Barrio Quemado
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Rocavarancolia Rol
21 participantes
- Rocavarancolia Rol
Barrio Quemado
02/08/11, 06:46 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Antes en llamas, ahora solo es un barrio de escombros y cenizas azotado eternamente por una molesta brisa que arrastra los gritos lastimeros de los que una vez sufrieron allí.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Barrio Quemado
16/09/13, 06:38 pm
Cuando el aprendiz comenzó a adentrarse en el jardín marchito, el sonido atronador de la música le inundó los oidos y para cuando se dio cuenta que los demás le habian seguido dio un respingo y refunfuñó entre dientes.
-Sordos.-musitó, pero apenas podia oir su propia voz. Le habian arruinado su salida épica frente a lo desconocido. O eso, o tenian demasiado miedo como para quedarse solos. El ego interno del aprendiz creció al instante.
>> Bueno... Si tampoco molestan tanto... Mis pobres y débiles compañeros que necesitan un poco de músculo.
El aprendiz se sumió entonces en una serie de poses de culturismo mientras esperaba a que le alcanzaran, pero sin llegar a estar muy cerca, porque queria terminar de explorar él solo el jardín, por mucho que le necesitasen. Y fue entonces cuando lo vió. La criatura que hacia sonar aquellos instrumentos, acompañada de otras creaciones que funcionaban de orquesta e inundaban el lugar con su música. El joven ruso se quedó parado por un instante, paralizado por la vista del ser irrisorio, parodia de licantropo. Tragó con fuerza mientras su canción moria y blandió su bõ como si fuera un baston de paseo cualquiera.
>> Y esto es lo que pasa cuando lees demasiado Crepusculo.
Finalmente, el acto musical dio su fin cuando la criatura se percató de la presencia de los demás, puesto que mientras el humano habia estado impactando sus compañeros habian ido llegando uno a uno ante aquella bizarra criatura. Y entonces, ocurrió lo insospechado, la criatura habló. Tan desagradable como era su voz, contrastaba la delicadeza con la cual tocaba, como en una similitud al mismo instrumento que blandia de aspecto grotesco, el aprendiz parpadeó una sola vez ante las palabras del ser para sumirse rápidamente en una respuesta escueta.
-¿Podemos?-aunque sus palabras, sus instrumentos y su apariencia fuesen siniestras, su musica no lo era, no lo suficiente como para que el aprendiz no le diera una oportunidad a la bizarra criatura. Apoyandose en su bastón mientras caminaba hacia el semilicántripo, detuvo su engalanado paseo hasta sentarse a un par de metros de distancia del músico, con el bõ clavado firmemente en el suelo, a su lado.- ¿Aceptas sugerencias?-soltó entonces, abrazando sus rodillas acuclilladas. Se giró hacia su grupo y les señaló que se acercaran.
>> ¿Podrá tocar Master of Puppets?
>> ...
>> En todo caso, será Master of Puppies ku ku ku...
-Sordos.-musitó, pero apenas podia oir su propia voz. Le habian arruinado su salida épica frente a lo desconocido. O eso, o tenian demasiado miedo como para quedarse solos. El ego interno del aprendiz creció al instante.
>> Bueno... Si tampoco molestan tanto... Mis pobres y débiles compañeros que necesitan un poco de músculo.
El aprendiz se sumió entonces en una serie de poses de culturismo mientras esperaba a que le alcanzaran, pero sin llegar a estar muy cerca, porque queria terminar de explorar él solo el jardín, por mucho que le necesitasen. Y fue entonces cuando lo vió. La criatura que hacia sonar aquellos instrumentos, acompañada de otras creaciones que funcionaban de orquesta e inundaban el lugar con su música. El joven ruso se quedó parado por un instante, paralizado por la vista del ser irrisorio, parodia de licantropo. Tragó con fuerza mientras su canción moria y blandió su bõ como si fuera un baston de paseo cualquiera.
>> Y esto es lo que pasa cuando lees demasiado Crepusculo.
Finalmente, el acto musical dio su fin cuando la criatura se percató de la presencia de los demás, puesto que mientras el humano habia estado impactando sus compañeros habian ido llegando uno a uno ante aquella bizarra criatura. Y entonces, ocurrió lo insospechado, la criatura habló. Tan desagradable como era su voz, contrastaba la delicadeza con la cual tocaba, como en una similitud al mismo instrumento que blandia de aspecto grotesco, el aprendiz parpadeó una sola vez ante las palabras del ser para sumirse rápidamente en una respuesta escueta.
-¿Podemos?-aunque sus palabras, sus instrumentos y su apariencia fuesen siniestras, su musica no lo era, no lo suficiente como para que el aprendiz no le diera una oportunidad a la bizarra criatura. Apoyandose en su bastón mientras caminaba hacia el semilicántripo, detuvo su engalanado paseo hasta sentarse a un par de metros de distancia del músico, con el bõ clavado firmemente en el suelo, a su lado.- ¿Aceptas sugerencias?-soltó entonces, abrazando sus rodillas acuclilladas. Se giró hacia su grupo y les señaló que se acercaran.
>> ¿Podrá tocar Master of Puppets?
>> ...
>> En todo caso, será Master of Puppies ku ku ku...
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Barrio Quemado
16/09/13, 07:09 pm
Lara entró al jardín con la cabeza agachada mirnado al suelo y el gesto torcido por el dolor de oídos, mientras continuaba gritando a nadie. No había razón real para desearles mal a sus compañeros, pero gritarles cosas tan... poco agradables sin que pudieran ni percatarse era divertido y le ayudaba a obviar el intenso sonido, que por muy bonito que fuera, amenazaba con dejarlos a todos como tapias.
-(..) Y OS PETEN LOS OIDOS COMO SI FUERAN PALOmitasss-hasta que dejó de sonar-. Oh, venga... así no tiene ninguna graci-alzó la cabeza y vio lo que deberia haber visto mucho antes. Tragó saliva. <<Es un... un... Cosido>>. Realmente se acababa de inventar el nombre y las carácterísticas básicas que podría tener la especie. Pero le sonaron tan coherentes en su cabeza que decidió susurrárselo a la persona que tuviera más cerca-. Es un Cosido, un ser hueco envuelto en retales de pieles de niños muertos de todo tipo de especies. No sé si deberíamos fiarnos...
Y para resolver esa duda, lanzó un dado. Lara tenía una amplia variedad de opciones de cuando roleaba en vivo, pero dado lo que había aprendido en la ciudad, solo podía barajar dos opciones en ese momento.
-(..) Y OS PETEN LOS OIDOS COMO SI FUERAN PALOmitasss-hasta que dejó de sonar-. Oh, venga... así no tiene ninguna graci-alzó la cabeza y vio lo que deberia haber visto mucho antes. Tragó saliva. <<Es un... un... Cosido>>. Realmente se acababa de inventar el nombre y las carácterísticas básicas que podría tener la especie. Pero le sonaron tan coherentes en su cabeza que decidió susurrárselo a la persona que tuviera más cerca-. Es un Cosido, un ser hueco envuelto en retales de pieles de niños muertos de todo tipo de especies. No sé si deberíamos fiarnos...
Y para resolver esa duda, lanzó un dado. Lara tenía una amplia variedad de opciones de cuando roleaba en vivo, pero dado lo que había aprendido en la ciudad, solo podía barajar dos opciones en ese momento.
- Posibles resultados:
1-50. Sale un número par: Distraer y tratar de huír.
51-100. Sale un número impar: Tratar de dialogar.
- Rocavarancolia Rol
Re: Barrio Quemado
16/09/13, 07:09 pm
El miembro 'Yber' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
'Dado de 100 caras' : 63
'Dado de 100 caras' : 63
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Barrio Quemado
16/09/13, 07:21 pm
Con su búsqueda de respuestas en los dados, Shaco se le había adelantado; Lara le lanzó una mirada reprobatoria. <<Este chico es tonto... se ha acercado demasiado>>. Le había salido impar (el 7) y, aunque no le hacía especial gracia, obedeció a su suerte.
-E-Ey-se mordió la lengua con la intención de serenarse, si titubeaba o elegía las palabras incorrectas, podría enfurecer al Cosido. Y no estaba segura de por qué, pero no quería a un Cosido enrabietado-. No somos cosechados, somos elegidos. Mi nombre es Lara 37. El tuyo es Astra, ¿no?-dejó unos segundos de cortesía hacia no sabía muy bien qué y añadió-. Bonita música, la de antes.
A pesar de estar intentando establecer una conversación correcta. Lara había mantenido las distancias con el "viejo Astra" y aferraba con fuerza su puñal en una mano y un cristal en otra, con cuidado de no cortarse. Si su tirada no había sido afortunada, Lara tenía muy claro qué hacer. <<Voy a liberar la magia>> se dijo convencida. Y le dio igual que sus compañeros la hubieran advertido antes sobre su agua mágica o los pedacitos de cristal.
-E-Ey-se mordió la lengua con la intención de serenarse, si titubeaba o elegía las palabras incorrectas, podría enfurecer al Cosido. Y no estaba segura de por qué, pero no quería a un Cosido enrabietado-. No somos cosechados, somos elegidos. Mi nombre es Lara 37. El tuyo es Astra, ¿no?-dejó unos segundos de cortesía hacia no sabía muy bien qué y añadió-. Bonita música, la de antes.
A pesar de estar intentando establecer una conversación correcta. Lara había mantenido las distancias con el "viejo Astra" y aferraba con fuerza su puñal en una mano y un cristal en otra, con cuidado de no cortarse. Si su tirada no había sido afortunada, Lara tenía muy claro qué hacer. <<Voy a liberar la magia>> se dijo convencida. Y le dio igual que sus compañeros la hubieran advertido antes sobre su agua mágica o los pedacitos de cristal.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Barrio Quemado
16/09/13, 09:24 pm
Algunos empezaron a seguirle antes de que se volviese a girar y continuase andando. Después ya no se volvió a preocupar por comprobar si les tenía detrás. Avanzó con la mano derecha cerrada sobre la empuñadura del alfanje. Le parecía irónico que, de vivir alguien en la ciudad, lo hiciese justamente en aquel barrio desolado, y precisamente eso no hablaba muy bien de quien fuese. Llegó tras Shaco al parterre marchito, topándose de frente con aquel espectáculo difícil de asimilar. Inevitablemente su atención se posó poco en los autómatas, por estar allí aquella criatura sorprendentemente viva a pesar de su aspecto. Para colmo, el instrumento que tocaba hacía difícil apartar de él la mirada. Aquel ser aberrante tenía pinta de cualquier cosa menos de amistoso.
—¿Qué coj…?
No se molestó en terminar la palabra, porque no se escuchaba ni a sí mismo. Pero justo entonces la melodía dejó de atronar y los instrumentos pasaron a sonar a un volumen normal, hasta cesar bruscamente. Los oídos le chirriaban pero escuchó perfectamente como surgían los gritos decrecientes de Lara del refrescante silencio. Después la criatura hecha a pedazos habló, con su voz desagradable y palabras que, para él, no auguraban nada bueno. Aunque estaba claro que para Shaco no era así.
—¿Estás loco? —susurró tratando de llamar su atención y siendo ignorado o no escuchado. «Tú verás lo que haces, insensato».
