El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Wen sabía que esa falta de perspectiva de Noel de “¿quién me va a querer a mi?” no era más que la demostración de otra de sus inseguridades, pero Wen sabía perfectamente como miraban las mujeres al draco y no era precisamente con asco, aunque a veces si con un poco de miedo. Aunque sabía que nunca podría ni llegar a vislumbrar todo lo que burbujeaba en la mente del sueco, intuía la mayoría y sabía por qué él afirmaba que no era un lugar agradable. Aun así, ella quería estar ahí. Quería comprenderlo tanto como se le permitiera y el mismo draco le había dado la conclusión.

El día siguiente fue como los anteriores, con una pequeña variación. La vouivre terminó su trabajo antes de tiempo y sacó a pasear a Ornlu. A medio día había hecho un bizcocho y, ya que en el Cuchitril se habían vuelto unos golosos, pensaba utilizarlo como excusa para aparecer por ahí.

Pasada la media tarde esperaba en la puerta de la casa de sus amigos a que alguien e abriera. Confiaba en que estuviera Gael, pero no Noel o si no resultaría algo raro que quisiera hablar a solas con el fuego fatuo.

Habían vuelto ya del mercado hacía un rato, aunque el vino seguía encima de la mesa, reservado hasta que estuviesen todos en casa. Gael estaba vago aquella tarde, pero aunque había decidido dedicarse a jugar con la gata, ya no había mimos ni juegos, la peinaba en silencio, preocupado por la pérdida de pelo irrecuperable, dándole vueltas a cómo evitar su caída. Cuando alguien llamó a la puerta se levantó sacudiéndose la camiseta y dejando a la gata en el suelo para abrir. Wen había venido con Ornlu y un paquete.
—Oh… Hola Wen —no esperaba verla allí a aquellas horas—. Noel aún no ha vuelto del entrenamiento con Deferentia… —Aun así le pidió pasar, y se retiró de la puerta con una cara de extrañeza que probablemente sería fácil de leer—Claro, adelante, pasa —dijo rápidamente—. ¿A qué se debe el regalo? —Señaló brevemente el bizcocho que traía la vouivre.

Si el humor del argos podia considerarse malo de serie, con el castigo del consejo y, de nuevo el verse humillado por la magia lo empeoró todo más. No solo se habia esforzado por lograr lo que nadie más habia logrado jamás, sino que de ahora en adelante, no tendria oportunidad alguna de clamar su venganza contra su padre. No le iba a fallar a su palabra. Fuera como fuese, volveria a ulterania algún día para liberarse de aquella carga y entonces... El entonces nunca se habia pasado por la mente del ulterano, obcecado en el ahora siempre, su previsión de planes para el futuro siempre pecaba de estar muy improvisada.
El argos sabia que si lograba vulnerar el cerco del consejo y volvia a ulterania y, una vez allí, lograba cobrarse la venganza y, de algun modo sobrevivir, una vez que volviese a la ciudad, lo más seguro seria que le ejecutarian. En el mismo día que estuviese por fin libre, seria el dia en el que perderia todo lo que tendria. Con estos pensamientos constantemente en su mente, llegaba a un punto en que el circuito de procesos mentales del albino se quebraba y perdia el juicio. Zarandeando una caja de explosivos y echando espumarajos por la boca, procedia a vociferar como iba a reventar al consejo en pedazos. Normalmente detenido por Tania o porque la lagarta se encontraba fuera, el albino no llevó acabo ninguna explosión que afectase al consejo en aquel periodo de tiempo. Pero no descartaba la idea y guardaba la caja siempre a mano.
Sin contar con aquella rutina, el argos le retiró por completo la palabra a Vac. Cada vez que se veian le ignoraba. Y se mostraba más arisco que de costumbre, evitando las concentraciones de gente y hablando siempre utilizando el menor numero de palabras.

