Torreón Letargo (Archivo VI)

Recuerdo del primer mensaje :

La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.

  Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia  Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.

  Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.

  Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.

-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.

Eitne cogió su vaso de batido y, antes de probarlo, dio las gracias a Rena por haberlo hecho. El niño seguía a medio camino entre el mundo real y otro que era exactamente igual pero más borroso, lejano y simple.

—No. N-no dejaremos —respondió a Guille de casualidad y, a partir de ahi, se esforzó en prestar más atención a lo que se decía en torno a él—. Los colaespinas nisiquiera nos verán, Milo—el tono cansado con el que habló contradijo enseguida sus palabras.


Se acabó el batido a la velocidad de una vhadkha coja de las cuatro patas. De vez en cuando se le abría la boca y dejaba ir libre un bostezo y otro. Si estos vivieran (o fueran más que un poco de aire), el niño tendría ya un ejército capaz de aplacar a los seres metálicos de los taladores.

Una vez acabó, necesitó un buen tiempo para decidir qué ponerse y cómo salir. Al final, Eitne se presentó en la puerta con su pelo rizado recogido en un moño alto y vestido con una camiseta y un pantalón viejos y descoloridos. Se habia quitado sus pulseras y se había atado una pequeña rodela a cada antebrazo. No debían pesar tanto como lo hacían, pero Eitne estaba más flojo que de costumbre y necesitaba de un gran esfuerzo si quería mantener los brazos alzados.

Eitne no escuchó bien la petición de Milo, pero aunque hubiese estado atento, se habría negado a decir que los escudos le pesaban. El resto llevaba armas y cosas más grandes, él no iba a ser menos.

Un suspiro agobiado liberó parte del estrés, que fue pronto reemplazado por la sensación de incomodidad que le produjo la mirada de Zobriel. Sabía en lo que estaba pensando, su herida  y el dolor punzante se lo recordaban a cada hora. De no haberse dado la situación tal como se dió, quizás un trozo del hombro no sería lo único que le faltase al coreano.
Mientras el grupo hacía el intento de aliviar a Neil, Rox echó un vistazo desde la cama hacia la ventana. No tenía idea de que hora era. Había sido otra noche con escasas horas de sueño, eso seguro. Notaba el cansancio, pero tras aquello no podía seguir durmiendo.
A medida que el resto fue abandonando la habitación se levantó para dejar a solas a los sinhadres. Quizá necesitasen privacidad. Se plantó en las escaleras, debatiendo en si subir o bajar a desayunar, sabiendo que no podía seguir aislándose. No le hacía ningún bien de todas formas, y esconder que su brazo estaba paralizado por mucho más era una pésima idea. Por unos segundos, una de sus piernas tardó en responder a sus pasos. Fue un gesto fugaz que, ante la duda, decidió ignorar y achacar a tener el cuerpo aún dormido.

Llegó a tiempo para escuchar el plan de salida. Tenía demasiadas cosas a decir en contra, pero una parte de él estaba segura de que no serviría de nada intentar evitarlo. ¿Hasta el daeliciano había decidido unirse? Se acercó a la cocina para desayunar, agradeciéndole a Rena el batido y observando en silencio como se preparaban los demás para la expedición, con los nervios a flor de piel. Al ver a Eitne cargar con los escudos cayó en cuenta de algo que casi había olvidado: el guardapelo.

—Un segundo. —dejó el batido a medio terminar en la mesa, dirigiéndose de vuelta al piso de arriba—. Antes de que os vayáis... hay algo que a lo mejor os sirve.
Recogió la prenda escondida entre su ropa. Tras el incidente se había asegurado de que, al menos, no explotaba sin venir a cuento. Seguía estando un tanto reacio a su funcionamiento y fiabilidad, pero quizás fuera más útil (y sin duda, menos pesado) que 4 espadas. Una vez abajo dejó el objeto a cargo del irrense.
—Encontramos esto en... en la última salida. Nos ayudó a salir de la casa. —explicó brevemente lo que hacía y como sujetarlo, haciendo especial énfasis en lo último—. Usadlo solo como caso de emergencia. La primera vez que se activó fue un desastre. Y no tardéis en volver, por favor.

