Noche de chicos

Recuerdo del primer mensaje :

-Ethan, ¿lo has hablado ya con ellos?

Aquella noche el cielo brillaba con especial intensidad. Una luna resplandeciente dibujaba una media sonrisa adornada con multitud de constelaciones a su alrededor. Los hermanos descansaban en la terraza de una pequeña casita rural, disfrutando de las vistas desde la comodidad de sus hamacas. Jasper estaba tumbado, con una pierna tirada en uno de los laterales y ambos brazos descansando tras su nuca. Ethan por el contrario retraído en un pequeño espacio de su asiento, escondido tras sus propias piernas. Ambas apoyadas en su pecho.

-Nah, que va. No se aún siquiera si es buena idea.

Y ahí seguía, dando las mismas vueltas al mismo tema. Jasper le dedicó un resoplido liberando una de sus manos para echarse el pelo hacia atrás.

-¿En serio sigues con eso? ¡Si la última vez estabas ilusionado de cojones!

-Ya, pero… Es que no les va a gustar y es verdad que tampoco sé si lo conseguiré quiero decir es… No sé. Da un poco de miedo, ¿y si no es la opción correcta?

Otro suspiro. El joven llevaba así toda la semana, debatiéndose entre dudas que ya deberían de estar resueltas.

-¿Qué quieres hacer tú? Al margen de lo que puedan decir esos viejos amargados.

-Pues… Supongo que me gustaría intentarlo. Sé que estudiar medicina está bien pero, no sé. -Ethan ya no sabía ni a dónde mirar. Entrar a la universidad cada vez le parecía más lejano y no precisamente por sus notas, si no por sus ganas. Desde hacía tiempo se había estado planteando la opción de intentar meterse a bombero. El problema era la incertidumbre que le daba aquel cambio tan radical.

-Bueno, pues entonces ya está.

-¿Ya está? ¿El qué? - Ethan levantó la voz, agobiado ante respuestas tan insulsas. No como una incriminación a su hermano, si no como una queja al aire.

- Ay la leche, te comes demasiado la cabeza. Escúchame, mira, que soy un viejo pellejo y ya me he llevado palos por todos lados. No hay decisiones buenas o malas, porque la vida es una perra y te puede joder escojas la que escojas. - Termino la frase con una media sonrisa, encogiendose de hombros como si estuviera orgulloso de sus propias palabras.

-Pues vaya, gracias. Ya me siento mucho mejor. -Le respondió siendo notoriamente irónico.

-No he terminado, shu! Lo que quiero decir es que, como no podemos ser adivinos, no sirve de nada darle tantas vueltas al asunto. -A medida que hablaba gesticulaba con una de sus manos, como si aquella charla se la estuviera dedicando a las estrellas. -Olvídate de lo que pueda ocurrir en un futuro y quédate con lo que de verdad sientas que quieres hacer ahora mismo. Que además, sabes que te voy a apoyar sea cual sea tu decisión.

Ethan estaba lejos de quedarse tranquilo, pero parte de esas palabras lograron calar en él. Dejando que aquella actitud más relajada se le contagiara y procediera a recostarse sobre su asiento. Imitando de forma más retraída la postura de Jasper.

-Supongo que tienes razón. Algo. Un poquito.

-¿Un poquito solo? -Le respondió sonriendo, con notable burla en su voz.

-Un poquito solo. -A su pesar, hicieron contacto visual, viéndose cegado por la felicidad de su hermano mayor. Entre piqué y piqué el espacio no tardó en llenarse de risas compartidas. -Te odio. -Sentenció con una amplía sonrisa invadiendo su rostro.

-Yo también te quiero, estúpido. Y recuerda, toma siempre las decisiones que quieras, que ya tendrás tiempo de arrepentirte más tarde.

La escena se desdibujó en un paraje mucho menos bonito. Uno sin estrellas, ni el consuelo de un familiar cercano. Ethan tachaba por quinta vez uno de los folios que tenía sobre el escritorio. Arrodillado en el suelo para estar medianamente cómodo mientras escribía.

-No si ya, tengo para rato. Esto es una absoluta mierda. No he tomado peores decisiones porque no me han dejado, que sí no... - Farfulló para sí mismo, mientras se rascaba la mejilla con la parte trasera del lápiz.

Su hospedaje en el cuarto no había sido precisamente tranquilo. Al llegar decidió quedarse con la cama más alejada de la puerta, donde había una ventana. Dejó doblada su camisa térmica y el calcetín compresor que escondía bajo su pantalón sobre la misma, pero lejos de irse a dormir pensó que podría aprovechar el tiempo en redactar alguna norma de convivencia.

Si Connor había soportado el repiqueteo constante del lápiz contra el papel, y la luz irregular que generaba la antorcha colocada sobre el escritorio, aún le quedaban los murmullos constantes que el asiático profería en bajo. Mezclando sus quejas con suspiros resignados ya que nada de lo que escribía lograba convencerle. Un ejercicio que en un inicio consistía en un mero entretenimiento se le había terminado volviendo frustrante. Imaginando la multitud de conflictos que podrían formarse por el mero hecho de proponerlas.

-De verdad, ¿cómo puede ser todo esto tan complicado?

Nada. No le salía nada. Cansado de sus nulos intentos y con un folio en el que apenas quedaba hueco entre tanto grafito decidió rendirse. Para suerte del pelirrosa, los siguientes minutos pasaron en relativo silencio interrumpido solo por el suave ruido de las hojas al doblarse.

-Hmm perdón eh, no quiero molestar… Bueno, creo que ya lo estoy haciendo qué tontería…  
-Esto último lo comento en un tono más bajo, hablando de nuevo para sí. -Es que vi el símbolo de tu chupa, el dragón que tienes en tu espalda… y eh…

Se estaba rifando una hostia o dos y seguramente merecidas. Dudoso, se acercó al lateral de la cama del canadiense, manteniendo una distancia prudencial y sin separarse del suelo donde seguía sentado. Para acercarle una mano donde podía enseñar lo que le tenía preparado. Ofreciendo que lo cogiera si lo quería.

-Es una tontería. Tengo la mania de regalarlos pero vamos, puedes tirarlo si no te gusta.

En su palma descansaba la figurita pequeña de un dragón blanco con manchitas negras. El pobre no podía sostenerse pues ambas alas se encontraban desplegadas, simulando que estaba apunto de echarse a volar aún careciendo de vida.

El comentario de Connor le sacó una sonrisilla. -La merece, desde luego. Es tan grande que siempre hay algo nuevo que hacer- le respondió vendiéndole un poco más su hogar. A Rick le encantaba viajar, aunque no hubiera salido nunca del país, pero le tenía un cariño especial a su ciudad. Vale, era un poco cliché cuando salía en tantos sitios, pero aquello no quitaba que Nueva York le encantara.

-Exacto- le confirmó a Nohlem cuando repitió los nombres de sus ciudades antes de contar sobre su mundo. El neoyorquino escuchó con especial interés, intentando formar una imagen mental con lo que iba diciendo el varmano. Sentado en el borde de la cama, imagino aquel lugar que parecía tan idílico y bastante parecido a algo que podría existir en su mundo. Sin ir más lejos, y salvando las distancias, le recordaba a lo poco que sabía de Lisboa. -Tiene que ser preciosa, sí- comentó embelesado con la descripción. De pura empatía entendió el sentimiento de Nohlem de añoranza. No hacía ni un día que estaban fuera de sus mundos, pero ya empezaba a echar de menos todo lo que había dejado atrás. Pensar en que les quedaba todo un año a saber en qué condiciones para volver era desalentador, pero no podían hacer otra cosa más que seguir adelante.

A falta de una, el chico de rasgos felinos le dejó dos preguntas, aunque antes de respondérselas Ethan se adelantó a explicar algunos conceptos. Se le escapó una risa suave ante el improvisado profesor, que añadido al mapamundi que había hecho ya estaba esperando que fuera a imitar a Yakko nombrando los países de la Tierra. Sentía un pelín de lástima por el varmano, teniendo que digerir tanta información de golpe, aunque todo sea dicho la clase del británico era sencilla de seguir. -Creo que no se podría haber explicado mejor. Harían falta más profesores como tú- lo felicitó. De momento no entraría en detalles de cómo funcionaba su país, al menos hasta que preguntara y no andaba saturado con todo lo demás. -Te doy el beneficio de la duda porque no he visto cómo es- le siguió el juego a Connor mirándolo y señalándolo para enfatizar lo que había dicho.

>>Yo tengo también 18 años- comenzó a responder a las dudas de Nohlem. -En cuanto a lo de los rascacielos... Hay gente que sí, que le daría pánico vivir a tanta altura, pero también las hay que no tienen problema alguno. De todos modos la mayoría no vive en edificios tan altos como esos, entre que son pocos, caros y en parte se utilizan para oficinas y miradores. En el barrio donde vivía por ejemplo los pisos son bastante más bajos, aunque no quita que te puedas encontrar alguno de diez plantas o más- Si tenían miradores tan altos, al menos aquello último podía ser más cercano a lo que tuvieran en Varmania. O al menos es el razonamiento al que llegaba con lo anterior.

Rick tenía tantas dudas como los otros humanos de la habitación, pero de momento dejaría que las preguntas de Ethan y Connor fueran primero.

Nohlem atendió a aquellas clases particulares improvisadas con las orejas ligeramente gachas en una mezcla de concentración y abrumación. Genial, más nombres. El concepto de lo que era un país fue fácil de entender, pues aunque ellos carecieran de un término la estructura era parecida dentro de cada región. Tenían leyes universales y la cooperación entre ciudades era común, por no decir casi obligatoria para los granta, así que formar países se le antojaba innecesario.

—En Varmania solo hay un continente, o al menos no se ha descubierto ninguno más. O vuestro mundo es gigantesco o vuestros continentes más pequeños.

