Barrio Quemado
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Barrio Quemado
02/08/11, 06:46 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Antes en llamas, ahora solo es un barrio de escombros y cenizas azotado eternamente por una molesta brisa que arrastra los gritos lastimeros de los que una vez sufrieron allí.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Barrio Quemado
01/05/24, 06:11 pm
Por su parte, la decisión de qué desayunar fue sencilla: ante la escasez de provisiones el mjörní simplemente se llevó un plato con algunos grillos para comérselos fuera de la vista del resto. A aquellas alturas sabía que a la mayoría le desagradaban hasta ese punto y no quería incomodar a nadie. Se sentía un poco afortunado ser de los pocos que comiese insectos como parte integral de su dieta, pues eran lo único que abundaba cuando empezaba a escasear la comida; y al mismo tiempo la mayoría no quería ni verlos, así que no tenía que sentirse culpable por servirse una cantidad decente de ellos.
Tras el pequeño respiro que fue ver el intercambio entre Ethan y Damian, el segundo muy ilusionado con el bonito regalo que le estaba haciendo el británico, no había más tiempo que perder y muy pronto todos estaban listos para salir en busca de provisiones. Rägjynn no era una excepción y esperaba con su jō a que alguno de los que se quedaban bajase el puente.
El camino fue tranquilo, aunque no en el interior del mjörní, quien estaba completamente alerta todo el tiempo. La tranquilidad también era un concepto relativo en aquel lugar tiznado por una catástrofe, donde el viento arrastraba unos espeluznantes lamentos sempiternos como si las alamas de las víctimas del fuego permaneciesen atrapadas en el suceso. Al menos, nunca habían mostrado ser peligrosos, aunque eso no los hacía más agradables. Al igual que muchos de sus compañeros, Räg intentaba ahogar su sonido tarareando canciones en su mente o enfocándose en las acciones que hacía de forma innecesariamente de tallada: dos pasos al frente, un pequeño desvío a la derecha para evitar una montaña de escombros, apretar un poco más el paso a la vista de las provisiones… Y, por supuesto, observar alrededor frenéticamente. Sabía que todos sentían la misma tensión ante la posibilidad de la aparición de Sutileza, y el peso de la incertidumbre se sumaba a la ya de por sí cargada atmósfera de aquel lugar.
Pero aquel día no había rastro de él. Räg cogió un par de cestas y, en cuanto se aseguró de que todo seguía bien, echó a andar junto al resto del grupo, estando pendiente especialmente de los niños. Por un breve instante se creó la ilusión de un viaje breve sin incidentes: habían llegado, recogido las provisiones y se iban… Sin embargo, parecía que la ciudad tenía otros planes aquel día, aunque no fueran los que estaban anticipando.
La voz que parecía pertenecer a una chica joven salía de algún lugar cercano y el mjörní se detuvo enseguida al escucharla. Sin pensarlo mucho, se acercó al lugar del que provenía: uno de los tantos edificios ruinosos. Lo hizo caminando despacio, pendiente de su entorno, y cuando estuvo lo suficientemente cerca decidió dejar sus cestas en el suelo a su lado por si necesitaba conjurar algún hechizo. No tenía claro que ninguno de los que conocían fuese a servir para nada, pero también necesitaba las manos libres en caso de tener que recurrir a su arma. De hecho, ante ese pensamiento, empuñó el jō y se asomó a un agujero que permitía ver el interior.
—¿Ho-hola? ¿Qué sucede? —comenzó a preguntar con nerviosismo.
Uno de los principales motivos por los que se había acercado primero era porque no quería alzar la voz, ni que la otra persona lo hiciera. Pudo ver a través del hueco el rostro de una chica que parecía humana o libense, aunque tenía la piel de un tono distinto al de sus compañeros.
La chica pareció sentir alivio enseguida al escuchar la voz de otra persona.
—¡Sí que había alguien, menos mal! No sé si me ves, pero estoy atrapada bajo los escombros. Creo que me he roto algo y me da miedo intentar moverme por si el edificio se sigue derrumbando —explicó con cierta angustia en su tono—. Hay… Hay una entrada lo suficientemente grande por uno de los laterales.
Cualquiera que se acercase a donde había indicado podría confirmar que efectivamente era tal y como lo habían oído: verían a una chica gorda, de pelo verde y piel amarillenta. Se encontraba sepultada bajo una montaña de escombros, incluida una enorme viga que parecía haberle caído justo sobre las piernas.
Tras el pequeño respiro que fue ver el intercambio entre Ethan y Damian, el segundo muy ilusionado con el bonito regalo que le estaba haciendo el británico, no había más tiempo que perder y muy pronto todos estaban listos para salir en busca de provisiones. Rägjynn no era una excepción y esperaba con su jō a que alguno de los que se quedaban bajase el puente.
El camino fue tranquilo, aunque no en el interior del mjörní, quien estaba completamente alerta todo el tiempo. La tranquilidad también era un concepto relativo en aquel lugar tiznado por una catástrofe, donde el viento arrastraba unos espeluznantes lamentos sempiternos como si las alamas de las víctimas del fuego permaneciesen atrapadas en el suceso. Al menos, nunca habían mostrado ser peligrosos, aunque eso no los hacía más agradables. Al igual que muchos de sus compañeros, Räg intentaba ahogar su sonido tarareando canciones en su mente o enfocándose en las acciones que hacía de forma innecesariamente de tallada: dos pasos al frente, un pequeño desvío a la derecha para evitar una montaña de escombros, apretar un poco más el paso a la vista de las provisiones… Y, por supuesto, observar alrededor frenéticamente. Sabía que todos sentían la misma tensión ante la posibilidad de la aparición de Sutileza, y el peso de la incertidumbre se sumaba a la ya de por sí cargada atmósfera de aquel lugar.
Pero aquel día no había rastro de él. Räg cogió un par de cestas y, en cuanto se aseguró de que todo seguía bien, echó a andar junto al resto del grupo, estando pendiente especialmente de los niños. Por un breve instante se creó la ilusión de un viaje breve sin incidentes: habían llegado, recogido las provisiones y se iban… Sin embargo, parecía que la ciudad tenía otros planes aquel día, aunque no fueran los que estaban anticipando.
La voz que parecía pertenecer a una chica joven salía de algún lugar cercano y el mjörní se detuvo enseguida al escucharla. Sin pensarlo mucho, se acercó al lugar del que provenía: uno de los tantos edificios ruinosos. Lo hizo caminando despacio, pendiente de su entorno, y cuando estuvo lo suficientemente cerca decidió dejar sus cestas en el suelo a su lado por si necesitaba conjurar algún hechizo. No tenía claro que ninguno de los que conocían fuese a servir para nada, pero también necesitaba las manos libres en caso de tener que recurrir a su arma. De hecho, ante ese pensamiento, empuñó el jō y se asomó a un agujero que permitía ver el interior.
—¿Ho-hola? ¿Qué sucede? —comenzó a preguntar con nerviosismo.
Uno de los principales motivos por los que se había acercado primero era porque no quería alzar la voz, ni que la otra persona lo hiciera. Pudo ver a través del hueco el rostro de una chica que parecía humana o libense, aunque tenía la piel de un tono distinto al de sus compañeros.
La chica pareció sentir alivio enseguida al escuchar la voz de otra persona.
—¡Sí que había alguien, menos mal! No sé si me ves, pero estoy atrapada bajo los escombros. Creo que me he roto algo y me da miedo intentar moverme por si el edificio se sigue derrumbando —explicó con cierta angustia en su tono—. Hay… Hay una entrada lo suficientemente grande por uno de los laterales.
Cualquiera que se acercase a donde había indicado podría confirmar que efectivamente era tal y como lo habían oído: verían a una chica gorda, de pelo verde y piel amarillenta. Se encontraba sepultada bajo una montaña de escombros, incluida una enorme viga que parecía haberle caído justo sobre las piernas.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Barrio Quemado
01/05/24, 10:12 pm
Obviamente no podía ser tan fácil, nunca lo era.
Ethan estaba esperando a escasos metros de las cestas, apoyado paciente sobre su lanza. Los susurros agónicos seguían persistiendo sin tregua pero al menos, ahora que veía la obtención de comida como todo un éxito, podía ocupar parte de su mente ideando nuevas recetas de comida. Así fue al menos hasta que una voz mucho más viva y clara llegó a sus oídos. Su primera reacción fue miedo abandonando su pose relajada para apuntar el arma en dirección al ruido, luego fue confusión pues aún no bajando del todo su única defensa decidió acercarse junto al lagarto.
- Räg espera no sabemos que-
Entonces llegó la preocupación, como una maza tan fuerte y pesada que sintió el aire abandonar sus pulmones. Observando por encima de su compañero se encontró con la silueta enterrada de lo que parecía ser una mala broma. No era un monstruoso pájaro de escamas oscuras y voz angelical, ni el contorno ennegrecido de una calavera coronada con ojos, lo que tenía enfrente no era más que una chica joven, como ellos, como Aria cuando le tocó vagar sola por aquella horrenda ciudad.
Era humana.
Debido a la impresión inicial Ethan no se mantuvo más tiempo tratando de concretar la imagen visual. No fue hasta que siguió sus órdenes que se encontró con una piel enfermizamente amarilla y un pelo extrañamente verde. Poco importaba cuando lo que estaba en juego era la vida de esa desconocida. En una ciudad plagada de monstruos no pensaba simplemente abandonar a otro como ellos, no cuando eran tan pocos y no había ningún peligro a la vista.
-Ah, ehm, hola, vamos a intentar sacarte, trata de mantenerte todo lo calmada que puedas, ¿Vale?
Los cascotes era una problemática, pero lo que más impresión le dio fue la viga que dejaba atorada ambas piernas. Quizá fue una curiosa empatía, un miedo tan natural como era el que pudiera perder ambos miembros o el mero hecho de que parecía el objeto más peligroso que decidió ir primero hacía allí. Saltó torpemente de entre los cascotes sueltos para poder ir al lado más alejado y dejando la lanza tirada tomó por ambos costados la viga. Notó al momento la fuerza contraría, el peso era demasiado para una sola persona y por mucho que pudiera rascar un par de centímetros simplemente no podría hacerlo solo, suerte para él que no lo estaba.
-¡Chicos, Connor! ¡Necesito ayuda! -Se interrumpió con un gruñido en forma de lamento. - Joder, no nos vamos de aquí sin ti, solo aguanta un poco más.
Definitivamente, la ciudad no iba a dejar de sorprenderlos.
Ethan estaba esperando a escasos metros de las cestas, apoyado paciente sobre su lanza. Los susurros agónicos seguían persistiendo sin tregua pero al menos, ahora que veía la obtención de comida como todo un éxito, podía ocupar parte de su mente ideando nuevas recetas de comida. Así fue al menos hasta que una voz mucho más viva y clara llegó a sus oídos. Su primera reacción fue miedo abandonando su pose relajada para apuntar el arma en dirección al ruido, luego fue confusión pues aún no bajando del todo su única defensa decidió acercarse junto al lagarto.
- Räg espera no sabemos que-
Entonces llegó la preocupación, como una maza tan fuerte y pesada que sintió el aire abandonar sus pulmones. Observando por encima de su compañero se encontró con la silueta enterrada de lo que parecía ser una mala broma. No era un monstruoso pájaro de escamas oscuras y voz angelical, ni el contorno ennegrecido de una calavera coronada con ojos, lo que tenía enfrente no era más que una chica joven, como ellos, como Aria cuando le tocó vagar sola por aquella horrenda ciudad.
Era humana.
Debido a la impresión inicial Ethan no se mantuvo más tiempo tratando de concretar la imagen visual. No fue hasta que siguió sus órdenes que se encontró con una piel enfermizamente amarilla y un pelo extrañamente verde. Poco importaba cuando lo que estaba en juego era la vida de esa desconocida. En una ciudad plagada de monstruos no pensaba simplemente abandonar a otro como ellos, no cuando eran tan pocos y no había ningún peligro a la vista.
