Primer sueño de Chromsa

El ochrorio estaba durmiendo. El día anterior había estado muy ocupado en las tareas en el torreón y decidió acostarse pronto. La verdad es que le había venido muy bien, pues se notaba como nuevo. Incluso llegó a rondarle por la cabeza quedarse más rato allí del que solía.

Este pensamiento se esfumó cuando notó dos cosas. La primera y más obvia es que algunos de sus compañeros se estaban levantando ya. Chromsa ya sabía por experiencia que, aunque se intentara ir con cuidado para no hacer ruido, con un suelo como el de la habitación era prácticamente imposible. Los crujidos lo despertaron, aunque todavía mantenía los ojos cerrados. Lo segundo, en realidad relacionado con lo primero, es que todavía no había amanecido. No parecía que entrara claridad alguna en la habitación, lo cual le extrañó un poco. Estaba seguro de que quedaba poco para el amanecer, aunque le resultó intrigante que algunos madrugaran incluso más que él ese día.

Cuando algunos de los pasos parecían dirigirse a la salida de la habitación, el ochrorio abrió los ojos. Se encontró con la oscuridad total. -(Que raro. Normalmente a estas horas se puede ver un poco aunque sea)- pensó intrigado. Empezó a incorporarse en la cama para poder ver mejor, tal vez solo se había tapado sin darse cuenta con las sábanas. Pero seguía sin ver nada. Recordó uno de sus cumpleaños, hacía ya bastante, en el que uno de sus hermanos mayores le vendó los ojos mientras dormía para que al despertar y quitarse la venda se lo encontrará delante con un regalo. -(¿Tal vez sea eso? Aunque todavía queda para que sea mi cumpleaños...)- pensó mientras se disponía a quitarse aquella venda hipotética. Allí no había nada por más que buscase `por su cabeza, pero entonces "se fijó" en un detalle. Tenía una de sus manos pegada a sus ojos, pero era incapaz de verla. Incluso estuvo a punto de tocarse uno de los ojos con el dedo, pero seguía sin verlo. En un primer momento se asustó y no pudo evitar soltar un grito, pero poco después lo comprendió todo. El ochrorio sonrió más que cualquier otro día y dio pasó a carcajadas de emoción que estuvieron a poco de incluir lágrimas de alegría.

Todavía sentado en la cama giró la cabeza hacia donde estaban sus compañeros (o al menos hacia donde escuchaba sus pisadas) y dijo con gran emoción: -¡Compañeros! ¡No veo nada, no veo nada! ¡La Santa Acromía me ha elegido! ¡Alabada sea!- En otro momento se habría disculpado por el jaleo que estaba haciendo, pero no podía evitarlo en aquel instante. Por fin podría resolver sus dudas religiosas, pues ahora era uno de los elegidos.

Chromsa escuchó como el grupo se acercaba a él mientras no paraban de felicitarle. Aún más enorgullecido, el ochrorio seguía sonriendo y miraba en la dirección desde la que venían las distintas voces. Además de repetir varias veces un "muchas gracias", respondió a Kradko: -Exacto. Ahora ya solo veo la inmensidad de la Acromía. Echaré de menos poder veros, pero esto es un don muy importante.-

No tardó mucho en notar como todos empezaban a marcharse en dirección al salón, al fin y al cabo si acababan de despertarse tendrían que desayunar. Además hablaban de una salida de exploración cuyo destino todavía estaba por decidir. Dejó de lado que no recordaba haberlo hablado el día antes para dar paso a algo en lo que acababa de caer porque estuvo a punto de levantarse y seguirlos: era ciego. Por supuesto que era un regalo divino que no iba a menospreciar, pero ahora no podría participar en las exploraciones en una ciudad tan peligrosa como aquella. En realidad, no podría hacer mucho tampoco en el torreón hasta que se acostumbrara a su nueva condición.

Con cierto desánimo dijo mientras se levantaba de la cama: -Me temo que no voy a poder ir con vosotros estando así.- Con más ánimo añadió: -Pero intentaré esforzarme al máximo en el torreón para compensarlo. Además, os iré contando las revelaciones que la Acromía me haga.- El ochrorio había empezado a moverse con cuidado y un tanto despacio hacia donde escuchaba los pasos del grupo. No era nada fácil y las escaleras iban a ser un problema por ahora, así que dijo por último: -Por cierto, ¿alguien podría ayudarme a bajar por las escaleras, por favor? Al menos desayuno con vosotros. ¡Ah! ¿Y podríais traerme también el bastón que siempre uso? Creo que me ayudará a no tropezarme por aquí mientras no estéis.-

