Torreón Letargo (Archivo III)

Era consciente de todos los murmullos que había en la sala mientras el pelirrojo me hablaba, sonreí cuando oí el nombre del arma y a lo demás respondí con un sonoro bostezo, dando a entender que no me importaba nada, lo que si me importo fue el comentario de Yrio.

<<¿Como que no te lo he agradecido?, niñato desagradecido, ya no te debo nada>>, iba a pronunciar estas palabras pero el impulso de contestarle al pelirrojo era aun mas imperioso.

-Comprendo, RR ¿verdad?.- Esto lo dije con una voz modulada para que pareciese amable, aunque fui subiendo la voz para que me oyeran todos los que estaban en la sala, dejando también que mis palabras destilaran veneno por si solas.- Bueno, te diré que a mi tampoco me importa una mierda lo que tu pienses, y menos viniendo de un fontanero, si tienes cosas mas importantes que hacer no sé qué demonios haces aquí, por lo que yo veo tus compañeros parecen no necesitarte para una visita,- mi cara se volvió una mascara de indiferencia, con mis ojos fijos en su intento arma, la cual parecía poder romperse al menor golpe, de repente me di la vuelta con la urgente necesidad de salir de allí, agarre mi libro y mientras caminaba hacia las escaleras dije.- Pelirrojo el término era que después de la Luna Roja podríamos irnos a casa, sobrevive hasta entonces y te haré mas caso que ahora,- subiendo ya las escaleras le grité.- Por cierto que sepas que ponerle un nombre a una máquina de matar es un comportamiento muy infantil, aunque claro, ¿que se puede esperar de un crío de siete años?.

Subí hasta el tercer piso y me encerré en la sala de entrenamiento, asegure la puerta y me senté contra ella, me relaje un poco, respire profundamente varias veces para soltar todo el enfado acumulado y cuando ya estaba tranquilo abrí el libro y me abstraje del mundo, tenia que seguir descifrando aquel misterio, y no pensaba darme por vencido.

Por nada del mundo.

DL miro con curiosidad a Seon cuando se le acerco a preguntarle, alejándose un poco de la conversación de su edeel y de K, que como habitualmente cuando se juntaban hablaban sobre temas extraño de compartir chicos.

-Pues no voy mal, aunque comparado con Shizel hay hechizos que no puedo realizar, apenas si me sale la levitación, el hechizo térmico y estoy intentando realizar uno de los hechizos de curación, pero no avance mucho-respondió con calma, había determinado que era mejor no estresarse en cuanto a aquel tema, solo necesitaba mas practica y tomárselo con calma, no era el fin del mundo. No pudo evitar escuchar el comentario de Ariv sobre aquel chico nuevo- En realidad parece tenerselo bastante creído, si se comporta así siempre la va a tener difícil para que alguien decida acompañarlo si es que sale- comento con calma, el orgullo y el creérselo mucho en esa ciudad no te servia de nada, cuando siempre debías ir acompañado por alguien mas y nunca ir solo, a no ser que quisieras morir por supuesto. Apenas había acabado de decir hecho en un tono bajo que escucho las palabras casi a gritos pronunciadas por el propio Stefan, la mayoría eran sobretodo comentarios contra RR, que esperaba no le diera un ataque enojo de los suyos y se pusiera a meter disparos con Schrang por todo el torreón, pues el pelirrojo era bastante irascible. Aunque bueno una buena patada o susto a ese chico no le vendría nada mal. Las siguientes palabras dichas por este atrajeron mas su atención "¿Luna roja? ¿Que demonios es una Luna roja?" se dijo en total confusión como si hubiera hablado en otro idioma en vez de ese idioma extraño que les había entregado la fuente.

-Hey...¿alguno sabe de que estaba hablando?-pregunto a Seon, Alder o a Yrio, los mas cercanos del otro torreón osbervandolo atentamente y con confusión- ¿Que demonios es una Luna?¿Y roja? - pregunto sin entender lo mas mínimo a que se refería Stefan mas por que dijo algo que lo extraño aun mas "¿Y que es eso de que nos podremos ir cuando llegue esa luna roja, sea lo que sea?" se dijo esperando al respuesta de sus compañeros, sino le tocaría ir a hablar con aquel chico malhumorado para pedirle respuestas.

