Torreón Letargo (Archivo V)
+13
Evanna
Dal
Daninokuni
Leonart
Yber
Kanyum
Giniroryu
Red
Aes
Muffie
Seth
Aliera W
Rocavarancolia Rol
17 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreón Letargo (Archivo V)
05/08/13, 03:54 am
Recuerdo del primer mensaje :
Este torreón de cuatro plantas está completamente cubierto de enredaderas, por lo que en un inicio es un poco complicado encontrar la puerta, algo más pequeña que en los otros torreones. El puente levadizo suele estar bajado, y da a una franja de tierra que rodea la parte delantera del torreón. Los capullos de las flores, que solo se abren con la Luna Roja, despiden al anochecer una fragancia que atonta y adormece a quien la huele. En el patio tiene suelo de tierra y también está repleto de plantas, en su mayoría secas o raquíticas. En el centro hay una estatua de una ninfa atravesada por cientos de estacas.
- Ver mensajes anteriores (click aquí):
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
09/05/15, 03:33 am
La idrina continuó observando a Kimbra mientras esta regresaba a su labor con el huerto tras la escueta respuesta en forma de asentimiento que había recibido. Irianna se había preguntado más de una vez si la krabelinense tomaba alguna decisión por su cuenta más allá de aquellas tareas rutinarias, ya fuesen traídas de su propia cosecha o porque se las hubiera propuesto alguno de ellos como era el caso de aprender a leer. Cada vez que la hija de lunas decía algo sin que se le hablase directamente, siempre se trataba de una observación objetiva a un hecho o, a lo sumo y tras haber iniciado otra persona la interacción, una pregunta sobre algo que no comprendía o para explicar alguna costumbre de su sociedad que los demás no compartían.
—Perdona si te distraigo de tu labor —volvió a hablarle acercándose de nuevo a la chica—, que por cierto Sekkeh y tú estáis haciendo un gran trabajo, el huerto ya tiene otro aspecto totalmente diferente —la alabó al examinar de cerca los frutos de sus compañeros con lo que parecía ser la única parcela de tierra fértil en toda la ciudad, o al menos que hubiera visto—. Bueno, lo que te quería comentar… Me he fijado en que nunca das tu opinión respecto a nada y… Perdona si me estoy metiendo donde no me llaman —se excusó rápidamente, aunque continuó—. ¿Hay alguna razón para ello?
—Perdona si te distraigo de tu labor —volvió a hablarle acercándose de nuevo a la chica—, que por cierto Sekkeh y tú estáis haciendo un gran trabajo, el huerto ya tiene otro aspecto totalmente diferente —la alabó al examinar de cerca los frutos de sus compañeros con lo que parecía ser la única parcela de tierra fértil en toda la ciudad, o al menos que hubiera visto—. Bueno, lo que te quería comentar… Me he fijado en que nunca das tu opinión respecto a nada y… Perdona si me estoy metiendo donde no me llaman —se excusó rápidamente, aunque continuó—. ¿Hay alguna razón para ello?
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
09/05/15, 04:17 am
Kimbra se levantó de nuevo encarando a la idrina cuando esta comenzó a hablarle, ya que, a diferencia de lo que ella pensaba, su conversación no había terminado, aunque si había variado. La engendro asintió a modo de agradecimiento cuando Irianna le hizo un alago en reconocimiento a su trabajo y atendió a lo que esta quería decirle. Cuando terminó, Kimbra no pudo más que parpadear confundida, inclinar la cabeza y fruncir el ceño, para luego volver la cabeza a su posición original. Las frases en esencia no contaban con ningún concepto que la krabelinense desconociera, pero había algo en lo que la idrina quería comunicarle que escapaba a su comprensión. “¿Mi… opinión?”
- Bueno… eh…- titubeó confusa-. Mi visión sobre ciertas cuestiones no tiene relevancia a no ser que un tercero quiera dársela y, siendo ese el caso, seré cuestionada sobre ello.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
09/05/15, 05:05 am
Al igual que había hecho Kimbra, Irianna también frunció el ceño ante la respuesta de su interlocutora, aunque tan solo durante un instante. La idrina repitió las palabras en su mente, pues en un principio creía que habría entendido mal el significado de estas debido a la elección de términos que solía emplear la krabelinense, pero no era así. Lo que la hija de lunas estaba diciendo, en resumidas cuentas, implicaba que le habían enseñado que su opinión no importaba.
—Eso no es así —se apresuró a decir, casi sin pensar. Al momento se dio cuenta de que tal vez había hablado demasiado rápido y quizás no de la forma más educada, pero no podía evitar sentir indignación ante lo que se podía concluir de aquello—. A ver… —la lacustre se apartó el pelo de una oreja, insegura acerca de cómo explicar un concepto que había dado por hecho siempre como un pensamiento generalizado—. Todos tenemos derecho a tener una opinión y por lo general ninguna es más importante que otra. Pretender lo contrario es discriminatorio, es… Lo siento, supongo que lo estoy enfocando totalmente desde una visión idrina, pero incluso aunque se trate de algo cultural no puedo verlo como positivo de ninguna manera —negó con la cabeza, insegura de si estaba haciéndose entender adecuadamente—. Aquí puedes dar tu opinión siempre que te apetezca, Kimbra. Diversos puntos de vista siempre son enriquecedores para todos, y más teniendo en cuenta que provenimos de sociedades muy dispares.
—Eso no es así —se apresuró a decir, casi sin pensar. Al momento se dio cuenta de que tal vez había hablado demasiado rápido y quizás no de la forma más educada, pero no podía evitar sentir indignación ante lo que se podía concluir de aquello—. A ver… —la lacustre se apartó el pelo de una oreja, insegura acerca de cómo explicar un concepto que había dado por hecho siempre como un pensamiento generalizado—. Todos tenemos derecho a tener una opinión y por lo general ninguna es más importante que otra. Pretender lo contrario es discriminatorio, es… Lo siento, supongo que lo estoy enfocando totalmente desde una visión idrina, pero incluso aunque se trate de algo cultural no puedo verlo como positivo de ninguna manera —negó con la cabeza, insegura de si estaba haciéndose entender adecuadamente—. Aquí puedes dar tu opinión siempre que te apetezca, Kimbra. Diversos puntos de vista siempre son enriquecedores para todos, y más teniendo en cuenta que provenimos de sociedades muy dispares.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
09/05/15, 09:55 pm
Kimbra volvió a fruncir el ceño ante la afirmación de Irianna. “Todos tenemos ¿derecho?” Se preguntó confusa. La engendro había deducido, dado el comportamiento de sus compañeros, que se trataban de individuos pertenecientes a razas dominantes o superiores o a sociedades similares a la de los Nombrados, pero teniendo en cuenta de lo que acababa de ser informada, posiblemente se tratara de una costumbre más bien global.
- Tengo conocimiento de que entre los Nombrados el intercambio de opiniones por igual es algo habitual, pero en la ciudad Kievek la cuestión es más compleja. Soy una Hija de Lunas, por lo que mi opinión en general no tiene relevancia. Los Hijos de Lunas suelen intercambiar opiniones en sus círculos de confianza, pero yo nunca he pertenecido a uno.
Con el tiempo, Kimbra había aprendido a no tener opinión de ningún tipo sobre lo que le rodeaba y mucho menos a exponerla en caso de tenerla, por lo que, si lo que afirmaba Irianna era cierto y entre sus compañeros su opinión era relevante, le iba a resultar difícil comenzar a reflexionarla y exponerla sin que se le haya preguntado sobre ella con anterioridad.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
09/05/15, 10:11 pm
Aunque no era difícil extraer aquella conclusión de lo que la krabelinense había ido contando sobre su mundo a lo largo de los días, la explicación confirmó el hecho de que Kimbra provenía de una sociedad desigualitaria y en la que ella pertenecía a una casta baja, tal vez la más baja de todas.
—Eso es injusto —dijo mientras negaba con la cabeza—. No eres menos válida por ser una hija de lunas, por lo tanto tampoco lo es tu opinión —le aseguró—. Al menos no en este torreón. A mí me interesa conocer tu visión de las cosas siempre que desees compartirla. Creo que al menos deberías intentarlo, al fin y al cabo ya no estás en Krabelin y no es aconsejable dejarse pisotear en este lugar —añadió con un ligero tono malhumorado que suavizó al darse cuenta de que lo estaba imprimiendo a sus palabras.
La lacustre únicamente se refería a individuos como Roaxen o Tesón, pues desconocía la magnitud que abarcaba su afirmación en una ciudad como Rocavarancolia.
—Eso es injusto —dijo mientras negaba con la cabeza—. No eres menos válida por ser una hija de lunas, por lo tanto tampoco lo es tu opinión —le aseguró—. Al menos no en este torreón. A mí me interesa conocer tu visión de las cosas siempre que desees compartirla. Creo que al menos deberías intentarlo, al fin y al cabo ya no estás en Krabelin y no es aconsejable dejarse pisotear en este lugar —añadió con un ligero tono malhumorado que suavizó al darse cuenta de que lo estaba imprimiendo a sus palabras.
La lacustre únicamente se refería a individuos como Roaxen o Tesón, pues desconocía la magnitud que abarcaba su afirmación en una ciudad como Rocavarancolia.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
10/05/15, 02:20 am
Kimbra atendió reflexiva a todo lo que le estaba diciendo la idrina, entendiendo lo que esta quería comunicarle o, al menos, una aproximación de ello. Cuando esta terminó, la engendro asintió para dar a entender que comprendía el mensaje y luego vaciló unos instantes antes de comenzar a hablar.
- Bien, en ese caso…- titubeó durante unos instantes antes de fruncir el ceño. Luego adoptó una postura firma y habló con toda la seguridad de la que pudo disponer-. Irianna, yo querría estar presente en el proceso de desencriptación del libro que explica el dominio de la energía superior. Mi opinión es que mi proceso de aprendizaje en cuanto a lectura puede agilizarse y, por lo tanto, beneficiarme más de esta manera- terminó diciendo, titubeando de nuevo imperceptiblemente al decir la palabra “opinión”.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
10/05/15, 02:39 am
Escuchó con atención a Kimbra y, poco antes de que esta hubiera finalizado su mensaje, la idrina sonrió ampliamente.
—Me parece una buena idea. Aunque te advierto que la caligrafía de la persona que tradujo el libro es terrible y algunos símbolos parecen completamente diferentes a los que te hemos enseñado Varsai y yo a pesar de representar los mismos sonidos. —Trató de explicarle en términos que la hija de lunas comprendiese el concepto de “mala letra”—. Pero creo que te servirá para aprender a distinguirlos sin importar cómo estén trazados. ¿Has visto? Has tenido una buena idea y si no me hubieses dado tu opinión a mí tal vez no se me hubiese ocurrido. Puedes unirte siempre que quieras cuando me veas con el libro, o cogerlo tú misma si te ves capacitada para intentar descifrar algo por tu cuenta —le aseguró—. Voy a volver con el libro, únete a mí en cuanto termines aquí… O ahora si lo prefieres, al fin y al cabo el huerto tampoco se va a mover de ahí. Decide tú lo que más te apetezca en este momento.
Ya había conseguido que la krabelinense diese su opinión sobre algo, la lacustre decidió tantear qué tal se le daban las elecciones. No insistiría demasiado, no obstante, no se le había escapado su rigidez e incomodidad cuando había expresado su opinión.
>>Un paso demasiado largo puede hacerte tropezar, pero muchos de ellos cortos y seguros te llevarán a tu destino.
—Me parece una buena idea. Aunque te advierto que la caligrafía de la persona que tradujo el libro es terrible y algunos símbolos parecen completamente diferentes a los que te hemos enseñado Varsai y yo a pesar de representar los mismos sonidos. —Trató de explicarle en términos que la hija de lunas comprendiese el concepto de “mala letra”—. Pero creo que te servirá para aprender a distinguirlos sin importar cómo estén trazados. ¿Has visto? Has tenido una buena idea y si no me hubieses dado tu opinión a mí tal vez no se me hubiese ocurrido. Puedes unirte siempre que quieras cuando me veas con el libro, o cogerlo tú misma si te ves capacitada para intentar descifrar algo por tu cuenta —le aseguró—. Voy a volver con el libro, únete a mí en cuanto termines aquí… O ahora si lo prefieres, al fin y al cabo el huerto tampoco se va a mover de ahí. Decide tú lo que más te apetezca en este momento.
Ya había conseguido que la krabelinense diese su opinión sobre algo, la lacustre decidió tantear qué tal se le daban las elecciones. No insistiría demasiado, no obstante, no se le había escapado su rigidez e incomodidad cuando había expresado su opinión.
>>Un paso demasiado largo puede hacerte tropezar, pero muchos de ellos cortos y seguros te llevarán a tu destino.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
11/05/15, 12:41 am
Kimbra elevó las comisuras de sus labios en un intento de leve sonrisa que quedó como una mueca forzada. Paseó su mirada del huerto a la idrina para luego volver al huerto, y luego quedó mirando durante unos instantes a Irianna, esperando que ella tomara la decisión necesaria en ese momento. Consciente repentinamente de que aquello no iba a suceder y que era ella, Kimbra, quien debía tomar la decisión, reflexionó unos segundos antes de asentir solemnemente con la cabeza y esperar a que Irianna abriera la marcha para seguirla. El huerto se encontraba en optimas condiciones y, si llegara el caso de necesitar cuidados extra, esperaría a que Sekkeh se ofreciera a llevarlos a cabo en compañía.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
11/05/15, 12:03 pm
Aquel día no tuvo mucho más para Rasqa. El descubrimiento de la magia había pasado de ser lo más importante, a acabar catalogado de “Meh” como una montaña de grande. Rasqa era demasiado diferente a sus compañeros y estaba seguro de que era aquello lo que les imposibilitaba. <<No la necesito>> se dijo, pues tenía las alas. Pasó la noche encaramado al alfeizar de la ventana de su habitación, observando a los murciélagos flamígeros con algo más que simple fascinación. Los estaba estudiando.
