- comento respecto a Sekk- sólo hizo lo correcto, si hubiera intentado matarme quiero creer que yo hubiese hecho lo mismo- el humo y la niebla mezclados me resulta incómodo para establecer contacto visual, así que agacho la cabeza levemente- qué capullo y cobarde, que se pudra -digo escupiendo las palabras, y recordando todos los momentos vividos con él, aún me resulta extraño pero voy a empezar a acostumbrarme a los cambios en las personas, en la ciudad no tienes más remedio que adaptarte a esto, ¿Cómo es posible que no nos diésemos cuenta? ¿Siempre fue así o esto lo cambió?, si tengo algo claro es que su nombre no va a pertenecer a nuestros muros, muy a mi pesar no merece estar escrito al lado del de Ziack, y muchísimo menos del de Vorela.
Con la primera frase desvío la mirada al intara, fijando los ojos en él y paseando la vista de arriba a bajo. >>¿Cómo que no recuerda nada de lo que sucedió? ¿Qué paso?<<
Cuando empieza a contar el relato asiento afirmativamente, es cierto que él fue a seguir a Sekk, y que también yo noté un comportamiento diferente en el islandés, pero no sé que tiene que ver una cosa con la otra, sin embargo, solo hay que escuchar el relato un poco más para poder enlazar las cosas. Abro los ojos sorprendida con la noticia, cosas invisibles, él las manejaba, y se cargó a Vorela, la asesinó a sangre fría, e intentó hacer lo mismo con Sekk.
-Díos mío- me permito decir cuando narra lo del cuello, no por decepción ninguna hacia el intara, sino confusa por el impacto y la importancia de tantas noticias a la vez, vuelvo a repasarle con la mirada, entendiendo por qué ha sido capaz de hacer algo así, y negando con la cabeza cuando parece estar abrumado, él se defendió de la muerte, ¿Acaso es malo eso?.
Me mantengo en silencio, contemplando como desaparece escaleras abajo, en un intento de salir de allí, arrugo la frente y miro a Devoss e Irianna con expresión de estar desorientada, pero enseguida me hago una idea clara sobre la opinión actual que tengo sobre Sigrún.
-Es mejor dejarle solo ¿No?, necesitará aclararse- comento respecto a Sekk- sólo hizo lo correcto, si hubiera intentado matarme quiero creer que yo hubiese hecho lo mismo- el humo y la niebla mezclados me resulta incómodo para establecer contacto visual, así que agacho la cabeza levemente- qué capullo y cobarde, que se pudra -digo escupiendo las palabras, y recordando todos los momentos vividos con él, aún me resulta extraño pero voy a empezar a acostumbrarme a los cambios en las personas, en la ciudad no tienes más remedio que adaptarte a esto, ¿Cómo es posible que no nos diésemos cuenta? ¿Siempre fue así o esto lo cambió?, si tengo algo claro es que su nombre no va a pertenecer a nuestros muros, muy a mi pesar no merece estar escrito al lado del de Ziack, y muchísimo menos del de Vorela.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
22/10/15, 08:08 pm
Rasqa no tuvo mucho que decir sobre lo que les había narrado Irianna. Veía bien que Sekkeh hiciera lo que hizo y lo único que le preocupaba era su estado mental, pues parecía que el ulterano no recordaba nada de lo que había ocurrido. Sin embargo, el berserker había cogido tan rápido la puerta que Rasqa no tuvo tiempo de seguirlo. Tampoco sintió la necesidad, Sekkeh había cazado con el parqio y con Kimbra y se las podía valer solo antes de que la Luna se apareciera en el cielo. Estaría a salvo.
El parqio se aseguró de disfrutar de su hoguera hasta el último momento, aún cuando el resto de sus compañeros iban abandonando la habitación por el humo. Rasqa se sentía extasiado al respirarlo, entraba y salía por sus pulmones tal y como lo haría el aire puro. Mejor. No había tos, no había asfixia para él. La atmósfera turbia y el crepitar del fuego le relajaban. Rasqa se veía a sí mismo entre las llamas, veía su casa. El fuego y él se pertenecían el uno al otro. Y así, el moloch aguardó hasta que la hoguera menguó y se extinguió por si sola.
Entonces, caminó hasta las brasas y los restos carbonizados de sus muebles y se tumbó sobre ellos. Todavía estaban calientes y, de alguna manera, sentía que agonizaban mientras se consumían. Sintiendo verdadera pena por el fuego muerto, Rasqa acercó sus fosas nasales a las brasas y aspiró con cuidado el aroma final. El olor de la madera quemada le daba la vida en aquellos momentos.
Rasqa no salió de la habitación hasta que hubo disfrutado lo suficiente de su pequeña obra de arte y, cuando lo hizo, fue por la ventana. Siguiendo el mismo camino por el que había salido el humo antes que él. Dio un par de vueltas a baja altura al torreón, maravillándose por el resplandor rojizo que proyectaba la luna sobre el paisaje. Sus pinchos se encendían y se apagaban descontrolados. El parqio finalizó sus vuelos alzándose hasta la azotea. Se encaramó a la cara externa del torreón, aferrándose a una de las almenas, y se sintió tan ligero que no sintió la necesidad de moverse de allí.
Kimbra estaba frente a él. Rasqa aprovechó aquel momento para prestar atención a lo que le había hecho la luna. Sus ojos habían cambiado, su cuerpo entero parecía demacrado y luego estaban esos cuernos. Al parqio le parecían preciosos.
—¿Cómo te sientes? —preguntó. La emoción se filtraba entre su voz ronca.
El parqio se aseguró de disfrutar de su hoguera hasta el último momento, aún cuando el resto de sus compañeros iban abandonando la habitación por el humo. Rasqa se sentía extasiado al respirarlo, entraba y salía por sus pulmones tal y como lo haría el aire puro. Mejor. No había tos, no había asfixia para él. La atmósfera turbia y el crepitar del fuego le relajaban. Rasqa se veía a sí mismo entre las llamas, veía su casa. El fuego y él se pertenecían el uno al otro. Y así, el moloch aguardó hasta que la hoguera menguó y se extinguió por si sola.
Entonces, caminó hasta las brasas y los restos carbonizados de sus muebles y se tumbó sobre ellos. Todavía estaban calientes y, de alguna manera, sentía que agonizaban mientras se consumían. Sintiendo verdadera pena por el fuego muerto, Rasqa acercó sus fosas nasales a las brasas y aspiró con cuidado el aroma final. El olor de la madera quemada le daba la vida en aquellos momentos.
Rasqa no salió de la habitación hasta que hubo disfrutado lo suficiente de su pequeña obra de arte y, cuando lo hizo, fue por la ventana. Siguiendo el mismo camino por el que había salido el humo antes que él. Dio un par de vueltas a baja altura al torreón, maravillándose por el resplandor rojizo que proyectaba la luna sobre el paisaje. Sus pinchos se encendían y se apagaban descontrolados. El parqio finalizó sus vuelos alzándose hasta la azotea. Se encaramó a la cara externa del torreón, aferrándose a una de las almenas, y se sintió tan ligero que no sintió la necesidad de moverse de allí.
Kimbra estaba frente a él. Rasqa aprovechó aquel momento para prestar atención a lo que le había hecho la luna. Sus ojos habían cambiado, su cuerpo entero parecía demacrado y luego estaban esos cuernos. Al parqio le parecían preciosos.
—¿Cómo te sientes? —preguntó. La emoción se filtraba entre su voz ronca.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
23/10/15, 05:10 pm
???
Se sobresaltó de sobremanera cuando el intara se tuvo en pie de pronto, peleandose con la manta que le habia puesto. Notandole confuso, no se sorprendio que empezase a preguntar, pero lo que si le chocó fue que tan pronto como empezó a procesar la situacion de su lugar y, advirtiera el jolgorio que ocurria arriba, con humo inclusive, se fuera a comprobarlo sin más sin anter permitirle explicar nada.
Muy ofuscado por aquella falta de modales, pero algo aliviado porque parecia que habia vuelto a su estado de mente natural, aunque obio que no recordase los sucesos que habian acontecido, el xolnita no le persiguio y, sin embargo, se puso en pie con un quejido.
Afuera llovia. Notaba la humedad rodando aquella zona y al torreón, el dolor de sus heridas se intensificaba por momentos y tambien lo hacia su mal humor. No queriendose quedar a la fiesa, el ulterano tan solo subio las escaleras para coger sus cosas y largarse del torreón. Si alguien le veia salir por la puerta, le llamaria la atencion que llevase el casco con el que vino a la ciudad, reconstruido en parte desde hacia ya un tiempo.
