Torreta Matakrakens
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Isma
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Seth
Aes
Kanyum
Rocavarancolia Rol
10 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreta Matakrakens
10/03/19, 06:50 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Única superviviente de las doce torretas que protegieron los acantilados de posibles ataques desde el mar antes del ataque de la Alianza de Mundos. La fachada occidental del edificio todavía está oscurecida por las llamas de Umbra Gala, el dragón de Basa que murió defendiendo esta posición. Su nombre se debe a que esta torreta fue esencial para repeler el ataque de una criatura marina de proporciones gigantescas traída por las corrientes uncidas. En la azotea todavía se hallan restos del nido donde vivieron la arpía dama Moreda y la cabeza del traidor inmortal Alastor Borodín: un pedestal en el centro y una techumbre medio derruida de tablones y alfombras.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreta Matakrakens
13/09/24, 08:18 pm
Cuando todo estuvo listo solo quedaba marcharse por la puerta. Le sanaí tragó saliva e hizo de tripas corazón tras la despedida que les había dedicado Ethan. Ojalá tuviese razón, pero si no ocurría nada lo haría otro día. Fuese como fuese, intentó sonreír de vuelta y se echó a la calle caminando cerca de sus amigos.
No creía que resultase sospechoso que caminase todo el tiempo con el arco en la mano. Era la norma últimamente. Por muy cebo que fuesen, no pensaba permitir que nada les hiciese daño, y aferrarse al arma le daba una falsa sensación de seguridad. Solo estaban relativamente protegidos, y la zona a la que iban le resultaba escalofriante.
A Airi el océano le daba un miedo difícil de describir. Antes de llegar a Rocavarancolia nunca había visto mares ni lagos. La masa de agua más grande que conocía era el río que pasaba cerca de su aldea, que apenas era un lodazal la mayor parte del año. La inmesidad del agua que abarcaba hasta el horizonte y más allá era inquietante, pero ni siquiera se comparaba con lo que le producía pensar en lo que podía esconderse debajo. Conocía las historias de krakens y otros monstruos marinos que destruían los barcos pesqueros, y en aquella ciudad no se habían encontrado criaturas más amables que en su mundo como para pensar que el océano fuese a ser diferente. Los cientos de pecios que se agolpaban contra el acantilado hablaban por sí solos. Cualquier sanaí tenía respeto al océano; elle, que no lo había conocido, mucho más.
Con todo, aquella inmensidad de gris verdoso no era horrible. Había algo melancólico en el vaivén de las olas que rompían contra los acantilados. Tal vez se sentiría de forma diferente en otras circunstancias, pero allí y en ese momento decidió no mirarlo demasiado para no marearse. Centró su atención en la torre que se elevaba al borde del abismo, que tampoco dejaba de ser una vista ominosa. Su aspecto no dejaba claro si había estado en uso hasta hace poco o estaba tan abandonada como la gran mayoría de la ciudad. Personalmente no creía que fuesen a encontrar mucha información allí, pero si del faro habían sacado un libro quien sabía si aquella excursión también podía dar frutos inesperados.
—Es verdad que podría no ser seguro —respondió Airi al escuchar las dudas de Damian tras la sugerencia de Räg. Parte de elle tenía reparos en entrar, sí, pero lo que le preocupaba realmente era que Raki los perdiese de vista, o que decidiese marcharse si no los tenía a tiro. Ni siquiera sabían si andaba cerca o no, y lo mejor era permanecer visibles. Por otra parte, entrar podía hacer que se arriesgase a bajar a tierra firme para seguirles, pero lo veía poco probable. Tal vez era por la temeridad que había hecho Sutileza siguiéndoles aquella vez, pero sus enemigos no habían vuelto a exponerse tanto desde entonces.
»Vamos a asegurarnos primero desde fuera de que la estructura está estable —improvisó, con un tono que animaba a leer entre líneas en sus palabras— . Igual es muy pronto para entrar.
No creía que resultase sospechoso que caminase todo el tiempo con el arco en la mano. Era la norma últimamente. Por muy cebo que fuesen, no pensaba permitir que nada les hiciese daño, y aferrarse al arma le daba una falsa sensación de seguridad. Solo estaban relativamente protegidos, y la zona a la que iban le resultaba escalofriante.
A Airi el océano le daba un miedo difícil de describir. Antes de llegar a Rocavarancolia nunca había visto mares ni lagos. La masa de agua más grande que conocía era el río que pasaba cerca de su aldea, que apenas era un lodazal la mayor parte del año. La inmesidad del agua que abarcaba hasta el horizonte y más allá era inquietante, pero ni siquiera se comparaba con lo que le producía pensar en lo que podía esconderse debajo. Conocía las historias de krakens y otros monstruos marinos que destruían los barcos pesqueros, y en aquella ciudad no se habían encontrado criaturas más amables que en su mundo como para pensar que el océano fuese a ser diferente. Los cientos de pecios que se agolpaban contra el acantilado hablaban por sí solos. Cualquier sanaí tenía respeto al océano; elle, que no lo había conocido, mucho más.
Con todo, aquella inmensidad de gris verdoso no era horrible. Había algo melancólico en el vaivén de las olas que rompían contra los acantilados. Tal vez se sentiría de forma diferente en otras circunstancias, pero allí y en ese momento decidió no mirarlo demasiado para no marearse. Centró su atención en la torre que se elevaba al borde del abismo, que tampoco dejaba de ser una vista ominosa. Su aspecto no dejaba claro si había estado en uso hasta hace poco o estaba tan abandonada como la gran mayoría de la ciudad. Personalmente no creía que fuesen a encontrar mucha información allí, pero si del faro habían sacado un libro quien sabía si aquella excursión también podía dar frutos inesperados.
—Es verdad que podría no ser seguro —respondió Airi al escuchar las dudas de Damian tras la sugerencia de Räg. Parte de elle tenía reparos en entrar, sí, pero lo que le preocupaba realmente era que Raki los perdiese de vista, o que decidiese marcharse si no los tenía a tiro. Ni siquiera sabían si andaba cerca o no, y lo mejor era permanecer visibles. Por otra parte, entrar podía hacer que se arriesgase a bajar a tierra firme para seguirles, pero lo veía poco probable. Tal vez era por la temeridad que había hecho Sutileza siguiéndoles aquella vez, pero sus enemigos no habían vuelto a exponerse tanto desde entonces.
»Vamos a asegurarnos primero desde fuera de que la estructura está estable —improvisó, con un tono que animaba a leer entre líneas en sus palabras— . Igual es muy pronto para entrar.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreta Matakrakens
14/09/24, 11:12 am
Durante unos segundos que parecieron eternos Aniol temió que ninguno de sus dos protectores les siguiera el juego. La realidad fue bien distinta y las circunstancias que rodeaban aquel momento no impidieron que pudieran distraerse con un juego tan banal como ese. La manera en que Ethan esbozó una sonrisa cómplice y Connor se encogió de hombros provocó que se diera cuenta de cuánto los quería y necesitaba a su lado. Tomar un chocolate caliente junto a una chimenea siempre sería tentador, pero caminar agachado junto a ellos, con la cautela de no ser vistos y en una ciudad repleta de monstruos tampoco estaba tan mal.
El churumbel sabía que perder el miedo era imprudente. Sin embargo, ya no era el niño frágil y asustado de los primeros días. Había contemplado a Serena marchitarse con la garganta inflamada producto de un veneno que la asfixió sin contemplaciones. Observó los restos de Aria como si siempre se hubiera tratado de una sandía enferma. Cayó metros hacia las profundidades de la ciudad y solo había salido a la superficie después de segar el cuello de una criatura gigante con forma de oso.
Todo eso cambiaba a cualquiera. Así que una mueca de triunfo cruzó su rostro cuando avistó al enemigo planear desde un edificio. Primero fue el sonido del rasgar el aire, y luego el identificar su figura inconfundible de insecto escondiéndose en uno de los tejados. Los susurros de Ethan a su lado fueron la confirmación de que no se estaba imaginando nada. El plan estaba dando sus frutos, y encima había coincidido con la ralentización del otro grupo más allá.
—Una hormiguita... —canturreó, aún metido en el juego estúpido del veo veo. Quien despertó su preocupación fue el medio japonés... ¿Acaso no veía bien como para saber si estaba muy lejos? El polaco se le quedó mirando con el ceño fruncido mientras el chico se restregaba los ojos, quizás fuera el polvo de la ciudad. Las calles conformaban siempre una amalgama de ruinas y escombros muy extraña, al fin y al cabo.
Pero tenía razón, tenían que moverse. De modo que eso fue exactamente lo que hicieron. Como tres gatitos que persiguen un ratón su grupo se deslizó sigiloso hasta las proximidades del lugar previsto. Ya una vez cerca sintió como la rabia se arremolinaba en su interior como espirales de lava candente que amenazaban con quemar su estómago.
—A lo mejor deberíamos flotar como globitos... —masculló antes de frenar la marcha. La mitad del edificio al que debían subir se encontraba derruido y quizá fuera mejor sorprenderle si levitaban por detrás. Se quedó a la espera, ese tipo de decisiones se las dejaba a los adultos.
El churumbel sabía que perder el miedo era imprudente. Sin embargo, ya no era el niño frágil y asustado de los primeros días. Había contemplado a Serena marchitarse con la garganta inflamada producto de un veneno que la asfixió sin contemplaciones. Observó los restos de Aria como si siempre se hubiera tratado de una sandía enferma. Cayó metros hacia las profundidades de la ciudad y solo había salido a la superficie después de segar el cuello de una criatura gigante con forma de oso.
Todo eso cambiaba a cualquiera. Así que una mueca de triunfo cruzó su rostro cuando avistó al enemigo planear desde un edificio. Primero fue el sonido del rasgar el aire, y luego el identificar su figura inconfundible de insecto escondiéndose en uno de los tejados. Los susurros de Ethan a su lado fueron la confirmación de que no se estaba imaginando nada. El plan estaba dando sus frutos, y encima había coincidido con la ralentización del otro grupo más allá.
—Una hormiguita... —canturreó, aún metido en el juego estúpido del veo veo. Quien despertó su preocupación fue el medio japonés... ¿Acaso no veía bien como para saber si estaba muy lejos? El polaco se le quedó mirando con el ceño fruncido mientras el chico se restregaba los ojos, quizás fuera el polvo de la ciudad. Las calles conformaban siempre una amalgama de ruinas y escombros muy extraña, al fin y al cabo.
