Torreón Sendar
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Rocavarancolia Rol
15 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreón Sendar
19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
- Recetario integral de Persilia Sukaldaria:
- RECETARIO INTEGRAL DE PERSILIA SUKALDARIA
Libro de unas 150 páginas encuadernado en cuero. El título está escrito con letras cursivas y enrevesadas y un poco de relieve que ocupan toda la cubierta, donde no hay ninguna ilustración. En la parte trasera hay una sinopsis escrita en un recuadro decorado.
Sinopsis
¿Aburrido de cocinar siempre lo mismo? Adéntrate en mi recetario integral, donde he volcado años de experimentación combinando las delicias de todos los mundos conocidos. Entrantes, picoteo, postres y todo tipo de platos tradicionales con una vuelta de tuerca… ¡las mezclas de sabores nunca vistas conquistarán tu paladar y el de tus comensales!
Más de 100 increíbles recetas.
¡Incluye un anexo de venenos que se camuflarán perfectamente en tus platos y un grimorio de cocina con los hechizos imprescindibles para cualquier chef!
Anexo
LOS VENENOS MÁS DISCRETOS
Tanto si quieres provocar una diarrea como si tienes más interés en matar a comensales indeseados (…) este anexo imprescindible en cualquier recetario que se precie (…).
(La página está rota y, el resto de este anexo, arrancado).
GRIMORIO DE COCINA DE PERSILIA SUKALDARIA
Todo cocinero debe dominar estos hechizos, a los que he hecho referencia a lo largo del recetario. Descubre conmigo cómo realizarlos si todavía no los conocías.- Leyenda de colores y niveles:
- Mago
Brujo alto
Brujo bajo
• ¿Tienes carnes difíciles de cortar y despiezar? Prueba con el hechizo de corte.- Instrucciones:
- Corte: invoca un diminuto filo invisible de ondas que hace un corte en la superficie señalada. Hay muchas variaciones de este hechizo que, a altos niveles, permiten hacer cortes enormes o en profundidad. Un brujo bajo suele ser capaz de hacer rasguños en carne desprotegida o tallar madera. Un brujo medio podría cortar madera, arañar metal o hacer cortes superficiales en carne desprotegida. Mientras que un cosechado nivel mago podría hacer arañazos más profundos en el metal o tajos sobre carne.
Como hechizo físico que es, sus efectos dependen de la dureza y resistencia del material objetivo.
Lanzamiento a ojo, los gestos de la mano delimitando la dirección de los cortes. Conjuración rápida.
• ¡Con el hechizo de homogeneización no vuelvas a dejarte los brazos batiendo!- Instrucciones:
- Hechizo de homogeneización (*): hechizo que acelera la homogeneización de un líquido, suele aparecer un pequeño torbellino. En su defecto, implica que el líquido dé vueltas.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• No encontrarás nada más rápido para encender el fuego que esto: hechizo de invocar llamas.- Instrucciones:
- Invocar llamas (**): Un brujo bajo puede hacer algunos chispazos y llamas de vela (*). Un brujo alto puede invocar llamas ligeramente más grandes que las de vela que, si es hábil o controla bien el hechizo, puede manejar con las manos sin que le quemen (**). Un mago puede encender hogueras pequeñas en poco tiempo e invocar fuegos de antorcha (***).
Importante: Estas llamas no pueden arrojarse como proyectiles ya que necesitan sustentarse o bien en la magia de quien las invoca o bien en un combustible (madera, grasa...) y si se alejan demasiado del invocador y carecen de combustible, se apagan. Sin embargo pueden usarse como arma de corta distancia.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida.
• También es importante conocer estas soluciones para medir la temperatura, la concentración de sal, la presión dentro de la olla, la densidad de un líquido o el tiempo hasta que esté listo tu plato:- Instrucciones:
- Hechizos medidores de magnitudes sencillas: forman una pequeña esfera fantasma que cambia de color según la intensidad de la magnitud a medir. Son diferentes variedades de un mismo hechizo que permiten medir la temperatura, la presión, la densidad de un material, el tiempo (para lo que hacen falta conocimientos adicionales y nivel de brujo alto para configurar el medidor), o la concentración de un determinado soluto (posible a niveles a partir de brujo alto).
Si una esfera no está configurada, ésta tenderá a habituarse a la cantidad de magnitud a la que esté expuesta y la establecerá como su nuevo punto de equilibrio, asociándola con el color intermedio.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida-media.
• La solución más rápida para calentar o enfriar tus platos rápidamente es, sin duda, el hechizo térmico.- Instrucciones:
- Térmico: aumenta o disminuye notablemente la temperatura de un objeto de tamaño pequeño (*). Con práctica pueden limitarse esos cambios a una dirección controlada por el mago (chorros de calor, [**]). Puede anclarse a una sala concreta, creando una cámara frigorífica (***): no obstante es necesario repetir varias veces el hechizo si se quiere usar una habitación como congelador ya que este hechizo supone solamente un descenso térmico. Van de fuera a dentro.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida-media.
• ¿Quieres catar la comida solo con el aroma? ¿Estás en otra habitación y necesitas saber que no se te esté pasando la comida? El hechizo de amplificación sensorial del olfato es un aliado imprescindible.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial olfativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores nasales. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• O, si quieres disfrutar de la comida como nunca, prueba esta otra variante: el hechizo de amplificación sensorial del gusto.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial gustativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores del gusto. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• ¿Te ha quedado muy aguada la comida? ¿Has echado demasiada agua a esa sopa? No te preocupes, ¡hay solución! ¡El hechizo de drenaje!- Instrucciones:
- Hechizo de drenaje: deseca superficies húmedas, evaporándolas o más comúnmente trasladando dicha humedad a otro recipiente deseado succionándola. Es un hechizo simple en su formulación pero con amplia variabilidad de potencia: puede secar desde un dedal de agua a un lago según la energía que aportes. (disponible a cosechados hasta el límite de sus fuerzas).
Lanzamiento por área. Conjuración rápida.
• ¿El aspecto de tu comida no es el que esperabas? ¿Quieres un resultado digno de reyes? Emplata como un profesional con el moldeado de materia orgánica.- Instrucciones:
- Moldear materia orgánica (**): el hechizo reblandece la materia al contacto con la piel del usuario, dejándola así por un tiempo. Sin embargo no altera su naturaleza, lo que moldees seguirá siendo lo que era aunque cambie de forma.
Lanzamiento por contacto, a ojo en el caso de hechiceros más experimentados. Conjuración rápida-media.
• Si el anterior era una maravilla infravalorada, este es una verdadera joya infravalorada. ¡Olvídate de desastres y queda bien siempre con tus invitados con el Nudo de Cerática!- Instrucciones:
- Nudo de Cerática (*): ¿harto de que se le desmoronen los sándwiches de más de dos pisos? ¿Cansado de que, al cortar una tarta, la mitad de la nata que la rellena se salga por los lados? ¡No se preocupe más! El Nudo de Cerática tiene la solución. Con este simple hechizo, podrá hacer una hamburguesa de diez pisos, luego cortarla en rodajas perfectas, ¡y hacerse un bocadillo de hamburguesa! El Nudo de Cerática lo mantiene todo en su sitio perfectamente. ¿Los sanjacobos le estallan llenándole el plato de queso? ¿Teme morder un taco por miedo a llenarse el regazo de salsa picante? ¡Se acabó, gracias al Nudo de Cerática! ¡No me puedo creer que no sea una variación del hechizo tapón!
El Nudo de Cerática se anula al cortar rodajas o mordiscos lo suficientemente finos, o con los ácidos gástricos. Cuesta más cuanto más endeble, complejo y líquido sea su sándwich.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• ¿A tu comida le falta esa chispa de color que hace que se coma con los ojos? ¿O quieres darle un toque exótico? Si no tienes colorantes alimentarios a mano, el hechizo de cambio de color será tu mejor aliado.- Instrucciones:
- Cambio de color: hechizo que sirve para colorear materia. No se limita a aplicar una capa de color externa o modificar el color de la superficie, sino que cambia el propio color que posee un material, dejando una pequeña huella mágica reconocible mediante hechizos específicos. Se puede graduar: aplicar colores diferentes (en todos los sentidos), hacerlo uniforme, solo en cierta parte del material, etc.
- Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
- Los cosechados nivel mago pueden modificar completamente el tono (aunque todavía quedará algún matiz del antiguo). Con esfuerzo puede aprender a aplicar leves matices y gradaciones no muy extremas. Necesitan (*****) para objetos grandes.
- A partir del nivel moderado bajo se pueden aplicar colores y gradaciones sin límite en cualquier objeto, costando más energía y concentración cuanto mayor sea el tamaño de la cosa en cuestión y cuandos más colores y matices quieran usarse.
Lanzamiento a ojo. Conjuración media a larga (dependiendo de las cláusulas que tenga). - Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
• ¿Le falta aroma a tu plato? ¿O tienes algún ingrediente que ocultar a tus comensales? Mejora o altera las propiedades organolépticas de la comida con el hechizo de olor falso.- Instrucciones:
- Hechizo de olor falso (*): El hechicero que lo realice puede hacer que aquello que toque desprenda un olor que tiene que ser muy familiar para aquel que realiza el hechizo. El coste aumenta a medida que aumenta el área afectada por el hechizo. El olor se va de golpe a los tres días. Más convincente será el engaño cuanto con más detalle lo recuerde el mago, aunque hay que tener en cuenta que el olor resultante puede verse afectado por la subjetividad del que realice el hechizo, al basarse en sus recuerdos al fin y al cabo.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
• ¿Harto de que se te derramen líquidos en la cocina? Hechiza tus recipientes con la maravilla infravalorada que es el hechizo tapón.- Instrucciones:
- Hechizo tapón (*): hechizo que impide que un líquido se derrame de su recipiente.
Lanzamiento por área, aplicado generalmente a la boca del recipiente. Conjuración muy rápida.
• ¿Tienes las manos de mantequilla? Literal, o figuradamente. ¡Endurece tus tarros de cristal con la protección contra ruptura!- Instrucciones:
- Protección contra ruptura (**): aplicado a objetos frágiles, evita que se rompan con tanta facilidad. A más resistencia que se quiera incrementar y mayor la superficie del objeto encantado, más energía requiere.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración rápida-media.
• ¿Te has manchado cocinando? El hechizo de limpieza de ropas es la solución.- Instrucciones:
- Limpieza de ropas (**): elimina manchas, arrugas y limpia en general las prendas de ropa que desee el mago (es un agregado de varios hechizos unificados en uno solo).
Lanzamiento por anclaje. Conjuración muy rápida.
• O también, si sueles quemarte cocinando (a ti, o tus pertenencias), también tienes solución con el hechizo ignífugo.- Instrucciones:
- Hechizo ignífugo (**): encanta prendas de ropa, personas u objetos para que sean inmunes a fuego normal.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
- Grimorio para principiantes de Platero:
- Barrera de inercia:
- -Barrera de inercia: (***) de nombre engañoso (no es una barrera en absoluto) en el área delimitada impide que cualquier objeto o persona desprotegidos sean levantados del suelo, y que los atrae irremediablemente hacia el suelo si ya están en el aire. No obstante, también impide cualquier acción voluntaria que implique levantar ambos pies del suelo a la vez, como saltar o emprender el vuelo (se puede correr pero con más torpeza). Si se invoca mientras el objetivo está en el aire, al caer lo hará infaliblemente pies por delante.
Físico. Lanzamiento por área. No es inversible, lo que quiere decir que incluso el lanzador, si está en el área delimitada, se verá afectado. Conjuración media.
- Campo de fuerza:
- -Campo de fuerza (** el espacio para una persona, una campana grande ***, el espacio equivalente a una habitación ****): en forma de media esfera (con una especificación puede formar una esfera completa) bloquea proyectiles de tamaño considerable como si éstos hubieran chocado ante una barrera invisible, en un radio variable según la destreza del mago.
Físico. Inversible. Lanzamiento por área. Conjuración rápida-media.
- Curación nívea:
- -Curación nívea: (****) (utilizable cerca de la Luna Roja). Combate venenos que cursan con fiebre y repara quemaduras; actúa a modo de incentivo para que el organismo siga funcionando y reparándose a sí mismo. Evita que la sangre se coagule y que los órganos se colapsen, además de ejercer un efecto refrescante sobre el organismo en general. No obstante no puede mantener indefinidamente con vida a un moribundo: el organismo depende cada vez más de ese impulso artificial y usarlo en demasía puede provocar que si se le deja a solas empeore considerablemente.
Lanzamiento por área: se hace un barrido con la mano que abarca al área quemada o a la persona envenenada. Es necesario que se aplique sucesivas veces y con regularidad, del mismo modo que se debe renovar una cataplasma o emplasto.
Conjuración media-larga.
- Desvío:
- -Desvío (**, pero variable a más según la potencia de lo desviado): Interfiere en la trayectoria de un hechizo que ya haya sido lanzado. Requiere gestos intuitivos para desviar el encantamiento en una dirección u otra. Siempre requiere menos energía que bloquearlo o disolverlo, pero también reflejos. Si el hechizo es demasiado potente, probablemente no se podrá desviar lo suficiente o hacerlo requerirá demasiada energía. (El coste orientativo indicado arriba es el que ofrecerán unos hechizos ofensivos de potencia moderada en términos de cosechado: se han obviado los más débiles porque normalmente ésos no suelen constituir una verdadera amenaza, y los que les sean lanzados con verdaderas intenciones de daño les costarán más) Si se desvía a demasiada poca distancia el coste será prácticamente el mismo que el de bloquearlo: si se hace a distancia cercana pero prudencial (la típica en duelos de magia) una unidad menos, si se tiene cuidado de poner distancia de unos cuantos metros llegará a dos unidades menos.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
- Hechizo de impacto:
- -Hechizo de impacto: potente golpe mágico que actúa como una bola de demolición (***). Puede gradarse hacia abajo para actuar a modo de empujón de moderado (*) a potente (**).
Lanzamiento por disparo de alcance largo. Conjuración media.
- Levitación:
- -Levitación: un hechizo exigente mentalmente, cansa más de lo acostumbrado. Cuando una persona levita lo más normal es caminar sobre el aire; uno puede dejarse arrastrar simplemente por el hechizo sin moverse, pero la sensación de indefensión es mayor.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.- Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Brujos altos: Un baúl con poca práctica, una persona (***) con práctica.
- Magos: Una persona con algo de práctica, objetos muy pesados (****)con mucha práctica.
Si el objeto que levantado es un puñado de botones (los cuales entran en la categoría de objeto ligero) contarían como un solo asterisco. Lo que cuesta más es la concentración necesaria para mantener tantos objetos distintos en el aire a la vez. - Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Parálisis:
- -Parálisis (***): envuelve al objetivo en un aura azulada al lanzarlo. Sus efectos duran cerca de una hora si se aplica a una única persona. Inmoviliza por completo, y su coste aumenta proporcionalmente a lo voluminoso del objetivo.
Lanzamiento por disparo de alcance corto, por contacto o por área a varios objetivos. Conjuración media.
- Traspaso de energía:
- -Traspaso de energía: no un hechizo en sí, aunque necesita de un chispazo de magia para arrancar. No obstante la energía puede tomarse de alguien no mágico (los efectos se detallan en el post de Sistema de magia). El proceso es perceptible para ambas partes y puede gradarse a voluntad: no obstante si el traspaso de energía es excesivo por parte de la parte emisora y ésta se desmaya o pierde el conocimiento, el enlace entre ambas personas se rompe y el traspaso se interrumpe. Es el mecanismo de funcionamiento de muchos amuletos.
Lanzamiento por contacto. Conjuración muy rápida.
Notas:
-Este grimorio también contiene varios de los hechizos que también venían en el libro de cocina (corte, térmico...).
-También pueden aprender de él cómo anclar hechizos.
-A lo largo de los meses se irán traduciendo más hechizos y añadiéndolos a esta lista.
- Ver mensajes archivados:
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Torreón Sendar
17/04/24, 09:05 am
-¡Que te quedes quieto, cojones!- Le protestó a Aniol con enfado y malos modos segundos después de que este ya hubiera terminado de resistirse. ¿Qué mierda le pasaba? Mientras tanto, Nohlem terminaba por llegar a su lado y empezaba a tirar de su brazo hacia atrás. Pero ni de puta coña pensaba irse de allí sin el italiano y se desentendió de sus tirones con un movimiento brusco y molesto porque no corriera hacia él. Empezando a pensar que también le iba a tocar a si mismo salir corriendo detrás de Damian e incorporándose un poco del suelo. Sus ojos estaban fijos en él y la oscuridad que le rodeaba, prometiendo peligro y muerte en cada puta esquina y su corazón bombeaba con fuerza como si estuviera esperando que ocurriera algo desagradable de cojones. Por suerte tras la captura del polaco, Damian había dejado de correr tanto, quizás empezando a usar esa jodida cabeza que tenía y dándose cuenta de la gilipollez que habían hecho.