Bajo el pesar de la lluvia y acompañado sonoramente por su cojera, el xolnita abrió paso hacia la inestable ciudad, pensando que asi aclararia su mente y prioridades en aquel momento.
Sigue en Un Sitio Muy Oscuro
Se sobresaltó de sobremanera cuando el intara se tuvo en pie de pronto, peleandose con la manta que le habia puesto. Notandole confuso, no se sorprendio que empezase a preguntar, pero lo que si le chocó fue que tan pronto como empezó a procesar la situacion de su lugar y, advirtiera el jolgorio que ocurria arriba, con humo inclusive, se fuera a comprobarlo sin más sin anter permitirle explicar nada.
Muy ofuscado por aquella falta de modales, pero algo aliviado porque parecia que habia vuelto a su estado de mente natural, aunque obio que no recordase los sucesos que habian acontecido, el xolnita no le persiguio y, sin embargo, se puso en pie con un quejido.
Afuera llovia. Notaba la humedad rodando aquella zona y al torreón, el dolor de sus heridas se intensificaba por momentos y tambien lo hacia su mal humor. No queriendose quedar a la fiesa, el ulterano tan solo subio las escaleras para coger sus cosas y largarse del torreón. Si alguien le veia salir por la puerta, le llamaria la atencion que llevase el casco con el que vino a la ciudad, reconstruido en parte desde hacia ya un tiempo.
Bajo el pesar de la lluvia y acompañado sonoramente por su cojera, el xolnita abrió paso hacia la inestable ciudad, pensando que asi aclararia su mente y prioridades en aquel momento.
Sigue en Un Sitio Muy Oscuro
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
24/10/15, 05:21 pm
El leopardo perdió la batalla contra la lucidez en cuanto Devoss le echó la bronca. Varsai sabía que tenía razón, no era el mejor momento para dejar que su parte animal la controlase, tenía que ser fuerte, no sólo por ella, si no por todos sus compañeros.
Había visto morir a uno de ellos, no le había afectado tanto al saber lo que había hecho. Sekk estaba herido y Jace se había ido, aunque la niña estaba segura de que estaría bien, no sabía muy bien cómo, era algo instintivo.
En cuanto la gente empezó a marcharse de la sala Varsai decidió irse también y, como no sabía muy bien qué hacer decidió irse a la cama. Cuanto antes se le pasase la noche mejor.
Valiéndose de las fauces y los colmillos abrió la puerta de la habitación de las chicas, saltó sobre su cama y tras dar un par de vueltas para buscar posibles objetos que la incomodasen se tumbó. Se hizo un ovillo y se tapó con la cola de forma inconsciente. No tardó en dormirse.
Mientras dormía su cuerpo empezó a cambiar sólo. Primero el pelaje disminuyó, la cola fue desapareciendo y sus huesos se recolocaron de forma indolora volviendo a tomar su forma varmana, las orejas fueron lo último en desaparecer sustituidas por las suyas de siempre.
Cualquiera que entrase en la habitación encontraría a Varsai tumbada sobre la cama y desnuda. Sin taparse con las mantas, no las necesitaba.
Había visto morir a uno de ellos, no le había afectado tanto al saber lo que había hecho. Sekk estaba herido y Jace se había ido, aunque la niña estaba segura de que estaría bien, no sabía muy bien cómo, era algo instintivo.
En cuanto la gente empezó a marcharse de la sala Varsai decidió irse también y, como no sabía muy bien qué hacer decidió irse a la cama. Cuanto antes se le pasase la noche mejor.
Valiéndose de las fauces y los colmillos abrió la puerta de la habitación de las chicas, saltó sobre su cama y tras dar un par de vueltas para buscar posibles objetos que la incomodasen se tumbó. Se hizo un ovillo y se tapó con la cola de forma inconsciente. No tardó en dormirse.
Mientras dormía su cuerpo empezó a cambiar sólo. Primero el pelaje disminuyó, la cola fue desapareciendo y sus huesos se recolocaron de forma indolora volviendo a tomar su forma varmana, las orejas fueron lo último en desaparecer sustituidas por las suyas de siempre.
Cualquiera que entrase en la habitación encontraría a Varsai tumbada sobre la cama y desnuda. Sin taparse con las mantas, no las necesitaba.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
25/10/15, 07:41 pm
El intara pudo percibir la chispa de preocupación en el flujo de pensamientos de Jace cuando mencionó su falta de paciencia, pero aunque quería hablarlo con él aquel no era un buen momento. Se limitó a darle un pequeño apretón en el brazo, sin embargo, transmiténdole una confianza en sí mismo que estaba lejos de sentir.
Cuando respondió a su comentario burlón, el ulterano se echó a reír, replicando algo sobre los ahora visibles humos de su compañero.
—Que no se te suban demasiado a la cabeza —añadió con una amplia sonrisa. La transformación del americano era un imán para los chistes fáciles.
Aceptó la cerveza que le ofrecieron y le dio un trago, suspirando complacido cuando la bebida se deslizó por su garganta. Era la primera vez que la probaba, pero su sabor amargo le encantó y no tardó en decidir que se aficionaría a aquel brebaje.
—Poco le ha faltado para arder, más bien —le respondió al neoyorquino con una sonrisa torcida cuando mencionó Letargo—, pero no ha sido cosa de esos dos —aclaró riendo después de que el dullahan le enviara una imagen mental de Ruth y Roaxen enfadados—. Rasqa hizo una hoguera con las camas de nuestra habitación y, ahora que lo pienso, no se donde se supone que vamos a dormir... —comentó, apurando su jarra y prestando atención a los últimos consejos de los veteranos. Jace tenía razón: debían marcharse.
Dando por finalizado el encuentro, los dos novatos se despidieron de los veteranos, prometiendo que volverían a verse en el futuro. Sekk respondió afirmativamente a la sugerencia de Sura y, con una última sonrisa para la ibolense, los dos amigos abandonaron el local.
Como fuera la lluvia arreciaba, el berserker le tendió su chaqueta al americano para que cubriera el humo de su cuello y acordaron que él le llevaría la cabeza. El rubio la sostuvo con extremo cuidado bajo su brazo, asegurándose de que no se le escapara de las manos, y de esta guisa echaron a andar hacia el torreón.
—¿Como llevas lo tuyo, colega? —preguntó mientras caminaban.
Cuando respondió a su comentario burlón, el ulterano se echó a reír, replicando algo sobre los ahora visibles humos de su compañero.
—Que no se te suban demasiado a la cabeza —añadió con una amplia sonrisa. La transformación del americano era un imán para los chistes fáciles.
Aceptó la cerveza que le ofrecieron y le dio un trago, suspirando complacido cuando la bebida se deslizó por su garganta. Era la primera vez que la probaba, pero su sabor amargo le encantó y no tardó en decidir que se aficionaría a aquel brebaje.
—Poco le ha faltado para arder, más bien —le respondió al neoyorquino con una sonrisa torcida cuando mencionó Letargo—, pero no ha sido cosa de esos dos —aclaró riendo después de que el dullahan le enviara una imagen mental de Ruth y Roaxen enfadados—. Rasqa hizo una hoguera con las camas de nuestra habitación y, ahora que lo pienso, no se donde se supone que vamos a dormir... —comentó, apurando su jarra y prestando atención a los últimos consejos de los veteranos. Jace tenía razón: debían marcharse.
Dando por finalizado el encuentro, los dos novatos se despidieron de los veteranos, prometiendo que volverían a verse en el futuro. Sekk respondió afirmativamente a la sugerencia de Sura y, con una última sonrisa para la ibolense, los dos amigos abandonaron el local.
Como fuera la lluvia arreciaba, el berserker le tendió su chaqueta al americano para que cubriera el humo de su cuello y acordaron que él le llevaría la cabeza. El rubio la sostuvo con extremo cuidado bajo su brazo, asegurándose de que no se le escapara de las manos, y de esta guisa echaron a andar hacia el torreón.
—¿Como llevas lo tuyo, colega? —preguntó mientras caminaban.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
25/10/15, 08:55 pm
No mentía al decir que se sentía un poco mal por haberse ido de copas en semejante situación. Quizás sus compañeros de torreón le mirasen mal por haberse ido de cañas en un día como ese, pero en el fondo, a Jace no le preocupaba. Después de siete meses encerrado, el ahora dullahan había decidido permitirse ser egoísta aunque fuera por aquella vez.