-Ah, ehm, hola, vamos a intentar sacarte, trata de mantenerte todo lo calmada que puedas, ¿Vale?
Los cascotes era una problemática, pero lo que más impresión le dio fue la viga que dejaba atorada ambas piernas. Quizá fue una curiosa empatía, un miedo tan natural como era el que pudiera perder ambos miembros o el mero hecho de que parecía el objeto más peligroso que decidió ir primero hacía allí. Saltó torpemente de entre los cascotes sueltos para poder ir al lado más alejado y dejando la lanza tirada tomó por ambos costados la viga. Notó al momento la fuerza contraría, el peso era demasiado para una sola persona y por mucho que pudiera rascar un par de centímetros simplemente no podría hacerlo solo, suerte para él que no lo estaba.
-¡Chicos, Connor! ¡Necesito ayuda! -Se interrumpió con un gruñido en forma de lamento. - Joder, no nos vamos de aquí sin ti, solo aguanta un poco más.
Definitivamente, la ciudad no iba a dejar de sorprenderlos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Barrio Quemado
02/05/24, 09:36 am
Aniol observó con silencio desganado como Nohlem se quitaba el arco para prepararse. Se trataba de un gesto rutinario que de alguna manera le otorgaba seguridad, quizás por la fluidez de los movimientos del granta, tal vez por la promesa pasada de representar una defensa veraz y contundente.
No fue lo único que relajó el corazón desbocado del niño. Avistar la bañera con su correspondiente perorata era un bálsamo familiar que además le advertía que aquel bocado en el estómago no solo era producto de los nervios por Damian, sino que se encontraba hambriento.
Pero algo que se sobrepuso a los lamentos pusilánimes llegó a sus oídos, perturbándole de la misma forma que detuvo los pies de Airi. El polaco miró hacia varios lados con confusión antes de que Räg se dirigiera con éxito al lugar de dónde procedía la voz que pedía auxilio. No le sorprendió que Ethan no tardara en seguirle pretendiendo aunar refuerzos por lo que esbozó una mueca triste, su grupo se desvivía por ayudar siempre al que lo necesitaba y él se había portado tan mal con ellos...
Para entonces ya se había hecho a un lado, así estorbaría lo menos posible ante algo que requería cierta urgencia. Le dedicó una mirada de inquietud al varmano para después hacer lo propio con Rick. Todo le daba una pizca de miedo así que solo intercedió para recoger la cesta que el mjorní había colocado en el suelo en pos de tener ambas manos libres.
—Esta... para mí —desde su posición podía divisar los escombros pero no se adentró tanto por ninguna abertura como para vislumbrar a la chica atrapada.
¿Tendría hambre? ¿Sed? Su mente ya viajaba a mil por hora como el tren del "Polar Express" que recogía niños necesitados de todas las procedencias posibles. La llegada de Aria días más tarde les demostraba que era posible sobrevivir allí fuera si tenías suerte. Esperaba que la suerte fuera mejor amiga que él.
No fue lo único que relajó el corazón desbocado del niño. Avistar la bañera con su correspondiente perorata era un bálsamo familiar que además le advertía que aquel bocado en el estómago no solo era producto de los nervios por Damian, sino que se encontraba hambriento.
Pero algo que se sobrepuso a los lamentos pusilánimes llegó a sus oídos, perturbándole de la misma forma que detuvo los pies de Airi. El polaco miró hacia varios lados con confusión antes de que Räg se dirigiera con éxito al lugar de dónde procedía la voz que pedía auxilio. No le sorprendió que Ethan no tardara en seguirle pretendiendo aunar refuerzos por lo que esbozó una mueca triste, su grupo se desvivía por ayudar siempre al que lo necesitaba y él se había portado tan mal con ellos...
Para entonces ya se había hecho a un lado, así estorbaría lo menos posible ante algo que requería cierta urgencia. Le dedicó una mirada de inquietud al varmano para después hacer lo propio con Rick. Todo le daba una pizca de miedo así que solo intercedió para recoger la cesta que el mjorní había colocado en el suelo en pos de tener ambas manos libres.
—Esta... para mí —desde su posición podía divisar los escombros pero no se adentró tanto por ninguna abertura como para vislumbrar a la chica atrapada.
¿Tendría hambre? ¿Sed? Su mente ya viajaba a mil por hora como el tren del "Polar Express" que recogía niños necesitados de todas las procedencias posibles. La llegada de Aria días más tarde les demostraba que era posible sobrevivir allí fuera si tenías suerte. Esperaba que la suerte fuera mejor amiga que él.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Barrio Quemado
02/05/24, 03:13 pm
Su oído fue más rápido que su vista. Mientras sus ojos reparaban en las cestas que se iban repartiendo sus compañeros, sus orejas tiesas aguardaban por si aparecía un par extra de pasos, gruñidos o aleteos entre los lamentos fantasmales. Lo que no se hubiera esperado es que fuera una voz, tan humana y sincera como la de cualquiera. Nohlem se giró en su dirección tratando de dar con la fuente, arco por delante aún sin apuntar pues si algo había aprendido de aquel sitio es que hasta las voces bonitas podían ir pegadas a un ser hediondo. Su primera reacción bien enseñada fue la de no fiarse, el quedarse quieto en el sitio a pesar del socorro, (¿quién les decía a ellos que el pájaro cantor no había aprendido un nuevo tono?), con lo que sus compañeros se acercaron antes. Una de sus orejas apuntó atrás con desagrado, con miedo incluso por la rapidez que tuvo Räg en su reacción, una muralla de desconfianza que terminó por caer bajo su propio peso hasta dejar desnuda la empatía. El varmano, que había estado aguantando el aire, lo soltó.
—Mierda —masculló, acercándose al lugar. Su preocupación no iba solo con la desconocida, sino con sus palabras, "el edificio se sigue derrumbando". Suspiró otra vez, rápido y tenso por como Ethan se sumaba y buscaba más ayuda, momento en el que fugazmente se encontró con la mirada de Aniol, un espejo de la propia. "Mierda". Arrugó el morro, vista de nuevo al frente—. ¡Voy! —antes de andar a paso ligero se volvió al polaco—. Qué... Quédate aquí, ¿vale? Es peligroso —añadió mientras se echaba el arco al hombro, pidiéndole distancias con la mano aún si no hacía falta. En el fondo sabía que el crío y él estaban igual de acobardados. Lo cual... no hablaba muy bien de él.
Con otro hondo suspiro se pegó a la entrada, desde donde podía ver tanto los intentos de sus compañeros como la estructura y la chica atrapada en ella. Por todos los Santos y la savia de sus árboles, NO quería entrar ahí. Ojalá pudiera alegrarle el encuentro con otra superviviente, pero no estaba siendo el caso. Ni siquiera la efímera esperanza a que fuera varmana por su pelo verde duró mucho. Agachando la cabeza y con los ojos puestos en el techo (o lo que quedaba de él) se coló dentro, con mucha cautela y menos predisposición. Había dormido a cachos, estaba débil y sin desayunar, y aún con todo lo intentaría. Cuanto antes salieran de ahí, mejor.
—Santos —se quejó al hacer fuerza, otro intento con Ethan—. ¿Cómo te has quedado aquí?
Porque esa era otra. ¿Qué hacía ahí dentro? ¿Había sobrevivido sola? ¿Estaba esperando las cestas?
—Mierda —masculló, acercándose al lugar. Su preocupación no iba solo con la desconocida, sino con sus palabras, "el edificio se sigue derrumbando". Suspiró otra vez, rápido y tenso por como Ethan se sumaba y buscaba más ayuda, momento en el que fugazmente se encontró con la mirada de Aniol, un espejo de la propia. "Mierda". Arrugó el morro, vista de nuevo al frente—. ¡Voy! —antes de andar a paso ligero se volvió al polaco—. Qué... Quédate aquí, ¿vale? Es peligroso —añadió mientras se echaba el arco al hombro, pidiéndole distancias con la mano aún si no hacía falta. En el fondo sabía que el crío y él estaban igual de acobardados. Lo cual... no hablaba muy bien de él.
Con otro hondo suspiro se pegó a la entrada, desde donde podía ver tanto los intentos de sus compañeros como la estructura y la chica atrapada en ella. Por todos los Santos y la savia de sus árboles, NO quería entrar ahí. Ojalá pudiera alegrarle el encuentro con otra superviviente, pero no estaba siendo el caso. Ni siquiera la efímera esperanza a que fuera varmana por su pelo verde duró mucho. Agachando la cabeza y con los ojos puestos en el techo (o lo que quedaba de él) se coló dentro, con mucha cautela y menos predisposición. Había dormido a cachos, estaba débil y sin desayunar, y aún con todo lo intentaría. Cuanto antes salieran de ahí, mejor.
—Santos —se quejó al hacer fuerza, otro intento con Ethan—. ¿Cómo te has quedado aquí?
Porque esa era otra. ¿Qué hacía ahí dentro? ¿Había sobrevivido sola? ¿Estaba esperando las cestas?
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Barrio Quemado
02/05/24, 07:15 pm
Las cestas estaban limpias de cualquier rastro de ese puto veneno, y por primera vez en aquella mañana Connor casi se permitió mostrar una leve sonrisa de satisfacción. No parecía que aquel pajarraco cabrón fuera a joderles el día y las calles eran seguras de momento, sin tener en cuenta los putos lamentos que el viento traía y que le hacían fruncir el ceño y obligarse a no escucharlos. Puede que estuviera cansado y de mal humor tras toda una noche sin dormir y aguantando gilipolleces, pero joder... Pensaba arreglar eso en cuanto volvieran al torreón y se comiera dos desayunos seguidos...
Sin embargo estaban en Rocavarancolia, ciudad de monstruos e hijos de puta. Así que no todo podía salir como uno quería.
Una voz femenina y suplicante sonó amortiguada por los muros ruinosos de un edificio y los propios lamentos característicos del lugar. Pero no hubo duda en que todos allí la habían escuchado. La primera reacción de Connor fue levantar la vista de las cestas con rapidez y alzar un poco la maza, más por instinto que porque pensara que tuviera a nadie encima suya. Sus ojos buscando el origen de la voz y su ceño fruncido. El peligro podía ser real, jodidamente real... Quizás lo sentía así porque a pesar de estar unos meses conviviendo con todos ellos y aprendiendo a confiar... Seguía siendo un puto desconfiado ante otras caras nuevas que no pertenecieran al grupo. El motero echó un rápido vistazo hacia las calles de atrás antes de seguir A Räg, Ethan y Nohlem con un bufido cansado. ¿Podían tener un puñetero momento de paz o siempre les iba a salir algo al paso, joder?
-Eh... Esperad, cojones...- Murmuró entre dientes mientras daba un par de pasos para acercarse a ellos, con la maza férreamente agarrada en su mano derecha y los nudillos blancos como el hueso, atento a cualquier cosa. La chica parecía humana, con una piel amarillenta y pelo verde que Connor obvió sin mucha importancia. Más lo era que estuviera jodidamente atrapada por una viga y diversos cascotes en un edificio que estaba a punto de derrumbarse. En ocasiones como esas donde veía a sus compañeros terminando por ayudarla, algunos más reticentes que otros en un inicio como Nohlem, no podía evitar pensar lo fácil que sería sobrevivir allí con los Wyverns: "Recoger las cestas y que ten por culo, desconocida..." Una cosa era recoger rápidamente a Aria de la puta calle y otra muy distinta entrar en ese edificio que se caía a cachos, joder... El motero terminó por soltar otro bufido cansado y negó con la cabeza en un intento por despejar aquellos pensamientos, frutos de la puta mala hostia y el cansancio acumulado. <<No estoy con los Wyverns... Y ahora todo es diferente>>. Dejó caer la maza al suelo.
