Torre Serpentaria
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Torre Serpentaria
02/08/11, 06:42 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Refugio para neotransformados de cinco plantas. La torre culmina en una cúpula. Está situada junto a la plaza de la fuente y su puerta protegida por un hechizo que solo pueden desactivar los inquilinos. En las plantas inferiores se encuentran las habitaciones, dos salas comunes con dos chimeneas centrales interconectadas y una cocina comedor. En la planta superior, bajo la cúpula, hay una sala de entrenamiento mágico que cuenta con medidas de seguridad para no dañar el edificio. A esta planta se accede mediante una runa de presión que abre una trampilla en el techo yy de la que descienden escaleras. La mayoría de los muebles están hechizados y a algunos les gusta gastar bromas.
Los pomos de las puertas de los cuartos ocupados se vuelven de color rojo y una placa con el nombre de la o las personas que lo ocupan aparece en medio de la puerta.
Los pomos de las puertas de los cuartos ocupados se vuelven de color rojo y una placa con el nombre de la o las personas que lo ocupan aparece en medio de la puerta.
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- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torre Serpentaria
24/01/24, 03:40 pm
Nadie dijo que superar la criba pusiera a los recién llegados en la línea de meta, pero lo cierto es que Fleur no imaginaba que tras acabar la carrera más mortal de su vida tuviera que continuar escalando una montaña interminable y compleja de conocimientos. Más aún si se le sumaba el hecho de que sus compañeros continuaban muriendo y creando una tasa de mortalidad que más le valía no calcular.
Las cosas se ponían feas una y otra vez. Tenía que estudiar y perfeccionar los aspectos más sutiles de su transformación, debía descubrir a dónde le llevaba su relación con Maila y además aceptar que no era la misma persona que hacía unos meses. Probablemente y contra todo pronóstico aquel era el hecho más difícil de asumir. Porque a pesar de todo Fleur tenía la sensación de que a ella la vida le estaba dando un respiro, un remanso de paz donde poder ahuecar el ala y mirar al cielo con la seguridad de quien algún día podrá gobernarlo y surcas sus vientos.
Se sentía culpable. Mientras algunos lloraban las pérdidas ella se permitía pasear con Kahlo por el mercado. Mientras sus amigos se sumían en una soledad programada ella se sentía afortunada por doblegar la realidad con un chasquido de dedos. Y es que deseaba seguir adelante e ignorar la tristeza que aunque pesaba... ya no era suficiente para frenar sus envites.
De modo que llamó a la puerta con un toque de nudillos breve, el mismo que se haría por piedad de no interrumpir una siesta.
—¿Adam? Emm... ¿Tienes el rato libre? —el ruso le preocupaba, que poseyera el aplomo para remar contras las circunstancias desastrosas que envolvían al grupo no la hacía indiferente al estado del pegaso. La siwani había pasado demasiado tiempo de su vida ocultando sus emociones como para no identificar cuando alguien pasaba un mal trago—. He pensado que podríamos almorzar juntos... si te apetece —murmuró, apartando con el dorso de la mano uno de los libros de mentalismo que flotaban a su alrededor. Normalmente esa era la imagen que solía dar en aquellos días, siempre inmiscuida en magia y progresos. El aspecto de erudita no la hacía avanzar en absoluto, no obstante. Mucho temía que si no encontraba a un experto en las materias que le interesaba no cumpliría con los objetivos semanales que ella misma se planteaba como método de estudio—. En realidad me vale con que me dejes pasar y verte un rato... —se sinceró, con un deje suave en la voz.
Se quedó esperando a escuchar ruido al otro lado del umbral al tiempo que aprovechaba para acomodarse el chal azul marino que llevaba sobre los hombros. Los vaqueros y su blusa blanca le daban un aspecto más formal del que se esperaría para un encuentro cotidiano. Pero es que tenía pensado visitar a Vesalio al caer la tarde y no podía presentarse con cualquier cosa.
Las cosas se ponían feas una y otra vez. Tenía que estudiar y perfeccionar los aspectos más sutiles de su transformación, debía descubrir a dónde le llevaba su relación con Maila y además aceptar que no era la misma persona que hacía unos meses. Probablemente y contra todo pronóstico aquel era el hecho más difícil de asumir. Porque a pesar de todo Fleur tenía la sensación de que a ella la vida le estaba dando un respiro, un remanso de paz donde poder ahuecar el ala y mirar al cielo con la seguridad de quien algún día podrá gobernarlo y surcas sus vientos.
Se sentía culpable. Mientras algunos lloraban las pérdidas ella se permitía pasear con Kahlo por el mercado. Mientras sus amigos se sumían en una soledad programada ella se sentía afortunada por doblegar la realidad con un chasquido de dedos. Y es que deseaba seguir adelante e ignorar la tristeza que aunque pesaba... ya no era suficiente para frenar sus envites.
De modo que llamó a la puerta con un toque de nudillos breve, el mismo que se haría por piedad de no interrumpir una siesta.
—¿Adam? Emm... ¿Tienes el rato libre? —el ruso le preocupaba, que poseyera el aplomo para remar contras las circunstancias desastrosas que envolvían al grupo no la hacía indiferente al estado del pegaso. La siwani había pasado demasiado tiempo de su vida ocultando sus emociones como para no identificar cuando alguien pasaba un mal trago—. He pensado que podríamos almorzar juntos... si te apetece —murmuró, apartando con el dorso de la mano uno de los libros de mentalismo que flotaban a su alrededor. Normalmente esa era la imagen que solía dar en aquellos días, siempre inmiscuida en magia y progresos. El aspecto de erudita no la hacía avanzar en absoluto, no obstante. Mucho temía que si no encontraba a un experto en las materias que le interesaba no cumpliría con los objetivos semanales que ella misma se planteaba como método de estudio—. En realidad me vale con que me dejes pasar y verte un rato... —se sinceró, con un deje suave en la voz.
Se quedó esperando a escuchar ruido al otro lado del umbral al tiempo que aprovechaba para acomodarse el chal azul marino que llevaba sobre los hombros. Los vaqueros y su blusa blanca le daban un aspecto más formal del que se esperaría para un encuentro cotidiano. Pero es que tenía pensado visitar a Vesalio al caer la tarde y no podía presentarse con cualquier cosa.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Torre Serpentaria
24/01/24, 04:38 pm
La tapa suave y lisa de un libro cerrado estaba entre las manos de Adam, un libro que no llegó a terminar. Su mirada verde, invadida por un venenoso dolor, ahondaba en la portada y en como ni siquiera podía hacer el esfuerzo de leer un mísero libro. Después de haber hecho el intento de salir, hacer cosas como antes para quitar de su cabeza aquel duelo… ¿Por qué aun se sentía como una mierda?
Se encontraba tendido en su cama, con la ropa de siempre puesta pero no de muy buena manera. Hacía ese esfuerzo de vestirse y todo pero no le llegaban ganas para salir a dar una vuelta siquiera. Se sentía anclado a la tierra, sus fuerzas eran escasas como para ponerse a hacer algo productivo y eso lo dañaba aun más. Si al menos pudiese mejorar en algo, en magia aunque sea, pero no hacía otra cosa que comer techo y resguardarse en su habitación. Sus horarios de sueño daban mucho que desear y tampoco es que estuviese por la labor de comer demasiado.
Aun echaba de menos a su amigo.
Ese bucle interno lo rompió un toque a su puerta, de hecho le sorprendió que fuese Fleur y dejó el libro a un lado de la cama sin hacer. Bajó la mirada cuando escuchó lo que ella tenía pensado, pensativo. ¿Estaría bien salir a tomar algo? Encogió la cara, hasta para eso ni siquiera estaba seguro.
—Dame… Dame un segundo —se aclaró la voz ronca, normal habiendo estado en mutis cerca de un día entero. Se estiró la ropa como pudo y abrió la puerta cuando ella dijo que quería verlo, valorando mucho ese gesto—. Buenas Fleur. ¿Qué tal... Qué tal todo? —inició con aquella pregunta a la visitante, una pregunta que hizo con un visible esfuerzo emocional.
En contraste al aspecto cuidado de Fleur, Adam podría decirse que era un desastre. Su pelo estaba despeinado y su mandíbula se encontraba adornada con el inicio de una barba descuidada. Su mirada era pesada y algo ojerosa pero todo aquello no le impidió sacar una sonrisa cordial y educada a la francesa que rebosaba intelecto con aquellos libros a su alrededor.
Se encontraba tendido en su cama, con la ropa de siempre puesta pero no de muy buena manera. Hacía ese esfuerzo de vestirse y todo pero no le llegaban ganas para salir a dar una vuelta siquiera. Se sentía anclado a la tierra, sus fuerzas eran escasas como para ponerse a hacer algo productivo y eso lo dañaba aun más. Si al menos pudiese mejorar en algo, en magia aunque sea, pero no hacía otra cosa que comer techo y resguardarse en su habitación. Sus horarios de sueño daban mucho que desear y tampoco es que estuviese por la labor de comer demasiado.
Aun echaba de menos a su amigo.
Ese bucle interno lo rompió un toque a su puerta, de hecho le sorprendió que fuese Fleur y dejó el libro a un lado de la cama sin hacer. Bajó la mirada cuando escuchó lo que ella tenía pensado, pensativo. ¿Estaría bien salir a tomar algo? Encogió la cara, hasta para eso ni siquiera estaba seguro.
—Dame… Dame un segundo —se aclaró la voz ronca, normal habiendo estado en mutis cerca de un día entero. Se estiró la ropa como pudo y abrió la puerta cuando ella dijo que quería verlo, valorando mucho ese gesto—. Buenas Fleur. ¿Qué tal... Qué tal todo? —inició con aquella pregunta a la visitante, una pregunta que hizo con un visible esfuerzo emocional.
En contraste al aspecto cuidado de Fleur, Adam podría decirse que era un desastre. Su pelo estaba despeinado y su mandíbula se encontraba adornada con el inicio de una barba descuidada. Su mirada era pesada y algo ojerosa pero todo aquello no le impidió sacar una sonrisa cordial y educada a la francesa que rebosaba intelecto con aquellos libros a su alrededor.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torre Serpentaria
28/01/24, 12:07 pm
La voz ronca del ruso al otro lado de la puerta le generaron ciertos nervios que hicieron aquellos segundos eternos. Cuando por fin se giró el pomo la situación no mejoró, Adam estaba hecho un desastre. Su cabello revuelto, la oscuridad de la barba desaliñada, y lo que más le preocupó, sus ojos verdes siempre vivos desprendían un matiz apagado. La sonrisa educada que le dedicó no engañó a nadie.
