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Torreón Maciel (Archivo VIII)

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Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Torreón Maciel (Archivo VIII)

15/02/16, 09:43 pm
Recuerdo del primer mensaje :

-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.

-Te seguimos hermanito.

Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.

Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.

-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges.  -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.

Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

20/08/18, 07:09 pm
No tuvo tiempo de pensar antes de que Tuétano actuara contra el mayor de los nublinos. Rad no podía sino sentirse un poco horrorizado por aquella escena, pero nada más. Con todo, a pesar del dolor que debía sentir Barael (y la ira que debía sentir Eriel) el niño astrario no se sorprendía de aquella escena. Había sido evidente, desde mucho tiempo atrás, que aquel niñato insolente se iba a encontrar antes o después con un rocavarancolés que no aceptara sus faltas de respeto y sus altos humos. El tipo E solo podía agradecer que, al menos, Tuétano le hubiera saltado los dientes en vez de condenarle a presenciar otra muerte más.

Todo eso, claro, hasta que su compañero de especie, mundo y ciudad decidió lanzar todo su proverbial sentido común por la ventana y encararse con un monstruo mastodóntico de dos metros.

Rádar se lanzó a por él, agarrándolo por un lado mientras, para su sorpresa, Eriel lo agarraba por el otro. Escuchó sus palabras mientras intentaba no escuchar nada. Las imágenes seguían titilando, ya mucho más en su mente que ante sus ojos. Por suerte la escena poseía numerosos anclajes: las pavesas rojas, el influjo de la Luna Roja y las mutaciones de sus compañeros le ayudaban a desterrar aquellos recuerdos invasores.

¡¿Te has vuelto loco?! —siseó al oído de Sox. Quizás Eriel y Tuétano también podrían distinguir las palabras, pero ninguno de los demás presentes podría saber qué decía exactamente a su compatriota—. ¡Ya la has oído: no piensa matar a nadie! ¡¿Es que quieres que cambie de opinión?!
Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

20/08/18, 11:42 pm
Maciel tiembla. Al principio levemente, una vibración tranquila, típica de una noche bajo la Luna Roja. Tuétano entra en alerta casi instantáneamente. Le vienen recuerdos fugaces de una época más feliz, concretamente del final de esa época. La quebrantahuesos deja libre a la rapiña y mira a los críos con los ojos desorbitados. Respira con dificultad. No es consciente de la ira desatada del ángel negro, ni del odio contagioso de la gárgola. Mira a un lado y a otro, localiza las salidas de forma automática y… Dana en el suelo, la sangre, los niños. Los putos niños. Dana en el suelo. Muerta. El anillo, la sangre, la rabia. Se le escapa un gruñido.

—Respira hondo —dice en voz alta a nadie más que a sí misma.

Y el suelo le responde. El temblor aumenta, los muebles vibran. Maciel se sumerge en un traqueteo y caen los primeros escombros desde el piso de arriba. Varios rescoldos tapan la salida a la calle desde fuera. El torreón tiene su historia y su próximo hito es el subsuelo. En cuestión de segundos, el temblor es una potente sacudida. Los graznidos de las estirges resuenan como un mal augurio a la vez que estas se alejan volando. Y Dana y la sangre. El crujir de huesos más implacentero, la ironía hecha de rotos de bruja. Todo vuelve a su raiz.

—¡Tuétano! —la voz de Tersa.

De nuevo abre los ojos como platos, pero esta vez observa y analiza. ¡Los niños! La vieja Qara los mira con horror. Tiene que hacer algo, pero ¿qué? La pequeña herida de donde nació la flor ahorcada se abre voraz y se traga poco a poco la muralla. El patio de Maciel se hunde y se vuelve abismo.

—TODOS. AQUÍ —les grita histérica.

Tuétano arrastra a Barael y lo resguarda bajo sus patas, la quebrantahuesos extiende las alas y crea espacio para los demás niños. La misma ironía que mató a Dana es la que ha hecho que Tuétano camine siempre apuntalada. Y aun así no serán suficientes, no hay espacio bajo ella para todos y…

—¡AMANCIA, ABRAZO DE CARACOL BALLENA! —la voz de Tersa se alza sobre el temblor. Un caracol gigante cae sobre Hyun,su concha de plata refleja la luz de la luna. El molusco es tan grande que lo cubre por completo—. ¡No lo ahogues, bonita!

El caracol obedece y Tuétano siente un pequeño alivio.

—¡Corred! —urge al resto a que se cobijen bajo sus alas. Podría salvarlos con su propia magia, pero en ese momento Tuétano se mueve por instinto; el resto de caminos los bloquea el trauma.

Más o menos a la vez, Siete vuela, intangible, y se alza sobre una inminente catástrofe. Tersa flota cerca y le dedica una sonrisa ausente mientras busca un lugar seguro para el fauno, en las calles circundantes.
Alicia

Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

22/08/18, 03:08 pm
Desde su lugar en el segundo piso, Siete escuchó incrédulo los gritos de Barael a su hermano, que debía estar dándole delante de Tuétano. “No es el momento” pensó con desesperación. La guillotina no cayó, sin embargo y no llegó más agitación por un tiempo. Con el aliento prendido en la garganta, Siete gateó un metro sin tener una dirección en mente. Había corrido por puro instinto, entendiendo más tarde que sus piernas de qué huía. Tenía las orejas pendientes de cada sonido abajo, y dio un respingo cuando llegaron nuevos gritos. Había estado a punto de considerarse a salvo. El pulso se le disparó hasta marearlo. Sabía qué les había prometido Tuétano hacía meses. Iban a morir, pensó. Se había atrapado a si mismo allí y ahora se encogía en el suelo, con la consciencia aguda como no lo había estado cuando estaba roto en el subsuelo pero el mismo olor a sangre y los dedos contra piedra y polvo. Luego un temblor que le hizo cubrirse la cabeza con los brazos. Había habido otros, pero este no fue a menos. Siete gritó de pavor, oyendo el inicio de un derrumbe y sabiendo que no llegaría a tiempo a ponerse a salvo. Perdió apoyo, de pronto, y redobló su grito perdido entre el rugir de la piedra rota y la tormenta. Agitaba brazos y piernas en un intento por agarrarse a algo antes de caer y comprendió de pronto que flotaba. Buscó con la mirada frenética, pero no había nadie conocido a la vista, y sus manos atravesaron una pared. Siete lloró de miedo mientras lo llevaban en alzas fuera del torreón y hacia la calle.
Reconoció a la bruja de los caracoles a unos metros mientras hacía pie por fin. De pie, tuvo espacio a ver como se hundía después el torreón, antes de que sacaran a nadie más. Su casa. Su clan. Se deshizo como si fuera de arena.
- ¡No!- aulló. Siete se cayó de rodillas, temblando. Se aplastaba las nuevas orejas contra el cráneo. Cerró los ojos, hundió los dedos en sus mejillas. Estaban dentro aún. Habían estado dentro. Un vacío ocupó su pecho, hasta hacerle difícil respirar. Estaba llorando, pero no entendía, ni podía empezar a hacerlo, las consecuencias de aquella perdida.
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

23/08/18, 05:48 pm
Eriel y Rad le bloqueaban el paso, una silueta mucho menos familiar que la otra. Sox forcejeó al principio en su contra y registró con retraso lo que le increpaba el resto de sus compañeros, pero una vez lo hizo dejó de resistirse. Tenían razón, por supuesto. Qué estupidez acababa de hacer, saltarle al cuello a la quebrantahuesos no hacía más que empeorar las cosas. ¿En qué había estado pensando?

