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Torreón Maciel (Archivo VIII)

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Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Torreón Maciel (Archivo VIII)

15/02/16, 09:43 pm
Recuerdo del primer mensaje :

-Cuando los encontremos sabremos cuales de las opciones son la verdad. -Dijo encogiéndose de hombros. La única parte que esperaba que fuese así era la de otro suministro de agua.

-Te seguimos hermanito.

Y con sonrisa a Eriel se puso en camino con el resto mientras se terminaba su desayuno cuando Dafne le pidió un favorcillo. -Ah, sin problema, le hice bastantes a Bri y no es algo complicado, aunque te tendrás que conformar con algo sin muchos adornos me temo. -Le sonrió. -Cuando vuelva haremos uno cada uno de madera, a no ser que encuentre hueso por el camino o alguna forma de malear metal mejor que acercar mis manos a la hoguera. Nos vemos a la vuelta. -Se despidió.

Siguieron a su hermano un cacho y como este dijo acabaron encontrando casas en algo de mejor estado aunque ahí en medio no parecían mucho más seguras que las mazmorras. Des pues de ir mirando y hablando sobre algunas de ellas como posibles acabaron divisando algo apartado de las casas que parecía un mini fuerte. Se acercaron por curiosidad con cautela para ver que se trataba de un torreón azulado con una muralla y en medio de un foso.

-¿Es eso un nido de seres voladores hecho encima de un esqueleto de animal enorme en lo alto de la torre o me ha sentado mal el desayuno? -Se calló un momento mientras observaba la situación, aquel lugar le parecía sacado de las historias rocavarancolesas, no había ninguna construcción así en su mundo pero era lo más seguro que habían encontrado con bastante diferencia. -El puente esta bajado y parece que se puede cruzar... Diría por esas cuerdas que hay un sistema de poleas para elevarlo e impedir así el paso, si es así y aún funciona dudo que encontremos algo más seguro que esto. -Miró hacia las estirges.  -No parece que quieran hacernos algo, pero cuidado con los bichos voladores. -Se dió cuenta de que podía haber ofendido a Sinceridad así que giró su cabeza hacia ella. -Sin ánimo de ofender. -No era la mejor manera del mundo de arreglar eso, pero era mejor que nada. -En fin, vamos allá, con precaución por favor. -Agudizó los sentidos y agarró su cuchillo. Esperaba no tener otra sorpresa como la de hace unos días, pero no se fiaba de su suerte.

Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

01/09/18, 04:51 pm
Tuétano se convierte en una gran tensión. Sus piernas tiemblan con violencia contenida y todo su ser se esfuerza en mantenerse erguida, en ser pilar de un derrumbe que quiere tragarlos a todos. Internamente maldice a Tersa, a la conciencia de la vieja Qara y al recuerdo de Dana en primera línea de su memoria. Maldice también a los críos que protege, porque a veces cree que no se lo merecen y a veces cree que son unos ruidosos. Lo peor es que no puede ladrarles para que mantengan la calma. ¿Cómo? Si ni siquiera ella es capaz. En el fondo de su ser cree que tan solo retrasa lo inevitable.

No es hasta que habla el nublino menor que se esfuerza por hablar y su mensaje es breve:

—¡Haced lo que dice la gárgola! —gruñe con esfuerzo.

Los únicos que pueden ayudar con magia son Eriel y Tayron, que logran aliviar ligeramente el peso sobre la espalda de Tuétano. La quebrantahuesos centra todo su esfuerzo en mantenerse recta y en evitar rememorar el último derrumbe que vivió.


***

La violencia del aura oscura rompe las defensas del caracol. Su concha de metales preciosos se resquebraja y cede al peso, de forma que Amancia muere por partida doble y cae con todo su peso y el del derrumbe sobre Hyun. Por suerte para el no muerto, Tersa siente cómo la vida de su caracol ballena se apaga y enfoca sus esfuerzos sobre esa zona. No tarda mucho en encontrar a su molusco sobre el coreano, levitando a ambos a un lugar seguro. Las ganas de llorar la golpean con fuerza por la muerte de Amancia, pero la niña sabía que podía pasar, aunque no esperaba que la matara Hyun.

Con un hechizo de niebla mágica, encuentra a Tuétano y al resto de macieleros y guía a Siete y a Dafne, que se incorporan en cuanto superan el terror inicial. La bruja de los caracoles no les reprocha la tardanza como otros lo hicieron antes con ella.

—¡Muy bien, chicos! ¡Por aquí! Están todos a salvo, pero tenemos que darnos prisa.

***

Los escombros vuelan por partida triple. En cuestión de minutos la luz rojiza se cuela entre los restos que cubren a la quebrantahuesos y el resto de novatos. Cuando apenas queda una capa fina de escombros, Tuétano se los sacude de encima, irguiéndose a dos patas con violencia. La quebrantahuesos respira hondo, como si la tierra acabase de parirla y buscara su primera bocanada de aire. Extiende las alas y deja espacio para que el resto salga de aquel agujero inmundo. Todas las ganas de llorar que ha contenido emergen ahora, mezcladas con la alegría y la seguridad de seguir viva. Tuétano llora y ríe a la vez, desquiciada por los sentimientos encontrados que pugnan bajo su coraza. Dana tendrá que esperar un poco más. Ella también.
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

02/09/18, 11:33 pm
La voz de Tuétano restalló con una orden, una que Rad no podía seguir. Para su frustración se limitó a estar allí, con un cuerpo tenso y clavado al suelo, sin poder hacer nada. Solo podía intentar evitar que la riada de recuerdos lo ahogara bajo toneladas de un océano profundo y pesado. No había dolor en su cuerpo, pero sin luz, en aquel ambiente oprimido por escayolas y piedra, por polvo de argamasa y ladrillos, era difícil olvidarlo. «Una vez has olido un derrumbe, ya los has olido todos» pensó, con su mente apenas alejada del precipicio donde la desesperación del pasado y del presente se mezclaban.

Incluso, en el colmo de la ironía, olía a sangre. La de Sox, la de Tay, la de... todos menos él, en realidad, porque su cuerpo era el único que no había sido sometido a cuchilladas y perforaciones en aquella noche delirante.