Pero tenía razón, tenían que moverse. De modo que eso fue exactamente lo que hicieron. Como tres gatitos que persiguen un ratón su grupo se deslizó sigiloso hasta las proximidades del lugar previsto. Ya una vez cerca sintió como la rabia se arremolinaba en su interior como espirales de lava candente que amenazaban con quemar su estómago.
—A lo mejor deberíamos flotar como globitos... —masculló antes de frenar la marcha. La mitad del edificio al que debían subir se encontraba derruido y quizá fuera mejor sorprenderle si levitaban por detrás. Se quedó a la espera, ese tipo de decisiones se las dejaba a los adultos.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Torreta Matakrakens
14/09/24, 01:57 pm
Antes de que todos se pusieran en marcha, aún hubo unas últimas despedidas. El neoyorquino asintió con algo de pesadez al adiós de Ethan, no porque no compartiera el sentimiento, pues esperaba que así fuera, sino porque era consciente de que el plan podía torcerse en cualquier momento con bastante facilidad. Todo en la ciudad era imprevisible y, aunque el plan se había pensado bastante, no había garantías de que fuera a salir a la perfección. Aunque siendo justos, también le preocupaba lo que fuera a pasar después si funcionaba, pero por el momento que hubiera más heridos era el miedo más fuerte.
No tardaron mucho en llegar a las cercanías de la torre que tenían como objetivo y, por consiguiente, al mar. Lo común por allí no era precisamente lo acogedor, así que la primera vez que habían pasado por la zona, Rick tenía claro que no iba a ser una tranquila playa con olas suaves. Le faltaba una fuerte tormenta, pero por lo demás era una escarpada y peligrosa costa desde la que algún personaje se caía con dramatismo en libros y películas. Solo que era real. Le entraban escalofríos viendo la cantidad de barcos que había allí abajo, naufragados por intentar llegar hasta tierra firme. Sabiendo como estaba el faro, lo más probable es que hubiesen navegado tan perdidos como ellos en sus primeros días. -(Y aún con todo lo que tenemos, todavía tengo la sensación de que vamos a chocar)- pensó amargamente por un momento antes de volver a centrarse en el camino.
El viaje lo había hecho como de costumbre, arco en mano y atento a los alrededores. Tenían otro motivo para salir, pero los peligros tanto del otro grupo como de los monstruos seguían estando y además estaban separados en esa ocasión. Todo parecía ir tranquilo, aunque no por ello estaba en calma en absoluto. Se permitió observar durante unos instante la torre, algo más simple que en la que vivían y en la que destacaba una parte oscurecida por algún incendio probablemente, y luego siguió atento a los alrededores mientras escuchaba al grupo.
Habían llegado, aunque ahora les tocaba la parte más difícil: esperar. El neoyorquino no había visto en ningún momento al insectoide de Letargo y seguía sin verlo, al igual que a Aniol, Ethan y Connor. Podía ser que con la pelea de ayer no quisieran arriesgarse o, tal vez, estaba escondido en alguno de los edificios de por allí. No tenía claro que opción era la peor. Räg rompió el silencio con una propuesta que, de ser otro día, tal vez habría aceptado si iban con cuidado, aunque con lo que vino después quedaba claro que había mucho más en aquellas palabras. -Sí... Esa mancha no tiene buena pinta, a saber como de deteriorado estará por dentro- se sumó a las dudas de Airi. A lo siguiente asintió un poco más convencido, o al menos es la sensación que daba: -Será mejor asegurarse antes de investigar.- Por supuesto, captaba lo que intentaba decir.
El neoyorquino aportó su granito de arena a la improvisación dirigiéndose al varmano. -Puedo vigilar si prefieres acercarte un poco con ellos- se ofreció con una pizca de preocupación. Quería confiar en que si se acercaban a la torre no iba a pasar nada cuando estaban armados y tenían magia todavía, aunque mejor prevenir, y confiaba en la puntería de Nohlem que había demostrado con creces. Era su aportación a ganar un poco de tiempo, pero parte de ella era genuina, porque tampoco quería que el chico tuviera toda la responsabilidad en un momento complicado y menos con todo lo que había pasado ayer, si bien parecía que estaba algo mejor de sus heridas. No tendría problemas con lo que prefiriera; fuera una cosa u otra, Rick iba a estar atento de todo por si acaso.
No tardaron mucho en llegar a las cercanías de la torre que tenían como objetivo y, por consiguiente, al mar. Lo común por allí no era precisamente lo acogedor, así que la primera vez que habían pasado por la zona, Rick tenía claro que no iba a ser una tranquila playa con olas suaves. Le faltaba una fuerte tormenta, pero por lo demás era una escarpada y peligrosa costa desde la que algún personaje se caía con dramatismo en libros y películas. Solo que era real. Le entraban escalofríos viendo la cantidad de barcos que había allí abajo, naufragados por intentar llegar hasta tierra firme. Sabiendo como estaba el faro, lo más probable es que hubiesen navegado tan perdidos como ellos en sus primeros días. -(Y aún con todo lo que tenemos, todavía tengo la sensación de que vamos a chocar)- pensó amargamente por un momento antes de volver a centrarse en el camino.
El viaje lo había hecho como de costumbre, arco en mano y atento a los alrededores. Tenían otro motivo para salir, pero los peligros tanto del otro grupo como de los monstruos seguían estando y además estaban separados en esa ocasión. Todo parecía ir tranquilo, aunque no por ello estaba en calma en absoluto. Se permitió observar durante unos instante la torre, algo más simple que en la que vivían y en la que destacaba una parte oscurecida por algún incendio probablemente, y luego siguió atento a los alrededores mientras escuchaba al grupo.
Habían llegado, aunque ahora les tocaba la parte más difícil: esperar. El neoyorquino no había visto en ningún momento al insectoide de Letargo y seguía sin verlo, al igual que a Aniol, Ethan y Connor. Podía ser que con la pelea de ayer no quisieran arriesgarse o, tal vez, estaba escondido en alguno de los edificios de por allí. No tenía claro que opción era la peor. Räg rompió el silencio con una propuesta que, de ser otro día, tal vez habría aceptado si iban con cuidado, aunque con lo que vino después quedaba claro que había mucho más en aquellas palabras. -Sí... Esa mancha no tiene buena pinta, a saber como de deteriorado estará por dentro- se sumó a las dudas de Airi. A lo siguiente asintió un poco más convencido, o al menos es la sensación que daba: -Será mejor asegurarse antes de investigar.- Por supuesto, captaba lo que intentaba decir.
El neoyorquino aportó su granito de arena a la improvisación dirigiéndose al varmano. -Puedo vigilar si prefieres acercarte un poco con ellos- se ofreció con una pizca de preocupación. Quería confiar en que si se acercaban a la torre no iba a pasar nada cuando estaban armados y tenían magia todavía, aunque mejor prevenir, y confiaba en la puntería de Nohlem que había demostrado con creces. Era su aportación a ganar un poco de tiempo, pero parte de ella era genuina, porque tampoco quería que el chico tuviera toda la responsabilidad en un momento complicado y menos con todo lo que había pasado ayer, si bien parecía que estaba algo mejor de sus heridas. No tendría problemas con lo que prefiriera; fuera una cosa u otra, Rick iba a estar atento de todo por si acaso.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreta Matakrakens
14/09/24, 10:44 pm
—Podría haber algo útil dentro… —dijo tras Räg con poca convicción. Sabía a qué estaban jugando, pero tampoco le salía fingir ser estúpido y actuar como si entrar en otro sitio en ruinas le pareciera buena idea—. Pero… —se movió a un lado, sopesando la torre desde otro ángulo—. Vale —concedió a Airi después—, de nada nos sirve ningún tesoro si nos aplasta primero la casa.
Echó un vistazo a su espalda, a los edificios que habían dejado atrás. Le inquietaba enormemente no saber cuando el insecto iba a hacer aparición (si es que lo hacía), por no decir lo mismo del monstruo porculero de turno que decidiera joderles el día esta ocasión. Suspiró. Por la nitidez de su alrededor sabía que tenía las pupilas gruesas, mas la sorpresa de encontrarse a Rick dirigiéndose directamente a él se las afiló por apenas un instante, un pálpito antes de crecer más por su para nada curado enojo. Tomó aire sonoramente y le evitó la mirada.
—No. Lo hago yo. A mi no me da miedo disparar.
¿Era un error llevarse los cabreos al trabajo? Sí. ¿Podía evitarlo? No.
El dolor era reciente, y no solo el físico. Si iba a ser el responsable, lo sería también para eso. Para dar a entender su postura dio la espalda a la torre y se plantó como un guardia, bajando el arco de su hombro con una tensión que le profirió una mueca de genuina molestia. Sabía que si lo rotaba un poco el pinchazo cesaría, pero no podía echar por tierra su teatro de malherido. Si jodía de verdad menos tendría que fingirlo. Lo cierto es que no quería quedarse ahí plantado con una diana en la cabeza, el corazón se le aceleraba de solo pensarlo, pero ahora mismo dictaba el orgullo. Nohlem podía aceptar no ser tan bueno en orfebrería como su hermana, que bastaba que esta lo usase en su contra para que se esforzase en demostrar lo contrario. Si algo tenían en común los Ghiope era su tozudez.
Y si el insecto necesitaba encargarse de alguien, que fuera él su primer objetivo. No estaba en condiciones de aceptar ningún favor de Rick aún.
—Tú asegúrate de que no se hagan daño —continuó un tono más bajo, privado—, que eso seguro se te da mejor que a mi.
Echó un vistazo a su espalda, a los edificios que habían dejado atrás. Le inquietaba enormemente no saber cuando el insecto iba a hacer aparición (si es que lo hacía), por no decir lo mismo del monstruo porculero de turno que decidiera joderles el día esta ocasión. Suspiró. Por la nitidez de su alrededor sabía que tenía las pupilas gruesas, mas la sorpresa de encontrarse a Rick dirigiéndose directamente a él se las afiló por apenas un instante, un pálpito antes de crecer más por su para nada curado enojo. Tomó aire sonoramente y le evitó la mirada.