No supo si fiarse o no de las palabras de Lara, pero por una vez parecían más acertadas que de costumbre. Sin embargo, a pesar de su miedo, la ordesa trató de hablar con la critura. Había que concederle que no les había tratado de atacar, pero aunque apartó la mano de la empuñadura para no provocar, no relajó ni un ápice la postura, y atendió en silencio al intercambio de palabras.
—¿Qué coj…?
No se molestó en terminar la palabra, porque no se escuchaba ni a sí mismo. Pero justo entonces la melodía dejó de atronar y los instrumentos pasaron a sonar a un volumen normal, hasta cesar bruscamente. Los oídos le chirriaban pero escuchó perfectamente como surgían los gritos decrecientes de Lara del refrescante silencio. Después la criatura hecha a pedazos habló, con su voz desagradable y palabras que, para él, no auguraban nada bueno. Aunque estaba claro que para Shaco no era así.
—¿Estás loco? —susurró tratando de llamar su atención y siendo ignorado o no escuchado. «Tú verás lo que haces, insensato».
No supo si fiarse o no de las palabras de Lara, pero por una vez parecían más acertadas que de costumbre. Sin embargo, a pesar de su miedo, la ordesa trató de hablar con la critura. Había que concederle que no les había tratado de atacar, pero aunque apartó la mano de la empuñadura para no provocar, no relajó ni un ápice la postura, y atendió en silencio al intercambio de palabras.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Barrio Quemado
16/09/13, 11:15 pm
Archime se encontraba absorto contemplando las marchitas plantas que cubrían aquel jardín completamente muerto, pensando que era la primera vez que veía vegetación, viva o muerta, desde que habían llegado a la ciudad. Debido a esto, cuando el grupo se detuvo, el siempre rezagado biomecánico se chocó contra el compañero que tenía justo delante que resultó ser el carabés. El irrense dejó escapar un "ay", trastabilló hacia atrás y se frotó el hocico con su mano izquierda para tratar de mitigar el dolor por el golpe.
—Discul… —comenzó a componer una disculpa a Taro cuando, al levantar la vista, se fijó en el espectáculo que tenían delante.
El ser era monstruoso y todo el conjunto resultaba grotesco. El irrense volvió a quitar el flash de la cámara de sus gafas especiales para sacarle una foto y se fijó en las junturas que unían precariamente los deteriorados trozos de carne que conformaban su figura. Su curiosidad aumentó aún más cuando se dio cuenta del entramado de hilos que dejaban algunos desgarrones al descubierto. No prestó tanta atención como sin duda habría hecho en otras circustancias a las figuras metálicas que representaban seres de toda clase debido a que la extraña criatura acaparaba todo su interés. Aquel no era un ser vivo, sino una especie de creación cuya movilidad era, probablemente, producto de la magia. La prudencia y la necesidad de conocer más detalles sobre el mecanismo que dotaba a aquel ser de una aparente vida se debatían en su mente cuando de pronto se hizo el silencio.
Mientras se escuchaba a Lara 37, a quien había visto mover los labios y se había preguntado qué estaba haciendo ya que era evidente que no podían oírla, decrecer su propio tono de voz, cuando la criatura empezó a hablarles con una voz tan desastrada como su apariencia y que hizo dar un respingo al ingeniero que en ese momento se encontraba examinando y fotografiando los extraños dibujos que parecían formar una especie de secuencia a lo largo de toda la zona.
El ofrecimiento fue procesado en la mente del biomecánico mientras Shaco y Lara 37, de quien hizo un apunte mental a parte al verla utilizar el dado una vez más para presumiblemente tomar una decisión, le dirigían la palabra.
—Disculpa, Astra —intervino tras la ordesa asomándose desde la espalda de Cío—. La aseveración acerca de llenar nuestros cerebros con hilos de melodías, ¿se trata de una afirmación literal?
Debido a la presencia de dicho material en el entramado que conformaba al que se había identificado como Astra, el programador consideró oportuno indagar sobre la posibilidad de que no se tratase de una simple metáfora.
—Discul… —comenzó a componer una disculpa a Taro cuando, al levantar la vista, se fijó en el espectáculo que tenían delante.
El ser era monstruoso y todo el conjunto resultaba grotesco. El irrense volvió a quitar el flash de la cámara de sus gafas especiales para sacarle una foto y se fijó en las junturas que unían precariamente los deteriorados trozos de carne que conformaban su figura. Su curiosidad aumentó aún más cuando se dio cuenta del entramado de hilos que dejaban algunos desgarrones al descubierto. No prestó tanta atención como sin duda habría hecho en otras circustancias a las figuras metálicas que representaban seres de toda clase debido a que la extraña criatura acaparaba todo su interés. Aquel no era un ser vivo, sino una especie de creación cuya movilidad era, probablemente, producto de la magia. La prudencia y la necesidad de conocer más detalles sobre el mecanismo que dotaba a aquel ser de una aparente vida se debatían en su mente cuando de pronto se hizo el silencio.
Mientras se escuchaba a Lara 37, a quien había visto mover los labios y se había preguntado qué estaba haciendo ya que era evidente que no podían oírla, decrecer su propio tono de voz, cuando la criatura empezó a hablarles con una voz tan desastrada como su apariencia y que hizo dar un respingo al ingeniero que en ese momento se encontraba examinando y fotografiando los extraños dibujos que parecían formar una especie de secuencia a lo largo de toda la zona.
El ofrecimiento fue procesado en la mente del biomecánico mientras Shaco y Lara 37, de quien hizo un apunte mental a parte al verla utilizar el dado una vez más para presumiblemente tomar una decisión, le dirigían la palabra.
—Disculpa, Astra —intervino tras la ordesa asomándose desde la espalda de Cío—. La aseveración acerca de llenar nuestros cerebros con hilos de melodías, ¿se trata de una afirmación literal?
Debido a la presencia de dicho material en el entramado que conformaba al que se había identificado como Astra, el programador consideró oportuno indagar sobre la posibilidad de que no se tratase de una simple metáfora.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Barrio Quemado
18/09/13, 12:38 am
-Cosechaaados- sus cuerdas vocales realmente parecían tener un problema para digerir esa palabra-. Elegidos para el matadero. Todos los nombres son uno, pelusilla de criba- sus ojos amarillentos dirigieron una mirada penetrante a Lara.
A continuación Astra dio dos secas palmadas, acompañadas por dos carcajadas igual de secas, ante las palabras de Shaco y de la propia Lara sobre su música. Una uña podrida se le cayó pero no pareció apreciarlo. Clavó la vista con una fijeza enfermiza en Cio y en un Archi que se asomaba tras él, y aunque ignoró en un principio las palabras del segundo, parecía disfrutar con la inquietud del primero.
-Magnífico, magnífico...- dijo-. Pero un verdadero artista siempre hace una reverencia a su público antes de comenzar el espectáculo, ¿no es cieeeeerto?- la última palabra sonó falta de aire, como si su garganta hubiese perdido fuelle-. Qué descortesía por mi parte...
Con la destreza digital de un prestidigitador maniobró con la flauta de vértebras como si fuese una batuta. En todo aquel tiempo Astra no había abandonado su posición encorvada en el suelo, y los macieleros pronto pudieron comprobar por qué. El licántropo de pega arqueó la cabeza hacia adelante, dejando al descubierto un grotesco agujero justo en el lugar de la nuca donde la cabeza conectaba con las cervicales. Un profundo túnel de vacío y podredumbre, donde encajaba con grotesca exactitud la columna vertebral que servía de instrumento a Astra, y con un desagradable sonido coagulado el músico la introdujo lentamente en su lugar. Sólo entonces se alzó por completo sobre sus piernas de lobo e hizo una solemne reverencia. Después prorrumpió sin previo aviso en una risa estridente que restalló como un látigo en el silencio sepulcral del jardín.
Unas notas trémulas flotaron en el aire, y en un principio nadie pudo identificar de dónde venían. Antes de que pudieran darse cuenta, con una rapidez sobrehumana gracias a la movilidad recién recuperada, Astra ya estaba justo en medio del grupo. Su nueva altura era considerable y sobresalía por encima de sus cabezas.
Los acordes que habían oído escapaban por el agujero abierto en la nuca del licántropo por donde entraba el aire, el cual circulaba por los huecos de aquella columna vertebral hecha flauta. La tenue música ya no era bella, a menos que aquel eco tenebroso pudiese considerarse bello. Sonaba a borboteo de sangre y estaba cargada de malos presagios.
Solo entonces contestó Astra a la pregunta de Archi.
-Todos tenéis hilos en vuestras pequeñas cabecitas, comprimidos, empaquetados en una maraña poco más grande que una cajetilla...- la voz del licántropo se volvió un susurro semejante al sonido de una lija-. Hay que desenredarlos, estirarlos, interpretarlos, mezclarlos y volverlos a enrollar, y meterlos todos de nuevo embrollados dentro de una cajetilla nueva...- una lengua negra se relamió contra sus dientes por costumbre, ya que Astra no tenía necesidad de saliva-. Quizá alguno de vosotros esté dispuesto a prestarme alguna de las suyas... Sólo abrirla para ver qué hay y a qué suena vuestro cerebrito desenrollado...
Una de las garras sucias del licántropo se deslizó con más fuerza de la necesaria a lo largo de la línea del cabello de Nero, y la otra mano hizo lo propio con Lara. Fuese a propósito o no, en ambas trazó un fino recorrido en escarlata del que brotaron poco a poco gotas de sangre.
A diferencia de la mayoría de sus compañeros Taro sabía poner nombre a lo que tenía delante. Y decir que le daba miedo era quedarse corto.
"Lo que es es una puta aberración", fue lo que quiso responder a la suposición de Lara sobre el Cosido, pero en ese momento no le salió la voz, ocupado en controlar las náuseas cuando las vértebras de Astra se abrieron paso por su espalda con aquel sonido chapoteante.
La nigromancia era una rama muerta pero poderosa de la hechicería en Carabás. Algo con lo que los estudiantes de magia forense hacían novatadas titereando cadáveres, pero de lo que cualquier información más allá de la académica estaba estrictamente censurada. Y por muchas capas de olvido que se intentasen acumular por encima nunca, jamás, en ningún laboratorio de ninguna ciudad central se trabajaba para crear algo con conciencia. Era algo que simplemente era tabú, y ni uno solo de los casos documentados, (y durante una época Carabás había abundado en ellos) se libraba de haber acabado, más tarde o más temprano, espantosamente mal.
No le daba miedo porque creyese imposible lo que estaba viendo. Le daba miedo precisamente porque era posible, porque era una línea que todo el mundo sabía que no había que cruzar, y porque en aquel lugar lo habían hecho.
Por Taro aquella cosa ya podía tocar la gaita en verso. No había posibilidad alguna de que algo saliese bien mientras estuviese cerca.
-Larguémonos- la voz por fin le salió, baja y áspera. La mirada amarilla del carabés permanecía clavada en Astra con un recelo cercano a la paranoia, pero a la vez le aterraba que el engendro se la devolviese.