Y después se acercó a ellos y ocupó un espacio vacío entre Räg y Nohlem, antes de empezar a tirar también de aquella enorme y pesada viga... Sus piernas bien posicionadas para ganar estabilidad.
-¿Y tú como te llamas, joder?- Se sumó a la ronda de preguntas con tono curioso pero sobre todo amargo y cansino. Un quejido de esfuerzo en aquella lucha contra la viga. Sus ojos se desviaron hacia sus piernas sepultadas por un instante. Esperaba que fuera capaz de andar, porque realmente estaba hasta los cojones de cargarse gente a la espalda como un puto saco...
Sin embargo estaban en Rocavarancolia, ciudad de monstruos e hijos de puta. Así que no todo podía salir como uno quería.
Una voz femenina y suplicante sonó amortiguada por los muros ruinosos de un edificio y los propios lamentos característicos del lugar. Pero no hubo duda en que todos allí la habían escuchado. La primera reacción de Connor fue levantar la vista de las cestas con rapidez y alzar un poco la maza, más por instinto que porque pensara que tuviera a nadie encima suya. Sus ojos buscando el origen de la voz y su ceño fruncido. El peligro podía ser real, jodidamente real... Quizás lo sentía así porque a pesar de estar unos meses conviviendo con todos ellos y aprendiendo a confiar... Seguía siendo un puto desconfiado ante otras caras nuevas que no pertenecieran al grupo. El motero echó un rápido vistazo hacia las calles de atrás antes de seguir A Räg, Ethan y Nohlem con un bufido cansado. ¿Podían tener un puñetero momento de paz o siempre les iba a salir algo al paso, joder?
-Eh... Esperad, cojones...- Murmuró entre dientes mientras daba un par de pasos para acercarse a ellos, con la maza férreamente agarrada en su mano derecha y los nudillos blancos como el hueso, atento a cualquier cosa. La chica parecía humana, con una piel amarillenta y pelo verde que Connor obvió sin mucha importancia. Más lo era que estuviera jodidamente atrapada por una viga y diversos cascotes en un edificio que estaba a punto de derrumbarse. En ocasiones como esas donde veía a sus compañeros terminando por ayudarla, algunos más reticentes que otros en un inicio como Nohlem, no podía evitar pensar lo fácil que sería sobrevivir allí con los Wyverns: "Recoger las cestas y que ten por culo, desconocida..." Una cosa era recoger rápidamente a Aria de la puta calle y otra muy distinta entrar en ese edificio que se caía a cachos, joder... El motero terminó por soltar otro bufido cansado y negó con la cabeza en un intento por despejar aquellos pensamientos, frutos de la puta mala hostia y el cansancio acumulado. <<No estoy con los Wyverns... Y ahora todo es diferente>>. Dejó caer la maza al suelo.
Y después se acercó a ellos y ocupó un espacio vacío entre Räg y Nohlem, antes de empezar a tirar también de aquella enorme y pesada viga... Sus piernas bien posicionadas para ganar estabilidad.
-¿Y tú como te llamas, joder?- Se sumó a la ronda de preguntas con tono curioso pero sobre todo amargo y cansino. Un quejido de esfuerzo en aquella lucha contra la viga. Sus ojos se desviaron hacia sus piernas sepultadas por un instante. Esperaba que fuera capaz de andar, porque realmente estaba hasta los cojones de cargarse gente a la espalda como un puto saco...
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Barrio Quemado
02/05/24, 07:57 pm
Con tuvo ya una cesta en cada hombro, tuvo durante un ratillo el papel de espectador. Revisaban las cestas e iban escogiendo, Damian aprovechó para pillar unas de las más ligeritas de peso para llevar varias, con todo eso ya estaba satisfecho.
Pero no todo iba a pedir de Damian, una extraña voz ajena a todos los de su grupo sonó de pronto y sin avisar. «El puto pollo», pensó. Con mucha mala baba se llevó la mano al mango del pequeño cuchillo, esperando en breves segundos lo peor. No obstante, ahora que lo pudo pensar mejor no sonaba como el pollo mierda. Miró a todos, muy confundido. ¿Quien era?
—¿Quién es? ¿Quién es? Venga ya que es el pollo gilipooouuuuertas
Rag se aventuró el primero, seguido por otros más que iban curiosos al origen del sonido. El italiano no fue para menos, yendo al lado de Rag después de dejar las cestas en el suelo. Si el mjörní le dejaba hueco, podría ver una chica. Damian estaba muy rallado, no solo porque se han encontrado a alguien más sino que tenia la piel color algo amarillo y el pelo verde. Le pareció curioso el pelo verdoso, un tinte que poco vio en su vida quitando alguna que otra peluca. A esas alturas ya poco le sorprendía de todas formas.
—Yo voy, yo voy también. Quiero ir, a ver que se cuenta ella —si fuese su decisión de ir de buena fe de primeras sería parcialmente mentira, mas bien cayendo en el contagio del rebaño y por no ser menos. Además, por el camino vio que Ethan tenía intenciones de levantar la viga junto a varios más, Damian hizo el intento de sumarse pero joder, no tiraba ni un poco de esa cosa tan pesada así que, disimulado, lo dejó para apartar cascotes con cuidado, con los que pudo levantar a la primera.
Damian estuvo mirando entre escombro y escombro a la desconocida con duda. Estaba en una situación de mierda, a saber como acabó así de pringada. ¿Tuvo muy mala suerte y se le despeñó encima esa viga? Dijo que se había roto algo. De forma prudencial estuvo cada vez más alejado de la zona despeñada, le daba cosa lo que ella dijo de que podría derrumbarse.
—¿Te duele mucho? Es que… se te ha caído un trozo tocho —se sumó a las preguntas y señaló a la viga que levantaba el resto, apurado por saber como de mal estaba ella. Tampoco quería pensar mucho en huesos rotos, aun le daba escalofríos.
Pero no todo iba a pedir de Damian, una extraña voz ajena a todos los de su grupo sonó de pronto y sin avisar. «El puto pollo», pensó. Con mucha mala baba se llevó la mano al mango del pequeño cuchillo, esperando en breves segundos lo peor. No obstante, ahora que lo pudo pensar mejor no sonaba como el pollo mierda. Miró a todos, muy confundido. ¿Quien era?
—¿Quién es? ¿Quién es? Venga ya que es el pollo gilipooouuuuertas
Rag se aventuró el primero, seguido por otros más que iban curiosos al origen del sonido. El italiano no fue para menos, yendo al lado de Rag después de dejar las cestas en el suelo. Si el mjörní le dejaba hueco, podría ver una chica. Damian estaba muy rallado, no solo porque se han encontrado a alguien más sino que tenia la piel color algo amarillo y el pelo verde. Le pareció curioso el pelo verdoso, un tinte que poco vio en su vida quitando alguna que otra peluca. A esas alturas ya poco le sorprendía de todas formas.
—Yo voy, yo voy también. Quiero ir, a ver que se cuenta ella —si fuese su decisión de ir de buena fe de primeras sería parcialmente mentira, mas bien cayendo en el contagio del rebaño y por no ser menos. Además, por el camino vio que Ethan tenía intenciones de levantar la viga junto a varios más, Damian hizo el intento de sumarse pero joder, no tiraba ni un poco de esa cosa tan pesada así que, disimulado, lo dejó para apartar cascotes con cuidado, con los que pudo levantar a la primera.
Damian estuvo mirando entre escombro y escombro a la desconocida con duda. Estaba en una situación de mierda, a saber como acabó así de pringada. ¿Tuvo muy mala suerte y se le despeñó encima esa viga? Dijo que se había roto algo. De forma prudencial estuvo cada vez más alejado de la zona despeñada, le daba cosa lo que ella dijo de que podría derrumbarse.
—¿Te duele mucho? Es que… se te ha caído un trozo tocho —se sumó a las preguntas y señaló a la viga que levantaba el resto, apurado por saber como de mal estaba ella. Tampoco quería pensar mucho en huesos rotos, aun le daba escalofríos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Barrio Quemado
03/05/24, 02:01 pm
La chica alzó la cabeza al ver aparecer las primeras figuras entrando en el edificio.
—¡Sois mis salvadores! Muchas gracias. No te preocupes: haré exactamente lo que me pidáis, es lo menos que puedo hacer —le respondió a Ethan.
Le sorprendió un poco la brusquedad del tono de Connor, pero no pensaba quejarse: le iban a ayudar a fin de cuentas.
—Soy Karin, encantada —después se dirigió a Damian con una pequeña sonrisa—. No estoy segura, me parece que va a doler más cuando salga, pero no hay nada que hacerle. Sois muy amables, de verdad.
Mientras el grupo se afanaba en mover la viga para poder empezar a liberarla, contestó a la pregunta que le había hecho Nohlem.
>>Uf, fue una situación muy caótica... Venía a por las provisiones con mis compañeros y otro grupo nos atacó... No sabía que aun había más gente. Vosotros, quiero decir. Ese otro grupo... No es la primera vez que nos los encontramos. Casi siempre sabemos que andan cerca porque primero aparece ese pájaro escamoso extraño: solo escuchar su voz o sus alas ya me produce escalofríos —hizo una mueca de desagrado—. Perdí de vista a mis compañeros entre la confusión... me refugié aquí dentro porque una de ellos estaba disparando flechas y parecía saber muy bien lo que hacía. Sirvió para que me perdiesen de vista, pero por desgracia también mis compañeros. No sé si les siguen persiguiendo... espero que estén bien.
Pronto las piernas de la chica estarían completamente liberadas y haría amago de intentar levantarse, pero emitiría un quejido y se doblaría sobre sí misma casi al instante.
—Creo... que no están rotas, pero me fallan —anunció con expresión compungida.
—¡Sois mis salvadores! Muchas gracias. No te preocupes: haré exactamente lo que me pidáis, es lo menos que puedo hacer —le respondió a Ethan.
Le sorprendió un poco la brusquedad del tono de Connor, pero no pensaba quejarse: le iban a ayudar a fin de cuentas.
—Soy Karin, encantada —después se dirigió a Damian con una pequeña sonrisa—. No estoy segura, me parece que va a doler más cuando salga, pero no hay nada que hacerle. Sois muy amables, de verdad.
Mientras el grupo se afanaba en mover la viga para poder empezar a liberarla, contestó a la pregunta que le había hecho Nohlem.
>>Uf, fue una situación muy caótica... Venía a por las provisiones con mis compañeros y otro grupo nos atacó... No sabía que aun había más gente. Vosotros, quiero decir. Ese otro grupo... No es la primera vez que nos los encontramos. Casi siempre sabemos que andan cerca porque primero aparece ese pájaro escamoso extraño: solo escuchar su voz o sus alas ya me produce escalofríos —hizo una mueca de desagrado—. Perdí de vista a mis compañeros entre la confusión... me refugié aquí dentro porque una de ellos estaba disparando flechas y parecía saber muy bien lo que hacía. Sirvió para que me perdiesen de vista, pero por desgracia también mis compañeros. No sé si les siguen persiguiendo... espero que estén bien.
Pronto las piernas de la chica estarían completamente liberadas y haría amago de intentar levantarse, pero emitiría un quejido y se doblaría sobre sí misma casi al instante.
