Primer sueño de Stefan

Cuando el hechizo de constricción dio en el blanco gire la cabeza para ver los resultados, veo como el mosquito de cristal estalla. <<Bien son frágiles, no se de que me sorprendo tampoco, al fin y al cabo son de cristal, pero joder como pican>>. Ya se me había echado todo el enjambre encima, en ningún momento deje de correr hasta llegar al camino.

Cuando llegue me senté en el suelo para recuperar aliento y me examine los brazos, las picaduras no eran excesivamente profundas sin embargo eran muchas y tenia los brazos ardiendo. Vi con satisfacción como los mosquitos caían y se partían liberando mi sangre al suelo, también observe ya no con tanto placer como la vegetación alrededor se volvía roja.

Un maullido que no me dejo indiferente llego desde mi derecha, conocía aquella forma de maullar, la conocía demasiado bien. <<No es posible, el no puede estar aquí >>. Me pongo en pie y armándome de valor miro hacia el lugar de donde provienen los maullidos. Lo que veo me deja descolocado por completo, los sonidos vienen de un ejemplar de león bellamente tallado en cristal al que no tardo en reconocer como mi gato.

-Sombra...- Echo a correr hacia el animal del que tan solo me separan unos diez metros y cuando llego a su lado me arrodillo y le abrazo.- ¿Que te han hecho?, ¿como han podido?.- Las lágrimas ruedan por mis mejillas, <<Si ha pasado lo mismo que con los mosquitos me atacara, lo se. Y lo peor es que no puedo hacer nada por el, lo único que puedo hacer es acabar con su sufrimiento, si, quizás sea lo mejor>>. Volví a conjurar otra constricción esta vez dirigida contra la cabeza del león mientras las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos e iban a estrellarse contra el suelo.

Cuando el hechizo salio me encogí sobre mi mismo para protegerme de los cristales que fueran a caer, y estando ya en el suelo mis pensamientos se desbocaron.

<<Sea quien sea el que haya hecho esto me las va a pagar, ha usado a mi gato, mi único amigo de verdad para crear una aberración, es imperdonable, cuando lo encuentre lo matare con mis propias manos>>. Las lágrimas que regaban ahora mis ojos eran de pura rabia.

-Lo siento..... lo siento,- dije entre el llanto con la cabeza apoyada sobre el suelo.

El sonido que emitió el león casi me deja sordo, levante la mirada solo para ver como la cabeza estalla en mil pedazos, pueden verse mas lagrimas en mis ojos, pero al fondo brilla un fuego que no se apagara hasta que obtenga venganza por lo que me han hecho. Mi furia duro breves instantes, pues en pocos segundos me hundí, se me tragaron aguas doradas que antes eran un camino arrastrándome hacia un destino incierto, pero que presumía estaba al final de la corriente.

Dentro del agua la corriente me zarandeaba como si de un muñeco me tratase, a los lados de las doradas aguas vi salir un montón de leones de cristal, sin embargo muchos eran deformes como si los hubieran hecho mal o con prisas, sus gruñidos lastimeros me estaban volviendo loco, no quería oír aquello, la desesperación se unió en un grito que salio de mi garganta en un momento que emergí a la superficie.

-Callaos,- me dio tiempo a gritar antes de volver a hundirme en el agua, el resto de la frase la pronuncie mentalmente, <<Por dios basta ya>>. Como si los arboles quisieran darme la razón y echarme una mano muchísimas lianas surgieron de la espesura y atraparon a las criaturas cristalinas ahogándolas.

<<No, yo no quería eso joder, quería que no maullaran como si sintieran lastima por mi, no que muriesen>>. Un poco mas abajo en el río vi como los arboles carmesíes abrían una especie de boca y también se ponían a gritar. <<Tengo que salir de aquí >>, pensé desesperado, <<pero si me meto por la espesura seguirán gritando>>. Mire a todas partes y una cosa me llamo la atención al final de la corriente, se veía algo verde.

Un recuerdo me asalto de cuando era pequeño. Mi madre diciéndome una cosa: "El verde es el color de la esperanza, siempre que veas verde es que hay vida, verde como tus ojos". Con eso en mente comencé a nadar hacia aquella mancha verde que cada vez veía mas cercana.