-¡Vuelve aquí ya, joder!- Se unió a la voz del varmano justo cuando llegaba Rick con velocidad y agarraba de los hombros a Damian. El motero suspiró con alivio, pero no por eso estaba menos enfadado. La vuelta al torreón fue tensa y silenciosa. Los niños se mantenían en un silencio culpable, solo interrumpido por el sonido de los pies descalzos contra la piedra. Por su parte, el motero se estaba mordiendo la puta lengua porque estaba a punto de explotar contra ellos y no quería hacerlo en medio de la calle. Deseando estar bajo techo para hacerles ver la puta gilipollez que acababan de hacer... En todo momento Connor mantuvo una de sus manos en el hombro de Aniol, como si aún pensara que podría salir huyendo, mientras sus ojos no dejaban de mirar hacia atrás o hacia Rick y Damian. A medio camino alcanzó a Airi y el fuego que había creado y se unió a ese círculo de luz. Puede que atrajera cualquier mierda hacia ellos, pero era mejor verlo venir a que les atacara en plena oscuridad. Sin más incidentes llegaron al puente del torreón, frunciendo el ceño ante cómo se escabulló con malos modos Aniol de su lado.
Las acusaciones de Aniol y las defensas de Damian le hicieron soltar un puto suspiro cansino y fruncir el ceño, mientras no dejaba de echar rápidos vistazos hacia el exterior y la oscuridad que traía consigo. ¿Qué mierda importaba de quién había sido la idea, joder? Uno llevaba una puta antorcha y el otro un puto mapa... Las lágrimas de ambos no afectaban en absoluto a Connor, quien los miraba con los brazos cruzados y una expresión jodidamente molesta en el rostro. Ahora que el peligro era menos real la puta rabia se abría paso dentro de él deseando salir. Y aún así siguió conteniéndose cuando Ethan tomó la palabra, hablando de una manera mucho más coherente de lo que él sería capaz en aquellos momentos, aunque no pensaba que se merecieran tan buen trato. Su mueca enfadada se vio debilitada un poco cuando Ethan tuvo que interrumpirse así mismo algo sobrepasado, aunque no tardó en volver a su expresión anterior cuando Damian volvió a hablar ésta vez insultando a Aniol. Para el motero estaba claro: Al italiano no le importaba la regañina de Ethan, solo quería dejar claro que no había sido idea suya. Y su forma de hablar le volvió a encender como puñetera dinamita.
-¡YA ESTÁ BIEN, JODER!- Intercedió en aquel momento y soltando todo el aire de golpe en una especie de bufido enfadado. Alzó un poco los brazos en señal de impotencia e incomprensión antes de dejarlos caer y que chocaran con fuerza en sus propios muslos. -¿¡No os entra en la puta cabeza o qué!?- Sus ojos iban de Damian a Aniol y viceversa, aunque fuera el italiano el que hubiera hablado en ese momento.- Importa una puta mierda de quién fuera la idea porque esta MIERDA os la vais a comer juntos, cojones...- Su tono era hosco, seco y borde. Aunque el motor de su enfado era la preocupación eso no era visible a simple vista.-¿Crees que a las putas ratas que te hicieron daño les habría importado de quién fue la idea? ¿¡EH!?- Le soltó a Damian casi fuera de sí. Luego se giró hacia Aniol con la misma mala hostia y le señaló con un dedo.- ¡Y lo mismo contigo, joder!- Connor respiró hondo para intentar calmarse y negó con la cabeza un par de veces.-No sé si os habéis dado cuenta de que esto no es un jodido parque de atracciones... Así que espabilad de una puta vez con ese tema.-
El motero se quedaría en silencio y cruzaría los brazos, con la vista más fija en el exterior que en los niños o en cualquiera de sus otros compañeros.
-¡Vuelve aquí ya, joder!- Se unió a la voz del varmano justo cuando llegaba Rick con velocidad y agarraba de los hombros a Damian. El motero suspiró con alivio, pero no por eso estaba menos enfadado. La vuelta al torreón fue tensa y silenciosa. Los niños se mantenían en un silencio culpable, solo interrumpido por el sonido de los pies descalzos contra la piedra. Por su parte, el motero se estaba mordiendo la puta lengua porque estaba a punto de explotar contra ellos y no quería hacerlo en medio de la calle. Deseando estar bajo techo para hacerles ver la puta gilipollez que acababan de hacer... En todo momento Connor mantuvo una de sus manos en el hombro de Aniol, como si aún pensara que podría salir huyendo, mientras sus ojos no dejaban de mirar hacia atrás o hacia Rick y Damian. A medio camino alcanzó a Airi y el fuego que había creado y se unió a ese círculo de luz. Puede que atrajera cualquier mierda hacia ellos, pero era mejor verlo venir a que les atacara en plena oscuridad. Sin más incidentes llegaron al puente del torreón, frunciendo el ceño ante cómo se escabulló con malos modos Aniol de su lado.
Las acusaciones de Aniol y las defensas de Damian le hicieron soltar un puto suspiro cansino y fruncir el ceño, mientras no dejaba de echar rápidos vistazos hacia el exterior y la oscuridad que traía consigo. ¿Qué mierda importaba de quién había sido la idea, joder? Uno llevaba una puta antorcha y el otro un puto mapa... Las lágrimas de ambos no afectaban en absoluto a Connor, quien los miraba con los brazos cruzados y una expresión jodidamente molesta en el rostro. Ahora que el peligro era menos real la puta rabia se abría paso dentro de él deseando salir. Y aún así siguió conteniéndose cuando Ethan tomó la palabra, hablando de una manera mucho más coherente de lo que él sería capaz en aquellos momentos, aunque no pensaba que se merecieran tan buen trato. Su mueca enfadada se vio debilitada un poco cuando Ethan tuvo que interrumpirse así mismo algo sobrepasado, aunque no tardó en volver a su expresión anterior cuando Damian volvió a hablar ésta vez insultando a Aniol. Para el motero estaba claro: Al italiano no le importaba la regañina de Ethan, solo quería dejar claro que no había sido idea suya. Y su forma de hablar le volvió a encender como puñetera dinamita.
-¡YA ESTÁ BIEN, JODER!- Intercedió en aquel momento y soltando todo el aire de golpe en una especie de bufido enfadado. Alzó un poco los brazos en señal de impotencia e incomprensión antes de dejarlos caer y que chocaran con fuerza en sus propios muslos. -¿¡No os entra en la puta cabeza o qué!?- Sus ojos iban de Damian a Aniol y viceversa, aunque fuera el italiano el que hubiera hablado en ese momento.- Importa una puta mierda de quién fuera la idea porque esta MIERDA os la vais a comer juntos, cojones...- Su tono era hosco, seco y borde. Aunque el motor de su enfado era la preocupación eso no era visible a simple vista.-¿Crees que a las putas ratas que te hicieron daño les habría importado de quién fue la idea? ¿¡EH!?- Le soltó a Damian casi fuera de sí. Luego se giró hacia Aniol con la misma mala hostia y le señaló con un dedo.- ¡Y lo mismo contigo, joder!- Connor respiró hondo para intentar calmarse y negó con la cabeza un par de veces.-No sé si os habéis dado cuenta de que esto no es un jodido parque de atracciones... Así que espabilad de una puta vez con ese tema.-
El motero se quedaría en silencio y cruzaría los brazos, con la vista más fija en el exterior que en los niños o en cualquiera de sus otros compañeros.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Sendar
17/04/24, 07:35 pm
El brusco gesto de Connor le hizo apartar el brazo y dar un paso atrás, guardando las distancias sin saber muy bien que había pasado antes de quitarle importancia y volver a intentarlo. Al mismo tiempo Rick salió disparado a su lado para atrapar a Damian, y lo más útil que pudo hacer el varmano fue recoger su sable antes de que el acero añadiera más ruido chocando contra el suelo. Ojalá tener un arma en mano le diera seguridad, pero distaba mucho de ser el caso. Sinceramente no entendía como alguien podía sentirse a salvo empuñando algo así, y la presión de ser él el responsable de la única defensa que tenían ahora mismo le volvía el estómago del revés. No era la confiable distancia de su arco, ni siquiera había luz. Atrapados ambos críos (hubiera resistencia o no) Nohlem recolocó los pies en dirección al refugio. Sus ojos otearon la cercana oscuridad una última vez, buscando tras las voces y las anticipadas dudas algún ruido inhumano o señal de movimiento. No quería quedarse a esperar.
—Volvamos dentro. Por favor.
La riña y las preguntas podían esperar. Guiados por la luz de Airi encabezó la marcha siendo el que más cerca estaba de la puerta, libre de niños que arrastar y ligero por el miedo. La curiosidad no le pudo -y eso que tras la patética protección que le brindaban los muros explotaba por conocer que diablos había pasado-, en su lugar Nohlem soltó el sable sobre una mesa como el trasto inútil que era en sus manos y bajó inmediatamente a la armería para subir el puente. Le daba igual perderse un trozo de explicación si eso implicaba seguir vivos un día más, pero en realidad incluso tras el quejido de la madera pudo oír los primeros llantos de Aniol. Se le encogió el pecho de nuevo, pero no por los motivos al uso. El niño no le daba pena, le daba angustia. Si no habían alertado a todos los demonios de la zona con el puente accionado no una sino dos veces, con aquellas voces -fuera paranoia suya o no- ya serían el colmo de cualquiera.
Para cuando empezó el turno de palabra de Ethan el varmano ya estaba arriba. Se apoyó en el respaldo de una silla sin llegar a sentarse en ella, con tal nudo en la garganta que se palpó la nuez creyendo tener algo físico atorado dentro. Hallaba paz en las palabras lógicas que él era incapaz de tener, palabras que revivían con suave agua caliente una rabia cada vez menos amortiguada por el susto. Que Ethan además trayera a la mesa sutilmente la pérdida de su hermano… Suspiró para adentro.
El cuenco volcó, no obstante, con los gritos de Damian. Las orejas del granta se alzaron en alerta e inevitablemente sus ojos viajaron del italiano al polaco y del polaco a la puerta, de nuevo con el corazón en un puño. Nohlem olvidó exhalar, un gesto de supervivencia tan estúpido como inútil, pues poco importaba que no se le oyera respirar si para ruidosos ya estaban otros. Connor explotó, y puesto que el incendio ya era incontrolable el varmano gruñó llevándose ambas manos al rostro, ojos tapados con ellas, inclinado hacia delante apuntando al suelo como si rezase. A la mierda, que fuera lo que los Santos quisieran. Oyó cada improperio y cada pregunta retórica con placer culpable, dejando que el enfado de Connor empapase el propio. Si Ethan había sido capaz de expresar su preocupación, el canadiense se estaba encargando de su furia.
Y sin embargo, al final se sintió mal. Se sintió profundamente mal. Cuando alzó la vista y miró al grupo un nuevo sentimiento cayó sobre su propio peso: solo eran niños, sin instrucciones ni motivos para estar allí, pero es que el resto también lo era, con la diferencia de que les había tocado fingir el rol de adultos. Nohlem alzó el rostro, con una mano tapando su boca, perdido en sus pensamientos.
—Demasiado bien se han portado hasta ahora —comentó con voz queda, más para Airi, Rag, quien estuviera cerca suya, o si las casualidades del momento le proporcionaban un hueco donde se le oyera, para todos—. Lo raro es que esto no pasara antes.
Observó a los niños, sin saber bien que decir. Demasiado bien se habían portado hasta entonces, sí. Quizás los había sobrestimado. Esto era más real a lo que eran.
—¿Por qué? —les preguntó finalmente, incluso si llegados a este punto era inútil saberlo.
—Volvamos dentro. Por favor.
La riña y las preguntas podían esperar. Guiados por la luz de Airi encabezó la marcha siendo el que más cerca estaba de la puerta, libre de niños que arrastar y ligero por el miedo. La curiosidad no le pudo -y eso que tras la patética protección que le brindaban los muros explotaba por conocer que diablos había pasado-, en su lugar Nohlem soltó el sable sobre una mesa como el trasto inútil que era en sus manos y bajó inmediatamente a la armería para subir el puente. Le daba igual perderse un trozo de explicación si eso implicaba seguir vivos un día más, pero en realidad incluso tras el quejido de la madera pudo oír los primeros llantos de Aniol. Se le encogió el pecho de nuevo, pero no por los motivos al uso. El niño no le daba pena, le daba angustia. Si no habían alertado a todos los demonios de la zona con el puente accionado no una sino dos veces, con aquellas voces -fuera paranoia suya o no- ya serían el colmo de cualquiera.
Para cuando empezó el turno de palabra de Ethan el varmano ya estaba arriba. Se apoyó en el respaldo de una silla sin llegar a sentarse en ella, con tal nudo en la garganta que se palpó la nuez creyendo tener algo físico atorado dentro. Hallaba paz en las palabras lógicas que él era incapaz de tener, palabras que revivían con suave agua caliente una rabia cada vez menos amortiguada por el susto. Que Ethan además trayera a la mesa sutilmente la pérdida de su hermano… Suspiró para adentro.
El cuenco volcó, no obstante, con los gritos de Damian. Las orejas del granta se alzaron en alerta e inevitablemente sus ojos viajaron del italiano al polaco y del polaco a la puerta, de nuevo con el corazón en un puño. Nohlem olvidó exhalar, un gesto de supervivencia tan estúpido como inútil, pues poco importaba que no se le oyera respirar si para ruidosos ya estaban otros. Connor explotó, y puesto que el incendio ya era incontrolable el varmano gruñó llevándose ambas manos al rostro, ojos tapados con ellas, inclinado hacia delante apuntando al suelo como si rezase. A la mierda, que fuera lo que los Santos quisieran. Oyó cada improperio y cada pregunta retórica con placer culpable, dejando que el enfado de Connor empapase el propio. Si Ethan había sido capaz de expresar su preocupación, el canadiense se estaba encargando de su furia.
Y sin embargo, al final se sintió mal. Se sintió profundamente mal. Cuando alzó la vista y miró al grupo un nuevo sentimiento cayó sobre su propio peso: solo eran niños, sin instrucciones ni motivos para estar allí, pero es que el resto también lo era, con la diferencia de que les había tocado fingir el rol de adultos. Nohlem alzó el rostro, con una mano tapando su boca, perdido en sus pensamientos.
—Demasiado bien se han portado hasta ahora —comentó con voz queda, más para Airi, Rag, quien estuviera cerca suya, o si las casualidades del momento le proporcionaban un hueco donde se le oyera, para todos—. Lo raro es que esto no pasara antes.
Observó a los niños, sin saber bien que decir. Demasiado bien se habían portado hasta entonces, sí. Quizás los había sobrestimado. Esto era más real a lo que eran.
—¿Por qué? —les preguntó finalmente, incluso si llegados a este punto era inútil saberlo.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Torreón Sendar
18/04/24, 10:53 am
El niño no le dio ninguna respuesta y, aunque no tuvo que presionarle para que se pusieran en camino de vuelta al torreón, eso no significaba que Damian fuera de buen grado. Aunque le molestaba su comportamiento, Rick se limitó a soltar un suspiro cansado y mantuvo la mente fría mientras se iban acercando al resto del grupo, ahora iluminado también por la magia de Airi. No soltó el hombro del italiano hasta que llegaron junto al resto y, habiendo apretado un poco el ritmo, durante el camino siguió mirando de vez en cuando a sus alrededores, intentando ver sin éxito algo. Era un alivio que tuvieran tres fuentes de luz ahora mismo, que daban una pizca de seguridad para al menos saber por dónde iban, pero también era muy consciente de que aumentaba la diana que se habían colocado al salir en la oscuridad.
No tardó en entrar a la seguridad del torreón, todavía en un tenso silencio que como única ruptura fue un ligero asentimiento agradecido a Nohlem por haberse encargado del sable. Solamente cuando el último traqueteo del portón terminó y el refugio quedó cerrado, el neoyorquino suspiró aliviado por fin. -(Joder, menos mal)- pensó al acercarse a la mesa para dejar su vela. No fumaba, pero ahora entendía un poco mejor a los que lo hacían después de algo tan estresante como aquello. Mientras el miedo se iba desinflando, pasó la vista para saber cómo se encontraba el resto y cierta seriedad iba tomando su sitio. Necesitaban una explicación, y los sollozos y malas caras de los pequeños no les iban a salvar de darla.
No se esperó la potente discusión que empezó entre ellos, mirando sorprendido a uno y otro mientras intercambiaban las primeras acusaciones. No había que ser muy listo para saber que Damian podía liarla de vez en cuando, pero en ningún momento el neoyorquino lo habría visto capaz de hacer semejante temeridad. Ni a uno ni a otro, claro, pero parecía que les había dado demasiada confianza. Por el momento Rick se limitó a escuchar de brazos cruzados las respuestas de ellos y los mayores, formando su opinión al respecto en su cabeza.
Ethan fue el primero en traer algo de razón que, esperaba, hiciera entender a los pequeños el peso de sus acciones, si bien no estaba del todo de acuerdo con las "excursiones". En un mundo ideal le encantaría que el camino a cualquier sitio fuera un paseo tranquilo y cada sitio algo tan aparentemente seguro como el palacete, pero Rick tenía muy claro que Rocavarancolia no era así. Si salían era por comida, información o recursos que les ayudaran a sobrevivir, el ocio no era una de sus prioridades. No es que se negara si ocurría, le encantaría que así fuera siempre, pero era más una excepción que la norma por allí. Lo último que dijo le hizo arquear una ceja por la pieza que se acababa de presentar para un puzzle que desconocía. -(¿A quién te refieres?)- se preguntó. Asumió que debía ser alguien de La Tierra antes de venir a la ciudad, no lo había visto tan unido a Serena como para pensar que se refería a ella.
