El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Noel se despidió de de Matt, Nia y de los que volvían al burdel una vez llegaron a la puerta del cuchitril. Entre estos últimos no se contaba Wen, quien le siguió hasta su cuarto. Él entró hasta el centro de la habitación, pero la chica permaneció junto a la puerta, por lo que, tras escucharla hablar, se acercó a ella.
—No es necesario pedir perdón —negó con la cabeza—. No niego que no me pareció adecuado, sobre todo porque involucrar a los cosechados no es algo muy conveniente de hacer... Pero sé que el principal problema fue como reaccioné. Es evidente que os hice sentir mal. Que no me gustase no me da derecho a ponerme tan violento. En mi defensa solo puedo decir que el dolor no te hace pensar con mucha claridad, pero me temo que no es tan simple como eso... —la miró unos instantes con el rostro serio antes de desviar la mirada y darse la vuelta para sentarse sobre la cama.

- Tenía que haberlo pensado. - se recriminó.- Tanto tiempo planeándolo, ¿y no soy capaz de recordar el factor risas? Soy un desastre. Tienes todo el derecho a estar enfadado conmigo.

La vouivre se acercó al draco y se sentó a su lado. Puso sus manos entre las suyas y lo miró fijamente a los ojos.

- ¿Hay algo que pueda hacer que arregle ese desastre?

Noel negó con la cabeza cuando Wen dijo que tenía derecho a estar enfadado con ella. Es verdad que se había cabreado considerablemente en el momento, pero viéndolo todo con perspectiva tan solo le había quedado un mal sabor de boca de todo aquel asunto. Y una buena parte de este era por su propia culpa. No obstante, el gesto que Gael y su hermano habían tenido con él habían hecho desaparecer en gran medida su mal humor y el draco no era precisamente rencoroso. Al menos no con aquellos a los que consideraba sus amigos, mucho menos si se trataba de la vouivre.

—Entiendo que no te hayas parado a pensar en las risas que se iban a producir. Yo lo tengo siempre muy presente por razones evidentes, pero sé que para los demás no es nada sobre lo que haya que reflexionar. En parte, que no te hayas acordado quiere decir que ya no se nota que me duele cuando os reís y es mucho mejor así —aseguró mientras ella se acercaba para sentarse a su lado y le cogía de las manos—. No negaré que me sentó mal al principio, pero si ya he perdonado a Matt, ¿por qué iba a estar enfadado contigo? No hay nada que arreglar.

No obstante, tras unos breves segundos de silencio, sonrió con picardía mientras sentaba a Wen en su regazo.
—Pero teniendo en cuenta donde estamos se me ocurren unas cuantas cosas que se pueden hacer de todas formas —dijo dejando escapar una leve risa antes de comenzar a besarla.
Lo siguiente que hizo el sueco, fue insonorizar la habitación en ambas direcciones.

Giz había vuelto del castillo bien entrada la tarde. Después de la broma a los macieleros, había acudido allí para trabajar en su muestrario y había recibido la visita del brujo de los roedores. Ambas cosas consiguieron que llegara de buen humor y se recuperara del desconcierto de la broma, la cual seguía sin entender del todo debido a su falta de visión terrícola. Sin embargo, no venía para descansar. Había vuelto con la intención de prepararse para salir de caza.

Lo primero que hizo fue buscar a sus amigos para contarles lo de Enredo y DL y, finalmente, lo de RR. Encontró a Gael y Noel en el salón. Les hizo un resumen de sus visitas y acabó comentándo la última.

—Creo que su negocio no le va a salir rentable hasta que no aprenda a imponer su dominio de verdad. Porque si logro unas ratas que aprendan a escribir, por muy tontas que sean, la base de inteligencia que tengan también les dará para aprender a molestarlo y escaquearse—en su comentario se podía percibir un ligero tono jocoso. Al fin y al cabo el cobraría igual y ese pequeño detalle era algo que solo RR podría resolver—. Por cierto, chicos, cambiando de tema. ¿Tenéis algo que hacer esta noche?—las salidas de caza siempre eran más divertidas con compañía—. Hace poco me contaron sobre un experimento genemágico que anda suelto por la ciudad y había pensado en ir a saquear muestras. Es mitad reptil alado mitad ghoul—explicó, para que supieran que sería más entretenido que ir a cazar mariposas—. ¿Podéis u os apetece?