Fleur permaneció un instante paralizada como una tonta y sin saber qué hacer. Después simplemente ignoró la pregunta y se lanzó a abrazarle con fuerza en un impulso imprudente. Sus brazos delgados a penas rodeaban todo el contorno del pegaso pero apretaron con delicadeza allá en su generosa espalda. Las palabras sonaron amortiguadas en el pecho del chico.
—¿Qué tal tu?... —se retiró con lentitud, ofreciendo una caricia de afecto en su antebrazo al recuperar las distancias. No se podía imaginar lo que debía estar sintiendo. Bueno, en realidad sí, porque ellos perdieron a Iemai. Y ahora quien se marchaba para siempre era Kolja. Aunque no conocía demasiado al surtur sabía de buena mano que su relación con el ruso superaba la línea de mentor y alumno, eran buenos amigos—. Adam, siento lo del otro día en el mercado. Necesito empezar por esto, fue una situación extraña y puse cualquier excusa para marcharme cuanto antes... —ojalá pudieran explicarle con claridad lo ocurrido porque en el fondo no se sentía demasiado culpable por tomar una decisión inteligente. Y sin embargo, su boca se movía sola antes que su cerebro. Puede que acercándose de esta forma a él consiguiera que expresara sus sentimientos—. Pero la verdad es que no he venido a hablarte de esto, quiero saber... cómo te encuentras.
Los ojos celestes como un glacial de la siwani se clavaron en los suyos sin ningún tipo de influencia. Los libros continuaban flotando a su alrededor, ahora molestando un poco su visión así que con un giro de muñeca los apiló sobre sus manos unos encima de otros.
—Estuve encerrada en un convento durante meses y... bueno... —alzó la barbilla en dirección a su cuarto con cautela, quizá se metía dónde no le llamaban—. Cuatro paredes pueden parecérsele mucho si te acostumbras.
Fleur permaneció un instante paralizada como una tonta y sin saber qué hacer. Después simplemente ignoró la pregunta y se lanzó a abrazarle con fuerza en un impulso imprudente. Sus brazos delgados a penas rodeaban todo el contorno del pegaso pero apretaron con delicadeza allá en su generosa espalda. Las palabras sonaron amortiguadas en el pecho del chico.
—¿Qué tal tu?... —se retiró con lentitud, ofreciendo una caricia de afecto en su antebrazo al recuperar las distancias. No se podía imaginar lo que debía estar sintiendo. Bueno, en realidad sí, porque ellos perdieron a Iemai. Y ahora quien se marchaba para siempre era Kolja. Aunque no conocía demasiado al surtur sabía de buena mano que su relación con el ruso superaba la línea de mentor y alumno, eran buenos amigos—. Adam, siento lo del otro día en el mercado. Necesito empezar por esto, fue una situación extraña y puse cualquier excusa para marcharme cuanto antes... —ojalá pudieran explicarle con claridad lo ocurrido porque en el fondo no se sentía demasiado culpable por tomar una decisión inteligente. Y sin embargo, su boca se movía sola antes que su cerebro. Puede que acercándose de esta forma a él consiguiera que expresara sus sentimientos—. Pero la verdad es que no he venido a hablarte de esto, quiero saber... cómo te encuentras.
Los ojos celestes como un glacial de la siwani se clavaron en los suyos sin ningún tipo de influencia. Los libros continuaban flotando a su alrededor, ahora molestando un poco su visión así que con un giro de muñeca los apiló sobre sus manos unos encima de otros.
—Estuve encerrada en un convento durante meses y... bueno... —alzó la barbilla en dirección a su cuarto con cautela, quizá se metía dónde no le llamaban—. Cuatro paredes pueden parecérsele mucho si te acostumbras.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Torre Serpentaria
29/01/24, 08:13 pm
No era su mejor momento, ni de lejos. Incluso en su interior una parte de el quería huir, entrar de nuevo en su segura soledad y no salir. Pero era difícil para él a sabiendas de que Fleur estaba ahí, enfrente suya, haciendo el favor de hablar con él y, a la hora de elegir, prefería ser cortés y tener una charla con ella antes de dar la imagen de alguien que deja de lado a otros por mucho que le doliese y fuese en contra de sus deseos.
Sin embargo ese dolor, esa raja en el pecho producto de estar donde no quería, se fue cerrando y calmando con el repentino abrazo de la francesa. Era un curioso paralelismo el hecho de que por un lado cerraban heridas pero por otro, rompía la dura cáscara de Adam quien, con un completo humedal en sus esmeraldas, agachó la cabeza y la rodeó con gentileza con sus brazos. Un suspiro nasal entrecortado delató al ya blando pegaso, frotando su cara para no hacer incómoda la situación.
—Tirando. Vendrán mejores días, supongo… —confesó por encima, disimulando como quien aprieta sus ojos por fatiga mental para quitar el resto del rocío. Lo que no se espero, de hecho, fue la disculpa que vino así de golpe. En el fondo eso curó algunos temas que le comían el tarro pero su modestia ganó esa batalla, negando con un poco de apuro levantando sus manos un poco en negación—. No, de verdad. Aquello… fue un momento muy escabroso y si te soy sincero yo me marché justo después Fleur —recalcó con la intención de restar importancia al asunto—. Y comprendo por qué te quisiste ir así —la miró comprensivo, aquel berenjenal era de las cosas más incómodas que vivió.
La siguiente pregunta también amenazó con romper del todo su armadura sentimental, bajando la mirada en cuanto Fleur lo miró con esos ojos azules tan penetrantes. Otra sonrisa discreta se reflejó en el ruso. Las palabras de la francesa, la preocupación de ella, el intento de subsanar un malentendido… Esas cosas hacían que Adam la apreciase de verdad, como una buena amiga que estaría con él a pesar de todo.
Sin embargo, Fleur alzó el rostro y si ella se fijara en el interior, aparte de lo desastrosa que era la habitación, vería al pobre mueble que antaño, vivo, se encontraba hecho un montón de tablas rotas.
—Ya… Supongo que tienes razón —intentó esquivar el hecho de que su habitación no era la cosa más presentable del mundo ni de lejos, aparte era una vergüenza mostrar las consecuencias de un arrebato de ira. Apoyó su cuerpo en el lateral del marco de la puerta, haciendo un muro poco discreto—. Si quieres podemos seguir hablando abajo mientras almorzamos. Es que… la habitación da miedo verla —para qué callarse nada, al final lo admitió con la cabeza gacha y con un tinte de gracia en su cara por lo patético que a él le sonó decir eso—. ¿Bajamos?
Esperando a que ella diese la afirmativa, Adam se abrochó los botones de arriba de la camisa para ir al menos un poquito decente y por el camino se peinó un poco con las manos. En la cocina, Adam no se complicó mucho y pilló lo justo para hacerse un sandwich de jamón y queso, sin calentar y sin mantequilla porque el horno no estaba para bollos o, mas bien, para sandwiches. Agarró un melocotón y se fue con todo en un plato a la mesa. Una vez estaban los dos, empezaría a hablar.
—Sobre lo que me preguntaste, veras… Ehh... No sé si estoy llevando muy bien lo que le pasó a todos —se le ponían los pelos de punta con tan solo mencionarlo, sacar el tema no era sencillo para el pegaso—. Sé que no soy el único que está con el duelo por todos pero… Dios, aún echo a... a Kolja mucho, muchísimo de menos. Recuerdo cuando entrenábamos juntos y hablábamos sobre nosotros o sobre el resto, nos meábamos de risa con cualquier cosa y, joder, me caía genial, como un colega de toda la vida y, la verdad, lo admiraba mucho. Yo sentía que él quería llevar a todo el grupo adelante en el torreón, era bruto con algunas cosas pero era una persona buena al fin y al cabo —le dio un bocado al seco bocata, volteando la cara a un lado luego de traer esos recuerdos para luego mirar a Fleur, aún tenía los ojos algo rojos y bastante apagados—. Ah, y... también siento mucho lo de Iemai por vuestra parte, todo eso fue una… Dios... —cortó sus palabras a tiempo antes de jugársela a quebrarse de nuevo ahí en medio. Tragó saliva, temía ser un lastre para la conversación que tenía con Fleur y no quería ser tan débil con todo aquello. Cohibir eso, sin embargo, generaba un doloroso efecto contrario.
»Y tú, Fleur… ¿Como estás? ¿Algo que contar por tu parte? —devolvió la pregunta al acabar sus palabras, en un intento de suavizar la conversación por no sonar tan lúgubre y en su mirada había tintes de culpabilidad por ello.
Sin embargo ese dolor, esa raja en el pecho producto de estar donde no quería, se fue cerrando y calmando con el repentino abrazo de la francesa. Era un curioso paralelismo el hecho de que por un lado cerraban heridas pero por otro, rompía la dura cáscara de Adam quien, con un completo humedal en sus esmeraldas, agachó la cabeza y la rodeó con gentileza con sus brazos. Un suspiro nasal entrecortado delató al ya blando pegaso, frotando su cara para no hacer incómoda la situación.
—Tirando. Vendrán mejores días, supongo… —confesó por encima, disimulando como quien aprieta sus ojos por fatiga mental para quitar el resto del rocío. Lo que no se espero, de hecho, fue la disculpa que vino así de golpe. En el fondo eso curó algunos temas que le comían el tarro pero su modestia ganó esa batalla, negando con un poco de apuro levantando sus manos un poco en negación—. No, de verdad. Aquello… fue un momento muy escabroso y si te soy sincero yo me marché justo después Fleur —recalcó con la intención de restar importancia al asunto—. Y comprendo por qué te quisiste ir así —la miró comprensivo, aquel berenjenal era de las cosas más incómodas que vivió.
La siguiente pregunta también amenazó con romper del todo su armadura sentimental, bajando la mirada en cuanto Fleur lo miró con esos ojos azules tan penetrantes. Otra sonrisa discreta se reflejó en el ruso. Las palabras de la francesa, la preocupación de ella, el intento de subsanar un malentendido… Esas cosas hacían que Adam la apreciase de verdad, como una buena amiga que estaría con él a pesar de todo.
Sin embargo, Fleur alzó el rostro y si ella se fijara en el interior, aparte de lo desastrosa que era la habitación, vería al pobre mueble que antaño, vivo, se encontraba hecho un montón de tablas rotas.
—Ya… Supongo que tienes razón —intentó esquivar el hecho de que su habitación no era la cosa más presentable del mundo ni de lejos, aparte era una vergüenza mostrar las consecuencias de un arrebato de ira. Apoyó su cuerpo en el lateral del marco de la puerta, haciendo un muro poco discreto—. Si quieres podemos seguir hablando abajo mientras almorzamos. Es que… la habitación da miedo verla —para qué callarse nada, al final lo admitió con la cabeza gacha y con un tinte de gracia en su cara por lo patético que a él le sonó decir eso—. ¿Bajamos?