—Creo... que no están rotas, pero me fallan —anunció con expresión compungida.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Quemado
03/05/24, 07:02 pm
Todo parecía ir bien, y así lo creyó el neoyorquino hasta que fue a tomar una segunda cesta y la voz de una joven lo hizo parar al instante. Se quedó congelado para captar mejor lo que decía y de dónde venía y, un poco después, ya estaba mirando con mucha preocupación a uno de los edificios en ruinas. Estaban pidiendo ayuda, ¿sería otra superviviente? Rick no tardó en seguir rápido a Räg y al resto para averiguarlo, desoyendo las dudas de algunos de sus compañeros. La voz no se parecía a la de la sombra o a la de Sutileza y, teniendo en cuenta que gracias a Aria sabían que podía haber gente sola por allí, tuvo claro que no iba a desentenderse. Seguramente tampoco lo habría hecho aún si aquello no hubiera pasado: esa llamada de auxilio le parecía real y cualquier ayuda en ese sitio era una bendición para cualquiera. Si resultaba ser otra macabra sorpresa mala suerte, pero no podía hacer como si nada.
En el primer hueco no consiguió ver bien a la chica, pero se hacía la idea de su expresión solo con escucharla contar lo sucedido. -(Joder, menos mal que estábamos por aquí)- pensó con algo de angustia por la empatía, debía ser horrible verse solo en una situación así y más allí fuera. -Ah, aguanta. Ya vamos- dijo en cuanto les indicó como podían llegar a dónde se encontraba. Si la estructura estaba en tan mal estado tendrían que tener cuidado, pero había que sacarla de allí cuanto antes.
Al girarse, se topó con la mirada inquieta de Aniol, que parecía más confuso con todo aquello que el italiano. Viendo que Nohlem ya se estaba acercando al niño, Rick le ofreció una calmada sonrisa con un leve asentimiento, una promesa velada de que todo estaría bien. Al menos eso esperaba, porque mucho llevaban soportando esos días. El neoyorquino dejó la cesta cerca de la entrada y siguió al resto de sus compañeros, listo para ayudar.
Además de la preocupante montaña de escombros que tenía encima, se fijo en la chica nada más llegar. Sus rasgos eran humanoides, aunque solo con verla tenía claro que debía ser de algún mundo distinto al de todos ellos. Ya que de la viga se ocuparon unos cuantos, él se puso a quitar con diligencia buena parte de los escombros tal y como estaba haciendo Damian, centrándose en quitar las piedras que el pequeño no podía y dejarlas a un lado con cuidado. Quería quitar todas las que pudiera antes de que pudiera incorporarse, con cierto cuidado de no hacerle más daño sin querer. -No es nada, es lo mínimo que podemos hacer. Demasiados peligros hay por la ciudad como para no ayudarnos- respondió con una ligera sonrisa a la recién presentada Karin. Tenía muchas preguntas sobre por qué estaba allí y por suerte sus compañeros también.
Escuchó con atención la explicación de la chica mientras seguía retirando cascotes. Al principio la idea de un grupo de supervivientes que atacara a otro sonaba mal, pero fue al mencionar al pájaro que a Rick le entraron escalofríos y se le resbaló la piedra que estaba a punto de dejar a un lado. -¿Cómo... has dicho?- preguntó (a pesar de que sabía perfectamente la respuesta) en un tono neutro mientras se giraba despacio hacia la chica, sintiendo un sudor frío. Sutileza era todo un peligro, pero que no estuviera solo ya era un absoluto terror. -Creo que conocemos a ese pájaro... Él...- dudó en como seguir la frase, sobre todo con uno de los niños delante -nos ha dado muchos problemas.- Demasiados, en realidad.
Con esa nueva revelación, Rick tenía muchas más preguntas para Karin, pero el quejido cuando intentó levantarse anunciaba un cambio de planes por el momento. Algo preocupado, se puso a su lado de rodillas y dijo: -Espera, te ayudo. Si notas algún dolor avisa, ¿vale?- Si no tenía ningún inconveniente, luego de buscar con la mirada al grupo para que alguien le echara una mano luego, la levantaría con cuidado hasta que quedara de pie, llevándola de tal forma para que no se cayera ni tuviera que andar. -Aquí no estamos a salvo. ¿Tu refugio, está cerca? Podríamos llevarte hasta allí- le preguntó entonces, esperando que el resto estuviera de acuerdo. Si ese grupo seguía cerca se estaban arriesgando a que los encontraran cuanto más se quedaran allí. En realidad le valía también cualquier otro lugar seguro como su propio torreón, pero con lo lejos que estaba no sabía si sería la mejor opción. Primero había que ponerla a salvo, luego... Luego llegarían todas las preguntas y nuevas preocupaciones.
En el primer hueco no consiguió ver bien a la chica, pero se hacía la idea de su expresión solo con escucharla contar lo sucedido. -(Joder, menos mal que estábamos por aquí)- pensó con algo de angustia por la empatía, debía ser horrible verse solo en una situación así y más allí fuera. -Ah, aguanta. Ya vamos- dijo en cuanto les indicó como podían llegar a dónde se encontraba. Si la estructura estaba en tan mal estado tendrían que tener cuidado, pero había que sacarla de allí cuanto antes.
Al girarse, se topó con la mirada inquieta de Aniol, que parecía más confuso con todo aquello que el italiano. Viendo que Nohlem ya se estaba acercando al niño, Rick le ofreció una calmada sonrisa con un leve asentimiento, una promesa velada de que todo estaría bien. Al menos eso esperaba, porque mucho llevaban soportando esos días. El neoyorquino dejó la cesta cerca de la entrada y siguió al resto de sus compañeros, listo para ayudar.
Además de la preocupante montaña de escombros que tenía encima, se fijo en la chica nada más llegar. Sus rasgos eran humanoides, aunque solo con verla tenía claro que debía ser de algún mundo distinto al de todos ellos. Ya que de la viga se ocuparon unos cuantos, él se puso a quitar con diligencia buena parte de los escombros tal y como estaba haciendo Damian, centrándose en quitar las piedras que el pequeño no podía y dejarlas a un lado con cuidado. Quería quitar todas las que pudiera antes de que pudiera incorporarse, con cierto cuidado de no hacerle más daño sin querer. -No es nada, es lo mínimo que podemos hacer. Demasiados peligros hay por la ciudad como para no ayudarnos- respondió con una ligera sonrisa a la recién presentada Karin. Tenía muchas preguntas sobre por qué estaba allí y por suerte sus compañeros también.
Escuchó con atención la explicación de la chica mientras seguía retirando cascotes. Al principio la idea de un grupo de supervivientes que atacara a otro sonaba mal, pero fue al mencionar al pájaro que a Rick le entraron escalofríos y se le resbaló la piedra que estaba a punto de dejar a un lado. -¿Cómo... has dicho?- preguntó (a pesar de que sabía perfectamente la respuesta) en un tono neutro mientras se giraba despacio hacia la chica, sintiendo un sudor frío. Sutileza era todo un peligro, pero que no estuviera solo ya era un absoluto terror. -Creo que conocemos a ese pájaro... Él...- dudó en como seguir la frase, sobre todo con uno de los niños delante -nos ha dado muchos problemas.- Demasiados, en realidad.
Con esa nueva revelación, Rick tenía muchas más preguntas para Karin, pero el quejido cuando intentó levantarse anunciaba un cambio de planes por el momento. Algo preocupado, se puso a su lado de rodillas y dijo: -Espera, te ayudo. Si notas algún dolor avisa, ¿vale?- Si no tenía ningún inconveniente, luego de buscar con la mirada al grupo para que alguien le echara una mano luego, la levantaría con cuidado hasta que quedara de pie, llevándola de tal forma para que no se cayera ni tuviera que andar. -Aquí no estamos a salvo. ¿Tu refugio, está cerca? Podríamos llevarte hasta allí- le preguntó entonces, esperando que el resto estuviera de acuerdo. Si ese grupo seguía cerca se estaban arriesgando a que los encontraran cuanto más se quedaran allí. En realidad le valía también cualquier otro lugar seguro como su propio torreón, pero con lo lejos que estaba no sabía si sería la mejor opción. Primero había que ponerla a salvo, luego... Luego llegarían todas las preguntas y nuevas preocupaciones.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Barrio Quemado
04/05/24, 03:19 pm
Airi sintió los nervios atenazándole al escuchar mejor la voz y ver que todos la estaban oyendo también. Su naturaleza le pedía correr a buscar rápidamente a quien estuviese emitiendo aquella llamada de auxilio, pero una parte de sí que llevaba con elle menos tiempo le decía que se anduviese con cuidado, que una voz “normal” no tenía por qué significar que la emitiese algo “normal”. Pero, simplemente, no podían irse sin comprobar de quién se trataba, y le alivió no ser la única persona del grupo en ponerse en marcha para hacerlo.
Con cautela se acercó también, y la imagen que vio dentro de la casa cuando se abrieron camino fue angustiosa.
—Moveos con cuidado, no vayamos a provocar otro derrumbe —pidió a sus compañeros cuando se adelantaron para tratar de apartar la viga. La estructura de la casa había visto días mejores y ahora tenía más peso encima del que debería con el derrumbe parcial del tejado. Gracias a los Espíritus, apenas quedaba nada de aquel tejado para empezar, lo que seguramente le había salvado la vida a la chica extraña. Sus orejas eran picudas, menos que las de Nohlem y también menos que las suyas, pero hizo que le recordase un poco a una sanaí, salvando su color de piel tan enfermizo.
Airi trató de ayudar a despejar el camino para arrastrarla una vez levantasen un poquito la viga que la atrapaba, mientras escuchaba las preguntas que le hacían, deseando también saber muchas cosas pero dándose cuenta de que no era el momento de agregar más. Lo primero era liberarla, y más cuando llegó la explicación de por qué estaba allí en primer lugar. Airi sintió que se le helaba la sangre en las venas.
—¿Co… cómo? ¿El pájaro tiene compañeros? —balbuceó casi a la vez que Rick. «Y andan cerca» agregó mentalmente, sintiendo un escalofrío. ¿De dónde habían salido, y por qué les atacaban? ¿Eran realmente otro grupo como ellos o el de Karin? ¿O eran parte de las pruebas?—. Aniol —llamó, con la preocupación filtrándose en su voz— , pégate a la entrada mientras estamos aquí dentro, que no te puedan ver desde la plaza si vuelven.
La chica agradeció la ayuda para levantarse con un gruñido. Su ropa estaba llena de suciedad y se había hecho un raspón al arrastrarse para salir, pero al menos no perdía sangre de forma externa.
—Fui una idiota al esconderme en esta casa podrida. Debí haber salido corriendo como los demás —masculló. Cuando se repuso del esfuerzo señaló una piedra plana un poco más allá con la cabeza—. ¿Podéis sentarme ahí un momento? Quiero ver si se me ha hinchado algo, solo será un segundo. —Su voz angustiada indicaba que tampoco estaba cómoda quedándose allí mucho tiempo más—. No sé qué hacer, mi refugio está bastante lejos, como hacia el Norte desde aquí. Solíamos coger las cestas en otro sitio pero últimamente nunca podíamos por culpa del otro grupo. ¿Vosotros vivís cerca de aquí? —La angustia plagó su voz al hacer esa pregunta. Parecía querer pedirles el favor de ir con ellos por el momento, pero acababa de conocerlos y tal vez estaba pidiendo de más. O no sabía si debía confiar ciegamente en ellos.
Con cautela se acercó también, y la imagen que vio dentro de la casa cuando se abrieron camino fue angustiosa.
—Moveos con cuidado, no vayamos a provocar otro derrumbe —pidió a sus compañeros cuando se adelantaron para tratar de apartar la viga. La estructura de la casa había visto días mejores y ahora tenía más peso encima del que debería con el derrumbe parcial del tejado. Gracias a los Espíritus, apenas quedaba nada de aquel tejado para empezar, lo que seguramente le había salvado la vida a la chica extraña. Sus orejas eran picudas, menos que las de Nohlem y también menos que las suyas, pero hizo que le recordase un poco a una sanaí, salvando su color de piel tan enfermizo.