Estaba claro que a pesar de ser ahora más fuertes (el joven procuraba evadir la palabra "monstruos") Rocavarancolia seguía suponiendo un peligro para ellos, y ya no solo por la propia naturaleza de la ciudad, sino por los habitantes que por fin se hacían ver. Sekkeh había podido contra Sigrún, pero le daba la impresión de que contra un minotauro y un séquito de iguales el rubio no habría tenido tanta suerte. Él, por su parte, menos aún.
Apuró la cerveza al enterarse de que el torreón casi había ardido, y por mucho que tratase de convencerse de que solo habían sido las camas Jace no se quedaba a gusto hasta ver los resultados. A cada chiste que hacía el intara respecto a su transformación, el humano se encargaba de propinarle un coscorrón en la nuca aprovechando que él si tenía una donde ser golpeado.
Una vez ambos terminaron, cogió el "manual del dullahan" y se despidió con especial énfasis de dama Estribo y del violinista, y de forma más modesta del resto. Imitó el sonido de un chasquido de lengua para Surásara, pero la verdad es que únicamente quedaba ridículo si acompañado del sonido no podía guiñar un ojo.
Ya fuera le agradeció a Sekkeh el poder utilizar su chaqueta como paraguas. El intercambio (su cabeza por su chaqueta) no parecía demasiado equivalente. ¿Qué haría él de tener que cargar con la cabeza de su mejor amigo? No fue hasta entrever el torreón a media distancia cuando cayó en que podría haber usado su propia chupa para cubrirse, aunque con la nueva temperatura del berseker este no parecía tener frío.
«Bien. Lo cierto es que no me dolió. Me quedé... ciego, sordo y mudo durante un tiempo, pero ahora puedo ver en todos los ángulos posibles. Marea bastante. Ah, además resulta que si alejas demasiado la cabeza de mi me voy a olvidar de todo hasta que la recupere. No sé si me olvidaré también de quien soy, pero prefiero no comprobarlo.»—comentó con falsa tranquilidad y una risa nerviosa—. «¡Pero hey! Según "los expertos" voy a tener una montura, aprender a invocar cosas y armas. ¿Guay, ah?»
Un sentimiento de emoción apartó el nerviosismo de la posibilidad de perder sus recuerdos. Como era de esperar, el puente levadizo estaba bajado, por lo que no tuvieron que gritar para que les abrieran. De todas formas, Jace no habría podido hacerlo.
«¿Y a ti? ¿Te acuerdas de lo que pasó? Lo último que recuerdo antes de quedar K.O fueron gritos tuyos. Cuando bajé te habías largado. ¿Te ha dolido la transformación?»—Le devolvió la chaqueta al ulterano una vez refugiados, agarrando de vuelta su cabeza. La niebla que había en el torreón le dejaba clara la presencia de Irianna—.«A partir de ahora recuérdame no picarte demasiado, tío.»
Como quien entra en su casa con normalidad, lo primero que el americano fue dejar claro que habían llegado. El olor a quemado no le reconfortaba.
«¡Buenas nocheeeees! Estamos en casa.»
Estaba claro que a pesar de ser ahora más fuertes (el joven procuraba evadir la palabra "monstruos") Rocavarancolia seguía suponiendo un peligro para ellos, y ya no solo por la propia naturaleza de la ciudad, sino por los habitantes que por fin se hacían ver. Sekkeh había podido contra Sigrún, pero le daba la impresión de que contra un minotauro y un séquito de iguales el rubio no habría tenido tanta suerte. Él, por su parte, menos aún.
Apuró la cerveza al enterarse de que el torreón casi había ardido, y por mucho que tratase de convencerse de que solo habían sido las camas Jace no se quedaba a gusto hasta ver los resultados. A cada chiste que hacía el intara respecto a su transformación, el humano se encargaba de propinarle un coscorrón en la nuca aprovechando que él si tenía una donde ser golpeado.
Una vez ambos terminaron, cogió el "manual del dullahan" y se despidió con especial énfasis de dama Estribo y del violinista, y de forma más modesta del resto. Imitó el sonido de un chasquido de lengua para Surásara, pero la verdad es que únicamente quedaba ridículo si acompañado del sonido no podía guiñar un ojo.
Ya fuera le agradeció a Sekkeh el poder utilizar su chaqueta como paraguas. El intercambio (su cabeza por su chaqueta) no parecía demasiado equivalente. ¿Qué haría él de tener que cargar con la cabeza de su mejor amigo? No fue hasta entrever el torreón a media distancia cuando cayó en que podría haber usado su propia chupa para cubrirse, aunque con la nueva temperatura del berseker este no parecía tener frío.
«Bien. Lo cierto es que no me dolió. Me quedé... ciego, sordo y mudo durante un tiempo, pero ahora puedo ver en todos los ángulos posibles. Marea bastante. Ah, además resulta que si alejas demasiado la cabeza de mi me voy a olvidar de todo hasta que la recupere. No sé si me olvidaré también de quien soy, pero prefiero no comprobarlo.»—comentó con falsa tranquilidad y una risa nerviosa—. «¡Pero hey! Según "los expertos" voy a tener una montura, aprender a invocar cosas y armas. ¿Guay, ah?»
Un sentimiento de emoción apartó el nerviosismo de la posibilidad de perder sus recuerdos. Como era de esperar, el puente levadizo estaba bajado, por lo que no tuvieron que gritar para que les abrieran. De todas formas, Jace no habría podido hacerlo.
«¿Y a ti? ¿Te acuerdas de lo que pasó? Lo último que recuerdo antes de quedar K.O fueron gritos tuyos. Cuando bajé te habías largado. ¿Te ha dolido la transformación?»—Le devolvió la chaqueta al ulterano una vez refugiados, agarrando de vuelta su cabeza. La niebla que había en el torreón le dejaba clara la presencia de Irianna—.«A partir de ahora recuérdame no picarte demasiado, tío.»
Como quien entra en su casa con normalidad, lo primero que el americano fue dejar claro que habían llegado. El olor a quemado no le reconfortaba.
«¡Buenas nocheeeees! Estamos en casa.»
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
25/10/15, 10:29 pm
Sekk escuchó con atención las palabras del dullahan, estremeciéndose al imaginar el shock que debía suponer quedar privado de tantos sentidos al mismo tiempo. Cuando el chico mencionó que podía perder sus recuerdos si su cráneo se alejaba demasiado el intara se tensó, acercándose inconscientemente más a su amigo para que tuviese sus memorias a mano.
Las ventajas de la transformación de Jace, por otro lado, llamaron bastante su atención: ¿qué tipo de armas podría invocar y cuál iba a ser su montura?
—Tiene buena pinta, si. —le dio la razón, propinándole un leve empujón cuando llegaron al portón en señal de enhorabuena.
Al entrar al torreón la niebla les rodeó, pero lo cierto era que al chico no le desagradaba su presencia, y cuando el americano le devolvió su chaqueta él le pasó su cabeza con cuidado. Debían encontrar pronto algún lugar donde guardarla, porque llevarla tan expuesta no parecía buena idea.
—No me acuerdo de nada, la verdad —le respondió al neoyorquino, quitándose el pelo empapado de la cara y colgando su cazadora en el respaldo de una silla—, y eso me asusta un poco… No se exactamente en que me he convertido, pero espero ser capaz de aprender a controlarlo. No quiero haceros daño, no quiero que se repita lo de Sigrún. —murmuró con expresión sombría.
Un gruñido de sus tripas le recordó entonces que no había probado bocado en todo el día y, repentinamente hambriento, recuperó su sonrisa. Sigrún había sido un asesino y, aunque no justificaba sus acciones, hacía que resultara más fácil no pensar en ello por el momento.
—¿Qué te parece si cocinamos algo? No se tu, pero yo estoy famélico. —comentó. Junto al fuego de la cocina sus ropas secarían más rápido.
Se pusieron de acuerdo sobre qué preparar bastante rápido y, algo más tarde, los dos chicos se sentaron a la mesa con un par de platos rebosantes de comida.
Pocos letarguinos conciliarían el sueño aquella noche.
Las ventajas de la transformación de Jace, por otro lado, llamaron bastante su atención: ¿qué tipo de armas podría invocar y cuál iba a ser su montura?
