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Rocavarancolia Rol
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25/08/16, 06:36 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Entramado de galerías subterráneas que discurre por toda la ciudad. Los trapicheos más perturbadores y los negocios más turbios se pueden encontrar aquí. Debido a la falta de legislación que caracteriza a la ciudad, nacieron más por cuestiones de conveniencia que otros motivos. Entre los comerciantes y la clientela habitual se encuentra lo peor de lo peor, y los incidentes violentos son muy frecuentes en las calles y negocios. Así mismo es habitual que aquellos que tienen puesto precio a su cabeza por diversos motivos se oculten en alguna de sus innumerables galerías. Las entradas principales son dos: una se encuentra en la Casa de Gar y la otra en la Calle de las trampas. Se rumorea que hay otras entradas más secretas y protegidas mediante hechizos, que llevan a lugares de otra manera innacesibles. Aunque no son los mismos túneles que los que conforman los subterráneos existen galerías que comunican con ellos; protegidas también mediante magia para evitar que las alimañas se cuelen a placer.

Yber
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09/06/19, 07:01 pm
Giz no habló mucho durante el trayecto y tampoco se mostró especialmente locuaz una vez Kokos los recibió. Seguía pensando en Adara, en si Noel había conseguido hablar con ella para rascar un pelín más hondo y entender mejor qué le ocurría. Una ironía gigantesca si tenía en cuenta que conducía a Doble a quién sabía qué destino macabro. La alegría de Kokos fue un contraste desagradable, pero el goliat se aseguró de que su desagrado no se filtrara en su expresión.

El goliat extendió la mano para recoger el sobre y lo guardó en un bolsillo sin fondo bajo su poncho.

Lo mismo digo —mintió. No había sido el mejor contratista, ni su trabajo el más satisfactorio, pero seguía siendo cliente en potencia. Raro sería que no encontrara nueva competencia después de que se encargara de Doble—. No te molestes, nosotros nos tenemos que ir también —añadió en lo referido al refrigerio—. Vendré otro día para ver tus artículos.

Eso no era mentira. Si bien el daeliciano le desagradaba, tal vez encontrara una baratija interesante en las estanterías de su tienda. Pero eso no sería pronto. Ahora solo quería volver a la vieja posada para comprobar que Adara estaba bien. Dirigió una mirada de reojo a Gael, dispuesto a salir del establecimiento de Kokos Bolle para teletransportarse hasta casa.
Giniroryu
GM

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26/08/19, 01:12 am
Caminaba distraído por las galerías plagadas de transformados de todo tipo, aunque casi ninguno bueno. Últimamente frecuentaban los bajos fondos con cada vez más asiduidad, pues allí se podían encontrar buenos tratos: comerciantes sin escrúpulos que estaban dispuestos a ofrecer cuantiosas sumas por un trabajo complicado o simplemente bien hecho, calaña que no tenía nada que perder tomando decisiones arriesgadas… En definitiva, un filón del que tirar para su negocio como cazarrecompensas. No siempre salía bien y en más de una ocasión habían tenido que “darle una lección” al contratante dado que los engaños y las triquiñuelas también eran habituales, pero aquellas habían ido descendiendo según su reputación crecía. De hecho, el draco notaba que cada vez más alguien cuchicheaba cuando pasaba cerca, pudiendo llegar a oír toda clase de gilipolleces gracias a sus oídos. Algunos cuestionaban si de verdad eran tan buenos, otros comentaban acerca de lo poco fiable que debía ser un grupo que contaba con una criatura como él entre sus miembros, otros simplemente chistaban a sus interlocutores con miedo a que les pudiesen oír. Estos últimos siempre le arrancaban una pequeña sonrisa: podía oírlos a todos y aunque a veces resultasen irritantes Noel no quería meterse en camisas de once varas. Tanto por el bien de la reputación de los mercenarios de la brecha como por la integridad de su auto control. Prefería que si tenía que enzarzarse en una trifulca fuese con la menor audiencia posible. Algunos, no obstante, parecían no opinar lo mismo que él.

Alguien le gritaba algo a otra persona desde su espalda. La cosa no iba con él, por lo que ni siquiera prestó atención a lo que decían, mientras seguía sumido en sus propios pensamientos. Estaba pensando en Adara y en cómo le estaría yendo. Su preocupación por la ángel negro se vio bruscamente interrumpida cuando el enorme minotauro chocó con sus alas y espalda de forma tan violenta que sus protecciones básicas se deshicieron por completo. Tras recuperar el equilibrio y darse la vuelta con el ceño fruncido y mala cara comprobó que el minotauro se encontraba igual o más furioso que él.

—Mira por dónde vas, mequetrefe, ¿o es que tienes deseos suicidas?

El rostro del sueco se transformó a una mueca de total incredulidad. Estaba claro que el minotauro se había girado para hablar con alguien en la distancia y por eso se había chocado con él. En un principio el draco no había pensado en hacer ninguna otra cosa más que mirarle mal unos instantes antes de seguir su camino incluso si no se disculpaba, pero aquello era demasiado como para ignorarlo.
¿Disculpa? —inquirió encarándose a él más de cerca, en un tono en el que se podía adivinar rabia mal contenida—. Creo haberte entendido mal, porque me pareció que me culpabas a mí por haberme empujado desde la espalda.

El minotauro resopló con exasperación y alzó todavía más la voz.
—Me has entendido perfectamente. Apártate de mi camino si no quieres que te dé una dolorosa lección de modales


Alrededor de las dos grandes figuras que eran el minotauro y el draco se había congregado un buen puñado de personas, guardando una distancia muy prudencial, eso sí. Solo uno se había comenzado a acercar, un ochrorio tembloroso.
—D-disculpa. No hagas caso a Belzo: tiene un mal día. Es culpa mía porque le hice una pregunta desde lejos y…  
El minotauro cortó al brujo interponiendo un brazo entre él y el draco.
—No te rebajes a disculparte ante este mindundi. Se cree muy gallito por formar parte de los mercenarios de la Brecha, pero, ¿quién es siquiera? Yo ni sé cómo se llama. ¿Lo sabes tú, Trenno?
—N-no, p-pero…
Los titubeos del ochrorio fueron cortados por una histriónica carcajada.
—Ahí lo tienes: no eres nadie. Los mindundis como tú deberían aprender cuál es su lugar. ¿Qué pasa, se te ha comido la lengua el gato?


Noel se había cruzado de brazos desde la intervención del ochrorio y se había limitado a observar el circo improvisado. Había estado dispuesto a decirle al brujo que no se preocupara que no pensaba perder más el tiempo allí, pero el minotauro estaba empeñado en comprar papeletas con las que ganar audiencia con su hacha. Dicha arma hizo su aparición entre sus manos después de la última fanfarronada que había proferido el minotauro.
Simplemente no me gusta gastar palabras en alguien sin capacidad para comprender su significado. La gente como tú suele entender mucho mejor cuando les hablo en otro idioma.

—No eres más que un fanfarrón con aires de grandeza.

Te invito a comprobarlo entonces.

El minotauro sacó su propia arma para detener el primer golpe de hacha que se dirigía directamente a su cabeza. Noel no esperaba que fuese a ser así de sencillo, mucho menos porque había blandido su hacha de dos manos con una sola, y aprovechó que se encontraban muy cerca para invocar su otra arma vinculada, la bastarda, que apareció en su mano libre y empleó para realizar un tajo hacía un costado de su oponente. Belzo reaccionó apartándose, retirando su propio espadón para bloquear el golpe que ya había roto sus defensas antes de alcanzase su carne. El sueco guardó de nuevo su espada, buscando desestabilizar al minotauro. Al no encontrar su objetivo, la pesada espada de dos manos que blandía Belzo le hizo trastabillar hacia la posición desde donde antes le estaba llegando un ataque. Noel, esta vez sujetando el hacha con firmeza empleando ambas manos, descargó finalmente el golpe en el hombro izquierdo de su oponente. El minotauro bramó de dolor y se apartó, buscando encontrar una posición más segura desde la que iniciar su contra ataque.
—No creerás que un poco de suerte porque te haya funcionado tu sucio truco significa que me has vencido —escupió con rabia.

