Torre Serpentaria

Mientras uno por uno iban llegando Adam saludó con la mano, pronunciando un “buenos días” con la boca llena de pan con mantequilla tampándose con la otra mano, se levantó con bastante hambre devorando dos grandes rebanadas bastante generosas de contenido.

A Lethe no la notó muy animada, esperando a ver que respondía a lo de los demás, tampoco pretendía agobiarla. Mientras, se fijó en los dominios de Maila y Chromsa con cierta admiración. Hojas y arena tomando forma, moviéndose como si tuvieran vida propia. Era fascinante sin dudas, algo digno de ver y apreciar.

El lenguaraz siempre llamó la atención del pegaso. Recordó haber escuchado alguna que otra vez a Pefka hablando y parecía que estaba en un frenesí de palabras constante. El hecho de que a veces se le acelerase el ritmo con el que hablaba le hacía gracia interna, aunque se le notaba el esfuerzo cuando intentaba hablar a ritmo normal.

Kradko como tal siempre fue de un inmenso agrado para Adam, ella de vez en cuando ayudaba a distraerlo cuando andaba preocupado por Kolja con pequeñas charlas y verla entrar por la ventana le hizo sonreir. Pero eso seguía ahi, la constante preocupación por su maestro era algo que le ponía nervioso de narices. ¿Dónde diablos ha ido? Neariel le preocupaba también, al igual que los de Maciel pero Kolja era demasiado importante para Adam.

Esperaría a ver que diría Lethe, con la mirada un poco más seria de lo normal.

Suerte que Pefka había aprendido a hablar un poco más despacio o sin duda le habría levantado un buen dolor de cabeza. Suspiró de forma casi imperceptible cuando tanto él como Chromsa le preguntaron por su estado. Sabía que no le era posible ocultarlo, pero desearía poder hacerlo para no tener que recibir aquel tipo de atención.
—Tan solo no he dormido muy bien —dijo finalmente intentando no sonar brusca—. Por mí no os tenéis que preocupar.
No lo añadió en ese momento, pero quería implicar que había otras personas por las que sí se tenían que preocupar. Ya lo sabían todos, de todas formas, así que tampoco quería incidir explícitamente porque, muy probablemente, eso solo lograría que se sintieran peor. Y realmente nadie tenía la culpa de la falta de éxito. Ni siquiera ella misma, aunque le costase lo indecible reconciliarse con aquella idea.

Semanas atrás tal vez le hubiese molestado la entrada de Kradko, no solo porque no hubiese utilizado la puerte como las personas normales, sino porque su efusividad no hubiera sido bien recibida, pero ahora empezaba a sentir que necesitaban el positivismo que irradiaba la lepäni y algunos otros compañeros menos fatalistas que ella. Saludó tanto a la clinger como a todos los que fueron llegando, pues también se habían unido en aquel tiempo Fleur, Amira y Maila. Eran bastantes personas ya, el único tema de conversación hasta ese instante había sido su cara de no muerto y tanto como para desviar la atención sobre ello como para evitar interrumpir otras conversaciones, puede que fuese el momento ideal para poner sobre la mesa la información que habían recibido recientemente.

—Oíd… ¿Alguno de vosotros sabe ya donde encontrar a esa persona que se supone que se dedica a investigar cosas, o algo parecido? Creo que deberíamos reunirnos con ella y preguntarle si podemos pagar de alguna manera asequible para nosotros si contratamos sus servicios.
Algunos habían hecho migas con ciudadanos más veteranos y al parecer conocían a alguien que recientemente había abierto un negocio que podría ayudarles en la búsqueda de los desaparecidos. La enderth desconocía que dicha persona era amiga de Kirés, o sin duda ya habría preguntado al paladín al respecto.

Cuando Lethe le respondió, le devolvió un asentimiento leve con la cabeza porque tenía razón, no había de qué preocuparse por eso y tenían un asunto más importante... pero el hijo de lunas no quiso decir nada al respecto. Les invadían las preguntas sobre los desaparecidos y al menos ellos estaban enteros y bien localizados en los refugios. No dijo nada sobre eso porque estaba de buen humor y no quería mancharlo, y el entusiasmo de Kradko le vino estupendamente, o que Chromsa estuviera animado también para hacer cosas.
—Vamos a tener que tapar las ventanas para que no nos des envidia, Kradko —bromeó el lenguaraz. Gracias a las transformaciones, él le había dado muchas vueltas a la capacidad de volar con magia o sin ella y tenía mucha curiosidad, pero también mucho miedo. Y también cierta envidia.

