Torreón Maciel (Archivo IV)

Recuerdo del primer mensaje :

El paseo terminó frente a un edificio de piedra azulada. En el pasado debía de haber tenido cuatro plantas, pero ahora, el edificio estaba coronado por el esqueleto de algún animal marino. El idrino se quedo mirando la estructura, bastante asombrado. Su mirada se posó en una de las cadenas rotas del puente levadizo, y supuso que si hacían de aquel lugar su refugio, habría que arreglarla de alguna manera. El norteño comprobó la estabilidad del puente, y lo atravesó a paso rápido, llegando hasta las puertas, que para su sorpresa, estaban entreabiertas.

Saren entró en el edificio el primero, y mientras recorría el corredor que daba a la planta baja observando las pintadas de los muros en silencio, sus compañeros entraron detrás de él, cerrando las puertas cuando el último miembro del grupo estuvo dentro. El idrino se encontró en una gran estancia que, debido al aire enrarecido y por la capa de polvo intacta, debía de llevar abandonada varias semanas. Una mesa grande, unas cuantas sillas, y varios sillones bastante raídos, eran el principal mobiliario de aquella planta. A un lado de la estancia había una cocina, con una pequeña encimera, un horno de leña, y varios fogones de hierro, ademas de unos armarios de madera, que supuso llenos de algunos cacharros y bastantes telarañas.

Saren dejo la cesta que llevaba en la encimera, y se encaminó a las escaleras, dispuesto a ver que había arriba. No tardó en recorrer las dos plantas superiores, bajando para informar que en la segunda había una especie de estudio con estanterías vacías y un cuarto con barreños de latón para asearse; y que en la tercera había varios cuartos comunales con unas cuantas camas de aspecto cochambroso. No había subido al piso ocupado por el gran esqueleto, pero informo de que había oído algún que otro aleteo a través del techo de la tercera planta. Había baúles y armarios en as habitaciones, pero no había mirado dentro. Un patio de suelo empedrado, en cuyo centro se alzaba la estatua de un pájaro negro con un gran reloj bastante raro a sus pies, completaba el edificio. En él, había un pozo y al fondo, varios retretes.

-Bueno, yo tengo bastante hambre, así que si adecentáis un poco esa mesa -dijo señalándola, tras informar de sus descubrimientos-, yo me pondré con la cena.

El norteño se acercó a la cocina y busco algo para encender la cocina. Encontró una pila bastante escueta, pero suficiente por el momento, de leños polvorientos, que cogió y colocó en el hueco de piedra bajo los fogones. El norteño sacó un poco de yesca, con la que prendió la madera, paradespués cerrar la pequeña puerta de hierro que protegía el fuego. Mientras la cocina se calentaba, Saren procedió a buscar varios cacharros adecuados para cocinar, y unos cuantos platos y cubiertos que dejo a mano para aquel que pusiera la mesa. Les quitó el polvo, y salió al patio a por un poco de agua.

Saren se quitó los mitones y los guardó en uno de los bolsillos del abrigo, que colgó de un gancho en la pared, para cocinar mas cómodo. Se lavó las manos con un poco del agua que había traído y se arremangó la camisola oscura. Sacó algo de carne cruda y unas verduras de las cestas, y lo limpió todo con el agua del pozo que le quedaba, mientras ponía a calentar un par de cacerolas con un poco de la propia grasilla de la carne, esperando que se derritiera. Cuando tuvo los ingredientes listos, preparó un salteado con las verduras, mientras la carne se tostaba en dados con unas pocas hojas rojizas que había encontrado en la cesta. Apartó las cacerolas del fuego, antes de que la verdura se pasara y la carne se hiciera por el centro, y preparo esta última en una bandeja, para meter el recipiente en la pequeña cavidad al lado del fuego que hacia las veces de horno.

Unos minutos después saco la carne del horno y la puso junto con las verduras en una gran fuente, mientras un sabroso olor se extendía por el edificio. El exterior de la carne estaba algo mas churruscante por el asado. En bastante poco tiempo, Saren, haciendo gala de su talento para la cocina, había preparado un plato delicioso con un aroma casero, que algunos de sus compañeros desconocían, y que venía perfecto para reponer fuerzas. Unas piezas de fruta completaban el menú.

-La cena esta lista-anunció con una sonrisa, siempre le había gustado comer bien.

"Al final serán espabilados y todo", se había sorprendido Shizel al ver entrar en tropel a buena parte de los que había imaginado perdidos por los callejones.
-Yo ya he cargado con lo mío, eres tú la que llega tarde- respondió a K con un sonsonete de burla amistosa. Sin embargo, al mismo tiempo estaba eliminando de su mente uno de sus planes. Aunque había barajado varias opciones, la que menos endeble le había parecido había sido la de que Karime le disparara una flecha incendiaria al pergamino; y dependía de que la mano de la libense estuviera lo suficientemente en condiciones, el cual no era el caso. Iba a tener que apañarse con el mechero que RR le había pasado con una mirada significativa.
-No se lo voy a perder, alteza- dijo en el mismo tono que a K.

Un rápido vistazo a los presentes le confirmó que contra todo pronóstico estaban casi todos.
"¿Cómo han logrado salir ilesos?", se preguntó desconfiado. Aquello era demasiado bonito... ¿Habrían usado a DL como cebo para escapar impunemente? Por lo poco que llevaba visto de la mayoría de ellos no los creía capaces, pero tampoco había creído capaz a Timmy de llevar explosivos encima. Y en una situación extrema...

Miró cómo los demás se ocupaban de Timmy sin mover un dedo. Su pasividad pasó desapercibida entre el revuelo general, y tampoco dijo nada cuando vio a RR rebuscar entre las pertenencias del muchacho. Lo que le escamaba más de todo aquello no era que llevara encima algo de ese calibre, sino el que no lo hubiera usado desde el principio. Que escondiera algo que podía serles tan útil hasta las últimas consecuencias hizo que aumentara su desconfianza, y lo que había dicho justo antes de activar la bomba no tenía ni pies ni cabeza.