Airi trató de ayudar a despejar el camino para arrastrarla una vez levantasen un poquito la viga que la atrapaba, mientras escuchaba las preguntas que le hacían, deseando también saber muchas cosas pero dándose cuenta de que no era el momento de agregar más. Lo primero era liberarla, y más cuando llegó la explicación de por qué estaba allí en primer lugar. Airi sintió que se le helaba la sangre en las venas.
—¿Co… cómo? ¿El pájaro tiene compañeros? —balbuceó casi a la vez que Rick. «Y andan cerca» agregó mentalmente, sintiendo un escalofrío. ¿De dónde habían salido, y por qué les atacaban? ¿Eran realmente otro grupo como ellos o el de Karin? ¿O eran parte de las pruebas?—. Aniol —llamó, con la preocupación filtrándose en su voz— , pégate a la entrada mientras estamos aquí dentro, que no te puedan ver desde la plaza si vuelven.
La chica agradeció la ayuda para levantarse con un gruñido. Su ropa estaba llena de suciedad y se había hecho un raspón al arrastrarse para salir, pero al menos no perdía sangre de forma externa.
—Fui una idiota al esconderme en esta casa podrida. Debí haber salido corriendo como los demás —masculló. Cuando se repuso del esfuerzo señaló una piedra plana un poco más allá con la cabeza—. ¿Podéis sentarme ahí un momento? Quiero ver si se me ha hinchado algo, solo será un segundo. —Su voz angustiada indicaba que tampoco estaba cómoda quedándose allí mucho tiempo más—. No sé qué hacer, mi refugio está bastante lejos, como hacia el Norte desde aquí. Solíamos coger las cestas en otro sitio pero últimamente nunca podíamos por culpa del otro grupo. ¿Vosotros vivís cerca de aquí? —La angustia plagó su voz al hacer esa pregunta. Parecía querer pedirles el favor de ir con ellos por el momento, pero acababa de conocerlos y tal vez estaba pidiendo de más. O no sabía si debía confiar ciegamente en ellos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Barrio Quemado
04/05/24, 04:25 pm
Sabía que tenía que tener cuidado, por eso había empuñado su jō, pero no podía simplemente ignorar una llamada de auxilio. De hecho, al igual que pasaba por la cabeza de varios de sus compañeros, aquella situación también le recordaba al momento en el que habían escuchado a Aria gritar y desmayarse al borde del foso del torreón. Si había tomado la precaución de soltar las cestas y tener las manos libres para usar su arma o sus hechizos eran más bien una cuestión de si el motivo por el que aquella chica pedía ayuda era alguna clase de monstruo atacándola.
Por suerte no había ningún monstruo, aunque la situación de la chica que se presentó poco después como Karin cuando el propio mjörní ya se había movido a la vez que el medio asiático para ayudarla no es que fuese precisamente buena a pesar de ello. No tenía mucho más que añadir a lo que ya le había dicho Ethan y después a las preguntas del resto, por lo que solo asintió con cierta energía a la afirmación del humano de que no se iban a ir sin sacarla de allí.
El mjörní no era ni de lejos tan fuerte como Connor, ni siquiera como el resto de chicos de más edad presentes, pero gracias a sus entrenamientos ininterrumpidos no era completamente inútil en una situación como aquella. La magia en aquel caso no le hubiese ayudado, pues no creía que hubiese sido capaz de hacer levitar algo tan pesado, así que prestó sus brazos y su aguante para ayudar a levantar la viga que estaba aprisionando las piernas de Karin.
—S-sí —respondió a la petición de cautela de Airi: él también temía cualquier movimiento en falso—. Tenemos que ir despacio.
La historia que contó en respuesta a la pregunta de Nohlem le horrorizó. Intercambió una mirada con varios de sus amigos, pues todos sabían a qué ave se refería. No era el momento ni de asaltarla a preguntas ni de ponerse a hablar entre ellos, pero en unas pocas palabras les había dado muchos datos que desconocían a pesar de estar familiarizados con Sutileza… Y no eran precisamente buenos. Una de las peores cosas a su criterio fue confirmar que el ave parecía tratarse, efectivamente, de una persona más en su misma situación y no de un habitante de la ciudad. ¿Por qué estaban haciendo algo tan terrible?
Por fin lograron liberar a Karin. Rägjynn seguía sujetando la viga junto a otros de sus compañeros. Gracias a las fuerzas combinadas no sentía que se le fuese a caer en cualquier momento, pero no era una posición nada cómoda y estaba seguro de que pronto empezarían a cansársele los brazos.
—Tenemos que bajarla de nuevo con mucho cuidado…
El estar en esa situación fue lo que le impidió moverse para ayudar a Karin al ver que trastabillaba, aunque no es que hubiese hecho falta: Rick se había encargado de ayudarla a salir mientras ellos sostenían la viga por lo que ahora estaba libre para echarle una mano.
Karin les hizo una petición razonable, aunque solo podía esperar que Rick le ayudase a sentarse hasta que bajasen la viga.
—Es normal que no supieses muy bien qué hacer en esas circunstancias… —le respondió cuando se reprochó el haber tomado una mala decisión—. Por lo menos pudiste… escapar de ellos.
No se atrevió a decir “evitar que te matasen”, aunque era lo que tenía en la cabeza.
>>Nunca fuimos tan al norte, creo —se giró brevemente hacia Rick, que junto a Kalna era quien tenía mejor controladas las zonas por las que habían pasado gracias a su mapa—. Nosotros vivimos en un torreón que está por la costa. Tiene que estar más cerca de aquí que el tuyo…
Miraría hacia sus compañeros con expresión inquisitiva. Estaba más que dispuesto a dejar que Karin les acompañase al torreón y pasase el día allí si era necesario. No estaba muy seguro de cómo proceder para encontrar a sus compañeros después, pero entre todos seguro que se les ocurriría algo.
Por suerte no había ningún monstruo, aunque la situación de la chica que se presentó poco después como Karin cuando el propio mjörní ya se había movido a la vez que el medio asiático para ayudarla no es que fuese precisamente buena a pesar de ello. No tenía mucho más que añadir a lo que ya le había dicho Ethan y después a las preguntas del resto, por lo que solo asintió con cierta energía a la afirmación del humano de que no se iban a ir sin sacarla de allí.
El mjörní no era ni de lejos tan fuerte como Connor, ni siquiera como el resto de chicos de más edad presentes, pero gracias a sus entrenamientos ininterrumpidos no era completamente inútil en una situación como aquella. La magia en aquel caso no le hubiese ayudado, pues no creía que hubiese sido capaz de hacer levitar algo tan pesado, así que prestó sus brazos y su aguante para ayudar a levantar la viga que estaba aprisionando las piernas de Karin.
—S-sí —respondió a la petición de cautela de Airi: él también temía cualquier movimiento en falso—. Tenemos que ir despacio.
La historia que contó en respuesta a la pregunta de Nohlem le horrorizó. Intercambió una mirada con varios de sus amigos, pues todos sabían a qué ave se refería. No era el momento ni de asaltarla a preguntas ni de ponerse a hablar entre ellos, pero en unas pocas palabras les había dado muchos datos que desconocían a pesar de estar familiarizados con Sutileza… Y no eran precisamente buenos. Una de las peores cosas a su criterio fue confirmar que el ave parecía tratarse, efectivamente, de una persona más en su misma situación y no de un habitante de la ciudad. ¿Por qué estaban haciendo algo tan terrible?
Por fin lograron liberar a Karin. Rägjynn seguía sujetando la viga junto a otros de sus compañeros. Gracias a las fuerzas combinadas no sentía que se le fuese a caer en cualquier momento, pero no era una posición nada cómoda y estaba seguro de que pronto empezarían a cansársele los brazos.
—Tenemos que bajarla de nuevo con mucho cuidado…
El estar en esa situación fue lo que le impidió moverse para ayudar a Karin al ver que trastabillaba, aunque no es que hubiese hecho falta: Rick se había encargado de ayudarla a salir mientras ellos sostenían la viga por lo que ahora estaba libre para echarle una mano.
Karin les hizo una petición razonable, aunque solo podía esperar que Rick le ayudase a sentarse hasta que bajasen la viga.
—Es normal que no supieses muy bien qué hacer en esas circunstancias… —le respondió cuando se reprochó el haber tomado una mala decisión—. Por lo menos pudiste… escapar de ellos.
No se atrevió a decir “evitar que te matasen”, aunque era lo que tenía en la cabeza.
>>Nunca fuimos tan al norte, creo —se giró brevemente hacia Rick, que junto a Kalna era quien tenía mejor controladas las zonas por las que habían pasado gracias a su mapa—. Nosotros vivimos en un torreón que está por la costa. Tiene que estar más cerca de aquí que el tuyo…
Miraría hacia sus compañeros con expresión inquisitiva. Estaba más que dispuesto a dejar que Karin les acompañase al torreón y pasase el día allí si era necesario. No estaba muy seguro de cómo proceder para encontrar a sus compañeros después, pero entre todos seguro que se les ocurriría algo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Barrio Quemado
05/05/24, 02:38 pm
La viga pesaba como un muerto, pero entre todos fueron capaces de moverla. Hacerle preguntas mientras hacía un sobresfuerzo no había sido lo más inteligente por su parte, no ya por empatía a un herido sino porque su cabeza estaba en otra cosa, y aún así hubo palabras que no pudieron sonarle más claro. Había sido culpa del condenado pájaro. O lo que es peor, del grupo que lo acompañaba. Nohlem sintió que perdía fuerza al escucharla, y realmente lo estaba haciendo, pues en la frágil balanza que era su capacidad de atención se le estaba yendo todo a usar el cerebro. Aquella noticia le dejó una tensión parecida a que sus músculos se transformaran en hueso. Tenía muchas implicaciones, demasiadas, y salvando la existencia de otro grupo como el suyo (ese al que pertenecía Rakin), ninguna era precisamente agradable. Como era de esperar su empatía por la chica aumentó, no bastante sin embargo para que la propusta de Rick no le arrebatara una inconsciente expresión de alarma en su dirección, literalmente ese momento en el que un amigo hace una propuesta que por educación ya no sabes rebatir. Con aún más incomodidad que antes y reactivado por la orden de Räg ayudó a dejar la viga en el suelo, robótico. Definitivamente sus músculos se notaban como hueso. Se había metido en una casa en ruinas y por el comfort de una buena acción no se arrepentía de ello, pero- ¿arriesgarse a ir un sitio desconocido cuando la manada de psicópatas estaba cerca? No estaba tan loco.
Por suerte fue la propia Rakin quien, de forma velada, abrió una nueva opción. El varmano ni siquiera esperó el visto bueno de otros, no buscó la reciprocidad; con los ojos puestos en la chica y las orejas alzadas en positiva atención se dirigió directamente a ella.
—¡Ven con nosotros! No estamos lejos, no —añadió tras Räg, mirándole fugaz con una minúscula sonrisa. Su tono sonaba animado, fruto de los nervios y la imperiosa necesidad de vender bien la alternativa. No era por bondad, más bien todo lo contrario—. ¡Puedes descansar allí, y mañana o más tarde buscamos a tu grupo!
Le temblaban las manos de forma imperceptible para nadie más que sí mismo, y no era exactamente por el esfuerzo físico. No quería estar ahí más tiempo. De nuevo le había desaparecido el hambre.
Ahora, con que gusto clavaría a Sutileza en el suelo.
Por suerte fue la propia Rakin quien, de forma velada, abrió una nueva opción. El varmano ni siquiera esperó el visto bueno de otros, no buscó la reciprocidad; con los ojos puestos en la chica y las orejas alzadas en positiva atención se dirigió directamente a ella.
