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Torreón Sendar

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Rocavarancolia Rol
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Rocavarancolia Rol
Rocavarancolia Rol

Torreón Sendar - Página 53 Empty Torreón Sendar

19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.

Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.

La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.

Recetario integral de Persilia Sukaldaria:

Grimorio para principiantes de Platero:

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LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

24/05/24, 05:57 pm
No le gustaba nada de aquello, y menos aún cuando notó a la tal Merante desviar la mirada hacia algún punto en el que no debería haber nada. Aria era demasiado confiada, y sintió que sería una pérdida de tiempo tratar de explicárselo: que se limitase a obedecer por el momento y ya vería si después sacaba tiempo para darle una charla sobre exceso de confianza.
¿No les habías perdido a todos? —interrogó nuevamente, sabiendo que había pillado a la chica en una mentira.

Tampoco pudo hacer nada más, porque pronto notó algo clavarse en su pierna. Gruñó por lo bajo, y es que era una molestia, pero podía vivir con el dolor. El problema era que aquello llevaba algún tipo de veneno, porque moverse empezaba a costar. Intentó volver al interior del torreón para cubrirse, pero las piernas no le terminaban de responder y se agarró al marco de la puerta en un vano intento de mantenerse de pie, agarrando su lanza con fuerza. No iba a llegar a matar a Merante, si es que ese era su verdadero nombre, pero no pensaba soltar el arma si no le quedaba otra.

La pierna que había recibido el impacto no tardó en fallarle del todo, seguida de la otra, y no tuvo más remedio que ver como a Aria le pasaba lo mismo a una velocidad todavía mayor desde el suelo. Hubiera sido fácil culparla, decir que iban a morir por su culpa, pero a Kalna no le gustaba el camino fácil y no iba a tomarlo ahora tampoco. Era su propia culpa, por no tratar de que entrase con más vehemencia; su propia culpa, por no subir el puente mucho antes; su propia culpa por exponerse demasiado a lo que tenía mala pinta desde el primer momento.

Y todavía quedaba lo peor.

No sabía qué había roto, pero el humo rojo y aquella risa no auguraban nada bueno. Había visto extralibenses de todo tipo y un monstruo de oscuridad lleno de ojos, pero nada le hubiera preparado para aquel ser parcialmente caprino de color rojo y unas alas destrozadas. No tuvo tiempo de pensar en los “amigos” con los que supuestamente había llevado a Merante, porque por primera vez desde que había llegado, Kalna tenía miedo. Había hecho las paces con la idea de morir, y eso la llenaba de valor en una ciudad en la que ya habían comprobado que podía ser peligrosa.

Pero no quería morir así, no tirada en el suelo sin moverse, no sin poder luchar, no estando limitada a ver como ese ser, fuera lo que fuera, acababa con ella sin darle la opción de al menos luchar. No sabía si sería capaz de hablar, o si sus pupilas se habrían dilatado por el pánico o el veneno le habría afectado a eso también, pero no tenía palabras para comprobar lo primero ni un espejo para hacer lo segundo. Ni siquiera tenía claro si seguía agarrada a la lanza o su mano paralizada la habría soltado en algún momento, solo podía mirar al ser cabrío en lo que suponía sus últimos segundos, mientras se acercaba a ella.

Sigue en el Bosque fantasma
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

12/06/24, 10:43 pm
Como un padre nervioso por el nacimiento de su primer hijo Nohlem miró arriba para evitar ver el esperpento de magia y carne que hacían para salvar a Connor. Le mantuvo firme, casi abrazando sus hombros, rezando mentalmente plegarias que habría jurado abandonadas cuando aún vivía en Bermellón, sintiéndose un fracaso cuando hasta un niño parecía tener más capacidad que él. Al menos, no escapó a pensar, a él le había tocado vivir aquello con una edad. Aniol y Damian por otro lado…  Hizo de tripas corazón. Aguantó las vistas cuando le tocó poner de su parte a la hora de vendarlo, momento en el que se sintió extrañamente ligero, como si alma y cuerpo se estuvieran desligando el uno del otro, ajenos; la herida era demasiado que soportar, y el único motivo por el que se sostenía todavía era porque no era él quien la llevaba en su piel. Eso y quizás, la vergüenza de ser un adulto. Junto a Ethan ayudó al motero a levantarse, haciendo las de muleta por el lado donde el londinense no tuviera brazo disponible, y así, en un silencio que no dudaría en romper cada poco con discretas preguntas por el bienestar de su amigo (y en el fondo por el de sí mismo), marcharon por donde los monstruos habían venido.

La luz al final del túnel solo supuso un pequeño alivio, lo que una tirita a un hueso roto, y es que entre el desesperante ritmo que tenían por los heridos y la certeza de que en algún lugar aguardaban sus depredadores, estar fuera de la madriguera se sentía visceralmente mal. De manera más inconsciente que lógica se mantuvo especialmente ajeno a Räg, evitando tenerle cerca o mirar en su dirección aún si su cabeza no ponía orden o nombre a lo sucedido. Sin camisa la sangre no había tardado en secarse, y la tirantez que había adquirido su piel por ésta hacía del viaje uno aún más incómodo y exhasperante. Quería rascarse, frotar con agua no solo la sangre sino todo lo visto, ahogar los susurros que le insistían que se alejara del lagarto, pero… Ya llegarían. Tendrían tiempo para descansar. Necesitaba aferrarse a ese pensamiento, pensamiento que por suerte se fue haciendo fuerte según reconocía los maltrechos muros familiares que se erguían cerca del torreón. El varmano no pudo evitar sonreír al vislumbrar lo que, ironícamente, era su futuro asedio. Casa. Su patética cárcel.

Y aunque sus ojos se abrieron más de la cuenta al ver una alfombra roja delante del portón, no bajó su ritmo. Aunque reconoció esa alfombra como sangre, no murió del todo su sonrisa. Es más; al ver mejor lo que había desperdigado por el suelo, Nohlem comenzó a reír. Primero fue solo un suspiro acompañado de una sonrisa inquieta. Entonces fueron dos. Tres, cuatro. Una carcajada, luego otra. No eran divertidas ni siniestras, ni muy altas pero fácilmente audibles, cada vez más rápidas pero siempre breves, formando entre todas lo que era simple y pura histeria traida por el asco. Un ataque de risa desesperado, en esa finísima línea que bien define el reír por no llorar. Negó con la cabeza, riendo más a más detalle procesaba de aquella amalgama que solo podría describir como un teratoma extirpado (buscadlo, veréis que risa), como si algo -o mejor dicho alguien tal parecía por los dientes humanos- hubiera explotado desde dentro. No podía más. Y lo que es peor, ya no podía importarle menos.

Como si tal cosa, Nohlem bordeó los restos como quien esquiva excremento de paloma en la calle y alzó los ojos llorosos a la longitud del puente levadizo. Inspiró para tragarse la risa, el temblor y las náuseas, y con toda su potencia, gritó:

¡ABRIDNOS! ¡HEMOS VUELTO!

Si estaban todos muertos pues ya se joderían. Total. Si no morían ahora podían hacerlo más tarde.
Inspiró ancho por la boca y se volvió a reír. Esta vez no hubo sonido.
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

13/06/24, 11:09 am
En cuanto tomó un poco de aire después de todo el esfuerzo que habían hecho, Rick retomó el camino de vuelta junto al grupo. Notaba el cansancio en su pierna buena y el brazo izquierdo se le estaba entumeciendo con todo el rato que llevaba apoyándose en la vara. Si avanzaba a esas alturas era por una mezcla de inercia y una pequeñísima parte de esperanza al haber salido de los subterráneos que pronto se esfumaría. Porque más que sus heridas físicas, la crueldad a la que se habían visto expuestos volvía a dolerle más aún ahora que estaban "a salvo". No quería derrumbarse en medio de la calle, a pesar de que a cada paso tuviera ganas de llorar y volver a casa, olvidando esa maldita ciudad para siempre. Pero sus fuerzas no llegaban ni para que pudiera soltar una sola lágrima.