Su atención se vio distraída de aquello por las siguientes palabras de RR. Esbozó una sonrisa burlona.
"Venga, hombre, que no tengo tres años", bufó internamente. "¿De verdad quieres que me crea eso?"
Su expresión cambió al presenciar el "hechizo" que el foner llevó a cabo. La sonrisa se desvaneció sustituida por reflexión mientras analizaba todos y cada uno de los gestos que empleaba.
"No me lo creo", pensó inmediatamente. "Tiene que tener algún tipo de truco, no debe ser difícil si tienes más mecheros o algo parecido."
Miró a RR con escepticismo. ¿Qué ganaba intentando tomarles el pelo a todos?

-Voy a buscar a DL- anunció finalmente. Quería ver con sus propios ojos qué había pasado exactamente en los callejones, y si todo aquel asunto de la magia era una tomadura de pelo acabaría pasando sin pena ni gloria para el momento de su vuelta.
Sin esperar la respuesta de ninguno de los presentes volvió a salir del torreón.

Sigue en el Barrio de los Callejones sin Salida.

Nada más entra en el torreón junto a Shizel, se encargo de dejar las cestas de comida junto a las que ya había, masajeándose el cuello con una mano antes de fijarse en el panorama, encontrándose a Timmy desmayado y siendo atendido por K.

-¿Qué le paso?- pregunto confundido, a juzgar por la adrenalina que había mostrado contra esa criatura no mucho rato antes, ahora incluso parecía tener otra expresión desmayado como estaba a la que había tenido en esos momentos- Hey, la cosa esa esta por el momento bajo una montaña de escombros, tengo señalizado el sitio…no tengo idea de si esta muerta o no, pero está allí por el momento- añadió mientras cogió una fruta de la cesta para darle un merecido mordisco antes de acercarse a Timmy para observarlo con curiosidad por unos momentos-Tal vez imagino cosas, pero…os puedo jurar que este chico parecía una persona totalmente diferente allá en los callejones-dijo mirándolo detenidamente como si intentase averiguar qué era lo que tenia de diferente antes de apartarse- Pero sobre todo, tengo interés en como ha hecho esas bombas, aquí no hay ni aceite ni pólvora, ni nada que sirva como explosivo…si sabemos cómo hacerlas tal vez podamos hacerlas nosotros o si tiene más, saber donde las guarda o porque las mantiene escondidas – menciono sentándose en el sofá algo cansado por tanto correr y cargar con las cestas la mitad del camino hacia el torreón, comiéndose la fruta y mirando a todos con detenimiento

-Bueno, ¿paso algo en mi ausencia?- pregunto curioso recordando que en la mañana Saren había mencionado algo sobre magia y que no había podido pensar mucho en ello por todo lo ocurrido en los callejones, pero que nuevamente recordó aquello al ver el libro de Saren cerca de RR, cogiéndolo para echarle un vistazo, encontrando algunos hechizos algo complicados de pronunciar observándolos atentamente pronunciándolo con cuidado por lo bajo, equivocándose sin parar pero intentando memorizarlo, interesado- Que era eso que dijo Saren esta mañana sobre magia o algo así…¿habéis averiguado algo mas al respecto?- pregunto interesado en saber más sobre ese tema, sin levantar la vista del hechizo, grabando en su mente cada palabra y su pronunciación, no muy seguro de cómo se hacía eso, pero intentando aprender primero a decirlo correctamente antes de intentar realizarlo, cogiendo un cristal que venía referido en ese libro para ojearlo confundido por unos segundos "Tal vez no funcione...pero por probar" pensó produciéndose un corte en el dedo y manchando el cristal con su sangre, viendo con sorpresa como este se iluminaba- ¡Wow…esto es genial!!- exclamo sorprendido, viendo como la sangre parecía llenar el extraño cristal haciéndolo brillar, su atención en el libro se incremento leyéndolo ahora con mayor avidez.

Ariv escuchó a RR. Por muy duro de roer que fuese DL, no podía estar segura de que pudiera volver al torreón. Apenas tuvo tiempo para comprobar que la bomba de Timmy había sido efectiva: lo único que hizo fue aprovechar aquel inciso para marcharse de allí… Torció el gesto. Esperaba sinceramente que el foner regresara sano y salvo.
Lo que siguió a continuación consiguió distraerla un poco y sacarla de esos pensamientos. RR explicó que Saren y él habían hecho progresos en el asunto de la magia… E hizo una pequeña demostración. Ariv lo contemplaba, entusiasmada. Aquello le parecía tan irreal, tan imposible… ¡Pero estaba sucediendo de verdad! Se preguntó en silencio si ella sería capaz de hacer lo mismo que el foner. Estaba tan centrada que apenas se percató de que Shizel había decidido ir a buscar a DL.
- ¡Sí, quiero ayudarte! – exclamó la niña. – Si soy capaz, claro…
Estaba decidida a intentarlo y a dar lo mejor de sí misma. Había encontrado una nueva cosa en la que concentrarse, además de las clases que le había prometido K cuando todo aquello terminase.
Poco después, Shizel y DL volvieron al torreón. Ariv se dio la vuelta y, cuando los vio, riendo feliz corrió a abrazarlos. ¡Menos mal!
- ¡Me alegro de que estés bien! – le dijo a DL con una sonrisa, y le dedicó otra a Shizel por haber sido tan valiente y haber salido completamente solo para ayudar a su compañero.
El foner se acercó a Timmy he hizo algunas observaciones acerca de su actitud en los callejones. La niña estaba de acuerdo con él… Había tenido la sensación en todo momento de que su compañero no había actuado de acuerdo con su personalidad, aunque había tratado de justificarlo. A continuación, DL siguió los pasos de RR e intentó hacer un poco de magia, guiándose con un libro. Se cortó con un cristal y éste se iluminó. ¡Parecía tan contento…! Ella también tenía ganas de probar, de averiguar si tenía la capacidad de hacer magia. Sin embargo, se acordó de una promesa que había hecho antes de salir y resolvió cumplirla antes de nada, ahora que tenía en mente los recorridos que habían seguido en los callejones. Se acercó a Shizel y le preguntó:
- Shiz… ¿Tienes algo para dibujar?
Había un leve deje de urgencia en su voz. Cuanto antes terminara el mapa del Barrio de los Callejones sin Salida, antes podría unirse a los demás en sus prácticas de magia.

