Bajos Fondos
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Rocavarancolia Rol
17 participantes
- Rocavarancolia Rol
Bajos Fondos
25/08/16, 06:36 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Entramado de galerías subterráneas que discurre por toda la ciudad. Los trapicheos más perturbadores y los negocios más turbios se pueden encontrar aquí. Debido a la falta de legislación que caracteriza a la ciudad, nacieron más por cuestiones de conveniencia que otros motivos. Entre los comerciantes y la clientela habitual se encuentra lo peor de lo peor, y los incidentes violentos son muy frecuentes en las calles y negocios. Así mismo es habitual que aquellos que tienen puesto precio a su cabeza por diversos motivos se oculten en alguna de sus innumerables galerías. Las entradas principales son dos: una se encuentra en la Casa de Gar y la otra en la Calle de las trampas. Se rumorea que hay otras entradas más secretas y protegidas mediante hechizos, que llevan a lugares de otra manera innacesibles. Aunque no son los mismos túneles que los que conforman los subterráneos existen galerías que comunican con ellos; protegidas también mediante magia para evitar que las alimañas se cuelen a placer.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Bajos Fondos
10/11/16, 03:34 pm
Su hermano empezó a gritar y Eriel se sobresaltó, miró hacia él y lo vio muy cerca de la chica muerta. El nublino había estado muy centrado en la dragona como para ver qué hacía su hermano pero que gritase no podía ser bueno.
La maldición de la parqia hizo estremecerse a Eriel ya que no presagiaba nada bueno y cuando ésta dio el primer golpe se rompió dentro del chico. Con desesperación trató de llegar hasta su hermano, se arrastró sobre cristales y astillas haciéndose aún más heridas de las que ya tenía.
-¡Hermano! - gritó. El dolor y la ira no había desaparecido pero Eriel ya no los sentía. Otra cosa, que ahora le atenazaba el corazón como una de las garras de la dragona, se había abierto paso. Miedo.
Eriel sintió un miedo oscuro e insondable al pensar que en cualquier momento podía perder a su hermano e hizo lo único que podía hacer en esas circunstancias. Hacerse oír por encima de ambos.
-¡BASTA! ¡DÉJALE! ¡BASTA! - más lágrimas surcaron las mejillas del nublino. Lágrimas de miedo y de dolor. No un dolor físico, si no de dolor ante la posible pérdida de su hermano y tener que quedarse de alguna manera solo aún con la gente del torreón. Finalmente alcanzó a su hermano pero fue cuando la dragona ya había acabado de destrozar la mano de Barael. La voz de Eriel bajó varios tonos.- Por favor... basta por favor... déjanos - las lágrimas no paraban y Eriel veía a la transformada a través de un velo de ellas.- Por favor - su voz convertida en súplica, en ruego, en una oración que nunca sería atendida por un dios benévolo.- Por favor...
La maldición de la parqia hizo estremecerse a Eriel ya que no presagiaba nada bueno y cuando ésta dio el primer golpe se rompió dentro del chico. Con desesperación trató de llegar hasta su hermano, se arrastró sobre cristales y astillas haciéndose aún más heridas de las que ya tenía.
-¡Hermano! - gritó. El dolor y la ira no había desaparecido pero Eriel ya no los sentía. Otra cosa, que ahora le atenazaba el corazón como una de las garras de la dragona, se había abierto paso. Miedo.
Eriel sintió un miedo oscuro e insondable al pensar que en cualquier momento podía perder a su hermano e hizo lo único que podía hacer en esas circunstancias. Hacerse oír por encima de ambos.
-¡BASTA! ¡DÉJALE! ¡BASTA! - más lágrimas surcaron las mejillas del nublino. Lágrimas de miedo y de dolor. No un dolor físico, si no de dolor ante la posible pérdida de su hermano y tener que quedarse de alguna manera solo aún con la gente del torreón. Finalmente alcanzó a su hermano pero fue cuando la dragona ya había acabado de destrozar la mano de Barael. La voz de Eriel bajó varios tonos.- Por favor... basta por favor... déjanos - las lágrimas no paraban y Eriel veía a la transformada a través de un velo de ellas.- Por favor - su voz convertida en súplica, en ruego, en una oración que nunca sería atendida por un dios benévolo.- Por favor...
- Naeryan
Ficha de cosechado
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Re: Bajos Fondos
11/11/16, 12:43 am
Sox creyó que se iba al suelo ahí y entonces de puro alivio; el aire saliendo de golpe de sus pulmones en una respiración silenciosa, incrédula de sí misma. Se iba. Joder, se iba a ir. Había terminado todo.
Entonces la reptil vio a Barael, y la pesadilla volvió.
El pisotón contra el suelo hizo temblar la tierra, y ya no pareció que fuese a terminar nunca. Sox se quedó paralizado en el sitio durante un tiempo que bien pudo ser un instante o un año, hipnotizado por el sonido de hueso contra carne contra hueso contra suelo contra sangre contra carne hasta que ya no quedase nada. En algún punto se agachó despacio y empezó a tirar de nuevo de Siete hacia atrás, mudo de horror y la mirada fija en la carnicería unos metros más allá. Tropezó un par de veces hacia atrás hasta que toparon con el frágil refugio de la montaña de escombros. La presencia del grupo a su alrededor, aun vencido y roto como estaba, le confirió una ilusión de seguridad. El miedo dejaba de ser una garra helada y se convertía en una manta que les envolvía a todos. Sox estaba demasiado ensimismado para advertirlo ahora, pero no se había sentido nunca tan pequeño.
Barael seguía gritando y las súplicas de Eriel le hacían querer taparse los oídos. Era la primera vez que oía rogar a alguien y no pensaba que se lo merecía de una manera u otra. Aquel apego a un hermano debería infundirle desdén y el carabés no era capaz de pensar en otra cosa que no fuera que quería que parara. Necesitaba que parara, tenía que parar, o algo se rompería dentro de él también.
Las voces a coro de los nublinos le sacaron de su trance, la dentera que le indujeron arrojando violentamente a Sox fuera de aquel breve y consolador instante de disociación. De vuelta al aterrador vacío de ideas, el pitido en las orejas, los oídos sobrecargados ante los quejidos de dolor, el llanto ajeno. El mareo entre las sienes una alarma de emergencia de que tenía que moverse o puede que se desmayara ahí mismo. El cuerpo suplicándole hacer algo. Tantear la escombrera en busca de la ballesta fue casi un alivio, aun maltrecha como la sacó. Madera bajo sus dedos, hurgar, recordar por tacto puro cómo se sujetaba. Eso sí podía hacerlo. Tareas sencillas, secuenciales. La riñonera seguía a su cintura, cargada de virotes. Hurgar en busca de uno se le hizo un mundo. Se moría de miedo. Le aterraba aún más la idea de asistir como espectador a lo que pudiera suceder. Aquel intento de oposición no era solo aferrarse a un clavo ardiendo, sino también a sí mismo.
—Vete. No puedes intervenir —alegó. La voz le temblaba, y también las rodillas cuando se incorporó, inestable. Sox no estaba seguro ni de poder cargar el virote correctamente. Había olvidado la odisea que sería girar el torno con una muñeca torcida. Sólo sujetaba la ballesta con el virote guardado en un puño laxo, dos piezas de un rompecabezas que había olvidado cómo recomponer. Se había quedado por fin, tras todos aquellos años de aprender a concentrarse y a soportar presión, en blanco—. No puedes. Vas a matarlo. Vas a intervenir.
Apenas era consciente de las frases que estaba hilando. Aquella maldita ley no tenía puto sentido, no cuando traspasar una casa sin querer resultaba inexorablemente en desastre. Cuando una ciudadana les informaba de dicha ley, y otra parecía ignorarla o no le importaba. Pero era lo único a lo que Sox podía aferrarse en ese momento, el único resquicio de lógica que era capaz de recordar desde que hacía memoria a partir de aquel primer día en las mazmorras.
Entonces la reptil vio a Barael, y la pesadilla volvió.
El pisotón contra el suelo hizo temblar la tierra, y ya no pareció que fuese a terminar nunca. Sox se quedó paralizado en el sitio durante un tiempo que bien pudo ser un instante o un año, hipnotizado por el sonido de hueso contra carne contra hueso contra suelo contra sangre contra carne hasta que ya no quedase nada. En algún punto se agachó despacio y empezó a tirar de nuevo de Siete hacia atrás, mudo de horror y la mirada fija en la carnicería unos metros más allá. Tropezó un par de veces hacia atrás hasta que toparon con el frágil refugio de la montaña de escombros. La presencia del grupo a su alrededor, aun vencido y roto como estaba, le confirió una ilusión de seguridad. El miedo dejaba de ser una garra helada y se convertía en una manta que les envolvía a todos. Sox estaba demasiado ensimismado para advertirlo ahora, pero no se había sentido nunca tan pequeño.
Barael seguía gritando y las súplicas de Eriel le hacían querer taparse los oídos. Era la primera vez que oía rogar a alguien y no pensaba que se lo merecía de una manera u otra. Aquel apego a un hermano debería infundirle desdén y el carabés no era capaz de pensar en otra cosa que no fuera que quería que parara. Necesitaba que parara, tenía que parar, o algo se rompería dentro de él también.
Las voces a coro de los nublinos le sacaron de su trance, la dentera que le indujeron arrojando violentamente a Sox fuera de aquel breve y consolador instante de disociación. De vuelta al aterrador vacío de ideas, el pitido en las orejas, los oídos sobrecargados ante los quejidos de dolor, el llanto ajeno. El mareo entre las sienes una alarma de emergencia de que tenía que moverse o puede que se desmayara ahí mismo. El cuerpo suplicándole hacer algo. Tantear la escombrera en busca de la ballesta fue casi un alivio, aun maltrecha como la sacó. Madera bajo sus dedos, hurgar, recordar por tacto puro cómo se sujetaba. Eso sí podía hacerlo. Tareas sencillas, secuenciales. La riñonera seguía a su cintura, cargada de virotes. Hurgar en busca de uno se le hizo un mundo. Se moría de miedo. Le aterraba aún más la idea de asistir como espectador a lo que pudiera suceder. Aquel intento de oposición no era solo aferrarse a un clavo ardiendo, sino también a sí mismo.
—Vete. No puedes intervenir —alegó. La voz le temblaba, y también las rodillas cuando se incorporó, inestable. Sox no estaba seguro ni de poder cargar el virote correctamente. Había olvidado la odisea que sería girar el torno con una muñeca torcida. Sólo sujetaba la ballesta con el virote guardado en un puño laxo, dos piezas de un rompecabezas que había olvidado cómo recomponer. Se había quedado por fin, tras todos aquellos años de aprender a concentrarse y a soportar presión, en blanco—. No puedes. Vas a matarlo. Vas a intervenir.