—Tiene buena pinta, si. —le dio la razón, propinándole un leve empujón cuando llegaron al portón en señal de enhorabuena.
Al entrar al torreón la niebla les rodeó, pero lo cierto era que al chico no le desagradaba su presencia, y cuando el americano le devolvió su chaqueta él le pasó su cabeza con cuidado. Debían encontrar pronto algún lugar donde guardarla, porque llevarla tan expuesta no parecía buena idea.
—No me acuerdo de nada, la verdad —le respondió al neoyorquino, quitándose el pelo empapado de la cara y colgando su cazadora en el respaldo de una silla—, y eso me asusta un poco… No se exactamente en que me he convertido, pero espero ser capaz de aprender a controlarlo. No quiero haceros daño, no quiero que se repita lo de Sigrún. —murmuró con expresión sombría.
Un gruñido de sus tripas le recordó entonces que no había probado bocado en todo el día y, repentinamente hambriento, recuperó su sonrisa. Sigrún había sido un asesino y, aunque no justificaba sus acciones, hacía que resultara más fácil no pensar en ello por el momento.
—¿Qué te parece si cocinamos algo? No se tu, pero yo estoy famélico. —comentó. Junto al fuego de la cocina sus ropas secarían más rápido.
Se pusieron de acuerdo sobre qué preparar bastante rápido y, algo más tarde, los dos chicos se sentaron a la mesa con un par de platos rebosantes de comida.
Pocos letarguinos conciliarían el sueño aquella noche.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
25/10/15, 10:37 pm
Irianna pudo sentir perfectamente la sorpresa y el miedo de Sekkeh ante la revelación, pero no supo encontrar palabras para hacerle sentir mejor. Tal vez en otra ocasión, cuando todo fuese menos caótico y relajado, pudiesen volver a hablar de lo sucedido, pero no aquella noche. Le indicó la dirección aproximada que habían tomado Jace y el desconocido justo antes de alejarse lo suficiente como para que la lacustre le hubiese perdido el rastro en el interior de la niebla y después permaneció quieta con la mirada en el suelo del torreón junto al cuarto de la hoguera. Respondió con una breve afirmación a Ruth y después se encerró en sus pensamientos durante largos minutos.
La salida de Roaxen del torreón no pasó desapercibida para ella y siguió sus pasos a través de la niebla hasta que salió de su radio. No sabía por qué el xolnita había decidido irse, pero tampoco se sentía con fuerzas ni ganas de ir a buscarlo. Finalmente decidió moverse cuando vio a Rasqa y Kimbra en la azotea y se unió a ellos, sentándose a observar la Luna bajo la lluvia y a través de la niebla.
Supo antes que nadie que Sekkeh y Jace volvían, por lo que se lo comunicó a sus acompañantes y descendió hasta la planta baja a tiempo para encontrárselos accediendo a la sala tras el mensaje telepático de aviso del humano. Le alivió comprobar que se encontraban bien y les relató lo poco que había sucedido durante su ausencia, que se resumía principalmente en la salida repentina del otro ulterano.
—Rasqa y Kimbra están en la azotea contemplando la Luna. Voy a volver con ellos. Si os apetece uniros… —Sugirió con cierta vacilación acentuada al dirigirse al intara.
La lacustre permaneció en la azotea hasta que empezó a estornudar, momento en el que decidió que sería pertinente volver dentro y secarse junto al fuego de la cocina, no sin antes aconsejar lo mismo al resto de los presentes. No pensaba dormir ni creía que fuese capaz, por lo que se trasladó a la planta baja y trato de entretenerse escribiendo a la luz de una vela. El relato que creó aquella noche trataba sobre cambios y un futuro incierto.
Según se acercaba el amanecer decidió empezar a preparar el desayuno poniéndose de acuerdo con Sekkeh, como habían hecho en otras ocasiones. Pronto supieron que aquella sería su última comida en el torreón, mediante la voz que resonó en su cabeza informándoles sobre su futuro inmediato.
—Ese era Miseria Nombre… —Comentó en tono distraído mientras miraba hacia arriba como buscando el origen de la voz de su cosechador.
Un movimiento en la puerta la distrajo: algo estaba apareciendo sobre el enorme portón. Irianna se levantó a ver qué era y pronto regresó a la cocina con un mapa en el que se marcaban los refugios de los que había hablado Miseria Nombre. La idrina extendió el mapa sobre la mesa para que lo pudiese consultar quien quisiera y en cuanto se reuniesen todos abajo propondría ponerse en marcha cuanto antes. Quería saber si Roaxen, que no había vuelto en toda la noche, también había recibido el aviso y se encaminaría hacia allí, así como conocer la suerte del grupo de Maciel.
La salida de Roaxen del torreón no pasó desapercibida para ella y siguió sus pasos a través de la niebla hasta que salió de su radio. No sabía por qué el xolnita había decidido irse, pero tampoco se sentía con fuerzas ni ganas de ir a buscarlo. Finalmente decidió moverse cuando vio a Rasqa y Kimbra en la azotea y se unió a ellos, sentándose a observar la Luna bajo la lluvia y a través de la niebla.
Supo antes que nadie que Sekkeh y Jace volvían, por lo que se lo comunicó a sus acompañantes y descendió hasta la planta baja a tiempo para encontrárselos accediendo a la sala tras el mensaje telepático de aviso del humano. Le alivió comprobar que se encontraban bien y les relató lo poco que había sucedido durante su ausencia, que se resumía principalmente en la salida repentina del otro ulterano.
—Rasqa y Kimbra están en la azotea contemplando la Luna. Voy a volver con ellos. Si os apetece uniros… —Sugirió con cierta vacilación acentuada al dirigirse al intara.
La lacustre permaneció en la azotea hasta que empezó a estornudar, momento en el que decidió que sería pertinente volver dentro y secarse junto al fuego de la cocina, no sin antes aconsejar lo mismo al resto de los presentes. No pensaba dormir ni creía que fuese capaz, por lo que se trasladó a la planta baja y trato de entretenerse escribiendo a la luz de una vela. El relato que creó aquella noche trataba sobre cambios y un futuro incierto.
Según se acercaba el amanecer decidió empezar a preparar el desayuno poniéndose de acuerdo con Sekkeh, como habían hecho en otras ocasiones. Pronto supieron que aquella sería su última comida en el torreón, mediante la voz que resonó en su cabeza informándoles sobre su futuro inmediato.
—Ese era Miseria Nombre… —Comentó en tono distraído mientras miraba hacia arriba como buscando el origen de la voz de su cosechador.
Un movimiento en la puerta la distrajo: algo estaba apareciendo sobre el enorme portón. Irianna se levantó a ver qué era y pronto regresó a la cocina con un mapa en el que se marcaban los refugios de los que había hablado Miseria Nombre. La idrina extendió el mapa sobre la mesa para que lo pudiese consultar quien quisiera y en cuanto se reuniesen todos abajo propondría ponerse en marcha cuanto antes. Quería saber si Roaxen, que no había vuelto en toda la noche, también había recibido el aviso y se encaminaría hacia allí, así como conocer la suerte del grupo de Maciel.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
25/10/15, 11:43 pm
Varsai se rebuyó en las sábanas a medio despertar, había dormido sorprendentemente bien pesar de lo caótico de la noche. Se incorporó y se sentó al borde de la cama, al verse las piernas tardó un rato en procesar la información. Volvía a tener su cuerpo de siempre, y estaba desnuda. Rápidamente se tapó con la sábana por si había alguien más en la habitación, pero al no ver nadie bajó de la cama y buscó algo de ropa.
Encontró una camiseta que le quedaba enorme y decidió llevar eso sólo. No tenía frío, pero era más que nada para no llamar la atención. Bajó y saludó a los presentes, se alegraba de ver a Sekk en tan buen estado y le dirigió una sonrisa antes de acercarse a la cocina a por comida.
Tenía muchísima hambre, no sabía si se debía al hecho de haberse transformado o a su transformación en concreto. Se llenó un plato con comida en general pero predominancia de carne. Prácticamente la engulló, tuvo que obligarse a parar después del segundo plato y aún seguía con hambre, pero no era tan acuciante como antes.
Recibió el aviso de Miseria con algo de tristeza. Aquel no era el mejor lugar para vivir, pero se había acostumbrado a él durante siete meses. Por si fuera poco no podían llevarse armas ni más ropa que la que llevasen puesta. Varsai se miró la camiseta y decidió cambiarse antes de irse, no pensaba salir sólo con aquella ropa.