Una Tania que se debatia entre varios dilemas contemplaba como un Toima más arisco y violento como nunca le habia visto se hacia más y más huraño. Ya ni siquiera compartia mesa con el resto de cuchitrileros. El argos se habia tomado a pleno la tarea de saldar su deuda y salia en numerosos trabajos durante todo el día, casi sin darse un descanso. La mayoria de veces volvia hecho una piltrafa, con moratones, cortes, dientes de menos y algún que otro hueso roto.

Y entonces pasaron tres semanas. Toima se hallaba en su cuarto, limpiando y desmontando sus nuevos rifles. Cuando sus ojos captaron a Wen en la distancia, maldijo en voz baja. Tania, que se encontraba leyendo apaciblemente en el salón, vio como un Toima cargado hasta arriba de piezas de sus armas y diferentes herramientas y productos de limpieza se trasladaba a una pequeña mesilla que se encontraba en aquella planta. Apunto de tomarselo como un buen signo, la puerta sonó y entonces Gael abrió. Wen estaba al otro lado. Inmediatamente la nublina se fijó en el argos que les lanzaba una mirada penetrante a los dos que se encontraban en el umbral. Parecia estar murmurando mientras frotaba con demasiada fuerza un percutor, sacandole aún más brillo del necesario.

Tania le lanzó una mirada reprobatoria entonces que el albino no tardó en ignorar y, tras suspirar de puro cansancio, la nublina prosiguió con su lectura en silencio.

Wen le informó que no venía por Noel. La extrañeza del fuego fatuo no le sorprendió ya que lo más normal era que fuera al cuchitril buscando a Noel, si no es que tenían algo planeado.

- Como os habéis vuelto unos glotones he pensado que apreciaríais un regalo como este. Además, no me fio yo de que Giz no confunda su laboratorio con la cocina y termines envenenados.- dijo siguiéndole al interior de la casa.- ¿Estás solo?- le preguntó una vez estuvieron dentro, ante la afirmación dejó el bizcocho sobre la mesa y se puso seria.- En realidad, no he venido únicamente para daros bizcocho, sino por algo más. Recurro a ti porque sé que nos tienes el suficiente aprecio a Noel y a mí para ser discreto. Verás, hoy me he enterado de que la soñadora novata lleva un mes aproximadamente paseándose por la cabeza de Noel y creo que también por la tuya. Vengo a pedirte un favor.- la vouivre cogió aire y soltó lo siguiente rápidamente.- Quiero entrar en la cabeza de Noel. No sé si tengo que explicar por qué quiero hacer eso, pero supongo que lo intuyes. Necesito que la próxima vez que Seon te visite le digas que le voy a estar esperando en mis sueños, que necesito hablar con ella. No me fio, ni, para que mentir, quiero ir en persona. He pensado en ti porque conoces lo suficiente a Noel y a mí para entenderlo y sabes lo importante que es que lo guardes en secreto.

Gael rio al comentario sobre la glotonería, no queriendo confesar que había ya un bizcocho de nata empezado en el horno, y agradeció el detalle. La vouivre preguntó si estaba solo, y por eso se hizo a un lado para que viese a Toima y a Tania en el salón. Terminaron en la cocina, donde Wen dejó el bizcocho y empezó a hablar. Se preocupó al principio, no sabiendo por dónde iban a salir los tiros, y de hecho cuando todo estuvo dicho seguía un tanto confuso. Pero la respuesta era evidente. Darle un recado a Seon no significaba nada, de hecho Wen se podía haber ahorrado los detalles diciendo simplemente “quiero hablar con ella” y lo habría hecho de todos modos y con la misma discreción, si era lo que quería.
—Claro… Se lo diré, sin problema. Espero que venga pronto. Te puedo intentar avisar cuando lo consiga, si quieres, ya pensaré cómo.
No tenía ni idea de si realmente prefería no haber sabido los detalles, y tal vez fue por eso que no hizo ningún comentario al respecto.