Quiso corregir a Ethan (era granta, no "grata"), pero de repente el chico dijo ser... ¿¿mestizo??, que realmente venía de la otra punta del planeta y Nohlem petó por un segundo, claramente confuso. Sus pupilas ya agrandecidas por la falta de luz lo hicieron un poco más. Vale, la Tierra tenía que ser minúscula. ¿Cómo podías migrar de un sitio tan distante a otro? ¿Acaso migrar era común? ¿Habían sido nómadas o algo? La primera vez que él había visto a un balera fuera revistas, discos y periódicos había sido, bueno, ¡ayer! Al menos los rascacielos no parecían tan imposibles ni eran la norma, o ya estaría creyendo que todos los europos vivían sobre las nubes. Porque Rick era europo, ¿no? No espera, ese era el mestizo... Rick era estadounidino nuevoyorko y americano. Santítimo Maliketh, lo fácil que era ser bermejo y punto.

—Vale, sí, diez plantas es más o menos el máximo normal en Varmania... —el comentario de Connor le arrancó una risa, conforme con aquella suerte de resumen—. De acuerdo, esa parte es fácil. Espera, ¡¿20?! —su edad le sorprendió, porque si bien es cierto que el pelirrosa parecía mayor no se lo imaginaba tanto. En realidad en el equivalente varmano Connor tendría que tener solo unos meses más que él—. Wow, estás ya para casarte. No lo aparentas... o sea sí, pero te hacía un poco más joven. Yo tengo 17 años.

Quizás en otro momento hubiera razonado que los años duraban distinto en otros planetas, pero la conversación no le daba margen a ello. La siguiente errata le hizo echar muy atrás las orejas, aunque ni de broma se atrevería a corregirle directamente.

—Sí, claro. Como dijo Ethan, tenemos etnias distintas... —una sonrisita irónica adornó su rostro con el añadido de Connor. "Uy sí. Distintísimos". Mejor los sarcasmos para otro momento—. Entre los varmanos hay okaes, baleras y grantas como yo. Es muy raro que haya mestizos porque vivimos en regiones lejanas y es muy difícil acceder a ellas. Eh, —señaló el papel y lápiz de Ethan—, ¿me permites?

Era su turno de dar clase. Dibujó rápidamente una especie de patata con picos y mordiscos e hizo unas cuantas rayas divisorias en la misma.

>>Me salto las islas, no le hagáis mucho caso a la fidelidad del mapa. Aquí —señaló el centro con la punta del lápiz—. Estamos los granta. Tenemos la piel oscura y el pelo de colores tierra. Naranja, rojo, cobre, a veces dorado... en fin. Ya me estáis viendo. Y aquí y aquí —señaló las zonas que rodeaban la granta—. Están los okae. Tienen la piel un poco más clara, como uno de vuestros pequeños, Aniol, y el pelo de color turquesa, verde, lima... —hizo giros con el lápiz como etcétera—. Entre ellos y nosotros hay muchísimas montañas y selva, así que os podéis imaginar porque es difícil acceder a ellos. Es un terreno horrible para hacer más vías de tren y habría que talar demasiados árboles. Y luego en el sur están los balera, que son... tan blancos como vosotros o más —les echó un vistazo significativo, divertido—. Ellos tienen el pelo azul o morado, dentro de ese rango. Y aquí hace un frío horrible. En el norte es casi peor, por eso ahí no vive nadie. ¡Y ya está! Culturalmente somos todos muy parecidos, pero tampoco he viajado para averiguarlo. Supongo que somos tres "estados unidos" muy grandes.

Pero donde uno creería que había tenido suficiente para que le doliera la cabeza, Nohlem, no conforme con la tortilla de información, dejó a un lado el lápiz y el papel con ambos mapas y se inclinó hacia Ethan, ávido de curiosidad. Lo mejor es que aquello le ayudaba a no pensar en todo lo malo.

—¿Hay muchos como tú en la Tierra? ¡Digo mestizos! ¿Cómo viajaron tus antepasados?

Decidió guardarse los comentarios sobre Estados Unidos para sí mismo, porque como buen inglesito que era no tenía ninguno bueno que aportar al respecto. Dudaba bastante que ninguna ciudad de las nombradas fuera más bonita que Londres y menos siendo conocedor de que allí podías comprar un arma a la vez que pillabas una pipas. Irónico, porque al menos eso les vendría bien estando donde estaban.

Siguió escuchando mientras trabajaba en la figurita y cuando Connor mencionó lo diferentes que eran le sacó una ligera risa que acompañó con un rubor ante el halago esporádico de Rick. Diferentes, bueno... Aniol y él quizá, pero el resto precisamente no eran un buen ejemplo de toda la diversidad que tenían como especie.

No quiso contradecir aquellas palabras pues pronto Nohlem siguió la charla y tuvo que volver a centrarse en la misma por educación y sobre todo, por curiosidad. No todos los días podías conversar con un alienígena sobre las diferencias culturales.
Qué solo tuvieran un continente era una duda tan extraña que se resolvió parcialmente cuando nombró el matrimonio. Vale, o tenían una sociedad más atrasada o allí crecían a pasos agigantados. Por un momento se planteó explicar como era en su sociedad, pero el malentendido le hizo tanta gracia que, tratando de esconder una sonrisa tonta decidió alimentarlo.

-Ah claro, en nuestra sociedad tenemos una costumbre única. Cuando estamos comprometidos la pareja escoge un color específico y ambos se tiñen del mismo para unificar su amor eterno. -Decidió omitir géneros, porque ante la obviedad de que Connor era hetero no lo quería cabrear asignándole una pareja masculina- Rick y yo lo tenemos moreno que es nuestro tono natural, pero Connor si te fijas esta pintado de rosa. Seguramente tu chica también lo tenga así, ¿verdad? - Le dedico al canadiense una sonrisa tan amplia como inocente. No podía hacer daño gastar una pequeña bromita.

Tras aquel inciso dejó que Nohlem continuará sin más interrupciones. Por lo que contaba sus etnias eran bastante más cerradas y marcadas respecto a las suyas, siendo que cuando explicó que apenas tenían vías de transporte cobró bastante sentido en su totalidad. ¿Sólo disponían de trenes? Hasta ahora no se lo había planteado pero claro, a pesar de las similitudes quizá contaban con diferentes avances tecnológicos o quizá, como era su anterior hipótesis estaban menos desarrollados en algunos aspectos.

-Ah, mestizos? Si claro, en su totalidad todos somos mezcla a estas alturas. Incluso entre continentes tan lejanos tenemos formas de viajar muy rápidas y accesibles asi que nos hemos globalizado mucho. Mis abuelos sin ir más lejos viajaron en una especie de coche volador hasta donde yo vivo ahora. -Explicó con calma, sin saber muy bien cómo podía hablar sobre barcos o aviones a alguien que quizá nunca había visto uno. -La diferencia es que cuando son etnias tan diferentes, se nota mucho más el mestizaje, pero ni de lejos soy un caso único. Los eh, asiáticos como mi padre son muy palidos, más bajitos, ojos rasgados y tonos negros tanto de iris como de cabello mientras que la etnia de mi madre es caucásica. Tienen más variedad de colores en el pelo pero tienden a ser claros como el de Damian igual que los ojos son más grandes y también pueden ser desde marrones, verdes hasta azules. Imagino que desde fuera no se ve tanta diferencia como la que notamos nosotros igualmente.

Eso último lo aclaro a sabiendas ahora, de que siendo la raza felina tan multicolor, el rango humano se veía bastante menos amplio y muchísimo más ambiguo. Era difícil al no tener etnias tan marcadas poder categorizarlas de una forma sencilla como había hecho el pelirrojo.

>>Igualmente hay muchas más etnias. Aniol por ejemplo es una que tiene tonos más oscuros de piel, y hay otra que se asemeja más a ti, aunque ellos tienen el pelo de otra textura y son de colores oscuros en su totalidad. Nuestros únicos pelirrojos son como Serena. -Se encogió de hombros al mencionarla, al menos tenía ejemplos físicos que facilitaban la explicación. -Se podría decir que somos bastante más aburridos en cuanto a posibilidad de colores, pero es más fácil ver variaciones en una misma etnia.

Después de tener que dar tanta explicación, confiaba en ambos chicos para que quisieran contarle sobre sus diferentes transportes.

Cuando Nohlem se extrañó por su edad Connor frunció el ceño algo confundido, sin saber qué había de raro ahí. Fue entonces con su comentario sobre que estaba en edad de casarse que el motero abrió un poco los ojos sorprendido con aquello. Estaba en un mundo rodeado de aliens, pero de entre todas las diferencias culturales aquella le pareció desde luego de las más absurdas. Estuvo a punto de negar de forma irónica aquella gilipollez, pero Ethan se le adelantó. Y vaya adelantamiento. Al igual que le pasó con Colmillo y los "yodas", estuvo a punto de descojonarse delante de todos. Aún así aguantó el tipo por el bien de la broma, asintiendo con la cabeza dándole la razón. <<Joder con el inglesito...>>. Pensó divertido el motero, sin esperarse esa faceta más traviesa de Ethan.

-Eso es, joder. Es una costumbre muy antigua que tenemos.- Empezó a mentir encogiéndose de hombros, para reforzar la broma de Ethan.- A mí me habría gustado más de color morado, pero llegamos a un puto acuerdo. Y el rosa también me gusta así que...- Cuando el británico mencionó una posible chica el motero levantó una ceja ante aquello, divertido. La verdad es que siempre daban por hecho que era hetero, pero en realidad Connor había tenido muchas experiencias en ambos lados. Con una sonrisa igual de inocente se dirigió a Ethan.- ¿Y quién coño ha hablado aquí de ninguna chica, eh?-

Teniendo en cuenta sus respuestas parecía ser el mayor de ahí, aunque no por mucho. Desde luego en el grupo había una gran diferencia entre edades. Sin ir más lejos él mismo debía sacarle como unos nueve o diez años a los críos. ¿Qué tenían de especial todos ellos para haber sido raptados juntos, a pesar de ser tan opuestos? Rick explicando un poco los pisos dónde vivía lo sacó de esos pensamientos, y por lo que decía no tenía pinta de ser el típico neoyorquino pijo de mierda. Para el motero eso era un jodido punto a favor.