Shizel había notado un creciente hastío a medida que la conversación entre Stefan y RR se desarrollaba. Se sentía como si volviese a estar en mitad de un salón de fiestas, con dos miembros de camarillas distintas lanzándose insultos velados. Aunque en aquella ocasión los insultos iban al descubierto no dejaba de ser más de lo mismo, menospreciarse unos a otros, y el idrino no había cambiado de dimensión sólo para volver a encontrarse con la misma mierda otra vez.
Su intención inicial había sido ignorarlos por completo, pero la mención final de Stefan respecto a su compañero sí que le había tocado las narices. El ego del terrestre se había hinchado mucho en los últimos minutos, y el suyo y el de Shizel no cabían juntos en la misma habitación.
"Novato", pensó con cierto desdén. Shizel ya conocía a gente así, que se limitaba a escupir veneno indiscriminadamente, y sabía cómo se las gastaban. "Si vas a insultar a alguien, al menos hazlo bien."

-Es un privilegio ver trabajar a tu cerebro- dijo con toda la tranquilidad del mundo-. La parte de que no le escuchas porque es fontanero me ha conmovido especialmente. Aunque eh, eres una década mayor, has tenido tiempo de sobras. Aunque por lo que veo has decidido darle ventaja en la edad mental, muy generoso por tu parte- continuó con un deje leve, levísimo, de sarcasmo, el justo como para que no sonase como un ataque sino como un comentario despreocupado. Para completar el efecto sonreía ampliamente, como si estuviese hablándole de qué buen día hacía.

-Los monstruos se pegarán por tener el privilegio de comerse a Su Alteza, da igual quién le acompañe- añadió al comentario de DL con tono disciplente después de que Stefan emprendiese la retirada escaleras arriba. Algo en su propia frase le incomodó, no supo discernir muy bien el qué, y con aquello dio por zanjado el tema por su parte.
Se alegró de que la conversación hubiera transcurrido por otros derroteros; para el idrino no valía la pena que nadie se alterara por un ataque tan pobre. Esperaba que RR pensase lo mismo o Schrang probablemente probaría sangre por primera vez aquella tarde.

Oyó su nombre mencionado en una conversación lateral y se acercó para prestar más atención. Le sorprendió la primera pregunta de DL, pero entonces recordó lo que le había contado semanas atrás sobre haber estado encerrado en una cúpula. Sin embargo aquel nivel de desconocimiento sobre lo que había fuera se le seguía haciendo a Shizel un poco cuesta arriba de asimilar.
-Una luna es un satélite, una especie de planeta en miniatura cerca de otro. Respecto a la de aquí, ni idea- había oído un par de menciones a la susodicha Luna Roja en el libro que había recogido de la Biblioteca, y sus salidas parecían usarse como medida de tiempo. Parecía claro que era un evento importante, pero en ningún lugar había podido encontrar ninguna referencia directa a lo que sucedía en esas fechas: ésa era una de las razones por las que necesitaba pasar una tarde entera en la Biblioteca en alguno de los días sucesivos.
Lo único que sabía era que no podrían volver hasta que apareciese en el cielo, la mujer dragona del discurso lo había dejado muy claro... Sin embargo eso ya lo sabían todos los presentes, así que no añadió nada más. Quizá alguno de los letarguinos hubiese averiguado algo, así que también prestó oídos atentos a lo que pudieran decir los sinhadres.

Seon sonrió cuando DL le contó sus problemas.
- Yo también he tenido algunos problemas. Pero creo que todo mejora con practica...- era una verdad a medias. Los problemas de Seon nunca persistían mucho. No con los hechizos básicos. La interrumpió la discusión del pelirrojo y Stefan.


Y en pocos minutos, el chico se había ganado la enemistad de todos los visitantes. Y hasta Seon tuvo que indignarse un poco con su comentario sobre donde había estado hasta llegar a Letargo.
Hizo una leve negación con la cabeza durante la discusión, y apretó un poco los labios al ver subir a Stefan, pero hasta ahi llegó todo. No hizo ningun comentario.

- Somos la alegría de la huerta, a que sí?- dijo con sorna Alder, mientras Stefan subia las escaleras.- Pero no os preocupeis, me tienen a mí para añadir un poco de seriedad a sus vidas.

Alder estaba ya acostumbrada a las explosiones de mal humor en su torreón, y estaba tan alegre con la visita de los macieleros rompiendo su rutina, que no se alteró lo mas mínimo.
Ademas RR seguía resultandole divertido.