Al llegar al cuchitril tal vez se notaba un ambiente enrarecido todavía, pero ya no le parecía cuestión de prestar atención, solo había que dejar las cosas seguir su curso. Mientras cada uno se fue a lo suyo, él preparó la comida sin pedir ayuda a Noel, que dio por hecho que era mejor dejarlo tranquilo con Wen. Se esmeró en hacer un buen arroz con carne y verduras para, después de comer y dejar la olla sobre la mesa para quien quisiera, irse al taller a trabajar hasta la tarde. Estaba planeando hacer más quimeras, pero creía que le vendrían bien algunos materiales nuevos. Se fue al cuchitril, y estaba enseñando a Noel posibles diseños cuando regresó Giz del castillo.
—Bueno, está bien que los novatos aprendan de sus errores. Aunque les cuesten caros en muchos sentidos —comentó riendo la historia que el goliat traía de su trabajo. Después, ante la propuesta, se le ensanchó la sonrisa—. ¡Claro! ¿Qué iba a tener que hacer mejor que eso? Yo me apunto, cuando quieras.
Dejó sus cosas y ordenó el taller para después planear con los demás una cena a base de sobras y algún que otro añadido. Mientras cenaban se pensó qué cuerpos y armas coger para la salida, y cuando terminaron y quedó la cocina recogida se fue al taller, regresando con los dos cuerpos de cabeza frivy. El no alado llevaba un espadón colgado de la espalda.
—Yo ya estoy listo —dijeron los dos monstruos al mismo tiempo.

Cuando Noel salió de su cuarto el fuego fatuo ya había dejado la comida preparada en la cocina. Se despidió de Wen y se sentó en la barra a comer a destiempo mientras le daba algunas vueltas a los sucesos de ese día. A pesar de ello, su humor había mejorado notablemente y, tras haber limpiado la cocina, fue capaz de concentrarse para seguir estudiando el sistema de distribución de hechizos defensivos ya que no había nada planeado para esa tarde.
—Perdona que no bajase a hacer la comida, vaya una forma de agradecerte que hayas hecho el ridículo conmigo. De la cena me encargo yo para compensar —le dijo a Gael cuando volvió de su taller.

Se encontraba mirando los diseños de las quimeras que el español tenía en mente cuando Giz volvió a casa y les contó que había recibido la visita de tres de los novatos aquella tarde. El draco dejó escapar alguna que otra risa mientras el goliat les explicaba las descabelladas peticiones que le habían demandado el humano y el foner.
—Brujos tenían que ser —comentó tras Gael sonriendo con evidente jocosidad—. Pronto se les han fundido los plomos a estos. Te harás rico si todos los novatos tienen tanta prisa por endeudarse de por vida —añadió dirigiéndose al asreniano.

La conversación derivó entonces en la propuesta del genemago para una cacería a la que el sueco no dudó en apuntarse. No necesitaba más preparativos que comprobar que sus runas estaban cargadas, por lo que esperó junto a Giz a que el nigromante volviese con los cuerpos.
—Ten cuidado con que no te coma, es un dragón zombi al fin y al cabo. Pero seguro que podemos matarlo lanzándole hechizos de curación —bromeó mientras salían por la puerta.

Sigue en el Barrio Derruido.

Tras localizar al draghoul, volvieron a casa. Sin embargo, Giz no se quedó durante mucho tiempo. Estaba hiperactivo, con ganas de trabajar con lo que había conseguido, y tras subir a por su cabra, volvió a su laboratorio. Volvió muy entrada la noche, tras haber dejado creciendo en uno de los contenedores la blástula de lo que pronto sería un embrión de draghoul. Durmió profundamente y todavía remoloneó en la cama un poco más tras haberse despertado. No se decidió a salir de la habitación hasta que escuchó el nuevo pregón, motivado por la recompensa más que por cualquier otro detalle de este.

