Barrio Quemado

Cain notó a Vacuum acercarse más a él y eso le reconfortó. Volvió a ponerse los auriculares y la música más alta para intentar ignorar las voces, que ya empezaban a ponerle nervioso... Vacuum le hizo una pregunta sobre la dirección y meditó la respuesta detenidamente, esperaba que no volviesen a perderse. Finalmente decidieron una dirección, y retomaron la marcha...

(sigue en el cementerio)

Mi vuelo me lleva hasta el barrio quemado. Hace bastante que no paso por aquí, de echo solo pase una vez, y recuerdo que no fue una experiencia agradable. Pero ahora los murmullos y los gemidos en el viento me resultan normales, no me asustan, Estoy demasiado ocupado pensando en que darle de comer a la cría de fénix. Mis botas golpean contra el suelo cuando aterrizo, levantando una pequeña nube de ceniza. No se que hago aquí, la verdad, pero el color gris de la zona me ha recordado al nido del fénix. La cría empieza a piar con ansia, la saco de debajo de la camisa extrañado y observo como estira el cuello hacia el suelo con ansia, como queriendo comer algo. Confuso me agacho y le acerco al suelo, estira el pico y picotea carbón del suelo, como si fuera maíz. Sonrío divertido al verle corretear entre la ceniza. Me siento en un murete derruido y observo corretear a la cría. Sonrío de nuevo, no se aleja mucho de mi, y de vez en cuando se acerca a restregarse contra mi mano extendida. Apoyo el mentón en las palmas y observo sus movimientos. Necesita un nombre, no puede llamarse pollo. Me quedo pensativo un rato, sin saber como llamarlo, barajando varios nombres sin decidirme. La cría tropieza con un trozo de carbón y se desliza hasta mis pies, se pone en pie y me mira como acusando al trozo de carbón, y sin poderlo evitar río a carcajadas, es tan gracioso. Le miro y se me ocurre el nombre ...
-Te llamare Feliks ... ¿que te parece? - le pregunto sonriendo, el fénix da saltitos y pía feliz, parece que le gusta el nombre - ... pues Feliks entonces ...
Sus ojos brillan con un resplandor ígneo cuando come, como si se le echara combustible a una pequeña llama, llegara a ser grande este pequeñin, yo me encargare de ello ...

Feliks se aleja un poco de mi y se pone a picotear unos tablones carbonizados de una caseta. Yo muevo un poco las cenizas a mis pies, distrayéndome con la suela del zapato mientras Feliks come. Un grito rompe el "silencio" del lugar, una voz de mujer un tanto áspera. Feliks corre torpemente hasta esconderse detrás de mi, mientras la caseta, ya de por si inestable, termina de derrumbarse. Una chica de piel azulada y pelo rojo por encima de los hombros sale de entre las cenizas de la casa tosiendo. Su expresión refleja su enfado, parece ser que Feliks la a molestado de verdad. Va vestida con unos pantalones anchos y unas vendas entorno al pecho. Una raja cosida se aprecia en su vientre, una raja que me recuerda demasiado a la súcubo y a mi "hermano". Se lleva las manos a la cara, dejando ver un muñón, para quitarse el polvo de los ojos, y enfoca la vista en mi. De pronto toda su ira se esfuma, dando paso al miedo. Mira a su alrededor asustada, como esperando algo, pero no pasa y suspira aliviada. ¿Por que esa actitud?, ¿qué es lo que la asusta? ... me pregunta quien soy.
-Mi nombre es Vacuum - me presento poniéndome en pie y recogiendo a Feliks del suelo. Lo acurruco contra mi mientras le tiendo la mano a la muchacha- ... siento que te halla asustado - me excuso agachando la cabeza, pero ya es tarde - ...
La miro fijamente, pensando en como va a acabar esta conversación, parecía realmente enfadada, no me apetece pelear. La boca del estómago atrae mi vista de nuevo. Aun a riesgo de parecer un cotilla decido preguntar ...
-¿Te están persiguiendo esos adeptos? - le pregunto amablemente - ... ¿no puedes librarte de ellos para siempre? - pregunto acurrucando al pollo contra mi pecho, debajo de mi camisa - . Yo buscaba a alguien que me ayudara un poco con Feliks, no se muy bien cuales son los cuidados que le tengo que dar al fénix - me explico - ...

