Primer sueño de Samika

Quiso preguntar qué había pasado con Kires entonces, pero no pudo. Es más cualquier rastro de pregunta abandono su cerebro tras salir del cuarto. Y no era para menos. Cuando te has pasado más de media vida sin poder ver apenas acierta distancia, contando con lo que te decían tus otros sentidos y con la seguridad de que no existía una cura para tu padecimiento, lo que menos esperas era volver a ver.

Los ojos de Samika se llenaron de lágrimas ante la primera visión completa de sus ojos hasta ahora ciegos. Aquello era tan imposible como todo lo que sucedía alrededor, no podía ser real, su visión no podía volver de repente. ¿Un milagro tal vez? No, no podía ser eso…entonces. Las miradas a su espalda le hicieron volverse aun con los ojos llenos de lágrimas no derramadas y la visión de sus compañeros entubados y postrados sobre la cama y sus ojos fijos en ella con un odio visceral, le hicieron estremecer. La puerta se cerró y Samika no pudo verlos más “¿Milagro? Me ha vuelto la visión mágicamente… ¿para qué? ¿Para ver como sufren mis amigos? ¿Cómo me odian por dejarlos así?” pensó con tristeza, limpiándose el rastro de lagrimas con el dorso de la mano, sintiéndose impotente. Tras serenarse un poco se giro, viendo a Arik y el pasillo con todas aquellas puertas y ventanas, dejándole claro ahora de donde provenían aquellas borrosas luces de minutos antes. Aquello no podía ser real, la lógica en ese sitio no existía y aunque sabía que la magia podía provocar ese tipo de circunstancias también había aprendido que tenía un precio.

-Arik…yo…vuelvo a ver…¿Por qué?- pregunto con un tono temeroso. Debería estar feliz por recuperar su visión, aquello que había estado buscando, pero no podía. Su cerebro no terminaba de procesar aquella situación y el exceso de información que estaba ahora teniendo la mantenía confundida, no le parecía natural. No había habido un hechizo que le curase, ni un tratamiento que recuperara su visión, tan solo había atravesado el umbral de una puerta.

Samika le siguió a buen paso intentando acostumbrase a toda la información visual que estaba recibiendo de golpe desde las puertas y ventanas que le rodeaban. Tras esta y como si fueran escenas de una memoria perdida, aparecía todo aquello que Arik le había contado sobre Hal, Twix o el libro de Tesón. Aquello tenía tan poco sentido como la recuperación de su visión, pues nada en esas imágenes mostraba algún inicio para toda esa locura. 

-¿Porque se fue todo a la mierda cuando parecía ir todo perfectamente? -pregunto frustrada porque las imágenes de las ventanas y puertas no mostraran el motivo. Y ya la situación se volvió aun más bizarra, si aquello era posible, cuando la canción paro y aumentaron la velocidad. “¿Pero que demonios…?” pensó Samika ya un poco sobrepasada por todo al ver como de Arik empezaba a salir humo rojo. Como veía aquello y por qué no tenía respuesta, como tantas otras cosas que habían pasado desde que despertó, pero si ella no era la única que lo veía entonces estaban en un problema.-¡No paras de dejar un rastro de humo, nos van a encontrar así! -exclamo Samika tirando ahora de él, intentando verse a sí misma de paso y averiguar si ella también echaba ese humo desconocido- ¡Metámonos por alguna de las puertas o nos van a atrapar! –exclamo al escuchar detrás de ellos la voz de tesón y los graznidos de las aves negras acercándose.

Arik no respondió a ninguna de sus dudas, su miedo parecía estar consumiendole y trasnmitiendoselo a ella a través del agarre de sus manos. Aquello le intrigaba pues la situación era totalmente surrealista y el hecho de que ese humo rojo alrededor del libense fuese espesando, no ayudaba tampoco demasiado a pensar lo contrario. "¿Pero que demonios es ese humo?" pensó frustrada, pues lo único que se le ocurría de la presencia de este es que fuese alguna magia hecha para evitar que escaparan. Como una señal, o un chip de seguimiento como el que se le ponía a los animales en la Tierra.