-Traemos más comida- anunció Shizel alegremente cuando él y DL traspasaron por fin el umbral-. Adoradnos.
Sonrió divertido ante el recibimiento de Ariv y le revolvió el cabello cuando los abrazó. Sin embargo negó con la cabeza en respuesta a su pregunta.
-Si tuviera algo para escribir, créeme que a estas alturas ya lo habría gastado yo- fue entonces cuando divisó el bolígrafo que RR había dejado encima de la mesa junto a sus apuntes. Era lo bastante parecido a una estilográfica como para que el idrino hiciera la conexión-. Pídeselo a él; si aún necesitas páginas en blanco puedes usar algunas del principio y del final de mi libro hasta que encontremos algo mejor- se encogió de hombros. Estaba tan pintarrajeado y lleno de garabatos arcaicos que dudaba que alguien se fuera a dar cuenta.

Ante el comentario de DL respecto a Timmy estuvo a punto de aplaudirle como a los niños pequeños. Aunque a aquellas alturas se había dado cuenta de que sus compañeros no idrinos eran completamente cegatos en lo que a cualquier tipo de matices se refería, aquella salida de la norma había sido lo suficientemente burda como para que ellos se diesen cuenta.
"Así que no son tan lerdos al respecto como pensaba...", pensó con aprobación burlona.

Sin embargo el tema central de conversación, en lugar de ahondar en algo a todas luces prioritario, pronto derivó a la "magia" que decían haber descubierto: concretamente en la forma de cristales luminosos. "¿Siguen con el tema?", pensó un poco fastidiado. "Se encienden, ¿y qué? Las farolas también lo hacen y no babeáis por ellas..."
Luego se le ocurrió que al menos parte de sus compañeros podría no saber qué era una farola, y se quedó un tanto pensativo. Hasta el momento nadie había hablado demasiado de sus respectivos mundos de origen, y ahora que podía permitirse ahondar en el tema tenía que reconocer que la curiosidad le comía.
"Ya les interrogaré cuando se dejen con el tema de los cristalitos", pensó. De momento tenía la piel seca y se sentía hecho un asco lleno de polvo de escombros y piedrecillas, así que subió a darse un baño al piso de arriba, no sin antes pasar por la odisea de subir y bajar cubos.

El pequeño Timmy no parecía reaccionar y a Ka no se le ocurría otra cosa que pudiera hacer. La libense cubrió al niño con una manta y le acarició el pelo con un poco de ternura. En cierta manera, él y Ariv le recordaban a Ilol y quizás por eso les había cogido tanto cariño. La morena se levantó de un salto y sacudió enérgicamente la cabeza. “No, ellos no son Ilol. Ilol ahora es un dios y yo…” De pasada la libense vió su reflejo en agua que había en el cubo y apartó la cabeza lo más rápido que pudo. Odiaba verse sin maquillaje.

- ¡Vaya, Pelirrojo! Sabes aprovechar el tiempo. Te dejamos solo una mañana y ya te pones a jugar con fuego.- comentó la chica al ver la llama que aparecía entre los dedos de RR.- ¿Explorar la ciudad? ¿En algún momento dudabas de que yo te fuera a acompañar? Me ofendes, querido mío, pero te lo perdono porque sé que no lo haces con mala intención.- bromeó de nuevo con el pelirrojo cuando este dijo lo de la salida a por materiales para sus inventos.

Cuando Shizel dijo de ir a buscar a DL, Karime quiso acompañarlo, pero entonces se fijó de nuevo en su mano. “¿Y qué hago yo con esto?” Se preguntó de nuevo. Esas cosas nunca le habían pasado y las heridas que había tenido siempre habían sido en los entrenamientos, donde un médico siempre la atendía con rapidez. La libense recordó el libro que habían traído el día anterior con el remedio para RR y pensó que, seguramente, habría algún tipo de crema hidratante o similar que la pudiera ayudar.

Con el libro abierto sobre el regazo, se sentó junto a Timmy, para vigilar que estuviera bien hasta que despertara, y comenzó a leer. Pagina tras pagina solo encontraba remedios absurdos con ingredientes complicadísimos de conseguir, hasta que dio con uno sencillo y, aparentemente, eficaz. “Grasa y piel de fruta. Esto se puede arreglar.” Pensó al leer los ingredientes.

En la cesta que ella misma había traído, encontró todo lo que necesitaba y con un plato, un cuchillo, unos trozos de tela y un mortero comenzó a fabricarse su propia crema hidratante. No fue muy complicado, pues lo único que tuvo que hacer fue pelar una fruta, que después aprovechó para comerse; sacar la grasa de un trozo de carne y mezclarlo todo en el mortero hasta que quedase una pasta descolorida, que tuvo que aplicarse en la mano herida. Finalmente, cubrió su mano con una venda improvisada y sonrió, satisfecha con el resultado.

- ¡Hola, DL, ya estás de vuelta! Vamos a tener que hacer un club tú y yo. Esto de perdernos en los callejones va a terminar siendo adictivo.- saludó a los recién llegados alegremente.- Bueno, vosotros si queréis seguid jugando con los cristalitos y las chispitas entre los dedos. La magia es tan solo una leyenda y vosotros no sois las Brujas Antiguas.-les dijo mientras cogía otra pieza de fruta.

La verdad, ella nunca creyó en la magia. Esas eran de las pocas cosas en las que estaba en desacuerdo con Ilol. “Le encantaba pensar que algún día las Brujas Antiguas vendrían y nos bendecirían. Eso son solo cuentos para niños.” Bufó para sí misma.

- Bueno, quizás todavía no tenga la mano del todo bien, ¿pero quieres que empecemos con esas clases de lanzar dagas cuando termines, Riv?- le preguntó con una sonrisa a la sinhadre, que en ese momento dibujaba lo que parecía un mapa.