Apenas era consciente de las frases que estaba hilando. Aquella maldita ley no tenía puto sentido, no cuando traspasar una casa sin querer resultaba inexorablemente en desastre. Cuando una ciudadana les informaba de dicha ley, y otra parecía ignorarla o no le importaba. Pero era lo único a lo que Sox podía aferrarse en ese momento, el único resquicio de lógica que era capaz de recordar desde que hacía memoria a partir de aquel primer día en las mazmorras.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Bajos Fondos
11/11/16, 12:44 pm
Las palabras de Eriel le llegaron a través de la neblina de dolor. Intentó girarse, mirarle, pero el menor movimiento hizo que la herida de su espalda mandara señales de agonía. Rad apretó con fuerza sus dientes, gimiento. En esta ocasión fue capaz de escupir la sangre que manaba allí donde antes habían estado los tres dientes que había perdido. Estaba de acuerdo con el nublino, claro, pero una parte de él habría apreciado que se callara. Solo quería que aquel ser se fuera y pudieran curarse (o morir) en paz.
Por fin Mónica entró en su campo de visión, arrastrándose. Estaba viva. Rad intentó contar el número de vivos que quedaban, pero no pudo. El dolor era demasiado extremo y enfangaba su mente, cubierta por una neblina de agonía, impidiéndole pensar con claridad.
La voz de Eorlir le supuso un rebrote de esperanza. Tres sanos. Y, entre ellos, Sinceridad. Estaba pensando que quizás podrían salir de allí cuando llegaron, casi a la vez, el grito de Siete y Barael. Miró hacia abajo a través del velo de sangre y lágrimas, aliviado a la par que aterrorizado. El idrino estaba vivo. Y el nublino, en su mente, no tardaría mucho en morir. No sabía que había tocado, solo podía ver vagamente su forma al lado del cadáver a través de la sangre que caía de su frente a sus ojos. ¿Qué hechizo habría activado?
Fuera cual fuera no parecía que a la dragona le hubiera gustado. No era capaz de vislumbrar qué le estaba haciendo concretamente, aunque claramente no estaba asesinándolo: los gritos de Barael no habrían salido de una garganta muerta. La súplica de Eriel le atravesó con la misma precisión que una flecha. A la neblina del dolor se sumó la del miedo y la del horror. El escenario estaba cobrando unos tintes de pesadillas y Rádar necesitaba que se acabara ya. Deseó que la inconsciencia se lo llevara, o incluso la misma muerte si así podía dejar de tener ganas de vomitar.
—Tiene... t-tiene... razón —se sumó a la petición de Sox con una voz suplicante, torturada y rota. Consiguió girarse mínimamente, apoyado en el brazo derecho, el que estaba ileso. Aquello supuso una tortura a su espalda, su pecho y su pierna, y no pudo evitar que unos gemidos suplicantes salieran de su boca. Las lágrimas volvieron a sumarse al torrente sanguíneo que manaba de su frente para cegarle los ojos y mancharle la cara—. T-tiene razón...
La suya era la voz de la imploración, la voz del que sabe que una posible y débil misericordia era todo lo que se interponía entre ellos y su muerte.
Por fin Mónica entró en su campo de visión, arrastrándose. Estaba viva. Rad intentó contar el número de vivos que quedaban, pero no pudo. El dolor era demasiado extremo y enfangaba su mente, cubierta por una neblina de agonía, impidiéndole pensar con claridad.
La voz de Eorlir le supuso un rebrote de esperanza. Tres sanos. Y, entre ellos, Sinceridad. Estaba pensando que quizás podrían salir de allí cuando llegaron, casi a la vez, el grito de Siete y Barael. Miró hacia abajo a través del velo de sangre y lágrimas, aliviado a la par que aterrorizado. El idrino estaba vivo. Y el nublino, en su mente, no tardaría mucho en morir. No sabía que había tocado, solo podía ver vagamente su forma al lado del cadáver a través de la sangre que caía de su frente a sus ojos. ¿Qué hechizo habría activado?
Fuera cual fuera no parecía que a la dragona le hubiera gustado. No era capaz de vislumbrar qué le estaba haciendo concretamente, aunque claramente no estaba asesinándolo: los gritos de Barael no habrían salido de una garganta muerta. La súplica de Eriel le atravesó con la misma precisión que una flecha. A la neblina del dolor se sumó la del miedo y la del horror. El escenario estaba cobrando unos tintes de pesadillas y Rádar necesitaba que se acabara ya. Deseó que la inconsciencia se lo llevara, o incluso la misma muerte si así podía dejar de tener ganas de vomitar.
—Tiene... t-tiene... razón —se sumó a la petición de Sox con una voz suplicante, torturada y rota. Consiguió girarse mínimamente, apoyado en el brazo derecho, el que estaba ileso. Aquello supuso una tortura a su espalda, su pecho y su pierna, y no pudo evitar que unos gemidos suplicantes salieran de su boca. Las lágrimas volvieron a sumarse al torrente sanguíneo que manaba de su frente para cegarle los ojos y mancharle la cara—. T-tiene razón...
La suya era la voz de la imploración, la voz del que sabe que una posible y débil misericordia era todo lo que se interponía entre ellos y su muerte.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Bajos Fondos
11/11/16, 03:46 pm
Al mismo tiempo que disminuye el ritmo de pisadas, la voz de la conciencia aflora. Esa voz horrible y perniciosa que tanto disturba los momentos de verdadera paz. El resquicio de lo que Tuétano fue antes de ser ella. La quebrantahuesos baja la mirada al suelo y contempla el destrozo que ha causado: un niño roto y un muñón abierto. Músculo y sangre y hueso a la vista. Y por un momento quiere seguir, pero la voz que le reprende se vuelve grito tras escuchar las súplicas. Niños rotos llorando por su vida cómo Tuétano lloró en múltiples ocasiones.
—Lo siento... —susurra, de forma que tan solo los dos hermanos la pueden escuchar. Y escasos segundos después, recapacita. ¿Qué clase de bendecida era si se iba de esa forma? ¿Qué imagen iba a dejar a los cosechados? La bendición de la Luna era muchas más cosas que su arrepentimiento repentino. En esta ocasión habla para todos—. Volveréis a oír de mí, si llegáis vivos a la noche roja.
Ya tendría tiempo de hablar con ellos de monstruo a monstruo. O acabar con ellos, si hablar le resulta complicado cuando el momento llegue.
Tuétano empuja con la cabeza y con poca dificultad la estatua que ha matado a Dana y la sujeta con fuerza del torso. Emite un quejido lastimero que puede entenderse como un llanto y alza el vuelo, levantando el polvo de nuevo. La quebrantahuesos saldrá volando por el agujero recién abierto con tal fiereza, que Eorlir e Ina se verán empujados hacia atrás.
Las pertenencias de Dana, sin embargo, no llegan lejos. Antes de abandonar el tunel, el bolso se engancha entre los escombros y el asa se rompe, precipitándose contenedor y contenido de nuevo al suelo. Esta vez, más cerca de la pila en la que descansan los heridos.
—Lo siento... —susurra, de forma que tan solo los dos hermanos la pueden escuchar. Y escasos segundos después, recapacita. ¿Qué clase de bendecida era si se iba de esa forma? ¿Qué imagen iba a dejar a los cosechados? La bendición de la Luna era muchas más cosas que su arrepentimiento repentino. En esta ocasión habla para todos—. Volveréis a oír de mí, si llegáis vivos a la noche roja.
Ya tendría tiempo de hablar con ellos de monstruo a monstruo. O acabar con ellos, si hablar le resulta complicado cuando el momento llegue.
Tuétano empuja con la cabeza y con poca dificultad la estatua que ha matado a Dana y la sujeta con fuerza del torso. Emite un quejido lastimero que puede entenderse como un llanto y alza el vuelo, levantando el polvo de nuevo. La quebrantahuesos saldrá volando por el agujero recién abierto con tal fiereza, que Eorlir e Ina se verán empujados hacia atrás.
Las pertenencias de Dana, sin embargo, no llegan lejos. Antes de abandonar el tunel, el bolso se engancha entre los escombros y el asa se rompe, precipitándose contenedor y contenido de nuevo al suelo. Esta vez, más cerca de la pila en la que descansan los heridos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Bajos Fondos
11/11/16, 08:43 pm
La presión en el hombro y la mano desaparecieron, y hubo un espacio casi de suspiro, entre el resto de dolores. Habían cruzado hacía tiempo la línea de lo intolerable, pero todavía le dejaban apreciar matices, todavía aumentaban cuando Siete creía que ya no era posible y el idrino dio un jadeo ahogado cuando lo cogieron. Un cambio breve de perspectiva, que no le dejaba adivinar quien iba a arrastrarlo. La tensión en la piel y el agarre habían hundido las astillas y tiraban de los bordes de sus heridas. El hombro dislocado se bamboleaba y las señales trepaban y amenazaban con explotarle la cabeza. Siete lloraba. Alguien llevaba tiempo gritando, y eso también le dolía.
La cabeza le iba despacio, había cerrado otra vez los ojos, y todo lo que pudo hacer Siete fue oir. Su cabeza construía como podía la escena, pero no sabía quien estaba sufriendo todavía. Oia golpes, y crujidos, y creyó que alguien se moría, y lo reducían a pulpa allí mismo, a unos metros de él. Después de una pausa, quien fuera lo llevó más lejos. Los gritos seguían y Siete solo podía pensar ¿Qué hacen? ¿Cómo sigue vivo? Pero no sabía si sería peor oírlo dejar de gritar. Y suplicas. La cabeza se le llenaba de voces, y el horror lo superaba. Ni siquiera podía sentirse llorar. Y había parado. Y no sabía cual era la diferencia. Todavía veía suelo, antes que nada, y el borde de otras figuras borrosas por el rabillo del ojo, que podían haber sido escombros, por todo lo que la vista tapada por lágrimas le permitía. Había muchísimo rojo. Rojo y gris.
La voz desconocida todavía prometía hacerles daño en otro momento. Pero se iba, ¿se iba? Siete se agarraba a la consciencia con dificultad. Su cerebro enviaba preguntas, pero la boca se negaba a producir nada inteligible. “Qué”, “Quien”, “Por qué”.
Por qué.