Esperando a que ella diese la afirmativa, Adam se abrochó los botones de arriba de la camisa para ir al menos un poquito decente y por el camino se peinó un poco con las manos. En la cocina, Adam no se complicó mucho y pilló lo justo para hacerse un sandwich de jamón y queso, sin calentar y sin mantequilla porque el horno no estaba para bollos o, mas bien, para sandwiches. Agarró un melocotón y se fue con todo en un plato a la mesa. Una vez estaban los dos, empezaría a hablar.
—Sobre lo que me preguntaste, veras… Ehh... No sé si estoy llevando muy bien lo que le pasó a todos —se le ponían los pelos de punta con tan solo mencionarlo, sacar el tema no era sencillo para el pegaso—. Sé que no soy el único que está con el duelo por todos pero… Dios, aún echo a... a Kolja mucho, muchísimo de menos. Recuerdo cuando entrenábamos juntos y hablábamos sobre nosotros o sobre el resto, nos meábamos de risa con cualquier cosa y, joder, me caía genial, como un colega de toda la vida y, la verdad, lo admiraba mucho. Yo sentía que él quería llevar a todo el grupo adelante en el torreón, era bruto con algunas cosas pero era una persona buena al fin y al cabo —le dio un bocado al seco bocata, volteando la cara a un lado luego de traer esos recuerdos para luego mirar a Fleur, aún tenía los ojos algo rojos y bastante apagados—. Ah, y... también siento mucho lo de Iemai por vuestra parte, todo eso fue una… Dios... —cortó sus palabras a tiempo antes de jugársela a quebrarse de nuevo ahí en medio. Tragó saliva, temía ser un lastre para la conversación que tenía con Fleur y no quería ser tan débil con todo aquello. Cohibir eso, sin embargo, generaba un doloroso efecto contrario.
»Y tú, Fleur… ¿Como estás? ¿Algo que contar por tu parte? —devolvió la pregunta al acabar sus palabras, en un intento de suavizar la conversación por no sonar tan lúgubre y en su mirada había tintes de culpabilidad por ello.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torre Serpentaria
04/02/24, 01:10 pm
"Tirando".
Esa fue la respuesta que dio el ruso, una pobre y vacía. La más genérica del mundo. Fleur se separó del abrazo delicado que acababan de compartir y examinó su rostro con las cejas alzadas de preocupación. Parecía que quisiera disimular delante de ella sus verdaderos sentimientos o al menos reducirlos a la mitad y ahogarlos. No podía juzgarle. Ni tampoco deseaba presionarle así que accedió con un asentimiento de cabeza leve a bajar para almorzar juntos.
—Claro, no te preocupes —el destino quiso que no se fijara en el armario destrozado que quedaba justo detrás de la gran espalda de Adam pero no era tonta, sabía que una vez desenredados un poco los temas más absurdos como el del mercado ya no tenían nada más que hacer allí.
Una vez en la cocina la francesa se preparó un bocadillo simple acompañado de crema de cacahuete. Se sentó justo en frente del chico apoyando una jarra de zumo y otra de agua en la mesa mediante magia. Luego le escuchó con atención.
—Sé que no sirve de mucho pero... lo lamento, Adam... —le entendía muy bien. Los ojos rojos de su amigo y la manera en que volteó la cara provocaron que empatizara con él sintiendo una punzada de pena. Los propios ojos de la siwani se humedecieron como por acto reflejo, más logró aguantar el tipo—. No tuve la oportunidad de conocerle pero... parecía buena persona. Creo que nadie merece desaparecer así, ni siquiera los que carecen de respeto... —sus palabras dejaban claro que se le venía una persona en especial a la mente—. Nery´s... era complicado. Irrespetuoso y egocéntrico... —no se sentía mal al hablar así de un muerto, pero tampoco sentía resentimiento hacia él, solo se alegraba de haberse distanciado lo suficiente de su persona como para no haber sufrido su muerte como el pegaso lo hacía con el surtur—. Pero a veces me pregunto qué habría sido de él... por masoquista que sea preguntarme eso cuando... bueno... —lo dejó en el aire. No deseaba mantener una amistad con el ángel. Pero ahora es que ni siquiera podría darle los buenos días. Ni a Sarah. Y como bien decía Adam... tampoco a Iemai.
Al contrario de lo que pensaba Adam el nombre de la cercana dejaba de tener la misma repercusión que antes. En aquella ciudad era así y eso que no había pasado demasiado tiempo de su muerte. Sin embargo los meses en Rocavarancolia eran eternos y ya casi se olvidaba de sentir su pérdida cuando mantenerse viva era el pensamiento que más la acosaba por las noches.
—Iemai hizo lo que pudo para sobrevivir... —desvió la mirada a su bocadillo, percatándose de que todavía no había probado bocado. No sabía qué decir al respecto sobre ella ni cómo acompañar a Adam en su luto. ¿Expresar que los caídos descansaban en un lugar mejor era lo adecuado? ¿Lo era cuando ya no estaba tan segura de que les esperara un cielo allá arriba?—. No sé si todos mis compañeros opinan igual pero... yo habría hecho lo mismo que ella de estar en su situación. Quizás antes no pero... desde luego que ahora sí. Solo quiero creer que el fondo sí que fuimos un poco amigas. Aunque supongo que... ya no tiene importancia.
La última pregunta del chico si le pilló por sorpresa. Fleur balbuceó unos instantes sin esperarse el cambio de tema, las mejillas se tiñeron de rojo por el súbito foco de atención.
—Yo... la verdad es que me siento un poco culpable pero me va bien —se sinceró, tamborileando la mesa con los dedos—. Parece que he arreglado las cosas con Maila —aquello sonó con absoluto alivio—. Y ya no me transformo espontáneamente en cisne tantas veces como antes así que... bien. Creo que nos vendría genial un poco de calma... ¿Verdad? —esbozó una sonrisa triste y su mano se posó en el antebrazo del ruso con brevedad—. Por cierto... ¿Quieres un poco de zumo? No sé si te gusta la naranja pero este está rico y parece natural.
Cielos, como agradecía la trivialidad en esos momentos con alguien de confianza.
Esa fue la respuesta que dio el ruso, una pobre y vacía. La más genérica del mundo. Fleur se separó del abrazo delicado que acababan de compartir y examinó su rostro con las cejas alzadas de preocupación. Parecía que quisiera disimular delante de ella sus verdaderos sentimientos o al menos reducirlos a la mitad y ahogarlos. No podía juzgarle. Ni tampoco deseaba presionarle así que accedió con un asentimiento de cabeza leve a bajar para almorzar juntos.
—Claro, no te preocupes —el destino quiso que no se fijara en el armario destrozado que quedaba justo detrás de la gran espalda de Adam pero no era tonta, sabía que una vez desenredados un poco los temas más absurdos como el del mercado ya no tenían nada más que hacer allí.
Una vez en la cocina la francesa se preparó un bocadillo simple acompañado de crema de cacahuete. Se sentó justo en frente del chico apoyando una jarra de zumo y otra de agua en la mesa mediante magia. Luego le escuchó con atención.
—Sé que no sirve de mucho pero... lo lamento, Adam... —le entendía muy bien. Los ojos rojos de su amigo y la manera en que volteó la cara provocaron que empatizara con él sintiendo una punzada de pena. Los propios ojos de la siwani se humedecieron como por acto reflejo, más logró aguantar el tipo—. No tuve la oportunidad de conocerle pero... parecía buena persona. Creo que nadie merece desaparecer así, ni siquiera los que carecen de respeto... —sus palabras dejaban claro que se le venía una persona en especial a la mente—. Nery´s... era complicado. Irrespetuoso y egocéntrico... —no se sentía mal al hablar así de un muerto, pero tampoco sentía resentimiento hacia él, solo se alegraba de haberse distanciado lo suficiente de su persona como para no haber sufrido su muerte como el pegaso lo hacía con el surtur—. Pero a veces me pregunto qué habría sido de él... por masoquista que sea preguntarme eso cuando... bueno... —lo dejó en el aire. No deseaba mantener una amistad con el ángel. Pero ahora es que ni siquiera podría darle los buenos días. Ni a Sarah. Y como bien decía Adam... tampoco a Iemai.
Al contrario de lo que pensaba Adam el nombre de la cercana dejaba de tener la misma repercusión que antes. En aquella ciudad era así y eso que no había pasado demasiado tiempo de su muerte. Sin embargo los meses en Rocavarancolia eran eternos y ya casi se olvidaba de sentir su pérdida cuando mantenerse viva era el pensamiento que más la acosaba por las noches.
—Iemai hizo lo que pudo para sobrevivir... —desvió la mirada a su bocadillo, percatándose de que todavía no había probado bocado. No sabía qué decir al respecto sobre ella ni cómo acompañar a Adam en su luto. ¿Expresar que los caídos descansaban en un lugar mejor era lo adecuado? ¿Lo era cuando ya no estaba tan segura de que les esperara un cielo allá arriba?—. No sé si todos mis compañeros opinan igual pero... yo habría hecho lo mismo que ella de estar en su situación. Quizás antes no pero... desde luego que ahora sí. Solo quiero creer que el fondo sí que fuimos un poco amigas. Aunque supongo que... ya no tiene importancia.
La última pregunta del chico si le pilló por sorpresa. Fleur balbuceó unos instantes sin esperarse el cambio de tema, las mejillas se tiñeron de rojo por el súbito foco de atención.
—Yo... la verdad es que me siento un poco culpable pero me va bien —se sinceró, tamborileando la mesa con los dedos—. Parece que he arreglado las cosas con Maila —aquello sonó con absoluto alivio—. Y ya no me transformo espontáneamente en cisne tantas veces como antes así que... bien. Creo que nos vendría genial un poco de calma... ¿Verdad? —esbozó una sonrisa triste y su mano se posó en el antebrazo del ruso con brevedad—. Por cierto... ¿Quieres un poco de zumo? No sé si te gusta la naranja pero este está rico y parece natural.
Cielos, como agradecía la trivialidad en esos momentos con alguien de confianza.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torre Serpentaria
14/02/24, 08:37 am
La mirada del pegaso se tensó más, manteniéndose gacha cuando la francesa manifestó la bondad que tenía Kolja y como la gente, por muy problemática que fuese, no merece irse de aquella manera. Asintió a la mención de Neariel o, como se le conocía antes, Nery’s. No negó en sus adentros que se le hizo siempre alguien… peculiar y como la chica cisne dijo, complicado a su modo.
