El Cuchitril

A medida que sus amigos hablaban Gael asentía. Estaba de acuerdo en todo y sabía desde el principio que lo que el brujo les estaba pidiendo era una atadura que no podían asumir si querían continuar con su estilo de vida. Lo cierto era que no había mucho que debatir, solo lo que podían ofrecerle realmente al brujo antes de romper la burbuja de silencio y volver con él.

Giz le explicó con tacto el problema de aceptar su petición y el brujo pareció entenderlo. La mención que hizo sobre dormir le hizo pensar al fuego fatuo que sí debía de haber un problema rondándole en aquel momento aunque no hubiese hablado de ello. Tal vez era algo que no les concernía, pero si se trataba de alguna enemistad estaría bien que acabase informándolos de ello.

—La verdad es que nunca habíamos estado pendientes de emergencias por comunicador, así que cuota lo que es cuota… Supongo que dependerá de la clase de servicio que acabemos realizando, así que el pago sería posterior —respondió a Enredo, mirando a sus compañeros dubitativo para que opinasen también al respecto.

No había discusión alguna ya que estaban los cuatro completamente de acuerdo y no tardaron mucho en comunicarle a Enredo sus opiniones. Pareció tomarse bien la negativa, cosa que agradecía porque no le apetecía discutir algo que era tan obvio.
—Sí, claro, no te vamos a cobrar por algo que aún no hemos hecho —añadió tras Gael—. Los comunicadores en sí puedes crearlos tú mismo si te los quieres ahorrar si tienes nociones avanzadas de runas, pero si no Adara y yo tenemos experiencia con ello y podemos discutir un precio.
Miró a la ángel negro para asegurarse de que estaba de acuerdo, aunque no tenía muchas dudas porque ella a veces se dedicaba a hacer encargos rúnicos.

Bueno, no hay mucho más que añadir a lo que ha dicho ya esta gente. Pero sí, algún encargo puntual lo podemos hacer siempre que estemos disponibles. Esa es más nuestra forma de trabajar. Sobre los comunicadores…

—Sí, claro. Por los comunicadores no te preocupes si no te quieres encargar tú mismo, te los dejo baratos baratitos. Aquí donde me ves, tengo muy buena mano para las runas. —Y ya de paso pues levanto y hago unos movimientos chorras con la más nueva de las dos extremidades.

Enredo sonrió por la amabilidad de los mercenarios, conocía las transformaciones de todos los presentes y, si tenía que ser sincero, había recelado inicialmente de ellos. A veces era demasiado fácil juzgar un libro por su portada y era claro que siendo su trabajo el que era no debían ser agradables siempre, pero con él sí lo habían sido.

-Lo cierto es que he creado algún comunicador muy rudimentario en su momento - explicó mientras guardaba la libreta y el libro en el zurrón,- pero agradecería el poder compraros uno vuestro ya que será mejor que cualquiera que pueda crear yo en un futuro próximo.

Se tomó el resto del café cogiendo un par de galletas.

-Muchas gracias por recibirme - dijo antes de irse.- En cuanto pueda os hago llegar la receta de las pastas. Si necesitáis cualquier cosa de mi ya sabéis donde podéis encontrarme. Un placer.

Levitó por encima de las casas aledañas y se dirigió a la clínica.

Giz había pasado toda la mañana revisando proyectos y había dejado las pruebas del búho para una clase teórica con Zobriel, por lo que tardó un poco más de lo previsible en dar con los resultados. El animal que habían rescatado estaba todo lo sano que se podía estar siendo un búho, pero aún así decidió tomarse un rato libre para volver al cuchitril y hablar con sus compañeros. Tras una conversación breve por los comunicadores para saber si se encontraban en casa, el goliat dejó a Miloslava a cargo del laboratorio y se transportó a casa.

Apareció de pronto en mitad del salón, flotando, y de un vistazo rápido acabó de ubicarse, después descendió hasta el asiento de un taburete y se sentó, sin deshacer el hechizo de levitación. En cuanto estuviesen todos, les contaría la pequeña nueva que traía.

—¡Buenas noticias! El búho está sanísimo. Aunque los resultados indican que se trata de una hembra, así que... ¿La búha está sanísima? —añadió con una sonrisa.