Más que una petición, aquello era casi una súplica. Solo iban a por cestas, pero la inquietud no iba a desaparecer hasta que los viera de vuelta.

Como ya sabía el coreano que tenía que ocurrir, la comida empezaba a escasear. Aun sabiendolo, al oir la noticia no pudo evitar sentir pánico. Y se puso peor cuando todos los enanos empezaron a apuntarse a la salida. Otros tantos de los mayores se quedaban; temía que esta vez no tuviera escapatoria. Y mucho menos podía quedar otra vez como el cobarde que era.

- Yo...si quereis voy. Pero, me gustaría quedarme y cuidar de los demás.- Con suerte no les importaba que se quedara. El coreano se quedó en tensión a la espera de respuesta, esperaba que su mini ofrecimiento hubiera sido suficiente, pero en el fondo solo podía sentirse juzgado.

No fue capaz de decirle nada a Neil para tranquilizarlo por su pesadilla y tan solo se mantuvo observando como sus compañeros buscaban calmarlo mientras todos terminaban despertándose. Pam no iba a poder seguir durmiendo porque con un suspiro agotado saco sus apuntes de hechizos de nuevo ojeandolos pensativamente sin saber si era buen momento para decir de sus resultados << Mas tarde cuando todo se calme >> pensó Pam, sin tener nada que añadir a aquella conversación sobre la pesadilla del sinhadre ¿Que decir?  No era el primero que tenia una pesadilla con un contexto terrorífico y teniendo en cuenta que hacia unos días había fallecidos dos personas del grupo, extraño seria no soñar con muertes...no, no tenia anda que decir al respecto. La ciudad estaba poniéndolos a prueba o tal vez simplemente puteandolos tanto cuando mantenían los ojos abiertos, como cuando los tenían cerrados, no permitiendo ningún descanso.

El torreón empezó a ponerse en movimiento y Pam nuevamente se percato de las dificultades técnicas. EL pensar que nuevamente tendría que pedir ayuda para bajar y ser cargada le provoca una desazón insoportable, que mantuvo con el ceño fruncido durante largos minutos, incapaz de pedirle a nadie que la bajara. Se sentía inútil si poder andar sin que le dolieran los pies y seguramente por mera tozudez bajaría con su propio pie las escalera,s con tal de no sufrir esa irritante situación. Sino supiera que eso solo haría que las ampollas duraran mas y le dolieran también mas.

Peor la ya la situación se volvió un tanto insostenible cuando noto que buenamente parte del grupo bajaba y los sinhadres se quedaban allí. << Oh no, no quiero ser testigo de posibles conversaciones privadas >> sentencio por lo que le pidió ayuda a Hiss que se disponía bajar, para que la dejara en el sofá con sus enseres para seguir con las traducciones.

Abajo y mientras le daba algo de comer que miro con cierta aprensión, no sintiendo que hubiese hecho nada útil realmente aun para merecerlo, pues aunque había traducido el hechizo aun no lo abia comunicado, fue testigo de como el resto se disponía a salir y como Rox, que había bajado no mucho antes que ella subía de nuevo decidida a entregarles aquel guardapelo bomba.  Peor no era eso lo que hizo que Pma mirase al grupo fijamente, olvidandose momentáneamente de su labor traduciendo, no...fue la visión de Eitne con su escudo y Guille en el grupo, así como también Nime...todos los pequeños, saliendo a por comida lo que le desencajo un poco el esquema. << Es necesario curarse pronto,  no es nada seguro que todos ellos salgan, incluso si van con alguno de los mayores >> pensó Pam, pues aunque ella considerable menor en estatuara que todos ellos, se consideraba mayor en otros aspectos...eran niños y aunque eran valientes por salir pese a saber que había peligros allí afuera y valoraba esa utilidad, no podía evitar ese engorroso pensamiento protector con los mas pequeños.