Bajó al salón con una expresión parecida a la que había llevado cuando salieron a por el experimento el día anterior. Toima estaba en el patio y no tenía pintas de querer entrar, por lo que acabó molestando a Gael y Noel, que estaban en la cocina. Era medio dia.

—¿Habéis oído eso?—preguntó acelerado—. Creo que me voy a apuntar. Tengo que saber bien cómo será, pero lo más probable es que lo haga. El "puede que algo más" me ha ganado más rápido que la jugosa suma de dinero que se supone que habrá—Giz era casi tan ambicioso como curioso. Sabía que había decidido demasiado rápido, pero muy raras debían de ser las normas para que se le fueran las ganas de participar.

No lo había llegado a preguntar, pero el "¿qué haréis vosotros?" quedó implícito en el momento en que acabó callándose.

Al llegar le costó encajar la araña en algún lugar, y tuvo que quedarse sobre el dragón de los subterráneos como medida temporal. «Quizá la acabe tirando, después de todo» pensó apenado. Después pasó a arreglar dos rasguños que había ganado en la pelea con hilo y aguja y se fue a dormir.

Tras el entrenamiento, al día siguiente, estaba preparando la comida con Noel, cuando la voz de Miseria se coló en el cuchitril con un nuevo pregón. Como siempre que eso sucedía, esperaba escuchar noticias de mundos vinculados, pero aquel día el pregón se debía a algo bastante inusual. Miró a Noel con desconcierto, y cuando la voz dejó de sonar entró Giz en la cocina, entusiasmado.
—Esto es muy raro… fiestas pomposas y ahora torneos… ¿qué propósito tendrá esta vez? —No podía evitar pensar que el hecho de que ofreciesen una recompensa en metálico y decidiesen organizar aquel torneo tenían que tener algún motivo de peso para el consejo.
—No sé, Giz… A mí me gustaría saber más del tema antes de decidir qué hacer. ¿Estaría bien que enseñase en públicos todos los trucos de mis quimeras? O si no se permiten siquiera...
Mientras sopesaba lo que acababan de oír miraba alternativamente a Noel y a Giz.

Una vez volvieron al cuchitril, Noel no tardó demasiado en irse a dormir tras dedicar unos minutos más al estudio de runas. A pesar de haber empezado el día con mal pie tan solo había ido a mejor, por lo que el draco no tuvo demasiados problemas para conciliar el sueño tranquilamente.

Se encontraba cocinando junto a Gael como de costumbre tras el entrenamiento cuando la voz de Miseria resonó por toda la ciudad una vez más. El sueco estaba a punto de comentar que en esta ocasión habían tardado desde el anterior pregón cuando el contenido del mismo le hizo callar y prestar atención. Le devolvió la mirada al fuego fatuo pero no tuvo tiempo de hacer ningún comentario pues al instante entró Giz comentando el pregón con evidente entusiasmo.
—La verdad es que es da que pensar que organicen un evento así y además ofrezcan una buena recompensa por ello. Probablemente tengan algún tipo de interés en analizar nuestras habilidades... Espero que no se acerque alguna invasión en la que haya que participar obligatoriamente o algo por el estilo. —Frunció ligeramente el ceño.

<<Un torneo...>>. La idea atraía inevitablemente al sueco, aunque también comprendía las dudas que había expuesto el español.
—Sí, deberíamos informarnos antes de nada. Pefiero no afirmar nada por ahora, al fin y al cabo Miseria no ha dado demasiados detalles. Aunque estoy seguro de que si os apuntáis a la categoría de duelo mágico cualquiera de vosotros dos puede arrasar —les dijo a ambos con una leve sonrisa.
Pero algo así podía ser una buena oportunidad para demostrarle a alguien que tal vez no fuese un completo inútil. No comentó, no obstante, su dudas en voz alta. Al fin y al cabo ese alguien era él mismo.

