Torreón Letargo (Archivo III)

La tal Nihil parecía dispuesta a llevarse a Pablo, no importaba cuanto dijéramos nosotros, Atol se puso en modo agresivo y me dijo que si el moría buscase a Serok.

-Ja, ¿de verdad piensas que te dejare enfrentarte solo a esto?, vas listo,- dirigí una mirada a Alder y le dije en un tono que no admitía replica,- Alder lleva a Seon a los pisos superiores.- volví de nuevo hacia la desconocida,- Atol, ha sido un placer luchar a tu lado, y sera un placer morir a tu lado, es un buen día para morir,- saque las dagas de mis botas y me puse en posición de combate.

En ese momento una voz llego desde el techo y vi al muchacho humano de la otra vez reaparecer de entre el humo y cayendo al suelo. <<¿Vampiros?, por eso no se mueve, los vampiros son no muertos, y claro que se lo ha hecho encima, como que ya no tolera la comida normal, solo sangre>>.

-¿Vas a ayudarnos?, la luna ya ha salido, no tienes motivos para no hacerlo, ya puedes intervenir a tu gusto. Si es así ayúdanos a salvar a nuestro amigo, por favor.

Alder comprobó que lo que decía era verdad. Seon ya no parecía atrapada en una pesadilla. La zarandeo, pero no consiguió nada, excepto un murmullo adormilado. 
Aquello la alivió lo justo para mirar atónita la escena que sucedía delante de sus ojos. Se enfadó por todo aquello. Pero la intervención del vampiro terminó de hacerle hervir la sangre.

- NO, Stefan, voy a quedarme aquí a ver como os moris, dado que la Luna no terminó de mataros.-dijo rabiosa.- Y mientras dejaré que alguien más llegue y decida que le apetece quedarse a Seon de souvenir. Quizas el cabron que nos cosechó. QUE OS JODAN A TODOS.
Se echó a Seon sobre el hombro, y se fue escaleras arriba, tan rápido como podía sin dar muestras de cansancio.
Ya arriba volvió a llorar de pura frustración. 
"Panda de imbeciles, dejadme sola del todo, enfrentaos a todo lo que venga por un cadaver. Eso es justo lo que necesitaba en este momento. Y echadme, claro, porque todos sabemos que no valgo para estas cosas."

La reacción de Nihil sorprendió a Stefan, con una rapidez tremenda le puso una especie de cepo al vampiro y a Atol y a mi nos lanzo otro hechizo que nos tiro al suelo, cuando levante la cabeza la mujer ya no estaba allí, el vampiro estaba forcejeando con el cepo, pero no parecía ser capaz de quitárselo, me acerque rápidamente y trate de quitarle el cepo, pero en cuanto lo toque me soltó un chispazo y solté un "ay" mas por el susto que por el dolor en si.

-Lo siento no puedo ayudarte,- le dije apesadumbrado,- no me estoy transformando y parezco un inútil, no he sentido nada nuevo con la luna, salvo que el pelo se me ondulado pero a parte de eso.... Por curiosidad, ¿tu no sabrás si hay transformaciones así verdad?, con las que no se sienta nada nuevo.

El vampiro me explico que podía ser un mago o un brujo, el mago tenia mucho poder mágico y el brujo algo llamado dominio, al parecer el dominio era el control sobre una cosa concreta con la que se tuviese afinidad, pero que el no podía averiguar mi dominio en caso de que fuese brujo ya que no era algo que estuviese marcado a fuego en la frente del cosechado.

Le di las gracias por la información y me fui al patio para digerir la información que me había dado el vampiro, me quede cerca del centro del patio y levante mi cabeza a la luna, la belleza y la luz de esta me hicieron sentir vivo, con ganas de saltar, sentía que podría saltar hasta ella si me lo proponía. Un olor agradable llego a las fosas nasales y trate de localizarlo, para darme cuenta de que el olor salia de las flores de las enredaderas que cubrían letargo, avance hacia las enredaderas y levante ambos brazos para tocar las plantas, apoye las manos en los tallos que crecían hacia lo alto. El olor de las flores me embriagaba.