Mientras el resto se preparaban ella lo hizo también, subió a la habitación y empezó a rebuscar entre los arcones de ropa, desechó toda la ropa que estuviese rota o llena de sangre. Terminó encontrando unos pantalones que le quedaban un poco anchos y que si andaba mucho de seguido se le escurrían y una camiseta más o menos de su talla. Los calcetines fueron algo más fácil y respecto a los zapatos encontró unos quel e apretaban ligeramente, pero la mayoría del calzado le quedaba grande, así que se decidió por esos.
Terminó por recoger sus cosas, su bloc de dibujo y su flauta, así como sus pinturas y la libreta donde escribía. No tardó mucho en estar lista para irse del torreón, así que esperó al resto revisando por última vez su libro de dragones.
Encontró una camiseta que le quedaba enorme y decidió llevar eso sólo. No tenía frío, pero era más que nada para no llamar la atención. Bajó y saludó a los presentes, se alegraba de ver a Sekk en tan buen estado y le dirigió una sonrisa antes de acercarse a la cocina a por comida.
Tenía muchísima hambre, no sabía si se debía al hecho de haberse transformado o a su transformación en concreto. Se llenó un plato con comida en general pero predominancia de carne. Prácticamente la engulló, tuvo que obligarse a parar después del segundo plato y aún seguía con hambre, pero no era tan acuciante como antes.
Recibió el aviso de Miseria con algo de tristeza. Aquel no era el mejor lugar para vivir, pero se había acostumbrado a él durante siete meses. Por si fuera poco no podían llevarse armas ni más ropa que la que llevasen puesta. Varsai se miró la camiseta y decidió cambiarse antes de irse, no pensaba salir sólo con aquella ropa.
Mientras el resto se preparaban ella lo hizo también, subió a la habitación y empezó a rebuscar entre los arcones de ropa, desechó toda la ropa que estuviese rota o llena de sangre. Terminó encontrando unos pantalones que le quedaban un poco anchos y que si andaba mucho de seguido se le escurrían y una camiseta más o menos de su talla. Los calcetines fueron algo más fácil y respecto a los zapatos encontró unos quel e apretaban ligeramente, pero la mayoría del calzado le quedaba grande, así que se decidió por esos.
Terminó por recoger sus cosas, su bloc de dibujo y su flauta, así como sus pinturas y la libreta donde escribía. No tardó mucho en estar lista para irse del torreón, así que esperó al resto revisando por última vez su libro de dragones.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
26/10/15, 04:06 pm
Rasqa permaneció en la azotea durante buena parte de la noche, hablando con Kimbra y con Irianna, mientras estuvo allí, sobre lo maravilloso que se sentía, sobre la energía que le embargaba y las ganas que tenía de hacer cosas. La luna había logrado eclipsar el tedio con el que había vivido desde pequeño. Había convertido su cuerpo en la herramienta perfecta para divertirse, aquella certeza ardía en su interior y le reconfortaba. Sin embargo, después de haber pasado buena parte de la noche creyendo que se moría y, personalmente, sintiendo un dolor parecido al que se debía sentir al morirse, quedarse sentado se le hizo poco.
Muy entrada la madrugada, sin decir nada, saltó sobre una de las almenas y se dejó caer al vacío, extendiendo las alas para elevarse sobre Letargo. Rasqa sentía que hoy, más que nunca, el torreón hacía valer su nombre. Todos sus amigos habían cambiado, tenían cuerpos y emociones nuevas de las que hacer gala y, en lugar de ello, se encerraban allí. Se estaban dejando tantas cosas… Rasqa había perdido el miedo: a Roaxen, a las alimañas, a todo. Se sentía imbatible y no quería malgastar el tiempo mientras durara aquella sensación. Los pinchos a su espalda ardieron sin permiso mientras el parqio se alejaba del torreón.
El pregón había pillado a Rasqaen el interior de una casa abandonada, en la que se había colado para quemar muebles, y lo que oyó le cabreó en primera instancia. Le repateó completamente que fueran a pedirle explicaciones por cuatro camas de mierda después de haberles dejado siete meses abandonados, viviendo bajo la amenaza constante de muerte. Toda lo mal que lo habían pasado, todo lo que habían sufrido… ¿Aquello daños si estaban justificados? Una carcajada agria escapó de sus fauces al tiempo que se encendía y un hilo de humo comenzaba a ascender de sus fosas nasales. Por algún motivo, la situación tenía tanta gracia que la carcajada se convirtió en un ataque de risa y tardó varios segundos en desvanecerse.
El parqio se había dado cuenta de que no era un santo tampoco, no sufría por los muertos que no habían podido contemplar el astro. Sentía lástima por ellos, por lo que se habían perdido esta noche, pero no lamentaba sus muertes. Lamentaba el dolor de los vivos que consideraba parte de su manada, lamentaba los siete meses de comida aborrecible, de malestar psicológico y confusión por no saber qué se esperaba de ellos. Aquella chispa de enfado al oír su nombre había nacido de su propio ego.
Rasqa llegó al torreón media hora después de que aquella voz sonara, igual de jubiloso que al irse, unas horas antes.
—¡¿Habéis oído la voz?! —gritó al tiempo que se colaba volando por el patio—. ¡Los malnacidos esos saben que existimos! —a otra carcajada suya le siguió un silencio momentáneo—. Pero los muy jodidos no han tenido ni la decencia de informarse bien, ¿qué mierdas es Ordesta? Porque yo no vengo de allí.
Muy entrada la madrugada, sin decir nada, saltó sobre una de las almenas y se dejó caer al vacío, extendiendo las alas para elevarse sobre Letargo. Rasqa sentía que hoy, más que nunca, el torreón hacía valer su nombre. Todos sus amigos habían cambiado, tenían cuerpos y emociones nuevas de las que hacer gala y, en lugar de ello, se encerraban allí. Se estaban dejando tantas cosas… Rasqa había perdido el miedo: a Roaxen, a las alimañas, a todo. Se sentía imbatible y no quería malgastar el tiempo mientras durara aquella sensación. Los pinchos a su espalda ardieron sin permiso mientras el parqio se alejaba del torreón.
...
El pregón había pillado a Rasqaen el interior de una casa abandonada, en la que se había colado para quemar muebles, y lo que oyó le cabreó en primera instancia. Le repateó completamente que fueran a pedirle explicaciones por cuatro camas de mierda después de haberles dejado siete meses abandonados, viviendo bajo la amenaza constante de muerte. Toda lo mal que lo habían pasado, todo lo que habían sufrido… ¿Aquello daños si estaban justificados? Una carcajada agria escapó de sus fauces al tiempo que se encendía y un hilo de humo comenzaba a ascender de sus fosas nasales. Por algún motivo, la situación tenía tanta gracia que la carcajada se convirtió en un ataque de risa y tardó varios segundos en desvanecerse.
El parqio se había dado cuenta de que no era un santo tampoco, no sufría por los muertos que no habían podido contemplar el astro. Sentía lástima por ellos, por lo que se habían perdido esta noche, pero no lamentaba sus muertes. Lamentaba el dolor de los vivos que consideraba parte de su manada, lamentaba los siete meses de comida aborrecible, de malestar psicológico y confusión por no saber qué se esperaba de ellos. Aquella chispa de enfado al oír su nombre había nacido de su propio ego.
...
Rasqa llegó al torreón media hora después de que aquella voz sonara, igual de jubiloso que al irse, unas horas antes.
—¡¿Habéis oído la voz?! —gritó al tiempo que se colaba volando por el patio—. ¡Los malnacidos esos saben que existimos! —a otra carcajada suya le siguió un silencio momentáneo—. Pero los muy jodidos no han tenido ni la decencia de informarse bien, ¿qué mierdas es Ordesta? Porque yo no vengo de allí.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
26/10/15, 05:19 pm
«No sé va a repetir.»—pensó deprisa, sin saber hasta que punto estaba seguro de sus palabras.—«Además, no me puedes quitar el puesto de rey de los ataques de mal humor aunque ya no pueda fumar.»
El resto de la noche transcurrió con una extraña tranquilidad. Al igual que todos en el torreón, Jace no había comido en todo el día, así que se atiborró junto con Sekkeh una vez tuvieron la comida sobre la mesa. El neoyorquino aún no era experto en la cocina, pero ayudó en lo que puso. Tenía toda la noche para practicar el nuevo arte de comer sin boca, por lo que no se dio especial prisa saboreando y atragantándose con cada cosa.
