Torreón Maciel (Archivo IV)
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Administración
Xana
Muffie
Viktor Olbricht
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Vlad
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Red
23 participantes
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Torreón Maciel (Archivo IV)
10/09/12, 07:00 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.
Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.
Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.
-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.
El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.
Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.
Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.
-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
18/09/12, 11:17 pm
Karime avanzó por las calles alerta, vigilando al grupo que perseguía y procurando que ellos no les vieran. Cuando el grupo se metió corriendo en un torreón, K se agazapó en una esquina mientras gesticulaba para que Ariv la imitara. “¿Será su refugio?” se preguntó observando el torreón.
- Vamos a esperar un rato, por si acaso.- le susurró a su compañera.- Si dentro de 5 minutos no ha pasado nada, entramos.
Aunque ni siquiera a K la precaución le pareció necesaria, el grupo estaría en esos momentos intentado salvar a su compañero cojo, una intromisión por su parte solo crearía confusión. “Esperaremos un poco más.” Se dijo cuando pasaron los cinco minutos nombrados, en los cuales habían avanzado hasta la puerta, todavía agachadas. Todavía era pronto.
Cuando los ruidos en el interior del torreón se silenciaron un poco, K pensó que sería el momento justo para entrar y, al oler la carne cocinada, se relajó.
- Vamos, nos han preparado costillas a la brasa como bienvenida.- le incitó a su compañera con una sonrisa.
K, ni corta ni perezosa, se plantó en la puerta y dio unos sonoros golpes, manteniendo sus dos barras de hierro bajo el brazo, para no parecer más amenazante de lo que ya parecía con su maquillaje corrido.
- ¡Hola, gente del interior! Somos K y Ariv de… eso no importa. ¡Venimos a la barbacoa, traemos salsa!- gritó al interior. Al ver que no había respuesta siguió, esta vez, en serio.- ¡Buscamos a la que este al mando o a las que estén al mando en el caso de que sea más de una! ¿Nos permitís la entrada?
- Xana
Ficha de cosechado
Nombre: Ariv
Especie: Sinhadre
Habilidades: Memoria, reflejos, orientación.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
18/09/12, 11:36 pm
Ariv siguió a Karime por la ciudad, cada vez con más curiosidad. Tenía tantas ganas de saber más cosas de los muchachos que habían encontrado en el río… Sin embargo, no hizo nada que la delatara. Estaba impaciente, pero eso no significaba que fuera a estropearlo todo. Había una cosa que quería conseguir y, si para ello debía permanecer en silencio, así lo haría.
Después de recorrer algunas calles, ambas terminaron en un torreón. Los otros chicos se metieron dentro con rapidez, seguramente para atender al que había resultado herido. Ariv quería seguirlos. Aquel lugar parecía seguro, dentro de lo que cabe, y tenía la sensación de que iba a encontrarse bien allí. Sin embargo, Karime le dijo que esperasen. Quiso protestar, aunque decidió callarse. No quería discutir con su compañera y, al fin y al cabo, le había explicado que, si no sucedía nada, se acercarían en muy poco tiempo. Así que se resignó. ¿Qué eran cinco minutos?
Poco a poco, ambas fueron aproximándose a la puerta del torreón. Ariv no sabía cuánto tiempo había transcurrido, pero la espera cada vez se le hacía más larga. Frunció el ceño. Iba a preguntarle a Karime qué hacer a continuación cuando ésta, sonriente, le anunció que ya era hora de entrar. Ariv, contenta, le devolvió la sonrisa. Aunque apenas llevaban un par de días juntas, le tenía mucho aprecio. Había sido su primera amiga en aquella ciudad de pesadilla.
Cuando Karime empezó a gritar, no pudo evitar echarse a reír. Las palabras de la chica le hacían gracia. Poco después, también ella se unió a sus gritos.
- ¡Sí! ¡Dejadnos pasar, por favor! – exclamó.
Y aguardó, expectante, a que los habitantes del torreón les hicieran caso.
Después de recorrer algunas calles, ambas terminaron en un torreón. Los otros chicos se metieron dentro con rapidez, seguramente para atender al que había resultado herido. Ariv quería seguirlos. Aquel lugar parecía seguro, dentro de lo que cabe, y tenía la sensación de que iba a encontrarse bien allí. Sin embargo, Karime le dijo que esperasen. Quiso protestar, aunque decidió callarse. No quería discutir con su compañera y, al fin y al cabo, le había explicado que, si no sucedía nada, se acercarían en muy poco tiempo. Así que se resignó. ¿Qué eran cinco minutos?
Poco a poco, ambas fueron aproximándose a la puerta del torreón. Ariv no sabía cuánto tiempo había transcurrido, pero la espera cada vez se le hacía más larga. Frunció el ceño. Iba a preguntarle a Karime qué hacer a continuación cuando ésta, sonriente, le anunció que ya era hora de entrar. Ariv, contenta, le devolvió la sonrisa. Aunque apenas llevaban un par de días juntas, le tenía mucho aprecio. Había sido su primera amiga en aquella ciudad de pesadilla.
Cuando Karime empezó a gritar, no pudo evitar echarse a reír. Las palabras de la chica le hacían gracia. Poco después, también ella se unió a sus gritos.
- ¡Sí! ¡Dejadnos pasar, por favor! – exclamó.
Y aguardó, expectante, a que los habitantes del torreón les hicieran caso.
- Viktor Olbricht
Ficha de cosechado
Nombre: Aleksei Dorne
Especie:
Habilidades: Habilidad manual, artesanía, motivación.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/09/12, 01:33 am
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<div style="opacity:0.5; font-family: lucida pro; font-size: 30px; text-transform: uppercase; text-shadow: 1px 1px 1px 1px black; letter-spacing:1px;">
Post: 6
</div><div style="opacity:0.7; font-family: Edwardian Script ITC,adorable, trajan pro; font-size: 35px; text-shadow: 1px 1px 1px 1px black; letter-spacing:1px;">Petición inesperada.
</div>Suspiré al terminar de oír cómo quizás había sido algo "acosador" para aquellos fascinantes seres, por lo que inconscientemente volví a mi ensimismamiento. Dediqué un par de sonrisas a los que antes había apelado y me puse manos a la obra con todo lo que aún quedaba por limpiar. Me quité la chaqueta y la dejé sobre una de las sillas que había en la cercanía de mi brazo, me remangué la camisa y me arreglé el corbatín. Y allí, agachado sobre el suelo, comencé a limpiar, a frotar y a intentar dejar impoluto toda la planta. Marañas de polvos y pelusas salían de cualquier rincón y el olor no era del todo agradable, pero no podía rendirme simplemente limpiando, eso sería ridículo, y lo que menos necesitaban mis compañeros era un lastre más, alguien con quien tener que cargar como un peso muerto por toda Rocavarancolia.- Supongo que debería hacer las camas. -Dije en un tono retórico, mientras con otro trapo seco intentaba secar el suelo y dejarlo algo más pulcro.
Música de fondo.
<object width="340" height="20"><param name="movie" value="https://www.youtube.com/v/v0p89aJXIK8&feature"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="https://www.youtube.com/v/v0p89aJXIK8&feature" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="340" height="20"></embed></object>
Todo estaba medianamente bien, las sillas sobre las mesas, el polvo de las estanterías limpiado y casi todo listo. Como antes, seguía sin compartir palabra con nadie de los que allí estaban, sólo trataba de ser de utilidad en el torreón y no dar muchos problemas. Ruidos y voces se escuchaban en otros pisos, en la armería y pasos ligeros, pero estaba tan metido en mi cargar contra el autoestima que no le presté demasiada atención. Había sufrido ya suficiente por culpa de algunas personas de la Tierra, y ahora, en otro mundo que parecía que iba a ser glorioso, presentía que iba a correr la misma suerte. Los ruidos se hicieron algo más notorios y decidí colocarme la chaqueta de nuevo y marchar a la armería para ver qué era lo maravilloso de aquel sitio, donde no encontré nada más que armas y piezas de armadura. Sin embargo, en ese momento, se me ocurrió una idea para no ser un estorbo.- Usaré las piezas de estas armaduras rotas y me haré una. -Dije sorprendido y con una sonrisa, pues me recordaba a la época en la que trabajaba con mi padre en su taller, inventando y construyendo artilugios curiosos. Rápidamente, ignorando todo sonido y ser que se interpusiera en mi camino, subí como un exhalación a buscar un saco, que encontré en el lugar donde estuve limpiando. Bajé de nuevo y cargué en su interior todo tipo de partes de armaduras, sin importar las repetidas y lancé el saco al interior de una celda contigua que parecía tener la llave puesta. Cerré la celda y me metí la llave en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta. En ese momento un extraño olor a carne quemada llenó mis orificios nasales, lo cual me hizo pensar que alguno de mis compañeros estaban cocinando. Dando vueltas a la armadura escuché de nuevo gritos y voces, pero esta vez me descolocaron, hundiendo más mi culpabilidad. Había un herido y yo ni siquiera me había dado cuenta, pero tampoco es que pudiera ayudar en su curación, eso seguro. Sacudí la cabeza para intentar recuperar mis anteriores pensamientos.
Volví a subir, solamente pensando en qué podría hacer con ese material, cuando escuché dos voces venir de fuera del torreón. Sorprendido de lo que decían me dispuse a abrir la puerta, pues no conocía a todos los chicos del torreón, y sólo quería ayudar así que tras algo de esfuerzo abrí la puerta y saludé a aquellas figuras con una sonrisa.- Bienvenidas, soy Aleksei, perdonad que no me haya presentado antes... -Dije con un tono de pena y resignación, pues no las conocía sinceramente, pero aun así, quizás los demás si lo hicieran.
Música de fondo.
