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- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Noche de chicos
09/06/23, 07:13 pm
Recuerdo del primer mensaje :
-Ethan, ¿lo has hablado ya con ellos?
Aquella noche el cielo brillaba con especial intensidad. Una luna resplandeciente dibujaba una media sonrisa adornada con multitud de constelaciones a su alrededor. Los hermanos descansaban en la terraza de una pequeña casita rural, disfrutando de las vistas desde la comodidad de sus hamacas. Jasper estaba tumbado, con una pierna tirada en uno de los laterales y ambos brazos descansando tras su nuca. Ethan por el contrario retraído en un pequeño espacio de su asiento, escondido tras sus propias piernas. Ambas apoyadas en su pecho.
-Nah, que va. No se aún siquiera si es buena idea.
Y ahí seguía, dando las mismas vueltas al mismo tema. Jasper le dedicó un resoplido liberando una de sus manos para echarse el pelo hacia atrás.
-¿En serio sigues con eso? ¡Si la última vez estabas ilusionado de cojones!
-Ya, pero… Es que no les va a gustar y es verdad que tampoco sé si lo conseguiré quiero decir es… No sé. Da un poco de miedo, ¿y si no es la opción correcta?
Otro suspiro. El joven llevaba así toda la semana, debatiéndose entre dudas que ya deberían de estar resueltas.
-¿Qué quieres hacer tú? Al margen de lo que puedan decir esos viejos amargados.
-Pues… Supongo que me gustaría intentarlo. Sé que estudiar medicina está bien pero, no sé. -Ethan ya no sabía ni a dónde mirar. Entrar a la universidad cada vez le parecía más lejano y no precisamente por sus notas, si no por sus ganas. Desde hacía tiempo se había estado planteando la opción de intentar meterse a bombero. El problema era la incertidumbre que le daba aquel cambio tan radical.
-Bueno, pues entonces ya está.
-¿Ya está? ¿El qué? - Ethan levantó la voz, agobiado ante respuestas tan insulsas. No como una incriminación a su hermano, si no como una queja al aire.
- Ay la leche, te comes demasiado la cabeza. Escúchame, mira, que soy un viejo pellejo y ya me he llevado palos por todos lados. No hay decisiones buenas o malas, porque la vida es una perra y te puede joder escojas la que escojas. - Termino la frase con una media sonrisa, encogiendose de hombros como si estuviera orgulloso de sus propias palabras.
-Pues vaya, gracias. Ya me siento mucho mejor. -Le respondió siendo notoriamente irónico.
-No he terminado, shu! Lo que quiero decir es que, como no podemos ser adivinos, no sirve de nada darle tantas vueltas al asunto. -A medida que hablaba gesticulaba con una de sus manos, como si aquella charla se la estuviera dedicando a las estrellas. -Olvídate de lo que pueda ocurrir en un futuro y quédate con lo que de verdad sientas que quieres hacer ahora mismo. Que además, sabes que te voy a apoyar sea cual sea tu decisión.
Ethan estaba lejos de quedarse tranquilo, pero parte de esas palabras lograron calar en él. Dejando que aquella actitud más relajada se le contagiara y procediera a recostarse sobre su asiento. Imitando de forma más retraída la postura de Jasper.
-Supongo que tienes razón. Algo. Un poquito.
-¿Un poquito solo? -Le respondió sonriendo, con notable burla en su voz.
-Un poquito solo. -A su pesar, hicieron contacto visual, viéndose cegado por la felicidad de su hermano mayor. Entre piqué y piqué el espacio no tardó en llenarse de risas compartidas. -Te odio. -Sentenció con una amplía sonrisa invadiendo su rostro.
-Yo también te quiero, estúpido. Y recuerda, toma siempre las decisiones que quieras, que ya tendrás tiempo de arrepentirte más tarde.
La escena se desdibujó en un paraje mucho menos bonito. Uno sin estrellas, ni el consuelo de un familiar cercano. Ethan tachaba por quinta vez uno de los folios que tenía sobre el escritorio. Arrodillado en el suelo para estar medianamente cómodo mientras escribía.
-No si ya, tengo para rato. Esto es una absoluta mierda. No he tomado peores decisiones porque no me han dejado, que sí no... - Farfulló para sí mismo, mientras se rascaba la mejilla con la parte trasera del lápiz.
Su hospedaje en el cuarto no había sido precisamente tranquilo. Al llegar decidió quedarse con la cama más alejada de la puerta, donde había una ventana. Dejó doblada su camisa térmica y el calcetín compresor que escondía bajo su pantalón sobre la misma, pero lejos de irse a dormir pensó que podría aprovechar el tiempo en redactar alguna norma de convivencia.