Apartó aquellas dudas para otro momento y siguió prestando atención a la conversación, ahora siendo Damian el que daba a gritos su versión frente al polaco. Rick frunció el ceño por la reacción prácticamente nula del chiquillo a lo que acababan de explicarle, pero mantuvo su paciencia por el momento. Eran muchos para hacérselo entender al fin y al cabo. Lo que sí hizo fue avisar con un conciso -Eh, eh- para llamar a la calma al italiano, con un gesto de las manos para que bajara el tono, aunque el método de Connor pareció más efectivo. Estaba de acuerdo con su mensaje, pero las formas en cambio... Debían entenderlo, pero no sabía si explicarlo con ira era lo mejor aunque no tuvieran fuerzas para replicar.
Cuando el motero terminó, aprovechó para aportar su palabra. -Podéis estar seguros de que lo tendremos en cuenta,- empezó serio mirando a ambos niños. Al menos él lo haría ahora que quedaba demostrado que no solo Damian podía ser un liante. Lo demás en su explicación siguió con un tono suave y firme, lleno de la preocupación que les estaban intentando transmitir sin sumar a la sensación de regañina: -pero tal y como han dicho habéis acabado saliendo los dos. Mirad, aunque nos estemos esforzando en los entrenamientos y tengamos magia este sitio sigue siendo muy peligroso. Salir solos no es una buena idea y mucho menos por la noche. ¿Qué pensabais hacer si algo salía mal?- Justo después de decir aquello, se giró por un momento al escuchar la aportación del varmano. Su reflexión le hizo agachar un instante la cabeza, pensando en lo cierto que era. Eran niños, podrían haber hecho algo así antes, pero... -Pues sí, pero a estas alturas y con todo lo que ha pasado...- comentó cansado, con un suspiro al final. Eran niños, sí, pero habían visto a una compañera morir, les habían atacado ratas con espinas y habían sentido el miedo por la sombra de mil ojos. -(Si hubiera sido el primer día lo entendería, ¿pero ahora? ¿No han aprendido nada?)-
La siguiente pregunta volvió su atención a Aniol y Damian, fijándose un poco más en lo que llevaban. Un macuto, los cuchillos del italiano y... ¿eso era el mapa? -¿Cuánto tiempo pensabais estar fuera? ¿Dónde... Dónde íbais a ir?- se sumó algo nervioso.
No tardó en entrar a la seguridad del torreón, todavía en un tenso silencio que como única ruptura fue un ligero asentimiento agradecido a Nohlem por haberse encargado del sable. Solamente cuando el último traqueteo del portón terminó y el refugio quedó cerrado, el neoyorquino suspiró aliviado por fin. -(Joder, menos mal)- pensó al acercarse a la mesa para dejar su vela. No fumaba, pero ahora entendía un poco mejor a los que lo hacían después de algo tan estresante como aquello. Mientras el miedo se iba desinflando, pasó la vista para saber cómo se encontraba el resto y cierta seriedad iba tomando su sitio. Necesitaban una explicación, y los sollozos y malas caras de los pequeños no les iban a salvar de darla.
No se esperó la potente discusión que empezó entre ellos, mirando sorprendido a uno y otro mientras intercambiaban las primeras acusaciones. No había que ser muy listo para saber que Damian podía liarla de vez en cuando, pero en ningún momento el neoyorquino lo habría visto capaz de hacer semejante temeridad. Ni a uno ni a otro, claro, pero parecía que les había dado demasiada confianza. Por el momento Rick se limitó a escuchar de brazos cruzados las respuestas de ellos y los mayores, formando su opinión al respecto en su cabeza.
Ethan fue el primero en traer algo de razón que, esperaba, hiciera entender a los pequeños el peso de sus acciones, si bien no estaba del todo de acuerdo con las "excursiones". En un mundo ideal le encantaría que el camino a cualquier sitio fuera un paseo tranquilo y cada sitio algo tan aparentemente seguro como el palacete, pero Rick tenía muy claro que Rocavarancolia no era así. Si salían era por comida, información o recursos que les ayudaran a sobrevivir, el ocio no era una de sus prioridades. No es que se negara si ocurría, le encantaría que así fuera siempre, pero era más una excepción que la norma por allí. Lo último que dijo le hizo arquear una ceja por la pieza que se acababa de presentar para un puzzle que desconocía. -(¿A quién te refieres?)- se preguntó. Asumió que debía ser alguien de La Tierra antes de venir a la ciudad, no lo había visto tan unido a Serena como para pensar que se refería a ella.
Apartó aquellas dudas para otro momento y siguió prestando atención a la conversación, ahora siendo Damian el que daba a gritos su versión frente al polaco. Rick frunció el ceño por la reacción prácticamente nula del chiquillo a lo que acababan de explicarle, pero mantuvo su paciencia por el momento. Eran muchos para hacérselo entender al fin y al cabo. Lo que sí hizo fue avisar con un conciso -Eh, eh- para llamar a la calma al italiano, con un gesto de las manos para que bajara el tono, aunque el método de Connor pareció más efectivo. Estaba de acuerdo con su mensaje, pero las formas en cambio... Debían entenderlo, pero no sabía si explicarlo con ira era lo mejor aunque no tuvieran fuerzas para replicar.
Cuando el motero terminó, aprovechó para aportar su palabra. -Podéis estar seguros de que lo tendremos en cuenta,- empezó serio mirando a ambos niños. Al menos él lo haría ahora que quedaba demostrado que no solo Damian podía ser un liante. Lo demás en su explicación siguió con un tono suave y firme, lleno de la preocupación que les estaban intentando transmitir sin sumar a la sensación de regañina: -pero tal y como han dicho habéis acabado saliendo los dos. Mirad, aunque nos estemos esforzando en los entrenamientos y tengamos magia este sitio sigue siendo muy peligroso. Salir solos no es una buena idea y mucho menos por la noche. ¿Qué pensabais hacer si algo salía mal?- Justo después de decir aquello, se giró por un momento al escuchar la aportación del varmano. Su reflexión le hizo agachar un instante la cabeza, pensando en lo cierto que era. Eran niños, podrían haber hecho algo así antes, pero... -Pues sí, pero a estas alturas y con todo lo que ha pasado...- comentó cansado, con un suspiro al final. Eran niños, sí, pero habían visto a una compañera morir, les habían atacado ratas con espinas y habían sentido el miedo por la sombra de mil ojos. -(Si hubiera sido el primer día lo entendería, ¿pero ahora? ¿No han aprendido nada?)-
La siguiente pregunta volvió su atención a Aniol y Damian, fijándose un poco más en lo que llevaban. Un macuto, los cuchillos del italiano y... ¿eso era el mapa? -¿Cuánto tiempo pensabais estar fuera? ¿Dónde... Dónde íbais a ir?- se sumó algo nervioso.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Sendar
18/04/24, 04:55 pm
Surcar el océano de alquitrán sin un mísero faro de luz en la distancia era tarea imposible para el niño. Ni siquiera podía echarle las culpas al modo en que se habían desenvuelto las circunstancias, si se sentía solo era única y exclusivamente su culpa.
Las palabras de su angelito de la guarda no fueron ningún bálsamo ante las quemaduras. Llegaron desde una suavidad razonable pero neutra y aún así Aniol se encontraba aterrado por haber decepcionado a las personas a las que más quería. Al igual que Ethan evitó su mirada consiguiendo clavar sus ojos en algún punto indeterminado del suelo. No fue hasta que la voz del chico se entrecortó por la emoción que buscó su rostro con urgencia, quizás en un gesto masoquista para que se le grabara a fuego lo que había conseguido aquella noche.
¿Qué si había merecido la pena?
Fue una pregunta amarga incapaz de responder pues su mente sumergida en la fantasía nocturna no se había molestado en mirar más allá de los primeros cinco minutos de su plan.
En aquel punto el niño había conseguido sosegar su llanto a uno mucho más controlado y cauto ya que aún en la tristeza sabía que debía escuchar a sus mayores. Sin embargo, las palabras de Damian fueron lava líquida sobre su espalda, cuchillos afilados que amenazaban con rasgar sus oídos con la misma delicadeza con la que él le había apuñalado antes.
Cada insulto y cada rata mentirosa le hicieron parpadear, sobrepasado por una marea de emociones que él mismo se había labrado. Infló las mejillas, cerró los puños y su corazón se rebeló en el pecho aumentando su ritmo. Pero guardó silencio. Permaneció callado incluso con la jerga de Connor. Sencillamente permaneció. Por mucho que le apeteciera desaparecer.
El dedo del canadiense le señalaba y durante unos segundos no pudo más que preguntarse quién se creía que era para hablarle así cuando ni siquiera sus padres empleaban ese tono con él para decirle las cosas que hacía mal.
Aniol inspiró con lágrimas mudas. Captaba el mensaje. Pero seguía siendo lo que era, un niño, y el egoísmo y la frustración le abrazaban con una calidez de la que el grupo le rehuía. Hasta entonces siempre que lloraba había tenido una mano amiga en el hombro o el abrigo de un abrazo consolador. En esta ocasión solo estaba obteniendo palabras, otra señal de cuán irreparable le parecía su situación.
Y de repente llegó Nohlem en voz queda, puede que su intención no fuera tal pero el niño sintió un alivio tremendo cuando remó a favor de ambos aunque fuera de manera mínima. El rostro del pequeño se arrugó en una mueca que no tardó en tapar con las manos. Lloró el miedo que le daba todo mientras miraba a Nohlem con agradecimiento, era como si le hubieran quitado una carga sobre sus hombros que no le pertenecía. Aunque por supuesto ese pensamiento era demasiado complejo como para desentrañarlo con éxito.
La pregunta quedó en el aire. En especial con la intervención de Rick y la vergüenza que sintió ante la certeza de que todos tendrían en cuenta lo ocurrido. ¿A qué se refería exactamente? ¿Habría más consecuencias aparte de la confianza perdida? No le parecía justo, mucho menos cuando el neoyorquino era una de las personas que más interés había mostrado en adentrarse en el palacete tras Kalna cuando el edificio también podía cobijar monstruos.
¿Cuándo estaba bien? ¿Cuándo estaba mal?
Miró a Damian con las últimas preguntas del interrogatorio aprisionándoles. Los ojos del pequeño le instaron a que guardara silencio, quizás una pequeña tregua entre ambos para salir lo más indemnes posibles. Cuánto pensaban estar fuera y a dónde iban sería una interrogante de la eterna madrugada. Luego la dirección de sus zapatos y su voz se proyectaron hacia el varmano, la figura a la que más identificaba como un aliado.
—Solo queríamos jugar... —dijo, pretendiendo refugiarse en el verde agua del granta. Era casi toda la verdad. No sabía si esperaban una respuesta más elaborada pero si ahondaba un poco en su fuero interno necesitaba salir. Y lo único que se le ocurría era porque deseaba jugar y pasárselo bien con todas sus fuerzas. ¿Acaso podía ser otra cosa? Él no había presenciado ninguna rata asesina, tampoco la sombra que la mayoría de sus amigos avistaron hacía unas semanas. Lo único que pudo ver fue el partir de Serena y eso ocurrió dentro de Sendar, el lugar al que todos forzaban por llamar seguro. Por lo que a él respectaba el gris vacío rodeaba el torreón mientras que los colores y las historias por contar se daban allí fuera, lejos de todo puente de madera y foso.
El llanto no se descontrolaba pero tampoco cesaba. Era una sensación horrible porque por primera vez en mucho tiempo no podía tirar del retrete, si no que de pronto era demasiado consciente de dónde se encontraba. Aniol dejó escapar todo el aire de sus pulmones con un último quejido y se deshizo del mapa y el macuto dejándolos en una mesa. Solo se giró hacia Ethan una última vez moqueando con el corazón encogido.
—Nu... no ha merecido la pena... lo siento —y se apresuró a salir corriendo por las escaleras con la esperanza de que nadie siguiera sus pasos. Lo peor de todo es que no solo podía haber perdido a su mejor amigo para siempre si no que Connor tenía razón. No estaban en un jodido parque de atracciones.
Pero sí en una cárcel.
Las palabras de su angelito de la guarda no fueron ningún bálsamo ante las quemaduras. Llegaron desde una suavidad razonable pero neutra y aún así Aniol se encontraba aterrado por haber decepcionado a las personas a las que más quería. Al igual que Ethan evitó su mirada consiguiendo clavar sus ojos en algún punto indeterminado del suelo. No fue hasta que la voz del chico se entrecortó por la emoción que buscó su rostro con urgencia, quizás en un gesto masoquista para que se le grabara a fuego lo que había conseguido aquella noche.
¿Qué si había merecido la pena?
Fue una pregunta amarga incapaz de responder pues su mente sumergida en la fantasía nocturna no se había molestado en mirar más allá de los primeros cinco minutos de su plan.
En aquel punto el niño había conseguido sosegar su llanto a uno mucho más controlado y cauto ya que aún en la tristeza sabía que debía escuchar a sus mayores. Sin embargo, las palabras de Damian fueron lava líquida sobre su espalda, cuchillos afilados que amenazaban con rasgar sus oídos con la misma delicadeza con la que él le había apuñalado antes.
Cada insulto y cada rata mentirosa le hicieron parpadear, sobrepasado por una marea de emociones que él mismo se había labrado. Infló las mejillas, cerró los puños y su corazón se rebeló en el pecho aumentando su ritmo. Pero guardó silencio. Permaneció callado incluso con la jerga de Connor. Sencillamente permaneció. Por mucho que le apeteciera desaparecer.
El dedo del canadiense le señalaba y durante unos segundos no pudo más que preguntarse quién se creía que era para hablarle así cuando ni siquiera sus padres empleaban ese tono con él para decirle las cosas que hacía mal.
Aniol inspiró con lágrimas mudas. Captaba el mensaje. Pero seguía siendo lo que era, un niño, y el egoísmo y la frustración le abrazaban con una calidez de la que el grupo le rehuía. Hasta entonces siempre que lloraba había tenido una mano amiga en el hombro o el abrigo de un abrazo consolador. En esta ocasión solo estaba obteniendo palabras, otra señal de cuán irreparable le parecía su situación.
Y de repente llegó Nohlem en voz queda, puede que su intención no fuera tal pero el niño sintió un alivio tremendo cuando remó a favor de ambos aunque fuera de manera mínima. El rostro del pequeño se arrugó en una mueca que no tardó en tapar con las manos. Lloró el miedo que le daba todo mientras miraba a Nohlem con agradecimiento, era como si le hubieran quitado una carga sobre sus hombros que no le pertenecía. Aunque por supuesto ese pensamiento era demasiado complejo como para desentrañarlo con éxito.
La pregunta quedó en el aire. En especial con la intervención de Rick y la vergüenza que sintió ante la certeza de que todos tendrían en cuenta lo ocurrido. ¿A qué se refería exactamente? ¿Habría más consecuencias aparte de la confianza perdida? No le parecía justo, mucho menos cuando el neoyorquino era una de las personas que más interés había mostrado en adentrarse en el palacete tras Kalna cuando el edificio también podía cobijar monstruos.
¿Cuándo estaba bien? ¿Cuándo estaba mal?
Miró a Damian con las últimas preguntas del interrogatorio aprisionándoles. Los ojos del pequeño le instaron a que guardara silencio, quizás una pequeña tregua entre ambos para salir lo más indemnes posibles. Cuánto pensaban estar fuera y a dónde iban sería una interrogante de la eterna madrugada. Luego la dirección de sus zapatos y su voz se proyectaron hacia el varmano, la figura a la que más identificaba como un aliado.
—Solo queríamos jugar... —dijo, pretendiendo refugiarse en el verde agua del granta. Era casi toda la verdad. No sabía si esperaban una respuesta más elaborada pero si ahondaba un poco en su fuero interno necesitaba salir. Y lo único que se le ocurría era porque deseaba jugar y pasárselo bien con todas sus fuerzas. ¿Acaso podía ser otra cosa? Él no había presenciado ninguna rata asesina, tampoco la sombra que la mayoría de sus amigos avistaron hacía unas semanas. Lo único que pudo ver fue el partir de Serena y eso ocurrió dentro de Sendar, el lugar al que todos forzaban por llamar seguro. Por lo que a él respectaba el gris vacío rodeaba el torreón mientras que los colores y las historias por contar se daban allí fuera, lejos de todo puente de madera y foso.
El llanto no se descontrolaba pero tampoco cesaba. Era una sensación horrible porque por primera vez en mucho tiempo no podía tirar del retrete, si no que de pronto era demasiado consciente de dónde se encontraba. Aniol dejó escapar todo el aire de sus pulmones con un último quejido y se deshizo del mapa y el macuto dejándolos en una mesa. Solo se giró hacia Ethan una última vez moqueando con el corazón encogido.
—Nu... no ha merecido la pena... lo siento —y se apresuró a salir corriendo por las escaleras con la esperanza de que nadie siguiera sus pasos. Lo peor de todo es que no solo podía haber perdido a su mejor amigo para siempre si no que Connor tenía razón. No estaban en un jodido parque de atracciones.
Pero sí en una cárcel.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Torreón Sendar
18/04/24, 06:08 pm
Damian estaba con la vorágine de sentimientos descontrolada, un verdadero tornado contenido en su pequeño cuerpo que normalmente desahogaría haciendo más pataletas, tirándose al suelo, gritando a todo lo gritable y romper cosas contra el suelo.
