Torreón Letargo (Archivo VI)
+16
Giniroryu
Zarket
Lobo_Negro
Hiss
Rocavarancolia Rol
Kanyum
Seth
Naeryan
Lathspell
Evanna
Kial
Manasard
Yber
Jikan11
Red
Muffie
20 participantes
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Torreón Letargo (Archivo VI)
22/11/15, 09:34 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
04/06/17, 11:10 pm
La Navidad se había roto. El ambiente en el torreón se había convertido en un reflejo distorsionado del sueño que Eitne había tenido hacía ya tiempo. No había niebla, ni una niña mala que se convertía en monstruo, pero había ausencias y heridas. Había huesos rotos y quemaduras tan feas, que al niño se le revolvía el estómago si miraba demasiado a sus compañeros. La noche llegó lenta y Eitne acabó cansado. No había hambre, no había fuerzas. Lo que quedaba de él era el fantasma de un niño. Había pasado todo el día cuidando de gente adulta, pero no había nadie para cuidar de él. Nadie iba a acariciarle la cabeza o besarle la frente para aliviar su pesar. Su abuela no iba a alzarlo en el aire para sacarle una sonrisa. No podría jugar con las vhadkhas recién nacidas para olvidarse de que Ain y Drake se habían muerto. Porque estaba claro que no iban a volver, ¿no? No necesitaba preguntarle eso al Huésped.
A pesar del cansancio que había acumulado, el sueño le dio de lado y el niño se revolvió incómodo en la cama. Procuraba no golpear a Neil con tanto movimiento y agradecía que hubieran separado la cama de Adru, para que no le dieran sin querer. Pero eso era todo lo positivo que se le ocurría. No dejaba de darle vueltas a todo lo que había pasado, a la historia que contaban las heridas de sus compañeros. A la historia que contaban sus caras y su ropa rota. Y el sueño seguía sin hacerle caso.
Eitne se recostó sobre el respaldo, se hizo un ovillo y se dedicó a echar de menos su casa durante horas. Rocavarancolia era tan horrible que dudaba que hubiera alguna forma de acercarla a la apariencia del mundo del Demiurgo. No se le ocurría una solución mejor que el propio Demiurgo bajando del cielo para destruir el lugar y reconstruirlo de cero. Y fuera como fuese, él no quería estar allí; quería alejarse y volver al pueblo, recuperar los colores que había perdido cuando lo echaron de casa.
De vez en cuando, descubría que no era el único que no dormía. Milo, Rena, Zobriel… La gente iba y venía del sueño a la vigilia. Debía de ser algo normal. Tal vez era la mejor forma de evitar una pesadilla horrible, se decía, y suspiraba. En el fondo, sin embargo, le daba igual soñar con algo feo: quería dormir como nunca lo había querido. Quería dormir y quería roncar como su padre. Quería dormir de una sentada y despertarse tan tarde, que todo el mundo estuviera curado ya.
El sueño le sobrevino con el cielo claro y le abandonó pasadas un par de horas, con la luz del sol. Eitne se despertó cansado y ojeroso, no recordaba lo que había soñado. Ni siquiera creía que le hubiera dado tiempo a soñar. El daeliciano pasó toda la mañana al servicio de los mayores y en silencio. Apenas hablaba un poco con los niños (a quienes sentía cómplices de la existencia del Huésped) y, sobre todo, con el propio Huésped, para explicarle lo mal que se sentía o preguntarle si todo saldría bien. La pared era honesta y sus respuestas no le gustaban del todo.
En mitad de la tarde, el niño pidió a Neil que separaran sus camas para no molestarle durante esa noche y, sin querer, acabó durmiendo una siesta de varias horas. El resto del día siguió supeditado a las órdenes de los sanos, deseoso de que alguien se sentara a su lado y le preguntara cómo estaba él. Eitne no se sentía bien por dentro, algo le fallaba al pensar y al moverse y el niño aun no sabía que era el ánimo y el no dormir durante ocho horas.
Con la llegada de la noche, Eitne cenó con miedo y volvió a la cama. A su nueva cama alejada, solitaria y pequeña. Se arropó con una sensación de inquietud creciente en el pecho y, de nuevo, el sueño no quiso saber nada de él. Las primeras horas las pasó fingiendo, con los ojos cerrados y la esperanza de que su actuación se convirtiera en algo real. Pero los pensamientos que tenía le agobiaban y no hubo suerte: le estaba costando muy poco imaginarse muerto.
En mitad de la noche, en un momento en el que creyó que todos sus compañeros dormían o no miraban, el niño decidió buscar las pinturas. Con ayuda de una vela pequeña, pintó un ojo en la pared, justo detrás de su cabecera, y cuatro ojos más en el suelo, alrededor de las patas, de tal forma que estas servían de pupilas. Acto seguido apagó la vela y volvió a meterse bajo sus sábanas.
El niño había creído que traer al Huésped a su cama le haría dormir mejor, pero nada más lejos de la realidad. Volvió a pasar el tiempo con los ojos cerrados y los pensamientos lleno de sangre y carne ardiente, hasta que Eitne se levantó y se salió al pasillo arropado con las mantas. El daeliciano encendió la vela de nuevo y se sentó en el suelo, apoyado contra la pared. Tras una conversación en susurros con el Huésped, el sueño lo arrolló como una avalancha de nieve.
Y de nuevo, no duró mucho. Un grito de Neil le despertó de forma súbita y le heló la sangre. Todos sus pelos se erizaron y el niño sintió que era una mala señal. Antes del incidente, se habría levantado para ver qué pasaba. En aquel instante se quedó paralizado y lloró en silencio. <<Protégele, Hechizo>>, fue todo lo que se atrevió a pensar.
A pesar del cansancio que había acumulado, el sueño le dio de lado y el niño se revolvió incómodo en la cama. Procuraba no golpear a Neil con tanto movimiento y agradecía que hubieran separado la cama de Adru, para que no le dieran sin querer. Pero eso era todo lo positivo que se le ocurría. No dejaba de darle vueltas a todo lo que había pasado, a la historia que contaban las heridas de sus compañeros. A la historia que contaban sus caras y su ropa rota. Y el sueño seguía sin hacerle caso.
Eitne se recostó sobre el respaldo, se hizo un ovillo y se dedicó a echar de menos su casa durante horas. Rocavarancolia era tan horrible que dudaba que hubiera alguna forma de acercarla a la apariencia del mundo del Demiurgo. No se le ocurría una solución mejor que el propio Demiurgo bajando del cielo para destruir el lugar y reconstruirlo de cero. Y fuera como fuese, él no quería estar allí; quería alejarse y volver al pueblo, recuperar los colores que había perdido cuando lo echaron de casa.
De vez en cuando, descubría que no era el único que no dormía. Milo, Rena, Zobriel… La gente iba y venía del sueño a la vigilia. Debía de ser algo normal. Tal vez era la mejor forma de evitar una pesadilla horrible, se decía, y suspiraba. En el fondo, sin embargo, le daba igual soñar con algo feo: quería dormir como nunca lo había querido. Quería dormir y quería roncar como su padre. Quería dormir de una sentada y despertarse tan tarde, que todo el mundo estuviera curado ya.
El sueño le sobrevino con el cielo claro y le abandonó pasadas un par de horas, con la luz del sol. Eitne se despertó cansado y ojeroso, no recordaba lo que había soñado. Ni siquiera creía que le hubiera dado tiempo a soñar. El daeliciano pasó toda la mañana al servicio de los mayores y en silencio. Apenas hablaba un poco con los niños (a quienes sentía cómplices de la existencia del Huésped) y, sobre todo, con el propio Huésped, para explicarle lo mal que se sentía o preguntarle si todo saldría bien. La pared era honesta y sus respuestas no le gustaban del todo.
En mitad de la tarde, el niño pidió a Neil que separaran sus camas para no molestarle durante esa noche y, sin querer, acabó durmiendo una siesta de varias horas. El resto del día siguió supeditado a las órdenes de los sanos, deseoso de que alguien se sentara a su lado y le preguntara cómo estaba él. Eitne no se sentía bien por dentro, algo le fallaba al pensar y al moverse y el niño aun no sabía que era el ánimo y el no dormir durante ocho horas.
Con la llegada de la noche, Eitne cenó con miedo y volvió a la cama. A su nueva cama alejada, solitaria y pequeña. Se arropó con una sensación de inquietud creciente en el pecho y, de nuevo, el sueño no quiso saber nada de él. Las primeras horas las pasó fingiendo, con los ojos cerrados y la esperanza de que su actuación se convirtiera en algo real. Pero los pensamientos que tenía le agobiaban y no hubo suerte: le estaba costando muy poco imaginarse muerto.
En mitad de la noche, en un momento en el que creyó que todos sus compañeros dormían o no miraban, el niño decidió buscar las pinturas. Con ayuda de una vela pequeña, pintó un ojo en la pared, justo detrás de su cabecera, y cuatro ojos más en el suelo, alrededor de las patas, de tal forma que estas servían de pupilas. Acto seguido apagó la vela y volvió a meterse bajo sus sábanas.
El niño había creído que traer al Huésped a su cama le haría dormir mejor, pero nada más lejos de la realidad. Volvió a pasar el tiempo con los ojos cerrados y los pensamientos lleno de sangre y carne ardiente, hasta que Eitne se levantó y se salió al pasillo arropado con las mantas. El daeliciano encendió la vela de nuevo y se sentó en el suelo, apoyado contra la pared. Tras una conversación en susurros con el Huésped, el sueño lo arrolló como una avalancha de nieve.
Y de nuevo, no duró mucho. Un grito de Neil le despertó de forma súbita y le heló la sangre. Todos sus pelos se erizaron y el niño sintió que era una mala señal. Antes del incidente, se habría levantado para ver qué pasaba. En aquel instante se quedó paralizado y lloró en silencio. <<Protégele, Hechizo>>, fue todo lo que se atrevió a pensar.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
05/06/17, 04:32 pm
Ya llegaban, era el momento de decirles lo del muro. De ver que harían, que se decidiría. O al menos ese era su plan antes de que lo olvidara. antes de que, según fueran entrando sus compañeros, un sentimiento de terror creciera dentro de él. Según iba descubriendo lo que había ocurrido, con fuertes nauseas que solo crecían. Entonces, al ver a Rox, dejó de respirar, el estado del chico era horroroso. Con las noticias de Drake y Ain solo empeoraba la situación. La mente de Hyun daba vueltas a sus típicas predicciones de perdición. Y al mismo tiempo, sintiendo vergüenza de ello, se preocupaba de que por el estado de sus compañeros, ya no pudiera eludir salir el próximo día. Volvió de nuevo a la realidad bajo las ordenes de Milo que no tardó en empezar a ejecutar, no sin parar un segundo, nervioso, antes de salir al patio. No muy lejos del pozo no pudo aguantárselo más y vomito de nuevo. Mientras ayudaba con lo que pidiera la gente, no podía evitar que su mente negara la muerte de sus compañeros, como si no hubiera pasado, pensando que en cualquier momento entrarían por el portón. Su cuerpo mantenía una aparente calma al respecto de las noticias que poco a poco según iba asimilando, se convertía en una mayor amargura, más nauseas, más miedo. Cuando tocaba comer Hyun ya no era capaz. En su mente se preguntaba como contaría lo del muro ahora con un grupo más roto, dos de los mayores muertos y uno herido.