Si Connor había soportado el repiqueteo constante del lápiz contra el papel, y la luz irregular que generaba la antorcha colocada sobre el escritorio, aún le quedaban los murmullos constantes que el asiático profería en bajo. Mezclando sus quejas con suspiros resignados ya que nada de lo que escribía lograba convencerle. Un ejercicio que en un inicio consistía en un mero entretenimiento se le había terminado volviendo frustrante. Imaginando la multitud de conflictos que podrían formarse por el mero hecho de proponerlas.
-De verdad, ¿cómo puede ser todo esto tan complicado?
Nada. No le salía nada. Cansado de sus nulos intentos y con un folio en el que apenas quedaba hueco entre tanto grafito decidió rendirse. Para suerte del pelirrosa, los siguientes minutos pasaron en relativo silencio interrumpido solo por el suave ruido de las hojas al doblarse.
-Hmm perdón eh, no quiero molestar… Bueno, creo que ya lo estoy haciendo qué tontería…
-Esto último lo comento en un tono más bajo, hablando de nuevo para sí. -Es que vi el símbolo de tu chupa, el dragón que tienes en tu espalda… y eh…
Se estaba rifando una hostia o dos y seguramente merecidas. Dudoso, se acercó al lateral de la cama del canadiense, manteniendo una distancia prudencial y sin separarse del suelo donde seguía sentado. Para acercarle una mano donde podía enseñar lo que le tenía preparado. Ofreciendo que lo cogiera si lo quería.
-Es una tontería. Tengo la mania de regalarlos pero vamos, puedes tirarlo si no te gusta.
En su palma descansaba la figurita pequeña de un dragón blanco con manchitas negras. El pobre no podía sostenerse pues ambas alas se encontraban desplegadas, simulando que estaba apunto de echarse a volar aún careciendo de vida.
-Ethan, ¿lo has hablado ya con ellos?
Aquella noche el cielo brillaba con especial intensidad. Una luna resplandeciente dibujaba una media sonrisa adornada con multitud de constelaciones a su alrededor. Los hermanos descansaban en la terraza de una pequeña casita rural, disfrutando de las vistas desde la comodidad de sus hamacas. Jasper estaba tumbado, con una pierna tirada en uno de los laterales y ambos brazos descansando tras su nuca. Ethan por el contrario retraído en un pequeño espacio de su asiento, escondido tras sus propias piernas. Ambas apoyadas en su pecho.
-Nah, que va. No se aún siquiera si es buena idea.
Y ahí seguía, dando las mismas vueltas al mismo tema. Jasper le dedicó un resoplido liberando una de sus manos para echarse el pelo hacia atrás.
-¿En serio sigues con eso? ¡Si la última vez estabas ilusionado de cojones!
-Ya, pero… Es que no les va a gustar y es verdad que tampoco sé si lo conseguiré quiero decir es… No sé. Da un poco de miedo, ¿y si no es la opción correcta?
Otro suspiro. El joven llevaba así toda la semana, debatiéndose entre dudas que ya deberían de estar resueltas.
-¿Qué quieres hacer tú? Al margen de lo que puedan decir esos viejos amargados.
-Pues… Supongo que me gustaría intentarlo. Sé que estudiar medicina está bien pero, no sé. -Ethan ya no sabía ni a dónde mirar. Entrar a la universidad cada vez le parecía más lejano y no precisamente por sus notas, si no por sus ganas. Desde hacía tiempo se había estado planteando la opción de intentar meterse a bombero. El problema era la incertidumbre que le daba aquel cambio tan radical.
-Bueno, pues entonces ya está.
-¿Ya está? ¿El qué? - Ethan levantó la voz, agobiado ante respuestas tan insulsas. No como una incriminación a su hermano, si no como una queja al aire.
- Ay la leche, te comes demasiado la cabeza. Escúchame, mira, que soy un viejo pellejo y ya me he llevado palos por todos lados. No hay decisiones buenas o malas, porque la vida es una perra y te puede joder escojas la que escojas. - Termino la frase con una media sonrisa, encogiendose de hombros como si estuviera orgulloso de sus propias palabras.
-Pues vaya, gracias. Ya me siento mucho mejor. -Le respondió siendo notoriamente irónico.