Finalmente, decidieron que visitarían el anfiteatro después de comer, aunque para Giz se trató más de un desayuno tardío. Allí se encontraron con varias personas trabajando en las reformas del edificio. Muchas de las caras le sonaban al goliat y muy pocas eran de nada bueno. Por suerte también toparon con las de Miseria, quien les explicó de forma detallada qué normas había en el torneo, según las diferentes categorías. Les dijo que podían inscribirse ahí mismo, pero lo dejaron estar para pensarselo mejor. El goliat no tenía muchas dudas respecto a entrar, pero sí que dudaba sobre las categorías.

A la vuelta, se reunieron en el salón del cuchitril para hablarlo tranquilamente.

—Yo me apuntaré sí o sí—explicó—, aunque tengo que decidir todavía en cuantas de las categorías. No creo que participar sea tan delator, tampoco, al fin y al cabo este torneo no se parecerá en nada a lo que solemos hacer trabajando... Y si participo con algún experimento tampoco habrá problema, siempre están en fase de desarrollo y lo que vean puede no parecerse en nada a lo que acabe haciendo en el futuro. ¿Vosotros qué pensais?

Gael siguió dándole vueltas al hecho de que nunca antes se había dado un evento así, pero decidió no pensar en ello hasta saber más detalles. Cuando se acercaron al anfiteatro después de comer, Miseria les soltó una perorata sobre las normas del torneo interminable. Parecía que les quedaba un buen trabajo por delante adecentando el Coliseo, y de hecho se preguntó qué pasaría con las hienas de la zona durante el evento. Cuando regresaron a casa entendía más o menos bien cómo funcionaba el torneo, pero lo cierto era que seguían sin tener ni idea de los propósitos de este. «Tampoco tiene por qué deberse a nada importante... sí, tal vez solo sea observar cuánto pueden defenderse los Rocavarancoleses. Ahora que el ejército no para de crecer seguro que empiezan a pensar en nuevas conquistas».

Se sentaron en la mesa del comedor a hablar, una vez regresaron. El fuego chisporroteaba en la chimenea y Gael lo miraba de vez en cuando.
—Pues yo no sé qué hacer… Sigo pensando en lo que dije antes de salir. Puede ser divertido, la verdad, ¿pero qué clase de gente se apuntará? Podríamos toparnos con cualquiera… —Estaba siendo muy cauteloso al pensar en todo lo que podría salir mal, pensando concretamente en los mercenarios de Gar en aquel momento, pero lo cierto era que podría ser divertido. Él no era de los que más disfrutaba peleando, pero medirse con sus amigos, especialmente con ellos, podía ser algo interesante. Lo hacían cada día en los entrenamientos «¿pero cómo será ir en serio?»—. Uf, no sé, a lo mejor estaba sonando un poco aguafiestas. De verdad no sé qué hacer, aunque suena a buen entretenimiento. La cosa es que la recompensa es lo mejor de todo… no vendría nada mal.

Noel había observado con curiosidad las obras del anfiteatro mientras Miseria les soltaba la perorata acerca de las normas del torneo al detalle. Al principio había prestado toda su atención al ominario, pero al cabo de un rato se había cansado y se cruzó de brazos mientras atendía a la actividad en la arena y captaba lo esencial de lo que les comunicaba el nublino.

Las normas convencieron al draco y para cuando volvieron al cuchitril tenía bastante claro que se apuntaría, aunque ciertamente había un asunto que lo preocupaba. Cuando Gael mencionó que podrían toparse con cualquiera, el sueco supo en quién estaba pensando concretamente. En los mismos que pensaba él, desde luego.
—Eso es lo que más me preocupa. No sé qué haría si me topase con uno de ellos durante el torneo. Probablemente tratar de saltarme una de las normas —<<la que no permite matar al oponente>>. El sueco había hablado de forma un tanto tajante y con cierta rabia sutil en su tono. Tan solo pensar en aquellos tipejos sacaban lo peor de sí mismo y no podía evitar que se le notase en su tono. Ni en el puño que había cerrado y apretaba fuertemente sobre la mesa. Suspiró levemente y se obligó a relajarse antes de continuar hablando—. Pero Giz tiene razón, no creo que debamos preocuparnos demasiado por lo que mostremos, las normas son bastante restrictivas en cierto modo. Si participas con tus creaciones serás como un entrenador Pokémon —respondió al asreniano con una sonrisa jocosa—. Y yo creo que sí deberías participar —se dirigió entonces al fuego fatuo—. Nunca he peleado en serio contra vosotros, será tan interesante como divertido. Aunque yo no sé si debería apuntarme a la categoría de duelo mágico, la verdad...

