Torreón Letargo (Archivo III)
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Giniroryu
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Dal
Carmesí
Red
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Naeryan
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LEC
Serokrai
Jack
Alicia
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Poblo
Elliot
24 participantes
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e ImaginaciónPersonajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Torreón Letargo (Archivo III)
09/09/12, 11:32 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Tras mucho andar, los chicos habían acabado dando con un enorme torreón de piedra cubierto casi completamente con enredaderas. Era el edificio mas aceptable que habían visto desde que habían llegado y, que tuviese algo vivo en él, les daba un poco de tranquilidad. Era lo unico verde que habían visto desde que llegaron a Rocavarancolia.
Empezaron a rodear el torreón y tardaron un buen rato en encontrar la puerta, puesto que la hiedra la había tapado casi completamente. Cuando consiguieron apartar las ramas, aun tuvieron que conseguir abrir aquel portón de madera vieja. Estaba atascada por lo que obviamente pudieron deducir que llevaba mucho tiempo sin usarse.
Cuando entraron se encontraron con una imagen que, a los ojos de Thras, era desoladora. Se encontraron con un enorme salón con una mesa y varias sillas. También había una especie de cocina con trastos tirados por medio y todo lleno de una gruesa capa de polvo. Thras avanzó en silencio y dejó la cesta sobre aquella mesa. - Pero... ¿megaseguro que queréis así como dormir aquí? - preguntó. No le gustaba. Estaba muy sucio, olía a polvo y a cerrado, era feo y estaba oscuro. No tenía nada de diseño... no le gustaba nada... pero le gustaba mas que las mazmorras o que las calles... o que aquellas casas con lengua.
-Tendremos que superllamar al servicio de limpiecy's para que hiperadecenten esto. - Dijo pasando un dedo por la mesa, dejando tras el un caminito y después sacudiéndose el polvo del dedo. Vio unas escaleras que subían y otras que bajaban, pero decidió no aventurarse solo... aun tenia demasiado reciente el discurso que le habían dado y la visión de aquellas casas.
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
Click en la imagen para ver el esquema de relaciones entre los Cosechados del Rol
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
04/10/12, 12:40 am
- Me las dio Atol- contestó con media sonrisa- es ropa de Libo. Me pareció que lo propio era vestirlas, ya que me las ofrecía.
Observó como se dedicaban a la inútil caza de los ciempiés. Eran más pequeños que los que ella solía ver, pero aun así se agachó a intentar ayudar. Si tan mal estaba el pelirrojo, era mejor ir deprisa. Agarró el cubo y lo acercó todo lo posible.
- ¿tienen que estar vivos?- ante la respuesta afrimativa, dejó escapar un pequeño juramento. - es una lástima, sería todo mucho mas sencillo.
Ahuecó ambas manos sin remilgos por tocar a los bichos. Las cerró una primera vez, atrapando a dos y medio. El que estaba en medio empezó a colear, y los dos de las manos treparon fuera en un despiste y cayeron al suelo antes de que ella pudiese soltarlos en un lugar mas conveniente. Asi que en e momento en que separaba las manos en un gesto instintivo, el tercero cayó y huyó.
Persiguió casi tan infructusamente como los dos idrinos a los ciempies, pero en cuanto puso la mano sobre uno, cerró la mano alrededor de la pobre tierra del huertillo y de parte del musgo, y tiró al cubo un puñado de tierra, musgo sucio y un ejemplar sorprendentemente vivo de ciempiés.
Iba probando cosas. A veces dejaba la mano quieta cerca de los ciempies, y esto era lo que mejor funcionaba, cuando se le subian a la palma, la llevaba a toda velocidad al cubo y la sacudía para que cayera. Un par de veces uno comenzó a subirle el brazo, y aquello si le dio repelús, pero contribuyó todo lo que pudo. Otras veces se caían en el traslado, pero pudo resultar mas o menos útil.
Observó como se dedicaban a la inútil caza de los ciempiés. Eran más pequeños que los que ella solía ver, pero aun así se agachó a intentar ayudar. Si tan mal estaba el pelirrojo, era mejor ir deprisa. Agarró el cubo y lo acercó todo lo posible.
- ¿tienen que estar vivos?- ante la respuesta afrimativa, dejó escapar un pequeño juramento. - es una lástima, sería todo mucho mas sencillo.
Ahuecó ambas manos sin remilgos por tocar a los bichos. Las cerró una primera vez, atrapando a dos y medio. El que estaba en medio empezó a colear, y los dos de las manos treparon fuera en un despiste y cayeron al suelo antes de que ella pudiese soltarlos en un lugar mas conveniente. Asi que en e momento en que separaba las manos en un gesto instintivo, el tercero cayó y huyó.
Persiguió casi tan infructusamente como los dos idrinos a los ciempies, pero en cuanto puso la mano sobre uno, cerró la mano alrededor de la pobre tierra del huertillo y de parte del musgo, y tiró al cubo un puñado de tierra, musgo sucio y un ejemplar sorprendentemente vivo de ciempiés.
Iba probando cosas. A veces dejaba la mano quieta cerca de los ciempies, y esto era lo que mejor funcionaba, cuando se le subian a la palma, la llevaba a toda velocidad al cubo y la sacudía para que cayera. Un par de veces uno comenzó a subirle el brazo, y aquello si le dio repelús, pero contribuyó todo lo que pudo. Otras veces se caían en el traslado, pero pudo resultar mas o menos útil.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
04/10/12, 12:17 pm
Yrio no tenía muy claro qué significaba eso de ser dotado, y tampoco tuvo tiempo de preguntarlo pues al poco llamaron a la puerta. Tres chicos del otro grupo entraron con cara de apuro y muchas prisas. Yrio les siguió al patio con la esperanza de que explicasen a qué se debía tanta urgencia, y cuando lo hicieron se puso completamente blanco.
-¿Qué criatura? ¿Está muy grave?- preguntó. Luego se dio una colleja mental, era una pregunta muy estúpida.
Necesitaban un musgo extraño y cienpiés. Esos cienpiés pequeñitos que se metían por tus pantalones cuando pisabas su nido sin querer. Yrio señaló uno de los nidos, pero no se atrevió a participar en la caza porque tenía miedo de estorbar. Seguramente se tropezaría con todo el mundo. Le daba bastante rabia porque quería ayudar, así que fue a la cocina y cogió una olla vieja con tapa para meter los cienpiés. Sería mucho más facil transportarlos y no se escaparían como en el cubo, de donde de hecho yua se estaban saliendo unos pocos. Yrio los metió como pudo en la olla y trató de volver a capturar a los escapistas.
-¡Arg! Son muy rápidos...- se quejó por lo bajo.
-¿Qué criatura? ¿Está muy grave?- preguntó. Luego se dio una colleja mental, era una pregunta muy estúpida.
Necesitaban un musgo extraño y cienpiés. Esos cienpiés pequeñitos que se metían por tus pantalones cuando pisabas su nido sin querer. Yrio señaló uno de los nidos, pero no se atrevió a participar en la caza porque tenía miedo de estorbar. Seguramente se tropezaría con todo el mundo. Le daba bastante rabia porque quería ayudar, así que fue a la cocina y cogió una olla vieja con tapa para meter los cienpiés. Sería mucho más facil transportarlos y no se escaparían como en el cubo, de donde de hecho yua se estaban saliendo unos pocos. Yrio los metió como pudo en la olla y trató de volver a capturar a los escapistas.
-¡Arg! Son muy rápidos...- se quejó por lo bajo.
- Carmesí
Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valor
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
04/10/12, 12:53 pm
Wintelgy
Estaba tan atento al libro y a intentar descifrar sus extraños símbolos que no me habían percatado de que Pablo se encontraba allí.
“¿Pablo?¿eres tú? Si, si, ¡SII! ¡Eres tú!- me respondí a mi mismo emocionado- No sabía nada de ti desde que me desmaye en la fuente -dije apenado- me alegro de que estés vivo, eh no.. Quiero decir bien… uhm bueno las dos cosas- me reí avergonzado por el pequeño lio mental- “
La chica Peliverde nos guío hasta el patio, mientras la seguíamos intentaba mirar a otro lado que no fuera su trasero embutido en unas estrechas braguitas rojas. Una vez en el Patio todo el mundo comenzó a buscar. Fue Saren el afortunado que encontró el musgo, o eso parecía pues reunía todas las características que reflejaba el libro. Además el musgo azul debía tener una estrecha relación con los cienpies ya que parecían anidar junto a él.Seguramente esto vendria explicado en los pequeños esquemas que estaban escrito al margen de los dibujos pero no los entendia. Una vez identificado también los cienpies me guarde el libro y me uní a los demás a intentar cazar esos condenados bichos.
Mientras intentaba darle caza a un cienpies correteando casi a cuatro patas detrás suya le pregunté a Pablo.