Por supuesto que no —respondió Noel con fingida neutralidad en su tono—. ¿Quién ha dicho que esté dependiendo de la suerte o de trucos sucios?

La pelea creció en intensidad. El minotauro no era ningún novato y el draco no salió indemne, contando con varias heridas sangrantes a lo largo de su cuerpo. Posiblemente aquella batalla se hubiera prolongado más de no ser por su superioridad en cuanto a capacidad mágica, de la cual no dudó en apoyarse cuando le resultó conveniente. Tras unos minutos de filos chocando, hechizos estallando y furia desatada por parte de ambos contrincantes, Belzo dejó caer su arma en señal de rendición. La multitud que se había congregado a su alrededor y que había estado gritando todo tipo de  cosas durante la escaramuza guardó silencio casi como si de un grupo coordinado se tratase. Trenno, el brujo ochrorio que había salido corriendo para mezclarse con la multitud cuando empezó la pelea se acercó de nuevo a su amigo el minotauro con pasos vacilantes.
—L-lo s-siento, esto, eh...
Trenno alzó su temblorosa cabeza esperando que el draco le diese la información que le faltaba.


Noel vaciló unos instantes sin llegar a pronunciar su nombre. No era la primera vez que le trataban con cierto desprecio o altiveza que muchos no sabían ocultar por completo. Pero fue la primera vez que se presentó de forma distinta.
Lindström —dijo finalmente mientras guardaba su arma.

—Te pido perdón en nombre de mi amigo, Lindström. No volverá a suceder —aseguró el ochrorio.

El draco tan solo se encogió de hombros antes de darse la vuelta y encaminarse hacia la galería más cercana que llevase a la superficie, ignorando los cuchicheos de la multitud que comenzaba a dispersarse a su alrededor. Aquel fue el día en el decidió que algunos individuos no tenían derecho a conocer su nombre.
Zarket

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07/03/20, 01:46 pm
Matt despertó en una habitación oscura iluminada por velas, atado de pies y manos a una camilla. Tan pronto como se dio cuenta de esto empezó a forcejear. No sabía qué había pasado ni cómo podían haberlo pillado de improvisto, pero no pensaba ceder a sus captores sin luchar.

—Veo que has despertado.

Giró su cabeza hacia la voz. Más allá de que su carcelero era un varmano no podía decir gran cosa. A parte, por supuesto, de que le caía mal.

—¡¿Quién eres tú?! ¡¿Y qué carajo quieres de mí?!

—De ti en particular no quiero nada. De tu esencia, sin embargo...

El varmano se giró hacia una caja finamente tallada. El brujo de la arena lo miró sin comprender, pero tras solo un momento volvió a forcejear contra sus ataduras. No iba a dejarse utilizar para experimentos por uno de los locos de esa ciudad, lo tenía claro.

—Deja de gastar tus fuerzas. Es imposible que te liberes —dijo su captor mientras abría la caja y sacaba algo de dentro.

—¡Vete al cuerno!

Hubo un resoplido mientras el varmano se giraba, precisamente con un cuerno en las manos. Matt lo miró un momento, descolocado con la situación. ¿Qué demonios quería ese hombre con él y un cuerno en espiral?

El desconocido se acercó, haciendo caso omiso del forcejeo de Matt. Lenta, muy lentamente, alzó el cuerno, con la punta dirigida al corazón del brujo. Empezando a estar francamente asustado, redobló sus esfuerzos para liberarse.

Y el cuerno bajó.

Matt nunca había experimentado nada tan doloroso. Y la agonía ni siquiera provenía de la herida, sino del... cuerno. Porque dentro había una presencia, un ser, que al instante se extendió dentro de Matt. Asustado, dejó de forcejear, porque se dio cuenta de que sus esfuerzos debían dirigirse a sacar a esa cosa de dentro de sí mismo.

El ser irrumpió en su mente, examinando sus pensamientos y sus recuerdos, ajeno aparentemente a la tortura que infligía a su portador. Matt vio a Wen, a Enna, a los cuchitrileros. Vio a Res. Vio sangre.

Sangre... Sí. Su sangre. La sangre de sus hermanos. La sangre en la que se bañaban todos cuando dieron a luz a la magia. La sangre que derramaron en la cruzada contra aquello que habían sido obligados a crear...

«¡NO! ¡FUERA DE MI MENTE! ¡VETE! ¡FUERA, FUERA, FUERA!»

—¿Quién eres? —preguntó el varmano con un atisbo de preocupación.

«¡SOY MATT! ¡UN BRUJO! ¡UN ESPECTRO ARRUINADO!»

Su madre, la playa, la crueldad de los niños. La crueldad y la ambición insensata de los aesín. Los eones de torturas indescriptibles. Los eones de ser simple combustible de hechizos.

«FUERA DE MI CABEZA, MALDITO MONSTRUO. FUERA, FUERA, FUE-»

—Soy Azra.
Giniroryu
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15/03/20, 12:37 pm
La bruja entró abriendo la puerta con mucha más fuerza de lo que era normal en su habitual quietud. El ochrorio se giró con un ligero sobresalto: concentrado como estaba en el libro de ingredientes alquímicos inusuales que tenía frente a sí la brusca interrupción le pilló totalmente con la guardia baja.
—Puedes dejar de sumergir el hocico en ese trozo de árbol muerto.
—Libro. Con libro nos entendemos mejor. ¿Pero a qué te refieres?
—Lo encontré. No me extraña que costase tanto porque es imposible de hallarlo en la ciudad... o en la mayoría de mundos actualmente vinculados.
El alquimista se levantó de golpe, arrastrando la silla en el proceso.
—No es una broma, ¿verdad?
—Por supuesto que no. ¿Me tomas por una kitsune sin imaginación?
—Buen trabajo, entonces —. El ochrorio intentó forzar que pareciese un cumplido completamente sincero, molesto porque la vieja hubiese logrado encontrarlo antes que él—. Asi que... ¿un mundo vinculado?
La bruja asintió.
—Te contaré los detalles cuando nos reunamos todos. Vamos a necesitar un buen plan para despistar al Consejo. Posiblemente este paso será más complicado que obtener la sangre.
El alquimista se rascó la barbilla, pensativo.
—Sobre eso... Ya le he dado las instrucciones y todo lo necesario al cachorrito incauto para que se deshaga de Liendre.
—Bien. Cuanto antes, mejor. Voy a ocuparme de algunos asuntos urgentes y volveré más tarde para explicaros todos los detalles.

La puerta volvió a cerrarse tras el ochrorio que se había apoyado con las manos sobre la mesa viendo hacia el libro abierto sin realmente mirarlo. Sonrió. No importa en el fondo que hubiese sido la bruja quien lo hubiera descubierto: ahora estaban un paso más cerca de obtener lo que deseaban.
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16/03/20, 05:26 pm
Azra entró con cuidado en el cuarto al que le guiaba el ser con cara animal. Todavía no se había habituado del todo a aquel cuerpo, ni hasta hacía unas horas había sido capaz de arrebatárselo por completo a su portador original. La resurrección siempre era traumática, pero nunca recordaba bien cuánto hasta que la revivía.

En la habitación en la que se encontraba había otras dos personas. Uno recordaba al Sin Nombre a un animal que había visto no mucho antes de morir, aunque ahora no recordaba cómo se llamaba. La otra persona... «Es una bruja» supo al instante. Todo en ella exhudaba aquel poder.

Los tres desconocidos se miraron un instante antes de observarle. Estaban, obviamente, nerviosos, aunque el que le había resucitado (más joven que los otros dos) era quien peor lo ocultaba. Azra se preguntó por un instante cómo había acabado allí, y qué era "allí". Empujó el pensamiento con rapidez: estaba seguro que ese momento era, ante todo, el de los negocios.

—Podéis empezar por decirme por qué me habéis resucitado —sugirió, con una voz bastante neutra.

