Burdel de Dama Espasmo (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

Despierto. Bajo demasido deprisa lss escaleras, tropiezo yantes de poder hacer nada estoy tirada en el suelo. Me levanto lo mas rapido que puedo y voy a la cocina.Saludo a Martalar y a Freejey y cojo una pieza de fruta, que como con voracidad.

No nos ha dado tiempo ni a entrar y ya nos estamos yendo otra vez. He estado bastante callado por el camino, pero cuando Elliot sube le pregunto a Gael.

-¿Por qué decía ayer Nía que Gamides es un sitio curioso?-Estoy un poco preocupado por el resto, a lo mejor tenía que haberme informado un poco mejor antes de dejar a todo el mundo allí... Aunque supongo que si fuera peligroso me habrían avisado...

Eliot baja corriendo y Caín empieza a seguirla.

-Hola Elliot, hola Caín. Que tal...-No me da tiempo a terminar antes de que Elliot nos ignore completamente y vaya andando hacia el torreón.

Empiezo a seguirla junto con Gael y Caín. Creo que tardaríamos menos volando, y además no me dolería la pierna, pero no me apetece interrumpirla... Tiene muy mal genio...

Continua en Letargo

Cain escucha a Elliot hablar mientras come tranquilamente, sonriendo divertido ante el tono dubitativo de la chica, y planteandose seriamente su proposición. No le gustaba dormir solo, se sentía... desprotegido, además casi ni hablaba con sus compañeros... Llaman a la puerta... Es Gael de nuevo, aunque esta vez viene acompañado. A medida que el chico cuenta su historia Elliot se va poniendo cada vez más histérica
-Relájate- le pide Cain pero la chica sube como un rayo a la habitación. Cain suspira y sube tras ella, coge sus amuletos y su daga y les sigue hasta el torreón. Poco a poco, las dudas le asaltan ¿Estará Vacuum realmente bien? ¿Y si es verdad que le ha pasado algo? Apretó el paso pero volvió a aminorar al ver a Niko cojeando...

<<No sé cuánto tiempo llevo durmiendo, pero ya va siendo hora de despertar, ¿no? Aunque si estoy pensando esto, estoy despierto...A levantarse pues...>> Abro los ojos y miro en derredor para orientarme: no es mi cuarto, ni mi cama, pero estoy abrazado a Erika, observo sonriendo. Rompo el abrazo con cuidado y me voy al cuarto de desuello en silencio, cerrando ambas puertas. El lobo de la otra noche me espera. Así pues lo cuelgo de las vigas del techo con el látigo y con un cuchillo lo abro, saco las vísceras y las dejo en un cubo. Después empiezo a desollarlo empezando por las patas traseras, sin cortárselas, pensativo <<¿Qué podría hacer con la piel esta? Un abrigo para el invierno...Pero no sé si aquí hay invierno...O una capa, pero no me serviría de nada...Lo del brazo se descarta, ¿entonces? Aunque...ropa mejor no, un carroñero podría confundir al usuario con un lobo y atacarle sin mucho esfuerzo...¿Una mochila? O mejor... le quito la capa de pelo y hago una coraza para Erika. Pero tendré que lavarlo bien para que no huela.>> Cuando acabo, clavo la piel a la pared con varios de mis cuchillos de hueso y dejo toda la carne en otro cubo, los huesos en otro con agua y me quedo mirando estos, pensando qué hacer con ellos <<Los más gruesos para la coraza, la cabeza no sé para qué y los demás...pues para agujas, cuchillos y la cola y la columna no sé...>> aunque aún tengo una imagen de mí mismo con capa de negro pelo y el cráneo (sin la mandíbula inferior) del lobo a modo de casco, pero lo rechazo, pues no serviría de nada. Pero...¿y si me colocase el cráneo completo en una mano y con los propios tendones y algún mecanismo propio pudiese abrir y cerrar las fauces del lobo a voluntad? Molaría tener algo así en la mano...Y tengo tres cabezas de colaespinas...>> Pero no podría llevar el escudo, así que descartado también. ¿Y los ojos? Tengo ya como cuatro o cinco pares de ojos inertes, guardados en una bolsita de piel... ¿Qué uso podría darles? Ni idea... Sin ideas, empiezo a hacer la coraza para Erika, dejándole mangas hasta un poco antes de llegar al codo. Cuando acabe de cortar la piel y de darle la forma adecuada, cortaré los huesos con la espada y los coseré con tiras de piel, tendones y huesecillos de colaespina a la coraza. Ya le daré algún uso a la capa de pelo que le he quitado antes, quizá sirva como bolsa de viaje si la refuerzo con lo que sobre de la piel... Ya veré...