-No he terminado, shu! Lo que quiero decir es que, como no podemos ser adivinos, no sirve de nada darle tantas vueltas al asunto. -A medida que hablaba gesticulaba con una de sus manos, como si aquella charla se la estuviera dedicando a las estrellas. -Olvídate de lo que pueda ocurrir en un futuro y quédate con lo que de verdad sientas que quieres hacer ahora mismo. Que además, sabes que te voy a apoyar sea cual sea tu decisión.
Ethan estaba lejos de quedarse tranquilo, pero parte de esas palabras lograron calar en él. Dejando que aquella actitud más relajada se le contagiara y procediera a recostarse sobre su asiento. Imitando de forma más retraída la postura de Jasper.
-Supongo que tienes razón. Algo. Un poquito.
-¿Un poquito solo? -Le respondió sonriendo, con notable burla en su voz.
-Un poquito solo. -A su pesar, hicieron contacto visual, viéndose cegado por la felicidad de su hermano mayor. Entre piqué y piqué el espacio no tardó en llenarse de risas compartidas. -Te odio. -Sentenció con una amplía sonrisa invadiendo su rostro.
-Yo también te quiero, estúpido. Y recuerda, toma siempre las decisiones que quieras, que ya tendrás tiempo de arrepentirte más tarde.
La escena se desdibujó en un paraje mucho menos bonito. Uno sin estrellas, ni el consuelo de un familiar cercano. Ethan tachaba por quinta vez uno de los folios que tenía sobre el escritorio. Arrodillado en el suelo para estar medianamente cómodo mientras escribía.
-No si ya, tengo para rato. Esto es una absoluta mierda. No he tomado peores decisiones porque no me han dejado, que sí no... - Farfulló para sí mismo, mientras se rascaba la mejilla con la parte trasera del lápiz.
Su hospedaje en el cuarto no había sido precisamente tranquilo. Al llegar decidió quedarse con la cama más alejada de la puerta, donde había una ventana. Dejó doblada su camisa térmica y el calcetín compresor que escondía bajo su pantalón sobre la misma, pero lejos de irse a dormir pensó que podría aprovechar el tiempo en redactar alguna norma de convivencia.
Si Connor había soportado el repiqueteo constante del lápiz contra el papel, y la luz irregular que generaba la antorcha colocada sobre el escritorio, aún le quedaban los murmullos constantes que el asiático profería en bajo. Mezclando sus quejas con suspiros resignados ya que nada de lo que escribía lograba convencerle. Un ejercicio que en un inicio consistía en un mero entretenimiento se le había terminado volviendo frustrante. Imaginando la multitud de conflictos que podrían formarse por el mero hecho de proponerlas.
-De verdad, ¿cómo puede ser todo esto tan complicado?
Nada. No le salía nada. Cansado de sus nulos intentos y con un folio en el que apenas quedaba hueco entre tanto grafito decidió rendirse. Para suerte del pelirrosa, los siguientes minutos pasaron en relativo silencio interrumpido solo por el suave ruido de las hojas al doblarse.
-Hmm perdón eh, no quiero molestar… Bueno, creo que ya lo estoy haciendo qué tontería…
-Esto último lo comento en un tono más bajo, hablando de nuevo para sí. -Es que vi el símbolo de tu chupa, el dragón que tienes en tu espalda… y eh…
Se estaba rifando una hostia o dos y seguramente merecidas. Dudoso, se acercó al lateral de la cama del canadiense, manteniendo una distancia prudencial y sin separarse del suelo donde seguía sentado. Para acercarle una mano donde podía enseñar lo que le tenía preparado. Ofreciendo que lo cogiera si lo quería.
-Es una tontería. Tengo la mania de regalarlos pero vamos, puedes tirarlo si no te gusta.