Después, Lethe volvió a hablar y sacó a colación el asunto aquel. Tenía sentido que pudieran plantear tantas cuestiones a alguien, y que alguien se dedicara a ello en una ciudad con tantos entresijos. Qué menos, creía, el pobre. Él no había podido investigar porque no se había atrevido a preguntar... y porque se había distraído demasiado con sus propios estudios. Pero sí que estaba dispuesto a hablar con ella cuando la encontraran y a poner de su parte lo que pudiera.
—Yo no, lo siento. Mas haré lo que esté en mi mano para que nos ayude si damos con ella... siemprequenosetratedealgogrotesco —se corrigió al final, porque su cabeza iba a toda vela imaginando posibles formas de ayudar a los monstruos civilizados de la ciudad... y no le parecían muy agradables esos escenarios.

La mirada celeste de la siwani no tardó en despegarse de Amira para no incomodarla, demasiado contacto visual podía delatar que escondía algo y  aunque Fleur llevaba toda su vida fingiendo no se le daba bien mentir de manera tan directa. Aunque sus intenciones eran buenas la culpabilidad se apoderó de ella, si la valkyria percibió un cambio o no en sus emociones sería todo un misterio.

Pronto las conversaciones rutinarias se aunaron en una sola y Fleur puso las palmas de las manos en sus rodillas, algo inquieta pero aliviada porque Lethe fuera tan directa. Como persona con temor a sacar temas de conversación escabrosos agradecía que alguien no se molestara en dar tantos rodeos.
—Tampoco yo—añadió tras Pefka, frunciendo el ceño cuando mencionó realizar algo grotesco, lo cierto es que estaba de acuerdo con él—. Pero estoy a favor de buscarla, no perdemos nada si lo hacemos con cautela y ya ha pasado demasiado tiempo... —su última frase en cambio tuvo un matiz de nostalgia, intentó reunir toda su fuerza de voluntad para esquivar la mirada de Maila. La hawaiana seguía poniéndola tan nerviosa como el primer día.

Maila siguió dándole bocados a la manzana, con sus ojos puestos en la arena. Ésta danzaba enfrente suya, adquiriendo diferentes formas a medida que la hawaiana se las imaginaba en su cabeza. Esferas, números e incluso espirales. La obediencia de su dominio era casi orgánico y automático, y pocas veces desobedecía sus órdenes. De repente dos mariposas hechas de hojas revolotearon alrededor de la arena, y la chica alzó la vista con una sonrisa divertida hacia Chromsa. En cierta forma sus transformaciones eran muy similares, más allá del hecho de ser brujos. Podían crear multitud de complejas figuras, solo limitadas por la creatividad e imaginación de cada uno. Su dominio seguiría la trayectoria de vuelo de las mariposas, como si de una estela se tratara, mientras la hawaiana fijaba toda su atención en las palabras de Lethe.

-Ni yo.- Dijo Maila con gesto preocupado. No tenía la menor idea de dónde podría estar aquella persona que podía ayudarles. Había dedicado tanto tiempo a estudiar sobre su naturaleza como bruja y en aprender nuevos hechizos de búsqueda que no había visitado muchos lugares concurridos, o preguntado a mucha gente.- Pero tenemos que descubrirlo rápido, antes de que sea...tarde.- Comentó más para sí misma que para el resto, con la mirada gacha y tono de gravedad. Maila intentaba no ser pesimista y tener la esperanza de encontrar a sus amigos con vida, pero con cada día que pasaba le costaba mucho más mantener esa esperanza. Y sus compañeros podrían verlo claramente en el tono de su voz.