—No. Lo hago yo. A mi no me da miedo disparar.
¿Era un error llevarse los cabreos al trabajo? Sí. ¿Podía evitarlo? No.
El dolor era reciente, y no solo el físico. Si iba a ser el responsable, lo sería también para eso. Para dar a entender su postura dio la espalda a la torre y se plantó como un guardia, bajando el arco de su hombro con una tensión que le profirió una mueca de genuina molestia. Sabía que si lo rotaba un poco el pinchazo cesaría, pero no podía echar por tierra su teatro de malherido. Si jodía de verdad menos tendría que fingirlo. Lo cierto es que no quería quedarse ahí plantado con una diana en la cabeza, el corazón se le aceleraba de solo pensarlo, pero ahora mismo dictaba el orgullo. Nohlem podía aceptar no ser tan bueno en orfebrería como su hermana, que bastaba que esta lo usase en su contra para que se esforzase en demostrar lo contrario. Si algo tenían en común los Ghiope era su tozudez.
Y si el insecto necesitaba encargarse de alguien, que fuera él su primer objetivo. No estaba en condiciones de aceptar ningún favor de Rick aún.
—Tú asegúrate de que no se hagan daño —continuó un tono más bajo, privado—, que eso seguro se te da mejor que a mi.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Torreta Matakrakens
15/09/24, 12:43 pm
Connor mostró una leve sonrisa de medio lado y bufó divertido cuando Ethan les siguió el juego. ¿No era aquello una mierda surrealista? Estaban al acecho, esperando caerle encima a ese cabrón de Letargo y poder sacarle toda la información que necesitaban. Por las buenas o por las malas. Lo que pasara luego era algo evidente para Connor... Y allí estaban. Jugando al Veo Veo para matar el puñetero tiempo. No pudo evitar recordar las horas previas al asesinato de Markus y Roderick en el motel de las afueras de la ciudad, bromeando junto a Rhona y Yasser mientras comían con avidez. ¿Tan normal era bromear antes de hacer algo jodidamente sangriento? Connor sabía que sí. Porque eran pobres intentos de mantener el miedo o los nervios a raya, bajo una falsa capa de seguridad o despreocupación.
Frunció el ceño y desvió la mirada hacia un edificio derruido, pensando que había sido un error volver a pensar de nuevo en Rhona y Yasser... Aunque tenía claro por qué le ocurría... No había matado a nadie más desde aquel día. Desde que le agujereó el puto rostro a Markus con más de seis balas y apuñaló a Roderick por lo menos un mínimo de quince veces. Y ahora estaba dispuesto a hacerlo de nuevo. Joder, deseaba hacerlo. Por ellos, pero mentiría si no dijera que también lo quería hacer por él. Por satisfacción personal. La puta venganza podía ser más dulce que la miel... Ya la había probado con anterioridad. Y aunque te dejaba un puñetero pozo en el jodido pecho a la larga, en el momento era como una droga estimulante.
Prefirió centrarse en esos oscuros pensamientos antes que en los recuerdos del pasado. Aunque no tuvo mucha ocasión, porque un inconfundible aleteo llamó su atención junto a Ethan y Aniol. Frunció el ceño y dejó escapar parte de su aire contenido mientras seguía su planeo, como si así pudiera descargar parte de su rabia. En vano. Su mirada eran promesas de dolor y sangre por verter, pero se suavizó un instante con el canturreo de Aniol.
-Una hormiguita bien jodida...- Le siguió el juego antes de girarse hacia Ethan con gesto confundido. Entre sus palabras y su restregar de ojos, el motero lo observó con cierta preocupación. ¿Le había entrado algo en los putos ojos? ¿Era el cansancio? No tenía ni idea, pero aquel insecto hijo de puta estaba a tiro de piedra y tenían que moverse. -No está lejos... Vamos.- Apremió mientras avanzaban con sigilo entre las ruinas que había entre ellos y aquel ser posado en un edificio. No tardaron en llegar. El corazón de Connor bombeaba con fuerza pero con control. Se sentía igual que cuando Rhona, Yasser y Markus estaban a punto de lanzar aquellos botes de humo para emboscar a Roderick en la mina. Los nervios apremiantes... Antes de la traición. Connor asintió con fuerza ante la idea del niño polaco. -Esa es una idea de puñetera madre...- Susurró con una mano apoyada en la pared del edificio y la otra en la maza de acero. Luego se giró hacia Ethan con una mirada cargada de mayor significado y negó con la cabeza. Buscando la complicidad del único mayor que había allí aparte de él.- Que no le dé tiempo a reaccionar a ese cabrón. No podemos dárselo, joder.- Que esperaba que su amigo entendiera en su idioma como un: Caigámosle encima como hijos de puta y que no le dé ni tiempo a mearse encima.
Luego, con cierta dificultad que delataba lo novato que era en ello, empezó a levitar con lentitud por uno de los laterales del edificio. Sentía el poder drenarse poco a poco de su cuerpo, pero el hecho de estar flotando o de que iba camino de enfrentarse a una hormiga humanoide... Hacía que no lo tuviera muy en cuenta.
-Tú mandas, Aniol... En cuanto hagas lo tuyo, hacemos lo nuestro.- Susurró a medio camino con una leve sonrisa tranquilizadora. Porque el niño era quien más magia tenía y por tanto más margen de error al fallar hechizos. Era como si tuviera un revólver de quince balas mientras él tenía un cargador con solo seis. Ethan también subía a su lado gracias al papel con las runas de levitación. Lo miró un instante y señaló sus propios ojos con gesto interrogativo, en una clara pregunta que quería decir si ya podía ver mejor. Eran tres figuras voladoras en una ciudad en ruinas. Había visto magia antes, pero seguía siendo sorprendente. Y pronto estuvieron arriba del tejado. Aquel cabrón no parecía haberse dado cuenta aún, mientras espiaba al resto de sus amigos. Connor aterrizó con suavidad y miró en silencio a Ethan y luego a Aniol, al que le asintió con determinación. La maza aferrada con fuerza en la mano derecha, en la izquierda empezaba a preparar en silencio el hechizo de parálisis.
Frunció el ceño y desvió la mirada hacia un edificio derruido, pensando que había sido un error volver a pensar de nuevo en Rhona y Yasser... Aunque tenía claro por qué le ocurría... No había matado a nadie más desde aquel día. Desde que le agujereó el puto rostro a Markus con más de seis balas y apuñaló a Roderick por lo menos un mínimo de quince veces. Y ahora estaba dispuesto a hacerlo de nuevo. Joder, deseaba hacerlo. Por ellos, pero mentiría si no dijera que también lo quería hacer por él. Por satisfacción personal. La puta venganza podía ser más dulce que la miel... Ya la había probado con anterioridad. Y aunque te dejaba un puñetero pozo en el jodido pecho a la larga, en el momento era como una droga estimulante.
Prefirió centrarse en esos oscuros pensamientos antes que en los recuerdos del pasado. Aunque no tuvo mucha ocasión, porque un inconfundible aleteo llamó su atención junto a Ethan y Aniol. Frunció el ceño y dejó escapar parte de su aire contenido mientras seguía su planeo, como si así pudiera descargar parte de su rabia. En vano. Su mirada eran promesas de dolor y sangre por verter, pero se suavizó un instante con el canturreo de Aniol.
-Una hormiguita bien jodida...- Le siguió el juego antes de girarse hacia Ethan con gesto confundido. Entre sus palabras y su restregar de ojos, el motero lo observó con cierta preocupación. ¿Le había entrado algo en los putos ojos? ¿Era el cansancio? No tenía ni idea, pero aquel insecto hijo de puta estaba a tiro de piedra y tenían que moverse. -No está lejos... Vamos.- Apremió mientras avanzaban con sigilo entre las ruinas que había entre ellos y aquel ser posado en un edificio. No tardaron en llegar. El corazón de Connor bombeaba con fuerza pero con control. Se sentía igual que cuando Rhona, Yasser y Markus estaban a punto de lanzar aquellos botes de humo para emboscar a Roderick en la mina. Los nervios apremiantes... Antes de la traición. Connor asintió con fuerza ante la idea del niño polaco. -Esa es una idea de puñetera madre...- Susurró con una mano apoyada en la pared del edificio y la otra en la maza de acero. Luego se giró hacia Ethan con una mirada cargada de mayor significado y negó con la cabeza. Buscando la complicidad del único mayor que había allí aparte de él.- Que no le dé tiempo a reaccionar a ese cabrón. No podemos dárselo, joder.- Que esperaba que su amigo entendiera en su idioma como un: Caigámosle encima como hijos de puta y que no le dé ni tiempo a mearse encima.
Luego, con cierta dificultad que delataba lo novato que era en ello, empezó a levitar con lentitud por uno de los laterales del edificio. Sentía el poder drenarse poco a poco de su cuerpo, pero el hecho de estar flotando o de que iba camino de enfrentarse a una hormiga humanoide... Hacía que no lo tuviera muy en cuenta.
-Tú mandas, Aniol... En cuanto hagas lo tuyo, hacemos lo nuestro.- Susurró a medio camino con una leve sonrisa tranquilizadora. Porque el niño era quien más magia tenía y por tanto más margen de error al fallar hechizos. Era como si tuviera un revólver de quince balas mientras él tenía un cargador con solo seis. Ethan también subía a su lado gracias al papel con las runas de levitación. Lo miró un instante y señaló sus propios ojos con gesto interrogativo, en una clara pregunta que quería decir si ya podía ver mejor. Eran tres figuras voladoras en una ciudad en ruinas. Había visto magia antes, pero seguía siendo sorprendente. Y pronto estuvieron arriba del tejado. Aquel cabrón no parecía haberse dado cuenta aún, mientras espiaba al resto de sus amigos. Connor aterrizó con suavidad y miró en silencio a Ethan y luego a Aniol, al que le asintió con determinación. La maza aferrada con fuerza en la mano derecha, en la izquierda empezaba a preparar en silencio el hechizo de parálisis.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreta Matakrakens
16/09/24, 08:41 pm
Una vez tuvo la confirmación de su pequeño grupo, Aniol exhaló aire, dejándose embriagar por la sensación de ingravidez propia del hechizo. El sortilegio de levitación fue conjurado por sus dedos con la maestría de quien sabe prepararse el desayuno todas las mañanas. Pronto su cabello, ropajes, y hasta él mismo, comenzaron a flotar hacia arriba con el olor a plata inundando sus fosas nasales y con el silencio acompañándoles como una especie de trío fúnebre.