La cabeza le iba despacio, había cerrado otra vez los ojos, y todo lo que pudo hacer Siete fue oir. Su cabeza construía como podía la escena, pero no sabía quien estaba sufriendo todavía. Oia golpes, y crujidos, y creyó que alguien se moría, y lo reducían a pulpa allí mismo, a unos metros de él. Después de una pausa, quien fuera lo llevó más lejos. Los gritos seguían y Siete solo podía pensar ¿Qué hacen? ¿Cómo sigue vivo? Pero no sabía si sería peor oírlo dejar de gritar. Y suplicas. La cabeza se le llenaba de voces, y el horror lo superaba. Ni siquiera podía sentirse llorar. Y había parado. Y no sabía cual era la diferencia. Todavía veía suelo, antes que nada, y el borde de otras figuras borrosas por el rabillo del ojo, que podían haber sido escombros, por todo lo que la vista tapada por lágrimas le permitía. Había muchísimo rojo. Rojo y gris.
La voz desconocida todavía prometía hacerles daño en otro momento. Pero se iba, ¿se iba? Siete se agarraba a la consciencia con dificultad. Su cerebro enviaba preguntas, pero la boca se negaba a producir nada inteligible. “Qué”, “Quien”, “Por qué”.
Por qué.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Bajos Fondos
12/11/16, 10:54 am
El ya de por si agitado corazón de la roquense dio un vuelco (o varios) al ver salir aquella cosa del agujero en la calle. Había conseguido perder de vista al bicho de los cuernos, por fin, pero los gritos no le habían dado un segundo de tranquilidad. Aquella aparición le dejó sin aire tanto tiempo como tardó en batir sus extrañas alas y desaparecer entre las calles. Casi tuvo que obligarse a respirar. A los sinhadres les empujó hacia atrás y Sinceridad prácticamente se golpeó con un muro invisible a mitad de vuelo por la impresión que le causó y, sobre todo, por el miedo que le salpicó al razonar de dónde salía. Joder, había oído los gritos desde hacía unos metros y hacía poco habían empeorado. No había mucho que deducir tras la aparición de esa otra bestia.
Así que se precipito en dirección al borde del agujero. Vio a los sinhadres trastear con cortinas y alguna que otra sábana y con un solo vistazo al agujero supo para qué eran. Pero ella bajaría primero.
-Estáis bien -dijo, no a los dos ilesos, sino para sí misma, evaluándoles, aliviada, antes de bajar.
-¡Soy yo, Sinceridad, no os asustéis, ya voy! -avisó. No quería que escucharan el batir de alas y pensaran en aquella criatura que acababa de salir. Ni ella quería asustarse al pensar en eso. Había visto muertes, pero no quería ni imaginar qué tipo de daño podría hacer un monstruo como aquel.
Un túnel. Escombros. La estatua que habían encontrado fuera. Muebles destrozados. Restos de... Hueso? Sangre? Y dolor, tanto dolor que casi se respiraba en el aire. Había oído los gritos y ahora veía qué los había provocado.
-Os voy a tener que bañar de uno en uno para poneros hermosos otra vez, joder -susurró, como buscando refugio en algo de humor.
Tenía que sacarlos de allí. Tenían que sacarlos de allí. Dio un vistazo rápido, evaluando, nerviosa. Necesitarían manos y patas para sacar de allí al grupo. Al menos Eorlir había bajado a la vez. Chamán estaba más o menos bien, al menos de pie. Siete estaba cerca, en un estado lamentable, y no parecía que fuera a ser capaz de caminar (o la roquense no lo dejaría si lo intentaba). Los nublinos, cerca también, pegados. O habían caído juntos o... <<Qué... ¡Su mano, joder! ¡No se la puede haber dejado así con la caída!>> Lo extraño era que, pese al muñón, parecía extrañamente en mejor estado que los demás, aunque cubierto por cicatrices que no le sonaban de nada. <<¿Qué plumas le ha pasado?>> Nunca había tratado amputados. Y era uno de los pocos con idea o valor para pelear... O fuerza para subir a gente. Su hermano estaba peor... Ni se le ocurrió pensar mal del fanatismo de ambos y en lo que todo esto significaría para ellos. Ahora solo había pena. ¿Cómo mirarles mal? Suficiente tenían encima. Más allá estaban los humanos y Rad. Todos maltrechos. No quería decirlo, pero el grupo estaba destrozado y tardarían en recuperarse.
-Siento mucho haber tardado tanto.
Que estaba justificado, pero no se quería ni imaginar lo que habían sufrido, la caída, los golpes, heridas, aquel monstruo, los gritos... Justificado o no, sentía que hubieran pasado por aquello. Pero estaban vivos. Y los sacarían de allí. No tardó más que unos segundos en volver a hablar.
-A ver... Todos conscientes? Bien. Vamos a sacaros de aquí -les aseguró-. Podemos cargar con vosotros y lavaros en la fuente, que está más cerca que el torreón. Podemos... -miró a Eorlir, algo confusa. Nunca había tenido que lidiar con algo así y, seguramente, nadie tampoco.
¿Cómo los subirían? Ina sola no podría tirar de la "cuerda" que improvisaran. Eorlir podría quedarse abajo mientras la roquense tiraba con la sinhadre o al revés. Se le ocurría una tercera idea pero no quería dejarles solos otra vez. ¿Y quiénes irían delante? Sinceridad sugeriría los que estaban peor, por ser más urgentes. Diría todo esto en voz alta y se acercaría a la humana, por ser, sobre todo, la más joven y querer subirla cuanto antes. Sugeriría también que podrían hasta improvisar camillas con maderas o colchones si había sobrevivido alguno. Pero si era sincera, no tenía ni idea de qué forma ni plan sería el mejor. Subir a alguien en semejante estado podría ser tan peligroso como la caída...
Así que se precipito en dirección al borde del agujero. Vio a los sinhadres trastear con cortinas y alguna que otra sábana y con un solo vistazo al agujero supo para qué eran. Pero ella bajaría primero.
-Estáis bien -dijo, no a los dos ilesos, sino para sí misma, evaluándoles, aliviada, antes de bajar.
-¡Soy yo, Sinceridad, no os asustéis, ya voy! -avisó. No quería que escucharan el batir de alas y pensaran en aquella criatura que acababa de salir. Ni ella quería asustarse al pensar en eso. Había visto muertes, pero no quería ni imaginar qué tipo de daño podría hacer un monstruo como aquel.
Un túnel. Escombros. La estatua que habían encontrado fuera. Muebles destrozados. Restos de... Hueso? Sangre? Y dolor, tanto dolor que casi se respiraba en el aire. Había oído los gritos y ahora veía qué los había provocado.
-Os voy a tener que bañar de uno en uno para poneros hermosos otra vez, joder -susurró, como buscando refugio en algo de humor.
Tenía que sacarlos de allí. Tenían que sacarlos de allí. Dio un vistazo rápido, evaluando, nerviosa. Necesitarían manos y patas para sacar de allí al grupo. Al menos Eorlir había bajado a la vez. Chamán estaba más o menos bien, al menos de pie. Siete estaba cerca, en un estado lamentable, y no parecía que fuera a ser capaz de caminar (o la roquense no lo dejaría si lo intentaba). Los nublinos, cerca también, pegados. O habían caído juntos o... <<Qué... ¡Su mano, joder! ¡No se la puede haber dejado así con la caída!>> Lo extraño era que, pese al muñón, parecía extrañamente en mejor estado que los demás, aunque cubierto por cicatrices que no le sonaban de nada. <<¿Qué plumas le ha pasado?>> Nunca había tratado amputados. Y era uno de los pocos con idea o valor para pelear... O fuerza para subir a gente. Su hermano estaba peor... Ni se le ocurrió pensar mal del fanatismo de ambos y en lo que todo esto significaría para ellos. Ahora solo había pena. ¿Cómo mirarles mal? Suficiente tenían encima. Más allá estaban los humanos y Rad. Todos maltrechos. No quería decirlo, pero el grupo estaba destrozado y tardarían en recuperarse.
-Siento mucho haber tardado tanto.
Que estaba justificado, pero no se quería ni imaginar lo que habían sufrido, la caída, los golpes, heridas, aquel monstruo, los gritos... Justificado o no, sentía que hubieran pasado por aquello. Pero estaban vivos. Y los sacarían de allí. No tardó más que unos segundos en volver a hablar.
-A ver... Todos conscientes? Bien. Vamos a sacaros de aquí -les aseguró-. Podemos cargar con vosotros y lavaros en la fuente, que está más cerca que el torreón. Podemos... -miró a Eorlir, algo confusa. Nunca había tenido que lidiar con algo así y, seguramente, nadie tampoco.
¿Cómo los subirían? Ina sola no podría tirar de la "cuerda" que improvisaran. Eorlir podría quedarse abajo mientras la roquense tiraba con la sinhadre o al revés. Se le ocurría una tercera idea pero no quería dejarles solos otra vez. ¿Y quiénes irían delante? Sinceridad sugeriría los que estaban peor, por ser más urgentes. Diría todo esto en voz alta y se acercaría a la humana, por ser, sobre todo, la más joven y querer subirla cuanto antes. Sugeriría también que podrían hasta improvisar camillas con maderas o colchones si había sobrevivido alguno. Pero si era sincera, no tenía ni idea de qué forma ni plan sería el mejor. Subir a alguien en semejante estado podría ser tan peligroso como la caída...
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Bajos Fondos
12/11/16, 12:21 pm
Los gritos de dolor de sus compañeros iban y venían como la presión de su pecho, los escuchaba gritar y lamentarse como él mismo y solo podía encogerse de miedo. Sobre todo Barael, los del nublino eran desgarradores y para bien o para mal Tayron quería que desaparecieran, deseó que perdiera la conciencia o lo hiciera él, no podría soportar aquello mucho más, la sangre y el olor a vómito que desprendía no ayudaban en absoluto.
Parpadeó varias veces y se quedó quieto cuando escuchó a alguien arrastrarse cerca, un vómito a su lado desencadenó arcadas y que casi devolviera por segunda vez.
Una inconfundible voz hizo que frunciera el ceño, Mónica estaba a su lado, más herida de lo que creía, tan perdida como él, tan destrozada como todos. Admiró que pudiera sonreír en aquel momento, quiso transmitirle lo mismo, una sonrisa burlona, una risa en voz baja, pero Tayron sintió miedo, solo aquello cabía en su mente y temió no poder sonreír de nuevo si salía de allí. Se miró los labios con lágrimas que mezcladas con sangre tocaban el suelo.
-No... -el muchacho alargó su mano buena para acariciarle la mejilla con delicadeza, sus ojos se posaban más allá de la española pero le hablaba a ella- Doce -consiguió pronunciar, el belga hizo sus mayores intentos para poder hablar – Doce...- decía como si fuera la clave de todo, como si sobrevivir o no dependiera sólo de él- tu... tu cita, por él – la animaba a que siguiera luchando porque su naturaleza le impedía mentirle, él jamás le diría que saldría todo bien si no lo creía. Y vaya si no lo creía. La animaba pero lloraba con un intento de sonrisa en su cara.