No lo hizo porque, aparte de que se sentía fatal y muy dolido, el grito de Connor lo enderezó y tensó los párpados. Podría ser su colega, su amigo grandullón con el que ha tenido bailes, pisotones, aplastamientos, lo que sea. Eso no quitaba lo intimidante que era dando explicaciones a diferencia de la dura suavidad de Ethan. El canadiense se encargó de poner a los dos en su sitio, con el italiano tragando saliva cuando le habló directamente, enseñando los dientes apretados en una mueca triste.
De nuevo no podía decir nada, hasta con el comentario en voz baja de Nohlem no podía defenderse porque, aparte del infame movimiento de Aniol y sus quejas al respecto, no le quedaba por decir nada más y él lo sabía solo que no quería generar más regaños.
Por eso también oyó a Rick, quien lo pilló con las manos en la masa. Pasó su mano por la funda del cuchillo, ese comentario sobre hacer algo en una mala situación le dio mucho bajón. Confiaba en sí mismo pero no en la imagen que los adultos tenían de él, llevándose un amargo chasco.
De mientras fue a mirar por lo bajo al polaco, con un semblante triste. Era su amigo, su mejor amigo, su primer amigo de su edad. Era una ilusión muy grande que se ha teñido de una amarga tensión por los actos del otro, pensamientos que le daban dolor de cabeza y no entendía del todo. No era como con su mamá o como con los demás en su circo o incluso como los que son más mayores que él, tenía un valor más distinto, más nuevo. Le daba miedo perder ese valor en el fondo, por eso lo triste ganaba a lo iracundo. Aun así el daño se lo hizo, sería una herida que sanaría a su manera.
Levantó la mirada ante la pregunta del varmano, sencilla pero bien clara. Damian pasaría sus ojos llenos de conflicto en todos. Rag, Airi, Connor, Ethan, Rick, Nohlem… No era fácil mirarlos, no podía evitar sentir eso de haberla cagado pero bien y a peor fue con las otras preguntas de Rick.
Sus ojos rodaron con algo de apuro hacia Aniol y el chico, por muy rata traidora que fuese, tenía en su mirada llena de lágrimas el mismo sentimiento, las mismas ganas de huir. Un poco de enfado se le podía leer al italiano pero quería evadirse de lo que no le estaba gustando: el sermón.
—Si, solo un ratito… —continuó gruñendo por lo bajo, dejando caer los brazos con cansancio. Terminó dándole la razón a quien recién le escupió insultos, rabia, coraje. Sin embargo se tragó su pataleta con amargura, confesando algo que, al fin y al cabo, era cierto.
Solo quería jugar, pasarlo bien con su mejor amigo y no terminar en un maldito interrogatorio. Ahora solo lo estaba pasando fatal, sintiendo a todo y a todos en su contra. Se frotó la nariz, podía escuchar la congoja de Aniol todo el rato y le punzaba por dentro, él también estaba mal y se negaba a llorar por no dejar su puesto de chico duro que no suelta una sola lágrima a pesar de que charcos brillosos adornaban sus ojos negros.
El polaco se disculpó, corriendo escaleras arriba. Damian en cualquier otro giro de los acontecimientos lo seguiría pero no deseaba tenerlo cerca, eso le daba angustia. Por eso se quedó ahí, solo, mirando a los demás mustio.
—Yo… también lo siento. No lo haré más —sus palabras si fuesen sólidas serían una plasta de barro, cayendo contra el suelo haciendo un sonido asqueroso porque así se sentía el italiano.
Quería dar la disculpa que sentía a medias e irse pero sus pasos delataban al que señalaron culpable, yendo lento y cabizbajo a no sabía donde ni a qué habitación. Mientras no estuviese Aniol, estaría tranquilo.
Pero eso último sería mentira.
No lo hizo porque, aparte de que se sentía fatal y muy dolido, el grito de Connor lo enderezó y tensó los párpados. Podría ser su colega, su amigo grandullón con el que ha tenido bailes, pisotones, aplastamientos, lo que sea. Eso no quitaba lo intimidante que era dando explicaciones a diferencia de la dura suavidad de Ethan. El canadiense se encargó de poner a los dos en su sitio, con el italiano tragando saliva cuando le habló directamente, enseñando los dientes apretados en una mueca triste.
De nuevo no podía decir nada, hasta con el comentario en voz baja de Nohlem no podía defenderse porque, aparte del infame movimiento de Aniol y sus quejas al respecto, no le quedaba por decir nada más y él lo sabía solo que no quería generar más regaños.
Por eso también oyó a Rick, quien lo pilló con las manos en la masa. Pasó su mano por la funda del cuchillo, ese comentario sobre hacer algo en una mala situación le dio mucho bajón. Confiaba en sí mismo pero no en la imagen que los adultos tenían de él, llevándose un amargo chasco.
De mientras fue a mirar por lo bajo al polaco, con un semblante triste. Era su amigo, su mejor amigo, su primer amigo de su edad. Era una ilusión muy grande que se ha teñido de una amarga tensión por los actos del otro, pensamientos que le daban dolor de cabeza y no entendía del todo. No era como con su mamá o como con los demás en su circo o incluso como los que son más mayores que él, tenía un valor más distinto, más nuevo. Le daba miedo perder ese valor en el fondo, por eso lo triste ganaba a lo iracundo. Aun así el daño se lo hizo, sería una herida que sanaría a su manera.
Levantó la mirada ante la pregunta del varmano, sencilla pero bien clara. Damian pasaría sus ojos llenos de conflicto en todos. Rag, Airi, Connor, Ethan, Rick, Nohlem… No era fácil mirarlos, no podía evitar sentir eso de haberla cagado pero bien y a peor fue con las otras preguntas de Rick.
Sus ojos rodaron con algo de apuro hacia Aniol y el chico, por muy rata traidora que fuese, tenía en su mirada llena de lágrimas el mismo sentimiento, las mismas ganas de huir. Un poco de enfado se le podía leer al italiano pero quería evadirse de lo que no le estaba gustando: el sermón.
—Si, solo un ratito… —continuó gruñendo por lo bajo, dejando caer los brazos con cansancio. Terminó dándole la razón a quien recién le escupió insultos, rabia, coraje. Sin embargo se tragó su pataleta con amargura, confesando algo que, al fin y al cabo, era cierto.
Solo quería jugar, pasarlo bien con su mejor amigo y no terminar en un maldito interrogatorio. Ahora solo lo estaba pasando fatal, sintiendo a todo y a todos en su contra. Se frotó la nariz, podía escuchar la congoja de Aniol todo el rato y le punzaba por dentro, él también estaba mal y se negaba a llorar por no dejar su puesto de chico duro que no suelta una sola lágrima a pesar de que charcos brillosos adornaban sus ojos negros.
El polaco se disculpó, corriendo escaleras arriba. Damian en cualquier otro giro de los acontecimientos lo seguiría pero no deseaba tenerlo cerca, eso le daba angustia. Por eso se quedó ahí, solo, mirando a los demás mustio.
—Yo… también lo siento. No lo haré más —sus palabras si fuesen sólidas serían una plasta de barro, cayendo contra el suelo haciendo un sonido asqueroso porque así se sentía el italiano.
Quería dar la disculpa que sentía a medias e irse pero sus pasos delataban al que señalaron culpable, yendo lento y cabizbajo a no sabía donde ni a qué habitación. Mientras no estuviese Aniol, estaría tranquilo.
Pero eso último sería mentira.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
18/04/24, 07:44 pm
Estaba demasiado cansado. Ahora que la adrenalina y el miedo se veían disipados lo único que quedaba era el lamento de un cuerpo agotado. Su corazón había regresado a un ritmo constante, pero ahora era su cabeza quien decidía seguir latiendo a un compás demoledor. En otras circunstancias, en otro momento y en otro lugar habría reunido fuerzas para volver a opinar en aquella amalgama de conversación pero siendo honestos lo único que deseaba es que la noche llegará a su fin para poder sonreír ante un nuevo día.
Damian le había ignorado para con el sarcasmo más ponzoñoso replicar de malas maneras a su cómplice en batallas, no podía juzgarlo por reaccionar así ante semejante traición. Connor y sus malas formas aunque estuvieran rebajadas seguían reverberando en el interior de sus oídos, un eco que se clavaban como cuchillos en su sien y al que le hubiera encantado acallar, ya no por los niños, si no por un dolor interior que cada vez se le hacía más lúcido. De nuevo, no podía juzgarlo, como tampoco podía hacerlo ante las palabras del felino.
Eran niños, era una realidad, tan dura como que ninguno de aquella sala se alejaba mucho de ese concepto. ¿El mayor de ellos que tenía, 20 años? Darle voz a esa situación solo la volvía más lamentable, estaban jugando a ser adultos cuando todos en algún momento habían actuado igual de mal y sin la excusa de una edad que pudiera defenderlos. ¿Si él mismo estaba perdiendo la cordura en tan poco tiempo que iba a exigirle a unos pobres críos? Su mirada vaciló perdida en algún punto indefinido de la habitación, escuchaba todo pero no prestaba atención a nadie.
Solo se ladeó para dedicarle una fugaz mirada a Rick, la confusión visible en su rostro al no entender a qué se refería. ¿Estaba recriminando a los niños ser precisamente niños? Claro que era preocupante que no se hubieran dado cuenta del horrendo contexto en el que vivían pero es que… tenían 10 años. Prefería mil veces recordarles todos los días que salir era peligroso a que haber vivido la muerte directa de una compañera pudiera sepultar de forma injusta sus años de inocencia. Nadie de esa habitación se merecía estar viviendo lo que estaban viviendo, pero desde luego que no podía medir con la misma vara a los más mayores que a los pobres que solo intentaban adaptarse a un secuestro que no acababan de entender.
Trató de contener un suspiro principalmente porque las lágrimas del polaco aún sin verlas ganaban demasiada consistencia en su mente. Su cabreo se iba deshaciendo con cada una de ellas, convirtiendo la arena en barro mojado y para cuando les brindó por fin una respuesta notó cómo era prácticamente engullido por las inmensas dunas de aquel problema. Esperaba, estúpido de él, alguna solución lógica, una argumentación con la que poder defenderlo o un berrinche de los que quemaban… pero no, lo unico que recibió fue una respuesta escueta, simple e inocente. Una respuesta que estaba dando un niño, no un superviviente.
¨Solo queríamos jugar¨
El impacto fue tan certero que sintió el impulso de disculparse primero, sin saber siquiera el motivo por el que exactamente hacerlo. Levantó la mirada, esta vez hacía el techo para que pudiera aguantar las ganas inmensas que tenía de desbordarse allí mismo y esperó con paciencia y desasosiego a que la conversación pudiera morir sola. Tenía un nudo en la garganta y una herida en el corazón bastante más dolorosa de lo que el terror o la ansiedad por aquel lugar pudiera hacerle, porque esta vez lo que sentía era una impotencia tan abrumadora como la que había soñado horas antes.
Ambos se disculparon en un hilo de voz tan escueto que siquiera supo que responderles. Su mirada se cargó de brillos sin tener muy claro si las lágrimas que reflejaban eran las de Aniol o las suyas propias pero poco más pudo hacer que seguir al peque con la vista hasta que este se perdió escaleras arriba, con Damian al menos pudo llegar a abrir los labios en un gesto mudó que no llegó a nada, pues por mucho que quería hablar no encontraba las palabras adecuadas para hacerlo.
Estaba exhausto, tanto que cuando ambos se encontraban ya lejos se dejó caer en el sofá sin ganas de querer seguir con el drama. Hoy no era su día, estaba tan drenado emocionalmente que si hubiera podido desaparecer durante unos instantes para desentenderse de todas las obligaciones que le correspondían, sinceramente, lo habría hecho. En vez de eso, se quedó allí, frotándose el lateral del rostro agotado mientras mentalmente se fustigaba en perdones que no llegaban a ningún lugar.
Se disculpaba por no haber servido de confidente, porque aquellas inquietudes nunca pudieran haber sido compartidas, porque no hubieran logrado solventar su aburrimiento y agobio, por no haber sido una figura de apoyo y porque Aniol siquiera hubiera podido mirarle cuando estaba dando explicaciones. No se sentía suficiente, porque sabía que nunca lo sería, no podía sustituir a sus familias, ni hacer de esas ruinas un sustituto perfecto de lo que era su hogar. No podría devolverles una infancia que se arruinaba por momentos ni protegerlos de un lugar que nadie entendía.
Si pedía perdón era porque sabía que nadie fuera de ese dichoso torreón lo haría. Por qué no se merecían esa puta mierda pero nada iba a cambiar que siguieran comiéndosela.
Nohlem tenía toda la razón, mucho estaban tardando en romperse.
Damian le había ignorado para con el sarcasmo más ponzoñoso replicar de malas maneras a su cómplice en batallas, no podía juzgarlo por reaccionar así ante semejante traición. Connor y sus malas formas aunque estuvieran rebajadas seguían reverberando en el interior de sus oídos, un eco que se clavaban como cuchillos en su sien y al que le hubiera encantado acallar, ya no por los niños, si no por un dolor interior que cada vez se le hacía más lúcido. De nuevo, no podía juzgarlo, como tampoco podía hacerlo ante las palabras del felino.
Eran niños, era una realidad, tan dura como que ninguno de aquella sala se alejaba mucho de ese concepto. ¿El mayor de ellos que tenía, 20 años? Darle voz a esa situación solo la volvía más lamentable, estaban jugando a ser adultos cuando todos en algún momento habían actuado igual de mal y sin la excusa de una edad que pudiera defenderlos. ¿Si él mismo estaba perdiendo la cordura en tan poco tiempo que iba a exigirle a unos pobres críos? Su mirada vaciló perdida en algún punto indefinido de la habitación, escuchaba todo pero no prestaba atención a nadie.
Solo se ladeó para dedicarle una fugaz mirada a Rick, la confusión visible en su rostro al no entender a qué se refería. ¿Estaba recriminando a los niños ser precisamente niños? Claro que era preocupante que no se hubieran dado cuenta del horrendo contexto en el que vivían pero es que… tenían 10 años. Prefería mil veces recordarles todos los días que salir era peligroso a que haber vivido la muerte directa de una compañera pudiera sepultar de forma injusta sus años de inocencia. Nadie de esa habitación se merecía estar viviendo lo que estaban viviendo, pero desde luego que no podía medir con la misma vara a los más mayores que a los pobres que solo intentaban adaptarse a un secuestro que no acababan de entender.
Trató de contener un suspiro principalmente porque las lágrimas del polaco aún sin verlas ganaban demasiada consistencia en su mente. Su cabreo se iba deshaciendo con cada una de ellas, convirtiendo la arena en barro mojado y para cuando les brindó por fin una respuesta notó cómo era prácticamente engullido por las inmensas dunas de aquel problema. Esperaba, estúpido de él, alguna solución lógica, una argumentación con la que poder defenderlo o un berrinche de los que quemaban… pero no, lo unico que recibió fue una respuesta escueta, simple e inocente. Una respuesta que estaba dando un niño, no un superviviente.
¨Solo queríamos jugar¨
El impacto fue tan certero que sintió el impulso de disculparse primero, sin saber siquiera el motivo por el que exactamente hacerlo. Levantó la mirada, esta vez hacía el techo para que pudiera aguantar las ganas inmensas que tenía de desbordarse allí mismo y esperó con paciencia y desasosiego a que la conversación pudiera morir sola. Tenía un nudo en la garganta y una herida en el corazón bastante más dolorosa de lo que el terror o la ansiedad por aquel lugar pudiera hacerle, porque esta vez lo que sentía era una impotencia tan abrumadora como la que había soñado horas antes.
Ambos se disculparon en un hilo de voz tan escueto que siquiera supo que responderles. Su mirada se cargó de brillos sin tener muy claro si las lágrimas que reflejaban eran las de Aniol o las suyas propias pero poco más pudo hacer que seguir al peque con la vista hasta que este se perdió escaleras arriba, con Damian al menos pudo llegar a abrir los labios en un gesto mudó que no llegó a nada, pues por mucho que quería hablar no encontraba las palabras adecuadas para hacerlo.
Estaba exhausto, tanto que cuando ambos se encontraban ya lejos se dejó caer en el sofá sin ganas de querer seguir con el drama. Hoy no era su día, estaba tan drenado emocionalmente que si hubiera podido desaparecer durante unos instantes para desentenderse de todas las obligaciones que le correspondían, sinceramente, lo habría hecho. En vez de eso, se quedó allí, frotándose el lateral del rostro agotado mientras mentalmente se fustigaba en perdones que no llegaban a ningún lugar.
Se disculpaba por no haber servido de confidente, porque aquellas inquietudes nunca pudieran haber sido compartidas, porque no hubieran logrado solventar su aburrimiento y agobio, por no haber sido una figura de apoyo y porque Aniol siquiera hubiera podido mirarle cuando estaba dando explicaciones. No se sentía suficiente, porque sabía que nunca lo sería, no podía sustituir a sus familias, ni hacer de esas ruinas un sustituto perfecto de lo que era su hogar. No podría devolverles una infancia que se arruinaba por momentos ni protegerlos de un lugar que nadie entendía.