-¿Que me habéis hecho?.- dije en voz baja a las plantas a sabiendas de que estas no contestarían.

-dominar los sueños...- murmuró y poco después aceptó la infusión libense. "El syv de Atol", pensó mientras lo bebía concentrada en el sabor. Después le sonrió a su interlocutor feliz por la idea.
Brina, que se había servido a si misma syv, se revolvió nerviosa cuando oyó hablar del mundo real.
La soñadora dejó su taza y frunció levemente el ceño con la nueva información.
- Entonces realmente tengo que despertar. Alma bendita... me dormí de pronto ¿no es así? Alder estará muy preocupada. ¡Y tengo tantas ganas por ver cual es el resultado de los malos ratos que pasamos! Espero que todos esten bien. 
Se levantó y le tendió su taza, que seguía en sus manos,  a Brina. La nublina de madera la posó diligentemente en la mesa.
- Esto es un hasta la próxima, Melodes. Muchas gracias por todo. ¿Que debería hacer.... querer despertarme? ¿o algo así?- preguntó insegura. Ante la afirmativa, simplemente se concentró en ello. Había alguien que la esperaba fuera y podía necesitarla.


Alder se secó las lágrimas cuando notó los primeros movimientos de Seon. La chica se desperezó con aparente tranquilidad y la buscó con la mirada. Alder ya la estaba ahogando en un abrazo cuando consiguió despejarse del todo. Oía los latidos de la edeel con fuerza, como un martilleo.
- Estoy bien, de verdad... ¿y tu sigues igual como me habían dicho?
- ¿Que te había dicho quien? Seon estabas dormida y no despertabas. ¿sabes lo preocupada que he estado? Abajo todo es una locura. Nadie es normal... excepto yo,  quizás.
-¡Alder, domino los sueños! he estado en un lugar fantastico, y he recibido visita y todo. Y él me ha explicado lo que sucedía eso es tod... me miras como si hubiera perdido la cabeza.
- ¿no lo has hecho?- preguntó sin voz
- Es la luna. 
- Me he dado cuenta.-replicó amarga.
- No, quiero decir, que todos estamos cambiando. Esta es mi transformación, soñar. - Seon le acarició la cabeza. No sabía como explicarlo todo.- Melodes dijo que era posible que no te pasase a ti.
- Decidiré más tarde si eso es bueno o malo.
Alder estaba envarada y tensa. Seon parecía todavía tranquila, amable, como si la que actuase irracionalmente fuese ella pero se lo perdonase. Alder se llevó las manos a la cara, y decidió que lo que más le importaba es que estaba bien.
- Hemos recibido visita y se quería llevar a Pablo. A su cadaver, más bien. Creo que incluso nuestro cosechador (que esta de visita como si no pasase nada por ello) quiere impedirlo. Pero me echaron para que te protegiese.
- Entonces bajemos. - dijo poniéndose de pie con rapidez.- Además hace mas de medio año que no vemos a... ¿nos dijo su nombre?
- ¿Cabrón Sin Escrúpulos?
-Creo que era Jack. Escucha Alder, hoy me alegro mas que nunca de venir aquí  Es un milagro todo esto. Habrá merecido la pena.
-No hablemos de esto ahora. - dijo terminando de bajar los peldaños.
Parecía que era un poco tarde. Jack estaba atrapado en un cepo de luz, y Atol y Stefan se levantaban del suelo después de una caida. Pablo no estaba. Ni Tap. Ni Erin.

Estaba hecho. Sólo faltaba esperar a que dijeran algo o lanzase mi hechizo. No iba desencaminado al pensar que estábamos jodidos, ya que en un breve lapso de tiempo Stefan y yo acabamos en el suelo, el vampiro queda preso en el sitio y Nihil se lleva a Pablo finalmente. No llego a levantarme del todo sino que me quedo sentado, harto de todo.