En la tarde Hyun siguió callado sabía que si abría la boca vomitaría, ayudando a Milo en lo necesario. Y al acercarse la noche mudo su colchón de un cuarto en el que ahora faltaban dos personas al de todos, sin olvidar el miedo a que el muro terminara con él aquella misma noche.
Las horas pasarón lentas, pero con la noche llegaba el peor momento del día para Hyun. Él sabía que no dormiría. Aun rodeado de todos sus compañeros, no podía evitar sus miedos, su temor. En su mente se mezclaban amenazas, y con dos muertos se volvía más frágil ante los peligros de su cabeza. Antes de que se diera cuenta le faltaba el aire y sus compañeros no eran un apoyo si no competidores que le quitaban poco a poco su soporte vital en una habitación que se hacía a cada rato más pequeña. Necesitaba escapar, pero hacerlo solo era peligroso. En sus pensamientos los candidatos para acompañarle eran limitados y cuando lo vió claro se fue con esa persona. Con cuidado llego a saltos a la cama de Milo, agitándolo para despertarlo en el caso de que hubiera conciliado el sueño. Hyun agradeció a Milo que aceptara, pues era de los gestos que más significaban para él. No entendiendo la cantidad de paciencia que el irrense demostraba. Hablaron durante un tiempo sobre lo ocurrido, al principio resultando incómodo, hasta que el coreano se calmó lo suficiente. Agradeciéndoselo de nuevo se fue cada uno a su cama, solo para Hyun pasar otra cantidad de horas despierto revolviéndose, tratando de no pensar en nada. Solo consiguió conciliar el sueño a la tarde del día siguiente en uno de los sofás.
El día después del incidente lo aprovechó para poner en orden sus planes. Lo del muro no debía quedarse olvidado, así que apunto a Rena como la mejor para contárselo entonces. Sin embargo el día fue demasiado ajetreado y no encontró un momento en el que separarla, o quizás no encontró valor, con miedo a que no lo creyera.
Al caer la noche repitió de nuevo la salida con Milo, esta vez mejor y menos incómoda, sin olvidar todo lo ocurrido, pero desde luego resultando un oasis en los horribles días que llevaban. Pasándose el tiempo un poco más rápido que de costumbre. De repente, cuando iban de vuelta por las escaleras, se olló un grito y Hyun, de manera inconsciente retrocedió, a punto de caerse por las escaleras, Hyun no quería entrar en lo que podía ser su fin, dandole igual lo que hiciera Milo. Arrepintiéndose de no haber hablado antes lo del muro.
En la tarde Hyun siguió callado sabía que si abría la boca vomitaría, ayudando a Milo en lo necesario. Y al acercarse la noche mudo su colchón de un cuarto en el que ahora faltaban dos personas al de todos, sin olvidar el miedo a que el muro terminara con él aquella misma noche.
Las horas pasarón lentas, pero con la noche llegaba el peor momento del día para Hyun. Él sabía que no dormiría. Aun rodeado de todos sus compañeros, no podía evitar sus miedos, su temor. En su mente se mezclaban amenazas, y con dos muertos se volvía más frágil ante los peligros de su cabeza. Antes de que se diera cuenta le faltaba el aire y sus compañeros no eran un apoyo si no competidores que le quitaban poco a poco su soporte vital en una habitación que se hacía a cada rato más pequeña. Necesitaba escapar, pero hacerlo solo era peligroso. En sus pensamientos los candidatos para acompañarle eran limitados y cuando lo vió claro se fue con esa persona. Con cuidado llego a saltos a la cama de Milo, agitándolo para despertarlo en el caso de que hubiera conciliado el sueño. Hyun agradeció a Milo que aceptara, pues era de los gestos que más significaban para él. No entendiendo la cantidad de paciencia que el irrense demostraba. Hablaron durante un tiempo sobre lo ocurrido, al principio resultando incómodo, hasta que el coreano se calmó lo suficiente. Agradeciéndoselo de nuevo se fue cada uno a su cama, solo para Hyun pasar otra cantidad de horas despierto revolviéndose, tratando de no pensar en nada. Solo consiguió conciliar el sueño a la tarde del día siguiente en uno de los sofás.
El día después del incidente lo aprovechó para poner en orden sus planes. Lo del muro no debía quedarse olvidado, así que apunto a Rena como la mejor para contárselo entonces. Sin embargo el día fue demasiado ajetreado y no encontró un momento en el que separarla, o quizás no encontró valor, con miedo a que no lo creyera.
Al caer la noche repitió de nuevo la salida con Milo, esta vez mejor y menos incómoda, sin olvidar todo lo ocurrido, pero desde luego resultando un oasis en los horribles días que llevaban. Pasándose el tiempo un poco más rápido que de costumbre. De repente, cuando iban de vuelta por las escaleras, se olló un grito y Hyun, de manera inconsciente retrocedió, a punto de caerse por las escaleras, Hyun no quería entrar en lo que podía ser su fin, dandole igual lo que hiciera Milo. Arrepintiéndose de no haber hablado antes lo del muro.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mental
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
05/06/17, 04:42 pm
Cuando empezó a anochecer todo el mundo fue recogiéndose, Guille subió con ellos. Antes de acostarse cuando pensó que todo el mundo estaba acostado, sacó a Lechuga (oso de peluche) de su escondite, y lo miró, le tranquilizaba aunque no quisiera reconocerlo, pero esta noche le pareció que él era el que menos lo necesitaba, así que a escondidas, se levantó de la cama, camino despacio y se lo coloco alado de Rox "lo necesita más que yo esta noche".
Al volver a tumbarse en la cama se durmió enseguida, durmiendo toda la noche sin levantarse y sin darse cuenta de los ruidos de los que no podían dormir.
Al día siguiente intento conversar con los heridos, entretenerlos, pero parecía que no estaban muy interesados, tendrían muchas cosas que pensar y no quería molestarlos, se pasó el día con Eitne y Nime, aunque no hablaban mucho ,se sentía cómodo con niños de su edad.
Durante el día Guille empezó a maquinar algo, buscaba entre los cajones, y paraba si alguien le podía ver, cogía pequeños objetos o cosas que a ojos de los adultos podían ser basura, varias veces se sobresaltó al escuchar algún ruido, ya sea el viendo o algún animal, no quería que nadie le pillara.
La noche siguiente fue un calco de la anterior nada más rozar la cama se durmió, excepto por el hecho de que al despertar se dio cuenta que había pasado algo, todo el mundo estaba levantado mirando a Neil.
Se frotó los ojos con las mangas mientras se incorpora.
-¿Que ha pasado?
Al volver a tumbarse en la cama se durmió enseguida, durmiendo toda la noche sin levantarse y sin darse cuenta de los ruidos de los que no podían dormir.
Al día siguiente intento conversar con los heridos, entretenerlos, pero parecía que no estaban muy interesados, tendrían muchas cosas que pensar y no quería molestarlos, se pasó el día con Eitne y Nime, aunque no hablaban mucho ,se sentía cómodo con niños de su edad.
Durante el día Guille empezó a maquinar algo, buscaba entre los cajones, y paraba si alguien le podía ver, cogía pequeños objetos o cosas que a ojos de los adultos podían ser basura, varias veces se sobresaltó al escuchar algún ruido, ya sea el viendo o algún animal, no quería que nadie le pillara.
La noche siguiente fue un calco de la anterior nada más rozar la cama se durmió, excepto por el hecho de que al despertar se dio cuenta que había pasado algo, todo el mundo estaba levantado mirando a Neil.
Se frotó los ojos con las mangas mientras se incorpora.
-¿Que ha pasado?
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
05/06/17, 06:57 pm
La niña no supo lidiar con el vacío repentino que sentía después de todo lo que había pasado. Aunque terminó por dejar de llorar, no se sintió mejor. No había consuelo, ni nadie que intentase darlo. Esa noche tuvo mucho tiempo para pensar, al dormir mal y con el estómago vacío y revuelto a la vez. Decidió que aquello era una prueba también. Si no lo era para la ciudad, al menos lo era para sí misma y sus compañeros. Si conseguía ser fuerte, ayudar a los demás, al menos podría llevar la cabeza alta.
Sin embargo, al salir de la cama la mañana siguiente, aquella idea era más una intención que una motivación. Aun agotada, intentó ayudar en todo lo posible. Cada vez que veía las cestas en la cocina se preguntaba quiénes irían a recoger las siguientes, e intentaba no pensar demasiado en que la comida seguiría volatilizándose. La Nime que acababa de llegar a la ciudad se habría ofrecido voluntaria a ir a por las cestas sin dudarlo. La Nime del día anterior se habría apuntado a salir no sin ciertos reparos. Pero la Nime del presente se había vuelto un poco más sabia. Y mucho más cobarde.
En ocasiones intentó hablar con Eitne y Guille, pero no siempre parecían querer salir las palabras. Nime deseó saber cómo distraer a los que habían visto horrores más allá del muro que les protegía en ese momento, pero por primera vez en su vida, le preocupaba más llegar a ser una molestia. Al final se decidió y le pidió a Eitne que le enseñase el hechizo que habían usado para enfriar las heridas el día anterior. Podía ser útil de nuevo, y no había ningún motivo para retrasarlo más.
Después de practicar los movimientos con el daeliciano, Nime se marchó al patio con un vaso de agua y trató de probarlo por sí misma. Como no le salió de inmediato, se consoló diciéndose que no estaba en su mejor momento. El día empezaba a tomar tonos anaranjados cuando logró que se formase un pequeño cristal de hielo en el centro del vaso. Pegó un pequeño brinco de emoción y, aunque se sentía bastante más cansada, también se empezó a sentir un poquito más útil.
La segunda noche también durmió a ratos. En los sueños veía compañeros heridos, y los monstruos que imaginaba que había al otro lado del muro. A ratos era mejor simplemente estar despierto. No lo estaba cuando el grito de Neil volvió a sacarla de aquellos sueños inquietos. Al principio, pensó que el aurva gritaba en el sueño de la niña. Nime se quedó sentada en la cama, confusa, durante unos momentos.
Sin embargo, al salir de la cama la mañana siguiente, aquella idea era más una intención que una motivación. Aun agotada, intentó ayudar en todo lo posible. Cada vez que veía las cestas en la cocina se preguntaba quiénes irían a recoger las siguientes, e intentaba no pensar demasiado en que la comida seguiría volatilizándose. La Nime que acababa de llegar a la ciudad se habría ofrecido voluntaria a ir a por las cestas sin dudarlo. La Nime del día anterior se habría apuntado a salir no sin ciertos reparos. Pero la Nime del presente se había vuelto un poco más sabia. Y mucho más cobarde.
En ocasiones intentó hablar con Eitne y Guille, pero no siempre parecían querer salir las palabras. Nime deseó saber cómo distraer a los que habían visto horrores más allá del muro que les protegía en ese momento, pero por primera vez en su vida, le preocupaba más llegar a ser una molestia. Al final se decidió y le pidió a Eitne que le enseñase el hechizo que habían usado para enfriar las heridas el día anterior. Podía ser útil de nuevo, y no había ningún motivo para retrasarlo más.