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Todo estaba medianamente bien, las sillas sobre las mesas, el polvo de las estanterías limpiado y casi todo listo. Como antes, seguía sin compartir palabra con nadie de los que allí estaban, sólo trataba de ser de utilidad en el torreón y no dar muchos problemas. Ruidos y voces se escuchaban en otros pisos, en la armería y pasos ligeros, pero estaba tan metido en mi cargar contra el autoestima que no le presté demasiada atención. Había sufrido ya suficiente por culpa de algunas personas de la Tierra, y ahora, en otro mundo que parecía que iba a ser glorioso, presentía que iba a correr la misma suerte. Los ruidos se hicieron algo más notorios y decidí colocarme la chaqueta de nuevo y marchar a la armería para ver qué era lo maravilloso de aquel sitio, donde no encontré nada más que armas y piezas de armadura. Sin embargo, en ese momento, se me ocurrió una idea para no ser un estorbo.- Usaré las piezas de estas armaduras rotas y me haré una. -Dije sorprendido y con una sonrisa, pues me recordaba a la época en la que trabajaba con mi padre en su taller, inventando y construyendo artilugios curiosos. Rápidamente, ignorando todo sonido y ser que se interpusiera en mi camino, subí como un exhalación a buscar un saco, que encontré en el lugar donde estuve limpiando. Bajé de nuevo y cargué en su interior todo tipo de partes de armaduras, sin importar las repetidas y lancé el saco al interior de una celda contigua que parecía tener la llave puesta. Cerré la celda y me metí la llave en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta. En ese momento un extraño olor a carne quemada llenó mis orificios nasales, lo cual me hizo pensar que alguno de mis compañeros estaban cocinando. Dando vueltas a la armadura escuché de nuevo gritos y voces, pero esta vez me descolocaron, hundiendo más mi culpabilidad. Había un herido y yo ni siquiera me había dado cuenta, pero tampoco es que pudiera ayudar en su curación, eso seguro. Sacudí la cabeza para intentar recuperar mis anteriores pensamientos.
Volví a subir, solamente pensando en qué podría hacer con ese material, cuando escuché dos voces venir de fuera del torreón. Sorprendido de lo que decían me dispuse a abrir la puerta, pues no conocía a todos los chicos del torreón, y sólo quería ayudar así que tras algo de esfuerzo abrí la puerta y saludé a aquellas figuras con una sonrisa.- Bienvenidas, soy Aleksei, perdonad que no me haya presentado antes... -Dije con un tono de pena y resignación, pues no las conocía sinceramente, pero aun así, quizás los demás si lo hicieran.
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/09/12, 01:40 am
El saludo del joven cosechado se vio interrumpido por el fuerte graznido de una estirge. Aprovechando el portón abierto, descendió en picado y pasó en un estallido de plumas frente a la cara de Karime, cuyo maquillaje quedó estropeado con un golpe de ala.
El ave hizo una curva hacia una ventana de Maciel y volvió a colocarse junto a las demás, como si nada hubiera pasado.
El ave hizo una curva hacia una ventana de Maciel y volvió a colocarse junto a las demás, como si nada hubiera pasado.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valor
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/09/12, 02:07 pm
Wintelgy
La sensación de haber hecho algo útil llenaba de satisfacción mi seño. Un jaleo me despierta.
<< ¿ Ya han llegado ? cuanto llevare dormido… >>
Me estiro y bostezo mientras me dirijo a la planta inferior a recibir a mis compañeros. Antes de llegar a las escaleras me encuentro a el piel plateada Saren de frente cargando con dos cubos de agua, me pareció admirable el simple hecho de que no derramara ni una gota de agua en el suelo.
“Bienvenido Saren-dije frotándome un ojo y con voz de dormido- ¿hace mucho que…-me voy apagando lentamente en cuanto veo las manchas de sangre en sus abrigos- ¿ que ha pasado ?”
Saren me dice en tono tranquilizador que todos están bien pero que tenemos un nuevo compañero que no ha tenido tanta suerte. Saren continúa su camino y yo desciendo a ver a los demás y a ese nuevo compañero.
Al bajar me encuentro al piel rosada que se quedo conmigo en el torreón y a dos individuos más.
“hola-digo mientras busco con la mirada a los demás- ¿Dónde están los demás? Me ha dicho Saren que tenemos un nuevo compañero..- me freno un poco al ver que nunca antes había visto aquellos dos individuos- oh… lo siento… yo soy Wintel, ¿estáis bien?”
Justo cuando me acerco un poco a las nuevas un graznido estremecedor y un revoloteo de plumas inunda la sala, es tal la impresión que me caigo al suelo de culo. Se trataba de una de esas aves, tal como llego se fue dejando solo un reguero de plumas negras como la noche.
Me costaba entender como esas aves me hacían sentir extrañamente bien, tenia admiración por ellas. Lo que mas admiraba de ellas era que vivían en un grupo, que aunque fuese muy numeroso parecían moverse como una sola criatura viviente cuando volaban, parecían como si estuviesen perfectamente organizadas.
Recogí fervientemente todas las plumas que pude recuperar del suelo y me las guarde. No me di cuenta que una de las nuevas empezaba a quejarse por algo del maquillaje.
“¿Maquillaje?-pregunte levantando la vista para mirarle la cara- ¡Vaya! ¿Estas bien? !Tienes toda la cara sucia!”
[b]
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/09/12, 02:49 pm
En cuanto RR termino con la curación del tullido, Saren se acercó a la cocina a beber un poco de agua. Mientras el líquido refrescaba su garganta, el norteño le daba vueltas a lo sucedido durante el día, hasta que se fijo en que estaba manchado de sangre. Mascullo algo y salió al patio a por dos cubos de agua, subiendo después al segundo piso a llenar una bañera. Repitió el proceso unas cuantas veces, a paso rápido, y en el último viaje creyó oír la puerta, pero se olvido en cuanto se cruzó con Wintel, que parecía recién levantado. Le explico al nublino lo del tullido y la amputación, tranquilizándole ante la visión de la sangre.
El nublino continúo su camino escaleras abajo, y el norteño se metió en la habitación de las bañeras. Se desvistió por completo, dejando sus cosas a un lado de la habitación, incluido el abrigo y la camisa, que había recuperado en el último viaje. Cogió uno de los calderos de agua que había subido en último lugar, y limpió su cuerpo con una pastilla de jabón, aclarándose con el agua. Después se metió en la bañera, sumergiéndose y conteniendo la respiración. El agua estaba fría, pero acostumbrado como estaba a las bajas temperaturas apenas le dio importancia. Saren notaba como su piel se rehidrataba de nuevo, y bajo el agua se sintió mas descansado.
El nublino continúo su camino escaleras abajo, y el norteño se metió en la habitación de las bañeras. Se desvistió por completo, dejando sus cosas a un lado de la habitación, incluido el abrigo y la camisa, que había recuperado en el último viaje. Cogió uno de los calderos de agua que había subido en último lugar, y limpió su cuerpo con una pastilla de jabón, aclarándose con el agua. Después se metió en la bañera, sumergiéndose y conteniendo la respiración. El agua estaba fría, pero acostumbrado como estaba a las bajas temperaturas apenas le dio importancia. Saren notaba como su piel se rehidrataba de nuevo, y bajo el agua se sintió mas descansado.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/09/12, 04:40 pm
Karime esperó impaciente a que abrieran la puerta. Desde hacía horas que tenía mucha hambre y el olor a carne quemada no hacía más que abrirle el apetito. Cuando por fin se abrió la puerta, la imagen de un chico la decepcionó. “Esperaba que alguna chica abriera para darnos la bienvenida.” Se dijo, pero en seguida recuperó su hambre y se dispuso a entrar cuando un golpe en su cara a descolocó.
- ¿Qué ha sido eso?- preguntó confundida, hasta que dio con el culpable. Un ave para nada agraciada.- ¿Y a ti que te pasa? ¡Si te caigo mal solo tienes que decirlo, no tienes porque darme!- le gritó levantando un puño.
Repuesta del golpe, se adentró en el torreón, lanzando una mirada amenazante al chico que había comentado lo de su maquillaje, que, gracias al estado en el que había quedado el mismo, se vió más temible. Con un vistazo rápido a la planta del torreón y analizando a los presentes, incluido el chico sin pierna, que se había quedado inconsciente, corroboró lo que se temía: no había ninguna chica.
- ¡Vaya, ninguna chica! Menos mal que hemos llegado tú y yo, Ariv. Alguien tiene que poner orden aquí.- le comentó por encima del hombro a su amiga y, como si de su propia casa se tratase, caminó de forma despreocupada hacia la cocina, donde se hizo con algunas frutas que aplacaran su hambre.- ¡Uy! Si no me he presentado.- se dio cuenta de repente y se cuadró al modo militar.- Mi nombre es Karime, hija de Kirina.- se presentó solemnemente.
A pesar de que odiaba a su madre, nunca renunciaría al linaje del que tan orgullosa se sentía. Comió un par de piezas de fruta antes de decidir que exploraría el torreón. No se le pasó por la cabeza la posibilidad de que alguno de esos chicos no viera con buenos ojos su intromisión, a pesar de que ninguno de ellos parecía de Libo y, por lo tanto, vendrían de otro tipo de culturas, por lo que, tras un “¿hum?” de curiosidad, subió las escaleras que había estado mirando mientras comía.
Subió hasta que el nido de estirges le avisó de que era mejor no seguir ascendiendo y desde ahí bajó revisando algunas de las habitaciones. La mayoría tenían baúles y colchones, por lo que no les dio mucha importancia hasta que se topo con una habitación que no las tenía. Una bañera a rebosar de agua ocupaba el centro de la habitación. K se acercó para rozarla con sus dedos y, si fuera posible, refrescarse y quitarse el maquillaje corrido, cuando una cabeza surgió del agua.