El camino se le hizo eterno por ello. El neoyorquino avanzaba como podía con la vista al frente, intentando no tropezar por el cansancio acumulado. Alguna que otra vez miraba hacia atrás, a todos sus compañeros que tampoco es que tuvieran más ánimo que él. Era horrible verlos tan mal, se le encogía el corazón aún más con todas las heridas, aunque al menos se sentía menos solo estando juntos. Y le hacía mucha falta sentirse arropado en esos momentos, aunque fuera con esa simple y deprimente cercanía. Quería ponerse al lado de cada uno y darles el poco apoyo que podía, pero no estaba seguro de que si paraba un momento para ello pudiera seguir andando. Sería en el torreón una vez pudieran descansar.

Una sutil mueca se le dibujó en la cara cuando vio aparecer las paredes del torreón un poco más adelante, un último soplo de aire fresco para terminar el viaje. Rick apretó un poco su ritmo, pero paró en seco en cuanto se fijó en lo que había en el suelo delante de la entrada. -Oh...- salió hueco y sin emoción de su boca, no precisamente por no tener una reacción clara a aquella mancha asquerosa. Apartó la mirada unos segundos después hacia el torreón, luchando para no mirar los restos de a saber quién, aunque empezando a sentir el terror y la desesperación de lo que podía significar, ayudado también por la risa histérica de Nohlem. Daba gracias de no haber desayunado y no tener fuerzas ni para vomitar, porque notaba las arcadas del poco tiempo en el que se pudo fijar en las pocas cosas sólidas entre la sangre.

El chico casi parecía una estatua esperando a que el portón se abriera, solamente distinguible por el leve temblor de todo su cuerpo y unas palabras que, aunque su intención era gritarlas, salieron en voz demasiado baja para que lo escuchara quien siguiera dentro del refugio. -¿Abel? ¿Szczenyak...? ¿Aria...? Tawar...- iba preguntando con menos fuerzas cada vez. Deseaba que los cinco cuatro que se habían quedado en el torreón siguieran allí, que estuvieran bien, aunque una parte de él se temía que no era así. Pensaba que la pesadilla había amainado después de salir de las galerías, pero en realidad solo se estaba preparando para el segundo acto.
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

13/06/24, 01:33 pm
Airi se abrió camino con dificultad por la grieta y trató de ayudar a todos los que lo necesitasen. Por desgracia, no eran pocos los que habían sufrido daños fuertes en la caída. Su mente solo pensaba en salir de allí y alejarse del barrio quemado. No recordaba ni que volvían con las manos vacías de comida, no le importaba. No comer un día o dos era menos peligroso que quedarse allí un segundo más.

Fue capaz de mantener el agotamiento a raya durante el regreso, forzándose a dar un paso tras otro. A la luz del sol pudo ver lo gruesa que era la capa de suciedad que le cubría. Sangre, sudor y arena se juntaban creando una costra pegajosa que se adhería a su piel y su ropa. Necesitaba lavarse, quitarse todos los recordatorios de encima de lo que acababan de vivir, y examinar sus propias heridas, tirantes bajo la sangre coagulada.

El horror no había terminado. No necesitaba uno ser muy listo para entender que volver ese día con vida al refugio no significaba nada. Si acaso, era el principio. Quienes los habían atacado se habían vuelto más osados, y la muerte de Sutileza no significaba nada si había muchos otros y tan hábiles con la magia como "Karin".

El horror no había terminado, no, pero no necesitaba ver otra muestra tan pronto.
¿Q… q… qué es…? —balbuceó le sanaí cuando pudo ver los restos sanguinolentos frente a la puerta del torreón. Se aferró inmediatamente a sí misme, rezagándose un par de pasos, perdiendo el color en la cara. La risa de Nohlem comenzó a clavarse en sus tímpanos. No lo comprendía. Poco a poco se volvió tan disonante como un chirrido y sus oídos se negaron a aceptar más, cerrándose por instinto.

Las llamadas al interior comenzaron mientras Airi se aislaba de todo su entorno, con la cabeza oculta tras sus manos. No tardaron en ver la silueta de Szczenyak en una de las troneras de arriba, mirándolos fijamente durante más tiempo del normal antes de bajar corriendo a mover el puente. Tras entrar todos, se subió de inmediato. Cuando el zawodny se unió a ellos parecía visiblemente alterado.
—¡Yo TAMPOCO sé qué ha pasado, cuando me desperté eso ya estaba ahí y…!
Szczenyak se detuvo cuando les vio mejor. La ausencia de cestas era lo de menos, ahora que los veía de cerca los encontró aún más deplorables de lo que ya había percibido desde la distancia.

La avalancha de preguntas y preocupación no tardó en llegar. Solo cuando pudo comprobar que todos estaban enteros, el vittya continuaría explicando lo que había ocurrido en el torreón. Les diría que había oído medio dormido cómo se bajaba el puente y había asumido que estaban de vuelta, pero al despertarse había descubierto que no era el caso.
—Abel se ha encerrado en su cuarto y no me responde, pero sé que está ahí, ¡le oigo! Y Aria no aparece por ningún otro jodido sitio —explicaría hecho un manojo de nervios. Tampoco podrían sacar nada de Tawar, que se había hecho una bolita en el fondo de un baúl cuando se marcharon y no se había enterado de nada.
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

14/06/24, 10:56 pm
La pregunta de Airi le hizo detenerse, empezando a procesar que algo pasaba por su voz quebrada. Pero desde luego lo que le hizo salir de su ensimismamiento fue la risa de Nohlem. Una risa carente de alegría, alivio o cualquier sentimiento fácil de reconocer para él. Durante varios segundos, solo observó a través del filtro de ruido rojo al varmano, con una creciente sensación de inquietud. No fue consciente de cuándo se había acercado al granta.

¿Estás… bie… n?
La pregunta que tampoco recordaría haber tartamudeado en un tono de voz progresivamente más estrangulado si le preguntasen más tarde, murió por completo en un gesto sobresaltado que casi le hace perder el equilibro.

Desde luego, el que ya estaba perdido (y cada vez se amontonaban más y más pesadas piedras en el mismo lado) era el mental. Eso era lo que le estaba pasando también a Nohlem, sí. Era lógico. Lo que el grupo se había detenido para contemplar… aquel rojo no pertenecía todo a su visión manchada. Había un charco de sangre seca que no estaba allí esa mañana. Pero eso ni siquiera era lo peor.

No sabía qué eran –exactamente- aquellos… restos… y no quería saberlo. Si no tuvo que reprimir un acceso de vómito fue porque su mente trabajaba muy lento, demasiado rota como para asimilar nada en su totalidad. El grito de Nohlem pidiendo que abriesen le hizo apartar la mirada de lo que fuera aquello y permaneció igual de rígido que Rick, esperando. Un runrún en el fondo de su cabeza le intentaba decir algo, pero ya no sabía el qué. Los niños, la cosa del suelo…

Se sintió aliviado al ver aparecer a Szczenyak. ¿Por qué se sentía tan aliviado? No debería, ¿o sí? ¿Por qué se hacía aquella pregunta? ¿Por qué la historia del vittya era tan disonante y por qué decía que no sabía dónde estaba Aria? Rägjynn no lo entendía.

No podía entender.

No quería entender.

D… deberíamos entrar —fue lo único capaz de articular.
Deberíamos ponernos a salvo. Deberíamos hablar con Abel. Deberíamos asegurarnos… Nada de eso saldría de su garganta. Solo seguiría a la primera persona que echase a andar al interior del torreón y seguiría esperando una vez dentro. No sabía a qué.

No quería saberlo.
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

17/06/24, 06:57 pm
Aniol apenas conservaba fuerzas. Un hechizo para invocar llamas. Dos de corte a los que les había otorgado una fuerza considerable. Otro hechizo de limpieza para encargarse de las vendas que envolvían a Connor. Y de nuevo, otro fuego para salir de los subterráneos. Todo no solo en el mismo día, si no con poco margen de tiempo entre conjuro y sortilegio. Lo cierto es que aquel ritmo frenético resultaba agotador hasta para alguien como él. Cada paso se le antojaba como un suplicio, cada vez que doblaban una esquina ésta presentaba un pasillo angosto e interminable más propio de las pesadillas que del mundo real.