Después de practicar los movimientos con el daeliciano, Nime se marchó al patio con un vaso de agua y trató de probarlo por sí misma. Como no le salió de inmediato, se consoló diciéndose que no estaba en su mejor momento. El día empezaba a tomar tonos anaranjados cuando logró que se formase un pequeño cristal de hielo en el centro del vaso. Pegó un pequeño brinco de emoción y, aunque se sentía bastante más cansada, también se empezó a sentir un poquito más útil.
La segunda noche también durmió a ratos. En los sueños veía compañeros heridos, y los monstruos que imaginaba que había al otro lado del muro. A ratos era mejor simplemente estar despierto. No lo estaba cuando el grito de Neil volvió a sacarla de aquellos sueños inquietos. Al principio, pensó que el aurva gritaba en el sueño de la niña. Nime se quedó sentada en la cama, confusa, durante unos momentos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
05/06/17, 09:30 pm
Su aurva consiguió que dejase de llorar y, tras asegurarle que no necesitaba nada y pedirle que se encargase de ayudar a Rox en su lugar, Adrune cerró los ojos. Por una vez en su vida no sentía ganas de moverse, aún a pesar de la incomodidad y la tensión que sentía en cada fibra de su ser. No puso objeciones a nada, ni siquiera a separar su cama de la de Neil o a que Eitne decidiese no dormir junto a ellos a partir de aquel instante. No se sentía con fuerzas para llevarle la contraria a nadie ni tampoco le daba mucho pensamiento a ninguna de las acciones de los demás.
Los dos días transcurrieron sin cambios en lo que a la edeel respectaba. Pasó casi todo el tiempo en la cama, durmiendo a ratos de forma intranquila y deseando fervientemente que los días transcurriesen con mayor velocidad para poder curarse cuanto antes y poder hacer algo por sus compañeros. A cualquiera que le preguntase por su estado le respondería con una sonrisa que todo iba bien y que no debían preocuparse por ella, pero si se la observaba en cualquier otro momento se la notaría seria, con una expresión grave que nadie, ni siquiera su propio aurva, había contemplado en su rostro hasta aquel fatídico día.
No se levantaba de la cama ni siquiera para comer, habiéndole pedido a Neil que le subiese las sobras cuando terminasen, pues necesitaría ayuda de alguno de los mayores para poder bajar y prefería que solo su aurva tuviese que tomarse aquella clase de molestias por ella. La primera noche, desvelada tras lo que eran retazos de su anterior pesadilla mezclada con el infierno en el que habían perdido a Ain, vio a Eitne abandonar el cuarto en plena oscuridad. No dijo nada, pero se preguntaba cómo se sentiría el pequeño daeliciano y cuánto era su culpa el que un niño pequeño fuese incapaz de dormir bien. Aquella noche no quiso volver a dormirse: no quería soñar de nuevo con que todos, y especialmente Neil, la odiaban.
Lo que no había dicho a nadie era aquella sensación que no se quitaba de la cabeza de que probablemente el haber perdido a Drake había sido lo mejor. Su pesadilla había resultado demasiado premonitoria, y la sinhadre no podía evitar sentir que el humano era malintencionado tal y como aquel sueño le había indicado. Incluso si no todo en él se había cumplido y no podía estar segura de ello, la muerte de Drake no tenía demasiado peso en su conciencia, al contrario que la de Ain. Quizás fue eso lo que permitió que la edeel no cayese por completo en la desesperación, o simplemente era demasiado testaruda como para suprimir por completo a la Adrune original.
Fuese como fuese, la siguiente noche no había resultado ser mejor: fue el grito de su aurva lo que la despertó tras haber tardado casi hasta el amanecer en conciliar el sueño. Un resorte en su interior la instó a levantarse súbitamente, no teniendo en cuenta momentáneamente sus heridas. El intenso dolor en los pies se lo recordó tortuosamente y tuvo que volver a tumbarse en la cama y arrastrarse hasta el borde orientado hacia la cama de su parte clara todo lo posible.
—¡Neil! ¿Qué te sucede?
La preocupación era evidente tanto en su rostro como en su voz. Antes de aquello le habría comenzado a quitar importancia al asunto desde el principio, pues sabía lo propenso que era su aurva a tener pesadillas. Pero ahora sabía que las pesadillas podían hacerse reales.
Los dos días transcurrieron sin cambios en lo que a la edeel respectaba. Pasó casi todo el tiempo en la cama, durmiendo a ratos de forma intranquila y deseando fervientemente que los días transcurriesen con mayor velocidad para poder curarse cuanto antes y poder hacer algo por sus compañeros. A cualquiera que le preguntase por su estado le respondería con una sonrisa que todo iba bien y que no debían preocuparse por ella, pero si se la observaba en cualquier otro momento se la notaría seria, con una expresión grave que nadie, ni siquiera su propio aurva, había contemplado en su rostro hasta aquel fatídico día.
No se levantaba de la cama ni siquiera para comer, habiéndole pedido a Neil que le subiese las sobras cuando terminasen, pues necesitaría ayuda de alguno de los mayores para poder bajar y prefería que solo su aurva tuviese que tomarse aquella clase de molestias por ella. La primera noche, desvelada tras lo que eran retazos de su anterior pesadilla mezclada con el infierno en el que habían perdido a Ain, vio a Eitne abandonar el cuarto en plena oscuridad. No dijo nada, pero se preguntaba cómo se sentiría el pequeño daeliciano y cuánto era su culpa el que un niño pequeño fuese incapaz de dormir bien. Aquella noche no quiso volver a dormirse: no quería soñar de nuevo con que todos, y especialmente Neil, la odiaban.
Lo que no había dicho a nadie era aquella sensación que no se quitaba de la cabeza de que probablemente el haber perdido a Drake había sido lo mejor. Su pesadilla había resultado demasiado premonitoria, y la sinhadre no podía evitar sentir que el humano era malintencionado tal y como aquel sueño le había indicado. Incluso si no todo en él se había cumplido y no podía estar segura de ello, la muerte de Drake no tenía demasiado peso en su conciencia, al contrario que la de Ain. Quizás fue eso lo que permitió que la edeel no cayese por completo en la desesperación, o simplemente era demasiado testaruda como para suprimir por completo a la Adrune original.
Fuese como fuese, la siguiente noche no había resultado ser mejor: fue el grito de su aurva lo que la despertó tras haber tardado casi hasta el amanecer en conciliar el sueño. Un resorte en su interior la instó a levantarse súbitamente, no teniendo en cuenta momentáneamente sus heridas. El intenso dolor en los pies se lo recordó tortuosamente y tuvo que volver a tumbarse en la cama y arrastrarse hasta el borde orientado hacia la cama de su parte clara todo lo posible.
—¡Neil! ¿Qué te sucede?
La preocupación era evidente tanto en su rostro como en su voz. Antes de aquello le habría comenzado a quitar importancia al asunto desde el principio, pues sabía lo propenso que era su aurva a tener pesadillas. Pero ahora sabía que las pesadillas podían hacerse reales.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
06/06/17, 06:10 pm
Más de una vez se había preguntado con curiosidad que es lo que se sentía al desmayarse. A pesar de haberlo hecho, el coreano no sabría responder aún a esa pregunta. No supo a ciencia cierta en que momento perdió la consciencia, cuanto tiempo había transcurrido, pasando por la incertidumbre de no saber donde se encontraba. Todo había ocurrido en un abrir y cerrar de ojos. Lo último grabado en su mirada, la entrada al torreón, luego, el techo de la habitación. Desubicado como el que más Rox no tardó en reponer sus recuerdos, acompañados de una creciente angustia que subió como fuego por todo su estómago hasta los pulmones. La textura de la cama se sentía surrealista con todo lo que pasaba por su mente en ese instante.
Cuando fue a erguirse resbaló en el propio intento. Su brazo derecho no respondía en lo más mínimo, y el estúpido gesto de apoyar la mano le había vuelto a tumbar en la cama. Trató de mover el brazo, sin efecto. Probó a mover tan solo la punta de los dedos, con el mismo resultado. Seguía teniendo sensibilidad, pero no notaba el cosquilleo de que estuviera simplemente dormido. Su cerebro mandaba órdenes desesperadamente, pero no acataba ninguna.
A causa del aturdimiento, hasta ese justo segundo no se percató del resto de integrantes de la habitación: cansados, agotados mentalmente, heridos y magullados.
Si alguien se había fijado en su patético esfuerzo por sentarse o mover el brazo, podría ver seguidamente una expresión congelada en su rostro. Pronto el coreano procuraría disimular, esquivar el tema amarga y nerviosamente, y hacer como que había sido cosa del dolor de la herida. No quería preocuparles con algo más, o al menos eso creía. Lo cierto es que sus motivos se basaban puramente en el miedo, el miedo a aceptar que aquello le estaba pasando. Volvería a mover el brazo, seguro... solo podía ser algún efecto momentáneo.
El resto del día lo pasaría en cama, casi en estado vegetal. El coreano no quería compartir palabra con nadie, ni tampoco fue capaz de mantener contacto visual por más de 5 segundos con sus compañeros. Quería estar solo, desahogarse, pero tampoco quería salir de la habitación. Alguien había limpiado y vendado su herida, aunque eso no le hacía sentir más seguro. En algún punto de la tarde debió volver a quedarse dormido por la debilidad. En cuanto despertó, la imagen del osito de peluche de Guille sobre su cama removió algo en su interior. Todos los menores que estaban en el torreón dependían de los “adultos”. ¿Qué iban a hacer ahora? No podían bajar la guardia ni perder a nadie más...
La noche no fue a mejor. Con la llegada de la oscuridad lo único que podía hacer Rox era abrazarse al oso como si tuviera de nuevo 5 años, aterrado por su propia imaginación. Y ojalá fuera solo su imaginación. Las vívidas imágenes de Drake inerte, “estrangulado”, por decir de forma suave lo que le habían hecho, el nublino casi abierto en canal... y Ain. Lo que le hubiera sucedido al humano... prefería no pensarlo. Rox tenía que detenerse cada poco para observar a Lechuga, imaginándose de vuelta en la Tierra y calmando así su ansiedad, así fuera con una ración de lástima.
No fue el único en el torreón en no poder dormir, pero procuró no moverse del sitio, únicamente saliendo de la cama para necesidades básicas; entre ellas, quitarse como buenamente pudo el binder. Como no, una de las tiras estaba al borde de la rotura tras el mordisco, la cual terminó por ceder en el proceso de quitárselo. Lo que le faltaba. Probablemente, a parte de alguien que le cosiera aquello también necesitaría un cambio de vendas, pero lo último que necesitaba era levantar aquel harapo y encontrarse con el estado real de su hombro.
Al día siguiente las piernas le dolían por haber pasado tanto tiempo empotrado en una cama. Sus conversaciones (si es que darle las gracias a Guille contaba como conversación) fueron lo más limitadas posibles, sin siquiera molestarse en aparentar que estaba bien. Si alguien se atrevía a mencionar a Drake, Rox adquiriría el silencio de un cadáver.
Hacer todo con la mano izquierda era tedioso, pero simular que su brazo derecho no estaba muerto era mucho peor. En algún momento tendría que decirlo, si es que no resultaba evidente. Por suerte la ropa ancha que había en el torreón le ayudó a esconder ambas extremidades, y de paso, simular el pecho.