---
Los días siguientes fueron pura amargura para el Parqio, la piel que había ido dejando por el camino hasta entonces no fue nada comparada con el proceso de muda que acababa de comenzar. Los mejores días revoloteaba por ahí con algún cacho colgándole del cuerpo, pero los peores sentía que se iba a caer a tiras. Librarse de toda esa piel era un trabajo tan, pero tan tedioso, que el parqio sufría. Y era más de lo que se podía decir de su reacción ante la noticia de lo ocurrido en Maciel.
Rasqa no había tenido un solo lazo fuerte con nadie, ni dentro ni fuera de las Islas, y solo entendía las pérdidas de forma leve y lejana. <<Mejor ellos que nosotros>>, además aquellos pájaros parecían demasiado desagradables. ¿Quién querría vivir con dos sacos plumoescamosos y gritones como ellos? Tenían que sobrevivir en una ciudad pocilgosa y llena de peligros. Las distracciones harían bien si se morían, aún mejor si lo hacían sin llevarse a nadie de provecho por medio.
---
El parqio descansaba de nuevo en el alfeizar, contemplando una noche más a las que ya había marcado como sus presas. Hacía un par de días que había empezado a leer el libro de Varsai acompañado del humano Jace y, desde entonces, solo podía imaginarse a los roedores alados como pequeños dragones borrachos. Y a pesar de todo, sentía envidia. <<Quiero ser un dragón>>. Los seres de los libros se parecían tanto a él que no podía ser una coincidencia. <<Si no puedo tener magia, al menos dejadme escupir algo chulo>> se quejaba a veces, en silencio y a nadie en concreto.
Por otro lado, charlar con Jace le sentaba fenomenal. Compartir la lectura a veces con él podía ser complicado, pues Rasqa leía lento y le costaba seguir el ritmo, pero acababa centrándose sobre todo en disfrutar de las imágenes de aquellas bestias imponentes y tampoco sufría tanto. Además, el muchacho de la Tierra era un tipo divertido y aburrirse con él podía ser complicado.
---
Un día, el proyecto de dragón decidió que podría ser una gran idea asaltar los pájaros cerámicos “bañeras” para lanzar las cestas al suelo antes de tiempo. Él podía acercarse volando sin problemas para colarse en ellas y así lanzar las cestas por la borda. La realidad era que no quería volver al barrio de las cuevas depredadoras. Le parecía injusto que le enseñaran los mejores paisajes de su antiguo hogar tan solo para comerle. Injusto y mortalmente peligroso, claro.
---
En apenas un mes, Rasqa estaba a punto de doblar el tamaño con el que había llegado a la ciudad. Se había habituado por desgracia al proceso constante de muda y aprovechaba los peores días para perseguir a sus compañeros y asaetearles a preguntas de todo tipo sobre sus mundos natales. Sentía curiosidad sobre demasiadas cosas, pero se aseguraba de dosificar las cuestiones para que no le faltaran nunca. Solo hubo una persona a la que no le despegó el hocico, el grandilocuente Roaxen Temprai señor de los nombres largos. Tenía el poder de tensarle cada vez que abría la boca y tenía ciertas actitudes que al parqio le resultaban desagradables. Para averiguar sobre Ulterania tenían a Sekkeh, que era mucho más majo y, por qué no, mejor en general.
Si alguna vez les daban la oportunidad, el parqio quería visitar los hogares de sus compañeros para probar su cielo y sobrevolar sus tierras.
---
El parqio retiró con los dientes un nuevo pedazo de piel colgante para descubrir que sus nuevas escamas perdían el marrón y nuevas manchas moradas surcaban su muslo. Los cambios de colores en la piel eran algo que ocurría a menudo por motivos que iban más allá a sus capacidades cognitivas, pero nunca creyó que fuera a ocurrirle a él. Ni que fuera a ser con un color tan feo. Cada muda que pasara de ahí en adelante, el marrón iría muriendo junto a sus retales de pieles viejas.
---
Una noche tranquila, el instinto animal de Rasqa se cansó de la contemplación y el parqio se vio a sí mismo saliendo escopetado desde su ventana. Completó una vuelta al torreón para coger carrerilla y ascendió para ganar en altura a un murciélago flamígero que se había acercado a Letargo. Confiado, cogió aire, plegó las alas y se lanzó en picado hacia su presa con las fauces abiertas, mientras esta parecía continuar en su búsqueda de bichos para cenar.
Sin embargo, la velocidad de Rasqa fue mayor de lo que el propio parqio esperaba y apenas le dio tiempo a reaccionar. El reptil alado embistió con tanta fuerza al murciélago que solo logró desestabilizarlo y empujarlo lejos. La mandíbula de Rasqa tan solo atrapó una bocanada de aire y este apenas tuvo tiempo de sentir el calor que desprendían las alas de aquellos bichos, antes de darse cuenta de que volaba directo a la fachada del torreón.
Necesitó maniobrar de forma aparatosa para no estamparse contra los ladrillos y, para cuando había logrado estabilizarse de nuevo en el aire, su presa había huido. Rasqa no se podía creer haber fallado de aquella forma. <<Con lo bien que cazaba pajarillos en el Archipiélago>>.
---
Cuanto más leía sobre dragones, más profundamente fascinado quedaba. El libro le había vendido que había varios alientos y realmente a él le valía cualquiera, pero no había pasado por alto que Jace tenía unas cosas que le permitían escupir humo. Y, ¿cómo no? Un día se acercó a él mientras usaba aquellos artefactos y le golpeó con el morro para llamar su atención.
—Jayce, ¿me dejas que pruebe esa cosa de fuego?
Huelga decir que a Rasqa le acabó saliendo humo por todos los orificios de la cara y la tos mientras se ahogaba se pudo oír por toda la planta. Sobrevivió de puro milagro y no quiso volver a probar lo que luego sabría que se llamaban cigarros. Tampoco quiso saber cómo Jace no estaba muerto.
---
La caza de murciélagos no fue a mejor. Rasqa lo intentaría aún dos veces más. De una volvió a salir sin éxito y, de la segunda, salió directamente escaldado. El dragón regresó a su alfeizar con la palma de una pata quemada. Dedicó una buena parte de la noche a lamerse y soplar aquella herida, así como a farfullar en silencio.
Sus trifulcas nocturnas lo obligaban a dormirse tarde y sus vuelos mañaneros a veces llegaban a medio día.
---
Como quien no quería la cosa, había pasado mes y medio. Rasqa se despertó hecho un ovillo sobre su cama y bostezó sonoramente. Saboreó el aire y agrió el rostro al probar lo mal que le sabía la boca. <<Dragón de mal aliento>> ya era ser triste aquello. Se desperezó de un salto, clavó las garras al colchón y estiró patas, alas, cuello y cola. La noche anterior los murciélagos no habían querido acercarse y el dragoncillo en prácticas había madrugado más. Dedicó los minutos necesarios para arrancarse un par de tiras de pellejo molestas y, acto seguido, voló hacia la ventana. Bostezó de nuevo y, un brinco más tarde, comenzó sus vuelos rutinarios.
---
Los días siguientes fueron pura amargura para el Parqio, la piel que había ido dejando por el camino hasta entonces no fue nada comparada con el proceso de muda que acababa de comenzar. Los mejores días revoloteaba por ahí con algún cacho colgándole del cuerpo, pero los peores sentía que se iba a caer a tiras. Librarse de toda esa piel era un trabajo tan, pero tan tedioso, que el parqio sufría. Y era más de lo que se podía decir de su reacción ante la noticia de lo ocurrido en Maciel.
Rasqa no había tenido un solo lazo fuerte con nadie, ni dentro ni fuera de las Islas, y solo entendía las pérdidas de forma leve y lejana. <<Mejor ellos que nosotros>>, además aquellos pájaros parecían demasiado desagradables. ¿Quién querría vivir con dos sacos plumoescamosos y gritones como ellos? Tenían que sobrevivir en una ciudad pocilgosa y llena de peligros. Las distracciones harían bien si se morían, aún mejor si lo hacían sin llevarse a nadie de provecho por medio.
---
El parqio descansaba de nuevo en el alfeizar, contemplando una noche más a las que ya había marcado como sus presas. Hacía un par de días que había empezado a leer el libro de Varsai acompañado del humano Jace y, desde entonces, solo podía imaginarse a los roedores alados como pequeños dragones borrachos. Y a pesar de todo, sentía envidia. <<Quiero ser un dragón>>. Los seres de los libros se parecían tanto a él que no podía ser una coincidencia. <<Si no puedo tener magia, al menos dejadme escupir algo chulo>> se quejaba a veces, en silencio y a nadie en concreto.
Por otro lado, charlar con Jace le sentaba fenomenal. Compartir la lectura a veces con él podía ser complicado, pues Rasqa leía lento y le costaba seguir el ritmo, pero acababa centrándose sobre todo en disfrutar de las imágenes de aquellas bestias imponentes y tampoco sufría tanto. Además, el muchacho de la Tierra era un tipo divertido y aburrirse con él podía ser complicado.
---
Un día, el proyecto de dragón decidió que podría ser una gran idea asaltar los pájaros cerámicos “bañeras” para lanzar las cestas al suelo antes de tiempo. Él podía acercarse volando sin problemas para colarse en ellas y así lanzar las cestas por la borda. La realidad era que no quería volver al barrio de las cuevas depredadoras. Le parecía injusto que le enseñaran los mejores paisajes de su antiguo hogar tan solo para comerle. Injusto y mortalmente peligroso, claro.
---
En apenas un mes, Rasqa estaba a punto de doblar el tamaño con el que había llegado a la ciudad. Se había habituado por desgracia al proceso constante de muda y aprovechaba los peores días para perseguir a sus compañeros y asaetearles a preguntas de todo tipo sobre sus mundos natales. Sentía curiosidad sobre demasiadas cosas, pero se aseguraba de dosificar las cuestiones para que no le faltaran nunca. Solo hubo una persona a la que no le despegó el hocico, el grandilocuente Roaxen Temprai señor de los nombres largos. Tenía el poder de tensarle cada vez que abría la boca y tenía ciertas actitudes que al parqio le resultaban desagradables. Para averiguar sobre Ulterania tenían a Sekkeh, que era mucho más majo y, por qué no, mejor en general.
Si alguna vez les daban la oportunidad, el parqio quería visitar los hogares de sus compañeros para probar su cielo y sobrevolar sus tierras.
---
El parqio retiró con los dientes un nuevo pedazo de piel colgante para descubrir que sus nuevas escamas perdían el marrón y nuevas manchas moradas surcaban su muslo. Los cambios de colores en la piel eran algo que ocurría a menudo por motivos que iban más allá a sus capacidades cognitivas, pero nunca creyó que fuera a ocurrirle a él. Ni que fuera a ser con un color tan feo. Cada muda que pasara de ahí en adelante, el marrón iría muriendo junto a sus retales de pieles viejas.
---
Una noche tranquila, el instinto animal de Rasqa se cansó de la contemplación y el parqio se vio a sí mismo saliendo escopetado desde su ventana. Completó una vuelta al torreón para coger carrerilla y ascendió para ganar en altura a un murciélago flamígero que se había acercado a Letargo. Confiado, cogió aire, plegó las alas y se lanzó en picado hacia su presa con las fauces abiertas, mientras esta parecía continuar en su búsqueda de bichos para cenar.
Sin embargo, la velocidad de Rasqa fue mayor de lo que el propio parqio esperaba y apenas le dio tiempo a reaccionar. El reptil alado embistió con tanta fuerza al murciélago que solo logró desestabilizarlo y empujarlo lejos. La mandíbula de Rasqa tan solo atrapó una bocanada de aire y este apenas tuvo tiempo de sentir el calor que desprendían las alas de aquellos bichos, antes de darse cuenta de que volaba directo a la fachada del torreón.
Necesitó maniobrar de forma aparatosa para no estamparse contra los ladrillos y, para cuando había logrado estabilizarse de nuevo en el aire, su presa había huido. Rasqa no se podía creer haber fallado de aquella forma. <<Con lo bien que cazaba pajarillos en el Archipiélago>>.
---
Cuanto más leía sobre dragones, más profundamente fascinado quedaba. El libro le había vendido que había varios alientos y realmente a él le valía cualquiera, pero no había pasado por alto que Jace tenía unas cosas que le permitían escupir humo. Y, ¿cómo no? Un día se acercó a él mientras usaba aquellos artefactos y le golpeó con el morro para llamar su atención.
—Jayce, ¿me dejas que pruebe esa cosa de fuego?
Huelga decir que a Rasqa le acabó saliendo humo por todos los orificios de la cara y la tos mientras se ahogaba se pudo oír por toda la planta. Sobrevivió de puro milagro y no quiso volver a probar lo que luego sabría que se llamaban cigarros. Tampoco quiso saber cómo Jace no estaba muerto.
---
La caza de murciélagos no fue a mejor. Rasqa lo intentaría aún dos veces más. De una volvió a salir sin éxito y, de la segunda, salió directamente escaldado. El dragón regresó a su alfeizar con la palma de una pata quemada. Dedicó una buena parte de la noche a lamerse y soplar aquella herida, así como a farfullar en silencio.
Sus trifulcas nocturnas lo obligaban a dormirse tarde y sus vuelos mañaneros a veces llegaban a medio día.