Cerró los ojos para tranquilizarse. Aun así el carabés seguía teniendo la imagen del puñetazo grabada a fuego tras los párpados, el arco lleno de tensión que había dibujado el puño óseo de Tuétano para estrellarse contra la mandíbula de Barael, el estallido del impacto y la sangre que había brotado brevemente. Tenía los dientes apretados y respiró a través de ellos, tratando de calmarse. Todavía le hervía la sangre, sentía la ira inútil palpitándole dentro mal apaciguada. No debería estar así, la situación estaba clara como el agua.

Tuétano seguía quieta y eso ayudaba. Hubo un segundo estático en el que pareció que las cosas estaban a tiempo de volver a su cauce, interrumpido solamente por la Luna volviendo a hacer vibrar el suelo.
El temblor, sin embargo, se intensificó en lugar de ir a menos. En el preciso momento en que Sox intuyó que no iba a parar sintió antes de tiempo el suelo hundirse bajo sus pies, su mente completando con recuerdos mal cicatrizados lo que iba a suceder todavía, y el vacío de terror en el estómago se intensificó. Tras de sí sus alas aleteaban frenéticamente, inútiles. Durante una fracción de instante absurda Sox esperó que aquella novedad al borde de lo verosímil le salvara, pero permaneció atado a tierra sin remedio. Trastabilló, intentando mantener el equilibrio sin éxito.

Las alimañas del último piso graznaban alarmadas, como si gritaran de sobresalto tanto como ellos. Al otro lado de la ventana el rugido del boquete al abrirse se hizo más fuerte, y en mitad del caos la presencia repentina de Tersa no se le hizo incongruente. Miró a los demás desorientado mientras los muebles se volcaban, las estatuillas sobre la mesa caían y las puertas de los armarios se abrían. Barael y Hyun seguían tirados en el suelo.

Avanzó como pudo junto a sus compañeros hasta encontrar el refugio que formaba Tuétano y se hizo un hueco debajo, sin controlar el espacio que ocupaban sus propias alas. Sintió cómo alguien más las tenía que empujar para caber. La avalancha de polvo y ruido le impedía distinguir a quiénes tenía apretujados directamente contra sí bajo las alas de Tuétano. La lluvia de escombros caía sobre todos.
—¡¿Qué está pasando?! —intentó hacerse oír por encima del estruendo, alzando más la voz conforme completaba la frase. De una forma primaria e inútil quería imponerse sobre el terremoto, gritar más fuerte que el ruido para que el temblor no se lo tragara.
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

23/08/18, 11:39 pm
El mundo empezó a temblar y, con él, Maciel. Era otro terremoto de la Luna Roja y, a pesar de haberse empezado a acostumbrar a los temblores, Rad tuvo que luchar con todas sus fuerzas contra los recuerdos desagradables que intentaban paralizarlo. Entonces empezaron a caer escombros del techo, y aquel dolor de meses atrás se volvió demasiado grande para ignorarlo.

El niño sintió su cuerpo estable, apuntalado al suelo, pero también lo sintió caer. Los escombros de la avenida de las estatuas le cortaron la piel con saña, desgarrando su cuerpo, y le hacieron brotar una sangre fantasmal que no existía en realidad. En medio de aquel caos el astrario que acababa de nacer en Rocavarancolia apenas era capaz de distinguir presente de pasado, realidad de memorias, terror ante repetir aquella experiencia con la experiencia en sí. Su cuerpo no estaba destrozado por las piedras, pero él sentía que sí.

Entonces su mirada se posó en Tuétano. La veía gritar y aplastar la mano de Barael a través de una mirada manchada de sangre, pero también la veía mirar a todos lados con unos ojos gigantes. Su cara era muy distinta a la de cualquiera de ellos, mas aun así el astrario se preguntó sobre la mirada que poseía. O la que parecía poseer, pues diferenciar presente de pasado se estaba convirtiendo en una tarea tiánica.

No pudo reflexionar más, pues la rapidez con la que en el torreón caía en el caos y el peligro llevaron a la quebrantahuesos a soltar varios gritos. Estos no se impregnaban de ira, sino de urgencia, y llevaron al carabés a salir de parte de su embotamiento mental. En su mente el derrumbe de la calle de las estatuas siguió pujando con el derrumbe de Maciel, pero Tuétano lo había anclado allí. Ahora Rad estaba seguro de dónde y cuándo estaba, y de qué debía hacer. Sobrevivir.

Los gritos de Tersa hendieron sobre el derrumbe, la noche, la tormenta y las pavesas, pero Rad apenas los registró. Tampoco se dio mucha cuenta de los graznidos de aquellos pájaros que huían de la definitiva destrucción del que había sido su hogar. Solo importó correr junto con Sox y los demás, refugiarse bajo las alas de Tuétano, que parecía haber pasado de ser condenadora a ser salvadora. Una ironía sin importancia en contra de la posibilidad de repetir el milagro de tantos meses atrás: la salvación.

Cobijado por la quebrantahuesos, Rad empezó a perder la batalla contra sus recuerdos y sus temores. Estaba a salvo, o al menos necesitaba creer que lo estaba: si iba a morir, pensó al alzar los ojos y vislumbrar aquel derrumbe con ojos llorosos, quería hacerlo pensando que viviría.

Maciel cae —contestó a Sox, con la voz tomada por una desolación nacida de la incertidumbre, del temor—. Nuestra casa se hunde.
Dal
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.

Personajes :
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

25/08/18, 01:13 pm
Eriel se relajó bastante cuando Sox dejó de forcejear. El odio que sentía se fue como si le hubiesen quitado un peso de los hombros. <<¿Qué rayos? ¿Será alguno de mis dones?>> se preguntó bastante sorprendido. Seguía notando en la boca aquel sabor térreo, pero cuando lo tragó no pasó nada especial así que no le dio mayor importancia.

<<Esta noche ya no nos puede pasar nada peor>> pensó. Se equivocaba por supuesto y la ciudad decidió dejárselo claro. La Luna podía ser una madre que convertía a sus hijos en seres invencibles, pero si era así Rocavarancolia era un padre cruel y despiadado siempre poniendo en liza a sus hijos. "Si no sobrevives a esto no mereces vivir, hijo. Aprende por las malas".

El temblor comenzó como el resto, por eso el nublino no le dio importancia. Cuando en vez de parar como el resto fue a más y los muebles empezaron a caerse Eriel se dio cuenta de su error. Había retado al destino y ahora lo iban a pagar todos por su culpa.