- ¡Joder, que susto! ¿Es que no sabes avisar o algo?- le espetó al chico que había aparecido de debajo del agua, que reconoció como el único moreno que había visto en el río.- No me extraña que estés sumergido hasta arriba. ¡a saber lo que te ha costado quitarte toda esa ropa!- señaló exageradamente las prendas del chico en una silla.- Por cierto, soy Karime, pero tú puedes llamarme K.- se presentó guiñándole un ojo mientras le daba un repaso, intentado avergonzarle. Se dio la vuelta, dispuesta a seguir con su reconocimiento del torreón y, mientras salía, comentó.- Siéntete privilegiado, Burbujita, creo que eres la primera persona a la que solo me limito a hablarle estando tan húmedo.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/09/12, 05:51 pm
RR había bajado de nuevo a las cocinas tras subir a su habitación, dónde había dejado su libro recién adquirido, para prepararse algo de comer. Se había acabado el queso, y tenía la sensación de que no le vendría mal comer algo más tras aquella carrera a la desesperada por la ciudad. Tuvo mucho cuidado de sólo comer algo de queso y pan. La carne tendría que ser para el muchacho herido, o al menos su ración, si querían que se recuperara pronto.
Mientras intentaba relajarse, escuchó una serie de ruidos en la puerta. Voces femeninas al otro lado de la puerta, las bisagras al abrirse sin más y al payaso de turno presentándose. Luego una voz de lo más irritante y… caos, comentarios sexistas, pasos ascendentes…
Si el muchacho no intervino antes fue por el simple hecho de que estaba cargando su ballesta con una tranquilidad que rezumaba mala hostia a varios universos a la redonda. No era su día, y consideró que ya era hora de hacérselo notar a todos aquellos pequeños hijos de puta.
Salió de la cocina con la ballesta en una mano y con una expresión en el rostro que parecía apuñalar a quien la miraba, incluso bajo la capucha, las gafas y el pañuelo. Se dirigió hacia Aleksei por la espalda a paso aparentemente tranquilo hasta posicionarse a su espalda. Cuando se halló lo suficientemente cerca, le dio unos toquecitos con el dedo en el hombro.
-Disculpa…- comenzó a decir en un tono completamente normal.
Cuando el chaval se comenzó a girar, RR le agarró con fuerza por el cuello de la camisa y se lo acercó a su rostro tanto que el terrícola podría haber contado sus pecas de no haber sido porque su tez era blanca cómo la de un cadáver.
-Escúchame bien, pequeño e inmundo pedacito de mierda. Me parece muy bien que te guste pensar en rosa y en lo maravillosa que es la gente y lo bueno que es el universo con todo el mundo. Pero te diré un par de cositas:
1- Por si no te has dado cuenta, princesita, llevamos todo el día fuera. ¿Sabes qué estábamos haciendo? Estábamos recorriéndonos esta puta ciudad de cabo a rabo buscando a nuestros compañeros y un poco de comida para mantener ese pedazo de chatarra defectuosa que llamas cerebro con suficiente carga proteínica. Como veo que no pareces muy informado de la travesía, te haré un resumen. Hemos encontrado a un viejo compañero tirado en una puta zanja con la pierna arrancada a la altura de la rodilla con unos monstruos necrófagos royendo la herida. Lo hemos traído en hombros, a él y a la comida, con esos bichos pisándonos los talones. ¿Notas el olorcito a barbacoa? ¿Sí? Pues no te hagas muchas ilusiones, porque es su maldita herida cauterizada con una espada al rojo.
2- Me parece de maravilla que te quieras suicidar, chaval. Si es necesario, yo te preparo el nudito en una viga para que te ahorques y nos quites una boca que alimentar. Pero sólo te pido que no nos lleves a todos por delante con tu estupidez de enciclopedia. A si que si vuelven a llamar a la puerta felizmente dos perfectas desconocidas, ¿te importaría, si no le supone demasiado esfuerzo a ese saco de moho que gustas en llamar cerebro, de preguntar antes quién hostias son y de avisar antes a los demás?
No te voy a arrancar esa cabeza inútil que llevas sobre los hombros por la sencilla razón de que me sigo considerando un buen tipo, a fin de cuentas. Pero espero que comprendas las desproporcionadas y monumentales dimensiones de mi cabreo y que para la próxima vez PIENSES. Procura no explotar en el intento.
Tras decir esto, lo soltó, lo dejó en el suelo y se echó la ballesta al hombro, dirigiéndose con pesada lentitud maquinal hacia las escaleras, dejando que sus suelas metálicas fueran transmitiendo aquella mala hostia que amenazaba con salir de su pecho rompiéndole el esternón, chillando y enseñando los colmillos cubiertos de sangre y matar brutalmente a todos sus compañeros.
Subió las escaleras hasta localizar a aquel torbellino andante que iba revolviendo y abriendo felizmente todas las malditas habitaciones del torreón, y por un momento deseó con todas sus fuerzas haber terminado a tiempo la trampa de cuchillos que se debía accionar al abrir la puerta de su habitáculo. Parecía salir del cuarto donde Saren se daba un tranquilo baño y, aprovechando que estaba relativamente quieta, le apuntó con su ballesta.
-Buenos días.- comentó de nuevo en ese tono tan ácidamente irónico que podría haber perforado el suelo del torreón y haber llegado a las alcantarillas, sugiriendo sutilmente que sólo tenía ganas de abrirla en canal mientras gritaba algo muy feo en áurico.- Creo que no nos han presentado. Me llamo RR, y este es mi torreón y el de mis compañeros. Aunque el imbécil sin sangre de ahí abajo te haya dado la impresión de lo contrario, estamos perfectamente organizados y convivimos bastante bien aun por la dificultad de sobrevivir en este estercolero. No, no hay mujeres. Y por lo que te he oído decir, eso parece ser un inconveniente para ti. Mira, llevo sólo dos días aquí, pero me jacto de conocer bastantes alienígenas, y he supuesto que eres de esa gente que se cree superior a los demás por el simple hecho de tener vagina. Pues te diré una cosa, guapa. La gente que conocía en mi mundo de origen con tus aires medía el doble que yo, tenía dientes que atravesaban metal y seis jodidos brazos afilados como putas cuchillas. Por ende, comprenderás que no me impresionen mucho tus aires de suficiencia altiva ni me intimide tu maquillaje corrido. Y te contaré un secreto: Si tengo que decidir si meterte esta flecha en la cara o no, tus genitales no serán un factor determinante a tener en cuenta. ¿Me sigues? Bieeen. Porque quiero que sigas haciéndolo.
He tenido un mal día. Un muy mal día, diría yo. He recorrido esta ciudad con un saco lleno de comida primero y con un chaval mutilado después. He apuntado a tantas cosas con este puto montón de chatarra prehistórica que ya he perdido la cuenta. Acabo de operar a un crío con un cuchillo diseñado para hacerle el tipo de heridas que yo le estaba cerrando y he renunciado a mis raciones de carne durante un par de meses y a mis setas tranquilizantes por el que en condiciones normales me inmolaría con tal de convertir en un pegote caliente de carne y sangre en la pared. Sí, es un puto mal día. Y para colmo venís y os presentáis con aires festivos en nuestro hogar cuando acabamos de escapar de la muerte por los pelos. Y ese chico (no se si es que por el hecho de que tenga cojones te importa una mierda) no va a volver a correr en su vida. Y yo, personalmente, tengo muchísimo mono. A si que… ¿qué te parece si bajas al salón y te comportas cómo una puta persona normal? ¡COJONES YA!
Mientras intentaba relajarse, escuchó una serie de ruidos en la puerta. Voces femeninas al otro lado de la puerta, las bisagras al abrirse sin más y al payaso de turno presentándose. Luego una voz de lo más irritante y… caos, comentarios sexistas, pasos ascendentes…
Si el muchacho no intervino antes fue por el simple hecho de que estaba cargando su ballesta con una tranquilidad que rezumaba mala hostia a varios universos a la redonda. No era su día, y consideró que ya era hora de hacérselo notar a todos aquellos pequeños hijos de puta.
Salió de la cocina con la ballesta en una mano y con una expresión en el rostro que parecía apuñalar a quien la miraba, incluso bajo la capucha, las gafas y el pañuelo. Se dirigió hacia Aleksei por la espalda a paso aparentemente tranquilo hasta posicionarse a su espalda. Cuando se halló lo suficientemente cerca, le dio unos toquecitos con el dedo en el hombro.
-Disculpa…- comenzó a decir en un tono completamente normal.
Cuando el chaval se comenzó a girar, RR le agarró con fuerza por el cuello de la camisa y se lo acercó a su rostro tanto que el terrícola podría haber contado sus pecas de no haber sido porque su tez era blanca cómo la de un cadáver.
-Escúchame bien, pequeño e inmundo pedacito de mierda. Me parece muy bien que te guste pensar en rosa y en lo maravillosa que es la gente y lo bueno que es el universo con todo el mundo. Pero te diré un par de cositas:
1- Por si no te has dado cuenta, princesita, llevamos todo el día fuera. ¿Sabes qué estábamos haciendo? Estábamos recorriéndonos esta puta ciudad de cabo a rabo buscando a nuestros compañeros y un poco de comida para mantener ese pedazo de chatarra defectuosa que llamas cerebro con suficiente carga proteínica. Como veo que no pareces muy informado de la travesía, te haré un resumen. Hemos encontrado a un viejo compañero tirado en una puta zanja con la pierna arrancada a la altura de la rodilla con unos monstruos necrófagos royendo la herida. Lo hemos traído en hombros, a él y a la comida, con esos bichos pisándonos los talones. ¿Notas el olorcito a barbacoa? ¿Sí? Pues no te hagas muchas ilusiones, porque es su maldita herida cauterizada con una espada al rojo.
2- Me parece de maravilla que te quieras suicidar, chaval. Si es necesario, yo te preparo el nudito en una viga para que te ahorques y nos quites una boca que alimentar. Pero sólo te pido que no nos lleves a todos por delante con tu estupidez de enciclopedia. A si que si vuelven a llamar a la puerta felizmente dos perfectas desconocidas, ¿te importaría, si no le supone demasiado esfuerzo a ese saco de moho que gustas en llamar cerebro, de preguntar antes quién hostias son y de avisar antes a los demás?
No te voy a arrancar esa cabeza inútil que llevas sobre los hombros por la sencilla razón de que me sigo considerando un buen tipo, a fin de cuentas. Pero espero que comprendas las desproporcionadas y monumentales dimensiones de mi cabreo y que para la próxima vez PIENSES. Procura no explotar en el intento.