Tras eso Nohlem siguió detallando su mundo y las diferencias entre ellos. Aunque al rato el canadiense se perdió un poco con tantos nombres. <<Vranamos, otaes, baleras y grantas...>> Intentó memorizar recordando bien algunas palabras y otras no tanto. Tampoco se esperó que su especie tuviera colores tan raros de pelo y su mundo parecía ser lo bastante tecnológico para tener trenes pero no para haberse globalizado y por tanto mezclado. Desde luego era bastante curioso y el motero estaba más que dispuesto a saber más de él y del resto de sus compañeros extraterrestres. Escuchó en silencio la explicación bastante acertada de Ethan sobre las etnias de la Tierra o el mestizaje. Al principio pensó que lo del coche volador era otra broma del británico y estuvo a punto de apoyarle, hasta que entendió a qué se refería.<< Ah joder, que se refiere a un puto avión...>>. Pensó algo decepcionado con que no fuera otra oportunidad de vacilar al felino.

-Que tengáis tantos colores para el pelo es jodidamente raro... o a lo mejor los putos raros somos nosotros- Le dijo a Nohlem con sorna.- También has dicho que tenéis trenes como nosotros, pero no parece que tengáis muchos más vehículos.- Comentó el motero interesado en aquel tema.- En nuestro mundo tenemos de todo: coches, barcos, aviones, las puñeteras motocicletas...- Empezó a contar, aún sin acostumbrarse a decir "en nuestro mundo" a un alienígena con cara de gato y vestimenta de ricachón podrido en el dinero.- Los barcos son como... eh....- La verdad que no tenía ni idea de como explicarse y miró a sus compañeros humanos en busca de algo de ayuda.- Son como... joder, como putos trenes sin raíles pero que van por el agua. O alguna mierda así. Y los aviones son como coches gigantes con forma de... pájaros de metal.- No sabía si estaba siendo claro o no, pero contaba con que Ethan y Rick supieran explicarlo mejor si hacía falta. Después volvió a hablar algo más interesado y una leve subida de voz, que delataba algo más de emoción por aquello.- ¿Tenéis motocicletas allí? Ya sabes, joder...- Preguntó mientras simulaba que sus manos estaban en un manillar. Una explicación jodidamente vaga, pero es que confiaba plenamente en que el británico y el neoyorquino fueran más espabilados para esas cosas.

Vale, las ciudades de su mundo tenían edificios altillos. Ya con lo anterior le había quedado claro que tampoco tenían tantas diferencias tecnológicas como podría ser con otros del grupo, era curioso que sonara parecido a cómo era La Tierra unas cuantas décadas en el pasado. Tenía ganas de saber más detalles de Varmania, si solo era un continente tenía que ser inmenso, ¿no?

Nohlem parecía tener 17 años, así que más o menos tenían la misma edad (ignorando que ninguno sabía de la diferencia de los años en ambos mundos). El comentario hacia Connor le sorprendió un poco, aunque si tal como estaba deduciendo se parecía a su mundo en el pasado, no parecía descabellado que en Varmania tuvieran que casarse más jóvenes. Lo que sí vio extremadamente raro fue la respuesta de Ethan al respecto del tinte del motero, que el mismo corroboró. Miró a uno y a otro perplejo, con la boca entreabierta con duda. No pasó por alto lo último que dijo Connor, pero ahora mismo el neoyorquino tenía preguntas para otras cosas. -Espera, espera ¿Desde cuándo se hace eso? No lo he...- Con el sueño que tenía encima, era ahora cuando empezaba a entender lo que estaban tramando. Dándose cuenta, una ligera risa pasó rápidamente a convertirse en una carcajada (no muy fuerte para no despertar a nadie). -Jajaja. Perdón, creo que os lo acabo de chafar sin querer.- se disculpó.

Después de haber estado denso, Rick volvió a centrarse en la explicación del varmano, que había tomado el relevo de las clases de geografía. -(Granta, okae... ¿y balera?- se repitió mentalmente para quedarse con la lección. Sonaba cuanto menos curioso y con los colores de pelo tan diversos no parecían difícil de diferenciarlos. Al menos si recordabas que colores podía tener cada uno, claro. -Muy interesante. Se me hace curioso que aunque las conexiones sean difíciles culturalmente no os diferencieis mucho- comentó mesándose la barbilla, dejando abierta la "pregunta" por si Nohlem conocía los motivos de aquello.

La conversación pasó a ser sobre los mestizos. Asintió a la explicación de Ethan, saliéndole una pequeña sonrisilla por cómo explicó rápidamente lo que debía ser un avión. -Son diferencias más sutiles que las vuestras, supongo. Pero tal como ha dicho hay bastante diversidad.- le dijo al varmano reforzando lo anterior.

Connor por su parte decidió contar sobre los transportes terrestres, sin mucho éxito a ojos de Rick. Eran un intento de visualizarlo, desde luego, pero lo de los barcos le hizo arquear las cejas de forma bastante pronunciada. Antes de que el cerebro de Nohlem cortocircuitase con toda la nueva información, se levantó de la cama para coger el papel donde habían dibujado los mapas y el lápiz. -Si no hay problema, te explico un poco más como son- se dirigió al varmano, quedándose de pie en la cama donde había estado sentado antes. Aquello también iba por el motero, no quería menospreciar en absoluto la explicación que había dado. -Si vivís cerca de la costa imagino que habrá pesca. Algo tendréis para adentraros en el mar, ¿no? Aunque sean canoas o barcos a vela o remo. Un barco viene a ser más grande, aunque depende del uso que se le de.- contó mientras hacia un pequeño dibujo que enseñó a los tres: un barco parecido al Titanic. -Un avión es más complicado de explicar, pero puedes quedarte con lo de un "pájaro de metal". Es el medio de transporte que más rápido y lejos nos puede llevar en nuestro mundo, ya has escuchado antes la historia de los abuelos de Ethan.- igual que antes, dibujó un avión que mostró a todos.

Para terminar la clase sobre vehículos, dio unos pocos detalles más sobre las motocicletas de las que hablaba Connor. -Ehm... Si tenéis bicicletas en Varmania, sería eso más o menos pero con un motor. No se si hay coches, que sería lo más parecido, pero sino piensa en el motor de un tren en miniatura, aunque no usamos carbón.- Había intentado mantenerlo lo más sencillo posible, pero se le hacía raro explicar cosas tan cotidianas en La Tierra adaptándose a lo que podían conocer en ese otro mundo.

Nohlem creía todo lo que le decían con la misma inocencia con la que Aniol creía en Santa Claus. Después de todo, ¿quién era él para juzgar qué era cierto y qué no? ¿Teniendo humanos delante, compartiendo torre con un espíritu del bosque, un lagarto y un lobo bípedo? Lo del tinte le pareció curioso cuanto menos y de alguna manera, bastante romántico. Connor era el único que tenía el pelo de dos colores y coincidía con ser el mayor de todos así que era totalmente lógico, pero antes de que pudiera pedir perdón por cuestionar su soltería o divagar sobre que color le gustaría a él otro dato le abrió los ojos de par en par.

—¿Os podéis casar con personas de vuestro mismo sexo en la Tierra? —su expresión de sorpresa dio paso a una de alegría llena de envidia—. Anda que no le pediría yo matrimonio al chico de cocina si pudiera.

Fríamente ni siendo legal podría. Tendría que casarse con alguien de su status y no con un cualquiera por mucho que le gustase. Alguien como Ovhirio, por ejem...- Santos, no. Ese capullo no. ¿Su hermana huía de él y le tocaba a él comérselo? No obstante la reacción extrañada de Rick delató aquello como una broma, a lo que el varmano agachó las orejas para mirar a Ethan y Connor con cara de póker. No sabía que tanto era coña de aquello que le habían dicho, pero lo sumó todo al bote con decepción.

Por eso mismo Nohlem empezó a tomarse la información que le daban, en particular esos dos, con una de cal y otra de arena. Su rostro se iluminó con los "coches voladores" de los que hablaban, y aunque sonara igual de convincente que todo lo anterior... bueno, sin duda era lo más loco y complejo hasta ahora. Por mucho que la historia del mestizaje estuviera demasiado elaborada para ser mentira y todo casara muy bien con la idea del pájaro de metal y la globalización, Nohlem mantuvo su credibilidad a raya.

—Pelirrojos blancos —comentó con una sonrisa irónica—. Ya. De no ser porque la he visto...

Las cosas no mejoraron lo más mínimo cuando Connor le tomó en relevo a Ethan para hacerle una masterclass de medios de transporte. El varmano quiso corregirle, "he mencionado trenes, no que solo tengamos eso", y quizás debería hacerlo ahora que estaba a tiempo o la bola siguiría creciendo en vano.

—Eehh... Sé como- —las palabras murieron en sus labios.

Sí, sabía como eran los barcos, pero eh- quizás los barcos humanos fueran totalmente distintos. ¿Trenes? ¿¿Sin raíles?? ¿¿¿Acuáticos???  Y ahí estaban otra vez los coches voladores, pero ah, ahora eran gigantes. Claro. Lo que habría sido enfado por tanto cachondeo empezó a convertirse en absoluto delirio cuando, para más inri, aquel que creía más serio se unió a la maldita explicación de lo que era un barco, haciéndolo incluso ofensivo. Vale que no estuvieran tan mezclados como para tener pelirrojos blancos y el transporte fuera complicado en su mundo, pero... Es que claro, un barco era como un barco a vela pero más grande. Nohlem no pudo más: su semblante fue deformándose en algo que estaba a medio camino de la risa y el llanto, y el bufido que soltó no pudo hacer nada por contener las carcajadas que estallaron en su pecho como fuegos artificiales antes de tiempo. Se tapó la boca y se encogió en sí mismo, temblando ligeramente por las risas mientras agitaba la mano suelta como perdón y/o pausa delante suya.

—Aaah, no, no ¡perdón!, ya, lo siento- Ya —tomó aire, aún con el rostro escondido tras la palma de su mano. Sonreía y negaba con la cabeza a la par—. Por favor. Sé lo que es un barco, sé lo que es un coche, sé lo que es una motocicleta, sé lo que es una bicicleta, sé lo que es un carrito de bebés y sé lo que es una broma. ¡Ya! Tenemos cruceros de no-sé-cuantos kilómetros de longitud pero no todo el mundo se los puede permitir, mis padres tienen un coche, sé montar en bici, por favor, —otra risa—, cambiemos de tema.

Lejos de estar molesto los ojos de Nohlem relucían por la humedad y las ganas de seguir partiéndose de risa ahí mismo. "Tren acuático sin raíles..." Salvó el obsequio que le había hecho Ethan antes de que cayera al suelo por haber estado temblequeando en sus rodillas y, sin pensarlo dos veces, lo alzó hacia ellos.