-¡Bah, que se lo lleve, total!-luego veo a Stefan hablando con el otro y rechino los dientes.-¿Te vas a fiar de lo que te diga? ¿Qué soy yo, eh, tipo listo? ¿Y no decías que no iba a morir nadie? ¿Qué me dices de Pablo?
-¿Eh? Ah... ¿No estás contento porque no eres un lindo gatito, libense?-me responde riendo.-Ni idea de lo que eres, en serio. Pero podrías ir a la Biblioteca a informarte, eso hicimos varios en mi cosecha. Y sobre vuestro amigo... Ya está muerto. Su transformación consiste en eso: muere. Yo lo estoy, sólo que sigo vivo. Ya lo iréis entendiendo. Bueno, me alegra que hayáis sobrevivido y que mis sinhadres estén vivas...
-¿Tus? Alder te odia, idiota.-exclamo mientras le veo cómo se libra del cepo.
-Es comprensible después de lo que han pasado. Es mi culpa en parte. Pero aun así me alegra que estén bien. Y... bueno... Buenas noches de nuevo, chicas.-dice de pronto, lo que me hace girarme, aún en el suelo.

-¡Seon! ¡Menos mal que estás bien!-exclamo al fin alegre, levantándome.-Tú ni te acerques.
-Pero si las traje yo, tonto, sólo les deseo lo mejor, ¿cómo iba a hacerles daño? Y con el permiso de Alder... ¿Puedo preguntar, si lo sabes ya, en qué te has transformado, Seon?

- ¿que solo... ¿que solo...- Alder estaba atónita. 
Seon en cambio, que no sabía bien quien faltaba en la sala y quien no, sonrió.
- Es agradable verte de nuevo. 
- No, no lo es.- cortó en seco la sinhadre. Seon le dedicó una mirada que estaba a medias entre cachorro herido y madre reprochando un mal comportamiento.- Hace escasos dos minutos te hubiera lanzado un mueble a la cabeza solo por acercarte a nosotras. Ella esta viva, esta estúpidamente feliz, y supongo que todo esto es una bonita historia. Pero por lo que a mi respecta, no quiero saber nada de ti. 
- Alder...
- No. A mi no te me acerques.-dijo al vampiro cargando de desprecio cada palabra. Alder miró a su alrededor y se encogió de hombros.- es evidente que yo no pinto nada aqui. Avisadme cuando nuestra visita haya hecho puff, gracias.

Y se fue escaleras arriba, con la idea de echarse en la cama a dormir.
- Siento... siento su reacción.- dijo Seon, menos alegre.- soy soñadora. Eso me dijo Melodes, al menos.

Nia

Nia entró en el espacio aereo de letargo. Lentamente, se posó cerca del suelo, al lado de las múltiples túmbas. Hubo una que, ella mismo construyó, años atras, para un amigo que lo habia significado todo para ella, pero, que se tuvo que ir de su vida, tan rápida e injustamente como el destino lo habia decidido. Recogio un poco el desastre que el tiempo estaba causando en la humilde destrucción y esta vez lo reforzó con un hechizo. Puso unas algas nuevas a las que ancló un hechizo de humedad para que durasen aún más con sus colores vívidos.
Finalmente, se giró y miró con nostalgia el torreón. A su espalda, llevaba un modesto baul cargado de cosas. Reafirmó su peso sobre su espalda, y alzó el vuelo, decidiendo entrar por la azotea, por nostalgia más que por otra cosa. Casi recordaba como se habia transformado, años atrás. La noche de antes de la luna y toda la luna en si. Tenia el dolor bien grabado en la mente.
Bajó las escaleras, pero no encontró a nadie con esencia hasta llegar al salón. La unica chica que quedaba en las habitaciones más arriba, parecia querer estar sola, así que, sin hacer ni un solo ruido, dejó en la puerta de la habitación una pequeña bolsa con un liquido transparente. Abajo, habia tres cosechados. Dos en el salón, uno en la mazmorra. El resto habian desaparecido o estaban en otro lugar o...
-Muertos.-susurró Nia, bajando por las escaleras con un aura misteriosa a su alrededor.
-¿Estais heridos?-preguntó a los dos cosechados. Salvo por las uñas del libense, no lo parecian. Probablemente la chica seria una bruja o algo así. Logró captar al vampiro y pestañeó rápidamente, sorprendida de que hubiera llegado ahí antes que él.
-Hola Jack.-le saludó con una sonrisa.-¿Cómo tu por aqui?-dijo mientras abria su pequeño baul. Extrajo unas pequeñas bolsitas transparentes que contenian un líquido de igual color y se las ofreció a los dos recien transformados.-Es zumo de Melisa.-les explicó.-Para los nervios y la tristeza, por todo lo de la luna.-
Cerró el baul entonces.
-Teneis abajo al watahré, ¿no?-dijo mientras se lo volvia a echar a la espalda.-Ahora iré con él, que tengo algo de prisa. Pero, ¿no teniais a unos terricolas? Juraria que uno de ellos iba a transfromarse en vampiro...-dijo, lanzando una mirada interrogante a Jack, como si supiera para que habia ido al torreón.