Giz volvió a casa trayendo de vuelta al nuevo inquilino emplumado del cuchitril. El pequeño búho real había estado razonablemente receloso y asustado durante aquel tiempo, y Noel se había dedicado a investigar qué clase de cuidados y alimentación necesitaba en concreto. Se podía hacer una idea desde el principio, pero no era ningún experto. Ofrecerle pequeños roedores vivos era una experiencia algo cruel, pero necesaria, en la que de momento le había tenido que ayudar debido a sus heridas y, probablemente, a su corta edad. Eso podría cambiar a partir de ese instante, ya que el goliat afirmó que se encontraba recuperado del todo… O más bien recuperada.

Se acercó al animal, que miraba a su alrededor con claro desconcierto y alarma en sus grande sojos tras el repentino teletransporte de Giz.
—Genial —sonrió ante las buenas noticias—. Quedas bautizada oficialmente como Noctua —le comunicó al ave agachándose para ponerse a su altura—. Pero tú y yo tenemos mucho en lo que trabajar todavía. ¿Imagino que conocéis hechizos de doma que me puedan ser útiles? —se dirigió tanto al asreniano como al fuego fatuo—. Tampoco quiero abusar de ellos, pero estoy bastante pez en eso de la cetrería y creo que una ayuda extra me vendría bien al principio.
El sueco prefería que el búho llegase a obedecerle porque tuviese un vínculo real con él, y no obligada por la magia.

Gael estaba presente cuando Giz se materializó en el medio del salón con las noticias sobre el búho que Noel había traído de la Tierra. El draco no tardó en ponerle nombre, ya que seguramente estaba barajando más de una posibilidad y por eso había esperado hasta aquel momento.
—Es un nombre muy bonito —dijo, mirando al animal con alivio al saber que no tenía ningún problema de salud.

Ante la pregunta de Noel, el fuego fatuo miró a Giz durante un momento antes de responder.
—Muchos de los hechizos que uso yo están adaptados, que aunque la base es la misma pueden variar un poco.
Estaba seguro de que Giz usaba exactamente los que necesitaba Noel casi a diario, y seguramente le podría ayudar con aquello más rápido que él.

—No te preocupes, enseñarle algunas órdenes no le hará daño, y hablamos de un animal salvaje, que además no está seguro en esta ciudad si no sabe obedecer a su dueño. No tiene nada de malo allanar un poco el camino para educarla —añadió, intentando ayudar al draco a que no sintiese reticencia a usar herramientas que estaban a su disposición para facilitarle la tarea.

Cuando Giz llamó, Wen se encontraba ya en la mesa de comedor del salón del Cuchitril con una taza de té y un cuaderno de cuentas. Se había pasado los últimos días supervisando los retoques finales de la inauguración y aquel día le había dado el día libre a Virgo y el resto del servicio que tanto merecían, pero ella no había sido capaz de sentarse a descansar 5 minutos sin poder dejar de darle vueltas a la lista de invitados y pensar en previsiones sobre futuros clientes y cuánto tiempo tardaría en recuperar lo invertido, por lo que la llegada del asreniano y la nueva mascota de Noel eran más que bienvenidos para distraerle lo suficiente de números, pagos y encargos.

-Noctua, muy bonito ciertamente, aunque está mal que yo lo diga -bromeó ante el parecido entre el nuevo nombre del búho y su propio nombre de serpiente-. ¿Has pensando en pedirle ayuda a Kimbra? Tengo entendido que trabaja habitualmente con ese tipo de hechizos mezclándolos con doma clásica. O, bueno, clásica en Krabelin, supongo, pero creo que podría ayudarte. Hay unos halcones gigantes en Krabelin, zedims se llaman, que los keprynos doman habitualmente como montura. Sé que no es lo mismo, pero no creo que pierdas nada por probar.

El nombre del búho le hizo esbozar una sonrisa. Giz vivía rodeado de creaciones que nacían y morían sin recibir uno y, de alguna forma, sentía que ese proceso de sentarse a conocer a una criatura y pensar un nombre para ella era una pieza clave para separar lo que era un experimento de lo que era algo más serio e importante. <<Noctua>> pensó, y le sonó bien, a nombre de búho real. Después, caviló tras la pregunta de Noel con cierta duda. Giz se desenvolvía con ciertos hechizos de doma, pero no sabía si eran lo suficientemente sutiles. Al final, era más sencillo para él facilitar la domesticación trabajando con el código genético de las criaturas, cuando se podía, que educarlas después, lo que le robaba demasiado tiempo.