A continuación Astra dio dos secas palmadas, acompañadas por dos carcajadas igual de secas, ante las palabras de Shaco y de la propia Lara sobre su música. Una uña podrida se le cayó pero no pareció apreciarlo. Clavó la vista con una fijeza enfermiza en Cio y en un Archi que se asomaba tras él, y aunque ignoró en un principio las palabras del segundo, parecía disfrutar con la inquietud del primero.
-Magnífico, magnífico...- dijo-. Pero un verdadero artista siempre hace una reverencia a su público antes de comenzar el espectáculo, ¿no es cieeeeerto?- la última palabra sonó falta de aire, como si su garganta hubiese perdido fuelle-. Qué descortesía por mi parte...
Con la destreza digital de un prestidigitador maniobró con la flauta de vértebras como si fuese una batuta. En todo aquel tiempo Astra no había abandonado su posición encorvada en el suelo, y los macieleros pronto pudieron comprobar por qué. El licántropo de pega arqueó la cabeza hacia adelante, dejando al descubierto un grotesco agujero justo en el lugar de la nuca donde la cabeza conectaba con las cervicales. Un profundo túnel de vacío y podredumbre, donde encajaba con grotesca exactitud la columna vertebral que servía de instrumento a Astra, y con un desagradable sonido coagulado el músico la introdujo lentamente en su lugar. Sólo entonces se alzó por completo sobre sus piernas de lobo e hizo una solemne reverencia. Después prorrumpió sin previo aviso en una risa estridente que restalló como un látigo en el silencio sepulcral del jardín.
Unas notas trémulas flotaron en el aire, y en un principio nadie pudo identificar de dónde venían. Antes de que pudieran darse cuenta, con una rapidez sobrehumana gracias a la movilidad recién recuperada, Astra ya estaba justo en medio del grupo. Su nueva altura era considerable y sobresalía por encima de sus cabezas.
Los acordes que habían oído escapaban por el agujero abierto en la nuca del licántropo por donde entraba el aire, el cual circulaba por los huecos de aquella columna vertebral hecha flauta. La tenue música ya no era bella, a menos que aquel eco tenebroso pudiese considerarse bello. Sonaba a borboteo de sangre y estaba cargada de malos presagios.
Solo entonces contestó Astra a la pregunta de Archi.
-Todos tenéis hilos en vuestras pequeñas cabecitas, comprimidos, empaquetados en una maraña poco más grande que una cajetilla...- la voz del licántropo se volvió un susurro semejante al sonido de una lija-. Hay que desenredarlos, estirarlos, interpretarlos, mezclarlos y volverlos a enrollar, y meterlos todos de nuevo embrollados dentro de una cajetilla nueva...- una lengua negra se relamió contra sus dientes por costumbre, ya que Astra no tenía necesidad de saliva-. Quizá alguno de vosotros esté dispuesto a prestarme alguna de las suyas... Sólo abrirla para ver qué hay y a qué suena vuestro cerebrito desenrollado...
Una de las garras sucias del licántropo se deslizó con más fuerza de la necesaria a lo largo de la línea del cabello de Nero, y la otra mano hizo lo propio con Lara. Fuese a propósito o no, en ambas trazó un fino recorrido en escarlata del que brotaron poco a poco gotas de sangre.
-
A diferencia de la mayoría de sus compañeros Taro sabía poner nombre a lo que tenía delante. Y decir que le daba miedo era quedarse corto.
"Lo que es es una puta aberración", fue lo que quiso responder a la suposición de Lara sobre el Cosido, pero en ese momento no le salió la voz, ocupado en controlar las náuseas cuando las vértebras de Astra se abrieron paso por su espalda con aquel sonido chapoteante.
La nigromancia era una rama muerta pero poderosa de la hechicería en Carabás. Algo con lo que los estudiantes de magia forense hacían novatadas titereando cadáveres, pero de lo que cualquier información más allá de la académica estaba estrictamente censurada. Y por muchas capas de olvido que se intentasen acumular por encima nunca, jamás, en ningún laboratorio de ninguna ciudad central se trabajaba para crear algo con conciencia. Era algo que simplemente era tabú, y ni uno solo de los casos documentados, (y durante una época Carabás había abundado en ellos) se libraba de haber acabado, más tarde o más temprano, espantosamente mal.
No le daba miedo porque creyese imposible lo que estaba viendo. Le daba miedo precisamente porque era posible, porque era una línea que todo el mundo sabía que no había que cruzar, y porque en aquel lugar lo habían hecho.
Por Taro aquella cosa ya podía tocar la gaita en verso. No había posibilidad alguna de que algo saliese bien mientras estuviese cerca.
-Larguémonos- la voz por fin le salió, baja y áspera. La mirada amarilla del carabés permanecía clavada en Astra con un recelo cercano a la paranoia, pero a la vez le aterraba que el engendro se la devolviese.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Barrio Quemado
18/09/13, 04:38 am
El grueso del grupo avanzó tras Shaco, y Nero hizo lo propio, más lento y alejado. Solo dio un par de pasos hacia delante cuando el intérprete quedó a la vista, desmenuzando los detalles de su aspecto con interés morboso. Nero no sentía asco ni miedo, su variante era la tensión propia del peligro: sus sentidos agudizados, su lengua refrenada, y la actitud cauta con la que afrontaba esa clase de situaciones. No había otro momento en que la máscara de emociones fuese tan lograda como cuando el edeel se juzgaba en terreno peligroso. Aquella fachada neutral común a los dos sinhadres. Debajo, durante toda la conversación inicial, había curiosidad y hasta cierta fascinación. Llegó a encontrar divertida la pregunta de Archi, pero hubo un cambio cuando llegó la respuesta. Retrocedió por puro reflejo ante el salto, pero se encontró frente a él y bajo sus zarpas. El olor y el sonido que salía de su nuca le llegaba a la perfección y lo mantuvo quieto el tiempo suficiente para que las uñas trazasen una línea en su pelo. Dolor y un escalofrío le llegaron a partes iguales. Se alejó de las garras.
- Siempre he preferido mi cerebro enrollado. Son manías mías.- dijo lentamente. Otro paso atrás. Correr se le hacia estúpido, visto el salto que había dado, pero atacarlo todavía más. No parecía que el hueco de la nuca evitase que siguiera con vida, luego una puñalada no sería muy efectiva. “pero los ojos tienen que permitirle ver...”. Paso atrás. Aprovecharía cualquier minimo gesto de distracción del engendro, cualquier cosa que centrase su atención en alguien cercano a él, para sacar ambas dagas con un movimiento fluido, y se aseguraría de clavar éstas a la vez en ambos ojos, abandonandolas allí mismo si era necesario, para salir corriendo a toda velocidad.
Nfdr: mi garystunoia me deja un poco preocupada por el post. pero aqui esta, lo que nero haría. El final lo dejo abierto, en flon, por...por lo que ya dije. perdonen mi derpismo de madrugada.
- Siempre he preferido mi cerebro enrollado. Son manías mías.- dijo lentamente. Otro paso atrás. Correr se le hacia estúpido, visto el salto que había dado, pero atacarlo todavía más. No parecía que el hueco de la nuca evitase que siguiera con vida, luego una puñalada no sería muy efectiva. “pero los ojos tienen que permitirle ver...”. Paso atrás. Aprovecharía cualquier minimo gesto de distracción del engendro, cualquier cosa que centrase su atención en alguien cercano a él, para sacar ambas dagas con un movimiento fluido, y se aseguraría de clavar éstas a la vez en ambos ojos, abandonandolas allí mismo si era necesario, para salir corriendo a toda velocidad.
Nfdr: mi garystunoia me deja un poco preocupada por el post. pero aqui esta, lo que nero haría. El final lo dejo abierto, en flon, por...por lo que ya dije. perdonen mi derpismo de madrugada.
-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Barrio Quemado
18/09/13, 01:32 pm
Lara no pudo sino torcer un poco el gesto cuando insistió en llamarles cosechados. <<No somos boniatos, somos elegidos>>. No se le pasó por alto el detalle de que se le cayó algo de la mano, probabemente una uña, y poco a poco la ordesa fue cayendo en la cuenta de lo realmente tétrico que había sido el aspecto de Astra desde el principio. Cuando vio finalmente el agujero que tenía en la nuca, cualquier idea de conversar desapareció de su catálogo de posibilidades. <<Esto no me gusta nada...>>. Y no le dio tiempo a mucho más. Para cuando supo que quería salir corriendo, una música había inundado la sala y el hombre había recortado la distancia entre su posición inicial y el grupo. Y estaba muy cerca de Lara.
Se quedó paralizada los segundos justos para escuchar la teoría del cosido sobre los hilos cerebrales, hasta que sintió la presión de una de sus uñas en su cabeza. La expresión de la madre adolescente fue puro terror. Reculó varios pasos y se llevó la mano del cristal a la cabeza. Le dolía lo suficiente como para saber que le había dejado abierto una herida fina y la humedad que activó sus papilas gustativas, seguidas del sabor a hierro, bastó para confirmarle que había sangre. El cristal se había manchado y brillaba escondido en la palma de Lara, que seguía sobre su cabeza.
Sintió como las piernas le temblaban y el pánico se apoderaba de ella. Lanzó un par de miradas de intenciones claras al resto del grupo, como pidiéndoles que echaran a correr, y fue cuando bajó la mano alzada y por fin vio el cristal iluminado. En otras circunstancias se habría puesto a gritar a los cuatro vientos que acababa de realizar algún tipo de magia lumínica, pero ahora no tenía tiempo para eso. Tenía algo parecido a un plan.
-¡Magia, libérate!-gritó, y lanzó el cristal contra el suelo con toda la fuerza que pudo, con la esperanza de que al romperse estallara en luz y cegara al Cosido para poder escapar. Su decepción fue evidente cuando el cristal se hizo añicos y no pasó nada más, pero eso no le impidió seguir con el plan original: lanzar el cristal y echar a correr como una loca en dirección a casa.
Se quedó paralizada los segundos justos para escuchar la teoría del cosido sobre los hilos cerebrales, hasta que sintió la presión de una de sus uñas en su cabeza. La expresión de la madre adolescente fue puro terror. Reculó varios pasos y se llevó la mano del cristal a la cabeza. Le dolía lo suficiente como para saber que le había dejado abierto una herida fina y la humedad que activó sus papilas gustativas, seguidas del sabor a hierro, bastó para confirmarle que había sangre. El cristal se había manchado y brillaba escondido en la palma de Lara, que seguía sobre su cabeza.
Sintió como las piernas le temblaban y el pánico se apoderaba de ella. Lanzó un par de miradas de intenciones claras al resto del grupo, como pidiéndoles que echaran a correr, y fue cuando bajó la mano alzada y por fin vio el cristal iluminado. En otras circunstancias se habría puesto a gritar a los cuatro vientos que acababa de realizar algún tipo de magia lumínica, pero ahora no tenía tiempo para eso. Tenía algo parecido a un plan.