Eso fue ayer...
Hoy...
Anoche acabé durmiéndome en el suelo del cuarto de desuello...¿Qué diantre? Me va a doler todo el cuerpo...Ay... Me levanto como puedo pero se me olvida la mala postura y las molestias. Oservo la coraza terminada y todo lo demás en su sitio, pero al parecer me hice un casco con el cráneo del colaespina... A ver. Me lo pongo y me miro en el cubo de agua con los huesos. ¡Me queda perfecto!
-Jeje-río cuando veo la capa de pelo del lobo.
La cojo raudo y me la echo por encima como si fuese una capa. Llevo el kimono negro, abierto por el torso, la capa, el cráneo de rata como casco, las zapatillas de piel, el escudo y el látigo, la espada al cinto. Corro a mirarme en el espejo y... me falta algo... Salgo del cuarto hacia la tercera planta, pero el suelo parece de goma y voy con los brazos alargados para mantener el equilibrio. Llego al armario y saco una camiseta de rejilla que me pongo al momento, así como unos guantes de cuero negros que llegan hasta los codos. Y como el sol me molestará y esto es un sueño, me pongo el antifaz.
-Y ahora a explorar la ciudad, a ver cómo es en sueños.
Salgo del burdel espada y escudo en manos y cierro la puerta a mi espalda. Lo primero es la plaza de los colaespinas, de donde vienen chillidos raros...¿Qué sucederá?
-Grr.
(sigue en la plaza de los colaespinas)

Un chispazo ilumina mi mente. Recuerdo como sali del burdel a ver el gigantesco astro rojo brillando en el cielo. Recuerdo el ver a camara lenta el rayo surgir de la nada y caer sobre mi. Recuerdo el dolor...y la oscuridad.
Lentamente, empiezo a recobrar la consciencia. Noto como algo cruje y, con un chasquido, rompo la piel muerta y salgo al exterior. Lo primero que acude a mi es un dolor horrible, agobiante y demoledor, que me hace caer de rodillas y agarrarme la cabeza con las manos. En ese momento, me doy cuenta de varias cosas. La primera, de que mis dedos se han afilado, la segunda, de que en mi cabeza sobresalen dos largos cuernos, y la tercera, de que las chispas saltan sobre mi piel. El instante pasa y el dolor regresa de golpe.
Un rugido de dolor escapa de mi boca y es, ante mi asombro, acompañado de un haz de brillante luz. Me sobrepongo un poco al dolor, lo suficiente como para incorporarme y mirar a la luna roja, culpable de mi sufrimiento. Me giro hacia el burdel, y por mi mente pasan mis amigos. ¿Que les habra pasado? El pensamiento cruza por mi cabeza, pero es sustituido por una nueva dosis de dolor.
Lentamente, empiezo a caminar de regreso al burdel, con espasmos de dolor recorriendo mi cuerpo, y un nuevo poder despertando en mi interior. Sobre mi pecho descansan, brillando con mas intesidad que nunca, los trazos del tatuaje que marco mi vida y me dieron mi nuevo nombre.
Consigo entrar en el burdel, y al caer en mi falta de ropa, arranco una de las oscuras cortinas y me la pongo cubriendome el cuerpo, a modo de tunica.
Levanto la mirada y la poso en el espejo. No me reconozco. Mi reflejo me mira con unos ojos dorados, similares a los de mis pesadillas. Mi rostro me recuerda a un dragon, y mis dientes afilados reflejan el brillo de las chispas que sacuden todo mi cuerpo. Mi cabello largo cabello rubio cae alrededor de los largos cuernos que enmarcan mi frente.
El dolor me hace perder la concentracion y caigo sobre una de las butacas entre rugidos de sufrimiento.