La hawaiana miraría durante un segundo a Fleur, consciente de que la francesa la estaba evitando con la mirada. No es que esperara otra cosa llegados a ese punto, ella también se sentía tensa con su presencia en aquellos instantes. Luego volvería a centrarse en su dominio frunciendo el ceño, perdida en sus pensamientos. La arena dejó de seguir la trayectoria de las mariposas de Chromsa y volvió con su ama, adquiriendo aspecto de cinco esferas, cada una del tamaño de una mano.

—¿Envidia de qué? —respondió a Pefka con inocencia claramente fingida.

Parece que su animados “buenos días” habían recibido críticas mixtas, de acuerdo a las caras que otros hacían. No podía culparles, claro, todos estaban afectados después de haber buscado tanto y obtenido tan poco.

Se acercó a Lethe y posó su mano sobre su brazo. Sabía que, de todos los presentes, ella era de los que más le estaba afectando la situación. Y, por supuesto, se iban a apoyar los unos a los otros.

—Yo tampoco sé nada de la tal… Esa. ¿Pero igual alguno de los que lleva más tiempo por aquí si sabe cómo encontrarla? Me imagino si ya era conocida alguien lo sabrá.

Semanas antes había encontrado la camisa gris, que llevaba puesta, en un baúl con el que había tropezado, realmente aquel mueble se le puso delante sin previo aviso. Estaba junto al pantalón negro que aguantan sus manos llenas de rasguños. Debajo de ellos, vio un traje completo, también negro. La chaqueta del traje era como esos trajes de bodas, los trajes de pingüinos. ¿Se llaman así?  Seguro que tienen un nombre más serio y menos gracioso. Le hizo gracia que fueran de su talla. El baúl estaba repleto de prendas, pero aquellas eran la únicas que le quedaban como hecha  a medida. Así que se lo tomó como una señal. La dobló y se la llevó sin pensar en el dueño.  Guardó el traje para una ocasión especial.
Tenía la cara llena de arañazos y había aguantado su pelo con un cordón suelto que estaba en el baúl. Realmente tenía todo el cuerpo lleno de moratones y rasguños. Tuvo que buscar ropa precisamente por eso. Sus entrenamientos cada vez eran más peligrosos, Toni se atrevía cada vez más. Tubo tiempo para adaptarse, incluso al dolor. Todo fue demasiado intenso. En cuanto supo de la inauguración de la torre de entrenamiento casi se mudó allí, no hacia más. Tuvo alguna que otra conversación, sobre todo con los de su Torreón, pero también había empezado a  conocer a las demás criaturas, tan interesantes como excéntricas, siempre se planteaba si a él lo verían igual de excéntrico. Le atraía la idea.
En una ocasión casi se le sale el corazón por la boca. De repente una voz decía que la ciudad contaba con nueva monarca. "Salve a la reina", dijo en cuanto se le pasó el susto y el voz se callo. Realmente no le podía importar menos. Estaba demasiado interesado en mejorar sus habilidades. Desde que destrozó una pared de piedra con un estornudo entre la calles de la que ahora era su ciudad, se le metió en la cabeza que podría hacer daño a sus amigos. Jamás se lo perdonaría.

Al entrar vio como, frente a Maila, estaba su arena, a Toni le hacía gracia pensar en esa area como pequeños y diminutos hijos de su amiga. Vio como dos mariposas revoloteando sobre esta. Estaban hablando de los desaparecidos. Igual solo querían que no se les encontrasen.
– Hola familia– dijo sacando las manos de los bolsillos –¿a quien tenemos que buscar para que nos ayuden a buscar?

El buen humor se intentaba mantener cuando se podía, pero aquel tema siempre acababa por salir. Llevaban meses con los mismos resultados que el primer día, pero no podían quedarse de brazos cruzados esperando que un día aparecieran por la puerta. Al menos en esta ciudad no.

Chromsa esperó la respuesta de cada uno de los presentes, con la esperanza de que alguno hubiera encontrado algo. No era el caso, aunque al menos ofrecían su ayuda con ánimo. Se fijó sobre todo en Maila, no solo porque las mariposas hoja siguieran en su cercanía sino por su tono de voz. En el fondo todos se encontraban igual, algunos escondiéndolo mejor que otros. Con algo de lástima y en un intento de confortarla, lanzó un discreto y rápido hechizo térmico en una de las mariposas y la posó con suavidad en el hombro de la terrestre, mientras que la otra volvió con el ochrorio. No era tan buen sustituto como un abrazo o una palmada en la espalda, pero esperaba que la animara un poco.