Estaba agotado y taciturno sí, pero aún siendo un niño permanecía completamente consciente de las cosas que le rodeaban. Por eso sintió algo terriblemente mal en la risa histérica de Nohlem. El churumbel casi cerró los ojos al bordear aquella cosa que definitivamente nada tenía que ver con una sandía reventada. Siguió a los demás conteniendo las arcadas y percibiendo la voz del granta reverberando en su estómago vacío.

Cuando el puente les recibió ya era tarde para que el polaco pudiera esgrimir algunas palabras. Se alegró de ver a Colmillo vivito y coleando pero ni lágrimas de emoción le quedaban. Tan solo se dejó caer en el sillón más cercano con la finalidad de hundirse en su interior lo suficiente como para que los mayores hablaran de las cosas de mayores que en absoluto le incumbían.

¿O sí?

Su rostro enmarcó una expresión de duda al contemplar el umbral de la puerta del Torreón Sendar. Hacía dos meses que había llegado en su pompa de arcoiris particular. Se preguntaba si su madre continuaría reconociéndole ahora tras tantas capas de suciedad y sangre.

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

18/06/24, 04:35 pm
Inspira..... Expira..... Inspira..... Expira.....

Sepultado bajo tierra, lleno de escombros, arena y sangre seca Ethan contaba números imaginarios en su cabeza. Unos temblorosos cuando debía tomar aire por la nariz y mantenerlos a pesar de que las vistas fueran tan desagradables, otros irregulares cuando el escaso aliento recuperado se escapaba en un suspiro entrecortado. Las lágrimas habían limpiado parte de sus mejillas en un sendero desigual, marcando que tras toda la suciedad aún quedaba cierta blancura. Ya no sabía porque estaba llorando, si era de alivio, de miedo, de desesperación o de pura preocupación. Quizá lloraba por todos, quizá no lo hacía por nadie más que él y su continua desgracia.

Inspira... Exhala... Inspira... Exhala... Inspira...

Los números siguieron como un intento apoteosico de no venirse abajo. Sus pulmones ardían y la boca le sabia a una mezcla de hierro y sal, asquerosa a partes iguales. Paso tras paso estaban empezando a dejar atrás la puñetera cueva y era en esa extraña calma tratando de ayudar al canadiense a caminar que el dolor regresó a él como una deuda pendiente. Seguía tenso pero sin una adrenalina que pudiera sosegar su aspecto raido solo quedaban las punzadas de unos moratones cada vez más coloridos decorando su abdomen, el picor de unos cortes mal curados por una costra gangrenada y los escalofríos cada vez más evidentes que le estaba regresando un hombro salido. Un cosquilleo fantasma que le recorría un brazo adormecido y que junto a su tobillo le dejaban como un medio ser inútil. La cojera evidente no ayudaba al puto desastre que estaba hecho y a diferencia de Rick quien con una pierna menos conseguía milagrosamente mantener el ritmo él pronto se vio superado por su condición. Su única lucha se mantuvo en seguir siendo útil como muleta provisional para Connor, agradeciendo en silencio que la lentitud de su compañero no le dejará condenado a ser el final de la cola. Al menos los dos junto al felino podían cerrar la difunta marcha, un acompañamiento que agradecía profundamente aún incapaz de dirigirle ninguna palabra a sus amigos.

Inspira... Inspira.... Exhala... Inspira... Inspira.. Exhala...

Los gritos que les acogieron esta vez fueron como miel para sus oídos pues en su agonía se encontraba la salvación para ellos. Estaban fuera, y ahora hasta las cenizas del lugar eran como una buena hoguera reconfortante. Los rayos grisaseos del sol le sacaron una leve sonrisa que fue a morir tras las punzadas de dolor que seguía soportando. La familiaridad del lugar era reconfortante pues al menos en el peligro que suponían eran conocidas, casi tanto como la silueta sinuosa del que era su hogar. Piedra sobre piedra Sendar se levantaba en el horizonte saludandolos tan derruido como estaban ellos. Desconocía que significaba ese nombre ni si era mejor que el número colocado sobre las vacas antes de mandarlas al matadero, pero de alguna manera se sentía como suyo y en aquel horroroso sitio poco era lo que les quedaba. Así que fuera lo que fuera decidió asentir y quedarse con ese sello, abrazarlo tanto como abrazaba ambos lados de su nacionalidad. Trataba de darse alguna identidad en aquel sitio pues a esas alturas se sentía tan inglés como japonés, una mancha difusa en su carne al que ahora añadía otra más: Cosechado de Sendar.

Inspira...inspira...inspira....inspira...

Antes de verlo escuchó la risa cansada de Nohlem, el balbuceo de Rag y la pregunta de Airi. La intriga se convirtió en un temor cumplido cuando sus compañeros avanzaron por el puente y lo que quedó ante sus ojos fue los restos irreconocibles de quien una vez había sido alguien. Su garganta se cerró de lleno ante el impulso que le dedicó su estómago, advirtiendo de que no sería el primero si mantenía la mirada sobre aquella masa asquerosa. Ethan respiro una vez más, apenas unos segundos revueltos antes de avanzar junto al resto, solo que cuando llego junto a aquella "cosa" no pudo seguir avanzando.

No sabía quien era, pero ya poco importaba. No quería verlo mañana y las ganas de hacer un funeral quedaban tan lejanas como las ingenuas ilusiones de salir todos juntos de aquella ciudad monstruosa. ¿Que más daba rendir culto, piedad o detalles a unos difuntos cuando no habían sido más que jóvenes sufriendo una desdicha? Su zapatilla dio contra el musculo y el hueso pero esta vez lejos de avanzar se deslizó por el suelo. Fue un acto silencioso que se volvió horrorosamente ruidoso en su interior, pues al poco de desplazar aquella cosa por la fría piedra acabó cayendo al foso con la nula gracia que tenía desde un principio. Ethan trato hacer oídos sordos al golpeteo que se produjo y sin lograr limpiar ni bien, ni mucho la escena continuo hacia dentro.

El cansancio en ese ambiente seguro se dio el lujo de arrollarlo desde atrás y tan pronto localizó el sofá se dejó resbalar en el mismo con un ligero suspiro que dejaba escapar sus últimas fuerzas. Saber que Colmillo estaba vivo era un alivio tan gris en la apatía que sumia el ambiente que decidió quedarse ahí, medio tumbado, tratando de ser indiferente a lo destrozado que se veía desde esa perspectiva.

Fue entonces por casualidad o capricho que un pinchazo diferente al resto le permitió encontrar unos bolsillos en su túnica que antes no había visto. Metió la mano en uno sin ver nada y cuando lo hizo en el segundo (del que provenía el dolor) se dio con apenas un minusculo rectángulo hecho de un extraño cristal color ámbar. La lógica habría sido avisar al resto pero no tenía energía ni para levantar la voz ni para preguntar al respecto, así que en vez de ello centró su escasa atención en el pequeño objeto, ilusionado por haber encontrado algo con lo que distraerse.

Le dio un par de vueltas cercano a sus ojos, dejando que la luz proyectada de Aniol llenará la gema de pequeños brillos dorados. Entre las tonalidades anaranjadas y ocres notaba esculpidos sobre la superficie el relieve de un idioma que desconocía, pequeñas runas llamativas que desdibujaban el interior del cristal. Curioso como estaba siguió su escrutinio, nada más allá de lo superficial y fue al volverlo a girar sobre una de sus caras que noto bajo sus dedos un sutil relieve que no logro captar como escritura. Ingenuo, desganado y obtuso en pensamientos lo presionó con suavidad esperando que no fuera más que un pequeño arañazo en la superficie. Lejos de eso, su yema se hundió ligeramente en armonia con un sutil clack que la baratija le dedico en la intimidad de sus actos.

Eso no era un golpe, era un botón y él acababa de pulsarlo como buen idiota que era.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

18/06/24, 05:42 pm
Alrededor de Ethan aparecería de pronto una especie de película que podía parecerse a lo que quizás había visto alrededor de Sutileza antes de que se rompiesen sus defensas ancladas. Él o cualquiera que se hubiese fijado en algún momento en aquel detalle del ya difunto roquense.