Por suerte para él, tenía la suficiente capacidad de atención para prestar tanto atención a su lectura como a lo que le rodeaba, experiencia tomada de su mundo cuando estudiaba materias que no le correspondía para su futuro trabajo. Así que más o menos oyó las conversaciones de alrededor, como si fueran zumbidos en su cabeza al punto que empezó a perder la concentración y termino sentándose en el sofá con las piernas encogidas y los oídos tapados para poder concentrarse plenamente en su lectura, iluminado las letras que parecían bailar frente a sus ojos con el cristal luminiscente.

Al principio la lectura no se le estaba haciendo tan pesada, se leía fácil, pero luego pronunciarlo era un verdadero dolor de cabeza, intentaba pronunciarlo primero en su mente para luego hacerlo en voz baja, pero los sonidos, chasquidos y siseos que tenía que soltar en algunas de las palabras se le dificultaban y tenia que volver a leerlo desde el comienzo. Echo un vistazo a su alrededor sin dejar de cubrirse los oídos y de murmurar para sí mismo la pronunciación del hechizo, buscando algo con lo que poder practicar lo que estaba estudiando…su vista se puso en una de las frutas de la cesta, con cierta duda ojeo el libro asegurándose de pronunciarlo correctamente y siguiendo lo que ahí ponía. Le costó un poco, pero ya se había leído tantísimas veces el mismo hechizo, que la pronunciación iba mejorando aunque siempre fallara en la misma parte. Se decidió a pronunciar el hechizo en voz baja observando la fruta con atención."Vamos a intentarlo a ver si consigo algo"

-Vale….esto es más difícil de lo planeado- se dijo rascándose la nuca al ver que la fruta seguía en el mismo sitio, como si se cachondeara de él. Pero terco como era, decidió repetir el hechizo de nuevo medio ignorando a los de su alrededor, nuevamente no ocurrió anda…ni al tercera, ni la cuarta…en realidad perdió la cuenta. Eso si se aprendí el dichoso hechizo del demonio, con pronunciación idéntica de tanto repetirlo. Se paso la mano por el rostro observando el libro, sin rendirse, lo intento de nuevo intentando pronunciarlo sin prisas ahora, viendo que por fin parecía haber un movimiento en la condenada fruta, la cual comenzó a moverse el círculos sobre su mismo eje ante la cara de sorpresa de DL, que no dejo de pronunciar el hechizo con casi fascinación, viendo la fruta elevarse apenas un palmo de la cesta…de la nada la fruta pareció volverse loca bamboleándose en el aire como si estuviera pendiendo de un fino hilo a punto de romperse. "¡Funciona!" Exclamo en su mente sorprendido, DL no estaba muy seguro de que pasaba exactamente, siguió con el hechizo aunque se sentía un cosquilleo recorriéndole como si algo bullera lentamente en su interior, dándole poder a sus palabras…tal vez demasiado poder, pues la fruta salió disparada en el aire escapándose de su control y fue a estrellarse de lleno sobre la cabeza de RR, llenándolo de jugo y dándole un buen chocazo. Espachurrándose luego a medias contra el suelo.

DL se quedo mirando sorprendido la fruta teledirigida que había creado sin darse cuenta, cubriéndose la boca ante la risa que le entro no pudo evitarlo, aquello había salido totalmente de sus planes, solo pretendía intentar usar magia….no embarrarle la cabeza a un compañero con una fruta. Sintió un inesperado peso tras que perdiera el control de hechizo, como si le hubiera puesto encima dos cestas llenas de comida encima..."Esto debe ser el cansancio al que se refería el libro" pensó notando que como si se hubiera quedado vació de algo, descanso un poco antes de volver con su mirada hacia el accidente que había causado no pudiendo evitar reírse.

-Perdón…perdón -se rio por lo bajo mirando a RR, aun incrédulo de haber conseguido medio controlar eso, todo feliz por su hallazgo, aunque no la había controlado al final y había acabado bastante cansado solo por un pequeño hechizo, pero era un gran avance para el-Creo….que puedo hacer magia…mas o menos- dijo con evidente animo, entretenido por su pequeño accidente, al menos mejor un fruta que una flecha, desde luego sin aprendía a controlar eso le sería muy muy útil- Esto podría sernos muy útil si conseguimos aprenderlo bien...sin este tipo de accidentes- dijo señalando la pobre cabeza ahora de un tono extraño de RR, echándose a reír de nuevo sin poder evitarlo.

Ariv le pidió el bolígrafo prestado a RR. Cuando el foner se lo dejó, tal y como le había indicado Shizel, la niña dibujó un mapa muy esquemático del Barrio de los Callejones sin Salida, de los caminos que recordaba. Al terminarlo, sonrió, satisfecha. Se sentía útil al fin.
Se lo tendió al idrino, muy contenta.
- Aquí tienes, Shiz – le dijo. – Como te prometí.
Después, le devolvió el bolígrafo a RR, le dio las gracias y oyó que K le proponía empezar las clases en ese momento. Ariv miró a DL y a los demás mientras intentaban hacer magia. Le apetecía probar también, pero a la vez tenía muchas ganas de que la libense le enseñara a defenderse. Se encogió de hombros. Podía dedicarse a los libros de magia más tarde y, quién sabe, quizás alguno de sus compañeros hubiera avanzado para entonces y pudiera darle algunos consejos.
- ¡Sí, K! – exclamó, alegre. - ¡Vamos! Estoy dispuesta.
Cogió sus dagas y se puso enfrente de su amiga, aguardando. Le daba pena que, por el momento, Timmy no pudiera unirse a ellas, pero dadas las circunstancias ya no estaba segura de lo que pensaba acerca del niño. Tal vez fuera mejor así.