- Pues. No lo se. -decía entonces Seon a alguna pregunta de DL, que no había oido.- Quiero decir, por lo que les oí hablar en la biblioteca, es lo que adoran en esta ciudad, ¿no? Así que sería... ¿su Dios? Aprendí ese concepto hacer poco, no estoy segura de estar usandolo bien.
Realmente, no se ni lo que es una luna.

Shiz lo explicó poco después. Seon se quedó callada y seria. Era obvio que le estaba costando pillar el concepto, al igual que que tenía ganas de aprender.

- ¿Que forma tiene una luna?

- Pues claro que no os desatenderé, ¿Por quién me has tomado?- respondió teatralmente indignada a las palabras de Yrio.- ¿Alguna vez te he descuidado, Riv? ¡Pues claro que no! Yo me debo a mis compañeros.- Al escuchar las palabras de su, ya buena amiga, Alder, la libense soltó una carcajada.- ¿Alguien? ¿Quieres a uno de mis chicos? No me extraña, son todos fabulosos. A ver…- comenzó a decir la libense mientras echaba un ojo a Shizel y RR, que en ese momento discutían con el chico nuevo. Al oir las contestaciones de sus compañeros, Karime adoptó una postura de interés despreocupado.- ¿Has visto que despliegue de sarcasmo e ironía más bien encauzado, querida Alder? Si es que mis chicos valen mucho.- Cuando el otro chico se fue de la habitación, Karime saltó a pasar sus brazos por los hombros de sus compañeros, uno a cada lado.- ¿A cuál quieres? No me negarás que la decisión es difícil, ¿verdad? Personalmente no te daría a ninguno, pero siempre puedo prestártelos. ¿Shiz? ¿RR? ¿DL? – preguntó señalando con la cabeza en la dirección del foner.- Mis chicos son de la mejor calidad, no te precipites en elegir. ¿O quizás quieres a Burbujita? A Burbujita no, ¿eh? Por ahora no, que me está enseñando a cocinar y es muy divertido. También puedo ofrecerte a Timmy, pero quizás es demasiado pequeño, aunque muy mono. Y a Aleksei no te lo ofrezco porque tampoco te lo recomiendo. El chico es amable, pero no es divertido.- terminó de decir la libense esperando la elección de su amiga.

Alder se rio mucho con aquel desfile de presentaciones. Se deshizo elegantemente de la pregunta diciendo:
- No me hagas decidir tan rapido entre tantas virtudes, me dara dolor de cabeza- su sonrisa, pícara y burlona, cambio de matiz al señalar a Atol y decir - Nosotros también tenemos cocineros! Y uno bastante bueno, si quieres mi opinión. ¿Verdad, Seon?.
- Atol es un chico estupendo - intercedió Seon con una sonrisa amable y regresó a su propia conversación.

La explicación de sobre lo que era una luna a DL le sonó un poco extraña, intento hacer memoria sobre algún libro que hubiera leído en su mundo peor no recordaba gran cosa al respecto.

-Ehh ¿es algo así como la cosa brillante..."sol" o como se diga, de allá arriba?- pregunto solo por curiosidad y confusión, pues tampoco tenia muy claro que era eso de "planeta", pero teniendo en cuenta que la mayoría de cosas raras vistas, aparte de los bichos, tenían que ver con eso que estaba sobre sus cabezas llamado "cielo" se esperaba cualquier cosa- ¿Y que es un planeta exactamente? - pregunto confundido, empezaba a sentirse medio estúpido por no conocer cosas que aprecian ser muy comunes en otros mundos. Escuchar a Seon comenta sobre un Dios lo descoloco, "Esa cosa "luna" ¿un dios?"- Espera...¿esta viva? La luna esa...- dijo extrañado, pues según conocía de dioses, que no era mucho realmente, estos solían ser criaturas vivas. Definitivamente necesitaba explicaciones y el único que por ahora parecía tenerlas, era el chico berrinchudo que se había encerrado en algún lugar del torreón. No le hacia especial gracia tener que tratar con alguien tan prepotente y orgulloso, había tratado con gente así antes y sabia que podían llegar a ser exasperante y que en muchas ocasiones las ganas de golpearles eran demasiadas para aguantarse, pero todo fuera por enterarse bien de todo aquel asunto que había llamado su atención. Atención que desvió en el momento que escucho su nombre viendo a Karime hablando con Alder cerca de ellos y escuchando a medias lo que se dijeron.

