Torreón Letargo (Archivo II)
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Elliot
Martalar
Shylver
Leonart
Lops
Vlad
Administración
Rocavarancolia Rol
Yber
Giniroryu
Sevent
Alicia
Caillech
17 participantes
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Torreón Letargo (Archivo II)
09/11/11, 08:05 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Oía pasos detras de mi, pero en ningún momento miré atras para comprobar si eran los humanos o el ser quien me perseguía. Tampoco me quité la mano de la nariz, el intenso hedor me habría frenado al instante. Hacer cualquiera de las dos cosas solo haría que perdiera unos valiosos segundos que podrían ser la diferencia entre mi vida o mi muerte a manos de aquel apestoso ser. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Solo la imagen de él comiendo mi cuerpo inerte me ponía enferma. Esa era, en definitiva, la peor final para alguien como yo, terminar anclada a alguien como eso. No había ni peor muerte ni peor destino, estaba segura. Era un destino que no le esperaba ni a mi peor enemigo, ni siquiera a un Ranta.
Mientras corría más de una vez maldecí a mi suerte. No podía haber sido un ser que no poseyera olor, no debía ser el engendro que peor olía de toda la ciudad quien nos debía de perseguir. Las estrellas no debían de estar muy contentas conmigo para hacerme tal cosa. Ciertamente, no era de su agrado. Eso era algo que había descubierto hace mucho tiempo, el mismo día que me expulsaron de la tribu por un crimen que no era mío.
A mitad del recorrido mis pulmones empezaron a pedirme más aire de la que le facilitaba por la mordaza que tenía por mano alrededor de ellos. Debía encontrar un lugar pronto donde el aire fuera minimamente respirable o perder al engendro de vista, sino no sabía lo que podría llegar a pasar. Y lo cierto era que prefería no pensar en ello. Esas imagenes o pensamientos no me ayudarían en nada a salir de esta. No me servían de nada más que para ponerme peor y como tal los expulsé de mi mente, encerrándolos bajo llabe en algún rincón oscuro de la que no pudiera salir.
Nadie puede describir, entonces, mi dicha y alegría cuando vi como se alzaba una torre no a muchos metros de mí. ¡Si!, grité para mis adentros, esa debía ser la otra torre de la que nos habían hablado aquella pareja, la torre que nos mantendría a salvo. Debía llegar allí a toda costa, no podría aguantar mucho más de la forma que estaba.
Reuní todas las fuerzas que aún tenía y los empleé para alargar aún más las zancadas. Mientras más cerca veía la torre más esfuerzo hacía yo para acortar aún más la distancia hasta que desapareció dicha distancia. Entré como una exalación, de la misma forma que había entrado en la otra torre, aunque esta vez no me impulsaba el enfado sino las ganas de sobrevivir. Nada más transpasar el umbral di una gran bocanada de aire mientras me quitaba la mano de la cara.
- Si, esto es otra cosa - dije mientras me hacía con cuanto aire podía almacenar mis pulmones, parecía que quisiera succionarlo. Ciertamente, no deseaba pasar por aquella esperiencia jamás. Ya podía aprender muchas cosas que no pensaba pasar por semejante dolor sensorial nuevamente. - Por, Nasandra, esto duele... - me doilían la nariz. Me volvía a llevar las manos a esta con la esperanza de que así disminuyese el dolor punzante. Hasta ahora no me había permitido sentir nada, pero en estos momentos me venía la factura por haber pasado tanto tiempo con aquel ser de olor tan penetrante.
Oía pasos detras de mi, pero en ningún momento miré atras para comprobar si eran los humanos o el ser quien me perseguía. Tampoco me quité la mano de la nariz, el intenso hedor me habría frenado al instante. Hacer cualquiera de las dos cosas solo haría que perdiera unos valiosos segundos que podrían ser la diferencia entre mi vida o mi muerte a manos de aquel apestoso ser. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Solo la imagen de él comiendo mi cuerpo inerte me ponía enferma. Esa era, en definitiva, la peor final para alguien como yo, terminar anclada a alguien como eso. No había ni peor muerte ni peor destino, estaba segura. Era un destino que no le esperaba ni a mi peor enemigo, ni siquiera a un Ranta.
Mientras corría más de una vez maldecí a mi suerte. No podía haber sido un ser que no poseyera olor, no debía ser el engendro que peor olía de toda la ciudad quien nos debía de perseguir. Las estrellas no debían de estar muy contentas conmigo para hacerme tal cosa. Ciertamente, no era de su agrado. Eso era algo que había descubierto hace mucho tiempo, el mismo día que me expulsaron de la tribu por un crimen que no era mío.
A mitad del recorrido mis pulmones empezaron a pedirme más aire de la que le facilitaba por la mordaza que tenía por mano alrededor de ellos. Debía encontrar un lugar pronto donde el aire fuera minimamente respirable o perder al engendro de vista, sino no sabía lo que podría llegar a pasar. Y lo cierto era que prefería no pensar en ello. Esas imagenes o pensamientos no me ayudarían en nada a salir de esta. No me servían de nada más que para ponerme peor y como tal los expulsé de mi mente, encerrándolos bajo llabe en algún rincón oscuro de la que no pudiera salir.
Nadie puede describir, entonces, mi dicha y alegría cuando vi como se alzaba una torre no a muchos metros de mí. ¡Si!, grité para mis adentros, esa debía ser la otra torre de la que nos habían hablado aquella pareja, la torre que nos mantendría a salvo. Debía llegar allí a toda costa, no podría aguantar mucho más de la forma que estaba.
Reuní todas las fuerzas que aún tenía y los empleé para alargar aún más las zancadas. Mientras más cerca veía la torre más esfuerzo hacía yo para acortar aún más la distancia hasta que desapareció dicha distancia. Entré como una exalación, de la misma forma que había entrado en la otra torre, aunque esta vez no me impulsaba el enfado sino las ganas de sobrevivir. Nada más transpasar el umbral di una gran bocanada de aire mientras me quitaba la mano de la cara.
- Si, esto es otra cosa - dije mientras me hacía con cuanto aire podía almacenar mis pulmones, parecía que quisiera succionarlo. Ciertamente, no deseaba pasar por aquella esperiencia jamás. Ya podía aprender muchas cosas que no pensaba pasar por semejante dolor sensorial nuevamente. - Por, Nasandra, esto duele... - me doilían la nariz. Me volvía a llevar las manos a esta con la esperanza de que así disminuyese el dolor punzante. Hasta ahora no me había permitido sentir nada, pero en estos momentos me venía la factura por haber pasado tanto tiempo con aquel ser de olor tan penetrante.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
26/01/12, 07:53 pm
Como esperaba Mánia no me hizo mucho caso, aunque sí me dijo que no escuchaba nada. ¿Me habría imaginado las voces? No entendía como podía haberlo hecho, habían sonado bastante claras. Aún así no estaba seguro, además había dormido mal y no me encontraba muy bien que digamos. Mánia se fue diciendo que tenía que cambiarse de ropa, así que nos quedamos Caillech y yo en la sala de entrenamiento solos con el trabajo que teníamos entre manos.
-Bien, tenemos que pensar en cómo hacerlo primero... Por aquí tirados hay unos palos bastante grandes que podrían servir para la base del muñeco, pero no se me ocurre muy bien qué más hacer... Sólo sé que necesitaremos cuerda de cualquier forma. ¿Te encargas tú de encontrar cuerda en el torreón mientras yo busco algo para hacer el resto del muñeco? Si tuviéramos paja sería mucho más fácil, pero habrá que apañarse con cualquier cosa.
Una vez dividas las tareas bajé del último piso para recorrer el torreón. No entré en los dormitorios pues escuché las voces de Alicia y Mánia y por los retazos de conversación que alcancé a entender deduje que lo mejor era no entrar allí en aquel momento. Bajé a la cocina y salí fuera. Giz estaba allí entrenando. Utilizaba la magia para hacerlo y lo observé durante unos instantes. Por un momento me dieron ganas de ponerme a entrenar con él de aquel modo tan original, recordando que yo también podía hacer magia. << Esta noche practicaré más magia >>, decido. Ahora no podía dejar tirada a Caillech.
Prefiriendo no molestar a Giz, se lo veía bastante concentrado y pensativo desde ayer, seguí con mi búsqueda. Mis pasos me llevaron a la armería del sótano, donde invoqué una llama para iluminar un poco el lugar.
-A ver que hay entre tanto trasto...
Tras un examen general de la sala localizo una pieza de armadura bastante abollada pero que aún se mantiene entera. << Esto puede servir, no se me ocurre que otro tipo de muñeco podríamos hacer con lo que disponemos en el torreón >>. La pieza no era demasiado pesada aunque si algo grande como para abarcarla con los brazos cómodamente y seguramente me costaría un poco transportarla. También vi un yelmo que, aunque no era muy necesario, me resultó gracioso porque se notaba que antaño había tenido plumas decorándolo pero ahora nada más que le quedaban unos pocos hilos. << Es un yelmo calvo >>, pensé divertido. Lo cogí para ponérselo de cabeza al muñeco.
-¿Algo más? -pensé en voz alta.
Ya me iba a ir cuando vi un escudo de tamaño mediano apoyado contra la pared. Eso también podía ser útil. Reuní los tres objetos cerca de las escaleras y cogí el yelmo y el escudo, no podía cargar con la pieza de armadura al mismo tiempo a menos que... Dejé de nuevo en el suelo los otros dos objetos y cogí la coraza. La levanté sobre mi cabeza y me la coloqué como pude. Después volví a recoger del suelo el yelmo y el escudo. Mientras lo hacía y miraba la coraza que acababa de ponerme se me ocurrió colocarme también el yelmo en la cabeza. Levanté la visera trantando de que se mantuviese arriba a pesar de lo desgastado que estaba.