Si pedía perdón era porque sabía que nadie fuera de ese dichoso torreón lo haría. Por qué no se merecían esa puta mierda pero nada iba a cambiar que siguieran comiéndosela.
Nohlem tenía toda la razón, mucho estaban tardando en romperse.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Sendar
19/04/24, 10:11 am
La conversación siguió su curso con las palabras de Nohlem y de Rick. Mientras tanto Connor siguió de brazos cruzados y una mirada más atenta al puente ya subido que a sus compañeros en general. Estaba harto de todo aquello por no decir hasta los putos cojones. El varmano tenía razón en que eran niños, justamente por eso habían hecho esa gilipollez, pero su cabreo era tan jodidamente grande y habían hecho algo tan peligroso que para Connor aquello no era suficiente.
Y aún así una parte hipócrita de él podía llegar a entenderlos. Había vivido putas penurias en las calles de Toronto cuando era un crío y hasta que no llegó Eva para dejarle claro sus nulas posibilidades de sobrevivir solo... él casi siempre había creído que no necesitaba a nadie. En aquella ciudad llena de peligros pero rodeados de un grupo que les defendía y les daba una puta falsa sensación de seguridad... Un grupo que les mantenía felices todo lo que podía... Sí, una parte de él podía llegar a entender que tenía que haber sido fácil para ellos ser tan jodidamente gilipollas como para creer que podían sobrevivir solos siendo unos críos.
Pero su mente aún vagaba en aquellos tensos instantes, corriendo detrás de los niños e imaginándose un montón de puñeteras situaciones en las que acababan reventados contra el suelo por culpa de algún monstruo. Su preocupación disparaba como un revólver una rabia acorralada y asustadiza que no dejaba de pensar en si aquella escena sangrienta e imaginaria sería el último susto que les darían tras otra escapada nocturna. Así que no, para Connor seguía sin ser suficiente que fueran niños. Su propio miedo le impedía ver más allá. Pero hasta él podía saber cuándo había dicho lo justo y necesario, o al menos algunas veces... Aniol y Damian se mostraban acongojados y con miradas gachas, empezando a arrepentirse de sus actitudes y a aceptar las regañinas. A pesar de que Connor seguía visiblemente muy molesto, su ceño fruncido terminó por suavizarse, quizás una señal de que pronto empezaría a calmarse de verdad. O quizás tras estar fuera de peligro su cuerpo empezaba a apagarse y buscar un mínimo de sueño que no había encontrado en lo que llevaba de noche.
Fuera como fuera, Connor se limitó a suspirar con una expresión seria y hastiada cuando ambos niños se disculparon finalmente, negando con la cabeza como último broche a un enfado que si bien empezaba a disiparse aún quedaba camino para eso. Aniol corrió escaleras arriba y Damian se quedó momentáneamente abajo, obviamente aún molesto con el polaco tras una brecha que tendrían que volver a cerrar entre los dos. Pero tras todo lo ocurrido aquello no era su jodido problema, o si podía hacer algo para ayudar no iba a ser esa noche. Estaba jodidamente cansado y de una manera muy injusta molesto con todo el puto mundo por alguna razón, sin querer socializar con nadie más o lidiar con la emociones del resto o las suyas propias. Eran los días monótonos y seguros que prometían una seguridad duradera, solo para volver el contador a cero tras momentos como esos... Vuelta a empezar, cabronazo. Eran unos cigarrillos inexistentes que le mantenían al borde de querer romper algo con todas sus fuerzas a la mínima oportunidad de enfado. Era su puta impotencia a la hora de dormir aquella noche... Y era la vuelta de aquel pensamiento que tuvo cuando vieron a esa sombra de los cojones: No podrían sobrevivir en esa ciudad... ¿Cómo podían? Ni siquiera eran capaces de mantener a unos críos allí dentro...
-Me voy a la puta cama, joder...- Fue lo único que murmuró con un rostro molesto y cansado a partes iguales, antes de recoger el macuto que había dejado Aniol sobre la mesa y emprender el camino escaleras arriba. Sabía que no iba a dormir una mierda y menos con lo ocurrido, así que su mente se quedaba más tranquila si guardaba el macuto y vigilaba que Aniol y Damian no se escapaban de nuevo, por muy improbable que le pareciera que tuvieran valor de intentarlo otra vez...
Iba a ser una noche muy larga.
Y aún así una parte hipócrita de él podía llegar a entenderlos. Había vivido putas penurias en las calles de Toronto cuando era un crío y hasta que no llegó Eva para dejarle claro sus nulas posibilidades de sobrevivir solo... él casi siempre había creído que no necesitaba a nadie. En aquella ciudad llena de peligros pero rodeados de un grupo que les defendía y les daba una puta falsa sensación de seguridad... Un grupo que les mantenía felices todo lo que podía... Sí, una parte de él podía llegar a entender que tenía que haber sido fácil para ellos ser tan jodidamente gilipollas como para creer que podían sobrevivir solos siendo unos críos.
Pero su mente aún vagaba en aquellos tensos instantes, corriendo detrás de los niños e imaginándose un montón de puñeteras situaciones en las que acababan reventados contra el suelo por culpa de algún monstruo. Su preocupación disparaba como un revólver una rabia acorralada y asustadiza que no dejaba de pensar en si aquella escena sangrienta e imaginaria sería el último susto que les darían tras otra escapada nocturna. Así que no, para Connor seguía sin ser suficiente que fueran niños. Su propio miedo le impedía ver más allá. Pero hasta él podía saber cuándo había dicho lo justo y necesario, o al menos algunas veces... Aniol y Damian se mostraban acongojados y con miradas gachas, empezando a arrepentirse de sus actitudes y a aceptar las regañinas. A pesar de que Connor seguía visiblemente muy molesto, su ceño fruncido terminó por suavizarse, quizás una señal de que pronto empezaría a calmarse de verdad. O quizás tras estar fuera de peligro su cuerpo empezaba a apagarse y buscar un mínimo de sueño que no había encontrado en lo que llevaba de noche.
Fuera como fuera, Connor se limitó a suspirar con una expresión seria y hastiada cuando ambos niños se disculparon finalmente, negando con la cabeza como último broche a un enfado que si bien empezaba a disiparse aún quedaba camino para eso. Aniol corrió escaleras arriba y Damian se quedó momentáneamente abajo, obviamente aún molesto con el polaco tras una brecha que tendrían que volver a cerrar entre los dos. Pero tras todo lo ocurrido aquello no era su jodido problema, o si podía hacer algo para ayudar no iba a ser esa noche. Estaba jodidamente cansado y de una manera muy injusta molesto con todo el puto mundo por alguna razón, sin querer socializar con nadie más o lidiar con la emociones del resto o las suyas propias. Eran los días monótonos y seguros que prometían una seguridad duradera, solo para volver el contador a cero tras momentos como esos... Vuelta a empezar, cabronazo. Eran unos cigarrillos inexistentes que le mantenían al borde de querer romper algo con todas sus fuerzas a la mínima oportunidad de enfado. Era su puta impotencia a la hora de dormir aquella noche... Y era la vuelta de aquel pensamiento que tuvo cuando vieron a esa sombra de los cojones: No podrían sobrevivir en esa ciudad... ¿Cómo podían? Ni siquiera eran capaces de mantener a unos críos allí dentro...
-Me voy a la puta cama, joder...- Fue lo único que murmuró con un rostro molesto y cansado a partes iguales, antes de recoger el macuto que había dejado Aniol sobre la mesa y emprender el camino escaleras arriba. Sabía que no iba a dormir una mierda y menos con lo ocurrido, así que su mente se quedaba más tranquila si guardaba el macuto y vigilaba que Aniol y Damian no se escapaban de nuevo, por muy improbable que le pareciera que tuvieran valor de intentarlo otra vez...
Iba a ser una noche muy larga.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Sendar
19/04/24, 10:03 pm
De todas las reacciones posibles que pudieran tener los niños, Rägjynn nunca hubiera imaginado que iba a ser aquella. Dejó escapar una exclamación de sorpresa al escuchar primero a Aniol y después a Damian gritar y ver la antorcha del italiano moverse a toda prisa en la distancia, cada vez más lejos de ellos y significando el fin de los susurros. El mjörní permanecía inmóvil mientras el movimiento se materializó a su alrededor.
Connor, estando ya más adelantado que nadie, actuó rápido, y Rick no tardó mucho en ponerse en marcha. El sonido del sable desplazándose por el suelo y la oscuridad a su alrededor le sobresaltaron, y debía agradecer tanto la llama que conjuró Airi como que Nohlem se encargase de recoger el arma. Sobre todo porque las fuentes de luz enseguida desaparecieron, habiéndose movido el neoyorquino con la vela y le sanaí con el conjuro.
Räg se apresuró a conjurar otra llama, pero tenía el mismo problema que su compañere: aun si ahora podía ver, la llama se apagaría si echaba a correr, por mucho que su intención fuese ayudar a Rick para convencer a Damian de que volviese. Tenía que volver al interior a por una antorcha y… Demasiado tarde para actuar, pero por suerte ambos estadounidenses habían logrado con éxito traer al polaco y al italiano de vuelta.
Y entonces empezaron las preguntas, las reprimendas, las culpas, las explicaciones, la lógica… las lágrimas. Se sentía impotente ante aquella situación. Una vez más no había podido hacer nada y una vez más no sabía qué decir o hacer. No sabía si la forma de Connor era más correcta que la de Rick o Ethan de abordar a los niños. El comentario de Nohlem hizo que mirase hacia el granta durante un instante: probablemente tenía razón. Asintió quedamente en su dirección, pero no sabía qué más hacer.
No sabía si debía hacer algo por intentar suavizar la situación, si podía ayudar a aliviar el dolor que claramente sentían Aniol y Damian o si debía dejar que recapacitasen por su cuenta. Además, evidentemente no eran los únicos que sufrían. Los de más edad podían tener argumentos razonables, palabras duras pero ciertas, o intentar ser comprensivos, pero seguía siendo duro para todos. A fin de cuentas, no dejaban de ser un grupo de personas muy jóvenes que habían sido obligados a verse envueltos en un ambiente terrorífico, mortal y con una grave carencia de información.
El escamas moradas sentía aquellas tres cosas con la claridad de la que les privaba la impenetrable noche, pero no sabía cómo gestionar la maraña que se estaba formando. Si aquello hubiese sido un conflicto ocurrido en el Templo habría sabido qué decir para tratar de mejorar la situación, o al menos eso quería pensar. Pero allí, en un entorno radicalmente distinto, con personas tan diferentes a lo que conocía… Siempre tenía aquella sensación que tiraba de él, de que debería estar haciendo algo, intervenir de algún modo a pesar de las circunstancias. Pero cada día que pasaba se volvía más y más complicado.
No sabía en qué momento habían vuelto al interior, Nohlem había vuelto a subir el puente y, en general, todos estaban empezando a moverse dentro del torreón. Aniol había desaparecido hacía rato y Damian parecía encaminarse escaleras arriba, aunque no tenía claro a dónde. No después de que hubieran tenido aquel conflicto entre ellos. Escuchó a Connor afirmar que volvía para cama y a Ethan dejarse caer pesadamente en el sofá. Miró en dirección a este último y se dio cuenta de que aún no había apagado la llama que se mantenía en su mano titilando levemente. Dudó, pues después de la mañana que había tenido el británico quería asegurarse de que no había vuelto a empeorar, pero el italiano también le preocupaba.
—Damian —lo llamó quedamente, sobresaltándose internamente por el repentino sonido de su propia voz, antinatural a sus oídos en aquel momento—. ¿Quieres… quieres dormir en nuestro cuarto? —Trató de que en su tono no se reflejase la intranquilidad y de transmitirle que podía contar con él si lo deseaba—. Yo subiré enseguida de vuelta a la cama…
Su intención era, tras recibir la respuesta del italiano fuera cual esta fuera, preguntar a Ethan si se encontraba bien, si quería que le dejase una antorcha encendida aprovechando que había prendido una llama y si quería un vaso de agua. Extendería la invitación a cualquiera que aun permaneciese en la planta baja. El mjörní había notado de pronto lo seca que tenía la garganta y tal vez les ocurriese lo mismo al resto.
Connor, estando ya más adelantado que nadie, actuó rápido, y Rick no tardó mucho en ponerse en marcha. El sonido del sable desplazándose por el suelo y la oscuridad a su alrededor le sobresaltaron, y debía agradecer tanto la llama que conjuró Airi como que Nohlem se encargase de recoger el arma. Sobre todo porque las fuentes de luz enseguida desaparecieron, habiéndose movido el neoyorquino con la vela y le sanaí con el conjuro.
Räg se apresuró a conjurar otra llama, pero tenía el mismo problema que su compañere: aun si ahora podía ver, la llama se apagaría si echaba a correr, por mucho que su intención fuese ayudar a Rick para convencer a Damian de que volviese. Tenía que volver al interior a por una antorcha y… Demasiado tarde para actuar, pero por suerte ambos estadounidenses habían logrado con éxito traer al polaco y al italiano de vuelta.
Y entonces empezaron las preguntas, las reprimendas, las culpas, las explicaciones, la lógica… las lágrimas. Se sentía impotente ante aquella situación. Una vez más no había podido hacer nada y una vez más no sabía qué decir o hacer. No sabía si la forma de Connor era más correcta que la de Rick o Ethan de abordar a los niños. El comentario de Nohlem hizo que mirase hacia el granta durante un instante: probablemente tenía razón. Asintió quedamente en su dirección, pero no sabía qué más hacer.
No sabía si debía hacer algo por intentar suavizar la situación, si podía ayudar a aliviar el dolor que claramente sentían Aniol y Damian o si debía dejar que recapacitasen por su cuenta. Además, evidentemente no eran los únicos que sufrían. Los de más edad podían tener argumentos razonables, palabras duras pero ciertas, o intentar ser comprensivos, pero seguía siendo duro para todos. A fin de cuentas, no dejaban de ser un grupo de personas muy jóvenes que habían sido obligados a verse envueltos en un ambiente terrorífico, mortal y con una grave carencia de información.
El escamas moradas sentía aquellas tres cosas con la claridad de la que les privaba la impenetrable noche, pero no sabía cómo gestionar la maraña que se estaba formando. Si aquello hubiese sido un conflicto ocurrido en el Templo habría sabido qué decir para tratar de mejorar la situación, o al menos eso quería pensar. Pero allí, en un entorno radicalmente distinto, con personas tan diferentes a lo que conocía… Siempre tenía aquella sensación que tiraba de él, de que debería estar haciendo algo, intervenir de algún modo a pesar de las circunstancias. Pero cada día que pasaba se volvía más y más complicado.
No sabía en qué momento habían vuelto al interior, Nohlem había vuelto a subir el puente y, en general, todos estaban empezando a moverse dentro del torreón. Aniol había desaparecido hacía rato y Damian parecía encaminarse escaleras arriba, aunque no tenía claro a dónde. No después de que hubieran tenido aquel conflicto entre ellos. Escuchó a Connor afirmar que volvía para cama y a Ethan dejarse caer pesadamente en el sofá. Miró en dirección a este último y se dio cuenta de que aún no había apagado la llama que se mantenía en su mano titilando levemente. Dudó, pues después de la mañana que había tenido el británico quería asegurarse de que no había vuelto a empeorar, pero el italiano también le preocupaba.
—Damian —lo llamó quedamente, sobresaltándose internamente por el repentino sonido de su propia voz, antinatural a sus oídos en aquel momento—. ¿Quieres… quieres dormir en nuestro cuarto? —Trató de que en su tono no se reflejase la intranquilidad y de transmitirle que podía contar con él si lo deseaba—. Yo subiré enseguida de vuelta a la cama…
Su intención era, tras recibir la respuesta del italiano fuera cual esta fuera, preguntar a Ethan si se encontraba bien, si quería que le dejase una antorcha encendida aprovechando que había prendido una llama y si quería un vaso de agua. Extendería la invitación a cualquiera que aun permaneciese en la planta baja. El mjörní había notado de pronto lo seca que tenía la garganta y tal vez les ocurriese lo mismo al resto.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
19/04/24, 10:10 pm
Airi ayudó a iluminar el camino de regreso, acompañando al pequeño grupo que incluía a ambos niños cediendo a dar un paso tras otro. Le sanaí les echó un vistazo de arriba abajo, casi juzgando si estaban en sus cabales o si les había ocurrido algo impredecible. Solo evitó mirarlos a los ojos. No quería que ocurriese allí, no en ese momento, donde no sabía qué emoción era la más presente en su mirada. ¿Miedo? ¿Enfado? ¿Desconcierto? Su mente ya tenía suficiente en qué pensar mientras trataba de mantener viva la llama que ardía sobre sus manos.
Solo pudo tomar una bocanada de aire profunda cuando estuvieron en el torreón y la puerta se cerró, seguida pronto por el chirrido del puente que estaba subiendo Nohlem. Fue entonces cuando empezó a notar el frío por la falta de algo de ropa de abrigo, y lo tensos que tenía los músculos. Disipó la llama, ahora que no era necesaria tanta iluminación, y se permitió descansar de sentirse drenade por ella.
No hizo falta que nadie iniciase la conversación, Aniol lo hizo. La respuesta inmediata de Damian le hizo mirar a ambos, pensando algo similar a sus compañeros al respecto. No le importaba quién hubiese empezado, eran los dos igual de temerarios y no entendía cómo o por qué había ocurrido aquello de todos modos. ¿Tenía que ser en mitad de la noche de todas las horas del día?