Y a juzgar por las expresiones de Arik, parecía saber algo de ese humo a pesar que le daba la impresión de no poder verlo el mismo; o si lo hacia se lo tomaba como si fuese la cosa lo mas normal. Como si llevara toda la vida siendo un cafetera mutante.

Arik reacción por fin y fueron directos hacía luna puerta, la imagen a través de los cristales superiores le impactaron. No se acostumbraba aun a poder ver con normalidad, por lo que la visión de Kires en la celda y Hal luciendo de aquella forma inquietante. Como ya no tuviera alma o conciencia le inquietaron y dolieron. No quería ver en ese estado a sus amigos, todo aquello era una locura. Era frustrante ni siquiera saber que había provocado todo eso. Hal tenía experiencia con la magia ¿como se había dejado controlar por esta? Daba igual cuanto se preguntase seguía sin tener una respuesta clara para lo sucedido, como si hubiera ocurrido todo en un mundo paralelo al suyo propio y que no formaba parte de su vida.

La imagen tras los cristales desapareció como si fuese solo una ilusión, o la imagen de una película grabada en otro lugar, tal vez detrás de algunas de aquellas puertas del endemoniado pasillo sin fin. Porque eso era lo único que había tras la puerta, mas pasillo, no estaba Hal, ni Kires, nada. Samika miro a Arik y se mordió el labio inferior con fuerza, ahí estaba ese humo cubriéndolo casi del tal manera que empezaba a hacerse difícil verlo. Sintió un estremecimiento, pues Arik le daba la imagen de alguien a punto de desaparecer consumido por este.

-Responderme algo de una vez ¿que es ese condenado humo? ¿Que te ocurre? ¿Porque pareces arrepentido? ¡Yah Arik, maldita sea dime algo! -pregunto ya fastidiada pues este no dejaba de espesarse empezando a cubrir al libense, dándole muy mala espina intento apartarlo a manotazos de el aunque fuese una estupidez, estaba realmente asustada a esas alturas como para ser coherente. Apretó su mano con mayor fuerza como queriendo asegurarse que seguía allí a pesar de que el humor rojo empezaba a envolverlo cada vez mas y mas- Mierda, tan solo...corramos, intentemos abrir alguna otra puerta de ese pasillo -dijo apurada pues podía escuchar a Ergot azuzando a las estirges a ir mas rápido. Se adentró por el nuevo pasillo tirando con fuerza de Arik y queriendo cerrar la puerta tras ellos, tal vez aquello seria un obstáculo temporal mientras ellos buscaban una salida.

-¡Arik, intenta cerrar la puerta, no dejemos que Ergot nos siga! Buscare algo mas que pasillos detrás de algunas de las puertas de aquí, tiene que haber una salida -dijo Samika tercamente, por mas nerviosa, asustada y que estuviera no iba a rendirse tan fácilmente. ¿Que demonios? Aunque solo entendiera a medias lo que ocurría la prioridad era salir de allí y pedir ayuda. Intento abrir la puerta mas cercana al libense sin querer soltar su mano, por algún motivo le daba miedo hacerlo, como si luego fuese a ser incapaz de sostenerla de nuevo.

Arik no respondió ninguna de sus dudas, o simplemente no sabia como responderlas, con todo tan solo corrieron encontrándose con que daba igual porque puerta fueran no despistaban a Ergot y las estirges y siempre acababa sino en el mismo condenado pasillo, en otro idéntico. ¿Que mierda pasaba con ese lugar? Era obvio que todo aquello tenía que ver con la magia, pero era tomarse demasiadas molestias. Ademas, como demonios podía conseguir seguirlos Ergot a pesar de la de veces que habían pasado por puertas era incomprensible.