Los gritos continuaron por más tiempo y algo salió volando de allí, fuera lo que fuera él lo agradeció con toda su alma. Cuando Sinceridad bajó Tayron ya llevaba un rato golpeando el suelo con piedras y cristales para delatar su posición, suponía que Mónica había perdido la consciencia o estaba a punto de hacerlo, no lo sabía porque tener los ojos cerrados hacía que le dolieran menos. Al menos la chica conservaba el pulso, sus manos estaban entrelazadas y notaba el flujo de la sangre circular por la muñeca casi pidiendo auxilio.
-Aquí.
Parpadeó varias veces y se quedó quieto cuando escuchó a alguien arrastrarse cerca, un vómito a su lado desencadenó arcadas y que casi devolviera por segunda vez.
Una inconfundible voz hizo que frunciera el ceño, Mónica estaba a su lado, más herida de lo que creía, tan perdida como él, tan destrozada como todos. Admiró que pudiera sonreír en aquel momento, quiso transmitirle lo mismo, una sonrisa burlona, una risa en voz baja, pero Tayron sintió miedo, solo aquello cabía en su mente y temió no poder sonreír de nuevo si salía de allí. Se miró los labios con lágrimas que mezcladas con sangre tocaban el suelo.
-No... -el muchacho alargó su mano buena para acariciarle la mejilla con delicadeza, sus ojos se posaban más allá de la española pero le hablaba a ella- Doce -consiguió pronunciar, el belga hizo sus mayores intentos para poder hablar – Doce...- decía como si fuera la clave de todo, como si sobrevivir o no dependiera sólo de él- tu... tu cita, por él – la animaba a que siguiera luchando porque su naturaleza le impedía mentirle, él jamás le diría que saldría todo bien si no lo creía. Y vaya si no lo creía. La animaba pero lloraba con un intento de sonrisa en su cara.
Los gritos continuaron por más tiempo y algo salió volando de allí, fuera lo que fuera él lo agradeció con toda su alma. Cuando Sinceridad bajó Tayron ya llevaba un rato golpeando el suelo con piedras y cristales para delatar su posición, suponía que Mónica había perdido la consciencia o estaba a punto de hacerlo, no lo sabía porque tener los ojos cerrados hacía que le dolieran menos. Al menos la chica conservaba el pulso, sus manos estaban entrelazadas y notaba el flujo de la sangre circular por la muñeca casi pidiendo auxilio.
-Aquí.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Bajos Fondos
12/11/16, 12:38 pm
Mónica había dejado de percibir la realidad, ya no sabía lo que estaba pasando de verdad y lo que no, pero sólo quería que los gritos acabasen. Notaba entre brumas el consuelo mascullado de T-Fichas, pero ni ella se lo creía ya, al menos no en ese momento, y de todos modos no podía concentrarse ya que estaba oyendo cosas que evidentemente no podían estar ahí, porque Picasso no estaba allí, ¿no? El dolor había cobrado personalidad propia y su consciencia iba y venía, apagándose y encendiéndose mientras ella seguía llorando. Ya sólo notaba dolor, dolor y cansancio, pero no quería morir con los ojos cerrados.
Por eso, cuando Doña Plumitas y Picasso se acercaron a ella, la primera hablando con una voz que trataba de ser tranquila, Mónica abrió los ojos y le miró. No vio al sinhadre, sólo a la roquense... Pero en realidad no estaba mirando a la roquense, sino a una imagen distorsionada... que tenía la cara de su hermano. La sonrisa que esbozó hizo que le dolieran las mejillas, y luchó por incorporarse.
—¡Has venido! —dijo entre toses, con una voz demasiado alegre, los ojos desenfocados: se notaba que del dolor había comenzado a alucinar—. Sabía que vendrías, Jonás… te… te he echado de menos —la chica frunció el ceño— pero Jonás… ¿por qué pareces un pájaro?
Mon levantó el brazo sano intentando abrazar a su hermano, pero su cuerpo y su mente no aguantaron más: la chica se desmayó cayendo con un golpe sordo al suelo.
Por eso, cuando Doña Plumitas y Picasso se acercaron a ella, la primera hablando con una voz que trataba de ser tranquila, Mónica abrió los ojos y le miró. No vio al sinhadre, sólo a la roquense... Pero en realidad no estaba mirando a la roquense, sino a una imagen distorsionada... que tenía la cara de su hermano. La sonrisa que esbozó hizo que le dolieran las mejillas, y luchó por incorporarse.
—¡Has venido! —dijo entre toses, con una voz demasiado alegre, los ojos desenfocados: se notaba que del dolor había comenzado a alucinar—. Sabía que vendrías, Jonás… te… te he echado de menos —la chica frunció el ceño— pero Jonás… ¿por qué pareces un pájaro?
Mon levantó el brazo sano intentando abrazar a su hermano, pero su cuerpo y su mente no aguantaron más: la chica se desmayó cayendo con un golpe sordo al suelo.
- Los motes:
Por ahora aquí están los motes que Mónica ha ido poniendo a la gente, aún quedan algunos personajes por tener el suyo. (A ver si se le ocurren pronto, leches).
-Barael: Roño.
-Daerhien: Gominola.
-Dafne: Lerdafne.
-Eorlir: Picasso
-Eriel: Cenizo.
-Innadriel: ¿?
-Lorenzo: Íñigo Montoya.
-Nad: Zanahoria/Zana.
-Rádar: Mandón.
-Sakrilt: Krit.
-Siete: Tritón.
-Sinceridad: Doña Plumitas.
-Sox: Vampy.
-Fahran Xaorhalan: ¿Rapunzel?
-Tayron: T-fichas.
- alpeca
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Bajos Fondos
12/11/16, 01:33 pm
Las cosas estaban empeorando más aun. Parecía que la dragona no tenía suficiente con lo que estaba sufriendo Barael. Como si fuera un sueño, Eorlir asistió atónito desde la seguredad del edificio como la quebrantahuesos se abalanza hacia el nublino y, gritándole, empieza a reducir su mano derecha a pulpa. Eriel empezó a gritar, desesperado. El sinhadre estaba temblando de miedo e impotencia a partes iguales. No podrían sobrevivir. No había manera, no contra seres así. desenvainó su estoque inútilmente, sabiendo que no podría hacer nada.
De repente, se detuvo. La quebrantahuesos parecía hasta arrepentida de haber causado aquello. De repente cogió a la otra humana muerta (Eorlir asumía que eran amigas, aunque visto lo visto tenía serias dudas de que nadie quisiera acercarse a la dragona) y levantó el vuelo, saliendo por el boquete en el suelo por donde se estaban asomando los dos sinhadres. La fuerza con la que salió les empujó hacia atrás, haciendo caer a Eorlir sobre sus posaderas. Volvió a levantarse rápidamente y miró hacia abajo. Miró a Ina.
-Ina, quedate aquí con la cortina. Voy a mirar cómo están. -la miró- El monstruo se ha ido. Ya no hay peligro, ¿de acuerdo?
Eorlir bajó con cuidado con Sinceridad, que se había unido a ellos después de perder al animal de antes. Examinó a Rad, el que estaba más cerca suyo, con el corazón en un puño. No tenía buena pinta: huesos rotos, múltiples heridas feas... Maldijo en voz baja. "Cómo volveremos al torreón?"
Pasó a examinar a Mónica y Tayron. A la muchacha se le había clavado un pedazo de madera clavado en la pierna, aunque ahora se lo había arrancado, y heridas de diferente gravedad. Tendrían que cargar con ella. Tayron parecía un poco mejor, a pesar del hematoma tan feo que tenía en el pecho y que Eorlir podía ver a través de los rotos que se habían creado en la camisa a consecuencia de la caída. Miró a Monica cuando habló.
-¿Jonás...? Eh. ¡EH! Monica, no te duermas, por favor... ¡Ina tiene que hacerte las trenzas aún! -la miró, algo preocupado, intentando mantenerla consciente sin éxito-. Maldita sea. Está empezando a desvariar por el dolor. -Miró a Tayron-. Luces. No sé cómo sacaros de aquí. Me da miedo moveros y haceros más daño... -Miró a Sinceridad-. Me parece buen idea llevarlos a la fuente, al menos para lavarles las heridas. Luego podemos mandar a alguien a pedir ayuda a los que se quedaran ahí... -suspiró-. De todas formas, primero tenemos que sacarlos de este agujero. Since, cuando les reunamos a todos ve con Ina. Ataremos a los que estén demasiado heridos como para moverse e intentaremos subierles. Cuando los tengamos a todos arriba, veremos si podemos hacer alguna camilla improvisada... -no sonaba muy convencido. No es que quedara mucho intacto en el edificio, pero era todo lo que se le ocurría.
Sox se estaba acercando con Siete. Se acercó rápidamente y le ayudó a llevarlo los últimos metros.
-¿Cómo te ves para sacarlos de aquí? He encontrado una cortina con la que podemos atarles y subirles tirando... No se me ha ocurrido nada más... -miró a los dos nublinos-. Luces... -ayudó a dejar a Siete con cuidado y se dirigió a los dos hermanos. Se agachó al lado de Barael, mirando fijamente lo que había sido su mano-. Ay... Ay... Que mala pinta... -no fue hasta entonces cuando se fijó en su estado-. Oye... ¿Por qué parece que estés sano?
De repente, se detuvo. La quebrantahuesos parecía hasta arrepentida de haber causado aquello. De repente cogió a la otra humana muerta (Eorlir asumía que eran amigas, aunque visto lo visto tenía serias dudas de que nadie quisiera acercarse a la dragona) y levantó el vuelo, saliendo por el boquete en el suelo por donde se estaban asomando los dos sinhadres. La fuerza con la que salió les empujó hacia atrás, haciendo caer a Eorlir sobre sus posaderas. Volvió a levantarse rápidamente y miró hacia abajo. Miró a Ina.
-Ina, quedate aquí con la cortina. Voy a mirar cómo están. -la miró- El monstruo se ha ido. Ya no hay peligro, ¿de acuerdo?
Eorlir bajó con cuidado con Sinceridad, que se había unido a ellos después de perder al animal de antes. Examinó a Rad, el que estaba más cerca suyo, con el corazón en un puño. No tenía buena pinta: huesos rotos, múltiples heridas feas... Maldijo en voz baja. "Cómo volveremos al torreón?"
Pasó a examinar a Mónica y Tayron. A la muchacha se le había clavado un pedazo de madera clavado en la pierna, aunque ahora se lo había arrancado, y heridas de diferente gravedad. Tendrían que cargar con ella. Tayron parecía un poco mejor, a pesar del hematoma tan feo que tenía en el pecho y que Eorlir podía ver a través de los rotos que se habían creado en la camisa a consecuencia de la caída. Miró a Monica cuando habló.