<< Debo de tener una pinta francamente ridícula >>, pienso apenas pudiendo contener la risa. Y no la contengo, subo las escaleras lentamente debido al peso de lo que llevo encima mientras suelto alguna que otra carcajada.
<< Lástima que no haya ningún espejo... >> ¿O sí? Claro, el pozo, cada vez que recogía agua para bañarme podía ver mi reflejo con más o menos claridad. Eso serviría.
Entre la risa y que mi nuevo "equipamiento" pesaba bastante tardé un buen rato en alcanzar la planta baja del torreón. Cuando por fin lo conseguí vi que Giz estaba en un sillón comiendo una manzana. Con dificultad debido a la armadura desenvaino mi espada con la mano que tengo libre que en este caso es la izquierda, lo cual dificulta aún más mis movimientos. Sin previo aviso empiezo a correr hacia Giz.
-¡Por la gloraia del reino, desenvaina tu arma y lucha!
Me paro cerca del sillón donde está y, sin poder parar de reír dejo caer la espada y el escudo para levantarme la visera del yelmo y miro a Giz jocoso.
-Bien, tenemos que pensar en cómo hacerlo primero... Por aquí tirados hay unos palos bastante grandes que podrían servir para la base del muñeco, pero no se me ocurre muy bien qué más hacer... Sólo sé que necesitaremos cuerda de cualquier forma. ¿Te encargas tú de encontrar cuerda en el torreón mientras yo busco algo para hacer el resto del muñeco? Si tuviéramos paja sería mucho más fácil, pero habrá que apañarse con cualquier cosa.
Una vez dividas las tareas bajé del último piso para recorrer el torreón. No entré en los dormitorios pues escuché las voces de Alicia y Mánia y por los retazos de conversación que alcancé a entender deduje que lo mejor era no entrar allí en aquel momento. Bajé a la cocina y salí fuera. Giz estaba allí entrenando. Utilizaba la magia para hacerlo y lo observé durante unos instantes. Por un momento me dieron ganas de ponerme a entrenar con él de aquel modo tan original, recordando que yo también podía hacer magia. << Esta noche practicaré más magia >>, decido. Ahora no podía dejar tirada a Caillech.
Prefiriendo no molestar a Giz, se lo veía bastante concentrado y pensativo desde ayer, seguí con mi búsqueda. Mis pasos me llevaron a la armería del sótano, donde invoqué una llama para iluminar un poco el lugar.
-A ver que hay entre tanto trasto...
Tras un examen general de la sala localizo una pieza de armadura bastante abollada pero que aún se mantiene entera. << Esto puede servir, no se me ocurre que otro tipo de muñeco podríamos hacer con lo que disponemos en el torreón >>. La pieza no era demasiado pesada aunque si algo grande como para abarcarla con los brazos cómodamente y seguramente me costaría un poco transportarla. También vi un yelmo que, aunque no era muy necesario, me resultó gracioso porque se notaba que antaño había tenido plumas decorándolo pero ahora nada más que le quedaban unos pocos hilos. << Es un yelmo calvo >>, pensé divertido. Lo cogí para ponérselo de cabeza al muñeco.
-¿Algo más? -pensé en voz alta.
Ya me iba a ir cuando vi un escudo de tamaño mediano apoyado contra la pared. Eso también podía ser útil. Reuní los tres objetos cerca de las escaleras y cogí el yelmo y el escudo, no podía cargar con la pieza de armadura al mismo tiempo a menos que... Dejé de nuevo en el suelo los otros dos objetos y cogí la coraza. La levanté sobre mi cabeza y me la coloqué como pude. Después volví a recoger del suelo el yelmo y el escudo. Mientras lo hacía y miraba la coraza que acababa de ponerme se me ocurrió colocarme también el yelmo en la cabeza. Levanté la visera trantando de que se mantuviese arriba a pesar de lo desgastado que estaba.
<< Debo de tener una pinta francamente ridícula >>, pienso apenas pudiendo contener la risa. Y no la contengo, subo las escaleras lentamente debido al peso de lo que llevo encima mientras suelto alguna que otra carcajada.
<< Lástima que no haya ningún espejo... >> ¿O sí? Claro, el pozo, cada vez que recogía agua para bañarme podía ver mi reflejo con más o menos claridad. Eso serviría.
Entre la risa y que mi nuevo "equipamiento" pesaba bastante tardé un buen rato en alcanzar la planta baja del torreón. Cuando por fin lo conseguí vi que Giz estaba en un sillón comiendo una manzana. Con dificultad debido a la armadura desenvaino mi espada con la mano que tengo libre que en este caso es la izquierda, lo cual dificulta aún más mis movimientos. Sin previo aviso empiezo a correr hacia Giz.
-¡Por la gloraia del reino, desenvaina tu arma y lucha!
Me paro cerca del sillón donde está y, sin poder parar de reír dejo caer la espada y el escudo para levantarme la visera del yelmo y miro a Giz jocoso.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
26/01/12, 08:28 pm
Estoy tan enfrascado en la manzana y en lo estúpido que ha sido ir a rascarse en mitad del hechizo que no oigo los pasos de alguien al acercarse ni el trajín metálico de una armadura, hasta que una mole metálica con un escudo y una espada desenfundada se coloca a mi lado y me grita que desenvaine en un tono de voz heroico. Lo primero que hago es echarme hacia atrás en un acto reflejo, zafándose de forma poco elegante de la silla, pateándola a un lado. Mis músculos se tensan ante la alarma y no me da tiempo a preguntarme qué ha pasado ni a sacar la cimitarra o las flechas cuando el caballero suelta las armas y echa a reír de forma descontrolada. Es Noel.
La primera idea que se me cruza por la cabeza es darle un collejazo, pero enseguida me contagia su ataque de risa y acabo riendo a carcajadas, apoyándome contra la pared y con la mano en el pecho, que todavía latía a altas velocidades por el susto. Cuando consigo parar de reír, casi con dolor de estómago, desenfundo la cimitarra y le apunto con ella a la pechera metálica.
-Mereces la más vil de las muertes por tal susto, sucio bellaco mal nacido- me veo incapaz de continuar la frase gracias a un segundo brote de carcajadas. Respiro hondo y luego añado- Casi me matas del susto, pero ha merecido la pena por verte así- pongo un tono pomposo-, le queda verdaderamente bien tan metálica vestimenta, señor Noel.
Ciertamente, el susto ha merecido la pena por otra razón. Por un momento todos las dudas y la nostalgia que me rondaban han desaparecido.
La primera idea que se me cruza por la cabeza es darle un collejazo, pero enseguida me contagia su ataque de risa y acabo riendo a carcajadas, apoyándome contra la pared y con la mano en el pecho, que todavía latía a altas velocidades por el susto. Cuando consigo parar de reír, casi con dolor de estómago, desenfundo la cimitarra y le apunto con ella a la pechera metálica.
-Mereces la más vil de las muertes por tal susto, sucio bellaco mal nacido- me veo incapaz de continuar la frase gracias a un segundo brote de carcajadas. Respiro hondo y luego añado- Casi me matas del susto, pero ha merecido la pena por verte así- pongo un tono pomposo-, le queda verdaderamente bien tan metálica vestimenta, señor Noel.
Ciertamente, el susto ha merecido la pena por otra razón. Por un momento todos las dudas y la nostalgia que me rondaban han desaparecido.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
26/01/12, 08:52 pm
Giz pega tal salto del susto que la silla se cae al suelo. Pero en cuanto se da cuenta de que soy yo comienza también a reírse. Después desenvaina su cimitarra y apuntándome con ella recita un "discurso".
-Tus palabras han sido primero ofensivas y después halagadoras, así pues me presentas un dilema, escamoso amigo: ¿debería rebanarte el pescuezo o invitarte a una taberna de mala muerte para emborracharnos hasta el amanecer?
No puedo parar de reír mientras interpretamos a dos caballeros dementes, aunque probablemente yo sea el más demente de los dos por haber aparecido de aquella guisa.
-Jajajaja... Jajajaja... Perdona por haberte asustado, sólo pretendía hacer el idiota un rato -digo entre carcajada y carcajada.
Salí un momento al patio para contemplarme en el pozo como había pensado en el sótano. Efectivamente, estoy ridículo. Entro de nuevo en el torreón aún riéndome.
-Bueno, será mejor que vaya subiendo, que esto empieza a pesar -le digo a Giz.
Hago un saludo solemne a modo de despedida y me dirijo a subir de nuevo a la sala de entrenamiento. Antes de subir escucho ruido en la cocina y llama mi atención. Me acerco a la entrada de la cocina y echo un vistazo dentro. Inmediatamente desearía no haberlo hecho. Mánia y Alicia están allí, y esta última además en ropa interior. Totalmente avergonzado, sin esperar a comprobar si me han visto o no, me aparto de la puerta y empiezo a subir las escaleras con toda la prisa que la armadura me permite. << Como siga así volveré a caerme por las escaleras >>, pienso mientras me tambaleo al tratar de subir tan deprisa.
Por fin alcanzo mi destino y una vez en el último piso me "desvisto" de todas las piezas de armadura que llevaba encima.
-Buf, como broma un rato está bien, pero ya pesaba demasiado.
Me siento a esperar a que Caillech esté lista, mientras agacho la cabeza muy sonrojado al volver a recordar la escena que he visto en la cocina.
