La fiesta de la mansión - RV Gakuen

Recuerdo del primer mensaje :



La casa estaba de las últimas dentro de la urbanización privada, pero incluso si alguno no tenía la dirección exacta sería fácil saber cual de todas era. Había tantas luces encendidas dentro y fuera del edificio que brillaba en la distancia. Según se fueran acercando al destino los invitados notarían la vibración de la música en el ambiente, que dadas las dimensiones de los terrenos del resto de viviendas no debería suponer un problema para los vecinos. A pesar de ser una urbanización antigua las calles parecían totalmente nuevas, casi todas las casas eran de estilo victoriano e iban de chalets a mansiones pasando por putos palacetes, y si bien la de los hermanos no era la más grande no se quedaba atrás en impresionante: parecía una casa señorial sacada de la Habana. Las verjas eran altas pero permitían ver el interior, bordeadas de arbustos de hibiscos, palmeras y otras plantas tropicales, un inmenso sauce llorón asomaba por detrás de la construcción y el portón estaba abierto de par en par en un exceso de confianza por la seguridad del vecindario. La imagen podría parecer de otra época si le restabas que estuviera sonando Bad Bunny a todo trapo o que en la calle ya hubiera varios coches de este siglo aparcados.

En las escaleras que daban a la puerta principal Kahlo atendía a los recién llegados mientras esperaba a que todos sus invitados apareciesen. La chica estaba perfectamente maquillada para la ocasión y llevaba el pelo -teñido de blanco como ya venía siendo habitual- recogido en un elaborado moño trenzado. Vestía con una camisa blanca con rayas muy abierta (no era a posta, el primer botón estaba a la altura en la que estaría el 3er o 4to botón en una camisa normal), unos pantalones de talle alto y unos zapatos con un poco de tacón. En las orejas llevaba los aros de oro más grandes que tenía, una cadena de oro que encajaba con el escote, uno o dos anillos por cada dedo de su mano izquierda, las uñas pintadas de un rojo muy oscuro y tantísimas pulseras y brazaletes como para que cualquier gesto que hiciera con esta sonase como el trineo de Papá Noel.
Al sol le faltaba muy poco para ocultarse del todo y la brisa hacía que apuntase a ser una noche de verano perfecta… si su hermano y sus amigos no la liaban.

Y pensando en el rey de Roma, apareció detrás suya. Vestía parecido a ella, aunque había rebajado el nivel de elegancia: una camisa veraniega negra con estampados de hojas de palma y flores rojas, de momento cerrada hasta arriba, unos pantalones marrones y unas vans negras. Llevaba dos anillos en cada mano, un colgante con una moneda de oro y sus aretes de siempre. Ya tenía pintalabios en la mejilla, y por lo pronto solo en la mejilla.

—¿Cuántos faltan?
—A mi que me cuentas, Nohlem. No me has dado una lista de gente —dijo lamiéndose el pulgar para borrarle el pintalabios como si de un niño manchado de helado se tratase—. Yo estoy esperando a los míos y diciéndole a tus amigos que se ahoguen en la piscina.
—I mi qui mi cuintis Nihlim- espera, ¿les estás diciendo qué?
A Kahlo se le escapó una risa con el tono preocupado que puso.
—Solo hazme el favor de no perderte tan pronto, que la gente llega y no sabe donde estás. Y si rompen algo es responsabilidad tuya.

Nota:

Adam no iba bien, Colmillo no iba bien, Tayron no iba bien. La verdad era que estaba siendo un fiestón, aunque esperaba que aquello no fuese a peor, porque tampoco quería estar haciendo de madre de los demás. La respuesta de Adam a su pregunta la hizo reír antes siquiera de que su cerebro lo procesase bien, y se tapó la boca con la mano en cuanto se dio cuenta. Vale, a lo mejor ella no iba tan mal, pero el alcohol estaba empezando a afectarle. No pensaba beber más, porque tampoco le parecía justo que fuera Chromsa el que tuviera que hacer de padre de todos ellos.

Negó con la cabeza al pegaso, pero no dijo nada hasta que el lémur (del que se despidió con un gesto de la mano) se fue a cambiarse. Vale, era feo, pero había algo mucho más importante de lo que Adam ni se estaba dando cuenta.
—No, tío, es que… ¿no crees que es muy obvio? —se suponía que lo de que fuera un pegaso era un secreto, ¿no? Y aunque no lo fuera, ya era ir pregonando a los cuatro vientos aquello. Joder, si ella tenía un caballo y no llevaba cosas de caballos por ahí. No fuera a ser que pareciera salida de una de esas pelis lacrimógenas de niñas pijas que montan a caballo o algo.

Suspiró. No quería tampoco interrumpir la pregunta que le había hecho a Chromsa, pero a ella la situación también le generaba esas dudas. Sí que parecía que se molaban o algo, pero tampoco sabía si meterse en medio para “ayudarles” iba a acabar bien. ¿Esas cosas salían bien alguna vez?