Tras decir esto, lo soltó, lo dejó en el suelo y se echó la ballesta al hombro, dirigiéndose con pesada lentitud maquinal hacia las escaleras, dejando que sus suelas metálicas fueran transmitiendo aquella mala hostia que amenazaba con salir de su pecho rompiéndole el esternón, chillando y enseñando los colmillos cubiertos de sangre y matar brutalmente a todos sus compañeros.
Subió las escaleras hasta localizar a aquel torbellino andante que iba revolviendo y abriendo felizmente todas las malditas habitaciones del torreón, y por un momento deseó con todas sus fuerzas haber terminado a tiempo la trampa de cuchillos que se debía accionar al abrir la puerta de su habitáculo. Parecía salir del cuarto donde Saren se daba un tranquilo baño y, aprovechando que estaba relativamente quieta, le apuntó con su ballesta.
-Buenos días.- comentó de nuevo en ese tono tan ácidamente irónico que podría haber perforado el suelo del torreón y haber llegado a las alcantarillas, sugiriendo sutilmente que sólo tenía ganas de abrirla en canal mientras gritaba algo muy feo en áurico.- Creo que no nos han presentado. Me llamo RR, y este es mi torreón y el de mis compañeros. Aunque el imbécil sin sangre de ahí abajo te haya dado la impresión de lo contrario, estamos perfectamente organizados y convivimos bastante bien aun por la dificultad de sobrevivir en este estercolero. No, no hay mujeres. Y por lo que te he oído decir, eso parece ser un inconveniente para ti. Mira, llevo sólo dos días aquí, pero me jacto de conocer bastantes alienígenas, y he supuesto que eres de esa gente que se cree superior a los demás por el simple hecho de tener vagina. Pues te diré una cosa, guapa. La gente que conocía en mi mundo de origen con tus aires medía el doble que yo, tenía dientes que atravesaban metal y seis jodidos brazos afilados como putas cuchillas. Por ende, comprenderás que no me impresionen mucho tus aires de suficiencia altiva ni me intimide tu maquillaje corrido. Y te contaré un secreto: Si tengo que decidir si meterte esta flecha en la cara o no, tus genitales no serán un factor determinante a tener en cuenta. ¿Me sigues? Bieeen. Porque quiero que sigas haciéndolo.
He tenido un mal día. Un muy mal día, diría yo. He recorrido esta ciudad con un saco lleno de comida primero y con un chaval mutilado después. He apuntado a tantas cosas con este puto montón de chatarra prehistórica que ya he perdido la cuenta. Acabo de operar a un crío con un cuchillo diseñado para hacerle el tipo de heridas que yo le estaba cerrando y he renunciado a mis raciones de carne durante un par de meses y a mis setas tranquilizantes por el que en condiciones normales me inmolaría con tal de convertir en un pegote caliente de carne y sangre en la pared. Sí, es un puto mal día. Y para colmo venís y os presentáis con aires festivos en nuestro hogar cuando acabamos de escapar de la muerte por los pelos. Y ese chico (no se si es que por el hecho de que tenga cojones te importa una mierda) no va a volver a correr en su vida. Y yo, personalmente, tengo muchísimo mono. A si que… ¿qué te parece si bajas al salón y te comportas cómo una puta persona normal? ¡COJONES YA!
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/09/12, 08:43 pm
Esa salida habia sido caotica desde el momento que habian salido de la biblioteca. Tuvieron que apsar por una enorme cicatriz en el suelo llena de esqueletos de crituras que DL jamas habia visto y que preferiria no ver nunca. Tuvieorn que apsar cuidadosamente por el punete que loa travesaba hasta llegar finalmente al rio, donde se encontraron la sorpresita principal. lo siguiente fue basicamente un borron en la mente de DL, en un momento se encontraban viendo al foner blanco siendo alimento de unos bichos carroñeros y al momento siguiente se encontraban corriendo de nuevo hacia el torreon con Saren y Shizel cargando al foner mientras RR entretenia a esas bestas. "Se le aviso que no fuera solo y por no hacer caso, se quedo con una jodida pierna menos..." penso con frustracion y molestia mientras corria junto al resto de vuelta al torreon y nada mas llegar eal torreon fue ala cocina por trapos para ayuda en lo que pudiera para curar al idiota que decidia irse por su cuenta en esa ciudad tan peligrosa. DL ntento ayudar en lo que pudiera ya fuera sujetando al herido como limpiando la sangre apara que RR pudiera hacer su trabajo con la pierna del foner.
-Joder, ya tenemos el primer herido y todo por decidir irse solo...- murmuro DL con molestia cuando tras un rato finalmente RR consiguio terminar con su labor con alyuda de Shizel y Saren, el no pudo ayudar mucho, sus conocimientos en medicina no eran de lo mejor y ademas tener mucha gente tratando al mismo tiempo al herido solo habria sido un entorpecimiento mas que una ayuda. Cuando todo aquel ajetreo termino subio al cuarto y busco algo de ropa en los baules que pudieran servir de vendas y de mantas, por que ahora habria que cuidar que se enfermara o cogiera alguna infeccion. Ya abajo se acerco al peliblanco tras desinfectar una camiseta que corto para hacer vendas con ella y asi poder asegurar que nos e le abrieran las costuras, cubriendole con lo que un apsado lejano debioser una especie de abrigo.
-Hay que intentar mantenerlo caliente y darle agua, ha perdido mucha sangre sino lo idratamos morira igual aunque hayamos hecho algo con su pierna - comento a Shizel y a Saren, ya que RR habia desaparecido en el piso de arriba. Suspiro algo cansado, apoyandose en el sofa pasandose las manos por el rostro se sentia mas cansado psicologicamente que fisicamente. Para rematar la situacion, aparecieron de la nada dos nuevas "invitadas" al torreon, una tal Karime que se movio por el lugar como si fuese la reina, confundido la siguio con la mirada, tenia toda la pinta de ser una cosechada al igual que ellos, pero sus aires de superioridad le tenian bastante molesto, teniendo en cuenta la situacion que acaban de vivir y que aun seguian con los nervios algo tensos, la llegada de aquellas extrañas era bastante inoportuna.
-No tengo ni idea de quienes son, pero si sigue comprotandose...como si fuese la reina de este torreon, lo lleva claro -murmuro pensativamente sin dirgirse a nadie en particular, simplemente que teniendo en cuenta que todos ahi eran un tanto independientes el ser mandados como si fuesen cosas o que estaban por debajo de ella solo por ser mujer, no iba a ser muy bien recibido. Obvio RR pensaba como el, a juzgar por la escenita que le dio a Aleksei y la que se encontro poco despues cuando subia a una de las habitaciones- Posiblemente piense que necesitamos una presencia femenina en este lugar...con tanto hombre reunido, si tiene razonn en eso...pero de ahi a que imponga "cierto orden" es exagerado, se terminara dando cuenta por las buenas o por las malas que aqui todo el mundo es igual...ya sea hombre, mujer, tenga cola, alas...o aletas de pez...- añadio al encontrarse a esta interrumpiendo como si anda el baño de Saren- Y a ver si aprendemos a llamar antes de entrar...que ni uno se va podoer bañar tranquilo en este sitio...nio creo que te haga ni puta gracia que alguno entremos cuando tu estes en la misma situacion de Saren...- añadio con un deje de molestia mientras se dirigia a la habitacion donde se centraria en leerse el libro que habia cogido, talv ez vendria informacion practica sobre esos bichos que se estaban comiendo al foner blanco- Y por cierto...me llamo DL, por si hay algun interes en saberlo...-finalizo sin muchas ganas de discutir, total todo lo que tenia que decirse ya lo habia dicho RR con su caracteristica forma de tratar a al gente.
-Joder, ya tenemos el primer herido y todo por decidir irse solo...- murmuro DL con molestia cuando tras un rato finalmente RR consiguio terminar con su labor con alyuda de Shizel y Saren, el no pudo ayudar mucho, sus conocimientos en medicina no eran de lo mejor y ademas tener mucha gente tratando al mismo tiempo al herido solo habria sido un entorpecimiento mas que una ayuda. Cuando todo aquel ajetreo termino subio al cuarto y busco algo de ropa en los baules que pudieran servir de vendas y de mantas, por que ahora habria que cuidar que se enfermara o cogiera alguna infeccion. Ya abajo se acerco al peliblanco tras desinfectar una camiseta que corto para hacer vendas con ella y asi poder asegurar que nos e le abrieran las costuras, cubriendole con lo que un apsado lejano debioser una especie de abrigo.
-Hay que intentar mantenerlo caliente y darle agua, ha perdido mucha sangre sino lo idratamos morira igual aunque hayamos hecho algo con su pierna - comento a Shizel y a Saren, ya que RR habia desaparecido en el piso de arriba. Suspiro algo cansado, apoyandose en el sofa pasandose las manos por el rostro se sentia mas cansado psicologicamente que fisicamente. Para rematar la situacion, aparecieron de la nada dos nuevas "invitadas" al torreon, una tal Karime que se movio por el lugar como si fuese la reina, confundido la siguio con la mirada, tenia toda la pinta de ser una cosechada al igual que ellos, pero sus aires de superioridad le tenian bastante molesto, teniendo en cuenta la situacion que acaban de vivir y que aun seguian con los nervios algo tensos, la llegada de aquellas extrañas era bastante inoportuna.