El circuito rúnico que acababa de activar contenía una protección doble consistente en un Campo de Fuerza y un Escudo Mágico. Al igual que el colgante, debía recargarse para poder volver a utilizarlo, y aunque tendrían que descubrirlo en base a prueba y error, la potencia de las protecciones que proveía dependían de la capacidad mágica de quién lo hiciese. Debido a que se trataba de un circuito rúnico diseñado por un transformado, podría llegar a proporcionarles un efecto superior al que conseguirían si supiesen realizar aquellos hechizos. En ese momento lo estaba haciendo, de hecho.
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

18/06/24, 06:24 pm
El ya aun más empequeñecido italiano, sin pensarlo mucho, cedió a Ethan lo que le pertenecía de tela y se dio la vuelta, mirando a una pared cualquiera por no ver más. No quería ver más sangre, mas heridas ni más gente hecha mierda por un rato, aunque fuesen unos segundos que se reservó para amueblar ese terrible desorden que era su cabeza, asimilando todo lo que vino. Traición, dolor, miedo, rabia, impotencia, tantas cosas importantes y desparramadas en el suelo de sus pensamientos, donde sus estantes eran cada vez más inestables.

Tenía la boca seca, agrietada, mientras seguía al resto a pasos apurados y teniendo en cuenta cuan rápidos podían ir con tanto herido. Aniol cedió la luz y Damian lo seguía como una polilla llevada por impulsos instintivos, no quería ni pensar con su cerebro ya bloqueado y frito. Tan solo quería volver a su castillito al menos, sentirse arropado entre paredes familiares y sabanas cariñosas. Su pelo estaba hecho un desastre que intentó echar hacia atrás una y otra vez, teniendo mucho polvo encima tanto en su cuerpo como en la ropa. Su frente presentaba restos de haber sudado a mares de tanta tensión acumulada y le dolía la cabeza con tantos golpes y ruido, joder incluso se notaba fatigoso y con la boca hecha una pasta.

Ver la luz, aunque lo hubiese deseado con anterioridad, su ánimo no lo acompañó esa vez teniendo encima una indiferencia sombría. No quería luz, quería su hogar, su casa, quería seguridad, no estar en mitad de un páramo. Miraba a todos lados, preocupado de más bichos o mas hijos de puta.

Ver el torreón ya de lejos le hizo humedecer sus ojos, una congoja desesperada le estaba invadiendo la garganta en un gigantesco nudo acumulado por la ansiedad. Ya podía volver, lo tenía delante.

Y de pronto, una risa le llenó los tímpanos. Damian entrecerró los ojos, eso le llegó a asustar un poco pero aunque ya estuviesen en casa…

¿Qué era eso? ¿Que era esa especie de cosa roja desagradable a la vista, tan brillantemente carmesí, tan adornada de… algo? Había más de ese líquido rojo, mucho. Damian no pudo ver más, no quería ver más cosas malas y eso parecía algo malo, siguiendo a los que bordeaban eso. ¿Por qué había tanto color rojo?

Dentro, al fin dentro. Se fue directo a una silla, dejando caer sus posaderas en ella y dejar que se derrita su cuerpo, soltando un suspiro de alivio. Apoyó sus brazos en la mesa y, luego, su cara, aliviado de escuchar al animal a dos patas. De la que se había librado, de la que se habían librado todos ellos por estar vigilando el castillo.

Por azares, Damian tenía la cabeza tumbada en dirección al sofá donde Ethan yacía descansando aún con túnica puesta. No pudo ver bien lo que tenía en sus manos pero de golpe, algo brillante empezó a aparecer a su alrededor y Damian se incorporó de un respingo, muy en guardia por lo que estaba viendo.

¿E-Ethan? ¿Qué coño es eso? ¿Q-qué cojones? —preguntó asustado, llevando la mirada al resto. Habían más cosas malas y no sabía qué hacer, no quería más sustos.
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

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19/06/24, 11:32 am
Ese segundo acto empezaba bastante mal, aunque con una pizca ínfima de alivio a su vez. El terror de todos con la mancha que tenían delante era algo obvio, pero poco después les recibió una cara familiar. Al principio Rick solo percibió movimiento en una de la ventanas, pero la fatiga le estaba empezando a hacer efecto y no fue hasta que el puente empezó a bajar que entendió que alguien los había escuchado llegar. -Sí...- fue lo único que contestó a Räg con un levísimo asentimiento, sin quitar la mirada de la entrada ahora abierta al torreón. El neoyorquino no tardó en avanzar trastabillando al interior, pasando a un lado de la sangre intentando ni mirarla ni rozarla sin querer.

Después de todo el caos estaban por fin de vuelta, pero el chico no podía dejar de pensar en lo pesado que se sentía el techo sobre sus cabezas, en lo vacío que estaba aún cuando en teoría estar de nuevo allí era una salvación. Se acercó a una de las sillas y se sentó al instante, mirando hacia el grupo y dejando la vara a un lado. Fue entonces cuando toda la adrenalina y las fuerzas que le habían permitido caminar hasta el refugio se esfumaron, el cansancio se iba a cobrar el esfuerzo con muchos intereses. Rick se inclinó hacia delante con la mirada clavada en el suelo, sintiendo cada una de las magulladuras que llevaba y faltándole un poco el aire. Se forzó a incorporarse en cuanto Szczenyak subió a recibirles, pero ahora mismo lo único que quería era descansar, tal vez dormir y no despertarse hasta que las pesadillas hubieran terminado.

El vittya tampoco tenía claro que había pasado a las puertas del torreón, lo cual volvía aún más preocupante el "regalo" y lo que contó a continuación. El neoyorquino ayudaría a poner al corriente a su compañero de lo que ocurrido en el barrio quemado y los subterráneos, pero desde luego no podría ser quien llevara la voz principal. Todos los acontecimientos y el cansancio lo estaban llevando un mutismo en el que se resistía a caer, pero que cada vez era más complicado de evitar. No tenía ni idea de por qué habrían abierto la puerta, pero temía los resultados de aquello. La parte más pesimista de su cabeza estaba empezando a hacer conexiones de quién era lo que había fuera, pero no quería pensar en ello. No ahora. -¿Y Tawar? ¿Dónde está?- preguntó sin ánimo en la voz aunque su preocupación interna fuera real. Necesitaba algo para no terminar de caer en la desesperación, aún si la explicación no fuera a ser agradable. Se incorporó en el sitio un poco más, mirando hacia la puerta de la habitación del español y lo llamó con la voz rota: -¿Abel? Por favor, Abel...- Dudaba que fuera a salir, pero necesitaban saber qué había pasado en su ausencia. A esas alturas empezaba a preguntarse si existía algún lugar en la ciudad que fuera seguro de verdad.

Las dudas sin embargo tendrían que quedar para luego. En cuanto escuchó a Damian miró tensó hacia el británico, preparado para levantarse en caso de peligro aunque la falta de fuerzas probablemente lo mandara al suelo. -¿Pero qué...?- preguntó con los ojos como platos, todavía algo temeroso de lo que fuera la capa brillante que rodeaba a su compañero. Su cabeza tardó unos instantes en encontrar el parecido con algo muy reciente. Ahora que tenía más tiempo para pensar en el enfrentamiento contra Sutileza, recordaba que el pájaro había tenido un brillo similar a su alrededor. ¿No había dicho que tenía defensas o algo así? También se fijó en que Ethan llevaba algo en la mano, aunque no pudo concretar bien el qué, pero fue suficiente para tener una ligera idea de lo que estaba pasando. -Espera... ¿Había otro colgante?- preguntó sorprendido intentando buscarle una explicación. Desde luego no lo había visto cuando encontraron el otro, pero sin duda aquello tenía que ser magia.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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19/06/24, 11:58 pm
Y una vez en el interior… ¿qué? Vio pasar a Aniol y Damian. A Ethan, a Rick… Este último preguntó a Szczenyak por Tawar, y fue vagamente consciente de como el zawodny le respondía que había estado durmiendo con él en el cuarto. Le repobladore también estaba bien. Menos mal.