Al cabo de un rato desisto de nadar y dejo que la corriente me arrastre hacia mi destino. Al cabo de un rato puede verse claramente que la mota es una ciudad. Concretamente Rocavarancolia, <<Entonces yo tenia razón, estaba en este mundo, ¿pero por que razón esta todo tan verde en la ciudad? Bueno, ya lo veré cuando llegue, si tampoco tengo prisa>>.

El río acaba depositándome en un área de la ciudad que no reconozco, pero al alzar el rostro cual es mi sorpresa al verlo todo hecho de esmeraldas, me frote los ojos pues aquello no podía ser verdad. <<Una reconstrucción de la ciudad a escala hecha de esmeraldas. Esto debe de ser carisimo>>.

Había algo que me escamaba de aquel sitio, al principio no ubicaba el que, pero al final di con lo que era. Silencio. Un silencio sepulcral que reinaba sobre la ciudad salvo por... <<¿Que es ese repiqueteo?>>.

La curiosidad me pudo y me deje guiar por el oído, pero con cuidado por si me encontraba ante algo peligroso. Si al final no era nada miraría si el torreón estaba por allí, quizás mis compañeros estuvieran allí y pudieran explicarme que estaba pasando.

Cuanto mas me acercaba al sonido mas se oyen, aparte de mas alto mas repiqueteos. Seguí andando hasta el origen del sonido hasta que al doblar la esquina me encontré unos cuantos soldados, todos con la cara de Atol. Abrí los ojos de par en par. <<¿Pero donde cojones estoy?>>.

Todos a una me apuntan con la lanza, no dejaba de escapárseme la ironía de la situación, pero no era el momento para empezar a reírme. Trate de razonar con ellos:

-Chicos yo no soy un intruso, vivo aquí,- a la mínima señal de peligro echaría a correr para despistarlos y buscar un refugio en la ciudad.

Si alguno trataba de saltarme encima para ensartarme con la lanza, otra ironía mas, me echaría a un lado y pies para que os quiero.

<<Buscare algún lugar que me suene como el torreón o algo por el estilo>>

Cuando dije que vivía allí las estatuas se quedaron como pensando, me miraron atentamente y después de un tiempo así finalmente bajaron las lanzas y me ordenaron seguirlas. <<Mejor seguirlas que acabar muerto>>.

Los guardias me rodean como si fueran guardaespaldas y yo alguien importante, me obligan a recorrer toda la ciudad, puedo ver lugares muy interesantes que no sabia que estaban ahí y que cuando me soltasen pensaba visitar con el grupo.

Comenzamos a subir las montañas por un sendero que había, hasta acabar frente al castillo, aquel castillo que se veía desde cualquier parte de la ciudad y que ahora era de esmeraldas, visto de cerca era aun mas enorme. <<¿A quien me llevaran a ver? Molaría que fuese al rey, así podría tener contactos en la ciudad>>. Me reí mentalmente de la tontería que acababa de pensar, como iba a conocer un simple chico como yo al rey de aquella ciudad tan magnifica.

Mire las caras de todos los Atols que tenia alrededor y uno prácticamente me obligo a entrar. La maravilla que el castillo era por fuera quedaba en evidencia respecto al interior, era una ruina, la decadencia estaba por todos los sitios, las paredes, el techo, hasta el suelo por el que estaba andando era una ruina.

Comencé a ver gente tallada en esmeralda, pero las caras... yo a aquella gente la conocía, eran mis compañeros de clase, profesores, incluso mi familia. Cuando vi al chico que me molestaba limpiando el suelo arrodillado no pude por mas que echarme a reír a carcajadas.

Por fin llegamos al salón del trono, los guardias abrieron las puertas y me hicieron pasar, dentro de la sala no vi guardia alguno mas que los dos que estaban detrás de mi, oí las puertas cerrarse. Solo entonces que examine el salón del trono todo lo que quise con la mirada me digne a mirar al rey. Solté un grito ahogado cuando reconocí que el que estaba sentado al trono era yo. <<Que demonios esta pasando aquí?>>

Entonces si yo era el rey.... también era yo el que los había esclavizado a todos, el que había transformado a Atol, y el que había dañado a Sombra por partida doble. De repente el haberme reído de aquel desgraciado que estaba limpiando ya no tenia tanta gracia. Caí arrodillado derrumbado sobre mi mismo ante tal terrible revelación.