Miro preocupado a la chica mientras se aleja sin darme la espalda. Se esta quitando la vena que cubre el muñón ... no quiero asustarla, y sus gritos van a atraer a media ciudad. Hago amago de acercarme para decirle que no se ponga así, pero me siento donde antes con un bufido de enfado ...
-Si sigues gritando así atraerás a media ciudad, incluidos a aquellos de los que huyes, y a mi tampoco me apetece verlos, así que deja de gritar o vete a otra parte - digo con voz acerada - ... si te interesa responderé a tus preguntas. Conozco a los adeptos por que me encontré con el que es de mi especie antes de que saliera la Luna. Me dijo que me transformaría en lo que soy ahora y que Ewa me reclamaría. Lo primero ha sucedido, pero lo segundo no pasara, antes muerto que unirme a esa secta de demente. Y a ti no te conozco, pero supongo que eres una sacerdotisa, como la que intento matarme ... no se su nombre, solo que su boca es vertical y la tiene en el pecho - explico pausadamente, tras lo cual me quedo callado - . Cuando me dijo lo que iba a ser me asuste bastante y busque algo de información, pero no da para mas, es todo lo que se, de todos modos no quiero encontrarme con ellos.
Rasco la cabecita a Feliks, que se ha tranquilizado un poco, le dejo en el suelo a mi lado y observo como come un poco mas de carbón, pero no le dejo alejarse demasiado. Miro de nuevo a la chica, aun no se su nombre, no se si me lo dirá o se si ira, de todos modos ella estaba antes ...
-Mira, no quiero darte problemas, yo me voy a ir en nada y no tengo nada que ver con esos locos, te lo aseguro ..¿eh? ... no se tu nombre, pero en fin ... no tardare en irme - digo desviando a mirada - ...

La chica parece relajarse un poco y se sienta en una escombrera mientras me dice su nombre con voz áspera, aunque con un tono mas normal. Se llama Gighena y parece que la han perseguido los adeptos desde que llego, desde que antes de que se transformara, ha debido de ser duro. Escucho con curiosidad lo que me cuenta, pero no me acerco, me esta empezando a caer bien, pero no quiero que se asuste ni nada. Me suelo guiar por primeras impresiones, y parece una chica legal ... estaría bien conocerla mejor. Su pregunta me pilla por sorpresa, pero es que no llevo nada encima, creo que no ... rebusco en la capa y para mi sorpresa mi mano tropieza con tres manzanas, saco una y resulta ser una de las tres manzanas que quedan de aquella vez, esas manzanas que tenían un sabor tan increíblemente bueno. Alzo la vista y miro a la chica, parece hambrienta, y aunque no es mucho alimento le lanzo la manzana, que atrapa al vuelo. La observo y vuelvo a apartar la mirada, no es mucho, pero bueno, siempre puedo traerle mas comida ...
-No es mucho, pero puedo venir otro día y traerte alguna otra cosa, con mas sustancia, si te parece bien ... - mientras espero su respuesta le hago otra pregunta - ... ¿no hay ninguna forma de librarte de esos tipos?, ¿y cual ese objetivo que tiene Nihil?, y lo de segunda sacerdotisa ... ¿eso como va?, ¿tu eres primera, o algún otro número? - suelto una batería de preguntas, y enmudezco al darme cuenta de que son muchas - ... lo siento ...

La chica atrapa la manzana y parece reconocerla, su cara es un poema, seguro que piensa que soy tonto ... pues que lo puebse, ¿qué mas dara?, otra mas a la colección de las personas que me creen tonto. Suspiro y la observo comer, parece que le gusta, y no me estraña, creo que esas manzanas le gustan a todo el mundo, y no es para menos. Se guarda parte de la manzana para luego. Contesta a parte de mis preguntas, la escucho atentamente, empapandome de nuevos conocimientos que almaceno en mi cabeza, puede que me sean útiles. Sin embargo, antes de que termine de contestarme, algo la sorprende, aplasta algo con el pie y se levanta con celeridad. Murmura una excusa y echa a correr con velocidad, moviendose entre las casa quemadas con increible agilidad y velocidad. La observo alejarse hasta que se pierde entre las casas sin dejar rastro, debe ser una esperta en esconderse.
Miro a Feliks, que se ha acercado hasta mis pies. Parece que ya esta saciado y tras subirse con dificultad a mis rodillas, aleteando graciosamente, se aobilla y se queda dormido. Le dejo descansar un rato, mientras mi mente vaga distraida, dando vueltas a los últimos acontecimientos. Tendría que buscar algo mas de información sobre los fénix, sore la razade fénix de Feliks ... mas tarde, ahora me apetece volver a casa. Me pono en pie, y con cuidado de no despertar al fénix, lo meto bajo mi camisa, guardandolo del frío del exterior. Recojo mis cosas y alzo el vuelo con suavidad, encaminando mi rumbo hacia el burdel. Mis alas aletean casi en silencio, y mi paso por la ciudad pasa casi desapercibido ...

Continúa en el Burdel de Dama Espasmo.