“¿entonces ahora vives aquí? ¿Parece un bonito lugar? Además que tus compañeros parecen buenas personas-me sonrojo al levantar la vista y encontrarme el trasero de la Paliverde justo delante de mi cara- ¡! wow ¡!-Exclame cayendo de culo-“
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
04/10/12, 05:02 pm
La llegada repentina de los dos gigantes Sociales y uno que parecía estar hinchado (al que instantáneamente decidió que llamaría Gordote) acabó repentinamente con el buen humor de Tap. Por lo visto el chico Rojo que había visto en la bliblioteca el otro día ahora estaba envenenado y parecía ser algo grave. << Estos gigantes... deben de haberlos malcriado si no saben cuándo es o no momento de salir pitando >> se dijo << Habrán vivido en el mundo de las rosas, dónde todos son felices y lo peor que te puede pasar es que te revolotee una mariposa y te ciegue con sus estúpidamente llamativos colores. Normal que se los coman>>. Negó con la cabeza y escuchó lo que requerían para realizar el antídoto, ingredientes que resultarían estar todos dentro de Letargo.
Cuando Pablo les indicó dónde estaba el patio, trepó sobre él y gritó a los visitantes:
-Coged lo que necesiteis, pero cuidad las plantas que crecen ahí fuera igual que cuidaríais vuestros genitales, en dónde quiera que los llevéis-les indicó en tono serio, a pesar de que internamente no se trataba más que de una broma. La Flora dejaba todos sus recursos al servicio de quien los necesitara, el trabajo de Tap era recolectar semillas y replantarlas para evitar que los recursos desaparecieran para siempre. No había ningún problema en aprovecharlos.
No tardaron en descubrir el musgo azul y los bichitos que querían. A su vista, debían de parecer mucho más grandes que para los gigantes, que una vez empezaron a intentar atraparlos comenzaron a acuclillarse y moverse de formas ridículas, graciosamente ridículas. Algunos incluso se quejaban de asco por los bichejos << Lo dicho, malcriados todos >>.
Tap se acercó a la zona dónde se encontraban el musgo y la entrada al nido de los bichitos y se quedó esperando a que los gigantes hicieran el trabajo sucio, desde una posición segura para no morir espachurrado en un accidente doméstico. Mientras los gigantes perseguían a los ciempiés como posesos, Tap se limitó a esperar a los que corrían de vuelta al interior de su nidillo para abalanzarse sobre ellos con lo que viene a ser todo su cuerpo. Pero después de varios intentos fallidos, pues los ciempiés eran más rápidos que él, recogió su ego y decidió que haría una labor más eficiente recogiendo el musgo. Se colgó boca abajo desde el borde de la base de la estatua y comenzó a raspar con ayuda de su flecha, depositando lo que iba sacando a su lado. Mientras, silboteaba imitando el canto de los pájaros de su bosque al tiempo que trataba de recordar las especies, una por una.
Cuando Pablo les indicó dónde estaba el patio, trepó sobre él y gritó a los visitantes:
-Coged lo que necesiteis, pero cuidad las plantas que crecen ahí fuera igual que cuidaríais vuestros genitales, en dónde quiera que los llevéis-les indicó en tono serio, a pesar de que internamente no se trataba más que de una broma. La Flora dejaba todos sus recursos al servicio de quien los necesitara, el trabajo de Tap era recolectar semillas y replantarlas para evitar que los recursos desaparecieran para siempre. No había ningún problema en aprovecharlos.
No tardaron en descubrir el musgo azul y los bichitos que querían. A su vista, debían de parecer mucho más grandes que para los gigantes, que una vez empezaron a intentar atraparlos comenzaron a acuclillarse y moverse de formas ridículas, graciosamente ridículas. Algunos incluso se quejaban de asco por los bichejos << Lo dicho, malcriados todos >>.
Tap se acercó a la zona dónde se encontraban el musgo y la entrada al nido de los bichitos y se quedó esperando a que los gigantes hicieran el trabajo sucio, desde una posición segura para no morir espachurrado en un accidente doméstico. Mientras los gigantes perseguían a los ciempiés como posesos, Tap se limitó a esperar a los que corrían de vuelta al interior de su nidillo para abalanzarse sobre ellos con lo que viene a ser todo su cuerpo. Pero después de varios intentos fallidos, pues los ciempiés eran más rápidos que él, recogió su ego y decidió que haría una labor más eficiente recogiendo el musgo. Se colgó boca abajo desde el borde de la base de la estatua y comenzó a raspar con ayuda de su flecha, depositando lo que iba sacando a su lado. Mientras, silboteaba imitando el canto de los pájaros de su bosque al tiempo que trataba de recordar las especies, una por una.
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
04/10/12, 11:11 pm
Me alegró volver a ver a Wintelgy. No le conocía apenas, pero había sido la primera persona con la que había hablado en esa ciudad y no parecía una persona desagradable. -Yo también me alegro de ver que estás bien- En realidad no me había preocupado demasiado por él. Tras el encuentro en la biblioteca estaba bastante seguro de que no le había pasado nada, "Si le hubiera pasado algo los demás no habrían estado tan tranquilos, con la excepción del pelirrojo, pero ese era un caso... especial".
Volví a la realidad. El último pensamiento me había recordado que ahora RR estaba en peligro. Apenas había visto al pelirrojo un par de veces y lo cierto era que no me caía muy bien, pero tampoco iba a dejarle morir.
El patio no podía estar más animado. Todos correteaban persiguiendo los ciempiés, con escasos resultados. A este paso no terminarían nunca. Me quedé un rato pensativo buscando algún modo de poder atraparlos con más facilidad, hasta que se me ocurrió algo. Volví a la cocina y cogí un mantel. Una vez de regreso al patio lo extendí por el suelo y esperé, hasta que tres ciempiés empezaron a corretear sobre él, momento en el que lo agarré por las esquinas y lo alcé antes de que pudieran escabullirse. Rápidamente lo sacudí sobre la olla y los insectos cayeron al interior.
Me puse a repetir el proceso mientras Wintelgy me hablaba, a la vez que perseguía a varios ciempiés a cuatro patas.
-Sí, vivo aquí. No es el mejor sitio del mundo pero está bien. En cuanto a los demás... Bueno, a veces hay discusiones, pero nos las apañamos.
Volví a la realidad. El último pensamiento me había recordado que ahora RR estaba en peligro. Apenas había visto al pelirrojo un par de veces y lo cierto era que no me caía muy bien, pero tampoco iba a dejarle morir.
El patio no podía estar más animado. Todos correteaban persiguiendo los ciempiés, con escasos resultados. A este paso no terminarían nunca. Me quedé un rato pensativo buscando algún modo de poder atraparlos con más facilidad, hasta que se me ocurrió algo. Volví a la cocina y cogí un mantel. Una vez de regreso al patio lo extendí por el suelo y esperé, hasta que tres ciempiés empezaron a corretear sobre él, momento en el que lo agarré por las esquinas y lo alcé antes de que pudieran escabullirse. Rápidamente lo sacudí sobre la olla y los insectos cayeron al interior.
Me puse a repetir el proceso mientras Wintelgy me hablaba, a la vez que perseguía a varios ciempiés a cuatro patas.
-Sí, vivo aquí. No es el mejor sitio del mundo pero está bien. En cuanto a los demás... Bueno, a veces hay discusiones, pero nos las apañamos.
- Elliot
Ficha de cosechado
Nombre: Neith
Especie: Humana
Habilidades: Carisma, Agilidad e Imaginación
Personajes : Elliot es una Dullahan bastante fácil de cabrear y con quien es mejor no llevarse mal (aun que ésto sea dificil) Conoce el manejo del casi todas las armas, y tiene un Dragón llamado Deatach que es quien le instruye y ayuda.
Ennakhai es un Daeliciana de 13 años convertida en Demiurga y a cargo de Dama Puntada.
Thrasmy's es un Frivy de 17 años. Es un CoMo y ha vivido toda su vida rodeado de lujos y cámaras.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
05/10/12, 07:39 pm
A Thras no le había hecho ninguna gracia la reacción de Yrio... ¿Es que no estaba mal? ¿Porque parecía molestarle su simple presencia? El solo quería ayudar... Pero sin duda el chico no quería ser ayudado "No por mi"
Tap se acercó a ellos, interrumpiendoles y, al ver que Yrio se reía más con él, el Frivy se sintió muy apartado. Seon entro a cuarto a buscar ropa, y tras el, Atol y Pablo. Pablo comenzó a hablarle y, por primera vez, Thras le miró completamente serio. De pronto soltó todo el aire en una sonrisa cansada y, sin decir nada ni mirar atrás, se puso de pie, alejándose de allí. ¿Por que todo tenía que ser tan complicado? ¿Por que no le entendian? ¿Por que eran asi con el? ¿Por que le trataban de esa manera? El no era un cualquiera, el era un CoMo nada mas y nada menos y, aunque se estaba conteniendo, empezaba a hartarse de no ser tratado como tal. El chico escuchó el comentario de Yrio y, movido por una fuerza mayor, cerró la puerta tras el con la misma fuerza con la que lo había hecho el Sinhadre antes. Bajo las escaleras de dos en dos, ignorando a absolutamente todo el mundo a su alrededor. Subio cubos de dos en dos, sin ser consciente de nada mas que su ejercicio.
Cuando llenó la bañera ni siquiera se molestó en buscar ropa. El era un CoMo, por mucho que les molestase a los demás, no tenía por qué taparse si no quería. Se metió en el agua y por unos segundos no supo que hacer. ¿Como se iba a bañar el solo? Eso era demasiado complicado y nadie le había enseñado. Debería de haber pedido ayuda... debería de haberlo hecho, pero en ese momento estaba demasiado enfadado, o confuso, o frustrado... ni siquiera sabía como se sentía, el nunca había estado en una situacion similar "Y mucho meny's sin que me superdigan que hacer..."