En la alegría del baile, apoyada por una melodía libre de preocupaciones, era muy fácil para Kahlo olvidar la química que se había formado en torno a sus amigas y ella. Ahora mismo, entre giros, pasos y acercamientos para la varmana Fleur era tan linda como siempre, linda y nada más, una amiga de la que presumir y sentirse orgullosa. Por eso cuando la francesa le recordó el juego en el que estaban se le escapó un pequeño sonidito de sorpresa ("¡ah!"), automático tras el toque a su boca, el cual víctima de la incertidumbre le hizo llevar una mano brevemente a la zona como para asegurar qué había pasado. ¿Tenía algo? ¿Era el pintalabios? La respuesta llegó de la mano de Fleur, a lo que ella solo pudo mirarla con los ojos de par en par. El baile ya la tenía con las mejillas rojas, así que un poco más de sangre apenas haría una diferencia. Pronto le regaló una sonrisa zorruna, mucho más confiada de lo que tenía en mente y de manera bastante literal, pues no sabía qué responderle. El intercambio de dobles sentidos y flirteos con Maila había sido una cosa relativamente (muy, MUY relativamemte) fácil y natural, pero con Fleur había tantísimos puntos en común que romper la barrera de su amistad se sentía como un rompecabezas. En ella había una elegancia y unos protocolos a seguir que nadie había escrito, pero allí estaban, como normas en su cabeza que debía acatar. No le daba miedo, solo la abrumaba.

—¿De veras? —su sonrisa se ladeó con fingida inocencia, y aprovechando que Maila se había acercado por fin Kahlo cambió de pareja, asaltando a una desprevenida hawaiiana a la que no dudó en pegarse, trazando las curvas de sus hombros con ambas manos—. ¡Si tan celosa te pones no te quedes ahí como un pasmarote, cariño! ¡Vamos! —y como si tal cosa le dio un beso en el cuello, apenas un pico breve para chinchar a Fleur y embobar un poco más a su nueva víctima.

Si olía a Maila, Maila olería a ella, y para que así pudiera comprobarlo Fleur guió a su novia junto a ella en otro intercambio de pareja. Kahlo quedaría por un rato como espectadora, bailando de manera más discreta aprovechando un breve descanso en la canción, donde los instrumentos se hacían tan suaves como las voces. Su expresión y la forma en la que las señaló con un movimiento de barbilla lo dejaba claro "vamos, ¡bailad para mi!".

Las palabras no le hacían falta para saber cómo se sentía Rick, porque su lenguaje corporal en esos momentos era claro como el agua, pero no por ello dejaban de sonar excepcionalmente bien. Después de todos los nervios por estarse adelantando a algo, eran un recordatorio claro de que estaban en el mismo punto, y era tan agradable como el contacto de la mano de él en su mejilla.

Estaba acostumbrada a que las cosas fueran mucho más rápido, pero al igual que no lo había querido con el tonteo, tampoco lo quería con aquel beso. Dejó que fuera lento, disfrutando de la sensación que le provocaba cada segundo. Dejó que le soltara la mano sin oponer resistencia, disfrutando aún más cuando la puso en su otra mejilla.

Se separó, con un suave mordisco pícaro en su labio inferior. La realidad empezaba a tomar consistencia de nuevo, y oír los murmullos de los cotilleos de la gente le arrancó una sonrisa divertida. Mañana iba a ser interesante, desde luego.
—Podemos ir a un sitio más apartado si quieres —sugirió, aunque tampoco le importaba quedarse allí. No era como si le importase lo más mínimo nadie de los que estuviera cotilleando.

Connor siguió apoyado en el árbol con los brazos cruzados y el ceño fruncido, mientras escuchaba a Colmillo intentando razonar aquella locura de Ethan y Nohlem. Para el motero la situación estaba más que clara: el amor y el sexo no se debía juntar con la amistad, porque si terminaba mal los jodía a ellos y al resto del grupo. Su amigo parecía mostrarse algo dubitativo como si no se creyera del todo sus propias palabras, y Connor no podía negar que de una manera muy egoísta aquello le reconfortaba en parte. <<Al menos no soy el único al que le preocupa esta mierda...>>.

Que pusiera ejemplos de Ethan y Nohlem babeando el uno por el otro, aunque fuera para explicar que aquello era bueno a la larga, lo empezó a cabrear poco a poco. Imaginarse a dos de sus amigos en esa situación lo sacaba de sus casillas. De alguna manera se sentía como si lo hubieran traicionado, si no a él al menos sí a un código de amigos que había instaurado en su cabeza y que había creído que todos seguían. Aún así el comentario de Colmillo también tenía sentido por otro lado... Si el británico y el felino hubieran seguido en ese tira y afloja las cosas podrían haber salido realmente mal. Pero aquella alternativa que estaba teniendo lugar en la fiesta no era mejor a ojos del motero. Todos habían visto ese proceso de miradas y comportamientos extraños, y ahora ésto era el desenlace. Un desenlace de mierda.