La vouivre suspiró aliviada cuando Gael le prometió que lo haría.

- Muchas gracias, Gael, sabía que podía confiar en ti. - dijo dándole un abrazo que le salió espontaneo, pero que en seguida cortó dada la incomodidad.- No hace falta que me avises, no quiero ser una molestia para ti, pero si quieres hacerlo supongo que con un lacayo grotesco vale. El intercomunicador sería una mala idea.

La británica se sintió más tranquila, incluso relajada, una vez el fuego fatuo le aseguró que lo haría. No se trataba de un juego ni un capricho y no era algo que contar a los cuatro vientos. Wednesday quería comprender a Noel todo lo que pudiera porque lo quería y le agradecía enormemente a Gael que le ayudara en esto, aunque solo fuera dándole un recado a una novata. Después de un silencio corto, pero algo incomodo, Wen le preguntó a Gael sobre cómo le iba y de repente la conversación se transformó en una charla agradable, acompañada más tarde de vino de la bodega y bizcocho, con algunas risas de por medio, y así pasaron la tarde.

Cuando Noel volvió al cuchitril, ya cerca del anochecer, le sorprendió encontrar a Wen allí. Enseguida le pusieron al día sobre la visita a la bodega, el vino y el bizcocho y se sentó a la mesa con el resto para charlar animadamente.
—Hoy Deferentia vio uno de nuestros comunicadores y nos prohibió volver a llevarlos al entrenamiento —explicó a modo de anécdota tras darle un sorbo de prueba a la copa—. Empezó a divagar sobre que alguien podría espiarla a través de ellos porque existían medios mágicos que bla bla bla... Una perorata imparable de las suyas que no había forma de acallar aunque le explicásemos que estaban hechos para comunicarnos tan solo entre nosotros y todo lo demás. Qué mujer, es buena maestra pero cada día sale con algún rollo así distinto. Le hemos tenido que prometer que no lo llevaríamos, cosa que no pensamos cumplir, claro está —aclaró con una sonrisa condescendiente—. Pero ya se le olvidará cuando encuentre otra conspiranoia sobre la que divagar. Existe gente paranoica y después está Deferentia.
Durante el resto de la cena, se acordó que ya iba siendo hora de visitar los torreones como todos los años y hacer las apuestas pertinentes. Noel aprovechó para preguntarle a Wen por la resolución de las del año anterior y, aunque no obtuvo una respuesta muy satisfactoria, pudo saber que al parecer se llevaría a cabo pronto.

Una vez hubieron terminado la reunión en el cuchitril y la vouivre volvió al burdel, el draco salió con ella para pasar la noche allí como de costumbre. A la vuelta se enteraron de que Cain tenía una petición que hacerle a Wen que consistía en una misión en Ulterania para encontrar un nuevo trabajador del burdel. Ya que a Vac le habían prohibido volver a dicho mundo, el invocador decidió recurrir a la británica y se acordó que el propio Noel la acompañaría para ayudarla. Ambos decidieron que hablarían con Nia al día siguiente para pedirle que fuese su guía, además de otros preparativos que debían hacer.

Sigue en el Torreón Maciel.

Después de estar en Maciel, el grupo se pasó por Letargo donde espiaron a los pocos cosechados que quedaban ahí, dando por vivos por su parte al humano y la chica y dando por muertos a los otros dos. El día pasó rápida bromeando entre todos sobre quién sería el próximo ganador y el próximo perdedor y, una vez Matt y ella informaron de que al día siguiente sería la resolución de la apuesta, lo comentarios se convirtieron en especulaciones sobre lo que ambos habían preparado.

Y por fin el día había llegado. Esa misma mañana, Matt y Wen prácticamente habían obligado a todo aquel que quisiera disfrutar del espectáculo a ir al Cuchitril donde un par de horas más tarde aparecerían ambos con algunas cajas camufladas incluso con magia por si acaso intentaban algún hechizo y estropeaban la sorpresa.