Un agujero se abre a las puertas del burdel y las mismas lianas y raíces que habían tirado de mí quién sabe cuanto tiempo atrás, me tiran al suelo firme con poco cuidado. Estoy recubierto de una sustancia viscosa y semitransparente que hace que la ropa se me pegue incómodamente al cuerpo. <<¡Que asco!>> pienso al tiempo que me sacudo las manos. <<Espera...>> Mi corazón se acelera por un momento y alzo las manos hasta ponerlas frente mi cara. Mis manos despiden un tenue brillo verdoso. Bajo la mirada y compruebo que no es algo solo de las manos, mi cuerpo entero brilla de la misma manera. <<¡Soy como Green lantern!>> pienso chistoso, quizá para tratar de aplacar el miedo que me empieza a causar la situación.

Entonces percibo algo y alzo la cabeza, para mirar el cielo. Una enorme luna roja brilla prácticamente eclipsando al resto de estrellas que deberían verse en una noche como esta.No sé como no me he fijado antes... Sin embargo, a pesar de todo lo hermosa que resulta la escena, no puedo evitar mirar al cielo con pesar... <<Sería de agradecer un poquito de sol>> pienso mientras me levanto y me sacudo un poco, intentando sin éxito deshacerme de la savia.

Echo a andar hasta la puerta lentamente, pues estoy algo entumecido del tiempo que he pasado bajo tierra, y llamo. Al golpearla, veo que se entreabre <<¿Se han ido sin cerrar? Espero que no haya pasado nada...>>. La garganta reseca y una especie de ansiedad y ganas de beber hacen que me olvide de lo que estoy pensando y entre al interior. Instintivamente me dirijo a las termas del sótano y me inclino en el borde, para beber directamente a morro. Al acabar, me siento en una banqueta de las termas y me quedo absorto mirando al agua. <<¿Soy yo o el agua me parece más deliciosa que nunca?>>

Ultimamente estaba siempre practicando magia,encantada de que los hechizos me saliesen cada vez con más facilidad y más fuertes, encerrada en mi cuarto, sin hablar con nadie y saliendo solo para comer algo. De vez en cuando me miraba en un espejito, y contemplaba mi pelo, ahora mucho más largo que en la Tierra, y mucho más despeinado. Me peinaba un poco con las manos, pero no lo arreglaba mucho. Aún seguía preocupada por la salida de la Luna Roja. Yo no quería ser un monstruo, aunque en esta ciudad fuese normal. Para mí no lo era. Además, estaba paranoica con que me iban a hacer daño y siempre llevaba amuletos.

Salgo al balcón y veo la enorme Luna Roja en el cielo y su luz eclipsa la de las demás estrellas. Una amarga sonrisa se dibuja en mi rostro. Ya es hora de que sepa en que me voy a transformar. Después de un rato mirando la Luna, volvía a mirarme en el espejo. No he cambiado en nada, ¿es que no he estado bastante tiempo bajo el influjo de la Luna? <<Bajaré a comer algo y luego saldré otra vez a la calle>> Pero hoy quiero bajar levitando. Me apetece, y tal vez sea estúpido hacerlo. Bah. Murmuro el hechizo de levitación, y empiezo a flotar a medio metro del suelo. Empiezo a caminar por el aire como si fuese lo más normal del mundo y empiezo a bajar las escaleras. Los gritos de dolor de alguien hacen que me dirija al salón. Allí veo a alguien. Tiene cara de dragón, cuerno y una especie de chispas recorren su cuerpo. Me acerco con miedo.
-¿Estás bien?- le pregunto, aunque es obvio que no.

Encojido sobre mi mismo, intento soportar el dolor lo mejor posible, pero no puedo evitar que algun rugido escape de mi boca, acompañado del haz de luz. Oigo un ruido y me giro.
-Kaila.-Susurro. Mi voz suena como antes, aunque con un ligero matiz electrico. Por lo menos parece que ella esta bien y no se ha transformado como yo. ¿Seran los demas como ella? ¿Sere el único que ha cambiado?
El dolor aleja de mi los pensamientos y se retuerce por mi cuerpo, pero parece suavizarse un poco, lo suficiente para permitirme hablar.- Tu...¿no notas nada?-pregunto.