-¡Magia, libérate!-gritó, y lanzó el cristal contra el suelo con toda la fuerza que pudo, con la esperanza de que al romperse estallara en luz y cegara al Cosido para poder escapar. Su decepción fue evidente cuando el cristal se hizo añicos y no pasó nada más, pero eso no le impidió seguir con el plan original: lanzar el cristal y echar a correr como una loca en dirección a casa.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Barrio Quemado
18/09/13, 04:16 pm
El aprendiz no se inmutó mientras la criatura seguia con sus locuras, pero seguia manteniendo un gesto tenso en su rostro mientras el semilicantropo siseaba sus confusas y siniestras palabras. Quizás lo que fue determinante para el chico fue aquel repentino cambio en su forma. La flauta, habia demostrado, era una parte más de su cuerpo que podia manipular a voluntad. Contando con que habia pasado por alto su olor, un hedor de mala muerte que conocia bastante bien, el aprendiz llegó a una conclusión.
>> Este tio está muerto...
>> ...
>> ...
>> Para ser más preciso, es una criatura revivida. Hay más razones para pensar que no siente dolor o que es capaz de doblar y controlar cada rincon de su organismo de la misma manera que esa flauta.
>> En ese caso, el diseño parece que lo ha llevado acabo algún furry de deviantart intentando hacer una especie de anthro...
Fue entonces cuando ocurrió, más rápido de lo que el aprendiz habia logrado percibir de primera mano, pero lo tuvieron encima. Por instinto, se agarró a su bõ y lo arrancó del suelo, rodando hacia atrás, creando un espacio entre la criatura y él, blandiendo su arma defensivamente y en guardia. Pero entonces se dio cuenta de que él no habia sido su objetivo, habiendo seleccionado a Lara Croft y aquel chico misterioso que iba con la albina siempre. Tragó saliva, horrorizado por ver como trataba a sus compañeros impunemente, agarrando su bõ con fuerza. Pero fueron sus palabras mezcladas con la sangre lo que le hizo saltar a la acción. Esprintando su distancia que le separaba de la criatura, se interpuso entre ella y el chico de pelo rosado, en cuyos frios ojos habia denotado una instancia de violencia que no les vendria nada bien si querian escapar de una pieza, apartandole suavemente hasta hacerle retroceder. Apelando a la parte "humana" de la criatura y con las manos alzadas en señal de paz, su arma clavada en el suelo a su lado, se enfrentó a la criatura. Lara reaccionó de una manera poco esperada al intentar emplear uno de sus talismanes como bomba de humo y fracasar. Aquellos talismanes no eran mágicos ni nada por el estilo. Tan solo soltó una risilla nerviosa ante esto y se encaró de nuevo ante el monstruo. Su rostro se veia compungido de nerviosismo y algo de miedo, pero habia una especie de coraje estúpido en su mirada que le empujaba a seguir con el acto.
-¡Ay va! ¡Q-Que tontos hemos sido!-empezó diciendo con una risilla nerviosa.-¡El tiempo vuela y si no nos damos prisa no llegaremos a tiempo a ver el nuevo capitulo de Bleach que me tiene muy intrigado!-y no tardó en añadir, casi en un susurro.-Aunque sea la misma historia con diferentes villanos y el protagonista dopandose ilógicamente cada santa vez...-volvio a soltar una risilla nerviosa al terminar el susurro y continuó hablando, mientras recogia su bõ y andaba hacia atrás, sin darle la espalda a la aberración, mientras que hacia señas por detrás de esta a sus compañeros, indicándole que ya era hora de irse. Continuó hablando, su tono de voz tornandose más nervioso y acelerado cuanto más hablaba.-¡H-Ha sido un placer escucharle tocar y de veras que nos gustaria quedarnos a escuchar el resto pero vamos REALMENTE mal de tiempo, así que le visitaremos en otra ocasión... ¿De acuerdo?-sin esperar a la respuesta de la criatura, se despidió con el signo Vulcan y lo hizo oficial con palabras.-¡Larga Vida y Prosperidad!-terminó por despedirse del siniestro músico. Aunque aquellas palabras le sonaron terriblemente extrañas, aun sabiendo que era imposible que se hubiera equivocado con ellas, no remarcó especialmente en ello en el momento, ya que estaba más concentrado en salir pitando de aquel lugar, sin dejar a nadie atrás.
>> Este tio está muerto...
>> ...
>> ...
>> Para ser más preciso, es una criatura revivida. Hay más razones para pensar que no siente dolor o que es capaz de doblar y controlar cada rincon de su organismo de la misma manera que esa flauta.
>> En ese caso, el diseño parece que lo ha llevado acabo algún furry de deviantart intentando hacer una especie de anthro...
Fue entonces cuando ocurrió, más rápido de lo que el aprendiz habia logrado percibir de primera mano, pero lo tuvieron encima. Por instinto, se agarró a su bõ y lo arrancó del suelo, rodando hacia atrás, creando un espacio entre la criatura y él, blandiendo su arma defensivamente y en guardia. Pero entonces se dio cuenta de que él no habia sido su objetivo, habiendo seleccionado a Lara Croft y aquel chico misterioso que iba con la albina siempre. Tragó saliva, horrorizado por ver como trataba a sus compañeros impunemente, agarrando su bõ con fuerza. Pero fueron sus palabras mezcladas con la sangre lo que le hizo saltar a la acción. Esprintando su distancia que le separaba de la criatura, se interpuso entre ella y el chico de pelo rosado, en cuyos frios ojos habia denotado una instancia de violencia que no les vendria nada bien si querian escapar de una pieza, apartandole suavemente hasta hacerle retroceder. Apelando a la parte "humana" de la criatura y con las manos alzadas en señal de paz, su arma clavada en el suelo a su lado, se enfrentó a la criatura. Lara reaccionó de una manera poco esperada al intentar emplear uno de sus talismanes como bomba de humo y fracasar. Aquellos talismanes no eran mágicos ni nada por el estilo. Tan solo soltó una risilla nerviosa ante esto y se encaró de nuevo ante el monstruo. Su rostro se veia compungido de nerviosismo y algo de miedo, pero habia una especie de coraje estúpido en su mirada que le empujaba a seguir con el acto.
-¡Ay va! ¡Q-Que tontos hemos sido!-empezó diciendo con una risilla nerviosa.-¡El tiempo vuela y si no nos damos prisa no llegaremos a tiempo a ver el nuevo capitulo de Bleach que me tiene muy intrigado!-y no tardó en añadir, casi en un susurro.-Aunque sea la misma historia con diferentes villanos y el protagonista dopandose ilógicamente cada santa vez...-volvio a soltar una risilla nerviosa al terminar el susurro y continuó hablando, mientras recogia su bõ y andaba hacia atrás, sin darle la espalda a la aberración, mientras que hacia señas por detrás de esta a sus compañeros, indicándole que ya era hora de irse. Continuó hablando, su tono de voz tornandose más nervioso y acelerado cuanto más hablaba.-¡H-Ha sido un placer escucharle tocar y de veras que nos gustaria quedarnos a escuchar el resto pero vamos REALMENTE mal de tiempo, así que le visitaremos en otra ocasión... ¿De acuerdo?-sin esperar a la respuesta de la criatura, se despidió con el signo Vulcan y lo hizo oficial con palabras.-¡Larga Vida y Prosperidad!-terminó por despedirse del siniestro músico. Aunque aquellas palabras le sonaron terriblemente extrañas, aun sabiendo que era imposible que se hubiera equivocado con ellas, no remarcó especialmente en ello en el momento, ya que estaba más concentrado en salir pitando de aquel lugar, sin dejar a nadie atrás.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Barrio Quemado
19/09/13, 04:06 pm
Astra no hizo el menor movimiento para impedir que se fueran. Les dio un lapso indefinido de segundos de ventaja, los justos para que los más rezagados doblasen el recodo que llevaba hasta el jardín.
Después empezó la caza.
Sus patas muertas funcionaban extraordinariamente rápido en la carrera, precisamente por no sentir fatiga muscular ni tener acceso a la parte de su cerebro que regulaba los esfuerzos en favor de la seguridad física. Al moverse Astra su columna vertebral seguía emitiendo rítmicamente la misma cancioncilla de cuatro notas de antes, la cual destacaba con escalofriante nitidez en el silencio que cubría toda el área de la intersección.
Astra conocía los recodos del barrio quemado mejor que ellos, y se aprovechó de cada atajo y cada ventaja que pudo encontrar para adelantarles. Incontables veces en su huida los cosechados se encontraron con que la figura del licántropo les cortaba el paso al final de una calle, les sorprendía desde un callejón por el que pretendían doblar o hacía oír de repente su risa demencial demasiado cerca de donde ellos se encontraban. Parecía estar en todas partes a la vez, y aprovechaba cada oportunidad que podía para separar a los más rezagados de los más adelantados y obligarlos a dividirse cada vez más. El atronar de la música que antes había ahogado los gritos había cesado, y una vez la carrera de los macieleros les llevó fuera del perímetro del campo de silencio pudieron apreciar el coro de gritos del barrio quemado en todo su esplendor, desdibujando no sólo las llamadas de los compañeros de los que se habían separado sino también el trémulo tronar de las notas que constituía el único aviso de que su depredador se acercaba.
Más de uno se había visto obligado a separarse por completo de los demás en mitad de la persecución, y en ese momento Astra divisó a uno de ellos: un espabiladillo que se había impulsado en vertical a lo alto de un murete para intentar ganar distancia más rápido yendo de uno a otro. El licántropo zigzagueó a toda velocidad entre los edificios y sorprendió al muchacho apareciendo de improviso encima del siguiente muro al que éste pretendía llegar de un salto.
-¡Sorpresa!- exclamó, estallando después en carcajadas de demente.
Taro se llevo tal susto que al intentar frenar sus pies derraparon sobre el muro en el que estaba y por consiguiente cayó de bruces al suelo. Se incorporó con una rapidez fruto del pánico, y muy magullado y arrastrando una cojera esprintó a toda pastilla calle abajo. Astra desvió entonces su persecución en busca de la siguiente víctima, riendo a mandíbula batiente.
Tanto tiempo viviendo en el barrio quemado había convencido al falso licántropo de que al fin y al cabo los gritos también eran música: un coro incluso más bello que uno real al ser genuino, sin ensayar. Y asustar a los cosechados era una manera muy entretenida de conseguirlos.
Tras el lapso de tiempo indefinido que duró la persecución, Astra regresó sin prisa alguna al pabellón de cristal, dándose por satisfecho a menos que los criajos volviesen a por más.
-Cosechaaaaados, presas frescas- canturreaba absurdamente por el camino-. Siempre estáis en mis pensamieeeeeennntooooos...
Como si su cerebro siguiera un hilo de pensamiento inverso, se acordó de que alguien había tenido que desactivar su circuito de altavoces. Y su sonrisa perdió la chispa de demencia para sustituirla por una de maldad cuando divisó a Xalkoth en el exterior del edificio.
-Bichos, bichos, bichos, con hilos que suenan a zumbidos de mosca...- susurró. La carcoma se comía los pianos, los bichos roían las cuerdas de los violines y obstruían las flautas sucias. Los odiaba.
Astra subió con todo el sigilo que la tonadilla de su flauta orgánica le permitía y se encaramó a un edificio derruido. Lo siguiente que supo Xalkoth fue que una lluvia de cascotes se le caía encima con la intención de aplastarlo como a una cucaracha.
Después empezó la caza.