—¡Tambien sé lo que es un conejo! —se rió, ya cansado–. Por todos los Santos del necrolimbo, ojalá me quedara seriedad en el cuerpo para deciros que en Varmania ejecutamos a los mentirosos o, no sé, alguna invención más estrafalaria pero... no, no puedo seguiros el ritmo —cogió aire y suspiró—. Ahora, que no me ha quedado claro —les señaló con la mano abierta—. Entonces de qué color tienen el pelo teñido vuestros abuelos. O abuelas, ya no sé con quienes pueden casarse o no...

Los temblores y la sonrisa serpenteante que siguieron a aquella frase la hacían bien clara. Augurios sin cola, estaba peor que cuando bebía vino en las fiestas.

Aquel intento de pijamada estaba siendo cuanto menos curioso, ya no solo por el contexto absurdo, propio de un sueño febril, que les había llevado a ese punto, si no por lo agradable que estaba resultando ser. Los problemas y conflictos quedaban ahogados tras unas risas malamente contenidas al escuchar el intento de descripción que hacía Connor con cada vehículo.

Si ya al inicio fue difícil contener la sonrisa cuando le siguió la broma sin ningún tipo de duda en su rostro, el que llegara a remarcar que podría no tratarse de una chica le hizo ladear la cabeza, ganando una nueva perspectiva sobre el joven. El estupor momentáneo se convirtió en una silenciosa euforia al conocer que no era el único con una orientación sexual no normativa y que fuera precisamente el pelirrosa quien la sacara a la luz borró cualquier duda que pudiera tener sobre compartir la suya propia. No es que Ethan tratará de esconderla, pero en su día a día simplemente se había acostumbrado a tener un perfil bajo sobre la misma. Poder hablar tan coloquialmente sobre el asunto le quitaba un peso y una incertidumbre de encima que dejaba espacio libre para una risa más distendida. Risa que no tardó en aparecer en cuanto efectivamente, decidió explicar  como era un barco. El londinense luchó por contenerla, cubriéndose la boca cuando los primeros síntomas llegaron y unas carcajadas suaves se le escaparon por lo bajo. No quería hacerlas notorias a riesgo de que su compañero pudiera sentirse ofendido, pero dios le librara de aquellos ¨trenes acuáticos¨ que por lo que sea él nunca tuvo la suerte de ver.

Por si fuera poco cuando se sintió liberado al callar Connor lo siguió Rick con una torpeza similar solo que mejor explicada. Le dio ternura verle tan confuso ante la tomadura de pelo (Nunca mejor dicho), negando ante sus disculpas para demostrar que estaba de todo menos enfadado, tarde o temprano tendrían que habérselo aclararlo igual al pobre pelirrojo. Al menos el avión tenía una mejor descripción que la aportación tan ambigua que dieron ellos dos, aunque no supo muy bien si definir un barco comparándolo con otro barco más chiquito cuando desconocían si Nohlem sabía que era si quiera fuera la mejor opción.  A esas alturas tampoco importaba mucho, estaban todos tan perdidos que al menos podían compartir la incompetencia en equipo, se sentía hasta arropado ante la idea de no ser el único apurado al intentar ayudar.

La pelota siguió pasando y por fin le volvió a tocar al felino, quien de nuevo le logró sacar una mueca de sorpresa al continuar la mofa de Connor. Vaya, tenía sentido, tras la charla con Tawar y Airi si algo quedaba claro es que sus sociedades eran muy diversas pero podían seguir encontrando en ellas diferentes formas de expresión, o al contrario, gustos muy similares. Una risa acompañó el comentario sobre casarse con el chico de cocina y si bien le apenaba escuchar que allí ese tipo de matrimonios no estaba legalizado, entendía que si la sociedad era un poco más antigua siguiera viéndose raro. Al fin y al cabo no hacía ni 20 años desde que se legalizó en su país, siendo que compartían tantas cosas en común quizá esa era otra de ellas.

-¡Ah claro! Aquí te casas con quien quieras, al menos en mi país, vaya. -Decidió omitir todo lo que acarrea ser una minoría en la tierra. La conversación estaba siendo demasiado alegre como para fastidiarla con un contexto más agridulce que al menos él había tenido la suerte de no vivir. -Si no fuera así yo estaría bastante jodido pfff -Se atrevió a unirse a la broma, sintiéndose a gusto con las confesiones del resto. -No conozco a tu cocinero, pero seguro que me parecería mucho más lindo que cualquier muchacha de mi hogar.

Después de que Rick les hubiera expuesto Ethan le dedicó al gato una amplia sonrisa, tratando de ocultar bajo un rostro inocente la pillería que acababa de hacerle. Por suerte, el tema pasó a segundo lugar cuando el joven extraterrestre rompió a carcajada limpia y si bien al principio no entendió el chiste, cuando se explicó atropelladamente no pudo contener su propia risa. El ambiente era tan surrealista y a la vez tan liviano que tampoco sabía muy bien si sus risas eran un contagio de las del pelirrojo o venían del absurdo del conjunto. Poco importaba, fuera lo que fuera la alegría era tan real como sus intentos nulos por contener el aliento. Acabó apartando el papel para evitar doblarlo y repitió como en primer lugar el amago de cubrirse el rostro, avergonzado al expresar en voz alta esa felicidad, por mucho que fuera compartida.

Cuando la calma sucedió a aquella comedia tormentosa se permitió llenarse el pecho de aire antes de continuar hablando, ay dios, si equivocarse iba a llevar a esa situación, ojalá lo repitieran más veces en lo que quedaba de noche.

-Ay no, no, perdona, perdona. ¡Prometo que la única mentira ha sido la del pelo! -Y como para reafirmar sus palabras se llevó una mano al pecho, en un código de honor muy extraño que tampoco planeaba mantener a largo plazo. -Connor lo tendrá teñido de rosa porque le gusta y ya, aunque le queda bastante bonito diré. -Comentó dedicando una sincera sonrisa al canadiense, no mentía, le parecía un color interesante. No es que él fuera a teñirse el pelo de algo así, pero podía apreciar el gusto ajeno.

Se acabo recolocando en el asiento tan incómodo que suponía el suelo viendo de reojo que la pobre águila quedaba aún lejos de completarse con tanta distracción de por medio. Visto que ya se habían puesto al día con el contexto medio de sus respectivos mundos, tal vez era hora de conversar sobre temas más banales y sencillos.

>>Va, no más vehículos! Podemos hacer una pijamada real y hablar de otras tonteriaaaaas, como no se… gustos, chicos o preguntas estúpidas que seguramente sean comunes como colores favoritos!

No era una proposición clara, más bien dejo la idea al aire para que la cogiesen como quisieran. Estaba muy guay saber de otras culturas pero también quería saber un poco de ellos como personas.

Nohlem pareció caer en aquella broma tan improvisada y también soltó un comentario que dejó ver que le gustaban los chicos, al igual que hizo después Ethan. El club siempre había sido muy abierto con las orientaciones de cada uno, así que Connor nunca se había visto en la situación de tener que fingir nada y no le sorprendió que otros hicieran una revelación similar. Aunque sí era una coincidencia curiosa que en eso se parecieran los tres, a falta de saber dónde se posicionaba Rick. Por otro lado éste se encargó de chafar por completo la tomadura de pelo al felino, y Connor negó con la cabeza decepcionado y sonriendo un poco. A Nohlem por su parte no pareció hacerle mucha gracia a juzgar por su cara de póker, pero para él había sido bastante divertido.

Otro asunto que pareció serlo fue su jodida explicación sobre los trenes acuáticos, ya que no se le escaparon las risas apenas contenidas de Ethan. Bueno, en realidad las entendía. Había sido una explicación de mierda y Connor no pudo evitar contagiarse un poco de su humor.-¿Y tú de qué cojones te ríes, gilipollas?- Le soltaría al británico con tono divertido, con una ceja levantada y una sonrisilla en el rostro. Rick se encargaría de darle algo más de forma y coherencia a su explicación y Connor le animaría a ello.- Adelante, joder.- Comentaría con los brazos cruzados, expectante.

El neoyorquino demostró ser algo más espabilado a la hora de explicar cosas de la Tierra, y el motero se limitó a escuchar en silencio mirando a unos y a otros. ¿Quién se lo iba a decir? Hacía nada se encontraba en una fiesta de la banda rodeado de sus seres queridos, y ahora se encontraba en un mundo alienígena. Rodeado de desconocidos y algunos de ellos provenientes de otros mundos. Y aún así, al menos en ese momento, se sentía más cómodo de lo que habría imaginado. Aún tenía una gran espina en su corazón, y dudaba que pudiera sacarla mientras no estuviera en casa. Pero al menos estaba pasando un buen rato a pesar de las circunstancias. Incluso alguien que parecía tan jodidamente rico y pijo como Nohlem, cuando explotó en risas clamando que conocía todas esas cosas, logró sacarle una leve sonrisa al motero.- ¡Haberlo dicho antes, cojones!- Apuntaría Connor levantando un poco las manos.

El cumplido de Ethan sobre el color de su pelo le hizo asentir con la cabeza agradecido y algo orgulloso. Sin embargo su siguiente propuesta lo puso algo tenso, a pesar de que tenía bastante sentido. Hablar de cosas más personales era algo que iba a acabar pasando, pero tenía su riesgo. Al fin y al cabo podían preguntar cosas que no le convinieran al motero, pero si llegaba el caso mentiría como otras veces que había hecho en el pasado. Lo mejor era adelantarse a cualquier pregunta y ser él quién diera datos, al menos así podía hacer que se centraran en esos.