---
Como quien no quería la cosa, había pasado mes y medio. Rasqa se despertó hecho un ovillo sobre su cama y bostezó sonoramente. Saboreó el aire y agrió el rostro al probar lo mal que le sabía la boca. <<Dragón de mal aliento>> ya era ser triste aquello. Se desperezó de un salto, clavó las garras al colchón y estiró patas, alas, cuello y cola. La noche anterior los murciélagos no habían querido acercarse y el dragoncillo en prácticas había madrugado más. Dedicó los minutos necesarios para arrancarse un par de tiras de pellejo molestas y, acto seguido, voló hacia la ventana. Bostezó de nuevo y, un brinco más tarde, comenzó sus vuelos rutinarios.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
11/05/15, 09:37 pm
Varsai sonrió a las palabras de Sekkeh para luego darle un abrazo y seguir entrenando con el arco. Ese día se le pasó muy rápido a la niña que cuando terminó se dio un baño, cenó y se quedó dormida en su cama casi antes de tocar la almohada con la cabeza.
La niña se levantaba cada día temprano y entrenaba, dibujaba, tocaba música o leía el libro de dragones que terminó prácticamente memorizando. El libro se lo prestó a Rasqa y Jace que estaban los dos interesados en él, Varsai comentó con ellos algunas de las cosas más interesantes del libro.
Uno de los días Irianna encontró un hechizo que al parecer era únicamente hacer gestos, pero por más que Varsai lo intentó no obtuvo ningún resultado. Sabiéndose incapaz de hacer magia la niña no insistió en esta y se dedicó por completo al tiro con arco en el cual mejoró de forma considerable.
Seguía enseñándole a Kimbra a leer junto a la idrina. Apenas salía del torreón a por comida, no quería encontrarse con las casas que enseñaban imágenes atrayentes.
Cuando Varsai se enteró de las muertes de Maciel se apenó mucho, era cierto que uno de los muertos le había atacado y que con el otro no tenía una relación apenas, pero eso no excluía que habían muerto dos de los pocos que eran en la ciudad. La peor parte no fue enterarse de las muertes, lo peor fue enterarse de que uno de los muertos era un fantasma, fruto casi seguro de un mal ritual de entierro. La varmana se asustó mucho cuando supo ésto, en su tierra a ella le encantaban las historias de terror, pero simplemente porque nunca creyó que le fuese a pasar algo por el estilo, y ahora que pasaba algo así no tenía muy claro como reaccionar.
Pronto pasó un mes y medio, la niña tenía dibujos de todos los habitantes de Letargo y alguno de los de Maciel. Había mejorado considerablemente su puntería y estaba más unida a la mayoría de sus compañeros.
El día que nos ocupa la niña se despertó temprano y bajó a desayunar saludando a los que ya estaban en el salón.
La niña se levantaba cada día temprano y entrenaba, dibujaba, tocaba música o leía el libro de dragones que terminó prácticamente memorizando. El libro se lo prestó a Rasqa y Jace que estaban los dos interesados en él, Varsai comentó con ellos algunas de las cosas más interesantes del libro.
Uno de los días Irianna encontró un hechizo que al parecer era únicamente hacer gestos, pero por más que Varsai lo intentó no obtuvo ningún resultado. Sabiéndose incapaz de hacer magia la niña no insistió en esta y se dedicó por completo al tiro con arco en el cual mejoró de forma considerable.
Seguía enseñándole a Kimbra a leer junto a la idrina. Apenas salía del torreón a por comida, no quería encontrarse con las casas que enseñaban imágenes atrayentes.
Cuando Varsai se enteró de las muertes de Maciel se apenó mucho, era cierto que uno de los muertos le había atacado y que con el otro no tenía una relación apenas, pero eso no excluía que habían muerto dos de los pocos que eran en la ciudad. La peor parte no fue enterarse de las muertes, lo peor fue enterarse de que uno de los muertos era un fantasma, fruto casi seguro de un mal ritual de entierro. La varmana se asustó mucho cuando supo ésto, en su tierra a ella le encantaban las historias de terror, pero simplemente porque nunca creyó que le fuese a pasar algo por el estilo, y ahora que pasaba algo así no tenía muy claro como reaccionar.
Pronto pasó un mes y medio, la niña tenía dibujos de todos los habitantes de Letargo y alguno de los de Maciel. Había mejorado considerablemente su puntería y estaba más unida a la mayoría de sus compañeros.
El día que nos ocupa la niña se despertó temprano y bajó a desayunar saludando a los que ya estaban en el salón.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
13/05/15, 04:08 pm
Roaxen Tenvrai
Desde aquel fatídico día, haria más de un mes ya, todo habia empeorado. Los inútiles e ingenuos lastres de xenoides con los que estaba obligado a convivir habian mordido el anzuelo de la "magia", y se encontraban profusamente practicando y realizando "hechizos". Aunque esceptico al principio, al ver que otros lo ejecutaban sin efectos secundarios más notables que el agotamiento, el capellán se convenció de su autenticidad, pero aun asi no cambio su postura. Seguia creyendo como la única verdad lo que su instinto le decia: Aquello era imposible. Cualquiera de las demás teorias que ya habia tenido que repetir en más de una ocasión eran más plausibles que simple e ingenuamente creer en una "energia mistica" que transformaba el mundo a placer, en mayor o menor medida. Aquello sabia que era una trampa de los secuestradores. Y no seria tan necio como para caer en ella como los demás.
Por lo tanto, se negó si quiera a probar su suerte, pues si de verdad querian tentarle con poderes oscuros, él no se quebraria. Estaba acostumbrado a ello, pero, solo compartiendo el poco tiempo entre los demás que si la practicaban era suficiente como para llevarle a la casi locura. Invocar llamas, atraer objetos, empujar objetos, levitación, curación de heridas. Todo aquello sonaba tan bien, tan poderoso y su sangre xolnita resonaba ante el poder puro.
Sin embargo, sus creencias y valores eran superiores a sus necesidades mundanas,así que cada vez que le colmaba la frustración y la impotencia por no querer tener acceso a semejante poder grababa en la mesa una frase liturgica del Códice Imperial que decia:
Para el pase de casi un mes, ya habia escrito aquella frase cinco veces sobre la mesa en el estudio y en ocasiones, le castañeaban los dientes de la rabia. Finalmente, se dió por vencido, viendo que habia pasado un mes y nada parecia haber cambiado en sus compañeros salvo su obsesión por el dominar más magia, más hechizos. Roaxen habia ido recopilando conocimientos y experiencias de oidas, asi como testimonios visuales de las practicas de los demás y ya se sentia preparado para robar un libro de magia e intentar algo, pero por el momento actuó por debajo del radar y procuró ser su impoluta personalidad habitual. Quizás aquello que le habia molestado más en aquellos días era su compatriota y su trato indolente y pernicioso con los demás del torreón. No podia creerse la mala suerte que tuvo con toda aquella situación. Pronto comenzó a sospechar más profundamente del rubio. ¿Qué se podia esperar de un Intara, después de todo?
La paranoia llegó a tal punto, que Roaxen se habia aislado de todos los demás. Participaba en expediciones tan solo si se enteraba de estas o bien porque le informasen o porque se enterase por su cuenta. No preguntaba. No hablaba. No comia con los demás. Aprendio a cocinar cosas simples a medida de prueba y error y con eso se sustentaba y en base a eso y a sobras se alimentaba, maldiciendo por lo bajo a todos los demás habitantes de aquella ciudad, torreón incluido. En ocasiones, desaparecian utensilios de cocina, así como sartenes y cubiertos prueba de sus fallos al intentar cocinar, y nunca jamás volvian a ser vistos. Se las arreglaba de hacerlos desaparecer y de modificar sus horarios de comidas para que no fuera detectado.
Siguió intentando acostumbrarse a su sable, pero poco podia aplicar del combate mecanizado al combate cuerpo a cuerpo de infanteria.
Siempre iba acompañado por su ballesta, siempre cargada tambien y, aunque no le apuntó a nadie con ella desde hacia tiempo, deseó hacerlo y apretar el gatillo más de una vez.
Se levantó tarde aquella mañana y, como todos los demás dias, permaneció encerrado en su cuarto, hambriento, esperando el momento oportuno para bajar a las cestas a comer.
Desde aquel fatídico día, haria más de un mes ya, todo habia empeorado. Los inútiles e ingenuos lastres de xenoides con los que estaba obligado a convivir habian mordido el anzuelo de la "magia", y se encontraban profusamente practicando y realizando "hechizos". Aunque esceptico al principio, al ver que otros lo ejecutaban sin efectos secundarios más notables que el agotamiento, el capellán se convenció de su autenticidad, pero aun asi no cambio su postura. Seguia creyendo como la única verdad lo que su instinto le decia: Aquello era imposible. Cualquiera de las demás teorias que ya habia tenido que repetir en más de una ocasión eran más plausibles que simple e ingenuamente creer en una "energia mistica" que transformaba el mundo a placer, en mayor o menor medida. Aquello sabia que era una trampa de los secuestradores. Y no seria tan necio como para caer en ella como los demás.
Por lo tanto, se negó si quiera a probar su suerte, pues si de verdad querian tentarle con poderes oscuros, él no se quebraria. Estaba acostumbrado a ello, pero, solo compartiendo el poco tiempo entre los demás que si la practicaban era suficiente como para llevarle a la casi locura. Invocar llamas, atraer objetos, empujar objetos, levitación, curación de heridas. Todo aquello sonaba tan bien, tan poderoso y su sangre xolnita resonaba ante el poder puro.
Sin embargo, sus creencias y valores eran superiores a sus necesidades mundanas,así que cada vez que le colmaba la frustración y la impotencia por no querer tener acceso a semejante poder grababa en la mesa una frase liturgica del Códice Imperial que decia:
Beatus escribió:♚ La Fe y el Acero nos hacen libres.
Para el pase de casi un mes, ya habia escrito aquella frase cinco veces sobre la mesa en el estudio y en ocasiones, le castañeaban los dientes de la rabia. Finalmente, se dió por vencido, viendo que habia pasado un mes y nada parecia haber cambiado en sus compañeros salvo su obsesión por el dominar más magia, más hechizos. Roaxen habia ido recopilando conocimientos y experiencias de oidas, asi como testimonios visuales de las practicas de los demás y ya se sentia preparado para robar un libro de magia e intentar algo, pero por el momento actuó por debajo del radar y procuró ser su impoluta personalidad habitual. Quizás aquello que le habia molestado más en aquellos días era su compatriota y su trato indolente y pernicioso con los demás del torreón. No podia creerse la mala suerte que tuvo con toda aquella situación. Pronto comenzó a sospechar más profundamente del rubio. ¿Qué se podia esperar de un Intara, después de todo?
La paranoia llegó a tal punto, que Roaxen se habia aislado de todos los demás. Participaba en expediciones tan solo si se enteraba de estas o bien porque le informasen o porque se enterase por su cuenta. No preguntaba. No hablaba. No comia con los demás. Aprendio a cocinar cosas simples a medida de prueba y error y con eso se sustentaba y en base a eso y a sobras se alimentaba, maldiciendo por lo bajo a todos los demás habitantes de aquella ciudad, torreón incluido. En ocasiones, desaparecian utensilios de cocina, así como sartenes y cubiertos prueba de sus fallos al intentar cocinar, y nunca jamás volvian a ser vistos. Se las arreglaba de hacerlos desaparecer y de modificar sus horarios de comidas para que no fuera detectado.
Siguió intentando acostumbrarse a su sable, pero poco podia aplicar del combate mecanizado al combate cuerpo a cuerpo de infanteria.
Siempre iba acompañado por su ballesta, siempre cargada tambien y, aunque no le apuntó a nadie con ella desde hacia tiempo, deseó hacerlo y apretar el gatillo más de una vez.
Se levantó tarde aquella mañana y, como todos los demás dias, permaneció encerrado en su cuarto, hambriento, esperando el momento oportuno para bajar a las cestas a comer.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
14/05/15, 07:50 pm
Me coge desprevenida la ocurrencia del parquio, hubiese sonreído si no tuviera que haberme visto obligada a explicar lo que quería decir en voz alta. No tendría que haberlo escuchado nadie, por un momento surge la idea de usar la mentira y engañarlos inventando cualquier estupidez, pero recuerdo a tiempo que también convivo con humanos.
-Pues... es una expresión que usamos en la Tierra. Un tele diario es...- tartamudeo confusa- como una especie de informe que dura bastante poco. Pero...¡No lo decía con mala intención¡- aclaro al tiempo que enrojezco como una cereza.
El resto del día me lo pasé sin hacer a penas nada, tumbada en el sofá con un ligero aturdimiento y cansancio en el cuerpo, parecía ser verdad, nos encontrábamos cansadas, aún resultaba extraño que solo las chicas pudiesen realizar magia, aunque aún había gente que no había probado, De momento la sensación de poder realizarlo por mí misma es suficiente. Todo un lujo el día.
Se me pasó corriendo, los días pasaban sin que te dieras cuenta. Cuando lo pensé, había pasado un mes y medio desde que dejé la Tierra. Un mes y medio, demasiado y poco para lo que queda.
No ha sido bueno, no ha sido fantástico y maravilloso como me relataron esa noche, para qué mentirme, pero tampoco ha sido malo, no lo ha sido. Me ha costado adaptarme a vivir en otro planeta y lejos de mi hermana, sobre todo me ha sido muy difícil encajar en el torreón, pero, poco a poco lo voy sobrellevando.
No pondría mi vida en sus manos, ni por asomo, pero si tengo la certeza de no hay motivo para desconfiar de ellos, he aprendido a aceptarlo, cada día es un paso más hacia adelante en la relación que mantenemos, algunos más que otros, es cierto, pero por lo general no he tenido ningún problema más de incomodidad. Puedo dormir con tranquilidad sabiendo que no van a asesinarme mientras duermo. Un gran logro.
¡Y además está la magia¡. ¡La bendita Magia¡. Aquel milagro que me ha sido concedido de crear.