-¿Ya nos estas subastando?- pregunto alzando una ceja incrédulo, aunque teniendo un poco en cuenta que K siempre parecía ser así en cuanto a los chicos. Actitud despreocupada- Espero que al menos me pongas un buen precio...que al parecer en su mundo soy una furcia, de las caras- añadió divertido recordando la conversación que había mantenido con Alder y Seon cuando fueron la ocasión anterior a Maciel. Volvió su atención a Shizel después de aquello, luego iría buscar a Stefan para preguntarle que era eso de la "Luna Roja".

Shizel notó los signos de escucha atenta que mostraban Seon y DL y se esforzó a cambio por concretar lo máximo posible la definición.
-Una luna no es un dios... Bueno, puede serlo para según qué personas, pero en principio no. Veréis, pensad en que es un segundo mundo que gira alrededor de éste, a mucha distancia. Es sólo un terrón flotante, ¿vale? Le puedes dar el simbolismo que quieras, pero no deja de ser eso- educado en una mentalidad escéptica, el idrino decidió ahorrarles cualquier tipo de supersticiones idrinas asociadas a la luna para no liarles, y porque él mismo no las consideraba dignas de crédito alguno. Eran cuentos bonitos, pero nada más.
Respondió a la pregunta de DL sobre qué era un planeta identificándolo con un mundo. No era la definición más correcta, pero sí era la que menos quebraderos de cabeza traería. La pregunta sobre la forma de la luna ya era más peliaguda. Shizel lo pensó un ratito, antes de acordarse de que Seon probablemente captaría el concepto mucho más rápido con una explicación gráfica. Aunque sí se había dejado la baraja en el torreón, y a propósito, aún conservaba en los bolsillos unas pocas canicas.

Con un hechizo que convocó una pequeña luz, más otro de levitación que hizo girar las bolitas de cristal en círculos en torno a ella, les explicó a sus compañeros cómo funcionaban las fases de las lunas en su mundo. Recordarlas le hizo sentir un diminuto pinchazo de nostalgia. El cielo de Rocavarancolia era feo, vacío y soso para él.
-Probablemente esta Luna Roja tenga un ciclo muy grande- teorizó cuando terminó-. Supongo que con su "salida" se referirán a cuando esté llena.

Fue en ese momento cuando Karime le echó el brazo por los hombros, y poco le faltó a Shizel para que todo cayese al suelo. Aunque aquel día se hallaba más descansado que en cualquier otro de las últimas dos semanas, las horas de sueño perdido se cobraban su precio en concentración.
Lejos de ofenderse, rompió a reír cuando la muchacha habló de su "mercancía".
-Yo me vendo- dijo con toda la cara dura del mundo-. Podría pedirte una alta suma de dinero, mis padres no venderían a su hijo por menos, pero con una tarta en condiciones puedo darme por satisfecho- añadió, mediando entre el humor y la nostalgia. Era una tontería, pero de verdad era un capricho que echaba muchísimo de menos, aunque fuese un miserable bollo de una confitería cara...

Pablo me dijo algo: que solo tendría que esperar un año para poder volver a casa, en su caso a Tierra su planeta. Su expresión se tornó amarga cuando pronuncio el nombre de su planeta. Pablo quedó un poco conmocionado con lo que le conté y me prometió que no contaría nada y que intentaría andarse con cautela. Me pidió más información, parecía bastante interesado en el tema.


Seguí contando a Pablo mas detalles de la vida en Nubla y de la cultura del pueblo Fuy hasta que alguien, no sé muy bien quién, nombro la luna roja. Interrumpí la conversación que estaba teniendo con Pablo, al ver que este también se intereso por la luna de los malditos, como los de su pueblo la llamaban.


“No hagas caso de lo que dicen, ellos no tienen ni idea - digo con desprecio - La luna roja para ellos, la luna de los malditos para mi. Esa luna es la madre de todos los monstruos y las cosas horrendas de este lugar, una vez corrompidos por completo por la magia la luna se adueña de ellos y los hace sus esclavos para siempre, todos la adoran como su diosa suprema, incluso en Nubla, como te dije, parece influir sus engaños en la gente. La luna es roja porque esta teñida con la sangre de millones de seres que han perdido la vida en esta tierra”


Pablo parecía tomar nota de todo lo que le contaba sin participar mucho en la conversación, tan solo pedía respuestas que yo le proporcionaba como más bien podía.
En una de las veces que mire al grupo que debatía sobre las lunas, pude contemplar como Shizel profano el lugar convocando varios hechizos. Rápida e instintivamente giré sobre mi mismo y escupí para luego acercarme con grandes zancadas a las pequeñas bolas ahora suspendidas en el aire con intención de interrumpir aquella blasfemia.