-Tus palabras han sido primero ofensivas y después halagadoras, así pues me presentas un dilema, escamoso amigo: ¿debería rebanarte el pescuezo o invitarte a una taberna de mala muerte para emborracharnos hasta el amanecer?
No puedo parar de reír mientras interpretamos a dos caballeros dementes, aunque probablemente yo sea el más demente de los dos por haber aparecido de aquella guisa.
-Jajajaja... Jajajaja... Perdona por haberte asustado, sólo pretendía hacer el idiota un rato -digo entre carcajada y carcajada.
Salí un momento al patio para contemplarme en el pozo como había pensado en el sótano. Efectivamente, estoy ridículo. Entro de nuevo en el torreón aún riéndome.
-Bueno, será mejor que vaya subiendo, que esto empieza a pesar -le digo a Giz.
Hago un saludo solemne a modo de despedida y me dirijo a subir de nuevo a la sala de entrenamiento. Antes de subir escucho ruido en la cocina y llama mi atención. Me acerco a la entrada de la cocina y echo un vistazo dentro. Inmediatamente desearía no haberlo hecho. Mánia y Alicia están allí, y esta última además en ropa interior. Totalmente avergonzado, sin esperar a comprobar si me han visto o no, me aparto de la puerta y empiezo a subir las escaleras con toda la prisa que la armadura me permite. << Como siga así volveré a caerme por las escaleras >>, pienso mientras me tambaleo al tratar de subir tan deprisa.
Por fin alcanzo mi destino y una vez en el último piso me "desvisto" de todas las piezas de armadura que llevaba encima.
-Buf, como broma un rato está bien, pero ya pesaba demasiado.
Me siento a esperar a que Caillech esté lista, mientras agacho la cabeza muy sonrojado al volver a recordar la escena que he visto en la cocina.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
29/01/12, 09:54 pm
Oigo como Mánia se va, con lo que nos quedamos Noel y yo solos para trabajar en el muñeco de entrenamiento. Aunque queda a la vista que ninguno de los dos es un experto en esta área. Ninguno habia hecho algo así en su tierra natal. Quién se hubiese imaginado que algo así sería de utilidad en la vida real, nadie. Pero aquí estabamos, intentando crear un monigote para ayudarnos a mejorarnos en la lucha cuerpo a cuerpo para tener alguna posibilidad de sobrevivir en el mundo que nos aguardaba fuera de estas seguras paredes.
Realmente, si alguien me hubiese dicho que unas paredes de piedra me aportaría tal sensación de seguridad me hubiese reido en su cara. O si tan solo me hubiesen dicho que pasaría tanto tiempo en un mismo lugar, sin ninguna intención de cambiar, lo tacharía de loco. Pero aqui estaba. Este mundo hacía las cosas más extrañas a la gente.
En ese momento, Noel me sacó de mis ensoñaciones diciendo que deberíamos ir a buscar unas cuantas cosas más para que la cosa saliese medianamente bien. A mi al parecer me tocaba ir a por cuerdas. Creía recordar haber visto alguna por ahí. Nos separamos, cada uno a por su cometido.
Empecé a mirar cada cuarto, cada habitación de la parte de arriba, pues estaba casi segura que en alguna de ella había visto con anterioridad lo que buscaba. En el camino me encontré a Ethan.
- Una cosa, por casualidad no sabras donde esta una cuerda, ¿verdad? - le pregunté.
Y vaya suerte la mía, pues sabía el lugar exacto. Me indicó la habitación a la debía de ir y allí estaba. Sonreí mientras lo tomaba en mi mano. Esto estaría bien, era lo suficientemente largo para servirnos para nuestro propósito. Así volví al cuarto de entrenamiento para encontrarme a Noel con todo lo que había traido.
- Parece que has saqueado medio Torreón, rufián - le dije mientras miraba su botín - Bonito casco - lo cogí entre mis manos mientras me sentaba a su lado. Me lo puse en la cabeza con una sonrisa - ¿Qué tal me queda?
Realmente, si alguien me hubiese dicho que unas paredes de piedra me aportaría tal sensación de seguridad me hubiese reido en su cara. O si tan solo me hubiesen dicho que pasaría tanto tiempo en un mismo lugar, sin ninguna intención de cambiar, lo tacharía de loco. Pero aqui estaba. Este mundo hacía las cosas más extrañas a la gente.
En ese momento, Noel me sacó de mis ensoñaciones diciendo que deberíamos ir a buscar unas cuantas cosas más para que la cosa saliese medianamente bien. A mi al parecer me tocaba ir a por cuerdas. Creía recordar haber visto alguna por ahí. Nos separamos, cada uno a por su cometido.
Empecé a mirar cada cuarto, cada habitación de la parte de arriba, pues estaba casi segura que en alguna de ella había visto con anterioridad lo que buscaba. En el camino me encontré a Ethan.
- Una cosa, por casualidad no sabras donde esta una cuerda, ¿verdad? - le pregunté.
Y vaya suerte la mía, pues sabía el lugar exacto. Me indicó la habitación a la debía de ir y allí estaba. Sonreí mientras lo tomaba en mi mano. Esto estaría bien, era lo suficientemente largo para servirnos para nuestro propósito. Así volví al cuarto de entrenamiento para encontrarme a Noel con todo lo que había traido.
- Parece que has saqueado medio Torreón, rufián - le dije mientras miraba su botín - Bonito casco - lo cogí entre mis manos mientras me sentaba a su lado. Me lo puse en la cabeza con una sonrisa - ¿Qué tal me queda?
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
29/01/12, 10:30 pm
Alicia observó el reflejo ondulante que le devolvía el agua. Llevaba mucho tiempo sin mirarse en un espejo, y se sintió extraña al verse así. Pero antes que nada, solo pudo sentir fascinación.
- wow, Mánia... - se veía así misma exotica, y a la vez, mayor y más guapa de lo normal, porque Alicia no se solía maquillar. Y hacia tantos años que no jugaba a disfrazarse...
Le sonrió a la chica alregremente.- ¿Sí? Creo que me quedaré así el resto del día. Es extraño... no soy exactamente yo, pero estoy bien.
Se miró un poco mas en el agua, como si quisiese comprobar que era ella la que le miraba desde el barreño, y tras una última sonrisa vacilante a la chica, entró en el torreón.
Se preguntaba que pensarían los demás al verla así.
- wow, Mánia... - se veía así misma exotica, y a la vez, mayor y más guapa de lo normal, porque Alicia no se solía maquillar. Y hacia tantos años que no jugaba a disfrazarse...
Le sonrió a la chica alregremente.- ¿Sí? Creo que me quedaré así el resto del día. Es extraño... no soy exactamente yo, pero estoy bien.
Se miró un poco mas en el agua, como si quisiese comprobar que era ella la que le miraba desde el barreño, y tras una última sonrisa vacilante a la chica, entró en el torreón.
Se preguntaba que pensarían los demás al verla así.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
29/01/12, 10:54 pm
La entrada de Caillech me sacó bruscamente de mi ensimismamiento, de lo cual me alegré. Parecía que había obtenido una cuerda bastante larga, seguramente serviría para todo lo que nos hacía falta.
-Ya ves, Cail -sonreí ante su comentario-. A partir de ahora seré más conocido como "el saqueador de torreones Noel".
Mientras hablaba Caillech cogió el "yelmo calvo" y se lo puso en la cabeza como había hecho yo momentos antes.
-Te queda casi tan ridículo como a mí -le dije entre carcajadas-. Y sino pregúntaselo a Giz, que casi hago que le de un infarto.
Cuando conseguí dejar de reír de nuevo nos pusimos manos a la obra. Utilizamos dos palos bastante largos y lo suficiente gruesos para hacer la base del muñeco, atándolos con cuerdas haciendo que formasen una cruz. Colocamos la coraza y el yelmo en su sitio, así como el escudo, asegurándolo todo con trozos de cuerda lo mejor que podíamos. Tras los últimos retoques observé nuestra obra tirada en el suelo.
-Bien, creo que ya está pero... este suelo es duro, no podemos clavarlo en él. ¿Cómo hacemos que se ponga de pie?
Quizás lo mejor fuera llevar el muñeco al patio aunque no hubiese tanto sitio como en Maciel... << ¡Ah! Tengo una idea>>. Acababa de ver algo que podría servir.
-Cail, creo que sé como hacerlo. Nos ha sobrado bastante cuerda, podríamos usarla para colgar el muñeco de una de las vigas del techo -señalo una casi al fondo de la habitación-. Esa podría servir, así el muñeco no molestará. Está demasiado alta para mí, pero me subiré a una silla para ayudarte.
Me llevé una silla hasta el lugar que había señalado y nos pusimos manos a la obra. Nos costó unos buenos minutos atar el muñeco de forma que no hubiese peligro de que se soltase con facilidad.
-Creo que ya está, mañana lo probaré -le dije a Cai-. Creo que iré a darme un baño mientras espero a la hora de cenar.
Bajé hasta el pozo para realizar el procedimiento habitual de llenado de la bañera, evitando completamente pasar cerca de la cocina o si quiera mirar hacia allí. Una vez estuve metido en el agua me puse a pensar en lo repentinamente que había mejorado mi humor. Me levanté deprimido, pasé a emocionarme, después a estar furioso conmigo mismo, de eso a reírme a carcajadas y por último me sentí muy avergonzado. << ¿Qué más me espera en este día enloquecido? >>. Quizás lo mejor era no intentar averiguarlo pero, como siempre, me puede la curiosidad. Con este último pensamiento en mente salí del baño ya seco y cambiado y me fui directamente al salón. Tenía hambre, pero no tenía pensado entrar en la cocina hasta no estar totalmente seguro de que la gente allí dentro estaba completamente vestida. Aparté ese pensamiento de mi cabeza dándole conversación a Giz, contándole como habíamos hecho el muñeco.