—¡Ven con nosotros! No estamos lejos, no —añadió tras Räg, mirándole fugaz con una minúscula sonrisa. Su tono sonaba animado, fruto de los nervios y la imperiosa necesidad de vender bien la alternativa. No era por bondad, más bien todo lo contrario—. ¡Puedes descansar allí, y mañana o más tarde buscamos a tu grupo!
Le temblaban las manos de forma imperceptible para nadie más que sí mismo, y no era exactamente por el esfuerzo físico. No quería estar ahí más tiempo. De nuevo le había desaparecido el hambre.
Ahora, con que gusto clavaría a Sutileza en el suelo.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Barrio Quemado
05/05/24, 09:21 pm
Por desgracia cuando el peso de la viga se deslizó de entre sus brazos agarrotados toda la preocupación por mantener viva a la joven se esfumó para dar paso a lo que les acababa de confesar. El pájaro nunca les había atacado y menos aún había llegado con refuerzos, saber que no era una bestia solitaria si no que contaba con toda una hermandad de caza empezaba a aportar matices al porqué su torreón escondía armas inútiles contra cualquier bestia con la que se hubieran cruzado. Le daba terror pensar en todas las posibilidades de ello, más aún en que sus teorías absurdas sobre una película juvenil pudieran estar ganando cada vez más fuerza.
-Toma anda, lo siento, no tenemos nada más. -Respondió Ethan mientras se rasgaba parte de su camisa con la daga para crear un intento de trapo que poder ofrecerle a la joven. No serviría para limpiar las heridas pero al menos podría quitarse el polvo. -Nuestro hogar está bastante cerca, puedes quedarte por hoy y con suerte mañana podrás reencontrarte con tu grupo que no imaginó lo que les tienes que echar en falta.
No sabía qué decir, tras la falsa sonrisa y el tono alegre se escondía el nerviosismo de quien veía enfrentada la empatía con sus miedos. No conocían a esa joven y si bien le daba buena fé a sus palabras también se lo habían dado a la comida que envenenó a Serena. Ese lugar le estaba arrebatando poco a poco la inocencia con la que había llegado vestido, bastante había pecado yendo a ayudarla sin razonar el contexto de lo que sucedía. Claro que le daba lástima la desconocida, pero también le causaba incertidumbre, por eso cuando Rick la levantó su vista indirectamente se fue a su cintura, allí donde podría guardar algún arma.
Era irónico como la confesión de lo sucedido solo le hacía dudar de la veracidad de cualquier persona que fuera externa de su torreón, pero es que siendo honestos, les acababa de explicar que había otro grupo de supervivientes tratando de matar a la competencia. No solo era una locura, es que de alguna manera le estaba resultando hasta lógico. El hecho de que despertaran solo ellos, que no vieran a nadie y que de alguna manera su grupo estuviera muy bien compensado en edades, no podía ser casualidad, nada de aquel escabroso lugar parecía serlo. Como quien encontraba orden dentro del caos su mente tamborileaba con la culpabilidad de querer en parte abandonar a la chica y deshacerse de un problema que podría empapar a los suyos, pero de saber que no tenía suficientemente fría como para poder hacer algo así.
¿Qué era mejor? Las opciones eran guiarla hasta un grupo de desconocidos que posiblemente estarían tan tensos como ellos, si es que no se arriesgaban a que pudieran atacarlos precisamente por defender su hogar ante extraños o bien, meter a esa chica en su hogar, arriesgarse a que pudiera querer hacerles daño desde dentro… Al menos podrían tenerla vigilada pensó cuando Nohlem tomó la iniciativa al cederle esa idea.
Ya había mentido con las distancias de su hogar, pues prefería que la disonancia le pillara de camino. Siempre le resultaba más complicado tener un recuerdo visual que uno verbal, por ello y en silencio, mirando a todos sus compañeros tan perdido como el resto rezó porque nadie diera más pistas de las necesarias. Con suerte no podría saber que calles había tomado con tan solo un viaje, eso debería de bastar para que nadie quisiera hacerles después una visita indeseada. Fueran o no inocentes sus compañeros no los conocía y con las bocas que debían alimentar le bastaba, no podía abarcar más y se estaba empezando a arrepentir de precisamente hacerlo con ella. Al menos, llevándola podrían cuidarla, era un punto medio en el que no sentirse un desgraciado pero poderse dar ese margen de desconfianza. Le ofrecería la mano hasta que pudiera hacerlo, hasta que socorrerla pudiera suponer un peligro para el resto.
-Igualmente, necesitamos salir rápido. Sé que estás adolorida y siento mucho tener que pedirte este esfuerzo pero es que quedarnos aquí es un riesgo para todos, cuando lleguemos a nuestra casa podremos curarte como es debido.
Si decidió agacharse a su lado fue para poder acudir a su empatía y de paso tratar de examinar de cerca cuánto de grave eran las heridas. Con tanto polvo le era difícil dar con nada más allá de algún corte o moratón, una consolación insuficiente pues si presentaba algo roto no lo sabrían hasta que se forzara a andar y si tuviera alguna contusión interna poco podrían hacer en el torreón más allá de esperar lo suficiente como para darle un final tan triste como el de Serena.
-Por cierto, me llamo Ethan, un placer conocerte Karin. Espero que al menos nuestros grupos puedan llevarse bien.
Le dedicó una sonrisa torpe, un intento de conciliación que más bien buscaba un tratado de paz. Si de verdad estaban dándoles caza lo que menos necesitaba era a otro torreón enemistandose con ellos.
-Toma anda, lo siento, no tenemos nada más. -Respondió Ethan mientras se rasgaba parte de su camisa con la daga para crear un intento de trapo que poder ofrecerle a la joven. No serviría para limpiar las heridas pero al menos podría quitarse el polvo. -Nuestro hogar está bastante cerca, puedes quedarte por hoy y con suerte mañana podrás reencontrarte con tu grupo que no imaginó lo que les tienes que echar en falta.
No sabía qué decir, tras la falsa sonrisa y el tono alegre se escondía el nerviosismo de quien veía enfrentada la empatía con sus miedos. No conocían a esa joven y si bien le daba buena fé a sus palabras también se lo habían dado a la comida que envenenó a Serena. Ese lugar le estaba arrebatando poco a poco la inocencia con la que había llegado vestido, bastante había pecado yendo a ayudarla sin razonar el contexto de lo que sucedía. Claro que le daba lástima la desconocida, pero también le causaba incertidumbre, por eso cuando Rick la levantó su vista indirectamente se fue a su cintura, allí donde podría guardar algún arma.
Era irónico como la confesión de lo sucedido solo le hacía dudar de la veracidad de cualquier persona que fuera externa de su torreón, pero es que siendo honestos, les acababa de explicar que había otro grupo de supervivientes tratando de matar a la competencia. No solo era una locura, es que de alguna manera le estaba resultando hasta lógico. El hecho de que despertaran solo ellos, que no vieran a nadie y que de alguna manera su grupo estuviera muy bien compensado en edades, no podía ser casualidad, nada de aquel escabroso lugar parecía serlo. Como quien encontraba orden dentro del caos su mente tamborileaba con la culpabilidad de querer en parte abandonar a la chica y deshacerse de un problema que podría empapar a los suyos, pero de saber que no tenía suficientemente fría como para poder hacer algo así.
¿Qué era mejor? Las opciones eran guiarla hasta un grupo de desconocidos que posiblemente estarían tan tensos como ellos, si es que no se arriesgaban a que pudieran atacarlos precisamente por defender su hogar ante extraños o bien, meter a esa chica en su hogar, arriesgarse a que pudiera querer hacerles daño desde dentro… Al menos podrían tenerla vigilada pensó cuando Nohlem tomó la iniciativa al cederle esa idea.
Ya había mentido con las distancias de su hogar, pues prefería que la disonancia le pillara de camino. Siempre le resultaba más complicado tener un recuerdo visual que uno verbal, por ello y en silencio, mirando a todos sus compañeros tan perdido como el resto rezó porque nadie diera más pistas de las necesarias. Con suerte no podría saber que calles había tomado con tan solo un viaje, eso debería de bastar para que nadie quisiera hacerles después una visita indeseada. Fueran o no inocentes sus compañeros no los conocía y con las bocas que debían alimentar le bastaba, no podía abarcar más y se estaba empezando a arrepentir de precisamente hacerlo con ella. Al menos, llevándola podrían cuidarla, era un punto medio en el que no sentirse un desgraciado pero poderse dar ese margen de desconfianza. Le ofrecería la mano hasta que pudiera hacerlo, hasta que socorrerla pudiera suponer un peligro para el resto.
-Igualmente, necesitamos salir rápido. Sé que estás adolorida y siento mucho tener que pedirte este esfuerzo pero es que quedarnos aquí es un riesgo para todos, cuando lleguemos a nuestra casa podremos curarte como es debido.
Si decidió agacharse a su lado fue para poder acudir a su empatía y de paso tratar de examinar de cerca cuánto de grave eran las heridas. Con tanto polvo le era difícil dar con nada más allá de algún corte o moratón, una consolación insuficiente pues si presentaba algo roto no lo sabrían hasta que se forzara a andar y si tuviera alguna contusión interna poco podrían hacer en el torreón más allá de esperar lo suficiente como para darle un final tan triste como el de Serena.
-Por cierto, me llamo Ethan, un placer conocerte Karin. Espero que al menos nuestros grupos puedan llevarse bien.
Le dedicó una sonrisa torpe, un intento de conciliación que más bien buscaba un tratado de paz. Si de verdad estaban dándoles caza lo que menos necesitaba era a otro torreón enemistandose con ellos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Barrio Quemado
06/05/24, 07:19 pm
El churumbel devolvió un leve asentimiento como respuesta al gesto tranquilizador del neoyorquino. Lo cierto es que la sonrisa calmada de Rick logró desvanecer parte de sus nervios. Al menos hasta que todos se dispusieron a ayudar a la desconocida.
No pudo hacer otra cosa que permanecer a un lado intrigado y miedoso a partes iguales. Sus amigos no dudaron en sacar a la chica de los escombros mientras que él a penas se internó con disimulo en el edificio. Si alguien preguntaba diría que estaba vigilando que a las cestas no le salieran de pronto patas de avestruz y éstas salieran corriendo despavoridas por las callejuelas.
No obstante, más allá de los susurros que traía el viento, el silencio de la ciudad era sepulcral y ni siquiera sus intentos por aislarse le impidieron escuchar lo que la joven tuvo que decir.
El pájaro poseía un grupo, al igual que Karin. Su mente no podía comprender si eso era bueno o malo por el momento. ¿Quizás pudieran contarle a sus compañeros lo que Sutileza hizo a Serena?
No tardó en obedecer las palabras de Airi, la preocupación del sanaí le instó a que arrastrara los pies hacia la entrada mientras que su corazón se disparaba cargado de dudas y bombeando con un ritmo tan vertiginoso que solo su propia curiosidad podía satisfacerle.
—Encantadu... yo soy Aniol —el temblor de su voz podía confundirse por la excitación propia de quien se alegraba al contar con un nuevo integrante pero cualquiera que le conociera lo suficiente podía adivinar que en realidad estaba luchando por silenciar sus propios demonios. En sus ojos había miedo por mucho que sus labios perfilaran una sonrisa—. ¿Hay... más niños en tu refugio? —una pregunta que tiempo atrás, como tantas otras cosas, habría tenido importancia, pero que ahora se entremezclaba con la sensación de peligro. Con tan solo diez años empezaba a comprender que camuflarse con el color gris de los adultos a veces podía mantenerlo vivo y que aquel cabello verde no era un pelo de fantasía. Tal vez le recordara al musgo de un bosque húmedo y cruel.
No pudo hacer otra cosa que permanecer a un lado intrigado y miedoso a partes iguales. Sus amigos no dudaron en sacar a la chica de los escombros mientras que él a penas se internó con disimulo en el edificio. Si alguien preguntaba diría que estaba vigilando que a las cestas no le salieran de pronto patas de avestruz y éstas salieran corriendo despavoridas por las callejuelas.