Jack
Y mira que la entiendo... pero ya estoy algo cansado de la reacción de Alder... Así que la ignoro mientras Seon responde, a lo cual sonrío pues su estado de ánimo, además, es totalmente opuesto a su pareja. Asiento cuando acaba y respondo:
-No pasa nada, la entiendo. Y enhorabuena. ¡Melodes! Le conocí hace poco, es muy buena gente. Y es libense, como tú, señor gruñón.-remato riendo.

Al poco detecto otro olor familiar y Nia aparece por las escaleras, a la cual saludo sin dejar de sonreír.
-Pues para darles la bienvenida a mis chicas, aunque se me ha perdido Yrio, y a los demás. Al vampiro se lo ha llevad Nihil, la súcubo, no pude impedirlo... Y después de lo de Reisha creo que paso de jugármela con ella o la Secta.-mascullo molesto por el asunto.

Atol
Harto. Hartísimo. Cansado de tanta cháchara y de todo, me dejo caer en un sofá e intento ignorar la conversación hasta que Seon dice que es soñadora. <<¿Diantre? Osea, ¿su transformación es que "sueña" ¿Melodes libense? ¿Se le ha perdido Yrio?>>
-Para no verlo, vampiro. Iba en llamas cuando se fue.-luego añado una pregunta sobre las "soñadoras" y el sabelotodo pálido me responde.-Hm... ¿Pues sabéis qué? Yo no necesito soñar, necesito información.

Pero me corto cuando otra criatura aparece por la escalera, la misma chica con tentáculos de la otra vez... Y encima nos ofrece un líquido raro que ni toco
-Para el carro. ¿Nervios? ¿Tristeza? No lo necesito. ¡Soy el que está más tranquilo aquí, joder!-estallo.-Qué cómico debe pareceros esto, viniendo a ver cómo nos transformamos y a uno lo secuestran y otros casi mueren, ¿eh? ¡Bah!

Al momento cojo mis armas y me dirijo a la puerta, mientras escucho al vampiro quejarse de mi mala educación. Decido no responderle pero antes de irme le dedico unas palabras a Seon:
-Ya nos veremos, me voy a la Biblioteca. Cuida de Alder, anda.
Sigue en la Biblioteca Mágica.

Entre al torreón y vi una nueva figura, la reconocí como la chica que había estado en la avenida con el resto de transformados.

-Bueno, si el no acepta el zumo lo acepto yo,- y cogí la bolsa de plástico con liquido transparente y comencé a beberlo,- Stefan encantado y ¿tu eres?,- le pregunte el nombre a la chica,- lo siento, pero no recuerdo tu nombre, han pasado muchas cosas, ¿Dama Urticaria?,- me volví hacia el vampiro- y tu eres Jack al parecer, encantado también.- me fije en Seon,- Oh Seon, veo que te has despertado, ¿que tal estas?.