-Para una pijamada hace falta tener unos putos pijamas y no estar en un jodido castillo.- Apuntó con sorna el canadiense. Luego se puso algo más cómodo con la espalda apoyada en la pared, y mirando a sus compañeros se dispuso a ser el primero en contar algunas cosas.- Mierdas que me gusten, joder...- Dijo con el ceño fruncido y algo pensativo. En realidad no tenía que pensarlo mucho, lo tenía bastante claro, pero nunca había compartido cosas así con gente externa de la banda. Simplemente no estaba acostumbrado y se sentía algo extraño y raro.- Pues me gusta montar en moto, por eso te pregunté por ellas.- Dijo encogiéndose de hombros y dirigiéndose a Nohlem, después siguió hablando.- También me encanta la puta música country, desde que vi mi primera película de vaqueros.- No pudo evitar esbozar una leve sonrisa en el rostro, por unos instantes. Después frunció el ceño y algo más incómodo volvió a hablar.- Y sé tocar la puñetera guitarra y cantar un poco. Pero como alguien me lo pida, le pongo los putos huevos de corbata.- Se apresuró a decir con una leve sonrisa. Aquello era algo más personal, hasta el punto de que solo tocaba la guitarra y cantaba cuando sabía que ningún miembro del club vendría a incordiarle. Le hacía ver las cosas de manera diferente e incluso sensibilizarlo más de la cuenta. En la Tierra nunca le habría revelado ese hobby a tres desconocidos, pero estaban otro mundo y bastante jodidos. <<Qué mierda importa cuando hay gusanos gigantes allí fuera...>> Pensó el canadiense cruzándose de brazos.

Satisfecho con la explicación, espero a las posibles preguntas que pudiera tener Nohlem o si por el contrario había entendido todo. Para lo que no estaba preparado era para ver al varmano partirse de risa allí enmedio. Rick lo miró desconcertado hasta que dijo lo que ocurría, momento en el que el neoyorquino se descolocó aún más y le empezó a atacar la vergüenza por aquel patinazo. Lo bueno es que le duró poco, porque con el buen humor con el que se lo había tomado se le contagió la risa. -Perdón por la chapa entonces. Entre que ya he tenido que explicar otras cosas así y el sueño estoy que no estoy.- se disculpó entre carcajadas.

Le habría seguido la coña al chico, pero sin tener ni idea de cómo habían sido sus abuelos (tanto los padres de Bob como sus abuelos reales) no se le ocurría nada que tuviera un mínimo de sentido. A Bob no le quedaba apenas familia cercana quitando a algún primo en otro estado, así que solo se tenían el uno al otro. Tampoco era su intención deprimirse en un momento animado, así que apartó sus pensamientos y volvió a la conversación. -Doy fe de ello. Es lo único de lo que puedes desconfiar. Y técnicamente de las explicaciones de mierda de los transportes, pero se estaba intentando lo que se podía.- dijo levantando una mano para reforzar la afirmación de Ethan.

El tema cambió pronto a algo mucho más sencillo. A Rick se le escapó una sonrisilla ante la mención de la pijamada. -Va a ser la pijamada más curiosa del mundo, pero me vale- asintió después de Connor. Algo tan sencillo como aquello se le hacía extraño cuando estaban a saber cuanta distancia de su mundo y había extraterrestres con ellos. Les faltaban muchas comodidades para lo que debería ser una fiesta de pijamas en condiciones, pero para recuperar algo de normalidad lo veía bien. Les hacía bastante falta.

Escuchó al motero con interés, apoyando la barbilla en su puño. -Fan del western, ¿eh? Controlo un poco más de la música, pero alguna peli me he visto- comentó cuando terminó, para acto seguido añadir tranquilizadoramente: -Y tranquilo, aquí nadie obliga a nada.- No podía negar que tenía curiosidad por escucharle, pero no iba a ser él quien fuera a buscarle las cosquillas al grandullón.

Después, el neoyorquino decidió contar algunos de sus gustos. -A mí me encanta cualquier cosa que tenga que ver con misterios, sean novelas, películas, juegos... En cuanto a la música soy bastante ochentero, aunque escucho un poco de todo.- Miró a los otros dos humanos con lo siguiente que dijo: -Se que puede ser un poco raro, pero la escuchó en un Walkman que me regaló Bob- Para terminar con la estructura que había seguido Connor, acabó de brazos cruzados: -He hecho algunos pinitos con el bajo y la guitarra, pero lo mío es el baile. No me importaría hacer alguna demostración, pero sin música me cuesta un poco.-

En cuanto terminó, hizo un gesto con la cabeza a Nohlem para pasarle el turno de palabra: -¿Y qué te cuentas tú?- Después de dejar claro que sus mundos tampoco era tan distintos, tenía interés en saber más de lo que habría allí. Aparte, entendía que con sus gustos algunas cosas seguramente no lo habría entendido. Intentaría explicárselo si preguntaba, esperaba que mejor que con lo de antes.

Menos mal que su risa se contagió, no habría podido mirarles a los ojos si les ofendía o enrreacería el ambiente en la primera noche. Sus carcajadas menguaron (solo un poco) cuando Connor le replicó, levantando ambas manos como si le estuvieran apuntando con una pistola.

—¡Lo intenté! Lo intenté, pero… —rió otro poco más—. Parecíais tan concentrados que…

“Y tú me sigues dando miedo, compañero, como para interrumpirte”, pensó con humor, pero por supuesto solo para sí. Despachó las disculpas de Rick e Ethan con un par de manotazos al aire, ignorando gracias a la energía y las mil cosas que tenía en mente que si el- (eh- ¿de dónde es que era? ¿Londi…nense?), que si el londinense decía la verdad entonces los pájaros de metal también lo eran. No obstante si le daba por pensar en ellos en otra ocasión, con la respuesta de Rick no cabría duda: los “pájaros de metal” serían la explicación nefasta de un teleférico.

Intentó que la sorpresa de saber que a Ethan no le gustaban las chicas no se reflejara en su rostro, pues tampoco podía trasladar cosas de su cultura a la ajena. Si podían casarse con quienes quisieran no tenía porqué sentir lástima por él, además, saber las preferencias de al menos dos en la sala (y ante la duda, Rick era otro) abría cierta vereda…
“¿En serio me han secuestrado y estoy pensando en esto? Que no son ni varmanos y uno tiene pinta de haber matado a alguien…” se reprendió. Al menos las risas que le proferían sus propios pensamientos se mezclaban con el ambiente. Se puso cómoco en la cama y le dio un par de vueltas al conejo de papel delante de su ojos antes de atender al pelirrosa, de nuevo sorprendiéndose por detalles que para un varmano no eran normales, y es que Connor no tenía pinta de tener poder adquisitivo suficiente para permitirse una moto, ¡pero eh! Otros mundos, otras normas. No tenía idea de lo que era una película, pero igual se le iluminó el rostro cuando habló de música.

—¿Tocas la- oh. Hm- —empezó con demasiado entusiasmo y calló deprisa, con los ojos como platos. Le gustaba la corbata que tenía, gracias. Que en fin, tampoco es que tuvieran una guitarra ahí para pedir una demostración completa, así que estarían a salvo.

Rick también mencionó las “películas” y más términos propios como ochentero o gualcman, pero visto que el mayor y él tenían el don de expresarse como un libro cerrado e Ethan era el engañabobos por lo pronto se abstendría de preguntar. No iba a convertir la pijamada en un “explícale (mal) al novato de Nohlem cosas que no conoce”, no cuando tenía tantos ganchos en común donde agarrarse. Connor tocaba la guitarra, Rick también, y encima a este último le gustaba el mismo género literario que a él.

—¡A mi también me encantan las novelas de misterio! Entre mi hermana… —vaciló. Ah. Un pinchazo a los recuerdos—. Entre mi hermana y yo teníamos una biblioteca importante. Aunque casi todos eran de mi padre. También me gustan los juegos de estrategia y las cartas. Ojalá tener una baraja aquí, la verdad. Pero… —se incorporó un poco, deshaciendo aquella pequeña nube gris de sus pensamientos con algo que le apasionaba de verdad—. Lo que más me gusta es tocar el piano. Me podría pasar las horas muertas con uno. También canto, pero a mi no me da vergüenza como a otros.

Aquello lo añadió mirando a Connor con una sonrisita inocente. Si sabían lo que era un barco, un tren y una guitarra sabrían lo que era un piano, o eso esperaba, porque explicar lo que era ese armatoste era algo por lo que no le apetecía pasar.

—Bailar sin música es como beber de un vaso vacío, ni te molestes —despachó el ofrecimiento de Rick con un bufido divertido—. Supongo que eso de ochentero es un estilo musical… El country sí lo conozco, aunque en mi ciudad no se oye mucho. A veces en la radio puedes encontrar algo, o si hay algún festivo si eso… Yo soy más de boleros. O de rumbas, jazz, swing... Mucho swing.

Aquello era extremendamente genérico pero, ¿acaso existía un solo varmano al que no le gustase el swing?

—¿Y tú? —miró a Ethan—. ¿Cantas, bailas, tocas…? ¿Música favorita? ¿Color favorito? ¿Chicos que te gustan? —estaba parafraseándole, nada serio, pero hubo un aire pícaro de regalo en la última parte. En seguida miró a los otros dos con la misma energía—. ¿Chicos que os gustan? O chicas, eh, yo no distingo.

Puede que no hubira tenido muchas pijamadas y aquello pareciera todo menos una pero, ¿qué era echar la medianoche en el cuarto de Kahlo si no había marujeo? No tenían ni que responder a la coña, pero por lanzar la piedra no perdía nada.

Ethan empezó a escuchar lo que sus compañeros tenían que decir con sincero interés. Descubrir que el mismo tipo que hace unas horas tomó como traficante humano ahora era una especie de country boy motorista le sacó una entrañable sonrisa. Oye quién sabe, quizá sus heridas eran de alguna vaca descarriada y no de posibles actos delictivos.La imagen mental del pelirrosa encima de una moto con un lazo dando vueltas en torno al ganado provocó que tuviera que contener la risa para evitar entre otras cosas que se pudiera malentender. ¡Si es que hasta tocaba la guitarra! La broma se hacía sola.

Y si uno no era suficiente cliché, Rick siguió con unos gustos y un… ¿Qué? Parecidos más a algo que escucharía su abuelo que un chico de su quinta. No opinaba mal al respecto, tantas diferencias los convertía en un grupo con un gusto musical curioso, variado cuanto menos. Al ritmo al que iban podían montar una banda improvisada, ya tenían al bailarín, un pianista y un guitarrista. Nohlem siguió con aquella charla y para una sorpresa que cada vez era menor, efectivamente iba confirmando poco a poco que su mundo parecía anclado en una tierra más joven.