Algo sin embargo que no se esperaba sucedió. Tuétano en un arrebato de piedad decidió darles cobijo bajo sus alas y seguramente sus protecciones mágicas. Su hermano ya estaba allí, el resto ya estaba corriendo y Hyun... Bueno, sobre Hyun vio un caracol de proporciones épicas y Eriel decidió despreocuparse. Hyun estaba bajo la protección de Tersa.

El temblor se intensificó y el nublino sintió suelo ceder bajo él. Sintió dolor, miedo y la sangre correrle por el cuerpo. Y a la vez estaba allí, a un par de pasos de Tuétano, viéndola a la vez destrozarle el brazo a su hermano y tenerlo bajo sus patas en actitud protectora. La visión se borró por el rugido aún constante de la tierra.

El nublino corrió bajo los escombros que caían desde el techo. Esquivó varios maravillado por su nueva velocidad y reflejos. Varias piedras no le rozaban por centímetros al esquivarlas en el momento justo.

-¡Tay rápido! - urgió a su amigo cuando ya casi estaba bajo las alas de tuétano. Lo dejó pasar primero y luego se apiñó contra sus amigos, apretujándolos unos contra otros. Extendió también las alas, no para servirles de escudo pero si de resistencia por si sin darse cuenta iban hacia atrás. Hizo un rápido recuento: Barael en el suelo, Sox y Rad, Tayron y él mismo. Hyun bajo el caracol gigante. Pero faltaba alguien.- ¡SIETE! - gritó de pronto sumamente asustado.- ¡¿Dónde está Siete?! - preguntó mirando a su alrededor.

_________________________________________

Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

25/08/18, 05:55 pm
Las súplicas de Tayron a quién fuera que le escuchara en alguna parte no sirvieron para nada. El temblor sacudió al humano desde dentro, aflorando pesadillas y miedos que creía enterrados. Rememorando el sabor metálico en los labios y el fuego abrasador de los codos. Recordó pensar que había muerto a excepción del dolor que dominaba todo su cuerpo, y recordó también a Tuétano allí. Con ellos, no menos desgarrada que el grupo. El destino quería repetirlo, quizás para separarlos de una vez o unirlos para siempre.

El batir de las alas y los graznidos fueron el mensaje envuelto en cinta negra presagiando su muerte, los escombros cayendo a su alrededor como si una aura de buena suerte se hubiera aferrado a él le trajo un halo de esperanza. Tay se cubrió con las manos asustado y solo echó a correr con la cabeza agachada cuando Eriel gritó su nombre y Dafne le instó a moverse. Su mirada se vio atrapada entre la monstruosa visión de Tuétano con las alas extendidas y ofreciendo cobijo. El humano no se quedó atrás.
Se apiñó con el nublino tras de sí bajo sus alas al tiempo que la tierra hecha furia los hacía pedazos por dentro. Tayron se estremecía de nuevo, incapaz de levantar la mirada hacia lo que había sido su casa y ver como todo les era arrebatado. Tantos días de sueños, risas y lágrimas fulminados. Todo caía, y para Tayron, que aquellos muros era lo único que creía pertenecerles a todos de verdad, sintió que Charlie, Nad, y Salkrilt caían también en el olvido, sentenciados a ser recordados solo por los supervivientes si es que conseguían alzarse de nuevo.

Parecía ahogarse entre tres pares de alas formando una barrera, quería apartarlas con toda la fuerza de sus brazos pero se sentía diminuto. Al final se encontró entre la oscuridad del escudo humano que formaban con los jadeos y el sudor como compañía en aquella masa humana. En otro momento se habría percatado de que aquella postura no era más que una metáfora producto de los golpes que habían recibido. A Tay lo mantuvieron a flote sus amigos, le aliviaba pensar que si morían, al menos lo harían juntos de forma poética.
Los gritos de Eriel en cambio despertaron en él algo más que resignarse a esperar, volvió a temblar, contempló a Hyun siendo cubierto por un caracol enorme pero olvidó por completo al idrino. Siete estaba fuera de aquella maniobra desesperada, y si bien no sabría decir si serían salvados era consciente de que cualquiera que se encontrara fuera de ellos sucumbiría a la piedra.
-Se acabó- murmuró abrazándose así mismo, sin percatarse entre manos, empujones y rodillas que su cola se deslizó entre ellos y cubrió a los más cercanos como si pudiera protegerlos.

____

Dafne los observó con nostalgia, Tayron había partido sin arrastrarla tras él como antes. Quizás como costumbre por pensar que hasta hace poco yacía bajo tierra. Y allí estaban ahora, apiñados como un único corazón sintiente. Aún preocupados por el resto de sus compañeros, pero no por ella, no por Dafne. No había suelo que cediera bajo sus pies. Ahora estaba fuera, condenada a flotar como un satélite entorno a ellos dispuesta a... ¿salvarlos?. Porque es lo que sentía que debía hacer, como si estuviera en deuda. Pero sin duda, y no quería admitirlo, fue la vez que más notó que ya no pertenecía a Maciel. Su historia con ellos se había volatilizado de un plumazo y a nadie parecía importarle, los muros se caían y el Torreón agonizaba y ella también veía su casa caer, sus sueños derrumbarse. Pero sus sentimientos no tenían cabida. Incluso paralizada, consternada por ver como todo la atravesaba como recordatorio de que no estaba completamente allí, sus emociones seguían sin poder ser liberadas.

Porque aún había alguien que requería su ayuda, y si bien su intención no había sido nunca usar las habilidades que la no muerte, o la no vida, le había otorgado... no podía permanecer inmóvil. No estaba dispuesta a que un amigo se uniera a los caídos, o peor aún, a ella.
Dafne flotó y flotó hacia arriba, pestañeando como acto reflejo cuando los escombros se precitaban por su cuerpo intangible, asustada también y comprendiendo cada vez que seguía ascendiendo que lo más probable es que el fauno, ya estuviera muerto.
Alzarse varios metros por encima de todo no la alivió en absoluto, la ruina y el polvo hacían imposible recuperar nada, incluso cualquier cadáver.

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Yber
Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Dirke/Ramas.
Giz.
Tap/Malahierba.
Lara 37/Saria Omen.
Rasqa: parqio transformado en moloch.
Eitne.


Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

26/08/18, 04:16 pm
Los niños la ponen de los nervios con sus gritos. En la extrema duración de aquellos segundos cruciales, los movimientos de los novatos se extienden en el tiempo y la quebrantahuesos los percibe lentos y angustiosos. Aprieta la mandíbula para contener un grito, no quiere intimidarlos. Su corazón se acelera fruto del pánico, latiendo con tanta fuerza que Tuétano lo cree capaz de salir del pecho, partiendo las costillas y el exoesqueleto en su camino salvaje. Aspira hondo, se ruega calma a sí misma, y rodea con sus alas a los nuevos hijos de las tinieblas. Con su fuerza sobrehumana, clava las garras en la piedra y pisa el suelo con toda la firmeza que le permite su cuerpo. Las membranas transparentes de sus alas permiten ver de cerca el mar de venas que las surcan, Tuétano pasa su cuello por debajo, para proteger su propia cabeza. Tanto ella como los cosechados gozan de un asiento privilegiado y verán el derrumbe a través de las transparencias.