Menos tras las vivencias en la casa en llamas, donde incluso compañeros mas mayores, con magias y con mas fuerza, habían perecido.

-Id, coger la comida y volved, no os entretengáis- dijo Pam de forma seria, mirándolos atentamente, sintiéndose como una especie de madre y causándole un poco de grima el pensamiento. << Tch, estoy estúpidamente sensible desde lo de la casa, no puedo gastar energías estando postrada todo el día >> pensó mirándose sus pies, los únicos que seguían aun en mal estado pues las quemaduras de sus brazos habían sido mas leves y casi estaban desparecidas, y que nuevamente estaban en el tratamiento de grasa y agua fría y que parecía ir mejorando. Ya no tenia rojeces pero si seguían las dichosas ampollas, aunque parecía tener algo de mejor color, seguían siendo molestas.

Miro de reojo a Hyun por como decidía no salir, como siempre, pero no dijo nada al respecto, por una vez entendía sus reparos, visto lo que había ocurrido unos días antes. Sería la única vez en que no le iba a culpar, aunque igual le resultaba violento que los mas pequeños si lo hicieran y el no. Era una pensamiento confuso y fastidioso, siendo que ella tampoco podía ir.

Cuando termino el desayuno, se puso en camino para prepararse, se vistió con ropa cómoda y resistente, aunque estuviera un poco desgastada, como le habían indicado los compañeros mas mayores. Cogió un zurrón del torreón, para guardar las cosas que pudieran encontrar en su camino a las cestas, no pudo evitar coger a Lechuga y lo guardo en el zurrón, del que sobresalía  su cabeza.

Miro el armero, pero no le convenció a Guille no le gustaban las armas, y las armaduras y escudos eran muy pesados para el o le quitaban movilidad, así que decidió no llevar nada, al fin y al cabo la misión consistía en ir rápidos y no ser vistos. Y si veían a un monstruo no se enfrentarían a el y pasarían de largo.

Cuando llego a la puerta, Eitne ya estaba preparado, alado suya Guille parecía que iba a una excursión del colegio con la ropa antigua de su hermano. 
Cuando se  acerco se puso a hablar con él hasta el resto vinieran.

Nime se terminó el desayuno enseguida. Entre tanto, el grupo que iba a salir se había ido formando. Parecía que iban a salir tres críos y tres mayores, lo que realmente no estaba mal. Tenía que repetirse una y otra vez que nunca había pasado nada grave en esas salidas, y así no parecía tan malo. Si cualquier cosa salía mal, solo había que correr.

No tenía nada que reprocharle a los que habían decidido quedarse a cuidar de los demás. Alguien tenía que quedarse, y precisamente los enanos lo tenían más difícil para ayudar a la gente con las escaleras. Sin embargo, le costaba ver a Hyun ayudando, a pesar de que lo había mencionado. Pero la niña contuvo la malicia y subió al cuarto a ponerse algo más de ropa y atarse las botas apropiadamente.

Antes de irse también se pasó por la armería. Las armas grandes que siempre la tentaban empezaba a verlas por fin como un lastre. Al menos eso había aprendido. Lo único que quería era no estar indefensa si pasaba algo, así que agarró una vara y subió corriendo las escaleras, dado que era la última en estar lista.
—¡Ya estoy! La culpa es de las botas, que no hay quien se las ponga —explicó, jadenado ligeramente.

No era tranquilizador que de repente el ambiente previo a una salida a por comida fuese tan lúgubre. Nime pensó que lo mejor que podían hacer era pensar en cualquier otra cosa, antes que en la ciudad y las calles y las sorpresas que podían esperarlos en ellas. Confiaba plenamente en los mayores para estar atentos, así que se mantuvo cerca de los de su edad, hablando.
—Eitne, pareces una fortaleza —se burló. Luego miró a Guille—. ¿Sabes cómo va esto, no? ¡Vamos a repasar! Hay que saber cómo no enfadar a los rataespines… y qué hacer si aparecen los encapuchados. —Aunque lo que decía pudiese ser evidente, Nime continuó hablando. Le resultaba tranquilizador repasar los conocimientos que tenían para salir airosos de los problemas que pudiesen surgir.