Si bien él opinaba diferente y consideraba que bailar sin música tenía su encanto, decidió callarse pues, siendo sinceros, sería al primero que le diera vergüenza tener que enseñar algo así. Le encantaba oír sobre otros tanto como evitar tener que hablar de sí mismo pero su idea de escaquearse con más preguntas se vino abajo tan pronto el felino empezó a avasallar con las mismas.

No es que se sintiera obligado, pero ni entendió que no tenía por qué responder a todas, ni quería arriesgarse a sonar maleducado al no dar ninguna contestación.

-Ah eh, ¿yo? -Quiso confirmar un tanto avergonzado desviando la vista del águila a los demás repetidamente antes de volver a hablar. -Ah no, yo soy bastante malo en todo, ni toco, ni canto y bailar bueno… era un hobby pero lo acabe dejando más de lado, supongo.

Se rió de su propio comentario para intentar suavizar la situación. Quería evitar que sus compañeros se sintieran mal ante la pregunta cuando la realidad era un poco triste. La pierna para su desgracia no había sido tan generosa como para dejarle dar rienda suelta a una actividad que tanto le agradaba.

>>Y con la música hmm pues pop principalmente, soy muy básico y con el color igual, me encanta el azul pero como a casi todos los de la tierra.. Vaya… Ahora me siento como un aburrido después de que hayáis compartido gustos tan chulos.

Su voz no sonaba alicaída, pero precisamente por sentirse así no le agradaba tener que ponerse en el foco. Sus hobbys se habían reducido a bailar y hacer origami y tras la pérdida de su hermano el primero se volvió frustrante y el segundo agónico. No tenía una vida divertida, ni anécdotas que contar o una personalidad brillante de la que presumir. Era alguien normal que tras un accidente se había vuelto tan lamentable que apenas salía de casa. ¿Qué iba a decirles? ¿Que hacía la colada de puta madre y barría como dios? Las relaciones amorosas no eran la excepción, tan muertas como su ánimo durante el último año.

-Pfff no sabría decir, hace mucho desde que tuve relaciones y ninguna me salió especialmente bien. Pero supongo que si intento ignorar mi increíble atracción por tíos malos que son una escoria de persona -Una sonrisa se le dibujó en el rostro al recordar su primera no pareja, que horror, no pudo haber salido peor. -Puees no sé, supongo que cualquiera que me haga reír. El último chico con el que salí era muy lindo, de esos que tienen una energía tan positiva que te hacen sonreír siempre y obviamente era muy guapo. No es que sea superficial peerooo es importante supongo. -Se acabo encogiendo de hombros. -¡Ah mira! Un ejemplo de que estamos muy mezclados, él era Latinoamericano, que es donde está marcado Connor pues un poco más abajo. Era más semejante en rasgos a Aniol y solo vino a mi escuela como un intercambio, vienen a estudiar pero temporalmente.

A Rick pareció interesarle bastante su gusto por la música western e intentó tranquilizarle diciendo que nadie le obligaría a cantar. Connor no cantaría ni aunque lo intentaran, pero agradeció el gesto del neoyorquino asintiendo con la cabeza. Era fan de todo lo que tuviera que ver con el misterio, algo en lo que parecía coincidir con Nohlem, y también de los ochenta además de tocar varios instrumentos.- ¿Tienes un puto Walkman? Joder, sí que te gustan los ochenta.- Comentó interesado con ello.- ¿Lo has traído aquí? Tendríamos algo de música.- Preguntó el motero cruzándose de brazos. Rick parecía alguien bastante culto, de esos que sacan buenas notas en el colegio y se leen dos libros por semana. Connor casi no tuvo estudios escolares en el orfanato y nunca pisó un instituto, lo básico que sabía era más por lo que le había enseñado la banda. Además tampoco era muy fan de leerse jodidos libros: demasiadas letras aburridas. Sí, Rick era bastante diferente a él, pero parecían coincidir un poco en otras cosas como la música.

Por otro lado estaba de acuerdo con el felino en que bailar sin música era una auténtica puta mierda, pero a sabiendas de que no iban a tenerla durante mucho tiempo, tampoco le habría importado ver de qué era capaz Rick. El vramano no tardó en explicar también sus gustos, y a ojos de Connor dejó definitivamente claro que era rico. <<Dice "ominoso" sea lo que sea eso, tiene una "biblioteca importante" y toca el piano... Si eso no es de puto pijo no sé qué cojones lo será>>. Pensó el motero mientras atendía a sus palabras. A pesar de sus prejuicios con la gente adinerada Nohlem le estaba cayendo poco a poco mejor. Quizás fuera porque no parecía dárselas con aire de superioridad, quizás también se debía a que no le quedaba otra que coexistir con él durante un año. Pero el caso es que le resultaba divertido y al igual que Rick y Ethan estaba haciendo que aquella noche fuera mucho más amena y cómoda. También cantaba, dato que aprovechó para tirarle un comentario inocente a Connor a modo de pique.

-Puto gilipollas...- Le dijo al felino ante su "ataque", aunque no pudo evitar una leve sonrisa. Por otro lado le resultó bastante sorprendente que en su mundo hubiera estilos musicales parecidos, pero teniendo en cuenta el tema de los transportes era bastante obvio que vivía en un mundo parecido a la Tierra en muchas cosas. Excepto que tenían jodidas caras felinas. -¿Ahora es cuando formamos un puto grupo?- Preguntó con sorna el motero al ver que ya eran tres que sabían tocar instrumentos, cantar o bailar.

Cuando llegó el turno de Ethan fue bastante diferente ya que adoptó una visión mucho más pesimista, dando a entender que era aburrido comparado con ellos. Connor frunció el ceño con ello y por tercera vez en el día pensó que el británico era una persona extraña. Parecía extremadamente amable (hasta el punto de hacerle un regalo a los tres), y ahora decidía machacarse así mismo. Había sido el primero con quien se había encontrado nada más salir de su celda, y aunque tenía clarísimo que eran muy diferentes, se sentía bastante cómodo con él. Obviamente seguía sin fiarse de ellos como para confiarles plenamente su vida, pero el Connor de dos días atrás jamás habría creído que podría tener una conversación así con tres desconocidos. Aún no sabía si aquello era un avance o un error.

-Si eres malo en todo, ¿cómo explicas esto, joder?-Le preguntó mientras señalaba el dragón de papel en el baúl. -A mí me parece difícil de cojones.- Comentó encogiéndose de hombros, en un intento por animar. Después frunció el ceño, cuando un pensamiento se le vino a la cabeza. ¿Por qué se sentía tan extraño? ¿Era porque estaba intentando hacer sentir bien a alguien que no era del club? Pero aunque le resultara aún más raro, se sentía de verdad agradecido por aquel puto dragoncito. Era lo menos que podía hacer, ¿no? <<Qué putas ganas de volver a Texas>>. Pensó el canadiense harto de rallarse la cabeza, mientras escuchaba los amoríos del británico.- Yo no he tenido relaciones de pareja. Muchas mierdas en las que estar atento.- Empezó a hablar cuando hubo acabado Ethan, recostándose por completo en la cama bocarriba y mirando al techo. Lo cierto es que la ausencia de parejas se debía más a que era complicado cuando siempre ibas rodeado de macarras problemáticos, siendo él uno de ellos, y que nunca se había preocupado mucho por buscar nada. Además de peligroso para un club ilegal tan cerrado como el suyo, donde era importante mantener los secretos bajo llave.- He tenido mis jodidas noches con tíos y tías, pero más con chicas solo porque la mayoría de los gilipollas se creen que soy un puto hetero.- Dijo echándole una mirada divertida a Ethan, ya que lo había confundido con uno antes.

-¿Y tú qué?- Le preguntó a Rick.- Con ese ojo de otro color seguro que tienes a todo el puto mundo detrás tuya.- Teorizó el motero con sorna, después incapaz de contenerse volvió a hablar.- Cabronazo-.

El neoyorquino soltó una risilla con el comentario de Connor. -Como tal era de... mi padre, pero me lo regaló hace un tiempo- explicó dudando por un momento sobre qué palabra usar. Estaba acostumbrado a llamarle Bob simplemente, pero claro, ellos no es que lo conocieran y ya lo había mencionado un par de veces. Además, de momento tampoco quería cambiar al tema si mencionaba que era su padre adoptivo, ya en otro momento tal vez. -Que va. Y menos mal que no lo llevaba cuando Akeyo me trajo, porque estoy seguro de que habría acabado como mi móvil.- respondió con un resoplido. No sabía el motivo, pero si su teléfono no encendía temía que con el Walkam habría pasado lo mismo.

Fue todo un acierto preguntarle a Nohlem, porque ya con lo primero el varmano se ganó toda su atención. -¡Anda!- exclamó por la coincidencia. No es que fuera algo tan raro si sus mundos se parecían, pero aún así a Rick le pareció curioso que tuvieran el mismo gusto. No pasó por alto la mención entrecortada a su hermana, pero como no sabía si era un tema demasiado sensible se centró en el resto de la conversación. -Mola mucho todo. La verdad que no estaría nada mal tener algo con lo que matar el tiempo por aquí.- Aprovechó las bromas para unirse al pique con el motero, incorporándose un poco en la cama: -Pues no es mala idea, aunque nos falta un nombre para el grupo ¿Alguna sugerencia?-

Nohlem siguió hablando de música, haciendo que Rick sonriera un poco al entender de lo que hablaba con el baile. Asintió a la suposición del varmano y escuchó con interés qué tipos le gustaban. Conocía los cuatro, más o menos, pero los que le llamaron la atención fueron los últimos. -No es lo que más escucho, pero el jazz y el swing me encantan. Allí en La Tierra el swing se suele ver ahora con una variante más moderna, pero la base es la misma.- Se cruzó de brazos con una sonrisilla antes de añadir: -Si conseguimos salir de esta tal vez te enseñe alguna canción.- Quedaría un año para ello y eso era si ambos estaban vivos para entonces, pero la propuesta estaría ahí si le interesaba conocer la música terrestre. Si encontraba la forma de traer algún disco o un MP3, claro.