Durante todo el mes he puesto esfuerzo en intentar realizar más hechizos, practicarlos con más frecuencia, algunas veces con la ayuda de Irianna, una fantástica maestra, otras, repitiendo yo misma los ejercicios impuestos por mí. Había conseguido realizar un par más, no era una cantidad excesiva, pero me encanta hacerlos incluso cuando estoy sola. Incluso me he creado una especie de diarios de anotaciones, donde tengo escrito con ilusión los hechizos aprendidos, algo secreto, por supuesto.
Los primeros días había creído que se trataba de algo fácil, pero estaba totalmente equivocada, no es demasiado difícil realizarlos una vez aprendidos, lo verdaderamente complicado era descifrarlos, o probar hasta que te salga por primera vez, es sin duda mi parte favorita, la espera de la ejecución del hechizo, esas mariposas inquietas revoleando en círculos en el estómago con unas ansias impresionantes por saber si serás capaz, algunas veces lo consigues y otras no, pero merece la pena espera hasta que el “entrenamiento” da sus frutos.
En todo este tiempo, había descubierto también que mi capacidad me marcaba un límite, solo los hechizos más fáciles del libro era los que estábamos manejando, los más difíciles se nos resistían.
Pero mi mente no era la única que marcaba reglas rígidas, mi cuerpo no se quedaba atrás y actuaba como respuesta, enseguida el cansancio actuaba, te empezabas a encontrar fatigada o puede que mareada. Y, por más que quisieras, no podía continuar. Aún debo averiguar la razón, es uno de los últimos descubrimientos que he hecho, junto con que no sale ninguna luna cada mes, un ciclo lunar diferente, esa frías noche me asomé al balcón y comprobé con desilusión que no salía nada, y que Doce tampoco vendría a rescatarnos. Tras media hora descifrando entre la suciedad de las paredes del torreón, dislumbré la frase al completo, no se trataba más que de un mero mensaje entre otros antiguos habitantes del torreón, o algo parecido, en cierto modo me hizo enfadarme aún más con Doce.
Todo iba bien, parecía ir recuperando un poco más la confianza en mí misma, incluso me permití levantar la cabeza con prepotencia si me cruzaba con Roaxen, todo, ante su nuevo y cansino comportamiento. Yo parecía más feliz...¡Demonios era más feliz¡. Incluso noté un par de quilos más estos días atrás, había comido Todos Los Días y Comida Deliciosa, un lujo antes inaccesible, y, no quiero admitirlo, aún me cuesta hacerlo en mi cabeza, pero me confié. Esa es la palabra, me confíe, no como para saber que estaba fuera de mi hogar, pero sí como para pensar que estábamos a salvo. Un error que lamentaría más tarde
Es cierto que habíamos salido fuera para coger la comida necesaria para todos, pero no habíamos sufrido ningún ataque desde lo del escarabajo, y en cierto modo, lo olvidé. Al no ver el peligro de cerca, no le di más vueltas a ello. Ojos que no ven, Corazón que no siente.
Me sentó como una jarra de agua fría en la nunca y en invierno, cuando los macieleros nos contaron la noticia no lo creí al principio, pero al mirarles a los ojos lo comprendí. Era verdad, Tesón había muerto, y de una manera estúpida además. No lloré, no me encerré en mi habitación, pero no comí a penas durante dos días. Había sido como cuando te enteras de la muerte de un vecino, que eso era precisamente él. Una sensación de frío y malestar, sentí tristeza por él, pero aún me asusté mucho más por lo sucedido en sí. Una muerte.
Un enorme barranco lleno de gusanos dispuestos a alimentarse de tus huesos, un insecto gigante rondando por la ciudad con sed de niños, y a saber que más peligros. Y resulta que Tesón...¡Muere ahogado en un pozo, en un puñetero y oscuro pozo¡ ¡¿¿Acaso no erá irónico, no se trataba de un chiste??¡. No podía echarles la culpa a los de Maciel, nadie pensaría jamás que la muerte fuese a abrazar a alguien de esa forma.
Pero eso no era lo mejor, la sorpresa fue después. Ahora, resulta, que si mueres en la ciudad, te conviertes en un maldito fantasma, en un espectro, eso costó creérselo más. Es siniestro y oscuro, no sé que haría si me cruzara con él, probablemente, muriera de un infarto.
Lo de Armonía lo llevé mejor, se venía venir. Una vez comunicaron que la enfermedad había acabado con su vida mis sentimientos hacia ella se aclararon.
No me alegré, jamás lo haría por la muerte de uno de los nuestros.
No me provocó tristeza, jamás lo haría por una presunta asesina.
Me fue indiferente, eso es todo.
Ella en cambio tuvo más suerte, no siguió el mismo camino que Tesón, no merecía descansar en paz.
Concentré mis fuerzas en seguir adelante, y así lo hice, conseguí entregarles el libro de botánica a Sekk y Kimbra, por si les interesaba buscar entre sus hojas algo de utilidad, actualmente desconozco su paradero y si está siendo bien usado, pero de momento está mejor en sus manos que en las mías.
Tenía un fuerte pilar en el torreón, y era el holandés Devoss, aquel muchacho rubio que también sabía entablar conversaciones conmigo, pero no fue el único.
Durante los días de pánico por las consecutivas muertes se me iluminó la mente con varias ideas, una de ellas era entrenar para hacerme más fuerte, Sekk lo hacía. ¿Por qué no?.
Las dagas habían sido mi arma escogida de momento, pero también lo fueron las del otro humano, Jace. Habíamos decidido entrenar juntos, a ambos nos parecía bien la idea después de descubrir que teníamos en común nuestra elección de la armería.
Al principio me mostré seria, rígida, más por naturalidad que por aparentar. Yo golpeaba a un muñeco destartalado que se encontraba en la sala de entrenamiento, intentaba combinar diferentes tipos de corte para darle más realismo a la lucha simulada contra el objeto, pero eso había sido algo individual por mi parte. Lo que había entrenado con él había sido muy sencillo, habíamos intentado desarmarnos el uno al otro en varias ocasiones, con sumo cuidado para no hacernos daños y lamentarnos después, casi siempre era yo la que probaba el suelo con la cara o perdía el arma, mi torpeza era palpable, parece que la habilidad de la magia se me da mucho mayor. ¡Pero hubo una sola vez en la que salí victoriosa a pesar de su fuerza¡. Fue suficiente como para alegrarme ese día, pero no tenía un velo en los ojos, y sabía perfectamente que él lo hacía mucho mejor.
Me daba la impresión de que Jace progresaba con mayor facilidad que yo, en cierto modo eso me desanimaba, había sido y soy aún muy torpe con el arma, pero al menos cada día me cansaba un poquitín menos. Además, me marcaba algunos abdominales de vez en cuando con Devoss.
Noté con tristeza un ligero cambio de actitud en Jace, no sabía que le ocurría ni que cruzaba su mente, supongo que estaría relacionado con las últimas desgracias macieleras, pero no había dejado de ser el mismo, me había arrancado alguna que otra risa en los entrenamientos con sus ocurrencias.
¿Y por qué no decirlo?. Me había hecho más ameno el esfuerzo físico.
Y aquí estoy, con una sudadera de chico anaranjada, y unos pequeños pantalones grisáceos.
Desciendo las escaleras y le saludo con la mano a Rasqa mientras este vuela por el aire, había notado su pequeña metamorfosis estos últimos días.
Al fin llego abajo.
-Buenos días. -pronuncio.
-Pues... es una expresión que usamos en la Tierra. Un tele diario es...- tartamudeo confusa- como una especie de informe que dura bastante poco. Pero...¡No lo decía con mala intención¡- aclaro al tiempo que enrojezco como una cereza.
El resto del día me lo pasé sin hacer a penas nada, tumbada en el sofá con un ligero aturdimiento y cansancio en el cuerpo, parecía ser verdad, nos encontrábamos cansadas, aún resultaba extraño que solo las chicas pudiesen realizar magia, aunque aún había gente que no había probado, De momento la sensación de poder realizarlo por mí misma es suficiente. Todo un lujo el día.
Se me pasó corriendo, los días pasaban sin que te dieras cuenta. Cuando lo pensé, había pasado un mes y medio desde que dejé la Tierra. Un mes y medio, demasiado y poco para lo que queda.
No ha sido bueno, no ha sido fantástico y maravilloso como me relataron esa noche, para qué mentirme, pero tampoco ha sido malo, no lo ha sido. Me ha costado adaptarme a vivir en otro planeta y lejos de mi hermana, sobre todo me ha sido muy difícil encajar en el torreón, pero, poco a poco lo voy sobrellevando.
No pondría mi vida en sus manos, ni por asomo, pero si tengo la certeza de no hay motivo para desconfiar de ellos, he aprendido a aceptarlo, cada día es un paso más hacia adelante en la relación que mantenemos, algunos más que otros, es cierto, pero por lo general no he tenido ningún problema más de incomodidad. Puedo dormir con tranquilidad sabiendo que no van a asesinarme mientras duermo. Un gran logro.
¡Y además está la magia¡. ¡La bendita Magia¡. Aquel milagro que me ha sido concedido de crear.
Durante todo el mes he puesto esfuerzo en intentar realizar más hechizos, practicarlos con más frecuencia, algunas veces con la ayuda de Irianna, una fantástica maestra, otras, repitiendo yo misma los ejercicios impuestos por mí. Había conseguido realizar un par más, no era una cantidad excesiva, pero me encanta hacerlos incluso cuando estoy sola. Incluso me he creado una especie de diarios de anotaciones, donde tengo escrito con ilusión los hechizos aprendidos, algo secreto, por supuesto.
Los primeros días había creído que se trataba de algo fácil, pero estaba totalmente equivocada, no es demasiado difícil realizarlos una vez aprendidos, lo verdaderamente complicado era descifrarlos, o probar hasta que te salga por primera vez, es sin duda mi parte favorita, la espera de la ejecución del hechizo, esas mariposas inquietas revoleando en círculos en el estómago con unas ansias impresionantes por saber si serás capaz, algunas veces lo consigues y otras no, pero merece la pena espera hasta que el “entrenamiento” da sus frutos.
En todo este tiempo, había descubierto también que mi capacidad me marcaba un límite, solo los hechizos más fáciles del libro era los que estábamos manejando, los más difíciles se nos resistían.
Pero mi mente no era la única que marcaba reglas rígidas, mi cuerpo no se quedaba atrás y actuaba como respuesta, enseguida el cansancio actuaba, te empezabas a encontrar fatigada o puede que mareada. Y, por más que quisieras, no podía continuar. Aún debo averiguar la razón, es uno de los últimos descubrimientos que he hecho, junto con que no sale ninguna luna cada mes, un ciclo lunar diferente, esa frías noche me asomé al balcón y comprobé con desilusión que no salía nada, y que Doce tampoco vendría a rescatarnos. Tras media hora descifrando entre la suciedad de las paredes del torreón, dislumbré la frase al completo, no se trataba más que de un mero mensaje entre otros antiguos habitantes del torreón, o algo parecido, en cierto modo me hizo enfadarme aún más con Doce.
Todo iba bien, parecía ir recuperando un poco más la confianza en mí misma, incluso me permití levantar la cabeza con prepotencia si me cruzaba con Roaxen, todo, ante su nuevo y cansino comportamiento. Yo parecía más feliz...¡Demonios era más feliz¡. Incluso noté un par de quilos más estos días atrás, había comido Todos Los Días y Comida Deliciosa, un lujo antes inaccesible, y, no quiero admitirlo, aún me cuesta hacerlo en mi cabeza, pero me confié. Esa es la palabra, me confíe, no como para saber que estaba fuera de mi hogar, pero sí como para pensar que estábamos a salvo. Un error que lamentaría más tarde
Es cierto que habíamos salido fuera para coger la comida necesaria para todos, pero no habíamos sufrido ningún ataque desde lo del escarabajo, y en cierto modo, lo olvidé. Al no ver el peligro de cerca, no le di más vueltas a ello. Ojos que no ven, Corazón que no siente.
Me sentó como una jarra de agua fría en la nunca y en invierno, cuando los macieleros nos contaron la noticia no lo creí al principio, pero al mirarles a los ojos lo comprendí. Era verdad, Tesón había muerto, y de una manera estúpida además. No lloré, no me encerré en mi habitación, pero no comí a penas durante dos días. Había sido como cuando te enteras de la muerte de un vecino, que eso era precisamente él. Una sensación de frío y malestar, sentí tristeza por él, pero aún me asusté mucho más por lo sucedido en sí. Una muerte.
Un enorme barranco lleno de gusanos dispuestos a alimentarse de tus huesos, un insecto gigante rondando por la ciudad con sed de niños, y a saber que más peligros. Y resulta que Tesón...¡Muere ahogado en un pozo, en un puñetero y oscuro pozo¡ ¡¿¿Acaso no erá irónico, no se trataba de un chiste??¡. No podía echarles la culpa a los de Maciel, nadie pensaría jamás que la muerte fuese a abrazar a alguien de esa forma.
Pero eso no era lo mejor, la sorpresa fue después. Ahora, resulta, que si mueres en la ciudad, te conviertes en un maldito fantasma, en un espectro, eso costó creérselo más. Es siniestro y oscuro, no sé que haría si me cruzara con él, probablemente, muriera de un infarto.
Lo de Armonía lo llevé mejor, se venía venir. Una vez comunicaron que la enfermedad había acabado con su vida mis sentimientos hacia ella se aclararon.
No me alegré, jamás lo haría por la muerte de uno de los nuestros.
No me provocó tristeza, jamás lo haría por una presunta asesina.
Me fue indiferente, eso es todo.
Ella en cambio tuvo más suerte, no siguió el mismo camino que Tesón, no merecía descansar en paz.
Concentré mis fuerzas en seguir adelante, y así lo hice, conseguí entregarles el libro de botánica a Sekk y Kimbra, por si les interesaba buscar entre sus hojas algo de utilidad, actualmente desconozco su paradero y si está siendo bien usado, pero de momento está mejor en sus manos que en las mías.