«Huele igual» pensó, con un agobio que llegó a su máximo. Percibir el paso del tiempo, ya lo sabía, no evitaba que a veces lo percibiera yendo demasiado rápido, o con una lentitud insoportable. La forma en la que los segundos se dilataban y se convertían en horas, sin embargo, le pareció casi ridícula, o se lo habría parecido en otras circunstancias. En aquellas, sin embargo, con olor a sangre que no sabía si venía de sus compañeros o de la brutal herida que (no) tenía en el pecho; con gritos que no sabían si eran reales o no; con el polvo de un derrumbe flotando en el ambiente, metiéndose en su nariz, un derrumbe que no sabía si había ocurrido en Maciel o en la avenida de las estatuas... Aquello no le parecía digno de risa.

Entonces, en su mente, apareció Tuétano. La veía gritar y aplastar la mano de Barael a través de una mirada manchada de sangre, pero también la veía mirar a todos lados con unos ojos gigantes, como había hecho escasos minutos antes. Su cara era muy distinta a la de cualquiera de ellos, mas aun así Rad pudo preguntarse qué había significado aquella expresión. «¿Le afecta tanto como a mí?» se preguntó, sin saber si estaba pegado a Sox o no, sin saber si sus brazos reposaban sobre piedras hundidas o no. «¿También los monstruos pueden sufrir un trauma?» fue la siguiente cuestión que se alzó en su mente. Y con ella llega una gigantesca oleada de alivio, porque por fin había admitido las secuelas de lo que sucedió en aquel fatídico momento de meses atrás. No era una traición de su mente ni debilidad: era una trauma, provocado por un suceso brutal que le había hecho tomar conciencia de que podía morir.

En Carabás aquello sería visto como debilidad, ¿pero qué sabían en Carabás? ¿Qué sabían en aquel mundo lejano e inalcanzable del auténtico terror, de que un edificio les cayera en lo alto, de estar meses amenazado por un monstruo que podía matarlos a todos sin ningún esfuerzo, de ver morir a las personas, de sentir cómo alguien en quien habías confiado se entregaba a lo más bajo de su ser y empezaba a devorar a tus amigos delante de ti? ¿Qué sabían en su tierra natal de perder a las personas; de temer perderte a ti mismo; de ser independiente de verdad, sin que nada ni nadie tomara la más mínima responsabilidad sobre tus actos, tus deseos, tus necesidades o tu comodidad? Quizás en Carabás supieran de las consecuencias de las propias acciones, de la moralidad y de trabajar en condiciones cómodas, pero, para bien o para mal, hacía mucho que habían olvidado lo que era el auténtico sufrimiento, el dolor de verdad.

Entonces Tersa, Siete y el fantasma de Dafne, por fin, empezaron a permitir que la luz de la Luna Roja se filtrara allí. Entonces Tuétano terminó por salvarlos, o al menos, quizás, de salvar su cordura. El carabés boqueó como un náufrago que emergiera a la superficie, respiró aquel aroma de magia y cambio como una bestia hambrienta lanzándose sobre su camida.

Pero no era la hechicería de aquella noche tan especial lo que anhelaba. Era la libertad. Era la liberación de escombros y polvo lo que necesitaba.

Empezó a ascender sobre ellos, sin esperar a nadie, tan pronto como la quebrantahuesos lo permitió. Si se encontraba con Siete, lo abrazaría: por haberlos sacado de allí, por saberlo vivo, por expresar el alivio que mostraba su cara, con ríos de lágrimas y carcajadas que morían antes de salir, convertidas en gemidos calmantes.

En su mente sonaban varias palabras. «Fallo». «Fracaso». «Debilidad». «Irracional». Poseían las voces de maestros y profesoras, de toda persona que le hubiera impartido disciplina alguna vez. Rad pudo ignorarlas, sin el menor esfuerzo, porque había una certeza en su interior que ardía con una convicción tan potente como la mayor de las supernovas: esas personas no sabían, nunca habían sabido y nunca sabrían lo que era fallar de verdad.
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

03/09/18, 09:51 pm
Al final sintió un silencio cómplice a la espera de una muerte inminente. Tay lo sabía, sabía que disfrutaba de sus últimos segundos de vida, como si la propia muerte le hubiera regalado esa manzana envenenada, la de saber que su paso por el mundo y todos los frentes que quedaban por resolver se iban a pique. Fuera la tormenta arreciaba y la lluvia no dejaba respiro alguno sobre el chico, que encogido sobre sí mismo, deseaba con todas sus fuerzas acaparar todo el poder de la Luna y acabar con ello, salvarlos. Puede que sus deseos lapidados de ser un héroe de nuevo para protegerles resurgieran en una lenta ironía, justo cuando estaba a punto de ser enterrado.

Y casi como si ese último pensamiento lo hubiera desencadenado el techo y el torreón que Tayron había conocido por siete meses terminó cayendo, en forma de una tormenta de un poderoso gris, casi lacerante, y polvo, mucho polvo.
El humano supo que hubo unos segundos que jamás olvidaría, se descubrió respirando con fuerza tras unos momentos de súbito pánico en los que había contenido el aliento. El susurro de su propia voz grave al toser confirmó que estaba vivo, se encontraba con la frente pegada al suelo, sin importar rasgársela al levantar la cabeza con asombro. Su fin no era aquel, aunque podría no estar tan lejos como querría. Tayron sintió el sudor, la camiseta pegada al cuello y a su espalda como una segunda piel, el calor producto de aquella bóveda de salvación formada por cuerpos apiñados. Sintió el temor a ser aspirado por la tierra y percibió como trepaba por sus pulmones robando aire y tejiendo punzadas en su cuerpo.
Cuando Tuétano respondió casi se sintió seguro bajo su cuerpo titánico. Tenía razón, no tenía por qué acabarse. Se obligó a creer eso mientras intercambió una mirada de desconcierto con quien creía que se trataba de  Sox tras comprender que había una inquietante luz en aquel espacio reducido. No tuvo tiempo para comentar nada, lo odiaba, odiaba con todo su ser poder morir sin tener una última charla con sus compañeros. Sin preguntar con tranquilidad bajo un Maciel seguro y hogareño por qué sus ojos desprendía un cierto fulgor en la oscuridad o por qué una cola enorme se enrollaba en el tobillo de Eriel, aún tímida. No había tiempo porque requerían su ayuda.