La terraza fue el sitio al que más acudió a lo largo de aquel día, aunque le produjera sentimientos encontrados. Por un lado, el alivio de la soledad, de poder llorar a gusto; por otro... tener aquella ciudad de mierda como escenario no hacía sino ahogarle con más fuerzas.
La segunda noche sin dormir la pasó refugiado en su Ipod. Aquellos que estuvieran despiertos y atentos podrían escuchar el murmullo de la música que se escapaba de los auriculares hasta bien entrada la noche, cuando por fin consiguió conciliar el sueño. Esta vez, sin imágenes viscerales de por medio.
No pudo decirse lo mismo del despertar. El grito de Neil le paralizó el corazón y el cuerpo entero. En contraposición a una respuesta propia del joven australiano que inicialmente había llegado a la ciudad, lo que el "nuevo" Rox hizo no fue mas que agarrotarse ante el miedo, con los ojos abiertos de par en par, tratando de hilar que demonios había pasado sin hacer el más mínimo movimiento. Miles de pensamientos y teorías cruzaron de golpe su cerebro, a cada cual peor que el anterior: "Algo ha entrado al torreón", "el escorpión ha vuelto a por nosotros", "por favor, que no haya muerto nadie más". Fuera cual fuera la respuesta, el chico temía que una vez se quitase la sábana de encima fuese a dar con una escena grotesca. Las voces de sus compañeros le hicieron salir de su escondite, preocupado y algo más aliviado a la vez, mucho más despacio a como lo habría hecho tiempo atrás.
No tardó en comprender que se trataba de otra de las pesadillas. No era una escena grotesca, no, pero tampoco era algo mejor.
Cuando fue a erguirse resbaló en el propio intento. Su brazo derecho no respondía en lo más mínimo, y el estúpido gesto de apoyar la mano le había vuelto a tumbar en la cama. Trató de mover el brazo, sin efecto. Probó a mover tan solo la punta de los dedos, con el mismo resultado. Seguía teniendo sensibilidad, pero no notaba el cosquilleo de que estuviera simplemente dormido. Su cerebro mandaba órdenes desesperadamente, pero no acataba ninguna.
A causa del aturdimiento, hasta ese justo segundo no se percató del resto de integrantes de la habitación: cansados, agotados mentalmente, heridos y magullados.
Si alguien se había fijado en su patético esfuerzo por sentarse o mover el brazo, podría ver seguidamente una expresión congelada en su rostro. Pronto el coreano procuraría disimular, esquivar el tema amarga y nerviosamente, y hacer como que había sido cosa del dolor de la herida. No quería preocuparles con algo más, o al menos eso creía. Lo cierto es que sus motivos se basaban puramente en el miedo, el miedo a aceptar que aquello le estaba pasando. Volvería a mover el brazo, seguro... solo podía ser algún efecto momentáneo.
El resto del día lo pasaría en cama, casi en estado vegetal. El coreano no quería compartir palabra con nadie, ni tampoco fue capaz de mantener contacto visual por más de 5 segundos con sus compañeros. Quería estar solo, desahogarse, pero tampoco quería salir de la habitación. Alguien había limpiado y vendado su herida, aunque eso no le hacía sentir más seguro. En algún punto de la tarde debió volver a quedarse dormido por la debilidad. En cuanto despertó, la imagen del osito de peluche de Guille sobre su cama removió algo en su interior. Todos los menores que estaban en el torreón dependían de los “adultos”. ¿Qué iban a hacer ahora? No podían bajar la guardia ni perder a nadie más...
La noche no fue a mejor. Con la llegada de la oscuridad lo único que podía hacer Rox era abrazarse al oso como si tuviera de nuevo 5 años, aterrado por su propia imaginación. Y ojalá fuera solo su imaginación. Las vívidas imágenes de Drake inerte, “estrangulado”, por decir de forma suave lo que le habían hecho, el nublino casi abierto en canal... y Ain. Lo que le hubiera sucedido al humano... prefería no pensarlo. Rox tenía que detenerse cada poco para observar a Lechuga, imaginándose de vuelta en la Tierra y calmando así su ansiedad, así fuera con una ración de lástima.
No fue el único en el torreón en no poder dormir, pero procuró no moverse del sitio, únicamente saliendo de la cama para necesidades básicas; entre ellas, quitarse como buenamente pudo el binder. Como no, una de las tiras estaba al borde de la rotura tras el mordisco, la cual terminó por ceder en el proceso de quitárselo. Lo que le faltaba. Probablemente, a parte de alguien que le cosiera aquello también necesitaría un cambio de vendas, pero lo último que necesitaba era levantar aquel harapo y encontrarse con el estado real de su hombro.
Al día siguiente las piernas le dolían por haber pasado tanto tiempo empotrado en una cama. Sus conversaciones (si es que darle las gracias a Guille contaba como conversación) fueron lo más limitadas posibles, sin siquiera molestarse en aparentar que estaba bien. Si alguien se atrevía a mencionar a Drake, Rox adquiriría el silencio de un cadáver.
Hacer todo con la mano izquierda era tedioso, pero simular que su brazo derecho no estaba muerto era mucho peor. En algún momento tendría que decirlo, si es que no resultaba evidente. Por suerte la ropa ancha que había en el torreón le ayudó a esconder ambas extremidades, y de paso, simular el pecho.
La terraza fue el sitio al que más acudió a lo largo de aquel día, aunque le produjera sentimientos encontrados. Por un lado, el alivio de la soledad, de poder llorar a gusto; por otro... tener aquella ciudad de mierda como escenario no hacía sino ahogarle con más fuerzas.
La segunda noche sin dormir la pasó refugiado en su Ipod. Aquellos que estuvieran despiertos y atentos podrían escuchar el murmullo de la música que se escapaba de los auriculares hasta bien entrada la noche, cuando por fin consiguió conciliar el sueño. Esta vez, sin imágenes viscerales de por medio.
No pudo decirse lo mismo del despertar. El grito de Neil le paralizó el corazón y el cuerpo entero. En contraposición a una respuesta propia del joven australiano que inicialmente había llegado a la ciudad, lo que el "nuevo" Rox hizo no fue mas que agarrotarse ante el miedo, con los ojos abiertos de par en par, tratando de hilar que demonios había pasado sin hacer el más mínimo movimiento. Miles de pensamientos y teorías cruzaron de golpe su cerebro, a cada cual peor que el anterior: "Algo ha entrado al torreón", "el escorpión ha vuelto a por nosotros", "por favor, que no haya muerto nadie más". Fuera cual fuera la respuesta, el chico temía que una vez se quitase la sábana de encima fuese a dar con una escena grotesca. Las voces de sus compañeros le hicieron salir de su escondite, preocupado y algo más aliviado a la vez, mucho más despacio a como lo habría hecho tiempo atrás.
No tardó en comprender que se trataba de otra de las pesadillas. No era una escena grotesca, no, pero tampoco era algo mejor.
- ♪♫♬:
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
06/06/17, 07:35 pm
Adru le dijo al momento que no necesitaba nada y le pidió que se encargara de Rox, quien se había desmayado apenas había entrado al torreón. Neil pasó toda la tarde cuidando a los mayores, especialmente pendiente de su edeel, y escapando de vez en cuando al patio, a las letrinas, al baño o a cualquier sitio que le permitiera un mínimo de intimidad para poder llorar sin interrupción, desahogarse y que el agujero de su interior se hiciera un poco más pequeñito, lo suficiente como para permitirle poder seguir adelante, cocinando, limpiando y cuidando, la pieza a medio tallar que había empezado esa misma mañana olvidada definitivamente en su bolsillo.
La noche, que debía traerle alivio y consuelo, solo consiguió que su malestar aumentara. Adru decidió separar las camas, no parecía que nadie fuera a tener una noche fácil y Neil tuvo el sueño inquieto, llegando a llorar en algún momento. Las cosas solo empeoraron cuando, a la mañana siguiente, Eitne le pidió él también separar las camas. El aurva no quería ni pensar en que tendría que dormir completamente solo a la noche siguiente.
Durante aquel día, el sinhadre se limitó a servir y cuidar en todo lo que pudiera a Adru y a los otro heridos, intentando con arrepentimiento no mirar demasiado el rostro de su edeel, ya que le hacía demasiado daño no ver la alegría en su cara.
A veces, mientras lloraba en soledad, llamaba en susurros a sus padres, otras llamaba a Adrune, como si al escucharle esta reaccionaría y solucionaría todos los problemas con una sonrisa, como siempre hacía.
Aquella noche lloró silenciosamente antes de dormir, inquieto y temeroso ante la falta de protección que le habían otorgado anteriormente sus compañeros de cama. Si lo hubiera sabido, Neil habría preferido mantenerse despierto toda la noche.
El funeral de Adru, Nora pegándole una bofetada e inculpándole de su muerte, el cadáver de su edeel, las ratas queriendo devorarlos y la seguridad absoluta de que aquello iba a pasar y él era incapaz de convencerlos de no salir.
Neil despertó con un grito ensordecedor cuando la vela se apagó, todavía con los terribles y atemorizantes sonidos y la sentencia de muerte de Adru de fondo. La oscuridad que lo recibió en vez de aplacar su temor, solo consiguió empeorarlo.
Sin prestar atención a las preguntas de sus compañeros, el aurva se abalanzó llorando y tropezando con sus propios pies a la cama de su edeel.
- ¡NO! ¡Adru, no lo hagas! ¡No salgas! ¡Te comerán! ¡Lo he visto! ¡Lo he visto, te comerán! ¡Y yo no podré hacer nada!- gritó desesperado como ti todavía estuviera en el sueño y tuviera que evitar a toda costa que salieran al exterior-. ¡Mueres y no puedo hacer nada! Mueres y es mi culpa...- termina diciendo entre sollozos incapaz de poder vocalizar nada más.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
06/06/17, 09:27 pm
La primera noche fue incapaz de dormir. Se había sentido completamente inútil viendo a Milo, Hiss y Mike subiendo a los heridos al dormitorio sin poder hacer nada. Le consolaba que al menos ella podía subir por su pie, pero tras un primer intento quedó claro que lo de coger peso estaba fuera de toda cuestión. La oscuridad le agobiaba, era incapaz de mantener los ojos cerrados mucho rato, pues los recuerdos del sótano y el olor de las llamas la asaltaban al instante. Cada pequeño sonido le hacía sobresaltarse, y teniendo en cuenta que no era la única con dificultades para dormir no fueron pocas las veces en las que el corazón le dio un vuelco esa noche. Logró dormir con la llegada del sol, cuando el agotamiento pudo con ella, y la luz le proporcionó algo de alivio y seguridad. Ni siquiera la culpa pudo despertarla las casi diez horas que durmió de una vez, ni el hambre ni la sed ni el dolor de las heridas. Cuando despertó le dolía todo el cuerpo, pero al menos había descansado.
Los ánimos del torreón estaban por los suelos, por mucho que algunos letarguinos como Guille se esforzasen en mantener a los heridos entretenidos. Al menos tenían cosas que hacer, mantener las manos ocupadas evitaba que el cerebro se les fuera en pensamientos agoreros. Rena trataba de estar lejos de la habitación de los heridos todo el tiempo posible. Trataba de quitarles a sus compañeros el mayor volumen de trabajo posible, así que se ocupaba de su propia higiene y de cualquier tarea pequeña que pudiese hacer con una sola mano. El golpe de su hombro parecía ser un poco más engorroso de lo que había pensado, y eso le fastidiaba.