Tenía un fuerte pilar en el torreón, y era el holandés Devoss, aquel muchacho rubio que también sabía entablar conversaciones conmigo, pero no fue el único.
Durante los días de pánico por las consecutivas muertes se me iluminó la mente con varias ideas, una de ellas era entrenar para hacerme más fuerte, Sekk lo hacía. ¿Por qué no?.
Las dagas habían sido mi arma escogida de momento, pero también lo fueron las del otro humano, Jace. Habíamos decidido entrenar juntos, a ambos nos parecía bien la idea después de descubrir que teníamos en común nuestra elección de la armería.
Al principio me mostré seria, rígida, más por naturalidad que por aparentar. Yo golpeaba a un muñeco destartalado que se encontraba en la sala de entrenamiento, intentaba combinar diferentes tipos de corte para darle más realismo a la lucha simulada contra el objeto, pero eso había sido algo individual por mi parte. Lo que había entrenado con él había sido muy sencillo, habíamos intentado desarmarnos el uno al otro en varias ocasiones, con sumo cuidado para no hacernos daños y lamentarnos después, casi siempre era yo la que probaba el suelo con la cara o perdía el arma, mi torpeza era palpable, parece que la habilidad de la magia se me da mucho mayor. ¡Pero hubo una sola vez en la que salí victoriosa a pesar de su fuerza¡. Fue suficiente como para alegrarme ese día, pero no tenía un velo en los ojos, y sabía perfectamente que él lo hacía mucho mejor.
Me daba la impresión de que Jace progresaba con mayor facilidad que yo, en cierto modo eso me desanimaba, había sido y soy aún muy torpe con el arma, pero al menos cada día me cansaba un poquitín menos. Además, me marcaba algunos abdominales de vez en cuando con Devoss.
Noté con tristeza un ligero cambio de actitud en Jace, no sabía que le ocurría ni que cruzaba su mente, supongo que estaría relacionado con las últimas desgracias macieleras, pero no había dejado de ser el mismo, me había arrancado alguna que otra risa en los entrenamientos con sus ocurrencias.
¿Y por qué no decirlo?. Me había hecho más ameno el esfuerzo físico.
Y aquí estoy, con una sudadera de chico anaranjada, y unos pequeños pantalones grisáceos.
Desciendo las escaleras y le saludo con la mano a Rasqa mientras este vuela por el aire, había notado su pequeña metamorfosis estos últimos días.
Al fin llego abajo.
-Buenos días. -pronuncio.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
15/05/15, 05:46 am
Progresos. La palabra que hubiese empleado Irianna para definir aquel mes y medio en el que se empleó a fondo en mejorar abarcaba más de un ámbito y a más personas que ella misma. Kimbra progresó con la lectura lo suficiente como para poder dar el siguiente paso: enseñarle a escribir. E, incluso más importante aunque la idrina tuvo que auto-convencerse en un breve debate mental consigo misma que debía reordenar las prioridades al respecto, la hija de lunas comenzó a dar su opinión con más frecuencia. La lacustre se aseguraba, además, de instarle a que tomase decisiones, aunque no lo hizo en demasiadas ocasiones pues a la krabelinense todavía se la notaba fuera de su elemento dando una opinión por muy inocua que esta fuera. Por ello, ya que además había sido ella quien le había dado el empujón en aquella dirección, Irianna se aseguraba de que no había opinión de Kimbra que no comentase, intentando transmitirle continuamente la idea de que lo que tenía que decir sí era importante.
Los magos también había hecho progresos e Irianna hacía las veces de maestra para cada vez más personas, incluido Sigrún. Un día le había pedido que le explicase cómo hacer el hechizo de llama y la idrina se alegró de descubrir que había otra persona más en el torreón con capacidad para realizarla. Con los días había empezado a resultar evidente que estaba vedada a algunos por algún motivo que escapaba por completo a su comprensión. O tal vez los que sí habían podido llevarla a cabo tenían alguna clase de talento natural para ella, como quien lo tiene para componer música o pintar un cuadro. Al principio había creído que esa posibilidad podría resultar plausible debido al componente gestual de la hechicería, dado que ella misma parecía contarse entre los que tenían más facilidad de todos y sin duda su especie era la más ducha en cuanto la precisión con los gestos. No obstante, descartó la idea cuando comprobó que Varsai no era capaz de llevar a cabo un hechizo que carecía de componente verbal, ya que la balera también contaba con facilidad para gesticular debido a su condición de muda. La lacustre tan solo podía especular al respecto, aunque ello era una fuente de inspiración nada desdeñable, y enseguida decidió emplearse a fondo con el grimorio al comprobar que la magia acudía a ella con más facilidad que a la mayoría. Había encontrado dos excepciones, no obstante y, aunque Sigrún no practicaba tanto como ella, sí le pedía que le enseñase todos los hechizos que ella misma había aprendido y enseguida vio que el humano era capaz de aprender tan rápido como ella. La lacustre le ayudó en todo lo que le pidió al respecto e incluso en alguna ocasión le preguntó si podía probar a realizar un hechizo que no le salía por más veces que lo intentaba, pero en esas ocasiones el albino tampoco tenía éxito.
Después estaba Ziack. El enderth continuaba retraído, la chica podía leer en él, a veces con claridad, que no se fiaba de ellos. Trató de transmitirle seguridad, aproximándose a él sin agobiarlo para intentar que empezase a verlos de otra forma, y finalmente consiguió captar su atención con la magia. Descubrió que el ave no podía mover un brazo, por tanto buscó hechizos que solo requiriesen el uso de una única mano para llevarse a cabo y animó a Ziack a tratar de realizarlos. Le sorprendió la facilidad con la que el enderth comenzó a realizarlos una vez aprendió los pasos. Había pocos hechizos que el ave podía realizar debido a su limitación, pero todos ellos parecían volar con énfasis desde las puntas de sus dedos, además de que el chico afirmaba que no sufría demasiado cansancio al llevarlos a cabo. Irianna sintió una punzada de admiración y también de lástima: tal vez el enderth fuese el más talentoso de todos ellos pero no podían comprobarlo ni convertirlo en algo útil. No obstante, las ocasiones que se sentó junto al ave para mostrarle un nuevo hechizo, la idrina podía sentir su entusiasmo y hacia el término de aquel mes y medio se alegraba de notar que el enderth parecía sentirse algo más cómodo en el torreón Letargo.
Sí, ya había transcurrido mes y medio. La lacustre había estado tan ocupada que incluso se sorprendió del paso del tiempo. Si le hubiesen preguntado, habría apostado que las semanas en Rocavarancolia se le iban a hacer el doble de largas que las idrinas, pero no era así. Lo cierto era que haber podido alejarse de él en conjunción con que no había tenido tiempo de aburrirse, habían conseguido un efecto positivo en aquella dirección. Irianna no estaba completamente libre del fantasma de Veril y la pesadilla de la que se había despertado gritando hacía ya más de un mes no fue la última, aunque sí la más vívida. A veces no recordaba sus sueños, pero se despertaba con los ojos húmedos, que se apresuraba a secar con la manga del pijama evitando darle vueltas. Procuraba mantenerse ocupada desde que se levantaba para no pensar en él, en la ponzoñosa presencia que todavía era el idrino en su mente. Al menos había podido dejar de ser incapaz de encontrarse en presencia de Jace sin tener que ocultar el terrible malestar que le producía, relegando aquel episodio concreto al olvido y el humano volviendo a convertirse en “uno más”. Uno más quien, por cierto, se le notaba más desanimado que al principio. Irianna se debatía entre si debía preguntarle si se encontraba bien, pero sentía que tal vez podría estar metiéndose donde no la llamaban. Si continuaba así probablemente trataría de preguntarle al respecto aunque le costase.
El que sí era un auténtico fantasma, o al menos así lo habían descrito los compañeros de Maciel era Tesón. La siguiente ocasión en la que se reunieron con el otro grupo estos llegaron cargados de malas noticias: ambos roquenses habían fallecido. La idrina no supo qué decir, aunque pensó que desgraciadamente Rasqa había tenido razón aquella mañana al afirmar que a Armonía le quedaban dos soles. Ni siquiera llegó a darles el pésame a sus compañeros, porque la explicación sobre la muerte del otro roquense los dejó a todos boquiabiertos y sin palabras. Al parecer el alma de Tesón seguía “viva” de alguna manera y había salido flotando de su cuerpo. Lo habían descrito como transparente e intangible, de hecho la idrina asoció inmediatamente el estado del roquense con dos hechizos que había visto en el libro, pero no había duda alguna por cómo habían relatado los de Maciel el suceso en el pozo. Tesón no podía no estar muerto y, sin embargo, parecía sacado de las historias de supersticiones idrina sobre los reflejados que llegaban al mundo desde el Reflejo cuando su equivalente moría en Idris.
A pesar de ello, la escritora encontró una buena fuente de inspiración en todo lo que había pasado y, cuando sus otras ocupaciones en el torreón se lo permitía, se enfrascaba en la escritura de un relato que había comenzado a idear inspirándose en lo que estaban viviendo. Era como un reto para ella, ya que su situación en Rocavarancolia superaba a cualquier ficción y no era sencillo desarrollar una historia diferente pero igualmente interesante a partir de aquella premisa. Le gustaba escribir escuchando de fondo a Varsai tocando su flauta, aunque observar a la varmana con su instrumento hacía que sintiese nostalgia de su propio violín, olvidado en su casa en Idris y el cual no creía que volvería a ver nunca más. También le resultaba interesante e inspirador sentarse a escuchar a Sekkeh relatar alguna historia. El intara tenía buena voz para ello y la idrina no rechazó ninguna de las ocasiones en las que el ulterano se ofreció a entretenerlos de aquella forma.
Aun así, y aunque seguía cocinando con su ayuda, su relación con el chico no varió mucho desde el día que habían descubierto la magia. Lo mismo sucedía con el resto de sus compañeros masculinos, incluido Roaxen al que decidió tratar de ignorar en la medida de lo posible. No sabía a qué se dedicaba el capellán encerrado durante tantas horas ni quería saberlo. A la idrina le preocupaba que se notase el hecho de que siempre pasaba más tiempo con cualquiera de las chicas del torreón que con los chicos, aunque pasaba más tiempo con Kimbra y Varsai que el resto como había hecho desde el principio y creía que podría justificar que sencillamente se sentía más apegada a ellas dos en particular sin que nadie lo viese extraño.
Y ella también había hecho progresos, tanto en el ámbito de lo esotérico como en lo físico. Respecto a este último, su puntería con el arco había mejorado notablemente al término del mes y medio y la idrina ya se sentía cómoda saliendo con el arco y el carcaj a su espalda, sintiendo que a partir de entonces el peso que le añadía se compensaba con su habilidad para manejarlo, al contrario de lo que sucedía hasta apenas unas semanas antes. No obstante y tras observar como algunos de sus compañeros practicaban combate cuerpo a cuerpo, la idrina acabó tomando la decisión de que quería entrenarse también de aquella manera. Tardó en decidirse siquiera en pedirle a alguien que le enseñase y seguía sintiéndose muy torpe con un arma de corta distancia en las manos, pero finalmente encontró lo que le pareció más adecuado para ella: aprendería a defenderse con su propio cuerpo, y en caso de que volviese a haber un incidente similar al ocurrido entre Armonía y Varsai, podría reaccionar a tiempo tal y como lo había hecho Sekkeh. El intara, de hecho, fue quien se convirtió finalmente en su maestro de artes marciales y para el final del mes y medio Irianna llevaba alrededor de una semana practicando combate básico con su ayuda. No había hecho muchos progresos, pero al menos ya sabía mantener la postura de guardia y cómo pegar puñetazos eficazmente de forma aproximada.
No hubiera podido empezar mucho antes con su entrenamiento, de todas formas, pues al principio hacer magia drenaba su energía de forma alarmante. Por suerte, y aunque los días que llevaba a cabo varios hechizos continuaba resultando agotador, esta situación no se mantuvo estable y parecía que con el paso del tiempo cada vez se cansaba con menos facilidad, además de haber aprendido a no utilizar demasiados hechizos sin descanso entre uno y otro. Había encontrado el hechizo descrito por Kimbra que había utilizado su cosechadora: levitación. Enseguida descubrió que “volar” no iba a ser tan sencillo ya que, aunque comprobó que podía aplicárselo a sí misma, no fue capaz de alzarse durante más de un breve instante sin perder el control del hechizo en sus primeros intentos. Sintiéndose estúpida por pretender abarcar demasiado desde el principio, se resignó a comenzar practicándolo con objetos poco pesados como su pluma de escritura, su cuaderno y paulatinamente tratar de elevar cosas de cada vez mayor peso hasta finalmente conseguir la proeza de manejarse a sí misma en medio del aire. La primera vez que logró mantenerse durante un buen rato en el aire y desplazarse por él, a la idrina se le escapó una escandalosa carcajada de diversión de la que enseguida se avergonzó. Era una sensación nueva y, aun en su torpeza inicial, la hacía sentirse poderosa por un instante. El comprobar sus progresos con aquel hechizo le habían hecho mantener una actitud positiva hacia aquellos que aún no dominaba o que simplemente era incapaz de llevar a cabo: todo apuntaba a que la práctica hacía al maestro. No tardó en comprobar que esto no era realmente así con aquellos hechizos que se le resistían por completo, pero no dejó que ello le impidiese mejorar con los que sí podía hacer. Aprendió a conjurar un hechizo de protección que no parecía ser muy eficaz pero que era mejor que nada, dos de los hechizos con aplicaciones curativas que fue capaz de emplear sin riesgo a cometer un error garrafal y, finalmente, su segundo hechizo preferido tras la levitación: el térmico. Gracias a él se habían acabado los baños con agua congelada y la lacustre casi no podía creérselo la primera vez que pudo volver a bañarse en agua caliente: prácticamente había olvidado lo agradable que era sumergirse en el agua tibia y olvidar las preocupaciones durante unos minutos.