¿Menos mal por qué? ¿Qué era lo que tenían que temer, qué…? ¿Abel? Sí, Abel también estaba bien, eso había dicho el cánido hacía escasos momentos. Pero los intentos del neoyorquino por hablar con él no parecían estar dando sus frutos.

Desde el interior del cuarto les llegaría finalmente la voz de Abel después de que RIck insistiese.
—¡No voy a abrir esta puerta! ¿Cómo sé que sois vosotros en realidad y no se trata de un engaño? No voy a arriesgarme a morir...
Había firmeza y a la vez un deje quebrado en su tono. Estaba claro, además, que no se encontraba precisamente al lado de la puerta (evidenciado también por la ausencia del sonido de pasos) y había alzado la voz lo justo para hacerse oír.


El mjörní escuchó la apagada voz a través de la puerta de aquel cuarto que el humano de largos cabellos casi nunca abandonaba. ¿Cómo que no podía saber…? No, claro, en realidad era lógico. A lo mejor Abel tampoco quería entenderlo. Desde luego, Rägjynn no estaba en condiciones de intentar pedir ninguna explicación a nadie. Ni de aceptar que seguía sin querer entender lo que había ocurrido en su ausencia. Debería querer. Entender era una parte importante de estar vivo y de darle contexto a lo que te rodeaba. Pero, en aquellos momentos, el escamas moradas estaba rechazando el conocimiento que normalmente buscaba. Nunca en su vida en el Templo se hubiera imaginado que pudiera encontrarse en una situación remotamente parecida.

¿Qué era lo que acaban de decir Damian y Rick? Una distracción. La tomó casi sin ser consciente de que lo hacía. Se fijó en Ethan, pues es hacia donde miraban ellos.
Son hechizos de protección —dijo en el tono más alto que había empleado en varias horas, si se excluían los gritos que…

También había constatado un simple hecho. Encontró algo familiar en medio de una situación que no quería, no podía comprender. Ni siquiera estaba llamando tanto su atención como lo hubiera hecho si aquel fuese un día más. Sin duda, si fuese así, estaría acercándose al mestizo y haciéndole demasiadas preguntas al mismo tiempo. Recordaría que también habían mencionado un talismán que curaba heridas y también preguntaría sobre eso. Pero no estaba haciendo nada de aquello.  

De pronto estaba en el patio. Sus pies le habían llevado hasta allí porque fue semiconsciente de las manchas de sangre en las distintas partes de su cuerpo. No sabía cómo iba a llenar un cubo de agua con un solo brazo, pero tenía que lavarse. Sí, eso era lo que debía hacer. <<Aunque no vaya a limpiar la maldición>>.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

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20/06/24, 08:47 pm
¿Visualizáis el gif de Pedro Pascal riendo y llorando? Eso me ahorra todo un párrafo de descripción sobre el progresivo estado de Nohlem. La pregunta de Räg pasó desapercibida entre una carcajada y otra, y menos mal, pues en aquel estado no mediría su uso del sarcasmo. Claro que sí, estaba de puta madre. A fin de cuentas, ¡que suerte la suya, no tenía una sola herida grave! Nada más había sido un muy consciente espectador de los horrores de los demás, le habían intentado matar dos veces en un mismo día, se había enfrentado a un jaboso con la ayuda de un mafioso y un crío y ahora tenía delante un muy literal pastel de carne. Estaba de puta madre.

Entró sin esperar a que el puente hubiera terminado de crujir contra el suelo, impaciente. Desde el marco aguardó al resto, vigilante con una mueca entre la risa y el llanto a cualquier otra figura que pudiera aparecer detrás, pero sobre todo atento de aquella gelatina brillante con pelos y dientes que Ethan acababa de barrer fuera con un pie. “Que asco”, pensó, y en seguida por histeria volvió a cacarear. Una parte remota de su más curioso morbo se preguntó si aún quedarían ojos en alguna parte de esa papilla. Casi quería acercarse a mirar. Casi.

La bienvenida y preguntas de Eschechenia le quitaron la risa, dejándole con una sonrisa congelada de quinientas circunstancias. El varmano no dejó ni su arco ni su daga ni su patético carcaj, se quedó de pie apoyado en el borde de una mesa como un muñeco hueco, pues si se sentaba quizás terminara de desmayarse, escuchando sin decir nada. En el mismo instante en el que el lobo lo mencionó pensó con fría claridad que si Aria no aparecía por ningún lado es porque era la masa de fuera. Al menos había quedado irreconocible, e irónicamente eso hacía su ida menos humana, menos instantánea y jodida de procesar. No habría rito ni funeral. Después de tanto machaque no tenía ánimo para preguntarse qué diablos le había pasado, ni el cariño suficiente para querer intentarlo. Mejor si no se enteraba, si no lo pensaba. “Esa cosa era Aria”, y ahí se quedó.

Por supuesto, no le apeteció pronunciarlo en alto. Soltó una última carcajada cansada, fusionada entre quejido y suspiro como quien rie algo que no le hace gracia, mas su “sonrisa” se ensanchó con sorna cuando Abel se dignó a participar. Su labio levantado mostraba la unión entre encía y colmillo, expresando un visible desdén que además no estaba nada impresionado. Abel era y sería el mismo cobarde de siempre, el penoso rarito encerrado, el bueno para nada que solo salía de su cuarto para gastar comida, su situación no cambiaba. Y lo peor de todo es que Nohlem no podía juzgarlo.

Bien que hace —pronunció sin gana, y para su propia sorpresa, con total honestidad.

Sus ojos perdidos en la nada solo ganaron focus cuando un brillo nació del cuerpo de Ethan. No es que la magia le hiciera ilusión en ese instante, pero- es verdad que habían mencionado un cacharro mágico (colgante, tal como acababa de especificar Rick) que los había curado. Se despegó lo justo de la mesa para asomarse, esperanzado por ver su brazo en posición natural… para decepcionarse de que no fuera el caso. Sus orejas cayeron a plomo cuando Räg explicó que era un hechizo de protección.

Ojalá hubieran tenido eso antes.

De alguna forma esa idea fue la ramita que terminó de reventar la presa. Su ánimo, shock y risas desquiciadas quedaron sepultados en efímera y frustrante esperanza, pues aunque eran buenas noticias de ahora en adelante, para el caso llegaban ridículamente tarde. Sintió crecer sus ganas de llorar, pero como una radio desintonizada no llegaba a dar con la tecla para terminar de hacerlo. Había acumulado demasiada mierda y estaba atorado. Quizás si bebía agua llenase el dolor de su estómago, abriría su garganta y desatascaría sus lágrimas... Uno podía pensar que ya había llorado suficiente, pero era más frustrante el querer y no poder que la repetición de sus penas. Además… tenían que limpiar a Connor. Se fue en silencio al patio, sin mirar a Räg a la cara cuando se colocó cerca del pozo, maldiciendo para sus adentros su oportunismo. Sin luces a caer en que el reptil tendría problemas por sí solo para recoger el cubo estando como estaba, Nohlem se adelantó tras unos segundos de inquietud y lo hizo sin preguntar, subiendo el agua en silencio sin darse cuenta de que, casualmente, estaba ayudando.

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♪♫♬:
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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21/06/24, 10:56 am
Los ojos melosos del niño se dejaron arrastrar por la amplitud del salón con parsimonia. No estaba seguro del todo de entender la magnitud de lo ocurrido pero aún así podía ver los estragos en el grupo, e incluso en sí mismo. Los muslos de las piernas ya no le temblaban al estar apoyados en el sofá pero los músculos asociados se sentían tan pesados que dudaba poder subir las escaleras de dos en dos si se lo proponía.

Y además se encontraba terriblemente agotado. Era una especie de cansancio diferente al físico o al mental, como si proviniera de dentro, de todas partes y a la vez de ninguna, hasta acabar en la punta de los dedos donde sentía el cosquilleo familiar de la magia.

Era una fatiga aguda de brillitos y bibidi babidi bú. Pero fatiga al fin y al cabo.