Cuando Colmillo empezó a dudar al final Connor no pudo evitar asentir con la cabeza, dándole la razón sobre lo que estaba diciendo. En su interior una pequeña llama de esperanza empezaba a cobrar vida, como si al tener a alguien que dudara igual que él le diera fuerzas y razón a su opinión sobre el tema.

-Eso es lo que pienso, joder.- Diría el canadiense mientras se incorporaba para dejar de estar apoyado en el árbol. El alcohol seguía haciendo efecto y arrastraba un poco algunas palabras.- Tienes toda la puta razón en que si hubieran seguido sin aclararse podría haberse jodido todo, pero esto es igual de malo.- Su tono era molesto por la rabia que tenía ahora mismo por Ethan y Nohlem, pero en parte era un tono convincente. Porque quería convencer del todo al canino de que tenía razón. Con cada pregunta que haría se iría acercando más a Colmillo.- No sé si están en la misma página, pero pongamos que sí, joder... ¿Y si empiezan a salir juntos y la cosa se tuerce, eh?  ¿Y si uno de los dos putea al otro y ése ya no quiere quedar con los demás porque está él? ¿Crees que seguiremos siendo el mismo grupo de amigos de los cojones después de eso?- Finalmente llegó hasta su altura y le puso una mano en el hombro, con una mirada de determinación en sus ojos.

La verdad era que estaba acojonado, aunque lo escondiera con aquella rabia que también sentía. Miedo de perder aquella dinámica que tenían todos. De no poder quedar con todos su amigos a la vez por un maldito drama de un polvo. Miedo de perder a sus amigos en general. Cuando habló lo hizo algo más sereno, tras un breve suspiro cansado.

-Van a joder el grupo...- Dijo con tono más preocupado que molesto y asintiendo con la cabeza, repitiendo lo que había dicho su amigo antes. Sus ojos clavados en los de él.- Y Rick, tú y yo vamos a ser los gilipollas que veamos los putos "fuegos artificiales".-

El tiempo se ralentizó, los segundos convirtiéndose en minutos, los instantes en eternidades. Lo único que quería el chico ahora mismo es seguir perdido en los labios de Kalna. La química que habían demostrado bailando se intensificaba por mucho con el contacto de sus bocas y manos. El compás lento que seguían era magnífico. Le perdonó el que la chica que acabara con el momento por aquel gesto juguetón, que aumentó una pasión que ya estaba por las nubes.

Con la propuesta Rick se hizo un poco más consciente de todas las personas que estaban alrededor de los dos. No es que les molestaran antes, pero ahora era un contexto bien distinto comparado con lo primero que les había llamado la atención y el neoyorquino empezaba a preferir algo de intimidad. -No estaría mal. ¿Vamos?- respondió algo tímido. Antes de dar un primer paso, una de las manos soltó a la libense, pero la otra solo se despegó de su mejilla brevemente antes de acariciar con sutileza parte de su brazo hasta acabar cerca de su mano. Esperaba que el mensaje se entendiera. Una cosa es que hubieran parado de besarse, pero otra distinta que quisiera deshacer la cercanía del momento.

Kalna por supuesto aceptó, así que un Rick nervioso, rojo como un tomate pero con una sonrisa imposible de romper, se empezó a hacer hueco entre el gentío. En cuanto hubo sitio suficiente, fue a la misma altura de la libense, buscando algún sitio donde poder estar solos. O al menos con bastante menes personas cerca.

Deambularon por el patio sin un rumbo fijo. El chico al menos andaba sin prisa, sin terminar de fijarse en nada de su alrededor. Ahora que tenían un momento de respiro, se le estaba costando mirarla, aunque la mano que le había dado le estuviera haciendo pequeñas caricias. No sabía si alguno de sus amigos les habría visto, ya en otro momento se preocuparía de ello.

Cuando quiso darse cuenta, estaban cerca del estanque del jardín, al lado del enorme sauce llorón. Estaba lo suficientemente alejado de todo el barullo para que se pudiera estar en paz y no había casi nadie. Además, tenía un encanto especial que le parecía idóneo para los sentimientos que estaban intercambiando. Satisfecho con el sitio, se plantó ante Kalna sujetando ambas manos y preguntó: -¿Qué te parece aquí? Preferiría un poco de silencio, pero no está mal- Eso o una canción que les acompañara mejor, ambas opciones le valían.

Evidentemente tenía que dejar de tomar alcohol.

Ya de ya. No dentro de una hora cuando fuera demasiado tarde.

Podía notar sus efectos por todo el cuerpo. Su respiración era un poco más pesada, la camiseta casi parecía querer pegarse a su piel y la cabeza le bombeaba un poco. Además no podía parar de pensar en Colmillo. Era una señal inequívoca de que se le estaba yendo la mano con la bebida. No era propio de él babear tanto por un tío. Pero es que era tan lindo.

Colmillo Colmillo Colmillo Colmillo. Estaba seguro de que si no fuera por tanta tasa de mierda en sangre la tendría un poquito morcillona. Menos mal que se había marchado al baño para cambiarse y ponerse un bañador, eso le permitiría despejar su mente y no hacer demasiado el gilipollas. ¿Debería de pedirle el número? ¿O el insta?