Y Tayron reaccionó, con los ojos lágrimosos y todo sus esfuerzo focalizado en el hechizo, necesitaban aliviar a Tuétano. Él lo necesitaba, porque anhelaba el consuelo de creer que al menos estaba haciendo algo por sobrevivir, por alzar la mano entre tantas piedras. El peso cuajaba en sus músculos como una descarga real de que estaba formando parte de aquello, de una posible maniobra final que nunca sería contada. Pero resistía, contrariado por una sensación de éxtasis y fuerza interior descomunal que no lograba eclipsar la agonía. Susurró bajito después del carabés con el pavor de pensar que si dispersaba su atención el derrumbe haría mella en ellos de verdad. Pero después de recordar a Dafne ahí fuera no lo dudó, se destrozó la garganta tanto como pudo gritando su nombre.
-¡Dafne! ¿Me oyes? ¡Aquí!- un hilo de saliva resbaló por su labio, colgante- ¡AQUÍ!.

____

Pero Dafne jamás llegó a oír nada, la fantasma quedó consternada en cuanto contempló como Maciel se desmoronaba sobre las únicas personas que podrían llegar a quererla de verdad y que la habían conocido en vida. Para ella, eso significaba tal pérdida que no podría volver a recomponerse, no habría inmortalidad que curara a un Tayron muerto como un muñeco desmadejado entre unos brazos etéreos que no volverían a sujetarle.  Dafne lloraba, sin entender cuánto dolor supondría de verdad, si merecía la pena una vida entera sin nadie que la hiciera sentir viva.
Pero reconoció la voz de Tersa y si hubiera sido capaz sabría que su corazón se habría agitado al escuchar la llamada al idrino. Siete permanecía ileso como un recordatorio de que aún podían seguir vivos ahí abajo, aterrorizados.
Se dispuso a ayudar en cuanto la bruja los localizó y conocer su buen estado la impulsó a hacer todo lo que en su mano fuera posible. Aquel manejo triple no la calmaba del todo pero la presencia de la niña y de Siete a su lado no dejaba lugar para la rendición.
____

Cuando la luz roja bañó su pelo oscuro como la tinta surgió la verdadera esperanza, cohibida y trémula, pero creciente. Con el sonido de los últimos cascotes su cuerpo se arrastró por impulso por debajo de las patas de Tuétano y boqueó buscando aire limpio y lluvia impregnando todo su ser.
Con las rodillas enrojecidas no le importó avanzar entre las piedras con ímpetu en pos de un cielo turbio y carmesí, cayó de espaldas entre los cascotes con la Luna de testigo como su madre orgullosa y envuelto aún en la tormenta. Lloraba y reía también como loco, incrédulo y desatado ante aquel espectáculo. Ante una Dafne que se aproximaba con una mueca terrible que le impulsaba a estrecharla entre sus brazos.
-Ya está- y de nuevo, como un niño pequeño los bramidos acudieron a su garganta sin poder ser controlados como un desgarro que pareciera venir del interior. Ya no le importaba desnudarse de esa forma, ya hacía tiempo que sus compañeros merecían conocer todo él y su esencia. Y ahora sentía una conexión especial entre ellos que los unía por una hebra invisible, pero la notaba fuerte, entre sus costillas. Siguió llorando a moco tendido en un ovillo con su nueva cola enroscada, y por supuesto, sin querer deshacerse de aquella hebra.
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

04/09/18, 06:46 pm
Afuera parecían haberse enterado, porque pronto las voces empezaron a oírse más cerca. Sox aguzó el oído todo lo que pudo tratando de entenderlas, y tan concentrado estaba en su empeño que solo volvió a incorporar su atención a la conversación cuando Eriel estaba haciendo su propuesta. Claro, era cierto. Podían hacer algo.

"¿Hacer lo que dice quién?" estuvo a punto de preguntar, antes de darse cuenta de que por lógica Tuétano se estaba refiriendo a Eriel. Volvió a mirar los cambios de su compañero con más detenimiento, confuso. ¿Ya no era nublino? ¿Se trataba de otra cosa por completo ahora que le había bañado la luz de la Luna Roja? Él seguía sintiéndose carabés, aunque ahora eso no importaba. Asintió para mostrar su acuerdo sin darse cuenta de que sus compañeros no le veían a él.

Pero la magia no acudía a él. Sintió los chispazos invisibles en el aire, primero uno y luego otro, de los compañeros que estaban logrando completar sus hechizos, el olor a plata quemada de la magia de allí inundando por un breve momento el habitáculo que formaban las alas de Tuétano. Pero su propio hechizo permanecía muerto.

Sox chasqueó los dedos un par de veces para despertarlos más, frustrado. No era el momento de cometer errores tontos. Volvió a intentarlo, con toda la concentración metódica que era capaz de conjurar en ese momento, y volvió a probar sin el menor éxito. Bajó la mirada a sus manos, cada vez más impaciente, intentando comprender qué le estaba pasando. Vislumbró el inicio de negro en las puntas de sus dedos allá donde se había despellejado la piel en el derrumbe, difuminándose a la altura de la primera falange, pero lo atribuyó a sangre seca que no podía distinguir bien en aquella penumbra en blanco y negro.
—No puedo... —empezó, pero se olvidó de continuar de pura frustración. La energía acudía a las puntas de sus dedos pero dejaba de bullir más allá de ellos. La magia se había convertido en un remolino sin dirección en su interior que no lograba canalizar.

Tuvo que resignarse a que fueran solo Tay y Eriel los que ayudaran a aliviar la carga de Tuétano. Sox sabía que no serviría de nada meterles prisa pero deseó con todas sus fuerzas que todos, los de fuera y los de dentro, fueran más rápido con lo suyo. Todo parecía transcurrir más lento cuando él no estaba haciendo nada.

Fueron unos minutos angustiosos. Cuando Tuétano lo valoró seguro Sox apartó él mismo de sí los últimos escombros que caían por inercia al agujero ahora despejado, ansioso por regresar a la superficie. A pesar del tiempo pasado bajo tierra se sentía más fuerte; los cascotes más ligeros se apartaban de su camino como si fueran nada. Se llenó los pulmones al volver a respirar aire no viciado, trepó fuera con uñas y dientes. Sus alas se sacudieron tras él a medias como una capa cubierta de polvo y Sox sintió la gravilla escurrirse membranas abajo.

—No me lo puedo creer —resolló con un hilo de voz. A su alrededor oía a sus compañeros venirse abajo por el mismo alivio abrumador que ahora le oprimía los pulmones, confirmaciones audibles de que lo imposible había pasado, de que estaban vivos. Se incorporó con torpeza a gatas, más consciente del nuevo peso a su espalda. Las heridas abiertas y lacerantes en la espalda, que habían sido el infierno nada más salirle las alas, ya apenas le dolían. La Luna tiraba de él con hilos invisibles.