El chico agarró el jabón y trató de frotarse con el lo mejor que pudo, asi como de limpiarse el pelo. Luego se echó algo de agua por encima para quitarse el jabón y soltó una maldición cuando éste le entró en los ojos. Salió de la bañera poniendo todo el suelo perdido de agua. Se limpió los ojos con un trapo y se secó de mala manera el pelo, que le caía en mechones ondulados, aun húmedo, sobre los ojos.
Cuando bajó al salón se lo encontró vacio. ¿Habían salido sin el? Entonces escuchó ruido en el patio. -¿Que superest... - Thras se quedó callado al ver a tres nuevos inquilinos correteando por el patio mientras buscaban algo con el resto de sus compañeros. Hacía bastante que los había visto, pero el Frivy pudo reconocer al chico que se había desmayado en la plaza de la fuente y a otros dos de piel plateada que también estaban allí ese día. Una sonrisa se extendió por su cara mientras se acercaba a ello " A lo mejor a ellos si les superhago gracia de la total" pensó divertido. Le explicaron que estaban buscando unos bichos para salvar a nosequien del otro torreón "El de megarojo... bah" pensó recordando lo poco que le había gustado. Se acababa de duchar, no tenía ninguna intención de volverse a manchar... a menos que la situación mereciese la pena. o contestó simplemente sonrió y se acercó al chico de ojos azules. -¿Por que no os hiperquedais aqui? - comenzó a decir con voz melosa. - Se sup... está muy bien de l... ¿Vuestro torreón... es bonit...o? ¿ Tenéis ropa? - Le costaba mucho hablar sin toda su parafernalia y se sentía realmente estúpido al hacerlo pero si era la moda.. era la moda y punto. - Meg... Quedaros conmigo, será divertid..o - Rió mirándoles. No estaban mal. No eran CoMo's pero no estaban mal "Megavas de mal en peor Thras, de mal en peor... "
Tap se acercó a ellos, interrumpiendoles y, al ver que Yrio se reía más con él, el Frivy se sintió muy apartado. Seon entro a cuarto a buscar ropa, y tras el, Atol y Pablo. Pablo comenzó a hablarle y, por primera vez, Thras le miró completamente serio. De pronto soltó todo el aire en una sonrisa cansada y, sin decir nada ni mirar atrás, se puso de pie, alejándose de allí. ¿Por que todo tenía que ser tan complicado? ¿Por que no le entendian? ¿Por que eran asi con el? ¿Por que le trataban de esa manera? El no era un cualquiera, el era un CoMo nada mas y nada menos y, aunque se estaba conteniendo, empezaba a hartarse de no ser tratado como tal. El chico escuchó el comentario de Yrio y, movido por una fuerza mayor, cerró la puerta tras el con la misma fuerza con la que lo había hecho el Sinhadre antes. Bajo las escaleras de dos en dos, ignorando a absolutamente todo el mundo a su alrededor. Subio cubos de dos en dos, sin ser consciente de nada mas que su ejercicio.
Cuando llenó la bañera ni siquiera se molestó en buscar ropa. El era un CoMo, por mucho que les molestase a los demás, no tenía por qué taparse si no quería. Se metió en el agua y por unos segundos no supo que hacer. ¿Como se iba a bañar el solo? Eso era demasiado complicado y nadie le había enseñado. Debería de haber pedido ayuda... debería de haberlo hecho, pero en ese momento estaba demasiado enfadado, o confuso, o frustrado... ni siquiera sabía como se sentía, el nunca había estado en una situacion similar "Y mucho meny's sin que me superdigan que hacer..."
El chico agarró el jabón y trató de frotarse con el lo mejor que pudo, asi como de limpiarse el pelo. Luego se echó algo de agua por encima para quitarse el jabón y soltó una maldición cuando éste le entró en los ojos. Salió de la bañera poniendo todo el suelo perdido de agua. Se limpió los ojos con un trapo y se secó de mala manera el pelo, que le caía en mechones ondulados, aun húmedo, sobre los ojos.
Cuando bajó al salón se lo encontró vacio. ¿Habían salido sin el? Entonces escuchó ruido en el patio. -¿Que superest... - Thras se quedó callado al ver a tres nuevos inquilinos correteando por el patio mientras buscaban algo con el resto de sus compañeros. Hacía bastante que los había visto, pero el Frivy pudo reconocer al chico que se había desmayado en la plaza de la fuente y a otros dos de piel plateada que también estaban allí ese día. Una sonrisa se extendió por su cara mientras se acercaba a ello " A lo mejor a ellos si les superhago gracia de la total" pensó divertido. Le explicaron que estaban buscando unos bichos para salvar a nosequien del otro torreón "El de megarojo... bah" pensó recordando lo poco que le había gustado. Se acababa de duchar, no tenía ninguna intención de volverse a manchar... a menos que la situación mereciese la pena. o contestó simplemente sonrió y se acercó al chico de ojos azules. -¿Por que no os hiperquedais aqui? - comenzó a decir con voz melosa. - Se sup... está muy bien de l... ¿Vuestro torreón... es bonit...o? ¿ Tenéis ropa? - Le costaba mucho hablar sin toda su parafernalia y se sentía realmente estúpido al hacerlo pero si era la moda.. era la moda y punto. - Meg... Quedaros conmigo, será divertid..o - Rió mirándoles. No estaban mal. No eran CoMo's pero no estaban mal "Megavas de mal en peor Thras, de mal en peor... "
Me haré una cama con tus huesos, Invitado, Muajajaj!
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
Taceant Colloquia.
Effugiat risus.
Hic locus est ubi mors gaudet succurrere vitae.
¡Superpor la aceptación, la integración y los derechy'x Frivy's!
- Spoiler:
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- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
06/10/12, 01:13 am
Alguien tuvo la idea de poner un mantel en el suelo, y aunque los bichos parecían más propensos a moverse sobre tierra suelta que sobre tela aquello agilizó bastante la captura. Finalmente entre todos llenaron la olla hasta un nivel aceptable, y Shizel se alegró de ver que Tap se había puesto manos a la obra mientras y había recogido el musgo.
En ese momento alguien con vestimenta que brillaba por su ausencia hizo acto de presencia. Sin el maquillaje y los brillos raros ahora parecía considerablemente más normal, y le costó unos segundos reconocerle como Thras.
Shizel parpadeó, francamente desconcertado, antes de volver a recobrar la compostura habitual. En Arialis siempre había gente del tipo exhibicionista que se desnudaba casi por completo al entrar en los canales, pero hasta aquel punto... Curiosamente los demás no parecían muy sorprendidos.
A pesar de que obviamente Thras era mayor, Shizel no podía evitar pensar en él como en un niño. Había cierta cualidad infantil en sus gestos, en el tono de su voz, en la manera en que parecía esperar atención o facilidades a cada paso. Se preguntó qué le estaría costando tanto trabajo al hablar: ni su voz ni su postura denotaban nervios.
Notó con claridad el tono edulcorado en sus palabras; creyó intuir una intención subyacente que no fue capaz de concretar. Parecía creerse irresistible, y dado su físico probablemente en su mundo de origen así fuera. Sin embargo allí y ahora no era nada más que un niño bonito, aunque aún no fuese consciente de ello. Shizel sonrió con condescendencia internamente, inconsciente de que a un nivel diferente podía decirse lo mismo de él.
-Es un cuchitril- dijo simplemente en respuesta a su pregunta. "Más o menos como el vuestro, todo en esta ruina de ciudad es igual"-, pero sirve para vivir. Tenemos ropa, sí, pero tampoco es la gran cosa- se encogió de hombros. Era cierto que las prendas disponibles eran un soserío, pero tampoco le constituía una preocupación-. Si andáis escasos os podemos prestar, ¿eh?- añadió con malicia refiriéndose a la obvia despreocupación de Thras por el tema.
Miró al cielo mientras se ultimaban los últimos preparativos; las últimas luces de la tarde empezaban a disiparse. Consciente de que se les había ido el tiempo con el tema de los ingredientes y sin ningún deseo de encontrarse con algo desagradable a su vuelta, decidió iniciar las despedidas y ponerse en marcha antes de que cayera la noche.
-Gracias- dijo con sencillez en dirección a todos-. No nos quedaremos más. Si podemos pagaros el favor alguna vez, pasaos por nuestro torreón: Maciel, si lo buscáis en algún mapa- añadió al recordar el plano deforme de la ciudad que había en un apéndice de su libro. No se sentía cómodo desvelando la localización de su refugio, al que había tomado una especie de celo territorial; sin embargo se lo habían ganado.
De nuevo con la mano en la empuñadura de la espada volvió a adentrarse el primero en las calles de Rocavarancolia, la guardia en alto ahora que empezaba a oscurecer.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
En ese momento alguien con vestimenta que brillaba por su ausencia hizo acto de presencia. Sin el maquillaje y los brillos raros ahora parecía considerablemente más normal, y le costó unos segundos reconocerle como Thras.
Shizel parpadeó, francamente desconcertado, antes de volver a recobrar la compostura habitual. En Arialis siempre había gente del tipo exhibicionista que se desnudaba casi por completo al entrar en los canales, pero hasta aquel punto... Curiosamente los demás no parecían muy sorprendidos.