-No tengo ni idea de quienes son, pero si sigue comprotandose...como si fuese la reina de este torreon, lo lleva claro -murmuro pensativamente sin dirgirse a nadie en particular, simplemente que teniendo en cuenta que todos ahi eran un tanto independientes el ser mandados como si fuesen cosas o que estaban por debajo de ella solo por ser mujer, no iba a ser muy bien recibido. Obvio RR pensaba como el, a juzgar por la escenita que le dio a Aleksei y la que se encontro poco despues cuando subia a una de las habitaciones- Posiblemente piense que necesitamos una presencia femenina en este lugar...con tanto hombre reunido, si tiene razonn en eso...pero de ahi a que imponga "cierto orden" es exagerado, se terminara dando cuenta por las buenas o por las malas que aqui todo el mundo es igual...ya sea hombre, mujer, tenga cola, alas...o aletas de pez...- añadio al encontrarse a esta interrumpiendo como si anda el baño de Saren- Y a ver si aprendemos a llamar antes de entrar...que ni uno se va podoer bañar tranquilo en este sitio...nio creo que te haga ni puta gracia que alguno entremos cuando tu estes en la misma situacion de Saren...- añadio con un deje de molestia mientras se dirigia a la habitacion donde se centraria en leerse el libro que habia cogido, talv ez vendria informacion practica sobre esos bichos que se estaban comiendo al foner blanco- Y por cierto...me llamo DL, por si hay algun interes en saberlo...-finalizo sin muchas ganas de discutir, total todo lo que tenia que decirse ya lo habia dicho RR con su caracteristica forma de tratar a al gente.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
19/09/12, 11:37 pm
Shizel se había dejado caer descuidadamente en un sofá cercano con los ojos cerrados y una mano en la sien, ajeno en un principio a la conversación que estaba teniendo lugar. El foner se había retorcido como un cosaco incluso hallándose inconsciente, y el hecho de que acabaran de realizar una amputación sobre la marcha en aquella misma sala le resultaba surrealista. Había observado con morbosa fascinación el proceso de corte y cosido: las imágenes se superponían en su cabeza como una película rodada a toda prisa. Por lo que leía en libros los primerizos en aquellas lides vomitaban, se desmayaban ante la vista de tanta sangre... Ninguno de los presentes había hecho tal cosa. El único momento en el que el propio Shizel había sentido asco había sido cuando un chorro de sangre le había salpicado la ropa. Algo horrible no debería ser así de interesante, pensó.
Subir a las almenas a estar solo un rato, eso era lo que necesitaba: un rato para estar a solas e interiorizar todo lo que había pasado ese día. Sin embargo, en unos minutos le quedó claro que si se ausentaba justo entonces, para cuando volviese a descender probablemente habría unos cuantos inquilinos de menos en el torreón y más sangre por el suelo.
En un grupo idrino una situación semejante era impensable. Gente atacándose directamente, alzando la voz para imponerse por encima de los demás, rabia liberada en cuanto se pensaba y exactamente tal cual se pensaba. Shizel jamás había visto algo de aquel calibre, considerado en su mundo como una lamentable pérdida de los estribos, por parte de buena parte de los que estaban en el torreón, algunos con más delicadeza que otros.
En el entorno en el que se había criado cuando había discusiones de aquel tipo solían ser juegos de dialéctica, con insultos dados a golpe de sarcasmo y frialdad, sin alzar la voz y la tensión alta y densa como para cortarse con un cuchillo. Es más, en la mayoría de aquellos grupos él solía ser el encargado de disolver el conflicto, distrayendo la atención con una broma o zanjando el asunto con tacto.
"Debería tratar de calmar los ánimos", se dijo Shizel, pero se sorprendió a sí mismo pensando "Que les den".
La inmensa mayoría de los presentes era absolutamente incapaz de captar los matices. Si era egoísta allí a nadie le iba a importar: podía sentarse tranquilamente e ignorar la situación sin temor a consecuencias. Sin embargo, aquella gente cada vez hablaba más alto y cada vez con menos vías de llegar a una solución, y aquella falta de cabeza en general le estaba poniendo nervioso.
Shizel sintió cómo el dolor de cabeza iba a más. El insignificante detalle de que no hubiera comido nada en todo el día aparte del tentempié de a media mañana sólo sirvió para acrecentar su mala leche.
-Basta- espetó en voz alta y brusca-. Tenemos a un recién operado aquí que necesita reposo y vosotros gritándoos como energúmenos.
>>Las chicas- dijo en dirección a las aludidas-. No me importa de dónde vengáis ni por qué habéis entrado aquí como si fuera vuestra casa: que la saltimbanqui baje ahora mismo y digáis quiénes sois y por qué estáis aquí. Si os comportáis como gente civilizada nosotros haremos lo mismo. Si no, fuera.
El Shizel de dos días atrás les habría dado la bienvenida con una reverencia jocosa y habría hecho alguna broma sobre lo mucho que se había echado en falta la presencia femenina en ese torreón. El Shizel de aquel momento, no obstante, estaba cansado, tenía hambre y acababa de darse cuenta de que si él no estaba de humor para cortesías, por una vez a nadie iba a importarle.
-Si queréis podemos estar aquí diciéndonos cosas bonitas hasta que llegue la luna roja de la que nos hablaron- el tono de sarcasmo de su voz ya no era medido, ni siquiera deslizado a propósito-. Pero yo diría que la prioridad aquí es que este caballero descanse y se recupere, y ahora mismo nadie está moviendo un dedo a favor de ello. Así que si ninguno de los presentes va a ayudarme a subir al cojito a un cuarto del piso de arriba, al menos haced el favor de cerrar la boca.
>>Claro, también está la opción de colaboréis y dejéis de pegaros para hacerle ese pequeño favor al cojo, y luego nos sentemos todos a resolver esto como personas civilizadas. Sinceramente por mí como si os matáis, pero resulta que no podré dormir si tiene lugar una masacre organizada justo en el piso de abajo. Ah, y por si acaso alguien es lo bastante susceptible para tomar esto por una orden: notad que no os estoy ordenando nada: os estoy pidiendo que pongáis en pausa lo que sea que estéis usando en estos momentos y uséis el cerebro en su lugar durante diez miserables minutos. Creo que es bastante razonable, ¿no?
En realidad el bienestar del herido ocupaba un lugar secundario para él: en su mente el peligro a su vida ya había pasado. Lo que verdaderamente quería era que se callaran. Sin embargo, ciegos como estaban nadie se daría cuenta, y con suerte le harían caso bien a él, bien a su sentido común.
Subir a las almenas a estar solo un rato, eso era lo que necesitaba: un rato para estar a solas e interiorizar todo lo que había pasado ese día. Sin embargo, en unos minutos le quedó claro que si se ausentaba justo entonces, para cuando volviese a descender probablemente habría unos cuantos inquilinos de menos en el torreón y más sangre por el suelo.
En un grupo idrino una situación semejante era impensable. Gente atacándose directamente, alzando la voz para imponerse por encima de los demás, rabia liberada en cuanto se pensaba y exactamente tal cual se pensaba. Shizel jamás había visto algo de aquel calibre, considerado en su mundo como una lamentable pérdida de los estribos, por parte de buena parte de los que estaban en el torreón, algunos con más delicadeza que otros.
En el entorno en el que se había criado cuando había discusiones de aquel tipo solían ser juegos de dialéctica, con insultos dados a golpe de sarcasmo y frialdad, sin alzar la voz y la tensión alta y densa como para cortarse con un cuchillo. Es más, en la mayoría de aquellos grupos él solía ser el encargado de disolver el conflicto, distrayendo la atención con una broma o zanjando el asunto con tacto.
"Debería tratar de calmar los ánimos", se dijo Shizel, pero se sorprendió a sí mismo pensando "Que les den".
La inmensa mayoría de los presentes era absolutamente incapaz de captar los matices. Si era egoísta allí a nadie le iba a importar: podía sentarse tranquilamente e ignorar la situación sin temor a consecuencias. Sin embargo, aquella gente cada vez hablaba más alto y cada vez con menos vías de llegar a una solución, y aquella falta de cabeza en general le estaba poniendo nervioso.
Shizel sintió cómo el dolor de cabeza iba a más. El insignificante detalle de que no hubiera comido nada en todo el día aparte del tentempié de a media mañana sólo sirvió para acrecentar su mala leche.
-Basta- espetó en voz alta y brusca-. Tenemos a un recién operado aquí que necesita reposo y vosotros gritándoos como energúmenos.
>>Las chicas- dijo en dirección a las aludidas-. No me importa de dónde vengáis ni por qué habéis entrado aquí como si fuera vuestra casa: que la saltimbanqui baje ahora mismo y digáis quiénes sois y por qué estáis aquí. Si os comportáis como gente civilizada nosotros haremos lo mismo. Si no, fuera.
El Shizel de dos días atrás les habría dado la bienvenida con una reverencia jocosa y habría hecho alguna broma sobre lo mucho que se había echado en falta la presencia femenina en ese torreón. El Shizel de aquel momento, no obstante, estaba cansado, tenía hambre y acababa de darse cuenta de que si él no estaba de humor para cortesías, por una vez a nadie iba a importarle.
-Si queréis podemos estar aquí diciéndonos cosas bonitas hasta que llegue la luna roja de la que nos hablaron- el tono de sarcasmo de su voz ya no era medido, ni siquiera deslizado a propósito-. Pero yo diría que la prioridad aquí es que este caballero descanse y se recupere, y ahora mismo nadie está moviendo un dedo a favor de ello. Así que si ninguno de los presentes va a ayudarme a subir al cojito a un cuarto del piso de arriba, al menos haced el favor de cerrar la boca.
>>Claro, también está la opción de colaboréis y dejéis de pegaros para hacerle ese pequeño favor al cojo, y luego nos sentemos todos a resolver esto como personas civilizadas. Sinceramente por mí como si os matáis, pero resulta que no podré dormir si tiene lugar una masacre organizada justo en el piso de abajo. Ah, y por si acaso alguien es lo bastante susceptible para tomar esto por una orden: notad que no os estoy ordenando nada: os estoy pidiendo que pongáis en pausa lo que sea que estéis usando en estos momentos y uséis el cerebro en su lugar durante diez miserables minutos. Creo que es bastante razonable, ¿no?
En realidad el bienestar del herido ocupaba un lugar secundario para él: en su mente el peligro a su vida ya había pasado. Lo que verdaderamente quería era que se callaran. Sin embargo, ciegos como estaban nadie se daría cuenta, y con suerte le harían caso bien a él, bien a su sentido común.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Xana
Ficha de cosechado
Nombre: Ariv
Especie: Sinhadre
Habilidades: Memoria, reflejos, orientación.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 12:09 am
Finalmente, un chico les abrió la puerta a ambas. Nada más saludarlas, un pájaro golpeó a Karime en la cara. Aunque en un principio se preocupó por si le había hecho daño, enseguida se calmó. Sólo había arruinado su maquillaje y la había hecho enfadar un poco.