Hyun estaba tirado sin moverse entre otra pila de escombros cercana. Se le congeló un momento la sangre y lo zarandeó con poca delicadeza antes de darse cuenta de que respiraba. Al girar la cabeza en busca de los demás para dar la alarma su mirada topó con la imagen de Tuétano, riendo y llorando contra el sobrecogedor escenario de las ruinas que antes habían sido su hogar. Se quedó mirando aturdido a la quebrantahuesos, rojiza e irreal bajo la luz de la Luna. Ahora estaban en deuda con ella, algo que habría sido impensable unos meses, unos minutos atrás.
—¿Por qué lo has hecho?
Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

05/09/18, 07:52 pm
Tersa sonríe durante unos segundos, lo que le dura la visión de Tuétano alzándose entre los escombros y los macieleros saliendo, todos tan ilesos como lo permitía la situación. A la vez que algunos se reunen con Hyun, ella aterriza junto a Amancia; se sienta en el suelo, manchándose un vestido que no es mucho mejor que la ropa de los cosechados, y abraza el cadáver de su valerosa compañera. Tersa acaricia la cabeza del molusco justo tras sus tentáculos marchitos y rompe a llorar, como la niña que es bajo la capa de bruja.

—Lo siento muchísimo, Amancia —le dice entre sollozos—. Te prometo que cuidaré de tus hijos y de tus nietos y de tus bisnietos y de los que van detrás. —Tersa le da un beso en la frente al caracol ballena—. Le contaré a todos lo valiente que has sido y lo feliz que serás en el cielo de los caracoles.

Aquellas palabras no sirven para consolar al caracol, pero sí para calmarla a ella. La niña lanza un conjuro sobre el cadáver de Amancia y se pone en pie, con ella aupa.


***

Tuétano respira hondo, tanto como se lo permiten sus pulmones, y disfruta de su cuerpo relajado tras semejante esfuerzo. Las protecciones que la cubrían están tan mermadas que no habrían durado muchos segundos más, pero es algo que nadie sabrá jamás, salvo ella misma. Da gracias en silencio a Dafne y a Siete, y lo hará en persona, más tarde, con Tersa, pues ellos son los que realmente les han salvado. La quebrantahuesos se estira, provocando un suave traqueteo con su coraza ósea, y ve venir al ángel negro. Durante un segundo se pregunta cuánto sabe sobre su nuevo ser y el regalo maldito que le ha hecho la luna. Recuerda sus palabras bajo los escombros, su nulidad para la magia, y la respuesta le llega sola.

Antes de hablar vuelve sobre sus cuatro patas. Su actitud frente a los críos que ha salvado no ha cambiado. El odio sigue ahí, latente, y ni siquiera está segura de no arrepentirse por lo que ha hecho. Tarda en responder.

—No os lo merecíais —decide, en un tono hosco.

Ajena a los reencuentros entre vivos y no-muertos, Tuétano se aleja caminando sobre los montículos de escombros hasta llegar a Tersa. Verla llorando eclipsa incluso a la Luna Roja, y le remueve el cuerpo como en los viejos tiempos, tan cercanos para ambas. La quebrantahuesos le da un topecito con la punta del morro a Tersa entre sus cuernos de caracol y le lame una mejilla en señal de afecto. Luego abre la mano, le muestra a la bruja el anillo de Dana y ambas se sonríen con pena.

—Como tú querías —le dice Tuétano, mirando a los nuevos cachorros. Todos vivos y enteros, incluso el ladrón.

La niña se siente orgullosa.


***

Dama Tersa y Tuétano no esperan el agradecimiento de nadie, pero responden a los que les lleguen con un “¡No hay de qué!” y una silenciosa inclinación de cabeza, respectivamente. La bruja parece querer quedarse para ayudar a los macieleros, pero el caracol muerto flota sobre sus brazos y Tuétano sabe que es mejor deshacerse pronto de él.

—Vámonos —gruñe la quebrantahuesos—. Secuoya nos ayudará a enterrarla.

Antes de marchar, Tersa reconoce a Dana en las palabras de Tuétano y continúa llorando en silencio, aunque ya no sabe si de pena, añoranza o felicidad. Lo que sí sabe es que Dana no se ha ido del todo: como los caracoles, la bruja maldita dejó su propio rastro. Secuoya, Tuétano y ella están hasta arriba de babas.
Alicia
Alicia

Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos

Personajes :
  • Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
  • Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
  • Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
  • Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.


Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

06/09/18, 08:23 am
Siete levantó la mirada de entre las rodillas, aunque no vio nada en las manchas difusas y aguadas que era ahora todo detrás de sus ojos. Estaba llorando demasiado. Resolló incrédulo.
- ¿Están vivos? - dijo, con la voz rota. Era tan difícil de creer como su muerte, pero la petición llenó de una nueva urgencia a Siete, que peleó por levantarse y parpadeó furioso para ver Maciel.

El hechizo se acumuló en la punta de sus dedos y murió de la misma forma varias veces por el temblor de sus manos, aunque la única idea en la mente de Siete tenía que ver entonces con obedecer a la bruja.  Esta vez, estaba fuera para ver la piedra y el polvo. La imagen de aquella montaña de cascotes estaba grabada en sus retinas, pero él se sentía debajo y dentro. Siete conjuró por fin el hechizo y empezó a levantar piedras. Lo hizo con más desesperación que tino, con la sensación de cavar en arena seca. Primero salió Hyun. Siete se tragó el sollozo. Si se hubiera parado a pensar lo hubiese dado por muerto, pero desenterrarlo sólo había dado más ahínco a sus movimientos. Después llegaron los demás, vivos.

Siete se tambaleó, agotado por el gasto mágico, por la pérdida de sangre y las emociones que lo abandonaban. Rad lo abrazó y Siete se cogió de vuelta con fuerza, apretandolo entre los brazos y sollozando.
En la tensión de sus manos, cogidas de la tela de su camiseta y como hundía la cabeza en el hueco de su hombro, estaban las cosas que Siete no había dicho en voz alta. Le llevó unos segundos separarse.
Había otros sollozos cerca y Siete había entendido que era necesario recomponerse por ellos. Todos habían estado asustados.
- Gracias - dijo, con la voz tomada. Contuvo el abrazo que quería haberle dado a Tuétano, a Tersa, al resto-. Gracias de verdad.