Pocos iban a dormir, y aunque el dullahan empezaba a percibir sueño no tenía en absoluto claro como iba a poder quedarse dormido ahora. Lo intentó en el sofá tras rechazar la oferta de subir a la azotea (si seguía lloviendo prefería no salir), pero era como tratar de dormir con los ojos abiertos. Las conversaciones triviales, los paseos por el propio torreón, el rastro de nervios del día y la satisfacción de haber sobrevivido le mantuvieron despierto.
Con el amanecer se mantuvo al margen de la cocina, ayudando a Sekkeh e Irianna pasándoles lo que necesitasen para cocinar, aunque la idea del desayuno pasase a segundo plano con el anuncio que recibieron. Dejó el plato sobre la mesa, junto a su cabeza, sin demasiado interés en comer para acercarse a la idrina al ver que llevaba algo entre las manos. Al reconocer los nombres "Serpentaria" y "Sede" chocó un puño contra la palma de su mano.
«Esos sitios. Dama Estribo nos habló de ellos ayer en la taberna. Ella está en la Sede...» —señaló el lugar en el mapa, distrayéndose unos instantes con la interrupción de Rasqa y la presencia de Varsai. Verla de nuevo siendo bípeda se le antojaba raro. Volvió al mapa.—«Creo que Serpentaria es para magos y hechiceros... Aunque por ahora creo que da igual a donde nos dirijamos.»
Jace no tuvo que arreglar demasiadas cosas para estar listo. Seguramente su móvil habría ardido junto con las camas, pero tampoco se trataba de algo a lo que le hubiera podido sacar provecho. Su fiel camiseta raída y su chupa de cuero, la libreta, el bolígrafo y el libro destartalado que le había dado la dullahan, junto con su cabeza bajo el brazo, era más de lo que necesitaba para marcharse de ahí, no sin sentir cierta nostalgia por abandonar las paredes que les habían mantenido a salvo durante 7 largos meses. A ellos, a los anteriores y seguramente a otros nuevos cosechados en un futuro cercano. Aquel pensamiento le dio escalofríos.
Esperó al resto de sus compañeros en la entrada al torreón, sumido en sus pensamientos mientras despeinaba su propia cabeza.
El resto de la noche transcurrió con una extraña tranquilidad. Al igual que todos en el torreón, Jace no había comido en todo el día, así que se atiborró junto con Sekkeh una vez tuvieron la comida sobre la mesa. El neoyorquino aún no era experto en la cocina, pero ayudó en lo que puso. Tenía toda la noche para practicar el nuevo arte de comer sin boca, por lo que no se dio especial prisa saboreando y atragantándose con cada cosa.
Pocos iban a dormir, y aunque el dullahan empezaba a percibir sueño no tenía en absoluto claro como iba a poder quedarse dormido ahora. Lo intentó en el sofá tras rechazar la oferta de subir a la azotea (si seguía lloviendo prefería no salir), pero era como tratar de dormir con los ojos abiertos. Las conversaciones triviales, los paseos por el propio torreón, el rastro de nervios del día y la satisfacción de haber sobrevivido le mantuvieron despierto.
Con el amanecer se mantuvo al margen de la cocina, ayudando a Sekkeh e Irianna pasándoles lo que necesitasen para cocinar, aunque la idea del desayuno pasase a segundo plano con el anuncio que recibieron. Dejó el plato sobre la mesa, junto a su cabeza, sin demasiado interés en comer para acercarse a la idrina al ver que llevaba algo entre las manos. Al reconocer los nombres "Serpentaria" y "Sede" chocó un puño contra la palma de su mano.
«Esos sitios. Dama Estribo nos habló de ellos ayer en la taberna. Ella está en la Sede...» —señaló el lugar en el mapa, distrayéndose unos instantes con la interrupción de Rasqa y la presencia de Varsai. Verla de nuevo siendo bípeda se le antojaba raro. Volvió al mapa.—«Creo que Serpentaria es para magos y hechiceros... Aunque por ahora creo que da igual a donde nos dirijamos.»
Jace no tuvo que arreglar demasiadas cosas para estar listo. Seguramente su móvil habría ardido junto con las camas, pero tampoco se trataba de algo a lo que le hubiera podido sacar provecho. Su fiel camiseta raída y su chupa de cuero, la libreta, el bolígrafo y el libro destartalado que le había dado la dullahan, junto con su cabeza bajo el brazo, era más de lo que necesitaba para marcharse de ahí, no sin sentir cierta nostalgia por abandonar las paredes que les habían mantenido a salvo durante 7 largos meses. A ellos, a los anteriores y seguramente a otros nuevos cosechados en un futuro cercano. Aquel pensamiento le dio escalofríos.
Esperó al resto de sus compañeros en la entrada al torreón, sumido en sus pensamientos mientras despeinaba su propia cabeza.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
26/10/15, 09:10 pm
Los ánimos del dullahan le reconfortaron un poco, pero el berserker sabía en el fondo que su transformación iba a suponer un quebradero de cabeza para sus compañeros y para él mismo. Tal vez en la biblioteca encontrará algo de información al respecto, pero de momento no se mostraba demasiado optimista.
Cuando Irianna se reunió con ellos para darles la bienvenida e informarles de lo poco que había ocurrido en su ausencia, Sekk la saludó con un asentimiento de cabeza, pero declinó su oferta de subir a la azotea. Había notado perfectamente su leve vacilación y no quería incomodarla de más.
—¿Sabes por qué se ha ido? —inquirió cuando mencionó la partida de Roaxen, obteniendo una negativa en respuesta—. Espero que vuelva pronto… —masculló preocupado. Habría salido en su búsqueda en aquel momento de haber tenido alguna pista, pero el xolnita no había anunciado su salida y menos aún su destino. ¿En qué estaba pensando?
La noche transcurrió despacio pero tranquila, y el intara la pasó completamente en vela. Las conversaciones triviales con Jace, los paseos para estirar las piernas y la lectura ligera le mantuvieron despierto, y cuando llegó el amanecer se puso a preparar el desayuno con Irianna. El neoyorquino también ayudó y poco después se les unió una hambrienta Varsai, la cual había recuperado su cuerpo varmano. La muchacha dió buena cuenta de dos platos a rebosar de comida en un suspiro, pero antes de que pudieran servir al resto el pregón les sobresaltó. A Sekk se le escapó una carcajada cuando mencionaron a Rasqa, pero logró reprimirla y se acercó para echar un vistazo al mapa que había salido a recoger la bruja.
—Tal vez sepamos algo de los macieleros en uno de esos sitios —comentó pensativo—, deberíamos ir pensando en recoger...
Al rubio le apenaba dejar aquel lugar, no en vano había sido su refugio durante los últimos siete meses, pero había que hacer hueco a una nueva remesa de cosechados, idea que le inquietó sobremanera. No podía hacer nada, no obstante, así que subió a darse un baño para estar presentable en cuanto terminó de desayunar, vistiéndose después con unos vaqueros desgastados, una camiseta blanca de cuello ancho, una camisa y unas botas oscuras. Decidió conservar su casaca roja y lo que llevaba en los bolsillos de la misma, y con ella puesta se reunió con sus compañeros en la puerta del torreón.
Cuando Irianna se reunió con ellos para darles la bienvenida e informarles de lo poco que había ocurrido en su ausencia, Sekk la saludó con un asentimiento de cabeza, pero declinó su oferta de subir a la azotea. Había notado perfectamente su leve vacilación y no quería incomodarla de más.
—¿Sabes por qué se ha ido? —inquirió cuando mencionó la partida de Roaxen, obteniendo una negativa en respuesta—. Espero que vuelva pronto… —masculló preocupado. Habría salido en su búsqueda en aquel momento de haber tenido alguna pista, pero el xolnita no había anunciado su salida y menos aún su destino. ¿En qué estaba pensando?
La noche transcurrió despacio pero tranquila, y el intara la pasó completamente en vela. Las conversaciones triviales con Jace, los paseos para estirar las piernas y la lectura ligera le mantuvieron despierto, y cuando llegó el amanecer se puso a preparar el desayuno con Irianna. El neoyorquino también ayudó y poco después se les unió una hambrienta Varsai, la cual había recuperado su cuerpo varmano. La muchacha dió buena cuenta de dos platos a rebosar de comida en un suspiro, pero antes de que pudieran servir al resto el pregón les sobresaltó. A Sekk se le escapó una carcajada cuando mencionaron a Rasqa, pero logró reprimirla y se acercó para echar un vistazo al mapa que había salido a recoger la bruja.