Nada de aquello era tan abrumador como enfrentarse al hecho de que habían sido atacados. O de convivir con el ambiente tan asfixiante que los hacinaba en el torreón. Casi no podía pensar sin estremecerse por el estado de sus compañeros. Tanta sangre en Räg... la expresión cambiante y desquiciada de Nohlem... la insistencia de Rick al llamar a la puerta con un Abel que no parecía fiarse de ellos...

De repente los percibió como a unos extraños y la sensación fue demoledora. Connor, Nohlem, Airi, Damian, Ethan y todos los demás conformaban su tribu, pero no su verdadero hogar. Nueve o diez semanas atrás habrían sido completos desconocidos si se los hubiera cruzado de la mano de su padre en el mercado de su ciudad.

Sin embargo... el peligro y la soledad forjaba lazos invisibles más allá de toda lógica. Y lo cierto es que por mucho que tuviera diez años se sentía menos niño que ayer, y mucho más crío que mañana. Era una princesa sin corona que contemplaba como los cimientos de su reino temblaban cual figura hecha con palillos ante un sismo de desgracias.

Todo era tan frágil que las náuseas le sobrevenían sin gracia alguna.

En algún momento Aniol desapareció en dirección a las plantas superiores en busca de Anastasia y de un sueño reparador. El cristalito que descubrió Ethan le arrancó una sonrisa triste una vez comprobaron que se trataba de alguna especie de conjuro. No funcionaba tan guay como el de color verde que pudo reparar el brazo roto del italiano pero...

Puede que fuera lo único mágico de verdad que había sucedido en todo el día.

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Tak
Tak
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
Kin: demonio raigaurum irrense.
Ayne: anima sinhadre.
Eara: sinhadre sin esencia.
Nime: demonio mineral libense.
Iemai: cercana, fallecida.
Airi: sanaí.


Unidades mágicas : 8/8

Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.


Armas :
Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
Kin: alfanje y guan dao.
Ayne: sable.
Eara: ballesta de repetición.
Nime: dagas.
Airi: vara y arco.


Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧

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21/06/24, 01:01 pm
El cierre del puente a su espalda solo le proporcionó una sensación volátil de seguridad. Frágil, efímera. Solo era un trozo de madera sobre un foso. No sabía si le podían afectar aquellas pequeñas explosiones que habían terminado de derruir la casa del barrio quemado, o si sus enemigos tenían más ases en la manga. El recorrido de sus pensamientos no le permitía valorar el hecho de haber vuelto todos vivos a su refugio, aunque dadas las circunstancias era algo a celebrar.

Las palabras de Szczenyak no fueron de ayuda. Definitivamente había pasado algo en su ausencia. Y luego estaban los restos de la entrada. No podía ser que aquel día todavía no fuese a acabarse.

Airi se quedó de pie en medio del salón, sin saber muy bien qué hacer, por dónde empezar. Quería lavarse, quería descansar. Quería saber, quería ignorar. Quería pensar que la voz de Abel no escondía algo terrible, pero era la realidad. El puente se había bajado y Aria no estaba. No podía sentarse a descansar sin saber.

Antes de que pudiese hacerle una nueva pregunta a Abel ocurrió otro milagro en el salón. La pregunta de Damian fue la que le hizo girarse hacia Ethan y ver la barrera familiar que le rodeaba. Por un momento se temió algo terrible, pero Räg no tardó en tranquilizarlos. Aún no sabía la historia completa de cómo se había curado el brazo de Damian, pero en aquel momento no le quedó más remedio que conformarse con los retazos de información que había recibido y asumir que recibiría una explicación más adelante. Aunque siempre tenía avidez de conocimiento mágico, no sintió que fuese el momento de hacer preguntas al respecto, aunque sí se preguntó si los hechizos atrapados en cosas, como los de “Karin” o ese podían usarse más de una vez.

El cansancio era generalizado, así que conteniendo un suspiro se acercó a la puerta de Abel para intentar ayudar, ya que podía. Le dirigió una mirada agotada de comprensión a Rick al pasar a su lado. Era normal intentar que les explicase algo; no podía irse a dormir con esa incertidumbre.
Abel, casi nos matan ahí fuera mientras tú estabas aquí escondido. Está bien si no quieres abrir la puerta pero al menos dinos qué ha pasado. ¿Dónde está Aria?
Su tono rezumaba cansancio, enfado, tristeza, y el deje de desesperación de quien sabe que va a oír malas noticias. No podía más.

—¿A… A… Aria? —dijo Abel desde dentro, trabándose con torpeza, como si aquel nombre se le atravesase en la garganta al pronunciarlo. Siguió un silencio largo, tal vez uno en el que sopesaba cuidadosamente las circunstancias, como que Szczenyak seguía vivo entre los recién llegados—. No la busquéis. Esa estúpida. No la busquéis. Le abrió la puerta a una desconocida porque pensó que estaba perdida como ella. ¡Le dije que no! ¡Pero no me escuchó! —Su voz oscilaba entre el horror y el enfado a medida que el chico se esforzaba en hilar una explicación coherente—. Pero no estaba sola, había… un monstruo con ella. Cuando la mataron bajé el p… puente —mintió, y su voz se quebró entonces, volviéndose aguda de histerismo—. ¡¿Q… q… qué otra cosa iba a hacer?! ¡No es culpa mía! ¡Dejadme en paz!
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

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22/06/24, 11:02 pm
Tendría que haberse quedado a escuchar a Abel, tendría que haber revisado una última vez como estaban los niños, tendría que haber limpiado las heridas de Connor o preguntado al resto como estaban. Tendría que haber hecho tantas cosas que como lluvia que se lleva los males no hizó ninguna. Había algún engranaje en su interior que estaba fallando, un ligero traqueteo que había empezado suave y que ahora estaba reverberando como un mal presagio en el hueco de su pecho. Quería engañarse y pensar que aquel Ethan dejado que abandonaba la compañía del resto sin despedirse no era más que uno sufriendo un contexto muy situacional, pero nada más lejos que la realidad. Ese era él, la persona que creía haber dejado atrás en Londres y que ahora regresaba para recordarle lo absurdo que estaba siendo su nuevo papel.

El desgaste de aquel día iba más allá de las heridas físicas o el hombro mellado. Todo era inútil, sus intentos eran inutiles, su ayuda era inútil, sus esperanzas y buena fe también lo eran. Daba igual los cuentos que les narrase a sus peques si al final del día tenía que acostarlos llenos de sangre seca, o cuanto quisiera preocuparse por sus amigos si varios de ellos podría haberse ido en menos de un suspiro. No tenía fuerza, no tenía magia y no tenía inteligencia. Su única dote era permanecer lo suficientemente frío como para poder ver como el resto iba cayendo en desgracia. Lo aborrecia, se aborrecia.

La cama le recibió con la poca elegancia con la que él decidió acostarse. Estaba entumecido de tanto dolor pues los focos eran tan diversos que su mente no podía simplemente decantarse por uno en concreto. Respirar costaba, y el mero roce con la sabana le arrancaba quejidos mientras trataba de buscar una posición cómoda. El blanco se mancho de un granate seco, de arena y de tierra pero a esas alturas de la noche no había elegancia ni más comodidad que la de cerrar los ojos para deleitarse con la más absoluta negrura.

Se durmió por pura extenuación, cuando ni toda la molestia del mundo pudo hacer frente a un sueño necesitado. No soñó, pues ni para eso tenía fuerzas pero si se despertó cuando notó el primer moratón recobrar un tono saluble. Fue extraño pues el alivio se volvía rápidamente una normalidad a la que acostumbraba y para cuando logró abrir los ojos se encontró con un hombro que volvía a su sitio sin ningún tipo de ayuda. No hubo dolor pero el movimiento le hizó contener un gruñido de lo desagradable que fue sentir el hueso volver a su sitio, después simplemente no hubo más que sangre decorando falsamente donde ya no había heridas. El collar había vuelto a funcionar.