Sigue en la plaza de los colaespinas.

Los vio marchar esperando que fueran prudentes en su salida, aunque estando Milo con ellos, así como Mike, pues Drusar iba un poco por libre siempre, se quedaba bastante mas tranquila. Era gente mas prudente, así que esperaba no tuviera ningún encontronazo desagradable allí afuera, necesitaban un poco de calma para variar.

Pam suspiro suavemente, volviendo su mirada a sus escritos con el claro pensamientos de continuar un poco con el ultimo hechizo. << Mm debería decirles del hechizo de curación al resto >> recordó Pam que en ese momento no se sentía con ganas de ser egoísta con aquello aunque ella sintiera la magia y no le saliera. Necesitaba curarse y obtener magia que les ayudara a luchar y protegerse.

Y ahí estaba a punto de disponerse a llamar a los que quedaban en el torreón para habladles de su nuevo hallazgo cuando la sombra del nublino se cernió sobre ella, diciéndole que debía hablar con ella. Pam no pudo ignoradlo, pues cuando escucho su voz inquieta pronunciando la palabra 'magia' la mona del queso levanto la vista rápidamente hacia el, obteniendo este toda su atención en un instante. Pam no podía olvidar fatalmente que Zobriel había hecho mención alguna vez de la magia como algo que parecía conocido en su mundo mas allá de simples hsitorias, al igual que parecía existir en el de Eitne, así que este era junto al niño, la fuente mas cercana y fiable, aparte de sus hojas, de cocimientos mágicos.

-Siempre estoy disponible para hablar de magia, Zob- dijo la mona del queso, mirándole, parpadeando despacio como si el hacerlo mas rápido fuese a hacer que se perdiera algo de vital importancia. Lo notaba algo tenso ¿tal vez había averiguado algo sobre esta y no sabia como explicárselo? Recordaba bien que el nublino era capaz de hacer magia con bastante soltura ¿había notado tal vez algo diferente al igual ella? La mona del queso señalo el asiento del sofá junto a ella, con los pies metido en un cubito de agua fresca y las hojas de sus traducciones a un lado, junto al carboncillo. Pam había estado un poco ausente de las acciones de sus compañeros durante aquellos dos días, así que realmente si alguno había actuado extraño no sabría decirlo, mas allá de suponer que se debería a la muerte de Ain y a la de Drake.

La vida de Hyun había sido perdonada una vez más pudiendo quedarse en el torreón otra vez. Aun así todavía no podía relajarse, las muertes de sus compañeros pesaban todavía en su cabeza, y el muro era una amenaza cada vez más inminente a ojos del coreano. Ya era hora de que hablara con Rena. Aun con Milo fuera no encontraría un mejor momento, así que dejó la cocina rápido, encontrando a cada uno enfrascado en sus cosas y dio un toque al hombro de Rena, con cuidado de no invadir el espacio vital que el humano tenía y extendía a la irrense. Cuando captó su atención, le hizo señas para apartarla.

Si le seguía, irían al piso de arriba donde Hyun le diría:

- Rena, tenemos un problema, un... peligro. El día de la salida,- siquiera referirse a esa salida parecía tabu, generaba un nudo en la garganta, intentando no recordar lo que ocurrió.- el muro empezó a escribir cosas por si solo. Solo lo vieron los niños y yo, pero como nos amenazó los niños tienen miedo a delatarlo. Lo hablé con Milo y quedamos en no hacer nada hasta que llegarais, pero cuando llegaisteis...- El nudo se hacía más fuerte.- Estabais como estabais, así que hasta ahora no he visto ningún momento mejor. Me daba cosa decirselo a Rox; en su estado no quiero preocuparlo, pero ahora mismo todos corremos peligro aquí. Mes pidió cosas a los niños, que puede que ya le hayan dado ¿Que hacemos?-

Rena se quedó remoloneando en la cocina aun después de que el grupo se marchara. Se sentía como una auténtica mierda, y aunque sabía que si no se ponía pronto a hacer cosas acabaría volviéndose loca de la ansiedad permaneció sentada, con la mirada fija en la madera desgastada y llena de marcas de la mesa. ¿Qué iba a hacer si les pasaba algo? ¿Con qué cara iba a recibirles si al final se encontraban con un monstruo mientras ella estaba allí, a salvo en el torreón? Rena había salido todas las veces que había sido necesario hacerlo precisamente porque era incapaz de quedarse quieta esperando.