—Por supuesto —una sonrisa tranquila adornaba la cara de la nutria bípeda («Eso, así se llamaba ese animal»), que le señaló un libro abierto en una mesa a su lado—. Verá, necesitamos su ayuda. Hemos encontrado en varios grimorios polvorientos un tipo de ser bastante peculiar...

—... y tenemos entendido que los suyos fueron expertos en crearlos —terminó quien le había resucitado.

Azra se acercó al libro. El intento inconsciente de arquear una ceja acabó con la arena agolpándose en la frente, para su frustración. No sabía por qué le habían resucitado en el cuerpo de un espectro de arena de todas las malditas cosas, pero desde luego no habría sido su primera opción.

Mientras leía con cuidado aquella página del libro recordaba las veces que había usado a aquellos engendros. Lo que le estaban pidiendo les decía mucho de aquellas personas, y probablemente lo sabían, claro. Lo cual explicaba por qué estaban tan nerviosos.

—¿Estáis seguro de que os interesa este arma en particular? —lidiar con ella más adelante sería un auténtico dolor de cabeza—. No es algo que puedas destruir sin más, precisamente. Y, sinceramente, no quiero estar cerca si se os descontrolan.

—Lo sabemos. Estamos dispuestos a correr el riesgo.

—Necesitamos su ayuda, Sin Nombre, no que nos sermonee —dijo entonces la bruja—. Sabemos perfectamente cómo... contener a estos seres, una vez no nos sean útiles. En especial si nos presta colabora con nosotros para ello.

Azra la miró con fijeza. Esa anciana era la principal pista para saber qué estaba pasando allí: el que le había resucitado, e incluso aquella especie de nutria, podría tener aquel delirio como producto de la inconsciencia de la juventud. Pero una bruja no llegaba a la vejez siendo descuidada. No es que no hubieran pensado en alternativas, sino que, efectivamente, no tenían.

Y aquello, por supuesto, no era tanto una petición de ayuda como una súplica.

Estuvo a punto de encojerse de hombros, pero luedo recordó que su cuerpo era de arena. Iba a tener que practicar durante mucho, mucho tiempo para saber controlarlo.

—Muy bien. La mayoría de los ingredientes son fáciles de encontrar, incluso el principal. Lo realmente difícil es encontrar esto —señaló un punto del libro: un diagrama que explicaba cómo fabricar la poción que creaba a aquellos seres—. Esta planta es muy difícil de encontrar, se halla en poquísimos mundos.

»Así que espero que tengáis acceso a muchos.
Giniroryu
Giniroryu
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Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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16/04/20, 02:43 pm
Outhal supervisaba los viales de sangre que habían extraído de los cosechados uno a uno, asegurándose de que tenían la cantidad correcta. Estaba a punto de echar el siguiente cuando una voz tras de sí le detuvo.
—No viertas ese —Azra se lo ordenó de forma autoritaria—. Esta sangre... No sirve.
—¿De verdad? ¿Por qué? —preguntó el ochrorio sorprendido mientras se deshacía de aquel vial.

El Sin Nombre no llegó a responderle, pues en ese momento Hyter entró en el cuarto.
—He estado hablando con el novato y le he proporcionado más talismanes. Pronto saldrá hacia Roca Sagrada. Yo debería ponerme en marcha también. ¿Es suficiente sangre? Todavían quedan otros dos torreones en caso de ser necesario, pero tendríais que ocuparos Poda y tú.
—Acabamos de tener que deshacernos de un vial, pero sí, creo que es suficiente. Es mejor no correr más riesgos.
—Bien.

Azra atendió en silencio a la conversación entre ambos y sonrió. Si tener un cuerpo consistente en una masa de arena tenía alguna ventaja era que si no quería nadie podía leer sus expresiones.
Zarket
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Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

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14/08/20, 07:46 pm
Dama Serena se encontraba inusualmente nerviosa, algo normal teniendo en cuenta las circunstancias. Se encontraba en un lugar que era poco más que un cubo de acero, y frente a ella se encontraba su... benefactor, analizando las muestras que había traído de su antiguo herbario. Era natural que quisiera asegurarse, pero ella ya sabía cuál sería el resultado: aquellas plantas eran mágicamente idénticas a las gramlias. Eran gramlias, de hecho.

La antigua reina de Rocavarancolia apenas podía creerse lo fortuito de su anterior encuentro. Quizás había sido la propia Rocavarancolia, o el destino, o tal vez solo había sido el puro azar. Sea como sea, ambos llegaron con rapidez a una misma conclusión: se podían ayudar entre ellos. Su interlocutor podría acelerar meses sus planes, y ella...

Ella podía obtener al fin el descanso que tanto ansiaba.

—Tengo que agradecértelo genuinamente, fantasma. Gracias a ti podré acelerar mis planes varios meses —se le notaba absolutamente ansioso, lo cual no le extrañaba. En vida ella también habría estado ansiosa si hubiera podido acelerar meses la construcción de un ejército personal.

Aplastó el sentimiento nauseabundo de estar cometiendo un error. No, esto era la misma antítesis de la palabra "error". No estaba destruyendo a su antiguo reino: estaba acabando con su agonía.

Si se lo repetía las suficientes veces quizás hasta se convenciera de ello.

Su interlocutor la observó marcharse, meditabundo. La fantasma estaba tan obsesionada con desaparecer que dudaba seriamente que fuera a traicionarlo, pero aun así debía tener cuidado. Sería mejor matarla cuanto antes: dejaría de tener valor tan pronto como su círculo íntimo se expandiera un poco más.

Aunque antes de eso había que, por así decirlo, reducirlo. Podar las partes indeseable.

Se lanzó a sí mismo un sortilegio de invisibilidad y se echó varios hechizos de ocultación antes de ponerse en marcha. Luego realizó su viaje, que lo llevó a un lugar que no debería haber conocido, traspasando hechizos de guardia que no debería haber podido burlar.

Azra se acercó a los ciento cincuenta y dos cráneos de sus parientes y los contempló con intensidad.

—Pronto, hermanos.

Pronto los resucitaría. Incluso sin sus fundadores... Pronto Rocavarancolia volvería al camino que nunca debía haber abandonado, pronto convertirían aquella ciudad de maravillas en lo que realmente debía ser: no la capital perversa de un imperio de hechicería, sino todo lo contrario. El centro neurálgico desde el cual se extirparía de la creación todo rastro de esa aberración odiosa y antinatural que era la magia.
Yber
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GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Dirke/Ramas.
Giz.
Tap/Malahierba.
Lara 37/Saria Omen.
Rasqa: parqio transformado en moloch.
Eitne.


Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.

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16/08/20, 10:50 pm
Outhal, Poda y Ataulfo regresan al punto de encuentro en uno de los rincones más abandonados de los bajos fondos. Outhal y Poda charlan con actitud triunfal mientras que Ataulfo adereza la conversación con píldoras de locura o cordura según la fase en la que se encuentre su cerebro (que no tiene, como tal) y les recuerda lo orgullosa que se pondrá Dora, su manzana de Arfés, cuando se lo cuente todo. El alquimista y la bruja están de tan buen humor que ni los vaivenes mentales del liche pueden arruinárselo.

Azra los espera de pie en la habitación principal de su escondrijo, con los brazos cruzados y gesto expectante. Los ha visto bajar hasta allí con niebla mágica y ha tenido tiempo de leer el éxito en sus andares, sus expresiones y sus palabras, pero necesita una confirmación verbal cara a cara.

—¿Todo bien?

—Sí, tal y como lo planeamos —responde Poda. Outhal se limita a asentir.

Ataulfo, por su parte, se escaquea de dar explicaciones y va derecho a una de las habitaciones.

—¿Utilizasteis la ballesta, verdad? —vuelve a preguntar. Esta vez asienten tanto la bruja como el alquimista. Poco a poco se enciende una sonrisa en su rostro, pero no puede evitar seguir interrogándolos para asegurarse de que no hay ninguna laguna en su plan. No le gusta depender de otros y, en concreto, del liche, que es una fuerza destructiva, sí, pero también caótica como ninguna otra—. ¿Y sellásteis el hechizo tal y como os lo indiqué? No puede…

Es el mismo liche el que asoma el cráneo por el marco de la puerta y le responde.