- Bueno, vamos a empezar. - comenzó Wen mirando a Noel.- Ven, acompaña a nuestra azafata de arena al interior de la sala de preparación. - dijo señalando la cocina.-  Agradecería al publico que no hiciera trampas e intentara mirar hasta que se lo permitamos. Muchas gracias. - dijo siguiendo a Sandy que cogía del brazo a Noel, al que se acercó para susurrarle al oído.- Espero que después de esto no me odies.

Durante los siguientes minutos, Matt y Wen se dedicaron a ocultar la habitación de la visión y el oído de los que en el salón esperaban con hechizos de insonoridad, de niebla y otros. También privaron a Noel de sus sentidos en un intento de evitar que se percatara de lo que le pasara. Cuando todo estuvo listo, Matt salió de la estancia haciendo de portero de la misma y Wen comenzó a desvestir al draco, intercambiando las prendas que le quitaba por otras nuevas. Una vez estuvo listo, le colocó un objeto sobre la cabeza y le hizo sujetar otro en la mano derecha.

- Damas y caballeros, monstruos y monstruas. - comenzó a decir después de hacer desaparecer el hechizo de insonorización.-  Tengo el orgullo de presentarles a la nueva sensación de Rocavarancolia. - y, dicho esto, empujó al draco fuera de la estancia.

Spoiler:

Toima, Tania y Nia

Toima habia estado con su "buen" humor como de costumbre aquella mañana. Cuando vio a Matt y a Wen aparecer en la distancia, murmuró algo como "Más problemas innecesarios..." Cosa que hizo que Tania, que llevaba un largo rato despierta, haciendo unos pequeños ejercicios matutinos de después de desayunar, se encogiese de hombros y gruñera. La nublina sabia que no lograria una respuesta directa del albino y por su relajada postura sabia que no era algo realmente problemático, sinó que se acercaba alguien que, en su estado de humor, no agradaba al ulterano.

Para cuando entraron por la puerta, cargados de varios bártulos, Tania se preguntó que contenian, le dirigió de nuevo la mirada al argos que inspeccionaba cada caja minuciosamente y luego les lanzaba miradas confusas a los dos humanos, como si su contenido fuese tan aleatorio como bizarro. De nuevo, el preguntarle al ofuscado ulterano estaba fuera de la cuestion, pues nada más terminar el chequeo se volvió a subir al cuarto, igual de enfurruñado. Tania suspiró. Se acercó a Wen y, tras preguntarla, supo lo que se estaba cocinando. Se acordó entonces de todo lo de la apuesta.

Para cuando estuvo preparado, varias personas (entre las que habia aparecido Nia) estaban reunidas entorno a aquella construcción inspirada cuyo contenido era ajeno para todos menos para los que lo habian organizado aquello y para Toima. Apunto de comenzar el "espectáculo", la nublina subió al cuarto de donde sacó al enfurruñado ulterano tirandole del brazo. Este fue un proceso lento, pues el enorme albino hizo de completo peso muerto y el bajarle por las escaleras fue un suplicio para la chica, pero, finalmente, cuando lo consiguió, le sentó en una silla y atendió al espectáculo.

Toima no estaba enfrentado a aquella construccion que aislaba su contenido para todos menos para él. Cruzado de brazos y con un aura de mal humor, dejó sus ojos vagar. Penetrando en el contenido de esta, el ulterano se quedó de piedra por completo. Lentamente, su rígida postura se fue relajando mientras sus ojos se volvian locos. Segundos antes de que Wen saliese a dar la presentación, el ulterano se sumió en una profunda y rechinante risotada, como podia hacer siglos que no se escuchaba salir de su garganta. Lágrimas apareciendo en sus ojos, siguió desternillandose, mientras hacia que muchos girasen la cabeza a ver que mosca le habia picado.