El ochrorio más o menos estaba a mitad de camino entre su cama y las escaleras y podía escuchar sin problemas como algunos bajaban mientras otros se pararon ante lo que había dicho. La contestación que le dieron no se la esperaba, por lo que sus compañeros seguramente podrían ver una cara bastante sorprendida. -Bueno, según como se mire para ciertas cosas ser ciego no ayuda mucho. Aunque lo de las revelaciones podría ser cierto...-

Todavía pensando en si de verdad debería participar en la expedición, alguien lo agarró y empezó a llevarlo hacia las escaleras. No tardó mucho en darse cuenta de que era Kradko la que estaba ayudándole. La sorpresa volvió a aparecer en Chromsa con lo que la chica insecto le estaba diciendo. -Pe-Pero si todavía solo puedo hacer un par de hechizos... Hasta donde se aquellos que pueden ver a la Acromía solo tienen revelaciones, nada más.-

El ochrorio pensó que tal vez debería dejar bien claro lo que hacía su nueva condición ya que la mayoría estaba haciéndose unas esperanzas un poco exageradas. Aunque la verdad es que nunca había estado en aquella situación, ni tampoco había podido hablar con otro ciego en Ochroria que le explicara todo lo que la Acromía le permitía hacer con su don. Tal vez si que tuviera algo más, aunque tendría que ponerlo en práctica para descubrirlo.

Bajando las escaleras con cuidado de no caerse (lo cual no era precisamente fácil) y con una decisión ya formada le dijo a Kradko: -Bueno, si queréis que vaya con vosotros iré. Intentaré tener más cuidado que antes. Eso sí, me seguiría haciendo falta que me trajerais el bastón- Tal vez más tarde se arrepintiera de esa decisión, pero confiaba en el grupo y en sus nuevos poderes para que le ayudaran si las cosas se complicaban fuera.

A Chromsa le dio la sensación de que Kradko no estaba escuchando lo que le estaba diciendo. Incluso tenía cierta seguridad de que si no fuera porque todavía no estaba acostumbrado a caminar sin ver y por ello iba lento, la chica habría salido disparada hacia el salón. Fue contestando a sus preguntas mientras terminaban de bajar: -Bueno, podría decirse que es algo así, pero no es oscuridad lo que se ve en realidad. Se trata de la Acromía Primordial en todo su esplendor. Y bueno, sobre mis poderes es lo que estaba diciendo antes. Ahora la Acromía puede hacerme revelaciones, pero hasta donde se solo sería eso. Aun así es un poder que requiere de mucha responsabilidad.-

Ya una vez bajaron, alguien le pasó el bastón, a lo cual contestó con un "gracias". Tras esto Adam le habló, seguramente siendo quien también le había dado el bastón. Con esperanza nuevamente, le respondió más alegre: -Muchas gracias. Intentaré tener todo el cuidado posible.- Parecía que por fin alguien estaba entendiendo su situación ese día y no le extrañaba en absoluto que fuera él quien se preocupara por el ochrorio.

Tras esto se pasó al desayuno, o al menos eso debía ser todos los ruidos de cubiertos que venían de la mesa. Parece que hoy tenían mucha prisa en salir. Como pudo, ahora ayudado con el bastón para no tropezarse con nada, se acercó a la mesa y tras casi sentarse encima de alguien encontró una silla libre y se sentó con cuidado. Buscó con lentitud los cubiertos que le correspondían para que no se cayeran y, una vez los tuvo ya en la mano, se dispuso a comer. Aunque allí no había ningún plato. Extrañado, lo intentó un par de veces pero estaba seguro de que no tenía un plato delante. -Eh... Perdón pero ¿alguien podría pasarme la comida, por favor?- pidió.

Después de eso no tardaron en acercársela a la vez que algunas sillas se movían indicando que iban a empezar a prepararse para salir. Chromsa comió todo lo rápido que pudo para estar listo cuanto antes. Si hasta ese momento lo estaban tratando como si no le pasara nada (a excepción de lo que había dicho Adam), no le extrañaría que se fueran sin darse cuenta de que él no había terminado ni el desayuno.

Le chocó al principio cuando escuchó como la mayoría ya habían terminado de prepararse pero no abrían la puerta del torreón. Instantes después comprendió que significaba aquello y se alegró mucho. Era cierto que algunas de las cosas que habían hecho ese día el grupo no eran las más consideradas, pero incluso se avergonzaba un poco de haber dudado tanto de ellos. Estaba terminando el desayuno cuando alguien le acercó un zurrón. Chromsa notó con el tacto que dentro había un recipiente. -(¿Una cantimplora, tal vez?)- pensó. Siguió esa suposición con un "gracias" a quien fuera que se lo había traído.