No, no quería agobiarle. Hasta hace poco parecía muy interesado en él pero se había esfumado de pronto. Aunque si sacaba su lado racional... quizá solo estaba ocupado, y sus amigos tenían una movida gorda o algo así. No era tan tonto como para no darse cuenta.

Joder, era Tayron. Iba a salir ahí a darlo todo y se lo iba a pasar de puta madre con Amira, Chromsa y Adam. Y además no iba a liarse con ningún chico ni ninguna chica esa noche. No iba a cagarla. Podía aguantarse un poquito las ganas...

... ¿¿¿¿Verdad???? ...

El belga salió del baño con decisión y se apresuró a buscar a su grupito haciendo movimientos con la cabeza. Una vez los avistó pasó como un rayo por su lado, tambaleándose un poco.

—¡EL ÚLTIMO EN TIRARSE ES HETERO! —gritó con todas sus fuerzas, rasgando su voz grave incluso por encima de la música. Luego se escucharía un "PLOF" gigante al saltar haciendo la bomba en la piscina. Bajo las burbujas asomaría una cola peluda y rayada muy mojada acompañada de un bañador negro con toques plateados.

Asintió a su pregunta, sin ver necesario responder a algo que ella había sugerido. La verdad es que tampoco tenía demasiadas ganas de cortar el momento, pero tanta gente empezaba a ser un incordio. «No tenéis nada mejor que hacer o qué». Podían irse todos a bailar por su cuenta, o a hacer algo más interesante que mirar, desde luego.

Le dio la mano a Rick, sin querer separarse ella tampoco, y dejó que la guiase entre el gentío. No le importaba dónde ir, con tal de que hubiera menos gente y estuvieran más cómodos, así que simplemente optaría por andar por las zonas menos aglomeradas. No es que el trayecto fuera incómodo ni nada, pero no podía evitar el silencio. Se suponía que aquello solo era un capricho, una cosa de una noche y ya, pero el corazón le iba rápido por unas simples caricias en la mano y aquello le traía recuerdos vagos de que se había dicho lo mismo con Serena. Iba a tener que desempaquetar muchas cosas a la mañana siguiente, pero de momento iban a quedarse bien guardadas.

Fueron a acabar junto al estanque, que siempre le había parecido bonito. En su casa tener un estanque con peces había sido imposible desde el primer momento, con los gatos y felinos campando por ahí.
—Aquí está bien, sí —sonrió —Aunque dudo mucho que vayamos a tener silencio.
Kalna se conformaba con que no saliera ninguna canción que rompiese mucho el momento. Total, a aquellas alturas mientras no fuera algo especialmente horrible no es como que pudiera importarle demasiado qué sonaba.

Sin tanto ajetreo de por medio pudo fijarse mejor en Kalna. Probablemente algo influía con los sentimientos que se estaban forjando con bastante fiereza, pero le parecía preciosa aquella noche. La sonrisa le favorecía mucho más que la expresión de pocos amigos con la que iba más a menudo. -Bueno, habrá que aprovechar a pesar de las circunstancias- respondió juguetón con una sonrisilla.

Probablemente se habría acercado para besarla, aunque antes de que pudiera moverse un poco la música cambió a... algo. Esta vez no tenía teléfonos de juguete de fondo, pero igualmente el estilo delataba quien había metido esa canción en la playlist. -(¿Cómo puede ser que tenga tan buen y mal gusto a la vez?)- pensó intentando contener la risa. Para su desgracia, con lo que sabía de español logró captar parte de la letra y ahí ya si que no consiguió aguantarlo. Las dos manos se soltaron momentáneamente mientras el neoyorquino se reía, doblándose un poco hacia adelante. -Joder Nohlem, ya van dos canciones en mal momento- reprochó al aire entre algunas carcajadas. Si no fuera porque ambos estaban ocupados tal vez le habría ido a buscar para recordarle que ese tipo de canciones se disfrutaban mejor cuando ya no quedaba nadie sobrio.

El ataque de risa no duró mucho, sobre todo porque no quería romper más el ambiente de lo que ya había hecho. -Perdona, culpa mía- le dijo a la libense recuperando la compostura como podía. También tenían que recuperar lo anterior, lo cual fue sorprendentemente fácil para Rick. Recuperando el agarre de las manos, con unas sutiles caricias añadidas, empezó a decir tímidamente mirando al estanque: -¿Sabes? A pesar de lo abierto que soy, con estos temas reconozco que no tengo mucha experiencia. Pero, ya que ha pasado...- La miró a los ojos antes de seguir. Con decisión, pero con unos nervios que podría notar con el tembleque de las manos. -Te has llevado mi primer beso. Y tal vez al inicio de la noche no me lo hubiera creído, pero me alegro de que haya sido así.-

Ya que había llegado hasta allí, ¿por qué no lo lanzarse? -No se cuantos han sido antes, pero me encantaría seguir sumando.- Se acercó, ahora sí, un poco más a Kalna.