-¿Ha vuelto a beber este gran idiota a deshoras?-preguntó Nia, quien no se habia dignado a girarse y, sin embargo era consciente de que Wen estaba esperando a salir a presentar el espectáculo.
-N-No... Creo que es...-

Y entonces salió Wen, con una presentación circense, empujó a un avergonzado Noel al corral. Al instante risotadas pudieron oirse, resonando por el cuchitril entero. Tania intentaba, con todas sus fuerzas, ocultar su risotada. Nia reia de una manera más elegante, dándo palmas. Toima ya no podia más. Habia caido al suelo y se agarraba el estómago mientras se desternillaba las células y señalaba al desgraciado draco.
Nia entonces le lanzó un piropo.
-¡Excelente elección de colores, Noel! ¡Podría incluso mejorarlo con alguna cosilla!-

Toima, quien se habia olvidado lo enfadado que estaba segundos antes, no tardó en arrojar una réplica a la Náyade.
-¡Es verdad! ¡Parece que ha salido del armario de la bruja!-
Ahí Nia si que se lo tomó personal. Girando la cabeza con una mirada asesina y le sacó la lengua mientras tiraba de un párpado, haciendo una mueca que querria haber pasado por "amenazante", pero que tan solo hizo reir aún más al argos, quien pataleaba en el suelo como una tortuga boca arriba y aplauida y reia como una foca retrasada.

Tras una visita rápida a Letargo y Sendar el grupo dio por concluídas las apuestas de ese año. Nada más llegar las anotaron como siempre y pasaron un rato hablando sobre los nuevos cosechados. No hubo mucho más reseñable ese día, pero al parecer al siguiente sí lo habría. Por fin podría conocer qué se suponía que habían preparado durante tanto tiempo Wen y Matt como castigo por perder las del año anterior.

Llegó el momento y Noel arqueó una ceja cuando Wen anunció el "evento" de aquella manera y la muñeca de arena de Matt lo arrastraba hacia la cocina y más aun cuando Wen le dijo al oído que no la odiase. Asistió sentado y en silencio pero todavía conservando la expresión escéptica al despliegue de hechizos de protección que estaban empleando.
—Hay más seguridad aquí que en el Pentágono —se mofó cruzándose de brazos—. ¿Eh? En realidad me habéis engañado y lo que queréis es quitarme los riñones para venderlos al tráfico de órganos, ¿es necesario en serio todo esto? —se quejó cuando le explicaron que iban a proceder a privarle de los sentidos.
>>Solo consiento esto porque eres tú, que conste —le dijo a Wen mientras ya no podía sentir nada—...¿Vas a tardar mucho? Estar así me está poniendo de los nervios.
Obviamente si hubo alguna respuesta, no pudo oírla. Lo cual era casi lo más frustrante de todo ya que el oído era su sentido más desarrollado y verse privado de él le resultaba bastante desagradable.

Cuando se deshicieron los hechizos que le impedían sentir nada, lo primero que vio fue aquel cetro tan hortera que llevaba en la mano... Para después bajar la mirada hacia lo que llevaba puesto. Su primera reacción fue darse un golpe en la cara con una garra y la deslizó hasta llegar a la barba de la cual se tiró antes de observar al resto con el ceño fruncido. Las risas no se habían hecho esperar, incluso Toima había dejado de lado su expresión hosca para partirse de risa en el suelo, por lo que su expresión estaba acentuada de mal humor por el dolor. Se tocó la cabeza para descubrir que también llevaba algo en ella y la dejó en su sitio prefiriendo no comprobar de qué se trataba.