Trabas (Maciel)

-La guía de pronunciación es errónea en un caracter, por lo que no funcionarán ni hechizos de curación ni el de parálisis. Cumple todos los demás sonidos, aunque algunas de sus secciones están desperdigadas en un preámbulo del libro que medita sobre la relación entre los símbolos y sus efectos.
Las explicaciones sobre la magia en términos más generales son prácticamente ilegibles. Están escritas a caligrafía rápida en el idioma que se puede encontrar en el libro de magia básica de Letargo, pero resulta incómodo leerlas. Las instrucciones de los hechizos están en un idioma distinto. Hay una advertencia sobre la nigromancia escrita en rocavarancolés, y habla de esta rama de la magia de una forma muy moralizante, como si de un sermón se tratara. Está acompañada de un desfavorecido dibujo de una víctima de estas artes. No hay más dibujos en todo el libro aparte de los que representan los movimientos de mano, excepto en el caso de los hechizos térmicos. Es el capítulo final del libro y parece ser que el autor se aburrió de dibujar manos.

Karime ignoró al resto del torreón. En un principio había planeado una salida tan simple, que el resultado la había cabreado. En esos momentos, prefería distraerse con sus armas que hacer caso a sus compañeros que se empecinaban en aprender algo para lo que no estaban capacitados. “Leyendas y solo leyendas…” se dijo mientras guiaba a Ariv hacia el patio.

- Bien, pequeña guerrera, la primera lección que vas a aprender va a ser la de nunca tener miedo.- le dijo poniendo los brazos en jarra.- El miedo bloquea y una buena guerrera siempre debe estar alerta. No debes permitir nunca que te pillen desprevenida. Tienes que ser rápida y agresiva en tus movimientos, pero no seas impulsiva. Siempre hay que esperar el momento adecuado para el ataque. Ni muy pronto ni muy tarde.- tras su pequeño discurso, cogió la mano de Ariv que llevaba una de las dagas y comenzó a recolocársela y a movérsela mientras le explicaba.- Esta es la mejor manera de coger la daga, ayuda a que controles tu fuerza, para no quedarte corta en el lanzamiento ni viceversa. Tus movimientos deben ser fluidos y rápidos, sin dar opción al oponente a que reaccione. Y nunca titubees.

Lección tras lección, Ka le fue enseñando a Ariv la teoría sobre el manejo de sus dagas, corrigiendo su postura cuando era necesario y contestando a sus preguntas cuando esta las hacía. Le divertía enseñar sus conocimientos a su pequeña protegida, por lo que su humor mejoró considerablemente. “Chispitas, chispitas… ¿para qué quiero chispitas pudiendo fundirme con el metal?”

A pesar del agua helada, Shizel llevaba sumergido en la bañera bastante más tiempo del requerido. No había podido quitarse de la cabeza la llamita que había visto aparecer en manos de RR. Era un truco tan simple, que tenía tantas maneras de llevarse a cabo, y sin embargo tan limpio en su ejecución… Incluso estando atento, el idrino no había sido capaz de detectar ninguno de los cambios de manos comunes que tendría que haber hecho el foner en algún momento. Tenía que ser muy bueno, o que utilizase un modo de hacer el truco que él no hubiera visto nunca antes.
Y sin embargo el pelirrojo no parecía del tipo que aprendiese ilusionismo por puro ocio. Shizel jugueteó apesadumbrado con una de las canicas, dándole vueltas entre las manos.

"Magia", dijo una voz cínica en su cabeza. "¿No era eso lo que querías?"
Sacudió la cabeza. Había venido atraído por la promesa de nuevos mundos y magia, sí, pero Miseria también le había engañado: por esa razón su primera reacción a las declaraciones primero de Saren y luego de RR había sido escepticismo. Al igual que le había mentido como a un niño respecto a Rocavarancolia, podría haberse burlado de él con la misma facilidad en todo lo demás.

La misma incertidumbre que le había asaltado en la plaza de la fuente volvió con fuerzas renovadas. Desde que Saren había traído arriba los cristales y había hablado de magia había albergado una lucha interna entre el descreimiento y una llamita de esperanza; que se reanudaba con aún más intensidad ahora que sus compañeros se declaraban capaces de hacer magia, y que había visto los cristales encenderse frente a sus ojos. ¿Y si fuera verdad, y él estuviera desconfiando por nada? ¿Pero y si en aquello también le habían engañado, y volvía a quedar como un estúpido?

Podía aceptar que les hubieran prácticamente abandonado en aquella ciudad, que no pudieran comer bien, que viviesen en un lugar ruinoso y tuviesen que arriesgar la vida todos los días... Todo aquello era soportable, incluso un precio bajo, si tenía una recompensa en mente. Pero si le quitaban también aquella ilusión significaría que Shizel habría cometido entonces un tremendo error, y tenía miedo de comprobar que aquello era cierto. Si mantenía activa su barrera de escepticismo, podría tragarse la decepción con más facilidad; y decirse a sí mismo, aunque estuviese mintiéndose, que ya se lo esperaba.

Suspiró. Dándole vueltas no lograría nada: en algún momento tendría que comprobarlo por sí mismo, y si lo hacía de una vez, mejor.
Disimulando su preocupación bajó silbando por lo bajo del baño con una toalla colgada al cuello para evitar que la humedad se le evaporara demasiado rápido de la piel, para encontrarse con una pintoresca escena en el piso de abajo. Se quedó parado un momento, asimilándola, y reconstruyó rápidamente una imagen mental de lo que había pasado.
-¿Quién se la ha tirado?- preguntó a nadie en particular. Al pronunciarse DL esbozó una sonrisa maliciosa.
-Si la próxima vez le das en la nariz y sobrevives te daré una cestita con bollos como premio- le dijo en tono falsamente confidencial. Sin embargo se descolgó la toalla del cuello y se la tendió a RR para que se limpiara.

Mientras tanto Saren se había puesto manos a la obra con el abundante material de las cestas y el olor de la cena llenaba por completo la planta baja. El resto de los macieleros estaba bien en el salón practicando con los cristales, o bien en el patio, suponía.
Lo hogareño de aquella escena puso de buen humor a Shizel. Se sentía cómodo con aquella rutina: salir temprano, volver agotados tras haber sufrido el sobresalto que fuera, pero aún así a tiempo para cenar y tener un rato libre: el suficiente estímulo como para que el día no resultase aburrido, pero no tanto como para ser desagradable.