Aquella mañana se disponía a practicar un nuevo sortilegio tras el desayuno, uno que parecía servir para impulsar algo o alguien y que parecía tener numerosas aplicaciones prácticas. Salió primero, no obstante, a refrescar su cara en el pozo conteniendo un breve bostezo. Rasqa se encontraba ya en el patio llevando a cabo lo que suponía que era su régimen matutino para ejercitar sus alas o algo por el estilo y no pudo evitar pararse unos instantes a observarlo. El dragoncillo ya prácticamente no podía ser calificado como tal: él también había hecho progresos en aquel tiempo y algunos de ellos implicaban el haber aumentado de tamaño. Aunque no era lo único que había cambiado en su apariencia.
—Buenos días, Rasqa. Admiro tu energía por las mañanas —le dijo esbozando una sonrisa—. ¿Siempre os cambian de color las escamas? —preguntó con curiosidad.
Había intercambiado algunos aspectos de sus respectivos mundos con el reptil durante aquel tiempo, ya que ambos parecían compartir una curiosidad desmedida, pero le había llamado la atención el paulatino cambio de color en las escamas del parqio, las cuales comenzaban a adquirir un tono más bonito y singular, o al menos eso le parecía a ella.
Los magos también había hecho progresos e Irianna hacía las veces de maestra para cada vez más personas, incluido Sigrún. Un día le había pedido que le explicase cómo hacer el hechizo de llama y la idrina se alegró de descubrir que había otra persona más en el torreón con capacidad para realizarla. Con los días había empezado a resultar evidente que estaba vedada a algunos por algún motivo que escapaba por completo a su comprensión. O tal vez los que sí habían podido llevarla a cabo tenían alguna clase de talento natural para ella, como quien lo tiene para componer música o pintar un cuadro. Al principio había creído que esa posibilidad podría resultar plausible debido al componente gestual de la hechicería, dado que ella misma parecía contarse entre los que tenían más facilidad de todos y sin duda su especie era la más ducha en cuanto la precisión con los gestos. No obstante, descartó la idea cuando comprobó que Varsai no era capaz de llevar a cabo un hechizo que carecía de componente verbal, ya que la balera también contaba con facilidad para gesticular debido a su condición de muda. La lacustre tan solo podía especular al respecto, aunque ello era una fuente de inspiración nada desdeñable, y enseguida decidió emplearse a fondo con el grimorio al comprobar que la magia acudía a ella con más facilidad que a la mayoría. Había encontrado dos excepciones, no obstante y, aunque Sigrún no practicaba tanto como ella, sí le pedía que le enseñase todos los hechizos que ella misma había aprendido y enseguida vio que el humano era capaz de aprender tan rápido como ella. La lacustre le ayudó en todo lo que le pidió al respecto e incluso en alguna ocasión le preguntó si podía probar a realizar un hechizo que no le salía por más veces que lo intentaba, pero en esas ocasiones el albino tampoco tenía éxito.
Después estaba Ziack. El enderth continuaba retraído, la chica podía leer en él, a veces con claridad, que no se fiaba de ellos. Trató de transmitirle seguridad, aproximándose a él sin agobiarlo para intentar que empezase a verlos de otra forma, y finalmente consiguió captar su atención con la magia. Descubrió que el ave no podía mover un brazo, por tanto buscó hechizos que solo requiriesen el uso de una única mano para llevarse a cabo y animó a Ziack a tratar de realizarlos. Le sorprendió la facilidad con la que el enderth comenzó a realizarlos una vez aprendió los pasos. Había pocos hechizos que el ave podía realizar debido a su limitación, pero todos ellos parecían volar con énfasis desde las puntas de sus dedos, además de que el chico afirmaba que no sufría demasiado cansancio al llevarlos a cabo. Irianna sintió una punzada de admiración y también de lástima: tal vez el enderth fuese el más talentoso de todos ellos pero no podían comprobarlo ni convertirlo en algo útil. No obstante, las ocasiones que se sentó junto al ave para mostrarle un nuevo hechizo, la idrina podía sentir su entusiasmo y hacia el término de aquel mes y medio se alegraba de notar que el enderth parecía sentirse algo más cómodo en el torreón Letargo.
Sí, ya había transcurrido mes y medio. La lacustre había estado tan ocupada que incluso se sorprendió del paso del tiempo. Si le hubiesen preguntado, habría apostado que las semanas en Rocavarancolia se le iban a hacer el doble de largas que las idrinas, pero no era así. Lo cierto era que haber podido alejarse de él en conjunción con que no había tenido tiempo de aburrirse, habían conseguido un efecto positivo en aquella dirección. Irianna no estaba completamente libre del fantasma de Veril y la pesadilla de la que se había despertado gritando hacía ya más de un mes no fue la última, aunque sí la más vívida. A veces no recordaba sus sueños, pero se despertaba con los ojos húmedos, que se apresuraba a secar con la manga del pijama evitando darle vueltas. Procuraba mantenerse ocupada desde que se levantaba para no pensar en él, en la ponzoñosa presencia que todavía era el idrino en su mente. Al menos había podido dejar de ser incapaz de encontrarse en presencia de Jace sin tener que ocultar el terrible malestar que le producía, relegando aquel episodio concreto al olvido y el humano volviendo a convertirse en “uno más”. Uno más quien, por cierto, se le notaba más desanimado que al principio. Irianna se debatía entre si debía preguntarle si se encontraba bien, pero sentía que tal vez podría estar metiéndose donde no la llamaban. Si continuaba así probablemente trataría de preguntarle al respecto aunque le costase.
El que sí era un auténtico fantasma, o al menos así lo habían descrito los compañeros de Maciel era Tesón. La siguiente ocasión en la que se reunieron con el otro grupo estos llegaron cargados de malas noticias: ambos roquenses habían fallecido. La idrina no supo qué decir, aunque pensó que desgraciadamente Rasqa había tenido razón aquella mañana al afirmar que a Armonía le quedaban dos soles. Ni siquiera llegó a darles el pésame a sus compañeros, porque la explicación sobre la muerte del otro roquense los dejó a todos boquiabiertos y sin palabras. Al parecer el alma de Tesón seguía “viva” de alguna manera y había salido flotando de su cuerpo. Lo habían descrito como transparente e intangible, de hecho la idrina asoció inmediatamente el estado del roquense con dos hechizos que había visto en el libro, pero no había duda alguna por cómo habían relatado los de Maciel el suceso en el pozo. Tesón no podía no estar muerto y, sin embargo, parecía sacado de las historias de supersticiones idrina sobre los reflejados que llegaban al mundo desde el Reflejo cuando su equivalente moría en Idris.
A pesar de ello, la escritora encontró una buena fuente de inspiración en todo lo que había pasado y, cuando sus otras ocupaciones en el torreón se lo permitía, se enfrascaba en la escritura de un relato que había comenzado a idear inspirándose en lo que estaban viviendo. Era como un reto para ella, ya que su situación en Rocavarancolia superaba a cualquier ficción y no era sencillo desarrollar una historia diferente pero igualmente interesante a partir de aquella premisa. Le gustaba escribir escuchando de fondo a Varsai tocando su flauta, aunque observar a la varmana con su instrumento hacía que sintiese nostalgia de su propio violín, olvidado en su casa en Idris y el cual no creía que volvería a ver nunca más. También le resultaba interesante e inspirador sentarse a escuchar a Sekkeh relatar alguna historia. El intara tenía buena voz para ello y la idrina no rechazó ninguna de las ocasiones en las que el ulterano se ofreció a entretenerlos de aquella forma.
Aun así, y aunque seguía cocinando con su ayuda, su relación con el chico no varió mucho desde el día que habían descubierto la magia. Lo mismo sucedía con el resto de sus compañeros masculinos, incluido Roaxen al que decidió tratar de ignorar en la medida de lo posible. No sabía a qué se dedicaba el capellán encerrado durante tantas horas ni quería saberlo. A la idrina le preocupaba que se notase el hecho de que siempre pasaba más tiempo con cualquiera de las chicas del torreón que con los chicos, aunque pasaba más tiempo con Kimbra y Varsai que el resto como había hecho desde el principio y creía que podría justificar que sencillamente se sentía más apegada a ellas dos en particular sin que nadie lo viese extraño.
Y ella también había hecho progresos, tanto en el ámbito de lo esotérico como en lo físico. Respecto a este último, su puntería con el arco había mejorado notablemente al término del mes y medio y la idrina ya se sentía cómoda saliendo con el arco y el carcaj a su espalda, sintiendo que a partir de entonces el peso que le añadía se compensaba con su habilidad para manejarlo, al contrario de lo que sucedía hasta apenas unas semanas antes. No obstante y tras observar como algunos de sus compañeros practicaban combate cuerpo a cuerpo, la idrina acabó tomando la decisión de que quería entrenarse también de aquella manera. Tardó en decidirse siquiera en pedirle a alguien que le enseñase y seguía sintiéndose muy torpe con un arma de corta distancia en las manos, pero finalmente encontró lo que le pareció más adecuado para ella: aprendería a defenderse con su propio cuerpo, y en caso de que volviese a haber un incidente similar al ocurrido entre Armonía y Varsai, podría reaccionar a tiempo tal y como lo había hecho Sekkeh. El intara, de hecho, fue quien se convirtió finalmente en su maestro de artes marciales y para el final del mes y medio Irianna llevaba alrededor de una semana practicando combate básico con su ayuda. No había hecho muchos progresos, pero al menos ya sabía mantener la postura de guardia y cómo pegar puñetazos eficazmente de forma aproximada.
No hubiera podido empezar mucho antes con su entrenamiento, de todas formas, pues al principio hacer magia drenaba su energía de forma alarmante. Por suerte, y aunque los días que llevaba a cabo varios hechizos continuaba resultando agotador, esta situación no se mantuvo estable y parecía que con el paso del tiempo cada vez se cansaba con menos facilidad, además de haber aprendido a no utilizar demasiados hechizos sin descanso entre uno y otro. Había encontrado el hechizo descrito por Kimbra que había utilizado su cosechadora: levitación. Enseguida descubrió que “volar” no iba a ser tan sencillo ya que, aunque comprobó que podía aplicárselo a sí misma, no fue capaz de alzarse durante más de un breve instante sin perder el control del hechizo en sus primeros intentos. Sintiéndose estúpida por pretender abarcar demasiado desde el principio, se resignó a comenzar practicándolo con objetos poco pesados como su pluma de escritura, su cuaderno y paulatinamente tratar de elevar cosas de cada vez mayor peso hasta finalmente conseguir la proeza de manejarse a sí misma en medio del aire. La primera vez que logró mantenerse durante un buen rato en el aire y desplazarse por él, a la idrina se le escapó una escandalosa carcajada de diversión de la que enseguida se avergonzó. Era una sensación nueva y, aun en su torpeza inicial, la hacía sentirse poderosa por un instante. El comprobar sus progresos con aquel hechizo le habían hecho mantener una actitud positiva hacia aquellos que aún no dominaba o que simplemente era incapaz de llevar a cabo: todo apuntaba a que la práctica hacía al maestro. No tardó en comprobar que esto no era realmente así con aquellos hechizos que se le resistían por completo, pero no dejó que ello le impidiese mejorar con los que sí podía hacer. Aprendió a conjurar un hechizo de protección que no parecía ser muy eficaz pero que era mejor que nada, dos de los hechizos con aplicaciones curativas que fue capaz de emplear sin riesgo a cometer un error garrafal y, finalmente, su segundo hechizo preferido tras la levitación: el térmico. Gracias a él se habían acabado los baños con agua congelada y la lacustre casi no podía creérselo la primera vez que pudo volver a bañarse en agua caliente: prácticamente había olvidado lo agradable que era sumergirse en el agua tibia y olvidar las preocupaciones durante unos minutos.
Aquella mañana se disponía a practicar un nuevo sortilegio tras el desayuno, uno que parecía servir para impulsar algo o alguien y que parecía tener numerosas aplicaciones prácticas. Salió primero, no obstante, a refrescar su cara en el pozo conteniendo un breve bostezo. Rasqa se encontraba ya en el patio llevando a cabo lo que suponía que era su régimen matutino para ejercitar sus alas o algo por el estilo y no pudo evitar pararse unos instantes a observarlo. El dragoncillo ya prácticamente no podía ser calificado como tal: él también había hecho progresos en aquel tiempo y algunos de ellos implicaban el haber aumentado de tamaño. Aunque no era lo único que había cambiado en su apariencia.
—Buenos días, Rasqa. Admiro tu energía por las mañanas —le dijo esbozando una sonrisa—. ¿Siempre os cambian de color las escamas? —preguntó con curiosidad.
Había intercambiado algunos aspectos de sus respectivos mundos con el reptil durante aquel tiempo, ya que ambos parecían compartir una curiosidad desmedida, pero le había llamado la atención el paulatino cambio de color en las escamas del parqio, las cuales comenzaban a adquirir un tono más bonito y singular, o al menos eso le parecía a ella.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
17/05/15, 11:10 pm
El tiempo siempre se le pasaba volando a Jace. La única forma con la que se diera cuenta de que de verdad había transcurrido mes y medio era viéndose en el espejo por las mañanas.
Los días se le hacían monótonos y todos muy similares, por lo que para Jace quizás tres días contaban como uno solo. El asunto tomó otro rumbo una mañana en la que, al verse a sí mismo reflejado, se dio cuenta de lo mucho que le había crecido el pelo desde que había despertado en las mazmorras. Y a lo tonto, ese hecho había conseguido que el humano se relacionase de verdad con los de su torreón.