En sus adentros se arrepintió de haber mencionado el tema de Iemai antes de cambiar de tema pues, por lo que pudo oír, arrastraba consigo una historia sobre la que conocía apenas unos detalles pero eran suficientes como para sentir tristeza por ambos lados. Torció el gesto ante lo que Fleur dijo: “Iemai hizo lo que pudo para sobrevivir”. Adam estaba del lado de ella en cuanto a no tener opciones y tomar medidas desesperadas. ¿Qué opción tenía al fin y al cabo?
—Ya, es comprensible. Pienso igual que tú si te soy honesto —contestó a eso algo monótono sin dar detalles a fondo, apreciando la bondad de Fleur por ponerse en zapatos de otros dejando ir una diminuta sonrisa empática y fugaz.
Menos mal que el cauce tomó otro rumbo, aunque por su parte lo hubiese torcido con un poco de brusquedad pero apreció que Fleur le siguiese el hilo, atendiendo con la mirada algo más tranquila y sus brazos apoyados en la mesa, relajando la postura. La noticia de Maila, sin embargo, le sirvió para subir un poco sus ánimos, teniendo una alegría genuina por ello.
—¿Ah sí? Que bien que ya hayáis hablado las cosas, me alegro un montón por vosotras —aclaró con un creciente júbilo en sus ojos ya un poco más felices. Pensar que ellas dos ya tendrían una relación más cercana, merecían toda buena suerte del mundo y mucho más. Lo siguiente le hizo asentir, dando mucha razón—. Desde luego. Me alegro un montón por ti, yo también estoy controlando mucho mejor las… salidas abruptas de mi “otro yo” por así decirlo. Ser un caballo tan ancho a veces es la mar de incómodo —afirmó negando con la cabeza y arqueando las cejas, dejando descansar la cabeza en su mano.
Fleur, con aquella conversación, sacaba poco a poco a Adam de su pozo oscuro y el chico parecía estar mejor con cada palabra que cruzaban de forma casual, eso le llevó a esa vez arriba del todo cuando se conocieron mientras estudiaba.
—Vale, me gustaría un poquillo de zumo —aceptó con una sonrisa más amplia que antes, zumo para aliviar la cabeza embotada de negatividad sonaba bien. Adam dejó su vaso para que la francesa lo llenase para luego dar un sorbo largo, su dulzor era muy agradable—. Pues sí que está bastante bueno la verdad. Viene bien para bajar el sandwich —dejó caer de nuevo la barbilla sobre su mano al dejar el vaso, mirando pensativo a una de las paredes—. Yo por decir algo... hmmm. Hablando de parejas, Chromsa y yo seguimos hablando y quedamos algunas veces con Erknest estos pasados días. Bueno, ahora entre todo lo que pasó tampoco nos vemos demasiado la verdad.
Si Fleur se fijaba, había algo en el ruso que no cuadraba. La última vez que Adam mencionó aquel tema parecía indagar más en ello desde luego y la diferencia estaba ahí, en el aire. Había un deje en sus palabras, sutil pero perceptible.
En sus adentros se arrepintió de haber mencionado el tema de Iemai antes de cambiar de tema pues, por lo que pudo oír, arrastraba consigo una historia sobre la que conocía apenas unos detalles pero eran suficientes como para sentir tristeza por ambos lados. Torció el gesto ante lo que Fleur dijo: “Iemai hizo lo que pudo para sobrevivir”. Adam estaba del lado de ella en cuanto a no tener opciones y tomar medidas desesperadas. ¿Qué opción tenía al fin y al cabo?
—Ya, es comprensible. Pienso igual que tú si te soy honesto —contestó a eso algo monótono sin dar detalles a fondo, apreciando la bondad de Fleur por ponerse en zapatos de otros dejando ir una diminuta sonrisa empática y fugaz.
Menos mal que el cauce tomó otro rumbo, aunque por su parte lo hubiese torcido con un poco de brusquedad pero apreció que Fleur le siguiese el hilo, atendiendo con la mirada algo más tranquila y sus brazos apoyados en la mesa, relajando la postura. La noticia de Maila, sin embargo, le sirvió para subir un poco sus ánimos, teniendo una alegría genuina por ello.
—¿Ah sí? Que bien que ya hayáis hablado las cosas, me alegro un montón por vosotras —aclaró con un creciente júbilo en sus ojos ya un poco más felices. Pensar que ellas dos ya tendrían una relación más cercana, merecían toda buena suerte del mundo y mucho más. Lo siguiente le hizo asentir, dando mucha razón—. Desde luego. Me alegro un montón por ti, yo también estoy controlando mucho mejor las… salidas abruptas de mi “otro yo” por así decirlo. Ser un caballo tan ancho a veces es la mar de incómodo —afirmó negando con la cabeza y arqueando las cejas, dejando descansar la cabeza en su mano.
Fleur, con aquella conversación, sacaba poco a poco a Adam de su pozo oscuro y el chico parecía estar mejor con cada palabra que cruzaban de forma casual, eso le llevó a esa vez arriba del todo cuando se conocieron mientras estudiaba.
—Vale, me gustaría un poquillo de zumo —aceptó con una sonrisa más amplia que antes, zumo para aliviar la cabeza embotada de negatividad sonaba bien. Adam dejó su vaso para que la francesa lo llenase para luego dar un sorbo largo, su dulzor era muy agradable—. Pues sí que está bastante bueno la verdad. Viene bien para bajar el sandwich —dejó caer de nuevo la barbilla sobre su mano al dejar el vaso, mirando pensativo a una de las paredes—. Yo por decir algo... hmmm. Hablando de parejas, Chromsa y yo seguimos hablando y quedamos algunas veces con Erknest estos pasados días. Bueno, ahora entre todo lo que pasó tampoco nos vemos demasiado la verdad.
Si Fleur se fijaba, había algo en el ruso que no cuadraba. La última vez que Adam mencionó aquel tema parecía indagar más en ello desde luego y la diferencia estaba ahí, en el aire. Había un deje en sus palabras, sutil pero perceptible.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torre Serpentaria
27/02/24, 12:54 pm
—Marchando entonces —Fleur sonrió con sinceridad al tiempo que le servía al ruso un poco de zumo. Se sentía halagada de que alguien se alegrara por ella de manera genuina. Y además su amigo era una de las pocas personas que estaba al corriente de sus idas y venidas con Maila—. Gracias, Adam —los ojos celestes de la francesa dejaron de contemplar el pequeño río anaranjado que brotaba de la jarra para clavarse en los del joven pegaso. Las buenas noticias habían captado su atención y no tardó en alzar las comisuras y dar unas pequeñas palmaditas suaves en el aire—. ¡Eso es genial! Me alegro de que la Luna Roja nos haya otorgado dones parecidos, así podemos comprobar si uno de nosotros va demasiado lento. Pero no parece el caso.
Lo siguiente que ocurrió fue demasiado esclarecedor como para pasarlo por alto. Adam tomó una actitud pensativa al tiempo que le contaba algo que en principio podía no tener importancia. Lo cierto es que la siwani percibió que algo no andaba bien del todo y guardó silencio unos segundos para decidir si debía ahondar en ello o no.
—Es normal... —comentó antes de darle un bocado a su pan relleno de crema de cacahuete. Cielos, estaba de muerte, cómo disfrutaba ahora la comida después de meses de conformarse con las cestas para cosechados—. No sé cómo se lo está tomando Chromsa pero quizá cada uno necesitéis tiempo para asimilar lo que ha pasado. Tengo entendido que él también era cercano a Kolja... —aventuró, después suspiró y esgrimió una mirada de duda que pretendía no mostrar preocupación en exceso—. O... ¿se trata de otra cosa? Si hay algo que te apetezca contarme puedes hacerlo... tú me has hecho de consejero varias veces así que estamos en deuda —murmuró, queriendo aportar un tono menos lúgubre.
Lo siguiente que ocurrió fue demasiado esclarecedor como para pasarlo por alto. Adam tomó una actitud pensativa al tiempo que le contaba algo que en principio podía no tener importancia. Lo cierto es que la siwani percibió que algo no andaba bien del todo y guardó silencio unos segundos para decidir si debía ahondar en ello o no.
—Es normal... —comentó antes de darle un bocado a su pan relleno de crema de cacahuete. Cielos, estaba de muerte, cómo disfrutaba ahora la comida después de meses de conformarse con las cestas para cosechados—. No sé cómo se lo está tomando Chromsa pero quizá cada uno necesitéis tiempo para asimilar lo que ha pasado. Tengo entendido que él también era cercano a Kolja... —aventuró, después suspiró y esgrimió una mirada de duda que pretendía no mostrar preocupación en exceso—. O... ¿se trata de otra cosa? Si hay algo que te apetezca contarme puedes hacerlo... tú me has hecho de consejero varias veces así que estamos en deuda —murmuró, queriendo aportar un tono menos lúgubre.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torre Serpentaria
05/03/24, 10:28 pm
—Si, Chromsa también hablaba con Kolja lo suyo. La verdad es que se llevaban bien —Adam asintió aun con la mirada en otro lado—. Seguramente el pobre estará con el peso encima y no lo culpo —con amargura recordó como Chromsa se fue de aquella sala con toda la pena, teniendo algo de culpa por no haber dicho nada en aquel instante.
Su mirada, sin embargo, enterraba algo que Fleur no tardó en ir destapando. Sus párpados inferiores se tensaron, no pudo evitar expresar un poco de incomodidad pero pudo entrever en el tono de su amiga que solo quería escucharlo.
No quería sacar ese tema con nadie pero…
—Gracias Fleur eres.. muy buena en serio —comenzó halagando el gesto con una sonrisa leve, mirándola a los ojos con sinceridad. Terminó su vaso y suspiró, agarrándolo con ambas manos y mirándolo con una cara seria, sacando su lado más taciturno pues de lo que quería hablar no era algo sencillo—. Llevo un pelín raro el querer estar con Chromsa… estos días. Aish, suena un poco raro decirlo así —se rascó la cabeza nervioso, rectificando un poco—. No se si es siquiera algo tan grave como para hacerme bola pero desde que eso, lo que pasó, pues… me da cosa estar con él como antes. No se si necesito un tiempo es que… han cambiado tanto las cosas que ya no siento con tanta fuerza o, no se, no noto tanta iniciativa por mi lado. Por su parte había iniciativa, un poco —torció el rostro sin sonar muy convencido—, pero ahora que no estoy haciendo mucho por mi parte no sé si va todo a peor.
Desde que Kolja murió, Adam no tuvo nada fácil tener que lidiar con sus fantasmas del pasado. Quizás fuese la muerte de otro amigo lo que desencadenó muchas heridas que volvió a recordar, en especial la de su mejor amigo de antaño. Mijail le acompañaba en sus pesadillas desde siempre pero cuando empezó a olvidar, la tormenta volvió y más fuerte y ruidosa que nunca.