Por suerte Hyun la sacó rápido de sus pensamientos. Ni siquiera le prestó demasiada atención a la expresión del chico, por lo que no fue consciente en un inicio de que algo n iba bien. Solo estaba aliviada por tener una excusa para moverse. Cuando llegaron arriba las primeras palabras la pusieron alerta. ¿Cómo que había un peligro, dónde estaba? Conforme Hyun le fue explicando, no se calmó exactamente, sino que la incredulidad se hizo evidente en su rostro. No entendía un carajo.

-Espera, espera, espera. ¿Cómo que el muro escribe cosas? ¿cómo cojones escribe un muro? ¿Con qué ha amenazado a los enanos, qué les pidió?

No es que no creyese la historia del humano, pero si un muro se había puesto a hacer cosas raras tenía pinta de ser algo de magia, y uno no se enfrentaba a la magia liándose a hostias con un muro, necesitaba más información. Lo bueno era que Milo lo sabía.

La mona del queso seguía los movimientos del nublino con atención, percatándose aun de esa actitud extraña que no tenia real explicación en esos momentos. Se sentó a una prudente distancia suya antes de hablar y el tema con el que inicio provoco que la niña alzara una ceja, pues que empezara con esa linea de conversación para hablar de la magia era irse demasiado atrás. La mención de los dioses como aquellos que había ido a buscarlos le parecía aun un termino extraño, pero como no era la primera vez que Zobriel les llamaba así no le dio mas importancia.

-Libertad y poder, entre otras cosas -respondió la niña no importándole mucho si le parecía que era algo demasiado ínfimo para decidirse abandonar su mundo y acabar en un sitio tan horrible, pero Pam ni sabia que Rocavarancolia seria así, ni le importaba. Aunque tampoco parecía que Zobriel estuviera realmente interesado en sus palabras, lucia un tanto colapsado, sus miradas alrededor denotaban un nerviosismo al que Pam no podía ponerle nombre aun y que hizo que lo observara con mayor suspicacia. Pam se sintio frustrada tras aquella pregunta que no tenia claro como responder, pues era algo que ella también se preguntaba

Había pensado desde el inicio que haría cualquier cosas por obtener aquella magia y aquello se mantenía fielmente en ella, pero ¿que era todo? ¿incluiría la posibilidad de marcharse sola a la aventura en la ciudad? ¿conseguir amuletos que le permitiera hacerla?...o algo mas extremo ¿como matar a alguno de sus compañeros? Mmm era una pegunta difícil de responder...o mas bien era moralmente difícil de responder con sus pensamientos actuales sobre sus compañeros.

Ademas ¿que tenia eso que ver con volverse “dioses”...o volverse como Verael? Pam miro a Zobriel con extrañeza intentando unir cabos de lo que decía y que mezclaba dos cosas completamente diferentes. Obtener magia, que ya había visto podía obtenerse entre sus compañeros...con el concepto de convertirse en una especie de monstruo canival. ¿Por que hablaba como si estuviera conectado? << Lo peor es que no es la primera vez que se escuchan cosas raras sobre este asunto, en el cuento...en lo sueños de algunos de los demás, como en el de Eitne...en la forma como nos llaman,“cosechados”, y en esa creencia religioso tan arraigada que parecen tener los del mundo de Zobriel, con el pensamiento de “convertirse en dioses”>> pensó Pam mirando aun al nublino notando como sus facciones, su mirada, parecía volverse casi febril.

La niña no alcanzo a responder, pues de un momento a otro, toda la ansiedad, lo nervios...parecieron explotar en Zobriel, haciendo que comenzara a hablar rápido, vomitando tanta información repentina que Pam tuvo que poner toda su atención en escucharle para que no se le perdiera nada.