Me moví por la sala buscando el libro de hechizos, quería poner a prueba mi nuevo poder mágico, y cuando lo encontré busque uno de los hechizos que antes al parecer me estaban vedados. Niebla mágica, mis ojos se cubrieron de una niebla blanca, me sorprendió lo fácil que me resulto hacer aquello, ya no veía por mis ojos, pero mi vista se desplazaba por toda la estancia, incluso a través de las paredes, era bastante impresionante y solté un ruidito de satisfacción. Deshice el hechizo y volví a mirar la sala, y me fui hacia Jack, que estaba hablando algo con Dama Urticaria.

-Si, tenias razón, tengo mas magia, he hecho un hechizo que antes no podía, pero una pregunta, ¿tiene esto algo que ver con las enredaderas?, por que antes de que me secuestraran no podía hacer hechizos mas potentes.

Entre mordisco y mordisco acabé vislumbrando Letargo. Me fijé que el puente levadizo estaba bajado. “Que raro, con la paranoia que hay siempre con eso.”
Todavía bebiendo a ratos acorté las distancias con el torreón, crucé el puente y llamé a la puerta, a la vez que sacaba la cabeza del cuello de la hiena y trataba de limpiarme un poco la sangre sin ningún éxito.

En cuanto vi que el que me abría no era ningún compañero de torreón ya se confirmaron mis sospechas de que las cosas no iban como deberían, pero ver a Stefan y Seon dentro en un estado de relativa calma ayudó a que no saltara hacia atrás y me pusiera violento. “Espera, ¿violento? Yo no quiero ponerme violento ¿Qué me pasa hoy?”

-Esto... ¿hola? Venía en plan sorpresa pero parece que el sorprendido al final soy yo. ¿Qué me he perdido?-

Instintivamente me relamí la sangre que me quedaba en los labios. -Oh y me traje la cena, aunque no creo que le guste a nadie más. ¿Que hacen ellos aquí por cierto?- Les recordaba perfectamente y no sabía que pensar dela situación. 

Bueno. Mientras no haya problemas supongo que no me importará que estén aquí"

El chico sin-transformación-conocida vuelve tras comprobar que en efecto hace magia, pero vuelve con más preguntas -cosa obvia- a las que poca respuesta tengo...
-Eh... Pues no sé, quizá sea algún dominio relacionado con las plantas... Mira, Dama Urticaria sabía lo de vuestro compañero vampiro, quizá sepa la tuya.-añado rápidamente para quitármelo de encima.

<<Bueno... aquí ya están todos, ¿y si voy a buscar a Yrio y luego a ver a Ariv?>>
Pero antes de que me despida alguien llama a la puerta, alguien que huele a muerto y que casi me hace dar un salto. Raudo abro y le dejo pasar sin decirle nada, esperando a que hable. Ya viene transformadito y con su primera presa, <<¿Y ese peluche en la cabeza? Se mueve...>> Cuando acaba de hablar y nos menciona, doy un par de palmadas y sonrío.

-Vampiro Jack, a su disposición, novatillo.-digo primero serio y luego riendo.-Somos vuestros nuevos vecinos. Ella es Dama Urticaria. Y dices bien, a mí tampoco me gustan las hienas. Veníamos a daros la bienvenida y a ayudaros si podíamos, y mira por dónde tú te transformas en vampiro...-ya se me ha olvidado incluso lo de Nihil, viendo además que está entero.-Y... ¿Sabéis? A nosotros nos dieron clases en nuestras cosechas... Pero nunca he dicho esto... ¿Puedo instruirte?-exclamo, algo nervioso pero visiblemente contento.-No hay muchos vampiros en la ciudad... Primera clase: la sangre de animal sólo engaña, no recarga la magia. Toma, anda.