“Arrrrgh - gruñí lanzando un puñado de plumas que durante el trayecto había sacado del saco que llevaba conmigo sobre las bolas – En mi mundo hay 12 lunas – andaba de un lado para otro alrededor de esas bolas como receloso de ellas mientras nombraba uno a uno los nombres que mi pueblo le había dado a las lunas – no son solo un gran amasijo de rocas, si es que están formadas de rocas, las lunas influyen en muchas cosas: en el comportamiento de los animales, en las plantas, en nosotros mismos, incluso en el clima - explicaba con gestos exagerados hacia el cielo - Quizás no sean dioses pero interfieren en nuestra realidad como ellos - dije dirigiéndome a Shizel con tono un tanto brusco – y si quieres niega mis palabras, ya veremos que opinas cuando la luna maldita este brillando sobre tu cabeza – digo entre amenazando y advirtiéndolo dejando muy claro en mi comportamiento que me callaba información aunque intentaba no parecerlo – “

"¿Qué haces, chalado?", fue lo primero que acudió los labios de Shizel, y tuvo que hacer un esfuerzo para no decirlo en voz alta. Tres semanas de convivencia con el nublino ya le habían acostumbrado a sus excentricidades, pero seguía sin hacerle gracia que alguien escupiese cada vez que él pronunciaba un hechizo.

Sopló con fuerza para alejar las plumas de sí y recogió las canicas del aire de un manotazo, dirigiéndole a Wintel una mirada de advertencia.
-Ya lo sé, en mi planeta también tenemos mareas- dijo con firmeza, la versión políticamente correcta de la brusquedad-. Pero las lunas siguen sin tener nada divino.

El pinchazo de curiosidad que sintió cuando Wintel habló de su mundo se apaciguó ante las siguiente palabras de su compañero; de lo contrario habría preguntado algo para ayudar a pasar página sobre lo que acababa de pasar.
Alzó las cejas con suspicacia ante la actitud de Wintel. El nublino no parecía simplemente alterado: parecía estar casi frenético.
-¿Y qué te da tanto miedo de la luna de este lugar? El sol sale todas las mañanas y andas tan campante bajo él, ¿no?- recordó las reservas (por no decir abierto pánico) de sus compañeros foner a la hora de salir a la luz de éste. Quizá en el mundo de Wintel tenían algún trauma parecido...

Las dos chicas siguieron subastando a los de Maciel y desvié mi atención a estos, intentando captar algo de sus conversaciones. Pero no eran interesantes, y tampoco tenía ganas de meterme en la de Stefan y RR. Lo que sí me llamó la atención fue Wintel con Pablo, cuchicheando en un rincón. <<Sospechoso>> Pero cuando me disponía a acercarme, Alder habló. Mejor dicho, habló de mí. Rápidamente me giré, para no darles la espalda, y al acabar ella, Seon la secundó. Aún con los colores del abrazo de K, saqué la mejor de mis sonrisas y dije, con una breve inclinación:
-Para servirles, mis Señoras.

Y como hicieran ellas de volver a sus conversaciones, volví a dirigirme hacia Wintel. En ese momento DL preguntó qué era una luna y Shiz procedió a explicarlo con un par de hechizos. Lo que nunca habría esperado fue lo que hizo Wintel. Me quedé mirando la escena que montó él solo, conteniendo la ira por haber escupido en nuestro torreón, curioso por lo que decía. Luego Shiz se dirigió a él con más educación de la merecida, así que me acerqué y, con cuidado de sus collares por si son de alguna creencia, lo cogí de la camiseta para ponerlo a mi altura y gruñirle:
-Alguien que escupe en casa ajena no merece educación por parte de nadie. Me da igual tu religión o tus paranoias lunáticas, pero vas a limpiar eso. Por las buenas o con la lengua, elige.-y luego lo dejé en el suelo, sin dejar de mirarlo fijamente, de brazos cruzados.