Tras los segundos más largos de su existencia, el edificio cede a la gravedad. El techo y las plantas superiores golpean la cúpula de huesos en la que se ha convertido Tuétano. La quebrantahuesos resiste el golpe y suelta un quejido que no va a más gracias a las protecciones. Sus defensas han amortiguado el daño, pero se merman poco a poco. Su cuerpo entero tiembla por el esfuerzo que realiza. La vieja Qara aprieta los ojos y se obliga a no llorar por segunda vez en la noche, pero el cúmulo de cosechados con sus extremidades nuevas y sus palabras catastróficas la ponen aún más de los nervios. Bastante tiene con sus propios pensamientos, con la ironía de querer matarlos y protegerlos al mismo tiempo. Tuétano se enfoca en la presencia de la Luna Roja y piensa solo en ella. En ella y en Dana, la bruja que murió tal y como no morirían ellos.

—No se ha acabado nada… —logra decir entre resoplidos. Quiere animar a los novatos tanto como a sí misma. Tuétano continúa tan bloqueada que los hechizos no acuden a su mente, pero sabe que ahí fuera hay alguien más tozuda que ella y se deja todas sus fuerzas en mantenerse erguida—. Confiad en Tersa, esa niña tiene más agallas que yo… —les pide antes de guardar su aliento para sí misma.


***


Las numerosas protecciones del caracol ballena, aplicadas por dama Tersa para mejorar sus probabilidades de frenar a Tuétano, resultan ser capaces de soportar el peso de la piedra y amortiguar el golpe. El molusco hace todo lo posible por no tapar la cara del aura oscura y dejarle espacio suficiente para respirar, pero el peso de Maciel lo dificulta y amenaza con romper sus defensas hasta matarlo. Por suerte para Hyun, lo único que sentirá será el contacto viscoso con el animal y la negrura de allí donde no alcanza a entrar la luz, ni siquiera la de la Luna Roja.


***


La seguridad que le da vivir el derrumbe desde fuera, permite que la bruja de los caracoles no rompa a llorar. Se ha esforzado mucho durante todos estos meses para que la llegada de la Luna Roja no acabara en ríos de sangre y no está dispuesta a permitirlo, ni por ella misma, ni por la memoria de la dulce Dana. La bruja de su propio dolor jamás se lo perdonaría (y una nunca sabe cuando van a volver tus amigas en forma de fantasma, sobre todo después de lo de Dafne). Con sorprendente tranquilidad, la bruja posa a Siete en una calle cercana al mismo tiempo que ve flotar a la fantasma.

—¡Siete, Dafne; bonitos! Necesito que os centréis y que me ayudéis a levitar los escombros —grita con tal potencia que su voz se oye lejana bajo los escombros—. Amancia y Tuétano los están protegiendo a todos, pero tenemos que darnos prisa.

Tersa es capaz de hacerlo sola, pero la ayuda de Dafne y Siete es crucial para ahorrarles minutos de pánico a Tuétano y a los demás macieleros. Hecha su petición, la bruja pide paciencia para Tuétano al dios de los caracoles (si es que existe tal dios, la niña no está segura) y utiliza su magia para levantar los restos más pesados del derrumbe.

_________________________________________

No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:

Personajes :
CLICK:

Unidades mágicas : DENIED
Armas :
CLICK:

Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

29/08/18, 11:28 am
Se le cayó el alma a los pies ante las palabras de Rad. ¿El torreón entero caía? Sox alzó la mirada bajo la cúpula protectora de las alas de Tuétano. A través de ellas pudo ver escombros cayendo del techo, pedazos de pared estrellándose contra sí misma en su camino abajo.
Tay tenía razón, el temblor iba a peor. El edificio no iba a sobrevivirlo. Ellos no iban a sobrevivirlo. Nadie podía sobrevivir a que un edificio le cayera encima, ni siquiera Tuétano.

Eriel llamó entonces a Siete a gritos y Sox recordó, en un relámpago de lucidez, al idrino subiendo al piso de arriba como una flecha. El torreón volvió a temblar violentamente en respuesta a Eriel, sin darle tiempo a comprender lo que significaba, y el carabés vislumbró a la otra persona que faltaba semienterrada bajo un caracol enorme. Tuvo el tiempo justo para preocuparse absurdamente de que iba a asfixiarse hasta la muerte así.

Rad estaba enfrente de él y creyó ver que le brillaban los ojos con lágrimas; o tal vez eran la luz intermitente entre la lluvia de escombros o el constante temblor que le estaban haciendo ver lo que no había. Sox cerró los suyos con fuerza, muy consciente de todas las voces a su alrededor y de las que faltaban, del contacto unos con otros. Había una especie de consuelo aterrador en morir todos juntos.

-

Boqueó. El aire estaba cargado de polvo flotante pero no podía verlo. La oscuridad era sofocante y se le pegaba a la piel: ésta le hormigueaba dócilmente con abrasiones y cortes que ahora se curaban bajo el refugio de la negrura sin que su portador lo supiera. El ambiente y sus tímpanos vibraban con el eco de la avalancha.

No se creyó la voz de Tuétano hasta que estuvo a mitad de la siguiente frase por lo menos, asimilando que seguía viva por imposible que lo hubiera creído. Movimiento sofocado, voces a su alrededor y el inicio de una luz tenuísima  le confirmaron lo todavía más inverosímil: seguían vivos, todos ellos. ¿Casi todos ellos? La adrenalina hacía que los números se le resbalaran en la mente cuando intentaba hacer recuento completo.

Parpadeó furiosamente con los ojos muy abiertos, inconsciente e indiferente al hecho de que debería estar ciego en aquella tumba bajo tierra y no lo estaba. Otro par de ojos le devolvía la mirada en la oscuridad, amarillos contra un fondo donde sólo lograba ver en blanco y negro, y el carabés soltó media exclamación antes de reconocer que pertenecían a Tay. No se atrevió a mover un solo músculo por si el mero hecho de cambiar de posición desataba otra lluvia de cascotes.

Pero Tuétano tenía razón. La voz de la niña se oía fuera, amortiguada, imposible. El corazón cuya existencia había olvidado de puro susto volvió a latirle entonces disparado.
—¡OYE! ¡Estamos aquí! ¡Aquí! —gritó a todo lo que le dieron los pulmones. Quiso golpear las paredes fuera de su refugio, sintió que necesitaba hacerse paso aunque fuera con ruido y comunicar como fuera que habían logrado sobrevivir. La idea de que volviera a haber otro desprendimiento que les arrastrase a las profundidades le comprimía algo dentro del pecho, la misma esencia de lo que bullía bajo la Luna Roja. Necesitaba volver a sentir cielo abierto sobre su cabeza.