Las palabras de Ethan frenaron la explosión de Damian, y lo que dijo encajaba con todo lo que pensaba, así que asintió, corroborando algunas de sus palabras con voz suave, y agachando la cabeza al oír su última súplica, sintiendo el dolor de sus palabras. Si los niños no volviesen no creía que nadie allí pudiese levantar cabeza fácilmente. La desesperación le comía por dentro solo de imaginárselo.
Cuando comenzaron los gritos Airi no supo qué hacer para pararlos. Alzó las manos pidiendo calma, desconcertade por lo visceral de la reacción de Damian. No creía que ninguno de los dos estuviese mintiendo, pero la rabia de Damian era tan intensa como los rayos del Sol, haciéndole comprender un poco la situación. El niño solo paró con los gritos de Connor y, si bien Airi seguía sin entender por qué este siempre recurría a alzar la voz, sí que tenía razón en lo que decía. Dirigió sus esfuerzos entonces a calmar al canadiense con algunos gestos también, intentando indicarle que fuese bajando el tono. No había nada mejor para conseguir que los oídos de los niños se volviesen impermeables que desafiarlos. Cuando escuchó el comentario de Nohlem, solo pudo dejar escapar un suspiro.
Le quemaba por dentro no conocer las motivaciones de los niños, por lo que ante las preguntas de Nohlem y Rick los miró a ambos con seriedad. Lo que no se vio venir para nada fue la respuesta, confirmada por ambos. Sintió un calor subiéndole por el pecho hasta la cara, un enfado que bullía con una fuerza a la que no estaba acostumbrade. O era la mentira más rápida que se le había ocurrido a Aniol, o alguna clase de monstruo se había adueñado de sus mentes aquella noche.
—¿…Para jugar? —estalló. Aunque no elevó la voz, se obligó a no seguir por ahí, no así. Tomó una bocanada de aire y llamó a la calma—. Hay muchas formas de jugar, incluso si queréis hacerlo solos, incluso si queréis hacerlo fuera. ¿Por qué tenía que ser en plena oscuridad? —Tenía miedo, un miedo que era evidente en su voz, en sus manos temblorosas o en sus ojos que no eran capaz de enfocar a ninguno de los niños. Podía entender una trastada, podía entender que estuviesen hartos de ir siempre detrás de los mayores, pero aquello había sido un enorme sinsentido—. Por las Lunas, aquí no, no aquí.
No se vio capaz de añadir nada más que aquella súplica. La actitud de los niños daba a entender que estaban arrepentidos. Si aún no habían recapacitado, lo harían a lo largo de la noche, ya que era improbable que nadie pegase ojo. Sus disculpas fueron suficiente, de alguna manera, y cuando Aniol huyó y Damian empezó a hacer lo mismo, Airi se cubrió la cara con ambas manos, soltando un larguísimo suspiro. Si había algo más que hablar, ya se haría al día siguiente, cuando sus cabezas se hubiesen enfriado. Entre quienes quedaban en la planta baja tampoco había nada que discutir, no mientras el arrepentimiento de los niños fuese real.
La pregunta de Räg a Damian le hizo cuestionarse a dónde habría ido Aniol, pero se imaginaba que, si no quería estar solo, buscaría con quién quedarse más tarde. Independientemente de lo que contestase el italiano, le sanaí estaba dispueste a pasar página y confortarlos en lo que fuese necesario. Inconscientemente se arrebujó en su camiseta de dormir y esperó a ver qué ocurría, para seguir la estela del resto cuando se dispersasen hacia sus cuartos.
Solo pudo tomar una bocanada de aire profunda cuando estuvieron en el torreón y la puerta se cerró, seguida pronto por el chirrido del puente que estaba subiendo Nohlem. Fue entonces cuando empezó a notar el frío por la falta de algo de ropa de abrigo, y lo tensos que tenía los músculos. Disipó la llama, ahora que no era necesaria tanta iluminación, y se permitió descansar de sentirse drenade por ella.
No hizo falta que nadie iniciase la conversación, Aniol lo hizo. La respuesta inmediata de Damian le hizo mirar a ambos, pensando algo similar a sus compañeros al respecto. No le importaba quién hubiese empezado, eran los dos igual de temerarios y no entendía cómo o por qué había ocurrido aquello de todos modos. ¿Tenía que ser en mitad de la noche de todas las horas del día?
Las palabras de Ethan frenaron la explosión de Damian, y lo que dijo encajaba con todo lo que pensaba, así que asintió, corroborando algunas de sus palabras con voz suave, y agachando la cabeza al oír su última súplica, sintiendo el dolor de sus palabras. Si los niños no volviesen no creía que nadie allí pudiese levantar cabeza fácilmente. La desesperación le comía por dentro solo de imaginárselo.
Cuando comenzaron los gritos Airi no supo qué hacer para pararlos. Alzó las manos pidiendo calma, desconcertade por lo visceral de la reacción de Damian. No creía que ninguno de los dos estuviese mintiendo, pero la rabia de Damian era tan intensa como los rayos del Sol, haciéndole comprender un poco la situación. El niño solo paró con los gritos de Connor y, si bien Airi seguía sin entender por qué este siempre recurría a alzar la voz, sí que tenía razón en lo que decía. Dirigió sus esfuerzos entonces a calmar al canadiense con algunos gestos también, intentando indicarle que fuese bajando el tono. No había nada mejor para conseguir que los oídos de los niños se volviesen impermeables que desafiarlos. Cuando escuchó el comentario de Nohlem, solo pudo dejar escapar un suspiro.
Le quemaba por dentro no conocer las motivaciones de los niños, por lo que ante las preguntas de Nohlem y Rick los miró a ambos con seriedad. Lo que no se vio venir para nada fue la respuesta, confirmada por ambos. Sintió un calor subiéndole por el pecho hasta la cara, un enfado que bullía con una fuerza a la que no estaba acostumbrade. O era la mentira más rápida que se le había ocurrido a Aniol, o alguna clase de monstruo se había adueñado de sus mentes aquella noche.
—¿…Para jugar? —estalló. Aunque no elevó la voz, se obligó a no seguir por ahí, no así. Tomó una bocanada de aire y llamó a la calma—. Hay muchas formas de jugar, incluso si queréis hacerlo solos, incluso si queréis hacerlo fuera. ¿Por qué tenía que ser en plena oscuridad? —Tenía miedo, un miedo que era evidente en su voz, en sus manos temblorosas o en sus ojos que no eran capaz de enfocar a ninguno de los niños. Podía entender una trastada, podía entender que estuviesen hartos de ir siempre detrás de los mayores, pero aquello había sido un enorme sinsentido—. Por las Lunas, aquí no, no aquí.
No se vio capaz de añadir nada más que aquella súplica. La actitud de los niños daba a entender que estaban arrepentidos. Si aún no habían recapacitado, lo harían a lo largo de la noche, ya que era improbable que nadie pegase ojo. Sus disculpas fueron suficiente, de alguna manera, y cuando Aniol huyó y Damian empezó a hacer lo mismo, Airi se cubrió la cara con ambas manos, soltando un larguísimo suspiro. Si había algo más que hablar, ya se haría al día siguiente, cuando sus cabezas se hubiesen enfriado. Entre quienes quedaban en la planta baja tampoco había nada que discutir, no mientras el arrepentimiento de los niños fuese real.
La pregunta de Räg a Damian le hizo cuestionarse a dónde habría ido Aniol, pero se imaginaba que, si no quería estar solo, buscaría con quién quedarse más tarde. Independientemente de lo que contestase el italiano, le sanaí estaba dispueste a pasar página y confortarlos en lo que fuese necesario. Inconscientemente se arrebujó en su camiseta de dormir y esperó a ver qué ocurría, para seguir la estela del resto cuando se dispersasen hacia sus cuartos.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Sendar
20/04/24, 10:20 pm
Nohlem se tragó la lengua ante las palabras de Rick, con una pegajosa culpabilidad encima. ¿Qué habrían hecho si pasaba algo? Él mismo se había negado a correr tras Damian. Si hubiera pasado algo entonces, ¿de quién sería la culpa? Inspiró profundamente por la nariz. Quizás por eso no rehuyó la mirada de Aniol, porque su respuesta hizo caer más fuerte el hecho de que eran críos, porque empatizó con su dolida esperanza. ¿Cuántas veces le habían podido regañar a él por querer lo mismo? “Solo quería jugar”. El varmano apretó los labios, y en esa minúscula fuerza sus ojos perdieron la dureza que les quedaba. Por un segundo abrió la boca, con el aliento perdido a decir algo.
No obstante, de nuevo fueron las reacciones de otro lo que le hizo ver más allá de esa capa de idílica pena: los gruñidos de Damian, el enfado de Airi… Su morro se arrugó ligeramente. Bien era cierto que los niños hacían trastadas por naturaleza, que algo tan fácil como trasnochar un poco y cruzar el umbral de sueño podía envalentonarles a hacer algo erróneo, vale, solo querían jugar, pero… No podían haber hecho una combinación peor. De madrugada en Rocavarancolia, con el mapa, el macuto, la apurada premeditación…
Nohlem bajó la mirada, orejas gachas. Lo sentía, lo sentía de verdad, pero no podía defenderlos. Tenía la lengua pegada al cielo de la boca. Vio por el rabillo del ojo como Aniol abandonaba la estancia escaleras arriba, seguido con mucho margen por Damian, captado a medias por Räg. Su invitación le hizo preguntarse qué sería del polaco, sin verse en la capacidad de ofrecer su cuarto al mismo por lo pronto. Sería problema del Nohlem de dentro de unos minutos, cuando pasase el mal trago. O mejor aún, problema del pelirrosa.
—Buenas noches —respondió levemente a Connor. Referirse a él directamente le recordó su cobardía de antes, de la cual apenas ahora empezaba a ser consciente. Se encogió por dentro, evitando observarle. Ojalá pudieran borrar la totalidad de esa noche.
No quería enfrentarse a Connor o Aniol todavía, así fuera de vistas, por lo que a pesar de sus ganas de regresar al comfort de su cama tomó asiento al lado de Ethan, codo con codo. Quizás más adelante le ofreciera subir a dormir, con la tímida esperanza de recuperar la calidez que habían compartido antes del desastre, pero por lo pronto con estar ahí bastaba. Daría las gracias a Räg con su primera sonrisa hasta entonces y aceptaría el vaso de buena gana, más por lo dulce del gesto que porque realmente su estómago pidiera nada.
No obstante, de nuevo fueron las reacciones de otro lo que le hizo ver más allá de esa capa de idílica pena: los gruñidos de Damian, el enfado de Airi… Su morro se arrugó ligeramente. Bien era cierto que los niños hacían trastadas por naturaleza, que algo tan fácil como trasnochar un poco y cruzar el umbral de sueño podía envalentonarles a hacer algo erróneo, vale, solo querían jugar, pero… No podían haber hecho una combinación peor. De madrugada en Rocavarancolia, con el mapa, el macuto, la apurada premeditación…
Nohlem bajó la mirada, orejas gachas. Lo sentía, lo sentía de verdad, pero no podía defenderlos. Tenía la lengua pegada al cielo de la boca. Vio por el rabillo del ojo como Aniol abandonaba la estancia escaleras arriba, seguido con mucho margen por Damian, captado a medias por Räg. Su invitación le hizo preguntarse qué sería del polaco, sin verse en la capacidad de ofrecer su cuarto al mismo por lo pronto. Sería problema del Nohlem de dentro de unos minutos, cuando pasase el mal trago. O mejor aún, problema del pelirrosa.
—Buenas noches —respondió levemente a Connor. Referirse a él directamente le recordó su cobardía de antes, de la cual apenas ahora empezaba a ser consciente. Se encogió por dentro, evitando observarle. Ojalá pudieran borrar la totalidad de esa noche.
No quería enfrentarse a Connor o Aniol todavía, así fuera de vistas, por lo que a pesar de sus ganas de regresar al comfort de su cama tomó asiento al lado de Ethan, codo con codo. Quizás más adelante le ofreciera subir a dormir, con la tímida esperanza de recuperar la calidez que habían compartido antes del desastre, pero por lo pronto con estar ahí bastaba. Daría las gracias a Räg con su primera sonrisa hasta entonces y aceptaría el vaso de buena gana, más por lo dulce del gesto que porque realmente su estómago pidiera nada.
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Torreón Sendar
21/04/24, 01:13 am
El ambiente se le empezaba a parecer enrarecido. Aún continuaba la preocupación por lo que hubiera podido pasar, que se había convertido en alivio una vez dentro del torreón. Y ahora, sus emociones fluctuaban entre el enfado por la "aventura" de los chiquillos y los intentos por convencerse de las palabras del varmano. El cúmulo de sentimientos, que veía reflejado en cada uno de sus compañeros, se le empezaba a hacer pesado al neoyorquino, y no ayudaba que fueran las tantas de la noche. A la mirada extrañada de Ethan respondió con una igual de breve y confusa. No tenía claro a qué venía, ¿era por lo que había dicho o era otra cosa? Desde luego por su parte era firme en esa idea. Podía entender que fueran pequeños, pero su edad no les eximía por completo de todas sus acciones y menos en esas circunstancias.
Entonces llegó por fin el motivo y... -¿Perdón?- soltó incrédulo, ligeramente alterado mientras notaba como una pizca de ira le recorría el cuerpo. La boca de Rick quedó entreabierta durante un par de segundos, procesando aquello y en el fondo esperando que hubiera escuchado mal. ¿Querían jugar, en serio? Airi fue más rápido que él por suerte y pudo poner voz a unos pensamientos muy similares que, ahora mismo, no sabía si habría conseguido calmar tanto como le sanaí. Si era algo tan simple, ¿por qué escoger el peor momento de todos? No terminaba de creerlo aunque pareciera ser la verdad, no terminaba de entender cómo habían llegado a aquello y justamente ahora las lágrimas de Aniol y los atisbos de Damian entre sus gruñidos le empezaban a hacer efecto. La angustia empezaba a formar parte del cúmulo del neoyorquino.
Para cuando pudo reaccionar, el polaco ya estaba subiendo las escaleras. En un fútil intento, Rick alargó la mano en su dirección y en un hilillo de voz lo llamó: -Espera...- Afectado como estaba, se giró para escuchar la disculpa del italiano. No dijo nada en respuesta, sus fuerzas se habían esfumado y lo único que logró con ellas fue una exhalación cansada y algo más sonora por la nariz. Si iban en serio al menos ya era un pequeño paso, pero por esa noche el neoyorquino estaba superado. Ya habían tenido mucho jaleo entre el mal sueño de Ethan y ahora eso.
El chico se quedó de pie a un lado del grupo, llevándose una mano a la cara con actitud cansada. -(Cómo de jodidos estamos)- acabó afirmando mentalmente lo que en un principio parecía que iba a ser una pregunta. Por más que se esforzaran era consciente de que no dejaban de ser jóvenes perdidos en unas condiciones infernales, sobreviviendo como podían. Ninguno se merecía pasar ni una pizca de lo que habían vivido esas semanas y nada podía haberles preparado para todos los peligros que les acechaban. ¿Acaso tenían alguna posibilidad real contra lo inevitable? Aún si entrenaban, ¿de verdad podrían forjar el espíritu de un combatiente en gente que hasta ahora habían tenido vidas "normales" en su mayoría? Contra los monstruos sería complicado, ¿habría más suerte con Sutileza? Quería pensar que sí, que los esfuerzos por ganar información y las tácticas que había aprendido de Kalna servirían, pero... Aún faltaban detalles del plan y necesitaban trabajar en sincronía, ¿cómo de posible era en realidad? Si había tensiones y momentos como ese, ¿estaba siendo un idiota por planteárselo siquiera?
Encerrado en sus dudas el resto o se quedaba allí o empezaba a subir. Lo único que lo sacó momentáneamente de un creciente agobio fue la invitación de Räg. Le agradeció el vaso al mjörní, pero antes de darle un primer sorbo la angustia volvió a raptarlo. Su inquietud era sutil todavía y tanto él mismo como los otros podrían achacárselo a la tensión de la conversación. Aún así, le empezaba a sobrepasar un poco y, tras un escueto y cansado -Ahora vuelvo-, el neoyorquino salió al patio.
No estaría más que unos minutos, pero allí entre la oscuridad salpicada con las llamas de los murciélagos, podía pensar con más claridad hasta que el cansancio y la calma lo llevaran de vuelta a su habitación, no sin antes guardar el mapa en su sitio.
Entonces llegó por fin el motivo y... -¿Perdón?- soltó incrédulo, ligeramente alterado mientras notaba como una pizca de ira le recorría el cuerpo. La boca de Rick quedó entreabierta durante un par de segundos, procesando aquello y en el fondo esperando que hubiera escuchado mal. ¿Querían jugar, en serio? Airi fue más rápido que él por suerte y pudo poner voz a unos pensamientos muy similares que, ahora mismo, no sabía si habría conseguido calmar tanto como le sanaí. Si era algo tan simple, ¿por qué escoger el peor momento de todos? No terminaba de creerlo aunque pareciera ser la verdad, no terminaba de entender cómo habían llegado a aquello y justamente ahora las lágrimas de Aniol y los atisbos de Damian entre sus gruñidos le empezaban a hacer efecto. La angustia empezaba a formar parte del cúmulo del neoyorquino.