Llegó el turno de Ethan y el neoyorquino ladeó la cabeza extrañado en cuanto el chico empezó a hacer de menos sus propios hobbies. A Connor también le extrañó y le pareció todo un alivio que no fuera el único que pensara que sus gustos fueran aburridos. Al final el motero le estaba cayendo mejor de lo que esperaba. -Estoy con Connor. Hace falta mucha maña para hacer figuras tan complicadas y encima tan rápido- lo animó señalando también al dragón de papel. -Y no se tú, pero la papiroflexia me parece un hobby muy interesante.

Rick no se negaba a cotillear de vez en cuando, así que escucho como el motero y el británico hablaban sobre sus amoríos. Se recostó de lado, apoyando el codo en la almohada para quedar mirando a los tres durante la conversación. Se notaba que tenían más experiencia y en concreto el último novio de Ethan le sacó una levísima sonrisa. -(Ojalá encontrar una chica así)- pensó con anhelo. Connor lo sacó de su ensoñación en cuanto le pasó la pregunta, a lo que lo miró y se incorporó procesando que le tocaba a él. Allí estaba su debilidad: más de una vez incluso había sacado temas parecidos por los jajas, pero en el momento en que él tenía que hablar se cortaba un poco.

-Eh, bueno... Sí que me han salido pretendientes y pretendientas de vez en cuando, pero...- le estaba costando y de hecho estaba mirando a un lado con un ligerísimo rubor. Que encima los conociera de tan poco no ayudaba. -Quitando algún tonteo con alguna chica no es que haya tenido nada de momento- No es que lo hubiera especificado, pero esperaba que con aquello se entendiera su preferencia. Y que no lo juzgaran demasiado.

Sonrió incómodamente al insulto de Connor, una mueca ridículamente tensa que se suavizó lo justo cuando vio la sonrisa propia del motero. No estaba para nada acostumbrado a respuestas así, por muy ¿¿broma?? que fueran le confundían. Tenía que ser como cuando llamaban a uno pillo después de un halago, pero… de pillo a puto gilipollas había un mundo de distancia. Literalmente.

No sabía si con lo que tenían podía hacerse un grupo decente pero no sería él quien les aguase la idea. Mejor si tampoco proponía nombre, porque “Nohlem y los humamones” no era precisamente apto por muy sueltos que fueran las puyas para algunos. El comentario de Rick sobre la música le hizo fruncir ligeramente el ceño.

—¿No es ya moderno el swing? —a lo otro solo pudo esbozar una pequeña sonrisa casi tan incómoda para sus adentros como la que había tenido antes con Connor, pero esta picaba incluso más. “Si salían de esta.” Esa frase era incluso más efectiva en recordarle cuan de jodidos estaban que el hecho de estar compartiendo datos y cuarto con no-varmanos. Pasado el año volverían a sus mundos de la misma manera en la que habían llegado, esa era la norma, pero por muy imposible que fuera aquello que ofrecía el de ojos dispares Nohlem no rechazaría su bondad—. Claro. Me encantaría.

En su cabeza no sonó muy convincente. Igual que Ethan no lo sonó al tocarle turno. El chico o era muy humilde o muy crítico consigo mismo, dos cosas a las que, perteneciendo al círculo al que pertenecía, no acostumbraba, y menos mal que eran tres contra uno o el ambiente se habría enrrarecido muy rápido. Santos, le estaba dando pena, una pena tan incómoda como su ya suficientemente incómoda lista de sonrisas incómodas. Que mal giro.

—Venga hombre, no digas eso. Y no solo el papel, seguro que se te dan bien más cosas… —lo decía desde el absoluto desconocimiento y lejos de buscar un cumplido vacío (él era mejor adulador que eso), le dio una vuelta más—. Mira, hoy has cogido las riendas maravillosamente, que hablo por mi pero yo estaba demasiado asustado para pensar en nada coherente, y aquí te has puesto en marcha en seguida a pesar de estar adolorido. Eso es respetable. Y has sido bastante más agradable que otros... —no debía mirar a Connor, no debía mirar a Connor—. Y que otras.

Con un tono un poco más duro esperaba haber redirigido bien la mirilla a Serena, a quien se refería. En realidad le había dado bastante lástima cuando la había visto llorar, IGUAL que se la estaba dando Ethan con su mal gusto en relaciones. No es que él estuviera excento de haberse topado con gente que era un completo error, y al menos su última experiencia era salvable, pero vaya combinación más pocha se estaba marcando el europo. ¿A lo mejor por eso era tan inseguro? Y porque era cojo, supuso.

—Chico, menos mal, para lo Santo que pareces quiérete un poco. Y claro que es importante, si no te alegran el corazón o la cartera que menos que te alegren la vista —resopló con humor—. Sí que está bien comunicado vuestro mundo, porque tú eras del otro lado del océano, ¿no? Yo nunca he tenido nada que no fuera con otro granta…

Con la respuesta de Connor resonó más al verlo como una experiencia parecida a la suya (era increíble como de rápido perdía y ganaba puntos el tipo) y a lo de que lo creyeran hetero solo pudo añadir “duro” entre pequeñas risas. A pesar de que los tiempos habían avanzado, según como lo dijeras “hetero” seguía siendo un insulto en Varmania, y ahí claramente lo estaba siendo. Aún así quedó algo confuso, ¿por qué tenía Connor pinta de hetero? Pregunta para después. El americano-no-latino volvió a ser faltoso, haciéndole comprender mejor las “normas” de sus insultos y como iban, efectivamente, ligados a una broma o piropo para compensar. Así sí podía acostumbrarse a ellos.

—Una chica con la que estuve tenía un ojo marrón y el otro marrón más claro, pero tan de diferentes como los tuyos no he visto nunca. La verdad es que eres guapo hasta decir basta, ¿eh? —se sumó a Connor con un tono cargado de picardía—. Y eso que no tienes morro.

Su reacción fue la más curiosa de todas, y es que el chaval era más virgen que la nieve. Vale, su hermana tampoco había tenido relaciones, pero nunca se había puesto así de tímida al pensar en posibles escenarios. Además en su caso estaba justificado, el tema con sus padres y el prometido que nunca llegó a tener… ¿Rick pasaría por algo igual? ¿Cómo alguien tan guapo no se aprovechaba de serlo sino? Le resultaba entrañable.

—Oid, no he podido evitar fijarme… ¿es normal que solo os gusten hombres Ó mujeres en vuestro mundo? —preguntaba con cautela, por si acaso, arrastrando las sílabas en momentos donde no haría falta una coma—. Porque tú hablas de chicos y tú de chicas. Tú de los dos, pero la gente cree que eres “hetero” —señaló a cada uno respectivamente, haciendo especial énfasis en el último—. Perdonad si suena raro pero es que en Varmania- bueno, solo te puedes casar con alguien con el que puedas tener hijos por leyes del gobierno, pero fuera de eso lo normal es…

Hizo un gesto con ambas manos y se frenó, colocando una sobre su rostro a modo de “stop”. Le daba especial corte con Ethan porque aquellos que solo gustaban de su mismo sexo eran quienes peor lo pasaban en su mundo, y algo traspapelaba inevitablemente. Si solo te gustaban las mujeres siendo varón, bueno, pasabas sin pena ni gloria, aunque cuando no había métodos anticonceptivos eran los peor vistos, de ahí a que fuera un insulto. Después de todo eran quienes más papeletas tenían a embarazar a nadie fuera del matrimonio, y eso sí que era jodido.

—Perdonad si suena mal, es solo que se me hace raro que la gente asuma lo que te gusta y que esta sea solo una cosa.

Que le colmasen de halagos fue tan buena como mala noticia. Ethan no los andaba buscando en ningún momento y la vergüenza de haber provocado esa situación le hizo tanto acopio que no supo dónde meterse. Notó su rostro volver a arder, víctima de unos nervios que sentía más propios que todas las virtudes que le buscaban. El origami bueno… definitivamente no era una cualidad que fuese a resultar útil en ningún momento. No, apurado de que pudiera repetirse en un ciclo eterno decidió guardarse los comentarios negativos para sí, desviando el resto de su atención hacía el águila a medio hacer.

Decidió continuar con aquel papel por el resto de la conversación pues, cuando le llegó el turno al gato y este decidió regalar más palabras bonitas, agradeció tener la vista ocupada y la espalda haciendo de barrera entre ellos. Valoraba la escasa intimidad que le brindaba no tenerles de cara, con la vista fija en el escritorio improvisado y un rubor que al menos tenía la suerte de guardarse para sí mismo. Desconocía si la rojez era de la pequeña felicidad ganada de tanta validación o si por el contrario era propia de un mal mayor y lo provocaba la vergüenza que le carcomía al parecer que andaba buscando cumplidos.

A esas alturas de la noche Ethan vivía al de esta mañana como una imagen falsa de sí mismo. En su momento había resultado fácil intentar coordinar al resto cuando la necesidad de ayudar imperaba pero en esos instantes estaba tan alejado de recuperar ese carácter que simplemente le costaba asumir el halago. Parecía que se lo estaban dirigiendo a otra persona, a una parte suya que era un mero impostor en el intento de aparentar ser mejor persona de lo que en verdad era.

Pero no lo era y eso se notaba en aquellos momentos banales donde su torpeza ponía en apuros al resto o les obligaba a recular para ayudarle. Si es que estaba mejor calladito, su madre siempre decía: ¨Una mujer que hace las cosas bien no necesita de nadie para saberlo y si es así, es porque definitivamente no las ha hecho tan bien. La validación es un premio de consuelo, no una realidad.¨ Teniendo en cuenta que el londinense ni sentía, ni vivía los halagos, las palabras del resto se combinaban en una bomba explosiva donde la euforia temporal se mezclaba con la culpa amarga.

Fue por todo el cúmulo tan negativo de pensamientos que decidió mantenerse como un espectador pasivo. Escuchando lo que decían y opinando para su interior sobre ello.

Connor con ligues no le sorprendió, si te fijabas en su apariencia tenía sentido que no quisiera nada serio, ahora bien al igual que al resto el comentario de Rick si le pillo por sorpresa. Estaba de acuerdo con sus dos compañeros en que el chaval era jodidamente guapo, con un toque elegante que solo le sacaba más a relucir y unos ojos capaces de abrir conversación por sí solos de lo bonito y exóticos que eran. Le resultaba extraño que no hubiera ligado, y siendo el caso se llegó a plantear que quizá iba sobrado chicas con quien flirtear, pero que era de esa clase de hombre galán que prefería esperar a la adecuada.