-¿Jonás...? Eh. ¡EH! Monica, no te duermas, por favor... ¡Ina tiene que hacerte las trenzas aún! -la miró, algo preocupado, intentando mantenerla consciente sin éxito-. Maldita sea. Está empezando a desvariar por el dolor. -Miró a Tayron-. Luces. No sé cómo sacaros de aquí. Me da miedo moveros y haceros más daño... -Miró a Sinceridad-. Me parece buen idea llevarlos a la fuente, al menos para lavarles las heridas. Luego podemos mandar a alguien a pedir ayuda a los que se quedaran ahí... -suspiró-. De todas formas, primero tenemos que sacarlos de este agujero. Since, cuando les reunamos a todos ve con Ina. Ataremos a los que estén demasiado heridos como para moverse e intentaremos subierles. Cuando los tengamos a todos arriba, veremos si podemos hacer alguna camilla improvisada... -no sonaba muy convencido. No es que quedara mucho intacto en el edificio, pero era todo lo que se le ocurría.
Sox se estaba acercando con Siete. Se acercó rápidamente y le ayudó a llevarlo los últimos metros.
-¿Cómo te ves para sacarlos de aquí? He encontrado una cortina con la que podemos atarles y subirles tirando... No se me ha ocurrido nada más... -miró a los dos nublinos-. Luces... -ayudó a dejar a Siete con cuidado y se dirigió a los dos hermanos. Se agachó al lado de Barael, mirando fijamente lo que había sido su mano-. Ay... Ay... Que mala pinta... -no fue hasta entonces cuando se fijó en su estado-. Oye... ¿Por qué parece que estés sano?
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Bajos Fondos
12/11/16, 09:28 pm
El anillo, que cayó al suelo junto a Barael, puede almacenar energía suficiente para proporcionar tres usos de una curación activa muy lenta y especialmente dolorosa. Basta con tocar la estrella de cristal para detonar el hechizo. Cada uso gasta 12 unidades mágicas, el anillo almacena 36 en total. Cualquier usuario de magia puede cargar el anillo con solo ponérselo. El anillo absorbe la energía despacio, aproximadamente a la velocidad de una unidad por cada hora puesto. Mientras se recarga, además, provoca un fuerte dolor al portador. En el momento en que deja de hacer daño, o bien ha dejado al donante sin energía mágica, o bien está completamente cargado.
---
Entre las pertenencias de Dana se encuentran las siguientes cosas:
-Chocolatinas y un par dulces (podéis decidir qué tipo, terrestres).
-Un bocadillo del tamaño de una barra de pan envuelto en papel albal. Lleva mucha carne (a elegir, terrestre), lechuga, tomate y salsas.
-Una botella de agua.
-Una lata de alguna bebida energética.
-Varios amuletos.
-Varias hojas de apuntes arrancadas de una libreta de cuadros, todas decoradas con dibujitos de corazones y estrellitas en las esquinas. De sus notas podrán obtener los siguientes hechizos: térmico, levitación y sanación superficial; además, darán con varios conjuros especializados para provocarse dolor exclusivamente a uno mismo y una mención a la marca nivea y un gesto de manos (todo esto fuera del alcance de todo cosechado). En la esquina de la última hoja, reza: "Posdata: recordar hacer la revisión a las modificaciones que hizo la boba de Qara en el hechizo de los huesos". Un dibujo muy, muy básico de un dragón pone punto y final a esa última frase.
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Entre las pertenencias de Dana se encuentran las siguientes cosas:
-Chocolatinas y un par dulces (podéis decidir qué tipo, terrestres).
-Un bocadillo del tamaño de una barra de pan envuelto en papel albal. Lleva mucha carne (a elegir, terrestre), lechuga, tomate y salsas.
-Una botella de agua.
-Una lata de alguna bebida energética.
-Varios amuletos.
-Varias hojas de apuntes arrancadas de una libreta de cuadros, todas decoradas con dibujitos de corazones y estrellitas en las esquinas. De sus notas podrán obtener los siguientes hechizos: térmico, levitación y sanación superficial; además, darán con varios conjuros especializados para provocarse dolor exclusivamente a uno mismo y una mención a la marca nivea y un gesto de manos (todo esto fuera del alcance de todo cosechado). En la esquina de la última hoja, reza: "Posdata: recordar hacer la revisión a las modificaciones que hizo la boba de Qara en el hechizo de los huesos". Un dibujo muy, muy básico de un dragón pone punto y final a esa última frase.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Bajos Fondos
13/11/16, 03:38 pm
Hasta el último momento Sox esperó que algo saliera mal. Incluso cuando sintió la ventolera de las alas de la dragona batiendo contra sus mejillas una parte fatalista de sí esperaba que hubiese otro contratiempo, que la ciudadana divisase otra cosa en ellos que alargase aún más su estancia allí. No sabía cuánto tiempo había transcurrido ahí abajo, pero se le estaba haciendo eterno.
Y se acabó, sin más. Sox interiorizó el vacío y el silencio que reinaban de repente. Se quedó mirando absorto al infinito, la mente sobrecargada intentando procesar todo lo que había sucedido los pasados minutos. Los tímpanos le vibraron brevemente al registrar voces, pero a su cerebro no debieron parecerle importantes en ese momento.
Notar a Eorlir a su lado y a Since aterrizando enfrente le hizo dar un respingo por fin. ¿Cómo habían llegado allí tan rápido? No había sido consciente de que aquel lapso de tiempo hubiese existido siquiera.
Hablaban mucho. Muchas cosas. No podía descartarlas sin entenderlas, porque parecían esperar respuesta.
—Más despacio —musitó a media voz. No se había dado cuenta de que lo había pensado en voz alta. Aún sujetaba la ballesta, colgando inútil a uno de sus lados. La soltó. Parecía adecuado. Odiaba hacer cosas inútiles.
Eorlir ya se había desplazado para echar un vistazo a alguien más, seguramente alguno de los que estuvieran en el suelo. Sox no tenía muy claro a quién hablaba, pero lo hizo de todos modos. Pensaba bien cuando explicaba cosas para otros.
—Si encontramos una viga arriba que nos sirva de apoyo, podemos hacer polea. Sí —visualizar la imagen le ayudó a centrarse, poquito a poco—. Si hay suficientes cortinas... Es más fácil hacer peso hacia abajo que tirar. Y ver si las podemos clavar a un tablón grande, una tira en cada esquina. Y subirles encima, uno a uno. Como una camilla. Es mejor que atarlos a ellos directamente—seguía teniendo la imagen del brazo de Barael estrujándose a pulpa tras los párpados, imborrable. Le echaba la culpa de que ahora pudiera imaginarse perfectamente a cualquiera de los heridos derramando los intestinos o los huesos ante la presión de una cuerda alrededor del cuerpo.
Se sentía mejor. El runrún de su cerebro volviendo a ponerse en marcha era consolador, y se acogió a él. Se frotó la frente, aprovechando para quitarse algo de la mugre de la caída.
—Entendéis lo que os digo, ¿no?— dijo, más centrado. El habla le salió también más cohesionada—. Así no tenéis que tirar solo Ina y Since, y tampoco hay que mover mucho a los que están graves. Y llevarlos a la fuente suena bien. Este agujero debe estar lleno de mierda —pensar en que tendrían que curar aquellas heridas sin hechizos le daba vértigo, pero tenía un problema entre manos. No se sintió culpable por apartar aquello a un lado de momento. Miró el montón de escombros y cayó en la cuenta de que entre toda aquella moralla también estaban las armas que habían traído. Y que habían resultado ser inútiles, constató con amargura. Más mierda que tendrían que subir, y que cargar a cuestas.
Había habido un sonido rítmico de fondo todo aquel tiempo. Sox miró alrededor para localizarlo, y unos pasos más bastaron para encontrar a Tay. Una mirada a su lado bastó para comprobar que Mónica estaba fuera de combate. Estaban tan pálidos los dos que parecían carabeses. El rubio se agachó a su lado.
—Eh —saludó al asomarse—. ¿No estará...? —miró a Mónica espantado. Desviar la mirada a Tay le confirmó lo contrario, y volvió a liberar el aliento—. Va a haber que moveros. ¿Quién está más grave? El primero va a tener que ser Siete o Bara-...— la exclamación de Eorlir le interrumpió en plena frase.
¿Cómo que sano? Había tocado una protección y ésta le había frito vivo. Irónicamente aquello contra lo que habían estado advirtiendo a su hermano minutos antes (¿minutos? Parecía demasiado poco tiempo, ¿no? Pero una hora era mucho. ¿Sería posible?). La mirada de Sox, ceñuda al principio ante lo que creía una burrada de Eorlir, se volvió estupefacta al ver el muñón. Estiró el cuello para ver si, imposiblemente, el charco de sangre, grasa y carne pisados había desaparecido. No lo había hecho, como atestiguó un inicio de arcadas en su garganta. Clavó una mirada profundamente inquisitiva en el nublino.
Y se acabó, sin más. Sox interiorizó el vacío y el silencio que reinaban de repente. Se quedó mirando absorto al infinito, la mente sobrecargada intentando procesar todo lo que había sucedido los pasados minutos. Los tímpanos le vibraron brevemente al registrar voces, pero a su cerebro no debieron parecerle importantes en ese momento.
Notar a Eorlir a su lado y a Since aterrizando enfrente le hizo dar un respingo por fin. ¿Cómo habían llegado allí tan rápido? No había sido consciente de que aquel lapso de tiempo hubiese existido siquiera.
Hablaban mucho. Muchas cosas. No podía descartarlas sin entenderlas, porque parecían esperar respuesta.
—Más despacio —musitó a media voz. No se había dado cuenta de que lo había pensado en voz alta. Aún sujetaba la ballesta, colgando inútil a uno de sus lados. La soltó. Parecía adecuado. Odiaba hacer cosas inútiles.
Eorlir ya se había desplazado para echar un vistazo a alguien más, seguramente alguno de los que estuvieran en el suelo. Sox no tenía muy claro a quién hablaba, pero lo hizo de todos modos. Pensaba bien cuando explicaba cosas para otros.
—Si encontramos una viga arriba que nos sirva de apoyo, podemos hacer polea. Sí —visualizar la imagen le ayudó a centrarse, poquito a poco—. Si hay suficientes cortinas... Es más fácil hacer peso hacia abajo que tirar. Y ver si las podemos clavar a un tablón grande, una tira en cada esquina. Y subirles encima, uno a uno. Como una camilla. Es mejor que atarlos a ellos directamente—seguía teniendo la imagen del brazo de Barael estrujándose a pulpa tras los párpados, imborrable. Le echaba la culpa de que ahora pudiera imaginarse perfectamente a cualquiera de los heridos derramando los intestinos o los huesos ante la presión de una cuerda alrededor del cuerpo.