Shizel aún no había sufrido peligro directo y por tanto era incapaz de tomarse la situación con la seriedad con que debería; el que sufrían los demás le resbalaba. Era casi como un juego, en el que se la jugaba un rato pero podía retirarse al torreón cuando quisiera dejarlo. El riesgo estaba ahí: las consecuencias, hasta el momento, no.

El idrino cogió un plato y empezó a comer con ganas. Se sentó en el sofá al lado de DL, pues había reparado en un detalle de su narración.
-Repítelo- le pidió, refiriéndose a hacer levitar la manzana. Seguía estando la probabilidad de que aquello de la magia fuese simplemente un truco aislado, o pura palabrería. DL no había tocado los susodichos libros hasta el momento que él supiera, así que sería la persona perfecta para comprobarlo.

No tardo mucho rato en aparecer Shizel tras haberse dado un buen baño, DL estaba descansando un poco cuando el llego causándole gracia su comentario.

-Fue un accidente- sonrió divertido por lo ocurrid, la verdad es que aquel hechizo lo había dejado bastante agotado motivo por el que se levanto con cierta dificultad para ir por algo de agua al pozo, encontrándose a K y a Ariv practicando arduamente con las dagas. Las miro atentamente con interés viendo los movimientos sencillos para expertos al mismo tiempo que K le enseñaba para manejar adecuadamente las dagas, que a pesar de ser armas de corto alcance podían causar bastante daño si se sabía utilizarlas. No estuvo mucho rato en el patio, tras beber volvió adentro tomando nuevamente el sofá, dispuesto a leer un poco más del libro, con suerte aprendería algo más antes de que Saren terminara de cocinar. Su intención fue interrumpida cuando Shizel se sentó a su lado pidiéndole que repitiera el hechizo, le observo curiosamente a él y a la manzana- Cansa bastante cuando se realiza, pero puedo intentarlo…eso si…la ultima vez la fruta acabo estrellándose contra la cabeza de RR, mejor protégete- advirtió DL algo entretenido recordando en su mente las palabras exactas del hechizo y su pronunciación, tanto habérselo leído y repetido como si fuese una grabadora, daba para aprendérselo. Tomo el cristal brillante en una mano, sosteniéndolo, en el libro habia leído que esa cristales servía como una especie de cargador mágico que le ayudaría.

Nuevamente intento concentrarse en la fruta pronunciando el hechizo, como era evidente no se produjo anda en un par de ocasiones ya que no estaba pronunciando correcto, pero al cuarto intento por fin consiguió notar esa corriente recorriéndolo, como si algo estuviera extrayendo parte de él, la manzana vibro unos segundos en la mano de Shizel antes de comenzar a levitar lentamente superando la cabeza del Idrino, DL sonrió a pesar de sentirse bastante cansado por ese pequeño logro, no podía estar más feliz por ser capaz de hacer magia. En su mundo apenas existía, pero había leído algo al respecto en su deseo de aprender y curiosear todo lo que le rodeara. Intento mover la manzana, más bien lo pensó y vio como esta empezaba a girar en el aire alrededor de la cabeza de Shizel casi como si jugara por si sola a su alrededor desestabilizándose por momentos, o como si fuera atraída por la gravedad del Idrino, la manzana terminó posándose sobre la cabeza de Shizel, al menos por unos segundos pues no pudo controlar el momento justo de posarse y la fruta, cual si tuviera vida propia salió disparada hacia la boca Shizel, al parecer tenía ganas de ser comida. "¡Mierda, otra vez!¡estúpidas frutas con vida propia!" se quejo en su mente casi sin energías respirando con cansancio viendo que nuevamente la fruta perdió el control en el último segundo.

-Perdona….antes paso lo mismo…no controlo muy bien aun lo de cortar la magia para que se pare cuando quiero- dijo algo ido y no diciendo muchas coherencias, cerrando los ojos para descansar un poco antes de volver a hablar, algo entretenido- Supongo, me falta practicar mucho mas- añadió un poco mareado aun, aunque realmente feliz por su logro, aunque debía practicar bastante, no sería nada bueno que perdiera el control de la levitación si lo que levitaba era algún arma o algo similar. Se acomodo un poco mas en el sofá tomando el libro de Saren para ojearlo intentando ver los hechizos que había con curiosidad.

Al fin logré llegar al torreón después de tantas vueltas. Todo estaba en silencio, era demasiado tarde y las estirges no graznaban.


Un extraño escalofrió me recorrió la espalda cuando cruzaba el puente sobre el foso del torreón como si algo malo hubiera pasado. Paré un rato curioseando la cesta sentado en el umbral del porton del torreón para recuperar el aliento.


¿Qué habría sido de sus compañeros?¿habrían salido en mi búsqueda?¿me encontraría con malas noticias cuando entrara?¿o simplemente me habrían dado por muerto? Y aquellas luciérnagas flamígeras y gigantescas ya estaban rondando el cielo de la noche ¿sabrían ellas la respuesta a mis preguntas? No haría falta preguntarles a ellas tan solo tenia que llamar a la puerta y que las respuestas me recibieran.


LLamé sin muchas ganas y al rato una voz temblorosarespondió, una voz que al instante reconocí, el piel rosada Aleksei. parecia que por muchos sermones que RR le diera no podía resistirse a atender el enorme porton del torreón.


“¿Q..Q..Quién es?-pregunto sorprendido-“


“¿Quién va a ser?-dije con tono irónico-Soy Wintel ¿te importaría abrirme, por favor?”


Pareció como si dudara al abrirme, la grande puerta emitió su característico crujido al abrirse, pero la oscuridad del ambiente lo hacia incluso aun más aterrador. Al abrir me encontré con la cara de sorpresa de Aleksei y no su peculiar cara trazada por esa imperecedera e inquietante sonrisa.


“¿Es que has visto un fantasma?-dije mientras entraba arrastrando la cesta de comida-por cierto hola a todos-dije al ver que los presentes no mostraban mucho interés”


Arrastre la cesta junto a las otras y suspiré mientras me sacudía las manos al soltarla.