Dicho eso saco una de mis petacas de un bolsillo y se la ofrezco -llena- además de explicarle que conserva la sangre por medio de runas. Si el chico se está controlando para no morder a nadie, yo tengo que controlar mi euforia.

Nia

Las noticias que la niña habia oido de Jack no le trajeron buenos recuerdos. La secta, era un lugar peligroso. Sus componentes representaban todo lo que Nia querria ver borrado de la ciudad, y probablemente, era el sentimiento mutuo. Aunque la amenaza que la ulterana suponia para la sociedad, era infima. A sus ojos, no deberia ser más que una loca con pociones magicas. Suspiró, intentando borrar el pensamiento de su mente.
-Esperemos que vuelva de una pieza. Sobretodo su mente.-

A continuación el libense se enfadó aún más con la ofrenda de Nia y decidió salir por la puerta, echando pestes. Nia alzó una ceja, algo orgullosa.
-Bastante creido para haber sido un mero cosechado horas atrás.-
Pero aún así no pudo evitar darle una vuelta a las palabras de este.
-Pero ¿cómico? No. Las comedias tienen un final feliz.-dijo con un tono un tanto triste.

Casi detrás del libense un terricola entra al torreón. Nia le identificó como aquel chico que queria tocar a Gael y que habia clasificado como un posible brujo. Viendo que sus cambios fisicos eran imperceptibles o nulos, pensó que habia acertado, ya que no tenia un nivel de mago seguro. Cogio la bolsita que estaba destinada para el libense y se la bebio. Preguntó por su nombre y fue Jack quien le respondió. Se presentó como Stefan, lo cual no le sonaba a un nombre rocavarancolense. Dedució que algunos de los novatos todavia querrian conservar su vieja identidad. Hizo una ligera reverencia con la cabeza, más por respeto al acto de Jack de hacer lo mismo que por voluntad propia. Los cosechados no eran más que problemas.
-Encantada de conocerte, Stefan de la Tierra.-le respondio.

A continuación el extraño humano cogio un libro de hechizos y procedio a conjurar, de la nada un hechizo de niebla mágica, argumentando que su nivel mágico se habia ampliado. Nia procedió en explicarle.
-Eso es porque tu transformación, es la de brujo.-dijo Nia mientras se cruzaba de brazos.-La luna te ha bendecido con un poder mágico aumentado y con posiblemente poderes sobre algo de esta tierra, como generaciones antes que tu.-