-¿Quieres ser como ellos?- dijo Pam frunciendo el ceño, dejando sus hojas a buen recaudo a un lado para girar no solo su cabeza sino parte de su cuerpo también en dirección al nublino. ¿Hablaba de tener sus capacidades mágicas, su sabiduría, su fuerza física...o se refería a algo, literal...'ser” como ellos?. De nuevo la mención de Verael le hizo verle pensativa. << No quiere convertirse en algo como Verael...pero si como aquellos que nos trajeron o como los seres extraños de la plaza >> Los ojos de Pam se abrieron en su máxima capacidad cuando toda la información pareció conectarse en su cabeza de forma tan obvia que se sentía estúpida por no haberlo entendido hasta ese momento. Se quedo sin habla, mirándolo con los ojos muy abiertos. Zobriel no hablaba de parecerse en fuerza, magia o conocimientos...sino ser como ellos, literalmente, mental y físicamente hablando.

-Convertirnos...en monstruos... - susurro Pam casi sin voz como si cerebro hubiese explotado por un momento, sacudió la cabeza respirando hondo para serenarse, recordando de nuevo las palabras de Zobriel, vitales en ese momento  <<¿Que podrías hacer por obtener magia? Mierda...todo....y todo es....TODO >> iba a necesitar mas tiempo para digerir todo eso. Miro de reojo al nunlino notando su turbación. Su miedo no parecía ser cambiar...sino hacerlo de la forma en la que Verael lo había hecho, sin tener capacidad de controlarse. Pam le miro frunciendo el ceño. ¿Venia a ella para que le dijera palabra confortantes que bien podrían ser mentira? Se equivocaba de persona.

-¿Quieres ser un dios sin pagar las consecuencias de serlo? ¿Sabes que todo lo bueno que te pase vendrá acompañado de algo que por lo que sea, no te gustara? Es una forma de equilibrar, para que no solo obtengamos toda la suerte, sino también algo malo que lo compense - susurro Pam sabiendo que no era nada tranquilizadora, no podía serlo, porque era de por si un tema que apenas entendía y que en ese momento le tenia con la mente burbujeando inquieta. Pam era simple, alguien que se dejaba llevar por la mente, no por emociones- Para obtener algo se paga con algo, todo tiene un precio Zobriel -indico Pam, seria- Los que vinieron por nosotros no nos trataron mal incluso sino fueron totalmente sinceros, ni aquellos que nos dieron el discurso tampoco...eso deja claro que se puede escoger hasta cierto punto ser cruel o desagradable, incluso siendo un “dios”, o lo que sea. Verael no creo que pudiera porque no parecía estar 'entero', pero ese escorpión, parecía disfrutar el dañar. Incluso si existe gente propensa a dañar a otros, generalmente ser cruel es algo que se decide.- murmuro Pam con su mente bullendo, mirando fijamente al nublino

-No entiendo aun...todo eso de "convertirse en dioses", si te soy sincera...pero si es verdad que deseas serlo con tanta fuerza...tendrás que aceptar tanto lo bueno como lo malo que obtengas de serlo.- ni siquiera sabia si sus palabras servían de algo y si podía aplicárselas a si misma. Que demonios, estaba demasiado aturullada, sus pensamientos eran un laberinto en esos momentos y ni sabía si estaba diciendo algo con sentido.

Hyun se planteo la posibilidad de deformar un poco la historia, algo que fuera más convincente. Pero realmente, no le convendría si Rena busca segundas opiniones y el otro irrense no las cuenta igual.