El resto de la madrugada no fue mejor pues incapaz de conciliar el sueño una vez despierto simplemente se bajo a merodear por el salón. La culpabilidad apareció tan rápido como comprobó que podía mover el brazo perfectamente y el sabor agridulce de aquella curación le hizó dudar de si contar lo ocurrido o callarse su estúpida suerte. Odiaba que estando los demás como estaban fuera él quien primero disfrutaste del amuleto. Simplemente se sentía mal, erróneo. En parte que no hubiera comida le alegró pues así no se sintió peor por no cocinar un desayuno que simplemente no quería hacer. Esperó sentado, alicaido, a que las horas pasaran incapaz de lavarse las únicas marcas que señalaban que había estado mal por la mera vergüenza que le daba no tenerlas ya.

Cuando sus compañeros fueron apareciendo apenas logró saludarlos en un extraño mutis que lo tenía en silencio, atado a la silla del comedor. Tener el privilegio de estar bien cuando otros no lo estaban era una responsabilidad que le pesaba más de lo que él mismo quería reconocer y ahí, con esa nueva realidad, solo quería echarse a llorar por haber tenido una recompensa que le causaba más pena que alivio.

-Creo que el collar tiene cargas como los cristales. -Abrió la conversación en bajo, subiendo el tono a medida que hablaba para nadie en específico, la vista clavada en el suelo. -He dormido con él y aunque me siento algo cansado, hoy me he despertado curado. Creo que funciona igual, solo que por contacto y sin sangre.... Creo.

De esa última parte no estaba muy seguro, pues lo había mojado con ella antes de ponérselo y porque su cuerpo en esa ocasión prácticamente la estaba regalando. Si había sido o no casualidad quedaba por ver.

-Si no os importa, me gustaría poderlo seguir cargando. -Más que pedirlo lo estaba suplicando, quería poder verse útil. - No puedo curarme más así que hmmm, más tarde probamos con quien quiera.

No intenvendría mucho más en la conversación, bueno, en general no lo haría con ninguna del día. Una vez dicha su confesión iría a bañarse hasta que la tina se quedara fría y su piel recobrara un tono blanquecino. Saldría a por las bañeras lanza en mano, con la convicción muerta de que si se cruzaban con cualquier persona tendrían que atacarla. Sus emociones acompañaban al gris monótono de aquel lugar pues se encontraba apagado, como una batería que tras tanto desgaste necesitaba de bastante más tiempo para poder volver a ser funcional. Al regresar se puso a cocinar sin pedir ayuda ni esperarla, por el mero hecho de querer entretenerse con cualquier actividad vulgar. Las horas pasarían languidas, con Ethan desaparecido en el patio junto a su pequeño séquito de figuritas. No estaría creando ninguna nueva, solo mirando pasivamente las que ya tenía como si alguna de ellas pudiera darle una solución a todos sus problemas.

No sería hasta más tarde que regresaría al calor de la compañía. Arrastrando una silla del comedor para quedarse recostado en ella en el pequeño salón que tenían. No abriría conversación, le bastaba con ser un mero espectador. Simplemente se había hartado de sentirse solo en su miseria.
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma

Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

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23/06/24, 06:08 pm
El cansancio hacía mella, aunque Rick conseguía seguir las distintas conversaciones más o menos. Sintió un ligerísimo alivio al saber que le repobladore estaba bien, pero claro, aquello estaba muy lejos de compensar todo lo demás. Era un preocupación menos, ¿pero hacía alguna diferencia con la escena que tenían en el salón y lo ocurrido allí fuera? Dudaba que cualquier buena noticia pudiera ahora mismo.

La voz de Abel fue una sorpresa para el neoyorquino, pero la respuesta del español a su llamado lo llenaba de más dudas aún. El tono era preocupante, sus palabras aún más. -(¿Qué demonios pasó cuando abrieron el portón?)- se preguntó totalmente desconcertado. Antes de que pudiera hacer nada, la capa que había activado Ethan apareció y Räg arrojó algunas respuestas a lo que tenían delante. Rick se limitó a asentir brevemente, fijándose en que más que un colgante parecía ser solo una joya sin engarzar. -(Nos vendrá bien. Supongo...)- le dedicó un único pensamiento sin fuerzas antes de centrarse en otra cosa. Ya tendrían tiempo para hablar de los dos objetos, pero primero había que entender que le pasaba a su compañero.

-¿Por qué piensas eso? Somos nosotros, Abel. Te lo...- empezó a decir preocupado mientras intentaba levantarse ayudado de la vara, pero a un quejido le siguió un tropiezo que volvió a sentar al neoyorquino en la silla. Había tomado demasiadas fuerzas prestadas en los subterráneos, hasta que no descansara un rato no iba a poder levantarse aunque quisiera. Y joder si quería para intentar tranquilizar al chico. Se le dibujó una mueca neutra (lo más cercano a una sonrisa que podía hacer ahora) cuando Airi lo miró y le tomó el relevo para pedir explicaciones, esta vez con más éxito. No por ello era bueno lo que contó después el español. El silencio lo vio como un mal presagio que se cumplió poco después. -Oh...- fue lo único que soltó, un suspiro hueco con el que notaba como le faltaba el aire. Una nueva víctima, ahora sin siquiera un cuerpo del que despedirse. Y esa desconocida debía ser del grupo de Sutileza y "Karin", claro. Ni idea de qué era ese "monstruo" del que hablaba, pero si los habían estado vigilando no tenía dudas de qué también era cosa de ellos. ¿Cuántos serían? ¿Importaba acaso cuando podían atacarlos por separado incluso?

Mientras el resto desaparecía escaleras arriba o salían al patio a por agua, Rick se quedó sentado con la vista perdida en el suelo, rumiando unos pensamientos a los que ni siquiera prestaba atención en el ruido blanco que reinaba en su cabeza. Solamente cuando algunos empezaron a limpiar y tratar heridas volvió al presente y ayudó mecánicamente como pudo. La tarde pasó y lo único reseñable por su parte fue cuando se forzó a bañarse para intentar librarse de la peste de la calamidad. Tuvo que pedir ayuda para subir y bajar las escaleras, lo cual fue un suplicio mayor que las cuestas del subterráneo. Antes de bajar aprovechó para recoger un poco de su ropa para pasar la noche en el cuarto de la planta baja que se había quedado libre desde el primer día. Quería ahorrarles a sus compañeros el esfuerzo de cargar con él y, siendo sinceros, para esa noche daba igual si estaba acompañado o no. Se veía incapaz de dormir y justo eso sucedió.

Luego de unas horas muy largas en las que acabó descansando cuando sus ojos no pudieron evitar cerrarse, salió a "desayunar" ya vestido. Lo más llamativo es que iba con su gabardina, limpia aunque con  los daños todavía sin reparar las ratas de los primeros días. Aquello le daba igual, solo quería tener algo que le transmitiera una pizca de calma, de todo lo que había dejado en La Tierra y a lo que esperaba volver. Necesitaba sentir algo cercano, aunque fuera una ilusión.

Saludó sin fuerza a todos mientras iban llegando, aunque no pudo evitar centrarse en Ethan y mirarlo con extrañeza y curiosidad. ¿Se lo estaba imaginando o el hombro lo tenía mejor? No lo tenía claro con el aspecto general que tenía. El silencio lo rompió poco después el británico explicando lo que le había sucedido. Aquello era genuinamente bueno, una salvación a lo maltrechos que estaban todos... ¿pero entonces por qué no podía alegrarse? No puso pegas a su petición y, ya que salía el tema, solo habló para preguntar a Räg y confirmar más aún si cabía la teoría: -¿En Mjörne tenéis algo así? Tal vez la otra piedra también funcione parecido- Se permitió aventurar aquello, aunque no se había fijado en detalle en la otra como para saber si era descabellado. Su mirada con la pregunta giró muy poco después hacia Airi, añadiendo en el mismo tono neutro: -¿O puede que en Sanai?-

Quitando aquello, el neoyorquino no hizo mucho más hasta que algunos decidieron salir a por cestas. Les habría acompañado y ahora que sabían en el peligro en el que estaban más aún, pero simplemente  no podía en sus condiciones aunque le fastidiara. Así que Rick se despidió de los que salieron y, simplemente, se dejó caer por el salón a esperar que pasaran las horas. Al menos ese día pudieron comer, cosa que su barriga agradecía con creces, pero quitando eso no levantaba el ánimo. El neoyorquino iba cambiando entre estar sentado en silencio en el salón sin hacer nada, contemplar el mapa que había estado haciendo y, cuando el agobio y la monotonía le empezaban superar, salía al patio momentáneamente para tomar aire. En cierto momento de la tarde coincidieron la mayoría abajo, é sentado en uno de los sillones. Hasta entonces casi no dijo nada.

