El Cuchitril

La llegada de Enredo pilló a Giz en pleno descanso, así que se levitó a sí mismo hasta la entrada poco después de que el brujo hubiera pasado. Inmediatamente pensó en Wyck y en cómo estaría, aunque sospechaba que el animal se encontraba estupendamente.

Mientras el resto se movían entre el salón y la cocina, Giz decidió sentarse para no dejar al brujo a solas por cuestiones de educación. Aun así, no era un goliat de muchas palabras y lo que quería saber no lo podía preguntar hasta que no estuvieran todos sentados. Lo que sí hizo, en parte para redimirse de lo que pasó tiempo atrás, fue alargar la mano al plato y ser el primero en probar las pastas. Una vez tragadas le hizo un gesto de aprobación con la mano.

—Están muy buenas —le dijo.

El intercambio de palabras sobre el brazo de Adara le hizo esbozar una sonrisa.

Enredo sonrió a las palabras del draco de estínfalo, al menos no se habían tomado a mal la aparición del brujo aunque seguro que había interrumpido alguna actividad. Sabía que faltaba más gente de los mercenarios por estar allí pero quizá no se encontrasen en la casa siquiera.

Aceptó la invitación a sentarse en la mesa, se quitó la bolsa y la dejó colgada de la silla.

-Personalmente me gusta más el té - respondió a Noel,- pero puedo tomar café, no te molestes en hacer otra cosa solo por mí - no quería tampoco resultar una molestia.

>>Seguro que sí - sonrió a la ángel negro.- Gracias a la Luna los ángeles negros tenéis una regeneración y una resistencia notables. Por curiosidad médica, y solo si quieres responder, ¿cúanto tardó en volver a crecer? - no todos los días podía uno hablar con un ángel negro que hubiese regenerado el brazo y estaba seguro que los datos que le pudiese ofrecer Adara serían más fiables que los de algunos libros.

Devolvió una sonrisa a Giz cuando alabó las pastas.

-Gracias, son muy fáciles de hacer - dijo restándole importancia al hecho.- Si queréis la receta puedo pasárosla - ofreció cruzando las manos enfrente suyo.

Gael le quitó importancia a las excusas del brujo con un gesto de mano. Parecía pensar que era una molestia aparecer sin avisar, pero aquello era Rocavarancolia, no les podían llamar por teléfono antes de ir exactamente. Entre tanto sus amigos ya habían ido apareciendo y saludando al recién llegado. Este había traído unas pastas que, aunque no eran necesarias, se agradecían.
—Tienen pintaza, Enredo —le dijo el fuego fatuo después de echar un vistazo rápido al interior de la cajita—. Pero no hacía falta que te disculpases por eso, a todos nos surgen imprevistos.

Cuando Noel se ofreció a preparar bebidas y Adara pidió café, Gael añadió rápidamente que ya que estaba él también quería uno. Si nadie más hubiese pedido café no habría dicho nada, pero un poco más de agua en la cafetera no era molestia. Y aunque quería esperar a tomar las galletas con su taza caliente delante, no se pudo resistir a probar una después de que Giz abriese la veda cuando se sentaron a la mesa.
—¡Riquísimas! —corroboró tras el goliat—. No te preocupes, tenemos un montón de recetas —le respondió luego a Enredo, mirando de reojo a Giz, su principal repostero—. Pero si no te importa compartirla a nosotros no nos importa tener más variedad.

—Pues marchando café para todo el mundo —alzó la voz desde la cocina mientras empezaba a sacar las tazas y el resto de utensilios.

Al cabo de un rato una bandeja con cinco tazas, una jarra de leche y un tarro con azúcar salió levitando de la cocina, seguida del propio draco. Normalmente lo hubiese hecho sin magia, pero no quería tardar tanto en llegar hasta la mesa, ya que no se fiaba mucho de sus aptitudes como camarero. Por supuesto también había puesto el hechizo tapón en todos los recipientes, que deshizo una vez estaban estables sobre la mesa. Cogió una taza para sí y le echó un poco de leche y de azúcar. Mientras removía probó una de las pastas que les había llevado el brujo.
—Están buenas. Gracias por el detalle.

>>Bueno, cuéntanos —añadió al cabo de unos instantes—. Según nos dijiste aquel día, tenías un trabajo para nosotros, ¿no?

