Torreón Letargo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegamos a las afueras del torreón, que esta completamente cubierto de enredadera, a primera vista no se ve la puerta, así que me pongo a buscarla ...
-Ayudarme por favor - les pido a Elliot y a Gael - ...
Comienzo a golpear con la punta del bate suavemente sobre las enredaderas, esperando oír algo que no sea la madera golpeando contra la piedra bajo de las enredaderas ...

-Jeje...nada.-la sonrisa nerviosa de Nia no se borra e intenta distraer a Gael pero el chico alarga la mano para intentar abrir la puerta asi que ella le coge del brazo y tira de él escaleras abajo hacia la cocina.
-Y me estabas contando que estabas haciendo cena...¿Qué has hecho?-preguntó Nia ladeando la cabeza mientras bajaban las escaleras.

-O... oooye... -le digo cuando tira de mi intentando distraerme-. Estoy cociendo pescado, pero no me has dicho que ha sido ese estallido. -Nia me sigue arrastrando por las escaleras, ignorándome-. Nia, dime al menos que estás bien... y el baño...
Parece nerviosa pero no herida, al menos. Me pregunto qué habrá podido estallar allí dentro y por qué. Es sospechoso que no quiera decírmelo y me frustra que no quiera decírmelo. Si ha roto algo puedo intentar ayudarla a repararlo. Cuando llegamos a la planta baja me doy cuenta de que el pescado ya huele a cocinado y me apresuro hacia la olla para comprobar que no se está quemando. Mientras revuelvo con un cucharón vuelvo a mirar a Nia inquisitivamente.
-Si no me lo dices acabaré enfadándome -bromeo con cara seria mientras vuelvo a tapar la olla-. Esto casí está -murmuro-. Vamos... si has hecho algo malo igual puedo ayudarte a arreglarlo.
La miro suplicante.

Nia dudó, al principio, estaba resoluta a no contarle nada, pero se tomó demasiado en serio la broma de Gael así que decidió contárselo.
-Te lo contaré. pero espera aquí...-dijo Nia saliendo por la puerta. Al poco rato se volvió a asomar por la puerta.-No...No mires...-se sonrojó y subió escaleras arriba para coger un camisón blanco y bajo deprisa otra vez. Se echó el camisón blanco por encima y suspiró, relajándose. Sus dedos formaron la postura y, tras concentrarse, volvió a formar aquel romboide metálico. Levantó el camisón para comprobar que le colgaban las piernas. Tragó saliva, no sabia si Gael se enfadaría o le gustaría pero había llegado demasiado lejos como para echarse atrás. Resopló y entró en la cocina. El camisón tapaba su cuerpo así que Nia se lo remangó lo suficiente como para que se le vieran las piernas.
-Lo...lo he descubierto hace poco...-dijo casi en un susurro.-No son de verdad, altero la luz y creo ilusiones...He pensado que echaba de menos mis piernas y...-Nia tragó saliva iba a coger al toro por los cuernos. Su cara se puso roja como un tomate y se lanzó al ruedo, tartamudeando.-¿T-t-te gu-gu-gusto a-a-así?-
Nia no se lo podía creer, lo había dicho y ahora se arrepentía se soltó el camisón que cayó al suelo y negó con la cabeza.
-Mejor, olvidalo...es una tontería...-intentó excusarse.

Nia cede y desaparece sonrojándose. ¿Qué he dicho? Pensé que no me tomaría en serio. Mientras espero revuelvo la cazuela pasmado, mientras la escucho subir las escaleras y bajar de nuevo. Al poco rato regresa a la cocina con un camisón largo puesto y la miro interrogante. Se sube un poco el camisón y veo dos piernas donde solían estar sus tentáculos... donde deberían estar sus piernas antes de la luna.
-¿Pero q... qué...? -comienzo a decir mientras suelto el cucharón. Ella empieza a dar sus explicaciones en un susurro. ¿Echa de menos sus piernas? Entiendo su postura... el cambio... todos hemos cambiado, pero no todos han perdido algo tan importante como Elliot o ella.
Cuando me pregunta si me gusta apenas me da tiempo a responder. Está muy nerviosa y solo por esto. Me ha pillado por sorpresa pero no es para tanto.
-No es ninguna tontería -le digo, acercándome-. Claro... claro que me gusta, pero tanto como normalmente. Pero no necesitas echar de menos tus piernas... eres como eres. -Me froto un brazo tímidamente y después alargo la mano para coger la suya-. Eres perfecta así, es como eres, y si te preocupa que yo no lo piense, sí lo pienso. -Me sonrojo y la atraigo hacia mí para darle un corto abrazo-. A mí me gustas de cualquier manera -susurro-. Además tienes un poder muy interesante.
Me separo y vuelvo hacia la olla para extinguir el fuego. Olisqueo el aire y me vuelvo hacia ella.
-Ah, y no me has dicho el por qué del estallido del baño -añado sonriendo pícaramente-. ¿Es que querías distraerme de eso?