En el fondo siempre pensó en lo “curioso”, por tener un adjetivo suave de ello, que fue su primer encuentro. “Se parece a Mijail”, pensó. Además, era buena persona. ¿Era realmente algo genuino lo que llegó a sentir con Chromsa? Quería olvidar sus manos manchadas de sangre, meterse en su mundo con magia, dragones y compañía que lo ayudasen a evadir sus pecados. Adam siempre pensó que Chromsa le ayudaría pero ahora tenía dudas tras meses de empezar su relación romántica con él, cosas que arrastraba además de su rostro familiar.
Fleur quizás le ayudaría, también tuvo problemas con su pareja.
—¿Puedo ponerte en… contexto de una cosa? Es sobre un amigo que tuve en el pasado y, bueno, creo que tiene que ver con mis ralladas —pidió permiso sin saber por qué, no sabía si por cortesía o por sí mismo haciendo barreras inconscientemente.
Su mirada, sin embargo, enterraba algo que Fleur no tardó en ir destapando. Sus párpados inferiores se tensaron, no pudo evitar expresar un poco de incomodidad pero pudo entrever en el tono de su amiga que solo quería escucharlo.
No quería sacar ese tema con nadie pero…
—Gracias Fleur eres.. muy buena en serio —comenzó halagando el gesto con una sonrisa leve, mirándola a los ojos con sinceridad. Terminó su vaso y suspiró, agarrándolo con ambas manos y mirándolo con una cara seria, sacando su lado más taciturno pues de lo que quería hablar no era algo sencillo—. Llevo un pelín raro el querer estar con Chromsa… estos días. Aish, suena un poco raro decirlo así —se rascó la cabeza nervioso, rectificando un poco—. No se si es siquiera algo tan grave como para hacerme bola pero desde que eso, lo que pasó, pues… me da cosa estar con él como antes. No se si necesito un tiempo es que… han cambiado tanto las cosas que ya no siento con tanta fuerza o, no se, no noto tanta iniciativa por mi lado. Por su parte había iniciativa, un poco —torció el rostro sin sonar muy convencido—, pero ahora que no estoy haciendo mucho por mi parte no sé si va todo a peor.
Desde que Kolja murió, Adam no tuvo nada fácil tener que lidiar con sus fantasmas del pasado. Quizás fuese la muerte de otro amigo lo que desencadenó muchas heridas que volvió a recordar, en especial la de su mejor amigo de antaño. Mijail le acompañaba en sus pesadillas desde siempre pero cuando empezó a olvidar, la tormenta volvió y más fuerte y ruidosa que nunca.
En el fondo siempre pensó en lo “curioso”, por tener un adjetivo suave de ello, que fue su primer encuentro. “Se parece a Mijail”, pensó. Además, era buena persona. ¿Era realmente algo genuino lo que llegó a sentir con Chromsa? Quería olvidar sus manos manchadas de sangre, meterse en su mundo con magia, dragones y compañía que lo ayudasen a evadir sus pecados. Adam siempre pensó que Chromsa le ayudaría pero ahora tenía dudas tras meses de empezar su relación romántica con él, cosas que arrastraba además de su rostro familiar.
Fleur quizás le ayudaría, también tuvo problemas con su pareja.
—¿Puedo ponerte en… contexto de una cosa? Es sobre un amigo que tuve en el pasado y, bueno, creo que tiene que ver con mis ralladas —pidió permiso sin saber por qué, no sabía si por cortesía o por sí mismo haciendo barreras inconscientemente.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
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Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
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Re: Torre Serpentaria
07/03/24, 07:51 pm
Tal y como temía la tensión empezó a ser palpable en Adam. La manera que tuvo de agradecerle algo que tantas veces había hecho por ella y su forma de suspirar indicaban que algo rondaba su cabeza.
—Por dios —murmuró tras una sonrisa y restándole importancia al hecho de "ser buena" con un gesto de la mano. Ya no sabía si eso eso es lo que deseaba ser de todas formas—. No es nada, en serio —y lo decía de corazón pues su preocupación era genuina.
La joven pasó a imitar al chico, fijando sus ojos celestes en aquel vaso irrelevante como si eso otorgara las respuestas pertinentes. Después escuchó con atención su relato. Las cosas no parecían ir muy bien entre él y el fauno pero a la francesa no le parecía descabellado del todo, dadas las circunstancias.
—Te entiendo —se apresuró a decir mientras percibía que el pegaso se iba poniendo más y más nervioso. Fleur emitió un suspiro que invitaba a su propia reflexión, le parecía extraño que el chico se conformara con que su novio tuviera solo un poco de iniciativa, pero sentía que le faltaba una gran parte de la ecuación. Solo que en este caso las variables no eran números si no dos de sus amigos—. Bueno... ahora mismo es comprensible que te sientas desconectado... las cosas que han ocurrido le quitarían ganas a cualquiera... pero... a lo mejor deberías reposar el sentimiento y ver si continúa cuando las aguas vuelvan a su cauce —aconsejó—. Si después de un tiempo sigues pensando que no sientes como antes... deberías decírselo.
La siwani dejó espacio volviendo a servirse otra jarra de zumo en absoluto silencio. Desconocía si se estaba metiendo en terreno resbaladizo. Lo único que tenía seguro es que el amor no era aconsejable en una ciudad donde podías morir constantemente, pero que se lo dijeran a ella, quizás precisamente el amor -ya fuera romántico, el propio, o el dirigido hacia tu nueva familia- era lo poco que merecía la pena de ese mundo.
—Claro —confirmó con voz suave, tratando de trasmitirle tranquilidad. Esta vez sin el uso de sus poderes—. Cuéntame lo que quieras, no pienso ir a ningún lado.
—Por dios —murmuró tras una sonrisa y restándole importancia al hecho de "ser buena" con un gesto de la mano. Ya no sabía si eso eso es lo que deseaba ser de todas formas—. No es nada, en serio —y lo decía de corazón pues su preocupación era genuina.
La joven pasó a imitar al chico, fijando sus ojos celestes en aquel vaso irrelevante como si eso otorgara las respuestas pertinentes. Después escuchó con atención su relato. Las cosas no parecían ir muy bien entre él y el fauno pero a la francesa no le parecía descabellado del todo, dadas las circunstancias.
—Te entiendo —se apresuró a decir mientras percibía que el pegaso se iba poniendo más y más nervioso. Fleur emitió un suspiro que invitaba a su propia reflexión, le parecía extraño que el chico se conformara con que su novio tuviera solo un poco de iniciativa, pero sentía que le faltaba una gran parte de la ecuación. Solo que en este caso las variables no eran números si no dos de sus amigos—. Bueno... ahora mismo es comprensible que te sientas desconectado... las cosas que han ocurrido le quitarían ganas a cualquiera... pero... a lo mejor deberías reposar el sentimiento y ver si continúa cuando las aguas vuelvan a su cauce —aconsejó—. Si después de un tiempo sigues pensando que no sientes como antes... deberías decírselo.
La siwani dejó espacio volviendo a servirse otra jarra de zumo en absoluto silencio. Desconocía si se estaba metiendo en terreno resbaladizo. Lo único que tenía seguro es que el amor no era aconsejable en una ciudad donde podías morir constantemente, pero que se lo dijeran a ella, quizás precisamente el amor -ya fuera romántico, el propio, o el dirigido hacia tu nueva familia- era lo poco que merecía la pena de ese mundo.
—Claro —confirmó con voz suave, tratando de trasmitirle tranquilidad. Esta vez sin el uso de sus poderes—. Cuéntame lo que quieras, no pienso ir a ningún lado.
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Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
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Re: Torre Serpentaria
09/03/24, 08:51 pm
¿No sentir como antes? Ese consejo de Fleur le hizo sentir melancolía, aun se encontraba en una extraña negación y quizás solo debía dejar que pasara la tormenta. O quizás no. El pegaso se encontraba en su primera experiencia y a su lado Chromsa siempre fue un buen amigo, un hombro en el que apoyarse. En esos día no le daba avanzar en ello, llevarlo a algo más, y tampoco quería jugar con los sentimiento se un ser querido.
—Vale —aceptó la afirmativa de Fleur, levantando su mirada hacia los ojos adornados de plumón. Quería consejo y tenía claro que ella era de confiar—. Yo desde pequeño siempre tuve un amigo, uno con el que estaba siempre. Mijail. Era comprensivo, amable, inteligente, era una persona como ninguna —lo recordó con un largo suspiro y una tímida sonrisa teñida de añoranza—. Pero un día… murió.
No quería dar detalles, cosas que no deseaba recordar. Contarlo, menos. Sintió que no era algo que ya podría contar tan a la ligera como hizo antes y reacciones como las de Alyssa les sirvieron para callar de una buena vez.
Adam agachó la cabeza, tensando su mirada.
—Chromsa es… Se parece mucho a él —admitió desviando la mirada a la mesa—. Desde el principio eso de él me llamó la atención y aunque en su forma de ser sea algo distinta, su cara, sus expresiones… —enmudeció avergonzado—. No paro de pensar en él cuando lo miro y me está costando no sentirme mal. No es su culpa pero… no sé que hacer. Estoy confundido Fleur, siento que podría hacerle daño con todo esto de la relación y hasta él sabe todo esto pero no sabe... como me siento yo con todo esto.
Se pinzó los ojos, con bastante agobio encima.
—No se. ¿Crees que debería seguir adelante o decírselo o no decir nada? —chasqueó la lengua, recuperando la compostura—. Buff... Es mucho lio todo esto Fleur, tampoco deseo meterte en cosas incómodas.
—Vale —aceptó la afirmativa de Fleur, levantando su mirada hacia los ojos adornados de plumón. Quería consejo y tenía claro que ella era de confiar—. Yo desde pequeño siempre tuve un amigo, uno con el que estaba siempre. Mijail. Era comprensivo, amable, inteligente, era una persona como ninguna —lo recordó con un largo suspiro y una tímida sonrisa teñida de añoranza—. Pero un día… murió.
No quería dar detalles, cosas que no deseaba recordar. Contarlo, menos. Sintió que no era algo que ya podría contar tan a la ligera como hizo antes y reacciones como las de Alyssa les sirvieron para callar de una buena vez.
Adam agachó la cabeza, tensando su mirada.