Unos gritos hacen que recupere la noción y deje de observar el agua como un estúpido. Me miro la piel y veo que sigue resplandeciendo... <<¿Esto qué es? ¿Qué narices pasa?>> Las preguntas que ayer no me hice, surgen hoy de pronto. En los últimos días la gente parecía extraña, preocupada por algo de la luna, pero nadie me explicó que era lo que pasaría con ella. Sin embargo... ahora creo que lo veo claro. <<Este brillo es cosa de la luna... >>. Vuelvo a centrar mi atención en los gritos y decido subir a ver qué está pasando.

Subo hasta el salón y observo la escena que hay allí horrorizado. Kaila se acerca a un ser de aspecto humano, con cara demoníaca, que no para de soltar chispas. Observo primero a Kaila, pues no parece que haya sufrido ningún cambio, y luego al monstruo, retrocediendo un paso de puro miedo. <<¿Qué es? ¿O quién es?>> Solo el hecho de ver como sufría, me provoca un sentimiento de pena hacia él. Podría ser cualquiera de mis amigos...

-¿Qué...-las palabras se me agolpan y me cuesta pensarlas en el idioma correcto-. ¿qué pasa aquí?- no soy capaz decir algo más consistente.

Por la voz, dira que el chico es Skull, aunque su vox suena algo eléctrica.
-Yo no noto nada raro.- le digo. Estoy nerviosa. Todo esto es raro.
Dirke sube, le brilla la piel con un tono verde. Cuando mira a Skull, se asusta.
-Tranquilo, es Skull...- intento tranquilizarle. Cuando pregunta que qué pasa aquí, me quedo algo cortada. Yo me he preguntado lo mismo hace poco- Es por la Luna. Dijeron que la Luna Roja nos trasformaría en mostruos. Aunque a mí no me ha cambiado.- le explico. Yo también estoy confusa, ¿por qué la luna no me ha cambiado? Es raro. Miro a Skull preocupada. Lo está pasando realmente mal.

Caigo en la cuenta de que no me habia reconocido hasta que he hablado. Me pongo en pie y aparto la cortina que me cubre el pecho, dejando a la vista el tatuaje, la prueba inconfundible de que era yo, mientras sonrio amargamente.- Pues parece que yo si he cambiado y...duele.-Digo despacio, intentando controlar el dolor.- No me toqueis.- Les advierto.- La electricidad os hara daño...
Observo a Dirke, que brilla con un resplador verde. El parece haber cambiado, aunque no tanto como yo. Mis ojos dorados recorren a Kaila, que se ve como siempre, mientras me pregunto que pasara ahora.

Skull se aparta la cortina que lleva puesta para dejar a la vista su tatuaje. También dice que no le toquemos, aunque es algo lógico, ¿quién en su sano juicio tocaría chipas a posta? Me mira con sus ojos dorados, supongo que pensando por qué no he cambiado en aspecto.
-Quédate aquí, voy a buscarte algo de ropa.- le digo. Subo arriba y entro en una de las habitaciones. Cojo un kimono que parece de su talla y se lo bajo.
-Ambiate, nos vamos a ver a los demás.- le digo, acercandome a la puerta. Dirke parece cansado, a sí que iremos sin él.

Aunque me duele todo, acepto el ir a ver a los demas. Tengo que saber que les ha pasado, si han cambiado como yo, o si por el contrario siguen como Kaila. Aunque espero que esten bien, una pequeña parte de mi se revela contra el hecho de pensar que yo soy el unico que ha cambiado. Aparto de mi ese pensamiento y cojo el kimono que me lanza. Me lo pongo, aunque no me lo cierro. Quiero dejar a la vista mi tatuaje, para recordar que sigo siendo yo.
-Cuando quieras.-Digo en un susurro.