- A ver, estábamos en el patio y las pinturas que habíamos hecho empezaron a reordenarse y escribir palabras. Mintió a Eitne diciendo que era su hechizo de protección, nos pidió que no se lo dijéramos a nadie, y les dijo que le trajeran bicho, y que seguiría pidiendo cosas. Cuando les aparté a los niños del muro escribió que si lo contaba, no podría protegernos si nos pasaba algo malo. ¡Era una clara amenaza!- Hizo énfasis en sus últimas palabras preocupado de que Rena no coincidiera; pues ahora, diciéndolo en frio, hasta al coreano le parecía difícil de creer. Al continuar relajó el tono, quizás podía explicarlo mejor.- Rena, cuando se lo conté a Milo esos niños me odiaban, creyendo que había destruido su hechizo, pero si así hubiera sido estoy seguro de que lo hubieran hecho público, que os he puesto en peligro a todos, o lo mucho que me odiarían ahora, pero no. Estoy seguro de que solo decía eso para que los mayores del torreón, que podrían oponerse y por tanto serían un peligro para lo que sea que es el plan del muro, no se enteraran. Y por otra parte estos tres días significa que los niños pueden haberle dado ya bastantes de las cosas que pide. Estamos en peligro.

Neil solo asintió cuando Rena dijo que iba a preparar leche y si bien las palabras de ánimo de Guille no le convencieron, si que consiguió dejar de llorar y calmar un poco su respiración. Adru estaba ahí, junto a él, viva, y el resto de compañeros también estaban en el torreón. Solo había sido un sueño. Terrible, pero un sueño.

Que Adru le dijera que Nora estaba a salvo en casa le tranquilizó y le inquietó a partes iguales. Si, posiblemente ella, junto a Yrdel y Yaiza, estuvieran a salvo en Sinhdro, pero eso solo implicaba que estaban lejos de ellos y no podían protegerles, y que su edeel y él estaba en aquel terrible lugar, lejos de sus padres y rodeados de aquellos terrores.

Cuando Adru le dijo que la oscuridad no podía ser mala, Neil negó de forma ausente en desacuerdo. La luz había sido mala toda su vida y no podía creer que su amada oscuridad le estuviera traicionando de esa manera. Un frío terrible le caló los huesos ante la posibilidad de no tener lugar donde esconderse ahora que la oscuridad le estaba fallando e intentó aplacarlo haciéndose bolita dentro de su sudadera y su bufanda mientras sus compañeros empezaban a bajar. Adru le dijo que bajara él también a desayunar, pero él no quiso hacerlo hasta que su edeel no le dijo que le subiera algo.

- Bien. Vale. Subo en un rato- murmuró rápidamente.

Aun con el frío calado, Neil bajó corriendo las escaleras. Sin hablar con nadie y evitando el contacto visual, llenó dos vasos de leche y un plato de frutas, y haciendo malabares volvió a subir las escaleras, ignorando las conversaciones sobre salir que sus compañeros estaban teniendo. Él no podía aguantar pensar en ese momento en una salida y en un encuentro con las ratas.

- Toma, leche y fruta. No hay mucho más- le tendió el aurva a su edeel y luego se sentó a su lado echándose la manta por encima.

Mientras desayunaba, Neil no podía dejar de pensar en el sueño y todo lo terrible que en él salía. En un intento de olvidarlo, aunque no muy acertado por su parte, se giró con cautela hacia Adru queriendo preguntarle.

- Adru... ¿Crees que nos están buscando?- le preguntó tímidamente refiriéndose a sus padres, un poco atemorizado por la posible respuesta.

Se recostó de nuevo en la cama una vez Neil accedió a bajar a por el desayuno y suspiró mientras colocaba su brazo sano sobre su frente. Había dormido algo mejor que la noche anterior pero estaba completamente agotada. La sensación de ser incapaz de hacer otra cosa que permanecer en la cama y de no disponer de las fuerzas necesarias tampoco para animar adecuadamente al resto la estaban matando. Pero, ¿cómo animarse después de lo sucedido? No podía dejar de pensar en Ain y preguntarse si realmente debería haber hecho más por salvarlo. <<No, hubiese muerto Rox entonces y probablemente Rena también>> se dijo. Omitió por completo en su razonamiento el hecho de que si no le hubiesen recordado que tenía a alguien esperando su vuelta en Letargo, ella también podría haber muerto tratando de salvar a Ain. Pero a pesar de ello no podía simplemente quitárselo de encima pensando que habían evitado el mayor número de muertes. Tan solo era una fina hebra en la cuerda prácticamente rota que la ataba a la paz de espíritu consigo misma.