Sus patas muertas funcionaban extraordinariamente rápido en la carrera, precisamente por no sentir fatiga muscular ni tener acceso a la parte de su cerebro que regulaba los esfuerzos en favor de la seguridad física. Al moverse Astra su columna vertebral seguía emitiendo rítmicamente la misma cancioncilla de cuatro notas de antes, la cual destacaba con escalofriante nitidez en el silencio que cubría toda el área de la intersección.
Astra conocía los recodos del barrio quemado mejor que ellos, y se aprovechó de cada atajo y cada ventaja que pudo encontrar para adelantarles. Incontables veces en su huida los cosechados se encontraron con que la figura del licántropo les cortaba el paso al final de una calle, les sorprendía desde un callejón por el que pretendían doblar o hacía oír de repente su risa demencial demasiado cerca de donde ellos se encontraban. Parecía estar en todas partes a la vez, y aprovechaba cada oportunidad que podía para separar a los más rezagados de los más adelantados y obligarlos a dividirse cada vez más. El atronar de la música que antes había ahogado los gritos había cesado, y una vez la carrera de los macieleros les llevó fuera del perímetro del campo de silencio pudieron apreciar el coro de gritos del barrio quemado en todo su esplendor, desdibujando no sólo las llamadas de los compañeros de los que se habían separado sino también el trémulo tronar de las notas que constituía el único aviso de que su depredador se acercaba.
Más de uno se había visto obligado a separarse por completo de los demás en mitad de la persecución, y en ese momento Astra divisó a uno de ellos: un espabiladillo que se había impulsado en vertical a lo alto de un murete para intentar ganar distancia más rápido yendo de uno a otro. El licántropo zigzagueó a toda velocidad entre los edificios y sorprendió al muchacho apareciendo de improviso encima del siguiente muro al que éste pretendía llegar de un salto.
-¡Sorpresa!- exclamó, estallando después en carcajadas de demente.
Taro se llevo tal susto que al intentar frenar sus pies derraparon sobre el muro en el que estaba y por consiguiente cayó de bruces al suelo. Se incorporó con una rapidez fruto del pánico, y muy magullado y arrastrando una cojera esprintó a toda pastilla calle abajo. Astra desvió entonces su persecución en busca de la siguiente víctima, riendo a mandíbula batiente.
Tanto tiempo viviendo en el barrio quemado había convencido al falso licántropo de que al fin y al cabo los gritos también eran música: un coro incluso más bello que uno real al ser genuino, sin ensayar. Y asustar a los cosechados era una manera muy entretenida de conseguirlos.
Tras el lapso de tiempo indefinido que duró la persecución, Astra regresó sin prisa alguna al pabellón de cristal, dándose por satisfecho a menos que los criajos volviesen a por más.
-Cosechaaaaados, presas frescas- canturreaba absurdamente por el camino-. Siempre estáis en mis pensamieeeeeennntooooos...
Como si su cerebro siguiera un hilo de pensamiento inverso, se acordó de que alguien había tenido que desactivar su circuito de altavoces. Y su sonrisa perdió la chispa de demencia para sustituirla por una de maldad cuando divisó a Xalkoth en el exterior del edificio.
-Bichos, bichos, bichos, con hilos que suenan a zumbidos de mosca...- susurró. La carcoma se comía los pianos, los bichos roían las cuerdas de los violines y obstruían las flautas sucias. Los odiaba.
Astra subió con todo el sigilo que la tonadilla de su flauta orgánica le permitía y se encaramó a un edificio derruido. Lo siguiente que supo Xalkoth fue que una lluvia de cascotes se le caía encima con la intención de aplastarlo como a una cucaracha.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Barrio Quemado
19/09/13, 06:46 pm
Miró de reojo al otro irrense tras su espalda, pero no quiso apartar mucho tiempo la vista del ser grotesco que tenía delante. «¿Has dicho eso en serio?». Pero enseguida olvidó la pregunta de Archi, perdiendo el hilo de sus pensamientos al clavarse en él la mirada vidriosa del monstruo. No le gustaba no saber qué era aquella cosa. Su aspecto descompuesto y las costuras que unían los pedazos diferentes, su postura… y, por último, tras un movimiento de cabeza, el hueco putrefacto de su nuca. «¿Pero qué cojones? ¿Qué… cojones?». No sabía cómo reaccionar a lo que estaba viendo, el lento avance del espinazo de vuelta a su lugar. Aquello solo podía ser cosa de magia, el monstruo no podía estar vivo, tenía que ser una marioneta de carne. Tenía delante algo que solo podía haber salido de un relato de terror y, sin poder evitarlo, se quedó paralizado. Los músculos se le agarrotaron a causa de la tensión cuando la carcajada estridente resonó por el jardín abandonado y, en un instante, lo tuvieron entre ellos, ahora más alto y amenazador. Su movilidad ya no se veía comprometida, y aunque no entendiera cómo, tuvo que aceptar que aquel ser era más rápido que todos ellos. Verle de cerca era todavía más desagradable, por no hablar del olor que desprendía y los sonidos que borbotaban sus vértebras.
Nada de lo que decía tenía sentido, pero la situación en que estaban era tan surrealista que no había por donde cogerla. El final de su discurso, junto con el gesto que hizo sangrar las cabezas de Lara y Nero, fue lo que le devolvió el movimiento, agarrando fuertemente la empuñadura del alfanje con dedos torpes, sin llegar a blandirlo. Mientras el monstruo no había enseñado los dientes, ellos tampoco, pero el último gesto era abiertamente un ataque. Apenas pudo fijarse en todo lo que pasó a continuación. El nerviosismo general, el cristal brillante de Lara y su carrera, la intervención absurda de Shaco… Era imposible que aquella cháchara sin sentido los librase del problema, pero sin decir una palabra siguió la tónica general de huida, agarrando de la bata a Archi al recular y tirando de él como empezaba a ser costumbre.
Casi sabía lo que iba a pasar antes de que sucediera. Le tenían encima, podía escuchar el sonido que emitía su maltrecha columna, acercándose, alejándose y volviendo a pisarles los talones o apareciendo de frente. Cambiaron de rumbo tratando de evitarle, el grupo se dividió cada vez en facciones más pequeñas, hasta que se vio solo tirando de un Archi jadeante, seguramente en pleno ataque de asma.
—¡Corre hasta morir, por tu madre! —le dijo al biomecánico entrecortadamente.
Retrasó innumerables veces su paso, pero trataba inútilmente de paliar esa lentitud cambiando de rumbo e intentando regresar a la calle antes abandonada. Pero, evidentemente, no había manera de engañar a un nativo.
Por si todo lo que estaba pasando fuese poco, ecos de aullidos de dolor y espanto empezaron a resonar por toda la calle. Era imposible determinar la procedencia, parecían venir de todas partes y de ninguna, como los pasos del monstruo. No distinguía las voces de sus compañeros entre aquellos ecos, pero no sabía si se mezclarían con ellos. «Somos lentos, muy lentos, los más lentos, ¿por qué no nos ha cogido ya? ¿a qué está jugando?». No podía evitar pensar que tenían que haber sido los primeros en caer, ¿quería decir eso que los demás estaban a salvo? ¿o que estaba entretenido comprobando el cerebro de otro? No quería averiguarlo, así que siguió tirando con las fuerzas que le quedaban y avanzando. Buscó el camino que habían recorrido para llegar, siguiendo la dirección que los llevaría a la plaza de la que habían partido. Quizá los demás tuviesen la misma idea y se reuniesen allí. Aunque ya no escuchaba los sonidos grotescos del espinazo ni las pisadas, no pensaba parar en la plaza demasiado tiempo. Si los demás no aparecían, volverían al torreón como fuese.
—¿Vas bien? —preguntó jadeando al echar un vistazo a su espalda. Prácticamente por primera vez en todas las salidas la pregunta era por preocupación genuina. En ningún momento se había parado a comprobar si Archi había sacado su inhalador, pero suponía que así era porque no se había desplomado a medio camino. No quería imaginar cómo se estaría sintiendo el otro irrense cuando a él le dolían tanto las piernas y el pecho que creía que se caería al suelo de un momento a otro.
Nada de lo que decía tenía sentido, pero la situación en que estaban era tan surrealista que no había por donde cogerla. El final de su discurso, junto con el gesto que hizo sangrar las cabezas de Lara y Nero, fue lo que le devolvió el movimiento, agarrando fuertemente la empuñadura del alfanje con dedos torpes, sin llegar a blandirlo. Mientras el monstruo no había enseñado los dientes, ellos tampoco, pero el último gesto era abiertamente un ataque. Apenas pudo fijarse en todo lo que pasó a continuación. El nerviosismo general, el cristal brillante de Lara y su carrera, la intervención absurda de Shaco… Era imposible que aquella cháchara sin sentido los librase del problema, pero sin decir una palabra siguió la tónica general de huida, agarrando de la bata a Archi al recular y tirando de él como empezaba a ser costumbre.
Casi sabía lo que iba a pasar antes de que sucediera. Le tenían encima, podía escuchar el sonido que emitía su maltrecha columna, acercándose, alejándose y volviendo a pisarles los talones o apareciendo de frente. Cambiaron de rumbo tratando de evitarle, el grupo se dividió cada vez en facciones más pequeñas, hasta que se vio solo tirando de un Archi jadeante, seguramente en pleno ataque de asma.
—¡Corre hasta morir, por tu madre! —le dijo al biomecánico entrecortadamente.
Retrasó innumerables veces su paso, pero trataba inútilmente de paliar esa lentitud cambiando de rumbo e intentando regresar a la calle antes abandonada. Pero, evidentemente, no había manera de engañar a un nativo.
Por si todo lo que estaba pasando fuese poco, ecos de aullidos de dolor y espanto empezaron a resonar por toda la calle. Era imposible determinar la procedencia, parecían venir de todas partes y de ninguna, como los pasos del monstruo. No distinguía las voces de sus compañeros entre aquellos ecos, pero no sabía si se mezclarían con ellos. «Somos lentos, muy lentos, los más lentos, ¿por qué no nos ha cogido ya? ¿a qué está jugando?». No podía evitar pensar que tenían que haber sido los primeros en caer, ¿quería decir eso que los demás estaban a salvo? ¿o que estaba entretenido comprobando el cerebro de otro? No quería averiguarlo, así que siguió tirando con las fuerzas que le quedaban y avanzando. Buscó el camino que habían recorrido para llegar, siguiendo la dirección que los llevaría a la plaza de la que habían partido. Quizá los demás tuviesen la misma idea y se reuniesen allí. Aunque ya no escuchaba los sonidos grotescos del espinazo ni las pisadas, no pensaba parar en la plaza demasiado tiempo. Si los demás no aparecían, volverían al torreón como fuese.
