Burdel de Dama Espasmo (Archivo III)

Se pone el preservativo y se tumba de nuevo sobre mí. Noto como se mueve dentro de mí, lentamente. Se acerca a mis labios y vuelve a besarme. Cuando siento la necesidad, paro el beso y empiezo a gemir, pero cuando termino vuelvo de nuevo a sus labios, que recorro con mi lengua y que baja por su barbilla, hasta su clavícula, que muerdo en venganza. Mis dos manos bajan a su cintura que agarro pero también acaricio durante un buen rato pero que vuelven a subir hasta sus labios, que recorro con uno de los dedos para al final posarse sobre su boca, impidiendo que vuelva a besarme. Sonrío y paso mis brazos por su espalda y le abrazo, intentando dejarle lo más cerca de mi posible. Me acerco a su oreja y la lamo con la lengua:
-¿Quieres más besos?- Susurro, jadeando. Detengo el abrazo y cojo su rostro con las dos manos mientras me acerco de nuevo a sus labios, esta vez no juego con mi lengua. Cuando el beso termina le doy otro beso más en las mejillas, en los párpados...en todas partes.

El largo y húmedo beso se detiene y deja escapar unos gemidos mientras le beso el cuello, aunque vuelven a encontrarse nuestros labios y su lengua los humedece, bajando luego por mi barbilla yendo a parar a mi clavícula, donde muerde vengativa mientras sonrío y le beso la coronilla jugando con su pelo. No dejo de moverme en su interior, dejando atrás la torpeza inicial y empezando a gemir al notar su cálido contacto en mi miembro. Me pego más a ella y tiemblo cuando me acaricia la cintura. Sus dedos vuelven a subir y se interponen entre nuestros labios, pero lucho contra ellos con mi lengua, lamiéndolos y besándolos. Respondo a su sonrisa con otra pícara y tomo su dedo entre mis dientes mientras lo recorro con la lengua. Su aliento en mi oreja me hace estremecerme. Sonrío divertido con su dedo aún en mi boca y dejo de lamerlo para darle un suave tirón de su labio inferior cuando vuelve a iniciarse el beso, después me pierdo en su boca recorriéndola con mi frenética lengua. Me abraza y tira de mí hacia ella, notando sus pechos que me hacen cosquillas. Paso un brazo bajo su espalda y me pego aún más si cabe a su cálido cuerpo que me vuelve loco, mientras incremento la velocidad de mis movimientos en su interior. Su abrazo se quiebra y me toma el rostro con las manos. ¿Que si quiero más besos?
-Te quiero a ti.-consigo responder entre gemidos de placer.
Empieza a besarme pero su lengua se esconde de la mía y pasa a besarme las mejillas, luego los párpados. Yo mientras tanto doy lametones en la zona de la cara más cercana y consigo dar un mordisquillo en la nariz. Un calambrazo me arquea la espalda cuando incremento la velocidad de mis sacudidas y me pego más a ella, buscando ser un solo cuerpo, separados únicamente por nuestras húmedas y juguetonas bocas...