Empezó a llorar otra vez, en silencio, cuando se quedaron solos. Estaba lleno de sangre y sudor, que pegaban el pelo nuevo a sus extremidades. Olía horrible. Quería dormir. De forma inexplicable, seguía vivo.


Última edición por Alicia el 09/09/18, 08:12 pm, editado 1 vez

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Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

07/09/18, 08:26 pm
El alivio por estar, saberse y sentirse vivo, porque todos estuvieran vivos, desbordaba al carabés. A su alrededor bramaba la tormenta, Rocavarancolia temblaba esporádicamente y aquellas pavesas rojas bailaban en el aire. La brutal majestuosidad y la belleza feroz de la Luna Roja desbordaban el cielo, abarcándolo y derramándose desde él, incapaz de sufrir opacamiento alguno por parte del temporal. A su alrededor sus amigos hablaban, gritaban, lloraban o reían, todos supervivientes, todos impuestos a aquella prueba que Rocavarancolia había elegido ponerles en el último momento de su criba.

Tuétano y Tersa se fueron, dejándole con la imagen de unas figuras recortadas en un fondo gris y carmesí. Los pulmones de Rad se hincharon y muchas gotas corrieron por su cara: lágrimas, lluvia o, con más probabilidad, ambas. El niño sentía un peso asfixiante en su conciencia, monstruoso y múltiple, pesado, gigantesco e infinito.

¿Ahora qué? —musitó a sus amigos, sobre aquella montaña de cascotes y ruinas, bajo aquel cielo donde un astro imposible los bendecía de formas que ni siquiera comprendía. Estaban cambiados, pero vivos. Y habían perdido su casa.
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:

Personajes :
CLICK:

Unidades mágicas : DENIED
Armas :
CLICK:

Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

08/09/18, 10:09 pm
Incluso a través de su propia mezcla confusa de emociones, pulsantes y volátiles por la Luna, Sox pudo intuir el torbellino que se agazapaba dentro de Tuétano y no presionó más al respecto. Rocavarancolia era confusa y se lo contagiaba a todos: formaba parte de su naturaleza.
Olvidó dar las gracias hasta que lo hizo Siete, y entonces las repitió apresuradamente. En un trance de desconcierto miró alejarse a las dos figuras, al monstruo de hueso y la niña con el caracol en brazos.

Siete, que estaba vivo; y como para unirse a las buenas nuevas el coreano había despertado al poco de zarandearlo. Contra todas las expectativas que la ciudad les había enseñado a esperar, todos habían salido ilesos. Aquello le estaba dejando más estupefacto que la propia Luna Roja en sí. Sox no lograba relajarse y miraba continuamente a su alrededor, el cuerpo tenso a la espera de nuevos peligros. Solo entonces echó un vistazo a sus espaldas.

—Mierda—la imagen era descorazonadora. El torreón ahora era una pila de escombros, y con él el refugio del que habían dependido los pasados meses: con ello lo único que podía defenderles contra Rocavarancolia de noche. Le invadió el desasosiego ante la pregunta de Rad.
—No lo sé —admitió. ¿Habían terminado de cambiar? ¿Ya iban a dejarles tranquilos para recomponerse?—. Nos va a llevar toda la noche sacar lo que quede de ahí —sus pertenencias, sus armas, sus ropas. Se le cayó el alma a los pies ante la perspectiva. Iban a tener que mudarlo todo, lo que les quedase, a alguna parte. Iban a tener que encontrar alguna parte. Fue muy consciente en ese momento de cansancio, estúpidamente, de que estaba empapado y quería rescatar una sudadera, o al menos una camiseta.

_________________________________________

"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
Al veros conspirar... (CLICK):
Al poner un evento... (CLICK):
Durante el transcurso del evento... (CLICK):
Kial
Kial

Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años

Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.

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09/09/18, 09:55 am
Otra vez despertaba sin saber que había pasado, ni como había llegado allí. A diferencia de todos los macieleros el no había vivido lo que había ocurrido. Y la última vez que había despertado, bien podría haber sido un sueño. Tardó un rato en despertarse del todo. Los escombros se le clavaban en su espalda, pero prefería no moverse, por no ponerse en ridiculo. Además incorporarse ya se había hecho a la idea que no cambiaría como veía las cosas.

—¿Sox? —. El carabés todavía seguía a su lado al despertar, todo dentro de su aura. La calma que le daba no entender nada, le permitió pensar por un segundo, que tocar y sentir tantisimo el cuerpo de otro chico era super gay. Riendose amargamente por dentro de su estupidez; pues sabía que ya no iba a ser una persona normal nunca, y no tenía sentido preocuparse por cosas así. Nunca tendría novia, aunque fuera una cosa que fingiera en la Tierra que no le importase. Y nunca volvería a ser humano, ahora ese aura era cómo sentía, y tendría que acostumbrarse.

Tan pronto como Sox dejó de ser el centro de atención, Hyun empezó a sumar las piezas del puzle que le rodeaban, respondiendo a su ignorancia. Lo primero que supo fue donde estaba. Seguían en su torreón, en lo que les quedaba de su casa. El coreano sintío como se hundía, mucho más tarde que sus compañeros, y pasando por el mismo dolor que generaba la perdida de ese edificio que tanto había significado para ellos, también había perdido todas sus cosas. Y el sentimiento solo crecio con la culpabilidad al empezar a entender qué había pasado. Probablemente Tuetano lo hubiera hecho caer o un terremoto o lo que fuera, pero por la gratitud de Siete, parecía que había contribuido en salvarlos. Hyun empezaba a comprender que la anterior vez verdaderamente había despertado dentro de los escombros, y que aquello viscoso que le envolvía, era el caracol gigante que llacía muerto. Ese caracol era probablemente lo que le había salvado a él y él se lo había cargado. Y para aumentar su culpabilidad el coreano podía presenciar todo el dolor de Tersa, toda su pena. Pero no tenía valor ni para disculparse. Como un niño que había roto un juguete, Hyun no dijo nada, escondiendo lo que claramente Tersa debía saber. <<Lo siento>>
Dal
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.

Personajes :
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.