Sabía que Sekk se cortaba el pelo con bastante frecuencia (algo que por una razón que en un principio no comprendía repelía a Roaxen), así que en una de sus noches despiertos le pidió que hiciera lo mismo con él. El hecho de que el rubio hubiera pasado a ser algo así como su peluquero había conseguido que establecieran más vínculo, sumado a las largas charlas que tenían cuando ninguno de los dos era capaz de dormir; lo cual era básicamente, siempre. Sekk había sido el primero al que podía llamar sin vergüenza alguna "amigo" e incluso "hermano" en Letargo. Y aunque descubrir el hecho de que el pelo le sangraba era un tanto perturbador, resultó ser un buen material de bromas una vez hubo ganado confianzas.
Todo el mundo entrenaba o practicaba algo, haciendo que se sintiera culpable cada vez que se sentaba en el patio a mirar al cielo y silbar sin ningún objetivo, por lo que Jace decidió unirse a la "no tanta pérdida de tiempo" colectiva.
Comenzó con algo sencillo como leer (algo definitivamente nada sencillo para Jace), una vez que Varsai les prestó su libro a él y al pequeño dragón. Podría haber ojeado los dibujos e ilustraciones de dragones y haberlo dado de lado sin más, pero la rutina de leerlo con Rasqa se había vuelto tan satisfactoria que no lo hacía si él no estaba disponible.
Más de una vez había tenido que resistir la tentación de rascarle la cabeza y ayudarle a mudar la piel, mas al leer lo que el libro decía sobre las criaturas que tantísimo se le parecían al parqio, se le pasaba de inmediato. Quitando algunos mordiscos que le proporcionaba, que casi la palma con un cigarro (bueno, eso había sido divertido) y el hecho de que se empeñaba en llamarle "Jayce" por mucho que el neoyorquino le dijese que no se llamaba así, era uno de los ratos que más disfrutaba del día. Con el tiempo se había encariñado del mote, y tras descubrir que el problema de los mordiscos era que pasaba deprisa las páginas, Jace pasó a leer en voz alta para que así el parqio no tuviera que hacerlo.
A parte de las lecturas, había decidido entrenar junto con Ruth en el manejo de la daga. La magia prefirió no tocarla, ya que empezó a sentir que Irianna mostraba cierto rechazo hacia él y los chicos en general, y le daba cosa preguntarle a ninguna otra persona. Ser una linterna andante podría esperar.
Las armas del torreón estaban bien, pero sabía que de usarlas contra algún enemigo terminarían en el suelo, rotas, o haciéndole daño a sí mismo, por lo que un arma corta y pequeña para usar en caso de extrema urgencia era una mejor opción. Eso y sus puños, claro. A lo tonto sus experiencias en peleas le habían enseñado lo básico, cosa que pulió junto con Ruth. Luchar contra un compañero le obligaba a concentrarse más en no herirse mutuamente, por lo que resultaba un buen método de aprendizaje de una forma u otra. De haber ido a matar seguramente se habría saltado un ojo en las prácticas.
De igual forma, Jace no se sentía completamente a gusto solo puliendo su manejo de la daga. Siempre que podía y nadie estaba pendiente, utilizaba los mismos muñecos polvorientos que usaban para practicar la daga para fines más bastos. Quizás no fueran el mejor saco para boxear, pero era lo mejor que tenía. Pegarle a la almohada no era tan satisfactorio.
Además de para no olvidar como dar un buen derechazo, era el mejor amigo anti-estrés físico que el americano tenía. Cada vez que se enfadaba o amanecía con dolor de cabeza, maltrataba un poco al muñeco. No solo aprovechaba la soledad para practicar "el arte del bullying", sino para silbar y cantar un rato, procurando que nadie le pillase. No tenía pánico escénico, solo que se concentraba mejor estando solo a la hora de tratar de recordar letras de canciones y adaptarlas a su nuevo idioma hasta que rimasen. Aún sin tener el inglés en el cerebro, seguía recordando las melodías. De haber tenido una guitarra...
Las visitas de Maciel se volvieron más comunes, y por suerte sirvieron para reforzar las migas que en su momento se estropearon. Twix le caía bastante bien. Al comentar esto en voz alta en una de sus "noche de machos", Sekk pareció mirarle con una mezcla de lástima y burla antes de explicarle lo que estaba sucediendo. El neoyorquino era incapaz de darse cuenta cuando alguien ligaba con él, ya que en la gran mayoría de las veces, era él el quien lo hacía sin pretenderlo: guiñar ojos y demás tonterías que por alguna razón gustaban a las chicas... y no tan chicas. Eran pequeños-grandes detalles que escapaban a su percepción. La próxima vez le seguiría el juego a la frivy.
En el lado negativo, estaba el tema de las muertes. Al enterarse de la noticia no fue capaz de decir nada, y no tenía muy claro como debía de sentirse. Lo suyo habría sido sentir pena, pero no conocía a fondo a los fallecidos, y por desgracia la única experiencia que tenía de ellos había sido una muy desagradable, y aunque sonase cruel, no eran gente de la que se compadeciese. Jace en general, con contacto o no, no se trataba de una persona empática.
Lo que había sentido estaba lejos de la pena. Lo que sentía era miedo. En la Tierra había contemplado la opción de morir durante las etapas más duras de su vida, e incluso había visto accidentes y peleas en vivo y directo como para tenerlo ya asumido, pero nunca se está lo suficientemente acostumbrado a la muerte. ¿La diferencia? Al menos en la Tierra la gente moría por sucesos medianamente normales. Guerras, hambre, caídas tontas, enfermedades. Aquello no se parecía en nada a su mundo natal, y la imagen de Armonía vomitando gusanos era algo que se había grabado a fuego en sus recuerdos. Por no mencionar el hecho de que Tesón ahora fuera un fantasma... Jace había pasado a tenerle verdadero pánico a morir allí. Cosas así le recordaban lo mucho que odiaba los programas estúpidos de 1000 maneras de morir.
Le habría encantado decir que seguía bien, con la racha de socializar con sus compañeros, pero por desgracia no era así. Con la aparición de las primeras entradas rubias en su tinte negro, comenzó a amargarse. <<Demasiado estaban tardando>>.
Sumado, claro está, al hecho de haberse emparanoiado con los fallecimientos de dos de los miembros de Maciel. Rocavarancolia le daba miedo. Veía a sus compañeros haciéndose más fuertes, practicando la magia, o creciendo como Rasqa lo hacía, y a él solo se le quitaban las ganas de seguir intentándolo. El haber pensado en ligar con Twix le hacía recordar que en la Tierra había dejado a su novia, la cual por estas fechas ya lo daría por desaparecido o por muerto, así que seguramente tendría vida y pareja nueva. Echaba de menos su ciudad, su guitarra eléctrica y la música, sus amigos, poder hablar en inglés... ¡incluso echaba de menos a su madre! Y odiaba pensar en lo que preocupados que podrían estar por él.
El mes había ido bien. La otra mitad... quizás no tanto. El ya-no-tan-moreno se esforzaba en no mostrarse más serio o amargado delante del resto, pero suponía que era inevitable en ciertas ocasiones.
Para su sorpresa, en la mañana en la que se cumplía mes y medio, fue de los primeros en levantarse. Estuvo un rato dándole golpes al muñeco al que había apodado cariñosamente "Billy" antes de bañarse. Cuando bajó a desayunar lo hizo con el pelo empapado, lo cual serviría para refrescarlo después de haber estado sudando.
Al poco rato aparecieron Ruth y Varsai, pillándolo con la boca llena de pan y queso. Saludó a ambas alzando la mano en la que tenía un vaso de leche.
— Bugueños dñías. —tragó.—Ruth, le he dejado la cara un poco magullada a Billy. Espero que no te importe no cortarlo mucho por ahí hoy.
Se limpió las migas con la mano libre y se terminó la leche de un trago, dejando el vaso en la cocina donde no pudiera caerse. Tras eso salió al patio, donde sabía se encontraban Irianna y Rasqa. Quizás fuera cuestión de costumbre, pero prefería fumar fuera siempre que podía.
— ¡'Nos días! —atendiendo al tema de conversación, se fijó en las escamas más recientes del parqio mientras encendía el cigarro a cierta distancia para no molestar. El humo que soltó lo hizo con la forma de un círculo perfecto.— Yo creo que ese color no te termina de pegar, colega. A lo mejor es que no estoy acostumbrado aún.
Echó un vistazo rápido a su cajetilla de tabaco. Ya había llegado a la mitad, y en el fondo le enorgullecía haberla estirado tanto.
Los días se le hacían monótonos y todos muy similares, por lo que para Jace quizás tres días contaban como uno solo. El asunto tomó otro rumbo una mañana en la que, al verse a sí mismo reflejado, se dio cuenta de lo mucho que le había crecido el pelo desde que había despertado en las mazmorras. Y a lo tonto, ese hecho había conseguido que el humano se relacionase de verdad con los de su torreón.
Sabía que Sekk se cortaba el pelo con bastante frecuencia (algo que por una razón que en un principio no comprendía repelía a Roaxen), así que en una de sus noches despiertos le pidió que hiciera lo mismo con él. El hecho de que el rubio hubiera pasado a ser algo así como su peluquero había conseguido que establecieran más vínculo, sumado a las largas charlas que tenían cuando ninguno de los dos era capaz de dormir; lo cual era básicamente, siempre. Sekk había sido el primero al que podía llamar sin vergüenza alguna "amigo" e incluso "hermano" en Letargo. Y aunque descubrir el hecho de que el pelo le sangraba era un tanto perturbador, resultó ser un buen material de bromas una vez hubo ganado confianzas.
Todo el mundo entrenaba o practicaba algo, haciendo que se sintiera culpable cada vez que se sentaba en el patio a mirar al cielo y silbar sin ningún objetivo, por lo que Jace decidió unirse a la "no tanta pérdida de tiempo" colectiva.
Comenzó con algo sencillo como leer (algo definitivamente nada sencillo para Jace), una vez que Varsai les prestó su libro a él y al pequeño dragón. Podría haber ojeado los dibujos e ilustraciones de dragones y haberlo dado de lado sin más, pero la rutina de leerlo con Rasqa se había vuelto tan satisfactoria que no lo hacía si él no estaba disponible.
Más de una vez había tenido que resistir la tentación de rascarle la cabeza y ayudarle a mudar la piel, mas al leer lo que el libro decía sobre las criaturas que tantísimo se le parecían al parqio, se le pasaba de inmediato. Quitando algunos mordiscos que le proporcionaba, que casi la palma con un cigarro (bueno, eso había sido divertido) y el hecho de que se empeñaba en llamarle "Jayce" por mucho que el neoyorquino le dijese que no se llamaba así, era uno de los ratos que más disfrutaba del día. Con el tiempo se había encariñado del mote, y tras descubrir que el problema de los mordiscos era que pasaba deprisa las páginas, Jace pasó a leer en voz alta para que así el parqio no tuviera que hacerlo.
A parte de las lecturas, había decidido entrenar junto con Ruth en el manejo de la daga. La magia prefirió no tocarla, ya que empezó a sentir que Irianna mostraba cierto rechazo hacia él y los chicos en general, y le daba cosa preguntarle a ninguna otra persona. Ser una linterna andante podría esperar.
Las armas del torreón estaban bien, pero sabía que de usarlas contra algún enemigo terminarían en el suelo, rotas, o haciéndole daño a sí mismo, por lo que un arma corta y pequeña para usar en caso de extrema urgencia era una mejor opción. Eso y sus puños, claro. A lo tonto sus experiencias en peleas le habían enseñado lo básico, cosa que pulió junto con Ruth. Luchar contra un compañero le obligaba a concentrarse más en no herirse mutuamente, por lo que resultaba un buen método de aprendizaje de una forma u otra. De haber ido a matar seguramente se habría saltado un ojo en las prácticas.
De igual forma, Jace no se sentía completamente a gusto solo puliendo su manejo de la daga. Siempre que podía y nadie estaba pendiente, utilizaba los mismos muñecos polvorientos que usaban para practicar la daga para fines más bastos. Quizás no fueran el mejor saco para boxear, pero era lo mejor que tenía. Pegarle a la almohada no era tan satisfactorio.
Además de para no olvidar como dar un buen derechazo, era el mejor amigo anti-estrés físico que el americano tenía. Cada vez que se enfadaba o amanecía con dolor de cabeza, maltrataba un poco al muñeco. No solo aprovechaba la soledad para practicar "el arte del bullying", sino para silbar y cantar un rato, procurando que nadie le pillase. No tenía pánico escénico, solo que se concentraba mejor estando solo a la hora de tratar de recordar letras de canciones y adaptarlas a su nuevo idioma hasta que rimasen. Aún sin tener el inglés en el cerebro, seguía recordando las melodías. De haber tenido una guitarra...
Las visitas de Maciel se volvieron más comunes, y por suerte sirvieron para reforzar las migas que en su momento se estropearon. Twix le caía bastante bien. Al comentar esto en voz alta en una de sus "noche de machos", Sekk pareció mirarle con una mezcla de lástima y burla antes de explicarle lo que estaba sucediendo. El neoyorquino era incapaz de darse cuenta cuando alguien ligaba con él, ya que en la gran mayoría de las veces, era él el quien lo hacía sin pretenderlo: guiñar ojos y demás tonterías que por alguna razón gustaban a las chicas... y no tan chicas. Eran pequeños-grandes detalles que escapaban a su percepción. La próxima vez le seguiría el juego a la frivy.
En el lado negativo, estaba el tema de las muertes. Al enterarse de la noticia no fue capaz de decir nada, y no tenía muy claro como debía de sentirse. Lo suyo habría sido sentir pena, pero no conocía a fondo a los fallecidos, y por desgracia la única experiencia que tenía de ellos había sido una muy desagradable, y aunque sonase cruel, no eran gente de la que se compadeciese. Jace en general, con contacto o no, no se trataba de una persona empática.