No obstante, más allá de los susurros que traía el viento, el silencio de la ciudad era sepulcral y ni siquiera sus intentos por aislarse le impidieron escuchar lo que la joven tuvo que decir.
El pájaro poseía un grupo, al igual que Karin. Su mente no podía comprender si eso era bueno o malo por el momento. ¿Quizás pudieran contarle a sus compañeros lo que Sutileza hizo a Serena?
No tardó en obedecer las palabras de Airi, la preocupación del sanaí le instó a que arrastrara los pies hacia la entrada mientras que su corazón se disparaba cargado de dudas y bombeando con un ritmo tan vertiginoso que solo su propia curiosidad podía satisfacerle.
—Encantadu... yo soy Aniol —el temblor de su voz podía confundirse por la excitación propia de quien se alegraba al contar con un nuevo integrante pero cualquiera que le conociera lo suficiente podía adivinar que en realidad estaba luchando por silenciar sus propios demonios. En sus ojos había miedo por mucho que sus labios perfilaran una sonrisa—. ¿Hay... más niños en tu refugio? —una pregunta que tiempo atrás, como tantas otras cosas, habría tenido importancia, pero que ahora se entremezclaba con la sensación de peligro. Con tan solo diez años empezaba a comprender que camuflarse con el color gris de los adultos a veces podía mantenerlo vivo y que aquel cabello verde no era un pelo de fantasía. Tal vez le recordara al musgo de un bosque húmedo y cruel.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Barrio Quemado
06/05/24, 08:21 pm
Agarrando uno de los cascotes, Damian atendió a la que se hizo llamar Karin con una sonrisa complacida por su buena vibra, expresión que ensanchó cuando la chica le regaló otra sonrisa y una respuesta aunque no conclusiva, aderezada con agradecimientos.
—¡No hay de qué! ¡Te echamos un cable! —sonriendo siguió a Rick, la nueva parecía maja.
Pero no todo eran buenas noticias. Karin empezó a explicar la situación que la envolvía a ella y, aparentemente, a su grupo. Damian se puso algo más serio, teniendo en cuenta la nueva información que llegó a sus oídos. No solo eran ellos, conque había más como ellos.
Sin embargo al que nunca contó como un ser vivo y ni siquiera como algo humano por mucho que hablase, otra vez fue el foco del desastre y encima con más gente detrás suyo. Damian apretó los dientes, frustrado de tener a ese puto pollo una y otra vez en su vida. Encima tenía que aparecer y joder la vida de los demás, ¿quién puñetas se creía que era el pajarraco feo ese?
Entre las reacciones del resto, Damian sujetó la funda de su arma con una expresión de enfado pero algo compungida pues, por lo que ha dicho, lo tenían cerca. Siempre arrastraba esa sensación, esa espina extraña de que cada vez que veía a ese pájaro algo dentro de él le hacía tener escalofríos, una suerte de mecanismo de supervivencia que le hacía recordar a la pelirroja y como acabó. Quería dejarlo tieso pero eso le ponía nervioso.
La chica salió de entre los escombros y la viga, estaba sucia y con rasguños pero mas allá de eso estaba entera. Daba pasos en círculos, escuchándola de nuevo y soltando bufidos por la nariz. A veces miraba por su alrededor, no había ruido pero había gente dedicada a putear las cestas con comida y no sabía como de cerca estaban. Ese desconocimiento le llevó a estar algo apurado con la situación. Puto pollo.
—¡Mhm! ¡Te vienes un momento y, no se, como han dicho ya buscamos a tus colegas cuando podamos! —asintió y ofreció sin saber por qué y por pura impulsividad. Le bailaban los dedos en la empuñadura—. Eh... Yo-yo me llamo Damian, el gusto es mío —dejando a un lado los nervios levantó una rápida mano para presentarse, tan fugaz como su mirada que no permanecía quieta, desconcentrada por un nervio que no podía controlar. ¿Y si el pollo estaba más cerca?—. ¿En nada nos vamos ya cagando leches? —alzó las cejas al dirigirse al resto, estirando una mueca apurada. No quería estar ahí, ya le había pillado más respeto a los animales desde aquella mañana.
—¡No hay de qué! ¡Te echamos un cable! —sonriendo siguió a Rick, la nueva parecía maja.
Pero no todo eran buenas noticias. Karin empezó a explicar la situación que la envolvía a ella y, aparentemente, a su grupo. Damian se puso algo más serio, teniendo en cuenta la nueva información que llegó a sus oídos. No solo eran ellos, conque había más como ellos.
Sin embargo al que nunca contó como un ser vivo y ni siquiera como algo humano por mucho que hablase, otra vez fue el foco del desastre y encima con más gente detrás suyo. Damian apretó los dientes, frustrado de tener a ese puto pollo una y otra vez en su vida. Encima tenía que aparecer y joder la vida de los demás, ¿quién puñetas se creía que era el pajarraco feo ese?
Entre las reacciones del resto, Damian sujetó la funda de su arma con una expresión de enfado pero algo compungida pues, por lo que ha dicho, lo tenían cerca. Siempre arrastraba esa sensación, esa espina extraña de que cada vez que veía a ese pájaro algo dentro de él le hacía tener escalofríos, una suerte de mecanismo de supervivencia que le hacía recordar a la pelirroja y como acabó. Quería dejarlo tieso pero eso le ponía nervioso.
La chica salió de entre los escombros y la viga, estaba sucia y con rasguños pero mas allá de eso estaba entera. Daba pasos en círculos, escuchándola de nuevo y soltando bufidos por la nariz. A veces miraba por su alrededor, no había ruido pero había gente dedicada a putear las cestas con comida y no sabía como de cerca estaban. Ese desconocimiento le llevó a estar algo apurado con la situación. Puto pollo.
—¡Mhm! ¡Te vienes un momento y, no se, como han dicho ya buscamos a tus colegas cuando podamos! —asintió y ofreció sin saber por qué y por pura impulsividad. Le bailaban los dedos en la empuñadura—. Eh... Yo-yo me llamo Damian, el gusto es mío —dejando a un lado los nervios levantó una rápida mano para presentarse, tan fugaz como su mirada que no permanecía quieta, desconcentrada por un nervio que no podía controlar. ¿Y si el pollo estaba más cerca?—. ¿En nada nos vamos ya cagando leches? —alzó las cejas al dirigirse al resto, estirando una mueca apurada. No quería estar ahí, ya le había pillado más respeto a los animales desde aquella mañana.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Barrio Quemado
07/05/24, 10:21 am
Connor hizo caso omiso a los agradecimientos de la que se presentaba como Karin, mientras seguía empeñado junto a sus compañeros en mover aquella pesada viga de madera. La chica estaba jodidamente atrapada entre los escombros y lo más probable es que no pudiera caminar, pero hasta que no estuviera todo despejado no podían saberlo. El motero tenía muchas dudas, sumado a la desconfianza característica que sentía ante cualquier puñetera cara nueva. Fue cuando la desconocida habló que parte de la fuerza de Connor se desvaneció durante unos segundos: dejó de empujar la viga para solo mantenerla entre sus manos. Un grupo. Pertenecía a un puto grupo y fue atacado por otro... Aquello le puso algo nervioso y Connor frunció el ceño mientras seguía escuchando. Eso no era bueno ni de puta coña. No fue hasta que mencionó a ese "pájaro escamoso" que los ojos de Connor se abrieron como platos, sin llegar a digerir bien la noticia y buscando con la mirada al resto. ¿Ese cabrón hijoputa con alas no era entonces un puto monstruo? ¿O sí lo era pero ese grupo estaba tan loco como para tratar con él? Fuera como fuera ahora la situación con ese pájaro era más peligrosa... Porque ahora sabían que no andaba solo.
-Mierda...- Murmuró entre dientes a la par que una fuerza renovada le instaba a terminar con aquella situación y sacar a Karin de allí. Pronto lograron sacarla de debajo de la viga de madera con cuidado y bajo las indicaciones de Räg, pero Connor no se molestó en tratar de ver cómo estaban sus heridas al ver que algunos de sus compañeros ya se molestaban en hacerlo. En cambio fue a la entrada del edificio donde había dejado en el suelo la maza y la recogió, para luego echar un vistazo al exterior con el rostro ceñudo mientras Aniol se metía un poco más adentro. En el exterior no veía a nadie a la vista, pero eso no significaba que no hubiera nadie... Connor se volvió adentro para seguir escuchando las palabras de Karin.
No tenía las piernas rotas pero no podía andar. No sabía dónde estaba su grupo porque los había perdido, pero tampoco sabría donde estaban los atacantes como era obvio. No sabía NADA que les pudiera ser útil en aquellos momentos, pero parecía que ahora tenían que cargar con ella y llevársela de allí. Por su parte Connor no estaba seguro de una mierda. ¿Era seguro ayudarla sabiendo lo que ahora sabían? Hasta entonces solo habían sufrido las putadas del pájaro... ¿Y si por ayudar a Karin aquel grupo entero iba en su contra? Una parte de él no tenía miedo de que fuera así, la otra recordaba que sobrevivían con niños.... Entonces, ¿por qué cojones algunos de sus compañeros eran tan firmes con llevarla de vuelta al torreón o buscar a sus compañeros más tarde? Por segunda vez en aquel día, pensó que esa situación con los Wyverns habría sido mucho más fácil.
-Connor-. Se presentó de forma escueta mientras echaba un rápido vistazo hacia la entrada. Su expresión era ceñuda, incómoda y tensa. El motero dio un paso hacia adelante antes de responderle a Damian.- Si, nos vamos de aquí cagando leches pero...- Connor dirigiría la mirada hacia el resto de compañeros.- No estoy muy seguro de toda esta mierda, que lo sepáis. Más nos vale que no nos vean ayudarla o vamos a tener un problema peor que el puto veneno...- En aquel instante le daban miedo mucha cosas: el peligro de una represalia, el peligro de que ese grupo estaba ahí fuera cazando a gente.... Pero sobre todo tenía miedo de decir con claridad lo que pensaba, joder... Que creía que lo mejor era dejarla allí después de saber lo que sabían, que no merecía la puta pena preocuparse tanto por esa desconocida. Tenía miedo de lo que pudieran pensar de él por dar aquella opinión. Y aún así tenía que decirlo de alguna forma. -Creo que todo esto es correr un puto riesgo...que no deberíamos...- Murmuró con la vista fija en sus compañeros y saltando de uno a otro. Finalmente suspiró con cansancio y se encogió de hombros, luego dirigió la mirada hacia Karin mientras le seguía hablando a sus compañeros. -Pero si soy el único que piensa así la cargaré en la puta espalda... Tampoco estamos para discusiones ahora, joder...-
Se dijera lo que se dijera Connor seguiría la estela que marcaran el resto de sus compañeros. No estaba de acuerdo con ayudarla y todo lo aprendido con los Wyverns le decía que era un puto riesgo preocuparse tanto por esa desconocida. Pero justamente se trataba de eso: ya no estaba con los Wyverns. Y para algunos aspectos le gustara o no... Tenía que moverse en la misma dirección que ellos.
-Mierda...- Murmuró entre dientes a la par que una fuerza renovada le instaba a terminar con aquella situación y sacar a Karin de allí. Pronto lograron sacarla de debajo de la viga de madera con cuidado y bajo las indicaciones de Räg, pero Connor no se molestó en tratar de ver cómo estaban sus heridas al ver que algunos de sus compañeros ya se molestaban en hacerlo. En cambio fue a la entrada del edificio donde había dejado en el suelo la maza y la recogió, para luego echar un vistazo al exterior con el rostro ceñudo mientras Aniol se metía un poco más adentro. En el exterior no veía a nadie a la vista, pero eso no significaba que no hubiera nadie... Connor se volvió adentro para seguir escuchando las palabras de Karin.