_________________________________________

"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
Al veros conspirar... (CLICK):
Al poner un evento... (CLICK):
Durante el transcurso del evento... (CLICK):
Kial
Kial

Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años

Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

29/08/18, 11:56 am
En la completa oscuridad todavía tocaba todo lo que le rodeaba y limitaba, llegando hasta el último detalle o irregularidad de estas. Como si fuera otro sueño de rocavarancolia, Hyun despertaba en ningún sitio parecido a donde se había desmayado. Asfixiandose por la falta de espacio y con aun más miedo por el ser viscoso repugnante que lo envolvía. Confundido todavía por sus sentidos y con su cuerpo limitado por el espacio. Hyun empezó a golpear desesperadamente buscando una salida, dirigía lo que creía su aura hacia el caracol de manera desesperada, con toda su fuerza y sin claridad de donde golpeaba.

Pero no tenía exito y su cabeza no daba a más. Llorando unos últimos segundos porque volvía a dejar su destino a la suerte, en una ciudad en la que eso no existía. Sudando por el esfuerzo. En segundos ya no captaba ninguno de sus sentidos. El coreano había vuelto a desmayarse.
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

29/08/18, 12:36 pm
A través de aquel perturbador entramado transparente Rad, junto con los demás, fue testigo privilegiado de la caída de Maciel. Los cascotes volaban sobre aquellos niños apretujados, sobre aquel ambiente viciado de la forma en la que se vician cuando varias personas se pegaban en un lugar estrecho. Y el niño astrario solo podía agradecer a deidades en las que jamás creería que sus recuerdos sobre el último derrumbe hubieran sido arrollados por otros. Discusiones y bromas, gritos y colaboración, charlas distendidas y apoyo silencioso, ideas para combatir a Rocavarancolia y para hacer más agradable su estancia en lo que muchas veces había definido como "este sumidero atrasado". Maciel caía, y los siete largos meses vividos en aquel lugar caían con él. Ya solo vivirían en la memoria de los macieleros, sin un lugar que hubiera sido testigo de tantos acontecimientos.

«Contrólate» intentó ordenarse, pero en lo más profundo de su mente pensó que aquello sería como pedir al océano que se secara. Los gritos de Eriel rompieron aquel efecto de cámara lenta con el que estaba pensando, viendo y viviendo aquel desastre. El terror lo arrastró otra vez a aquel horrible suceso ocurrido hacía tantos meses, y el mareo ante aquella súbita avalancha casi lo envió hacia la inconsciencia. Las reflexiones sobre aquellos meses dieron paso a preguntarse cómo se sentiría morir. Su corazón parecía empecinado en aprovechar aquellos segundos de vida, latiendo en ese breve tiempo todo lo que no latería una vez muerto.

Cuando el torreón terminó por hundirse Rádar mantuvo la cabeza alzada. «Quiero ver mi muerte» pensó, emfebrecido por el delirio, por el agobio, por aquello que sentía y a lo que no sabía dar nombre. No se le ocurrió las macabras implicaciones que tuvo su pensamiento, pero sí escuchó a Tuétano. Una leve sonrisa se pintó en su cara. Lo último que sentiría en su vida era esperanza porque ella tuviera razón, y no podía elegir una emoción mejor para acabar que aquella.

-

Pasaron eternos segundos hasta que se dio cuenta de que aquella negrura no era la muerte. El torreón había caído, pero él, en esta ocasión, no había sido cortado, aplastado, no había ríos de sangre corriendo por su espalda ni su frente. El aire salió entonces de sus pulmones casi con violencia, como si su cuerpo lo rechazara, y las lágrimas acudieron a sus ojos.

No obstante, no era alivio todo lo que sentía. Una mano le apretaba el corazón al pensar en el resto: los compañeros a los que se abrazaba en aquel momento, Siete, Hyun. No había visto al caracol, pero Rad deseaba que Tersa mostrara merecer la confianza que Tuétano depositaba en ella. No creía poder aguantar otra muerte más.

Había un terror informe, lejano, sutil, a su alrededor. Era una manta fina y traslúcida que flotaba encima del propio Rádar, y cuando por fin escuchó la voz de Tersa se concretó. El miedo lo abrazó con crueldad y fiereza, habiéndose convertido en una gruesa mortaja que lo rodeaba una y otra vez, presionando sus costillas, impidiendo trabajar a sus pulmones, dificultando el latido de su corazón.

Que el suelo cediera, siguiendo el destino de las paredes y los techos. Que Tuétano no aguantara más. Que en aquella oscuridad surgiera algo desconocido que los atacara, algún desagradable monstruo de los que eran tan comunes en Rocavarancolia. Muchos terrores informes aparecieron ante sus ojos en aquella absoluta oscuridad, asfixiante en vez de confortable. El rítmico golpeteo de su corazón se volvió frenético, con la sangre aullando en sus oídos como el viento en el fondo de un desfiladero.

El carabés inspiró, aturdido por todo lo que sentía, por el terror, por los gritos de Sox. Le resultaban genuinamente estresantes, pero de una forma amortiguada, lejana. El polvo del derrumbe, el olor corporal, el peso imaginario de los cascotes y el peso real de las estrellas que aún no comprendía resultaban peores, mucho peores.

Tuétano —un murmullo aterrado, sorprendente hasta para él no de aquella que, ironía de las ironías, les había salvado la vida—. ¿Cómo... cómo podemos ayudar?
Dal
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

30/08/18, 05:14 pm
Eriel se apiñó con el resto de sus compañeros contra Tuétano. El ruido era insoportable, ciertamente parecía el fin del mundo. Le caían lágrimas, iban a morir todos y no podían hacer nada. Habían incluso arrastrado a la quebrantahuesos con ellos.

El corazón le latía a un ritmo anormal, ensordecedor, queriendo competir con el ruido del exterior. Siete ya podía estar muerto y ellos no tardarían en seguirlo.

-Es un honor morir con vosotros chicos - dijo en voz tan baja que con el ruido exterior seguramente ninguno habría oído. Cerró los ojos esperando el final.


Pero éste no llegó. El ruido cesó y un silencio sepulcral se extendió. Todos estaban vivos, estaban bien pero enterrados en vida. Eriel no dejó que cundiera el pánico en sí mismo y una calma fría se apoderó del chico.

Las palabras de Tuétano avivaron el ánimo del chico. Parecía cansada. Si sólo pudieran hacer algo para aliviar su carga... <<Soy tonto, está claro>>.

-Tuétano, déjanos ayudarte - le dijo a la quebrantahuesos.- Yo no puedo soportar el peso de los escombros pero sí aliviarte la carga. Puedo... no, podemos - se corrigió con voz cargada de esperanza,- usar magia. Sólo tenemos que levitar los cascotes desde dentro para reducir el peso.

La Luna Roja estaba en el cielo. Eriel estaba seguro de que no era el único de sus compañeros que se sentía capaz de aplastar montañas.

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Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Yber
Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.

Personajes :
Dirke/Ramas.
Giz.
Tap/Malahierba.
Lara 37/Saria Omen.
Rasqa: parqio transformado en moloch.
Eitne.


Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.