—Que síiiii, todo está bien. ¿Y Fueguitos, está en Varmandía?

—Varmania —le corrige Azra a la vez que rueda los ojos—. Y sí. Hyter ya está a salvo.

—Perfecto —añade Outhal por lo bajo.

Azra celebra por fin la victoria de forma comedida, solo consigo mismo, y se lleva una mano a la frente para frotarse el nacimiento del cuerno. Examina con una mirada indescifrable a dama Poda y Outhal y les ofrece asiento en la mesa. Han dado un paso importante, pero...

—No dejéis que la euforia os nuble, matar al rey era lo más fácil, tenemos que prepararnos para lo que viene ahora —se gira de nuevo hacia el lugar del que antes emergió la cabeza huesuda del liche—. Ataulfo, sal. Tenemos mucho que hacer.

—¡Un momento, señor! Dora quiere saber la cara que puso el rey y…

El Sin Nombre no dice nada. Poda suspira y Outhal le mete prisa a Ataulfo. Azra sabe que no cuenta con el mejor equipo y, en otras circunstancias no habrían sido necesarios ni los dos brujos, ni el alquimista ni el liche, especialmente. Sin embargo, este es el presente que le ha tocado y ellos son los recursos de los que dispone.

_________________________________________

No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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05/11/20, 06:38 pm
En la intimidad de su cuarto Azra conjuró una pequeña pelota hecha de magia pura y empezó a echarla de una mano a otra. Era un ejercicio estúpido e infantil, impropio de un ser que había sido niño... ¿cuándo? Ni siquiera su mente podía comprender realmente aquella cantidad de tiempo, la inmensidad temporal que era la existencia del universo desde su creación, a pesar de que hubiera existido durante todo ese vasto intervalo. Era tal la escala temporal de su vida que la mayor parte parecía la historia de otro: recordaba lo visto y oído, pero no lo sentido. Solo dos puntos de su existencia habían sido siempre suyos y recordados a todo color, placer y dolor: el final, los últimos meses... Y el principio.

Lo que veía ante él mutó. Volvió a estar en las jaulas. Se dirigió otra vez hacia las máquinas del dolor. Lo volvieron a encadenar a los altares de sacrificio. Volvió a ser desangrado, ahorcado, mutilado, desmembrado, eviscerado. Una, mil, mil millones de veces.

Con una respiración el Sin Nombre empujó aquella terrible agonía al fondo de su mente. No. No. Ya no estaría allí y nunca, jamás, volvería a estar. Ningún otro ser lo torturaría hasta la muerte repetidas veces como si fuera simplemente un animal, un galón de mero combustible.

Un simple gesto bastó para hacer desaparecer aquella pelota de magia pura. Suficiente del pasado. Era hora de construir su futuro. Era la hora de planear la venganza de su pueblo.

La duda le corroía. ¿Cuándo atacar? Podía acabar con esa conspiración de pacotilla en ese mismo instante, lo cual le dejaría el camino expédito hacia el Consejo Real. O... podía dejar que dieran su golpe. Azra conocía sus planes, sabía que era imposible que fracasaran. Hyter, Poda, Outhal y el liche los matarían a todos: a ese engendro mezcla de maga y hermana de dragón; a la licántropo llena de cicatrices; a la repulsiva momia cuyo hedor a magia casi podía saborear desde el propio subsuelo; a ese inmortal inútil... A todos. Luego se distraerían intentando gobernar aquella ciudad salvaje y celebrarían su triunfo...

Por otro lado... Podía salvar el gobierno de aquella ciudad en ruinas. Podía descabezar aquella conspiración en las sombras. El Consejo lo buscaría desesperadamente... Aunque...

El Sin Nombre juntó sus manos y reflexionó. ¿Quién debía morir en ese momento? ¿Quién era el mayor obstáculo para sus planes? ¿El Consejo Real o los conspiradores?
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10/04/21, 09:03 pm
Azra estaba furioso. Paseaba por su habitación, dando vueltas, sintiéndose como un prisionero. Y, en realidad, era menos todavía que eso: no era más que una marioneta, una simple herramienta en manos de tres brujos (y un liche, pero su locura era tal que el Sin Nombre era incapaz de contarlo como un agente real) que escupían sobre sus incontables muertes cada vez que se atrevían a invocar su repugnante magia. Tres brujos que parecían haber olvidado el poder y el peligro que él representaba. Muy especialmente el maldito piromante.

Tenemos menos víragos de lo que pretendíamos. Te necesitamos a nuestro lado, pero oculto. No se te ocurra mostrarte. ¿Cómo osaba hablarle como si fuera un simple sirviente? ¡Él había asesinado al tercer intendente de los aesín! ¡Había destruido la capital de Kabyl sin ayuda alguna! ¡Había acabado con los doscientos treinta y tres hechiceros supremos del mundo de Thargom! ¡Llevaba dirigiendo ejércitos y encabezando conspiraciones desde mucho antes de que naciera la estrella de cuyo polvo surgió el insignificante sistema donde ese piromante nació! ¿Y se atrevía a tratarlo como un novato en el arte de apropiarse de un gobierno entero?

Azra estaba deseando clavarle un cuerno en ese pecho henchido de orgullo y fuego.

Entonces, fiel a la cita, surgió dama Serena de la pared. Resultaba etérea y lejana, como siempre. Más que cualquier fantasma, quizás debido a la peculiar maldición que la había condenado a la no-muerte.

—Supongo que te habrás enterado ya de las nuevas noticias.

—¿Que mañana elegirán a la regente? Oh, sí —no pudo evitar que el desdén se derramara por su tono. La incapacidad de los licántropos para usar la magia solo los hacía marginalmente mejores que los hechiceros: seguían naciendo con magia, seguían existiendo por la magia, y por tanto todavía debían morir—. Espero que el ataque que tienen preparado para la votación atragante a esa comand-.

—No van a elegir a Cicatriz —el tono de dama Serena fue cortante, pero las propias noticias eran tan sorprendentes que Azra dejó de pasear y miró sin comprender a la fantasma—. No sé cómo ni por qué, pero alguien ha logrado convencer a la mayor parte del Consejo de votar por el nuevo Señor de los Asesinos... Van a elegir a Aberyk, el inmortal.

El Sin Nombre quedó largos ratos en silencio y luego, con parsimonia, se sentó en la silla más cercana. Por pura casualidad quedó enfrente de su posesión más personal: un tablero de ajedrez, con las fichas preparadas. Jugar a las guerras de mentira (particularmente a la peculiar versión que él mismo había inventado miles y miles de años antes) siempre le había tranquilizado y ayudado a combatir en las guerras de verdad. Y estaba deseando que llegara el momento de volver a jugarlo con sus hermanos.

—Entonces hay tres conspiraciones en marcha ahora mismo —se dijo, levantando el rey blanco—. La de Hyter, la mía... Y la del misterioso benefactor del inmortal. ¿No se te ha ocurrido que puede ser él quien haya convencido al resto?

—Créeme, si lo hubieras escuchado decir una sola palabra sabrías que es imposible. No tiene ambición ni astucia política alguna —había cierto desprecio en la voz de la fantasma. Daba igual los siglos que pasaran desde su muerte: siempre sería ante todo, y por encima de todo, una reina—. ¿Has decidido ya tu curso de acción?

—Casi, pero estas nuevas me obligan a reconsiderarlo —la admisión sonó queda, pensativa. Tenía poco tiempo, sí, pero tenía claro que, sucediera lo que sucediera con Rocavarancolia al día siguiente, sería su elección. Y la decisión sería convenientemente meditada—. ¿Cuánto poder tiene el inmortal?

Dama Serena vaciló durante un instante. Fue minúsculo, pero a Azra no se le pasó.

—No mucho, aunque no puedo sentirlo tan bien como tú. Aun así dudo que su cuerpo sea capaz de aguantar a uno de los tuyos. Su esencia no parece lo bastante fuerte.