Nia contuvo la respiración mientras Gael hablaba. No solo le agradó profundamente lo buena persona que era el chico, sino que, aparte de preocuparse por ella más de lo que merecía, juraría haberle escuchado decir que le gustaba como se veía ella. Que le gustaba...Nia se quedó ensimismada en los ojos del chico. Después, se abrazaron, y lo que duró unos instantes, para Nia fue mucho más. Finalmente se separaron. Gael le preguntó por lo del estallido del baño.
-No...es que...verás...-La chica atrajo el romboide para sí y se lo enseñó.- Aquí se concentra normalmente el poder, si esto se rompe, estalla con mucho ruido, y, ahora...el baño esta un poco destrozado...-admitió Nia, cabizbaja.
Algo le decía a Nia que confirmase las palabras del chico. Necesitaba volver a oírlas, como, si fuera un sueño que no pudiera creer. Pero Nia negó la con la cabeza e intentó apartar esa necesidad imperiosa.
<<No puede ser, si eso fuera así, seria como si fuéramos... fuéramos...>>Nia se manoteo la cara y se dio cuenta de que había quedado muy estúpida delante del chico así que no se le ocurrió otra cosa que sonreír estúpidamente.

Aparto la olla mientras Nia me enseña el artefacto y atiendo a sus explicaciones. Escurro el agua de la cazuela y la pongo en la mesa, apartando la tapa. La comida humea sobre la mesa y no huele demasiado apetitoso, aunque nunca me ha entusiasmado el pescado.
-¿El baño está destrozado? Tal vez podamos arreglarlo con un hechizo mientras enfría la comida. ¿Vienes?
Subo las escaleras y abro la puerta para ver el desastre que ella había comentado. Me encuentro una polvareda y la pared agrietada. La miro y me río.
-¿Esto era el problema? No te preocupes, lo arreglamos enseguida. -Trato de recordar el hechizo de reparar. Hace falta mucho poder para reparar la pared, pero creo que todavía es posible. Me concentro y realizo el hechizo, que muy lentamente empieza a dejar la pared como solía estar. La miro satisfecho, aunque agotado, y me vuelvo hacia Nia sonriendo-. ¿Ves? Todo solucionado. No tenías por qué no decírmelo. ¿Vamos a comer?
Agarro a Nia de la mano y la llevo escaleras abajo para invitarla a sentarse. Aparto su silla y le pongo un plato delante.
-Sírvete cuanto quieras... no creo que esté muy bueno... Lo siento. No sé cocinar -me sonrojo y tomo asiento, avergonzado. Espero a que se sirva y me echo un poco también. Sabe a pescado hervido sin más, más soso imposible-. Lo siento, está malísimo. Ojalá estuviese aquí Vac.

Nia se sonrojó avergonzada al ver que Gael vio el destrozo que había causado pero el chico le quitó importancia y, juntos, repararon como pudieron el baño. Nia sonrío a Gael, agradecida por su ayuda. Luego el chico propone ir a cenar.
-¡Vale!-responde Nia, feliz.
Nia se sentó a la mesa con hambre y Gael trajo la comida, el pescado de ayer que se había mantenido con magia. Gael critica su propia comida sin ni si quiera haberla probado, eso hace que Nia haga un puchero.
-¡No lo sabrás sino lo pruebas! ¿Verdad?-dijo, y cogió los cubiertos.-¡Qué aproveche!-y comenzó a comer. Según Gael, sabia fatal. No le parecía tan malo a Nia, que estaba acostumbrada a comérselos crudos, como bien se los ofrecía la naturaleza.
-Al menos están cocinados.-dijo Nia, soltando lo primero que se le había ocurrido.
-La verdad es que Vacuum y los demás faltan...estamos tú y yo solos...De seguro que están en el torreón.-otro puchero se asomó en el rostro de Nia, recordando los días de soledad.-¿¡Porque no se van a vivir ahí!? Si tan cómodos están...Se van con tanta paz como con la que me dejan...-Nia siguió comiendo, a esperar lo que tenia que decir Gael.