Fleur estaba disfrutando. Disfrutando de verdad. La voz estridente de su madre quedaba ya muy lejos y ni siquiera sus incesantes peticiones para que sedujera al chico de la familia resonaban ya en su cabeza. Lo cierto es que solo podía pensar en lo arrebatadora que estaba Kahlo y en que Maila, quien parecía desprender una energía magnética, demostraba ser el ejemplo perfecto de la chica de la que se había enamorado.

La francesa bailaba y reía. Sus ojos brillaban, a veces por el atisbo de celos que sentía al ver a la varmana tan cerca de su novia, otras por la excitación de aquel juego que consistía chincharse unas a otras hasta que... ¿Hasta qué? Muy buena pregunta. Kahlo era su amiga, una de las mejores además. ¿De verdad pensaba llegar tan lejos con ella? Todo ritmo y cadencia de esa noche parecía indicar que sí.

¿Y por qué no? Las aves no pedían permiso cada vez que alzaban el vuelo. Si la cosa iba mal... solo tenía que aterrizar.

Fleur entendió a la perfección el último movimiento de su anfitriona y envuelta en aquel arrojo tan innovador se lanzó de lleno con ímpetu.

—No sufras... —apostilló muy cerca de Maila, pegando su cuerpo al de la hawaiana al tiempo que movía su cintura con delicadeza. Sus pestañas quedaban cerca de la clavícula de su pareja por la diferencia de altura, estaba segura que le haría cosquillas si parpadeaba. Decidió darse la vuelta entonces, quedando de espaldas a Maila y mirando a Kahlo sin poder despegar sus ojos de los de ella. Movió las caderas con un ademán sugerente y agitó el cabello rubio de un lado a otro en un paso que podría recordar a la época ochentera. Estaba bailando para Maila, sí, pero era una proposición velada. Quería que viera un atisbo de la chispa que ambas compartían en la intimidad. Y quería que entendiera que quizá no estaba invitada a ello, solo para hacerle de rabiar—. No sufras... también hay para ti —musitó de nuevo solo para la hawaiana. Quería hacerlas enloquecer. A ambas.

Los golpes de la canción permitieron que volviera a darse la vuelta de nuevo, en esta ocasión sus pasos resultaban más lentos y sensuales, hasta el punto en que tuvo que frenar un poco para ponerse de puntillas y alcanzar el cuello de Maila con sus labios. El beso prometía ser delicado en un inicio, pero no tardó en asomar cierta voracidad contenida. Continuó subiendo hasta que sus bocas se unieron en una sola.

Sabía lo que estaba haciendo. En aquella posición quedaban completamente de perfil hacia Kahlo. Pero no era más que parte del juego, no quería que la varmana pensara que sobrara en absoluto. Fleur continuó perreando hasta el suelo, cada vez que volvía a subir besaba a su chica con esmero, y miraba a Kahlo con una sonrisa de medio lado.

"Ven"

Eso es lo que gritaron los ojos de la francesa.

"Ven"

Prometió su risa primaveral.

La siguiente canción en sonar se alejaba mucho del estilo que le gustaba, pero al menos no entendía absolutamente nada de la letra y se le escapaba por completo lo ridícula que era realmente. Solo era una canción, que podría haber sido mejor en aquel momento, pero que tampoco era tan mala…¿no? Miró con curiosidad a Rick cuando este empezó a reírse, sin poder evitar una risa tonta influenciada más por la de él que por el origen de esta en sí.
—¿Tan mala es la letra? —le preguntó con genuina curiosidad al oír cómo Rick mencionaba al que creía culpable.

Lo que siguió no lo esperaba. Se quedó mirándole en silencio, sin saber muy bien qué decir. Era una broma, ¿no? Tenía que ser una broma. No se creía que Rick precisamente nunca hubiera besado a nadie. Y sin embargo las manos le temblaban de una manera que… O era el mejor mentiroso del universo, o aquello iba en serio. Y eso no lo hacía más fácil de entender. Kalna no comprendía lo que le empujaba a compartir aquello con ella, a ser vulnerable porque sí. Ella lo había sido esa noche por una serie de circunstancias que serían difíciles de replicar, pero no se veía compartiendo algo así por plena voluntad propia.

¿Y qué se decía cuando compartían algo así contigo? Estaba completamente en blanco, así que se limitó a acariciarle las manos como respuesta. El corazón le latía con fuerza, y que aquello se hubiera ido a hablar de aquellos temas tan rápido le estaba poniendo más nerviosa de lo que debería. Al menos a lo último sí sabía responder, porque como siguiese sin decir absolutamente nada a lo mejor empezaba a parecer que no quería seguir con aquello.
—Bueno, tampoco hace falta que los cuentes —sonrió.

Le soltó las manos con suavidad, llevándolas a sus mejillas, y volvió a besarle.