Mientras el suelo se alejaba cada vez más bajo pies la sonrisa de Connor a medio camino no le pasó inadvertido. Le sirvió para devolverle una llena de orgullo, el motero había estado practicando controlar todo su peso con sus propias reservas —al contrario que Ethan quién debía usar runas en papel— por lo que estaría notando el tirón de drenaje en sus propio almacén mágico. Aniol se lo imaginaba de manera similar a la despensa de la tienda de su padre. Encapsulaba la magia en forma de pastelitos de colores, si te quedaba más de media docena como a él no había peligro, pero cuándo solo quedaban dos palmeras de chocolate debías tener cuidado.
La práctica y el entrenamiento quisieron que nada más aterrizar con suavidad sobre el tejado empezara a enhebrar con sus dedos otro encantamiento. La realidad pareció distorsionarse cuando sus manos delimitaron la zona sobre la que el insecto se encontraba escondido tras la chimenea. De ahora en adelante cualquier cosa que intentara saltar, planear o echar el vuelo se vería atraída irremediablemente hacia la piedra. Y en el caso de que quisiera correr se vería entorpecido. En ese momento, en cambio, sí que sintió como sus fuerzas menguaban, dejando su pastelería reducida de manera instintiva a la mitad.
Lo que nadie se imaginaba, probablemente, es que junto a la maza de Connor y a los papelitos explosivos de Ethan, Aniol disfrutaba cada momento, ajeno, a los metros que lo separaban de una caída libre sin precedentes y a que la magia pasaba a ser una aliada para él tan importante como lo era su arco para Nohlem.
Mientras el suelo se alejaba cada vez más bajo pies la sonrisa de Connor a medio camino no le pasó inadvertido. Le sirvió para devolverle una llena de orgullo, el motero había estado practicando controlar todo su peso con sus propias reservas —al contrario que Ethan quién debía usar runas en papel— por lo que estaría notando el tirón de drenaje en sus propio almacén mágico. Aniol se lo imaginaba de manera similar a la despensa de la tienda de su padre. Encapsulaba la magia en forma de pastelitos de colores, si te quedaba más de media docena como a él no había peligro, pero cuándo solo quedaban dos palmeras de chocolate debías tener cuidado.
La práctica y el entrenamiento quisieron que nada más aterrizar con suavidad sobre el tejado empezara a enhebrar con sus dedos otro encantamiento. La realidad pareció distorsionarse cuando sus manos delimitaron la zona sobre la que el insecto se encontraba escondido tras la chimenea. De ahora en adelante cualquier cosa que intentara saltar, planear o echar el vuelo se vería atraída irremediablemente hacia la piedra. Y en el caso de que quisiera correr se vería entorpecido. En ese momento, en cambio, sí que sintió como sus fuerzas menguaban, dejando su pastelería reducida de manera instintiva a la mitad.
Lo que nadie se imaginaba, probablemente, es que junto a la maza de Connor y a los papelitos explosivos de Ethan, Aniol disfrutaba cada momento, ajeno, a los metros que lo separaban de una caída libre sin precedentes y a que la magia pasaba a ser una aliada para él tan importante como lo era su arco para Nohlem.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreta Matakrakens
16/09/24, 11:32 pm
Räg fue asintiendo a las respuestas que ya esperaba, porque el mismo era lo que hubiese respondido si alguien le hubiese preguntado al respecto. También entendió por qué Airi había dicho aquello en concreto, y esperaba que también hubiese sido capaz de hacer entender que él tampoco lo estaba diciendo en serio o habría parecido que estaba diciendo una tontería. Tal vez Damian sí que lo había entendido como una pregunta genuina, pero en su caso le alegraba que su respuesta hubiese sido negativa porque era una muestra de que el italiano había adquirido un mayor sentido del peligro a lo largo del tiempo. Lo que no le gustaba tanto era las circunstancias en las que había tenido que hacerlo.
Metió la mano en uno de sus bolsillos, donde llevaba una runa a la que había cargado con el hechizo de barrera de inercia. No estaba muy seguro de cuál sería el momento de desplegarlo, aunque quisiese hacerlo cuanto antes. Pero si lo hacía demasiado pronto, podrían arriesgarse a que sospechasen que estaban yendo preparados a propósito… No, tal vez le estaba dando demasiadas vueltas, porque a fin de cuentas no era raro en absoluto tomar precauciones dadas las circunstancias. Aunque, claro, la barrera de inercia tenía otro problema, y era que iba a entorpecerles aunque la colocase más bien hacia el exterior…
Bueno, quizás solo había un flanco por el que tuvieran que preocuparse debido al lugar en el que se encontraban. No iban a llegarles proyectiles desde el acantilado, desde luego, y solo había una zona con tejados desde los que, si todo había salido como planeaban, el insecto estaría apostado para dispararles. La verdad es que era una buena distancia y no creía que pudiera oírles desde allí, lo que hacía que seguir disimulando con palabras no tuviese tanto sentido, pero al mismo tiempo les permitía comunicarse más directamente.
Como Nohlem parecía ser el que se ofreció para vigilar, se acercó al varmano tras sacar finalmente el papel con la runa de su bolsillo.
—No sé si servirá —se lo tendió—. Pero es una barrera de inercia. Si la colocas justo en frente de ti para que no entorpezca tus movimientos… Por si acaso. Claro que si tú quisieras usar el arco no podrías hacerlo desde detrás de ella o su interior, así que prefiero dejar que elijas tú si vale la pena usarla. Pero, por lo menos, creo que si se nos rompiesen los campos de fuerza podría ser de ayuda…
A una parte de él le hubiese gustado usarla sin más, pero no se sentía cómodo sin consultarlo. Desde luego, lo último que quería era entorpecer a sus propios compañeros y provocar cualquier conflicto o, la Sanación no lo quisiera, algún accidente inesperado.
Metió la mano en uno de sus bolsillos, donde llevaba una runa a la que había cargado con el hechizo de barrera de inercia. No estaba muy seguro de cuál sería el momento de desplegarlo, aunque quisiese hacerlo cuanto antes. Pero si lo hacía demasiado pronto, podrían arriesgarse a que sospechasen que estaban yendo preparados a propósito… No, tal vez le estaba dando demasiadas vueltas, porque a fin de cuentas no era raro en absoluto tomar precauciones dadas las circunstancias. Aunque, claro, la barrera de inercia tenía otro problema, y era que iba a entorpecerles aunque la colocase más bien hacia el exterior…
Bueno, quizás solo había un flanco por el que tuvieran que preocuparse debido al lugar en el que se encontraban. No iban a llegarles proyectiles desde el acantilado, desde luego, y solo había una zona con tejados desde los que, si todo había salido como planeaban, el insecto estaría apostado para dispararles. La verdad es que era una buena distancia y no creía que pudiera oírles desde allí, lo que hacía que seguir disimulando con palabras no tuviese tanto sentido, pero al mismo tiempo les permitía comunicarse más directamente.
Como Nohlem parecía ser el que se ofreció para vigilar, se acercó al varmano tras sacar finalmente el papel con la runa de su bolsillo.
—No sé si servirá —se lo tendió—. Pero es una barrera de inercia. Si la colocas justo en frente de ti para que no entorpezca tus movimientos… Por si acaso. Claro que si tú quisieras usar el arco no podrías hacerlo desde detrás de ella o su interior, así que prefiero dejar que elijas tú si vale la pena usarla. Pero, por lo menos, creo que si se nos rompiesen los campos de fuerza podría ser de ayuda…
A una parte de él le hubiese gustado usarla sin más, pero no se sentía cómodo sin consultarlo. Desde luego, lo último que quería era entorpecer a sus propios compañeros y provocar cualquier conflicto o, la Sanación no lo quisiera, algún accidente inesperado.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreta Matakrakens
17/09/24, 09:30 am
Se quedó mirando a la torre pachucha, con las cejas alzadas y la inseguridad de no querer subir en ella. Podrían meterse dentro y lo mismo encontrarían algo guapo pero el amargo sentimiento que le dejó el brazo hecho un boomerang y aquel sueño tan vivido con respecto a las alturas no le hicieron ver entre líneas la aparente proposición de Rag, asintiendo en cuanto Airi corroboró eso, que no era seguro.
La cabecilla del italiano tampoco era la más brillante, girando la cabeza cuando su compañere impulsó un tono en el que realmente había más de una intención. Damian observó al resto, querían asegurarse y ver si había algo útil tal y como decían las palabras de Rick y Nohlem.
Damian espabiló, saliendo de esa vorágine de nula concentración y la mirada más clara. Coño, que era una trampa.
—Ya, mejoooor vigilar no sea que nos machaque. Yo quiero entrar también —dijo con un tono pasota y las manos en los bolsillos, el típico tono que ponía cuando obviamente se veía que ocultaba algo en su casa con una relajación antinatural, para ser él.
Y ahí empezaron a movilizarse, Rick y Nohlem empezaron a tomar iniciativa para ir primero y, en verdad, el varmano estaba a huevo para que los otros hijoputas piensen que son un caramelito con esas vendas. Rag inmediatamente le ofreció a Nohlem la cosa esa de inercia, se la explicaron por encima y era una paranoia que no pudiese estar nadie en el aire. Pero si sirve para “pegar” a la peña al suelo, agradecido estuvo por dar por culo a sus enemigos.
Puso una mano disimulada en la cuerda del arco que cruzaba su pecho, quitándoselo y teniéndolo en la mano preparado para apuntar cuando sea. Con todo eso apretó la boca como el que oculta mala baba dentro al querer meter flechazos por el culo a un par de gilipollas.
—Ya cuando eso me encargo de vigilar dentro cuando entréis —dijo bajillo, asomando la cabeza y haciendo el teatrillo de ver por encima el interior de la torreta. Que vengan por su nuca si tenían valor.
La cabecilla del italiano tampoco era la más brillante, girando la cabeza cuando su compañere impulsó un tono en el que realmente había más de una intención. Damian observó al resto, querían asegurarse y ver si había algo útil tal y como decían las palabras de Rick y Nohlem.