Ariv iba a entrar en el torreón, feliz porque estaba a punto de averiguar más cosas sobre los extraños muchachos del río, pero Karime se le adelantó. La chica enseguida empezó a recorrer el edificio como si se tratara de su propia casa, ante la mirada de asombro de Ariv. La niña permaneció cerca de la entrada, sin saber qué decir ni qué hacer. La reacción de su compañera la había pillado totalmente por sorpresa.
Y fue después cuando comenzaron los gritos. Un piso más arriba, uno de los habitantes del torreón le estaba echando la bronca a su amiga. Le reprochaba que hubiera entrado así, de forma tan repentina, en su hogar, que quisiera asumir el mando sólo por el hecho de ser mujer. También hubo alusiones al muchacho herido… Ese que había perdido una pierna por culpa de las alimañas que habían visto. ¿Su intervención habría ayudado en algo al pobre chico? Ariv dudaba, pero ya no podía hacer nada al respecto.
Empezó a vacilar. Ya no estaba tan segura de que hubiera sido una buena idea acercarse hasta allí buscando un refugio. Aunque quizás las malas reacciones se debían a la intrusión de Karime, que había sido muy rápida y algo escandalosa. Ariv agachó la mirada. Algunos de los muchachos les dijeron sus nombres, otros les preguntaron cómo se encontraban. De momento, decidió permanecer en silencio. Se sentía fuera de lugar… Muy abrumada. Tendrían que haberse comportado de otra forma…
Finalmente, alguien expuso que ambas debían presentarse y decir cuáles eran sus intenciones si deseaban permanecer allí. Ariv, aún confundida, lo miró.
- Yo soy Ariv – respondió en voz baja. Se había asustado un poco. – Vengo de Sinhdro… Y… Y… Bueno… Estamos aquí porque os vimos en el río… Queríamos ver quiénes erais y adónde ibais. ¡Tenemos hambre! Y no sabemos dónde quedarnos…
Hizo una pausa.
- ¿Nos… nos vais a echar? – preguntó inocentemente. Bueno, si ellos no las querían allí debían buscar un nuevo hogar, aunque a ella no le gustaba la idea. Preferiría que las cosas no terminaran así.
Ariv iba a entrar en el torreón, feliz porque estaba a punto de averiguar más cosas sobre los extraños muchachos del río, pero Karime se le adelantó. La chica enseguida empezó a recorrer el edificio como si se tratara de su propia casa, ante la mirada de asombro de Ariv. La niña permaneció cerca de la entrada, sin saber qué decir ni qué hacer. La reacción de su compañera la había pillado totalmente por sorpresa.
Y fue después cuando comenzaron los gritos. Un piso más arriba, uno de los habitantes del torreón le estaba echando la bronca a su amiga. Le reprochaba que hubiera entrado así, de forma tan repentina, en su hogar, que quisiera asumir el mando sólo por el hecho de ser mujer. También hubo alusiones al muchacho herido… Ese que había perdido una pierna por culpa de las alimañas que habían visto. ¿Su intervención habría ayudado en algo al pobre chico? Ariv dudaba, pero ya no podía hacer nada al respecto.
Empezó a vacilar. Ya no estaba tan segura de que hubiera sido una buena idea acercarse hasta allí buscando un refugio. Aunque quizás las malas reacciones se debían a la intrusión de Karime, que había sido muy rápida y algo escandalosa. Ariv agachó la mirada. Algunos de los muchachos les dijeron sus nombres, otros les preguntaron cómo se encontraban. De momento, decidió permanecer en silencio. Se sentía fuera de lugar… Muy abrumada. Tendrían que haberse comportado de otra forma…
Finalmente, alguien expuso que ambas debían presentarse y decir cuáles eran sus intenciones si deseaban permanecer allí. Ariv, aún confundida, lo miró.
- Yo soy Ariv – respondió en voz baja. Se había asustado un poco. – Vengo de Sinhdro… Y… Y… Bueno… Estamos aquí porque os vimos en el río… Queríamos ver quiénes erais y adónde ibais. ¡Tenemos hambre! Y no sabemos dónde quedarnos…
Hizo una pausa.
- ¿Nos… nos vais a echar? – preguntó inocentemente. Bueno, si ellos no las querían allí debían buscar un nuevo hogar, aunque a ella no le gustaba la idea. Preferiría que las cosas no terminaran así.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 02:48 am
Cuando el chico apunto a K con la ballesta, ella reprimió una risita. La situación, por alguna razón, la divertía, pero tampoco quería provocar al chico que en ese momento tenía el poder de matarla. La libense asintió a todo lo que el pelirrojo le iba diciendo con su expresión más seria. Cuando este terminó, Karime apartó suavemente con una mano la ballesta de su cara.
- Tranquilízate, flechitas. Ya he visto a vuestro cojo. ¿Crees que yo podría hacer algo por él? Todo lo que se podía hacer lo habéis hecho.-comenzó a decirle con el mismo tono que él había utilizado para ella.- No sé si te has dado cuenta, pero me he presentado. Como veo que la higiene de los oídos no está popularizada por aquí, repetiré.- de nuevo, volvió a cuadrarse al modo del ejercito.- Mi nombre es Karime, hija de Kirina, habitante de la Capital, en Libo. ¿Necesitas más información o es suficiente?- volvió a relajar su postura, poniendo de nuevo su actitud divertida y traviesa que le gustaba poner con los chicos.- mira, chaval, ¿Quieres echarme del torreón? ¡Bien, estás en tu derecho! Pero he venido aquí de la misma manera que tu y eso no te convertiría en mejor persona que yo. Sé que vuestra cultura no es igual que la mía y no pienso imponérosla, pero no me pidas que la olvide por vosotros si vosotros no vais a olvidar las vuestras por mi.- se dio la vuelta, dispuesta a volver a bajar, pero antes añadió.- ¡ah, por cierto! No metas a Ariv en el mismo saco, he sido yo la que te ha fastidiado, no ella.
Karime bajo con aire despreocupado por las escaleras, aunque realmente temía por Ariv. Ella podría contra dos o tres de ellos a la vez, pero si querían echarlas, entre todos lo conseguirían. K sabía que sería capaz de sobrevivir, pero tenía miedo por Ariv, la cual estaba muy ilusionada de tener más compañeros. Cuando llegó a la cocina de nuevo, se colocó enfrente de Ariv, en un intento de protegerla de cualquier amenaza que los habitantes del torreón pudieran tener contra ellas por su culpa.
- Siento mis modales, caballeros, pero en mi tierra no se les toma en cuenta a los chicos.- dijo haciendo una reverencia exagerada.- Como ya he dicho, soy K y vengo de Libo. Por lo visto, no os ha gustado mi peculiar forma de ser.- gesticulo exageradamente.- Así que sois libres de echarme si es vuestra voluntad, pero os pido que acojáis a Ariv. Mis acciones no deberían afectarla a ella.- terminó muy ceremoniosamente.
Pocas veces en su vida había sido tan educada con unos chicos y esperaba que apreciaran ese gesto, aunque sabía que era muy posible que ninguno conociera su cultura y, por lo tanto, no supieran lo difícil que era para ella mostrarse relativamente sumisa ante unos chicos.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 05:05 am
Saren emergió del agua cuando notó la presencia de alguien en la habitación. El norteño se topo de frente con un chica a la que no había visto nunca, y que, sobresaltada, se puso a replicarle algo sobre avisar de su presencia y quitarse la ropa. La chica se presentó como Karime y salió muy altanera por la puerta, no sin antes repasarle de arriba abajo con la mirada. Saren se había quedado a cuadros, no entendía nada, pero el apodo de Burbujita despertó sus ganas de replicar.
-La que debería llamar a la puerta antes de entrar, Alfiletero -dijo replicándole con el apodo más original que se le ocurrió en el momento, haciendo referencia a todos los pendientes que agujereaban su cuerpo-, eres tú.
La chica dejaba la estancia mientras el idrino salía de la bañera, aun algo pasmado por la entrada de la tal K. Saren, que se acababa de percatar de que no había cogido ninguna toalla, salto unas cuantas veces, sacudiéndose la mayor parte del agua. Mientras el norteño se vestía, los gritos de RR atravesaron todos los muros del torreón, perforando los oídos de Saren como si de ácido se trataran. El chico estaba asombrado ante semejante muestra de enfado, expuesta de forma tan clara y directa que golpeaba como un muro. Entre los idrinos semejante exposición no era habitual.
Cuando Saren salió al pasillo llegó a oir las últimas palabras de K, que se perdía escaleras abajo, y previendo un nuevo estallido del foner, el chico se acercó, apartando la ballesta con cuidado, y le pasó un brazo por los hombros, palmeándole con la mano libre en el pecho.
-Tranquilízate camarada, o te saldrán arrugas –bromeó el norteño conciliador-. Ha sido muy brusca, estoy de acuerdo, pero creo que podemos arreglarlo.
El piel plateada bajo las escaleras de dos en dos, atendiendo a las palabras que se decían en el piso de abajo, Al llegar notó la tensión de Shiz, y supuso que estaba alcanzando su límite, así que se acercó para ayudarle a subir al tullido. Mientras levantaba al cojo con ayuda del lacustre, Saren se dirigió a las dos chicas.
-No creo que haya problema en que os quedéis, mientras no se te suba a la cabeza, Alfiletero -le dijo a K, devolviéndole el guiño pícaro del baño-. En cualquier caso, mi nombre es Saren, encantado.
Tras decir esto subió junto con Shiz hasta la segunda planta, entrando en el estudio y dejando al tullido sobre la mesa. Los idrinos pidieron ayuda a RR, y entre los tres sacaron una cama libre de una de las habitaciones, llevándola hasta el estudio y adecentándola para acomodar al peliblanco inconsciente. En pocos minutos la estancia estuvo preparada y antes de salir Saren le pidió a DL que vigilara al cojo.