A pesar de que obviamente Thras era mayor, Shizel no podía evitar pensar en él como en un niño. Había cierta cualidad infantil en sus gestos, en el tono de su voz, en la manera en que parecía esperar atención o facilidades a cada paso. Se preguntó qué le estaría costando tanto trabajo al hablar: ni su voz ni su postura denotaban nervios.
Notó con claridad el tono edulcorado en sus palabras; creyó intuir una intención subyacente que no fue capaz de concretar. Parecía creerse irresistible, y dado su físico probablemente en su mundo de origen así fuera. Sin embargo allí y ahora no era nada más que un niño bonito, aunque aún no fuese consciente de ello. Shizel sonrió con condescendencia internamente, inconsciente de que a un nivel diferente podía decirse lo mismo de él.
-Es un cuchitril- dijo simplemente en respuesta a su pregunta. "Más o menos como el vuestro, todo en esta ruina de ciudad es igual"-, pero sirve para vivir. Tenemos ropa, sí, pero tampoco es la gran cosa- se encogió de hombros. Era cierto que las prendas disponibles eran un soserío, pero tampoco le constituía una preocupación-. Si andáis escasos os podemos prestar, ¿eh?- añadió con malicia refiriéndose a la obvia despreocupación de Thras por el tema.
Miró al cielo mientras se ultimaban los últimos preparativos; las últimas luces de la tarde empezaban a disiparse. Consciente de que se les había ido el tiempo con el tema de los ingredientes y sin ningún deseo de encontrarse con algo desagradable a su vuelta, decidió iniciar las despedidas y ponerse en marcha antes de que cayera la noche.
-Gracias- dijo con sencillez en dirección a todos-. No nos quedaremos más. Si podemos pagaros el favor alguna vez, pasaos por nuestro torreón: Maciel, si lo buscáis en algún mapa- añadió al recordar el plano deforme de la ciudad que había en un apéndice de su libro. No se sentía cómodo desvelando la localización de su refugio, al que había tomado una especie de celo territorial; sin embargo se lo habían ganado.
De nuevo con la mano en la empuñadura de la espada volvió a adentrarse el primero en las calles de Rocavarancolia, la guardia en alto ahora que empezaba a oscurecer.
Sigue en la Cicatriz de Arax.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
06/10/12, 03:12 am
La tarea de recoger los ciempiés se alargaba y se alargaba cada vez mas, a pesar de contar con ayuda. Los minutos pasaban, y las luces del día se iban extinguiendo poco a poco, a la par que la paciencia del norteño. El tiempo se le echaba encima, y cada vez estaban mas lejos de poder ayudar al pelirrojo, por lo que la presión le iba consumiendo, minando su buen humor. Al final, poco antes de que anocheciera y gracias a la idea de Pablo y la ayuda de los letargunis, los ingredientes estuvieron listos y los tres macieleros se prepararon para volver a su torreón. Mientras se ponía el abrigo y cogía la olla con los ingredientes, Saren intercambiaba el peso de su cuerpo de un pie a otro, nervioso, observando el dialogo de Shiz y Thras sin apenas prestar atención, demasiado preocupado como para dar importancia al hecho de que el frivy iba desnudo.
Si hubiera estado menos tenso se habría fijado en el lenguaje corporal del frivy, que parecía dejar entrever segundas intenciones en su ofrecimiento, como si buscara atención, pero su mente estaba ocupada repasando la manera de eliminar el veneno del organismo del foner, enumerando los pasos del remedio uno a uno. Llego el momento de despedirse de los otros cosechados, y Shiz les dijo que si necesitaban algo podían encontrarlos en Maciel. Saren notó que no le resultaba fácil revelar el lugar donde se encontraba su refugio, pero los letargunis se lo habían ganado, así que no dijo nada.
-Siento no haber estado mas comunicativo -se disculpo en general-, pero la situación es apremiante. La próxima vez podremos conversar mas -ofreció, saliendo tras Shiz y encaminándose a Maciel.
Continua en la Cicatriz de Arax.
Si hubiera estado menos tenso se habría fijado en el lenguaje corporal del frivy, que parecía dejar entrever segundas intenciones en su ofrecimiento, como si buscara atención, pero su mente estaba ocupada repasando la manera de eliminar el veneno del organismo del foner, enumerando los pasos del remedio uno a uno. Llego el momento de despedirse de los otros cosechados, y Shiz les dijo que si necesitaban algo podían encontrarlos en Maciel. Saren notó que no le resultaba fácil revelar el lugar donde se encontraba su refugio, pero los letargunis se lo habían ganado, así que no dijo nada.
-Siento no haber estado mas comunicativo -se disculpo en general-, pero la situación es apremiante. La próxima vez podremos conversar mas -ofreció, saliendo tras Shiz y encaminándose a Maciel.
Continua en la Cicatriz de Arax.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
07/10/12, 08:31 pm
Los del otro grupo rápidamente explicaron la situación y se encaminaron al patio dirigidos por Alder, para buscar los ingredientes que necesitaban. Me acerqué a curiosear y por si fuera necesaria mi ayuda, pero pronto hubo como media docena de manos buscando y capturando ciempiés, así que me tuve que quedar como en la retaguardia, por si alguno se iba para el interior, cosa que no pasó. Lo que sí hice fue darle las minijabalinas a Tap, aprovechando que estaba en el patio. << Que veas que no tengo mala intención, pequeño diablo >>
Lo que me mosqueó fue ver cómo Pablo cogía un mantel y lo ponía en el suelo para agilizar. << Vale que Yrio coja una olla, ¿pero un mantel también? Lo limpiaréis vosotros! >> Me quité de en medio, entrando en el torreón y sentándome a ojear los diferentes libros, centrándome en el atlas, buscando el posible refugio de los del Otro Grupo. << De momento les llamo así... Imagino que nosotros seremos algo similar. ¿Qué más da? >>
Tras un rato por fin acabaron en el patio y liberaron el cubo que necesitaba, al tiempo que se despidieron y me acerqué a despedirlos y desearles buen camino de vuelta << Irán con prisas, más les vale ir atentos también >>
-No te preocupes, ¿era Saren? Volved al refugio y a ver si os funciona el antídoto. Ya nos veremos. ¡Corred con precaución!
Luego me volví a escabullir, para coger el cubo y llenar la bañera. Luego quizá me arrepentiría, pero bromeando les sugerí a mis compañeros:
-¿Alguien se baña conmigo también? Así ahorramos agua y viajes.
Pero no esperé respuesta y me zambullí al rato en la fría bañera, maldiciendo y refunfuñando en voz alta por la perdida definitiva del maquillaje. Seguí refunfuñando cuando la toalla se manchó un poco de los últimos restos de color y quien estuviese cerca de la cocina me oiría gruñir cosas como
-Dónde se ha visto una casa sin maquillaje... ¿Mi congénere encontraría algo similar por aquí? Ojalá, por su bien...
¿La cena? Un revuelto con la poca carne y verdura que quedaba, calentando incluso el pan que ya estaba casi endurecido por el tiempo y un plato con fruta. Y como quedaba suficiente de la leche que me pidió Yrio, calenté todo el bote para finalizar.
-Lista la cena. Con mejores provisiones me saldrían mejores platos...-me lamento, pero luego añado.-Y hablando de comida, no quedan provisiones, mañana debemos salir. De postre hay fruta y leche de Yrio.-rematé casi sin pensar. Me di cuenta de lo dicho una vez sentado y cubierto en mano, como denoté con una risita.
Lo que me mosqueó fue ver cómo Pablo cogía un mantel y lo ponía en el suelo para agilizar. << Vale que Yrio coja una olla, ¿pero un mantel también? Lo limpiaréis vosotros! >> Me quité de en medio, entrando en el torreón y sentándome a ojear los diferentes libros, centrándome en el atlas, buscando el posible refugio de los del Otro Grupo. << De momento les llamo así... Imagino que nosotros seremos algo similar. ¿Qué más da? >>
Tras un rato por fin acabaron en el patio y liberaron el cubo que necesitaba, al tiempo que se despidieron y me acerqué a despedirlos y desearles buen camino de vuelta << Irán con prisas, más les vale ir atentos también >>
-No te preocupes, ¿era Saren? Volved al refugio y a ver si os funciona el antídoto. Ya nos veremos. ¡Corred con precaución!
Luego me volví a escabullir, para coger el cubo y llenar la bañera. Luego quizá me arrepentiría, pero bromeando les sugerí a mis compañeros:
-¿Alguien se baña conmigo también? Así ahorramos agua y viajes.
Pero no esperé respuesta y me zambullí al rato en la fría bañera, maldiciendo y refunfuñando en voz alta por la perdida definitiva del maquillaje. Seguí refunfuñando cuando la toalla se manchó un poco de los últimos restos de color y quien estuviese cerca de la cocina me oiría gruñir cosas como
-Dónde se ha visto una casa sin maquillaje... ¿Mi congénere encontraría algo similar por aquí? Ojalá, por su bien...
¿La cena? Un revuelto con la poca carne y verdura que quedaba, calentando incluso el pan que ya estaba casi endurecido por el tiempo y un plato con fruta. Y como quedaba suficiente de la leche que me pidió Yrio, calenté todo el bote para finalizar.