Damian espabiló, saliendo de esa vorágine de nula concentración y la mirada más clara. Coño, que era una trampa.
—Ya, mejoooor vigilar no sea que nos machaque. Yo quiero entrar también —dijo con un tono pasota y las manos en los bolsillos, el típico tono que ponía cuando obviamente se veía que ocultaba algo en su casa con una relajación antinatural, para ser él.
Y ahí empezaron a movilizarse, Rick y Nohlem empezaron a tomar iniciativa para ir primero y, en verdad, el varmano estaba a huevo para que los otros hijoputas piensen que son un caramelito con esas vendas. Rag inmediatamente le ofreció a Nohlem la cosa esa de inercia, se la explicaron por encima y era una paranoia que no pudiese estar nadie en el aire. Pero si sirve para “pegar” a la peña al suelo, agradecido estuvo por dar por culo a sus enemigos.
Puso una mano disimulada en la cuerda del arco que cruzaba su pecho, quitándoselo y teniéndolo en la mano preparado para apuntar cuando sea. Con todo eso apretó la boca como el que oculta mala baba dentro al querer meter flechazos por el culo a un par de gilipollas.
—Ya cuando eso me encargo de vigilar dentro cuando entréis —dijo bajillo, asomando la cabeza y haciendo el teatrillo de ver por encima el interior de la torreta. Que vengan por su nuca si tenían valor.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreta Matakrakens
17/09/24, 01:27 pm
Airi continuó mirando distraídamente la torre durante un tiempo. Escuchaba a sus compañeros de fondo, preguntándose qué propósito tenía aquel edificio al lado del acantilado que no tenía pinta de ser un faro. Lo cierto era que ni siquiera parecía en ruinas, solo viejo, y no le daba particular reparo entrar en lo que respectaba a la estructura. Quizá le daba mucho más reparo no conocer de qué se trataba.
Volvió en si cuando recordó qué estaban haciendo allí, y por qué no debía distraerse. Mirar demasiado hacia las casas que quedaban atrás podía parecer sospechoso, pero si lo pensaba bien, era normal hacerlo dadas las circunstancias, así que se permitió mirar más de una vez, con miedo de ver llegar ya no a Raki, sino a todo su grupo al completo. Aniol, Ethan y Connor le preocupaba por esa misma razón. ¿Y si se encontraban con ellos y estaban en inferioridad numérica? ¿Y si no oían la trifulca?
Se dio cuenta de que Räg le estaba pasando a Nohlem un papel con una runa. El varmano se rezagaba por decisión propia, por lo que Airi le dirigió una mirada preocupada que le pedía que se cuidase. No estaban tan alejados, pero ahí de pie en una explanada era el blanco más fácil de todos. Con suerte, acabarían teniendo noticias del otro grupo antes de tener que entrar realmente en la torre para no dar la impresión de que estaban perdiendo el tiempo. Le sanaí no creía que fuese a ser tan evidente, pero siempre aparecía esa vocecilla impertinente que le obligaba a dudar. Si habían ido hasta allí solo para dar vueltas alrededor del edificio era un tanto extraño.
—Podemos empezar por ver si la puerta si abre o si habría que echarla abajo… ¿supongo? —preguntó a sus compañeros—. Aunque si está cerrada tal vez no deberíamos…
«En absoluto deberíamos» se dijo. Habían seguido esa norma hasta ahora y les había ido bien. Aquella torre le daba una sensación muy diferente de la de una casa abandonada y cayéndose a cachos, así que si algo habitaba allí o le pertenecía a alguien no quería saber nada.
Volvió en si cuando recordó qué estaban haciendo allí, y por qué no debía distraerse. Mirar demasiado hacia las casas que quedaban atrás podía parecer sospechoso, pero si lo pensaba bien, era normal hacerlo dadas las circunstancias, así que se permitió mirar más de una vez, con miedo de ver llegar ya no a Raki, sino a todo su grupo al completo. Aniol, Ethan y Connor le preocupaba por esa misma razón. ¿Y si se encontraban con ellos y estaban en inferioridad numérica? ¿Y si no oían la trifulca?
Se dio cuenta de que Räg le estaba pasando a Nohlem un papel con una runa. El varmano se rezagaba por decisión propia, por lo que Airi le dirigió una mirada preocupada que le pedía que se cuidase. No estaban tan alejados, pero ahí de pie en una explanada era el blanco más fácil de todos. Con suerte, acabarían teniendo noticias del otro grupo antes de tener que entrar realmente en la torre para no dar la impresión de que estaban perdiendo el tiempo. Le sanaí no creía que fuese a ser tan evidente, pero siempre aparecía esa vocecilla impertinente que le obligaba a dudar. Si habían ido hasta allí solo para dar vueltas alrededor del edificio era un tanto extraño.
—Podemos empezar por ver si la puerta si abre o si habría que echarla abajo… ¿supongo? —preguntó a sus compañeros—. Aunque si está cerrada tal vez no deberíamos…
«En absoluto deberíamos» se dijo. Habían seguido esa norma hasta ahora y les había ido bien. Aquella torre le daba una sensación muy diferente de la de una casa abandonada y cayéndose a cachos, así que si algo habitaba allí o le pertenecía a alguien no quería saber nada.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreta Matakrakens
17/09/24, 05:27 pm
Desde luego que él no estaba acostumbrado a la magia tanto como sus compañeros. Por ello, cuando sus labios acariciaron en un beso silencioso al pájaro que llevaba encima y el concepto de cielo y tierra se volvió un mero espejismo, no pudo evitar seguir reflejando cierta sorpresa. En el suelo, caída de costado quedó la pequeña figurita que acababa de regalarle sus alas, unas que por desgracia el joven no acababa de saber usar. Ethan pegó un pequeño salto antes de conseguir levitar sobre la superficie pues poco había en él de la elegancia nata con la que Aniol ascendía. En su caso la realidad seguía igual de orgánica, aquello era solo un alquiler temporal y así era que mientras otros volaban con gracia él iba impulsandose con la pared del edificio en una escalada intermitente.
La piedra sobre sus zapatillas reforzaba el siguiente empuje y mientras con una mano estaba enfocado en sostener la lanza, con la otra quedaba medio apoyado para no perder distancias con su respectiva meta. Su mirada por suerte se había aclarado y así se lo hizo saber a Connor con una ligera negación. Ya entraría en más detalles si salían bien de aquella porque ahora que estaba viendo el final de la carrera notaba subir los nervios de quien se veía ganando.
Apoyar ambas suelas sobre el tejado fue la única reafirmación que necesitaba para regresar a una realidad que conocía mejor, así que cerró los ojos, respiro hondo y por un momento, un solo segundo dejó que su mente volara a otro momento y otro lugar. Se vio en una pista rojiza, encorvado sobre la marca de salida. Era mucho más joven, con el pelo corto y revuelto. Sus ojos brillaban expectantes pues más allá de los vítores de una multitud que andaba observando estaban sus padres animando y Jasper, Jasper seguía ahí, elevando su voz a gritos tan altos que podía diferenciar su nombre entre tantos otros. Aquel día solo había competido por diversión, porque podía permitirse jugar y sonreír ante una medalla cutre de instituto. Esta vez no corría por meramente gusto.
La voz de Aniol fue su pistoletazo de salida y como el resorte de un arma que acababa de ser disparada Ethan salió despedido hacía delante, rascando con cada pisada las sílabas mágicas que hacían temblar su alrededor. Su piel se erizó ante la acumulación de energía en una lucha donde la adrenalina se mezclaba ahora con el olor a plata densa. Tenía que recortar toda la distancia posible antes de que su objetivo pudiera razonar lo que estaba ocurriendo, tenía que aprovechar con cada zancada esa ventana de margen que el pequeño les estaba dejando para llegar antes de que como moscas, se quedaran pegados al tejado. Ethan corrió, con la lanza agarrada firme a su espalda y con la tortuga que iba a ser sacrificada en apenas instantes retenida en su puño.
Eso ya no era un juego, no estaba compitiendo en el colegio, ni era su familia quien le estaba observando. En aquella maratón no había vencedores, solo supervivientes y quienes estaban esperando en las gradas eran sus compañeros, apenas críos. Por ello, si para vencer en aquella macabra competición tenía que descalificar al resto de equipos, ha, que no se quedarán rezagados…
Por qué estaban yendo a por ellos.
La piedra sobre sus zapatillas reforzaba el siguiente empuje y mientras con una mano estaba enfocado en sostener la lanza, con la otra quedaba medio apoyado para no perder distancias con su respectiva meta. Su mirada por suerte se había aclarado y así se lo hizo saber a Connor con una ligera negación. Ya entraría en más detalles si salían bien de aquella porque ahora que estaba viendo el final de la carrera notaba subir los nervios de quien se veía ganando.
Apoyar ambas suelas sobre el tejado fue la única reafirmación que necesitaba para regresar a una realidad que conocía mejor, así que cerró los ojos, respiro hondo y por un momento, un solo segundo dejó que su mente volara a otro momento y otro lugar. Se vio en una pista rojiza, encorvado sobre la marca de salida. Era mucho más joven, con el pelo corto y revuelto. Sus ojos brillaban expectantes pues más allá de los vítores de una multitud que andaba observando estaban sus padres animando y Jasper, Jasper seguía ahí, elevando su voz a gritos tan altos que podía diferenciar su nombre entre tantos otros. Aquel día solo había competido por diversión, porque podía permitirse jugar y sonreír ante una medalla cutre de instituto. Esta vez no corría por meramente gusto.
La voz de Aniol fue su pistoletazo de salida y como el resorte de un arma que acababa de ser disparada Ethan salió despedido hacía delante, rascando con cada pisada las sílabas mágicas que hacían temblar su alrededor. Su piel se erizó ante la acumulación de energía en una lucha donde la adrenalina se mezclaba ahora con el olor a plata densa. Tenía que recortar toda la distancia posible antes de que su objetivo pudiera razonar lo que estaba ocurriendo, tenía que aprovechar con cada zancada esa ventana de margen que el pequeño les estaba dejando para llegar antes de que como moscas, se quedaran pegados al tejado. Ethan corrió, con la lanza agarrada firme a su espalda y con la tortuga que iba a ser sacrificada en apenas instantes retenida en su puño.