El Sin Nombre asintió, frustrado. Le habría gustado resucitar a alguno de sus hermanos en el cuerpo de Andras Sula, pero Azra no había tenido forma de acercarse a él antes de que le tocara morir.

—¿Y el soñador, la maga, la bruja y la demiurga?

—Oh, tienen poder. Creo que en el caso de Melodes y Akeyo incluso serían buenos vehículos para alguien como Hurza.

Esta vez el asentimiento llegó con más lentitud. Hyter tenía poder, pero había una incongruencia extraña en él. Tendría que analizar su esencia. Poda y Outhal sí serían suficiente para revivir Sin Nombres. Y Ataúlfo... probablemente no.

Posó el rey blanco en su lugar del tablero y lo contempló. Aquello ya no era un juego, sino una representación de Rocavarancolia. Un mapa en el que planificar la misión más importante de su larga vida.

Dama Serena debió darse cuenta de su resolución, porque volvió a hablar.

—¿Has decidido entonces qué harás mañana?

—Por supuesto. Haré lo único que puedo hacer —entonces la miró. Y la fantasma, de estar viva, se había estremecido. Casi había olvidado lo terrible, lo espantoso, lo atroz que era la mirada de un Sin Nombre—. Te prometo que el día de mañana será recordado, dentro de mucho tiempo, como el día en que la magia comenzó a morir. Y tú me ayudarás con ello.
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

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01/08/21, 01:04 pm
Hyter corría por los pasillos del complejo que hacía tiempo había construido a medias en una pequeña parte de los subterraneos. Maldecía a todos: dioses y demonios, vivos y muertos, niños y ancianos. En su corazón el fuego que le daba su poder se había desatado, y exigía sangre. Exigía el mundo entero. No había nada que deseara tanto como dejar salir todo su poder y reducir Rocavarancolia y todos sus mundos vinculados a cenizas.

Todavía no entendía cómo había ocurrido. Después de años de planear con máximo cuidado, de esperar descrédito y debilidad, de analizar todas las posibles variables, de moverse en el momento justo... Cuando casi había cumplido su propósito, cuando casi había conseguido el gobierno de Rocavarancolia...

«Yo habría sido el mejor gobernante que podría haber deseado este estercolero». No dejaba de pensar. Con él Rocavarancolia sí podría haber recuperado su esplendor pasado. Era verdad que el nuevo Consejo había traído los dragones, pero cualquiera con dos dedos de frente se daba cuenta de que eso había sido pura casualidad, la conveniencia de un portal que dirigía al mundo indicado. Por lo demás... ¿qué habían hecho, sino dejar que las ruinas de la ciudad más mágica del universo siguiera ganando terreno a los portentos?

Había tenido grandes sueños. Sueños de triunfo. Y sueños cabales, no como los delirios mesiánicos de muchos reyes del pasado. Habría podido conseguir una gloria, para él mismo, para Rocavarancolia, que nadie más. Pero eso...

No había más frustración que la que podía sentir. Solo quedaban unas horas para que el Consejo Real eligiera regente. Habría sido el momento perfecto para adueñarse de Rocavarancolia, pero eso ya no era posible.

Dos víragos cayeron del techo sobre él. Los esquivó por poco, y luego les expulsó a la cara el fuego puro que corría por sus venas. No esperó a que resucitaran: de inmediato giró por un túnel distinto, esperando así poder escapar del complejo que, aunque no muy grande, sí había resultado concienzudamente laberíntico. Siempre había pensado que así cualquier curioso indeseable lo tendría difícil para descubrir sus secretos. Ahora, sin embargo, descubría por segunda vez que una herramienta vuelta contra uno mismo podía ser algo en extremo indeseable.

Acabó en el gran salón donde había hablado por primera vez con Azra. Tan pronto como se dio cuenta el corazón quiso salírsele por la boca. Aquello no había sido casualidad.

La adrenalina y la sospecha le permitieron evitar el potente hechizo de desastre que se dirigía hacia él. De inmediato una llamarada salió de su mano para ser desviada con insultante facilidad por el Sin Nombre. Ambos se miraron, cada uno desde una esquina de la sala. En unos ojos libraban la furia desatada. En otros, una decisión férrea tomada hacía incontables eones.

—Por qué —escupió el piromante—. Por qué nos traicionas. ¿Acaso solo éramos herramientas que usar para allanar tu propio camino a la cima?

—No me insultes, piromante —Azra trenzó un hechizo ofensivo destinado a desgarrar carne y huesos. Hyter conjuró sobre la marcha una esfera mágica, una protección reflectante de los hechizos del rival—. Eso es lo que yo era para ti y los tuyos. Ahora no finjas desinterés.

El varmano tuvo que contener la sorpresa. La distracción de más le costó su escudo, y si no se hubiera apartado a tiempo también habría pagado con su vida. Una esfera de fuego apareció en torno a Azra. Comenzó a estrecharse con rapidez, y el Sin Nombre apenas tuvo tiempo de pensar en una solución. «Odio a los piromantes» pensó, igual que había pensado en cada lucha con aquellos malditos brujos que había tenido a lo largo de su larga existencia.

Por suerte era un Sin Nombre. Poseía unos conocimientos mágicos que nadie de Rocavarancolia poseería jamás. Antes los ojos de Hyter su esfera, su dominio, se congeló. Luego, simplemente, se desvaneció en el aire de la sala.

El brujo no podía creerlo. No sentía a la esfera, no sentía su poder ni su baile. Era como si ese fuego, simple y llanamente, hubiera dejado de existir, como si la energía que lo componía se hubiera desvanecido en la nada. Algo ridículo, pero al parecer de sobra alcanzable para el monstruo que tenía ante él.

La ira y el odio, por fin, estallaron. Lanzazos de fuego puro e incandescente se dirigieron hacia el traidor. Un solo gesto bastaba para enviarlos lejos, contra las paredes y las entradas, contra el suelo y el techo. A su vez, Azra contraatacaba con hechizos imposibles, ataques directos al tejido mismo de la realidad, magia que no se había visto en ningún lugar desde antes de la fundación de Rocavarancolia. Hyter apenas podía esquivarlos, y no se atrevía a intentar desviarlos. Esa era una magia que no conocía.

No tardó en darse cuenta de que no podía matarlo. Si dama Poda y Outhal estuvieran allí... apretó la mandíbula. No estaban. Tenía que intentar distraerlo, o contenerlo. Escasos segundos de respiro era todo lo que necesitaba para escapar de aquel lugar infernal.

Una llamarada de un hechizo ardiente y un sortilegio arcano chocaron, provocando una explosión devastadora. Ambos contendientes se protegieron y usaron el onda mágica para impulsarse hacia atrás, alejándose. Tras esto Azra pareció decidir acabar de una vez: un gesto suyo impulsó una sección del techo hacia abajo, directamente hacia Hyter. Este ya estaba preparado, y lanzó casi a la vez un trueno destinadoa expulsar aquel trozo gigante de metal hacia el rincón en el que se encontraba el Sin  Nombre.

Acto seguido se quedó por completo congelado.

El corazón se le hundió al contemplar cómo Azra se deshacía de aquel trozo gigante de metal con un simple gesto y suspiraba hondo. El monstruo miraba con molestia a algún punto detrás del piromante, aunque no parecía particularmente enfadado.

—Llegas tarde.

«No puede ser. NO. PUEDE. SER.»

El maldito engendro había tenido ayuda. Y por eso Hyter había aguantado, claro: ¿para qué cansarse cuando puedes simplemente contener a tu oponente hasta que llegue tu aliado y lo remate desde atrás? Había creído que podía domar a aquel engendro, como había creído que podía domar a los víragos. Había sido estúpido, y por ello iba a morir.

No, peor: por ello iba a servir de huésped para otro maldito Sin Nombre. Igual que Outhal y dama Poda. Había querido conquistar Rocavarancolia, y en su lugar la había condenado.

—Confío en que los otros ya están dispuestos.