<<Primero Tap, luego Stefan y ahora este... Pues van listos. Y como se le ocurra oponerse... Me sé de otro que va a salir volando pero sin montura>>

Por unos instantes Yrio se arrepintió sinceramente de haber rescatado a Stefan de la casa carnívora. Dejó que se largase, apartando de su mente los recuerdos dolorosos que le traía ese comportamiento y la respuesta violenta que provocaba en él, ya que estaban ocurriendo cosas mucho más interesantes, como la conversación de Shizel, DL y Seon. Hablaban de planetas y lunas, y el idrino se las había ingeniado para montar una explicación gráfica con unas canicas. Yrio se quedó embobado viéndolas girar, mientras las preguntas sobre Idris se amontonaban en su cabeza. Las fue formulando una tras otra, intentando no mezclar el orden que se había impuesto y con la pluma y la libreta listas para apuntar cualquier dato. Wintel les interrumpió con algún tipo de ataque de locura, parloteando algo sobre lunas y magia y cosas que Yrio no comprendía, pero que le llamaron la atención. Se contuvo la risa cuando Atol le echó la bronca por escupir en el suelo y acabó lanzándole un paño.

-Míralo así, si no lo haces tú a mano lo haremos nosotros con magia y va a ser peor- dijo aprovechándose del evidente rechazo que sentía el nublino hacia la magia- Y ya de paso podrías hablarnos más sobre tu cultura. ¿Por qué la llamais luna maldita? ¿Qué la diferencia de vuestras lunas?

No tenía mucha idea de si había tipos de lunas, si todas eran iguales o si había algunas mágicas y otras no. No sabía si era Wintel quien deliraba o si Shizel en cambio tenía razón, incluso podría ocurrir que ambos estuviesen en lo cierto... o equivocados. En cualquier caso Yrio quería sus datos.

Inconscientemente provocado por mi furia algo había salido mal, había hablado más de lo debido delante de las personas incorrectas y como consecuencia del error empezaron a asaltarme con preguntas prohibidas para ellos.


Pensé que no podría salir de allí hasta que uno de los habitantes de letargo me agarro por la ropa y me levanto para colocar mi cara frente a la suya para acusarme de ensuciar su torreón para luego lanzarme al suelo amenazándome.


Otro de los habitantes me volvió a amenazar de usar magia si no lo limpiaba y me lanzó un paño para que lo limpiase.


“Lo único sucio que hay aquí son vuestras almas y las babas que sueltas al mirar a Karime – dije enfadado levantándome, haciendo caso omiso al pañuelo y a las exigencias del grandullón – Muy típico de un grandullón como tú aprovecharte del más débil – termine diciéndole con desprecio y enseñándole los dientes y bufando como un animal rabioso- pero esta vez te equivocas con tu presa grandullón, como puedes ver no estoy solo – le dije haciendo un gesto abarcando a todos mis compañeros – Y obviamente tu tampoco lo estas ¿ es que quieres enemistar a nuestros dos grupos por tus inexistentes artes diplomáticas? Aunque viendo también como tratas a tus compañeros dejan mucho que desear”


Claramente aquel era un adversario al que no podía vencer uno contra uno, pero confiaba en que mis compañeros o Pablo me ayudaran a apaciguar aquella tensión generada y con un poco de suerte olvidaran aquello que dije de la luna maldita.

Wintel me fue contando cosas acerca de su mundo, pero cuando salió el tema de la luna roja su actitud volvió a cambiar, como cuando había mencionado la magia. Si había algo bien claro en su comportamiento era que el nublino detestaba la magia.
Entre tanto parecía haber un numero considerable de personas que no sabían lo que era una luna. Pensé en explicarlo, pero Shizel se me adelantó y la verdad su explicación fue mucho mejor que cualquiera que se me pudiera haber ocurrido a mi, por no hablar del detalle de las canicas flotantes.

Esto último no agradó a Wintel que se encaró con el idrino, iniciando una discusión. Al principio no fue nada demasiado serio, pero enseguida el ambiente se fue caldeando y cuando Atol agarró a Wintel me temí lo peor.

-Eh para- Dije mientras me acercaba -Cálmate un poco ¿quieres? No es para tanto.
Por suerte me equivoqué y Atol no pretendía nada más que echarle la bronca, aun así no pude relajarme mucho tiempo, ya que Wintel, lejos de calmarse, respondió, y de la peor forma posible.