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El hastío en el torreón era tal que a cierta distancia, invisible, alguien se había contagiado un poco de la pena. No sabía todo lo ocurrido, aunque sabiendo cómo era Rocavarancolia y viendo las caras de los cosechados podía imaginarse la mayoría. -Cuanto lo siento- dijo para el viento que mecía sus hojas. Si tan solo pudiera ayudarles... Rezaba para que sobrevivieran hasta que fuera posible.


Última edición por Harek el 23/06/24, 11:55 pm, editado 1 vez
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Torreón Sendar - Página 53 Empty Re: Torreón Sendar

23/06/24, 10:24 pm
Al principio no dijo nada al ver llegar a Nohlem y cómo recogía agua del pozo. Puede que no se estuviera dando cuenta, pero el varmano estaba solucionando su problema así de forma tan repentina como simple. Al mismo tiempo, no estaba seguro de cómo sentirse, porque su idea había sido lavarse en silencio y, sobre todo, en solitario. Pero ni siquiera el auto desprecio o que no sabía cómo actuar ante su compañero iba a hacer que fuese maleducado con alguien que le estaba ayudando.
Muchas gracias… —dijo con un hilo de voz cuando el cubo estuvo a su alcance, sin tener que preocuparse de posibles accidentes dadas sus limitaciones—. De-dejaré que te laves primero, yo voy a…

Sin terminar la frase, se dirigiría de nuevo al interior del torreón, con la excusa en su cabeza de buscar alguna toalla y jabón para después. Cosas en las que no había pensado inicialmente que iba a necesitar si quería deshacerse de toda aquella sangre y que ahora le servían ganar algo de tiempo.

Mientras regresaba, escuchó la pregunta que Airi le hacía a Abel y apresuró el paso de forma inconsciente para poder oír mejor la respuesta. El mjörní se paralizó cerca de la puerta del patio mientras procesaba lo que en realidad estaba en la mente de todos. Aria había sido la segunda víctima. A pesar de que ellos lograron salir vivos de la trampa de Karin, eso no había sido suficiente.

No tenía capacidad para pensar más en el significado de todo aquello ni ahondar en la historia de Abel. Tardó en darse cuenta de por qué su visión se había emborronado tanto mientras subía en busca de los utensilios para lavarse más tarde.

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Permanecería en el cuarto de baño hasta que viese a través de una ventana que ya no salía nadie más al patio. No sabía qué estaba haciendo exactamente ni por qué. Solo no era capaz de moverse con naturalidad ni de afrontar a nadie. Una vez de nuevo abajo se echaría agua por encima, se frotaría las escamas y los ojos hasta que la sangre maldita dejase de aferrarse a él. Se cambiaría de ropa y trataría de lavar aquella llena de tierra y el líquido ominoso… Las manchas de sangre no salían con facilidad de un tejido. Tendría que esperar a recuperar la movilidad de su brazo para realizar el hechizo de limpieza de ropas. La magia limpiaría lo que él por sí solo no podía. ¿Verdad? Probablemente no. No era más que un engaño. Todo era un fraude.

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Si durmió en su cama de siempre fue porque no sabía qué era mejor. Algo en su interior le decía que se alejase del resto, pero al mismo tiempo que no actuase de formas extrañas. No tenía claras sus prioridades en absoluto, pero sabía que no quería que nadie se preocupase por él. No merecía eso. No podía ser una carga más… Aunque eso ya no era posible. No supo cuando sus ojos finalmente se cerraron y su mente se apagó, cediendo a un agotamiento que lo sumió en un sueño nada reparador y plagado de pesadillas que le hicieron despertar con fuertes taquicardias.

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Una parte de él habría querido ofrecerse a salir a por comida, pero le costaba hablar. Al final ganó en su debate interno la parte que decía que en su estado solo iba a ser un estorbo.

Aun si Ethan no hubiera evitado que nadie lo notase, probablemente se le habría incluso pasado por alto de cualquier forma que ya no tenía el hombro dislocado como él hasta que el propio humano habló sobre aquel artefacto que habían encontrado. Se quedó mirando al medio asiático… no, a un punto en el vacío cerca de él. Tenía la sensación de que lo apropiado sería decir algo, pero no le salía. Solo que alguien le preguntase directamente le obligó a salir de su trance, sobresaltándole un poco internamente. Se giró levemente hacia Rick para responder con un tono mucho más bajo de lo que pretendía.

Sí… Debe de ser… un amuleto que contiene un hechizo sanador y se recarga mediante el contacto.
Realmente no estaba añadiendo ninguna información a lo que Ethan ya había deducido y su respuesta fue una confirmación prácticamente innecesaria, pero ni siquiera fue consciente del hecho.

Aquella piedra tenía sentido. No era como los desagradables catalizadores que exigían un pago sangriento antes de empezar a funcionar. Un paso extra macabro que no tenía lógica, y mucho menos sabiendo que existían métodos normales de recarga. ¿Es porque era un catalizador y estos en concreto allí funcionaban así? Fuese como fuese, debían usar aquel hechizo sanador en Connor o Rick tras volver a recargarlo…
Su mente se había distraído durante unos instantes con la familiaridad, pero el mjörní no diría nada más salvo que se le preguntase. Y en cuanto tuviese la primera oportunidad volvería a desaparecer de la vista. En su estado, ni siquiera podía manejar el mecanismo del puente para los que salían en busca de provisiones. Los vería abandonar el torreón desde lo alto de la azotea, viéndolos perderse en el horizonte y preguntándose si los volvería a ver. De nuevo se le empañaron los ojos con lo que identificó mucho más rápido como lágrimas.

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Todavía actuaba por inercia. Cuando los vio llegar se apresuró a bajar de nuevo. Creía que había visto a todos, pero desde tanta distancia no podía estar seguro. Necesitaba asegurarse de que todos habían vuelto. Cuando los que habían salido entraron con provisiones, y aparentemente ilesos sintió un enorme alivio. Quería agradecérselo, quería decir que se alegraba de verlos… Pero no fue capaz.

De hecho, fue consciente de que poco después había demasiada gente en ese momento reunida en la planta baja. ¿Quizás debería…? Rägjynn no sabía qué hacer. Lo había estado pensando mientras esperaba en la azotea. Debería confesar. Avisarles. Pero tenía miedo. La lógica le decía que, en realidad, Skjë y Alys tenían razón. O a lo mejor no era la lógica. Solo era lo que deseaba.

Ellos… sus compañeros… Sus amigos. Merecían saber la verdad. Pero tenía miedo. ¿Y si lo rechazaban como lo hubiese hecho la sociedad mjörní? ¿Qué haría si eso ocurría? No se veía capaz de soportarlo. ¿Le mirarían con miedo? ¿Qué pensaría cada uno de ellos… qué pensarían los más pequeños?

Aniol y Damian… no podía imaginar cómo podía estar siendo para ellos procesar todo lo que había ocurrido y él ni siquiera estaba allí para ellos. Debería estarlo, pero estaba muy lejos. Y paralizado.
Había algunas personas en concreto que habían presenciado muy de cerca lo sucedido. Y una de ellas le había parecido que lo había evitado a propósito, aunque después le había ayudado en el patio… ¿Habría sido su imaginación y simplemente solo formaba parte de la actitud que Nohlem había adoptado para poder seguir adelante en el infierno que estaban viviendo?

Inconscientemente miró no solo hacia el varmano, sino también a Connor y Airi. Fue fugaz y entreabrió la boca al hacerlo, pero no salió ningún sonido de ella.
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