—Tal vez sepamos algo de los macieleros en uno de esos sitios —comentó pensativo—, deberíamos ir pensando en recoger...
Al rubio le apenaba dejar aquel lugar, no en vano había sido su refugio durante los últimos siete meses, pero había que hacer hueco a una nueva remesa de cosechados, idea que le inquietó sobremanera. No podía hacer nada, no obstante, así que subió a darse un baño para estar presentable en cuanto terminó de desayunar, vistiéndose después con unos vaqueros desgastados, una camiseta blanca de cuello ancho, una camisa y unas botas oscuras. Decidió conservar su casaca roja y lo que llevaba en los bolsillos de la misma, y con ella puesta se reunió con sus compañeros en la puerta del torreón.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
26/10/15, 10:00 pm
El holandés escuchó con atención lo que la idrina relataba. Sintió lástima por Sekk, si ya era impactante haberlo visto más tenía que haberle sorprendido a al intara . A decir verdad en ningún momento se preguntó en qué se había transformado el albino. <<Sus niñas...>> ¿Que habrían sido Ziack y Vorela? ¿Habrían cambiado drásticamente, como Ruth, Kimbra o Rasqa?
Se quedó atónito cuando la bruja mencionó que Sigrún era el responsable de la muerte de la libense. <<¡Maldito cabrón!>> Se arrepentía muchísimo de no haber estado allí también, si tuviera su flácido cuerpo delante lo más probable es que lo devorara para que no quedaran ni sus restos. Cuando Irianna lo miró el tigre se limitó a agachar la cabeza.
Estaba cansado, agotado de esa situación en la que siempre eran las víctimas. En la que hicieran lo que hicieran siempre salían perdiendo, y perder allí era cargar con la muerte de un compañero. Si el asesino estaba muerto eso era una buena noticia. No merecía vivir, no era algo por lo que mereciera derramar ni una sola lágrima.
Se dejo caer en el suelo, reposando la cabeza en las patas. El berserker se había largado en busca del dullahan, espero impaciente a que volvieran. Era como si la amenaza hubiera desaparecido...pero no era así. Eran más fuertes, pero Rocavarancolia seguía conservando su particular peligro. Nada era diferente, eran los mismos aunque tuvieran otro aspecto. Cuando llegaron el licántropo tigre se incorporó, y bajó las escaleras. Allí se quedó hasta que la noche empezaba a morir, sin embargo no estuvo pensando sin más.
Por más que intentara volver a su cuerpo humano le era imposible. Probó de todas las maneras que se le ocurrieron pero no encontraba la solución. Subió las escaleras y se tumbó en el suelo del pasillo derrotado, y allí se quedó dormido.
Abrió los ojos, estaba amaneciendo. Seguía siendo un tigre... <<¿Cuál es el truco? ¿Dónde esta el interruptor para cambiar de forma?>> Volvió a intentarlo, el felino tenía los ojos cerrados, completamente concentrado en su tarea. De repente algo cambió,se estaba transformando. El pelo naranja empezó a desaparecer y cada segundo estaba menos encorvado.
Un último rugido triunfal se escuchó en Letargo. Se miró sus manos,se estaba proponiendo bajar cuando descubrió que estaba desnudo. No quedaba nada de la ropa que tenía cuando salió la Luna, había quedado destrozada durante el doloroso proceso. Entró en el cuarto de los chicos, la hoguera se había apagado. Buscó entre el desorden que había provocado el pirómano de Rasqa y encontró algo de ropa. Llevaba unos zapatos viejos, chandal gris y una sudadera naranja descolorida.
Su sonrisa era enorme. Escuchó lo que la voz les dijo a todos y su sonrisa se ensanchó más ante la reprimenda que le dio al parqio. <<Con que Serpentaria y Sede ¿eh?>> Se dirigió a la planta baja y les dijo a sus compañeros:- Adivinad quien ha cambiado de cuerpo dos veces en menos de un día-.
Se quedó atónito cuando la bruja mencionó que Sigrún era el responsable de la muerte de la libense. <<¡Maldito cabrón!>> Se arrepentía muchísimo de no haber estado allí también, si tuviera su flácido cuerpo delante lo más probable es que lo devorara para que no quedaran ni sus restos. Cuando Irianna lo miró el tigre se limitó a agachar la cabeza.
Estaba cansado, agotado de esa situación en la que siempre eran las víctimas. En la que hicieran lo que hicieran siempre salían perdiendo, y perder allí era cargar con la muerte de un compañero. Si el asesino estaba muerto eso era una buena noticia. No merecía vivir, no era algo por lo que mereciera derramar ni una sola lágrima.
Se dejo caer en el suelo, reposando la cabeza en las patas. El berserker se había largado en busca del dullahan, espero impaciente a que volvieran. Era como si la amenaza hubiera desaparecido...pero no era así. Eran más fuertes, pero Rocavarancolia seguía conservando su particular peligro. Nada era diferente, eran los mismos aunque tuvieran otro aspecto. Cuando llegaron el licántropo tigre se incorporó, y bajó las escaleras. Allí se quedó hasta que la noche empezaba a morir, sin embargo no estuvo pensando sin más.
Por más que intentara volver a su cuerpo humano le era imposible. Probó de todas las maneras que se le ocurrieron pero no encontraba la solución. Subió las escaleras y se tumbó en el suelo del pasillo derrotado, y allí se quedó dormido.
Abrió los ojos, estaba amaneciendo. Seguía siendo un tigre... <<¿Cuál es el truco? ¿Dónde esta el interruptor para cambiar de forma?>> Volvió a intentarlo, el felino tenía los ojos cerrados, completamente concentrado en su tarea. De repente algo cambió,se estaba transformando. El pelo naranja empezó a desaparecer y cada segundo estaba menos encorvado.
Un último rugido triunfal se escuchó en Letargo. Se miró sus manos,se estaba proponiendo bajar cuando descubrió que estaba desnudo. No quedaba nada de la ropa que tenía cuando salió la Luna, había quedado destrozada durante el doloroso proceso. Entró en el cuarto de los chicos, la hoguera se había apagado. Buscó entre el desorden que había provocado el pirómano de Rasqa y encontró algo de ropa. Llevaba unos zapatos viejos, chandal gris y una sudadera naranja descolorida.
Su sonrisa era enorme. Escuchó lo que la voz les dijo a todos y su sonrisa se ensanchó más ante la reprimenda que le dio al parqio. <<Con que Serpentaria y Sede ¿eh?>> Se dirigió a la planta baja y les dijo a sus compañeros:- Adivinad quien ha cambiado de cuerpo dos veces en menos de un día-.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
26/10/15, 11:08 pm
Una vez el grupo decide dispersarse yo me quedo sola en el pasillo, tumbada, con la espalda a penas rozando la pared y la sensación de que se me viene todo encima y de que aún así no siento demasiado pesar. Con la mirada puesta en las llamas de forma extraña, reflejándose su color en mis ojos y preguntándome varias veces si lo hemos logrado, ni siquiera parece real una vez te acostumbras a fracasar, hemos llegado a la Luna, unos supervivientes, y hemos sufrido tanto durante nuestra criba que me asusta no tener miedo a lo que pueda venir a continuación, solo rabia, como si estuviera enfadada constantemente, teniendo un claro por qué, ya no es contra mi misma por haber aceptado el venir, en absoluto, sino que en cierto modo ni me siento cómoda ni creo que lo esté nunca con todo lo que pertenece a la ciudad, y ahora mismo soy de la ciudad, o mejor dicho, somos la ciudad. Pero aún que haya cambiado, mi pensamiento con respecto a ella no es diferente, físicamente puedo ser de la Luna, pero mentalmente...mentalmente no lo seré nunca, y esos es algo que tengo bastante claro. Ya está bien el martirizarme, lo he conseguido, junto con mis amigos, y si bien es cierto que lo pudimos hacer mejor no es el caso tener que lamentarme ahora por ello, fue el instinto de supervivencia lo único que hasta ahora nos ha mantenido a salvo, confiemos en que sea eso lo que siga ayudándonos en el camino.