“Y pensaba que no podría con ella y llevo horas arrastrándolas por ahí afuera-¿por cierto están todos bien?¿y esa cosa?¿donde esta?-pregunte sin dirigirme a nadie en concreto-”

RR se giró hacia DL muy lentamente después de haber recibido el frutazo. Sus gafas, la capucha y el pañuelo ocultaban su expresión, pero un extraño brillo sutil y lo premeditadamente lento de sus movimientos le dieron un aire tenso, inquietante y temible. Se levantó con tranquilidad y se acercó a DL, tomando una fruta de las nuevas cestas, especialmente carnosa. Cuando llegó a estar enfrente suya, con toda la seriedad y tranquilidad del mundo, se la estampó en la cara, removió un poco con la mano para que se exprimiera adecuadamente, y se apartó, limpiándose las manos.

Posteriormente, tomó los bártulos y se dirigió al piso de arriba, dispuesto a echarse una siesta. Curiosamente, aquella minucia mágica que acababa de hacer le resultaba terriblemente agotadora, sumada al tratamiento contra el veneno.

-Si me disculpáis, camaradas…-comenzó a decir mientras subía las escaleras.- Voy a descansar un rato. Mañana me pondré a trabajar en profundidad con las runas y con las trampas en general, y si me encuentro bien le sugeriré a la señorita K que me acompañe en una expedición. Mientras, procurad que esto no salte por los aires y, si me necesitáis, llamad a la puerta, pero no entréis. Por vuestro bien.

Tras decir esto, terminó su ascensión y se metió en su habitación, tomando las precauciones necesarias para no ensartarse, y haciendo lo propio para cerrar. Después de esto, tomó su libro, un boli y su libreta, y comenzó a apuntar, estudiando las complejas y liosas explicaciones del compendio para poder sintetizarlas en algo más simple. Se había percatado de que sus compañeros tenían más facilidad que él para la magia, y tendría que pedirles ayuda para llevar a término sus ideas. Sólo Shizel y Wintel restaban por poner a prueba sus habilidades místicas, y estaba dispuesto a hacerles probar a punta de ballesta. No pretendía dejar que dos posibles talentos para la magia, que posiblemente pudieran ayudarles a todos a sobrevivir, se desperdiciaran así como así.

Mañana se pondría con ello.

Lo que menos se esperaba ya a esas alturas era recibir la represalia de RR por el accidente con la fruta, pero claro era obvio que no iba a quedarse sin hacer nada devolverla, igualmente Dl no se vio venir la acción de RR, consiguió apartarse antes de que la fruta terminara completamente exprimida contra su rostro, pero sí que se mancho bastante antes de que esta cayera al suelo.

-Mira que eres vengativo, fue un accidente -se quejo aunque algo entretenido escuchando las palabras del pelirrojo y lo que contaba sobre las runas "Suena interesante, tal vez mañana le pregunte como va eso exactamente según creo el tenia un libro de ese tema...por ahora hemos visto que tanto el como yo tenemos magia" DL echo un vistazo al resto con curiosidad limpiándose lo trozos de fruta con la mano "Me pregunto si todos seremos capaces de realizar magia..." pensó levantándose del sofá con toda la cara manchada de fruta y la camiseta del jugo de esta, saliendo al patio para limpiarse la cara con un cubo de agua aunque ahora olía fruta, literalmente. Suspiro cansino y aprovechando que nadie estaba usando el baño en esos momentos subió cubos a la bañera, yendo a su cuarto para pillar algo de ropa de los baúles que pudiera estarle bien, iba a lavar su camiseta para quitarle el olor a zumo, no le convenía oler a comida más de lo que ya lo haría para las criaturas de allá afuera. Luego cogió el jabón enjuagándose en la bañera para quitarse el olor a zumo y de paso lavando también su camiseta, escurriéndola lo máximo posible tras lavarla, vistiéndose con su ropa tras sacudirla y con una camiseta negra que encontró en uno de los baúles de mas o menos su talla. Tras vestirse volvió a bajar abajo para cenar algo de lo preparado por Saren, volviendo luego al dormitorio llevándose el libro de este de paso para echarle un vistazo antes de dormirse, total dormían en el mismo dormitorio. Dejo su camiseta a secar tumbándose en su cama, mientras iba pasando las hojas del libro.

No supo muy bien cuando, pero los ojos empezaron a pesarle, los dos hechizos que había realizado ese día habían causado bastante cansancio y de por si ese día había sido bastante caótico, estresante por completo, por tanto DL se quedo prácticamente dormido sobre su cama no mucho rato después.

Shizel tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no quedarse boquiabierto al ver la manzana levitar por encima de su cabeza. Ni corto ni perezoso procedió a darle golpes tentativos, experimentando su estabilidad y comprobando que no había hilos invisibles. Sin embargo no pudo hallar nada. Aquello no tenía trampa ni cartón: estaba realmente levitando. Un hechizo, no un truco de salón.
Magia.

Se echó a reír suavemente, alucinado. Allí estaba, tan simple como una imagen pintada frente a sus ojos. La magia existía, y estaba allí, al alcance de su mano. Exactamente lo que llevaba años deseando.
Algo en su interior aulló de júbilo.

Entonces le asaltó una idea horrible. Él nunca había llegado a preguntarle a Miseria si él mismo sería capaz de hacer magia. Suponía que era algo metódico, sistemático, que podía suceder siempre que se dieran las condiciones adecuadas, y que cualquiera que las cumpliese podría hacerlo: ésos eran los supuestos de los que se partía en los experimentos idrinos al respecto que conocía. No había previsto que algunos pudieran ser capaces de hacerlo y otros no. La magia existía de verdad y se podía usar, como le habían prometido, ¿pero y si él fuese un completo negado?
Ver cómo los demás eran capaces de hacer magia y él no... Aquello sería la broma cruel que parecía típica en aquel lugar: prometer algo y luego dejarlo justo fuera de su alcance.

El deleite correspondiente a aquel increíble descubrimiento se vio rápidamente ahogado por una repentina punzada de celos. No miró a DL ni a RR para que no se dieran cuenta, aprovechando el oportuno incidente de la manzana como excusa. La cogió mientras rodaba desde su cabeza hasta abajo y le dio un mordisco con desparpajo.
-Qué bien, ahora me dan de comer sin tener que moverme- comentó, disimulando su resentimiento. Rió entre dientes cuando DL por fin recibió las represalias que hasta el momento había logrado esquivar.

