Torreón Letargo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegamos a las afueras del torreón, que esta completamente cubierto de enredadera, a primera vista no se ve la puerta, así que me pongo a buscarla ...
-Ayudarme por favor - les pido a Elliot y a Gael - ...
Comienzo a golpear con la punta del bate suavemente sobre las enredaderas, esperando oír algo que no sea la madera golpeando contra la piedra bajo de las enredaderas ...

Cuando la herida se cierra una oleada de fatiga me golpea, de no ser por mi resistencia no me podría ni mover, pero no creo que pueda repetirlo sin descansar, al menos no mas de una vez ...
-Te he curado Nia - le explico a la niña - ... y me a costado lo sullo ...
Miro a Helli y le explico lo que se de la biblioteca, ya que no e ido ... que los libros son para todos, pero que solo podemos coger uno cada uno, así que es mejor que cuando vayamos cojamos libros distintos a los que ya tenemos ...
Miro a Elliot y le agradezco el entusiasmo ... la escucho y niego ...
-Prueba otra vez - le digo revolviéndole el pelo y tendiéndole la mano herida - ... las veces que hagan falta, hasta que estés segura de que no puedes ...

Me revuelve el pelo a mi y me coge la mano, para volverlo a intentar ... se concentra y empiezan los intentos infructuosos ... pero al final lo consigue, y un picor leve me recorre el corte, que se cierra al instante ... Elliot parece agotada ...
-Genial pelirroja, ¿ves como podías? - le diego sonriendo - ... solo lo tenias que intentar con ganas de verdad ... ahora somos magos, ¿que te parece? - le pregunto - ... unos cutremagos, pero magos pelirroja ... ¡MAGOS! - exclamo riendo - ...
Me giro hacia Helli ...
-Ahora tendrías que probar tu - le digo - ... pero no hay nadie herido ... ¿te parece si esperamos a mañana? - le pregunto con una sonrisa ... ahora necesitamos descansar - digo mirando a Elliot, que esta agotada - ...
-¿Qué os parece si nos vamos a dormir por hoy? - pregunto - ...

-A la cama señorita, yo te llevo - le digo cogiéndola sin que le de tiempo a protestar - ...
Helli, Nia y Gael van delante de mi, y cuando llegamos a la tercera planta se meten en sus camas, llevo a Elliot hasta la suya y la descalzo, para taparla con una manta ...
-Buenas noches pelirroja - la despido - ...
Me encamino a mi cama y tras descalzarme y desvestirme, me meto en ella, donde me quedo dormido tarareando la nana sin letra ...