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09/09/18, 07:56 pm
Eriel se sentía sofocado bajo tierra. Sacó ánimo y empezó el cántico del hechizo de levitación. Tenía poco espacio para los gestos pero se las arregló como pudo. Pronto notó como su poder mágico se extendía sobre las piedras sobre ellos, aliviando la carga de Tuétano, también sintió cómo la magia de Tay se unía a la suya y ambos se encargaban de ello. Al parecer Sox tenía problemas con ello.

El olor a plata quemada inundó el aire. Eriel se alarmó ligeramente cuando algo esponjoso se enrolló alrededor de su pierna. Bajó la vista y vio para su alivio lo que era la cola de Tay. La joven gárgola le puso la mano en el hombro agradecido por la complicidad del momento. Luego le daría más importancia a las palabras de tuétano.

Eriel respiró hondo cuando el aire y la lluvia volvieron a hacerse notar al Tuétano tirar lejos los últimos escombros. El nublino se estiró liberándose del encierro, las alas se extendieron cuan largas eran. Durante un glorioso momento la silueta del chico se recortó contra la Luna Roja y pareció un dios. Poco después retiró a su hermano de allí.

Se dejó caer junto a Tay riendo. Su amigo lloraba y él reía. Reía por sentirse vivo, reía por la locura que era todo aquello, reía saber que sus compañeros estaban todos bien y reía por haber superado la última prueba. Lo habían logrado.

Cuando Siete estuvo libre Eriel se acercó y le dio un abrazo.

-Dioses, pensaba que te habíamos perdido - le dijo al abrazarlo,- nunca me he alegrado tanto de equivocarme.

Tuétano y Tersa se fueron no sin antes de que el nublino les agradeciese la ayuda. Luego escuchó lo que decían sus compañeros y observó el lugar a su alrededor.

Antes de que pudiera contestar una potente voz se escuchó en el aire.

-Pues creo que eso responde a nuestra duda - les dijo.- Al menos nos dan un refugio. Y parece que hay más gente en otros torreones.

-Al parecer la Sede esa está más cerca. ¿Vamos allí? - preguntó al resto.

_________________________________________

Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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11/09/18, 03:15 pm
Tayron y Dafne se encontraban demasiado inmersos en el alivio y la tensión como para prestar de veras atención a su alrededor. El belga se conformó con saber que Hyun y Siete estaban a salvo y dio las gracias sin pensarlo cuando Tersa y Tuétano emprendieron su camino a otra parte. Tayron lo agradeció para sí mismo, era un momento que les pertenecía solo a ellos siete. Miró a la fantasma. Bueno, ahora ocho.
-Creía que te perdía- le susurró ella, observando el cerco negro y los ojos amarillos de su novio. Cuando le habló le pareció que la cola se estremeció un poco para luego volver a su estado natural. Tayron bajó la cabeza, cohibido, y le pareció un gesto tan mono que le desgarraba no poder abrazarle- ahora sé que se siente.
-No lo sabes- ¿Por qué notaba vergüenza? ¿Quizás por cumplirse la imposibilidad de volver a verla?. No eran extraños, solo estaba siendo estúpido- tú has llegado a tiempo.
Dafne no podía dejar que se hostigara, que pensara que algo de aquel día fue culpa suya, ni por asomo. Le lanzó una sonrisa triste.
-No se podía hacer nada- quiso convencer- tenemos que...- pero entonces se oyó el pregón. Ningún momento parecía bueno y ambos se miraron con calma y al mismo tiempo la inquietud de saber que dejaban una conversación pendiente en el aire, una conversación que determinaría qué sería de ellos- tendrá que ser más tarde.
-Te lo prometo, más tarde.

Las risa de Eriel cerca suya fue contagiosa, Tayron seguía llorando y riendo ya a intervalos con la increíble verdad de que estaban vivos. Querría hablar, que Dafne explicara qué le había pasado. Observar con detalle todos los cambios, pero parecía haber un punto que sacar en claro primero. Encontrarían un lugar y luego... relajó los hombros, luego descansarían.
-Será mejor que esto- aseguró a la nueva gárgola, tras abrazar a siete y revolverle el pelo.

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
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Invitado
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12/09/18, 02:32 am
Wheem no salió del burdel con toda la urgencia que le había pedido su jefe. Por muchas ganas que tuviera de sentir la luz de la Luna en su piel necesitaba algunos preparativos para que el entusiasmo de sus conciudadanos no se lo llevara por delante (adormideras en la solapa del chaleco, varias protecciones, algunos hechizos de conjuración rápida bajo la manga), pero en cuanto tuvo un pie en la calle se dio toda la prisa posible para llegar a Maciel. Realmente no temía por los chavales, conocía a la quebrantahuesos y a la bruja de oídas por los bajos fondos y no creía que se los fueran a cargar. Todo saldría bien.

Cuando vio Maciel derrumbarse a lo lejos solo pudo pensar: << Cain va a matarme>>

Aceleró el vuelo y llegó a las ruinas del torreón pálido como un muerto, pero justo a tiempo para presenciar los abrazos y reencuentros. Descendió a tierra, con la angustia todavía pintada en el rostro.

-¿Estáis todos bien? ¿Necesitáis asistencia mágica? -preguntó.

Lo primero que buscaron sus ojos carmesíes fue a Rad. Temía la ira de Circe si se enteraba que su favorito había muerto espachurrado porque él había ido al rescate arrastrando los huevos. Luego buscó a Sox por motivos meramente egoístas y así fue comprobando uno por uno que todos los ex-habitantes de Maciel estaban vivitos y coleando. << Joder, joder, menos mal >>

Una vez pasado el susto se sintió un pelín ridículo en esa situación. Él odiaba meterse en asuntos ajenos y no tenía madera de héroe, pero no podía irse sin más y dejarlos allí hechos una pena y sin refugio, por mucho que ya les hubieran anunciado los refugios.

-Er.. perdón por no presentarme. Soy Wheem, vivo en la ciudad y tal. No soy de los mandamases ni nada de eso, solo vine a ver si estábais bien y eso -Se rascó la nuca. Entonces se dio cuenta de que se estaba mojando y conjuró un escudo físico sobre él, ampliando su alcance para que los chavales pudieran meterse debajo si querían – Mirad, mi jefe os ofrece asilo por esta noche en el burdel. No os preocupéis, no está en funcionamiento -se apresuró a añadir - Ahora mismo la ciudad es un caos, la gente se desmadra mucho por la Luna Roja, pero allí estaréis a salvo y el jefe podrá responderos cualquier pregunta que tengáis -Se detuvo a meditar unos segundos -Claro que si preferís ir a los refugios lo entenderé. Puedo acompañaros, si queréis.