El humo de Arik fue cambiando ante los ojos de Samika, pasando de ese brillante color rojizo a ese tono gris, como si todos sus energías se hubiesen esfumado. Y no estaba muy lejana a la realidad pues no mucho después de que aquel humo cambiara de color, Arik se rindió. Samika tuvo que pararse en seco para no llevárselo por delante cuando el lo hizo, respirando con dificultad, agotada por la carrera y sintiendo una opresión en torno a su cuello que le recordaba vagamente a aquella que había sentido en la puerta donde había dejado a sus amigos. Tenía tantas preguntas y tan pocas respuestas que estaba cansada, pero aun así no quería rendirse, debían salir de allí.

- No lo sientas, no es tu culpa Arik...es esta mierda de lugar...responde mis preguntas, necesito saber a que atenerme por que yo no voy a rendirme tan fácilmente -aseguró la londinenses mirando inquieta alrededor, intentando recuperar el aliento por la carrera y por aquello que parecía aprisionarla, que no lograba ni ver ni sentir y que ya no estaba segura si era solo fruto de su miedo.

Alrededor solo había mas puertas y pasillo, nada mas, todo igual que antes. No había salida por ningún lado y ya que huir no estaba sirviendo de nada, solo quedaba la otra opción. La visión de Ergot volando sobre una estirge superdesarrollada, aseguraba que antes tenían el tamaño de cuervos, le puso el vello de punta. Samika empezó a abrir todas las puertas posibles alrededor una tras otra, dejándolas abiertas y formando una especie de laberinto de puertas abierta en direcciones imposibles, asegurándose de no pasar por ninguna de ellas y quedarse en el pasillo principal donde estaba Arik.

-Las puertas deberían retrasarlos, tienen que esquivarlas y con su mayor envergadura les debería costar un poco mas, se supone. Ya que no podemos huir, vamos a defendernos- dijo Samika intentando que Arik se levantara, asegurando el escudo en su brazo y una de las dagas en la otra- Intentemos atrapar a Ergot, tal vez podamos sonsacarle la salida -dijo ya a la desesperada. No es como si tuvieran muchas mas opciones, sin magia y sin salida a la vista, solo les quedaba eso y esperaba que Arik también lo entendiera y reaccionara. Protegerse a si misma ya iba a ser lo suficientemente complicado como para intentar protegerlos a ambos.

Su truco había funcionado, las estirges estaban teniendo problemas de no comerse las puertas mientras volaban y lo insultos de Ergot dejaban claro cuanto le fastidiaba aquello. A un lado Arik por fin unió fuerzas para levantar, descolocando a Samika que no dejaba de mirar hacia el lugar por donde venia Ergot, preparada con su daga y escudo, protegiéndose tras una de las puertas.

Cuando Arik confeso aquello sin embargo Samika no pudo evitar mirarle con sorpresa, aun viendo aquel humo grisaseo cubriéndolo. Se sintió triste y traicionada. ¿La había sacado de aquel cuarto solo para que fuese cazada, y probablemente asesinada, como si fuese un conejo? Empezaba a entender porque tanto secretismo y porque nunca respondía sus dudas. No podía disculpar a Arik, por mas que lo hubiese hecho por la promesa de la comida, no podía perdonarlo así sin mas. Había jugado con sus esperanzas de salir de allí. Samika apretó los puños y con un rápido movimiento, le abofeteó.

-¡Deja de llorar! -exclamó Samika molesta, sobresaltándose cuando una puerta cercana se cerro de golpe, sin que ninguno de ellos ni las estirges la tocara. Aquello la hizo volver a la realidad no tenían tiempo para ponerse a discutir, no estaban a salvo. Agarro las mejillas de Arik cuidando de no arañarlo con la daga, para que la mirara- Escúchame Arik, ahora todo eso ya da igual, no podemos cambiarlo... si quieres que te perdone, ayúdame a capturar a Ergot o a buscar una forma de salir de aquí- dijo mirándole fijamente, agotada y soltando sus mejillas- Prometer comida, ¿en que clase de sádicos se han convertido? -murmuro para si misma cada vez mas molesta. 