El italiano me devuelve el beso con ansia, devorándome la boca, una de sus manos me sujeta el pelo, mientras con la otra se masturba ... mis ojos se nublan y el verde brilla en la penumbra de la habitación, la lengua de Elliot juega con mi miembro y mi expresión refleja mi excitación. Elliot suelta mi miembro y sube a ver la cajita, la abre y nos mira interrogante, comprende los que son y sonríe con perversión, mi mirada se fija en sus manos, como saca uno y me lo pone con cuidado, la piel resbala por mi miembro cubierto de saliva y observo como la pelirroja se quita las bragas. Yo lubrico el saquito con un poco de saliva, mientras la chica sube por mi cuerpo, deslizándose sobre mi. Devora mi boca mientras yo tanteo su vagina con los dedos, estimulando el clítoris. Suspira contra mi boca y se alza sobre mi, y poco a poco, guiándolo con las manos, introduce mi miembro en su interior. Mi boca se abre ligeramente y mis ojos se entrecierran, jadeo sin poder contenerme y Elliot se empieza a mover de arriba a abajo, sus caderas marcan el ritmo y yo lo sigo, acompasandome a el ... empiezo a jadear, y ahogo mis gemidos en la boca de la pelirroja, que también gime. Mi boca se separa de la suya, que busca la de Cain y se dirije a sus pechos, succiono sus pezones con ansia, recorriendolos con la lengua y pellizcandolos con los dientes, mis manos recorren su cuerpo, pasando por su espada, sus nalgas, hasta llegar a sus caderas, la sujeto con fuerza, ayudándola a subir y a bajar. Una de sus manos aparta la de Cain de su miembro y comienza a masturbarlo, mientras la otra sigue en mi pelo. Alargo una de mis manos y la entrelazo con la de Elliot en el miembro del italiano, masturbandolo con ganas, al mismo ritmo de las embestidas. Elliot jadea que nos quiere y mi sonrisa se ensancha ...
-También te queremos pelirroja, yo también os quiero - digo de forma entrecortada - ...
Elliot aumenta el ritmo, pero se queda inmóvil entre jadeos, yo aumento la velocidad, cargando con todo el movimiento, la pelirroja se recompone y comienza a mover en círculos las caderas y la mano que masturba a Cain, yendo de arriba a abajo, su movimiento me vuelve loco, la pelirroja ahoga un gemido en mi boca y aumenta el ritmo aun mas poniendo los ojos en blanco, mi mano en el miembro del italiano aumenta su ritmo, dándole todo el placer que puedo, doy otro beso a Elliot y busco la boca del italiano, ahogando mis jadeos en su lengua, me peleo con ella, explorando su paladar con la mía, recorriendo sus dientes y mordisqueando sus labios. Deslizo mi lengua por su cuello hasta su pecho, mi aliento entrecortado roza sus pezones y mi lengua los recorre con ansia, la lengua de Elliot restalla contra la del italiano y sus jadeos aumentan, de pronto un espasmo sacude el cuerpo de la pelirroja y un jadeo muy fuerte escapa de sus labios, su cuerpo se arquea y su temblor se pasa al mio también. Pongo los ojos en blanco y mi lengua cuelga por fuera de mi boca, me hundo todo lo que puedo y me derramo en su interior, mi mano aprieta con fuerza en el miembro del italiano, apremiante por que el chico también tenga esa explosión de placer que nos recorre, que nos inunda, que por un momento nos haces ser uno los tres a la vez ...

Sus movimientos cada vez son más rápidos, haciéndome gemir aún más. Dejo mis manos encima de la almohada, aunque a veces deciden recorrer de nuevo su espalda. Los dedos que había dejado sobre sus labios para impedir que me besaran acaban lamidos por su lengua y besados por sus labios. Cuando me muerde la nariz le miro divertida, pero lo que hago es morder su labio inferior, sin intención de hacerle daño. Tras haber interrumpido antes el beso, esta vez dejo mis labios pegados, sin interrupciones, vuelvo de nuevo a jugar con la lengua, metiéndose de nuevo en su boca y buscando ansiosa la suya. A medida que pasaba el tiempo sus movimientos iban acelerando, cuando me habla lo consigue pero entre gemidos de placer, de momento no digo nada, ya que me pasaría lo mismo. Se acerca más a mí, incluso me pasa un brazo por debajo de la espalda, ya nada nos separaba, sentía el latir de su corazón.
Pero esto no duraba para siempre. Sus movimientos, que iban a gran velocidad, disminuyen a medida que pasa el tiempo y mi lengua ya no estaba tan ansiosa como antes. No me importaría seguir, pero estaba algo cansada. Las manos que estaban sobre la almohada se hacen un hueco entre nuestros pechos y acarician el suyo para ir levantándolo poco a poco.