A Wheem le gustaría decir que podía presentarles a gente de allí, sin embargo los que conoció en su momento estaban independizados o muertos. Y él había acabado en los bajos fondos casi desde que se transformó.
Naeryan
Naeryan

Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:

Personajes :
CLICK:

Unidades mágicas : DENIED
Armas :
CLICK:

Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)

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12/09/18, 05:46 pm
Sox había estado mirando a Dafne de reojo con profunda desconfianza. Dio un respingo al oír la voz retumbante en los cielos y miró a todas partes, en tensión. Tardó un poco en registrar qué significaban realmente aquellas palabras y en la ironía que representaban.
Un aviso oficial. La clase de cosa que había querido oír meses atrás, no ahora.
—Menos mal —el carabés no era muy amigo del sarcasmo, pero la risotada que soltó estuvo cargada de sorna. Se pasó despacio las manos por la cara para despejársela de agua y para componerse—. A buenas putas horas.

No era racional, pero sentía ganas de gritarle al cielo de vuelta que podían meterse sus residencias por el culo después de todo ese tiempo. Se obligó a contar hasta diez y escuchar a sus compañeros en su lugar.
Vaciló ante la propuesta de Eriel, una parte de sí todavía reticente ante la idea de que Rocavarancolia intentara matarles y minutos después les ofreciera casa, pero terminó por asentir tras Tay. Su primer impulso de haberse parado a pensarlo él primero habría sido la torre donde les ofrecían mejorar sus artes arcanas, pero ahora tenía aquellas alas nuevas y las puntas de los dedos negras; podía mover la espalda y las alas sin dolor donde minutos antes había existido una herida abierta. Su cuerpo ya no era suyo. Necesitaba aprender a controlarlo.
—Qué remedio. Mejor que quedarnos en la calle —repuso, frotándose los brazos con hosquedad para ahuyentar el frío de la lluvia. Pero les iban a dar a sus normas. Él iba a bajar a la pila de escombros y rescatar por lo menos una camiseta.

Tanteó el uso de sus nuevos músculos, intentando plegar en cúpula las alas para protegerse de la lluvia con resultados mixtos. Iba a pedirle a uno de sus compañeros si podía echarle un vistazo a su espalda y comprobar de una vez por todas si la herida seguía abierta o no cuando la llegada de alguien más de improviso volvió a ponerle en circuito de alarma por enésima vez. Joder, aquella noche no acababa nunca. ¿Ahora qué?

Miró al desconocido presa de los malos nervios. ¿Que si estaban bien, que si necesitaban algo? ¿Dónde había estado esa misma pregunta cuando llegaron o cuando empezó a morírseles gente?
—¡No! —fue más una protesta que una negativa consciente. Rocavarancolia llegaba para plantearles otra situación absurda, otra más en lo que llevaban de noche, y Sox ya estaba harto. No iba a seguir a ningún desconocido en mitad de la noche a vete a saber dónde y fiarse de vete a saber quién jefe—. ¿Estás loco?

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"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
Al veros conspirar... (CLICK):
Al poner un evento... (CLICK):
Durante el transcurso del evento... (CLICK):
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

12/09/18, 08:59 pm
Sox tenía razón, aunque lo peor para Rad era que no estaba seguro de poder ayudar. El peso de la Luna Roja aplastaba su mente como no lo había hecho en todos aquellos meses: la sentía en el cielo, poderosa, infinita, rotunda, casi como si estuviera sosteniéndola en su propia espalda, aunque sabía (y sentía) que estaba mucho más lejos. Y, detrás de ella, o más bien a una distancia mucho mayor, podía percibir mucho más pesos. Menores y mayores, más cercanos y más lejanos, se extendían en una región de su mente que había desconocido hasta el momento, desde su propia posición hasta un infinito que su vista apenas abarcaba. Y, aun así, todos aquellos pesos aplastaban su conciencia como si estuvieran sobre él, en vez de a una distancia imposible de comprender.

No comprendía qué eran aquellas sensaciones, más allá del hecho que su nuevo sentir lo agobiaba y asfixiaba. «¿Para esto he soportado estos meses» pensó, sintiendo amargura en su interior. «¿Para ser aplastado por ilusiones imaginadas?». Le resultaba un regalo envenenado, de ser así. Más duro, y menos útil, que volar. Abandonarse a aquello le resultaba, además, dolorosamente tentador, pero su mente era tajante. «Una trampa ideal en Rocavarancolia. Recuerda qué pasó la última vez que no estuviste alerta contra posibles peligros de la ciudad». Cerca, el fantasma de Dafne era un recuerdo doloroso de aquel momento.

La voz del pregón llegó a él, dando una respuesta a qué hacer en ese momento, pero muchas preguntas a cambio. ¿A quién pertenecía? ¿Por qué, de repente, les daban refugios cuando ni siquiera les habían explicado nada? Ni siquiera, en aquel momento, entendía por qué quienes gobernaban aquella ciudad (un misterio más) les había negado la más mínima pizca de información, dejando que la descubrieran por su cuenta, entreleyendo leyendas en libros antiguos y preguntando a monstruos con los que se habían encontrado mientras albergaban la esperanza de que no les atacaran. Asintió a medias a Eriel, todavía enfrascado en preguntas sin respuesta.

Su carril de pensamiento quedó cortado ante la llegaba de alguien más, un nuevo monstruo en el carrusel de aquella noche, incluso si no lo parecía. Rad se tocó las cicatrices de su cara, pensando, en una oleada de amargura, que él también sería pronto (si no lo era ya) un monstruo. Aunque no uno como Daer, si tenía mano en ello.

Le dejaba una oleada con mal sabor en la boca que todos los seres de aquella ciudad parecieran conocerlos, como si los vieran entretenidamente en la televisión. Podía entender el no ayudarles, pero que los vigilaran no le gustaba nada. «Monstruos y demonios. ¿Cómo soportan saber que hay niños como los que una vez fueron ellos?».

Las palabras de Sox, sin embargo, lo dejaron congelado en su sitio. No se fiaba del desconocido, lo único que conocía era su nombre, y con aquel astro sublime inundando el cielo ellos ya podían ser asesinados por cualquier cosa: Tuétano lo había dejado meridianamente claro. Muchas veces.