—Confías mal —esa voz... Hyter la había escuchado muy pocas veces, pero la conocía: era dama Serena, conocida traidora—. Los encontré muertos. Creo que se suicidaron cuando se dieron cuenta de que les habías traicionado.

Vio que Azra se quedó congelado por un momento, lívido. Las venas del piromante estaban ardiendo, casi de forma literal. La ira y el odio hacia la traidora llenaba todo, pero de forma simultánea había una pizca de triunfo. No habría cuatro Sin Nombre corriendo por Rocavarancolia: habría solo dos. Y Rocavarancolia ya lo había perdido casi todo a manos de dos Sin Nombre y dama Serena, pero a pesar de eso había logrado vencerlos.

Obviamente aquel ser al que insensatamente había resucitado estaba pensando de forma similar, porque se le notaba bastante molesto cuando se acercó al piromante.

—Tendremos que secuestrar a algún otro, entonces —a continuación sacó de una bolsa un par jeringas. Hyter supo entonces qué pensaba hacer: inmovilizado, no le quedó más remedio que consentir de que le extrajeran, primero, una gota de sangre. La segunda jeringa, un instante después, le extrajo una pizca de alma. El dolor fue brutal, y el piromante gritó. No tuvo esperanza de que alguien lo escuchara: había tomado medidas en contra de eso.

El Sin Nombre se puso a trabajar, observado por dama Serena y el brujo. Era obvio que no resultaba la primera vez que hacía eso. Hyter se preguntó de verdad, por primera vez, cuántos eones había vivido Azra. Cuáles habían sido sus experiencias, cuál era su auténtico objetivo, qué había visto antes de que su cadáver acabara en Rocavarancolia... La curiosidad pulsaba dentro de él. Ahora lamentaba el rumbo que había tomado: debería haber investigado todo ello. En lugar de planear el poder, debería haber explorado la historia y la naturaleza de las esencias y la magia. A pesar de la unicidad de la Luna Roja resultaba completamente obvios que aquellos elementos habían sido muy anteriores a la llegada de Hurza y Harex a Rocavarancolia.

Pronto el análisis terminó. Una bola de luz, de un sucio amarillo verdoso, rodeaba casi por entero al Sin Nombre resucitado. Y resultaba obvio, solo por mirarle a la cara, que aquello, por algún motivo, no era una buena noticia.

—¿Qué significa eso? —no pudo evitar preguntar, casi con recocijo. La mirada que recibió fue de odio puro, de ira incontrolable.

—Que tu esencia es una puta mierda —Azra temblaba de pura rabia. Los planes que tan cuidadosamente había preparado se acababan de hacer añicos, y a pesar de todas las veces que había conocido el fracaso en su larguísima existencia todavía no se había acostumbrado a aquel sabor.

—Tu esencia es grande, piromante, pero su calidad, su fortaleza por así decirlo, es insuficiente para soportar el alma de un Sin Nombre —la voz de dama Serena sonaba molesta. Las cosas se acababan de poner difíciles, aunque después de haber conocido a Hurza estaba bastante segura de que Azra sería capaz de idear una nueva estratagema en pocas horas.

—Sí, y eso significa que no me sirves para nada —el Sin Nombre escupió estas palabras con un aborrecimiento desbocado. Su mano se llenó de una niebla negra rodeada de relámpagos y se dirigió directamente a la caja torácica de Hyter. Su corazón, en un instante de absoluto dolor, fue aplastado.

Y luego llegó la oscuridad.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

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27/07/23, 09:24 pm
Je, pues claro, somos una bola de culturas que flipas, lesbiano existe. Son los pibes que han nacido en la isla de Lesbos.
Una verdadera pena que para un dato real que se sabía fuera a caer en saco roto porque allí ningún humano podría sorprenderse de que supiera eso. No sabía si iba con esas pero al ver la mano alzada de Irianna se la chocó sin dudar.
Choque biográfico. Empate para los bisensuales.

La lluvia de dudas de Kimbra le habría hecho abrir los ojos como platos de tenerlos. Le encantaba salir con la krabelinense por, entre otras cosas, sentirse el más listo de los dos, que no era una cosa que pasase con mucha más gente. Y hasta eso era una competencia a ratos.

Atracción en el sentido de que te lo quieres follar” dijo de manera menos laxa que Irianna. “Modo seee-xo, atracciones sexuaaaaaales. Que te pone burro.

Esta vez cortó a tiempo el pensamiento intrusivo de preguntarle a Kimbra si acaso era como una Barbie y no tenía nada entre las piernas, si no hacían el ñiki-ñiki en su mundo, pero hasta él sabía cuando parar. Ahora, que no le dieran mucha coba, que tenía los frenos rotos. La chica parecía un maniquí, no era ninguna locura pensar que lo fuera. ¿Los hacían en una fábrica así al por mayor? ¿Habría Kens también? Jace no sabía que tan complejo podía ser eso, con su respuesta él lo habría entendido de puta madre, pero bueno, si Irianna quería hacerle un powerpoint a su amiga para explicárselo, adelante.

La imagen irreal que estaba dibujando de Krabelin fue interrumpida por la tarea a la que habían venido, reservando su concentración para aquella bajada a la oscuridad de Rocavarancolia. La primera vez que había ido a los subterráneos había estado acojonado vivo, igual que la segunda y la tercera. A las siguientes veinte veces, sin embargo, Jace ya había asociado el olor a humedad, sangre vieja y ruina con el buen recargo de magia, y puesto que hasta ahora los seres que había matado solo eran capaces de gruñir monosilábicos había sido un entrenamiento excelente y no tan inmoral a la hora de insensibilizarse a lo grotesco de su precio. No obstante los Bajos Fondos tenían un aire diferente al que estaba acostumbrado. En los Subterráneos había horrores abandonados, marcas de garra sin juicio alguno, pero allí había indicios de vida y consciencia, cosas y gente que luchaba por permanecer oculta con mano “humana”. Si lo primero era donde te enfrentabas a chasqueadores, allí es donde te enfrentabas a los luciérnagas. Que coñazo de niveles, le gustaban más los zombies.

Este sitio es estrecho de cojones, tú, ni las calles más podridas de Nueva York” se quejó en privado solo para ellas, de modo que un tercero no pudiera oírle. “¿Sabes a donde tenemos que ir Irianna?

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♪♫♬:
Muffie
Muffie

Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación

Personajes :
Wednesday: Vouivre humana británica.
Karime: Licántropa loba libense de la capital.
Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.



Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
Ka: Le falta el ojo izquierdo.
Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.


Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.

Armas :
Wen: Guadaña doble y arco.
Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
Kim: Arco, machetes y dagas.
Neil: Cuchara de madera y cera.
Edén: Magia y sonrisas amables.
Colmillo: inutilidad.



Humor : Absurdo

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28/07/23, 12:00 am

Kimbra frunció el ceño ante las explicaciones de sus amigos. No entendía muy bien por qué tendrían una palabra para determinar con qué grupo de personas querrías tener sexo o no. Por lo que a la krabelinense respectaba, solo había tres formas de entender el sexo, tal y como había aprendido en Krabelin. Lo practicabas para la reproducción, lo practicabas por la búsqueda de placer o, simplemente, no lo practicabas porque no querías. La primera era la única opción con los Hijos de Bakaiar. Si podías reproducirte, lo hacías; si no podías, te tomabas la Infusión de los Infértiles para no tener ni siquiera el impulso. Los Seguidores de Lakra, por otro lado, veían el sexo como un acto hedonista más, pero nunca supo de que se limitaran a ningún rasgo general más allá de la persona. Por lo que Kimbra sabía si querías buscabas a alguien o más de uno que quisiera también y se hacía, y si no querías, no se hacía. La complejidad que parecía implicar la terminología de "orientaciones sexuales" le pareció confusa e innecesaria.

-En Krabelin no existe esa forma de catalogar la atracción -contestó simplemente, esperando que más tarde, cuando terminaran la visita a los Bajos Fondos, Irianna pudiera sacarle de dudas.

Y explicarle qué exactamente tenían que ver los burros en todo esto.