En su palma descansaba la figurita pequeña de un dragón blanco con manchitas negras. El pobre no podía sostenerse pues ambas alas se encontraban desplegadas, simulando que estaba apunto de echarse a volar aún careciendo de vida.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Noche de chicos
19/08/23, 11:42 am
Al neoyorquino le alegró ver que, aún con las posibilidades de que estuviera cayendo en estereotipos que pudieran molestar de las veces que hubiera tenido que explicarlo, Connor se tomara con buen humor su duda sobre los nombres. No pudo evitar acompañar las risas del motero, a punto de fingir una exagerada decepción por la respuesta. Sin embargo, el cambio de expresión del canadiense hizo que lo mirara con más curiosidad (y algo extrañado) por si se había dejado algo en el tintero. Con cada palabra añadida la sonrisa de Rick aumentaba, al final aunque no dudaba de que se había exagerado mucho en el imaginario colectivo, sí que había una base real. -Ya veo- se cruzó de brazos con una actitud algo pícara que no tardó en relajar para decir con sinceridad algo más: -Era un buen nombre, la verdad.- No sabía si era algo que prefería guardarse y, por si las moscas, quería dejar claro con aquello que apreciaba la valentía por contarlo. Alguna vez de más pequeño se había planteado él mismo en darle un nombre a su futura pistola o a alguno de sus herramientas, pero nunca llegó a encontrar nada que le convenciese. Ahora bien, con eso en claro, aprovechó para retomar el tono general de la conversación con cierto apunte: -Aunque ahora se me hace más complicado creerme lo de que no eres un cowboy-
Tras el turno de Connor, Nohlem hizo una apreciación curiosa, aunque entendible dadas las diferencias entre ellos. -La verdad que sí. La evolución se lució con las narices humanas- le dio la razón a Ethan, con un poquito más de ánimo después del cumplido del varmano y su siguiente pique. Tampoco es que opinara igual que el británico respecto al hocico del otro muchacho, pero era innegable que tenía más sentido si venían de gatos o algo similar. La pregunta del motero provocó que una parte de su cerebro empezara a trabajar por si de nuevo tenían que hacer de profesores, pero el neoyorquino ya había aprendido la lección. -(Primero me espero a que pregunte)-
Se cruzó de brazos siguiendo la coña de Ethan, que no tardó en contar igual que el resto sus gustos. Escuchó con atención, acomodándose un poco más en la cama. Podía ser porque después de ese ratito tan agradable estaba más en calma, pero empezaba a notar como todo el cansancio del día empezaba a afectarle. Quitando algún que otro detalle, el tipo de Ethan se le hacía bastante parecido al suyo. Cuando acabó comentó asintiendo: -Nada mal, nada mal. El tonteo antes de empezar algo da mucho juego, sí- Y le parecía algo muy bonito, claro, pero decidió no comentar ese detallito.
Justo después, el británico se le acercó y le entregó su figura de papel. Al pedírsela Rick no se había sido consciente de lo cliché que parecía viniendo justo de donde venía, así que la broma le sacó unas buenas carcajadas. Después se centró en apreciar lo bien que le había quedado, lejos quedaba la hoja de papel que era hace unos minutos. Miró a Ethan, tanto para bromear como agradecerle el regalo: -Has captado perfectamente el espíritu americano- empezó haciendo un "okey" con la mano libre. -Está genial, en serio. Muchas gracias.-
Estaba con Connor en que no tenía ni idea si tenía mucha práctica o el chico tenía un don para el origami. Era sorprendente su habilidad y tenía 0 dudas de lo otro que dijo el canadiense. -Eso seguro, estaban encantados con los de esta tarde. Además, al menos a "Rambo" le queda nada para retirarse la última vez que los vi jugando- bromeó recordando el estado de la figurita de Damian. Con lo poco que conocía al chiquillo no le sorprendía que estuviera en las últimas, pero no se esperaba que llegara a ese punto tan rápido. Aún con ello, había algo bueno en verlos jugar tan animados. -Me alegro de que les hayas dado algo de normalidad con todo lo que ha pasado- le dijo a Ethan un poco más serio sin perder la sonrisa de gratitud. Ojalá se mantuviera esa tranquilidad los días siguientes.
Tras el turno de Connor, Nohlem hizo una apreciación curiosa, aunque entendible dadas las diferencias entre ellos. -La verdad que sí. La evolución se lució con las narices humanas- le dio la razón a Ethan, con un poquito más de ánimo después del cumplido del varmano y su siguiente pique. Tampoco es que opinara igual que el británico respecto al hocico del otro muchacho, pero era innegable que tenía más sentido si venían de gatos o algo similar. La pregunta del motero provocó que una parte de su cerebro empezara a trabajar por si de nuevo tenían que hacer de profesores, pero el neoyorquino ya había aprendido la lección. -(Primero me espero a que pregunte)-
Se cruzó de brazos siguiendo la coña de Ethan, que no tardó en contar igual que el resto sus gustos. Escuchó con atención, acomodándose un poco más en la cama. Podía ser porque después de ese ratito tan agradable estaba más en calma, pero empezaba a notar como todo el cansancio del día empezaba a afectarle. Quitando algún que otro detalle, el tipo de Ethan se le hacía bastante parecido al suyo. Cuando acabó comentó asintiendo: -Nada mal, nada mal. El tonteo antes de empezar algo da mucho juego, sí- Y le parecía algo muy bonito, claro, pero decidió no comentar ese detallito.