Me despierto algo atontado, y con un bostezo me siento en la cama, me llevo las manos a la cabeza e intento recordar el día de ayer ... fue un día interesante, en el que pasaron muchas cosas ... mermelada, nuevos amigos (al menos para mi), magia, y .... y música ... la música, aun resuena en mis oídos ... suspirando me levanto y agarrando una toalla salgo al patio, allí cargo dos cubos de agua y los subo al segundo piso, repito este proceso varias veces y cuando la bañera esta llena me meto en ella, y me relajo un rato en el baño pensando en mis cosas y tarareando un poco, cuando acabo salgo de la bañera y me enrollo una toalla a la cintura, subo a la tercera planta y me seco a fondo con la toalla, para ponerme después unos pantalones de tela negra, algo basta, y una camiseta de tirantes blanca, me calzo las Converse, y con el pelo aun húmedo y la guitarra al hombro bajo a la primera planta ...
-Manos a la obra - murmuro - ...
Me acerco a la cocina y con la carne del colaespina que queda preparo un desayuno, un estofado como el de anoche ... primero doro la carne cortada en tacos y aderezada con pimienta y romero molidos en una sarten, y luego la pongo a cocer en un cazo con agua, al que le hecho tomillo para que le de sabor ... lo dejo cociendo y salgo al patio a comprobar algo y al rato de buscar encuentro una parcela de tierra llena de malas hierbas, vuelvo a la cocina y retiro el estofado del fuego, lo pruebo y asiento satisfecho, me sirvo un cuenco y me lo como en silencio, cuando lo termino limpio la cocina y agarro los saquitos de semillas que nos dio Cain ...
Salgo al patio y voy al cobertizo de las herramientas, me pongo los guantes de jardinero y dejo la guitarra en el cobertizo, sustituyéndola por un azada y una espuerta de madera ...
Me dirijo a la parcela de malas hierbas y me paso media hora limpiándola y echando las malas hierbas en la espuerta, cuando acabo remuevo la tierra con la azada y hago surcos en ella, donde voy plantando las semillas de los saquitos, cuando acabo tengo un pequeño huerto de unos 5x3 metros ... me dirijo al pozo y saco unos cubos de agua, me limpio la cara y las manos y riego la tierra, para que las semillas salgan pronto ... cuando acabo voy a tirar los desperdicios de la espuerta al foso, pero lo pienso mejor y me dirijo al cobertizo, en el encuentro una gran caja con forma de prisma cuadrado que se ensancha en la base, lo saco fuera y lo pongo junto al huerto, echo en su interior las malas hierbas y las hojas secas del patio y lo tapo con una tela negra que también encuentro en el cobertizo ... de esta manera aprovecharemos los desperdicios de la comida y de adecentar el patio para hacer compost, abono para el huerto ...
Guardo todo lo que he utilizado y cojo la guitarra, entrando de nuevo en el torreón, limpio un poco el torreón, en silencio, para no despertar a los demás y bajo otra vez a la primera planta, allí echo un vistazo a los libros de nuevo ... el que no vi ayer parece una especie de guía de armas, como son y como usarlas ... hay muchos tipos, mágicas y normales ... y parece ser que están todas en Rocavarancolia ... no estoy seguro, y tampoco lo miro mucho ... el libro de magia tiene un montón de hechizos, pero parecen muy complicados, ahora no tengo tiempo para mirarlos ... por último el bestiario ... trae un registro detallado de las criaturas de Rocavarancolia, y son muchas y variadas ...
-Menudos bichos - murmuro ojeando el libro - ...
Pero lo dejo enseguida, tengo que entrenarme con las armas, así que subo los libros al despacho del segundo piso y me voy hasta la cuarta planta, cogiendo una toalla antes de subir, ... allí dejo la guitarra en la esquina de siempre y realizo unos ejercicios de estiramientos y de calentamientos, me quito la camiseta, que dejo junto a la toalla y a la guitarra, y me pongo a entrenar con la espada larga, la espada bastarda y las cimitarras gemelas por turnos, para coger práctica con ellas ...
-Creo que estoy mejorando - digo para mi mientras abato enemigos imaginarios con las cimitarras, en una danza de acero rápida y mortal - ...

Nia seguia durmiendo. Harm tenia demasiada curiosidad en los libros como para no echarles un vistaza. Se levanta y sin hacer un solo ruido recorre el torreon hasta que encuentra los libros. Pasa su mano de niña pequeña por el forro y nota la aspereza del cuero. Inspira profundamente mientras lo abria. La lengua que venia escrita era desconocida para él. Sin embargo, las imagenes eran idiomas reconocibles. Sus ojos centelleaban de un lado para el otro, contemplando las figuras, los dibujos, las posturas. Se muerde en una mano hasta hacerse sangre. Recordaba la expresion de Vacuum ayer. Recordaba las posturas y recordaba el hechizo. Se concentra e intenta sacar de él algo, algo diferente, algo que no habia visto antes. Desiste. No parece que funcionase y la herida aun seguia ahi. Nia probablemente se asustaria de verla...Le daria alguna escusa como que se la hizo una rata o algo...
Harm mira el libro una vez más antes de salir en la armeria.
-No te me resistiras. Soy un genio. Resolvere tus misterios ciudad demente...-
Una vez entra en la armeria, contempla los estantes, las pilas, los baules y encuentra algo de su interés. Envainada en azul esta una hoja larga. El mango tiene decoraciones de plata y varios simbolos desconocidos grabados. Una borla de seda colgaba de ella que recorfaba a una cabeza cercenada. Harm suspira mientras la tomaba entre sus manos. Su tamaño era desproporcionado para él, en su cuerpo actual. Seguramente alguno de los mayores le daria un mejor uso a ese arma. Pero no podia negar su belleza. La desenvaina lentamente, contemplando el filo. En Ulterania nunca habia visto un arma igual. Al parecer, estaba diseñada para ser agarrada por el mango y blandirla en circulos. Pero algo en su interior le decia a Harm que no se limitaba a eso. Pasa los pequeños dedos por el dorso de la hoja, con cuidado de no cortarse, tamborileando. La contempla una ultima vez y decide quedarsela. Se engancha la vaina al hombro, usando un cinto que habia encontrado ahi mismo. Debido a su tamaño, el mango sobresale por la espalda y la punta a veces chocaba en las piernas. Oye movimiento arriba y decide subir a ver el origen. Vacuum estaba entrenando. Se queda silencioso mientras le contemplaba entrenar.