—Reiros mientras podáis, ya dejaréis de hacerlo cuando se os desprendan las córneas por contemplar semejante aberración —amenazó en tono sarcástico pero sin perder la expresión malhumorada. A continuación resopló y escuchó el comentario de Nia—. Yo también podría mejorarlo. Con sangre. Lástima que el saco de arena no tiene de eso. ¿Alguien se intercambia por él? ¿Jack, por ejemplo, que siempre tiene reservas de sobra? —se giró hacia el vampiro apuntándole con el ridículo cetro mientras esbozaba una leve sonrisa de burla—. Y después de que me hayáis convertido en Homura... ¿Qué se supone que esperáis que haga? Porque deduzco que esto no es todo, ¿verdad? —resopló de nuevo mientras le dirigía una mirada penetrante a Matt.

Terminamos con las visitas y las apuestas, he sido bueno y he decidido que todos los demas sigan con pulsos en lo que tengan por corazón en lo que les resta de cosecha. Con la promesa de desvelar al día siguiente lo que tenemos preparados para Noel Me despido de los chicos y pongo rumbo a la torre.

Estuve toda la noche terminando de confeccionar la caja y eligiendo los mejores objetos de la bolsa. Tras tenerlo todo terminado los nervios no me dejaban dormir por lo que tuve que dormirme con un hechizo que, de manera eficaz, me hizo caer en manos de morfeo.

Me levanto temprano y desayuno rapidamente ansioso de que llegue la hora a la que habia quedado con mi hermana. A pocos minutos de la hora acordada hundo los paquetes en el interior de la muñeca y salgo con Sandy a mi lado que carga con el paquete en su interior. Al ir a por Wen salimos los dos notablemente impacientes ante lo que se nos viene encima. Mi mayor miedo era que el hacha del draco acabase con granos de arena que no son suyos.

Llegamos al cuchitril y comenzamos a sellar la cocina de ojos indiscretos. El momento ha llegado, si las manos pudiesen sudarme estarian completamente empapadas. Wen coge a Noel por un brazo y hago que Sandy le escolte agarrando su brazo libre y llevandolo a la cocina acariciando su brazo suavemente cual azafata de programa se tratase con su sonrisa pintada perenne.

Solo contesto con risas cortas a las palabras del draco y no es hasta que hemos mermado sus sentidos cuando comienzo a hablar. -Wen Wen Wen Wen. Estoy nervioso. Necesito verle con esto puesto.- Ante la orden de la chica salgo de la habitación quedando en la puerta sellada a la espera de la salida de los chicos y de Sandy.

Cuando noto que se acercan me hago a un lado para ver como salen los dos escoltados por Sandy que, al escuchar las primeras reacciones comienza a aplaudir mientras se acerca a mi. No puedo apartar la vista del draco hasta que este me mira por lo que sonriendo me froto las manos. -Pues no andas muy desencaminado.- Digo señalandole con el dedo indice mientras que con la mano libre chasqueo los dedos. -Sandy guapa. Dale al niño su paquete de bienvenida.

Hago que la muñeca asienta ante mi orden y, sin ningún esfuerzo, abra los botones superiores de su túnica marrón e introduzca su mano en su pecho para sacar una caja de su interior. La caja esta forrada en un cuero azul electrico lleno de parches de lunares de colores de varios tamaños rematados con corazones rosas palo y rojos carmesies. La muñeca le tiende con una reverencia mirandole con su sonrisa serena y leguiña un ojo. -¡Abrelo chiquillo! Que tienes que hacer cosas con lo que hay dentro.

Cuando el draco abre la caja y se encuencuentra con los diez dildos de diferentes tamaños, formas y colores. Antes de que Noel pueda decir nada me acerco al chico y me dejo caer entre mi creación y el chico para continuar hablando pidiendo silencio entre los asistentes. -¿Te apetece irte a vender estos genuinos productos a los pobres... pooobres cosechados?- Digo intentanto no desacerme en carcajadas. -Pero esa mano tuya esta demasiado libre. Dejame que te lo arregle. ¿Sandy?- Pregunto a mi figura que, haciendo que niegue con la cabeza me separo de ellos dejandoles a mis espaldas. -Veeenga. Dale su cetro de poder.