—¿Qué cuánto tardó? Buah… —¿La verdad? No lo recuerdo muy bien—. Creo que fueron como unas semanas o algo así… ¿Dos o tres? Por ahí irá.

Mientras digo esto, vamos esperamos el café mientras vamos disponiendo las pastas. Buah, la verdad es que tienen una pintaza. Casi no puedo esperar…

—¡Eeey, muy ricas! —Digo cuando por fin el café sale y podemos probarlas—. No hagas caso a Gael, sí que queremos la receta.

Finalmente, Noel saca los negocios, que es al fin y al cabo para lo que ha venido Enredo. Vamos a ver qué nos ofrece el tío.

Asintió a las palabras de Adara. De dos a tres semanas, aquello concordaba con lo que había leído el brujo. Apuntó el dato mentalmente para archivarlo más tarde.

Su sonrisa se volvió más abierta cuando todos dieron el visto bueno a las pastas y agradeció al draco por la taza de café.

-Me aseguraré de haceros llegar la receta - comentó echando un par de cucharadas de azúcar. Lo revolvió y dejó que enfriara un poco antes de tomar un sorbo. Un buen café, sí señor.

Dejó la taza sobre la mesa cuando Noel sacó a colación los negocios, asintió y los miró a todos antes de hablar.

-Bien, como estoy seguro de que sabéis - comenzó,- en esta ciudad es prácticamente imposible mantener un negocio como el mío y no crearse algún enemigo. No es que lo tenga ahora mismo - aclaró,- pero solo es cuestión de tiempo.

>>Así que me gustaría contrataros como protección de forma indefinida - dijo cruzando las manos.- No las veinticuatro horas del días, solo para los momentos en que os necesite. Por eso había pensado en pagaros una cantidad fija al mes, más una cantidad variable por cada vez que tengáis que protegerme.

>>Además, en caso de que salierais heridos protegiéndome a mi yo curaría vuestras heridas de forma gratuita - hizo una pausa tomando otro sorbo del café.- ¿Qué os parece la propuesta?

Giz asintió tras Gael cuando el fuego fatuo comentó lo de las recetas, una más siempre estaba bien y desde luego estaban riquísimas las pastas. Tras eso simplemente guardó silencio hasta que todos estuvieran en la mesa y Enredo les explicara lo que quería. Sin un solo gesto que lo diera a entender, se dirigió mentalmente a sus amigos.

>>Le veo muchas lagunas —fue lo primero que les dijo. En teoría, en el vacío, aquello era un buen trato porque recibirían dinero cada mes a cambio de, posiblemente, no hacer nada (y Giz dudaba que un médico tuviera muchos enemigos). En la práctica, sin embargo, había muchos agujeros: posibles trabajos solapados, indisponibilidad en los momentos en los que fuesen más necesarios...—. No sé si le saldría más rentable otra cosa —reconoció.

—¿Te importa si lo hablamos primero en privado? —le preguntó directamente, en un tono cordial.

No estaba bien permanecer callados sin decirle nada durante un rato, pero definitivamente necesitaban hablarlo entre todos.

Asuntos de galletas aparte, Gael estaba muy interesado en lo que tuviese que decirles el brujo. Cuando empezó a explicarles el asunto giró la cabeza levemente preocupado, hasta que confirmó que no se había ganado enemigos todavía. No le parecía un empleo particularmente peligroso, pero ya había visto a Nia meterse en muchos berenjenales de los que nunca les había terminado de dar explicaciones. Tampoco tenía ni idea de cómo llevaba el negocio Enredo.

Las condiciones del contrato, sin embargo, lo dejaron descolocado. No era lo que se esperaba. Giz se hizo eco de sus pensamientos con sus primeras palabras, pero lo cierto era que tenían que hablar entre ellos antes de decir nada definitivo. Enredo les concedió un momento para debatir en privado, así que se apartaron y, con discreción, Gael levantó una barrera de silencio.

—Así de entrada y sin tener nada más en cuenta, no veo que sea un trato muy rentable para él —dijo—. Aunque todavía no ha dicho cuánto nos piensa pagar, si seguimos cogiendo otros trabajos no podríamos estar ahí para él en cualquier momento, así que tendría que pagarnos una pasta gansa por la exclusividad.
No se sentía muy inclinado a aceptar los inconvenientes que conllevaría aquel contrato y lo dejó translucir en su lenguaje corporal. Tampoco creía que Enredo se hubiese parado a pensar en lo que les estaba pidiendo y lo que conllevaba, y le incomodaba tener que decírselo.