Maila no pudo evitar reír con el comentario de Kahlo. Tenía razón en que se había quedado parada como un pasmarote. ¿Pero cómo no iba a hacerlo si las veía bailar juntas? El acercamiento de la felina le pilló desprevenida, pero rápidamente se dejó llevar por su tacto en sus hombros y por aquel beso furtivo en el cuello. Echaría una rápida mirada a Fleur con una sonrisa, antes de devolverle el beso en la mejilla a  Kahlo y que ésta la empujara hacia la francesa. El gesto que tuvo su amiga, dando a entender que quería que bailaran para ella, hizo que se encendiera más aún si cabía. Si quería que bailaran para ella Maila pensaba darle un buen espectáculo a su amiga, pero antes de que pudiera hacer nada su novia se le adelantó.

La nula lejanía de sus cuerpos le hizo morderse el labio con ganas de más, mientras se movía al ritmo de la música y de Fleur. Cuando ésta se dio la vuelta la hawaiana la abrazó por detrás, trazando con sus manos sus muslos y subiendo hasta su cadera.- Ohhh, con esto que estás haciendo... ahora espero mucho más...- Le susurró al oído, dándole un suave beso cerca de la oreja. Aquel baile la estaba poniendo muy nerviosa y con ganas de más, sobre todo porque sabía que Fleur también intentaba provocar a la felina. Ella tampoco se había olvidado de Kahlo, y miró hacia ella con una sonrisa traviesa. Fleur se daría la vuelta y Maila se dejaría llevar por sus besos en el cuello, pero aceptó de buen grado que siguiera subiendo hasta sus labios. La hawaiana disfrutó del aquel beso y la voracidad de su novia, poniéndole una de sus manos en la barbilla y empujándola contra sí con la otra mano. Estaba disfrutando de aquello, y el roce de sus labios la transportaba a otro mundo donde ni siquiera era capaz de escuchar con atención la música que estaba sonando.

El perreo de la francesa hizo que soltara una risa divertida, al no estar acostumbrada a verla bailar de esa manera. Pero madre mía si le gustaba. Maila seguiría bailando moviendo las caderas al ritmo de la música y pasando las manos por su cuerpo de vez en cuando, en un intento de provocar a su novia e invitarla a llegar hasta ella. Y de paso para provocar a Kahlo, a la cuál seguía dirigiéndole algunas miradas cargadas de intención. Fleur había optado por darle un beso cada vez que subía y la hawaiana había entrado pronto en aquella dinámica, esperando con ansia cada reencuentro. Pero pronto se cansó de ello y en una de sus subidas la agarró por la espalda baja, y poniéndole una mano en la barbilla y pegándola contra sí de nuevo la devoró a besos y mordiscos.- Te atrapé...- Dijo en uno de los segundos de respiros, rozando de manera juguetona sus narices.

Al igual que Fleur, Maila le echaría una significativa mirada a Kahlo. Antes de separarse de la francesa y seguir bailando enfrente suya, dando comienzo otra vez a aquel juego de acercamientos que tanto le estaba gustado, y que tanto quería que se uniera su amiga.

-¿Verdad?- preguntó al instante mirando a Adam. Al ochrorio le parecía claro que, como mínimo, los dos tenían un tonteo bastante fuerte. No sabía si ya había aflorado algún sentimiento más, pero podría ser perfectamente. Sería una pena que por una equivocación dejaran marchar algo tan bonito.

El fauno se cruzó de brazos, pensativo. A pesar de que su pareja le había enseñado un poquito, no tenía ni idea de lo último que había dicho. Así que se centró en lo otro, en lo que estaba totalmente de acuerdo. -Sí, me pasa igual... Pero no se decirte. No tengo tanta confianza como para sacar esos temas. ¿Tal vez Rick podría ayudarles?- dijo intentando buscar una solución. El neoyorquino era amigo al menos de Colmillo, si se lo decía él no sería tan invasivo, ¿no? Observó tanto al ruso como a Amira, por si pensaban como él. Ahora que lo pensaba: -(¿No está tardando mucho?)-

Tampoco tuvieron demasiado tiempo para discutir si debían meterse o no en aquel rollete/intento de relación, porque poco después Tayron volvió con el bañador ya puesto. Chromsa solo alcanzó a verlo cuando pasó al lado de las tres y si supo que era él fue por una parte por la cola de lémur y por el enorme grito que dio. Se giró desconcertado hacia la piscina con un pequeño ¿Eh?, justo a tiempo para ver al chico lanzarse al agua. En los instantes siguientes terminó de procesar lo que estaba pasando y, con una sonrisa divertida, corrió hasta la piscina. -¡Al aguaaaa!- apremió a sus compañeros alzando la voz. En cuanto llegó al borde dio un pequeño salto para caer recto, salpicando un poco a su alrededor y cayendo cerca del belga. La cabeza de Chromsa volvió a la superficie rápido, para ver los saltos del resto.

Tal y como el fauno, Adam se cruzó también de brazos y lo escuchó comprendiendo sus motivos para no sacar esos temas ante el afectado Tayron.