Para cuando pudo reaccionar, el polaco ya estaba subiendo las escaleras. En un fútil intento, Rick alargó la mano en su dirección y en un hilillo de voz lo llamó: -Espera...- Afectado como estaba, se giró para escuchar la disculpa del italiano. No dijo nada en respuesta, sus fuerzas se habían esfumado y lo único que logró con ellas fue una exhalación cansada y algo más sonora por la nariz. Si iban en serio al menos ya era un pequeño paso, pero por esa noche el neoyorquino estaba superado. Ya habían tenido mucho jaleo entre el mal sueño de Ethan y ahora eso.
El chico se quedó de pie a un lado del grupo, llevándose una mano a la cara con actitud cansada. -(Cómo de jodidos estamos)- acabó afirmando mentalmente lo que en un principio parecía que iba a ser una pregunta. Por más que se esforzaran era consciente de que no dejaban de ser jóvenes perdidos en unas condiciones infernales, sobreviviendo como podían. Ninguno se merecía pasar ni una pizca de lo que habían vivido esas semanas y nada podía haberles preparado para todos los peligros que les acechaban. ¿Acaso tenían alguna posibilidad real contra lo inevitable? Aún si entrenaban, ¿de verdad podrían forjar el espíritu de un combatiente en gente que hasta ahora habían tenido vidas "normales" en su mayoría? Contra los monstruos sería complicado, ¿habría más suerte con Sutileza? Quería pensar que sí, que los esfuerzos por ganar información y las tácticas que había aprendido de Kalna servirían, pero... Aún faltaban detalles del plan y necesitaban trabajar en sincronía, ¿cómo de posible era en realidad? Si había tensiones y momentos como ese, ¿estaba siendo un idiota por planteárselo siquiera?
Encerrado en sus dudas el resto o se quedaba allí o empezaba a subir. Lo único que lo sacó momentáneamente de un creciente agobio fue la invitación de Räg. Le agradeció el vaso al mjörní, pero antes de darle un primer sorbo la angustia volvió a raptarlo. Su inquietud era sutil todavía y tanto él mismo como los otros podrían achacárselo a la tensión de la conversación. Aún así, le empezaba a sobrepasar un poco y, tras un escueto y cansado -Ahora vuelvo-, el neoyorquino salió al patio.
No estaría más que unos minutos, pero allí entre la oscuridad salpicada con las llamas de los murciélagos, podía pensar con más claridad hasta que el cansancio y la calma lo llevaran de vuelta a su habitación, no sin antes guardar el mapa en su sitio.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
21/04/24, 02:48 pm
Arrastrando los pies, el chico se intentaba frenar de pensar en todo y solo quería dormir, pasar página y a otra cosa. Sin embargo esos comentarios dichos por sus amigos le dolían, quemaban aunque Damian no los quisiese interpretar así. Estaba acostumbrado a los discursos sobre si era un chico malo, un niño travieso, un renacuajo, un inconsciente, maldita sea si hasta se convirtió todo aquello en ruido blanco para el crio. ¿Entonces por qué de sus nuevos amigos si le daba coraje?
Apretó los morros, con un sentimiento de decepción que lo llevaba encima como una espesa capa que no se quitaba fácilmente. Entre toda aquella espesura su amigo lagarto le llamó y Damian se volteó con las comisuras gachas y la mirada esquiva. Del chiquillo, el mjörní solo recibiría una afirmativa en forma de un meneo de cabeza que lo dejaba bien claro, pues Damian quería tener compañía de alguien, sobre todo una persona que no lo haya regañado como tal.
Después de un rato de estar dentro de la habitación, acostado e inmóvil, esperó a la persona que le cedió la habitación y si le dejaba, el chico se aferró con fuerza a él, dejándose llevar por el sueño poco a poco y, al tiempo, todo su malestar quedaría tan dormido como el propio chico.
El mundo onírico, sin embargo, tendría otros planes. Unos más retorcidos que empezaron con mucha luz, una ilusión agradable de estar en una función para todos sus seres queridos y además para ayudar a su querida mamá. Todo iba bien pero los peligros, las pruebas, todo iba cayendo a una vertiente siniestra que era muy vivida, como si fuese algo real.
El dolor no tardó en llegar, tanto físico como emocional. No pudo dejar de pasarlo mal, notaba cada hueso roto, cada comentario punzante, cada mordida, cada sentimiento de impotencia. El león lo perseguía, lo estaba matando tanto como lo que Damian deseó para el propio animal previamente. La imagen de la máscara cayéndose, nítida, grabándose en su mente antes del golpe en su nuca y ser devorado por la pura oscuridad de las fauces enormes de aquel terrorífico animal, brindándole un destino horrible que sintió en todo su pequeño cuerpo herido.
Una exhalación fue lo único que pudo soltar aquella mañana al lado del lagarto, levantándose en un espasmo rápido y con la respiración agitada. Tragó forzadamente, con todo el dolor aún persistente en su imaginación, por eso su cuerpo no cedía de temblar. Para Damian no era un sueño, era real. Sus amigos, su familia, el león…
—A-Aah… ¡Aaaahh! ¡AAAH! ¡¡AAAAAHHH!! ¡¡AAAAAAAAAAAHHHH!!—ni un segundo antes de despertar lentamente empezó a gritar entre las inspiraciones agitadas, aferrándose a las sábanas, al propio Rag, a todo lo que tenía a mano. Damian empezó a derramar lágrimas de puro miedo, apretando los ojos—. ¡¡EL LEÓN!! ¡¡ME COME ME COME!! ¡¡AAAAAAHHHHHH NOOOOOO!! —gritó unas súplicas de socorro saliendo desgarradas de su garganta a todo pulmón, su cabeza aun no procesó que estaba despierto y ni sabía que estaba en su cama, sin abrir su vista pues no quería ver nada de lo que su pesadilla le había mostrado—. ¡¡NO NO NOOO!! ¡¡FUERA, NO ME COMAS!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!
Agitado dejó de agarrarse a nada y con el movimiento desesperado se cayó de la cama dándose de bruces contra el suelo, abriendo los ojos y arrastrándose con manos y pies hasta que dio con la pared mas cercana. Miró a su alrededor con desesperación, teniendo sudores fríos y las piernas agitadas, con el corazón a punto de salirse de su pecho.
Era real, le estaban matando. Su brazo roto, las fauces, su familia con una frialdad cortante… Sus amigos animándolo… Damian soltó más lágrimas, un pavor monstruoso se apoderó de el y empezó a llorar a gritos, asustado por aquel sitio donde estuvo. No le salían palabras, no podía hablar siquiera y solo podía mirar con terror a quienes fuesen a mirarlo.
¿Seguía en aquella función?
Apretó los morros, con un sentimiento de decepción que lo llevaba encima como una espesa capa que no se quitaba fácilmente. Entre toda aquella espesura su amigo lagarto le llamó y Damian se volteó con las comisuras gachas y la mirada esquiva. Del chiquillo, el mjörní solo recibiría una afirmativa en forma de un meneo de cabeza que lo dejaba bien claro, pues Damian quería tener compañía de alguien, sobre todo una persona que no lo haya regañado como tal.
Después de un rato de estar dentro de la habitación, acostado e inmóvil, esperó a la persona que le cedió la habitación y si le dejaba, el chico se aferró con fuerza a él, dejándose llevar por el sueño poco a poco y, al tiempo, todo su malestar quedaría tan dormido como el propio chico.
El mundo onírico, sin embargo, tendría otros planes. Unos más retorcidos que empezaron con mucha luz, una ilusión agradable de estar en una función para todos sus seres queridos y además para ayudar a su querida mamá. Todo iba bien pero los peligros, las pruebas, todo iba cayendo a una vertiente siniestra que era muy vivida, como si fuese algo real.
El dolor no tardó en llegar, tanto físico como emocional. No pudo dejar de pasarlo mal, notaba cada hueso roto, cada comentario punzante, cada mordida, cada sentimiento de impotencia. El león lo perseguía, lo estaba matando tanto como lo que Damian deseó para el propio animal previamente. La imagen de la máscara cayéndose, nítida, grabándose en su mente antes del golpe en su nuca y ser devorado por la pura oscuridad de las fauces enormes de aquel terrorífico animal, brindándole un destino horrible que sintió en todo su pequeño cuerpo herido.
Una exhalación fue lo único que pudo soltar aquella mañana al lado del lagarto, levantándose en un espasmo rápido y con la respiración agitada. Tragó forzadamente, con todo el dolor aún persistente en su imaginación, por eso su cuerpo no cedía de temblar. Para Damian no era un sueño, era real. Sus amigos, su familia, el león…
—A-Aah… ¡Aaaahh! ¡AAAH! ¡¡AAAAAHHH!! ¡¡AAAAAAAAAAAHHHH!!—ni un segundo antes de despertar lentamente empezó a gritar entre las inspiraciones agitadas, aferrándose a las sábanas, al propio Rag, a todo lo que tenía a mano. Damian empezó a derramar lágrimas de puro miedo, apretando los ojos—. ¡¡EL LEÓN!! ¡¡ME COME ME COME!! ¡¡AAAAAAHHHHHH NOOOOOO!! —gritó unas súplicas de socorro saliendo desgarradas de su garganta a todo pulmón, su cabeza aun no procesó que estaba despierto y ni sabía que estaba en su cama, sin abrir su vista pues no quería ver nada de lo que su pesadilla le había mostrado—. ¡¡NO NO NOOO!! ¡¡FUERA, NO ME COMAS!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!
Agitado dejó de agarrarse a nada y con el movimiento desesperado se cayó de la cama dándose de bruces contra el suelo, abriendo los ojos y arrastrándose con manos y pies hasta que dio con la pared mas cercana. Miró a su alrededor con desesperación, teniendo sudores fríos y las piernas agitadas, con el corazón a punto de salirse de su pecho.
Era real, le estaban matando. Su brazo roto, las fauces, su familia con una frialdad cortante… Sus amigos animándolo… Damian soltó más lágrimas, un pavor monstruoso se apoderó de el y empezó a llorar a gritos, asustado por aquel sitio donde estuvo. No le salían palabras, no podía hablar siquiera y solo podía mirar con terror a quienes fuesen a mirarlo.
¿Seguía en aquella función?
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Sendar
21/04/24, 07:35 pm
El mjörní distribuyó los vasos de agua antes de servirse el suyo, devolviéndole a Nohlem la sonrisa que logró que al menos se sintiese ligeramente mejor. También lo hizo el hecho de que Damian aceptase su oferta, pues estaba preparado para una negativa. Al menos el niño no estaba tan enfadado como para no querer saber nada del resto.
No se opuso a que el italiano durmiese junto a él esa noche, aunque le hubiese gustado que se hubiesen podido permitir juntar dos camas para tener más espacio. Era demasiado tarde y tenían un cansancio considerable para andar moviendo muebles pesados. De todos modos, a pesar de que esas camas no estaban hechas para dos personas, el escamas moradas se durmió bastante pronto con el pequeño abrazado a él: estaba agotado, y al ser Damian un mamífero emitía un calor agradable para su cuerpo de sangre fría.
El pacífico sueño que el mjörní creía haber logrado finalmente fue, no obstante, interrumpido abruptamente unas horas después. Por tercera vez en poco tiempo se despertó de un sobresalto y, teniendo en cuenta que esta vez el origen del ruido (de los gritos para ser preciso) estaban justo a su lado y se aferraban a él con ansia, fue el más alarmante y abrupto de los tres.
—¡Damian, estás a salvo! —Intentaba sujetar al niño con cuidado pero con firmeza para tranquilizarlo. Decía cosas que no entendía, pero era obvio qué le ocurría.
Por desgracia, Damian estaba muy alterado y no logró evitar que se cayese de la cama. Se acercó a él despacio, evitando movimientos bruscos. Si no le rechazaba, trataría de acariciar suavemente su cabello.
>> Estoy aquí, estamos contigo. Solo fue una pesadilla.
La sensación de déjà vu estaba siendo muy vívida para no tratarse del fenómeno como tal sino de una serie de malas coincidencias en poco tiempo. En cuanto él mismo empezó a razonar que no había ningún peligro fue cuando empezó a ser consciente de, una vez más, su respiración pesada, el corazón acelerado y volvió a disociar. El Damian en un completo estado de estrés que tenía frente así casi parecía sacado de su propia pesadilla, pero era muy real y se esforzó por sacudirse de encima la sensación de irrealidad para poder ayudarle.
No se opuso a que el italiano durmiese junto a él esa noche, aunque le hubiese gustado que se hubiesen podido permitir juntar dos camas para tener más espacio. Era demasiado tarde y tenían un cansancio considerable para andar moviendo muebles pesados. De todos modos, a pesar de que esas camas no estaban hechas para dos personas, el escamas moradas se durmió bastante pronto con el pequeño abrazado a él: estaba agotado, y al ser Damian un mamífero emitía un calor agradable para su cuerpo de sangre fría.
El pacífico sueño que el mjörní creía haber logrado finalmente fue, no obstante, interrumpido abruptamente unas horas después. Por tercera vez en poco tiempo se despertó de un sobresalto y, teniendo en cuenta que esta vez el origen del ruido (de los gritos para ser preciso) estaban justo a su lado y se aferraban a él con ansia, fue el más alarmante y abrupto de los tres.
—¡Damian, estás a salvo! —Intentaba sujetar al niño con cuidado pero con firmeza para tranquilizarlo. Decía cosas que no entendía, pero era obvio qué le ocurría.
Por desgracia, Damian estaba muy alterado y no logró evitar que se cayese de la cama. Se acercó a él despacio, evitando movimientos bruscos. Si no le rechazaba, trataría de acariciar suavemente su cabello.
>> Estoy aquí, estamos contigo. Solo fue una pesadilla.
La sensación de déjà vu estaba siendo muy vívida para no tratarse del fenómeno como tal sino de una serie de malas coincidencias en poco tiempo. En cuanto él mismo empezó a razonar que no había ningún peligro fue cuando empezó a ser consciente de, una vez más, su respiración pesada, el corazón acelerado y volvió a disociar. El Damian en un completo estado de estrés que tenía frente así casi parecía sacado de su propia pesadilla, pero era muy real y se esforzó por sacudirse de encima la sensación de irrealidad para poder ayudarle.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
22/04/24, 12:17 am
Tras calmarse todo regresaron a sus habitaciones. Airi no volvió a decir nada más, solo quería meterse en cama y esperar a que dejasen de castañearle los dientes. No exteriorizó más su cansancio ni ninguna de las otras emociones contradictorias que sentía, sino que simplemente dio las buenas noches a los presentes, esperando que para Damian pudiese convertirse así en una noche como otra cualquiera. Le aliviaba que decidiese aferrarse a Räg, pero no se quitaba de la cabeza si Aniol estaría solo o habría buscado compañía en el otro cuarto.
Contra todo pronóstico pudo dormir a intervalos. Hacia el amanecer fue cuando lo hacía más profundamente, algo que le llevó a despertar con el susto de su vida al escuchar los gritos de Damian tan cerca. Durante el primer instante solo sintió pánico secuestrando su mente, desorientándole. De forma rápida pero ordenada empezó a recibir la información del entorno: no había nada ni nadie extraño en el cuarto, el muro estaba en pie, la puerta cerrada. El sobresalto inicial le había hecho soltar un grito, solo durante un instante, pero aunque su voz se apagó, su corazón siguió protestando desbocado.
Damian cayó de la cama y empezó a recular hacia la pared, mientras Räg trataba de razonar con él. La familiaridad de la escena le revolvió algo por dentro, pero no tardó en levantarse de un salto y acercarse al italiano también lentamente.
—Damian, tranquilízate, todo está bien —dijo, sin elevar la voz, tratando de que esta no sonase alterada—, estás en casa.
Aquello era discutible, pero era más reconfortante oír “casa” que “refugio” o “torre”. Después se acuclillaría al lado del mjörní, esperando su reacción con el ceño fruncido de preocupación.
Contra todo pronóstico pudo dormir a intervalos. Hacia el amanecer fue cuando lo hacía más profundamente, algo que le llevó a despertar con el susto de su vida al escuchar los gritos de Damian tan cerca. Durante el primer instante solo sintió pánico secuestrando su mente, desorientándole. De forma rápida pero ordenada empezó a recibir la información del entorno: no había nada ni nadie extraño en el cuarto, el muro estaba en pie, la puerta cerrada. El sobresalto inicial le había hecho soltar un grito, solo durante un instante, pero aunque su voz se apagó, su corazón siguió protestando desbocado.
Damian cayó de la cama y empezó a recular hacia la pared, mientras Räg trataba de razonar con él. La familiaridad de la escena le revolvió algo por dentro, pero no tardó en levantarse de un salto y acercarse al italiano también lentamente.
—Damian, tranquilízate, todo está bien —dijo, sin elevar la voz, tratando de que esta no sonase alterada—, estás en casa.
Aquello era discutible, pero era más reconfortante oír “casa” que “refugio” o “torre”. Después se acuclillaría al lado del mjörní, esperando su reacción con el ceño fruncido de preocupación.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Sendar
22/04/24, 04:31 pm
Aniol prácticamente se dejó caer sobre uno de los colchones que conformaban su refugio improvisado. No tardó en arrebujarse entre las mantas como si tuviera frío, esperando quizás a que alguien se dignara a comprobar que se encontraba bien o tal vez sentir el peso inconfundible de Ethan apoyándose a su lado para pasar aquella noche tan extraña juntos.