Asintió tras Gael y Wen y añadió:

—Quizás sea mejor idea acudir a Kimbra, su método suena mucho menos intrusivo para Noctua que lo que puedo hacer yo —reconoció, llevándose una mano a la nuca como con cierta vergüenza—. De hecho, si acudes a ella me encantaría acompañarte, tengo un par de encargos problemáticos con los que a lo mejor podría ayudarme.

El draco asintió a las palabras de Gael: por supuesto el fuego fatuo tenía razón. Sonrió a la apreciación de Wen acerca del nombre.
—No confirmo ni desmiento que cuando lo viese me recordase a cierta serpiente gigante. —Su sugerencia no la había considerado—. Es cierto, ¿todavía seguís quedando para lo de la nigromancia? —le preguntó al español—. Si no supongo que me podría acercar a Serpentaria un día, imagino que aún sigue viviendo allí.
Giz parecía avalar aquella propuesta y el sueco le confirmó que podía acompañarle. En realidad podía acompañarle cualquiera al que le apeteciese. Noctua ululó en ese momento.
>>A ella también le parece una buena idea.

Kimbra salió a la conversación enseguida al hablar de domas, y Gael se preguntó cómo no había caído antes. Incluso aunque Noel se ayudase de hechizos de doma, la auténtica doma consistía en comprender a los animales, y eso era muy necesario cuando se lidiaba con ellos vivos.

—Nos vemos cuando tiene dudas, aunque últimamente ha estado más centrada en lo de la doma —le respondió a Noel—. La última vez que la vi seguía en Serpentaria, pero ya hace algún tiempo. Si vamos allí podemos preguntarle a sus amigos, de todos modos —propuso. Conocían a varios y aun si ella se hubiese ido algunos deberían seguir viviendo allí.

Wen le sonrió a Noel cuando dijo que le recordaba a cierta serpiente gigante y luego se giró hacia Gael.

-La verdad es que yo también hace mucho que no la veo, aunque realmente hace mucho que no veo a nadie -comentó haciendo referencia a lo ocupada que había estado últimamente-. Pero por lo que sé todavía debe seguir en Serpentaria. Al menos, no comentó en ningún momento tener la intención de cambiarse de casa.

La vouivre estaba de acuerdo con ir a Serpentaria a preguntar a sus amigos, ya que, aunque lo último que sabía sobre la demonio era que seguía ahí, bien podría haberse cambiado en el tiempo que llevaban sin verse o pasar tan poco tiempo en la torre que fuera difícil encontrarla.

-¿Vais a ir ahora mismo?

Giz escuchó en silencio. Él no había tenido tanto trato con Kimbra y la conocía más por terceros que por sí mismo, así que se fiaba de Wen y Gael para dar con ella. Tuvo dudas sobre si sería buena idea acudir de repente, pero se disiparon al ver que no era el único con ganas de hacerlo. Sonrió levemente cuando Noctua ululó y asintió tras el sueco.

—Si a Noctua le parece bien, no veo problema en buscarla ahora —dijo en respuesta a la vouivre. Aun así, no pudo evitar dejar que la duda permeara—. ¿O creéis que hace falta algún tipo de cita previa?

Aquella pregunta le hizo más gracia de la que debería, pues se encontró pensando en lo mucho que había cambiado desde que llegó a la ciudad. Un asreniano preguntando sobre citas previas no dejaba de ser un tanto extraño, incluso cuando se trataba de él.

Asintió a Gael.
—Creo que Irianna también sigue en Serpentaria de todas formas, Vac queda a veces con ella y eso es lo último que sé. —Wen corroboró la suposición y se giró hacia ella para responderle—. Sí, ¿por qué no? Yo al menos no tengo nada mejor que hacer ahora mismo.

El comentario de Giz le hizo reír.
—No creo, ni siquiera tiene un negocio establecido, solo es una visita a una amiga para pedirle ayuda.

No tardaron mucho en ponerse en marcha, aunque tampoco en volver. En la Torre les recibió la nebulomante y les explicó que Kimbra estaba fuera y no sabía exactamente cuándo volvería, pero le dejó el recado de su parte para que se pasase por el cuchitril cuando le viniese bien. Al regresar, Noel se llevó a Noctua a una percha que había instalado en un rincón de su cuarto, hecha con una rama fuerte con dos comederos a cada lado. De momento el búho tendría que aguantar un poco más con la pequeña correa que le impedía salir huyendo.