-Lista la cena. Con mejores provisiones me saldrían mejores platos...-me lamento, pero luego añado.-Y hablando de comida, no quedan provisiones, mañana debemos salir. De postre hay fruta y leche de Yrio.-rematé casi sin pensar. Me di cuenta de lo dicho una vez sentado y cubierto en mano, como denoté con una risita.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
07/10/12, 09:43 pm
-Vaya...-Tap se sorprendió con el regalo del Metálico. Cogió las cuatro jabalinas, una con cada mano, y las calibró, comprobando que pesaban poco y eran más manejables que la flecha-lanza. Debían medir la mitad, más o menos-. Te debo una, gigante-le dijo contento por el regalo. Se quedó callado por unos instantes, mientras trataba de entender por el por qué de este arranque de generosidad y pronto cayó en la cuenta-. Oye, que llevabas razón-era lo más parecido a pedirle perdón que le podía salir en ese momento, a pesar de que lo había mandado antes a que le violaran-. Sé que soy pequeño-finalizó en su mejor tono de disculpas. Seguidamente, se rascó la cabeza, sin saber muy bien qué más decir, y saltó al suelo para perderse entre las plantas secas. << Hay mucho que hacer con este patio viejo... >> se dijo.
No se molestó en despedir a Gordote y los Sociales con aletas en la cara, pues ellos tenían prisa y Tap se sentía un poco estúpido deseando suerte a la gente. << O la tienen o no la tienen >>, nada de lo que les dijera cambiaría a los depredadores que pudierann encontrarse en condiciones altamente mortales ni sus capacidades para enfrentarse a ellas o huír. Se encogió de hombros, y simplemente esperó en silencio que la tuvieran, mientras continuaba con su labor, arrancando lo poco que quedaba muerto y plantando las semillas nuevas que había rescatado de las cestas.
Cuando los gigantes se pusieron a comer, Tap seguía fuera. Había comido cuando le había entrado hambre y no se le había ocurrido esperar por si los gigantes siguieran un horario. No tardó en hacerse de noche, para desgracia de Tap, por lo poco que le gustaban esos pájaros de fuego que revoloteaban en las alturas. Le daban miedo, quizá lo que más miedo le había dado desde que había llegado a este sitio marchito. Echó un vistazo a su lado, para asegurarse de que la avispa se encontraba a salvo, y siguió con su trabajo.
Un rato más tarde, con todo el trabajo acabado, se encaramó a la estatua y se medio adormiló, descansando mientras esperaba a Pechito para su entrenamiento secreto. Este no se hizo esperar y pronto apareció en mitad del patio con varias armas de un tamaño enorme para Tap, como las que había usado el Blanco en mitad de la tarde. El resto de la manada debía de estar durmiendo. Sonrió, se colgó de uno de los salientes de la estatua y se descolgó hasta el suelo.
-Ocho semillas a que en un par de días apuntamos mejor que el Blanco con sus pelos de calamar-comentó en tono divertido, a modo de saludo.
Pasaron prácticamente todo el entrenamiento nocturno intentando apuntar como buenamente podían a las dianas. Tap con las jabalinas que le endeudaban con Metálico e Yrio con las armas que se había traído de la armería. Tap descubrió enseguida que no era tan fácil como parecía viendo al Blanco, pero se contentó al ver que no era un completo manco. Mientras entrenaba, habló a Yrio tanto como pudo sobre su bosque, su colonia, su función en ella y lo que hacían los dotados allí. La parte de los dones de Flora fue probablemente la parte en la que más se explayó, incluyendo a Pablo en algún que otro comentario. Sin embargo, no mostró sus dudas sobre las capacidades del gigante, pues ya descubriría por sí mismo si eran infundadas o no al día siguiente.
-Creo que ya he hecho mucho por hoy-afirmó en tono cansado y voz bajita antes de subirse sobre el hombro del gigante-. No trabajes demasiado o mañana estarás medio vegetalizado y eres demasiado grande como para que te pueda plantar yo solo-soltó una risilla ante su propio mal chiste-. Buenas noches, Pechito-le dio una palmada tras la oreja y decidió tocar de nuevo tierra antes de adentrarse en el panal con su avispa. Después de lo del lagarto, lo más seguro era tenerla vigilada. Llegó con ella a la cocina y decidió que bajo la mesa era un buen sitio para dormir. Se acuclilló al lado de su montura, le deseo buenos sueños y se quedó dormido de forma casi instantánea.
No se molestó en despedir a Gordote y los Sociales con aletas en la cara, pues ellos tenían prisa y Tap se sentía un poco estúpido deseando suerte a la gente. << O la tienen o no la tienen >>, nada de lo que les dijera cambiaría a los depredadores que pudierann encontrarse en condiciones altamente mortales ni sus capacidades para enfrentarse a ellas o huír. Se encogió de hombros, y simplemente esperó en silencio que la tuvieran, mientras continuaba con su labor, arrancando lo poco que quedaba muerto y plantando las semillas nuevas que había rescatado de las cestas.
Cuando los gigantes se pusieron a comer, Tap seguía fuera. Había comido cuando le había entrado hambre y no se le había ocurrido esperar por si los gigantes siguieran un horario. No tardó en hacerse de noche, para desgracia de Tap, por lo poco que le gustaban esos pájaros de fuego que revoloteaban en las alturas. Le daban miedo, quizá lo que más miedo le había dado desde que había llegado a este sitio marchito. Echó un vistazo a su lado, para asegurarse de que la avispa se encontraba a salvo, y siguió con su trabajo.
Un rato más tarde, con todo el trabajo acabado, se encaramó a la estatua y se medio adormiló, descansando mientras esperaba a Pechito para su entrenamiento secreto. Este no se hizo esperar y pronto apareció en mitad del patio con varias armas de un tamaño enorme para Tap, como las que había usado el Blanco en mitad de la tarde. El resto de la manada debía de estar durmiendo. Sonrió, se colgó de uno de los salientes de la estatua y se descolgó hasta el suelo.
-Ocho semillas a que en un par de días apuntamos mejor que el Blanco con sus pelos de calamar-comentó en tono divertido, a modo de saludo.
Pasaron prácticamente todo el entrenamiento nocturno intentando apuntar como buenamente podían a las dianas. Tap con las jabalinas que le endeudaban con Metálico e Yrio con las armas que se había traído de la armería. Tap descubrió enseguida que no era tan fácil como parecía viendo al Blanco, pero se contentó al ver que no era un completo manco. Mientras entrenaba, habló a Yrio tanto como pudo sobre su bosque, su colonia, su función en ella y lo que hacían los dotados allí. La parte de los dones de Flora fue probablemente la parte en la que más se explayó, incluyendo a Pablo en algún que otro comentario. Sin embargo, no mostró sus dudas sobre las capacidades del gigante, pues ya descubriría por sí mismo si eran infundadas o no al día siguiente.
-Creo que ya he hecho mucho por hoy-afirmó en tono cansado y voz bajita antes de subirse sobre el hombro del gigante-. No trabajes demasiado o mañana estarás medio vegetalizado y eres demasiado grande como para que te pueda plantar yo solo-soltó una risilla ante su propio mal chiste-. Buenas noches, Pechito-le dio una palmada tras la oreja y decidió tocar de nuevo tierra antes de adentrarse en el panal con su avispa. Después de lo del lagarto, lo más seguro era tenerla vigilada. Llegó con ella a la cocina y decidió que bajo la mesa era un buen sitio para dormir. Se acuclilló al lado de su montura, le deseo buenos sueños y se quedó dormido de forma casi instantánea.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
07/10/12, 10:48 pm
Tardaron bastante en cazar los malditos bichos, pero antes de que comenzase a anochecer ya tenían todos los que necesitaban. Yrio no acompañó a los ''invitados'' a la puerta sino que se limitó a despedirse de ellos con un tímido 'Nos vemos' y a lavar el cubo que habían usado. Estuvo leyendo sentado en el suelo hasta la cena, observando a Pechote trabajar mientras tomaba notas, haciendo algún que otro apunte de la anatomía del bichito para luego tacharlos furiosamente por ser un crimen contra la estética y la belleza. La cena le supo a gloria, y el comentario de Atol le hizo escupir la mitad de risa. Acabó fingiéndose ofendido porque alguien ofreciese su ''leche'' al personal sin su consentimiento y de forma tan despreocupada.
La noche cayó sobre el torreón, y uno a uno sus compañeros fueron subiendo a la habitación a dormir. Yrio fingía leer en el sofá, y cuando se quedó solo en la planta baja fue a la armería en busca de algo con lo que practicar. Tendría que dejar las espadas de entrenamiento y los palos largos en general pues entrenar con Pechote usando una de esas no podía salir bien para nadie. Al final dio con unos cuchillos arrojadizos, largos y puntiagudos que más que cuchillos parecían abrecartas << Entonces son perfectos para mí>> pensó divertido. Subió con sus nuevas armas y tras ponerse de acuerdo en el curso de las prácticas probó a lanzarlos... Era dificil, endiabladamente difícil, y casi se queda sin dedos en más de una ocasión. Cuando uno de los cuchillos se clavó en la base de la diana tuvo que reprimir las ganas de ponerse a dar saltos y a gritar de alegría. Ya sabía más o menos el método de lanzarlos sin cortarse, así que solo le quedaba la parte de acertarle a las cosas, y tenía la impredión de que eso iba a costarle un poco más que una noche de entrenamiento.