Pero nadie acudió a la cabaña de sedas y tules. Ni la calidez de Nohlem. Ni mucho menos el caos ambulante que era su mejor amigo. Incluso Connor se acostó sin mucha demora en otra de las habitaciones continuas sin decirle "buenas noches".
Daba igual -se dijo ceñudo y con el morro arrugado mientras las lágrimas resbalaban por la almohada- porque no los necesitaba a ninguno.
¿Tampoco necesitaba a Damian? ¿Verdad? Era un niño tonto sin amigos al que no había tenido más remedio que arrimarse. Y al principio ni le caía bien y olía mal. Se había portado mal con él, de eso era consciente, pero le había llamado rata mentirosa y ese era uno de los motivos principales por los que su mente no le permitía conciliar el sueño.
No obstante, su último pensamiento antes de caer abatido por el cansancio fue acerca del italiano. Su cabeza se durmió rondando con Damian y con Damian se despertó pocas horas después.
El grito fue tan fuerte que traspasó la planta de arriba para llegar hasta la propia. Le sobrevino otro mucho más breve y más tarde cuando se incorporó de un sobresalto pudo discernir las palabras del niño. Les estaban atacando y algo quería devorar al circense.
Aniol corrió con velocidad hasta el hueco de la escalera sin atreverse a suspirar por miedo a que cualquier criatura le identificara. Su melena destartalada era una broma sin gracia y su cara todavía se encontraba hinchada de llorar tanto. Lo cual ya estaba luchando por no hacer de nuevo.
Entre pucheros y náuseas permaneció allí, inmóvil, con ganas de bajar y esconderse en las mazmorras hasta que el macabro juego del escondite finalizara de una vez.
Pero nadie acudió a la cabaña de sedas y tules. Ni la calidez de Nohlem. Ni mucho menos el caos ambulante que era su mejor amigo. Incluso Connor se acostó sin mucha demora en otra de las habitaciones continuas sin decirle "buenas noches".
Daba igual -se dijo ceñudo y con el morro arrugado mientras las lágrimas resbalaban por la almohada- porque no los necesitaba a ninguno.
¿Tampoco necesitaba a Damian? ¿Verdad? Era un niño tonto sin amigos al que no había tenido más remedio que arrimarse. Y al principio ni le caía bien y olía mal. Se había portado mal con él, de eso era consciente, pero le había llamado rata mentirosa y ese era uno de los motivos principales por los que su mente no le permitía conciliar el sueño.
No obstante, su último pensamiento antes de caer abatido por el cansancio fue acerca del italiano. Su cabeza se durmió rondando con Damian y con Damian se despertó pocas horas después.
El grito fue tan fuerte que traspasó la planta de arriba para llegar hasta la propia. Le sobrevino otro mucho más breve y más tarde cuando se incorporó de un sobresalto pudo discernir las palabras del niño. Les estaban atacando y algo quería devorar al circense.
Aniol corrió con velocidad hasta el hueco de la escalera sin atreverse a suspirar por miedo a que cualquier criatura le identificara. Su melena destartalada era una broma sin gracia y su cara todavía se encontraba hinchada de llorar tanto. Lo cual ya estaba luchando por no hacer de nuevo.
Entre pucheros y náuseas permaneció allí, inmóvil, con ganas de bajar y esconderse en las mazmorras hasta que el macabro juego del escondite finalizara de una vez.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
22/04/24, 09:06 pm
-No te preocupes, solo estoy cansado.
Respondió con una sonrisa muerta a Räg sin saber empíricamente a que cansancio se estaba refiriendo, porque precisamente sueño a esas alturas no tenía. Estaba tan drenado que agradeció en respetuoso silencio cuando Nohlem decidió hacerle compañía sin tratar de establecer conversación alguna. Un hombro sobre el que descansar era suficiente para paliar parte de sus frustraciones así que allí se quedó, apoyado y resguardado en la comodidad que su compañero le brindaba.
Y aún así se quedó pensando antes de que acabaran tumbados y adormecidos sobre el sofá. Pensó en Connor, en cómo cada vez que estaba mal decidía aislarse, en lo difícil que era atravesar el muro emocional de su amigo y en lo solo que tendría que resultar quedarse solo en la habitación. Una mala suerte que creyó en una ingenuidad auto impuesta que Aniol no tendría que estar viviendo, estaba preocupado por el chiquillo pero dedujo que acabaría durmiendo junto al pequeño italiano. Había sido solo una trastada, eso quería soñar, que todas las malas bromas se quedarían allí y que mañana volvería a salir el sol como otras tantas veces.
Por desgracia no fue el caso. Apenas había logrado conciliar un sueño profundo era arrancado de este con el peor de los gritos. Ethan se incorporó con brusquedad de la maraña de brazos y piernas que conformaba con Nohlem, apenas tuvo tiempo para razonar la situación antes de levantarse con el corazón en un puño porque tan pronto tocó suelo otro gritó siguió al primero. Era Damian.
-Joder, joder joder joder joder -Empezó a mascullar fuera de sí, yendo a la cocina con toda la prisa que le daba el pinchazo repentino de adrenalina. -Joder joder joder, es arriba, otra vez no, otra vez no.
No estaba razonando sus actos, ahora mismo era el instinto lo único que le movía, uno tan primordial como era el quererse vivo un día más, pues mientras Airi soltaba otro quejido interrumpido, él ya estaba sujetando con fuerza uno de los cuchillos grandes de la encimera. No esperó a Nohlem pues las voces de alarma solo lo mantenían aterrado así que sin querer confirmar que entre ellas podría encontrarse más gente subió a pasos acelerados.
Ver la figura del polaco congelada en mitad del pasillo le logró arrancar un suspiro de alivio, por desgracia no podía permitirse el lujo de quedarse junto al niño. ¿Donde cojones estaba Connor cuando se le necesitaba? En su cabeza reverberaban todos los latidos fuertes de su corazón, la respiración irregular solo se aguantaba por el pinchazo constante de terror y las malas imaginaciones de lo que fuese que estuviera ocurriendo en la planta superior.
-Aniol, al cuarto, ahora.
Tampoco aguardo una respuesta del pequeño, aprovechó la puerta abierta del cuarto más cercano para empujarlo desde el hombro hacía su interior. Una vez dentro cerró con fuerza tras de sí rezando porque si de verdad algo o alguien se había logrado infiltrar en la casa no se pusiera a jugar al escondite.
Lo primero que verían desde el interior de la comunal era la puerta abrirse de un golpetazo y a un pobre Ethan desmelenado, con la camiseta del pijama a medio escurrirse y el mango de un cuchillo grande en su mano derecha. Tenía la mirada igual de confundida como aterrada pues en su escueto plan no había elaborado que hacer si de verdad se encontraba frente a una monstruosidad, o peor, frente a un asesino.
-¡DAMIAN ESTAS BI- !! Oh- ah…
No había nadie, ninguna amenaza visible. Desde el marco de la puerta empezó a bajar el arma aún más desorientado tras todo el arranque inicial.
-Pero… que?
Respondió con una sonrisa muerta a Räg sin saber empíricamente a que cansancio se estaba refiriendo, porque precisamente sueño a esas alturas no tenía. Estaba tan drenado que agradeció en respetuoso silencio cuando Nohlem decidió hacerle compañía sin tratar de establecer conversación alguna. Un hombro sobre el que descansar era suficiente para paliar parte de sus frustraciones así que allí se quedó, apoyado y resguardado en la comodidad que su compañero le brindaba.
Y aún así se quedó pensando antes de que acabaran tumbados y adormecidos sobre el sofá. Pensó en Connor, en cómo cada vez que estaba mal decidía aislarse, en lo difícil que era atravesar el muro emocional de su amigo y en lo solo que tendría que resultar quedarse solo en la habitación. Una mala suerte que creyó en una ingenuidad auto impuesta que Aniol no tendría que estar viviendo, estaba preocupado por el chiquillo pero dedujo que acabaría durmiendo junto al pequeño italiano. Había sido solo una trastada, eso quería soñar, que todas las malas bromas se quedarían allí y que mañana volvería a salir el sol como otras tantas veces.
Por desgracia no fue el caso. Apenas había logrado conciliar un sueño profundo era arrancado de este con el peor de los gritos. Ethan se incorporó con brusquedad de la maraña de brazos y piernas que conformaba con Nohlem, apenas tuvo tiempo para razonar la situación antes de levantarse con el corazón en un puño porque tan pronto tocó suelo otro gritó siguió al primero. Era Damian.
-Joder, joder joder joder joder -Empezó a mascullar fuera de sí, yendo a la cocina con toda la prisa que le daba el pinchazo repentino de adrenalina. -Joder joder joder, es arriba, otra vez no, otra vez no.
No estaba razonando sus actos, ahora mismo era el instinto lo único que le movía, uno tan primordial como era el quererse vivo un día más, pues mientras Airi soltaba otro quejido interrumpido, él ya estaba sujetando con fuerza uno de los cuchillos grandes de la encimera. No esperó a Nohlem pues las voces de alarma solo lo mantenían aterrado así que sin querer confirmar que entre ellas podría encontrarse más gente subió a pasos acelerados.
Ver la figura del polaco congelada en mitad del pasillo le logró arrancar un suspiro de alivio, por desgracia no podía permitirse el lujo de quedarse junto al niño. ¿Donde cojones estaba Connor cuando se le necesitaba? En su cabeza reverberaban todos los latidos fuertes de su corazón, la respiración irregular solo se aguantaba por el pinchazo constante de terror y las malas imaginaciones de lo que fuese que estuviera ocurriendo en la planta superior.
-Aniol, al cuarto, ahora.
Tampoco aguardo una respuesta del pequeño, aprovechó la puerta abierta del cuarto más cercano para empujarlo desde el hombro hacía su interior. Una vez dentro cerró con fuerza tras de sí rezando porque si de verdad algo o alguien se había logrado infiltrar en la casa no se pusiera a jugar al escondite.
Lo primero que verían desde el interior de la comunal era la puerta abrirse de un golpetazo y a un pobre Ethan desmelenado, con la camiseta del pijama a medio escurrirse y el mango de un cuchillo grande en su mano derecha. Tenía la mirada igual de confundida como aterrada pues en su escueto plan no había elaborado que hacer si de verdad se encontraba frente a una monstruosidad, o peor, frente a un asesino.
-¡DAMIAN ESTAS BI- !! Oh- ah…
No había nadie, ninguna amenaza visible. Desde el marco de la puerta empezó a bajar el arma aún más desorientado tras todo el arranque inicial.
-Pero… que?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Sendar
23/04/24, 01:51 am
En qué momento se quedó dormido, ni idea. Tampoco le extrañó que pasase. Cuando la paz del silencio les cubrió con su manto la premisa de subir quedó enterrada debajo. Incluso si la planta de abajo le parecía espeluznante, era más fácil lavarse las manos. Despertó a mitad de la noche por algún movimiento del londinense, con las gafas aún puestas, y ni siquiera cuando cayó en la cuenta de dónde y cómo estaban hizo nada por cambiarlo. Mañana sería otro día. Ojalá uno mejor.
Pero por supuesto, caprichosa era la ciudad e insuficientes sus castigos. El primer grito no le despertó tanto como el abrupto movimiento de su compañero al erguirse. Ethan chocó con él antes de apartarse, el frío se coló en el espacio que dejó vacío, y en el momento en el que abrió los ojos los ruidos que en un principio habría creído parte de su subconsciente ganaron realidad. Sus pupilas aumentaron tan rápido de tamaño que le mareó la cantidad de luz que recibieron. Le costó ponerse en pie, a pesar de que así estuvo en menos de medio segundo.
—¿Qué? —masculló con una voz demasiado grave e inutilizada para ser suya. Siguió el trayecto de Ethan hacia la cocina con la mirada hasta que otro grito desgarró el aire, haciéndole voltear en su dirección.
El varmano se quedó congelado in situ, como si una garra le sujetara por la boca del estómago hasta el suelo. Desgraciadamente reconoció la voz de Damian. El alma se le fue a los pies. Miró al moreno coger un cuchillo antes de volver la vista a las escaleras, yendo tras él con la inercia de una máquina cuesta abajo. Las horas de sueño se le antojaron una patética anécdota, apenas un descanso de veinte minutos entre una cosa y otra, incluso cuando la luz del sol indicaba lo contrario. Lo sucedido durante la noche recobraba consistencia, pues a pesar de la hora la oscuridad no había acabado.
Acercarse a los gritos era antinatural, o al menos eso opinaba su cuerpo cada poco que subía otro escalón. La voluntad que le había faltado ayer iba de la mano de su recuperado sentido de la vista, aunque no estaba seguro de querer ver lo que fuera que le estuviese pasando al pequeño. Por los Santos, no, no quería verlo. Su imaginación creaba los peores escenarios, y más con lo que el niño aullaba. Inevitablemente sus ojos se anegaron de lágrimas. Al encontrarse con Aniol quedó casi como él, un mero espectador mientras Ethan lo empujaba de vuelta al cuarto del que había salido. No. Eso estaba mal. No podía dejarlo allí.
En cuanto el mayor subió Nohlem abrió la misma puerta que había cerrado, agarrando la muñeca de Aniol en su dirección, a medias de lo fuerte y lo gentil. Se inclinó hasta estar a su altura, observándole brevemente con miedo antes de darle un abrazo. Santos, como se alegraba de que estuviera bien. Con una mano sobre su pelo le estrujó, como si así pudiera acallar los llantos de arriba.
—Ya estoy —dijo, otro intento de solapar el ruido con su propia voz—. Estoy aquí. Estoy contigo.
No terminó de separarse, todo lo contrario, aprovechó el gesto para guiarle dentro y alejarles de la puerta, la cual dejaría entreabierta para poder escuchar lo que ocurría en caso de tener que correr. Con un brazo por delante del polaco para protegerle y evitar que se marchase esperaría con las orejas tiesas, atento a cualquier cosa con la vista fija en el rellano. Confiaba en sus compañeros y el cuchillo que se había llevado Ethan, pero sobre todo esperaba que no fuera demasiado tarde.
Pero por supuesto, caprichosa era la ciudad e insuficientes sus castigos. El primer grito no le despertó tanto como el abrupto movimiento de su compañero al erguirse. Ethan chocó con él antes de apartarse, el frío se coló en el espacio que dejó vacío, y en el momento en el que abrió los ojos los ruidos que en un principio habría creído parte de su subconsciente ganaron realidad. Sus pupilas aumentaron tan rápido de tamaño que le mareó la cantidad de luz que recibieron. Le costó ponerse en pie, a pesar de que así estuvo en menos de medio segundo.
—¿Qué? —masculló con una voz demasiado grave e inutilizada para ser suya. Siguió el trayecto de Ethan hacia la cocina con la mirada hasta que otro grito desgarró el aire, haciéndole voltear en su dirección.
El varmano se quedó congelado in situ, como si una garra le sujetara por la boca del estómago hasta el suelo. Desgraciadamente reconoció la voz de Damian. El alma se le fue a los pies. Miró al moreno coger un cuchillo antes de volver la vista a las escaleras, yendo tras él con la inercia de una máquina cuesta abajo. Las horas de sueño se le antojaron una patética anécdota, apenas un descanso de veinte minutos entre una cosa y otra, incluso cuando la luz del sol indicaba lo contrario. Lo sucedido durante la noche recobraba consistencia, pues a pesar de la hora la oscuridad no había acabado.
Acercarse a los gritos era antinatural, o al menos eso opinaba su cuerpo cada poco que subía otro escalón. La voluntad que le había faltado ayer iba de la mano de su recuperado sentido de la vista, aunque no estaba seguro de querer ver lo que fuera que le estuviese pasando al pequeño. Por los Santos, no, no quería verlo. Su imaginación creaba los peores escenarios, y más con lo que el niño aullaba. Inevitablemente sus ojos se anegaron de lágrimas. Al encontrarse con Aniol quedó casi como él, un mero espectador mientras Ethan lo empujaba de vuelta al cuarto del que había salido. No. Eso estaba mal. No podía dejarlo allí.
En cuanto el mayor subió Nohlem abrió la misma puerta que había cerrado, agarrando la muñeca de Aniol en su dirección, a medias de lo fuerte y lo gentil. Se inclinó hasta estar a su altura, observándole brevemente con miedo antes de darle un abrazo. Santos, como se alegraba de que estuviera bien. Con una mano sobre su pelo le estrujó, como si así pudiera acallar los llantos de arriba.
—Ya estoy —dijo, otro intento de solapar el ruido con su propia voz—. Estoy aquí. Estoy contigo.
No terminó de separarse, todo lo contrario, aprovechó el gesto para guiarle dentro y alejarles de la puerta, la cual dejaría entreabierta para poder escuchar lo que ocurría en caso de tener que correr. Con un brazo por delante del polaco para protegerle y evitar que se marchase esperaría con las orejas tiesas, atento a cualquier cosa con la vista fija en el rellano. Confiaba en sus compañeros y el cuchillo que se había llevado Ethan, pero sobre todo esperaba que no fuera demasiado tarde.
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