Su aurva regresó con el desayuno, permitiéndole centrarse en la comida y en preocuparse más por su estado que por el suyo propio.
—Es suficiente, el resto volverá con mucha más comida enseguida —le aseguró ante su apreciación acerca de la escasez de alimentos mientras se incorporaba de nuevo en la cama.
Durante unos instantes comió en silencio, evitando mover demasiado su cuerpo magullado con baremo sobre la brusquedad mucho más estricto de lo que había tenido nunca, y que se quejaba con casi todos los movimientos que llevaba a cabo. El silencio la distrajo, pero trató de volcar sus pensamientos en los excursionistas en lugar de en su propio malestar, y la voz de Neil la sacó bruscamente de su estado.
>>¿Buscando…? Ah, te refieres a mamá, papá y Yaiza…
La edeel no sabía qué responder. Había evitado pensar en su familia, concretamente en el hecho de cómo se sentirían porque ellos no volvían.
>>Seguro. Tienen que estar muy preocupados.
<<¡Pero no pasa nada! Volveremos sabiendo volar y aunque al principio nos echarán la bronca de nuestras vidas no pueden enfadarse mucho más tiempo con nosotros si ven que hemos aprendido magia, ¿verdad?>> es lo que la Adru de hacía unas semanas hubiese respondido.
>>Volveremos a verlos y les explicaremos que Jack nos engañó. Encontraremos la forma de volver todos a nuestras casas —fue lo que la Adru de aquel momento dijo—. Aun así prepárate para recibir una regañina por irnos con desconocidos —añadió, a pesar de todo con una leve sonrisa, esa misma Adru.

En cuanto marcharon fuera del torreón Rox volvió pesadamente al mismo punto en la cocina, con la mirada y el pensamiento perdidos. "Solo es coger cestas", se decía, "no podemos tener dos ataques de mala suerte tan seguidos".
El malestar le había cortado el hambre y cualquier resquicio de sueño que hubiera. Rox jugó con lo que quedaba de su batido según el resto se ponía en sus cosas, meneando el vaso de un lado a otro sin pensar en nada en concreto según el líquido cambiaba de lugar. Sin embargo, la conversación que estaba teniendo lugar entre Pam y Zobriel en ese instante captó su atención. El vaso fue perdiendo movimiento entre sus dedos a medida que más les escuchaba hablar, ensombreciéndose su expresión poco a poco.
«¿De qué demonios hablan?»
Su cuerpo se tensó. Cotillear conversaciones ajenas no era algo que soliese hacer, pero aquella estaba siendo una excepción justificada.

—Increíble.— comentó finalmente en voz alta de forma mordaz.
Apartó la bebida de sí y se dirigió de forma brusca al patio, tratando sin resultado de no pensar en todo ese sinsentido. Acabar como ellos. Como Verael, como el cizaña. Ser parte de los dioses. Pero no, no era eso lo que más le había alarmado; después de todo aquella lluvia de información escapaba a su comprendimento. Lo que le había desencajado era el como Zobriel parecía aceptarlo.

Visualizó a Verael destrozado en el suelo, con el aguijón en el estómago, los ojos sin vida de Drake y su cuello destrozado. ¿Acabo él no había visto lo que el cizaña había causado? Rox bullía en rabia y en incertidumbre, incapaz de comprender las motivaciones del nublino. Su ética se lo impedía. Mientras tanto, su subconsciente trataba de quitarle importancia, de bloquear la información y darle cualquier razonamiento y justificante posible al nublino para querer eso, provocando un monólogo caótico entre su yo ignorante y su yo enfurecido.
Sacudió la cabeza y se mordió el labio. No quería pensar. Se acercó al pozo y llenó el cubo de agua con la intención de darse un baño y de paso, dejar la mente en blanco, mas la tormenta interior recobraba fuerzas con cada viaje según cargaba el agua.