La llevaba clara si era así, no le faltaba razón a Nohlem con la indirecta hacía las chavalas. Quien no era horrorosamente borde y poco colaborativa, soltaba veneno puro por la boca aún sin haberse llegado a conocer. La verdad es que les había tocado 2 tesoros nacionales como mujeres.

Para desgracia de un ambiente que él ya percibía arenoso Nohlem preguntó por un tema un tanto delicado, y si bien Ethan nunca había sufrido por ello sabía que hablarlo era meterse en terreno pantanoso. Ahora bien, siendo que su curiosidad venía desde un punto lógico y respetuoso más faltoso le parecía ignorarlo al negarle respuesta alguna.

-Lo normal en nuestra tierra es que sólo te guste el género contrario. A chico le gusta chica, vaya. Los casos raros somos ... -Como no les estaba viendo, tuvo que volver a ladearse aún sentado para señalar con la cabeza en dirección a Connor y luego se encogió de hombros dándose por sentado en la ecuación -Así que no era tan diferente hasta hace no mucho de tu lugar, aquí no te obligan a casarte pero no en todos sitios puedes hacerlo con alguien de tu mismo género.

Chasqueo la lengua un poco perdido en cuanto de mucho debía de profundizar. El riesgo era evidente y ya podía tener algún salvavidas de rescate o estaba por hundir el increíble barco, tuviera o no raíles por debajo.

>>Nuestra sociedad es complicada. Digamos que como la norma es ser hetero es lo primero que se presupone y si no lo eres, lo tienes jodido en muchos aspectos. No a todo el mundo le gusta este tipo de orientaciones y algunos lo encuentran como una excusa para tratarte peor por ello. No es... Bueno vaya, depende igual del lugar claro, en algunos es hasta ilegal ser gay y en otros como el mío son más permisivos.

Sin saber muy bien qué hacer regresó a la figurita, empezando a doblar tan dudoso como estaba y gruñendo por lo bajo al equivocarse en uno de sus intentos. No era la primera vez que una doblez estaba mal dadas pero sí era la primera que dejaría una marca notable en la figurita final. Entre la distracción, la frustración acumulada, el día complicado y el sueño que se le empezaba a acumular no estaba dando pie con bola.

-Igualmente vaya, no quiero joder el ambiente con semejante charla. Creo que Rick hablándonos de que chica sería su ideal es algo más interesante de oír.

Dijo esto último sin girarse a verle, a pesar de que en su tono se notaba cierta picardía de quien iba a pinchar. Le acababa de tirar la pelota al tejado para ver si así se alejaban rápido de los temas escabrosos.

Por lo visto el Walkman de Rick había sido un regalo de su padre, pero lamentablemente no se lo había traído a la ciudad y el motero se lamentó por no poder probar si funcionaba allí. Por otro lado no se le escapó la sonrisa incómoda de Nohlem en respuesta a su "Puto gilipollas". Entendía que no todo el mundo estaba acostumbrado a su verborrea propia de un camionero, pero si iban a estar juntos un año entero ya habría tiempo a que se acostumbraran. Tanto el felino como el neoyorquino parecían compartir muchos gustos, y Connor estaba bastante distraído escuchándolos. Pero ese "Si salimos de aquí" de Rick le hizo fruncir el ceño y recordar por un instante lo que había delegado a un segundo plano: Estaban muy, muy jodidos.

Nohlem y Rick se sumaron a él en cuanto a intentar animar a Ethan, el cuál parecía haberse puesto nervioso o incómodo, porque les había dado la espalda para seguir haciendo origami. Connor también se sentía incómodo intentando hacer sentir bien a alguien desconocido con sus palabras, pero antes de que se diera cuenta se había descubierto haciéndolo de buena gana. El neoyorquino le sorprendió cuando le respondió algo ruborizado a la pregunta de los ligues, y Connor levantó las cejas como muestra de ello. No se esperaba que solo hubiera tenido algunos tonteos. Estaba claro que se debía por cómo era Rick que por que su aspecto no gustara.- Joder, eso no me lo esperaba.- Le respondió a su compañero.- Pero eh, "cuando" salgamos de aquí tienes que aprovechar el tiempo, cabronazo. Te presentaré a unos amigos que tengo en Texas y ya verás lo bien que te lo pasas, cojones-. Comentó con una sonrisa haciendo especial énfasis en el "cuando", porque por muy jodido que supiera que estaban pensaba salir de allí, y fingiendo que se olvidaba de que Rick era hetero.

El vramano hizo una pregunta interesante y que daba para hablar, haciendo énfasis en que al motero lo confundieran con hetero también. El británico se encargó de explicar a grandes rasgos lo capullos y prejuiciosos que podían ser los humanos. Connor se limitó a asentir con la cabeza dándole la razón o cuando Ethan lo metía dentro del mismo bote de personas catalogadas usualmente como raras por muchos otros. Por suerte él no había sufrido marginación o acoso por ser bisexual, en la banda muchos eran del colectivo y nunca había sido una razón para estar avergonzado. Además, suponía que pasearse con delincuentes en moto siempre ayudaba a que nadie te dijera nada por tu orientación si no quería irse con dientes de menos.

-Los humanos somos unos hijos de puta.- Comentó con sorna el canadiense, para resumir de forma tosca y burda la explicación del británico.- Aunque los tuyos tampoco se quedan atrás, joder-. Le dijo a Nohlem con el ceño fruncido e interesado en aquel tema.- Tener que casarte solo con alguien que te dé hijos... suena a puta mierda. Y a algo que hacen los nuestros en algunos países. Supongo que hay heteros cabrones en todos los jodidos mundos.- Opinó sobre aquel tema, encogiéndose de hombros. Aunque heteros o no, por su parte los Wyverns eran otros cabrones a su modo, él incluido. Aunque eso Connor no pensaba decirlo.

Ethan por su parte quería cambiar a un asunto más ameno como las preferencias de Rick sobre su chica ideal. Teniendo en cuenta la poca experiencia de Rick por lo que había dicho, a Connor le daba bastante curiosidad por saber un poco más de eso. Aunque esperaba algo como: una chica buena y responsable, que fuera lista y le gustaran las novelas de misterio. O al menos eso es lo que se imaginaba el motero con una leve sonrisa en los labios, mientras esperaba la respuesta del neoyorquino.

Dentro de lo que cabía esperar, no le cayó demasiado por la repentina vergüenza. Lo más sonado fue la respuesta de Connor, que bien podía estar hablando por los tres. La broma que hizo después provocó que el neoyorquino dejara atrás el corte. Por una parte le siguió el juego con los brazos en jarra: -Me apunto a conocer mundo, aunque no se si los moterOS son lo mío.- Con énfasis en el "os", porque se imaginaba por donde iban los tiros del chaval. Con lo primero si iba un poco más en serio, ya por simple curiosidad de viajero. De momento no es que fuera amigo de Connor, pero comparado con esa mañana le estaba cayendo mejor. ¿Quién sabe cómo se llevarían después de un año? Por la otra parte, el "cuando" le hizo caer en la palabra que había usado y notó el pinchazo culpable de lo que podría haber sentido el resto. Confiaba en que sobrevivirían, pero sin saber nada y quedando tanto... Consideraba que estaba siendo realista, aunque no por ello prefiriera creer en que no pasaría nada.

Nohlem preguntó algo que, después de explicar los motivos, tenía todo el sentido del mundo que le extrañara. Rick hizo un gesto de la mano para quitarle importancia al apuro que tenía el varmano y Ethan no tardó en responderle. El neoyorquino se limitó a escuchar, asintiendo ligeramente de vez en cuando a lo que iba diciendo. De paso también se fijó en los intentos del británico de "ocultarse", hablando sin mirar a ninguno. No sabía si era porque no terminaba de creerse sus habilidades o algo le rondaba la cabeza, pero le preocupaba.

-La verdad que tiene que ser una faena lo de tu mundo. No es algo que se desconozca en La Tierra, pero ya se ve muy poco en los países de donde somos.- comenzó a añadir de brazos cruzados. -Como decía Ethan, en su momento pasaba, aunque por suerte las cosas están cambiando y hay bastante más libertad. En teoría al menos.- Se acomodó un poco en la cama antes de seguir. -Todavía hay países que no lo aceptan e incluso dentro de los que lo permiten sigue habiendo odio a quien es diferente de la "norma". Es un tema complicado...- Gesticuló las comillas dando a entender lo que pensaba de la supuesta normalidad.

Estaba con Ethan en cuanto a que no quería seguir la charla con un mal sabor de boca por tratar un tema tan delicado, pero con lo que no estaba de acuerdo era con el tema para sustituirlo. -¡Ah, venga ya!- se quejó sin seriedad y un nuevo ruborcillo de mejillas mirando al medio japonés. Seguía preocupado por si podía ayudar en algo, pero no se sentía con la confianza suficiente para preguntar. Así que, a su pesar, suspiró y comenzó a explicar su tipo: -Pues, a ver... Tendría que ser una chica con la que se pase el tiempo volando estando juntos, que congeniemos bien aún con las diferencias de cada uno. Si vamos a lo ideal imagino que tendríamos que compartir gustos, pero tampoco es que vaya tan exquisito en eso. Con unas cuantas coincidencias estaría bien, supongo- Igual que antes, miraba hacia otro lado esta vez no dejándose llevar de más por su lado romántico. Con éxito variable. -En general si es divertida, decidida con sus objetivos y buena persona, aunque suene cliché, ya gana bastante. Y el pelo castaño me llama un poco, pero tampoco es que sea decisivo ni nada- al menos en el apartado físico, era lo único que iba y estaba dispuesto a contar.

Abriendo los brazos a los lados, terminó bromeando: -¿Qué, ha sido interesante? Ya podríais soltar prenda vosotros también, ¿eh? Si es una pijamada aquí no se libra nadie.- Aún con lo extraño de la situación, en un mundo distinto con un alien en la habitación, y lo que le costaba a veces hablar de esos temas, Rick se sentía tranquilo. No había preocupaciones en ese momento, aún cuando el hambre y la incertidumbre seguían en los rincones de su mente. Solo eran cuatro chicos hablando hasta las tantas de la noche.