—Si, es verdad que Rick se lleva más con Colmillo. Pues podría hacerlo, tiene dos dedos de frente y seguro que logra calmar tensiones —asintió con la cabeza repetidas veces, apoyado en la mesa más cercana. No lo conocía mucho pero el neoyorquino se le hacía muy buena gente, lo suficiente como para afianzar aquella tensión entre esos dos tortolitos.

Hablando de tortolitos, el de la cola anillada salió ya con el bañador puesto y bastante animado porque vaya grito de guerra soltó yendo a la carrera a la piscina. Adam sonrió mucho, casi de forma pícara por la competición ya que no quería ser menos. Nada mas Chromsa empezase la carrera, el ruso corrió metiendo toda la fuerza que podía hasta llegar a la piscina donde Tayron ya estaba metido. Sin frenar un poco, saltó a un claro cercano al lémur e, imitándolo, se hizo bola en el aire—. ¡¡WOOOOOOOOOO!! —con un grito considerable se lanzó al agua salpicando muchísima agua.

—¡Buah! —exclamó sacando su cabeza del agua y sintiendo la temperatura perfecta de ésta en su piel, riendo bastante—. ¡Oh, lo necesitaba! —desde luego, el baño de agua fresquita ya le despejaba bastante la mente de tanto alcohol, espabilándolo—. ¡Ey, ey, mirad! ¡Si no lo hago, reviento! —llamó la atención de los que estaban ya en el agua y Adam se sumergió para luego sacar la cabeza blanca de un caballo del agua—. «¡Boo!» —el equino relinchó un poco, en lo que se traduciría a una risa—. «He pensado en tirarme al agua con este cuerpo, pero no se si mataría a alguien con el tsunami»

Con esas ideas si que estaba demasiado borracho, teniendo miradas extrañas de algunos invitados dentro de la piscina.

Con los ojos llenos de ilusión y el corazón a cien, Rick miraba a Kalna esperando que fuera correspondido. No había dicho nada con la confesión de antes, lo cual puso al chico en ligerísima alerta mental. -(¿No la habré fastidiado, no?)- pensó aprisa, manteniendo las apariencias. Lo que menos quería era incomodarla por algo así. Aunque a veces le costara reconocerlo, tenía un punto empalagoso con esos temas que, aunque él apreciara, entendía que podía haber gente que no le gustara tanto.

Para su suerte, el breve silencio lo rompió la libense con palabras que le sonaron a gloria. Sonrió tanto por la ocurrencia como por genuina felicidad en cuanto sus manos volvieron a las mejillas y sus labios se acercaban. Una sonrisilla tonta hizo compañía casi en todo momento a cada movimiento de su boca, lleno de una felicidad que aumentaba a cada beso. Ya que sus manos habían quedado sueltas, buscaron un nuevo lugar donde descansar y acariciar. Una acabó en una de las mejillas de la chica, la otra en el lateral de su hombro. Con delicadeza acercaba a Kalna, recortando toda la distancia que ella quisiera. Ahora que tenían mucha más intimidad, Rick se dejó llevar más que antes.

No sabía cuanto pasó, ni le importaba demasiado con lo que estaba disfrutando, pero en cierto momento separó la cabeza momentáneamente. -Mucho mejor ahora que no tenemos a media fiesta encima, ¿no?- preguntó juguetón. Iba a retomar luego de que le respondiera los besos, pero cayó en la cuenta de que se había centrado tanto por los nervios en contarle sobre su vida que se le pasó. Algo apurado, contestó: -¡Ah, sobre la canción! No es que la entienda del todo, pero es una letra... curiosa. Je,je...- Terminó con una risilla vergonzosa, temiendo haber cortado el rollo, que se pensara que lo había ignorado la pregunta, recordando que según la cantante era "gata y araña"... Como se notaba que era su primer ligue.

Mientras sus amigos hablaban se quitó la ropa, revelando un bañador de dos piezas de color negro, con un diseño de hojas de tonos cálidos en la parte inferior. Estaba asintiendo un poco a lo que decían de que tal vez tenía que ser Rick el que ayudase a ambos a aclararse, porque al menos del grupo parecía ser el que tenía la cabeza mejor asentada, al menos por lo poco que había visto.

Aunque no es que tuviera mucho más tiempo para pensar en ello, porque el grito de Tayron hizo trizas toda la tranquilidad.
—Ah no, hetero sí que no —comentó más para ella que para nadie más, con una sonrisa divertida. Aquello si era un motivo para correr y no otro.

Echó a correr tras sus amigos, lo más rápido que podía (e intentando no atropellar a nadie que no se apartase de su camino), y se lanzó a la piscina de cabeza: al menos si llegaba la última que ganase unos puntos de estilo.  
—Joder, si que está buena el agua —diría al sacar la cabeza.

Que Adam se convirtiera en equino la hizo reír más de la cuenta, en parte por lo surrealista de todo el asunto.
—Lo mismo dejas la piscina sin agua y todo si haces eso —diría entre risas. Eso sí, tendría que reconocerle que habría sido espectacular ver a un caballo tirarse al agua.