Llevaba meses especializándose en magia de combate con Deferentia, no obstante no estaba muy seguro de que pudiera medirse con otros usuarios de magia más avanzados. Pero la idea de apuntarse a todas las categorías le tentaba bastante. A pesar de sus dudas personales el sueco tenía una vena competitiva que no había dejado de palpitar desde que había escuchado el pregón.

Giz escuchó a sus compañeros con atención. Entendía sus preocupaciones, pero para él, el premio seguía pesando lo suficiente como para borrar las suyas.

—No creo que ni a los de Gar ni a nosotros nos convenga perder los estribos en la arena—comentó—. Si matas a una persona delante de todo el mundo no consigues nada bueno. Y si bien nosotros mancharíamos nuestra imagen, los de Gar solo ensuciarían más la suya. Ellos ya han dejado a un cliente en la estacada—Giz no estaba seguro de si lo decía porque de verdad confiara en el buen criterio de los de Gar o como forma de autoconvencerse para seguir adelante con lo de participar. La broma de los pokemon le hizo reír y olvidarse rápidamente de aquel problema—. Si me toca contra demiurgos seguro que damos un buen combate al público—era de las pocas cosas que recordaba como para seguirle el juego a la broma. Sin embargo, no tardó en volver a la seriedad inicial—. Yo, personalmente, creo que ambos lo haríais bien y deberíais apuntaros. Y sí, Noel, tú en duelo mágico también. Ya habéis visto que es más de exhibir que de ir saco, hay muchos factores que van más allá del nivel mágico, aunque también influya.

—Sí… es una tontería preocuparse por eso, la verdad —respondió tras Giz al hablarse claramente de los de Gar. Prefería quitar hierro al asunto tras el comentario de Noel y, por suerte, esquivaron el tema rápidamente con alguna que otra broma. Volvió a hablar brevemente cuando el draco mencionó sus dudas—. Tonterías, te has esforzado un montón, sabes más que muchos.
Que ambos le animasen a apuntarse de palabra no fue tan efectivo como el hecho de ver el entusiasmo en ambos. Giz, especialmente, para ser normalmente serio como solía.
—Bueno… me lo pensaré. El premio es jugoso, pero creo que lo único que voy a ganar es pasarlo bien si las peleas son buenas —comentó riendo—. No sé a qué apuntarme, pero si lo hago voy a empezar a repasar hechizos desde ya… Ah, quizá debería conseguir cuerpos nuevos para esto. O podría hacer una quimera para la ocasión…
Empezaba a darle vueltas a qué sería lo más adecuado, una vez se había empezado a animar. El tiempo que faltaba hasta el torneo le ofrecía la posibilidad de conseguir lo más idóneo posible para participar, pero no sabía si sería suficiente.

Noel dejó escapar una leve risa cuando Giz explicó por qué no les convenía hacer aquello que se le había pasado por la cabeza al imaginarse enfrentándose a los mercenarios de Gar en el torneo. No porque no pensase que estaba en lo cierto, sino porque no estaba muy seguro de que aún con esas sería capaz de mantener a raya sus impulsos.
—Personalmente creo que simplemente convertirlos en cadáveres ya es algo bueno —sonrió con malicia antes de volver a suspirar con resignación— Tienes razón, por supuesto. Trataré de... priorizar el no perjudicarnos como grupo si llega a darse la situación. Pero es mejor que no aparezcan, por el bien de todos. —Mantuvo la expresión sombría durante unos instantes más, mientras pensaba que además, de encontrarse con aquella escoria, lo más probable sería que no podría concentrarse debidamente y mucho menos divertirse durante el torneo. Decidió apartar el tema de su mente todo lo posible por ahora, a lo mejor ni siquiera se apuntaban... Porque estaba seguro que de ser así, estarían allí igualmente, espiándolos—. Pues yo creo que tienes posibilidades de ganar en varias de las categorías —le dijo al fuego fatuo con sinceridad tras escuchar su comentario acerca del premio—. Y yo también tengo que practicar algunos hechizos que hace tiempo que no utilizo. Tengo que pensar más en ello antes de decidir si apuntarme a duelo mágico, pero, sea como sea, en pelea libre también se permite el uso de magia.