-Ya ves, Cail -sonreí ante su comentario-. A partir de ahora seré más conocido como "el saqueador de torreones Noel".
Mientras hablaba Caillech cogió el "yelmo calvo" y se lo puso en la cabeza como había hecho yo momentos antes.
-Te queda casi tan ridículo como a mí -le dije entre carcajadas-. Y sino pregúntaselo a Giz, que casi hago que le de un infarto.
Cuando conseguí dejar de reír de nuevo nos pusimos manos a la obra. Utilizamos dos palos bastante largos y lo suficiente gruesos para hacer la base del muñeco, atándolos con cuerdas haciendo que formasen una cruz. Colocamos la coraza y el yelmo en su sitio, así como el escudo, asegurándolo todo con trozos de cuerda lo mejor que podíamos. Tras los últimos retoques observé nuestra obra tirada en el suelo.
-Bien, creo que ya está pero... este suelo es duro, no podemos clavarlo en él. ¿Cómo hacemos que se ponga de pie?
Quizás lo mejor fuera llevar el muñeco al patio aunque no hubiese tanto sitio como en Maciel... << ¡Ah! Tengo una idea>>. Acababa de ver algo que podría servir.
-Cail, creo que sé como hacerlo. Nos ha sobrado bastante cuerda, podríamos usarla para colgar el muñeco de una de las vigas del techo -señalo una casi al fondo de la habitación-. Esa podría servir, así el muñeco no molestará. Está demasiado alta para mí, pero me subiré a una silla para ayudarte.
Me llevé una silla hasta el lugar que había señalado y nos pusimos manos a la obra. Nos costó unos buenos minutos atar el muñeco de forma que no hubiese peligro de que se soltase con facilidad.
-Creo que ya está, mañana lo probaré -le dije a Cai-. Creo que iré a darme un baño mientras espero a la hora de cenar.
Bajé hasta el pozo para realizar el procedimiento habitual de llenado de la bañera, evitando completamente pasar cerca de la cocina o si quiera mirar hacia allí. Una vez estuve metido en el agua me puse a pensar en lo repentinamente que había mejorado mi humor. Me levanté deprimido, pasé a emocionarme, después a estar furioso conmigo mismo, de eso a reírme a carcajadas y por último me sentí muy avergonzado. << ¿Qué más me espera en este día enloquecido? >>. Quizás lo mejor era no intentar averiguarlo pero, como siempre, me puede la curiosidad. Con este último pensamiento en mente salí del baño ya seco y cambiado y me fui directamente al salón. Tenía hambre, pero no tenía pensado entrar en la cocina hasta no estar totalmente seguro de que la gente allí dentro estaba completamente vestida. Aparté ese pensamiento de mi cabeza dándole conversación a Giz, contándole como habíamos hecho el muñeco.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
31/01/12, 12:49 am
Un ruido metálico distrajo momentáneamente a Mánia. No sabía qué podría haber sido, pero al no notar revuelo en el torreón decidió no darle importancia. Estudió el reflejo de Alicia y el suyo propio en el agua del cubo, estaría bien tener un espejo de verdad paravariar, era difícil verse bien cuando el agua estaba moviéndose todo el rato...
-No eres exactamente tú porque te he maquillado yo. El maquillaje es esencial en Libo. La gente no puede saber cómo eres solo por tu cara, pero con el maquillaje puedes dejar ver algo de ti... Es como un mensaje al mundo, muestras tanto tu posición social, tu rango, tu estado de ánimo...
La añoranza se apoderó de Mánia poco a poco. Se mojó los dedos en el agua del cubo y los pasó bajo sus ojos. La pintura se corrió formando lágrimas negras que bajaban por sus mejillas. Era tan sencillo en Libo... Tan solo tenía que ponerse un maquillaje agresivo y era suficiente para que los sirvientes no se acercasen a ella, o usaba adornos más infantiles para reclamar la atención de su Madre... A veces simplemente no necesitaba ni hablar...
-¿Echas de menos tu mundo?- preguntó, sentándose en el suelo y abrazándose las rodillas- ¿Es muydistinto de esto? Yo sí lo veo distinto de Libo... en muchas cosas
-No eres exactamente tú porque te he maquillado yo. El maquillaje es esencial en Libo. La gente no puede saber cómo eres solo por tu cara, pero con el maquillaje puedes dejar ver algo de ti... Es como un mensaje al mundo, muestras tanto tu posición social, tu rango, tu estado de ánimo...
La añoranza se apoderó de Mánia poco a poco. Se mojó los dedos en el agua del cubo y los pasó bajo sus ojos. La pintura se corrió formando lágrimas negras que bajaban por sus mejillas. Era tan sencillo en Libo... Tan solo tenía que ponerse un maquillaje agresivo y era suficiente para que los sirvientes no se acercasen a ella, o usaba adornos más infantiles para reclamar la atención de su Madre... A veces simplemente no necesitaba ni hablar...
-¿Echas de menos tu mundo?- preguntó, sentándose en el suelo y abrazándose las rodillas- ¿Es muydistinto de esto? Yo sí lo veo distinto de Libo... en muchas cosas
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
02/02/12, 07:08 am
Me quité el yelmo para dejarlo en el sitio de entes mientras pensaba en que puede que fuese inteligente empezar a ponerme una protección extra para cuando fuese por ahí. Es verdad que mi piel escamosa era más dura de lo que podría llegar a ser la piel de un humano, pero aún seguia siendo insuficiente para enfrentarse a algunos seres. De eso no me cabría duda. Además, al tener esa protección extra, podría ganar unos segundos extras mientras los monstruos intentaran perforarme para idear un plan de huida o de ataque, según los posibilidades que se me presentaran en ese momento. Por otro lado, de encontrarme nuevamente con el Ranta o con el loco de los cuchillos, podría ganarles gracias a mi protección extra.
Definitivamente, me tenía que hacer con mi propia armadura. No me importaba el peso, ya había estado entrenando con pesadas piedras atadas a mi. Hasta puede que consiguiera velocidad extra por ir por ahí con ello encima cuando me lo quitase.
Le dediqué a Noel una sonrisa cuando lo oí hablar.
- Pues espero que de verdad te guste, porque estoy empezando a plantearme eso de ir así vestida - cogí uno de los materiales en mis manos para sopesarlo mientras le decía -. Aunque solo sea para asustar momentaneamente a Giz, será muy gracioso.
Después de aquello comenzó el trabajo. Y, a pesar de que esto fuese para los dos la primera vez que hicimos algo como aquello, el resultado final era francamente bueno. A mis ojos les pareció un buen elemento de entrenamiento, por no decir perfecto, pues sería demasiado presuntuoso. Ahora, lo único que quedaba era, ponerlo en algún lado sin que se cayera para los lados. En eso no había pensado.
Pero Noel si. En unos cuandos minutos atamos con la cuerda que quedaba nuestro monigote de entrenamiento a una de las vigas. No nos fue muy dificil hacerlo, entre los dos hicimos un nudo bastante resistente. Estaba segura que no se escaparía de ese nudo con facilidad.
Cuando terminamos de hacer nuestro trabajo cada uno fue por su lado. Él a bañarse, ya empezaba a darme cuenta que a la minima que hacía un poco de calor o hacía un trabajo físico empezaban a sudar y que por tanto debía limpiarse, algo que nosotros, los asrenianos, no nos sucedía. Yo, por mi parte me dirigí al sotano para buscar lo que necesitaba para crear mi propia armadura como nuestro muñeco, aunque mejor, esperaba.
No fue tan difícil como esperaba encontrar lo que buscaba y que no se encontraba en un estado bastante apaleado. Para cuando terminé ya tenía un casco de combate con cota de malla, una cota de maya para ponerme como camisa de color negro, unos guanteles articulados y un escudo en la que aparecía el dibujo de un dragón rugiendo.
Con una sonrisa satisfecha salí de allí con todo ello en las manos y los dejé en mi habitación, cada vez agrandaba mi botín. Algún día llegaría a convertirme en una guerrera al que tener en cuenta, una guerrera que todos respetasen. Empezaba a hacerme a la idea de que jamás tendría mágia y estaba dejando ir ese resentimiento poco a poco después de mi arrebato de hoy. Saqué mi espada mientras acariciaba con cariño su filo, sin cortarme, solo necesito a mis armas para sobrevivir, siempre había sido así y comenzaba a creer que realmente no necesitaba nada más en el futuro.
Salí para pasear por el torreón antes de irme a entrenar, tampoco me podía matar a entrenar, eso sería contraproducente. Así camine por ahí.
Definitivamente, me tenía que hacer con mi propia armadura. No me importaba el peso, ya había estado entrenando con pesadas piedras atadas a mi. Hasta puede que consiguiera velocidad extra por ir por ahí con ello encima cuando me lo quitase.
Le dediqué a Noel una sonrisa cuando lo oí hablar.
- Pues espero que de verdad te guste, porque estoy empezando a plantearme eso de ir así vestida - cogí uno de los materiales en mis manos para sopesarlo mientras le decía -. Aunque solo sea para asustar momentaneamente a Giz, será muy gracioso.
Después de aquello comenzó el trabajo. Y, a pesar de que esto fuese para los dos la primera vez que hicimos algo como aquello, el resultado final era francamente bueno. A mis ojos les pareció un buen elemento de entrenamiento, por no decir perfecto, pues sería demasiado presuntuoso. Ahora, lo único que quedaba era, ponerlo en algún lado sin que se cayera para los lados. En eso no había pensado.