Tras eso, el brujo dijo: -Kradko tiene razón, puede que alguno de los veteranos sepa algo al respecto. Podría preguntarle a Erknest, aunque tal vez podamos empezar a preguntar por aquí. A Heraldo o a Kirés por ejemplo, o a cualquier otro que esté.- Quería sonarle que alguna vez su maestro había mencionado algo parecido a lo que podrían estar buscando, aunque con la cantidad de cosas difíciles de creer que contaba costaba saber si aquella no era una de ellas.

Saludó a Toni cuando llegó y, siguiendo su pregunta, hizo otra mirando al resto: -Pues creo que tampoco sabemos su nombre, ¿no? Solo sabemos que buscamos a una investigadora.-

Mientras daba bocados a lo que le quedaba de desayuno atendió a la respuesta de cada uno. Parecía ser que uno por uno no caían en una persona que encajase en la descripción de investigadora o algo parecido, Adam no estaba solo en lo perdido que estaba conforme a ello.

—Yo… ni idea de quién puede ser la verdad —exhaló con decepción—. Hace bastante que no visito a Enredo, miraré si puedo preguntarle a ver que tal —ya con el asunto de que Kolja no aparecía lo llevó a abandonar por un lado su formación con el brujo de las enredaderas y enfocarse un poco en las desapariciones, además de tener su tiempo libre estudiado y atender a lo que Erknest demande. Chromsa lo mencionó y el pegaso asintió a la sugerencia por si el caballero ciervo sabe algo—. He conocido a unos pocos: a Devoss que es un licántropo, un hombre sin cabeza que se hace llamar Cerbero y un cambiante, Rox. Ninguno de los tres es lo que buscamos, pero los tenemos ahí por si acaso nos son de ayuda.

Al final no mencionó a Fardalann porque no encajaba y se lo prefirió guardar, ese hombre no le trasmitía muy buena vibra. Alzó la mano para saludar a Toni en cuanto bajó, dando vueltas a sus pensamientos. ¿Donde porían encontrar a esa investigadora?

Se sorprendió un poco al notar el contacto de Kradko porque no se lo esperaba, pero hizo su mejor esfuerzo por dedicar una breve y débil sonrisa a la niña y le apretó suavemente la mano antes de soltarla, en señal de agradecimiento.

Tal y como sospechaba nadie sabía más que ella misma, aunque había tenido la pequeña esperanza de que sí. Le gustó saber que todos estaban dispuestos a averiguarlo y a acudir a esa persona, no obstante, incluso si no tenía muy claro a qué se refería Pefka con “mientras no sea algo grotesco”. De verdad esperaba que no estuviesen metiéndose en ningún lío con una persona desagradable de tantas que había en la ciudad.

De entre las numerosas propuestas sobre a quién preguntar, ella ya se había formado su propia idea anteriormente anticipando aquel desconocimiento general, por lo que se mostró de acuerdo con el fauno de inmediato.
—Lo más sencillo es empezar por Kirés. Iré en cuanto termine de desayunar a preguntarle, espero que no haya salido de la torre aún.
Le costaba reconocerlo, pero sabía que podría haber acudido al paladin antes: simplemente temía importunarle y que la viese como una molestia. Era el primero de su especie con el que tenía contacto desde que tenía tres años y su habitual torpeza social parecía acrecentarse con aquellas circunstancias añadidas. La horus prefería no darle muchas vueltas porque se sentía francamente tonta comportándose de aquella manera. El otro enderth les había demostrado que era buena persona y que podían preguntarle cosas sin problema, no era necesario darle tantas vueltas.

Antes de que terminasen se les unió Toni, y le resumieron brevemente la conversación y lo que pensaban hacer. Dejó que otros terminasen de explicarle cualquier detalle que faltase y se dirigió al cuarto del enderth, ignorando cualquier sensación innecesaria: simplemente le iba a hacer una pregunta que además era importante. Por fortuna, el paladin sí se encontraba en su cuarto.