Pechote había pasado gran parte de las prácticas contándole cosas de su mundo. Algunas eran tan interesantes que Yrio se detenía por completo y se olvidaba momentáneamente del entrenamiento solo para escuchar. Era algo realmente fascinante, y en cuanto Pechote se fue a dormir, Yrio corrió en busca de su libreta para apuntarlo todo antes de que se le olvidara. No fue un entrenamiento muy intenso, pero el sinhadre no estaba muy acostumbrado al ejercicio físico, por lo que le costó mantenerse despierto el tiempo suficiente para escribirlo todo.
Acabó durmiéndose en el sofá, sobre el mismo libro que había fingido leer unas horas antes y con la libreta entreabierta sobre el pecho. Sabía que iba a estar agotado al día siguiente y que tendría que sufrir en silencio las agujetas si quería mantener el entrenamiento en secreto, pero la idea de darles una sorpresa a los demás, de mejorar y poder hacer algo bueno por el grupo le dieron ánimos para ir pensando en la siguiente sesión.
La noche cayó sobre el torreón, y uno a uno sus compañeros fueron subiendo a la habitación a dormir. Yrio fingía leer en el sofá, y cuando se quedó solo en la planta baja fue a la armería en busca de algo con lo que practicar. Tendría que dejar las espadas de entrenamiento y los palos largos en general pues entrenar con Pechote usando una de esas no podía salir bien para nadie. Al final dio con unos cuchillos arrojadizos, largos y puntiagudos que más que cuchillos parecían abrecartas << Entonces son perfectos para mí>> pensó divertido. Subió con sus nuevas armas y tras ponerse de acuerdo en el curso de las prácticas probó a lanzarlos... Era dificil, endiabladamente difícil, y casi se queda sin dedos en más de una ocasión. Cuando uno de los cuchillos se clavó en la base de la diana tuvo que reprimir las ganas de ponerse a dar saltos y a gritar de alegría. Ya sabía más o menos el método de lanzarlos sin cortarse, así que solo le quedaba la parte de acertarle a las cosas, y tenía la impredión de que eso iba a costarle un poco más que una noche de entrenamiento.
Pechote había pasado gran parte de las prácticas contándole cosas de su mundo. Algunas eran tan interesantes que Yrio se detenía por completo y se olvidaba momentáneamente del entrenamiento solo para escuchar. Era algo realmente fascinante, y en cuanto Pechote se fue a dormir, Yrio corrió en busca de su libreta para apuntarlo todo antes de que se le olvidara. No fue un entrenamiento muy intenso, pero el sinhadre no estaba muy acostumbrado al ejercicio físico, por lo que le costó mantenerse despierto el tiempo suficiente para escribirlo todo.
Acabó durmiéndose en el sofá, sobre el mismo libro que había fingido leer unas horas antes y con la libreta entreabierta sobre el pecho. Sabía que iba a estar agotado al día siguiente y que tendría que sufrir en silencio las agujetas si quería mantener el entrenamiento en secreto, pero la idea de darles una sorpresa a los demás, de mejorar y poder hacer algo bueno por el grupo le dieron ánimos para ir pensando en la siguiente sesión.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
08/10/12, 09:47 pm
Costó bastante atrapar a los ciempiés. Para cuando por fin terminamos estaba exhausto y hecho un asco, pero si ayudaba a que el pelirrojo se salvara habría merecido la pena, o eso esperaba. "Si hubiera sido al revés, y fuera yo el envenenado, ¿Me habría ayudado?" No le conocía lo bastante bien como para responder a esa pregunta con seguridad, pero esperaba que la respuesta fuera sí. "Mas le vale, porque si, algún día, alguno de los que han estado cuidándolo le pasa algo similar, y él no ayuda, se lo haré pagar"
En cuanto Wintelgy y el resto se marcharon aproveché que Atol subía a bañarse para limpiar el mantel que había usado. No se me había escapado la mirada de desaprobación que me había dedicado Atol al verme usarlo con los bichos. En cuanto acabé fui a por un cubo y esperé a que el baño estuviera libre. Durante la espera escuché los gruñidos de Atol con bastante claridad, pero no les dí importancia. El mío fue un baño rápido y no muy agradable, aderezado con el descubrimiento de un ciempiés que parecía haber hecho de mi espalda su nuevo hogar. Ahora era yo el que gruñía. Ya limpio me puse la camiseta y los pantalones azules que había descubierto por la mañana, ya que mi ropa necesitaba un buen lavado, y bajé a la cocina donde la cena ya estaba lista.
Fue una cena agradable, con chistes y bromas que me hicieron reír varias veces, a pesar de que hablé muy poco. Solo lo justo para responder cuando alguien me hablaba directamente.
Una vez terminada la cena subí al estudio, recogí el bestiario de la estantería en la que lo había dejado y continué con la lectura. No supe muy bien cuanto tiempo pase leyéndolo, pero debieron de ser varias horas. Escuché varias veces las pisadas de gente que subía a los dormitorios, seguramente para acostarse, y en una ocasión creí escuchar voces en el patio, pero seguramente fue mi imaginación. Poco a poco mis pensamientos se fueron nublando hasta que caí dormido sobre el libro.
En cuanto Wintelgy y el resto se marcharon aproveché que Atol subía a bañarse para limpiar el mantel que había usado. No se me había escapado la mirada de desaprobación que me había dedicado Atol al verme usarlo con los bichos. En cuanto acabé fui a por un cubo y esperé a que el baño estuviera libre. Durante la espera escuché los gruñidos de Atol con bastante claridad, pero no les dí importancia. El mío fue un baño rápido y no muy agradable, aderezado con el descubrimiento de un ciempiés que parecía haber hecho de mi espalda su nuevo hogar. Ahora era yo el que gruñía. Ya limpio me puse la camiseta y los pantalones azules que había descubierto por la mañana, ya que mi ropa necesitaba un buen lavado, y bajé a la cocina donde la cena ya estaba lista.
Fue una cena agradable, con chistes y bromas que me hicieron reír varias veces, a pesar de que hablé muy poco. Solo lo justo para responder cuando alguien me hablaba directamente.
Una vez terminada la cena subí al estudio, recogí el bestiario de la estantería en la que lo había dejado y continué con la lectura. No supe muy bien cuanto tiempo pase leyéndolo, pero debieron de ser varias horas. Escuché varias veces las pisadas de gente que subía a los dormitorios, seguramente para acostarse, y en una ocasión creí escuchar voces en el patio, pero seguramente fue mi imaginación. Poco a poco mis pensamientos se fueron nublando hasta que caí dormido sobre el libro.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
09/10/12, 10:37 pm
-¡Fuego!-gritaban desde fuera.
Tap no era consciente. Había pasado al interior de panal, a las celdas donde se resguardaban las avispas por la noche. Le tocaba darles de comer y luego quería salir, volar un rato antes de que el sol empañara con su salida la visión de las estrellas. Nunca entendía por qué el amanecer causaba tanto furor a vistas de todos. A Tap le producía una sensación desagradable vislumbrarlo. El cielo se volvía naranja y rojo y era como si el cielo entero ardiera.
-¡Fuego, Tap, fuego!-oyó decir a un compañero, era el del tatuaje negro alrededor del tobillo derecho. << ¿Tap? ¿Cómo sabe que me llamo Tap? >>-¡Corre, sal de aquí! ¡Déja a los insectos, no hay tiempo para...
El diminuto domador sintió el calor, escuchó el chasquido y vio caer la savia al suelo. Era uno de esos bichos cuyas alas ardían como la hierba seca y que salían de noche. Uno de esos asquerosos seres de la ciudad se estaba comiendo a su compañero, tostado. Sus ojos diminutos lo buscaron por la estancia, como si intuyese que Tap estaba allí, pero sin mucha suerte, pues debía de ser ciego. Su hocico, sin embargo, captó lo que su vista no podía. Y uno de los dos saltó y no fue el repoblador. Y el fuego abrasando su piel le hizo gritar...
...y despertarse de un salto, agitado, respirando como si le fuera la vida en ello.
-¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!-farfulló antes de permitirse el lujo de suspirar de alivio, al ver que no estaba en el bosque. Sentía una mezcla entre añoranza y algo parecido a una especie de buena fortuna por encontrarse en ese cuchitril de panal, bajo una mesa y vivo en lugar de en las fauces de un enorme animal llameante-. ¿Gracias, Flora?-dejó escapar el pensamiento en voz baja. No sabía muy bien por qué, pero dudaba de cuál sería su misión aquí y empezaba a echar en falta a otros como él. No porque estos gigantes no fueran majos, pero era todo tan difícil con ellos... << Si no cambian de actitud, la mayoría acabarán muertos >> se dijo apenado. Agitó la cabeza para desechar ese pensamiento y lo refabricó. << Puede que tengan suerte, me tienen a mí >>
Apoyó su espalda contra el costado de la avispa, que seguía dormida, y se quedó mirando fijamente la superficie de madera de la mesa, que ejercía de techo para él. Dejó pasar tranquilamente media hora allí, recuperando el descanso que la pesadilla le había quitado, recordando su bosque y su peculiar olor a vida verde que aquí tanto escaseaba. Echaba de menos ver las flores enormes tapando el suelo, ocultando raíces y otras plantas más pequeñas y avispadas, como los cepos carnívoros.... Y eso le recordó que debería pedir a los gigantes que le acompañaran en busca de nuevas semillas, diferentes a las que tenía ya. << Pero ahora hay que cuidar estas >>.