No me marcho de allí hasta que la hoguera se consume del todo, aún torpe por la cola y las garras de los pies bajo las escaleras y paso el resto de la noche en el patio, observando el astro, y sintiendo un sentido de la euforia tan repulsivo que hasta me da asco que me provoque energías renovadas. No mucho más tarde, y algo alumbrada con la llama de mi nueva extremidad me entierro en el libro de hechizos, buscando por doquier cualquier hechizo ignífugo, y solo manteniendo el objeto en mis manos con la chaqueta del brujo a modo de guante, sin arriesgarme a quemar preciada ayuda.
En esa noche, la última de todas, me sumerjo en un estado diferente, vagando entre las hojas, buscando en un afán de no hacer arder todo lo que toque, es a lo único a lo que puedo recurrir mientras consiga controlarlo, lo mismo pasa con el pelo, me temo que es lo único que puedo hacer hasta que deje de ser una antorcha alumbrante.
Fue especial, porque a la vez que estudiaba iba recordando varios momentos vividos, como aquella gárgola simpática, el hombre de la biblioteca, o incluso las dos personas que nos dieron aquel discurso lejos de de mantener la esperanza. Parece ser que ni en los últimos momentos entre estos muros dejo de pensar en todo. Tan cautivada por mi mente como por el odio extremo a mi condenada habilidad ni siquiera me percato de los que salen o entran del torreón, casi al amanecer caigo rendida sin importarme que la lluvia se pose en mi piel, recostándome en el suelo, protegiendo el libro con la prenda y dejando que el agotamiento de toda la cosecha fluya en mí.
Me despierto a penas hora y media luego, algo húmeda por la tormenta y aún si ver mucho por culpa de la niebla, decido entrar en el interior, justo cuando escucho una voz, la voz de la ciudad se podría decir, relajo los hombros cuando se sentencia que la peor parte ha acabado, y esbozo una sonrisa cuando escucho sonar el nombre del parquio, vaya, a alguien no le ha parecido tan divertido quemar muebles.
También le sonrío a Devoss, contenta cuando recupera su forma original.
-Casi te prefiero en tu forma de gatito- intento bromear, girándome luego hacia Sekk- Sí, no hay nada más que hacer aquí.
Recorriendo el último camino hacia la armería dejo las dagas en su sitio.
-A vosotras si que no os olvidaré.
Después de desayunar me visto para salir, con el vestido del primer día colgado en el brazo, aprovechando que la lluvia ha apagado momentáneamente el cabello en llamas me pongo una chaqueta de color negra, y con dificultad por la cola unos pantalones cortos del mismo color.
Ya en la puerta me giro por última vez hacia dentro para girar la cabeza igual de rápido hacia fuera, Letargo había sido nuestro hogar, pero no el decisivo, era hora de recoger la cosecha.
-Mentiría si dijese que en parte no echaré de menos este lugar.
No me marcho de allí hasta que la hoguera se consume del todo, aún torpe por la cola y las garras de los pies bajo las escaleras y paso el resto de la noche en el patio, observando el astro, y sintiendo un sentido de la euforia tan repulsivo que hasta me da asco que me provoque energías renovadas. No mucho más tarde, y algo alumbrada con la llama de mi nueva extremidad me entierro en el libro de hechizos, buscando por doquier cualquier hechizo ignífugo, y solo manteniendo el objeto en mis manos con la chaqueta del brujo a modo de guante, sin arriesgarme a quemar preciada ayuda.
En esa noche, la última de todas, me sumerjo en un estado diferente, vagando entre las hojas, buscando en un afán de no hacer arder todo lo que toque, es a lo único a lo que puedo recurrir mientras consiga controlarlo, lo mismo pasa con el pelo, me temo que es lo único que puedo hacer hasta que deje de ser una antorcha alumbrante.
Fue especial, porque a la vez que estudiaba iba recordando varios momentos vividos, como aquella gárgola simpática, el hombre de la biblioteca, o incluso las dos personas que nos dieron aquel discurso lejos de de mantener la esperanza. Parece ser que ni en los últimos momentos entre estos muros dejo de pensar en todo. Tan cautivada por mi mente como por el odio extremo a mi condenada habilidad ni siquiera me percato de los que salen o entran del torreón, casi al amanecer caigo rendida sin importarme que la lluvia se pose en mi piel, recostándome en el suelo, protegiendo el libro con la prenda y dejando que el agotamiento de toda la cosecha fluya en mí.
Me despierto a penas hora y media luego, algo húmeda por la tormenta y aún si ver mucho por culpa de la niebla, decido entrar en el interior, justo cuando escucho una voz, la voz de la ciudad se podría decir, relajo los hombros cuando se sentencia que la peor parte ha acabado, y esbozo una sonrisa cuando escucho sonar el nombre del parquio, vaya, a alguien no le ha parecido tan divertido quemar muebles.
También le sonrío a Devoss, contenta cuando recupera su forma original.
-Casi te prefiero en tu forma de gatito- intento bromear, girándome luego hacia Sekk- Sí, no hay nada más que hacer aquí.
Recorriendo el último camino hacia la armería dejo las dagas en su sitio.
-A vosotras si que no os olvidaré.
Después de desayunar me visto para salir, con el vestido del primer día colgado en el brazo, aprovechando que la lluvia ha apagado momentáneamente el cabello en llamas me pongo una chaqueta de color negra, y con dificultad por la cola unos pantalones cortos del mismo color.
Ya en la puerta me giro por última vez hacia dentro para girar la cabeza igual de rápido hacia fuera, Letargo había sido nuestro hogar, pero no el decisivo, era hora de recoger la cosecha.
-Mentiría si dijese que en parte no echaré de menos este lugar.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
27/10/15, 12:56 am
Aunque a Kimbra no le gustó la idea de que Sekkeh saliera solo al exterior en aquel momento, no puso ningún impedimento. Parecía afectado por el suceso y supuso que le vendría bien despejarse. Además, si sus modificaciones físicas le habían permitido matar sencillamente a un compañero, y teniendo en cuenta las capacidades que la krabelinense ya sabía que tenía, Kimbra no dudaba de que el ulterano estuviera más que capacitado para desenvolverse en solitario en el exterior. Solo esperaba que no fuera participe de ningún accidente grave.
Kimbra, sin saber mucho qué hacer y cómo afrontar la situación, decidió dedicar aquel tiempo hasta la hora del sueño a reflexionar sobre lo que le había pasado y a analizar, en menor medida, los cambios de sus compañeros. Atraída por la luz roja, decidió que el mejor lugar para llevar a cabo dicho análisis sería la azotea, donde momentos antes había estado observando el astro reinante.
No pasó mucho tiempo hasta que apareció Rasqa volando, haciendo gala del fuego que salía de los pinchos de su espalda. El parqio le hizo una pregunta con palpable emoción y Kimbra lo observó con un amago de sonrisa que no llegó a concluirse y que en sus nuevas facciones se podía percibir como siniestra. Lugo volvió su vista de nuevo a la luna.
- Increíble- contestó simplemente, pero luego añadió-. Actualmente poseo unos niveles de energía desconocidos hasta el momento para mí y algunas de mis percepciones de la realidad han variado. De hecho, algunas han logrado perturbarme, pero, en general, me siento pletórica.
Kimbra pasó toda la noche conversando con Rasqa e Irianna, que se les unió poco después. El sueño nunca le llegó y la luz de la luna junto a la lluvia y la niebla conformaban un ambiente propicio para reflexionar y hablar sobre lo que les estaba ocurriendo. En ciertas ocasiones, y aunque no compartió dicho pensamiento con sus compañeros, Kimbra podía imaginarse como la lluvia que caía se convertía en sangre de distintos mundos cubriéndolo todo y especialmente a ella.
Poco a poco, Rasqa e Irianna desaparecieron de la azotea, dejándola de nuevo disfrutar las últimas luces de la noche en soledad. Cuando el amanecer hubo concluido y el sol brillaba sobre su cabeza, la engendro dio por concluida su reflexión, sin, por el momento, conclusiones claras, y decidió unirse a sus compañeros en la primera planta, donde procedió a prepararse su comida diaria.
No fue hasta que oyó la voz retumbar en la ciudad que se unió a la conversación con sus compañeros.
- A mí me gustaría saber qué diferencias tienen ambos torreones. A diferencia de nuestros primeros momentos en la ciudad, parece ser que en este momento se nos está dando la opción de elegir uno u otro refugio. Me gustaría conocer las características de ambos para tomar la decisión correcta.
Sigue en Torre Serpentaria.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
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