Eso ya no era un juego, no estaba compitiendo en el colegio, ni era su familia quien le estaba observando. En aquella maratón no había vencedores, solo supervivientes y quienes estaban esperando en las gradas eran sus compañeros, apenas críos. Por ello, si para vencer en aquella macabra competición tenía que descalificar al resto de equipos, ha, que no se quedarán rezagados…
Por qué estaban yendo a por ellos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreta Matakrakens
18/09/24, 01:18 am
Raki había estado observando los movimientos en la lejanía del reducido grupo que parecía estar mirando alrededor de aquella torre de propósito dudoso. Y dudoso era el propósito de ellos mismos. ¿Qué cuernos estaban haciendo? Empezaba a no tener claro que estuvieran explorando y especulaba sobre la posibilidad de que estuviesen preparando alguna clase de trampa, aunque no entendía para qué porque no es como si supiesen que ellos iban a acercarse allí. Encima ya había juzgado que la distancia era demasiada como para que valiese la pena siquiera intentar realizar un disparo... ¿Qué eran aquellos susurros?
Para cuando el insecto se quiso dar cuenta, la barrera de inercia ya se encontraba encima de él y al girarse trastabilló un poco para ver cara a cara a tres de ellos. <<Mierda... ESTO era la trampa>>, maldijo para sí mientras intentaba actuar lo más rápido posible. Disparó un dardo todo lo rápido que pudo, solo para comprobar que este caía al suelo de inmediato.
Su intención de saltar por encima de ellos y huir planeando habría acabado mucho peor de haberlo intentado, pero de todos modos ese valioso instante en el que se vio sorprendido de nuevo por algo inesperado hicieron que ya tuviera encima a Ethan, quien pareció intentar alguna clase de hechizo, tal y como indicaron sus defensas mágicas al verse afectadas tras el contacto del humano. Al mismo tiempo, otro hechizo impactó en ella, dejándole bastante vulnerable. No creía que fuesen a durar mucho más.
Pero aquello no era lo único que se le había venido encima, y a pesar de sus intentos por esquivarlo, la barrera de inercia le impidió actuar con agilidad y el tremendo golpe de Connor terminó de romper sus defensas y recibió una parte del impacto, que agrietó un poco su exoesqueleto. Si no llega a ser por las defensas, seguramente ahora estaría con los sesos desparramados por el suelo.
Su objetivo era tratar de salir fuera del alcance de aquella cosa que lo estaba ralentizando. Tenía que actuar rápido, pero estaba en una situación muy peliaguda por ponerlo de forma suave. Si lograba notar que lo que fuera aquello ya no lo afectaba, intentaría lo que creía su única opción: su plan inicial de saltar por encima de ellos y huir.
Para cuando el insecto se quiso dar cuenta, la barrera de inercia ya se encontraba encima de él y al girarse trastabilló un poco para ver cara a cara a tres de ellos. <<Mierda... ESTO era la trampa>>, maldijo para sí mientras intentaba actuar lo más rápido posible. Disparó un dardo todo lo rápido que pudo, solo para comprobar que este caía al suelo de inmediato.
Su intención de saltar por encima de ellos y huir planeando habría acabado mucho peor de haberlo intentado, pero de todos modos ese valioso instante en el que se vio sorprendido de nuevo por algo inesperado hicieron que ya tuviera encima a Ethan, quien pareció intentar alguna clase de hechizo, tal y como indicaron sus defensas mágicas al verse afectadas tras el contacto del humano. Al mismo tiempo, otro hechizo impactó en ella, dejándole bastante vulnerable. No creía que fuesen a durar mucho más.
Pero aquello no era lo único que se le había venido encima, y a pesar de sus intentos por esquivarlo, la barrera de inercia le impidió actuar con agilidad y el tremendo golpe de Connor terminó de romper sus defensas y recibió una parte del impacto, que agrietó un poco su exoesqueleto. Si no llega a ser por las defensas, seguramente ahora estaría con los sesos desparramados por el suelo.
Su objetivo era tratar de salir fuera del alcance de aquella cosa que lo estaba ralentizando. Tenía que actuar rápido, pero estaba en una situación muy peliaguda por ponerlo de forma suave. Si lograba notar que lo que fuera aquello ya no lo afectaba, intentaría lo que creía su única opción: su plan inicial de saltar por encima de ellos y huir.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Torreta Matakrakens
18/09/24, 06:38 pm
Rick era consciente que, luego de la tensión el día anterior, aquello era como tender un puente a medias en el vacío. Aún con todo, quiso tener un poco de fe, pero esta se esfumó en cuanto el varmano contestó. El chico entreabrió la boca por un momento, buscando algo que decir, pero comprendió que no serviría y lo dejó estar en silencio. Siendo justos, aunque afiladas, no eran del todo falsas sus palabras. No se había visto demasiado en la situación de disparar a algo vivo y, desde luego, no sabía si sería capaz de lanzar la primera flecha. En defensa podía, ya lo había comprobado ayer, y aún así... Lo último que le dijo entre susurros fue lo que consiguió que parte del cabreo de ayer volviera y el chico se limitó a asentir levemente antes de irse con el resto. -(No se ni para qué me molesto)- fue lo único que pensó antes de apartar los recuerdos y centrarse en su misión. Por supuesto que los protegería.
Se acercó hasta donde estaban Damian y Airi, quedándose un poco por detrás de ellos, a la vez que Räg se acercaba a Nohlem para pasarle uno de los papeles con runas. Iba a ser mejor si llevaba una defensa extra aparte de las que tenían preparadas, desde luego. Fue pasando la mirada con algo de nervios entre la torre, el varmano y el mjörní, y los tejados más apartados. Entre otros motivos, aquel sitio había sido un buen punto para la trampa porque en teoría podían controlar de dónde vendrían posibles ataques. Aquello estaba bien, pero le daban algunos escalofríos por tener los acantilados tan cerca. Solo podían venir de un sitio, pero ellos tampoco iban a tener demasiadas formas de escapar si las cosas se torcían. Solamente quería que esa salida terminara cuanto antes, ya fuera sin nada pero a salvos o con el insecto capturado.
-Estamos juntos en esto, mejor que estemos atentos todos- dijo en voz baja intentando entrar en calma tras el italiano. Fuera de la improvisación, iba totalmente en serio con eso. Fuera dentro, que esperaba que no, o fuera, tenían arcos y personas suficientes para cubrir cualquier punto sospechoso. El neoyorquino se encogió de hombros con la pregunta de le sanaí. -Es un comienzo. Si tenemos suerte está abierta o sino la madera estará tan podrida que no hará falta hacer mucha fuerza- fue comentando al aire, sin tener muchas ganas de comprobarlo. Entrar sería arriesgarse, pero por el momento tenían que seguir aparentando. -Si vamos con cuidado...-
Estaba a punto de hacer un amago de ir a abrir con bastante lentitud cuando le pareció escuchar algo. -¿Me lo he imaginado o también habéis escuchado...?- preguntó extrañado mientras retrocedía un poco. No tenía claro qué era exactamente pero parecía venir de... Sus ojos se abrieron de par en par en cuanto volvió a sonar un poco de ruido desde la misma dirección: las casas de allí delante. Su mano apretó con fuerza el arco mientras su tensión crecía. Tal vez solo sería alguna ruina viniéndose aún más abajo, pero algo en su interior le daba una certeza más complicada. Habían mordido el anzuelo.
Rick no tardaría en echar a correr, si el resto también lo hacía, para comprobar qué estaba pasando.
Se acercó hasta donde estaban Damian y Airi, quedándose un poco por detrás de ellos, a la vez que Räg se acercaba a Nohlem para pasarle uno de los papeles con runas. Iba a ser mejor si llevaba una defensa extra aparte de las que tenían preparadas, desde luego. Fue pasando la mirada con algo de nervios entre la torre, el varmano y el mjörní, y los tejados más apartados. Entre otros motivos, aquel sitio había sido un buen punto para la trampa porque en teoría podían controlar de dónde vendrían posibles ataques. Aquello estaba bien, pero le daban algunos escalofríos por tener los acantilados tan cerca. Solo podían venir de un sitio, pero ellos tampoco iban a tener demasiadas formas de escapar si las cosas se torcían. Solamente quería que esa salida terminara cuanto antes, ya fuera sin nada pero a salvos o con el insecto capturado.
-Estamos juntos en esto, mejor que estemos atentos todos- dijo en voz baja intentando entrar en calma tras el italiano. Fuera de la improvisación, iba totalmente en serio con eso. Fuera dentro, que esperaba que no, o fuera, tenían arcos y personas suficientes para cubrir cualquier punto sospechoso. El neoyorquino se encogió de hombros con la pregunta de le sanaí. -Es un comienzo. Si tenemos suerte está abierta o sino la madera estará tan podrida que no hará falta hacer mucha fuerza- fue comentando al aire, sin tener muchas ganas de comprobarlo. Entrar sería arriesgarse, pero por el momento tenían que seguir aparentando. -Si vamos con cuidado...-
Estaba a punto de hacer un amago de ir a abrir con bastante lentitud cuando le pareció escuchar algo. -¿Me lo he imaginado o también habéis escuchado...?- preguntó extrañado mientras retrocedía un poco. No tenía claro qué era exactamente pero parecía venir de... Sus ojos se abrieron de par en par en cuanto volvió a sonar un poco de ruido desde la misma dirección: las casas de allí delante. Su mano apretó con fuerza el arco mientras su tensión crecía. Tal vez solo sería alguna ruina viniéndose aún más abajo, pero algo en su interior le daba una certeza más complicada. Habían mordido el anzuelo.
Rick no tardaría en echar a correr, si el resto también lo hacía, para comprobar qué estaba pasando.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreta Matakrakens
19/09/24, 06:27 pm
Los ojos son ventanas al alma, y él estaba privándole a Rick conocer la suya esquivándole la mirada en todo momento. El varmano no necesitaba ni ayuda ni disculpas en forma de gestos, necesitaba tiempo y un perdón en palabras. Si Rick quería reparar el puente haría falta algo más que buena fe de un día para otro.