Caín no cabe en sí de gozo. Besa a uno, besa a otro, acariciándo ambos cuerpos y dejándose acariciar; disfrutaba del espectáculo siendo a la vez partícipe de él, comíendose con los ojos los gestos, deleitando sus oídos con los gemidos y los jadeos, notando tan cercano el calor de sus cuerpos. Elliot empezó a marturbare y al tacto de la mano de la pelirroja le recorrió un escalofrío de placer. Llenó su cara y sus hombros de suabes besos en agradecimiento dejando escapar de vez en cuando un suspiro de gusto entre beso y beso. Cuando Vacuum entrelazó su mano con la de la pelirroja, un velo le cubrió los ojos. Ya no veía apenas, tan solo los movimientos, las pieles de ambos y los ojos de Vacuum brillando en la penumbra; el calor, los olores entremezclados de los tres junto con las delirantes fragancias que aún perduraban, los jadeos de Elliot. Besos, más besos, y calambres de placer... Elliot dice algo... dice que les quiere. Su voz suena deliciosa en ese tono acalorado al igual que la del griego que responde después
-Quereros?- Cain ríe de forma entrecortada, en un susurro áspero y dulce- Os adoro, a los dos.
El ritmo aumentó, se volvió frenético. Notó los labios de Vacuum y su lengua explorando su boca, pero pronto la lengua bajó a su pecho, y solo acertó a dar dos besos en el pelo a Vacuum antes de sentir la boca de Elliot reclamándole. Buscó los pechos de la pelirroja y los magreó al ritmo de las embestidas de Vacuum. De pronto la el cuerpo de la chica se arqueó y Caín pudo notar el espasmo que la recorría y que contagió a Vacuum. Sus espresiones, esas expresiones de puro placer, a las que pronto se unióuna última presión por parte de Vacuum que quebró la poca cordura que le quedaba. SE encorvó sobre los otros dos, tensándose cuando la descarga recorrió su columna y todos sus nervios, haciéndole eyacular en las manos entrelazadas de los otros dos con un gemido profundo, largo... Respiró profundamente y trató de serenarse. Seguía aturdido, ido, borracho, pero se sentía increíblemente bien. Buscó un pañuelo y limpió las manos de ambos, besándolas mientras lo hacía. Elliot se separó de Vacuum y se recostó en la cama mientras este se quitaba el preservativo. Cain lo limpió con un hechizo y lo guardó, luego se metió bajo las sábanas.
-La primera vez de Elliot- comentó, pensativo <<Habrá que celebrarlo...>> Abrazó a la pelirroja y le dio un beso de buenas noches, Vacuum la abrazó por el otro lado y en cuanto se acercó ambos hicieron una mueca. Un delicioso olor a chocolate proveniente de Vacuum les dio hambre- Malvado, ahora soñaremos con chocolate y te comeremos en sueños- bromeó. Sus ojos se fueron cerrando poco a poco hasta que el cansancio y la agradable calidez de la cama le arrastraron.

Nada es eterno, cierto, pero daría lo que fuese por seguir así, con Erika, eternamente...pienso mientras me pierdo en su boca y en su cuerpo entre caricias. Pero la intensidad del inicio va perdiéndose y escondo mi boca en su cuello, besándolo y lamiéndolo mientras incremento y ahondo mis movimientos en su interior, ahogando los gemidos en mis besos. Pero los calambrazos en el espinazo son insoportables cuando me toca el pecho y dejo escapar un gemido prolongado y ronco cuando estallo de placer en su interior, quedándome como un peso muerto sostenido por sus manos. Respirando entrecortadamente, embargado aún por la sensación previa y el calor de nuestros cuerpos, salgo de ella con suavidad y me escurro de la cama para quitarme la bolsita y limpiarme con los calzoncillos. Después vuelvo a la cama y la cojo en brazos para ponerla encima de mí y mirarla a los ojos, aún jadeante y ahogándome en su mirada. No sé qué decir, sino que le acaricio las mejillas con una mano y la otra se pierde en su pelo, mientras jugueteo con los mechones que caen sobre mí y la abrazo con suavidad, sonriente. No cambiaría este momento por nada, ni me cansaría de decir, o susurrar como ahora:
-Te quiero, te quiero...-ya respiro más calmadamente, pero mi cuerpo sigue ardiendo.
Eso sí, no pienso dormirme hasta que no se duerma, de ningún modo, pienso mientras deposito un beso suave en sus labios y sigo acariciándole el rostro.