Se sentía mejor. El runrún de su cerebro volviendo a ponerse en marcha era consolador, y se acogió a él. Se frotó la frente, aprovechando para quitarse algo de la mugre de la caída.
—Entendéis lo que os digo, ¿no?— dijo, más centrado. El habla le salió también más cohesionada—. Así no tenéis que tirar solo Ina y Since, y tampoco hay que mover mucho a los que están graves. Y llevarlos a la fuente suena bien. Este agujero debe estar lleno de mierda —pensar en que tendrían que curar aquellas heridas sin hechizos le daba vértigo, pero tenía un problema entre manos. No se sintió culpable por apartar aquello a un lado de momento. Miró el montón de escombros y cayó en la cuenta de que entre toda aquella moralla también estaban las armas que habían traído. Y que habían resultado ser inútiles, constató con amargura. Más mierda que tendrían que subir, y que cargar a cuestas.
Había habido un sonido rítmico de fondo todo aquel tiempo. Sox miró alrededor para localizarlo, y unos pasos más bastaron para encontrar a Tay. Una mirada a su lado bastó para comprobar que Mónica estaba fuera de combate. Estaban tan pálidos los dos que parecían carabeses. El rubio se agachó a su lado.
—Eh —saludó al asomarse—. ¿No estará...? —miró a Mónica espantado. Desviar la mirada a Tay le confirmó lo contrario, y volvió a liberar el aliento—. Va a haber que moveros. ¿Quién está más grave? El primero va a tener que ser Siete o Bara-...— la exclamación de Eorlir le interrumpió en plena frase.
¿Cómo que sano? Había tocado una protección y ésta le había frito vivo. Irónicamente aquello contra lo que habían estado advirtiendo a su hermano minutos antes (¿minutos? Parecía demasiado poco tiempo, ¿no? Pero una hora era mucho. ¿Sería posible?). La mirada de Sox, ceñuda al principio ante lo que creía una burrada de Eorlir, se volvió estupefacta al ver el muñón. Estiró el cuello para ver si, imposiblemente, el charco de sangre, grasa y carne pisados había desaparecido. No lo había hecho, como atestiguó un inicio de arcadas en su garganta. Clavó una mirada profundamente inquisitiva en el nublino.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Bajos Fondos
14/11/16, 09:41 pm
-¿Lo entiendes ahora Barael?
El pequeño aguantaba como podía un grito de dolor mientras la fina varilla al rojo le quemaba la palma de la mano, pero las lágrimas cayeron igual de su rostro.
¿A-? -Cortó su propia frase para evitar un chillido y se agarró con fuerza la muñeca para aguantarse mejor. -¿Así duele cuando están tristes? -Preguntó entre quejidos.
-No Barael. -Retiró el metal.
-¿Eh?
-Es mucho peor, a ellos les aprieta el pecho y sienten agonía en su corazón y encima pesa en su cuerpo. Por eso debes protegerlos. Tenemos que cuidar de la familia, cuidarles de ese dolor. ¿No piensas igual?
-¡Sí! Ahora lo entiendo mejor güelito.
-Oooh, como siempre lo entiendes rápido, eres un gran chico. Vamos a curarte eso, y recuerda, tenemos que guardar el secreto para protegerlos.
Apretó aún más la muñeca para combatir el resquemor. -Sí.
Sudor frío recorría todo su cuerpo, derramándose para mezclarse con la sangre y las lágrimas. Con cada respiración hiperventilada el dolor se iba trayendo la realidad consigo, la lógica se sobreponía aún con la rabia sentada a su lado. Miró a su agarre, un gesto que había hecho ya muchas veces en su vida, pero esta vez no había una herida en su mano sino un muñón regenerándose. -<<"Lo siento">> -Escupió en su mente. Pero había algo más, algo mucho más importante para él que se colaba por los resquicios de su mente hasta ponerla en una alarma total.
Su hermano estaba llorando y suplicando.
Ignoró completamente a Eorlir. -<<Hijo de puta. LO MATARÉ. ¡JODIDO DESPOJO INUTIL QUE NO SE PUEDE SALVAR DE UN PUTO PEDRUSCO!>>
Se acercó a su hermano y lo abrazó. -Estoy bien. -Dijo aparentemente calmado.
-<<¡ASQUEROSO LINAC INCAPAZ DE CONTROLAR SUS INSTINTOS!>>
Lo besó en la frente una y otra vez. -No pasa nada, la magia me estaba curando.
-<<¡TE ARRANCARÉ LA JODIDA PIEL A TIRAS Y QUEMARÉ TU ASQUEROSA CARNE!>>
-Estoy bien, estoy bien... -Lo abrazaba. -Ahora mismo te curamos y salimos de aquí. -Dijera lo que dijera lo ignoraría y seguiría hablando.
-<<¡TALLARÉ TUS HUESOS MIENTRAS GRITAS Y TE ARRANCARÉ EL ESTÓMAGO PARA ROCIARTE EL ÁCIDO POR TU GARGANTA!>>
-Solo hay que tocar el anillo, aunque duele bastante. -Actuaba extraño por supuesto, su hermano podía notarlo más que de sobra. No actuaba como debería, ni siquiera parecía importarle haber perdido una mano o haber estado hace unos segundos gritando de dolor. Y era porque no le importaba. ¿Que era el dolor en comparación a sus lágrimas? Nada. ¿Acaso una mano era más importante que aquel rasguño en su mejilla? Ni siquiera se acercaba.
-Voy a encontrarlo, no te muevas. -Se levantó. -¿Ves? No pasa nada.
Su mente seguía deleitándose en torturas, en cada una abría más el cuerpo del dragón, cada vez investigaba nuevas formas de hacerle chillar y suplicar que parase. Así como lo había hecho su hermano.
Fue a buscarlo pero ahí estaba, prácticamente a sus pies al darse la vuelta. Lo cogió sin miramientos y sin tocar la estrella, no sabía de magia pero obviamente si aquella pare brillaba y el resto no solo había que sumar dos más dos.
-Aquí está. -Dijo mostrándoselo a su hermano. El resto no importaban. -Duele mucho... Tendrás que aguantar.
Se acercó a él con clara intención de curarlo.
El pequeño aguantaba como podía un grito de dolor mientras la fina varilla al rojo le quemaba la palma de la mano, pero las lágrimas cayeron igual de su rostro.
¿A-? -Cortó su propia frase para evitar un chillido y se agarró con fuerza la muñeca para aguantarse mejor. -¿Así duele cuando están tristes? -Preguntó entre quejidos.
-No Barael. -Retiró el metal.
-¿Eh?
-Es mucho peor, a ellos les aprieta el pecho y sienten agonía en su corazón y encima pesa en su cuerpo. Por eso debes protegerlos. Tenemos que cuidar de la familia, cuidarles de ese dolor. ¿No piensas igual?
-¡Sí! Ahora lo entiendo mejor güelito.
-Oooh, como siempre lo entiendes rápido, eres un gran chico. Vamos a curarte eso, y recuerda, tenemos que guardar el secreto para protegerlos.
Apretó aún más la muñeca para combatir el resquemor. -Sí.
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Sudor frío recorría todo su cuerpo, derramándose para mezclarse con la sangre y las lágrimas. Con cada respiración hiperventilada el dolor se iba trayendo la realidad consigo, la lógica se sobreponía aún con la rabia sentada a su lado. Miró a su agarre, un gesto que había hecho ya muchas veces en su vida, pero esta vez no había una herida en su mano sino un muñón regenerándose. -<<"Lo siento">> -Escupió en su mente. Pero había algo más, algo mucho más importante para él que se colaba por los resquicios de su mente hasta ponerla en una alarma total.
Su hermano estaba llorando y suplicando.
Ignoró completamente a Eorlir. -<<Hijo de puta. LO MATARÉ. ¡JODIDO DESPOJO INUTIL QUE NO SE PUEDE SALVAR DE UN PUTO PEDRUSCO!>>
Se acercó a su hermano y lo abrazó. -Estoy bien. -Dijo aparentemente calmado.
-<<¡ASQUEROSO LINAC INCAPAZ DE CONTROLAR SUS INSTINTOS!>>
Lo besó en la frente una y otra vez. -No pasa nada, la magia me estaba curando.
-<<¡TE ARRANCARÉ LA JODIDA PIEL A TIRAS Y QUEMARÉ TU ASQUEROSA CARNE!>>
-Estoy bien, estoy bien... -Lo abrazaba. -Ahora mismo te curamos y salimos de aquí. -Dijera lo que dijera lo ignoraría y seguiría hablando.
-<<¡TALLARÉ TUS HUESOS MIENTRAS GRITAS Y TE ARRANCARÉ EL ESTÓMAGO PARA ROCIARTE EL ÁCIDO POR TU GARGANTA!>>
-Solo hay que tocar el anillo, aunque duele bastante. -Actuaba extraño por supuesto, su hermano podía notarlo más que de sobra. No actuaba como debería, ni siquiera parecía importarle haber perdido una mano o haber estado hace unos segundos gritando de dolor. Y era porque no le importaba. ¿Que era el dolor en comparación a sus lágrimas? Nada. ¿Acaso una mano era más importante que aquel rasguño en su mejilla? Ni siquiera se acercaba.
-Voy a encontrarlo, no te muevas. -Se levantó. -¿Ves? No pasa nada.
Su mente seguía deleitándose en torturas, en cada una abría más el cuerpo del dragón, cada vez investigaba nuevas formas de hacerle chillar y suplicar que parase. Así como lo había hecho su hermano.
Fue a buscarlo pero ahí estaba, prácticamente a sus pies al darse la vuelta. Lo cogió sin miramientos y sin tocar la estrella, no sabía de magia pero obviamente si aquella pare brillaba y el resto no solo había que sumar dos más dos.
-Aquí está. -Dijo mostrándoselo a su hermano. El resto no importaban. -Duele mucho... Tendrás que aguantar.
Se acercó a él con clara intención de curarlo.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Bajos Fondos
15/11/16, 01:15 am
Eriel temblaba y lloraba. Entre los sollozos creyó escuchar una voz disculpándose pero no tardó en pensar que había sido una alucinación. El batir de las alas de la dragona lo echó hacia atrás y cuando la vio irse por el agujero que habían abierto al caer respiró algo más tranquilo. Su llanto se había calmado ligeramente pero cuando su hermano lo abrazó las lágrimas afloraron con más fuerza, esta vez sin embargo eran lágrimas de alivio.
Se dejó acunar por los abrazos, los besos y las palabras de su hermano.
-Estás bien - repetía una y otra vez mientras se aferraba a su hermano como si pudiera perderlo en cualquier momento.
Pronto las lágrimas pararon y el alivio pasó, el dolor volvió con más fuerza que nunca y con él el cansancio. Apenas atendía a lo que pasaba actualmente a su alrededor pero escuchaba las voces del resto de fondo.
