Burdel de Dama Espasmo (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

Despierto. Bajo demasido deprisa lss escaleras, tropiezo yantes de poder hacer nada estoy tirada en el suelo. Me levanto lo mas rapido que puedo y voy a la cocina.Saludo a Martalar y a Freejey y cojo una pieza de fruta, que como con voracidad.

-¿Vais a algún lado?- pregunto entonces, poniéndome en pie para escuchar la conversación que he escuchado ligeramente para acercarme, puesto que se desarrolla más allá.
-Yo quiero. Al fin y al cabo, llevo tiempo queriendo salir.

-Vayamos primero a por los cuchillos, ¿Dónde tenias pensado cogerlos?- Me levanto de la silla y salgo de la cocina. En el salón solo veo a Martalar y Jack, entonces me percato de que Vacuum, Elliot y Cain están en la puerta. Lo más seguro era que estuvieran pensando en ir de excursión, les gustaba eso de explorar este sitio. Les saludo con la mano, aunque no creo que me vean. Me quedo sentada en un puff, últimamente estaba muy vaga:
-Bueno, entonces, ¿A donde vamos?- Pregunto a Skull que se queda de pie.

Cain se relaja con la disculpa de Jack. Tal vez había exagerado un poco...
-Pensaba ir a los Jardines de la Memoria- explica- El atlas dice que es una zona verde, y quiero ver si encuentro allí unas hierbas que necesito...- Tanto Elliot como Vacuum estaban raros. ¿Qué coño les pasaba? Pasea la mirada de uno a otro. La gente se va apuntando a la excursión.-Bueno...- Cain coge su daga- Esta vez hay que ir lo más rápido posible, sin distracciones, sin tonterías. Si vemos un bicho, corremos, no nos enfrentamos a él en plan suicida, entendido?- vuelve a pasar sus ojos dorados por los presentes.- Estais ya todos listos?- se asegura su daga y su saco de tela

Escucho a Caín y salgo disparado hacia mi cuarto, recojo escudo, espada y los guantes garras y vuelvo al salón. Asiento con la cabeza, como diciendo que estoy listo, y me acerco a la puerta, salgo y miro hacia los balcones, sonrío pero borro la sonrisa al recordar la reciente broma.
-Listo. Siempre.
Al mirar al grupo, un pensamiento me invade <<Que venga el machote ese, el que no tiene hambre tras estar entrenando, a ver cómo se las apaña al luchar hambriento contra algo hambriento de carne humana...>> Pero sacudo la cabeza, no es bueno pensar eso y no sé a qué ha venido ese pensamiento... <<Diantre...>>

-Yo por mí si- contesto.
Me fijo entonces en el comportamiento de todos, que me parece bastante extraño.
Toco la daga que aún tengo guardada entre los pliegues del kimono. Aunque un escalofrío me recorre todo el cuerpo, estoy bastante emocionada ante la perspectiva de salir del burdel al fin.
Sin embargo, las palabras de Caín resuenan en mi cabeza.
"Sin distracciones, sin tonterías". Me lo recuerdo a mí misma. Al fin y al cabo, no quiero acabar otra vez sin conocimiento.

-De acuerdo, sobre hierbas he estado leyendo yo últimamente - digo con una sonrisa - ...
Escucho atentamente sus instrucciones, juntos y si se avistan bichos a correr, nada de tonterías, de acuerdo, todo entendido, me asomo sobre su hombro, rozando la mejilla de Cain con mi pelo para ver el mapa, me señala la ruta a seguir y empiezo a andar, voy alerta, a un paso ligero, que se puede mantener un rato largo, tarareando mentalmente marcho dejando espacio a Cain, todos los del grupo se pegan mucho a el para estar seguros, como les ha dicho, pero no quiero que le falte el aire, bastante agobio le deben de causar ya ...

Continúa en el Territorio de las hienas.

-los cuchillos? Estan una sala en la que hay alabardas, latigos y otras armas.-digo haciendo memoria.-vamos.- Erika se levanta y me sigue. LLegamos a la sala de las armas y abro la puerta.- ¿Que te parece? Mira a ver si te gustan algunos.-digo señalando el estante donde se encuentran los cuchillos.

Látigos, alabardas, armas...Tenía la sensación de que sabía donde estaba esa habitación, pero no con exactitud. Me levanto del puff y echo a andar detrás de el. En la segunda planta era imposible que estuviese esa sala, solo estaban allí los dormitorios y el dojo. Sigue andando, dejando atrás el pasillo del segundo piso, llega a las escaleras que conducen a la tercera planta. Me quedo quieta, la última vez que había subido con otra persona habíamos acabado en una situación algo comprometedora. Aunque tampoco tenía que estar preocupada, aquella habitación estaba ya limpia tal y como anuncio Jack.
Me pongo en marcha de nuevo, subo las escaleras y me disculpo por haberme quedado quieta sin ninguna explicación. Me conduce a través del pasillo a una de las habitaciones que hay al fondo, al entrar me guía hasta uno de las estantes llenos de cuchillos. Aquella sala era increíble, toda llena de armas y como dijo Skull entre ellas látigos, alabardas...Examino un poco en solitario la sala, tanta arma junta me ponía los pelos de punta. Cuando termino de echarle el ojo, me acerco al estante donde está Skull, me pide que elija los cuchillos. Observo todos, al principio me parecen iguales. Miro cada uno de ellos, ninguno en especial me llamaba la atención. Pero entre todos ellos, me fijo en un par que parece diferente. Alargo la mano y los señalo:
-Me quedo con esos.