Justo después, el británico se le acercó y le entregó su figura de papel. Al pedírsela Rick no se había sido consciente de lo cliché que parecía viniendo justo de donde venía, así que la broma le sacó unas buenas carcajadas. Después se centró en apreciar lo bien que le había quedado, lejos quedaba la hoja de papel que era hace unos minutos. Miró a Ethan, tanto para bromear como agradecerle el regalo: -Has captado perfectamente el espíritu americano- empezó haciendo un "okey" con la mano libre. -Está genial, en serio. Muchas gracias.-
Estaba con Connor en que no tenía ni idea si tenía mucha práctica o el chico tenía un don para el origami. Era sorprendente su habilidad y tenía 0 dudas de lo otro que dijo el canadiense. -Eso seguro, estaban encantados con los de esta tarde. Además, al menos a "Rambo" le queda nada para retirarse la última vez que los vi jugando- bromeó recordando el estado de la figurita de Damian. Con lo poco que conocía al chiquillo no le sorprendía que estuviera en las últimas, pero no se esperaba que llegara a ese punto tan rápido. Aún con ello, había algo bueno en verlos jugar tan animados. -Me alegro de que les hayas dado algo de normalidad con todo lo que ha pasado- le dijo a Ethan un poco más serio sin perder la sonrisa de gratitud. Ojalá se mantuviera esa tranquilidad los días siguientes.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Noche de chicos
21/08/23, 01:52 pm
Parte del malestar de ser llamado gato sin consecuencia se diluyó por los cumplidos a su hocico, el cual no dudó en tocar de punta con un dedo, profiriendo una risa de boca cerrada. No existían grandes simios en Varmania, solo monos más o menos como los mono ardilla terrestres, más pequeños y bastante lindos, con colas más largas que todo su cuerpo, orejas triangulares y hocico, y si por lo que decían los chicos eran remotamente similar en la Tierra entendía como de mucho se habían alejado entonces evolutivamente.
—Los hay sí. Pero es verdad que no os parecéis en nada. Como nosotros a los gatos —se atrevió a puntualizar con un toque de acidez y una sonrisa tirante que intentaba lucir segura pero no sobrada—. No somos los únicos que hemos perdido la cola, ¿eh?
Aún en toda su sutileza y buena onda revivir el tema le hizo sentirse expuesto. ¿Cómo es que siempre que se sentía incómodo a su mente le costaba centrarse en nada? Observaba sus anillos, relajándose en el brillo de los mismos mientras poco a poco se deshacía del picor y ponía sentido y no solo sonido a las palabras de Ethan. Desde que las cosas en casa se habían vuelto más estrictas, coincidiendo con la desaparición de Kahlo, sus libertades se habían visto mermadas. Podía seguir saliendo con amigos e “interactuando” (flirteando) en eventos y fiestas, pero ahora tenía dos pares de ojos pendientes a qué hacía o dejaba de hacer con las personas inadecuadas, fuera a ofender o fastidiar algo mayor. Joder, como echaba de menos las noches que su casa se llenaba de música y gente guapa. O mejor, las casas ajenas. Después que Rick contestase primero y de quitar y volver a ponerse un anillo varias veces, Nohlem sonrió sin alzar cabeza.
—Eso es lo mejor. A veces es más divertido el camino que la conquista —resopló con humor—. Parece que tienes las cosas más claras que nosotros aquí.
Echó un vistazo al pájaro y aunque con la poca luz y la distancia no pudiera recrearse en los detalles se veía tan o más elaborado que el dragón de Connor, y por descontado más que su conejo. No es que le importase, no esperaba ningún regalo y tan siquiera la hospitalidad que le habían demostrado, mucho es que algo tuviera y coincidieran en conocer dichos animales, pero hacía rato sentía que estaba disociando y entre los chistes culturales y los recordatorios a su situación actual el varmano se encontró escrutinando demasiado tiempo el trozo de papel en sus manos. Lo dejó en un borde de la cama, ahí donde ni su cabeza ni la almohada fueran a aplastarlo, dejándole con sus anillos como única distracción.
—Se te da muy bien, sí. Vas a terminar haciendo un zoológico entero.
Nohlem se bajó los tirantes a los lados y con cuidado subió los pies a la cama sin añadir nada sobre los niños, procurando que la planta del zapato no tocase ni colchón ni tela, ambas manos entrelazadas sobre su pecho. La turbación estaba dando paso al sueño.
—Los hay sí. Pero es verdad que no os parecéis en nada. Como nosotros a los gatos —se atrevió a puntualizar con un toque de acidez y una sonrisa tirante que intentaba lucir segura pero no sobrada—. No somos los únicos que hemos perdido la cola, ¿eh?