Se levantó de un salto, movido por esa última idea y despertó a su avispa. Cuando esta estuvo desamodorrada, se subió sobre ella y revoloteó por todo el torreón hasta dar con alguien que podía, debía y, de hecho, lo ayudaría en su cometido de replantar el patio del panal. Pablo.
Estaba en la planta que había sobre el salón, sentado en una silla y con la cara espachurrada contra un libro que descansaba sobre la mesa, abierto y posiblemente con alguna página doblada por culpa del gigante. << Este muchacho... >> Si hubiera tenido que convivir en su colonia, el resto de dotados lo habrían puesto recto. Saltó a la mesa desde el lomo de la avispa y se puso al lado de la cabeza del gigante, con una sonrisa pícara que dejaba entrever sus intenciones. Le dio la espalda y emitió el sonido más agudo que se podía permitir sin dejarse los pulmones en el intento.
-¡DESPIERTA, LEÑO HUECO!
Tap no era consciente. Había pasado al interior de panal, a las celdas donde se resguardaban las avispas por la noche. Le tocaba darles de comer y luego quería salir, volar un rato antes de que el sol empañara con su salida la visión de las estrellas. Nunca entendía por qué el amanecer causaba tanto furor a vistas de todos. A Tap le producía una sensación desagradable vislumbrarlo. El cielo se volvía naranja y rojo y era como si el cielo entero ardiera.
-¡Fuego, Tap, fuego!-oyó decir a un compañero, era el del tatuaje negro alrededor del tobillo derecho. << ¿Tap? ¿Cómo sabe que me llamo Tap? >>-¡Corre, sal de aquí! ¡Déja a los insectos, no hay tiempo para...
El diminuto domador sintió el calor, escuchó el chasquido y vio caer la savia al suelo. Era uno de esos bichos cuyas alas ardían como la hierba seca y que salían de noche. Uno de esos asquerosos seres de la ciudad se estaba comiendo a su compañero, tostado. Sus ojos diminutos lo buscaron por la estancia, como si intuyese que Tap estaba allí, pero sin mucha suerte, pues debía de ser ciego. Su hocico, sin embargo, captó lo que su vista no podía. Y uno de los dos saltó y no fue el repoblador. Y el fuego abrasando su piel le hizo gritar...
...y despertarse de un salto, agitado, respirando como si le fuera la vida en ello.
-¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!-farfulló antes de permitirse el lujo de suspirar de alivio, al ver que no estaba en el bosque. Sentía una mezcla entre añoranza y algo parecido a una especie de buena fortuna por encontrarse en ese cuchitril de panal, bajo una mesa y vivo en lugar de en las fauces de un enorme animal llameante-. ¿Gracias, Flora?-dejó escapar el pensamiento en voz baja. No sabía muy bien por qué, pero dudaba de cuál sería su misión aquí y empezaba a echar en falta a otros como él. No porque estos gigantes no fueran majos, pero era todo tan difícil con ellos... << Si no cambian de actitud, la mayoría acabarán muertos >> se dijo apenado. Agitó la cabeza para desechar ese pensamiento y lo refabricó. << Puede que tengan suerte, me tienen a mí >>
Apoyó su espalda contra el costado de la avispa, que seguía dormida, y se quedó mirando fijamente la superficie de madera de la mesa, que ejercía de techo para él. Dejó pasar tranquilamente media hora allí, recuperando el descanso que la pesadilla le había quitado, recordando su bosque y su peculiar olor a vida verde que aquí tanto escaseaba. Echaba de menos ver las flores enormes tapando el suelo, ocultando raíces y otras plantas más pequeñas y avispadas, como los cepos carnívoros.... Y eso le recordó que debería pedir a los gigantes que le acompañaran en busca de nuevas semillas, diferentes a las que tenía ya. << Pero ahora hay que cuidar estas >>.
Se levantó de un salto, movido por esa última idea y despertó a su avispa. Cuando esta estuvo desamodorrada, se subió sobre ella y revoloteó por todo el torreón hasta dar con alguien que podía, debía y, de hecho, lo ayudaría en su cometido de replantar el patio del panal. Pablo.
Estaba en la planta que había sobre el salón, sentado en una silla y con la cara espachurrada contra un libro que descansaba sobre la mesa, abierto y posiblemente con alguna página doblada por culpa del gigante. << Este muchacho... >> Si hubiera tenido que convivir en su colonia, el resto de dotados lo habrían puesto recto. Saltó a la mesa desde el lomo de la avispa y se puso al lado de la cabeza del gigante, con una sonrisa pícara que dejaba entrever sus intenciones. Le dio la espalda y emitió el sonido más agudo que se podía permitir sin dejarse los pulmones en el intento.
-¡DESPIERTA, LEÑO HUECO!
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
09/10/12, 11:14 pm
Tras la cena me quedé un rato leyendo en el salón, aunque más que leyendo, localizando el torreón este en el mapa e investigando la zona de alrededor. Lo más cercano era la biblioteca, la calle de las malditas casas, y un edificio que destacaba en el mapa como "Gamides" << A saber qué será esto... >> Al este había una serie de comercios y un burdel, cosa rara para estar ubicados en una ciudad ruinosa y aparentemente deshabitada, por mucho Consejo que tuviesen. Luego intenté memorizar la zona del mapa alrededor de nosotros, para próximas salidas. ¿Éxito? Ya veremos otro día...
-Con que te llamas Letargo... Y el otro, Maciel...
A la hora o así, a saber, me despedí de los aún despiertos y subí al dormitorio, pero de ahí pasé al cuarto superior y luego abrí la trampilla para salir a las almenas a probar el fresco de la noche. Noche oscura, sin estrellas, solo las lejanas luces de algún farolillo y alguna que otra bandada de murciélagos llameantes, que pululaban alrededor del torreón. Me quedé mirando al cielo, sin parpadear y evitando pensar en nada, buscando la relajación previa a dormirme. Relajación rota por una serie de ruidos y berridos que se desplazaban entre las calles de la ciudad, invisible su origen pero relativamente cerca.
-Qué demonios...
El ruido dejó de oírse cuando cogió cierta distancia, apagándose del todo al poco rato.
-Necesitamos una brújula...
Después volví al dormitorio y me acosté, sin dejar de pensar en qué había oído y qué podría ser, si volvería a repetirse la noche próxima y, por si acaso, planeé comunicárselo a los demás, así como volver a las almenaras otra noche...
---
Y al día siguiente, despierto hecho un lío entre las mantas, quizá por algún ruido pasado o porque ya he dormido suficiente. Me siento en el borde mientras me visto con ropa de un baúl cercano: unos pantalones desgastados amarillos y unas zapatillas con agujeros en la parte superior. << Si mi madre me viera con sta ropa... Si alguien me viera... Por loco me tomarían, ¡diablos! >> Thras no está, así como tampoco Yrio, Tap y Pablo. Imagino que el primero fue a hacer ejercicio, Yrio se quedaría durmiendo en el sofá y los otros dos a saber.
Así pues bajo al patio para hacer ejercicios mañaneros con el frivy, tras comprobar la suposición sobre Yrio, y me quedo con Thras mientras los demás se despiertan. << Más les vale que sea pronto, tenemos que salir a por comida y de paso podríamos explorar >>
-Con que te llamas Letargo... Y el otro, Maciel...
A la hora o así, a saber, me despedí de los aún despiertos y subí al dormitorio, pero de ahí pasé al cuarto superior y luego abrí la trampilla para salir a las almenas a probar el fresco de la noche. Noche oscura, sin estrellas, solo las lejanas luces de algún farolillo y alguna que otra bandada de murciélagos llameantes, que pululaban alrededor del torreón. Me quedé mirando al cielo, sin parpadear y evitando pensar en nada, buscando la relajación previa a dormirme. Relajación rota por una serie de ruidos y berridos que se desplazaban entre las calles de la ciudad, invisible su origen pero relativamente cerca.
-Qué demonios...
El ruido dejó de oírse cuando cogió cierta distancia, apagándose del todo al poco rato.
-Necesitamos una brújula...
Después volví al dormitorio y me acosté, sin dejar de pensar en qué había oído y qué podría ser, si volvería a repetirse la noche próxima y, por si acaso, planeé comunicárselo a los demás, así como volver a las almenaras otra noche...
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Y al día siguiente, despierto hecho un lío entre las mantas, quizá por algún ruido pasado o porque ya he dormido suficiente. Me siento en el borde mientras me visto con ropa de un baúl cercano: unos pantalones desgastados amarillos y unas zapatillas con agujeros en la parte superior. << Si mi madre me viera con sta ropa... Si alguien me viera... Por loco me tomarían, ¡diablos! >> Thras no está, así como tampoco Yrio, Tap y Pablo. Imagino que el primero fue a hacer ejercicio, Yrio se quedaría durmiendo en el sofá y los otros dos a saber.