-Nadie se va a enemistar con nadie- fue lo que dije mientras le daba un codazo disimulado a Wintel y rezando por que confiara en mí lo suficiente como para seguirme el juego aunque no quisiera.

-Veamos ¿que tenemos? Unas plumas en el suelo y un escupitajo. ¿Y por eso pasa todo esto? No digo que no sea molesto, pero de ahí a lo que está pasando hay un trecho. Así que vamos a olvidar todo lo que nos hemos dicho todos y a hacer como si esto no hubiera pasado ¿vale? Y si hace falta limpiar pues se limpia, yo ayudo si queréis-
Eso último lo dije casi sin pensar, y me arrepentí casi al instante de haberlo dicho. “¿Acabo de ofrecerme voluntario para limpiar el escupitajo? ¿Pero en qué pienso?”
Ahora quedaba cruzar los dedos y rezar por que los dos cedieran. Contaba con que Wintel entendiera lo del codazo y me siguiera el juego, pero con Atol era más difícil. Llevaba viviendo con él el tiempo suficiente como para saber cómo las gastaba con el tema de las mujeres.
“Si esto acaba bien Wintel me va a deber una muy gorda”

Mantener una conversación medianamente seria y en calma parecía ser un imposible cuando todos se reunían, daba igual si era en su torreón o en los del otro. “Por suerte para todos, vivimos separados la mayoría del tiempo, sino ya nos habríamos matado” pensó DL al ver la discusión que se montaba entre Atol, Wintel y Pablo, una que no entendía del todo realmente, habiendo prestado más atención a la explicación de Shizel de los planetas y a la extrañas palabras de Wintel sobre una luna maldita o algo similar, cosa que definitivamente a DL solo le sonaron a desvarío de un desquiciado, cosa que Wintel con su comportamiento no ayudaba desmentirlo. “Aun así el parece saber más cosas de este mundo, tal vez sean meras leyendas o supersticiones del suyo, pero quién sabe si entre tanta locura hay algo que si sea verdad…si se calmaran podrían preguntarle” pensó sin intenciones de meterse en la discusión, cosa que gracias a Seon y Pablo se calmo todo un poco, aun así Wintel no parecía muy dispuesto a hablar y el no tenía ganas de que empezara una nueva discusión. ”Lo más seguro en esta ocasión seria preguntarle a Stefan que es lo que sabe. Wintel vive con nosotros así que puedo preguntarle en otro momento…y de paso saco a Atol de aquí antes que comiencen otra tonta discusión y descuartice a alguien”.

-Atol, acompáñame a buscar a Stefan, hay algo que quiero preguntarle sobre lo que menciono antes y no tengo ganas de meterme en cuartos ajenos con posibles trampas extrañas -dijo DL recordando que en su propio torreón tenia el cuarto psicópata de RR, no quería que por ir en busca del antipático acabara sin cabeza o ensartado. Espero a que Atol más calmado lo acompañara a buscar a Stefan, a el cual estaba encerrado en un cuarto en el piso de arriba.

-Stefan…soy DL, del otro torreón, quiero preguntarte sobre lo que mencionaste allá abajo de la Luna Roja -dijo directamente sin andarse con rodeos, ya estaba mareado con tantas discusiones en tan corto tiempo y al paso que iba sus nervios no lo resistirían, ni su pobre cabeza tampoco.