Al segundo día quedó claro que era necesario buscar una forma más práctica de subir agua al dormitorio que ir cargando cubos por las escaleras. Una cuerda con gancho y una polea simple no debería ser muy dificil de conseguir, así que pasó los ratos muertos en la armería, ordenando y seleccionando piezas que podrían servirles para el proyecto. Trabajaba con una lentitud y un cuidado exasperantes, algo que en otra situación le habría puesto de los nervios, sin embargo esos días le hacía falta para serenarse. Una tarea sencilla pero engorrosa en la que necesitaba poner mucha atención, era la terapia perfecta. En cuanto pudiera mover normalmente el brazo aunque fuera a la altura del codo se pondría a trabajar.
Esa noche se acostó mucho más tarde que de costumbre, estirando su toque de queda lo máximo posible solo para pasar el mínimo de horas posible dando vueltas en la cama a oscuras. Cuando trabajar a la luz de una lámpara empezó a darle dolor de cabeza no tuvo más remedio que subir. Dió varias cabezadas, entrando en un sueño ligero entremedias lleno de pesadillas abstractas, tratando de mantener el miedo alejado concentrándose en el murmullo de la música de Rox. El grito de Neil casi le provoca un infarto. Se levantó de la cama de un salto para correr hacia él. Era estúpido, no tenía nada que hacer si estaban bajo ataque, no tenía armas, pero le daba exactamente igual. Se plantó ante el chico con la cara pálida y los ojos desorbitados,
-¿¿Qué ha pasado??
Pero solo había sido una pesadilla, una especialmente horrible al parecer. Rena intentó calmarse, pasándose la mano por la cara húmeda. ¿Había llorado mientras intentaba dormir?
-Solo ha sido un sueño, Neil- murmuró. Dudaba que sirviera para algo, allí la línea que separaba las pesadillas de la realidad parecía ser muy fina.
Los ánimos del torreón estaban por los suelos, por mucho que algunos letarguinos como Guille se esforzasen en mantener a los heridos entretenidos. Al menos tenían cosas que hacer, mantener las manos ocupadas evitaba que el cerebro se les fuera en pensamientos agoreros. Rena trataba de estar lejos de la habitación de los heridos todo el tiempo posible. Trataba de quitarles a sus compañeros el mayor volumen de trabajo posible, así que se ocupaba de su propia higiene y de cualquier tarea pequeña que pudiese hacer con una sola mano. El golpe de su hombro parecía ser un poco más engorroso de lo que había pensado, y eso le fastidiaba.
Al segundo día quedó claro que era necesario buscar una forma más práctica de subir agua al dormitorio que ir cargando cubos por las escaleras. Una cuerda con gancho y una polea simple no debería ser muy dificil de conseguir, así que pasó los ratos muertos en la armería, ordenando y seleccionando piezas que podrían servirles para el proyecto. Trabajaba con una lentitud y un cuidado exasperantes, algo que en otra situación le habría puesto de los nervios, sin embargo esos días le hacía falta para serenarse. Una tarea sencilla pero engorrosa en la que necesitaba poner mucha atención, era la terapia perfecta. En cuanto pudiera mover normalmente el brazo aunque fuera a la altura del codo se pondría a trabajar.
Esa noche se acostó mucho más tarde que de costumbre, estirando su toque de queda lo máximo posible solo para pasar el mínimo de horas posible dando vueltas en la cama a oscuras. Cuando trabajar a la luz de una lámpara empezó a darle dolor de cabeza no tuvo más remedio que subir. Dió varias cabezadas, entrando en un sueño ligero entremedias lleno de pesadillas abstractas, tratando de mantener el miedo alejado concentrándose en el murmullo de la música de Rox. El grito de Neil casi le provoca un infarto. Se levantó de la cama de un salto para correr hacia él. Era estúpido, no tenía nada que hacer si estaban bajo ataque, no tenía armas, pero le daba exactamente igual. Se plantó ante el chico con la cara pálida y los ojos desorbitados,
-¿¿Qué ha pasado??
Pero solo había sido una pesadilla, una especialmente horrible al parecer. Rena intentó calmarse, pasándose la mano por la cara húmeda. ¿Había llorado mientras intentaba dormir?
-Solo ha sido un sueño, Neil- murmuró. Dudaba que sirviera para algo, allí la línea que separaba las pesadillas de la realidad parecía ser muy fina.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
07/06/17, 02:21 pm
Estuvo a medias pendiente de los intentos de Guille con el hechizo, corrigiendole cuando veia que la pronunciacion no era la adecuada, pero bastantaron algunos intentos con las palabras correctas y otros tanto con palabras inventadas por el niño, para hacer evidente que el pequeño humano no tenia capacidades magicas, igual a ella misma. ¿Sentirian el al menos ese cosquilleo que recientemente habia notado al intentar realizar el hechizo térmico o al igual que ella antes, no notaba nada de nada? Fuese como fuese ella sentía el cosquilleo, pero no por ello el hechizo habia salido, por lo que no queria darle falsas esperanzas al niño diciendole que existia la posibilidad de que pudiera hacer magia en un futuro, cuando ella aun no habia encontrado la forma de hacer realidad aquello. << Cuando averigüe como es que ahora siento algo, entonces podré explicarle a los demas como conseguir esa sensación y con suerte la capacidad de que aquellos que hasta ahora no han podido hacer magia, puedan hacerla... No es momento de ser egoista ni querer acapararlo todo, necesitamos mas armas para protegernos de los peligros de alla afuera >> penso Pam dejando al niño aun practicando mientras ella se centraba en seguir con la traduccion, que le ayudaba a prestar total atencion al aire melancólico y triste que se respiraba a su alrededor. Tenia suficiente con sus propios recuerdos de lo ocurrido en la casa , como para ir rememorando las escenas, viendolas a cada momento en las lagrimas, miradas tristes y vacias de sus compañeros.
Ella guardaba sus penas por dentro, no iba a llorar, deprimirse o altearse, pues eso le hacía perder la visión del presente y no estaba en posición para ello. Ya había suficiente gente en el grupo herida, tanto física como emocionalmente, pequeños y grandes, como para formar aparte tambien de ese grupo. Alguien debia ser capaz de mantener la mente en su sitio, pues Milo no podia ser el soporte estable de todos o terminaria él mismo agotandose, incluso si eso suponia endurerecer aún más su ya duro corazón. << Ahora no puedo ser de mucha utilidad con los pies en este estado, ser imposible que salga o que tan siquiera cocine, pues sentada no llego... solo me queda seguir con esta traducciones, que al menos nos permitiria sanar nuestras heridas mas rápidamente. Al menos las físicas...las otras no estoy segura si tienen cura, las mias nunca se han curado...>> pensó Pam suspirando levemente mientras su mirada se centraba en las hojas frente a ella, imponiendose a sus propios pensamientos pesimistas.
Con la llegada de la noche Pam, apenas si comió, inmersa en las palabras frente a sus ojos hasta que la luz fue tan escasa que fue imposible para ella leer ni una letra más, por más que acercara el papel a sus ojos. Para entonces habia traducido buena aprte del hechizo, tan solo le quedaban ultimar aquellos detalles y asegurarse con la pronunciación. Era lo único que se habia dedicado en todo el dia, de una forma casi obsesiva y persitente con elunico fin de obtener rapidamente aquel hechizo.
Aquella noche, Pam tuvo que pedir ayuda, tras tener una pequeña batalla contra su orgullo, para que la llevaran al cuarto. Necesitaba dormir ya que si se quedaba en la sala en el sofa, su cerebro la haria mantenerse despierta traduciendo incluso si era a la simple lumbre de una vela. No sabía cuanto de ese deseo por mantenerse despierta se debia a su deseo de terminar ese trabajo lo antes posible y cuanto era por no querer dormirse. Estaba segura que en cuanto sus ojos se cerraran lo primero que veria en sus sueños, serían los ojos vacios de Drake mirándole, como si la culparan por no hacer nada para salvarle o los gritos de Ain sepultados detras de aquellas rocas...
Se resitió a dormirse cuanto pudo, dándole vueltas incansablemente a lo que habia estado haciendo todo el dia, pero finalmente el sueño la venció. Aquella noche para Pam fue intranquila, revolviendose en la capa bañada en sudor como si aun se encontrara en la casa, con las llamas lamiendo su piel y los gritos de Ain de fondo siendo consumido por estas. Ala mañana siguiente Pam, despertó con profundas ojeras en su pálido rostro y con su ligero vestido, aquel que se habia puesto torpemente antes de dormir, bañado en sudor.
Frustrada, agotada y molesta por su inutilidad actual, nuevamente necesitó pedir ayuda a alguno de sus compañero para que le trajera agua para aserarse alli mismo y cambiar la sábana de la cama para poder seguir con la traducción desde alli. No pensaba dejar que la movieran de un sitio para otro como si fuera un bebe ordes en su marsupio mas de lo estrictamente necesario, no deseaba darle más trabajo a nadie, habiendo gente más herida que ella.
Aquel día Pam intentó mantenerse ocupada desde buena mañana tras desayunar algo, queriendo sentirse de utilidad dejó claro que se pasaría parte de la tarde remendando y cosiendo la ropa de quien lo necesitara y que se la fuese dejando junto a ella, ya que el dia anterior muchos del grupo habian sufrido bastantes bajas en sus vestimentas, y no es que tuvieran mucha que se dijera, no al menos adecuadas para vestir. Era algo que a esas altura podria parecer falta de emociones o incluso frio, pero mantenerse ocupada le ayudaba a no centrarse en otras cosas, rodeada como estaba en aquel cuarto de alguno de sus compañeros heridos que se habia visto fuertemente afectados a nivel emocional.
Aquel dia, sin excepcion, Pam se pasó buen aparte de ese cosiendo y remendando ropa, insistente, deshilanachando por allí para cosneguir hilo de prendas que ya no iban a usar, para coser por allá.Era un trabajo que mantenia la mente y las manos ocupadas, olvidando el escozor de las plantas de sus pies, que recibieron otra cura de grasa y agua fria, al igual que las otras quemaduras. Hasta el atardecer donde volvió su atención a la traducción hasta la noche, junto con todo el día siguiente, persistente en terminar aquello,cosa que al fin consiguió casi al anochecer cuando ya sus ojos le picaban de estar todo el dia mirando fijamente las letras de sus pergaminos, ya en proceso de quedarse dormida en la cama.
<< Por todos los hados...¡lo conseguí! ¡Al fin tenemos el puñetero hechizo de curación! >> pensó con tal alivio que todo el cansancio acumulado de estar todo el dia con la mente trabajando al 120% con aquel hechizo hizo que su cerebro decidiera entrar en modo reposo. Pam no fue capaz de expresar su alegría en voz alta a sus compañeros, ni de anunciarles que al fin podria sanar un poco más rápido,cuando todas las energias se evaporaron de su cuerpo y cayó profundamente dormida junto a las hoja de su ultima traducción ya terminada.