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01/09/18, 04:51 pm
Tuétano se convierte en una gran tensión. Sus piernas tiemblan con violencia contenida y todo su ser se esfuerza en mantenerse erguida, en ser pilar de un derrumbe que quiere tragarlos a todos. Internamente maldice a Tersa, a la conciencia de la vieja Qara y al recuerdo de Dana en primera línea de su memoria. Maldice también a los críos que protege, porque a veces cree que no se lo merecen y a veces cree que son unos ruidosos. Lo peor es que no puede ladrarles para que mantengan la calma. ¿Cómo? Si ni siquiera ella es capaz. En el fondo de su ser cree que tan solo retrasa lo inevitable.

No es hasta que habla el nublino menor que se esfuerza por hablar y su mensaje es breve:

—¡Haced lo que dice la gárgola! —gruñe con esfuerzo.

Los únicos que pueden ayudar con magia son Eriel y Tayron, que logran aliviar ligeramente el peso sobre la espalda de Tuétano. La quebrantahuesos centra todo su esfuerzo en mantenerse recta y en evitar rememorar el último derrumbe que vivió.


***

La violencia del aura oscura rompe las defensas del caracol. Su concha de metales preciosos se resquebraja y cede al peso, de forma que Amancia muere por partida doble y cae con todo su peso y el del derrumbe sobre Hyun. Por suerte para el no muerto, Tersa siente cómo la vida de su caracol ballena se apaga y enfoca sus esfuerzos sobre esa zona. No tarda mucho en encontrar a su molusco sobre el coreano, levitando a ambos a un lugar seguro. Las ganas de llorar la golpean con fuerza por la muerte de Amancia, pero la niña sabía que podía pasar, aunque no esperaba que la matara Hyun.

Con un hechizo de niebla mágica, encuentra a Tuétano y al resto de macieleros y guía a Siete y a Dafne, que se incorporan en cuanto superan el terror inicial. La bruja de los caracoles no les reprocha la tardanza como otros lo hicieron antes con ella.

—¡Muy bien, chicos! ¡Por aquí! Están todos a salvo, pero tenemos que darnos prisa.

***

Los escombros vuelan por partida triple. En cuestión de minutos la luz rojiza se cuela entre los restos que cubren a la quebrantahuesos y el resto de novatos. Cuando apenas queda una capa fina de escombros, Tuétano se los sacude de encima, irguiéndose a dos patas con violencia. La quebrantahuesos respira hondo, como si la tierra acabase de parirla y buscara su primera bocanada de aire. Extiende las alas y deja espacio para que el resto salga de aquel agujero inmundo. Todas las ganas de llorar que ha contenido emergen ahora, mezcladas con la alegría y la seguridad de seguir viva. Tuétano llora y ríe a la vez, desquiciada por los sentimientos encontrados que pugnan bajo su coraza. Dana tendrá que esperar un poco más. Ella también.

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No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

02/09/18, 11:33 pm
La voz de Tuétano restalló con una orden, una que Rad no podía seguir. Para su frustración se limitó a estar allí, con un cuerpo tenso y clavado al suelo, sin poder hacer nada. Solo podía intentar evitar que la riada de recuerdos lo ahogara bajo toneladas de un océano profundo y pesado. No había dolor en su cuerpo, pero sin luz, en aquel ambiente oprimido por escayolas y piedra, por polvo de argamasa y ladrillos, era difícil olvidarlo. «Una vez has olido un derrumbe, ya los has olido todos» pensó, con su mente apenas alejada del precipicio donde la desesperación del pasado y del presente se mezclaban.

Incluso, en el colmo de la ironía, olía a sangre. La de Sox, la de Tay, la de... todos menos él, en realidad, porque su cuerpo era el único que no había sido sometido a cuchilladas y perforaciones en aquella noche delirante.

«Huele igual» pensó, con un agobio que llegó a su máximo. Percibir el paso del tiempo, ya lo sabía, no evitaba que a veces lo percibiera yendo demasiado rápido, o con una lentitud insoportable. La forma en la que los segundos se dilataban y se convertían en horas, sin embargo, le pareció casi ridícula, o se lo habría parecido en otras circunstancias. En aquellas, sin embargo, con olor a sangre que no sabía si venía de sus compañeros o de la brutal herida que (no) tenía en el pecho; con gritos que no sabían si eran reales o no; con el polvo de un derrumbe flotando en el ambiente, metiéndose en su nariz, un derrumbe que no sabía si había ocurrido en Maciel o en la avenida de las estatuas... Aquello no le parecía digno de risa.

Entonces, en su mente, apareció Tuétano. La veía gritar y aplastar la mano de Barael a través de una mirada manchada de sangre, pero también la veía mirar a todos lados con unos ojos gigantes, como había hecho escasos minutos antes. Su cara era muy distinta a la de cualquiera de ellos, mas aun así Rad pudo preguntarse qué había significado aquella expresión. «¿Le afecta tanto como a mí?» se preguntó, sin saber si estaba pegado a Sox o no, sin saber si sus brazos reposaban sobre piedras hundidas o no. «¿También los monstruos pueden sufrir un trauma?» fue la siguiente cuestión que se alzó en su mente. Y con ella llega una gigantesca oleada de alivio, porque por fin había admitido las secuelas de lo que sucedió en aquel fatídico momento de meses atrás. No era una traición de su mente ni debilidad: era una trauma, provocado por un suceso brutal que le había hecho tomar conciencia de que podía morir.

En Carabás aquello sería visto como debilidad, ¿pero qué sabían en Carabás? ¿Qué sabían en aquel mundo lejano e inalcanzable del auténtico terror, de que un edificio les cayera en lo alto, de estar meses amenazado por un monstruo que podía matarlos a todos sin ningún esfuerzo, de ver morir a las personas, de sentir cómo alguien en quien habías confiado se entregaba a lo más bajo de su ser y empezaba a devorar a tus amigos delante de ti? ¿Qué sabían en su tierra natal de perder a las personas; de temer perderte a ti mismo; de ser independiente de verdad, sin que nada ni nadie tomara la más mínima responsabilidad sobre tus actos, tus deseos, tus necesidades o tu comodidad? Quizás en Carabás supieran de las consecuencias de las propias acciones, de la moralidad y de trabajar en condiciones cómodas, pero, para bien o para mal, hacía mucho que habían olvidado lo que era el auténtico sufrimiento, el dolor de verdad.

Entonces Tersa, Siete y el fantasma de Dafne, por fin, empezaron a permitir que la luz de la Luna Roja se filtrara allí. Entonces Tuétano terminó por salvarlos, o al menos, quizás, de salvar su cordura. El carabés boqueó como un náufrago que emergiera a la superficie, respiró aquel aroma de magia y cambio como una bestia hambrienta lanzándose sobre su camida.

Pero no era la hechicería de aquella noche tan especial lo que anhelaba. Era la libertad. Era la liberación de escombros y polvo lo que necesitaba.

Empezó a ascender sobre ellos, sin esperar a nadie, tan pronto como la quebrantahuesos lo permitió. Si se encontraba con Siete, lo abrazaría: por haberlos sacado de allí, por saberlo vivo, por expresar el alivio que mostraba su cara, con ríos de lágrimas y carcajadas que morían antes de salir, convertidas en gemidos calmantes.