Todo el miedo que sentía hasta ahora se mezclaba con el enojo que empezaba a crecer en ella. Ya no solo por ella, sino también por Arik, pues incluso a pesar de abofetearlo, que bien que se lo merecía por engañarle, no podía culpar del todo que hubiese hecho eso por la desesperación. A saber como había sido tratado mientras ella dormía sin recordar nada. No le gustaban esos jueguecitos ni un pelo. Respiro hondamente, clavando sus ojos en la dirección donde las estirges habían dejado de avanzar.

-Han retrocedido por alguna razón, pero no debemos confiarnos. Algo parece haberlas asustado...y dudo que seamos nosotros- dijo viendo la puerta se había cerrado sola con desconfianza- ¿Tienes algo para defenderte?- dijo mirando de reojo al libense. Aun seguía molesta, pero no con el, sino con toda esa maldita situación tan loca. "¿Con que soy una presa, eh? Pues lo siento mucho, pero este conejo tiene colmillos y no tiene pensado dejarse cazar así sin mas" pensó con decisión. Si sus amigos consumidos por la magia, o lo que fuera que les hubiese pasado, creían que iba a ser tan simple, lo llevaban claro.

Arik había perdido todas las esperanzas, impotente y llorando y Samika no sabia que mas hacer. Su determinación era no dejarse simplemente coger sin luchar ni rendirse en escapar, pero no sabia que hacer con Arik.

No pudo pensar en una solución porque las palabras de un conjuro llegaron a sus oídos. Ergot comenzó a cerrar todas las puertas eliminando por completo todos los obstáculos, salvo uno. Para sorpresa de Samika La puerta que originalmente se cerro sola, se abrió en esta ocasión, también sola, desobedeciendo al conjuro de Ergot. Tras la puerta no había pasillo como en todos los casos anteriores, sino el patio de Maciel. Un salida.

-¡Arik...la salida!-exclamo incrédula y sintiendo las esperanzas de poder salir de allí girándose hacia el libense, viendo como aquel humo gris que seguía cubriendo su cuerpo desaparecía como si tan solo fuese una ilusión.-¿Que? No...¡Arik, vuelve! -grito desesperada intentando alcanzarlo, cuando el libense recupero fuerzas repentinamente y antes de que ella tan siquiera pudiera agarrarlo y sacarlo de allí, corrió como alma que leva el diablo. No hacía la salida para horror de Samika, sino directamente cual kamikaze, contra Ergot y sus estirges.

Su mente intentaba trabajar a toda velocidad, la salida tan ansiada estaba ahí mismo a menos de un metro y no sabía cuando la rebelde puerta decidiría cerrarse sola de nuevo. Pero imaginar lo que podría ocurrirle a Arik le helaba la sangre. Aunque le hubiese engañado no deseaba que le ocurriera nada malo. Estaba frustrada y asustada, impotente de nuevo. Aunque corriera tras el no podría alcanzarlo antes que las aves y Ergot aun podría lanzarles un hechizo paralizandolos en el lugar, imposibilitando que ambos huyeran. << No eres quien tiene que disculparse, sino yo por abandonarte a ti también. Lo siento, Arik >> pensó mordiéndose el labio inferior con tal fuerza que comenzó a sangrar, corriendo a través de la puerta que daba al patio.

Saliendo finalmente de aquel endemoniado e interminable pasillo donde acababa de abandonar al último de sus compañeros.

Se sobresalto momentáneamente al escuchar la puerta cerrarse tras ella, inmediatamente después de que saliera. Estaba en el patio de Maciel tal y como lo recordaba en sus paseos por este, con al gran diferencia que podía verlo en  su totalidad lo que tampoco la tranquilizo. No cuando veía en el suelo huesos de un tamaño que definitivamente no eran de una ballena y donde el olor a putrefacción llegaba a su nariz provocandole arcadas, cubriendo con la mano intentando no respirar aquel olor pútrido.