Lo que había sentido estaba lejos de la pena. Lo que sentía era miedo. En la Tierra había contemplado la opción de morir durante las etapas más duras de su vida, e incluso había visto accidentes y peleas en vivo y directo como para tenerlo ya asumido, pero nunca se está lo suficientemente acostumbrado a la muerte. ¿La diferencia? Al menos en la Tierra la gente moría por sucesos medianamente normales. Guerras, hambre, caídas tontas, enfermedades. Aquello no se parecía en nada a su mundo natal, y la imagen de Armonía vomitando gusanos era algo que se había grabado a fuego en sus recuerdos. Por no mencionar el hecho de que Tesón ahora fuera un fantasma... Jace había pasado a tenerle verdadero pánico a morir allí. Cosas así le recordaban lo mucho que odiaba los programas estúpidos de 1000 maneras de morir.
Le habría encantado decir que seguía bien, con la racha de socializar con sus compañeros, pero por desgracia no era así. Con la aparición de las primeras entradas rubias en su tinte negro, comenzó a amargarse. <<Demasiado estaban tardando>>.
Sumado, claro está, al hecho de haberse emparanoiado con los fallecimientos de dos de los miembros de Maciel. Rocavarancolia le daba miedo. Veía a sus compañeros haciéndose más fuertes, practicando la magia, o creciendo como Rasqa lo hacía, y a él solo se le quitaban las ganas de seguir intentándolo. El haber pensado en ligar con Twix le hacía recordar que en la Tierra había dejado a su novia, la cual por estas fechas ya lo daría por desaparecido o por muerto, así que seguramente tendría vida y pareja nueva. Echaba de menos su ciudad, su guitarra eléctrica y la música, sus amigos, poder hablar en inglés... ¡incluso echaba de menos a su madre! Y odiaba pensar en lo que preocupados que podrían estar por él.
El mes había ido bien. La otra mitad... quizás no tanto. El ya-no-tan-moreno se esforzaba en no mostrarse más serio o amargado delante del resto, pero suponía que era inevitable en ciertas ocasiones.
Para su sorpresa, en la mañana en la que se cumplía mes y medio, fue de los primeros en levantarse. Estuvo un rato dándole golpes al muñeco al que había apodado cariñosamente "Billy" antes de bañarse. Cuando bajó a desayunar lo hizo con el pelo empapado, lo cual serviría para refrescarlo después de haber estado sudando.
Al poco rato aparecieron Ruth y Varsai, pillándolo con la boca llena de pan y queso. Saludó a ambas alzando la mano en la que tenía un vaso de leche.
— Bugueños dñías. —tragó.—Ruth, le he dejado la cara un poco magullada a Billy. Espero que no te importe no cortarlo mucho por ahí hoy.
Se limpió las migas con la mano libre y se terminó la leche de un trago, dejando el vaso en la cocina donde no pudiera caerse. Tras eso salió al patio, donde sabía se encontraban Irianna y Rasqa. Quizás fuera cuestión de costumbre, pero prefería fumar fuera siempre que podía.
— ¡'Nos días! —atendiendo al tema de conversación, se fijó en las escamas más recientes del parqio mientras encendía el cigarro a cierta distancia para no molestar. El humo que soltó lo hizo con la forma de un círculo perfecto.— Yo creo que ese color no te termina de pegar, colega. A lo mejor es que no estoy acostumbrado aún.
Echó un vistazo rápido a su cajetilla de tabaco. Ya había llegado a la mitad, y en el fondo le enorgullecía haberla estirado tanto.
- ♪♫♬:
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
18/05/15, 08:10 pm
Los días siguientes son para mi un alivio, un lapso de tiempo para descansar y estar tranquilo en el torreón. Me paso la mayor parte del tiempo meditando, sobre mi futuro si sobrevivo al año, y también preguntándome porque no hago magia, en verdad la respuesta es obvia. Simplemente no puedo, respecto a conjuros soy un inútil.
Lo intento varias veces más pero en ninguna ocasión tengo éxito. Es algo que me desespera mucho. No solo por el hecho en si de que convocar hechizos mola, sino que tengo menos posibilidades de sobrevivir.
Porque...¿ para que ensartar un enemigo con una lanza, cuando lo puedes matar fácilmente con gestos y frases?
Llego al punto de que ya no estoy desesperado, estoy enfadado conmigo mismo. Por ser un mierda con el libro de Irianna, y por supuesto con todo lo que está pasando. Cada minuto tengo más ganas de regresar a mi hogar y de volver a tener una vida decente, Y pensar que me agobiaba antes por otras cosas. Ahora me agobio por lo oscuro de este sitio, porque Rocavarancolia es más peligrosa de lo que aparenta. Estoy seguro.
Cuando me entero de lo de Tesón, me quedo boquiabierto, su muerte no me la esperaba, y menos lo de que se volviera fantasma. Eso si me dejo asombrado. ¿Este sitio es de dónde provienen los cuentos de terror? Me entristece pensar que uno de los nuestros ha caído, no tuve ninguna conversación con él, pero aún así es bastante demoledor enterarte de su fallecimiento.
Seguida de esta tristeza llega un poco de alegría. Armonía había muerto, se lo merece por intentar asesinar a la pobre Varsai. No me siento orgulloso de mi vengativa alegría, pero hay cosas que no se pueden cambiar, ni siquiera intentándolo...
En el momento de la noticia solo digo:- Se lo tenia merecido-. No espero que los demás lo entiendan, es mi opinión.
Este mes y medio también lo aprovecho para entrenar. Me he dado cuenta de la buena elección de Ruth y Jace con la daga. Pero aún así lo veo innecesario, pienso que por tan bien que se le de a alguien la daga...no deja de ser un arma bastante corta.
Intento mejorar con mi lanza( gracias a mi libro se que se llama partesana), los primeros días no logro nada, sin embargo poco a poco progreso. Ya logro a veces clavar el arma con más fuerza y en sitios vitales. Aún sigo siendo algo patoso, pero me noto cada vez más seguro y contento de mi elección.
A veces hago abdominales con Ruth, y cuando la veo entrenar soy consciente de que es un punto fuerte para el grupo, no solo se maneja bien con la daga, además sabe hacer algunos conjuros.
Así que hoy me levanto y al bajar me siento con los demás, sonriéndoles a todos mientras bostezo.
-¡Buenos días gente!
Lo intento varias veces más pero en ninguna ocasión tengo éxito. Es algo que me desespera mucho. No solo por el hecho en si de que convocar hechizos mola, sino que tengo menos posibilidades de sobrevivir.
Porque...¿ para que ensartar un enemigo con una lanza, cuando lo puedes matar fácilmente con gestos y frases?
Llego al punto de que ya no estoy desesperado, estoy enfadado conmigo mismo. Por ser un mierda con el libro de Irianna, y por supuesto con todo lo que está pasando. Cada minuto tengo más ganas de regresar a mi hogar y de volver a tener una vida decente, Y pensar que me agobiaba antes por otras cosas. Ahora me agobio por lo oscuro de este sitio, porque Rocavarancolia es más peligrosa de lo que aparenta. Estoy seguro.
Cuando me entero de lo de Tesón, me quedo boquiabierto, su muerte no me la esperaba, y menos lo de que se volviera fantasma. Eso si me dejo asombrado. ¿Este sitio es de dónde provienen los cuentos de terror? Me entristece pensar que uno de los nuestros ha caído, no tuve ninguna conversación con él, pero aún así es bastante demoledor enterarte de su fallecimiento.
Seguida de esta tristeza llega un poco de alegría. Armonía había muerto, se lo merece por intentar asesinar a la pobre Varsai. No me siento orgulloso de mi vengativa alegría, pero hay cosas que no se pueden cambiar, ni siquiera intentándolo...
En el momento de la noticia solo digo:- Se lo tenia merecido-. No espero que los demás lo entiendan, es mi opinión.
Este mes y medio también lo aprovecho para entrenar. Me he dado cuenta de la buena elección de Ruth y Jace con la daga. Pero aún así lo veo innecesario, pienso que por tan bien que se le de a alguien la daga...no deja de ser un arma bastante corta.
Intento mejorar con mi lanza( gracias a mi libro se que se llama partesana), los primeros días no logro nada, sin embargo poco a poco progreso. Ya logro a veces clavar el arma con más fuerza y en sitios vitales. Aún sigo siendo algo patoso, pero me noto cada vez más seguro y contento de mi elección.
A veces hago abdominales con Ruth, y cuando la veo entrenar soy consciente de que es un punto fuerte para el grupo, no solo se maneja bien con la daga, además sabe hacer algunos conjuros.
Así que hoy me levanto y al bajar me siento con los demás, sonriéndoles a todos mientras bostezo.
-¡Buenos días gente!
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
19/05/15, 08:58 pm
Rasqa frenó el vuelo al ver aparecer a Irianna y descendió hacia el borde del pozo.
—¡Gracias! —su voz ronca era ligeramente más grave ahora y había adquirido los gallos típicos de la pubertad parqia—. Se llaman anomalías, nos pueden pasar a cualquiera por culpa del clima, creo, son las más comunes y las menos feas, y aún así...—Jace había aparecido mientras hablaban y había dicho justo lo que él estaba pensando—. No me pega en absoluto, no, estoy más feo que morder al ganado cuando no toca. Pero bueno —se encogió de hombros y dedicó una mirada fugaz al círculo de humo—, habría sido peor si me hubiera salido algún bulto o si me hubiera vuelto amarillo como uno de los Viejos. Ese sí que es feo y difícil de mirar...
El parqio había aterrizado con sed debido al ejercicio y dio un coletazo al cubo para lanzarlo al pozo. Agarró la cuerda con la boca y cuando se llenó un poco se ayudó de las patas para hacerlo subir. Sin embargo, no tenía extremidades de sobra (ni lo suficientemente largas) como para alcanzar el cubo.
—¿AFUDA? —dijo como buenamente pudo, mirando a la idrina y al humano. Desde la historia de Tesón, Rasqa se había vuelto más precavido con el pozo y no quería extralimitarse. Probablemente aquello era lo único que el dragoncillo había sacado de aquel infortunio. Una vez se hubiera librado de la cuerda, preguntaría—. ¿Sabéis si hay planes para hoy?
—¡Gracias! —su voz ronca era ligeramente más grave ahora y había adquirido los gallos típicos de la pubertad parqia—. Se llaman anomalías, nos pueden pasar a cualquiera por culpa del clima, creo, son las más comunes y las menos feas, y aún así...—Jace había aparecido mientras hablaban y había dicho justo lo que él estaba pensando—. No me pega en absoluto, no, estoy más feo que morder al ganado cuando no toca. Pero bueno —se encogió de hombros y dedicó una mirada fugaz al círculo de humo—, habría sido peor si me hubiera salido algún bulto o si me hubiera vuelto amarillo como uno de los Viejos. Ese sí que es feo y difícil de mirar...
El parqio había aterrizado con sed debido al ejercicio y dio un coletazo al cubo para lanzarlo al pozo. Agarró la cuerda con la boca y cuando se llenó un poco se ayudó de las patas para hacerlo subir. Sin embargo, no tenía extremidades de sobra (ni lo suficientemente largas) como para alcanzar el cubo.
—¿AFUDA? —dijo como buenamente pudo, mirando a la idrina y al humano. Desde la historia de Tesón, Rasqa se había vuelto más precavido con el pozo y no quería extralimitarse. Probablemente aquello era lo único que el dragoncillo había sacado de aquel infortunio. Una vez se hubiera librado de la cuerda, preguntaría—. ¿Sabéis si hay planes para hoy?
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo V)
20/05/15, 01:05 pm
Atendió a las palabras del parqio con interés y saludó a Jace cuando se les acercó antes de volver a centrar su atención en Rasqa, sonriendo levemente con el resto de su explicación. El humano se le adelantó antes de que pudiera intervenir ella misma y Rasqa parecía estar de acuerdo con su opinión, no compartida por la idrina.
—Pues yo creo que es un color bonito. Me recuerda al cielo de Idris aunque el tono no sea el mismo… El de aquí es demasiado apagado y ni siquiera suele haber nubes ni se ve una sola estrella durante la noche. ¿Estaremos tan aislados del universo cómo para que con cielo despejado no se vea ni un solo astro o Roaxen tiene razón cuando dice que está contaminado? A mí no me lo parece pero… Es extraño. —Reflexionó mientras miraba hacia arriba para después posar la vista brevemente sobre sus interlocutores.
Estuvo a punto de volver a mencionar la Luna Roja, astro del cual todavía seguían sin saber nada realmente, cuando se dio cuenta de lo que el parqio intentaba y, con un pequeño sobresalto, se acercó a acudirle cuando este pidió ayuda.
—Puedes soltar, ya subo yo el cubo —le aseguró una vez tuvo la cuerda firmemente sujeta.
—Pues yo creo que es un color bonito. Me recuerda al cielo de Idris aunque el tono no sea el mismo… El de aquí es demasiado apagado y ni siquiera suele haber nubes ni se ve una sola estrella durante la noche. ¿Estaremos tan aislados del universo cómo para que con cielo despejado no se vea ni un solo astro o Roaxen tiene razón cuando dice que está contaminado? A mí no me lo parece pero… Es extraño. —Reflexionó mientras miraba hacia arriba para después posar la vista brevemente sobre sus interlocutores.
Estuvo a punto de volver a mencionar la Luna Roja, astro del cual todavía seguían sin saber nada realmente, cuando se dio cuenta de lo que el parqio intentaba y, con un pequeño sobresalto, se acercó a acudirle cuando este pidió ayuda.
—Puedes soltar, ya subo yo el cubo —le aseguró una vez tuvo la cuerda firmemente sujeta.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.