Se sobresaltó notablemente cuando vio aparecer a Wintel por la puerta, pero se contuvo a tiempo.
"Mierda, creía que andaba por el patio". Siempre había estado acostumbrado a llevar la cuenta de quién entraba y salía en un grupo: aquel hábito era importante, no podía dejar que se le fuera. Y también tenía que empezar a inculcársela a los demás: ¿y si algún día era a él a quien encerraban afuera?
-DL dice que lo vio enterrado bajo un montón de escombros en el cruce- le explicó-. Y sí, estamos todos- omitió por educación el hecho de que o bien nadie había advertido su ausencia, o le habían creído deambulando por el torreón sin molestarse a comprobarlo.

El anuncio de RR fue como música para sus oídos: si más gente se apuntaba a aquella expedición él tendría ocasión de armarse de valor y despejar por su cuenta, con tranquilidad y sin miradas inquisitivas, sus últimos recelos acerca de la magia. No quería atar ese cabo suelto mientras hubiera gente presente; por eso se despidió de los pocos que aún seguían por el salón, alegrándose de que DL hubiera retirado aquella tentación en forma de libro de la sala.

-Adiós, sofá mío- se despidió dramáticamente mientras iba camino del piso de arriba-. Algún día estaremos juntos.
Había acabado por subirse un colchón y mantas al cuarto de YR, resignándose a que ningún otro cuarto iba a quedarse libre por ahora. Aunque al principio le había costado conciliar el sueño con el sonido de la respiración de otra persona llenando la habitación, había acabado por acostumbrarse: YR no despertaba y era como tener otro mueble en la habitación. Además, así podía tener la ventana abierta sin que nadie protestase por la seguridad: el foner estaba demasiado inconsciente para quejarse.
Dio vueltas en la cama, con la imagen de aquel libro grabada a fuego en su mente, urgiéndole a que bajara a hurtadillas a intentar algo, lo que fuera.
Resopló profundamente para alejar aquello de su cabeza. Entonces recordó que no se hallaba solo y se dio la vuelta en la cama con un gruñido.
La madrugada le encontró hecho un revoltijo en las mantas.

Ariv prestaba toda la atención que podía a su amiga. No tener miedo, ¿eh? ¡Eso era muy fácil decirlo! Pero llevarlo a la práctica…
Ella nunca había tenido miedo hasta que había llegado el día del ritual de unión. Fue entonces cuando experimentó aquella sensación por primera vez, cuando se vio sola y condenada a ser sacrificada. Una vez llegó a la ciudad, y en las pocas salidas que habían llevado a cabo, el miedo parecía perseguirla y negarse a dejarla en paz. Veía muy difícil mantenerse firme en un enfrentamiento sin que el temor la hiciera temblar.
“¡Tienes que lograrlo!”, le dijo una vocecita optimista. “Tan sólo piensa en cómo eran las cosas antes… Antes del ritual, de venir aquí, ¡de todo!”.
Debía volver a ser la Ariv de entonces. O, al menos, en parte… Porque lo de pararse a pensar antes de reaccionar no iba con ella en absoluto. Bufó. Demasiadas cosas en muy poco tiempo.
¿De verdad era necesario todo aquello para aprender a defenderse?
K le enseñó a coger las dagas correctamente. Ariv ladeó la cabeza. Bueno, no parecía muy complicado… No obstante, en sus primeros intentos comprobó que se equivocaba. No era capaz de acertar en el blanco. ¡Manejar un arma se le estaba haciendo un poco cuesta arriba! Debería haber tenido paciencia por ser su primera clase, pero la niña no conocía esa palabra. En una rabieta, frunció el ceño, tiró la daga al suelo y protestó.
- ¡K, no me sale!
Ella estaba un poco enfadada consigo misma, pero su amiga parecía feliz. Aquel definitivamente era su mundo.
“Como me vaya igual con la magia no voy a ser capaz de hacer nada”, pensó, hastiada.

Karime veía ganas de esforzarse en la cara de Ariv, pero su impaciencia no ayudaba demasiado. La niña se enfadó y tiró las dagas al suelo. Karime sonrió. “Me recuerda a mí en mis primeros entrenamientos. Me parecían tan estúpidas las primeras lecciones… yo solo quería actuar cuanto antes.” Se recordó.

- No pasa nada, Riv.- la tranquilizó.- La Capital no se hizo en un día. Estas cosas llevan tiempo. Yo misma tardé muchísimo en aprender a usar las dagas. Tú vas muy bien. Solo necesitas constancia y dedicación. ¿Qué te parece si nos ponemos 3 horas de práctica por las mañanas? Así empezamos con un entrenamiento suave y moderado y, cuando vayas mejorando, aumentamos horas. ¿Te parece bien?- le ofreció intentando que volviera a sonreír.- Ahora entremos, es tarde y me gustaría cambiarme el vendaje de la mano y dormir.

Karime entró en el torreón y se puso a preparar su crema hidratante casera, con la que volvió a untarse la mano. “Mañana otra vez y a la hora de comer como nueva.” Pensó mientras se vendaba la mano al ver como se había ido curando. Se dio cuenta que Saren había cocinado y se sentó a la mesa con el resto. Comió en silencio, más por cansancio que por no querer bromear. Se percató de Wintel y de que no se había dado cuenta de su ausencia y frunció el ceño pensando en dónde habría estado.

Cuando terminó de comer, se despidió rápidamente del resto del grupo y se fue a su habitación, donde rápidamente quedó dormida.

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Karime se despertó bastante descansada dando la bienvenida al nuevo día. Con una sonrisa de oreja a oreja, fue a la cocina donde desayuno lo primero que pilló y se volvió a cambiar el vendaje.

Karime esperó a que todos se despertaran en el patio, entrenando con una de sus espadas. “¿Cuál será la aventura de hoy?” pensó eufórica.