Pero Noel si. En unos cuandos minutos atamos con la cuerda que quedaba nuestro monigote de entrenamiento a una de las vigas. No nos fue muy dificil hacerlo, entre los dos hicimos un nudo bastante resistente. Estaba segura que no se escaparía de ese nudo con facilidad.
Cuando terminamos de hacer nuestro trabajo cada uno fue por su lado. Él a bañarse, ya empezaba a darme cuenta que a la minima que hacía un poco de calor o hacía un trabajo físico empezaban a sudar y que por tanto debía limpiarse, algo que nosotros, los asrenianos, no nos sucedía. Yo, por mi parte me dirigí al sotano para buscar lo que necesitaba para crear mi propia armadura como nuestro muñeco, aunque mejor, esperaba.
No fue tan difícil como esperaba encontrar lo que buscaba y que no se encontraba en un estado bastante apaleado. Para cuando terminé ya tenía un casco de combate con cota de malla, una cota de maya para ponerme como camisa de color negro, unos guanteles articulados y un escudo en la que aparecía el dibujo de un dragón rugiendo.
Con una sonrisa satisfecha salí de allí con todo ello en las manos y los dejé en mi habitación, cada vez agrandaba mi botín. Algún día llegaría a convertirme en una guerrera al que tener en cuenta, una guerrera que todos respetasen. Empezaba a hacerme a la idea de que jamás tendría mágia y estaba dejando ir ese resentimiento poco a poco después de mi arrebato de hoy. Saqué mi espada mientras acariciaba con cariño su filo, sin cortarme, solo necesito a mis armas para sobrevivir, siempre había sido así y comenzaba a creer que realmente no necesitaba nada más en el futuro.
Salí para pasear por el torreón antes de irme a entrenar, tampoco me podía matar a entrenar, eso sería contraproducente. Así camine por ahí.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
02/02/12, 08:47 pm
Nota fdr: No quiero hacerte esperar más, así que postearé, aunque solo sea el dialogo de alicia. Prometo que en cuanto me vea con mas cerebro edito para poner algo decente.
-Oh, Mánia, no..- colocó una mano sobre el hombro de la niña, y decidió que contestaría con total sinceridad. De hecho, ni siquiera tuvo que pensarlo mucho, confiaba en ella [lo que era, en sí mismo, todo un logro y una sorpresa] - claro que sí. Lo echo de menos desde que llegué. Echo de menos el paisaje, las estrellas... y echo de menos a mi familia, mi gato,... mis libros, que podía leer tan tranquila porque todos eran ficcion, y si hablaban de matanzas, estas nunca habían sucedido, ni sucederían, cerca de mí. Echo de menos tantos detalles estúpidos que este estúpido sitio no tiene, que me odio a mi misma desde que llegué por dejar al azar una decisión como esa. Por venir solo porque había salido cara. Supongo que soy tan estúpida como este sitio, porque esas cosas no puedo evitarlas, así que al final resultará que este es el sitio al que pertenezco.
> No creo que Rocavarancolia se parezca a ningun otro sitio... no lo sé. No es mi hogar. No creo que pueda serlo. - el tono de voz se le había apagado conforme hablaba. Mierda, ella también se estaba poniendo sentimiental. - Vayamos dentro, Mánia. Tenemos que seguir adelante, supongo. Hablemos de un tema menos triste. Prepararé la cena. Quizás ya la está haciendo Ethan, no sé.
-Oh, Mánia, no..- colocó una mano sobre el hombro de la niña, y decidió que contestaría con total sinceridad. De hecho, ni siquiera tuvo que pensarlo mucho, confiaba en ella [lo que era, en sí mismo, todo un logro y una sorpresa] - claro que sí. Lo echo de menos desde que llegué. Echo de menos el paisaje, las estrellas... y echo de menos a mi familia, mi gato,... mis libros, que podía leer tan tranquila porque todos eran ficcion, y si hablaban de matanzas, estas nunca habían sucedido, ni sucederían, cerca de mí. Echo de menos tantos detalles estúpidos que este estúpido sitio no tiene, que me odio a mi misma desde que llegué por dejar al azar una decisión como esa. Por venir solo porque había salido cara. Supongo que soy tan estúpida como este sitio, porque esas cosas no puedo evitarlas, así que al final resultará que este es el sitio al que pertenezco.
> No creo que Rocavarancolia se parezca a ningun otro sitio... no lo sé. No es mi hogar. No creo que pueda serlo. - el tono de voz se le había apagado conforme hablaba. Mierda, ella también se estaba poniendo sentimiental. - Vayamos dentro, Mánia. Tenemos que seguir adelante, supongo. Hablemos de un tema menos triste. Prepararé la cena. Quizás ya la está haciendo Ethan, no sé.
-
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
05/02/12, 07:15 pm
-Hm...
Mánia sí encontraba parecidos entre su mundo y Rocavarancolia, y la visión de la Cicatriz se lo había confirmado, la muerte de aquél chico en la puerta del torreón le había recordado las muertes que se presenciaban en las calles. La crueldad de aquella ciudad era la misma crueldad de su propio mundo, pero había algo que en Rocavarancolia existía y que en Libo no era tan frecuente... el dolor. Era un dolor inhumano, insoportable, que Mánia no era capaz ni de imaginarse, ni siquiera la expresión de desesperación en el rostro de aquél chico podía darle una idea clara de su sufrimiento. En Libo no había dolor, al menos no en esa medida... Tal vez fuera por eso que no temían a la muerte, tal vez era el tedio de la vida y del propio placer, el amor por la sangre, por la novedad que suponía atravesar tu carne y ver correr tu propia sangre. Mánia se clavó las uñas en la palma de la mano y vió como sangraban... Se estaba haciendo un lío, ya no sabía ni hacia dónde iban sus pensamientos, así que decidió apartarlos y seguir a Alicia al interior del torreón.
Atendió los movimientos de la chica mientras cocinaba, sin perderse ni uno de los pasos, ofreciéndose incluso a ayudarla (con desastrosos resultados). Bastante más tarde de lo que habían previsto, la cena estuvo hecha. Nada demasiado elavorado por la falta de ingredientes y medios, y nada demasiado abundante por la misma falta de alimento. Las cestas se estaban gastando.
-Tendremos que salir pronto a por más- comentó Mánia remirando un trozo de carne asada.
Había estado moviendo las piernas sin parar durante toda la cena, y un hormigueo en los brazos también, le hacía ponerse a jugar de forma nerviosa con todo lo que tuviese a su alcance.
-Voy a... no sé- dijo saltando de la silla y subiendo a la carrera las escaleras.
Casi estuvo a punto de chocarse con Caillech, que vagabundeaba por el torreón. Llegó al último escalón del ultimo piso y luego volvió a bajar al no tener nada que hacer allí. Dio un paseo largo por las habitaciones tratando de entender por qué se había levantado de pronto, y finalmente llegó a la cocina de nuevo. Se sentó en la misma silla en la que había cenado, pensando en qué podría decirle a Alicia, pero el hormigueo volvió y cogió una fruta para comérsela por el camino mientras iba en busca de su libro de hechizos. Se tumbó con el libro y la calavera en su sillón junto al horno y trató de estudiar, pero era como si toda la capacidad de transformación que había logrado en las últimas semana se hubiese ido al traste, no era capaz de estarse quieta.
Mánia sí encontraba parecidos entre su mundo y Rocavarancolia, y la visión de la Cicatriz se lo había confirmado, la muerte de aquél chico en la puerta del torreón le había recordado las muertes que se presenciaban en las calles. La crueldad de aquella ciudad era la misma crueldad de su propio mundo, pero había algo que en Rocavarancolia existía y que en Libo no era tan frecuente... el dolor. Era un dolor inhumano, insoportable, que Mánia no era capaz ni de imaginarse, ni siquiera la expresión de desesperación en el rostro de aquél chico podía darle una idea clara de su sufrimiento. En Libo no había dolor, al menos no en esa medida... Tal vez fuera por eso que no temían a la muerte, tal vez era el tedio de la vida y del propio placer, el amor por la sangre, por la novedad que suponía atravesar tu carne y ver correr tu propia sangre. Mánia se clavó las uñas en la palma de la mano y vió como sangraban... Se estaba haciendo un lío, ya no sabía ni hacia dónde iban sus pensamientos, así que decidió apartarlos y seguir a Alicia al interior del torreón.
Atendió los movimientos de la chica mientras cocinaba, sin perderse ni uno de los pasos, ofreciéndose incluso a ayudarla (con desastrosos resultados). Bastante más tarde de lo que habían previsto, la cena estuvo hecha. Nada demasiado elavorado por la falta de ingredientes y medios, y nada demasiado abundante por la misma falta de alimento. Las cestas se estaban gastando.
-Tendremos que salir pronto a por más- comentó Mánia remirando un trozo de carne asada.
Había estado moviendo las piernas sin parar durante toda la cena, y un hormigueo en los brazos también, le hacía ponerse a jugar de forma nerviosa con todo lo que tuviese a su alcance.
-Voy a... no sé- dijo saltando de la silla y subiendo a la carrera las escaleras.