No tardó mucho más en terminar y se dirigió hacia las voces de los que iban a salir. Ya mientras desayunaban se había hablado de quién saldría y aquello junto a la despedida de los que se quedaban le quitaba todas las dudas al ochrorio sobre que voces debía seguir en ese momento. -¡Muchas gracias! No os preocupéis, volveremos pronto.- dijo con una sonrisa.

Antes de salir, Adam se le acercó para ayudarle. -Adam... Gracias, me será de mucha ayuda.- le respondió mientras acercaba la mano que tenía libre al terrestre, encontrándose con la suya al instante. El calor de la mano lo reconfortaba tanto porque ahora iba más seguro como por la confianza y tranquilidad que le daba Adam. A pesar de que fue el último en llegar al torreón, era con quien mejor se llevaba sin duda. -(También yo te ayudaré con todo lo que te ronda en la cabeza cuando volvamos, es lo menos que puedo hacer)- pensó decidido. Amira y Alec le hablaron también. -Está bien, os avisaré si pasa algo. Aunque en realidad no se yo si soy un guía... Uno espiritual tal vez llegue a serlo desde luego.- les respondió.

Por fin salieron al exterior. Aquello era toda una nueva experiencia al ochrorio. Ahora que no veía nada, podía fijarse en el resto de sentidos siempre que no se estuviera tropezando (Adam lo salvó a tiempo un par de veces de acabar en el suelo). La ligera brisa que le rozaba la cara, los ruidos que hacia el bastón mientras pasaba por los adoquines y que le podían avisar de dónde podía pisar... Era algo bello a su manera y, aunque echaría de menos ver, acabaría acostumbrándose a su nueva situación. Más aun teniendo en cuenta el don que había ganado. En una voz tan baja que solo podría escuchar él mismo dijo: -Santa Acromía, estoy listo para aquello que tengas que decirme en cualquier momento. Ayúdame en el camino para que pueda cumplir tu voluntad.- Y siguió caminando con el resto hacia el objetivo de la exploración.

El grupo tenía grandes expectativas en el ochrorio y en otras circunstancias no sería del todo malo, pero Chromsa estaba preocupado de no saber qué podía llegar a hacer. Pero no era momento para pensar en ello cuando tenía que tener cuidado de no tropezar a cada paso que daba allí afuera. Estaba seguro de que de no ser porque el resto le obligaba a seguir el ritmo, iría muy despacio.

Adam le iba informando de por dónde iban pasando y el ochrorio intentaba recordar con todo el detalle posible aquellas calles en las que había estado cuando podía ver. Habían llegado a la zona de los pozos, según lo que le decía el terrestre. -Sí, cierto. Ya me parecía que me costaba más avanzar.- le respondió.

Aunque mientras seguía andando, empezó a fijarse de que al suelo le pasaba algo. Prestó atención a lo que le transmitía tanto el bastón como los pies y no tardó mucho en darse cuenta de que había muchas hojas por allí. El crujido le era inconfundible cuando había estado todo su vida viviendo cerca de un bosque. Aunque eso no le cuadraba en aquel lugar. Ese barrio no tenía apenas vegetación o al menos nada tan grande para dejar tantas hojas. La tierra no le pareció tan extraña ya que alguna vez la había visto en los huecos de adoquines que faltaban, pero sí que había más que de costumbre. Adam seguía informándole de dónde estaban, ahora mucho más cerca de los pozos donde habían recogido la comida los primeros días. -Gracias por avisar. Aunque hay algo que me intriga... Adam, la última vez que estuvimos aquí no recuerdo que hubiera...-

Habían seguido caminando mientras el ochrorio le hablaba, pero algo le impidió seguir. Unos pequeños pinchazos y una formas alargadas que tocaban tanto el bastón como su mano le dieron más motivos para seguir lo que estaba diciendo. Se acababa de tropezar con una planta, un arbusto probablemente y en el suelo ya casi no encontraba ningún adoquín. Un poco más perplejo se apartó y dijo: -¡A esto me refería! Estoy bastante seguro de que cerca de los pozos no había ni hojas, ni arbustos ni tanta tierra. O nos hemos equivocado de camino o aquí ha pasado algo raro.- No descartaba que alguien con suficiente magia hubiera hecho crecer lo que iba camino de ser un bosque allí, pero era extraño que nadie se hubiera dado cuenta antes cuando el resto sí podía ver.