—¿Vas bien? —preguntó jadeando al echar un vistazo a su espalda. Prácticamente por primera vez en todas las salidas la pregunta era por preocupación genuina. En ningún momento se había parado a comprobar si Archi había sacado su inhalador, pero suponía que así era porque no se había desplomado a medio camino. No quería imaginar cómo se estaría sintiendo el otro irrense cuando a él le dolían tanto las piernas y el pecho que creía que se caería al suelo de un momento a otro.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Barrio Quemado
19/09/13, 07:46 pm
El aprendiz se movia con el grupo, nerviosamente mirando hacia atrás, hasta que dejaron esa calle fuera de su vista. Fue entonces cuando suspiró de alivio, al pensar que de verdad les habia dejado ir en paz. No duró mucho su fantasia, puesto que pudo oir su risa maniaca y su hedor de mala muerte siguiendoles cuando finalmente hizo contacto con los podridos ojos de la aberración. Sus propios gritos y chillidos de terror y pánico se unieron al coro de voces que habiataba el lugar. Persiguiendoles, su mente iba a toda velocidad con las posibilidades, mienrtas batia las piernas con fuerza y miraba por encima de los más retrasados.
Una idea siniestra y podrida apareció en algún rincón de su mente, como para aliviarlo. Si daba alcance a alguien para comerselo, lo más probablemente seria que no fuera él. Los habia más lentos, más torpes, más carnosos que él. Se asqueó a si mismo por pensar así y sacudió la cabeza fuertemente, intentando alejar aquel pensamiento de su consciente. Justo cuando le vio asomarse por otra esquina, justo detrás de ellos, su siseante columna hizo su música y al aprendiz se le erizaron los pelos de la nuca. Se armó de valor y animó a los más rezagados usando a plena potencia sus pulmones.
-¡NADIE VA A MORIR HOY! ¡DAOS PRISA!-pero su voz era tan solo una más entre las decenas que pululaban en el aire. Necesitaba aislarse. Necesitaba dejar de pensar. Necesitaba correr más y dejar de ser tan negativo. Entonces, sin muchos miramientos, sacó su consola, se puso los cascos y reprodujo un video que supo que le ayudaria a dejar de pensar aquellas cosas tan siniestras y le ayudaria a correr. Aun con el ruido de fondo, el aprendiz se sabia la melodia de memoria y la canturreaba, aunque con palabras diferentes a las que sonaban en sus cascos, dato que no apreció. Con aparente experiencia en hacer cosas como esta, logró distraerse todo el tiempo de duracion de aquel video, mientras corria como el que más y su cara se iluminaba. Cuando este terminó y volvio a la realidad, siguio corriendo, pero con el rostro mucho más demacrado.
Tras muchos más minutos de pánico, el grupo del aprendiz se habia separado y de los que habian permanecido con él se habian desmigajado hasta aun menos integrantes, llegando hasta el punto de que el aprendiz se encontró solo. Hacia ya un buen rato que no habia visto al engendro y entonces respiró tranquilo. Subiendose a un desastrado edificio, logró identificar a un pequeño reducto de sus compañeros en la plaza y alguno más llendo por los callejones en la misma dirección. Apurando su paso, saltó de tejado en tejado hasta finalmente volver a plantarse en la plaza. Con la respiración alterada y muy tenso con el bõ agarrado fuertemente.
-¿Estais bien?-comenzó diciendo mientras respiraba fuertemente.-¿Sabeis algo de los demás? ¿Ha cogido a alguien?-
Todos fueron llegando, todos sanos y salvos y acordaron volver al torreón. El aprendiz se sentia tan mal como impotente. Ni por un momento se le habia pasado Les habia dejado salir de una pieza. Si habia más criaturas como aquella por la ciudad, el aprendiz todavia tenia que aprender mucho de los peligros de esta. Se secó el sudor de la frente.
-¿Que hay del bicho? ¿Alguien le ha visto?-dijo al fin.
Una idea siniestra y podrida apareció en algún rincón de su mente, como para aliviarlo. Si daba alcance a alguien para comerselo, lo más probablemente seria que no fuera él. Los habia más lentos, más torpes, más carnosos que él. Se asqueó a si mismo por pensar así y sacudió la cabeza fuertemente, intentando alejar aquel pensamiento de su consciente. Justo cuando le vio asomarse por otra esquina, justo detrás de ellos, su siseante columna hizo su música y al aprendiz se le erizaron los pelos de la nuca. Se armó de valor y animó a los más rezagados usando a plena potencia sus pulmones.
-¡NADIE VA A MORIR HOY! ¡DAOS PRISA!-pero su voz era tan solo una más entre las decenas que pululaban en el aire. Necesitaba aislarse. Necesitaba dejar de pensar. Necesitaba correr más y dejar de ser tan negativo. Entonces, sin muchos miramientos, sacó su consola, se puso los cascos y reprodujo un video que supo que le ayudaria a dejar de pensar aquellas cosas tan siniestras y le ayudaria a correr. Aun con el ruido de fondo, el aprendiz se sabia la melodia de memoria y la canturreaba, aunque con palabras diferentes a las que sonaban en sus cascos, dato que no apreció. Con aparente experiencia en hacer cosas como esta, logró distraerse todo el tiempo de duracion de aquel video, mientras corria como el que más y su cara se iluminaba. Cuando este terminó y volvio a la realidad, siguio corriendo, pero con el rostro mucho más demacrado.
Tras muchos más minutos de pánico, el grupo del aprendiz se habia separado y de los que habian permanecido con él se habian desmigajado hasta aun menos integrantes, llegando hasta el punto de que el aprendiz se encontró solo. Hacia ya un buen rato que no habia visto al engendro y entonces respiró tranquilo. Subiendose a un desastrado edificio, logró identificar a un pequeño reducto de sus compañeros en la plaza y alguno más llendo por los callejones en la misma dirección. Apurando su paso, saltó de tejado en tejado hasta finalmente volver a plantarse en la plaza. Con la respiración alterada y muy tenso con el bõ agarrado fuertemente.
-¿Estais bien?-comenzó diciendo mientras respiraba fuertemente.-¿Sabeis algo de los demás? ¿Ha cogido a alguien?-
Todos fueron llegando, todos sanos y salvos y acordaron volver al torreón. El aprendiz se sentia tan mal como impotente. Ni por un momento se le habia pasado Les habia dejado salir de una pieza. Si habia más criaturas como aquella por la ciudad, el aprendiz todavia tenia que aprender mucho de los peligros de esta. Se secó el sudor de la frente.
-¿Que hay del bicho? ¿Alguien le ha visto?-dijo al fin.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Barrio Quemado
20/09/13, 01:40 am
Archime permaneció semioculto tras Cío sin perder detalle de la particular fisionomía del ser que había dicho llamarse Astra. No dudó en fotografíar disimuladamente el grotesco agujero que dejaba al descubierto la zona de la nuca y que mostraba como aquella especie de flauta que ahora habían podido comprobar que no era externa al ser, se conectaba con lo que conformaba su columna vertebral. El irrense se preguntaba por qué habían creado una entidad precisamente con aquellas características, aquel aspecto tan destartalado -aunque cabía la posibilidad de que se hubiese malogrado a posteriori o fuese el resultado de un experimento fallido- y con qué propósito… Pero llegó entonces la respuesta a su pregunta, la cual ya no esperaba.
Ya no había duda, entonces, de las extravagantes y no benévolas intenciones de Astra. Si bien no era alguien que juzgaba a los demás por su apariencia, Archime había considerado prudente no fiarse de una criatura de Rocavarancolia, debido a que ninguna de las experiencias pasadas indicaban que debiera actuar de otro modo. Por pura probabilidad, por eso había formulado aquella pregunta que a oídos de otro podría haber sonado ridícula.
Por ello no hizo falta que Taro le convenciese. El irritante y siniestro sonido que sustituyó a la hermosa música bastó para hacer que el ingeniero abandonase sus pensamientos. Sin embargo, se preparaba para salir huyendo en la dirección contraria cuando la acción de Lara 37 le distrajo. ¿Era aquel uno de los cristales como los que tenía en…? No, no era el momento. El biomecánico había comenzado a palpar sus bolsillos en busca del cristal de bordes cortantes que había guardado días atrás, pero la intervención de Shaco, plagada de incomprensibilidad como de costumbre pero cuyo propósito ulterior podía discenirse claramente entre su incoherente discurso, le devolvió a la situación presente que no era precisamente idónea para realizar elucubraciones sobre elementos con potencial mágico.
Para cuando decidió empezar a moverse, Cío ya se encontraba tirando de él como se había convertido en una especie de tradición cada vez que salían y la dificultad se interponía en su camino. Una vez más se vio arrastrado en una carrera que no podía mantener, jadeando a los pocos metros y su respiración tornándose cada vez más dificultosa según avanzaban en dirección contraria. La mente del biomecánico, una vez más, apenas podía centrarse en los sucesos a su alrededor debido a que el esfuerzo desmedido que le suponía respirar y mantener el ritmo, ya reducido de por sí debido al lastre que le suponía al otro irrense, requería de toda su atención. Necesitaba sacar el inhalador. Traabajosamente, introdujo su mano libre en el bolsillo donde lo había colocado, uno de fácil acceso como precaución, y lo sacó. Se demoró unos segundos llevándose el inhalador con movimientos lentos en los que le parecía que iba a asfixiarse pero que le parecieron necesarios para evitar perder el recipiente y, en consecuencia, la vida.
La relajación de sus pulmones fue casi inmediata y el programador sintió un alivio que no tuvo mucho tiempo de agradecer debido a que continuaba corriendo al límite de sus capacidades. Las piernas le dolían debido a que el esfuerzo inusitado de ocasiones anteriores, sumado a sus malos hábitos a la hora de dormir, le habían causado agujetas y dolor muscular de todo tipo. Y aquellos escalofriantes gritos no contribuían a que su situación mejorase. ¿De dónde provenían? Por momentos parecían encontrarse demasiado cerca, como si hubiese altavoces ocultos bajo los escombros.
—No, pero debemos seguir corriendo de cualquier forma—fue su jadeante y escueta respuesta a Cío debido a que necesitaba el aliento para algo más importante en aquellos momentos.
Cuando parecía que el corazón iba a abandonar su pecho, aunque esto fuese biológicamente imposible, alcanzaron al grupo. Archime tan solo pudo doblarse por la mitad y apoyar sus manos sobre sus muslos, continuar jadeando fuertemente y seguir escuchando aquellos gritos surgidos de ninguna parte pero de todas al mismo tiempo. No podía levantar la cabeza para ver quiénes se encontraban allí reunidos, pero las palabras del humano confirmaron que Xalkoth no había vuelto. Astra no había aparecido frente a él y Cío en ningún momento a pesar de que habían sido, sin duda, los más lentos. Si se tomaba en cuenta la lógica, ello solo podía querer significar que había ido en otra dirección. El insecto podría encontrarse en serios problemas en aquel momento de ser así.
Ya no había duda, entonces, de las extravagantes y no benévolas intenciones de Astra. Si bien no era alguien que juzgaba a los demás por su apariencia, Archime había considerado prudente no fiarse de una criatura de Rocavarancolia, debido a que ninguna de las experiencias pasadas indicaban que debiera actuar de otro modo. Por pura probabilidad, por eso había formulado aquella pregunta que a oídos de otro podría haber sonado ridícula.