Con precaución, siguió a sus amigos hacia abajo, concordando con la apreciación de Jace sobre la carencia de espacio, pero prefiriendo no poner palabras en alto por el momento. Aunque sus armas no estaban desplegadas por la necesidad de pasar desapercibidos, el cuerpo de Kimbra estaba en tensión y alerta, con los iris enrojecidos, preparada para cualquier eventualidad que se presentara.


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"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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28/07/23, 03:20 pm
La idrina asentiría fingiendo incredulidad total en sus gestos ante la respuesta que le dio Jace.
La isla de Lesbos, ya veo…
Aunque su tono implicaba que no se lo creía, en realidad no descartaba la posibilidad de que eso sí fuese cierto, pues había algo en el lenguaje corporal de su amigo que le hacía pensar que podía ser el caso. De todas formas, estaba claro que el dullahan no se había referido a un gentilicio originalmente, por lo que su sarcasmo no estaba fuera de lugar fuese cual fuese el caso.

“Burro” sí que había sido un poco al aportar en su intento de explicación a Kimbra respecto a las orientaciones sexuales y negó con la cabeza, divertida. Aquellas intervenciones solo iban a confundir más a la pobre demonio rakshasa, pues ella sí sabía que los coloquialismos y las frases hechas no eran el fuerte de la krabelinense. Esta no tardó en dejar claro el origen de su confusión, por lo que la idrina le aseguró que si quería, le explicaría sobre ello en cualquier otro momento.

Por una parte echaba de menos la conversación mundana según descendían cada vez más y los sonidos de todo tipo, ahora ya pudiéndose distinguir alguna que otra conversación haciendo eco en las galerías, pero tenían que concentrarse en lo que habían ido a hacer. Una vez empezaba a verse suficiente con la iluminación que llegaba de la propia zona pudo extinguir su luz mágica y también absorbió su niebla. Esta sería muy útil, pero al mismo tiempo iba a llamar la atención como pocas cosas, por no decir que alguien podría molestarse por verse rodeado de un banco de niebla donde no debía estar. Y estaba bastante segura de que enfadar a alguien ahí abajo no solo no era la mejor forma de llevar a cabo la investigación, si no que podía ser muy peligroso.

Las primeras personas empezaron a cruzarse en su camino, observándoles y cuchicheando entre ellos. Sin duda, ya de por sí tres personas que nunca habían estado allí abajo destacaban, pues probablemente los habituales se conocían bien entre sí.
Suerte que ninguno padecemos claustrofobia —se mostró de acuerdo con el comentario del dullahan. Aun así el ambiente resultaba opresivo—. No exactamente —le respondería a su pregunta con total sinceridad—. La idea es encontrar a alguien que pueda saber acerca de personas desaparecidas. Sé que hay un mercado de esclavos aquí abajo. Bueno: probablemente varios —se corrigió con un suspiro—. Creo que podría ser buena idea preguntar a algún esclavista. Que hayan sido secuestrados para venderlos como esclavos no es la hipótesis que más me convence dadas las circunstancias, pero por algún lado hay que empezar.

Miró hacia varios lados según hablaba y continuó ojeando a las personas con las que se cruzaban y los distintos negocios a la vista que a menudo no estaba nada claro qué ofrecían.
>>Tal vez podríamos pedir direcciones a alguien que no tenga pinta de querer arrancarnos la cabeza por molestarle… Aunque hay que admitir que en tu caso lo tendrían complicado —se permitió la broma mirando hacia Jace al darse cuenta de las palabras que había escogido.

Un trasgo murmurando algo acerca de convertir a no sé quién en su comida porque le había estafado. Un brujo rodeado de su dominio que levitaba con aires de superioridad. Un grupo formado exclusivamente por criaturas inmorales que se reían de forma nada tranquilizadora y a veces les echaban algunas miradas… No, no estaba dando con ninguna buena opción.

Finalmente al pasar por delante de un mostrador exterior de una tienda que parecía ser alguna clase de casa de préstamos vio a una mivense cuya transformación no pudo identificar, pero que tenía un lenguaje corporal mucho menos agresivo e incluso les dedicó una pequeña sonrisa cuando se acercaron, decidió que era improbable dar con alguien mucho mejor. Entabló una conversación muy breve con ella y enseguida les indicó el mercado de esclavos más próximo.

Bueno, a ver que sale de aquí —les diría a sus amigos con cierta duda, encaminándose al lugar indicado.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

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29/07/23, 10:10 pm
Ya”, respondió a Irianna. El espacio era bastante reducido y claramente laberíntico a la que te descuidases, y aunque no era claustrofóbico era igualmente desagradable. En ese sentido los subterráneos eran peor, pero que los peligros fueran inteligentes compensaba con mayor sensación de trampa. Habría arrugado la cara con la mención de los mercados esclavistas, pero se conformó con acribillar con “la mirada” a una de las personas con las que se toparon con todo el desdén que le cabía en el humo. “Este sitio es una puta movida.

Realmente no se refería solo a los Bajos Fondos, sino a toda la ciudad. Ya le podía parecer jodida arriba, pero se equivocaba si pensaba que las peores muestras las tenían en la superficie. Una voluta de humo salió disparada en la exhalación de una carcajada sarcástica, más abrupta que las anteriores. A pesar de que solo sus amigas le oían sus pensamientos eran susurros.

Que lo intenten.

Estaba alerta a cada transeunte que entraba en su amplio rango de visión. No quitaba el “ojo” a ninguno de los que se encontraban, ya fuera por su camino o las callejuelas variantes, así les estuvieran dando ya la espalda. No era una posibilidad sino un hecho que no llevase tantos años en Rocavarancolia como muchos de los allí presentes, pero Jace no se dejaba amedrentar. Estaba en el ejército, era un dullahan, y aunque todavía no hubiese cortado la cabeza de nadie capaz de formular una frase, no le apuraba tener su primera vez con ninguno de ellos. Se puso recto y alzó el cuello, cargando su andar de seguridad y seriedad a sabiendas que su imagen de decapitado algo intimidaría.

Acercaos, gilipollas” fue un pensamiento interno y muy contenido. Realmente no quería que una panda de inmorales se les acercaran, mas la incomodidad le hacía querer reventarse el puño contra la pared solo porque dejaran de mirarles como presas. Mucho se estaba conteniendo por no sacar el hacha. El ratito con la rana al menos fue agradable y le permitió dejar caer los hombros, algo disonante teniendo en cuenta que estaban hablando de personas vendidas como objeto.

Me quedo con los subterráneos eh. Tengo ganas de partirle la boca al próximo soplagaitas que nos encontremos de puro nervio” suspiró en un momento de relax, sincerándose. No eran los gilipollas con los que se peleaba en los pubs, era gente que seguramente había matado y cosas peores. “La peña que hay aquí sí parecen los monstruos de las pelis de Halloween y no los pringaos que somos en Serpentaria. Normal que no quisieras venir sola.

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Muffie
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Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación

Personajes :
Wednesday: Vouivre humana británica.
Karime: Licántropa loba libense de la capital.
Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.



Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
Ka: Le falta el ojo izquierdo.
Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.


Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.

Armas :
Wen: Guadaña doble y arco.
Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
Kim: Arco, machetes y dagas.
Neil: Cuchara de madera y cera.
Edén: Magia y sonrisas amables.
Colmillo: inutilidad.



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30/07/23, 12:14 pm

La tensión en el cuerpo de Kimbra se podía ver perfectamente reflejada en sus ojos rojos, por lo que hizo el esfuerzo de relajarse lo suficiente como para que el color de estos no delatara su estado de alerta. Aunque era buena educando su cuerpo para que se comportara como ella quería, el ambiente del lugar era tan opresivo que le costó bastante conseguirlo y no le resultó fácil mantenerlo, por lo que la demonio se limitó a bajar la cabeza y observar el lugar siempre mirando de reojo.