A Nia no parece importarle que la comida esté nefasta. O lo disimula bastante bien. Lo que he cocinado va bajando, aunque sea de mala gana, y Nia mientras habla.
-No seas tan dura con ellos, tienen sus motivos. ¿Qué te parece si les hacemos una visita? Mañana, quiero decir, hoy ya es tarde para salir, ¿no? -Mastico un bocado y sigo hablando-. Hace que no los vemos y quiero saber qué tal están... no creo que estén mal, bueno, pero hace mucho que no les veo, no sabemos cómo están.
Cuando termino de coger recojo la mesa y, como siempre solía hacer Vacuum me pongo a fregar los platos. Miro de reojo a Nia y entonces se me cae un plato al fregadero, estallando en pedazos. Grito con el susto y me vuelvo hacia ella, con cara de preocupación. No doy una hoy. Seguro que piensa que soy torpe. Y encima no me queda magia para reparar el plato, los amuletos se han descargado y no queda ningún otro cargado en el torreón.
-¡Lo siento! Soy tonto... ¿Te queda magia para repararlo? -pregunto cabizbajo-. Mis amuletos están vacíos.

Nia se cruzó de brazos y resopló.
-Seguro que están en medio del caos ahí y no pueden hacer nada sin nosotros.-bromeo Nia.-¡Qué remedio! Tendremos que ir a visitarles...-Nia río. Ayudó a recoger a Gael y se pusieron a fregar. Gael tuvo un momento malo y se le cayó un plato, rompiéndose. Nia no se dio cuenta hasta oír el ruido y dio un respingo un chillido. Gael estaba seco de fuerzas y le pidió ayuda a Nia.
-No lo tengo muy dominado el hechizo pero...-Nia se concentró y algunos trozos se volvieron a unir, formando el plato pero algunas de las esquinas y bordes, seguían rotos, negándose a volverse a unir. Nia hizo un puchero. Unió sus dedos indice y pulgar y en cuanto lo hizo un romboide del tamaño de una hormiga cayó al plato, aparentemente, reparándolo completamente.
-¡Jum! ¡Reparado!...más o menos...-
Nia se bostezó y parpadeo lentamente. Comenzaba a tener sueño.
-Gael, empiezo a tener sueño, creo que me voy a dormir ya...-dijo frotándose los ojos. Justo cuando el chico le iba a desear las buenas noches, otra Nia apareció enfrente suya y le dio un beso en la nariz. La ilusión de la segunda Nia río, mientas le enseñaba un pequeño romboide que Gael había tenido en el pelo todo el rato. Otra Nia apareció en las escaleras y las tres rieron y hablaron a la vez.
-Como me voy a divertir con todos mañana...Y ahora si que si, buenas noches.-hizo una reverencia cómica y los dos clones, los que no estaban en la escalera, desaparecieron y la verdadera Nia subió las escaleras y se metió en la bañera. Su broma le había costado bastante poder mágico así que, exhausta, se durmió enseguida.

Nia se ofrece a ayudarme aunque no muy convencida, y repara el plato más o menos, incluyendo una ilusión que repara solo aparentemente los bordes que faltan. Pero es más que suficiente con lo que ha hecho, el plato es utilizable. Después se despide y empiezo a darle las buenas noches cuando otra Nia aparece frente a mí y me da un beso en la nariz que no llego a sentir. Aturdido me sonrojo y la busco con la mirada, pero veo que aparece otra en la escalera.
-Pero qué... -alcanzo a decir-. No deberías ir engañando a la gente con este truco -murmuro haciéndome el ofendido-. Mañana...
No me da tiempo a decirle más, porque se despide teatralmente y se va escaleras arriba. La sigo y me encuentro la puerta del baño ya cerrada, pero aun así murmuro las buenas noches para que me escuche al otro lado. Al llegar arriba encuentro la manta donde la había dejado y también la camiseta sucia. Suspiro y bajo a lavarla rápidamente para que mañana esté seca. La mojo en un barreño con agua del pozo y la froto con jabón. Cuando la aclaro entro y la dejo apoyada en el respaldo de una silla, y subo de nuevo para envolverme en la manta. Mientras me duermo pienso en lo que le he dicho hoy a Nia sin pensar. Me sonrojo y me hundo más en la manta en un gesto inútil por huír de ello, pero eso me asfixia y saco la cabeza de nuevo. Doy varias vueltas provocando que la manta se caiga al suelo varias veces y al final consigo quedarme dormido.