Cain respira hondo y encabeza la marcha. Repasa el mapa varias veces para asegurarse bien de por qué camino debía ir y sale del burdel, pidiendo a los que se quedan que estén pendientes de la puerta o la aseguren, no quería que nadie se colase. <<Vale, espero que no tengamos problemas...>>

(sigue en el territorio de las hienas)

Sigo a Caín, que parece ser el único que conoce el camino.
Todos forman una especie de piña alrededor de él, que da las últimas instrucciones a la gente que se queda, así que me uno a ellos.
Viendo a Caín tan predispuesto, me pregunto si todas las expediciones habrá sido él el que las haya liderado. Bueno, en ese momento, solo queda centrarme en no resultar una carga.

(Sigue en el territorio de las hienas)

Me fijo en los ellos. Son unos cuchillos de plata, como los mios, pero mas pequeños. Tienen un grabado con una luna, muy apropiado para este lugar. Los cojo y los sopeso. Son bastante ligeros, y deberia poder lanzarlos sin muchos problemas. Se los paso con una sonrisa.-creo que son perfectos para ti. ¿Quieres que vayamos al dojo a probarlos o tienes muchas ganas de ver mi increible tatuaje fosforescente?-bromeo.

Cuando todos salen, dedico una mirada al interior del Burdel y cierro la puerta, luego me apresuro a reagruparme con los demás, con el escudo en el brazo y la espada desenvainada. Voy cerca de Martalar, que es la novata, por así decirlo. Sé que el último de un grupo siempre tiene posibilidades de morir sin que el resto se dé cuenta, pero vamos bastante cerca de Caín y su Estigma. Y...al menos voy armado, así que venderé cara mi vida. Aunque una parte de mí intenta pensar en Erika y el otro chico, consigo apartar esos pensamientos y seguir al grupo <<Eres un cazador, un guerrero, haz lo posible para que todos vuelvan sanos y salvos. Necesitas al grupo para sobrevivir, en última instancia>> me digo, aunque hay una parte de esto que no llega a convencerme, pero tiene razón: el grupo debe vivir.
(sigue en el Territorio de las hienas)

Me tiende los cuchillos nada más cogerlos. No pesan nada, son muy ligeros, cosa que agradezco ya que a la hora de lanzarlos será una ventaja. Me fijo en las lunas que hay grabadas en ambos mangos, vaya, lunas...eso me recuerda a la luna que me mencionó Jack ayer, aquella de la cual los muertos le advirtieron. Esta sin embargo parecía una luna normal, pero me seguía llamando la atención.
Tenía ganas de probar los cuchillos pero eso lo podía hacer en cualquier momento:
-Voto por ver primero el tatuaje, que si no lo dejamos para la noche y entonces me voy a dormir.

-vale, pero se ve mejor en sitios oscuros.-digo recordando que solo lo he visto brillar por la noche.- La primera vez que sucedio, di un bote en la cama, y pense que me estaba pasando algo raro. Me quede quieto, pero pasaba el rato y no sucedia nada mas, asique recorri las lineas con el dedo. desde entonces solo lo he visto unas pocas veces mas, pero me sigue pareciendo raro.-explico.-¿Alguna sugerencia?-Le pregunto.

Un tatuaje que brilla en la oscuridad, muy común no era. Sólo recordaba aquellas calcamonias que había en la Tierra, unas pocas brillaban, de hecho recuerdo que alguna vez me llegue a poner alguna...Pero las calcamonias no es nada parecido con su tatuaje. Mientras que las primeras se iban en unas cuantas pasadas el suyo duraría para siempre:
-Ayer me dijiste que en tu habitación, si no hay ningún problema vamos.- Salgo de la habitación y le espero fuera, con los cuchillos en las manos.- ¿Por la noche no te molesta eso de que brille?

Salgo de la sala.-la verdad es que no. Entre las pesadillas y el entrenamiento, cuando me tiro en la cama estoy agotado.- Caminamos hacia mi habitacion. Me detengo delante de la puerta y la abro.- pasa y ponte comoda- le digo sonriendo, mientras cierro la puerta.- ¿Tu habitacion es como esta?-pregunto mientras observo mi habitacion. La elegi fundamentalmente porque en ella predominaba el color negro, mi color preferido, en las sabanas, la alfombra, las cortinas...me parecio que encajaba conmigo.