Casi estuvo a punto de chocarse con Caillech, que vagabundeaba por el torreón. Llegó al último escalón del ultimo piso y luego volvió a bajar al no tener nada que hacer allí. Dio un paseo largo por las habitaciones tratando de entender por qué se había levantado de pronto, y finalmente llegó a la cocina de nuevo. Se sentó en la misma silla en la que había cenado, pensando en qué podría decirle a Alicia, pero el hormigueo volvió y cogió una fruta para comérsela por el camino mientras iba en busca de su libro de hechizos. Se tumbó con el libro y la calavera en su sillón junto al horno y trató de estudiar, pero era como si toda la capacidad de transformación que había logrado en las últimas semana se hubiese ido al traste, no era capaz de estarse quieta.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
05/02/12, 09:43 pm
Al fin parecía que era "seguro" entrar en la cocina. Alicia preparó la cena esta vez, con Mánia revoloteando a su alrededor intentando ayudarla. Las escuché comentar acerca de la escasez de comida, mañana deberiamos volver a abastecernos si no queríamos pasar el día en ayunas (cosa que personalmente no me iba a sentar muy bien). Una vez estuvo la cena lista entré en la cocina y comí copiosamente, al menos más de lo que solía.
-Queda poca comida, pero necesito comer en abundancia, no quisiera volver a comer escaleras condimentadas con golpes -comenté mientras cenábamos.
Aún me dolía bastante todo el cuerpo y sospechaba que iba a seguir así al menos un par de días más. Posiblemente mañana me levantaría muy dolorido, pero aún así tenía que retomar el entrenamiento. Terminé de cenar y me levanté poco después de que Mánia hubiese salido corriendo de repente sin acabar de explicar por qué. ¿Qué haría ahora? Quizás fuese mejor que hoy me acostase temprano... Empezaría a estudiar magia ahora para irme pronto a dormir. Cogí el libro y me fui al estudio igual que la otra noche. Repasé mentalmente los hechizos básicos.
-¿Por dónde empiezo? -dije hablando para mí mismo.
Se me ocurrió probar si el hechizo de curación podía mitigar el dolor que sentía en todo el cuerpo, así que lo formulé. No sucedió nada. Debí haberme equivocado en algo, así que repetí su formulación. Nada otra vez. Ansioso, practiqué algunos de los otros hechizos. Invocar llamass, intenté hacer levitar un cristal... Nada. Seguía notando aquella sensación que comencé a sentir la noche anterior pero la magia me había abandonado de nuevo. Durante unos minutos seguí intentándolo, cada vez más frustrado pero no obtuve ningún resultado positivo.
-¿Y ahora qué porras pasa? -di un puñetazo en la mesa de pura frustración.
No entendía nada, ahora que por fin había conseguido hacer magia, me abandonaba a las pocas horas de haberlo logrado. Decepcionado cerré el libro de magia mientras suspiraba.
<< Creo que hoy no es mi día... nunca había sufrido tantos cambios de humor en veinticuatro horas >>.
Mañana todo iría mejor... o eso esperaba. Mañana podría hacer magia de nuevo, ¿o no? No conocía la respuesta a esa pregunta. Caillech no había conseguido hacer magia. Alicia, Mánia, Ethan y Giz desde que lo habían logrado no habían dejado de ser capaces de hacerla. ¿Por qué yo era diferente? Quizás Alphonse averiguase algo al respecto, tendría que hablarle sobre el tema la próxima vez que nos viéramos. << Un momento... ¿qué es eso? >>. Unas extrañas voces similares a las de esta tarde llegaron a mis oídos. Traté de identificar de dónde venían, pero me resultó imposible determinarlo. Además allá arriba Mánia no había oído nada, tampoco Caillech la cual estoy seguro de que tiene mejor oído que yo por ser de su especie. ¿Por qué sólo yo las había escuchado? Salía del estudio con la intención de descubrir de dónde procedían y preguntar a los demás si las oían, pero dejaron de escucharse de nuevo. Esperé un poco más pero ya no volvieron. Todo era muy extraño.
Sin más preámbulos me acosté en mi cama, ansioso y ligeramente estresado. El asunto de la magia me había hecho volver en parte al estado alicaído en el que había estado sumido hasta esta mañana. Eso me hizo volver a pensar en el incidente de ayer. Sin embargo ya no me afectó de la misma manera que lo había hecho hacía unas horas. ¿Eso era normal? Me sentí un poco extraño al pensar en ello, algo me decía que todavía debería sentirme mal, había matado a una persona después de todo, y me sentí culpable por que ya no me afectase tanto como se suponía que debería. Me di la vuelta de golpe en la cama, incómodo y enfadado conmigo mismo. Nada tenía el menor sentido en lo referente a mí mismo últimamente. Me sentía mal por no sentirme mal y oía voces que nadie más parecía oír. ¡Ahí estaban otra vez! Metí la cabeza bajo la almohada tratando de ignorarlas. Si le sumamos el punzante dolor que me recorría todo el cuerpo, me iba a costar bastante conciliar el sueño esta noche.
-Queda poca comida, pero necesito comer en abundancia, no quisiera volver a comer escaleras condimentadas con golpes -comenté mientras cenábamos.
Aún me dolía bastante todo el cuerpo y sospechaba que iba a seguir así al menos un par de días más. Posiblemente mañana me levantaría muy dolorido, pero aún así tenía que retomar el entrenamiento. Terminé de cenar y me levanté poco después de que Mánia hubiese salido corriendo de repente sin acabar de explicar por qué. ¿Qué haría ahora? Quizás fuese mejor que hoy me acostase temprano... Empezaría a estudiar magia ahora para irme pronto a dormir. Cogí el libro y me fui al estudio igual que la otra noche. Repasé mentalmente los hechizos básicos.
-¿Por dónde empiezo? -dije hablando para mí mismo.
Se me ocurrió probar si el hechizo de curación podía mitigar el dolor que sentía en todo el cuerpo, así que lo formulé. No sucedió nada. Debí haberme equivocado en algo, así que repetí su formulación. Nada otra vez. Ansioso, practiqué algunos de los otros hechizos. Invocar llamass, intenté hacer levitar un cristal... Nada. Seguía notando aquella sensación que comencé a sentir la noche anterior pero la magia me había abandonado de nuevo. Durante unos minutos seguí intentándolo, cada vez más frustrado pero no obtuve ningún resultado positivo.
-¿Y ahora qué porras pasa? -di un puñetazo en la mesa de pura frustración.
No entendía nada, ahora que por fin había conseguido hacer magia, me abandonaba a las pocas horas de haberlo logrado. Decepcionado cerré el libro de magia mientras suspiraba.
<< Creo que hoy no es mi día... nunca había sufrido tantos cambios de humor en veinticuatro horas >>.
Mañana todo iría mejor... o eso esperaba. Mañana podría hacer magia de nuevo, ¿o no? No conocía la respuesta a esa pregunta. Caillech no había conseguido hacer magia. Alicia, Mánia, Ethan y Giz desde que lo habían logrado no habían dejado de ser capaces de hacerla. ¿Por qué yo era diferente? Quizás Alphonse averiguase algo al respecto, tendría que hablarle sobre el tema la próxima vez que nos viéramos. << Un momento... ¿qué es eso? >>. Unas extrañas voces similares a las de esta tarde llegaron a mis oídos. Traté de identificar de dónde venían, pero me resultó imposible determinarlo. Además allá arriba Mánia no había oído nada, tampoco Caillech la cual estoy seguro de que tiene mejor oído que yo por ser de su especie. ¿Por qué sólo yo las había escuchado? Salía del estudio con la intención de descubrir de dónde procedían y preguntar a los demás si las oían, pero dejaron de escucharse de nuevo. Esperé un poco más pero ya no volvieron. Todo era muy extraño.
Sin más preámbulos me acosté en mi cama, ansioso y ligeramente estresado. El asunto de la magia me había hecho volver en parte al estado alicaído en el que había estado sumido hasta esta mañana. Eso me hizo volver a pensar en el incidente de ayer. Sin embargo ya no me afectó de la misma manera que lo había hecho hacía unas horas. ¿Eso era normal? Me sentí un poco extraño al pensar en ello, algo me decía que todavía debería sentirme mal, había matado a una persona después de todo, y me sentí culpable por que ya no me afectase tanto como se suponía que debería. Me di la vuelta de golpe en la cama, incómodo y enfadado conmigo mismo. Nada tenía el menor sentido en lo referente a mí mismo últimamente. Me sentía mal por no sentirme mal y oía voces que nadie más parecía oír. ¡Ahí estaban otra vez! Metí la cabeza bajo la almohada tratando de ignorarlas. Si le sumamos el punzante dolor que me recorría todo el cuerpo, me iba a costar bastante conciliar el sueño esta noche.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
07/02/12, 08:34 pm
Recorrí el torreón sin ningún propósito fijo. Parecía que de no sabía otra forma de entretenerme o pasar mi rato libre que no fuera entrenándome hasta la extenuación o idendo una nueva y mejor forma para llevar a cabo esos entrenamientos.
Me daba cuenta que desde que había llegado a este nuevo y extraño mundo, donde había visto suficientes seres capaces de deborarme en apenas unos instantes, para percatarme que no era lo suficientemente fuerte para hacerles frente. O no en aquel entonces. Las horas y horas de entrenamiento me habían hecho mejor, aunque no podría saber cuan mejor hasta que me enfrentase a alguno de esos monstruos, cosa que evitaría siempre que tuviera oportunidad. Apreciaba demasiado mi escamoso cuerpo para arriesgarme de aquella forma. Puede que los demás poseyeran magia para respaldarles, pero yo no. Yo me debía bastar con mis armas. No me malinterpreteis, ya empezaba a sentirme en paz con esa cuestión, no me importaba no poseerlo jamás. Y, aunque eso era cierto, había leido en mi libro que en esta ciudad había armas con cualidades especiales que sería interesantes de encontrar. Puede que mañana, después de ir a por más comida, pues empezaba a escasear, les suguiriese que fuesemos en una misión de reconocimiento. Era posible que encontrasemos cosas útiles como libros, armas o la razón por la que estábamos aqui. Nunca se sabía, y no lo descubriríamos a menos que pusiesemos en marcha.