El piel plateada bajo al salón de nuevo, sentándose en uno de los sillones y abriendo el libro que se había traído de la biblioteca, enfrascándose en su lectura. En un principio el chico no entendía nada de lo que Leia, pero poco a poco iba desentramando el significado del libro.
-La que debería llamar a la puerta antes de entrar, Alfiletero -dijo replicándole con el apodo más original que se le ocurrió en el momento, haciendo referencia a todos los pendientes que agujereaban su cuerpo-, eres tú.
La chica dejaba la estancia mientras el idrino salía de la bañera, aun algo pasmado por la entrada de la tal K. Saren, que se acababa de percatar de que no había cogido ninguna toalla, salto unas cuantas veces, sacudiéndose la mayor parte del agua. Mientras el norteño se vestía, los gritos de RR atravesaron todos los muros del torreón, perforando los oídos de Saren como si de ácido se trataran. El chico estaba asombrado ante semejante muestra de enfado, expuesta de forma tan clara y directa que golpeaba como un muro. Entre los idrinos semejante exposición no era habitual.
Cuando Saren salió al pasillo llegó a oir las últimas palabras de K, que se perdía escaleras abajo, y previendo un nuevo estallido del foner, el chico se acercó, apartando la ballesta con cuidado, y le pasó un brazo por los hombros, palmeándole con la mano libre en el pecho.
-Tranquilízate camarada, o te saldrán arrugas –bromeó el norteño conciliador-. Ha sido muy brusca, estoy de acuerdo, pero creo que podemos arreglarlo.
El piel plateada bajo las escaleras de dos en dos, atendiendo a las palabras que se decían en el piso de abajo, Al llegar notó la tensión de Shiz, y supuso que estaba alcanzando su límite, así que se acercó para ayudarle a subir al tullido. Mientras levantaba al cojo con ayuda del lacustre, Saren se dirigió a las dos chicas.
-No creo que haya problema en que os quedéis, mientras no se te suba a la cabeza, Alfiletero -le dijo a K, devolviéndole el guiño pícaro del baño-. En cualquier caso, mi nombre es Saren, encantado.
Tras decir esto subió junto con Shiz hasta la segunda planta, entrando en el estudio y dejando al tullido sobre la mesa. Los idrinos pidieron ayuda a RR, y entre los tres sacaron una cama libre de una de las habitaciones, llevándola hasta el estudio y adecentándola para acomodar al peliblanco inconsciente. En pocos minutos la estancia estuvo preparada y antes de salir Saren le pidió a DL que vigilara al cojo.
El piel plateada bajo al salón de nuevo, sentándose en uno de los sillones y abriendo el libro que se había traído de la biblioteca, enfrascándose en su lectura. En un principio el chico no entendía nada de lo que Leia, pero poco a poco iba desentramando el significado del libro.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 04:50 pm
RR había estado a punto de meterle el flechazo en la cara a la señorita. De veras que lo habría hecho. De hecho, lo estaba deseando con mucha fuerza. Pero Saren llegó a tiempo, y le detuvo. No le gustaba en absoluto que alguien tocara su arma cuando estaba apuntándole. Y lo consideraba una razón de peso para meterle a ese alguien un tiro en la geta. Quizás el mono fue lo que hizo que no disparara a tiempo y que el idrino se adelantara. Fuera como fuere, se dejó consolar por el muchacho, llevándose la mano a la cara.
-Quiero mis drogas… ¿Sabes? Creí que no echaría a nadie de menos cuando estuviera en esta puta ciudad. De donde yo vengo, ser un capullo integral es algo así como una condición sine qua non para que te dejen vivir allí. Y lo llevaba bien. Juro que lo llevaba bien… Pero, ¿sabes? Había alguien. Una persona que no me intentaba apuñalar por la espalda. Era alguien en quien yo podía confiar, y no confío en casi nadie… de hecho, creo que sólo en ella. Era amable, siempre atenta y dispuesta a ayudarte cuando las cosas iban mal, y parecía que siempre estaba ahí cuando estaban a punto de volarme el culo. Nunca me echó la bronca, nunca me juzgó, nunca me produjo un cabreo… Y aún recuerdo su suave tacto en mis dedos…
Se hurgó en el bolsillo interno de su chaqueta, buscando algo con desgana. Al poco tiempo, extrajo entre dos dedos una vieja foto carcomida de su libreta, y se la enseñó a Saren.
-¿Bonita, verdad?- dijo con tono tristón mientras sostenía ante el muchacho una foto de una escopeta corredera de metal negro recortada.- Es una R.M.G.N de sistema corredera, calibre 20. Ligera, fácil de usar, intuitiva y polivalente, dinámica. La podrías meter en una cloaca durante una hora y después podría seguir disparando. Es recia cómo ella sola.
Se la puso delante y la miró con nostalgia, haciendo un silencio dramático.
-Se llama Grind.- afirmó finalmente.
Después de aquello, descendió a las cocinas en busca de las nuevas y escuchó lo que tenían que decir. Un poco más tranquilo, les contestó.
-Evidentemente no hay problema en que os quedéis si seguís nuestras normas. Y creo que las primera y más importante, así como la más violada, es que hay que preguntar antes de abrir una puerta. Nos vendría bien recordarlo a todos.- añadió, mirando a su alrededor en busca de cierto muchacho al que apuñalar con la mirada. Después, se acercó al saco de comida.- Os quedáis con la habitación libre, supongo.
Sacó unas raciones considerables de queso y pan y se las tendió a las muchachas.
-Luego se cocinará algo más consistente, espero que esto os valga por el momento. Y, por cierto, K, me llamo RR. RR. Ni flechitas ni pollas en vinagre. Y hablando de flechas, te interesará saber que la próxima vez que toques mi arma cuando te apunte a ti o a cualquier otro, te juro por lo que más quieras que te pongo un piercing en el jodido cerebro. Y en mi habitación entráis llamando o no salís, os lo aseguro. Espero estar expresándome con claridad. ¿Sí? Bien, entonces me retiro.
Sin más dilación, el muchacho se encaminó hacia su cuarto, deteniéndose únicamente en la puerta de la cocina para dirigirse a Saren.
-Camarada, si tienes la bondad, dale mi ración de carne al herido a partir de ahora. Al menos hasta que se recupere. Si es mucha molestia, le subiré yo la comida.
Y sin más, tomó la madera de la mesa rota y se retiró a su habitación, donde se puso a ojear su libro antes de empezar a trabajar.
-Quiero mis drogas… ¿Sabes? Creí que no echaría a nadie de menos cuando estuviera en esta puta ciudad. De donde yo vengo, ser un capullo integral es algo así como una condición sine qua non para que te dejen vivir allí. Y lo llevaba bien. Juro que lo llevaba bien… Pero, ¿sabes? Había alguien. Una persona que no me intentaba apuñalar por la espalda. Era alguien en quien yo podía confiar, y no confío en casi nadie… de hecho, creo que sólo en ella. Era amable, siempre atenta y dispuesta a ayudarte cuando las cosas iban mal, y parecía que siempre estaba ahí cuando estaban a punto de volarme el culo. Nunca me echó la bronca, nunca me juzgó, nunca me produjo un cabreo… Y aún recuerdo su suave tacto en mis dedos…
Se hurgó en el bolsillo interno de su chaqueta, buscando algo con desgana. Al poco tiempo, extrajo entre dos dedos una vieja foto carcomida de su libreta, y se la enseñó a Saren.
-¿Bonita, verdad?- dijo con tono tristón mientras sostenía ante el muchacho una foto de una escopeta corredera de metal negro recortada.- Es una R.M.G.N de sistema corredera, calibre 20. Ligera, fácil de usar, intuitiva y polivalente, dinámica. La podrías meter en una cloaca durante una hora y después podría seguir disparando. Es recia cómo ella sola.
Se la puso delante y la miró con nostalgia, haciendo un silencio dramático.
-Se llama Grind.- afirmó finalmente.
Después de aquello, descendió a las cocinas en busca de las nuevas y escuchó lo que tenían que decir. Un poco más tranquilo, les contestó.
-Evidentemente no hay problema en que os quedéis si seguís nuestras normas. Y creo que las primera y más importante, así como la más violada, es que hay que preguntar antes de abrir una puerta. Nos vendría bien recordarlo a todos.- añadió, mirando a su alrededor en busca de cierto muchacho al que apuñalar con la mirada. Después, se acercó al saco de comida.- Os quedáis con la habitación libre, supongo.
Sacó unas raciones considerables de queso y pan y se las tendió a las muchachas.
-Luego se cocinará algo más consistente, espero que esto os valga por el momento. Y, por cierto, K, me llamo RR. RR. Ni flechitas ni pollas en vinagre. Y hablando de flechas, te interesará saber que la próxima vez que toques mi arma cuando te apunte a ti o a cualquier otro, te juro por lo que más quieras que te pongo un piercing en el jodido cerebro. Y en mi habitación entráis llamando o no salís, os lo aseguro. Espero estar expresándome con claridad. ¿Sí? Bien, entonces me retiro.
Sin más dilación, el muchacho se encaminó hacia su cuarto, deteniéndose únicamente en la puerta de la cocina para dirigirse a Saren.
-Camarada, si tienes la bondad, dale mi ración de carne al herido a partir de ahora. Al menos hasta que se recupere. Si es mucha molestia, le subiré yo la comida.
Y sin más, tomó la madera de la mesa rota y se retiró a su habitación, donde se puso a ojear su libro antes de empezar a trabajar.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 07:35 pm
Cuando bajaron tras llevar a YR al piso superior Shizel suspiró aliviado. Los ánimos parecían haber vuelto a su cauce fuera como fuese, y algunos ya habían subido a sus habitaciones o desaparecido escaleras abajo. Los que quedaban estaban ya más calmados, e incluso había buen ambiente por parte de Saren y "Alfiletero"; Shizel sonrió cuando oyó dicha mención.
