Primer sueño de Luci

Muy en el fondo, Luci estaba confuso por la situación, pero le daba bastante igual porque tenía una capa y una corona muy bonita con muchas gemas brillantes. Lo que sea que dijeran sobre él debía ser mentira porque él tenía los mejores consejeros del mundo, así que no era posible que gobernase mal. Estaba feliz en lo alto de su trono, rodeado de caras conocidas en las que confiaba, pero una cara nueva entró por la puerta. La habían anunciado como humana, y desde luego tenía cierto parecido con los pocos humanos que había visto. Estaba claramente nerviosa, así que Luci sonrió con dulzura para darle ánimos. Sí, desde luego era razonable.

-¡Claro, la medicina es muy importante! -dijo asintiendo con la cabeza -Dime qué necesitas. ¿Un hospital nuevo? ¿Más médicos? ¿Materiales?

Una llamita de orgullo estaba prendida en su pecho. Hablaba como todo un rey.

Luci sentía que había hecho tan buen trabajo que ordenó que le trajeran una bandeja de pasteles. La dejó a disposición de sus consejeros y demás, ya que ellos también habían hecho un muy buen trabajo a pesar de las caras largas. La siguiente audiencia era con otra cara desconocida, con una petición menos razonable a sus ojos. Hizo un mohín mientras pensaba en una respuesta adecuada. La caza indiscriminada era algo peligroso, tendría que poner algún tipo de restricción o control. Iba a pedir ayuda a sus consejeros cuando Kolja se ofreció a matar al tal Pefka. Luci lo miró desconcertado.

-¿¿Por qué?? ¿Qué ha hecho? ¿Por qué dices que es un mentiroso?

Luci miró a Kolja y Kahlo sin comprender.

-¿Por qué iba a hacer eso?

No era capaz de seguir el razonamiento. ¿Por qué iba nadie a destruir su principal fuente de comida? ¿Qué ganaba con eso? Miró a Pefka con disimulo, como si pudiese averiguar en qué pensaba en realidad. Se mordió el labio, incómodo.

-Bueno… creo que es buena idea investigar quién incendió las granjas -le dijo a su consejera y su mano ejecutora -¡Pero no podemos dejar que la gente pase hambre!

-¡No podemos ir ejecutando a la gente por una sospecha! -protestó Luci.

Vio como los guardias se llevaban a Pefka aunque el tema de la comida de sus compañeros no estaba solucionado y Luci no estuvo nada contento. Sentía su autoridad cuestionada. Apreciaba el consejo de sus amigos y siempre trataba de tenerlo en cuenta pero lo que le estaban diciendo era tan absurdo como el presunto plan de los ‘’plebeyos’’.

La siguiente visita era una chica bonita, y su proposición le pareció maravillosa. No tanto a sus consejeros. Las palabras de Kahlo y el gesto desagradable de Kolja le hicieron fruncir el ceño.

-¿Disculpa? -dijo en tono de indignación -Los bailes son algo de primera necesidad. Si no se inspira al alma y a los sentidos uno no puede acercarse a la visión del Mundo Ideal. ¡Petición concedida! -dijo alzando la voz antes de que ninguno de sus consejeros tuviese la ocurrencia de llevarle la contraria. -¡Y quiero un equipo de investigación en las granjas!

Miró tanto a Kahlo como a Kolja con un mohín enfadado. Él era el rey y nadie más, e iba a ser un buen rey según los designios del Demiurgo.

¿Cómo podían olvidarse de su fe? Luci no podía creerlo. Y no había tenido ni tiempo de serenarse por la falta de respeto cuando otras dos chicas llegaron con muchos menos modales que la anterior.

-Yo no tomo mis decisiones para perjudicar a nadie, señora maleducada -respondió Luci, enfadado -Las noches son oscuras y hace falta luz para auyentar a las carandelas. Si os molesta podéis…

No pudo terminar su frase, otra desconocida irrumpió en la sala y llegó hasta él pasando los guardias. Luci reculó en principio pero luego se plantó, poniéndose en pie y tratando de transmitir autoridad aunque era bastante más bajo que ella.

-A la humana Fleur se le concedió su petición y se la acompañó a la salida. Y a ti también se te va a acompañar porque no tienes permiso para estar en esta sala.

Miró a Kolja, dándole la orden silenciosa de que se llevase a la chica de allí.

Se desató el caos.

Las desconocidas le gritaron cosas que no tenían ningún sentido, nada de lo que ocurría tenía ningún sentido. Una muchedumbre que Luci no sabía de dónde había salido irrumpió en la sala, y para colmo Kahlo decidió huir y dejarle solo diciendo más cosas sin sentido.

-¡No, tú no te marchas! ¡Vas a explicarme de qué va esto! ¡Kahlo!

¿Qué clase de amiga horrible era? Luci echó un último vistazo al pandemonium del salón antes de echar a correr detrás de la varmana.