Y realmente tuvo mucho que mirar. La mirada de la Hija de Lunas casi tuvo que parar en todas las esquinas, analizando cada amenaza e individuo por separado y en conjunto. Kimbra no era ingenua y sabía de sobra que ellos tres, jóvenes y relativamente nuevos en Rocavarancolia, no tendrían mucho que hacer contra todos aquellos transformados aparentemente experimentados y claramente con poco o ningún escrúpulo u honor, pero no por ello se iba a dejar intimidar. "Me bañaré en sus vísceras" pensó en respuesta a la advertencia de Jace.

Irianna finalmente eligió al ser aparentemente menos amenazante y Kimbra se dedicó a observar a su alrededor en busca de posibles peligros mientras conversaban, confiando en que Jace estaría atento a cualquier paso en falso que diera la mivense.

-Tengo curiosidad por esas "pelis de Halloween" de las que hablas -comentó sin dejar de observar a su alrededor de forma sutil mientras seguían la dirección que les habían indicado-. ¿Es algo de la Tierra que puedes enseñarme próximamente o tendremos que esperar al siguiente Samhein?


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"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Bajos Fondos - Página 9 Empty Re: Bajos Fondos

31/07/23, 09:17 pm
Los pensamientos de Jace y los ojos rojos de Kimbra evidenciaban la tensión que sentía cada uno de sus amigos, reflejando la suya propia a pesar de que la idrina hacía todo lo posible por ocultarla de su lenguaje corporal. No se le pasó el desagrado del dullahan respecto al tema de los esclavos, sentimiento que compartía.
Yo también, en realidad —le dijo cuando verbalizó su preferencia por la otra zona bajo tierra de la ciudad—. Y aunque no busco pelearme con nadie, entiendo lo que quieres decir.
No obstante, por muy poco que le gustara el lugar a donde iban, prefería centrarse en la parte pragmática del asunto: necesitaba empezar por algún lugar y no tenía ninguna idea mejor. Ya había descartado muchas opciones y aquello hacía tiempo que tenía pinta de callejón sin salida. Simplemente no estaba dispuesta a rendirse todavía.

>>Es curioso que preguntes eso porque por lo que sé Halloween es como llaman al día de Samhein en algunos sitios en la Tierra —respondería a la pregunta Kimbra. No iba a añadir nada más, pues evidentemente Jace iba a saber mucho más que ella al respecto.
La curiosidad por temas inocuos de la hija de lunas servía para distraerse un poco del ambiente opresivo, al menos.

Las indicaciones les condujeron a una galería más amplia que el pasillo que habían estado recorriendo hasta ese momento. No por ello mejoraría la impresión de aquel lugar, precisamente: ante ellos había una plataforma de madera con un cartel en el que se podía leer claramente la actividad que se llevaba a cabo allí y una serie de sin esencias y algún transformado de aspecto débil estaban expuestos en fila bajo el mismo. Todos ellos llevaban grilletes y casi ninguno se atrevía a alzar la mirada, mientras un ochrorio anunciaba a voces las cualidades de cada uno para la pequeña multitud que se apelotonaba ante ellos.

La idrina sintió un desagrado que sí se filtró esta vez en su lenguaje corporal con claridad durante un instante y se detuvo. No se quería acercar más, pero tendría que hacerlo para hacer preguntas… De pronto uno de los que habían estado observando se dio la vuelta y se dirigió en su dirección. Parecía simplemente que había perdido el interés y se disponía a irse a cualquier otro sitio. La nebulomante decidió que podía empezar por él, de ese modo no tenían que acercarse más, al menos por el momento.

Era un fornido minotauro que, como casi cualquiera de los que se encontraban allí abajo, tenía un aire bastante amenazador… pero nada fuera de lo habitual. Lo que sí llamó su atención es que se tratase de un idrino, ya que no había muchos de su especie en la ciudad. Eso podía ser una ventaja o un problema, dependiendo del tipo de persona que se tratase. La nebulomante decidió aceptar el “reto”.
Disculpa… —le diría al minotauro cuando este pasase por su lado. El otro idrino pareció sorprendido: no se esperaba que le hablasen y no estaba prestándoles atención. Enseguida volvió a retomar su pose estoica y la bruja hizo lo mismo. Tenía que mostrarse firme y fingir que estar allí no le suponía el más mínimo problema—. ¿Podría hacerte unas preguntas? Seré breve —no sabía si el que tenía delante había recuperado el lenguaje idrino, pero se afanaba en que sus gestos de reafirmación fuesen notorios—. Estoy tratando de encontrar a unas personas.

No estaba segura, pero creía que tal vez había tenido suerte al dar con otro idrino, pues parecía que el minotauro también tenía la suficiente curiosidad por coincidir con otra persona de su especie como para prestarle un poco de su tiempo. Irianna le refirió con la mayor brevedad posible qué estaba tratando de averiguar y le describió a algunos de los desaparecidos.
>>Me preguntaba si podrían haber sido vendidos en algún momento al mercado de esclavos. ¿Te suena algo sobre neo transformados o alguna de estas descripciones, por algún casual?

La respuesta no se hizo espera. El minotauro les dijo que no le sonaban ninguna de aquellas personas, pero al parecer había oído un rumor: un tipo raro que trabajaba para la Luna Negra de vez en cuando husmeaba por allí y se decía que estaba investigando algo sobre un “drogata de Ewa” (en sus propias palabras) que, al parecer, pretendía hacer “no sé qué movida” que implicaba a neo transformados. Los ojos de Irianna se abrieron de la sorpresa e intercambió una mirada rápida con sus amigos, aunque enseguida contuvo su reacción para poder seguir sonsacándole información al otro idrino.

Al parecer, el periodista era un “myceta”, fuera lo que eso fuera, y aunque no sabía si ese día se encontraba allí, podían tratar de seguir el moho, algo que formaba parte de su transformación. El minotauro parecía haberles dicho la verdad en todo momento, incluido cuando afirmó no saber nada más: sí que había recuperado el lenguaje idrino y a menos que fuese un mentiroso excelente lo había podido notar en su lenguaje corporal. La nebulomante agradeció su ayuda y le ofreció una moneda en pago a su información. Suponía que aquello podía resultar beneficioso por si tenían que seguir preguntando, especialmente porque tal vez tuviera que volver a recurrir al minotauro. Este se encogió de hombros pero aceptó enseguida el dinero antes de despedirse y seguir su camino.

Casi no me puedo creer la suerte que hemos tenido —les diría en voz baja a sus amigos, echando a andar de nuevo en la dirección opuesta—. ¿Habéis visto moho de camino aquí?
La verdad es que ella no se había fijado en algo como eso: el moho era un elemento bastante normal en una galería subterránea y no se le habría pasado por la cabeza buscar hongos precisamente. Kimbra, por el contrario, sí afirmó haberlo visto, por lo que no tardaron en encontrar los primeros indicios de este: efectivamente era tal y como había dicho el minotauro, un reguero de moho discurría en gran cantidad por una pared en concreto.

No se atrevía a desplegar su niebla a pesar de que les facilitaría mucho las cosas: era muy probable que solo sirviese para alertar de que algo extraño estaba sucediendo a la persona que buscaban y se arriesgaba a que saliese huyendo por precaución. Sin duda, sabía que es algo que ella haría en aquellas circunstancias, por mucho que le estuviese frustrando no poder recurrir a su dominio.

Según se adentraban a donde fuera que les condujera aquel reguero empezaron a escuchar el sonido de agua corriendo. La fuente se haría evidente pronto: el rastro les llevó a una nueva sala por donde discurrían aguas subterráneas e incluso había algo de vegetación, aparte del moho que parecía todavía más prolijo en aquella zona. Miró a todas partes, todavía conteniendo las ganas de recurrir a su dominio. No tardarían mucho en escuchar un sonido sordo de algo cayéndose al agua, probablemente una pequeña piedra. Los tres podrían ver un movimiento rápido entre las sombras, en una de las esquinas de la sala que conectaba con otra galería.
¿Será…? —Dejaría aquella pregunta evidente en el aire.
Tenían que decidir rápido qué hacer, pero tampoco quería lanzarse sin consultar con ellos qué opinaban al respecto.
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