—Chromsa es… Se parece mucho a él —admitió desviando la mirada a la mesa—. Desde el principio eso de él me llamó la atención y aunque en su forma de ser sea algo distinta, su cara, sus expresiones… —enmudeció avergonzado—. No paro de pensar en él cuando lo miro y me está costando no sentirme mal. No es su culpa pero… no sé que hacer. Estoy confundido Fleur, siento que podría hacerle daño con todo esto de la relación y hasta él sabe todo esto pero no sabe... como me siento yo con todo esto.
Se pinzó los ojos, con bastante agobio encima.
—No se. ¿Crees que debería seguir adelante o decírselo o no decir nada? —chasqueó la lengua, recuperando la compostura—. Buff... Es mucho lio todo esto Fleur, tampoco deseo meterte en cosas incómodas.
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Re: Torre Serpentaria
15/03/24, 12:43 pm
Fleur parpadeó con sus densas pestañas de plumón completamente preparada para la historia que debía escuchar. Conforme las palabras del ruso resonaron la chica sintió un mal sabor de boca previo a quien no puede imaginarse cuál era la raíz exacta del problema. Incluso se quedó a medias de seguir bebiendo su vaso de zumo cuando la conversación llegó a su punto más espinoso. O eso es lo que ella creía.
—Lo siento —se sinceró, siguiendo la mirada tensa del chico hacia ninguna parte. Por cómo el pegaso hablaba de aquel chico se notaba que le apreciaba un montón, que evitara hablar de cómo podía fallecer una persona a la que asumía joven tampoco le parecía extraño del todo. Los adolescentes también morían en la Tierra, era terrible reconocer la oscuridad de ese hecho.
Sin embargo la mención a Chromsa le hizo fruncir el ceño, se suponía que no tenía que juzgarle pero aquello no se sentía correcto. Fleur retiró con lentitud su mano de la mesa y durante unos segundos que se le hicieron eternos solo se refugió en el hueco que le ofrecían sus rodillas bajo la mesa.
—Cielos, Adam —su voz no desataba enfado ni nada parecido, más si una confusión palpable. El ochrorio le caía bien, no podía compararse a la amistad que mantenía con Kahlo o el propio Adam, pero de lo que estaba segura es que le parecía buena persona. Quizás si el parecido con Mijail se tratara de un tema de personalidad no le parecería tan turbio. Pero que su amigo hablara de rostro y expresiones era un poco perturbador—. No no... no me estás metiendo en cosas incómodas... no te preocupes —mintió, a pesar de haber sido ella quien se había interesado.
Se obligó a serenarse, no estaba siendo empática. Después de todo el chico la había aconsejado en varias ocasiones respecto a Maila, y no es que ella hubiera sido una santa precisamente.
—Dios, perdona —comentó con una sonrisa más repuesta. Dio un trago que su boca seca agradeció antes de proseguir. Necesitaba entender cuál era la vía más lógica de todo ese mejunje ya que no parecía que seguir a su corazón fuera la opción óptima, por muy romántico que fuera—. Es que no me lo esperaba... pero... creo que debes comentarlo. No sé si ahora, quizás necesites averiguar primero si lo que me has contado tiene que ver con que notes poca iniciativa por ambas partes... pero desde luego Chromsa merece saber cómo te sientes... aún si le haces daño en el proceso, piensa que será peor cuanto más tardes en hacerlo.
En realidad llevaban poco tiempo de relación, aún era salvable dejar algo a medias o solucionar una pareja que podía hacer más daño que otra cosa, más Fleur sabía que el poco tiempo de un vínculo no tenía nada que ver en absoluto con la magnitud de los sentimientos. Solo deseaba que la vorágine que pasaba por la cabeza del chico no terminara por tragárselos a los dos.
—No quiero que me malinterpretes... —aseguró con una sonrisa triste, la siwani acercó su silla con torpeza y arrastrando las patas de la silla para quedar desayunando a su lado, en lugar de hablarle de frente. Habló con dulzura, intentando sin mucho éxito que no se notara que se apiadaba de él—. Pero Adam... si no puedes dejar de pensar en ese chico cuando le miras a la cara... no parece muy justo.
—Lo siento —se sinceró, siguiendo la mirada tensa del chico hacia ninguna parte. Por cómo el pegaso hablaba de aquel chico se notaba que le apreciaba un montón, que evitara hablar de cómo podía fallecer una persona a la que asumía joven tampoco le parecía extraño del todo. Los adolescentes también morían en la Tierra, era terrible reconocer la oscuridad de ese hecho.
Sin embargo la mención a Chromsa le hizo fruncir el ceño, se suponía que no tenía que juzgarle pero aquello no se sentía correcto. Fleur retiró con lentitud su mano de la mesa y durante unos segundos que se le hicieron eternos solo se refugió en el hueco que le ofrecían sus rodillas bajo la mesa.
—Cielos, Adam —su voz no desataba enfado ni nada parecido, más si una confusión palpable. El ochrorio le caía bien, no podía compararse a la amistad que mantenía con Kahlo o el propio Adam, pero de lo que estaba segura es que le parecía buena persona. Quizás si el parecido con Mijail se tratara de un tema de personalidad no le parecería tan turbio. Pero que su amigo hablara de rostro y expresiones era un poco perturbador—. No no... no me estás metiendo en cosas incómodas... no te preocupes —mintió, a pesar de haber sido ella quien se había interesado.
Se obligó a serenarse, no estaba siendo empática. Después de todo el chico la había aconsejado en varias ocasiones respecto a Maila, y no es que ella hubiera sido una santa precisamente.
—Dios, perdona —comentó con una sonrisa más repuesta. Dio un trago que su boca seca agradeció antes de proseguir. Necesitaba entender cuál era la vía más lógica de todo ese mejunje ya que no parecía que seguir a su corazón fuera la opción óptima, por muy romántico que fuera—. Es que no me lo esperaba... pero... creo que debes comentarlo. No sé si ahora, quizás necesites averiguar primero si lo que me has contado tiene que ver con que notes poca iniciativa por ambas partes... pero desde luego Chromsa merece saber cómo te sientes... aún si le haces daño en el proceso, piensa que será peor cuanto más tardes en hacerlo.
En realidad llevaban poco tiempo de relación, aún era salvable dejar algo a medias o solucionar una pareja que podía hacer más daño que otra cosa, más Fleur sabía que el poco tiempo de un vínculo no tenía nada que ver en absoluto con la magnitud de los sentimientos. Solo deseaba que la vorágine que pasaba por la cabeza del chico no terminara por tragárselos a los dos.
—No quiero que me malinterpretes... —aseguró con una sonrisa triste, la siwani acercó su silla con torpeza y arrastrando las patas de la silla para quedar desayunando a su lado, en lugar de hablarle de frente. Habló con dulzura, intentando sin mucho éxito que no se notara que se apiadaba de él—. Pero Adam... si no puedes dejar de pensar en ese chico cuando le miras a la cara... no parece muy justo.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
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Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
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Daga
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Re: Torre Serpentaria
16/03/24, 12:20 am
Las dudas le asaltaban, sacar el tema le hizo tener todo fresco de nuevo. Recordó haber sentido ese dolor que le llevó poco a poco a un terreno peligroso, compartiendo momentos con un chico con el que tuvo una pequeña aventura en todo lo que llevaba luchando con su pequeño grupo. ¿Era él o era sí mismo? ¿Eran momentos nuevos y felices o un pasado que no dejaba de distorsionar todo?
No culpó a Fleur por no esperarse lo que dijo y bajó aún más la mirada si cabe. Ella tenía razón, Chromsa merecía saberlo, no era más que un chico que decidió formar parte de lo que Adam le inició. El ochrorio le correspondió arrastrando un sentimiento similar, genuino, quizás no como el suyo que, a ritmos vertiginosos, Adam estaba empezando a asumir y aceptar.
Por ello Adam asintió con pesadez, creciendo en él una culpa que fue a más con lo que la francesa le admitió después. Era raro pues a pesar de ser liberador, afrontar la verdad le dolió. Se sentía egoísta, engañado por sí mismo, creyendo que lo que estaba haciendo era una forma de escapar, ser libre, volar hacia nuevos horizontes.
Pero estaba atado a su pasado, llevando a otros que no se lo merecían.
No era justo.
—Agradezco tu sinceridad —no tuvo fuerzas para sonreír, apenas sacó un amago de ello aun sintiendo el peso de unas sinceras palabras que le apretaban el pecho, ardientes—, tienes… toda la razón. Es lo que dices, temo hacerle daño pero se merece saber más —no había lugar para mentiras, autoengaños, cadenas, nada de eso importaba si lastimaba a quien apreciaba. Miró a Fleur con culpa, le avergonzaba muchísimo pero no podía seguir así de cobarde, así de egoísta con quien menos merecía ese trato—. No quiero arrastrarlo más a mi pasado Fleur, quiero… hacerle saber lo que veo en lo nuestro. Lo que ronda en mis pensamientos no es nada justo como tú has dicho, nada… bueno para ninguno de los dos.
Aguantó y aguantó pero sus esmeraldas brillaron mucho, llevando lo que se estuvo guardando aquellos días. Su pasado, sus amigos perdidos, sus preocupaciones, sus inseguridades, llevado de la mano de lo que ahora estaba diciendo. Todo salió cuando encogió el rostro, en una exhalación entrecortada que no deseó que saliese pero ahí estaba, suspirando y pasándolo fatal con lágrimas en la cara que tapó con su mano.
—En el fondo me asustaba mucho llegar a esto… El es… un buenazo como muy pocos en este mundo y yo… yo… le voy a hablar de esto y se me parte el alma… —dejó ir sus sentimientos balbuceando un poco, avergonzado a no poder más de haber llegado tarde, de ser un estúpido y no darse cuenta antes para haber parado y reconsiderado. Eran unos pocos meses pero a Adam se le hacía un mundo, una barrera dolorosa que debía atravesar y que fue ganando pinchos con el paso del tiempo.
No culpó a Fleur por no esperarse lo que dijo y bajó aún más la mirada si cabe. Ella tenía razón, Chromsa merecía saberlo, no era más que un chico que decidió formar parte de lo que Adam le inició. El ochrorio le correspondió arrastrando un sentimiento similar, genuino, quizás no como el suyo que, a ritmos vertiginosos, Adam estaba empezando a asumir y aceptar.
Por ello Adam asintió con pesadez, creciendo en él una culpa que fue a más con lo que la francesa le admitió después. Era raro pues a pesar de ser liberador, afrontar la verdad le dolió. Se sentía egoísta, engañado por sí mismo, creyendo que lo que estaba haciendo era una forma de escapar, ser libre, volar hacia nuevos horizontes.
Pero estaba atado a su pasado, llevando a otros que no se lo merecían.
No era justo.