Desgraciadamente su sueño duró apenas un suspiro, al menos a ojos de Pam que por fin se sentía descansada en parte tras haber conseguido parte de su objetivo, pues aún le quedaba un hechizo para traducir, cuando un grito se escuchó por toda la habitacion, despertandola de golpe con los ojos como platos y ojeras tan profundas que casi rozaban sus mejillas, mirando a todos lados aturdida apenas iluminada la habitación por las velas. << ¡Por toda la suerte! ¿¡Que ocurre ahora!? >> Pensó con mal humor por el despertar, alterada, confusa y muy adormilada.
La voz de Neil diciendo cosas sobre "muerte" terminó de espabilarla y mirando en dirección a donde el niño hablaba con Adru todo preocupado, intento unir cabos. << ¿Tuvo una visión o algo así?... No me digas... ¿otra pesadilla? ¿Que pasa ultimamente con esas pesadillas con tan malos augurios? >> Estaba cansada, demasiado cansada para pensar y aún más para intentar darle un significado real a lo que parecia otro sueño más de los que venian siendo habituales entre sus compañeros. Siempre moría alguien en alguno de estos, parecia la norma general, como si la ciudad intentara avisarles mediante esos sueños que no se confiaran, que seguian sin estar seguros estuvieran donde estuvieran, ni siquiera en sus sueños.
Ella guardaba sus penas por dentro, no iba a llorar, deprimirse o altearse, pues eso le hacía perder la visión del presente y no estaba en posición para ello. Ya había suficiente gente en el grupo herida, tanto física como emocionalmente, pequeños y grandes, como para formar aparte tambien de ese grupo. Alguien debia ser capaz de mantener la mente en su sitio, pues Milo no podia ser el soporte estable de todos o terminaria él mismo agotandose, incluso si eso suponia endurerecer aún más su ya duro corazón. << Ahora no puedo ser de mucha utilidad con los pies en este estado, ser imposible que salga o que tan siquiera cocine, pues sentada no llego... solo me queda seguir con esta traducciones, que al menos nos permitiria sanar nuestras heridas mas rápidamente. Al menos las físicas...las otras no estoy segura si tienen cura, las mias nunca se han curado...>> pensó Pam suspirando levemente mientras su mirada se centraba en las hojas frente a ella, imponiendose a sus propios pensamientos pesimistas.
Con la llegada de la noche Pam, apenas si comió, inmersa en las palabras frente a sus ojos hasta que la luz fue tan escasa que fue imposible para ella leer ni una letra más, por más que acercara el papel a sus ojos. Para entonces habia traducido buena aprte del hechizo, tan solo le quedaban ultimar aquellos detalles y asegurarse con la pronunciación. Era lo único que se habia dedicado en todo el dia, de una forma casi obsesiva y persitente con elunico fin de obtener rapidamente aquel hechizo.
Aquella noche, Pam tuvo que pedir ayuda, tras tener una pequeña batalla contra su orgullo, para que la llevaran al cuarto. Necesitaba dormir ya que si se quedaba en la sala en el sofa, su cerebro la haria mantenerse despierta traduciendo incluso si era a la simple lumbre de una vela. No sabía cuanto de ese deseo por mantenerse despierta se debia a su deseo de terminar ese trabajo lo antes posible y cuanto era por no querer dormirse. Estaba segura que en cuanto sus ojos se cerraran lo primero que veria en sus sueños, serían los ojos vacios de Drake mirándole, como si la culparan por no hacer nada para salvarle o los gritos de Ain sepultados detras de aquellas rocas...
Se resitió a dormirse cuanto pudo, dándole vueltas incansablemente a lo que habia estado haciendo todo el dia, pero finalmente el sueño la venció. Aquella noche para Pam fue intranquila, revolviendose en la capa bañada en sudor como si aun se encontrara en la casa, con las llamas lamiendo su piel y los gritos de Ain de fondo siendo consumido por estas. Ala mañana siguiente Pam, despertó con profundas ojeras en su pálido rostro y con su ligero vestido, aquel que se habia puesto torpemente antes de dormir, bañado en sudor.
Frustrada, agotada y molesta por su inutilidad actual, nuevamente necesitó pedir ayuda a alguno de sus compañero para que le trajera agua para aserarse alli mismo y cambiar la sábana de la cama para poder seguir con la traducción desde alli. No pensaba dejar que la movieran de un sitio para otro como si fuera un bebe ordes en su marsupio mas de lo estrictamente necesario, no deseaba darle más trabajo a nadie, habiendo gente más herida que ella.
Aquel día Pam intentó mantenerse ocupada desde buena mañana tras desayunar algo, queriendo sentirse de utilidad dejó claro que se pasaría parte de la tarde remendando y cosiendo la ropa de quien lo necesitara y que se la fuese dejando junto a ella, ya que el dia anterior muchos del grupo habian sufrido bastantes bajas en sus vestimentas, y no es que tuvieran mucha que se dijera, no al menos adecuadas para vestir. Era algo que a esas altura podria parecer falta de emociones o incluso frio, pero mantenerse ocupada le ayudaba a no centrarse en otras cosas, rodeada como estaba en aquel cuarto de alguno de sus compañeros heridos que se habia visto fuertemente afectados a nivel emocional.
Aquel dia, sin excepcion, Pam se pasó buen aparte de ese cosiendo y remendando ropa, insistente, deshilanachando por allí para cosneguir hilo de prendas que ya no iban a usar, para coser por allá.Era un trabajo que mantenia la mente y las manos ocupadas, olvidando el escozor de las plantas de sus pies, que recibieron otra cura de grasa y agua fria, al igual que las otras quemaduras. Hasta el atardecer donde volvió su atención a la traducción hasta la noche, junto con todo el día siguiente, persistente en terminar aquello,cosa que al fin consiguió casi al anochecer cuando ya sus ojos le picaban de estar todo el dia mirando fijamente las letras de sus pergaminos, ya en proceso de quedarse dormida en la cama.
<< Por todos los hados...¡lo conseguí! ¡Al fin tenemos el puñetero hechizo de curación! >> pensó con tal alivio que todo el cansancio acumulado de estar todo el dia con la mente trabajando al 120% con aquel hechizo hizo que su cerebro decidiera entrar en modo reposo. Pam no fue capaz de expresar su alegría en voz alta a sus compañeros, ni de anunciarles que al fin podria sanar un poco más rápido,cuando todas las energias se evaporaron de su cuerpo y cayó profundamente dormida junto a las hoja de su ultima traducción ya terminada.
Desgraciadamente su sueño duró apenas un suspiro, al menos a ojos de Pam que por fin se sentía descansada en parte tras haber conseguido parte de su objetivo, pues aún le quedaba un hechizo para traducir, cuando un grito se escuchó por toda la habitacion, despertandola de golpe con los ojos como platos y ojeras tan profundas que casi rozaban sus mejillas, mirando a todos lados aturdida apenas iluminada la habitación por las velas. << ¡Por toda la suerte! ¿¡Que ocurre ahora!? >> Pensó con mal humor por el despertar, alterada, confusa y muy adormilada.
La voz de Neil diciendo cosas sobre "muerte" terminó de espabilarla y mirando en dirección a donde el niño hablaba con Adru todo preocupado, intento unir cabos. << ¿Tuvo una visión o algo así?... No me digas... ¿otra pesadilla? ¿Que pasa ultimamente con esas pesadillas con tan malos augurios? >> Estaba cansada, demasiado cansada para pensar y aún más para intentar darle un significado real a lo que parecia otro sueño más de los que venian siendo habituales entre sus compañeros. Siempre moría alguien en alguno de estos, parecia la norma general, como si la ciudad intentara avisarles mediante esos sueños que no se confiaran, que seguian sin estar seguros estuvieran donde estuvieran, ni siquiera en sus sueños.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
10/06/17, 03:28 am
Milo fue de un lado para otro durante toda la tarde, atendiendo a los heridos y llevándoles agua y comida con la ayuda de Hyun. Mantenerse ocupado le ayudaba a no pensar en los desaparecidos o en la situación actual del grupo, pero no podía mantener aquellos pensamientos alejados durante mucho tiempo y volvían a acosarle cuando hacía una pausa para descansar. Seguía echándose en cara el no haber acompañado a sus compañeros en aquella expedición, aunque la lógica dictara que su presencia no habría cambiado mucho el resultado de la misma, y cuando pensaba en el destino de Ain y Drake el corazón se le encogía.
Al caer la noche el irrense aun seguía en la cocina. Llevaba un buen rato pasando un trapo por una encimera que ya estaba limpia cuando la voz de Pam desde el salón le saco del trance en el que se encontraba. La mona del queso necesitaba ayuda para llegar hasta la habitación y el norteño no dudo en llevarla en brazos hasta su cama. Aprovechó el viaje para unirse a los que intentaban dormir, pero aunque espero durante horas el sueño no llegó a encontrarle, y cuando Hyun se le acercó para ver si estaba despierto lo encontró con los ojos abiertos perdidos en la oscuridad.
—Te acompaño, claro. —respondió a su pregunta en voz baja, levantándose y siguiéndole hasta el patio en silencio.
Habló con el coreano de lo que había ocurrido aquel día durante mucho rato, tratando de paliar su ataque de ansiedad con una conversación calmada. Milo no había tratado mucho con el humano a lo largo de la criba, pues su actitud era algo distante con casi todo el mundo, pero el irrense era de trato fácil y al final logró que se tranquilizara en parte. Regresaron a la habitación poco después y esta vez el norteño logró conciliar el sueño a intervalos regulares, pero al despuntar el alba despertó completamente agotado. Su mente no había logrado descansar lo suficiente y un zumbido desagradable le taladraba los oídos, pero haciendo un esfuerzo bajó a prepararles el desayuno a los convalecientes.
Durante el resto de aquel segundo día Milo trabajó en silencio y de forma eficiente, interpretando el papel del asistente que creía que debía ser, pero aquel comportamiento casi robótico impidió que se percatará de que los más pequeños también necesitaban consuelo. Ya era entrada la tarde cuando vio a Eitne subiendo las escaleras con expresión ausente, como si fuera un autómata, y al darse cuenta de la falta de empatía que estaba demostrando con los niños el irrense se sintió un auténtico fracaso. Rodeados de aquel ambiente de derrotismo la moral de los enanos debía de estar por los suelos, pues ellos eran más receptivos hacia aquel tipo de cosas, y no haberles dedicado ninguna palabra de ánimo hasta el momento no les hacía ningún bien. Se había hecho tarde, sin embargo, así que tendrían que esperar al día siguiente, pero el moreno se prometió que volvería a inflamar el espíritu del grupo fuese como fuese.
Al amanecer del tercer día sus planes parecían peligrar. Después de una noche en la que apenas había dormido un par de horas por estar dándole vueltas a problemas como el de la creciente escasez de provisiones, Milo había vuelto a acompañar a Hyun al patio para que paliara otro de sus ataques de claustrofobia. El grito de Neil les sobresaltó en las escaleras cuando ya regresaban a la habitación y, de forma apresurada, el norteño apretó el paso para ver que había ocurrido.
—¿Estáis todos bien? —acertó a preguntar, entrando en el cuarto con cierta brusquedad y el temor pintado en el rostro. Al parecer el sinhadre había tenido un mal sueño, una de aquellas pesadillas tan realistas que empezaban a ser habituales entre los letarguinos—. Rena tiene razón, Neil, solo ha sido una pesadilla. Nosotros no vamos a permitir que a Adru le pasen cosas malas, ¿verdad? —les preguntó a los presentes, intentando convencer al aurva. Le habría gustado afirmar simplemente que nadie iba a morir, pero después de lo que había ocurrido dos días atrás aquellas palabras habrían sonado vacías.