Adoptó una postura relajada en el sofá y sacó un par de canicas de su bolsillo, haciéndolas girar y desaparecer entre sus dedos con la destreza que le daba la práctica. En los estrictos términos idrinos en los que se había criado habrían mirado mal incluso el sarcasmo controlado que se había permitido utilizar, pero ventilarse de aquella manera le había sentado sorprendentemente bien. Se preguntó si haber hecho lo mismo a gritos le habría sentado aún mejor.
"No más", se recordó. Sentía una extraña mezcla de culpabilidad y satisfacción.
Contempló a las recién llegadas con más calma ahora. La más pequeña parecía asustada y decidió tranquilizarla ahora que el tema del alojamiento se había solucionado.
-Ya habéis oído al colorado- dijo perezosamente-. Si filtráis el sarcasmo y los insultos, os habréis dado cuenta de que no hay problema con que os quedéis si colaboráis- alzó la vista de las canicas y sonrió. La visión de la segunda chica, Karime, era algo digno de verse a ojos de un idrino. Sus ademanes y posturas eran muy expresivos: era como un libro abierto y no parecía importarle, ya que decía exactamente lo que pensaba. Shizel se echó a reír cuando les hizo una exagerada reverencia.
-Shizel, encantado. Vas a tener que acostumbrarte: me temo que aquí somos todo chicos, pero nos portaremos bien- bromeó con picardía.
Su ánimo volvió a ensombrecerse cuando alguien comentó el tema de las habitaciones. No tuvo ni que echar cuentas para hacerse cargo de que se le había acabado la tranquilidad de un dormitorio individual, y que muy probablemente se vería obligado a dormir en comunidad. Su yo de siete años interior empezó a patalear enrabietado.
-Por mí no os preocupéis esta noche, yo voy a relevar a DL- se apresuró a decir. Echó una última mirada melancólica a los fogones de la cocina, trágicamente no utilizados ese día, y se conformó con subir parte del contenido de la cesta al piso de arriba tras despedirse de los presentes.
Adoptó una postura relajada en el sofá y sacó un par de canicas de su bolsillo, haciéndolas girar y desaparecer entre sus dedos con la destreza que le daba la práctica. En los estrictos términos idrinos en los que se había criado habrían mirado mal incluso el sarcasmo controlado que se había permitido utilizar, pero ventilarse de aquella manera le había sentado sorprendentemente bien. Se preguntó si haber hecho lo mismo a gritos le habría sentado aún mejor.
"No más", se recordó. Sentía una extraña mezcla de culpabilidad y satisfacción.
Contempló a las recién llegadas con más calma ahora. La más pequeña parecía asustada y decidió tranquilizarla ahora que el tema del alojamiento se había solucionado.
-Ya habéis oído al colorado- dijo perezosamente-. Si filtráis el sarcasmo y los insultos, os habréis dado cuenta de que no hay problema con que os quedéis si colaboráis- alzó la vista de las canicas y sonrió. La visión de la segunda chica, Karime, era algo digno de verse a ojos de un idrino. Sus ademanes y posturas eran muy expresivos: era como un libro abierto y no parecía importarle, ya que decía exactamente lo que pensaba. Shizel se echó a reír cuando les hizo una exagerada reverencia.
-Shizel, encantado. Vas a tener que acostumbrarte: me temo que aquí somos todo chicos, pero nos portaremos bien- bromeó con picardía.
Su ánimo volvió a ensombrecerse cuando alguien comentó el tema de las habitaciones. No tuvo ni que echar cuentas para hacerse cargo de que se le había acabado la tranquilidad de un dormitorio individual, y que muy probablemente se vería obligado a dormir en comunidad. Su yo de siete años interior empezó a patalear enrabietado.
-Por mí no os preocupéis esta noche, yo voy a relevar a DL- se apresuró a decir. Echó una última mirada melancólica a los fogones de la cocina, trágicamente no utilizados ese día, y se conformó con subir parte del contenido de la cesta al piso de arriba tras despedirse de los presentes.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Xana
Ficha de cosechado
Nombre: Ariv
Especie: Sinhadre
Habilidades: Memoria, reflejos, orientación.
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
20/09/12, 09:08 pm
Ariv esperó la respuesta de los muchachos con impaciencia. Mientras lo hacía, Karime regresó junto a ella y les pidió a los demás que la acogieran, aunque a ella la echaran del torreón por su comportamiento. Ariv la miró, muy seria, y frunció el ceño.
- O las dos, o ninguna – le dijo en voz baja. No estaba dispuesta a quedarse allí sin su amiga. Se sentiría mal pensando que ella estaba cómoda en un lugar que, por lo poco que había visto, parecía acogedor mientras Karime se las arreglaba en la ciudad, sola. De eso, ni hablar.
Finalmente, el chico que se había puesto a discutir con Karime les trajo un poco de comida y explicó que podían quedarse mientras respetaran las normas del torreón. Parecía más tranquilo, y Ariv se alegró por ello. Ya no se sentía tan abrumada por las circunstancias. Una vez ambas se presentaron y expusieron los motivos por los que estaban allí, todos empezaron a mostrarse más amables con ellas. La niña sonrió, feliz.
- ¡Muchas gracias! – exclamó. Enseguida empezó a comer los pedazos de pan y queso que RR les había entregado. Realmente estaba hambrienta. Mientras comía, observó a los muchachos, intentando memorizar sus nombres. DL, RR, Saren, Shizel, Aleksei, Wintel… Y luego estaban el chico herido y otro muchacho. Bueno, no estaba mal. Se los repitió varias veces en voz baja y, cuando creyó que se le habían quedado todos, se detuvo y miró a Karime. Le dedicó una gran sonrisa.
- ¿Has oído, K? – musitó. - ¡Podemos quedarnos!
Lo único que debían hacer era obedecer las normas impuestas. Aunque a veces le costaba atenerse a las reglas, Ariv estaba dispuesta a hacerlo con tal de que no tuvieran que salir de allí y buscar un nuevo refugio.
A partir de ahora, las cosas les irían mucho mejor a ambas, seguro.
- O las dos, o ninguna – le dijo en voz baja. No estaba dispuesta a quedarse allí sin su amiga. Se sentiría mal pensando que ella estaba cómoda en un lugar que, por lo poco que había visto, parecía acogedor mientras Karime se las arreglaba en la ciudad, sola. De eso, ni hablar.
Finalmente, el chico que se había puesto a discutir con Karime les trajo un poco de comida y explicó que podían quedarse mientras respetaran las normas del torreón. Parecía más tranquilo, y Ariv se alegró por ello. Ya no se sentía tan abrumada por las circunstancias. Una vez ambas se presentaron y expusieron los motivos por los que estaban allí, todos empezaron a mostrarse más amables con ellas. La niña sonrió, feliz.
- ¡Muchas gracias! – exclamó. Enseguida empezó a comer los pedazos de pan y queso que RR les había entregado. Realmente estaba hambrienta. Mientras comía, observó a los muchachos, intentando memorizar sus nombres. DL, RR, Saren, Shizel, Aleksei, Wintel… Y luego estaban el chico herido y otro muchacho. Bueno, no estaba mal. Se los repitió varias veces en voz baja y, cuando creyó que se le habían quedado todos, se detuvo y miró a Karime. Le dedicó una gran sonrisa.
- ¿Has oído, K? – musitó. - ¡Podemos quedarnos!
Lo único que debían hacer era obedecer las normas impuestas. Aunque a veces le costaba atenerse a las reglas, Ariv estaba dispuesta a hacerlo con tal de que no tuvieran que salir de allí y buscar un nuevo refugio.
A partir de ahora, las cosas les irían mucho mejor a ambas, seguro.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Maciel (Archivo IV)
21/09/12, 03:28 am
Al oir las reacciones de los chicos del torreón, K sonrió con picardía. El sarcasmo de los dos chicos de piel plateada y la irritación en las palabras del pelirrojo divertían en sobremanera a Karime, la cual se había cruzado pocas veces en su vida con chicos que le contestaran o le replicaran de esa manera. “Me va a gustar convivir con estos chicos.” Pensó divertida por la perspectiva.
- Me gustan estos chicos. ¡Nos los quedamos!- exclamó divertida.
Sonrió ante la emoción de Ariv y se alegró de las hubieran dejado quedarse. No hubiera tenido ningún problema de que la echaran, se veía completamente capaz de sobrevivir por su cuenta en aquella ciudad, pero le había cogido mucho cariño a la pequeña morena y nunca se hubiera perdonado que la echaran por su culpa.
- Ariv.- la llamó en un tono más bajo y mucho más serio del que había utilizado anteriormente.- No habría permitido que te echaran por mi culpa.
Mientras miraba seriamente a Ariv, verificando sus palabras, recordó el estado de su maquillaje y soltó una carcajada divertida.
- No me acordaba del maquillaje. Espero que no te haya asustado ni nada.- rió alegremente.
Karime salió al patio donde cogió un cubo de agua del pozo y entró con él de nuevo al torreón. Con una sonrisa de oreja a oreja, cogió un trozo de queso que se metió en la boca sin miramientos. Miró a Ariv, que parecía ya satisfecha con lo que había comido.
- Vamos Ariv, busquemos nuestra habitación.- le dijo a la morena, mientras se quitaba la chaqueta y la camiseta y cogía el cubo de agua.- ¡Buenas noches, compañeros! Prometemos ser buenas.
Ya en la habitación que les habían asignado para las dos, se terminó de desvestir, como hacía todas las noches, y procedió a limpiarse el maquillaje con el agua del cubo. Cuando se vió reflejada en el agua, vió su imagen real, sin una gota de maquillaje. No le gustó. Se veía menos líbense, como si solamente fuera una niña morena muy competitiva y que amaba chinchar a los chicos y no una orgullosa soldado amante de las aventuras con un estupendo linaje. La frustración le hizo dar un manotazo al cubo de agua, que se tambaleó salpicando los alrededores. Bufando molesta, apartó el cubo de su lado y se tiró en uno de los colchones, tapándose un poco con una manta por el frio.
- Buenas noches, Ariv. Espero que estés contenta con el lugar en el que hemos acabado.- le deseó, con una de sus sonrisas más sinceras, y se dejó caer en los brazos de Morfeo.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
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