Tuvo que ocultar el escepticismo en su rostro ante varias de las afirmaciones y propuestas del brujo para no parecer maleducado ante una persona que les había ayudado en otras ocasiones, pero estaba claro que al menos Giz pensaba como él cuando tomó la iniciativa para pedirle que lo hablasen entre ellos.

—Es que no podemos permitirnos aceptar algo así aunque nos ofreciese una cantidad absurda, porque un contrato como ese nos privaría de algunas libertades a las que al menos yo no estoy dispuesto a renunciar. ¿Qué pasa si necesita nuestros servicios justo cuando estamos todos en un mundo vinculado, por ejemplo? Por no hablar de que tendría que compensarnos muy generosamente para cubrir otras posibles ofertas de trabajo que tendríamos que rechazar.

>>Estoy de acuerdo en que a priori incluso parece un mal trato para él porque desconozco si anda metido en algo turbio, pero un médico no debería granjearse tantos enemigos; pero desde luego no querría mancillar nuestra reputación con un incumplimiento de contrato si de pronto en un mal día ocurre una emergencia.

Sí, estoy mayormente de acuerdo con lo que decís. A ver, entiendo que Enredo quiera guardaespaldas… Que la profesión es la que es, pero nunca se sabe por aquí. Y es que a ver, siendo sinceros tenemos cierto renombre, joder. Pero si hasta ahora nadie nos ha podido hacer aceptar un contrato permanente y vinculante de ese estilo, es por algo.

—No sé si es buen o mal trato para él y sinceramente me da bastante igual —ya los números se los dejo a otro, a mí todo eso se me da regulín. Pero incluso yo sé ver que esto le saldría caro de cojones y que le compensaría más contratar guardaespaldas normales y molientes—. Pero para mí el mayor problema está ahí. No es mi estilo comprometerme a un contrato vinculante como ese. Y os conozco bastante para decir que no es el vuestro tampoco. No me parece mal que se nos contrate para hacer de guardaespaldas en ocasiones puntuales, lo hemos hecho en el pasado y nos ha ido de puta madre. Pero algo como esto es un compromiso a largo plazo que nos limitaría mucho. Es algo en lo que no quiero meterme. No es nuestra forma de trabajar sin más.

Giz solo pudo darles la razón a sus compañeros, conforme estudiaban la oferta, se veía más y más claro que aceptar aquello no sería bueno ni para ellos ni para el propio Enredo. Siguieron hablando un poco más entre los cuatro y, cuando tuvieron claro qué era lo que debían decirle, volvieron con el brujo de las enredaderas.

—Perdona por hacerte esperar —dijo, por formalidad—. Lo hemos estado comentando y no creemos que sea una oferta que podamos aceptar —comenzó explicándole, siempre con su seriedad característica, cordial y sosegado—. Un contrato así nos podría suponer problemas a ambas partes. Nosotros podríamos no estar disponibles justo en el momento en que necesitases ayuda y, a la vez, podría superponerse con otros de nuestros trabajos. Se nos ha ocurrido que podríamos darte un comunicador, por si tienes alguna emergencia y estamos libres, pero creemos que sería preferible que contaras tambien con guardaespaldas a tiempo completo, o al menos con medios de escape para casos extremos, por si acaso.


>>¿Qué opinas?

Al fin y al cabo, no sabían qué problemas podría haberse buscado el brujo.

Enredo asintió a la petición de los mercenarios de hablar un momento en privado, era lógico que debieran hablar cosas fuera de los oídos de personas ajenas. En cuanto levantaron la barrera de sonido Enredo sacó una libreta y un libro de alquimia, estaba creando unos apuntes personalizados para él e Irdil.

Marcó las páginas cuando terminaron de hablar y cerró las cosas dispuesto a escuchar lo que tenían que decirle.

-Entiendo, tenéis toda la razón - suspiró frotándose los ojos en señal de cansancio.- Disculpad, hace tiempo que no consigo dormir bien. Entonces vuestra recomendación es que contrate a alguien a tiempo completo y tener vuestro comunicador para casos de emergencias. En ese caso imagino que los términos del pago se hablarían a posteriori, ¿o tenéis algún tipo de cuota ya establecida?