No tenía las piernas rotas pero no podía andar. No sabía dónde estaba su grupo porque los había perdido, pero tampoco sabría donde estaban los atacantes como era obvio. No sabía NADA que les pudiera ser útil en aquellos momentos, pero parecía que ahora tenían que cargar con ella y llevársela de allí. Por su parte Connor no estaba seguro de una mierda. ¿Era seguro ayudarla sabiendo lo que ahora sabían? Hasta entonces solo habían sufrido las putadas del pájaro... ¿Y si por ayudar a Karin aquel grupo entero iba en su contra? Una parte de él no tenía miedo de que fuera así, la otra recordaba que sobrevivían con niños.... Entonces, ¿por qué cojones algunos de sus compañeros eran tan firmes con llevarla de vuelta al torreón o buscar a sus compañeros más tarde? Por segunda vez en aquel día, pensó que esa situación con los Wyverns habría sido mucho más fácil.
-Connor-. Se presentó de forma escueta mientras echaba un rápido vistazo hacia la entrada. Su expresión era ceñuda, incómoda y tensa. El motero dio un paso hacia adelante antes de responderle a Damian.- Si, nos vamos de aquí cagando leches pero...- Connor dirigiría la mirada hacia el resto de compañeros.- No estoy muy seguro de toda esta mierda, que lo sepáis. Más nos vale que no nos vean ayudarla o vamos a tener un problema peor que el puto veneno...- En aquel instante le daban miedo mucha cosas: el peligro de una represalia, el peligro de que ese grupo estaba ahí fuera cazando a gente.... Pero sobre todo tenía miedo de decir con claridad lo que pensaba, joder... Que creía que lo mejor era dejarla allí después de saber lo que sabían, que no merecía la puta pena preocuparse tanto por esa desconocida. Tenía miedo de lo que pudieran pensar de él por dar aquella opinión. Y aún así tenía que decirlo de alguna forma. -Creo que todo esto es correr un puto riesgo...que no deberíamos...- Murmuró con la vista fija en sus compañeros y saltando de uno a otro. Finalmente suspiró con cansancio y se encogió de hombros, luego dirigió la mirada hacia Karin mientras le seguía hablando a sus compañeros. -Pero si soy el único que piensa así la cargaré en la puta espalda... Tampoco estamos para discusiones ahora, joder...-
Se dijera lo que se dijera Connor seguiría la estela que marcaran el resto de sus compañeros. No estaba de acuerdo con ayudarla y todo lo aprendido con los Wyverns le decía que era un puto riesgo preocuparse tanto por esa desconocida. Pero justamente se trataba de eso: ya no estaba con los Wyverns. Y para algunos aspectos le gustara o no... Tenía que moverse en la misma dirección que ellos.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Barrio Quemado
07/05/24, 01:26 pm
Solo pudo ver la reacción de algunos y escuchar las palabras de Airi y Connor, pero no era complicado imaginarse el impacto que había tenido la noticia en todos. Las semanas pasadas habían sido tensas por culpa de los planes de Sutileza para fastidiarles, ahora que sabían que había todo un grupo iban a tener que replantearse mucho, empezando por la idea de capturarlo. ¿Sería posible siquiera? De momento tenían otras cosas más importantes allí mismo, pero Rick se guardó todas sus dudas para luego.
-Claro- respondió a la petición de Karin, acercándose al momento a la piedra y dejando a la chica sentada con mucho cuidado, soltándola solamente cuando ya estaba apoyada en el sitio. El neoyorquino le dejó algo de espacio ahora que estaba libre, atento para cuando quisiera levantarse. Asintió a los ánimos del mjörní, añadiendo: -Es complicado reaccionar en situaciones así.- Y si no que le preguntaran a ellos, que empezaban a estar demasiado acostumbrados a lidiar con el peligro inminente, acabara siendo real o un susto como esa noche.
Se cruzó de brazos cuando la chica respondió a su pregunta, frunciendo un poco el ceño con la otra parte de su explicación. Después de que les estuvieran fastidiando las cestas no le extrañaba en absoluto que hicieran algo similar con el resto de bañeras, pero seguían siendo malas noticias. -Exacto- contestó a la duda de Räg. Lo más lejos que habían ido en esa dirección era a la plaza donde les atacaron las ratas con púas y realmente no había tanta distancia hasta su torreón. También estaba en lo correcto de qué probablemente su hogar estaba más cerca, aunque desde luego no tanto como Nohlem y Ethan lo estaban vendiendo. Tampoco es que pensara corregirles cuando Karin se encontraba tan angustiada y la idea le parecía bien.
-Yo soy Rick- se sumó amigablemente a los saludos levantando brevemente la mano. Ya que el británico la estaba examinando por si tenía alguna herida grave aprovechó para fijarse desde donde estaba, aunque si las había no parecía que fueran visibles. Tal como había mencionado, tendrían que esperar a llegar al refugio para asegurarse de sus daños.
De momento estaba de acuerdo con las propuestas del grupo, aunque aquello cambio en cuanto el motero expresó su opinión de todo aquello. El neoyorquino se cruzó de brazos, con una expresión más seria y extrañada a medida que Connor hablaba. Podía entender el peligro que representaba ese nuevo grupo, pero si Sutileza estaba con ellos como mínimo seguramente supieran de su existencia a esas alturas. Desde luego era extraño que no les hubieran intentado dañar tan directamente desde los primeros encontronazos, aunque tal vez la flecha de Nohlem hubiera influido para que el pájaro y su grupo fueran con más cautela con ellos. En cualquier caso, aunque ayudar a alguien solo y herido les pusiera en una situación vulnerable, era un riesgo que correría incluso si tenía que hacerlo solo. Todos allí estaban igual de jodidos, no iba negarle la ayuda a otra superviviente que lo necesitaba y menos cuando parecía tener buenas intenciones, al fin y al cabo ya lo habían hecho con Aria.
Que Connor cediera lo tranquilizó y no llegó a decir nada al respecto, aunque probablemente su expresión había sido suficiente para hacerse una idea. Se giró hacia Karin y dijo con calma: -En cuanto estés lista deberíamos marcharnos- Probablemente cuanto antes volvieran menos posibilidades tendrían de llevarse una terrible sorpresa, aunque tampoco quería presionarla hasta que se recuperara un poco de haber estado atrapada.
-Claro- respondió a la petición de Karin, acercándose al momento a la piedra y dejando a la chica sentada con mucho cuidado, soltándola solamente cuando ya estaba apoyada en el sitio. El neoyorquino le dejó algo de espacio ahora que estaba libre, atento para cuando quisiera levantarse. Asintió a los ánimos del mjörní, añadiendo: -Es complicado reaccionar en situaciones así.- Y si no que le preguntaran a ellos, que empezaban a estar demasiado acostumbrados a lidiar con el peligro inminente, acabara siendo real o un susto como esa noche.
Se cruzó de brazos cuando la chica respondió a su pregunta, frunciendo un poco el ceño con la otra parte de su explicación. Después de que les estuvieran fastidiando las cestas no le extrañaba en absoluto que hicieran algo similar con el resto de bañeras, pero seguían siendo malas noticias. -Exacto- contestó a la duda de Räg. Lo más lejos que habían ido en esa dirección era a la plaza donde les atacaron las ratas con púas y realmente no había tanta distancia hasta su torreón. También estaba en lo correcto de qué probablemente su hogar estaba más cerca, aunque desde luego no tanto como Nohlem y Ethan lo estaban vendiendo. Tampoco es que pensara corregirles cuando Karin se encontraba tan angustiada y la idea le parecía bien.
-Yo soy Rick- se sumó amigablemente a los saludos levantando brevemente la mano. Ya que el británico la estaba examinando por si tenía alguna herida grave aprovechó para fijarse desde donde estaba, aunque si las había no parecía que fueran visibles. Tal como había mencionado, tendrían que esperar a llegar al refugio para asegurarse de sus daños.
De momento estaba de acuerdo con las propuestas del grupo, aunque aquello cambio en cuanto el motero expresó su opinión de todo aquello. El neoyorquino se cruzó de brazos, con una expresión más seria y extrañada a medida que Connor hablaba. Podía entender el peligro que representaba ese nuevo grupo, pero si Sutileza estaba con ellos como mínimo seguramente supieran de su existencia a esas alturas. Desde luego era extraño que no les hubieran intentado dañar tan directamente desde los primeros encontronazos, aunque tal vez la flecha de Nohlem hubiera influido para que el pájaro y su grupo fueran con más cautela con ellos. En cualquier caso, aunque ayudar a alguien solo y herido les pusiera en una situación vulnerable, era un riesgo que correría incluso si tenía que hacerlo solo. Todos allí estaban igual de jodidos, no iba negarle la ayuda a otra superviviente que lo necesitaba y menos cuando parecía tener buenas intenciones, al fin y al cabo ya lo habían hecho con Aria.
Que Connor cediera lo tranquilizó y no llegó a decir nada al respecto, aunque probablemente su expresión había sido suficiente para hacerse una idea. Se giró hacia Karin y dijo con calma: -En cuanto estés lista deberíamos marcharnos- Probablemente cuanto antes volvieran menos posibilidades tendrían de llevarse una terrible sorpresa, aunque tampoco quería presionarla hasta que se recuperara un poco de haber estado atrapada.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Barrio Quemado
07/05/24, 01:41 pm
Airi se sintió mal al escuchar la historia de Karin. Si a elle le hubiese pasado aquello estaría temblando de miedo, deseando reunirse con sus compañeros cuanto antes. No podía negarle ayuda, y aunque las preocupaciones que más tarde expondría Connor también pasaron fugazmente por su mente, no era capaz de plantearse dejarla allí. Incluso si no se podía reunir con sus compañeros, con ellos estaría bien el tiempo que fuese necesario. Nadie habían elegido estar allí, y ellos tampoco se conocían antes de aquel fatídico día que despertaron en el edificio ruinoso.
—Ah… Yo me llamo Airi —agregó tras la presentación de varios de sus compañeros. Primero el miedo al oír la llamada de socorro, y después el peso de su historia, Airi llevaba un rato sin sentirse en su propia piel. Desde luego estaba de acuerdo con recoger las cestas y marcharse de allí lo antes posible.
Cuando Connor habló, Airi miró en su dirección, y luego al suelo. A Karin no se atrevía. ¿Qué estaría pensando al oír aquello? Tal vez lo entendería, si su grupo se había enfrentado también al pájaro y los suyos habrían sufrido reveses que los volviesen desconfiados.
—Lo mejor será irnos cuanto antes —murmuró, solo para dar su opinión al respecto sin responder de forma directa. Miró fugazmente a la chica sentada, esperando que accediese sin problema a ser cargada por alguien que había mostrado dudas al respecto de llevársela.
—Ah… Yo me llamo Airi —agregó tras la presentación de varios de sus compañeros. Primero el miedo al oír la llamada de socorro, y después el peso de su historia, Airi llevaba un rato sin sentirse en su propia piel. Desde luego estaba de acuerdo con recoger las cestas y marcharse de allí lo antes posible.
Cuando Connor habló, Airi miró en su dirección, y luego al suelo. A Karin no se atrevía. ¿Qué estaría pensando al oír aquello? Tal vez lo entendería, si su grupo se había enfrentado también al pájaro y los suyos habrían sufrido reveses que los volviesen desconfiados.
—Lo mejor será irnos cuanto antes —murmuró, solo para dar su opinión al respecto sin responder de forma directa. Miró fugazmente a la chica sentada, esperando que accediese sin problema a ser cargada por alguien que había mostrado dudas al respecto de llevársela.
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