Vuelo bajo y rápido, tengo prisa. Quiero llegar pronto al barrio quemado para dejarle la cesta a Gighena, aunque pensándolo bien ni siquiera se si estará allí, o si me la encontrare. No se por me comprometo con estas cosas, pero sinceramente no le busco explicación, supongo que me gusta ser así de tonto, preocuparme por desconocidos se me da bien, siempre y cuando me causen una buena impresión, o eso creo, muchas veces ni siquiera se por que hago lo que hago. El gris color de la ceniza aparece bajo mis pies, las casas carbonizadas cubren el suelo, y los lamentos de las sombras de los fantasmas de aquel lugar alcanza mis oídos. Pero todo queda en un segundo plano concentrado como estoy en la tarea de buscar a la chica. En un principio no veo nada, así que decido acercarme al lugar donde me la encontré la última vez. No recuerdo el sitio exacto, ya que el monótono color gris del barrio hace difícil la tarea de encontrar lugares concretos, pero me acerco mas o menos. Tras unos minutos de vuelo veo una figura sentada sobre un trozo de viga o algo parecido. La delata su cabello rojo, y la reconozco enseguida. Desciendo con suavidad a unos metros de la chica, tampoco quiero que se asuste.
-Hola Gighena -le saludo, hago levitar la cesta, acercándosela por el aire hasta dejarla a su alcanza, tras lo cual me siento en una piedra, tengo tiempo de sobra-, te traje algo de comida... ¿como estas? -pregunto, en un intento por iniciar una conversación normal.
Parece algo cansada, pero no puedo asegurarlo. Feliks se baja de mi hombro y hurga entre las cenizas, se va notando su crecimiento...

Gighena parece sorprendida de verme, pero coge la cesta y empieza a comer con ganas, desecha algunos alimentos y reserva otro para luego. Me mira y dice algo terminando de masticar, se ríe y me llama idiota, la verdad es que tiene razón, solo a mi se me ocurren estas estupideces.
-Si, la verdad es que me lo llaman bastante -comento en voz alta- ... pero que le voy a hacer, es lo que me ha tocado -aclaro secundando su risa.
El silencio dura poco, una voz llama idiota a alguien, y esta vez no es a mi, si no a Gighena. Antes de que pueda reaccionar Gighena me propina una patada en el pecho que nos manda a Feliks y a mi a varios metro del montículo en el que estaba subido. Mi cuerpo impacta contra un pequeño muro que se cae sobre mi, cubriéndome con escombros carbonizados que se deshacen al estar deteriorados por el tiempo. Recojo a Feliks, que ha salido ileso del impacto, ya que lo cogí a tiempo y lo protegía a tiempo cubriéndole con mi cuerpo, me lo meto en la camisa y miro hacia lo alto del montículo del que he salido despedido, sin saber que pensar.
-¿Pero qué... ? -consigo articular antes de que la escena que se desarrolla ante mi me deje sin habla.
Gighena esta empotrada en la vida en la que estaba sentada, y un crío de unos doce años con la piel y pelo verdes, la desempotra tras presumiblemente haberla empotrado el. Le dice unas palabras que me hacen hervir la sangre, tras lo cual Gighena le atraviesa con las cuchillas que han salido del muñon de su brazo. Yo tanteo con la mano a mi alrededor, buscando mi espada, pero no la encuentro, se debe de haber caído junto a Gighena, después de que me diera el golpe. Sin embargo mi mano tropieza con el extremo de una viga ennegrecida. Tiro con fuerza, derrumbando lo que queda de la casita en la que estaba empotrada y me pongo en pie. Mis ojos se han puesto negros de ira, la furia que me inspira ese crío y la secta a la que pertenece es mu fuerte. Doy un par de pasos hacia ellos con la viga en alto, pero las palabras de Gighena me paran. ¿Qué escape?, eso es de cobardes, no pienso dejarla sola, pero mi anterior objetivo brilla en mi mente, recordándome lo que tenía pensado hacer. Hacerme mas fuerte, hacerme mas fuerte para poder ayudar a la gente, para poder afrontar situaciones como esta. No puedo enfrentarme a toda la secta en pleno, no aun... Miro a Gighena y proyecto mis pensamientos con fuerza hacia ella.
<<Volvere e intentare ayudarte, aun no soy lo suficientemente fuerte, pero cuando lo sea podrás contar conmigo... lo juro por mi espada -mis palabras están impregnadas de rabia contenida, de la impotencia que siento en estos momentos.>>
Alzo el vuelo tras lanzar el trozo de madera contra una casa cercana, descargando toda mi rabia. Me alejo de allí con celeridad, tratando de pensar en que algún día podre ayudarla, o al menos lo intentare con todas mis fuerzas. Mi espada queda atrás, junto a la chica, único símbolo de mi juramento.

Continúa en la Biblioteca Mágica.

Entro en este extraño barrio y me quedo observando las casas, la mayor parte derruidas o medio en ruinas, quemadas...me pregunto qué pasó aquí...
Hace mucho tiempo que no veo a nadie, a excepción del chico de la sede, que se fue antes de poder hablar...me pregunto dónde estará la gente.

No me gusta este sitio. Los edificios reducidos a escombros y ceniza, como si hubiese habido un incendio. Una parte de mi me dice que me largue de aquí, tal vez por mi miedo irracional al fuego descontrolado. Pero una pequeña parte me dice que explore este barrio... Me quedo inmóvil, sintiendo como una brisa juguetea con mi cabello y trae a mis oídos gritos. Instintivamente me doy la vuelta. No parece haber nadie...¿Entonces de dónde vienen los gritos? Este sitio sigue sin gustarme. Continuo andando un poco, y me encuentro con un chico... Me recuerda a Aníbal...
-¡Hola! -le saludo- ¿Qué tal?