La actitud rabiosa de Wintel la asustó en su primera intervención. No esperaba esa reacción tan encolerizada, y no la había visto venir, absorta en las explicaciones de Shizel. Como con los dioses, una parte de ella lo había entendido todo, y la otra seguía encontrándolo extraño y abstracto. Las cosas avanzaron hasta un punto en el que Seon creyó necesario intervenir. Todavía se había aguantado porque Yrio había salido con una respuesta bastante inteligente al problema, pero no había dado resultado, y sospechaba que Atol todavía podía soltarle un bofetón a Wintel por insolente. En un gesto tranquilo, le posó la mano a Atol en el hombro.
- Bueno, creo que ya es suficiente, por ambas partes.- Atol replicó no muy convencido, y Seon negó con la cabeza y añadió con ternura: Karime tiene tiempo y fuerza de sobra para castigar a Wintel si le apetece. A mi que él escupa me da igual, mientras lo haga en el suelo y no en la cara de nadie.
Pablo intervinó también, y ya no quedó mucho por hacer o decir.
Había mil preguntas que quería que le contestasen, pero a Wintel sería mejor no preguntarle nada más, y aunque DL y Atol subieron en busca de Stefan, ella prefirió quedarse abajo.
Con gesto pensativo, recogió dos o tres plumas negras de las que había lanzado el chico.
Si seguía coleccionando baratijas, tendría material para hacer muchas cosas. Quizás ropa sinhadre. La ropa de otros mundos era llamativa, por exotica, pero preferia la comodidad de su propio estilo.
Alder estaba callada. Se había sentado cerca de donde Shiz había explicado lo de las lunas y las canicas. También parecía absorta en sus propios pensamientos, después de las discusiones. Se dio cuenta de que le miraba su pareja, y su mirada se enfocó antes de sonreir levemente. No había dicho nada ni para bien ni para mal. Seon se preguntó si tantas meteduras de pata con los animos explosivos del torreón no le estarían enseñando prudencia.

La prudencia como tal no era algo en lo que Alder fallase. De hecho, para ciertas cosas, su desconfianza la hacia mucho mas prudente que Seon, que estaba dispuesta a verlo todo bonito y bueno. Lo que ambas chicas sabían que necesitaba la edeel, era la de refrenar sus impulsos. Alder se había llevado muchas broncas y cabreado a mucha gente por hablar demasiado afilado, o hacer bromas que los demas no entendían, cosa que había sucedido mucho en Letargo. Solo que alli, en Rocavarancolia, por una vez, había ido aprendiendo a respetar los limites de la gente,y en temas de desconocidos, a no meterse sin tantear primero el terreno, al menos, con una motivación tan pobre como Atol regañando a Wintel por escupirles. Hubiera parado las cosas si se hubiera desmadrado mucho, pero como de costumbre, ya había otros para mediar. Hubiera sido muy ironico, que ella, que causaba mas enfados que arreglos, fuera la que detuviese discusiones.
Se volvió a sentar y se quedó así, absorta en sus reflexiones, y en algunos calculos de fechas. Solo enfocó de nuevo la mirada para sonreir a Seon, cuando la pillo mirandole. Seon era entretenida porque era un libro abierto, ambas eran un retrato bastante fiel de lo que sentían, y años de convivencia les dejaba leerse con tranquilidad. La de Seon no era una mirada que dijera cariño, ni ganas de sexo, ni que simplemente la buscase por costumbre.
Estaba mirandola con una mezcla de sorpresa y de curiosidad, y cuando intuyó la pregunta no pronunciada (" ¿por qué tan callada?") Le dedicó una sonrisa burlona. ("no me crees capaz?").

Yrio estaba a punto de saltar y limpiar el suelo con la cara del nublino por responder de esa forma, pero empezó a meterse gente para apaciguar los ánimos y de pronto le pareció fuera de lugar << Si va a limpiar Pablo ya da igual...>> pensó. Siguió sentado en su silla, inquieto, Quería hacerle más preguntas a Shiz, y quería saber más sobre esa Luna << DL había subido...>> Subiría él también, sin embargo no iba a dejar las cosas como estaban con Wintel. Pasando por su lado camino de la escalera se inclinó ligeramente y con voz que solo el nublino podía oir advirtió:

-Hoy te salvas, pero vuelve a pasarte y te despellejo

Y subió corriendo las escaleras. Se quedó a mitad de camino, en un descansillo, sentado con la espalda contra la pared de piedra. Había conseguido mucha información, había visto a Karime de nuevo y se había llevado un abrazo suyo incluso, pero no se sentía bien. Se sentía inferior, inseguro, y rabioso por ello. No resultaban tan amenazante como Atol, ni tan sociable como Alder, tan solo tenía sus explosiones de mal genio. Entre Stefan y Wintel habían logrado sacarle de quicio de veras, estaba harto de que le mirasen por encima del hombro, de que le menospreciasen << Y ahora resulta que lo unico en lo que soy bueno es malo...>> pensó recordando las palabras del nublino. No se creía sus estupideces, pero una parte de él tenía miedo de que tuviera razón. << Mi alma está sucia...>> Apoyó la frente sobre las rodillas y se quedó allí, en silencio, atento a los sonidos del piso de arriba y ahogándose en pensamientos negativos.