Poco despues, como si los regalasen, otro cosechado entró al torreón. Empapado en sangre, le saludaron como Pablo y Nia le identificó como el vampiro. Rodó los ojos al ver el estado de sed en el que se encontraba y volvió a apoyar el baul en el suelo, abriendolo, extrajo una bolsa transparente con una etiqueta. Parecia sacada de un hospital. La sangre tenia reflejos verdosos y una especie de cuentas anaranjadas minúsuclas, cortesia de Nia. Se trataba de una medicina experimental que habia conseguido elaborar en base a concentrados de sangre de varios seres inteligentes, con la idea de crear un nuevo tipo de sangre que saciara más a los vampiros con menos consumición, pero Jack fue más rápido y le ofreció de una de sus petacas, dedució Nia que , llenas de sangre que el vampiro alemán solia consumir. Suspiró y lanzó tambien su bolsa.
-Guarda esto, vampiro Pablo. Úsalo cuando te quedes sin otras fuentes y tengas necesidad para beber.-
Tras aquello volvio a empaquetar su baul y volvio a echarselo a la espalda. Hizo una señal a Stefan para que le siguiera y fue hacia la planta más abajo, buscando al Watahré.
-Dijiste que pasó algo con las enredaderas. Quizás pueda ser relacionado sobre tu dominio.-comenzó a explorar varias posibilidades, explicandole el concepto de dominios y los diferentes campos, a más grande más poderoso el brujo. Si las enredaderas se habian encaprichado con él, no tendria porque ser directamente un brujo de las enredaderas. Podia ser un brujo de las plantas, si fuera lo suficientemente poderoso, o quizas un brujo de la clorofila. Habia todo un abanico de posibilidades y eso fue lo que le dio a entender al chico.
Llegaron a la celda en la que estaba preso el watahré. Los barrotes y piedras de la celda tenian marcas de fuego intenso y de violencia. Era obvio que el ulterano habia intentado escapar de una manera o de otra y, sabiendo de su transformación guerrera, lo raro habia sido que no habia logrado escapar. Tenia la cabeza más fria ahora, pero conociendo la ira de los berserker, Nia no pudo evitar sentirse algo asustada ante el gigante blanco recluido.
-Voy a entrar, espera aqui.-le indicó al humano. Tampoco esperaba que le siguiera, pero despues de haber querido tocar el fuego, podia esperar cualquier cosa de este.
El ulterano resoplaba aún. Nia a continuación desembotelló un pequeño cristal que contenia una fragancia aromática que podia recordar a la lila. Arrojó el vidrio cerca de la pared en la que se encontraba el ulterano y el aroma le inundó, atontándolo. Nia entonces pasó dentró de la celda y sacó su baul de nuevo. Esta vez, tenia una jeringa llena de un liquido verdoso. El ulterano, adormecido por la fragancia no pudo evitar que Nia le encontrara la via y pinchara la vena, introduciendo el líquido en el torrente sanguineo del soldado. Su piel estaba ardiendo, quemaba. Si las pruebas que habia hecho con animales habian estado acertadas, aquella medicina impediria que su corazón se alterase rápidamente, evitando las explosiones de ira características de la transformación al principio, o por lo menos, serviria para mantenerle calmado unas cuantas horas.
La neblina rosada comenzó a disiparse y Nia se apresuró a salir de la celda, dejando la puerta abierta y a subir las escaleras de vuelta a la entrada, seguido por el humano.
-No tengo mucho tiempo y tampoco soy la más experta en el campo. Hay muchos otros cosechados que necesitan mi ayuda, pero si sigues necesitando consejos o simplemente tienes algo roto, puedes pasarte por mi botica cuando quieras, preguntale a Jack por direciones. Ahora bien, adios.-se despidio de los presentes y salio por la puerta levitando, con dirección a Maciel.

El día de la luna era día de visitas, por lo visto, y a Tap ya ni le sorprendió ver que ahora, además del tipo que secuestró a Alder, Seon e Yrio, estaba en Letargo una niña repartiendo cosas. Tenía pinta de ser buena gente y precisamente eso lo mosqueó un poco. Por suerte no tardó en irse, tras entregarle algo al gigante de debajo suyo.

Observó como Pablo y el otro visitante, que resultó ser un vampiro, se ponían a hablar de sangre y otros temas de actualidad vampírica y decidió que no pintaba nada ahí. Así que tomó la decisión de saltar. No tenía muy claro cuanta fuerza debía ponerle al salto, siendo un peluche, así, lo primero que hizo fue levantarse y ponerse de pie en la cabeza de Pablo. Se agachó para mirar el suelo (sin darse cuenta de que la cara del peluche quedó de espaldas al propio suelo y parecía que el conejo iba a bailar la conga) y puso todas sus fuerzas en saltar.

Al principio pareció que funcionó y, de alguna manera, el peluche saltó del cabezón de Pablo. Pero luego la gravedad falló y se quedó unos segundos en el aire, en lugar de caer. Tap se asustó, evaporando todo el esfuerzo que había imprimido en saltar, y esta vez sí, el muñeco cayó de boca al suelo. 

El repoblador, cabreado, en lugar de levantarse, decidió pagar su cabreo con el muñeco, golpeándole la cabeza contra el suelo hasta que se le pasó el enfado. Entonces se puso de pie y alzó la cabeza, de nuevo con lo de atrás por delante.

<<Ahora no sé si quiero que sepan que soy yo...>> pensó, sabedor del ridículo que debía de haber hecho.