A medida que sus amigos hablaban Gael asentía. Estaba de acuerdo en todo y sabía desde el principio que lo que el brujo les estaba pidiendo era una atadura que no podían asumir si querían continuar con su estilo de vida. Lo cierto era que no había mucho que debatir, solo lo que podían ofrecerle realmente al brujo antes de romper la burbuja de silencio y volver con él.

Giz le explicó con tacto el problema de aceptar su petición y el brujo pareció entenderlo. La mención que hizo sobre dormir le hizo pensar al fuego fatuo que sí debía de haber un problema rondándole en aquel momento aunque no hubiese hablado de ello. Tal vez era algo que no les concernía, pero si se trataba de alguna enemistad estaría bien que acabase informándolos de ello.

—La verdad es que nunca habíamos estado pendientes de emergencias por comunicador, así que cuota lo que es cuota… Supongo que dependerá de la clase de servicio que acabemos realizando, así que el pago sería posterior —respondió a Enredo, mirando a sus compañeros dubitativo para que opinasen también al respecto.

No había discusión alguna ya que estaban los cuatro completamente de acuerdo y no tardaron mucho en comunicarle a Enredo sus opiniones. Pareció tomarse bien la negativa, cosa que agradecía porque no le apetecía discutir algo que era tan obvio.
—Sí, claro, no te vamos a cobrar por algo que aún no hemos hecho —añadió tras Gael—. Los comunicadores en sí puedes crearlos tú mismo si te los quieres ahorrar si tienes nociones avanzadas de runas, pero si no Adara y yo tenemos experiencia con ello y podemos discutir un precio.
Miró a la ángel negro para asegurarse de que estaba de acuerdo, aunque no tenía muchas dudas porque ella a veces se dedicaba a hacer encargos rúnicos.

Bueno, no hay mucho más que añadir a lo que ha dicho ya esta gente. Pero sí, algún encargo puntual lo podemos hacer siempre que estemos disponibles. Esa es más nuestra forma de trabajar. Sobre los comunicadores…

—Sí, claro. Por los comunicadores no te preocupes si no te quieres encargar tú mismo, te los dejo baratos baratitos. Aquí donde me ves, tengo muy buena mano para las runas. —Y ya de paso pues levanto y hago unos movimientos chorras con la más nueva de las dos extremidades.

Enredo sonrió por la amabilidad de los mercenarios, conocía las transformaciones de todos los presentes y, si tenía que ser sincero, había recelado inicialmente de ellos. A veces era demasiado fácil juzgar un libro por su portada y era claro que siendo su trabajo el que era no debían ser agradables siempre, pero con él sí lo habían sido.

-Lo cierto es que he creado algún comunicador muy rudimentario en su momento - explicó mientras guardaba la libreta y el libro en el zurrón,- pero agradecería el poder compraros uno vuestro ya que será mejor que cualquiera que pueda crear yo en un futuro próximo.

Se tomó el resto del café cogiendo un par de galletas.

-Muchas gracias por recibirme - dijo antes de irse.- En cuanto pueda os hago llegar la receta de las pastas. Si necesitáis cualquier cosa de mi ya sabéis donde podéis encontrarme. Un placer.

Levitó por encima de las casas aledañas y se dirigió a la clínica.

Giz había pasado toda la mañana revisando proyectos y había dejado las pruebas del búho para una clase teórica con Zobriel, por lo que tardó un poco más de lo previsible en dar con los resultados. El animal que habían rescatado estaba todo lo sano que se podía estar siendo un búho, pero aún así decidió tomarse un rato libre para volver al cuchitril y hablar con sus compañeros. Tras una conversación breve por los comunicadores para saber si se encontraban en casa, el goliat dejó a Miloslava a cargo del laboratorio y se transportó a casa.

Apareció de pronto en mitad del salón, flotando, y de un vistazo rápido acabó de ubicarse, después descendió hasta el asiento de un taburete y se sentó, sin deshacer el hechizo de levitación. En cuanto estuviesen todos, les contaría la pequeña nueva que traía.

—¡Buenas noticias! El búho está sanísimo. Aunque los resultados indican que se trata de una hembra, así que... ¿La búha está sanísima? —añadió con una sonrisa.