En su mente sonaban varias palabras. «Fallo». «Fracaso». «Debilidad». «Irracional». Poseían las voces de maestros y profesoras, de toda persona que le hubiera impartido disciplina alguna vez. Rad pudo ignorarlas, sin el menor esfuerzo, porque había una certeza en su interior que ardía con una convicción tan potente como la mayor de las supernovas: esas personas no sabían, nunca habían sabido y nunca sabrían lo que era fallar de verdad.
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

03/09/18, 09:51 pm
Al final sintió un silencio cómplice a la espera de una muerte inminente. Tay lo sabía, sabía que disfrutaba de sus últimos segundos de vida, como si la propia muerte le hubiera regalado esa manzana envenenada, la de saber que su paso por el mundo y todos los frentes que quedaban por resolver se iban a pique. Fuera la tormenta arreciaba y la lluvia no dejaba respiro alguno sobre el chico, que encogido sobre sí mismo, deseaba con todas sus fuerzas acaparar todo el poder de la Luna y acabar con ello, salvarlos. Puede que sus deseos lapidados de ser un héroe de nuevo para protegerles resurgieran en una lenta ironía, justo cuando estaba a punto de ser enterrado.

Y casi como si ese último pensamiento lo hubiera desencadenado el techo y el torreón que Tayron había conocido por siete meses terminó cayendo, en forma de una tormenta de un poderoso gris, casi lacerante, y polvo, mucho polvo.
El humano supo que hubo unos segundos que jamás olvidaría, se descubrió respirando con fuerza tras unos momentos de súbito pánico en los que había contenido el aliento. El susurro de su propia voz grave al toser confirmó que estaba vivo, se encontraba con la frente pegada al suelo, sin importar rasgársela al levantar la cabeza con asombro. Su fin no era aquel, aunque podría no estar tan lejos como querría. Tayron sintió el sudor, la camiseta pegada al cuello y a su espalda como una segunda piel, el calor producto de aquella bóveda de salvación formada por cuerpos apiñados. Sintió el temor a ser aspirado por la tierra y percibió como trepaba por sus pulmones robando aire y tejiendo punzadas en su cuerpo.
Cuando Tuétano respondió casi se sintió seguro bajo su cuerpo titánico. Tenía razón, no tenía por qué acabarse. Se obligó a creer eso mientras intercambió una mirada de desconcierto con quien creía que se trataba de  Sox tras comprender que había una inquietante luz en aquel espacio reducido. No tuvo tiempo para comentar nada, lo odiaba, odiaba con todo su ser poder morir sin tener una última charla con sus compañeros. Sin preguntar con tranquilidad bajo un Maciel seguro y hogareño por qué sus ojos desprendía un cierto fulgor en la oscuridad o por qué una cola enorme se enrollaba en el tobillo de Eriel, aún tímida. No había tiempo porque requerían su ayuda.

Y Tayron reaccionó, con los ojos lágrimosos y todo sus esfuerzo focalizado en el hechizo, necesitaban aliviar a Tuétano. Él lo necesitaba, porque anhelaba el consuelo de creer que al menos estaba haciendo algo por sobrevivir, por alzar la mano entre tantas piedras. El peso cuajaba en sus músculos como una descarga real de que estaba formando parte de aquello, de una posible maniobra final que nunca sería contada. Pero resistía, contrariado por una sensación de éxtasis y fuerza interior descomunal que no lograba eclipsar la agonía. Susurró bajito después del carabés con el pavor de pensar que si dispersaba su atención el derrumbe haría mella en ellos de verdad. Pero después de recordar a Dafne ahí fuera no lo dudó, se destrozó la garganta tanto como pudo gritando su nombre.
-¡Dafne! ¿Me oyes? ¡Aquí!- un hilo de saliva resbaló por su labio, colgante- ¡AQUÍ!.

____

Pero Dafne jamás llegó a oír nada, la fantasma quedó consternada en cuanto contempló como Maciel se desmoronaba sobre las únicas personas que podrían llegar a quererla de verdad y que la habían conocido en vida. Para ella, eso significaba tal pérdida que no podría volver a recomponerse, no habría inmortalidad que curara a un Tayron muerto como un muñeco desmadejado entre unos brazos etéreos que no volverían a sujetarle.  Dafne lloraba, sin entender cuánto dolor supondría de verdad, si merecía la pena una vida entera sin nadie que la hiciera sentir viva.
Pero reconoció la voz de Tersa y si hubiera sido capaz sabría que su corazón se habría agitado al escuchar la llamada al idrino. Siete permanecía ileso como un recordatorio de que aún podían seguir vivos ahí abajo, aterrorizados.
Se dispuso a ayudar en cuanto la bruja los localizó y conocer su buen estado la impulsó a hacer todo lo que en su mano fuera posible. Aquel manejo triple no la calmaba del todo pero la presencia de la niña y de Siete a su lado no dejaba lugar para la rendición.
____

Cuando la luz roja bañó su pelo oscuro como la tinta surgió la verdadera esperanza, cohibida y trémula, pero creciente. Con el sonido de los últimos cascotes su cuerpo se arrastró por impulso por debajo de las patas de Tuétano y boqueó buscando aire limpio y lluvia impregnando todo su ser.
Con las rodillas enrojecidas no le importó avanzar entre las piedras con ímpetu en pos de un cielo turbio y carmesí, cayó de espaldas entre los cascotes con la Luna de testigo como su madre orgullosa y envuelto aún en la tormenta. Lloraba y reía también como loco, incrédulo y desatado ante aquel espectáculo. Ante una Dafne que se aproximaba con una mueca terrible que le impulsaba a estrecharla entre sus brazos.
-Ya está- y de nuevo, como un niño pequeño los bramidos acudieron a su garganta sin poder ser controlados como un desgarro que pareciera venir del interior. Ya no le importaba desnudarse de esa forma, ya hacía tiempo que sus compañeros merecían conocer todo él y su esencia. Y ahora sentía una conexión especial entre ellos que los unía por una hebra invisible, pero la notaba fuerte, entre sus costillas. Siguió llorando a moco tendido en un ovillo con su nueva cola enroscada, y por supuesto, sin querer deshacerse de aquella hebra.

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :
CLICK:

Unidades mágicas : DENIED
Armas :
CLICK:

Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

04/09/18, 06:46 pm
Afuera parecían haberse enterado, porque pronto las voces empezaron a oírse más cerca. Sox aguzó el oído todo lo que pudo tratando de entenderlas, y tan concentrado estaba en su empeño que solo volvió a incorporar su atención a la conversación cuando Eriel estaba haciendo su propuesta. Claro, era cierto. Podían hacer algo.

"¿Hacer lo que dice quién?" estuvo a punto de preguntar, antes de darse cuenta de que por lógica Tuétano se estaba refiriendo a Eriel. Volvió a mirar los cambios de su compañero con más detenimiento, confuso. ¿Ya no era nublino? ¿Se trataba de otra cosa por completo ahora que le había bañado la luz de la Luna Roja? Él seguía sintiéndose carabés, aunque ahora eso no importaba. Asintió para mostrar su acuerdo sin darse cuenta de que sus compañeros no le veían a él.