Al caer la noche el irrense aun seguía en la cocina. Llevaba un buen rato pasando un trapo por una encimera que ya estaba limpia cuando la voz de Pam desde el salón le saco del trance en el que se encontraba. La mona del queso necesitaba ayuda para llegar hasta la habitación y el norteño no dudo en llevarla en brazos hasta su cama. Aprovechó el viaje para unirse a los que intentaban dormir, pero aunque espero durante horas el sueño no llegó a encontrarle, y cuando Hyun se le acercó para ver si estaba despierto lo encontró con los ojos abiertos perdidos en la oscuridad.
—Te acompaño, claro. —respondió a su pregunta en voz baja, levantándose y siguiéndole hasta el patio en silencio.
Habló con el coreano de lo que había ocurrido aquel día durante mucho rato, tratando de paliar su ataque de ansiedad con una conversación calmada. Milo no había tratado mucho con el humano a lo largo de la criba, pues su actitud era algo distante con casi todo el mundo, pero el irrense era de trato fácil y al final logró que se tranquilizara en parte. Regresaron a la habitación poco después y esta vez el norteño logró conciliar el sueño a intervalos regulares, pero al despuntar el alba despertó completamente agotado. Su mente no había logrado descansar lo suficiente y un zumbido desagradable le taladraba los oídos, pero haciendo un esfuerzo bajó a prepararles el desayuno a los convalecientes.
Durante el resto de aquel segundo día Milo trabajó en silencio y de forma eficiente, interpretando el papel del asistente que creía que debía ser, pero aquel comportamiento casi robótico impidió que se percatará de que los más pequeños también necesitaban consuelo. Ya era entrada la tarde cuando vio a Eitne subiendo las escaleras con expresión ausente, como si fuera un autómata, y al darse cuenta de la falta de empatía que estaba demostrando con los niños el irrense se sintió un auténtico fracaso. Rodeados de aquel ambiente de derrotismo la moral de los enanos debía de estar por los suelos, pues ellos eran más receptivos hacia aquel tipo de cosas, y no haberles dedicado ninguna palabra de ánimo hasta el momento no les hacía ningún bien. Se había hecho tarde, sin embargo, así que tendrían que esperar al día siguiente, pero el moreno se prometió que volvería a inflamar el espíritu del grupo fuese como fuese.
Al amanecer del tercer día sus planes parecían peligrar. Después de una noche en la que apenas había dormido un par de horas por estar dándole vueltas a problemas como el de la creciente escasez de provisiones, Milo había vuelto a acompañar a Hyun al patio para que paliara otro de sus ataques de claustrofobia. El grito de Neil les sobresaltó en las escaleras cuando ya regresaban a la habitación y, de forma apresurada, el norteño apretó el paso para ver que había ocurrido.
—¿Estáis todos bien? —acertó a preguntar, entrando en el cuarto con cierta brusquedad y el temor pintado en el rostro. Al parecer el sinhadre había tenido un mal sueño, una de aquellas pesadillas tan realistas que empezaban a ser habituales entre los letarguinos—. Rena tiene razón, Neil, solo ha sido una pesadilla. Nosotros no vamos a permitir que a Adru le pasen cosas malas, ¿verdad? —les preguntó a los presentes, intentando convencer al aurva. Le habría gustado afirmar simplemente que nadie iba a morir, pero después de lo que había ocurrido dos días atrás aquellas palabras habrían sonado vacías.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
10/06/17, 02:59 pm
Las garras del sueño aferraban al cansado Zobriel fuertemente. No sabía por qué había dicho aquello al daeliciano, pero era muy tarde para tratar de cambiarlo. El único consuelo, que tampoco pudo darse cuenta por el mismo, fue que no soñó. El patio fue el lugar mas cómodo y adecuado para dormir quien sabe por cuánto tiempo. Algún alma caritativa lo había llevado a la habitación donde había dormido hasta el otro día. Cuando despertó, su cerebro paso del pánico a la resignación en un segundo. Estuvo tentado de saltar y ver a los demás, preguntar si estaban bien, tratar de quitarse el temor y la culpa que lo corroían por dentro. Pero no lo hizo, solo se quedo allí unos momentos sabiendo que nada en el torreón seria igual.
Aquel día lo paso sin hablar mucho, se levanto sintiendo el dolor muscular, y el ardor de las heridas y bajo tratando de mantenerse un poco alejado de todos. Se sentía culpable, mas allá de toda razón, de haber sido quien le contara todo al pequeño, quisiera poder excusarse con todos los demás diciendo que no pudieron hacer nada mas, que ninguno de ellos debió haber pasado por todo aquello, pero era inútil y no quería pensar en que hubiera pasado si tan solo no se hubieran encontrado a aquel ser. Rena y los demás habían dejado claras sus ideas en cuanto a los dioses, pero para él no era tan fácil. Saludo a todos sin mantener la mirada mucho tiempo y trato de ayudar en la cocina tanto como pudo. Su mirada viajaba fugazmente al patio de tanto en tanto casi con la certeza que ahora encontraría al otro nublino, ahora convertido en un nuevo dios. ¿Acaso el seria igual de cruel y los juzgaría indignos? También tenia la sensación de que sus compañeros terminarían haciéndole preguntas tarde o temprano y Zob ya estaba sufriendo por esos momentos por adelantado.
El día, y el mismo tiempo, pasaron lentos, como una agonía que lo hizo darse cuenta de la seguridad que habían perdido, y que quizás nunca tuvieron. Pero también era obvio que no estaban solos, todos trataban de recuperarse y ayudar a que lo hicieran los demás, y aunque el niño gris luchaba para no terminar cayendo deprimido, sentía como si el mismo torreón se esforzaba por meterlo en el saco de los pequeños a los que había que cuidar. Trato de ayudar en lo que pudo; cocina y jardín, y lo que hubiera que hacer cerca de él, aunque sin trabar ninguna conversación larga con nadie. Había dejado olvidada la magia y el arma, no habían servido de nada. Uno de los dioses hubiera congelado el fuego ¿no? ¿serian ellos capaces de algo así? Algún día claro....eso esperaba. La cocina era por mucho el lugar que más lo animaba, aun a pesar de todo Neil mantenía un control magistral de ella y hacia que todo pareciese que estuviera bien, ayudarlo era como descansar para Zob.
Y por eso los gritos de aquel día lo sobresaltaron mas. Había estado sumido en un sueño ligero, de esos que combinan la realidad de amanecer con las ganas de quedarse en cama, cuando se vio levantado por su instinto y trastabillando para ver que sucedía. Entro a la habitación pero esta vez, para variar, no se quedo atrás sino que se coló entre Milo y los demás para ver que le pasaba a Neil y Adru. << No, no no no>> Pensaba mientras no sabía que mas decir, ciertamente las pesadillas en aquella ciudad no eran normales, pero tampoco podían acabar tan mal, al menos no siempre.
- Los....los sueños ni siempre se vuelven realidad...por mas terribles que sean... - le dijo poniendo una mano en la espalda de su compañero - Yo no....no me he vuelto una nube...y no se van a.. nadie se ....comerá a Adru.
Era ironicamente cruel que soñaran algo así después de que hace unos días le hubieran dado un bocado a Rox, busco con la mirada al humano. Cuando lo encontró, miro al suelo un poco avergonzado. no tenían manera de asegurar que nadie saldría devorado, pero mas allá de toda lógica no podían simplemente decir aquello. Necesitaban animarse unos a otros, por que en aquella ciudad, definitivamente, no había nada ni nadie que los animara.
Aquel día lo paso sin hablar mucho, se levanto sintiendo el dolor muscular, y el ardor de las heridas y bajo tratando de mantenerse un poco alejado de todos. Se sentía culpable, mas allá de toda razón, de haber sido quien le contara todo al pequeño, quisiera poder excusarse con todos los demás diciendo que no pudieron hacer nada mas, que ninguno de ellos debió haber pasado por todo aquello, pero era inútil y no quería pensar en que hubiera pasado si tan solo no se hubieran encontrado a aquel ser. Rena y los demás habían dejado claras sus ideas en cuanto a los dioses, pero para él no era tan fácil. Saludo a todos sin mantener la mirada mucho tiempo y trato de ayudar en la cocina tanto como pudo. Su mirada viajaba fugazmente al patio de tanto en tanto casi con la certeza que ahora encontraría al otro nublino, ahora convertido en un nuevo dios. ¿Acaso el seria igual de cruel y los juzgaría indignos? También tenia la sensación de que sus compañeros terminarían haciéndole preguntas tarde o temprano y Zob ya estaba sufriendo por esos momentos por adelantado.
El día, y el mismo tiempo, pasaron lentos, como una agonía que lo hizo darse cuenta de la seguridad que habían perdido, y que quizás nunca tuvieron. Pero también era obvio que no estaban solos, todos trataban de recuperarse y ayudar a que lo hicieran los demás, y aunque el niño gris luchaba para no terminar cayendo deprimido, sentía como si el mismo torreón se esforzaba por meterlo en el saco de los pequeños a los que había que cuidar. Trato de ayudar en lo que pudo; cocina y jardín, y lo que hubiera que hacer cerca de él, aunque sin trabar ninguna conversación larga con nadie. Había dejado olvidada la magia y el arma, no habían servido de nada. Uno de los dioses hubiera congelado el fuego ¿no? ¿serian ellos capaces de algo así? Algún día claro....eso esperaba. La cocina era por mucho el lugar que más lo animaba, aun a pesar de todo Neil mantenía un control magistral de ella y hacia que todo pareciese que estuviera bien, ayudarlo era como descansar para Zob.
Y por eso los gritos de aquel día lo sobresaltaron mas. Había estado sumido en un sueño ligero, de esos que combinan la realidad de amanecer con las ganas de quedarse en cama, cuando se vio levantado por su instinto y trastabillando para ver que sucedía. Entro a la habitación pero esta vez, para variar, no se quedo atrás sino que se coló entre Milo y los demás para ver que le pasaba a Neil y Adru. << No, no no no>> Pensaba mientras no sabía que mas decir, ciertamente las pesadillas en aquella ciudad no eran normales, pero tampoco podían acabar tan mal, al menos no siempre.
- Los....los sueños ni siempre se vuelven realidad...por mas terribles que sean... - le dijo poniendo una mano en la espalda de su compañero - Yo no....no me he vuelto una nube...y no se van a.. nadie se ....comerá a Adru.
Era ironicamente cruel que soñaran algo así después de que hace unos días le hubieran dado un bocado a Rox, busco con la mirada al humano. Cuando lo encontró, miro al suelo un poco avergonzado. no tenían manera de asegurar que nadie saldría devorado, pero mas allá de toda lógica no podían simplemente decir aquello. Necesitaban animarse unos a otros, por que en aquella ciudad, definitivamente, no había nada ni nadie que los animara.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
10/06/17, 04:45 pm
Adrune apenas fue consciente de todos los que comenzaban a congregarse en el cuarto alrededor de sus camas, concentrada en su aurva. Reprimió un quejido de dolor al recibir el impacto de Neil cuando se abalanzó sobre ella gritándole con desesperación que no saliera, que se la iban a comer.