—Agradezco tu sinceridad —no tuvo fuerzas para sonreír, apenas sacó un amago de ello aun sintiendo el peso de unas sinceras palabras que le apretaban el pecho, ardientes—, tienes… toda la razón. Es lo que dices, temo hacerle daño pero se merece saber más —no había lugar para mentiras, autoengaños, cadenas, nada de eso importaba si lastimaba a quien apreciaba. Miró a Fleur con culpa, le avergonzaba muchísimo pero no podía seguir así de cobarde, así de egoísta con quien menos merecía ese trato—. No quiero arrastrarlo más a mi pasado Fleur, quiero… hacerle saber lo que veo en lo nuestro. Lo que ronda en mis pensamientos no es nada justo como tú has dicho, nada… bueno para ninguno de los dos.
Aguantó y aguantó pero sus esmeraldas brillaron mucho, llevando lo que se estuvo guardando aquellos días. Su pasado, sus amigos perdidos, sus preocupaciones, sus inseguridades, llevado de la mano de lo que ahora estaba diciendo. Todo salió cuando encogió el rostro, en una exhalación entrecortada que no deseó que saliese pero ahí estaba, suspirando y pasándolo fatal con lágrimas en la cara que tapó con su mano.
—En el fondo me asustaba mucho llegar a esto… El es… un buenazo como muy pocos en este mundo y yo… yo… le voy a hablar de esto y se me parte el alma… —dejó ir sus sentimientos balbuceando un poco, avergonzado a no poder más de haber llegado tarde, de ser un estúpido y no darse cuenta antes para haber parado y reconsiderado. Eran unos pocos meses pero a Adam se le hacía un mundo, una barrera dolorosa que debía atravesar y que fue ganando pinchos con el paso del tiempo.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torre Serpentaria
16/03/24, 09:16 pm
Cuánto agradecía que no se hubiera tomado a mal su comienzo, todo aquello le parecía un poco abrumador y mentiría si no dijera que tenía el cuerpo cortado -su bocata de cacahuete a medio comer daba buena fe de ello- pero lo último que deseaba era juzgarle en un momento tan íntimo.
Se le partió el corazón de verle así, creía fervientemente que si el ruso continuaba mirando la mesa de esa forma acabaría por abrir un agujero en ella, y otro más abajo en el suelo. La vergüenza que trasmitía le hacía sentir ternura, pues cuando el joven no pudo aguantar más y se deshizo en lágrimas Fleur no supo donde meterse.
—No me agradezcas nada, por favor —le aclaró con delicadeza—. Me alegro de que confíes en mí para decirme lo que te ocurre, ya sabes que puedes contarme cualquier cosa —y era cierto, pero por Dios, en el fondo esperaba que todo el asunto tuviera su fin allí. No sabía cómo mirar a la cara a Chromsa sin pensar en ese tal Mijail y eso que ni siquiera sabía los detalles de su rostro.
Con la exhalación del pegaso antes de abrirse en canal la francesa también dejó escapar un suspiro, era difícil mantener el tipo cuando una persona a la que apreciaba estaba tocando fondo así que Fleur tuvo que hacer acopio de toda su voluntad para no llorar también.
—Adam... —los ojos celestes de la siwani se tambalearon pero con una mueca de la boca y un débil parpadeo logró recomponerse—. Tú también eres un buenazo —afirmó, con un bufido espontáneo y una sonrisa dulce que trataba de calmar sus dudas. Durante un segundo se vio tentada de usar su poder, sería tan fácil trasmitirle la quietud de un lago... sin ondas ni perturbaciones en su superficie... pero... mejor no—. Chromsa te escuchará y tratará de comprenderlo —si algo sabía del brujo es que le parecía razonable—. Entiendo que te fustigues... pero no has matado a nadie —en aquel punto pasó su brazo por encima de los robustos hombros de Adam y le abrazó con calidez y brevedad, no quería agobiarlo—. Ya has llegado a la conclusión de que quieres hablar con él... ¿no? Vale, pues ahora puedes reposar la idea. Deja que todo esto pase, las muertes a nuestro alrededor, la impotencia... todo... deja que se vaya, porque quizás tengas mucho ruido a tu alrededor ahora, ya tendrás tiempo de saber qué es lo que quieres —la única voz que tenía que escuchar ahora Adam era la suya.
Se le partió el corazón de verle así, creía fervientemente que si el ruso continuaba mirando la mesa de esa forma acabaría por abrir un agujero en ella, y otro más abajo en el suelo. La vergüenza que trasmitía le hacía sentir ternura, pues cuando el joven no pudo aguantar más y se deshizo en lágrimas Fleur no supo donde meterse.
—No me agradezcas nada, por favor —le aclaró con delicadeza—. Me alegro de que confíes en mí para decirme lo que te ocurre, ya sabes que puedes contarme cualquier cosa —y era cierto, pero por Dios, en el fondo esperaba que todo el asunto tuviera su fin allí. No sabía cómo mirar a la cara a Chromsa sin pensar en ese tal Mijail y eso que ni siquiera sabía los detalles de su rostro.
Con la exhalación del pegaso antes de abrirse en canal la francesa también dejó escapar un suspiro, era difícil mantener el tipo cuando una persona a la que apreciaba estaba tocando fondo así que Fleur tuvo que hacer acopio de toda su voluntad para no llorar también.
—Adam... —los ojos celestes de la siwani se tambalearon pero con una mueca de la boca y un débil parpadeo logró recomponerse—. Tú también eres un buenazo —afirmó, con un bufido espontáneo y una sonrisa dulce que trataba de calmar sus dudas. Durante un segundo se vio tentada de usar su poder, sería tan fácil trasmitirle la quietud de un lago... sin ondas ni perturbaciones en su superficie... pero... mejor no—. Chromsa te escuchará y tratará de comprenderlo —si algo sabía del brujo es que le parecía razonable—. Entiendo que te fustigues... pero no has matado a nadie —en aquel punto pasó su brazo por encima de los robustos hombros de Adam y le abrazó con calidez y brevedad, no quería agobiarlo—. Ya has llegado a la conclusión de que quieres hablar con él... ¿no? Vale, pues ahora puedes reposar la idea. Deja que todo esto pase, las muertes a nuestro alrededor, la impotencia... todo... deja que se vaya, porque quizás tengas mucho ruido a tu alrededor ahora, ya tendrás tiempo de saber qué es lo que quieres —la única voz que tenía que escuchar ahora Adam era la suya.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torre Serpentaria
16/03/24, 10:31 pm
En su vorágine de sentimientos ahí se encontraba el pegaso, mal y avergonzado de todo. De tener que decir algo a su pareja, de estar llorando como una magdalena delante de Fleur, de haber contado lo que sentía. Sus pensamientos intrusivos no tardaron en llegar, sintiéndose como una auténtica mierda.
No era un buenazo como estaba diciendo Fleur y Adam no paraba de suspirar, asqueado de sí mismo. En aquel momento lo malo crecía mas en sus adentros que en lo bueno pues se sentía horrible. La mesa era su único refugio, mirándola sin apartar la vista.
Y Fleur de pronto lo abrazó pero Adam, muy lejos de estar calmado por ese gesto tan afectivo, sintió un pinchazo en su pecho, luego otro y otro, pesados golpes le acosaban. “Pero no has matado a nadie”, era eso lo que le dejó con un agobio interno, una enorme herida fue la que abrió la francesa sin quererlo y cuando ella lo soltó, Adam dejó de llorar. Ni siquiera las lágrimas se libraban del tremendo choque emocional que tuvo.
Asintió con lentitud, mirando a nada en particular.
—Te haré caso, hablaré con el cuando se calmen las aguas —afirmó con la voz rasposa, una respuesta corta para reflejar su deseo de finalizar cuanto antes con la conversación que, en primer lugar, él abrió. No quería seguir pero no podía verbalizarlo, se veía patético.
Qué aguas iban a calmarse si él tenía una tormenta dentro.
No era un buenazo como estaba diciendo Fleur y Adam no paraba de suspirar, asqueado de sí mismo. En aquel momento lo malo crecía mas en sus adentros que en lo bueno pues se sentía horrible. La mesa era su único refugio, mirándola sin apartar la vista.
Y Fleur de pronto lo abrazó pero Adam, muy lejos de estar calmado por ese gesto tan afectivo, sintió un pinchazo en su pecho, luego otro y otro, pesados golpes le acosaban. “Pero no has matado a nadie”, era eso lo que le dejó con un agobio interno, una enorme herida fue la que abrió la francesa sin quererlo y cuando ella lo soltó, Adam dejó de llorar. Ni siquiera las lágrimas se libraban del tremendo choque emocional que tuvo.
Asintió con lentitud, mirando a nada en particular.
—Te haré caso, hablaré con el cuando se calmen las aguas —afirmó con la voz rasposa, una respuesta corta para reflejar su deseo de finalizar cuanto antes con la conversación que, en primer lugar, él abrió. No quería seguir pero no podía verbalizarlo, se veía patético.
Qué aguas iban a calmarse si él tenía una tormenta dentro.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torre Serpentaria
18/03/24, 09:03 am
La preocupación aumentó en cuanto cesó el abrazo, pudo comprobar que su llanto había acabado pero lo terrorífico fue su expresión neutra mientras miraba a la nada. Fleur sabía que era mucho mejor expulsar la tristeza o la ira de manera descontrolada que regresar a una especie de cascarón vacío de indiferencia.
Se retiró con lentitud y cautela percibiendo las palabras de Adam como lo que eran, el broche final a una conversación que ya no deseaba continuar. Y no sería ella la que lo forzara por mucho que el asunto oliera a aguas estancadas.
—Vale, ya me contarás si te apetece —comentó con menos énfasis del que debía. Sus gestos, en cambio, denotaban todo lo contrario, ya que antes de regresar a su sitio arrastrando la silla le dedicó una caricia al chico en la mano y una sonrisa inquieta.
Después dejó de observarle y pasó a juguetear con su propia servilleta de cocina. El pegaso se encontraba tan avergonzado que le resultaba incómodo a niveles que la misma francesa deseaba surcar por vientos más favorables.
—Bueno, en realidad yo también quería contarte algo, es uno de los motivos por los que quería verte hoy... —rompió a hablar, apresurada por romper el silencio. Aunque no estaba mintiendo, algo premeditado que no solo se trataba de su angustia por el pesar de Adam la había llevado hasta su puerta—. Voy a ver a Vesalio... —soltó—. No va a pasar nada, si hubiera querido hacerme daño pudo matarme entonces, es solo que... creo que le debo un favor, y he pensado que quizás te apetecía venir —las comisuras de sus labios se alzaron en un gesto calmado que indicaban que podía quedarse tranquilo si rechazaba su oferta—. Me salvó la vida y... me siento en deuda.