Pero la magia no acudía a él. Sintió los chispazos invisibles en el aire, primero uno y luego otro, de los compañeros que estaban logrando completar sus hechizos, el olor a plata quemada de la magia de allí inundando por un breve momento el habitáculo que formaban las alas de Tuétano. Pero su propio hechizo permanecía muerto.

Sox chasqueó los dedos un par de veces para despertarlos más, frustrado. No era el momento de cometer errores tontos. Volvió a intentarlo, con toda la concentración metódica que era capaz de conjurar en ese momento, y volvió a probar sin el menor éxito. Bajó la mirada a sus manos, cada vez más impaciente, intentando comprender qué le estaba pasando. Vislumbró el inicio de negro en las puntas de sus dedos allá donde se había despellejado la piel en el derrumbe, difuminándose a la altura de la primera falange, pero lo atribuyó a sangre seca que no podía distinguir bien en aquella penumbra en blanco y negro.
—No puedo... —empezó, pero se olvidó de continuar de pura frustración. La energía acudía a las puntas de sus dedos pero dejaba de bullir más allá de ellos. La magia se había convertido en un remolino sin dirección en su interior que no lograba canalizar.

Tuvo que resignarse a que fueran solo Tay y Eriel los que ayudaran a aliviar la carga de Tuétano. Sox sabía que no serviría de nada meterles prisa pero deseó con todas sus fuerzas que todos, los de fuera y los de dentro, fueran más rápido con lo suyo. Todo parecía transcurrir más lento cuando él no estaba haciendo nada.

Fueron unos minutos angustiosos. Cuando Tuétano lo valoró seguro Sox apartó él mismo de sí los últimos escombros que caían por inercia al agujero ahora despejado, ansioso por regresar a la superficie. A pesar del tiempo pasado bajo tierra se sentía más fuerte; los cascotes más ligeros se apartaban de su camino como si fueran nada. Se llenó los pulmones al volver a respirar aire no viciado, trepó fuera con uñas y dientes. Sus alas se sacudieron tras él a medias como una capa cubierta de polvo y Sox sintió la gravilla escurrirse membranas abajo.

—No me lo puedo creer —resolló con un hilo de voz. A su alrededor oía a sus compañeros venirse abajo por el mismo alivio abrumador que ahora le oprimía los pulmones, confirmaciones audibles de que lo imposible había pasado, de que estaban vivos. Se incorporó con torpeza a gatas, más consciente del nuevo peso a su espalda. Las heridas abiertas y lacerantes en la espalda, que habían sido el infierno nada más salirle las alas, ya apenas le dolían. La Luna tiraba de él con hilos invisibles.

Hyun estaba tirado sin moverse entre otra pila de escombros cercana. Se le congeló un momento la sangre y lo zarandeó con poca delicadeza antes de darse cuenta de que respiraba. Al girar la cabeza en busca de los demás para dar la alarma su mirada topó con la imagen de Tuétano, riendo y llorando contra el sobrecogedor escenario de las ruinas que antes habían sido su hogar. Se quedó mirando aturdido a la quebrantahuesos, rojiza e irreal bajo la luz de la Luna. Ahora estaban en deuda con ella, algo que habría sido impensable unos meses, unos minutos atrás.
—¿Por qué lo has hecho?

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Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 78 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

05/09/18, 07:52 pm
Tersa sonríe durante unos segundos, lo que le dura la visión de Tuétano alzándose entre los escombros y los macieleros saliendo, todos tan ilesos como lo permitía la situación. A la vez que algunos se reunen con Hyun, ella aterriza junto a Amancia; se sienta en el suelo, manchándose un vestido que no es mucho mejor que la ropa de los cosechados, y abraza el cadáver de su valerosa compañera. Tersa acaricia la cabeza del molusco justo tras sus tentáculos marchitos y rompe a llorar, como la niña que es bajo la capa de bruja.

—Lo siento muchísimo, Amancia —le dice entre sollozos—. Te prometo que cuidaré de tus hijos y de tus nietos y de tus bisnietos y de los que van detrás. —Tersa le da un beso en la frente al caracol ballena—. Le contaré a todos lo valiente que has sido y lo feliz que serás en el cielo de los caracoles.

Aquellas palabras no sirven para consolar al caracol, pero sí para calmarla a ella. La niña lanza un conjuro sobre el cadáver de Amancia y se pone en pie, con ella aupa.


***

Tuétano respira hondo, tanto como se lo permiten sus pulmones, y disfruta de su cuerpo relajado tras semejante esfuerzo. Las protecciones que la cubrían están tan mermadas que no habrían durado muchos segundos más, pero es algo que nadie sabrá jamás, salvo ella misma. Da gracias en silencio a Dafne y a Siete, y lo hará en persona, más tarde, con Tersa, pues ellos son los que realmente les han salvado. La quebrantahuesos se estira, provocando un suave traqueteo con su coraza ósea, y ve venir al ángel negro. Durante un segundo se pregunta cuánto sabe sobre su nuevo ser y el regalo maldito que le ha hecho la luna. Recuerda sus palabras bajo los escombros, su nulidad para la magia, y la respuesta le llega sola.

Antes de hablar vuelve sobre sus cuatro patas. Su actitud frente a los críos que ha salvado no ha cambiado. El odio sigue ahí, latente, y ni siquiera está segura de no arrepentirse por lo que ha hecho. Tarda en responder.

—No os lo merecíais —decide, en un tono hosco.

Ajena a los reencuentros entre vivos y no-muertos, Tuétano se aleja caminando sobre los montículos de escombros hasta llegar a Tersa. Verla llorando eclipsa incluso a la Luna Roja, y le remueve el cuerpo como en los viejos tiempos, tan cercanos para ambas. La quebrantahuesos le da un topecito con la punta del morro a Tersa entre sus cuernos de caracol y le lame una mejilla en señal de afecto. Luego abre la mano, le muestra a la bruja el anillo de Dana y ambas se sonríen con pena.

—Como tú querías —le dice Tuétano, mirando a los nuevos cachorros. Todos vivos y enteros, incluso el ladrón.

La niña se siente orgullosa.


***

Dama Tersa y Tuétano no esperan el agradecimiento de nadie, pero responden a los que les lleguen con un “¡No hay de qué!” y una silenciosa inclinación de cabeza, respectivamente. La bruja parece querer quedarse para ayudar a los macieleros, pero el caracol muerto flota sobre sus brazos y Tuétano sabe que es mejor deshacerse pronto de él.

—Vámonos —gruñe la quebrantahuesos—. Secuoya nos ayudará a enterrarla.

Antes de marchar, Tersa reconoce a Dana en las palabras de Tuétano y continúa llorando en silencio, aunque ya no sabe si de pena, añoranza o felicidad. Lo que sí sabe es que Dana no se ha ido del todo: como los caracoles, la bruja maldita dejó su propio rastro. Secuoya, Tuétano y ella están hasta arriba de babas.

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No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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