Harm no contesta puesto que Nia seguia dormida y el aspecto social no era su especialidad. Sigue mirando el entrenamiento de Vacuum sin mover ni un musculo.

Me despierto muy relajado. he dormido mucho y eso se nota.
Tengo mucho calor y decido darme un baño rápido... Cuando me baño y me refresco, veo que falta gente... Y se donde están... Cojo mi libro de espadas y como la espada que siempre uso de entrenamiento y voy hacia el patio.
Veo a Vacuum entrenado, a Elliot y a la chica alien...
-Hola a todos!! -Les saludo brevemente mirando a todos los presentes.
Después me siento, dejo la espada en el suelo y abro el libro...

Sepalian Xila se aburríe mucho, así que aquel día decide que el Torreón Letargo, que en tan mal estado estaba durante aquella época del año, necesitaba unos cuidados.
Dos criados del castillo llevaban una carretilla con grandes barriles de agua del río. Se estaban acercando al Torreón cuando los criados se envararon.
-Señor Xila -dijo uno-. Acaban de comunicarnos de que hay cosechados en ese torreón.
El brujo torció el gesto.
-¿Qué? -pareció calmarse un poco- Vale, vamos a regar y cuidar las enredaderas. Pero no vamos a interferir con la cosecha. ¿Te ha quedado claro?
Los criados asintieron.

Drew se despertó sudado. Estaba seguro de haber dormido más de la cuenta. Una corazonada le hizo mirar por la ventana. Había alguien.

-Venga, venga, vamos -apremió Sepalian a los criados, que ya estaban acercándose con los barriles. Extendió una mano con un pequeño amuleto y susurró algo que sonó como un crujido de madera. Las enredaderas del torreón crecieron para formar un puente que se fue haciendo cada vez más liso.
-Coged los barriles con las manos, la carretilla no puede pasar por aquí -indicó el brujo. Usó las enredaderas de sus bolsillos para arrastrarla vacía sobre el puente.
Alzó la vista y reparó en el cosechado.
-Oh, no... -suspiró.

Me despierto. Cuando me levanto, dispuesta a bajar, me percato de que hay un chico mirando por la ventana. No lo conozco... ¿Será aquel del que nos habló Adara el otro día? Me acerco a él para saludarlo, pero parece sorprendido, así que, sin decir nada, sigo su mirada...
Abajo, frente al torreón, hay un grupo de personas con una carretilla, donde llevan varios barriles. Por lo que parece, tienen intención de hacer algo en el torreón. No sé quiénes son ni qué pretenden exactamente, y en esta ciudad no te puedes fiar de nadie... Sin embargo, no parecen peligrosos. No mucho, al menos. Respiro hondo. Será mejor que averigüe quiénes son y cuáles son sus intenciones.
- ¡Eh! - grito. - ¿Qué estáis haciendo?

Sepalian se sobresalta y se quitz la máscara para evitar ser reconocido. Aunque su ropa verde no fuera a ayudar mucho en la tarea.
-Venimos a cuidar las hiedras, cosechados. Manteneos en vuestros asuntos y que no me entere yo de que habéis tratado de dañarlas.
Sepalian se sorprendie mucho al ver el pequeño huerto que habían preparado. "En el fondo los cosechados son tan adorables..."
Sin embargo no puede interferir con la cosecha. Coloca unas agujas en la tierra sobre las que hace un hechizo para evitar que su agua se filtre al huerto o que sus hechizos se escapen de las hiedras a las que tienen que afectar. Solamente espera que a los cosechados no se les ocurra usar las agujas como arma. Con un gesto indica a los criados que viertan el agua.

- ¿Las hiedras? - inquiero, sorprendida. Me fijo más en el hombre que me ha hablado... Me suena de algo, pero no sé de qué. Quizás ya lo haya visto antes. Creo que sí... Me quedo pensativa. - No las hemos dañado...
Entonces, caigo en la cuenta.
- ¡Ya sé quién eres! El tipo ese tan extraño que nos encontramos en la Sede de los Taumaturgos. El que nos echó un discurso sobre que no debíamos pisar las flores...
Hubo algo en sus palabras que en su momento me llamó la atención. Sigo pensando, mientras espero a que me confirme su identidad.