Tayron recibió el golpe gélido del agua en todo su cuerpo con sumo agrado. Serviría para despejar su mente de todo vestigio de alcohol por lo que se dejó arrastrar unos segundos entre burbujas y el peso de su propio cuerpo hasta el fondo de la piscina, como si se tratara de un ancla mal varada.

Cuando sacó la cabeza con tanta energía su cabello mojado quedó relegado en una broma esmeralda, con mechones pegados a su frente en todas direcciones. Tuvo que zambullirse de nuevo para peinar todo el pelo hacia atrás.

—¡Así se hace! —vitoreó, al ver que Chromsa le había seguido el rollo y ya estaba flotando a su lado. Al haberse demorado un poco solo alcanzó a ver por completo el salto de Amira. El lémur esperó con malicia a que emergiera para mofarse—. ¡Amira es hetero! ¡Amira es hetero! ¡Amira es hetero! —la chinchó con un tono infantil propio de un niño de diez años. Acompañó su performance echándole un poquito de agua y viendo que le resultaba divertido también provocó un poco al fauno al ser la persona más próxima—. ¡Tío hay que regarte un poco! —dijo sacándole la lengua al tiempo que le salpicaba con cuidado de no excederse.

La verdad no podía quejarse. Se lo estaba pasando de miedo con el grupito de gente al que en un inicio había subestimado. Eran enrollados. Todos y cada uno de ellos. Pero Adam le pilló muy de sorpresa. Tanto que el belga cayó preso de un ataque de risa, tuvo que agarrarse la barriga con fuerza por miedo a que se desprendiera de su cuerpo por la gracia que le hacía toda la situación.

—¡Eh eh! —les diría a la gente de la piscina que los miraba con cara extraña—. ¡Vosotros que miráis! ¿Es que nunca habéis visto un puto pegaso en una piscina? Bueno pues mi nuevo mejor amigo os está deleitando... ¿Puedo montarme? ¿Puedo montarme a que sí? —viendo que el ruso le daba una respuesta positiva el chico se tomó unos momentos para colarse encima. Fue una maniobra difícil dado lo doblado que iba y que su bañador resbalaba.

Cuando abrazó aquel cuello musculado del equino con sus brazos para no perder el equilibrio su expresión cambió. Si bien hasta ahora estaba mostrando un aire bobalicón y torpe el contacto con Adam hizo que su rostro cambiara. Estaba buscando dejar de consumir bebidas esa noche para no pifiarla demasiado. Pero lo que sentía es como si se hubiera metido una pastilla de éxtasis bajo la lengua. Sus ojos se abrieron de par en par y comenzó a respirar de manera más acelerada con las fosas nasales muy abiertas. Casi parecía que quien relinchaba era él.

—¡Hostia hostia hostia! Qué mierdas —la ola de euforia era tan sobrecogedora que tuvo que recolocar su trasero de nuevo para no escurrirse. Antes de poder evitarlo aulló a la luz de la noche, sacando todo su aire de los pulmones.

Y luego. Luego simplemente la cagó.

—¡CHICO LINDOOOO! ¡VAMOS DATE PRISA ME ESTÁS HACIENDO ESPERAR MUCHO! —gritó por encima de la música sin ser consciente de que sus manos ya tiraban con un poco más de fuerza de la melena del pegaso. Intentó erguirse un poco, buscando a Colmillo con la mirada. Lo divisó a lo lejos hablando con Connor. No le importaba interrumpirlos. No le importaría si caía una bomba nuclear a su lado a decir verdad— ¡CHICO LINDOOOO! ¿QUIERES CASARTE CONMIGO?

Estaba claro que el poder de Adam y las mezclas de Colmillo no resultaban en una buena combinación.

Le repobladore atendió con maravilla en aumento a las palabras del Gigante. Había confundido el origen de su título, pero el motivo real le interesaba aún más. ¡Creaba personajes! Tenía que seguir hablando con elle si... porras, claro, el follón del Gigante embriagado. Miró con un poco de culpabilidad a sus amigues cuando la conversación volvió al asunto de los auxiliares y guardó silencio. Lo estaban gestionando mejor que elle, que solo se había quejado sin querer ni poder hacer nada. Deseaba llegar a la mayoría de edad cuanto antes para poder hacer mella en el mundo, pero también le daba miedo el aluvión de responsabilidades que se le vendrían encima entonces...

En fin, cuando el cetos y todo el equipo se fueron, Tawar suspiró. Le devolvió la mirada a Räg e intentó sonreírle para animarle. Le dio un par de apretones en el brazo con dos de sus manos, con cariño.
—Hey, habéis hecho lo que habéis podido, Airi y tú. Ya es mucho más de lo que hicieron sus propias amistades o mucha gente en la ciudad después de ver algo así. Moláis, ¿vale? Y tú también, Erknest, gracias por ayudar. Yo también quiero pedirte tu teléfono... pero para seguir hablando de tus OCs, si quieres, o tus redes sociales si tienes alguna. Y si escribes, me gustaría mucho leerte.