Aquellos huesos en el suelo con resto de carne le ponía la piel de gallina mientras su rostro adquiría un color paliducho por las arcadas, temblando.. Empezaban a arderle los ojos a causa del espantoso olor. Intentaba no pensar en la procedencia de aquellos huesos, pero su mente no dejaba de mandarle señales sobre su mas probable origen a juzgar por el tamaño. << No pienses en ello...no pienses en ello >> se repitió como un mantra, intranquila.

Un grito desde algún lugar tras la puerta inundo sus oídos y Samika se estremeció. La furia de Ergot unida a los gritos de Arik acababan con sus escasos nervios, todos sus sentidos estaban colapsados, su ojos como aquellos huesos, su olfato por el odioso olor y ahora sus oídos por los gritos de la tortura que Arik estaba sufriendo. Estaba harta, quería salir de allí. No podía hacer nada mas.

Su única opción era salir de allí y la única forma de hacerlo era saltar el muro. Pero no solo era lo suficientemente alto como que no fuese fácil de trepar con  puro agarre de dedos, eso sin contar que no había donde agarrarse, sino que en la parte mas alta podía ver cristales. Tocaría improvisar algo. 

-Tiene que haber alguna condenada forma de saltar ese muro, sino se puede trepando a pulso...usemos algo- murmuro y rápidamente, e intentando no prestar el máximo atención posible al olor y a los gritos, fue al pozo, sacando el cubo de este y soltándolo de la cuerda. Recordaba como habían intentado salvar a Tesón y podría usar un método similar. 

Cogió la cuerda del tendedero, donde había colgada una solitaria sabana, y la amarro al asa del cubo con fuerza. La sabana también la cogió, le serviría para pasar sobre los cristales si todo salia bien. Tras tenerlo todo fue rápidamente hacia el muro buscando la zona mas accesible, ya allí y apurada empezó a lanzar cubo con toda la fuerza que pudo por sobre el muro, intentando que este se encajara por la parte hueca en los cristales.

-Venga estúpido cubo, quédate enganchado, ¡debo salir de aquí! -murmuró insistente y cada vez mas nerviosa ante el pensamiento de que viniera de nuevo a por ella. Pues según Ergot a Hal eso que estaba pasando no le gustaría un pelo y dada la situación ya no quería tampoco averiguar por qué. No hasta que no estuviera en un lugar seguro, al menos.

Sintió la necesidad de soltar una exclamación de triunfo al ver que por fin el cubo se había enganchado, dispuesta a subir por la cuerda y salir de aquel manicomio en el que se había convertido el torreón. Apenas había puesto las manos sobre la cuerda con claras intenciones de escalar cuando una voz a su espalda le hizo estremecer. Nunca se le habría ocurrido sentirse inquieta al escuchar aquella voz de la frivy, pero con todo lo ocurrido, visto y escuchado, era imposible sentirse calmada. Se giró lentamente, viendo a esta levitar hacía ella agarrada de la mano de Hal.

La visión de ambos no se parecía en nada a que recordaba de ellos. Ojos negros como el carbón, con llamas deslizándose por sus pieles como si formara una cadena que se balanceaba de un cuerpo a otro, no, mas bien como si reptaran, pues juró oír un siseo proveniente de las llamas. Se sintió tanto asustada como triste al verlos, parecía que la magia los hubiera consumido, tanto físicamente como mental.

-¡Lejos de aquí y de vuestra locura!. ¿Que demonios os paso para acabar así?¿Porque venís a por mi de entre todos? Mínimo responderme eso...no entiendo como pudisteis ser consumidos de esa forma. Menos tu Hal, joder, que se supone sabes de la magia... -murmuro sintiendo un real tristeza al verlos así. No, no era tristeza, era enfado, una real enojo contra ellos, decepción y frustración por ser tan idiotas como para dejarse consumir por aquel estúpido libro del que Arik le había hablado. Lamentaba verlos así. Al principio se había planteado hablarles y preguntarles que pasaba, como solucionar aquello, pero estaba agotada. Intuía que no recibiría respuesta, pero ya le daba lo mismo, su prioridad era escapar y aquello se volvió algo acuciante cuando los escucho entonar un hechizo de índole desconocida.