-No - le dijo a su hermano cuando se acercó con el anillo.- Yo estoy bien, parece peor de lo que es - mintió. Le había prometido a Siete que no iba a mentir y lamentaba romper aquella promesa pero había cosas más importantes.- Siete, cura a Siete - Eriel sabía lo cabezota que podía llegar a ser su hermano cuando se trataba de su seguridad, por eso reprimió una mueca y agarró la muñeca sana de su hermano con toda la fuerza que pudo, que no era mucha. Le miró a los ojos y con toda la resolución que pudo reunir repitió.- Cura a Siete, él está peor. Yo puedo esperar, ese anillo no se irá a ninguna parte.
Se dejó acunar por los abrazos, los besos y las palabras de su hermano.
-Estás bien - repetía una y otra vez mientras se aferraba a su hermano como si pudiera perderlo en cualquier momento.
Pronto las lágrimas pararon y el alivio pasó, el dolor volvió con más fuerza que nunca y con él el cansancio. Apenas atendía a lo que pasaba actualmente a su alrededor pero escuchaba las voces del resto de fondo.
-No - le dijo a su hermano cuando se acercó con el anillo.- Yo estoy bien, parece peor de lo que es - mintió. Le había prometido a Siete que no iba a mentir y lamentaba romper aquella promesa pero había cosas más importantes.- Siete, cura a Siete - Eriel sabía lo cabezota que podía llegar a ser su hermano cuando se trataba de su seguridad, por eso reprimió una mueca y agarró la muñeca sana de su hermano con toda la fuerza que pudo, que no era mucha. Le miró a los ojos y con toda la resolución que pudo reunir repitió.- Cura a Siete, él está peor. Yo puedo esperar, ese anillo no se irá a ninguna parte.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Bajos Fondos
15/11/16, 02:22 am
Una clara mueca de desagrado apareció en cuanto aquel "no" llego a sus oídos, quería curarlo a él, no le importaban una mierda los demás o si estaban vomitando sus órganos pero cuando su hermano le agarró la muñeca no se pudo negar.
-Vale. -Le contestó. -Tenemos que cuidar los unos de los otros. -Sonrió, de medio lado con su mejilla izquierda formando un amago de mueca, repitiéndole las palabras que él le había dicho en el baño. Le besó una vez más en la frente y se levantó en dirección a Siete.
No dudó, no contestó a nadie ni dio explicaciones, no estaba de humor. Como mucho dedicaría una mirada enfadada de soslayo a aquel que lo estorbase.
Al llegar a Siete le puso el anillo en algún lugar de piel al descubierto y cuando comenzó a retorcerse, se dirigió al cuerpo tendido de Tay al verlo grave y cerca. Ya que estaba curaría a los otros para que su hermano estuviera feliz.
Al ver a Mónica volvió un poco en sí. Era de la familia, o podría serlo... tenía que protegerla por si acaso. Utilizó el anillo con Tay y acto seguido fue a usarlo con Mónica, pero esta vez con mucho más mimo que la forma burda en la que lo había usado con los otros dos.
Cuando por tercera vez comprobó que ya no funcionaba empezó a maldecir en alto.
-Mierda. Mierda, mierda, mierda, ¡JODER! ¡FUNCIONA! -Estaba tentado de lanzar el anillo pero se contuvo pues sabía que lo necesitarían y que podrían usarlo de alguna forma. -Que esperar de una jodida inútil a la que mata una piedra... -Gruñía entre dientes. Los gritos de los curados le molestaban ahora como nunca. -<<Si simplemente hubierais muerto lo curaría joder.>> Agh.... <<Es culpa mía por hacerle caso...>>
Estaba desesperado así que se fue directo a la bolsa de la bruja a buscar algo con lo que curar a su hermano. Sacó los amuletos y se puso a leer los apuntes.
-Vale. -Le contestó. -Tenemos que cuidar los unos de los otros. -Sonrió, de medio lado con su mejilla izquierda formando un amago de mueca, repitiéndole las palabras que él le había dicho en el baño. Le besó una vez más en la frente y se levantó en dirección a Siete.
No dudó, no contestó a nadie ni dio explicaciones, no estaba de humor. Como mucho dedicaría una mirada enfadada de soslayo a aquel que lo estorbase.
Al llegar a Siete le puso el anillo en algún lugar de piel al descubierto y cuando comenzó a retorcerse, se dirigió al cuerpo tendido de Tay al verlo grave y cerca. Ya que estaba curaría a los otros para que su hermano estuviera feliz.
Al ver a Mónica volvió un poco en sí. Era de la familia, o podría serlo... tenía que protegerla por si acaso. Utilizó el anillo con Tay y acto seguido fue a usarlo con Mónica, pero esta vez con mucho más mimo que la forma burda en la que lo había usado con los otros dos.
Cuando por tercera vez comprobó que ya no funcionaba empezó a maldecir en alto.
-Mierda. Mierda, mierda, mierda, ¡JODER! ¡FUNCIONA! -Estaba tentado de lanzar el anillo pero se contuvo pues sabía que lo necesitarían y que podrían usarlo de alguna forma. -Que esperar de una jodida inútil a la que mata una piedra... -Gruñía entre dientes. Los gritos de los curados le molestaban ahora como nunca. -<<Si simplemente hubierais muerto lo curaría joder.>> Agh.... <<Es culpa mía por hacerle caso...>>
Estaba desesperado así que se fue directo a la bolsa de la bruja a buscar algo con lo que curar a su hermano. Sacó los amuletos y se puso a leer los apuntes.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Bajos Fondos
16/11/16, 10:56 am
Siete registró a medias lo que decían. Más tarde procesaría las palabras de Eriel; por entonces seguía siendo un peso inutil y roto que no vio o sintió la brusquedad con la que le pusieron el anillo, solo el cambio de agonía. Otro aullido mientras se soldaban los huesos de su mano, con el chasquido del hombro al volver a su sitio y el de su nariz recolocandose. Todo sucedía a la vez. Unas fueron rápidas y se apagaron pronto, y el grito dio paso a un jadeo con gritos intercalados. Las heridas cerraban como si alguien hubiera metido los dedos en sus piernas y tirara de los bordes con fuerza para unirlos, y como si cosieran a fuerza la piel de sus brazos. Sangre que hervía en los costados y los muslos.
Terminó como una última nota que se desvanecía. Siete temblaba con fuerza. Esta vez las arcadas terminaron en vomito, mientras se ponía a cuatro patas. Le manchó las manos, que ya tenían una mezcla de sangre secandose y polvo. No entendía como podía seguir llorando, y la masa de luces y sombras detrás de las lágrimas, si intentaba abrir los ojos, impedía que viera nada. Se frotó con dedos sucios, y la respiración a medias. Estaba bien. Estaba bien y no sabía como. Pero estaba bien.
Siete estaba cubierto en los rastros que habían dejado las heridas. Olía a hierro y a bilis. La ropa estaba rota o manchada y su color original era un misterio. Había rastros en las mejillas del llanto continuo. Se había puesto de rodillas, con los brazos inestables. Todavía estaba confuso, pero consiguió empezar a unir las imagenes y las voces - no que había pasado, no, se limitaba a entender qué sucedía entonces, qué tenía que hacer, quien seguía allí-.
Barael gritando de ira. Siete miró a Eriel con los ojos abiertos. Se puso en pie con torpeza y se giró a ver a los que estaban de pie y a los que habían llegado.
- ¿Qué...? ¿Por qué...?- sacudió la cabeza- ¿como salimos?
Terminó como una última nota que se desvanecía. Siete temblaba con fuerza. Esta vez las arcadas terminaron en vomito, mientras se ponía a cuatro patas. Le manchó las manos, que ya tenían una mezcla de sangre secandose y polvo. No entendía como podía seguir llorando, y la masa de luces y sombras detrás de las lágrimas, si intentaba abrir los ojos, impedía que viera nada. Se frotó con dedos sucios, y la respiración a medias. Estaba bien. Estaba bien y no sabía como. Pero estaba bien.
Siete estaba cubierto en los rastros que habían dejado las heridas. Olía a hierro y a bilis. La ropa estaba rota o manchada y su color original era un misterio. Había rastros en las mejillas del llanto continuo. Se había puesto de rodillas, con los brazos inestables. Todavía estaba confuso, pero consiguió empezar a unir las imagenes y las voces - no que había pasado, no, se limitaba a entender qué sucedía entonces, qué tenía que hacer, quien seguía allí-.
Barael gritando de ira. Siete miró a Eriel con los ojos abiertos. Se puso en pie con torpeza y se giró a ver a los que estaban de pie y a los que habían llegado.
- ¿Qué...? ¿Por qué...?- sacudió la cabeza- ¿como salimos?
-
- alpeca
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Bajos Fondos
16/11/16, 10:22 pm
Miró a Barael, confundido. Había pasado de su cara de forma muy flagrante y se había ido directo a Eriel. Observó la conversación entre los dos hermanos mientras pensaba en lo que estaba oyendo.
-Magia... -dejó que la palabra le llenara la boca. No sabía bien lo que era, pero por lo que podía juzgar, era algo para conseguir imposibles. Barael debería estar a las puertas de la muerte y ahí estaba, sin un rasguño excepto su muñón. Y hasta eso parecia curado.
Ahora se fijaba en lo que tenía el nublino en la mano. Era un anillo. Por lo que entendía, ese objeto tenía relación con la curación repentina (y dolorosa) de Barael. Estuvo a punto de intervenir cuando fue a usarlo en Eriel. A su juicio, Siete precisaba la curación con más urgencia. Por suerte, el hermano menor se le adelantó y convenció a Barael, que se dirigió directamente a Siete con una expresión que hizo fruncir el ceño al sinhadre. No le gustaba lo que estaba viendo. Era precisamente lo que Sox dijo en la reunión: salvar a tu compañero o al grupo. Barael priorizaba a su hermano. Muy normal, ya que su primera intención probablemente sería salvar primero a su aurva, pero no era eso lo que le molstaba... sinó que parecía hasta cabreado por hacer caso a Eriel.
Volvió a estremecerse con los gritos de Siete y Tayron, pero fueron otros los gritos que le alarmaron mas. Barael volvía a gritar, no de dolor, sino de frustración. Se acercó a mirar más de cerca.