Así pues bajo al patio para hacer ejercicios mañaneros con el frivy, tras comprobar la suposición sobre Yrio, y me quedo con Thras mientras los demás se despiertan. << Más les vale que sea pronto, tenemos que salir a por comida y de paso podríamos explorar >>
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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Re: Torreón Letargo (Archivo III)
10/10/12, 12:27 am
Un sonido agudo me taladró los oídos. Me incorporé de golpe a la vez que pegaba un grito de sorpresa. -¿Pero que?- Delante de mí, sobre la mesa, se encontraba Tap. Tanto el repoblador como el mueble se balanceaban de forma extraña. No. El que se balanceaba era yo, ¿pero por qué ? Bajé la mirada y descubrí, para mi horror que la silla sobre la que me sentaba se apoyaba solo por una pata, balanceándose peligrosamente. -No. no lo hagas. No te atrevas- Le dije a la silla como si pudiera entenderme. A modo de respuesta me fui inclinando cada vez más hacia atrás. -¡No, no no NOOOOO!- Caí de espaldas y me pegué un buen golpe contra el suelo. -¡Auch!- Me llevé una mano a la cabeza mientras me incorporaba torpemente.
-Tu...- Le solté a Tap mientras le señalaba con la mano libre. -Me las pagaras. No se cómo, pero ya se me ocurrirá algo- En ese momento la lanza, que me había dejado apoyada sobre la mesa el día anterior, se cayó sobre mis pies. Solté un bufido. No podía verme, pero seguramente tendría unas pintas de lo más ridículas. -Voy abajo a guardar la lanza. ¿Te vienes?- Como respuesta el repoblador se subió sobre mi cabeza. Descendí a la armería y coloqué la lanza junto a las demás. "Al final no he practicado nada con ella" Reparé en una diana parecida a la que Serokrai había usado el día anterior para practicar. "Bueno, ahora no hay nadie para enseñarme a usar la lanza, pero luego podría practicar con los cuchillos arrojadizos"
Subí a la cocina en busca de algo para comer. -Bueno- le dije a Tap -¿Qué querías decirme? ¿O me has despertado solo para ver la cara que se me quedaba?-
-Tu...- Le solté a Tap mientras le señalaba con la mano libre. -Me las pagaras. No se cómo, pero ya se me ocurrirá algo- En ese momento la lanza, que me había dejado apoyada sobre la mesa el día anterior, se cayó sobre mis pies. Solté un bufido. No podía verme, pero seguramente tendría unas pintas de lo más ridículas. -Voy abajo a guardar la lanza. ¿Te vienes?- Como respuesta el repoblador se subió sobre mi cabeza. Descendí a la armería y coloqué la lanza junto a las demás. "Al final no he practicado nada con ella" Reparé en una diana parecida a la que Serokrai había usado el día anterior para practicar. "Bueno, ahora no hay nadie para enseñarme a usar la lanza, pero luego podría practicar con los cuchillos arrojadizos"
Subí a la cocina en busca de algo para comer. -Bueno- le dije a Tap -¿Qué querías decirme? ¿O me has despertado solo para ver la cara que se me quedaba?-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
11/10/12, 12:31 am
Tap comenzó a reír a carcajadas y casi muere por falta de aire al ver el porrazo que se llevó Pablo tras despertar. << Se lo merece, por no ser más aplicado >>. Era impensable que un dotado vagueara, eran piezas clave y, si bien necesitaban descansar para poder llevar a cabo sus labores, no debían pasarse con el descanso. Debían de trabajar. Y así con Pablo.
El gigante dijo de bajar a soltar la lanza y Tap asintió enérgicamente, saltando sobre él y asegurándose de que la avispa les seguía. Por el camino todavía soltaba alguna risotada aleatoria recordando la aparatosa caída del chico. Tras pasar por la armería, subieron a la cocina. Donde Tap aprovechó apra saltar sobre la mesa y rebuscarse un tentempié mientras escuchaba las preguntas de Pablo, algo patidifuso e indignado.
-¡¿Qué cara ni qué semillas muertas?! Pablo, ¿tú estás bien?-le preguntó llevándose las manos a la cabeza, gesticulándo lo que viene a ser que le faltaban un par de ramas en el cerebro-. No eres consciente de lo que eres, Pablo, pero ahora debes dejar de perrear y olvidar esas costumbres raras que tenéis los gigantes de vivir aburridamente tranquilos y sentados. ¡Eres un dotado! Tienes que actuar como un dotado, no como un inútil-negó con la cabeza-No puedes ir por esta ciudad con esa actitud de "quiero que me maten". Porque yo y en el fondo todos, aunque no lo sepan, necesitamos que estés vivo, alma de cardo.
Saltó de la mesa al suelo, se lanzó a los pantalones de pablo y los escaló hasta la cintura. A partir de ahí, se coló por el interior de la piel azul que le cubría desde el tronco para arriba, sujetándose en las carnes de pablo a base de pellizcos indiscriminados, y cuano llegó a la abertura del cuello, se colgó desde dentro, asomándo unicamente la cabeza y el par de brazos superiores.
-¡Al patio! Sin rechistar-ordenó señalando la puerta.
El gigante dijo de bajar a soltar la lanza y Tap asintió enérgicamente, saltando sobre él y asegurándose de que la avispa les seguía. Por el camino todavía soltaba alguna risotada aleatoria recordando la aparatosa caída del chico. Tras pasar por la armería, subieron a la cocina. Donde Tap aprovechó apra saltar sobre la mesa y rebuscarse un tentempié mientras escuchaba las preguntas de Pablo, algo patidifuso e indignado.
-¡¿Qué cara ni qué semillas muertas?! Pablo, ¿tú estás bien?-le preguntó llevándose las manos a la cabeza, gesticulándo lo que viene a ser que le faltaban un par de ramas en el cerebro-. No eres consciente de lo que eres, Pablo, pero ahora debes dejar de perrear y olvidar esas costumbres raras que tenéis los gigantes de vivir aburridamente tranquilos y sentados. ¡Eres un dotado! Tienes que actuar como un dotado, no como un inútil-negó con la cabeza-No puedes ir por esta ciudad con esa actitud de "quiero que me maten". Porque yo y en el fondo todos, aunque no lo sepan, necesitamos que estés vivo, alma de cardo.
Saltó de la mesa al suelo, se lanzó a los pantalones de pablo y los escaló hasta la cintura. A partir de ahí, se coló por el interior de la piel azul que le cubría desde el tronco para arriba, sujetándose en las carnes de pablo a base de pellizcos indiscriminados, y cuano llegó a la abertura del cuello, se colgó desde dentro, asomándo unicamente la cabeza y el par de brazos superiores.
-¡Al patio! Sin rechistar-ordenó señalando la puerta.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Letargo (Archivo III)
14/10/12, 01:25 pm
Decidí no cansarme mucho, ya que tendríamos que salir a por provisiones y necesitaba estar a punto para lo que ocurriera. Así pues dejé a Thras con lo suyo mientras me lavaba con un cubo y volví a las escaleras, justo para ver a Pablo hablando o casi discutiendo con Tap.
-Eh, buenos días. Si tenéis algo pensado, tened en cuenta que hay que ir a por comida, que no queda.-les digo rápidamente, al ver que Tap quiere hacer algo con él en el patio.-Voy a despertar a quien pueda y saldremos.
Sigo subiendo hasta el dormitorio y me acerco primero al ulterano, dándole golpecitos en el hombro y los brazos.
-Grandullón, despierta, que hay que salir a por comida.
Luego paso a las chicas
-No habrá desayuno ni manjares para comer si no salimos. Y alguien tiene que haber despierto mientras tanto.
Insisto varias veces con cada uno y en grupo, diciéndoles desde la puerta que ya es hora de levantarse con voz más alta, excepto cuando vuelvo al salón y lo intento con Yrio, con el cual voy con más suavidad atendiendo a lo que nos dijo de sus despertares.
Después vuelvo a bajar, llegando a la armería, cojo las espadas de entrenamiento y vuelvo a subir, esta vez hasta el muñeco de la sala intermedia (entre el dormitorio y las almenaras), donde empiezo a practicar un poco al tiempo que le doy golpes al suelo, esperando que eso les ayude a despertar.
-Eh, buenos días. Si tenéis algo pensado, tened en cuenta que hay que ir a por comida, que no queda.-les digo rápidamente, al ver que Tap quiere hacer algo con él en el patio.-Voy a despertar a quien pueda y saldremos.
Sigo subiendo hasta el dormitorio y me acerco primero al ulterano, dándole golpecitos en el hombro y los brazos.
-Grandullón, despierta, que hay que salir a por comida.
Luego paso a las chicas
-No habrá desayuno ni manjares para comer si no salimos. Y alguien tiene que haber despierto mientras tanto.
Insisto varias veces con cada uno y en grupo, diciéndoles desde la puerta que ya es hora de levantarse con voz más alta, excepto cuando vuelvo al salón y lo intento con Yrio, con el cual voy con más suavidad atendiendo a lo que nos dijo de sus despertares.
Después vuelvo a bajar, llegando a la armería, cojo las espadas de entrenamiento y vuelvo a subir, esta vez hasta el muñeco de la sala intermedia (entre el dormitorio y las almenaras), donde empiezo a practicar un poco al tiempo que le doy golpes al suelo, esperando que eso les ayude a despertar.
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