Aún en toda su sutileza y buena onda revivir el tema le hizo sentirse expuesto. ¿Cómo es que siempre que se sentía incómodo a su mente le costaba centrarse en nada? Observaba sus anillos, relajándose en el brillo de los mismos mientras poco a poco se deshacía del picor y ponía sentido y no solo sonido a las palabras de Ethan. Desde que las cosas en casa se habían vuelto más estrictas, coincidiendo con la desaparición de Kahlo, sus libertades se habían visto mermadas. Podía seguir saliendo con amigos e “interactuando” (flirteando) en eventos y fiestas, pero ahora tenía dos pares de ojos pendientes a qué hacía o dejaba de hacer con las personas inadecuadas, fuera a ofender o fastidiar algo mayor. Joder, como echaba de menos las noches que su casa se llenaba de música y gente guapa. O mejor, las casas ajenas. Después que Rick contestase primero y de quitar y volver a ponerse un anillo varias veces, Nohlem sonrió sin alzar cabeza.
—Eso es lo mejor. A veces es más divertido el camino que la conquista —resopló con humor—. Parece que tienes las cosas más claras que nosotros aquí.
Echó un vistazo al pájaro y aunque con la poca luz y la distancia no pudiera recrearse en los detalles se veía tan o más elaborado que el dragón de Connor, y por descontado más que su conejo. No es que le importase, no esperaba ningún regalo y tan siquiera la hospitalidad que le habían demostrado, mucho es que algo tuviera y coincidieran en conocer dichos animales, pero hacía rato sentía que estaba disociando y entre los chistes culturales y los recordatorios a su situación actual el varmano se encontró escrutinando demasiado tiempo el trozo de papel en sus manos. Lo dejó en un borde de la cama, ahí donde ni su cabeza ni la almohada fueran a aplastarlo, dejándole con sus anillos como única distracción.
—Se te da muy bien, sí. Vas a terminar haciendo un zoológico entero.
Nohlem se bajó los tirantes a los lados y con cuidado subió los pies a la cama sin añadir nada sobre los niños, procurando que la planta del zapato no tocase ni colchón ni tela, ambas manos entrelazadas sobre su pecho. La turbación estaba dando paso al sueño.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Noche de chicos
30/08/23, 01:17 pm
Escuchó los halagos con una tímida sonrisa en su rostro, agradecido al recibir tanto cumplido por una simple figurita de papel. A él le gustaban, no lo iba a negar y el consuelo de saber que había encontrado una distracción para los peques le llenaba el corazón de un cálido calor, apenas una fogata temporal en una ventisca de complicadas emociones, pero que, para esa noche sería suficiente. El sueño pesaba y aunque las conversaciones siguieran empezaban a ser un eco lejano en un Ethan que se resguardaba adormilado entre ambos brazos. Quizá, en otro momento, en uno mejor y más alargado en el tiempo, le habría confesado a Connor que tenía un hermano y que era él quien le enseñó aún en su torpeza ese hobby, pero esa noche, tan cercana al recuerdo de un cementerio que ahora se encontraba solitario decidió que era mejor callar.
Pronto inició el descenso a una conciencia apagada, aletargada entre los ruidos de fondo y los brazos gentiles de un sueño que le llamaba. Había sido un día largo, extraño y confuso, quizá estaba por despertar de nuevo en una cama a la que no quería de vuelta. Divagó en esos recuerdos y su miedo le hizo un tope mental, pues esa noche no descansaría bien entre el ir y venir de un descanso poco profundo.
No había pesadilla, ni terror nocturno que le persiguiera, no había un monstruo cuyo ruido a metal arañado era horrible, no. Lo que había en lo más profundo de su mente era una calma inusitada, un miedo más allá de lo fantasioso. Había un piso pequeño, ordenado y limpio. Uno con paredes blancas y cuadros de un pasado mejor, uno tan vacío que el silencio sepulcral arañaba su corazón. Ethan no le tenía pavor a unas bestias que para ese entonces no existían, ni a la incertidumbre del nuevo lugar, ni al desconsuelo de encontrarse lejos de su familia.
Ethan estaba aterrorizado de que al volver a abrir los ojos, se diera cuenta de que nunca había abandonado su vida en Londres y de que entonces, la soledad volviera a ser su única compañía.