Con ese pensamiento en mente me fui al patio, donde el sol ya había comenzado su descenso en el firmamento, para hacer unas cuantas flexiones y abdominales (100 de cada una más o menos). Eso si, con las piedras atadas a mis brazos y piernas, para hacerlo más difícil y efectivo. Cuando terminé con ello bebí un poco de agua y me fui a mi habitación, no sin cierto miedo. Si, había dicho miedo, tenía miedo de volver a soñar nuevamente con lo de esta mañana. Había sido el sueño más espantoso de mi vida y no me importaría que mis anteriores pesadillas, los cuales me habían perseguido desde que fui desterrada, volviesen.
- Por favor, no me permitas soñar con esa horrible pesadilla de nuevo. Temo que me volveré loca de volver a repetirse y haré daño a aquellos que me prometí proteger - susurré entre dientes mientras me sentaba contra la pared -. Y a cambio te juro, por Nassandra y por todas las almas que en él habitan, que no volveré a quejarme nunca más por ser incapaz de hacer magia. Lo aceptaré con dignidad y seguiré adelante, ya he empezado a intentarlo. Por favor... - no sabía a quien se lo estaba pidiendo, pero quería que alguien me oyese y me concediese mi tan ansiado deseo.
Con ese miedo en el corazón cerré los ojos, dándole la bienvenida a un familiar sueño.
Me daba cuenta que desde que había llegado a este nuevo y extraño mundo, donde había visto suficientes seres capaces de deborarme en apenas unos instantes, para percatarme que no era lo suficientemente fuerte para hacerles frente. O no en aquel entonces. Las horas y horas de entrenamiento me habían hecho mejor, aunque no podría saber cuan mejor hasta que me enfrentase a alguno de esos monstruos, cosa que evitaría siempre que tuviera oportunidad. Apreciaba demasiado mi escamoso cuerpo para arriesgarme de aquella forma. Puede que los demás poseyeran magia para respaldarles, pero yo no. Yo me debía bastar con mis armas. No me malinterpreteis, ya empezaba a sentirme en paz con esa cuestión, no me importaba no poseerlo jamás. Y, aunque eso era cierto, había leido en mi libro que en esta ciudad había armas con cualidades especiales que sería interesantes de encontrar. Puede que mañana, después de ir a por más comida, pues empezaba a escasear, les suguiriese que fuesemos en una misión de reconocimiento. Era posible que encontrasemos cosas útiles como libros, armas o la razón por la que estábamos aqui. Nunca se sabía, y no lo descubriríamos a menos que pusiesemos en marcha.
Con ese pensamiento en mente me fui al patio, donde el sol ya había comenzado su descenso en el firmamento, para hacer unas cuantas flexiones y abdominales (100 de cada una más o menos). Eso si, con las piedras atadas a mis brazos y piernas, para hacerlo más difícil y efectivo. Cuando terminé con ello bebí un poco de agua y me fui a mi habitación, no sin cierto miedo. Si, había dicho miedo, tenía miedo de volver a soñar nuevamente con lo de esta mañana. Había sido el sueño más espantoso de mi vida y no me importaría que mis anteriores pesadillas, los cuales me habían perseguido desde que fui desterrada, volviesen.
- Por favor, no me permitas soñar con esa horrible pesadilla de nuevo. Temo que me volveré loca de volver a repetirse y haré daño a aquellos que me prometí proteger - susurré entre dientes mientras me sentaba contra la pared -. Y a cambio te juro, por Nassandra y por todas las almas que en él habitan, que no volveré a quejarme nunca más por ser incapaz de hacer magia. Lo aceptaré con dignidad y seguiré adelante, ya he empezado a intentarlo. Por favor... - no sabía a quien se lo estaba pidiendo, pero quería que alguien me oyese y me concediese mi tan ansiado deseo.
Con ese miedo en el corazón cerré los ojos, dándole la bienvenida a un familiar sueño.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/02/12, 12:03 am
Se había dormido. Mánia se había quedado dormida leyendo el libro de hechizos y había despertado en el suelo, bastante alejada del sillón donde había estado tumbada. Estaba claro que se había movido bastante mientras dormía... Un insistente picor en las piernas le hizo ponerse en pie de un salto y dar varias vueltas por la cocina con la intención de desentumecerse y que el picor desapareciera. El suelo estaba frío y sucio, y tenía la espalda y los brazos doloridos, así que pensó en darse un baño caliente y así calmar su inquietud mientras preparaba la bañera.
Siguió casi corriendo el trayecto de los cubos de agua que iba haciendo levitar escaleras arriba... y luego escaleras abajo. Cuatro viajes después ya estaba metida en agua hirviendo, chapoteando felizmente. Jugueteó un buen rato con los piercings de sus pezones, que tenía bastante desatendidos por esa tediosa manía que tenían sus compañeros de torreón de hacerle llevar demasiada ropa. Aún no se había acostumbrado dle todo a eso de ir tapada, aunque salvo por algunas zonas que parecían asustarles inexplicablemente, lo cierto es que no le habían puesto muchas pegas ultimamente a su vestimenta, a pesar de la sosez que denotaban ellos al vestir. << Los humanos son extraños... y los lagartos aún más>>
Salió de la bañera cuando el agua ya estuvo fría y se secó antes de salir a la caza de ropa nueva. Como tenía intención de entrenar, se conformó con un blusón desgastado sin mangas que le iba algo grande, pero al que añadió algunos detalles por pura comodidad. En las últimas sesiones de entrenamiento el pecho le había estado molestando bastante, cosa no muy frecuente pues Mánia no tenía demasiado. Buscó una cinta y se la ató en el pecho sobre la tela de la blusa de forma que el pecho quedaba bien sujeto. No era difícil pues debido a la costumbre en Libo de llevar los pechos al descubierto, se conocían muchas formas de que no estorbase, las guerreras en especial.
Ya debidamente vestida, subió a la sala de entrenamiento, cogió sus garras y se puso a entrenar, sin olvidarse por supuesto de los pesos en las piernas. Alguien había hecho un muñecajo de madera y paja, con lo cual pudo ensañarse a gusto con él. Después de pelear, jugó a trepar y correr por las paredes valiéndose de las garras y el hechizo de impulso. Tenía la esperanza de poder subir desde el patio hasta la terraza del torreón trepando por la fachada...
Siguió casi corriendo el trayecto de los cubos de agua que iba haciendo levitar escaleras arriba... y luego escaleras abajo. Cuatro viajes después ya estaba metida en agua hirviendo, chapoteando felizmente. Jugueteó un buen rato con los piercings de sus pezones, que tenía bastante desatendidos por esa tediosa manía que tenían sus compañeros de torreón de hacerle llevar demasiada ropa. Aún no se había acostumbrado dle todo a eso de ir tapada, aunque salvo por algunas zonas que parecían asustarles inexplicablemente, lo cierto es que no le habían puesto muchas pegas ultimamente a su vestimenta, a pesar de la sosez que denotaban ellos al vestir. << Los humanos son extraños... y los lagartos aún más>>
Salió de la bañera cuando el agua ya estuvo fría y se secó antes de salir a la caza de ropa nueva. Como tenía intención de entrenar, se conformó con un blusón desgastado sin mangas que le iba algo grande, pero al que añadió algunos detalles por pura comodidad. En las últimas sesiones de entrenamiento el pecho le había estado molestando bastante, cosa no muy frecuente pues Mánia no tenía demasiado. Buscó una cinta y se la ató en el pecho sobre la tela de la blusa de forma que el pecho quedaba bien sujeto. No era difícil pues debido a la costumbre en Libo de llevar los pechos al descubierto, se conocían muchas formas de que no estorbase, las guerreras en especial.
Ya debidamente vestida, subió a la sala de entrenamiento, cogió sus garras y se puso a entrenar, sin olvidarse por supuesto de los pesos en las piernas. Alguien había hecho un muñecajo de madera y paja, con lo cual pudo ensañarse a gusto con él. Después de pelear, jugó a trepar y correr por las paredes valiéndose de las garras y el hechizo de impulso. Tenía la esperanza de poder subir desde el patio hasta la terraza del torreón trepando por la fachada...
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/02/12, 10:56 pm
Vlad consiguió finalmente plantarse ante las puertas del torreón Letargo, cerradas a cal y canto. Miró hacia arriba, contemplando su pétrea altura en la negrura de la noche. Después de unos segundos de silencio, alzó la mano, aún con la hoz empuñada, y golpeó la puerta con fuerza y decisión, dejando un espacio de tiempo alargado entre cada llamada, cómo campanas fúnebres plañendo en la oscuridad.
-Soy Vlad.-dijo simplemente en tono grave y serio desde debajo de su capucha, que sonaba cómo lápidas cayendo pesadamente sobre sus tumbas.- Mark ha muerto. He venido a enterrarlo. Abrid.
Y esperó, inmóvil, en las tinieblas, con el cuerpo de Mark al hombro. No quedaba otra opción más que esperar en el silencio. Debía pasar rápido, o las cosas que de seguro les seguían la pista lo alcanzarían. Las preguntas lo desbordarían tras la ceremonia, de aquello estaba seguro. Pero esperaba silencio funerario a su entrada y durante el entierro, lo más apropiado para la situación.
-Soy Vlad.-dijo simplemente en tono grave y serio desde debajo de su capucha, que sonaba cómo lápidas cayendo pesadamente sobre sus tumbas.- Mark ha muerto. He venido a enterrarlo. Abrid.