Por ello no hizo falta que Taro le convenciese. El irritante y siniestro sonido que sustituyó a la hermosa música bastó para hacer que el ingeniero abandonase sus pensamientos. Sin embargo, se preparaba para salir huyendo en la dirección contraria cuando la acción de Lara 37 le distrajo. ¿Era aquel uno de los cristales como los que tenía en…? No, no era el momento. El biomecánico había comenzado a palpar sus bolsillos en busca del cristal de bordes cortantes que había guardado días atrás, pero la intervención de Shaco, plagada de incomprensibilidad como de costumbre pero cuyo propósito ulterior podía discenirse claramente entre su incoherente discurso, le devolvió a la situación presente que no era precisamente idónea para realizar elucubraciones sobre elementos con potencial mágico.
Para cuando decidió empezar a moverse, Cío ya se encontraba tirando de él como se había convertido en una especie de tradición cada vez que salían y la dificultad se interponía en su camino. Una vez más se vio arrastrado en una carrera que no podía mantener, jadeando a los pocos metros y su respiración tornándose cada vez más dificultosa según avanzaban en dirección contraria. La mente del biomecánico, una vez más, apenas podía centrarse en los sucesos a su alrededor debido a que el esfuerzo desmedido que le suponía respirar y mantener el ritmo, ya reducido de por sí debido al lastre que le suponía al otro irrense, requería de toda su atención. Necesitaba sacar el inhalador. Traabajosamente, introdujo su mano libre en el bolsillo donde lo había colocado, uno de fácil acceso como precaución, y lo sacó. Se demoró unos segundos llevándose el inhalador con movimientos lentos en los que le parecía que iba a asfixiarse pero que le parecieron necesarios para evitar perder el recipiente y, en consecuencia, la vida.
La relajación de sus pulmones fue casi inmediata y el programador sintió un alivio que no tuvo mucho tiempo de agradecer debido a que continuaba corriendo al límite de sus capacidades. Las piernas le dolían debido a que el esfuerzo inusitado de ocasiones anteriores, sumado a sus malos hábitos a la hora de dormir, le habían causado agujetas y dolor muscular de todo tipo. Y aquellos escalofriantes gritos no contribuían a que su situación mejorase. ¿De dónde provenían? Por momentos parecían encontrarse demasiado cerca, como si hubiese altavoces ocultos bajo los escombros.
—No, pero debemos seguir corriendo de cualquier forma—fue su jadeante y escueta respuesta a Cío debido a que necesitaba el aliento para algo más importante en aquellos momentos.
Cuando parecía que el corazón iba a abandonar su pecho, aunque esto fuese biológicamente imposible, alcanzaron al grupo. Archime tan solo pudo doblarse por la mitad y apoyar sus manos sobre sus muslos, continuar jadeando fuertemente y seguir escuchando aquellos gritos surgidos de ninguna parte pero de todas al mismo tiempo. No podía levantar la cabeza para ver quiénes se encontraban allí reunidos, pero las palabras del humano confirmaron que Xalkoth no había vuelto. Astra no había aparecido frente a él y Cío en ningún momento a pesar de que habían sido, sin duda, los más lentos. Si se tomaba en cuenta la lógica, ello solo podía querer significar que había ido en otra dirección. El insecto podría encontrarse en serios problemas en aquel momento de ser así.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Barrio Quemado
20/09/13, 02:03 pm
Con todo el miedo del mundo azuzándole para que corriera, Lara acabó perdiendo de manera inevitable al resto de sus compañeros. No lo hizo aposta, ni con ningún tipo de intención, simplemente en uno de los atajos que se había tomado el Cosido Astra, acabó huyendo en dirección contraria al resto. Por si el sonido no hubiera sido lo suficientemente doloroso a la ida con tal volumen, una vez el silencio se apoderó de la zona, Lara supo cuanto le habían debido a la música de antes. No sabía de dónde procedían exactamente, estaba rodeada de chillidos de dolor, gritos de espanto que parecían desgarrar las gargantas de las que salían. Inundaban el lugar de una manera que resultaba aterradora. <<Jodido sitio>> Lara tenía todo el pelaje erizado y las orejas gachas.
Se había refugiado en el umbral de una puerta en mitad del barrio. Una puerta tan grande que el pomo estaba a varios centímetros sobre su cabeza. Se puso debajo, pego la espalda a la pared y agarró la Diezdiez con ambas manos. Temblando de puro miedo, Lara se decía a sí misma que no era nada. Que los gritos eran cosa de la ambientación y que ninguno pertenecía a sus compañeros. No es que sirviera de mucho. Había empezado a darle vueltas a demasiados pensamientos catastróficos al mismo tiempo. Se imaginaba ya un nuevo cosido creado con las pieles de los irrenses, Nero, Taro o Shaco. <<Al final el bicho se va a escapar>> y en el fondo le alegraba.
Pasó unos minutos conviviendo con los gritos en el mismo umbral, hasta que creyó que el hombre había dejado de seguirles. Era más una intuición que otra cosa, pero para Lara fue suficiente. Sacó otro de los cristales de su bolsillo y lo apretó con fuerza. Esta vez ya no lucían y la ordesa se sintió algo decepcionada. <<Tal vez no estoy creyendo con fuerza...>>. En los libros de la Afín al Fuego funcionaba así, sin fe no había magia. Se llevó la mano con el cristal al pecho y puso una cara sentida. Seguía sin pasar nada y Lara miró mosqueada al cristal. <<De todas formas que haría, ¿brillar un poquitín? No me va a servir de nada...>>. Y entonces supo que lo mejor era correr.
Tras un par de vueltas logró encontrar una de las calles por las que habían pasado a la ida y la recorrió en sentido contrario hasta que vio las estatuas de piedra de la plaza y a algunos de sus compañeros de pie entre ellas. Algo más relajada, aminoró el paso y llegó hasta ellos caminando.
-Menos mal que estáis aquí, por un momento pensé que el Cosido se había hecho un traje nuevo con vuestras pieles. Y esos gritos... ¿Vosotros también los oísteis?-preguntó por preguntar, porque ya imaginaba que sí-. Este sitio no me gusta nada y no parece que haya nada que nos interese-<<hasta que descubramos el sortilegio para desempedrar las estatuas y ganarnos la ayuda de las criaturas de dentro>>. Lara echó un vistazo en derredor y volvió a poner los pies en el suelo-. ¿Dónde está el bicho?-tenía un mal presentimiento al respecto.
Sigue en la Plaza del Estandarte.
Se había refugiado en el umbral de una puerta en mitad del barrio. Una puerta tan grande que el pomo estaba a varios centímetros sobre su cabeza. Se puso debajo, pego la espalda a la pared y agarró la Diezdiez con ambas manos. Temblando de puro miedo, Lara se decía a sí misma que no era nada. Que los gritos eran cosa de la ambientación y que ninguno pertenecía a sus compañeros. No es que sirviera de mucho. Había empezado a darle vueltas a demasiados pensamientos catastróficos al mismo tiempo. Se imaginaba ya un nuevo cosido creado con las pieles de los irrenses, Nero, Taro o Shaco. <<Al final el bicho se va a escapar>> y en el fondo le alegraba.
Pasó unos minutos conviviendo con los gritos en el mismo umbral, hasta que creyó que el hombre había dejado de seguirles. Era más una intuición que otra cosa, pero para Lara fue suficiente. Sacó otro de los cristales de su bolsillo y lo apretó con fuerza. Esta vez ya no lucían y la ordesa se sintió algo decepcionada. <<Tal vez no estoy creyendo con fuerza...>>. En los libros de la Afín al Fuego funcionaba así, sin fe no había magia. Se llevó la mano con el cristal al pecho y puso una cara sentida. Seguía sin pasar nada y Lara miró mosqueada al cristal. <<De todas formas que haría, ¿brillar un poquitín? No me va a servir de nada...>>. Y entonces supo que lo mejor era correr.
Tras un par de vueltas logró encontrar una de las calles por las que habían pasado a la ida y la recorrió en sentido contrario hasta que vio las estatuas de piedra de la plaza y a algunos de sus compañeros de pie entre ellas. Algo más relajada, aminoró el paso y llegó hasta ellos caminando.
-Menos mal que estáis aquí, por un momento pensé que el Cosido se había hecho un traje nuevo con vuestras pieles. Y esos gritos... ¿Vosotros también los oísteis?-preguntó por preguntar, porque ya imaginaba que sí-. Este sitio no me gusta nada y no parece que haya nada que nos interese-<<hasta que descubramos el sortilegio para desempedrar las estatuas y ganarnos la ayuda de las criaturas de dentro>>. Lara echó un vistazo en derredor y volvió a poner los pies en el suelo-. ¿Dónde está el bicho?-tenía un mal presentimiento al respecto.
Sigue en la Plaza del Estandarte.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Re: Barrio Quemado
20/09/13, 03:04 pm
Cabreado como seguía, no le importó que el resto tomaran otra dirección. Hasta lo agradeció. “Así no podrán molestar durante un rato”
En algún momento la música dejó de sonar, lo que aumentó su curiosidad todavía más, y también su decepción, ya que localizar a lo que la estuviera emitiendo ahora sería mucho más difícil, si no imposible.
Dedicó la mayor parte del tiempo a curiosear por las proximidades del pabellón, muy interesado en cómo reaccionaba ante la luz. Llamó su atención lo suficiente como para abandonar los tejados y acercarse más, aunque no acababa de decidirse a entrar.
Fue en el mismo momento en el que decidió aventurarse por fin cuando otro sonido muy diferente le alertó. El sonido de rocas al caer, preludio de un desprendimiento.
Ni siquiera miro qué podía ser, instintivamente pegó un brinco para apartarse, justo a tiempo para esquivar las más grandes. Pero no fue lo bastante rápido, y varias piedras de un tamaño decente le alcanzaron en el hombro y brazo derechos respectivamente.
Si el dolor no dejaba clara la magnitud de los daños sin duda los crujidos lo hicieron. Un chillido de dolor salió de su boca, aunque se obligó a callarse. "¿Y si me oía alguien?" Le oyeran o no, sus preocupaciones acerca de lo que pasaba a su alrededor dejaron de tener la menor importancia en el momento en el que el clinger se revisó el brazo.
La postura imposible en la que se encontraba mostraba claramente que se había dislocado. Además el exoesqueleto se le había abollado y fragmentado en varios puntos, donde los trozos se iban cayendo y mostraban la piel rosácea del insecto, de la que iba manando sangre, de un color que se hallaba entre el verde y el amarillo, y que era semitransparente.
Gran parte del dolor venía de lo que estaba viendo, pero no todo. Xalkoth lo sabía pero no quería aceptarlo. “Solo me duele lo que veo. No está fracturado no está fracturado no está fracturado....” Pero lo estaba, y en cuanto el insecto palpó en la herida que tenía entre el codo y la muñeca lo notó.
A partir de ahí. El miedo de Xalkoth superó cualquier nivel que hubiera sentido desde que llegó a la ciudad. De hecho superó a cualquier miedo que hubiera tenido en toda su vida. No era miedo de hecho, era puro pánico.
Tal era su estado, que apenas le dedicó una breve mirada a lo que fuera que estaba arriba cuando escuchó sus risas. El clinger ya no pensaba, Su estado emocional había alcanzado un punto en el que solo actuaba por instinto, y su instinto era el de un insecto. ¿Qué hacían los insectos ante el peligro? Los insectos huían.