Tras continuar hablando sobre ello un rato más, el sueco también habló con Adara sobre ello, preguntando a la ángel negro si pensaba participar. Como suponía, su maestra también se había mostrado entusiasta con la idea y tenía intención de participar en tres de las cuatro categorías. Noel bromeó con ella acerca de la "ley de dos" que ya habían mencionado en otra ocasión.

Después de su conversación con la ángel negro, observó al ulterano que todavía seguía en el patio con su entrenamiento particular. Tras unos instantes salió, dubitativo con la intención de hablar también con él. Todavía no había recuperado la normalidad respecto a su relación con el argos, pero la situación hacía tiempo que le desagradaba y en el fondo nada le gustaría más que volver a tratarse con él como siempre. Probablemente la cabezonería de ambos era lo que lo estaba impidiendo. Suspiró mientras se acercaba a Toima, sabía que si él no hacía nada por ello podía esperar sentado a que el ulterano diese alguna muestra de querer arreglar las cosas. Así pues, por primera vez en bastante tiempo, el draco se dirigió al argos no porque fuese estrictamente necesario sino para interesarse por lo que pensaba.
—Toima, no has comentado nada. ¿No te interesa participar en el torneo?

Toima

El ulterano habia decidido estar fuera aquella mañana. Se encontraba afilando unos cuantos cuchillos, virotes y puntas de flecha con una piedra para afilar. No se inmutó ante la voz del discurso y siguió afilando en completo silencio, solo que gradualmente aumentaba la fuerza de cada pasad con la piedra. Para cuando Noel salió al patio, el ulterano ya habia roto tres puntas de flecha y se habia cortado con las lascas de estas las manos más de una vez. Sin embargo, sin pararse a curar las heridas, siguió con los virotes que parecian estar apunto de sufrir el mismo destino que las puntas de flecha. Sin embargo, algo fue diferente en aquella vez y cuando la voz de Noel se dirigió expresamente para él, se detuvo un instante y le miró con más de un ojo con algo de sorpresa. Recuperando la calma (o la rabia en este caso) prosiguió con su tarea, afilando los virotes, imprimiento tanta fuerza en estos que se empezaron a doblar. Mientras lo hacia, contestó a Noel.
-No.-dijo secamente.-Si se me diese una oportunidad de dibujarle una sonrisa nueva a esos gilipollas del consejo o al pirómano con un dragon me lo pensaria, pero no. Es una idea estúpida. O bien porque es una trampa o bien porque solo un idiota exhibiria su poder para ganarse una ovación o algun...-meditó la palabra y la expulsó de su boca como si fuese veneno.-...trofeo.-
Siguió unos instantes con su tarea, aun más frustrado por su falta de autocontrol, para luego devolverle la pregunta a Noel, sin dirigirle la mirada.
-¿Piensas participar?-

Noel arqueó ligeramente una ceja y se cruzó de brazos al observar la reacción de Toima, además de las multiples heridas que presentaba el ulterano, pero no hizo comentario alguno al respecto. Se apoyó contra el marco de la puerta del patio mientras escuchaba lo que el argos tenía que decir. Resopló ligeramente ante sus palabras. Aunque por otra parte no le cogieron por sorpresa.
—Por supuesto, estoy seguro de que es una trampa para asesinarnos a todos. El Consejo siempre mostrando tanto interés por exterminar a todos sus ciudadanos... —replicó sarcásticamente no teniendo ganas de rebatirle con argumentos lógicos. La lógica no era algo que funcionase demasiado con aquel cabezahueca—. Pero no es ningún trofeo lo que ofrecen, es dinero. Una buena suma, además. Realmente ese es el único premio que merece la pena a parte de la buena publicidad. Por lo que respondiendo a tu pregunta, sí, es muy probable que sea uno de esos idiotas.