Y esperó, inmóvil, en las tinieblas, con el cuerpo de Mark al hombro. No quedaba otra opción más que esperar en el silencio. Debía pasar rápido, o las cosas que de seguro les seguían la pista lo alcanzarían. Las preguntas lo desbordarían tras la ceremonia, de aquello estaba seguro. Pero esperaba silencio funerario a su entrada y durante el entierro, lo más apropiado para la situación.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
14/02/12, 11:49 pm
Todavía seguía sin ser capaz de dormir. Habían pasado ¿horas?, ¿minutos? Era fácil perder la noción del tiempo en esa situación. Decidí levantarme y salir afuera. Cogí una túnica para abrigarme y me calcé. Dirigí mis pasos hacia el pozo, necesitaba beber un poco de agua. Mis pensamientos estaban todavía puestos en lo que había sucedido a lo largo de los dos últimos días. << Si sigo así no conseguiré dormir en toda la... >>
Mis pensamientos se ven bruscamente interrumpidos. Alguien estaba llamando a la puerta del torreón. Lo escuché claramente mientras terminaba de bajar las escaleras. Me extrañó bastante, pero me arcerqué a la puerta. Al otro lado escuché una voz. Una voz fácilmente reconocible aunque no se hubiese anunciado. Era Vlad. Lo que dijo a continuación, con su habitual calma fría y carente de emoción, me sentó como jarro de agua fría. Todo lo que ocupaba mis pensamientos hasta el momento desapareció de repente. No podía ser, Mark no podía haber muerto... Con el corazón latiendo muy deprisa abría la puerta a Vladimir. La oscura figura del conde apareció ante mí. Cargaba con algo sobre los hombros. Si no era una broma macabra, aquel fardo debía ser Mark.
-Vlad... Dime que no es cierto -no fui capaz de decir ninguna otra cosa. Se me hizo un nudo en la garganta y el estómago mientras esperaba ansioso los siguientes acontecimientos.
Mis pensamientos se ven bruscamente interrumpidos. Alguien estaba llamando a la puerta del torreón. Lo escuché claramente mientras terminaba de bajar las escaleras. Me extrañó bastante, pero me arcerqué a la puerta. Al otro lado escuché una voz. Una voz fácilmente reconocible aunque no se hubiese anunciado. Era Vlad. Lo que dijo a continuación, con su habitual calma fría y carente de emoción, me sentó como jarro de agua fría. Todo lo que ocupaba mis pensamientos hasta el momento desapareció de repente. No podía ser, Mark no podía haber muerto... Con el corazón latiendo muy deprisa abría la puerta a Vladimir. La oscura figura del conde apareció ante mí. Cargaba con algo sobre los hombros. Si no era una broma macabra, aquel fardo debía ser Mark.
-Vlad... Dime que no es cierto -no fui capaz de decir ninguna otra cosa. Se me hizo un nudo en la garganta y el estómago mientras esperaba ansioso los siguientes acontecimientos.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
15/02/12, 07:30 am
Abrí los ojos sonriente. No recordaba la última vez que desperté con un a sonrisa en la boca, ni siquiera me acordaba de si alguna vez lo había hecho. Pero no podía hacer nada para impedir sacar de mi cara esa sonrisa bobalicona. Y no era para menos, ¡había vuelto a tener la misma pesadilla familiar de siempre! Nada de nasem, nada de compañeros mutilados... Había sido perfecto. Si, volví a soñar aquel fatidico día, pero ¿qué más daba? Yo estaba acostumbrada a ello, mi mente lo estaba, pero al otro... No, con el otro mi mente se habría quebrado.
Me levanté y, mientras me ajustaba las armas y me ponía por primera vez la cota de maya (quería familiarizarme con él antes de ir fuera), miré hacia arriba y le dediqué a Nassandra una oración de agradecimiento por ello y volví a hacerle mi promesa de aceptar mi incapacidad en la magia con talante.
Abría la puerta y, nada más hacerlo, mi tonta sonrisa se evaporó. Ese olor... Alguien había abierto la puerta de entrada, podía oler las fragancias de las calles entrando al torreón, pero no era eso lo que me inquietó. Volví a olfatear. Muerte. Un escalofrío recorrió mi columna bertebral. No, no podía ser posible. Conocía el olor, pero me negaba a creer a mi fiel olfato, debía de fallar algo. No...
Corrí hacia la entrada para encontrarme con el conde, quien llevaba algo con forma humana en el hombro y Noel. No. No podía ser Mark, aquel timido niño que tanto había confiado en mi. Cerré los ojos para contener la avalancha de emociones que llegó a mi. Sabía que este mundo era peligroso, más que mi planeta natal, sabía que era muy probable que alguien muriese. Era por eso que al principio me negué a acercarme a ellos, por miedo al lazo y el dolor a su perdida. La misma perdida que ahora sentia. Mi corazón sangraba su perdida, pero hice cuanto pude para impedir las lágrimas, como cambiar el dolor por ira. Al abrir los ojos nuevamente, ya cuando controlé todo lo que sucedía en mi interior, miré al conde.
- ¿Qué le ha pasado al chico? - instintibamente mi mano se fue a mi empuñadura -. ¿No habrá sido el Ranta o el otro loco, verdad? Que de ser así... - dejé la amenaza en el aire, no había porque decir nada, cualquiera que me oyese sabría como acababa esa frase.
Me levanté y, mientras me ajustaba las armas y me ponía por primera vez la cota de maya (quería familiarizarme con él antes de ir fuera), miré hacia arriba y le dediqué a Nassandra una oración de agradecimiento por ello y volví a hacerle mi promesa de aceptar mi incapacidad en la magia con talante.
Abría la puerta y, nada más hacerlo, mi tonta sonrisa se evaporó. Ese olor... Alguien había abierto la puerta de entrada, podía oler las fragancias de las calles entrando al torreón, pero no era eso lo que me inquietó. Volví a olfatear. Muerte. Un escalofrío recorrió mi columna bertebral. No, no podía ser posible. Conocía el olor, pero me negaba a creer a mi fiel olfato, debía de fallar algo. No...
Corrí hacia la entrada para encontrarme con el conde, quien llevaba algo con forma humana en el hombro y Noel. No. No podía ser Mark, aquel timido niño que tanto había confiado en mi. Cerré los ojos para contener la avalancha de emociones que llegó a mi. Sabía que este mundo era peligroso, más que mi planeta natal, sabía que era muy probable que alguien muriese. Era por eso que al principio me negué a acercarme a ellos, por miedo al lazo y el dolor a su perdida. La misma perdida que ahora sentia. Mi corazón sangraba su perdida, pero hice cuanto pude para impedir las lágrimas, como cambiar el dolor por ira. Al abrir los ojos nuevamente, ya cuando controlé todo lo que sucedía en mi interior, miré al conde.
- ¿Qué le ha pasado al chico? - instintibamente mi mano se fue a mi empuñadura -. ¿No habrá sido el Ranta o el otro loco, verdad? Que de ser así... - dejé la amenaza en el aire, no había porque decir nada, cualquiera que me oyese sabría como acababa esa frase.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo II)
15/02/12, 04:30 pm
Mánia estaba agotada después del entrenamiento. No había parado quita, no había podido, su cuerpo le pedía seguir moviéndose, siguir corriendo y saltando. Pero ya casi no se tenía en pie. Se había echado a descansar en el suelo un rato para recuperar fuerzas, al menos las suficientes parapoder bajar luego a por algo de comer, cuando oyó ajetreo abajo. Se levantó a regañadientes, dejando las garras en una esquina. La túnica estaba empapada de sudor y llevaba el pelo apelmazado y pegado a la frente, notaba las piernas entumecidas por las agujetas, pero el picor permanecía. Bajó las escaleras lentamente, tatando de n hacer ningún ruido, y se asomó con precaución para ver qué ocurría.
Era aquel hombre, Vlad, y llevaba al chico sumiso que parecía estar muerto. Bueno, estaba muerto de verdad... Mánia frunció el ceño ¿Cómo se atrevía a traer un cadáver al torreón? Para enterrarlo decía... ¿Para qué demonios quería enterrarlo? ¿Y por qué aquí precisamente? Bien podría haberlo tirado a algún sitio... La brecha era un buen sitio.
Acabó saliendo de su escondite sin importarle las pintas que llevaba. Miró a Vlad con indignación y reproche.
-¿Por qué lo has traído aquí?
La muerte del chico en sí le importaba más bien poco... No es que la muerte de nadie le importase demasiado, no era habitual en su cultura el llorar a los muertos, pues era algo tan frecuente que estaba insensibilizada. Además tampoco es que le tuviese especial aprecio... o ningçun aprecio en absoluto. Se había divertido en el momento, le había alagado en una ocasión y ya. Si había muerto, pues había muerto.
Era aquel hombre, Vlad, y llevaba al chico sumiso que parecía estar muerto. Bueno, estaba muerto de verdad... Mánia frunció el ceño ¿Cómo se atrevía a traer un cadáver al torreón? Para enterrarlo decía... ¿Para qué demonios quería enterrarlo? ¿Y por qué aquí precisamente? Bien podría haberlo tirado a algún sitio... La brecha era un buen sitio.
Acabó saliendo de su escondite sin importarle las pintas que llevaba. Miró a Vlad con indignación y reproche.
-¿Por qué lo has traído aquí?
La muerte del chico en sí le importaba más bien poco... No es que la muerte de nadie le importase demasiado, no era habitual en su cultura el llorar a los muertos, pues era algo tan frecuente que estaba insensibilizada. Además tampoco es que le tuviese especial aprecio... o ningçun aprecio en absoluto. Se había divertido en el momento, le había alagado en una ocasión y ya. Si había muerto, pues había muerto.
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