Pronto inició el descenso a una conciencia apagada, aletargada entre los ruidos de fondo y los brazos gentiles de un sueño que le llamaba. Había sido un día largo, extraño y confuso, quizá estaba por despertar de nuevo en una cama a la que no quería de vuelta. Divagó en esos recuerdos y su miedo le hizo un tope mental, pues esa noche no descansaría bien entre el ir y venir de un descanso poco profundo.
No había pesadilla, ni terror nocturno que le persiguiera, no había un monstruo cuyo ruido a metal arañado era horrible, no. Lo que había en lo más profundo de su mente era una calma inusitada, un miedo más allá de lo fantasioso. Había un piso pequeño, ordenado y limpio. Uno con paredes blancas y cuadros de un pasado mejor, uno tan vacío que el silencio sepulcral arañaba su corazón. Ethan no le tenía pavor a unas bestias que para ese entonces no existían, ni a la incertidumbre del nuevo lugar, ni al desconsuelo de encontrarse lejos de su familia.
Ethan estaba aterrorizado de que al volver a abrir los ojos, se diera cuenta de que nunca había abandonado su vida en Londres y de que entonces, la soledad volviera a ser su única compañía.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Noche de chicos
02/09/23, 05:51 pm
Connor escucharía los comentarios de sus compañeros con una leve sonrisa. Puede que estuviera en un mundo lejano, rodeado de desconocidos y otros tantos alienígenas... Pero aquella charla le había relajado de alguna pequeña manera, a pesar de las circunstancias lamentables en las que se encontraba. Él, que desconfiaba y evitaba a cualquiera que no perteneciera a la banda, se descubría así mismo sintiéndose cómodo con ellos. Incluso con Nohlem, quién además de ser un alien también parecía un pijo, pero el varmano estaba logrando traspasar esas sólidas barreras prejuiciosas que había forjado tanto tiempo el motero.
La conversación siguió su cauce durante aquella noche, pero poco a poco iría decayendo. Connor por su parte se veía incapaz de dormir, pero el cansancio mental le pesaba igual y quería al menos intentar conciliar el sueño. Tras darse por terminada la charla Connor cerraría los ojos, y con respiración pesada intentaría descansar. No lo conseguiría. Puede que hubiera pasado por mucho aquel día, demasiadas sensaciones y pensamientos en su cabeza. Pero en vez de apagarle por dentro aquello solo lo mantenía más despierto y activo que nunca. Le recordaba a cuando era apenas un adolescente en sus primeras andanzas con los Wyverns, cuando la adrenalina y acción del día le impedía sumirse en la oscuridad cuando se tiraba en su cama. En cambio solo podía pensar en todo lo que había hecho aquel día con ayuda de sus hermanos del club: atracar a alguien, robar un vehículo para luego desguazarlo y venderlo... Hacer daño...
Ahora sin embargo, en Rocavarancolia, todos aquellos pensamientos no estaban llenos de delitos cometidos, sino de monstruos en barcos voladores gigantes, una ciudad ruinosa y varios compañeros igual de jodidos que él... algunos incluso más. Connor no dormiría nada aquella noche, no. Pero su cabeza trabajaría con velocidad en aquella penumbra asfixiante, pensando en multitud de escenarios donde lograba sobrevivir todo un año y volvía con la banda. Con su familia.
Por mucho que lo intentó, fue incapaz de creerse todos y cada uno de esos finales felices.
La conversación siguió su cauce durante aquella noche, pero poco a poco iría decayendo. Connor por su parte se veía incapaz de dormir, pero el cansancio mental le pesaba igual y quería al menos intentar conciliar el sueño. Tras darse por terminada la charla Connor cerraría los ojos, y con respiración pesada intentaría descansar. No lo conseguiría. Puede que hubiera pasado por mucho aquel día, demasiadas sensaciones y pensamientos en su cabeza. Pero en vez de apagarle por dentro aquello solo lo mantenía más despierto y activo que nunca. Le recordaba a cuando era apenas un adolescente en sus primeras andanzas con los Wyverns, cuando la adrenalina y acción del día le impedía sumirse en la oscuridad cuando se tiraba en su cama. En cambio solo podía pensar en todo lo que había hecho aquel día con ayuda de sus hermanos del club: atracar a alguien, robar un vehículo para luego desguazarlo y venderlo... Hacer daño...
Ahora sin embargo, en Rocavarancolia, todos aquellos pensamientos no estaban llenos de delitos cometidos, sino de monstruos en barcos voladores gigantes, una ciudad ruinosa y varios compañeros igual de jodidos que él... algunos incluso más. Connor no dormiría nada aquella noche, no. Pero su cabeza trabajaría con velocidad en aquella penumbra asfixiante, pensando en multitud de escenarios donde lograba sobrevivir todo un año y volvía con la banda. Con su familia.