La muñeca se arremanga un poco el bajo de su túnica e introduce su mano para sacar un enorme dildo de unos 29 centimetros de color oscuro y se lo tiende a Noel encogiendose de hombros. -Ahí lo tienes. Si algun cosechado se pone tonto pegale con el en la cabeza. A las daelicianas por ejemplo.- Al acabar comienzo a aplaudir dando por finalaza mi explicación.

«Por fin, ¡por fin!» repetía Gael emocionado cuando se reunieron en el salón del cuchitril. Habían tardado demasiado en resolver ese asunto aquella vez, pero confiaba en que había un buen motivo para ello. Matt y Wen arrastraron a Noel hacia la cocina y tan solo les quedó esperar pacientemente. Miró con envidia a Toima, que estaba siendo bajado por Tania a disgusto, deseando poder atisbar algo de lo que preparaban.
—Debí esconderme en un pollo de la cocina —decía para cualquiera que estuviese cerca de él en ese momento. Realmente la impaciencia que demostraba se debía sobre todo a la emoción. Solo podían salir buenas anécdotas de aquello.

La apertura de la puerta de la cocina fue precedida por la risa explosiva de Toima, y sin que le diese tiempo a exigir al ulterano que contase qué había visto, ya tenían a Wen delante, anunciando la salida de Noel. Lo siguiente fueron risas y risas. Le dolió el pecho y, de hecho, casi se atraganta. Las carcajadas de los demás eran contagiosas y eso hacía difícil parar, pero hizo un esfuerzo para escuchar los comentarios malhumorados del draco.
—Sí señor, la justicia divina para el que perdió a propósito —comentó entre risas—. Pero divina… divina estás tú, Noel.

Al parecer eso todavía no era todo. Gael se frotaba los ojos tras la panzada de reir, a la vez que Matt sacaba una caja hortera y se la daba a Noel. No vio bien el contenido al principio, pero estaba llena de falos de pega que le hicieron llevarse una mano a la cara y negar con la cabeza.
—Matt, tío... mira que es de mal gusto.
Pero como aún faltaba el “cetro de poder” todavía tuvo que poner los ojos en blanco una vez más, aunque sin perder la sonrisa. Empezaba a compadecer a Noel, eso sí.
—Cuidado el que pierda esta vez, esto cada año se vuelve más… intenso.

Después de Maciel fuimos al resto de sitios a terminar las apuestas e insistí en la masacre total y absoluta. También nos citamos al día siguiente en el cuchitril porque, por fin, se iba a descubrir qué le habían preparado Wen y Matt a Noel.

No sólo fui con ellos por ser amigos y reírme un rato y pasarlo bien... Sino... Por precaución, por saber a qué atenerme. Ellos iban a preparar la pesadilla del perdedor de estas apuestas y, si todo salía medianamente bien, aunque sobreviviera sólo uno solo, yo iba a ser el próximo en morder el polvo.

Los dos lo montaron bastante bien, creando cierto suspense. No supimos nada, aunque Toima parecía haber descubierto qué llevaban oculto. Pero en cuanto pudimos ver el resultado... <<¿En serio?>> Creo que nunca he reído con más fuerza. No reconocía el traje, aunque me sonaba de algo de la Tierra, pero no era importante. La sóla suma de Noel con todo lo que "Noel" implicaba y el atuendo que llevaba era... Para estar horas riendo. Tuve que parar, sin embargo, cuando anunciaron que había más. <<Ay, ¿más? Esto se avisa antes de hacer una apuesta tan suicida>>

—Pero qué preciosidad más... Más bonita. Ay, Noel, ¡quédate así para siempre, que estás más mona!

Lo segundo ya fue demasiado. <<Tiene que ir con eso... por los torreones... Yo me mudo el año que viene a FONERA o Ulterania o la Tierra, que Noel tiene que estar viendo quién se está riendo más y quién no>> Y yo estaba entre los que más, por supuesto. Tanto que estaba llorando. La pega es que era sangre, pero el ataque de risa no ayudaba a dejar de llorar.