-Tú... yo...- la furia sustituyo la desesperación, me levante y comencé a avanzar lentamente hacia el trono.- Tú, ¿por qué?, ¿por qué has hecho esto?, ¿o por qué lo he hecho yo?. Has esclavizado a toda la gente que he conocido, has transformado a mis compañeros en estatuas de esmeralda, con Atol has hecho caballeros de hojalata. Y lo que es peor, transformaste a Sombra en un león de cristal.- dije ya gritando.- DÍMELO. ¿POR QUÉ?.

Y prácticamente arranque a correr hacia el trono para borrar aquella sonrisa maliciosa de su rostro. <<Aunque sea lo ultimo que haga>>.

Mi precipitada carrera acabó contra el choque de una barrera invisible, convocó esa barrera con tan solo un gesto y sin pronunciar palabra alguna. <<¿De donde sale todo este poder?>>, alcé el puño para golpear la barrera pero cuando lo bajé hendí el aire y casi me caigo de bruces. Al alzar la vista comprendí por que tenía tanto poder, tenía cristales cargadores repartidos por el cuerpo, clavados en la carne, aparté la vista algo asqueado.

Se ríe, una risa que rebota en las paredes y me hace enfadar más si cabe. <<¿Lo que yo haría?, yo nunca haría nada como esto>>, en ese momento las ventanas se llenan de imágenes de lo que esta pasando en todo el reino. Criados limpiando, logro reconocer a compañeros de torreón, veo a Tap en una maceta como si fuese una planta cualquiera, Alder y Seon están limpiando las letrinas como si fueran vulgares criadas, Pablo está en los establos limpiando, aparté la mirada pues no quería seguir viendo aquellas imágenes y me centré en mi alter ego.

Con sus siguientes palabras la rabia que había en mi comienza a bullir como un volcán antes de entrar en erupción. <<Sombra... muerto por los delirios de un demente, ¿depender de un estúpido animal?, nunca me he sentido así. No, yo quiero amigos, no sirvientes, los sirvientes no valen para nada, seguiría estando solo. Mago de Rocavarancolia, que título tan ridículo y ostentoso>>

Pero cuando se acerca a Atol fue cuando creí perder la razón. <<No te atrevas a tocarle así hijo de la gran puta, yo nunca haría eso, no de esa forma, no es solo lascivia....>>. Ardía de rabia internamente pero cuando miré de nuevo a Atol vi una lanza en su mano y un plan se formó en mi mente, y empecé a hablar dejando que la parte más fría de mi cuerpo respondiera, y a la vez que hablaba avanzaba hacia mi alter ego y el Atol al que le había pasado la lengua:

-¿Sabes?, tienes razón, Sombra no era mas que un estorbo,- cuando dije esto sentí como el corazón se me partía, pero en ningún momento dejé que la fachada se derrumbase ya que entonces no podría hacer lo que tenía previsto,- me exasperaba cuando se ponía a maullar para que le diese la comida. Respecto a la gente también tienes razón, son inferiores a mi,- una sonrisa de superioridad se pintó en mi rostro,- siempre lo fueron, y me despreciaban por ser mejor que ellos, no sabían cuál era su lugar, pero ahora lo saben,- la sonrisa de superioridad pasó a una sonrisa claramente maligna.

Al fin llegué junto al Atol de hojalata y mi alter ego:

-Y también tienes razón respecto a esto,- imité su mirada lasciva,- tengo planes para este pequeño,- pasé una mano por la mejilla que mi alter ego no había tocado, esperaba que eso valiera como una especie de disculpa, aunque fuese una tan pobre.- Pero, antes tengo una cosa que hacer.

Llegado a este punto arrebaté la lanza de las manos del Atol de hojalata y le empujé para que no se pudiera meter en medio.

-Así siempre al tirano.- Exclamé a la vez que buscaba con la lanza su corazón, <<Vendo mi alma al mismísimo diablo si con eso consigo la muerte de este ser y la liberación de todas estas personas>>.