Su semblante se suavizó drásticamente con la voz de Räg, algo visual hasta en la caída de sus orejas, atentas. Con el mjörni su culpa era mucho más profunda, más compleja. No era solo haberle visto al borde de la muerte tan pronto como ayer, era también el miedo que había volcado en él por augurio. Si los Santos se equivocaban aquel reptil morado que sangraba por los ojos y los monstruos de Letargo bendecidos por la flora eran la viva prueba de ello. Le sonrió con la dificultad propia de una situación como aquella, con unas disculpas veladas que, hipócrita, no se había atrevido a verbalizar aún. Aceptó la runa.
—Gracias. ¡Ojalá no tengamos que usarla! —dijo un ánimo inflingido, agitando el papel breve y suavemente delante suya antes de guardarlo en el bolsillo de su pantalón.
Era un recurso valioso que no gastaría aún... como si iba a gastar Damian su paciencia con tan mala actuación. En otras circunstancias se habría reido, solo era un niño, pero estaba tan tenso que mucho era que no se estuviese llevando una mano a la cara. Inspiró profundamente y se centró en mirar hacia los edificios, hacia los tejados, esperando ver cualquier movimiento como un crío mira al suelo a la espera de encontrar una hormiga. Estaba cerca del edificio para no quedar tan exageradamente expuesto, con una oreja alerta hacia delante y otra ligeramente inclinada atrás, a sus compañeros.
Más pronto que tarde ambas apuntaron adelante. No fueron gritos, fue jaleo. Pisadas, el sonido áspero de tejas raspadas, la gravedad de un impacto. Era la señal que esperaban, y por todos los putos Santos que hasta ahora no le habían oído, esperaba que fuera buena. Nohlem miró rápidamente a su grupo y sin esperar otro entendimiento, corrió.
No quería gritar, no se atrevía por el bien de todos, pero necesitaba saber dónde se encontraban, de dónde venía el ruido. Fue de un edificio a otro, hasta localizar aquel de donde parecía venir todo.
—¡Chicos! —exclamó, un susurro alzado—. ¡¿Estáis bien?! —repitió más alto al sentir que era una tontería. Se alejó del bajo del edificio para intentar, con el ángulo, ver mejor el techo. El corazón le trotaba en el pecho, ansioso a más no poder por ver una cabellera morena, rosa, castaña, cualquier aliciente que indicara que eran ellos, que la cosa había funcionado.
—Joder —exclamó entredientes.
Su semblante se suavizó drásticamente con la voz de Räg, algo visual hasta en la caída de sus orejas, atentas. Con el mjörni su culpa era mucho más profunda, más compleja. No era solo haberle visto al borde de la muerte tan pronto como ayer, era también el miedo que había volcado en él por augurio. Si los Santos se equivocaban aquel reptil morado que sangraba por los ojos y los monstruos de Letargo bendecidos por la flora eran la viva prueba de ello. Le sonrió con la dificultad propia de una situación como aquella, con unas disculpas veladas que, hipócrita, no se había atrevido a verbalizar aún. Aceptó la runa.
—Gracias. ¡Ojalá no tengamos que usarla! —dijo un ánimo inflingido, agitando el papel breve y suavemente delante suya antes de guardarlo en el bolsillo de su pantalón.
Era un recurso valioso que no gastaría aún... como si iba a gastar Damian su paciencia con tan mala actuación. En otras circunstancias se habría reido, solo era un niño, pero estaba tan tenso que mucho era que no se estuviese llevando una mano a la cara. Inspiró profundamente y se centró en mirar hacia los edificios, hacia los tejados, esperando ver cualquier movimiento como un crío mira al suelo a la espera de encontrar una hormiga. Estaba cerca del edificio para no quedar tan exageradamente expuesto, con una oreja alerta hacia delante y otra ligeramente inclinada atrás, a sus compañeros.
Más pronto que tarde ambas apuntaron adelante. No fueron gritos, fue jaleo. Pisadas, el sonido áspero de tejas raspadas, la gravedad de un impacto. Era la señal que esperaban, y por todos los putos Santos que hasta ahora no le habían oído, esperaba que fuera buena. Nohlem miró rápidamente a su grupo y sin esperar otro entendimiento, corrió.
No quería gritar, no se atrevía por el bien de todos, pero necesitaba saber dónde se encontraban, de dónde venía el ruido. Fue de un edificio a otro, hasta localizar aquel de donde parecía venir todo.
—¡Chicos! —exclamó, un susurro alzado—. ¡¿Estáis bien?! —repitió más alto al sentir que era una tontería. Se alejó del bajo del edificio para intentar, con el ángulo, ver mejor el techo. El corazón le trotaba en el pecho, ansioso a más no poder por ver una cabellera morena, rosa, castaña, cualquier aliciente que indicara que eran ellos, que la cosa había funcionado.
—Joder —exclamó entredientes.
- ♪♫♬:
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreta Matakrakens
20/09/24, 02:51 pm
El italiano nunca ha sido especialmente dedicado a aderezar sus mentiras o de intentar hacerlas naturales. Al contrario de ello cuanto más pensaba que cualquier cosa de lo que estaba diciendo no era verdad simplemente era algo que se le escapaba, cierto gesto o tono fuera de lugar o alguna expresión más arrastrada de lo normal. Damian no era consciente, factor que lo empeoraría de no ser que, al menos, el chiquillo no abría tanto la boca con tanto nervio encima que quería meterse bien dentro y detrás de la rabia acumulada para vengarse de unos tíos malos.
Por eso estuvo principalmente más centrado, o al menos lo que podía, en sus alrededores y por esos tejados que tenían cerca. Flancos posibles donde podían asomar el cabezón y solo le tocaba sacar la ametralladora (arco) y fusilarlos. Luego de pasar sus ojos por allí y por allá se centró en la puerta después de la llamada a la calma de Rick que, en gran parte, le ayudó a destensar un poco sus hombros y respirar hondo. Unos sudores le delataban, tenía miedo por recordar todas esas veces en las que se la ha jugado en tan poco tiempo. Lo podía pelear, pero tampoco le gustaba recibir daño en un embudo tremendamente obvio porque por él, el cuchillo de su funda podría estar meneándolo delante de uno de los de Letargo y sin pensarlo mucho.
Ya con el amago de abrir la puerta los nervios le traicionaron al reaccionar tan bruscamente a unos ruidos que no podían ser otra cosa que lo inevitable a este punto. Apretó el agarre del arco, una mano temblorosa iba hacia una de las flechas pero no veía nada, solo escuchó y ya.
—¡N-no sé que coño pasa! ¡Lo he escuchado, si! —contestó nervioso en todo lo bajo que podía exclamar, con una flecha ya en la otra mano y meneándola con impaciencia ante algo que no sabía su cuerpo si quería.
Dio unos pasos cautelosos y rápidos por la zona, su melena se meneaba con tanto movimiento repentino de su cabeza y bufaba ansioso esperando oír a los demás por si contestaban a Nohlem. ¿Les había pasado algo a sus amigos? ¿Han reventado a uno de los gilipollas? Damian observó al varmano con dudas en su mirada, quería que ellos apareciesen pronto.
—Mierda, mierda, mierda… —susurraba para sí, solo quería alguna señal de alguien, del bando propio o del contrario.
Por eso estuvo principalmente más centrado, o al menos lo que podía, en sus alrededores y por esos tejados que tenían cerca. Flancos posibles donde podían asomar el cabezón y solo le tocaba sacar la ametralladora (arco) y fusilarlos. Luego de pasar sus ojos por allí y por allá se centró en la puerta después de la llamada a la calma de Rick que, en gran parte, le ayudó a destensar un poco sus hombros y respirar hondo. Unos sudores le delataban, tenía miedo por recordar todas esas veces en las que se la ha jugado en tan poco tiempo. Lo podía pelear, pero tampoco le gustaba recibir daño en un embudo tremendamente obvio porque por él, el cuchillo de su funda podría estar meneándolo delante de uno de los de Letargo y sin pensarlo mucho.
Ya con el amago de abrir la puerta los nervios le traicionaron al reaccionar tan bruscamente a unos ruidos que no podían ser otra cosa que lo inevitable a este punto. Apretó el agarre del arco, una mano temblorosa iba hacia una de las flechas pero no veía nada, solo escuchó y ya.
—¡N-no sé que coño pasa! ¡Lo he escuchado, si! —contestó nervioso en todo lo bajo que podía exclamar, con una flecha ya en la otra mano y meneándola con impaciencia ante algo que no sabía su cuerpo si quería.
Dio unos pasos cautelosos y rápidos por la zona, su melena se meneaba con tanto movimiento repentino de su cabeza y bufaba ansioso esperando oír a los demás por si contestaban a Nohlem. ¿Les había pasado algo a sus amigos? ¿Han reventado a uno de los gilipollas? Damian observó al varmano con dudas en su mirada, quería que ellos apareciesen pronto.
—Mierda, mierda, mierda… —susurraba para sí, solo quería alguna señal de alguien, del bando propio o del contrario.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreta Matakrakens
20/09/24, 05:48 pm
Apenas esbozó un intento de sonrisa, asintiendo a la respuesta de Nohlem. Ojalá… Pero la realidad es que sabía que era mucho pedir. Fuese útil aquel hechizo en concreto o no. En su fuero interno había deseado que pasasen los minutos, convirtiéndose en una hora o más y siguiesen allí. Fingiendo interés en un edificio del que no se fiaban una sola escama, casi tan poco creíble como la actuación de Damian, que le arrancó un pedacito más de sonrisa al estar convencido de que realmente no podían estar escuchándoles ni ver con claridad qué hacían. De otro modo, sin duda aquella exageración casi cómica les hubiese supuesto un problema.
Ante lo que seguía siendo un pequeño teatrillo pero menos obvio por parte de Airi, solo pudo mostrarse de acuerdo con Rick.
—Si ofrece mucha resistencia será mejor que la dejemos estar… Pienso yo. Si llegásemos a entrar sería mejor dividirnos de dos en dos —añadió ante el ofrecimiento de vigilar de Damian.
Eso sería lo que hubiera dicho si de verdad estuvieran planeando entrar, de todas formas.
Pero, aunque estuviese siendo una experiencia un poco surrealista en cierto modo, no agradeció para nada cuando unos sonidos apagados, lejanos, le pusieron en alerta. Se giró en la dirección que parecían venir, y asintió enseguida a la pregunta del humano. Tampoco tardó mucho más en ponerse en marcha tras Nohlem y Damian, sobre todo no queriendo perder de vista al segundo. Rägjynn también descolgó su jō de la espalda, casi por instinto y por inercia al ver a los demás empuñar sus armas.