-¿Qué pasa ahora? -Miró a Monica, tan herida como antes, y luego al anillo. Pensó un poco y trató de racionalizar-. ¿No funciona...? ¿Pero por qué? Si acaba de funcionar tres veces... -Miró el cuerpo de la niña muerta, su bolsa que había caído cerca y luego el anillo-. ¿Quizás tenga más? Aunque no le veo el sentido a llevar un cargamento de anillos que te curan mientras te torturan con sólo tres usos. Puede ser que... No sé, es descabellado quizás, pero ¿y si se ha gastado? -Miró a Sox buscando algún apoyo a su teoría-. Cuando se me terminan las pinturas tengo que renovar las existencias, ¿de acuerdo? Así que voy a comprar más. ¿Pero de dónde sale lo que compro? Alguien tiene que crear la pintura y ponerla en un bote. Lo mismo tiene que pasar con el anillo, ¿no? Alguien tuvo que ponerle la... magia dentro. -Miró a Barael. Se fijó en que estaba revisando las hojas de la fallecida y se le encendió una bombilla-. Dudo que en esta ciudad nos den nada. Primero, no sabemos con qué pagan. Segundo, hay la ley de no intervención esa. ¿Y si en esos apuntes nos dicen cómo hacer magia?
Ni él mismo estaba del todo seguro de lo que decía, pero tenía la esperanza de que en esa bolsa que se le había caído a la dragona hubiera algo que les ayudara. Iba a coger alguna hoja para leer cuando vió por el rabillo del ojo que Siete intentaba ponerse en pié. Sin pensarselo dos veces le ayudó a levantarse y se ofreció como apoyo por si se caía de nuevo.
-Tenemos una cortina en buen estado dentro de lo que cabe. Ina está arriba sin un solo rasguño. Íbamos a buscar una viga para pasar la cuerda por ahí e ibamos a ayudar a los heridos a subir atandoles o algo. El plan es ir a la fuente a lavar heridas y luego volver al torreón...
-Magia... -dejó que la palabra le llenara la boca. No sabía bien lo que era, pero por lo que podía juzgar, era algo para conseguir imposibles. Barael debería estar a las puertas de la muerte y ahí estaba, sin un rasguño excepto su muñón. Y hasta eso parecia curado.
Ahora se fijaba en lo que tenía el nublino en la mano. Era un anillo. Por lo que entendía, ese objeto tenía relación con la curación repentina (y dolorosa) de Barael. Estuvo a punto de intervenir cuando fue a usarlo en Eriel. A su juicio, Siete precisaba la curación con más urgencia. Por suerte, el hermano menor se le adelantó y convenció a Barael, que se dirigió directamente a Siete con una expresión que hizo fruncir el ceño al sinhadre. No le gustaba lo que estaba viendo. Era precisamente lo que Sox dijo en la reunión: salvar a tu compañero o al grupo. Barael priorizaba a su hermano. Muy normal, ya que su primera intención probablemente sería salvar primero a su aurva, pero no era eso lo que le molstaba... sinó que parecía hasta cabreado por hacer caso a Eriel.
Volvió a estremecerse con los gritos de Siete y Tayron, pero fueron otros los gritos que le alarmaron mas. Barael volvía a gritar, no de dolor, sino de frustración. Se acercó a mirar más de cerca.
-¿Qué pasa ahora? -Miró a Monica, tan herida como antes, y luego al anillo. Pensó un poco y trató de racionalizar-. ¿No funciona...? ¿Pero por qué? Si acaba de funcionar tres veces... -Miró el cuerpo de la niña muerta, su bolsa que había caído cerca y luego el anillo-. ¿Quizás tenga más? Aunque no le veo el sentido a llevar un cargamento de anillos que te curan mientras te torturan con sólo tres usos. Puede ser que... No sé, es descabellado quizás, pero ¿y si se ha gastado? -Miró a Sox buscando algún apoyo a su teoría-. Cuando se me terminan las pinturas tengo que renovar las existencias, ¿de acuerdo? Así que voy a comprar más. ¿Pero de dónde sale lo que compro? Alguien tiene que crear la pintura y ponerla en un bote. Lo mismo tiene que pasar con el anillo, ¿no? Alguien tuvo que ponerle la... magia dentro. -Miró a Barael. Se fijó en que estaba revisando las hojas de la fallecida y se le encendió una bombilla-. Dudo que en esta ciudad nos den nada. Primero, no sabemos con qué pagan. Segundo, hay la ley de no intervención esa. ¿Y si en esos apuntes nos dicen cómo hacer magia?
Ni él mismo estaba del todo seguro de lo que decía, pero tenía la esperanza de que en esa bolsa que se le había caído a la dragona hubiera algo que les ayudara. Iba a coger alguna hoja para leer cuando vió por el rabillo del ojo que Siete intentaba ponerse en pié. Sin pensarselo dos veces le ayudó a levantarse y se ofreció como apoyo por si se caía de nuevo.
-Tenemos una cortina en buen estado dentro de lo que cabe. Ina está arriba sin un solo rasguño. Íbamos a buscar una viga para pasar la cuerda por ahí e ibamos a ayudar a los heridos a subir atandoles o algo. El plan es ir a la fuente a lavar heridas y luego volver al torreón...
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Bajos Fondos
16/11/16, 11:17 pm
Mónica deliraba con su hermano y Tayron se enterneció con la escena, pero no podía hacer nada, ni siquiera podía respirar, menos evitar que se desplomara a su lado. Volvió a cerrar los ojos y se quedó allí, hecho un ovillo, con la mente en miles de cosas y a la vez ajena a todo, solo levantó la mirada cuando Eorlir se acercó, al menos él seguía vivo. Y luego llegó Sox, o no, porque no lo tenía claro, ni siquiera sabía si ya lo habían sacado de allí, solo escuchó aquella pregunta sombría y negó con la cabeza. La española seguía viva, temía que por poco tiempo.
Le sobraba todo, el dolor, la ropa, quería quitársela, sentía calor, en momentos de muerte se tenía frío pero el tenía calor. Que típico de él, siempre a contracorriente, por qué no podía ser menos aventurero por una vez y quedarse con Dafne en Maciel. No, él era el estúpido del tinte, el de actúo y luego pienso, el de me la suda todo hasta que me rompo tres costillas. Pues ya era hora de dejar de partirse huesos, tendría cuidado, saldría de esa, no era un tipo duro pero lo conseguiría, aún no sabía cómo, sus amigos le ayudarían si no lo consideraban un estorbo.
-Vamos- se dijo, se recostó con la vista fija en el agujero por el que habían entrado a tropel, consiguió mover los brazos mientras sus codos acusaban el dolor y su muñeca se quejaba- sigue subiendo, siempre- le escocían los labios y tragó sangre, los cristales se hundían en su lengua y se mordió el labio por ello hasta volver a sangrar- puta, hosti... hostia puta arriba- ¿Qué no se levantaba? ¿Quién le decía que no?. Nadie, nadie le había dicho que no nunca- que te levantes- y con cada intento su cuerpo se negaba, el pecho le ardía y empezaba a ver doble, no tenía fuerzas para levantarse con un solo brazo y notaba el familiar hormigueo de tener las piernas dormidas, parecía que llevaba tumbado toda la vida y había olvidado andar -coño- pero no se levantó, y lloró más fuerte.
Se rendía. ¿Se rendía?. Tayron giró la cabeza con impotencia y un velo de lágrimas asomó en sus ojos, y pareció no sentir nada hasta que el anillo lo tocó. Aquel anillo. Se acordó de la madre de quien se lo hubiera puesto encima.
Tayron se retorció en el suelo, parecía que estaba en una hoguera, se quemaba y no podía salir de aquel bucle, su cuerpo le mandaba punzadas de dolor, le decía que no podía más pero se estaba recomponiendo, como cristales que vuelven a su sitio. La piel de los codos renació, ahora mucho más rosada. Sentía que el pecho explotaba y comprobó asustado que el hematoma se desvanecía, la reconstrucción de su labio le obligó a arrancarse los cristales lentamente con quejidos. Podía mover la muñeca sin gritar en el intento.
Nunca lloraba pero estaba llorando como un niño, hacía tiempo que se había dejado la garganta y sonaba demasiado afónico incluso para su voz grave. Se quedó sentado, con las piernas pegadas al pecho y la cara enterrada en las rodillas. Por primera vez Tayron deseó no haber aceptado el trato y volver a casa, por primera vez algo le había afectado de verdad y el muchacho no echaba de menos la sensación de no poder parar de gimotear.
Le sobraba todo, el dolor, la ropa, quería quitársela, sentía calor, en momentos de muerte se tenía frío pero el tenía calor. Que típico de él, siempre a contracorriente, por qué no podía ser menos aventurero por una vez y quedarse con Dafne en Maciel. No, él era el estúpido del tinte, el de actúo y luego pienso, el de me la suda todo hasta que me rompo tres costillas. Pues ya era hora de dejar de partirse huesos, tendría cuidado, saldría de esa, no era un tipo duro pero lo conseguiría, aún no sabía cómo, sus amigos le ayudarían si no lo consideraban un estorbo.
-Vamos- se dijo, se recostó con la vista fija en el agujero por el que habían entrado a tropel, consiguió mover los brazos mientras sus codos acusaban el dolor y su muñeca se quejaba- sigue subiendo, siempre- le escocían los labios y tragó sangre, los cristales se hundían en su lengua y se mordió el labio por ello hasta volver a sangrar- puta, hosti... hostia puta arriba- ¿Qué no se levantaba? ¿Quién le decía que no?. Nadie, nadie le había dicho que no nunca- que te levantes- y con cada intento su cuerpo se negaba, el pecho le ardía y empezaba a ver doble, no tenía fuerzas para levantarse con un solo brazo y notaba el familiar hormigueo de tener las piernas dormidas, parecía que llevaba tumbado toda la vida y había olvidado andar -coño- pero no se levantó, y lloró más fuerte.
Se rendía. ¿Se rendía?. Tayron giró la cabeza con impotencia y un velo de lágrimas asomó en sus ojos, y pareció no sentir nada hasta que el anillo lo tocó. Aquel anillo. Se acordó de la madre de quien se lo hubiera puesto encima.
Tayron se retorció en el suelo, parecía que estaba en una hoguera, se quemaba y no podía salir de aquel bucle, su cuerpo le mandaba punzadas de dolor, le decía que no podía más pero se estaba recomponiendo, como cristales que vuelven a su sitio. La piel de los codos renació, ahora mucho más rosada. Sentía que el pecho explotaba y comprobó asustado que el hematoma se desvanecía, la reconstrucción de su labio le obligó a arrancarse los cristales lentamente con quejidos. Podía mover la muñeca sin gritar en el intento.
Nunca lloraba pero estaba llorando como un niño, hacía tiempo que se había dejado la garganta y sonaba demasiado afónico incluso para su voz grave. Se quedó sentado, con las piernas pegadas al pecho y la cara enterrada en las rodillas. Por primera vez Tayron deseó no haber aceptado el trato y volver a casa, por primera vez algo le había afectado de verdad y el muchacho no echaba de menos la sensación de no poder parar de gimotear.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
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