Mientras su cuerpo se movía por su cuenta, internamente el pánico seguía fluyendo. Xalk buscaba soluciones con desesperación. Podía recolocarse él mismo el hueso suelto, y de hecho lo haría. Pero la fractura no podía curársela milagrosamente. "¿Y si no soldaba bien? ¿Y si se infecta? ¿Y si pierdo el uso del brazo? No, no no no ¡NO! ¡Se curará se curará! Tiene que curarse. Por favor que se cure”
Perder el uso del brazo por una mala soldadura era como lisiarse, y para un clinger lisiarse era lo mismo que morir.
En la nación arbórea no había sitio para aquellos que no pudieran desarrollar sus labores a la perfección. Si alguno dejaba de ser capaz se le remplazaba rápidamente por otro que sí pudiera. En el caso de lisiados y similares que nunca podrían rendir al máximo se les privaba de comida y agua, y se les abandonaba fuera de las ciudades para que murieran. Allí no se mantenía a nadie. O te mantienes tú mismo o te morías. Así de simple.
Una vez entendido esto, el comportamiento del clinger era comprensible. De hecho esto le marcaría de por vida, ya que incluso si se curase del todo, en el tiempo que tardara el hueso en soldar habría sido repudiado por los que le rodeaban, que le odiarían por tener que mantenerle en vez de que se mantuviera el solo.
Siguió huyendo, tan rápido como sus heridas y el dolor se lo permitían, y manteniendo el mayor silencio posible. Aunque no podría huir de sus propios temores.
Sigue en el Torreón Maciel.
En algún momento la música dejó de sonar, lo que aumentó su curiosidad todavía más, y también su decepción, ya que localizar a lo que la estuviera emitiendo ahora sería mucho más difícil, si no imposible.
Dedicó la mayor parte del tiempo a curiosear por las proximidades del pabellón, muy interesado en cómo reaccionaba ante la luz. Llamó su atención lo suficiente como para abandonar los tejados y acercarse más, aunque no acababa de decidirse a entrar.
Fue en el mismo momento en el que decidió aventurarse por fin cuando otro sonido muy diferente le alertó. El sonido de rocas al caer, preludio de un desprendimiento.
Ni siquiera miro qué podía ser, instintivamente pegó un brinco para apartarse, justo a tiempo para esquivar las más grandes. Pero no fue lo bastante rápido, y varias piedras de un tamaño decente le alcanzaron en el hombro y brazo derechos respectivamente.
Si el dolor no dejaba clara la magnitud de los daños sin duda los crujidos lo hicieron. Un chillido de dolor salió de su boca, aunque se obligó a callarse. "¿Y si me oía alguien?" Le oyeran o no, sus preocupaciones acerca de lo que pasaba a su alrededor dejaron de tener la menor importancia en el momento en el que el clinger se revisó el brazo.
La postura imposible en la que se encontraba mostraba claramente que se había dislocado. Además el exoesqueleto se le había abollado y fragmentado en varios puntos, donde los trozos se iban cayendo y mostraban la piel rosácea del insecto, de la que iba manando sangre, de un color que se hallaba entre el verde y el amarillo, y que era semitransparente.
Gran parte del dolor venía de lo que estaba viendo, pero no todo. Xalkoth lo sabía pero no quería aceptarlo. “Solo me duele lo que veo. No está fracturado no está fracturado no está fracturado....” Pero lo estaba, y en cuanto el insecto palpó en la herida que tenía entre el codo y la muñeca lo notó.
A partir de ahí. El miedo de Xalkoth superó cualquier nivel que hubiera sentido desde que llegó a la ciudad. De hecho superó a cualquier miedo que hubiera tenido en toda su vida. No era miedo de hecho, era puro pánico.
Tal era su estado, que apenas le dedicó una breve mirada a lo que fuera que estaba arriba cuando escuchó sus risas. El clinger ya no pensaba, Su estado emocional había alcanzado un punto en el que solo actuaba por instinto, y su instinto era el de un insecto. ¿Qué hacían los insectos ante el peligro? Los insectos huían.
Mientras su cuerpo se movía por su cuenta, internamente el pánico seguía fluyendo. Xalk buscaba soluciones con desesperación. Podía recolocarse él mismo el hueso suelto, y de hecho lo haría. Pero la fractura no podía curársela milagrosamente. "¿Y si no soldaba bien? ¿Y si se infecta? ¿Y si pierdo el uso del brazo? No, no no no ¡NO! ¡Se curará se curará! Tiene que curarse. Por favor que se cure”
Perder el uso del brazo por una mala soldadura era como lisiarse, y para un clinger lisiarse era lo mismo que morir.
En la nación arbórea no había sitio para aquellos que no pudieran desarrollar sus labores a la perfección. Si alguno dejaba de ser capaz se le remplazaba rápidamente por otro que sí pudiera. En el caso de lisiados y similares que nunca podrían rendir al máximo se les privaba de comida y agua, y se les abandonaba fuera de las ciudades para que murieran. Allí no se mantenía a nadie. O te mantienes tú mismo o te morías. Así de simple.
Una vez entendido esto, el comportamiento del clinger era comprensible. De hecho esto le marcaría de por vida, ya que incluso si se curase del todo, en el tiempo que tardara el hueso en soldar habría sido repudiado por los que le rodeaban, que le odiarían por tener que mantenerle en vez de que se mantuviera el solo.
Siguió huyendo, tan rápido como sus heridas y el dolor se lo permitían, y manteniendo el mayor silencio posible. Aunque no podría huir de sus propios temores.
Sigue en el Torreón Maciel.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Barrio Quemado
01/04/14, 12:09 am
Noel había dirigido inconscientemente su rumbo hacia aquel barrio. Aquellas ruinas que hablaban de la catástrofe que las había asolado hacía mucho tiempo, aquel viento que gritaba las penurias y el sufrimiento de los que un día lo poblaban... El hecho de que no se tratase de ninguna metáfora, lo convertían en el rincón de toda Rocavarancolia que mejor se ajustaba a la descripción de "remanso de paz" para el draco.
No eran tan genuinos ni tan placenteros como aquellos que salían de gargantas vivas, especialmente cuando era él quien los arrancaba de las mismas. Pero precisamente por eso tampoco obnubilaban su mente hasta el punto de estar siempre cerca de perder el control y permitir que la locura se apoderase por completo de su ser. Precisamente por eso podía escucharlos sin temor a sentir remordimientos o que se sumasen al peso del sufrimiento ajeno con el que cargaba y que aumentaba día tras día.
El sueco se había dejado caer en la misma pared sobre la que se apoyó aquella noche de lluvia, hacía varios meses... Parecía tan lejana que para él bien podrían haber transcurrido años desde ese día. Con la espalda desnuda apoyada sobre la fría piedra, contacto que no le importó en lo más mínimo, enterró el rostro en sus rodillas mientras en su cabeza revivía una y otra vez el tortuoso devenir de las sensaciones que querían asfixiarlo, drenarle hasta el último aliento de esperanza del que pudiera quedar rastro alguno en su ser. El draco trató de aferrarse a los gritos, de atar su existencia a escucharlos e intentar olvidarse de que existía para ningún otro propósito que no fuera oírlos.
No alzó la cabeza en ningún momento, pero entre grito y grito que el viento del Barrio arrastraba, entre todos aquellos sonidos agónicos que se transformaban en una suave sinfonía en su cabeza, escuchó otro que conocía perfectamente. Noel distinguió sus pasos, los conocía a la perfección. Y aquel era otro sonido que hubiera podido escuchar eternamente si no fuera porque todo se había acabado.
Sin desenterrar el rostro de entre sus rodillas y sus brazos, Noel escuchó como Wen dejaba de correr y se acercaba lentamente hacia donde se encontraba. Tardó varios segundos en reaccionar. No quería enfrentarse a aquella realidad. Pero tampoco podía huir eternamente por mucho que le hubiera gustado. El cuerpo del draco comenzó a temblar, ligeramente al principio, con más violencia después. Y lo que empezó brotando como un sonido ahogado e ininteligible de su garganta, se convirtió poco a poco en una carcajada. Una carcajada desquiciada y seca, propia de quien lo ha dado todo por perdido. Finalmente echó la cabeza hacia atrás mientras continuaba riéndose como un demente para a continuación mirarla con aquellos ojos que transmitían desesperación y angustia. Dejó de reír de golpe y su expresión se tornó sombriamente seria.
—Si todavía se me concede una petición, voy a volver a pedir que sea lo más rápido posible —habló con la voz totalmente rota, con un deje de lo que parecía una sombra estrangulada de su habitual tono sarcástico, sosteniendo su mirada a duras penas antes de desviarla. Mirarla dolía demasiado.
No eran tan genuinos ni tan placenteros como aquellos que salían de gargantas vivas, especialmente cuando era él quien los arrancaba de las mismas. Pero precisamente por eso tampoco obnubilaban su mente hasta el punto de estar siempre cerca de perder el control y permitir que la locura se apoderase por completo de su ser. Precisamente por eso podía escucharlos sin temor a sentir remordimientos o que se sumasen al peso del sufrimiento ajeno con el que cargaba y que aumentaba día tras día.
El sueco se había dejado caer en la misma pared sobre la que se apoyó aquella noche de lluvia, hacía varios meses... Parecía tan lejana que para él bien podrían haber transcurrido años desde ese día. Con la espalda desnuda apoyada sobre la fría piedra, contacto que no le importó en lo más mínimo, enterró el rostro en sus rodillas mientras en su cabeza revivía una y otra vez el tortuoso devenir de las sensaciones que querían asfixiarlo, drenarle hasta el último aliento de esperanza del que pudiera quedar rastro alguno en su ser. El draco trató de aferrarse a los gritos, de atar su existencia a escucharlos e intentar olvidarse de que existía para ningún otro propósito que no fuera oírlos.
No alzó la cabeza en ningún momento, pero entre grito y grito que el viento del Barrio arrastraba, entre todos aquellos sonidos agónicos que se transformaban en una suave sinfonía en su cabeza, escuchó otro que conocía perfectamente. Noel distinguió sus pasos, los conocía a la perfección. Y aquel era otro sonido que hubiera podido escuchar eternamente si no fuera porque todo se había acabado.
Sin desenterrar el rostro de entre sus rodillas y sus brazos, Noel escuchó como Wen dejaba de correr y se acercaba lentamente hacia donde se encontraba. Tardó varios segundos en reaccionar. No quería enfrentarse a aquella realidad. Pero tampoco podía huir eternamente por mucho que le hubiera gustado. El cuerpo del draco comenzó a temblar, ligeramente al principio, con más violencia después. Y lo que empezó brotando como un sonido ahogado e ininteligible de su garganta, se convirtió poco a poco en una carcajada. Una carcajada desquiciada y seca, propia de quien lo ha dado todo por perdido. Finalmente echó la cabeza hacia atrás mientras continuaba riéndose como un demente para a continuación mirarla con aquellos ojos que transmitían desesperación y angustia. Dejó de reír de golpe y su expresión se tornó sombriamente seria.
—Si todavía se me concede una petición, voy a volver a pedir que sea lo más rápido posible —habló con la voz totalmente rota, con un deje de lo que parecía una sombra estrangulada de su habitual tono sarcástico, sosteniendo su mirada a duras penas antes de desviarla. Mirarla dolía demasiado.
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