Nia se levanto temprano y se quedo quieta en la bañera, reflexiono sobre lo ocurrido ayer y sonrio recordando las pablabras amables Gael. Resplo de emocion cuando recordo que hoy habia planeada una excursion al burdel. Podria ver a todos otra vez. Nia se preguntaba en que se habian transformado los demas. Pudo ver a Vacuum en los entrenamientos pero no se pudo fijar muy bien en sus cambios.
Nia lanzo el hechizo levitador sobre si misma y salio de la bañera. Se dirigio al salin y ahí encontro su viejo libro. Nia sonrio mentras pasaba las paginas de una en una y se acordo de que tenia que hacer otra cosa...Nia salio al patio y busco una pala que Vacuum habia usado hace ya tiempo y se acerco a las tumbas, a un lado de las lapidas comenzo a cavar una pequeña tumba de un metro cuadrado. Cuando termino, busco por la zona del torreon buscando escombros. Encontro una piedra alargada, parecida un obelisco pequeño y Nia lo llevo al agujero y lo "planto" ahí. La tierra removida a su alrededor, daba espacio suficiente para enterrar algo mas. El funeral estaba por empezar.
Nia hablo entonces.
-Harm. Nunca que pense que diria esto, pero, te has ido de ni lado. Siempre pense que seria al reves...Hemos tenido ratos buenos y malos pero loshemos tenido juntos y ahora, por primera vez, me encuentro sola sin ti....Bueno, tengoa mis amigos pero has dejado un hueco en mi mente que nadie ni nada podria rellenar...No se me da bien estos discursos. Te hecho de menos y ni siquiera nos pudimos despedir en condiciones...Asi que mejor te leo un pasaje de Gaugamelos que creo que apreciaras unas palabras abias dichas en tu funeral, aunque no sean destinadas a ti. -Nia se aclaro la voz y con su querido libro en las manos, hablo en tono solemne.
Amigo, esta ha sido la ultima vez que has caido y no has renacido como el fenix de sus cenizas. No obstante, no estoy triste pues se que te espera una mejor vida ahora que no te ves arrastrado por las emociones o sentimientos que tanto te costaba expresar. Parte ahora, libre, como la gaviota que parte mar adentro, a morir. Siempre te recordaremos en tu luz y no en tu oscuridad. Vuelve con el firmamento, Guerrero Estelar.
Nia sonrio y cerro el libro.
-Esto es todo lo que se me ocurre para honrar tu memoria...Prometo visitarte siempre y cuando pueda.-Nia deposito el collar de dientes de lobo y lo enterro con el monolito.-Nunca te olvidare, Harm.-Nia se quedo con los ojos cerrados con una mano posada sobre el monolito, meditando sin decir ni una sola palabra mas.

Me despierto con la luz dándome en la cara, así que parpadeo confuso y aparto la manta como todas las mañanas. Hoy es el día en que dije que iríamos al burdel a ver a los demás... a buscarlos, al menos. Eso me anima para empezar a moverme y bajo las escaleras a toda prisa. Llamo a la puerta del baño pero nadie contesta al otro lado. En la planta baja tampoco veo a nadie, pero sí encuentro mi camiseta ya seca y me la pongo. Entonces salgo afuera, esperando ver a Nia tal vez ante la tumba de su amigo... aquella improvisada que solo era una roca, tampoco podría simbolizar mucho para ella. Sin embargo allí me la encuentro, de pie. La tierra está movida, y me preocupa interrumpir en un mal momento. Hago ademán de avanzar y retroceder una y otra vez, pero al final ella se acaba dando cuenta de mi presencia y no me queda más remedio que adelantame, apesadumbrado. Miro la tumba y a ella respectivamente, con seriedad, interrogándola con la mirada para saber si está bien. Entonces hablo de forma casi inaudible.
-¿Te apetece ir hasta el burdel?

Nia abrió los ojos al oír a Gael acercarse y se giró cuando se acercó y la hablo.
-Si. Vayamos.-dijo con confianza. Una tranquilidad se había apoderado de voz. Parecía que, lentamente, se iba recuperando de la pérdida de Harm. Nia miró la tumba una vez más y luego cogió la mano de Gael y tiró de él.
-¡Vamos!, ¡o te quedarás atrás!-dijo Nia con una sonrisa cálida, encabezando la marcha.