—¿Cuidado? Juas... Miedo me dais, mira cómo tiemblo.—respondí riendo a Gael, sin temblar por supuesto.

Vac llegó entrada la mañana, cuando la mayoría de sus amigos ya se habían reunido. El asunto con el mercader le había llevado mas tiempo de lo que creía, pero lo había dejado solucionado, y durante un tiempo se podría ahorrar el bajar a los Subterráneos a buscar hombres bestia. Se aplicó un hechizo de limpieza antes de reunirse con los demás y entró al Cuchitril con paso resuelto, saludando a los presentes y sentándose en un taburete a esperar el misterioso castigo que le tenían reservado a su hermano.

Llegó el momento y Wen y Matt hicieron pasar a Noel a la cocina, donde se aislaron con ayuda de la magia por si alguien caía en la tentación de mirar antes de tiempo. El único al que no le afectaba esto era Toima, que había llegado arrastrado por Tania poco antes de que comenzara el espectáculo. El griego había saludado a la nublina, pero había ignorado por completo al albino como venía siendo costumbre, haciendo oídos sordos incluso a sus escandalosas carcajadas cuando vio lo que la vouivre y el brujo estaban tramando.

No tuvieron que esperar mucho de todos modos, pues poco después de que el argos sucumbiera al ataque de risa, la británica empujó al draco a la vista de todos. Durante un segundo la expresión de Vac no varió, pero poco a poco se fue extendiendo una amplia sonrisa por su rostro. Tuvo que hacer un esfuerzo titánico, pero logró contener las carcajadas que amenazaban con desbordarlo en un voto de solidaridad para con su hermano.
-Divina no se, pero mágica un rato -secundó las palabras de Gael con una sonrisa burlona-. No seas modesto Noel, estoy seguro de que Homura querría parecerse a ti -añadió, desviando la mirada hacia el californiano aprovechando que iba a anunciar la otra parte del castigo para no ceder a las ganas de reir.

El contenido de la caja que le tendió Matt y lo que el draco tenía que hacer con el ya no era tan gracioso, pues en opinión del hado no venía a cuento involucrar a los cosechados en algo tan fuera de lugar en la criba. Iba a ser bastante confuso que un draco fuera a venderles dildos estando bajo amenaza de muerte. Lo que le dejó mas descolocado sin embargo, fue lo que Sandy se sacó de debajo de la falda.
-Joder, ¿seguro que eso no es para compensar algo, Matt? -preguntó el griego con una sonrisa sarcástica- Yo que trabajo en el burdel apenas si he visto dos mas grandes que ese, y eran de centauro. ¿Como puedes torturar a la muñeca de esa forma? -añadió con una fingida mueca de dolor.

Conocía a su hermano y estaba seguro de que aquella parte del castigo no le iba a hacer ni puta gracia, pues a el mismo no se la haría de estar en su lugar.

Giz, probablemente como todo el mundo, llevaba desde el día de la luna esperando que pasara lo que pasaría por fin ese día: la resolución de las apuestas. Esperó pacientemente mientras Wen y Matt hacían su trabajo y fue recibiendo a los invitados, hablando solo si era necesario. Cuando Noel salió por fin y vio las reacciones de la gente, se quedó bastante perdido. Habían vestido a Noel con ropas que parecían femeninas de gala y le habían dado una caja con penes de plástico y, aunque la imagen le resultó algo graciosa, el asreniano se estaba perdiendo gran partes de las connotaciones de la broma. <<¿Una chica mágica? ¿Cetro del poder?>>. No estaba seguro de estar pillando ni la mitad de cuarto.

—Hmm... No sé muy bien de qué va esto—confesó—, pero si fuera él, yo les daría directamente con el mango del hacha.