¡Sox!«¿agarrarlo del cuello o darle un puñetazo» pensó mientras le lanzaba una mirada mordaz. Luego miró al desconocido, sin saber qué decir—. Discúlpalo, por favor, esta noche parece estar bastante susceptible —su voz le parecía cais extraña, con una seriedad mortal escondida tras temblores y fluctuaciones. Rádar seguía tan amargado contra Rocavarancolia como el primer día, pero había aprendido. Provocarla sin razón era un acto de estupidez—. Nosotros... Yo, al menos, prefiero terminar mi mudanza a uno de esos refugios de los que ha avisado la voz de antes. La noche ha sido ya muy intensa. Necesitamos descansar.
Aes
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Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
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Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

14/09/18, 05:10 pm
Tayron no estaba muy por la labor de recuperar sus pertenencias perdidas entre los escombros, era cierto que le tenía bastante apego a varias camisetas que si bien nunca habían sido de su estilo el tiempo le había hecho acostumbrarse. Pero en aquel momento se contentaba con que todos estaban vivos y juntos. Todos los que quedaban claro. Si cerraba los ojos casi podía ver un final distinto, dando por sentado que ese era el final a una etapa. Si todo hubiera acabado bien Inna y Eorlir estarían junto al grupo, sintieno las caricias de la Luna, y por consecuencia lo mismo pasaría con las tres chicas y Lorenzo. Sakrilt seguramente estaría cagándose en todo lo que entrara en su campo de visión y Charlie probablemente se encargaría de animar a todo el mundo. Daer... era otra cosa, prefería no pensar en él más que para recordar justo como llegó, y hacerlo con una Dafne viva y tangible solo provocaba más dolor. Y ya habría tiempo para eso.

Contempló al reducido grupo a sus ojos, aún con el corazón acelerado. Ahora ellos eran los que quedaban, su presente. Se preguntó qué dones habrían recibido cada uno de ellos, si alguno empezaría a destacar sobre el resto rápido o si otro no tardaría en quedarse atrás. Pero el rumor a su espalda le impidió seguir observando su cola y sus nuevos dedos negros. Alguien había llegado.
-Yo...- el belga no podía culpar a Sox, de hecho estaba totalmente de acuerdo con él pero guardó silencio cuando Rad se precipitó a arreglarlo- estoy con ellos- afirmó con la mirada cansada, no le importaba que alguien los acompañara a los refugios anunciados pero ni de coña se irían con “el jefe”. El por qué de la ayuda en aquel momento seguía siendo un misterio, y además le sacaba de quicio.

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Alicia
Alicia

Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :
  • Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
  • Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
  • Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
  • Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.


Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.

Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

15/09/18, 11:44 pm
Siete escuchó el pregón con las orejas alzadas inconscientemente en dirección del sonido. Suspiró suave, abrazandose a si mismo bajo la tormenta y parpadeando para librarse de las gotas, sin exito. En los segundos de aquel intercambio entre ellos, Siete pudo dejar que calase el alivio no solo porque estaban vivos, sino porque tenían una puerta abierta, otro paso marcado que seguir y aun permanecerían juntos. Había estado temiendo el momento de descubrir que sería abandonado en aquel mundo, cuando el resto volviese si podía a su hogar. Luego, otra llegada le disparó el pulso y lo hizo reprimir con dificultad un salto.
Al principio, la sinceridad de su angustia y la preocupación en su pregunta hizo que Siete aflojara los musculos y mirase atento al recién llegado, cuyo aspecto no reconocía de su tiempo en Rocavarancolia. Luego observó con las cejas unidas y una mueca, que el sentimiento no era reciproco. Le vio buscar con la mirada, lo vio reconocerlos, y un escalofrío de disgusto le recorrió la columna cuando entendió que había más personas vigilandolos. Eran conocidos de él y de su jefe. La cara de Siete reflejaba que le hubiera gustado ser un lacustre diplomatico, cuyas emociones no levantaran un conflicto después de aquel desastre, pero que seguía siendo estupidamente honesto y transpiraba sus emociones por los poros. La desconfianza rallaba el espanto una vez había sido mencionado un burdel.

Fue espanto del todo con el inicio de replica de Sox.
- Bueno - dijo después de Tayron, mientras buscaba algo que fuera cierto y sirviese para apaciguar-. Los refugios del pregón son suficiente. Es poco probable que nos separemos, gracias. Nos ibamos ya.

Golpeteó nervioso con la punta de los dedos en su pantalón, por un lado preocupado por los mostruos sueltos durante la Luna que Wheem había descrito y por otro, preocupado por la existencia de Wheem y la posibilidad de que pretendiera acompañarlos al refugio.

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Torreón Maciel (Archivo VIII) - Página 79 Empty Re: Torreón Maciel (Archivo VIII)

18/09/18, 07:26 pm
La reacción de Sox, más que enfadarle, le provocó una carcajada.

-Pues no es por fardar pero soy de las personas más cuerdas que vais a encontraros por aquí -respondió.

Le hizo un gesto a Rádar haciendo entender que no tenía más importancia. Era una reacción normal, de hecho se vio a sí mismo, más joven, reflejado en las reacciones, pero tenía órdenes que cumplir.

-La Luna nos afecta a todos, a vosotros también -dijo -. Ahora los refugios estarán prácticamente vacíos, la mayoría de los habitantes estan de fiesta, así que podréis poneros cómodos y recuperar fuerzas. Tenéis baños, comida, cama, lo que necesitéis, que el Consejo te mantenga viene con el carnet de monstruo oficial de Rocavarancolia -Sonrió de medio lado. A lo mejor no tendría que haber dicho eso.

Volvió a pasear la mirada por cada uno de los nuevos milagros. Estaban hechos un cuadro, habían tenido una criba movida con un final de mierda. Wheem no se compadecía de ellos, pero no podía evitar sentir cierta empatía.

-Mirad, entiendo que no os fiéis de mi, yo no lo haría, pero ahora que no tenemos la guillotina del Consejo pendiendo sobre nuestras cabezas algunos veteranos querremos ayudar. Hemos pasado por la misma mierda.

Les concedió un silencio corto. Miró a la Luna Roja y luego un reloj de bolsillo que sacó de su chaleco.

-¿Entonces qué va a ser? ¿Sede o Serpentaria? Puedo acompañaros, no me supone ninguna molestia, pero si preferís ir por vuestra cuenta tampoco me voy a ofender ni nada.
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