No tenía pensado quedarse para averiguar su resultados si es que podía evitarlo. Dudaba mucho que fuese a ser agradable, cuando ella era la "presa" y ellos los "cazadores". Por muy asustada que estuviera no pensaba morir así o que la volverían a encerrar. Por lo que sacando una de sus dagas la lanzo contra la pareja repentinamente con toda la fuerza que pudo, ya que acercarse no era una opción con aquellas lenguas de fuego. No espero a ver el resultado de su lanzamiento, agarro la cuerda del cubo para empezar a trepar con toda la fuerza de de agarre de sus manos, e impulsándose en la pared con sus pies para escalar lo mas rápido que podía.

Aquello era una acto a la desesperada y sabia de sobra que no tenia muchas esperanzas de salir de allí, no con ellos teniendo magia. ¿Pero cual era su otra opción? ¿Quedarse allí sin moverse a la espera del hechizo? Ni de coña, si había una mínima oportunidad de escapar allí, la usaría hasta el ultimo momento.

Aquello era un autentica tortura y no tenia escapatoria lo sabia bien, sus opciones eran mas bien escasas. Segun lo que recordaba del torreón al otro lado del muro se encontraba aquella inquietante fosa de la que tanto había escuchado hablar a sus compañeros y que nunca había llegado a ver realmente con sus ojos. Estaba entre la espada y la pared, o mejor dicho,entre la magia y el foso. << Como no me salgan alas de repente lo llevo claro >> pensó desesperada escuchando el cántico a dos voces de Hal y Twixy's a su espalda que le estaban poniendo de los nervios.

Estaba a punto de llegar al cubo cuando sintió un tirón como una cuerda se agarraba a su cuello con fuerza suficiente como para robarle el aire. La falta de aire le hizo perder  parte de la fuerza con la que se agarraba a la cuerda, resbalándose y raspándose las manos hasta que consiguió asirse con firmeza de nuevo, tosiendo. Sus manos dolían al igual que su cuello.

-Seréis cabrones...-gruño por lo bajo, apoyando los pies firme en la pared, se agarró con una sola mano para con la otra intentar soltar la condenada soga que la asfixiaba. El miedo perlaba de sudor frío su espalda y sienes, las manos le  dolían y el oxigeno parecía tener cada vez mas dificultad de entrar a sus pulmones. Sus ex amigos estaban intentando ahorcarla.

Sus manos adoloridas dejaron de poder sostenerle y tuvo que dejarse caer la poca distancia que quedaba entre ella y el suelo, roja por la falta de aire y la furia. El cabreo, se mezclaba con la frustración de no poder hacer nada y el terror absoluto.

-Veo que no me vais a dejar largarme -murmuro mirando a la pareja que hasta hacía no mucho consideraba sus mejores amigos en aquella ciudad, atacándola de aquella forma, sin dejar de recitar el conjuro como un mantra. ¿Que tan retorcida erala magia de ese libro como para que se volvieran así? En realidad le daba igual. Su escape se había visto frustrado, no podía escalar con una soga al cuello tirando en dirección contraria.

Las lenguas de fuego de sus antiguos compañeros le había hecho desistir en principio de hacerles nada, pero a esas alturas le daba un poco igual. Las manos le quemaban y la soga le torturaba. ¿Era imprudente? Seguro, pero a esas alturas ¿que no lo era? En lo que menos podía pensar era en la moral de sus acciones.. Y si huir no servia de nada, lucharía.

Saco una de sus dagas y aprovechando que seguramente la pareja se creía que ya no le quedarían fuerza, se lanzo contra ellos, mas que dispuesta a no dejarse matar. Ser buena chica no te ayudaba a salvar el pellejo en esa situación.