Siguió al varmano y al italiano así como los sonidos que cada vez estaban más cerca. No oía a nadie gritar, y suponía que eso era una buena señal, pero también quería ver qué estaba ocurriendo. Nohlem alzó la voz para preguntar lo mismo que él quería saber, por lo que ya no tenía ningún reparo en hacer ruido. Empezaría a conjurar un hechizo de levitación para tratar de llegar a donde se encontraban Aniol, Connor e Ethan. Si necesitaban cualquier tipo de ayuda que pudiera darles y no lo hacía por dudar demasiado, nunca se lo perdonaría.
Ante lo que seguía siendo un pequeño teatrillo pero menos obvio por parte de Airi, solo pudo mostrarse de acuerdo con Rick.
—Si ofrece mucha resistencia será mejor que la dejemos estar… Pienso yo. Si llegásemos a entrar sería mejor dividirnos de dos en dos —añadió ante el ofrecimiento de vigilar de Damian.
Eso sería lo que hubiera dicho si de verdad estuvieran planeando entrar, de todas formas.
Pero, aunque estuviese siendo una experiencia un poco surrealista en cierto modo, no agradeció para nada cuando unos sonidos apagados, lejanos, le pusieron en alerta. Se giró en la dirección que parecían venir, y asintió enseguida a la pregunta del humano. Tampoco tardó mucho más en ponerse en marcha tras Nohlem y Damian, sobre todo no queriendo perder de vista al segundo. Rägjynn también descolgó su jō de la espalda, casi por instinto y por inercia al ver a los demás empuñar sus armas.
Siguió al varmano y al italiano así como los sonidos que cada vez estaban más cerca. No oía a nadie gritar, y suponía que eso era una buena señal, pero también quería ver qué estaba ocurriendo. Nohlem alzó la voz para preguntar lo mismo que él quería saber, por lo que ya no tenía ningún reparo en hacer ruido. Empezaría a conjurar un hechizo de levitación para tratar de llegar a donde se encontraban Aniol, Connor e Ethan. Si necesitaban cualquier tipo de ayuda que pudiera darles y no lo hacía por dudar demasiado, nunca se lo perdonaría.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreta Matakrakens
21/09/24, 12:22 pm
Incluso con todos los pasos del plan previamente estudiados en su cabeza, el niño no se esperó la velocidad con la que Ethan salió disparado mientras sus propios labios terminaban de conjurar la barrera de inercia. Quizá por una convicción mayor el medio japonés cumplió su parte, estrellando su puño y la tortuga mágica de su interior contra las defensas del insecto. Aquella broma de azotea medio derruida se convirtió entonces en un caos de adrenalina y sorpresa. Tanto fue así que el polaco sintió oleadas de valentía desatarse en su interior al descubrir aquella parte oculta de Ethan, y al comprobar que Connor seguía siendo tan peligroso con su maza como lo fue con el jabalí-oso.
—Va a ser que nu —murmuró como única respuesta cuando detectó un dardo idéntico al que paralizó a Airi oprimido en el suelo por su fuerza mágica. La euforia del éxito por algo en lo que se había esforzado tanto solo podía eclipsarlo el murmullo de sus compañeros cerca—. ¡Nohlem! ¡Chicos, aquí! —vociferó un poco más alto de lo aconsejado en la ciudad y acercándose a una de las esquinas del edificio. Sus ojos, en cambio, continuaban fijos y llenos de determinación en la hormiga alienígena. En ese momento Connor e Ethan seguían haciendo de las suyas, intentando forcejear.
Las manos de Aniol ya estaban tiñéndose del aura azul característica de la parálisis, listas para hechizar a la criatura en cuanto su blanco fuera más claro. Oh. Cuánto deseaba hacerle lamentar su episodio con le sanaí hacía unas semanas.
—Va a ser que nu —murmuró como única respuesta cuando detectó un dardo idéntico al que paralizó a Airi oprimido en el suelo por su fuerza mágica. La euforia del éxito por algo en lo que se había esforzado tanto solo podía eclipsarlo el murmullo de sus compañeros cerca—. ¡Nohlem! ¡Chicos, aquí! —vociferó un poco más alto de lo aconsejado en la ciudad y acercándose a una de las esquinas del edificio. Sus ojos, en cambio, continuaban fijos y llenos de determinación en la hormiga alienígena. En ese momento Connor e Ethan seguían haciendo de las suyas, intentando forcejear.
Las manos de Aniol ya estaban tiñéndose del aura azul característica de la parálisis, listas para hechizar a la criatura en cuanto su blanco fuera más claro. Oh. Cuánto deseaba hacerle lamentar su episodio con le sanaí hacía unas semanas.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreta Matakrakens
21/09/24, 12:52 pm
El golpe se sintió extraño, no hubo dolor, pero la parada tan inmediata frenó el arco que de normal hacía un cuerpo al lanzar semejante puñetazo, se quedó a medio hacer, frustrado al darse cuenta de que habían subestimado las defensas del enemigo. Claro, nadie en su sano juicio salía solo del torreón, nadie que no contara con el privilegio de una buena protección. La sequedad de aquel frenazo le robó unos instantes en los que recuperaba el giro para volverse a poner en marcha, unos instantes frenéticos donde la maza de Connor volvía a impactar con la certeza con la que un toro embestía a su presa. Bingo, una raja, no necesitaba entender de insectos para saber que aquello solo podía significar una victoria sustancial.
-¡HA PERDIDO EL ESCUDO!
Gritó en una mezcla de euforia y adrenalina a partes iguales. Era un aviso de que el mar empezaba a oler a sangre y por primera vez en lo que llevaban de cosecha, ellos podían jugar a ser los tiburones. Cada instante contaba cuando la caza se basaba en apenas un parpadeo, por lo que su concentración cegada en la presa volvía del ruido ajeno un eco ambiguo totalmente innecesario. Sus pisadas opacaban las voces de Nohlem, mientras la carrera se transformaba en una marcha a zancadas amplias, a su alrededor el polvo se levantaba y las piedras sueltas de aquel derruido tejado resbalaban tras su paso. Llevaban días practicando aquel momento, caminando mareados, coordinando esfuerzos en burdos fracasos.
Había aprendizaje, mucho más que el de aprender a moverse sin parecer un torpe pato, mucho más que el de saber cómo actuar. Ethan llevaba entrenando con Connor meses y había secretos que en esa arena habían habituado a compartirse, había una familiaridad en cada movimiento y en cada gesto que no necesitaba de una afirmación vocal para entenderse. Joder, si es que a esas alturas ya podía intuirse cual era la predisposición de ataque de su compañero. Le miró durante apenas una ínfima de segundo con una sonrisa cómplice y sin esperar ninguna clase de intercambio tomó la delantera en aquella carrera contrarreloj. El canadiense podría ser el más fuerte, pero desde luego que de los dos él siempre había sido el más rápido.
Trazó un arco sobre el tejado, allí donde el intento de cucaracha mutante trataba de escapar, y sin tiempo para pensarlo se agachó con brusquedad cuando sintió que estaba a la suficiente distancia. La lanza siguió entonces su trayectoría, como una extensión de su propio cuerpo dibujó en el aire un barrido a la altura de las piernas de aquel bicho, entre los tobillos y las rodillas. Era un ataque bajo, uno que generalmente bastaba con saltar, claro que, cuando estabas inherentemente pegado al suelo tus opciones de esquiva se reducían a una triste decisión de si ir a la derecha o a la izquierda. Todo eso claro, si uno ganaba suficiente tiempo como para poder tomar ese giro.
Ethan era solo la valla de seguridad, aquella que impedía a los corredores salirse del camino establecido. Era el tope, el impedimento a que pudiera irse antes del plato principal. Por qué oh, oh, el toro bravo estaba por llegar.
-¡HA PERDIDO EL ESCUDO!
Gritó en una mezcla de euforia y adrenalina a partes iguales. Era un aviso de que el mar empezaba a oler a sangre y por primera vez en lo que llevaban de cosecha, ellos podían jugar a ser los tiburones. Cada instante contaba cuando la caza se basaba en apenas un parpadeo, por lo que su concentración cegada en la presa volvía del ruido ajeno un eco ambiguo totalmente innecesario. Sus pisadas opacaban las voces de Nohlem, mientras la carrera se transformaba en una marcha a zancadas amplias, a su alrededor el polvo se levantaba y las piedras sueltas de aquel derruido tejado resbalaban tras su paso. Llevaban días practicando aquel momento, caminando mareados, coordinando esfuerzos en burdos fracasos.
Había aprendizaje, mucho más que el de aprender a moverse sin parecer un torpe pato, mucho más que el de saber cómo actuar. Ethan llevaba entrenando con Connor meses y había secretos que en esa arena habían habituado a compartirse, había una familiaridad en cada movimiento y en cada gesto que no necesitaba de una afirmación vocal para entenderse. Joder, si es que a esas alturas ya podía intuirse cual era la predisposición de ataque de su compañero. Le miró durante apenas una ínfima de segundo con una sonrisa cómplice y sin esperar ninguna clase de intercambio tomó la delantera en aquella carrera contrarreloj. El canadiense podría ser el más fuerte, pero desde luego que de los dos él siempre había sido el más rápido.
Trazó un arco sobre el tejado, allí donde el intento de cucaracha mutante trataba de escapar, y sin tiempo para pensarlo se agachó con brusquedad cuando sintió que estaba a la suficiente distancia. La lanza siguió entonces su trayectoría, como una extensión de su propio cuerpo dibujó en el aire un barrido a la altura de las piernas de aquel bicho, entre los tobillos y las rodillas. Era un ataque bajo, uno que generalmente bastaba con saltar, claro que, cuando estabas inherentemente pegado al suelo tus opciones de esquiva se reducían a una triste decisión de si ir a la derecha o a la izquierda. Todo eso claro, si uno ganaba suficiente tiempo como para poder tomar ese giro.
Ethan era solo la valla de seguridad, aquella que impedía a los corredores salirse del camino establecido. Era el tope, el impedimento a que pudiera irse antes del plato principal. Por qué oh, oh, el toro bravo estaba por llegar.
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