Por mucho que lo intentó, fue incapaz de creerse todos y cada uno de esos finales felices.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Noche de chicos
02/09/23, 08:13 pm
La conversación seguiría, aunque el cansancio de todo el día haría mella en Rick cada vez más. Iba prestando atención en todo momento a la charla, pero los párpados le pesaban y por momentos se iba acomodando más en la cama. Estaba poniendo todo su esfuerzo en no dormirse, pero a saber que hora era ya.
Para suerte del neoyorquino, el resto estaba en las mismas así que no tardaron mucho más en terminar la pijamada e irse a dormir. Dejó con cuidado el águila de papel en la mesilla de noche y, como última cosa que diría esa noche, se tapó con las sabanas acompañado de un: -Buenas noches- Luego, solo quedaría la oscuridad. Primero la de la propia habitación y luego la de sus ojos cerrados.
No caería dormido hasta un rato después. Al fin y al cabo, la incertidumbre de lo que llegaría los días siguientes seguía presente y estaba haciendo que cambiara de postura en la cama intentando alejar las preocupaciones. Al menos el sueño y la tranquilidad que era saber que seguirían adelante entre todos, en teoría unidos y ayudándose, hacían una buena oposición que acabó por ganar.
Rick esperaba que el día siguiente fuera mejor que ese, que se resolvieran algunos de los misterios y encontraran comida. Ignoraba todos los dramas y peligros que les estaban esperando a partir de la mañana.
Para suerte del neoyorquino, el resto estaba en las mismas así que no tardaron mucho más en terminar la pijamada e irse a dormir. Dejó con cuidado el águila de papel en la mesilla de noche y, como última cosa que diría esa noche, se tapó con las sabanas acompañado de un: -Buenas noches- Luego, solo quedaría la oscuridad. Primero la de la propia habitación y luego la de sus ojos cerrados.
No caería dormido hasta un rato después. Al fin y al cabo, la incertidumbre de lo que llegaría los días siguientes seguía presente y estaba haciendo que cambiara de postura en la cama intentando alejar las preocupaciones. Al menos el sueño y la tranquilidad que era saber que seguirían adelante entre todos, en teoría unidos y ayudándose, hacían una buena oposición que acabó por ganar.
Rick esperaba que el día siguiente fuera mejor que ese, que se resolvieran algunos de los misterios y encontraran comida. Ignoraba todos los dramas y peligros que les estaban esperando a partir de la mañana.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Noche de chicos
04/09/23, 06:15 pm
Quería aguantar con los demás y sobre todo no ser el primero en caer rendido, pero sin siquiera darse cuenta el varmano fue el primero en callar, el primero en cerrar los ojos y el primero en dejar caer la cabeza hacia delante, más sentado que tumbado. No hubo un momento exacto ni la certeza de no aguantar más, simplemente se desmoronó su vigilia.
Por unos instantes su mente se llenó de edificios altos, de puestas de sol de otro mundo con vaqueros y animales que muy poco se parecían a los que ningún humano conociese, de trenes que viajaban por el mar y gente guapa de narices y ropas extravagantes con la que flirtear sin miedo a lo que les aguardase en la última parada. Después no hubo nada, ni pena ni miedo, ni bueno ni malo. A su despertar no lo acompañaría ninguno de los chicos que tan bien le habían caído (incluso aquel que le había llamado gato), solo una manta, tres figuritas de papel, la fría piedra que gritaba cuan lejos estaba de casa y la desagradable sensación de haberse despistado por 10 minutos y no las 2 insuficientes horas que había conseguido descansar. Si a noches alegres mañanas tristes, ese día sin duda prometía bastante.
Por unos instantes su mente se llenó de edificios altos, de puestas de sol de otro mundo con vaqueros y animales que muy poco se parecían a los que ningún humano conociese, de trenes que viajaban por el mar y gente guapa de narices y ropas extravagantes con la que flirtear sin miedo a lo que les aguardase en la última parada. Después no hubo nada, ni pena ni miedo, ni bueno ni malo. A su despertar no lo acompañaría ninguno de los chicos que tan bien le habían caído (incluso aquel que le había llamado gato), solo una manta, tres figuritas de papel, la fría piedra que gritaba cuan lejos estaba de casa y la desagradable sensación de haberse despistado por 10 minutos y no las 2 insuficientes horas que había conseguido descansar. Si a noches alegres mañanas tristes, ese día sin duda prometía bastante.
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