—¡Tranquilízate, Neil, no me va a pasar nada! —Le aseguró mientras acariciaba su espalda tratando de consolarlo—. Nada es culpa tuya, solo fue un mal sueño.
Los demás también le habían infundido palabras de ánimo, y la edeel esperó a que varios hablasen mientras seguía tratando de calmar a su aurva antes de volverlo a hacer ella.
>>Eso es, nadie me va a comer a mí ni a ningún otro. Somos un equipo y no vamos a permitir que ocurran más cosas malas. Te prometo que no voy a salir del torreón mientras no esté recuperada, tan solo pondría en peligro a todos…
Adrune se lo debía a su parte clara. Neil no se merecía perder una parte de sí mismo por su imprudencia. Aunque ello no quería decir que en cuanto pudiese ponerse en pie y su brazo sanase volvería a entrenarse incluso con más ahínco que antes y, de este modo, estar preparada para defender a Neil y a cualquier otro de sus amigos de las amenazas.
—¡Tranquilízate, Neil, no me va a pasar nada! —Le aseguró mientras acariciaba su espalda tratando de consolarlo—. Nada es culpa tuya, solo fue un mal sueño.
Los demás también le habían infundido palabras de ánimo, y la edeel esperó a que varios hablasen mientras seguía tratando de calmar a su aurva antes de volverlo a hacer ella.
>>Eso es, nadie me va a comer a mí ni a ningún otro. Somos un equipo y no vamos a permitir que ocurran más cosas malas. Te prometo que no voy a salir del torreón mientras no esté recuperada, tan solo pondría en peligro a todos…
Adrune se lo debía a su parte clara. Neil no se merecía perder una parte de sí mismo por su imprudencia. Aunque ello no quería decir que en cuanto pudiese ponerse en pie y su brazo sanase volvería a entrenarse incluso con más ahínco que antes y, de este modo, estar preparada para defender a Neil y a cualquier otro de sus amigos de las amenazas.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
10/06/17, 06:02 pm
Eitne recobró las fuerzas para moverse en cuanto oyó a sus compañeros hablando dentro. ¿Cómo no se le había ocurrido que fuera una pesadilla? El niño se dejó la vela apagada en el suelo del pasillo y entró en la habitación cubierto con sus sábanas hasta la cabeza. No dijo nada, porque no sabía qué decir. Solo había sido un sueño, pero lo de hace dos días también había sido solo una salida para buscar gente y él llevaba ya dos noches sin dormir apenas. No poder dormir, tener pesadillas... había algo horrible en no encontrar descanso ni sobre la cama.
El niño se apoyó contra la pared, muy cerca del marco de la puerta, y buscó con la mirada el ojo que había dibujado sobre su cama. Completamente ausente de lo que ocurría en la habitación, Eitne se preguntó si el Huesped habría visto lo sucedido mientras él estaba en el pasillo. Se preguntó si habría visto otras cosas, si lo podría ver todo. Se preguntó si él también podría verlo todo gracias al Huesped.
El niño se apoyó contra la pared, muy cerca del marco de la puerta, y buscó con la mirada el ojo que había dibujado sobre su cama. Completamente ausente de lo que ocurría en la habitación, Eitne se preguntó si el Huesped habría visto lo sucedido mientras él estaba en el pasillo. Se preguntó si habría visto otras cosas, si lo podría ver todo. Se preguntó si él también podría verlo todo gracias al Huesped.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
11/06/17, 12:03 am
Aunque Neil podía oir a sus compañeros, algo no le dejaba creer lo que decían. No podía asimilar debidamente que aquello simplemente había sido una pesadilla. "Pero era tan real, todo era tan real". Con nerviosismo, paseó la mirada sobre sus compañeros y la habitación y se restregó las lágrimas con fuerza.
- Pero yo... las ratas... tu cuerpo... y Nora... y la luz... las velas... y la oscuridad...- balbuceó sin poder poner en orden sus pensamientos-. La oscuridad- repitió al percatarse de algo terrible-. Adru, la oscuridad. La oscuridad se ha vuelto... mala- terminó susurrando asustado, informando a su edeel de aquella espantosa noticia pero sin saber muy bien cómo expresar aquel sentimiento.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
11/06/17, 08:38 pm
Rena se frotó la cara con ambas manos. No podía hacer mucho por Neil en ese momento, lo mejor era que se ocupase su edeel. Pero dormir tampoco estaba entre sus opciones; el sobresalto la había desvelado por completo, y a pesar de que el cansancio convertía cualquier movimiento en una agonía no estaba dispuesta a quedarse en la cama mirando a la oscuridad y pensando en cosas horribles.
-Voy a calentar leche, me da que nos va a hacer falta.
Encendió una vela y salió de la habitación descalza, revolviéndole el pelo a Eitne al pasar por su lado. Rena no cocinaba, no estaba dentro de sus virtudes, pero en su estancia en la ciudad había descubierto que si echaba determinada fruta en la leche caliente podía endulzarla y no creía que fuera a necesitar nada más el resto de su vida. Le fastidiaba no tener ninguna otra cosa dulce que llevarse a la boca, sobre todo cuando, como en ese momento, el cuerpo se lo pedía, pero bueno << menos da una piedra...>> Encendió el fuego y puso un cazo de leche a calentar. Era dificil seleccionar fruta a oscuras, incluso con la vela no veía un carajo.
-Voy a calentar leche, me da que nos va a hacer falta.
Encendió una vela y salió de la habitación descalza, revolviéndole el pelo a Eitne al pasar por su lado. Rena no cocinaba, no estaba dentro de sus virtudes, pero en su estancia en la ciudad había descubierto que si echaba determinada fruta en la leche caliente podía endulzarla y no creía que fuera a necesitar nada más el resto de su vida. Le fastidiaba no tener ninguna otra cosa dulce que llevarse a la boca, sobre todo cuando, como en ese momento, el cuerpo se lo pedía, pero bueno << menos da una piedra...>> Encendió el fuego y puso un cazo de leche a calentar. Era dificil seleccionar fruta a oscuras, incluso con la vela no veía un carajo.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mental
Personajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
11/06/17, 09:38 pm
El hecho de que fuera una pesadilla no le tranquilizo, había monstruos que usaban las pesadilla para atacar a las gente, pensaba.
Se levantó y fue lentamente a la cama de Neil, se sentó en una esquina, y recordó lo que solía decirle su hermano.
-Si un monstruo intenta atacarte en tus sueños es porque es muy débil para luchar contra tí, intentan pillarte desprevenido, pero al final los sueños son tuyos y puedes luchar contra las pesadillas, o eso dice mi hermano, si quieres yo te puedo enseñar movimientos ninja para usar en los sueños, y patada ninja a las ratas y golpe ninja a las velas y explosión ninja a los monstruos, shuuurikenn!!. - dijo mientras se ponía de pie en la cama de Neil y hacia los movimientos, saltando en un "explosión" final. Cayendo al suelo y quedándose ahí parado.
-Tengo hambre, ¿bajamos a desayunar?- dijo sonriendo.
Y seguidamente bajó las escaleras y corrió hacia la cocina, dejando las manos atrás como un ninja, he intento pillar a Rena desprevenida desde atrás con un ataque de cosquillas ninja.
-¿Te ayudo?
Se levantó y fue lentamente a la cama de Neil, se sentó en una esquina, y recordó lo que solía decirle su hermano.
-Si un monstruo intenta atacarte en tus sueños es porque es muy débil para luchar contra tí, intentan pillarte desprevenido, pero al final los sueños son tuyos y puedes luchar contra las pesadillas, o eso dice mi hermano, si quieres yo te puedo enseñar movimientos ninja para usar en los sueños, y patada ninja a las ratas y golpe ninja a las velas y explosión ninja a los monstruos, shuuurikenn!!. - dijo mientras se ponía de pie en la cama de Neil y hacia los movimientos, saltando en un "explosión" final. Cayendo al suelo y quedándose ahí parado.
-Tengo hambre, ¿bajamos a desayunar?- dijo sonriendo.
Y seguidamente bajó las escaleras y corrió hacia la cocina, dejando las manos atrás como un ninja, he intento pillar a Rena desprevenida desde atrás con un ataque de cosquillas ninja.
-¿Te ayudo?
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
12/06/17, 12:03 am
No parecía que las palabras de ánimo del grupo tuvieran mucho efecto en Neil, pero dada la situación poco más se podía hacer. El sinhadre terminaría por tranquilizarse del todo ayudado por Adru y tal vez, como Rena bien había pensado, un buen desayuno ayudara a calmar los ánimos del grupo. La irrense salió descalza de la habitación después de anunciar que iba a calentar algo de leche, seguida poco después por un animado Guille que corría de una forma un tanto extraña, y el norteño, al ver que podía serles de mas utilidad a ellos, decidió acompañarles a la cocina. Antes de salir al pasillo recogió las botas de su compañera y un par de calcetines, enfilando poco después las escaleras reprimiendo un bostezo.
—¿Y ahora qué? —murmuró para si al oír el grito de la peliverde, apretando el paso por si había ocurrido algo malo. Solo necesito echarle un vistazo a la escena para deducir que solo había sido un pequeño sobresalto.
Guardó silencio mientras la muchacha increpaba al pequeño humano, sonriendo para si muy a su pesar, y cuando repararon en su presencia se acercó a ellos con las botas por delante.
—Pensé que las echarías en falta tarde o temprano —comentó, tendiéndoselas a su dueña—. ¿Necesitáis ayuda para preparar el desayuno? —preguntó poco después, aproximándose a las cestas para echar un vistazo en su interior. Lo que vio no le gusto nada—. Hoy vamos a tener que salir a por suministros. —murmuró para si con el ceño ligeramente fruncido.
La situación para proponer una salida no era la idónea, pues la mayor parte del equipo que se encargaba de ir siempre a por comida estaba herido y el resultado de la última expedición no era un buen aliciente para los letarguinos que no solían abandonar el torreón, pero Milo confiaba en sus compañeros. La seguridad del grupo dependía de ellos, a fin de cuentas, y pasar hambre no era bueno para los que estaban convalecientes.
—¿Y ahora qué? —murmuró para si al oír el grito de la peliverde, apretando el paso por si había ocurrido algo malo. Solo necesito echarle un vistazo a la escena para deducir que solo había sido un pequeño sobresalto.
Guardó silencio mientras la muchacha increpaba al pequeño humano, sonriendo para si muy a su pesar, y cuando repararon en su presencia se acercó a ellos con las botas por delante.
—Pensé que las echarías en falta tarde o temprano —comentó, tendiéndoselas a su dueña—. ¿Necesitáis ayuda para preparar el desayuno? —preguntó poco después, aproximándose a las cestas para echar un vistazo en su interior. Lo que vio no le gusto nada—. Hoy vamos a tener que salir a por suministros. —murmuró para si con el ceño ligeramente fruncido.
La situación para proponer una salida no era la idónea, pues la mayor parte del equipo que se encargaba de ir siempre a por comida estaba herido y el resultado de la última expedición no era un buen aliciente para los letarguinos que no solían abandonar el torreón, pero Milo confiaba en sus compañeros. La seguridad del grupo dependía de ellos, a fin de cuentas, y pasar hambre no era bueno para los que estaban convalecientes.
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