Torreón Letargo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegamos a las afueras del torreón, que esta completamente cubierto de enredadera, a primera vista no se ve la puerta, así que me pongo a buscarla ...
-Ayudarme por favor - les pido a Elliot y a Gael - ...
Comienzo a golpear con la punta del bate suavemente sobre las enredaderas, esperando oír algo que no sea la madera golpeando contra la piedra bajo de las enredaderas ...

Vacuum vuelve a hablar para todos y me quedo pensando...Tiene toda la razón. Y yo soy de los mayores y de los que voy a por las cestas en el burdel, si yo me hundo, qué será de Dirke y los demás? Sacudo la cabeza...No, maldita ciudad, no nos vencerás tan pronto.
Pero Elliot me dice algo y miro a la chica, luego respondo, algo nervioso
-Ser...una chica...sí, me gustó...Fue interesante...sí...-Callando, por supuesto, que no es solo eso lo que me gustó. Cain retoma la conversación y asiento varias veces, pero cuando voy a responder, a decir lo que pienso, dice algo de comida siciliana...Me encojo de hombros y respondo-Vale.
Pero sigo pensando, pues Cain ha dicho algo realmente interesante <<Hacernos más fuertes...Pero...Si la ciudad quisiera comernos, ¿por qué iba a hacernos más poderosos? ¿Acaso quiere divertirse con nosotros? ¿Y si la ciudad y la Luna están enfrentadas? Y hay algo no encaja en Elliot, en lo que dijo antes...Esto es de locos...
-¿Necesitas ayuda, Cain? Necesito distraerme...Voy a enloquecer de tanto pensar...Falso. No puede suceder tal cosa, tenéis razón tú y Vacuum...-de pronto miro a Elliot.-¿Has tomado algo frío últimamente? No quisiera tener que apuntar a mi lista mental de sucesos raros ese problema con tu voz...-digo con la voz apagada, pues la única explicación que le veo, aunque no quiera, es que eso está ligado a lo de transformarnos, como todo lo que nos pasa a algunos.

Nia ve como mira el pan y se acuerda que los humanos no escupen tinta. Le enseña el pan.
-Ah, no...No estoy herida. Esto se llama tinta. Los de mi especie lo usamos para muchas cosas y a veces...nos sale sin querer...-dice intentando explicarse torpemente.-¡Pero es comestible!-dice empeorando las cosas. Se limpia lo mejor que puede para que no quede rastro alguno de tinta, ni si quiera un borrón.
-¿Ves? Ya está...Ya no me sale más-dice intentado sonreir. La verdad es que le parecia raro que tuviera que explicarle a alguien lo que era su tinta. Era como tener que decirle para que servian las manos o los ojos...

Después de todo el día vagando por el torreón, explorándolo, llego hasta la cocina. Tengo bastante hambre. Sin embargo, no me parece de muy buena educación ir cogiendo comida por ahí en un refugio que ni siquiera es en el que habito.

Claro, no había caído... O sea que en eso también se parecía a un calamar. Me sonrojo ante la idea, tal vez le resultaría ofensivo si se lo llego a decir. En lugar de eso opto por sonreír tranquilamente y cambiar de tema.
-Por... por cierto, ¿sabes el libro...?

En ese momento entra alguien en la cocina. Ah, es una chica del burdel, vino con los demás anoche, aunque todavía no sé su nombre. Parece que se queda parada mirando la comida. Tal vez tiene hambre.
-Ho.. ¿hola? -le digo-. ¿Vienes a comer?
Seguramente alguien prepare la comida pronto, pero es de mala educación no ofrecer. Hoy al menos hay bastante comida para todos. Le sonrío a la chica tímidamente en un intento por que no se sienta cortada.

-Si hay suficiente... -contesto con lentitud, ante el ofrecimiento. Después, me doy cuenta de que ni siquiera he sido lo suficientemente cortés como para saludar primero-. Por cierto, perdón por ser tan maleducada como para no haberme presentado siquiera. Me llamo Martalar,

Escucho lo que dice Cain y asiento ... mas fuertes, quizá sea cierto, nos haremos mas fuertes y podremos salir sin tanto temor a que nos pase algo, si somos como ellos puede que no resulten tas duros de vencer ... Elliot, Jack y Helli también parecen de acuerdo, parece que tengo algo de razón, no debemos derrumbarnos ... miro curioso a Jack cunado comenta con Elliot lo de su disfraz en la casa Gamides, y sonrío ante lo que se calla Jack, no se que es, pero se le nota ...
-De acuerdo - le digo a Cain poniendome en pie, me ha entrado hambre y me apetece probar algo nuevo - ... te ayudamos si quieres - digo tendiéndole la mano y ayudandole a levantarse, también ayudo a Elliot a ponerse en pie - ... os espero abajo ...
Entro al torreón y bajo hasta la primera planta, veo a Nia, a Gael y a Martalar y los saludo con la mano y una sonrisa, me dirijo a la cocina y dejo la guitarra apoyada en la pared, me arremango la sudadera y me pongo a ordenar un poco la cocina, despejando la mesa para preparar las cosas bien, cuando acabo me apoyo en la encimera y espero a que bajen los demás ...
-No te preocupes, vamos a hacer la cena ahora, podrás comer algo - le digo a Martalar - ... ¿puedo llamarte Marta? - le pregunto con un sonrisa - ...

-Claro -le contesto a Vacuum con una sonrisa.
Mi estómago ruge. Hum... Realmente tengo hambre.
Sin embargo, antes de sus palabras, Vacuum ha comenzado a ordenar la comida, lo que debe significar que pronto empezará a prepararla.

-Y yo me llamo Nia.-dice con la mano en alto.
Iba a preguntarle a Gael sobre su libro que habia mencionado antes, pero gente comienza a entrar en la cocina y tras limpiarse obsesivamente labios y menton les saluda.
-¡Hola a todos!-
<<Mejor que no se den cuenta de la tinta. Podria salir mal...>>

Escucho todo lo que dicen con atención. Así que algunos han empezado a notar cambios ya... Eso, por una parte, me asusta. No quiero ser la próxima. Tengo miedo de lo que pueda pasar conmigo en estos días, pero no dejo que se me note. me quedo pensativa, dándole vueltas a todo esto, cuando Caín se ofrece para prepararnos la cena. Lo miro.
- ¿Eh? ¡Ah! Suena bien - respondo. La verdad es que tengo hambre, así que los sigo escaleras abajo, en silencio. Cuando llegamos a la planta baja, nos encontramos con Nia, Gael y Martalar. Los saludo con un gesto y espero.
- Caín, si necesitas ayuda... Cuenta también conmigo - me ofrezco.

Después de un intenso día de práctica, Yip baja a la cocina y antes de saludar a nadie, se desploma en una silla, sudoroso, y apoya la cabeza y los brazos sobre la mesa

-Hambre-musita, en su mundo, después, levanta la cabeza y ve al resto



-Andá, hola a todos ¿puedo unirme a vuestra cena?-saluda, intentado esbozar una cansada sonrisa-me duelen todos los huesos, sobre todo las piernas de darme golpes con la espadas, mirad como las tengo-añade mientras se levanta una pernera hasta la rodilla, mostrando la zona tibial repleta de moratones