(Continua en el Burdel de Dama Espasmo)

Llegamos al torreón Nia y yo desde el burdel. Me siento mucho más tranquilo al saber que todos están bien. Pero por otro lado me desagrada la idea de mudarnos a donde el consejo quiere que lo hagamos. Echaré de menos lo que ha sido nuestra casa... y además, dejamos atrás las tumbas de nuestros amigos. Aunque es cierto que ya es el momento de empezar una nueva vida, de cero a ser posible. Sopesaré cambiarme el nombre como parece ser tradición por aquí y empezar mis propios proyectos.
Cuando entramos a la torre le digo a Nia que vaya a por sus cosas y yo subo hasta la última planta, donde cojo la manta que solía usar y dentro de ella meto los tres libros que he sacado de la biblioteca. Con cuidado y envuelta en una tela, guardo la flor que conseguí en biología. Miro el dormitorio por última vez e inspiro aire profundamente. Después bajo hasta la cocina y también trato de memorizar los detalles. Allí habíamos cenado tantas veces... la comida que preparaba Vac, las voces de todos hablando...
Nia se reune conmigo llevando sus cosas y al salir le señalo los jardines y vamos ambos hacia allí, a darle un último adiós a las piedras. Aun así, espero volver alguna vez a recordarlos, tal vez a dejarle algunas flores o algo similar. Después salimos levitando de allí y nos dirijimos a la torre a la que nos habían convocado.

(Sigue en la Torre Serpentaria).

Cuando la transformación finalizó, me levanté del suelo totalmente desnudo y me sacudí el polvo de las manos. Busqué por todo el patio con la mirada, intentando no fijarme demasiado en las tumbas, que no me hacían especial gracia, hasta dar con una camiseta blanca lo bastante larga como para taparme las vergüenzas. Me había costado, pero a base de ensayo y error, había conseguido hacer crecer las ramas de forma que en lugar de romper toda la ropa, al menos arrastrasen la camisa para que quedara casi intacta, colgando de mí mientras estuviera transformado en árbol. Aunque quien sabe, tal vez hubiera sido solo suerte…

Me quedé mirando mi piel, que brillaba en el mismo tono verde de cada noche y luego me puse la camiseta. Estiré los brazos y dirigí la mirada al cielo, echaba de menos el sol, a pesar de llevar quién sabe cuánto haciendo la fotosíntesis. Finalmente agaché la mirada y pasé al torreón, tenía que coger mis cosas y desalojar, que la enredadera ya me había informado del cambio de viviendas que se estaba produciendo.

Después del cambio, me costaba orientarme dentro del Letargo y tardé en encontrar mi cuarto, uno bastante pequeño pero con una iluminación decente, situado en una de las plantas de arriba. Cogí mis pantalones cortos, me los puse y remetí la camiseta. Pero luego me vi tan absurdamente absurdo, que la saqué y deseché la idea de los tirantes. <<Brillo verde… De todas formas quedaré raro… >>. Me coloqué la boina en la cabeza y luego me agaché para rebuscar bajo la cama. Al brillar, no me costó mucho dar con los patines que me había tallado en este mes aprovechando la madera muerta que me había encontrado y algún consejo de la enredadera, para elegir el material correcto. <<Es una planta maja>> Lo único que tenía que darle era un poco de compañía, aunque todavía me costaba entender lo que decía a veces. <<El problema de los idiomas me acompañará hasta la tumba…>> pensé consternado mientras me calzaba y cogía una lanza que había apoyada en la pared.

No es que hubiera entrenado ni nada parecido, pero para salir a la calle, iba más seguro con algo que se pudiera clavar en la carne y hacer heridas que, a ser posible, sangraran. Bajé las escaleras hasta la planta baja y salí sin volver la vista atrás, me daba algo de pena, pero tampoco podía considerar el letargo como mi hogar...

[Sigue en... ni idea, ya editaré cuando se me ocurra algo]

Nia agradeció ese último abrazo y se puso a sonreír tontamente, también con algo de sueño, bostezó.
-Vayamos o se hará muy tarde...-
Y ambos emprendieron la marcha. Nia flotaba en círculos, mientras sonreía tontamente, perdida en sus pensamientos y, al fin, llegaron al torreón. Nia cruzó los muros y se posó al lado de la tumba de Harm, intacta. Sonrió mientras colocaba las flores de una manera que le agradase. De pronto, se dio cuenta de que los demás no tenían flores tampoco y entonces las repartió. Juntó las manos y cerró los ojos, como orando. Tras un largo rato se levantó y le hizo una seña levantando con los pulgares a la tumba, como para terminar lo que le había dicho y contenta, se despidió.
-Honrarás a los muertos...-repitió mientras pasaba al lado de Gael y miraba el firmamento.
-Deberíamos volver ya...No puede ser bueno que andemos por estas horas solos...-Nia, con decisión, hizo ademán de coger la mano de Gael y, finalmente, partieron de vuelta a Serpentaria, agotados por el movido día.
(continua en la torre serpentaria)