Cuando acaba de ponerse el kimono, abro la puerta y salimos. Hago que levitemos y empiezo a andar por el aire. Siento que tengo más poder, debe ser la influencia de la luna. Skull me sigue de forma más lenta. Es normal, está teniendo terribles dolores y nunca ha andado por el aire. Al cabo de un rato andando, se divisa la figura de un torreón.
-Vamos, ya queda poco.- le animo.
En breve llegamos a las cercanias de Letargo. Paro el hechizo y andamos los escasos metros que quedan hasta el torreón.
(Continúa en Letargo)

Con el kimono y la capa de lobo manchados de sangre aún caliente que voy lamiendo por el camino, llego al burdel. Voy arrastrando un colaespina, al que le he arrancado las púas y lo he dejado un poco inconsciente. ¿Para qué? Por si me entra sed, así tengo una reserva de seguridad. No sé si es por la dieta de las hienas, pero los colaespinas saben mejor. Sonrío al pensar que ahora son mi presa, mientras las heridas de sus zarpas cicatrizan solas, sin que apenas me percate de ello. Ato la cola de la rata a mi cinturón y miro al balcón que usaba para hacer las guardias...No creo que me abran por las buenas si me ven cubierto de sangre y de polvo, así que empiezo a trepar y desde el balcón subo al tejado. Silencioso, voy hasta mi dormitorio y trepo hacia abajo, hacia mi balcón. Abro las puertas sin apenas esfuerzo y paso al interior, después salgo al pasillo y finalmente bajo al salón.
-¿Qué diantre? ¿Dirke? Hola...
Su piel tiene un brillo verdoso y parece más dura al tacto que una piel normal. Y no huele a sangre...Y si lo hace, es muy débil. Dejo el colaespina en el suelo y me quedo mirando al chico sin saber qué hacer, así que:
-¿Sa...sabes qué soy? Aunque yo no sé qué eres tú...-empiezo a decir, confuso, mientras busco el bestiario. Cuando doy con él, empiezo a ojearlo, pero prestando atención al chico.

Me sorprendo al ver a Jack en el salón, pues en ningún momento he oído un ruido ni nada que avisara de su presencia, está cambiado. Su piel es muy pálida, sus ojos... son extraños, brillan de un fuerte color rojo, y además parece... ¿Muerto? Su aspecto me causa temor, más o menos el mismo que sentí antes al ver a Skull... <<¿Por qué nos hace esto la luna?>> Me pregunta que si sé quién es, y dice que él no sabe quien soy... o al menos es lo que logro entender... <<¿Habrá perdido la memoria?>> Me acerco a él, mientras hojea el libro que tiene los dibujillos de varios monstruos, y pongo una mano sobre su hombro.
-Soy Dirke, brillante, pero Dirke. Tú eres Jack... ¿Estás bien?-me cuesta encontrar las palabras y no sé si me habré sabido explicar en condiciones...- La luna... ¿Esto es malo, sí?-le pregunto alzando la mano, que no había parado de brillar desde que me escupió la tierra. Tal vez sepa más que yo...

Con la confusión del momento he olvidado que el chico no entiende muy bien el idioma, así que suspiro, pero llevo largo rato sin respirar y solo enseño los colmillos, pero cierro la boca rápidamente, no quiero asustarle. Le miro por encima del libro y respondo, algo agotado por todo lo que está sucediendo y la noche que llevo a mis espaldas:
-Estoy bien, sí, perdón. La Luna...No lo sé, Dirke, no lo sé...-hago una pausa y temblando, sigo.-Yo soy malo, tú bueno.-le digo lentamente.

Algo cae al suelo y lo oigo al momento, miro hacia abajo y veo cómo caen más lágrimas. <<Maldita sea...>> Así que apreto el libro y subo a mi habitación prácticamente volando, desde donde trepo al tejado y me quedo tumbado boca arriba, mirando a la maldita Luna. Me odio a mí mismo...Pero no puedo desfallecer, tengo que sobrevivir...¿Para qué? No sé, al menos hasta que vea que los demás siguen vivos...¿Y luego? Seguiré siendo un peligro...Pero...puedo buscar soluciones, controlar la sed de alguna manera...Y quizá sus transformaciones no les pongan en peligro si estoy cerca...Dirke no corre peligro, por ejemplo...Pero...pero...¿Y Erika? Mientras pienso, abro la boca y examino mis colmillos con los dedos, nervioso. Ya no podré besarla y mucho menos acercarme a ella... Por mucho que me controle, acercarme tanto a alguien me volverá loco...Ruedo sobre mí mismo y le doy la espalda a la Luna y su horrible luz, mientras lloro en silencio, sobre la capa de piel...