Se retiró con lentitud y cautela percibiendo las palabras de Adam como lo que eran, el broche final a una conversación que ya no deseaba continuar. Y no sería ella la que lo forzara por mucho que el asunto oliera a aguas estancadas.
—Vale, ya me contarás si te apetece —comentó con menos énfasis del que debía. Sus gestos, en cambio, denotaban todo lo contrario, ya que antes de regresar a su sitio arrastrando la silla le dedicó una caricia al chico en la mano y una sonrisa inquieta.
Después dejó de observarle y pasó a juguetear con su propia servilleta de cocina. El pegaso se encontraba tan avergonzado que le resultaba incómodo a niveles que la misma francesa deseaba surcar por vientos más favorables.
—Bueno, en realidad yo también quería contarte algo, es uno de los motivos por los que quería verte hoy... —rompió a hablar, apresurada por romper el silencio. Aunque no estaba mintiendo, algo premeditado que no solo se trataba de su angustia por el pesar de Adam la había llevado hasta su puerta—. Voy a ver a Vesalio... —soltó—. No va a pasar nada, si hubiera querido hacerme daño pudo matarme entonces, es solo que... creo que le debo un favor, y he pensado que quizás te apetecía venir —las comisuras de sus labios se alzaron en un gesto calmado que indicaban que podía quedarse tranquilo si rechazaba su oferta—. Me salvó la vida y... me siento en deuda.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
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Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torre Serpentaria
30/03/24, 02:10 pm
La culpa, el remordimiento, las manos de una persona a la que todo se le arrebató apretaron más fuerte que nunca el cuello del ruso. De nuevo se sintió ahogado, muy lejos de sentirse bien consigo mismo se volvió a odiar. No era culpa de Fleur, ella no sabía nada ni debería saberlo, un turbio pasado lleno de decisiones de mierda lo marcaría por siempre con aquella decisión final.
“…pero no has matado a nadie”
Esa frase resonaba una y otra vez, atacándolo y dañándolo de formas terribles dentro de su pecho. A Adam le pitaban los oídos, no estaba para nada preparado como para de nuevo afrontar ningún ataque de ansiedad. Sus oídos pitaban y sus ojos, momentos previos llenos de emoción y tristeza por temer dañar a una persona que aprecia mucho, ahora se encuentran vacíos, inertes, cargando con un quiebre emocional que ni siquiera el propio Adam sabía si eso dejaría de preseguirle.
Miró brevemente a la francesa cuando ella contestó sintiendo la leve caricia. Ella estaba haciendo lo posible para dar ánimos, hasta le regaló una sonrisa para reforzar positividad. Pero no le trasmitía nada, absolutamente nada. Sus emociones se encontraban adormecidas como si su propia cabeza luchase por mantenerlo de una pieza y no romperse en mil pedazos, como si temiese siquiera recibir cualquier sentimiento si seguía así, aunque fuese positivo.
Chromsa… Mijail… Kolja… Culpa… Añoranza… Muerte…
Era demasiado, tenia que lidiar con todo y solo quería volver a la nada, a la ignorancia. Deseaba estar en libertad, lejos de sus problemas y sus fantasmas. Ahora tenía más, más muerte, más recuerdos de su pasado, más pruebas de que eso no lo dejaría jamás.
Ante lo que Fleur le propuso, Adam suspiró por la naiz y mirándola con apatía pero con cierta cosa por lo que iba a decir.
—Dile de mi parte… que no ando muy allá —respondió con sinceridad, dando a entender que aquel no era el mejor de los momentos ni de coña para estar en la clínica de Vesalio. No quería enfrentar sus comentarios ácidos, poco le importaba aunque haya hecho un enorme favor a Fleur. Ella se hirió mucho y entendía que ella estuviese con la espina clavada, al fin y al cabo le salvó la vida. Adam estaba siendo egoísta con su decisión y no se echaría atrás, convencido de que estaba haciendo lo correcto para sí mismo—. Perdona pero… desearía estar solo un rato. Ya me contarás como te fue con él.
Luchó por dejar una sonrisa amable antes de levantarse y marchar de vuelta a encerrarse tanto literal como figuradamente. Un patético intento de una mueca de amabilidad le salió justo antes de despedirse con una tímida mano al aire y voltear escaleras arriba para intentar no pensar en nada.
Pero los pensamientos no lo dejarían dormir.
“…pero no has matado a nadie”
Esa frase resonaba una y otra vez, atacándolo y dañándolo de formas terribles dentro de su pecho. A Adam le pitaban los oídos, no estaba para nada preparado como para de nuevo afrontar ningún ataque de ansiedad. Sus oídos pitaban y sus ojos, momentos previos llenos de emoción y tristeza por temer dañar a una persona que aprecia mucho, ahora se encuentran vacíos, inertes, cargando con un quiebre emocional que ni siquiera el propio Adam sabía si eso dejaría de preseguirle.
Miró brevemente a la francesa cuando ella contestó sintiendo la leve caricia. Ella estaba haciendo lo posible para dar ánimos, hasta le regaló una sonrisa para reforzar positividad. Pero no le trasmitía nada, absolutamente nada. Sus emociones se encontraban adormecidas como si su propia cabeza luchase por mantenerlo de una pieza y no romperse en mil pedazos, como si temiese siquiera recibir cualquier sentimiento si seguía así, aunque fuese positivo.
Chromsa… Mijail… Kolja… Culpa… Añoranza… Muerte…
Era demasiado, tenia que lidiar con todo y solo quería volver a la nada, a la ignorancia. Deseaba estar en libertad, lejos de sus problemas y sus fantasmas. Ahora tenía más, más muerte, más recuerdos de su pasado, más pruebas de que eso no lo dejaría jamás.
Ante lo que Fleur le propuso, Adam suspiró por la naiz y mirándola con apatía pero con cierta cosa por lo que iba a decir.
—Dile de mi parte… que no ando muy allá —respondió con sinceridad, dando a entender que aquel no era el mejor de los momentos ni de coña para estar en la clínica de Vesalio. No quería enfrentar sus comentarios ácidos, poco le importaba aunque haya hecho un enorme favor a Fleur. Ella se hirió mucho y entendía que ella estuviese con la espina clavada, al fin y al cabo le salvó la vida. Adam estaba siendo egoísta con su decisión y no se echaría atrás, convencido de que estaba haciendo lo correcto para sí mismo—. Perdona pero… desearía estar solo un rato. Ya me contarás como te fue con él.
Luchó por dejar una sonrisa amable antes de levantarse y marchar de vuelta a encerrarse tanto literal como figuradamente. Un patético intento de una mueca de amabilidad le salió justo antes de despedirse con una tímida mano al aire y voltear escaleras arriba para intentar no pensar en nada.
Pero los pensamientos no lo dejarían dormir.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
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Re: Torre Serpentaria
06/04/24, 10:32 am
Fleur parpadeó perpleja durante unos segundos haciendo gala de sus sendas pestañas en un claro gesto de desconcierto. Hacía un momento escuchaba a su amigo con interés y ahora la situación viraba de tal forma que la presencia de Adam parecía escurrirse como agua entre los dedos.
No era tonta, su transformación no la dotaba de facilidades para reconocer el lenguaje corporal de las personas, pero el uso de su poder lograba que se fijara aún más si cabía en cómo se comportaba la gente de su alrededor. Por suerte estaba aprendiendo a reconocer ciertos patrones. La postura de los hombros, un ceño fruncido, a dónde apuntaban los pies... todas eran señales de emociones entremezcladas o quizás contenidas. En el caso del ruso ya se imaginaba que declinaría su oferta de acompañarla a la clínica casi desde el momento en que observó el estado de su habitación, pero eso no significaba esperarse que la dejara con la palabra en la boca.
Si reaccionó a destiempo fue porque no supo interpretar la mueca amable del chico antes de desaparecer. Le devolvió una sonrisa amable por pura cortesía antes de sentirse un poco estúpida por quedarse allí sola con el único acompañamiento de su bocata de cacahuete.
—Ya te contaré... sí —murmuró para nadie, dando un último sorbo a su vaso de zumo. Después se encogió de hombros, su lado racional la instaba a comprender los sentimientos de su amigo y decirle algo antes de que volviera a encerrarse en su pozo de autocompasión.
Pero guardó silencio, porque los silencios eran poderosos y contenían salvaguardas y connotaciones de todo tipo. Ella lo sabía bien, al fin y al cabo había pasado toda la vida callada. No pasaba nada por rescatar algún resquicio de su pasado en el convento de vez en cuando, el tiempo le había enseñado que no todo había sido oscuridad si no que había aprendido cosas valiosas.
Y sin embargo podía girar de dirección cada vez que fuera necesario, así que con un suspiro cansado y más disciplina que otra cosa la siwani se levantó, con todos sus libros orbitando sobre su cabeza. No le necesitaba, estaba más que claro que podía hacer las cosas por su cuenta.
No era tonta, su transformación no la dotaba de facilidades para reconocer el lenguaje corporal de las personas, pero el uso de su poder lograba que se fijara aún más si cabía en cómo se comportaba la gente de su alrededor. Por suerte estaba aprendiendo a reconocer ciertos patrones. La postura de los hombros, un ceño fruncido, a dónde apuntaban los pies... todas eran señales de emociones entremezcladas o quizás contenidas. En el caso del ruso ya se imaginaba que declinaría su oferta de acompañarla a la clínica casi desde el momento en que observó el estado de su habitación, pero eso no significaba esperarse que la dejara con la palabra en la boca.
Si reaccionó a destiempo fue porque no supo interpretar la mueca amable del chico antes de desaparecer. Le devolvió una sonrisa amable por pura cortesía antes de sentirse un poco estúpida por quedarse allí sola con el único acompañamiento de su bocata de cacahuete.
—Ya te contaré... sí —murmuró para nadie, dando un último sorbo a su vaso de zumo. Después se encogió de hombros, su lado racional la instaba a comprender los sentimientos de su amigo y decirle algo antes de que volviera a encerrarse en su pozo de autocompasión.
Pero guardó silencio, porque los silencios eran poderosos y contenían salvaguardas y connotaciones de todo tipo. Ella lo sabía bien, al fin y al cabo había pasado toda la vida callada. No pasaba nada por rescatar algún resquicio de su pasado en el convento de vez en cuando, el tiempo le había enseñado que no todo había sido oscuridad si no que había aprendido cosas valiosas.
Y sin embargo podía girar de dirección cada vez que fuera necesario, así que con un suspiro cansado y más disciplina que otra cosa la siwani se levantó, con todos sus libros orbitando sobre su cabeza. No le necesitaba, estaba más que claro que podía hacer las cosas por su cuenta.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
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