El vampiro estaba hasta las narices. Tenía dos enormes bicharracos de arena con los que no sabía qué hacer y su creador, su colega Matt, había decidido desaparecer. O algo así. Quizá estaba de vacaciones, peo no daba con él por la forma habitual que usaban para estar en contacto. Y ya, harto como estaba, había decidido ir a ver a sus amigos, por si sabían algo reciente sobre el brujo o si conocían algún último paradero o lugar de residencia que él desconociera. No quería soltar a los golems en los túneles de los subterráneos y que los destrozaran o, peor, que algún desgraciado los pillara y los manipulara para machacar a gente en la superficie o a cosechados en cribas futuras. O, qué demonios, que le hubiera pasado algo a su arenero favorito. Bastantes movidas tenían ya en la ciudad para darle alas a otro chalado o para que siguiera desapareciendo gente.

Así que llegó al Cuchitril a paso ligero. Había avisado de que necesitaba hablar con ellos pero prefería hacerlo en persona. No solo como excusa para salir y verles sino, principalmente, porque si decidían hacer algo podrían hacerlo del tirón sin tener que reunirse con el vampiro más tarde. Por eso, el saludo fue breve a su llegada y luego fue al grano. Ni siquiera se sentó sino que se quedó de pie y con los brazos cruzados.
—A ver, señores vecinos. ¿Habéis visto a Matt últimamente o sabido algo de él? Llevo días intentando ponerme en contacto con él pero no lo consigo, y ya no sé si es que se mudó y no me enteré, si se fue de vacaciones sin avisar o yo qué sé —dijo. No quería explayarse pero se notaban la frustración y la preocupación que llevaba encima.

La visita al desierto había sido muy breve no por buenas razones, y que Jack les hubiese dicho que quería hablar con ellos precisamente sobre el brujo de la arena cuando todavía no le habían contado el resultado de dicha búsqueda no auguraba nada bueno. Una vez el vampiro entró en la casa empezó a hablar antes de poder ofrecerle nada siquiera: estaba claro que no había ido a darles ninguna buena noticia. El draco lanzó una breve mirada de soslayo a sus compañeros antes de responder a las preguntas del alemán, empezando por negar con la cabeza para no aplazar la parte más importante de la cuestión.
—No estábamos particularmente preocupados hasta que la invitación que Wen le envió para la inauguración de las termas le llegó de vuelta: a fin de cuentas el tío cada vez se estaba volviendo más ermitaño y no sería la primera vez que desaparece durante sabe la Luna cuánto sin avisar. Supongo que todavía cabe la posibilidad de que se encuentre en algún mundo vinculado: no hemos tenido tiempo de revisar por lo menos Asrena. Pero desde luego no se encontraba en Malyadar. De hecho, su… casa o como llamase a esa tienda de camping que tenía como residencia habitual no parecía haberse utilizado por bastante tiempo. Nos aseguramos de que se encontraba bien después de la movida con la Torre de los Soñadores, pero después de eso… ni rastro.

Si tenía la oportunidad ofrecería a Jack tomar asiento y estaría a punto de ofrecerle algo de comer o beber por mera costumbre y porque aquel asunto le tenía la mente ocupada, pero se dio cuenta a tiempo de que no tenía ningún sentido y aquel no era momento para bromear.

Jack los había avisado de que les haría una visita. La conversación no auguraba ser agradable, pero aun así se escabulló a la cocina a preparar café, en parte por cortesía, y en parte para mantener la cabeza ocupada mientras esperaba. Se disponía a hechizar la cafetera para mantenerlo caliente cuando llegó el vampiro, y salió a recibirle en cuanto escuchó su voz.

Jack parecía nervioso por la forma en que hablaba, pero no era para menos, porque desde su visita al desierto ellos también habían estado realmente preocupados. Noel estaba ya explicándole los detalles. Todo aquello era muy extraño, porque Matt no tenía ninguna razón para intentar ocultarse de ellos a propósito, y si hubiera alguna razón para eso, tampoco era tranquilizadora.

Fueron hacia la mesa del comedor para tomar asiento y hablar con calma.
—Que esté en otro mundo vinculado es la única posibilidad tranquilizadora, porque los hechizos de rastreo no responden. Debe hacer bastante tiempo que no pasa por la ciudad. Solo nos quedaría buscar hechizos más potentes o revisar los mundos uno por uno. —Tras decir aquello suspiró. No prometía ser fácil, y cada vez estaba más convencido de que las dos opciones más probables eran o que les estaba evitando o que, peor y seguramente más probable, había muerto.