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Regresó junto al resto tras una charla con el enderth que mantuvo lo más breve posible para no hacerles esperar.
—No hace falta que busquemos más: la persona que buscamos se llama Dama Enigma. Es amiga cercana de Kirés, de hecho, así que me ha dado indicaciones exactas sobre dónde encontrarla y me ha asegurado que es una persona de fiar —dejó brevemente que sus palabras calasen en el resto, aunque quería proponer salir lo antes posible en su busca.

Según se fue desarrollando la conversación, el hijo de lunas se había ido sintiendo mejor al respecto de no haber preguntado por su cuenta. Toni puso el broche a aquel intercambio de "notenemosniideas" con su particular pregunta, y no pudo evitar reírse un poco. Pero Lethe sí que había hecho sus deberes, por lo visto, así que se sintió aliviado. Si ese tal Kirés podía ponerles en la dirección adecuada, por fin podrían salir en busca de algo más concreto, que ya era algo bastante diferente después de todas las partidas de búsqueda en el vacío y con el desconocimiento más absoluto.

A la vuelta de la enderth, escuchó con atención mientras iba apretando los puños. Tenía unas ganas tremendas de poder salir a por esa Dama Enigma y seguir con la desaparición de sus compañeros. Tenían todo lo que necesitaban, tan solo restaba salir a por ello. Y qué alivio que le hubieran dado buenas referencias, también.
—¡Qué bien! Parece que tenemos por fin algo a lo que agarrarnos, máxime si es de fiar, asíque,¿nos preparamosparasalir? —sugirió, y de la emoción se le amontonaron las palabras finales. En cuanto se apuntaran, saldría a por sus cosas con casi la misma velocidad con la que hablaba o pensaba desde la salida de la Luna. Casi, porque era imposible igualar con su palmoteo el parloteo que era capaz de producir en ambos planos.

Fleur siguió con la mirada la estela de la arena danzando en el aire e intercambiando lo que parecía un baile con las mariposas de hojas de Chromsa. La imagen era preciosa, pero la joven francesa parpadeó algo intimidada cuando sus ojos chocaron con los de Maila. Seguía avergonzada por el daño que le había causado y sentía que algo le apretaba el estómago cada vez que establecían contacto visual. Sin embargo, la hawaiana no podía atraerle más en esos instantes mientras su dominio se doblegaba a su voluntad. Tenía tantas ganas de dirigirse hacia ella y abrazarla tras pedirle perdón que casi tuvo que aferrarse al borde de la mesa para frenar ese magnetismo. Agitó la cabeza, no podía permitirse seguir siendo tan egoísta y pensar en sus problemas personales cuando la vida de sus compañeros podía estar en juego.

Por suerte, la entrada de Toni la hizo centrarse más en el asunto. La siwani lo saludó con una sonrisa provocada por sus recurrentes redundancias y se apresuró a ser una de las personas que le explicaría con profundidad qué estaba ocurriendo y lo que tramaban.

—Dama Enigma... —susurró a la vuelta de lethe, la enderth había hablado con un tal Kirés y este les había proporcionado cierta información. No la conocía, pero es que salvo al varmano que la ayudó con su vuelo nefasto no se había relacionado con más veteranos—. ¡Sí! —comentó tras el hijo de Lunas, compartiendo algo de su entusiasmo—. Quizá deberíamos salir ya  —y para demostrar ejemplo se levantó, ultimando sus pertenencias y repasando los hechizos más útiles.

Quién sabía, a lo mejor, por una sola vez, les pasaba algo bueno.

A los pocos segundos de terminar de hablar sintió una reconfortante subida de temperatura, en uno de sus hombros. Maila dejó de prestarle atención a su dominio para descubrir de qué se trataba, y pudo ver una de las mariposas de hojas de Chromsa posada en su hombro. Tras comprender rápidamente lo que ocurría, la hawaiana le dedicaría una plena sonrisa y una mirada cargada de agradecimiento, sorprendida un poco por ese acto tan bondadoso. Después siguió escuchando los comentarios de sus compañeros y cómo ninguno de ellos sabia quién era aquella persona ni donde se encontraba. Corrían con el tiempo en contra, cada segundo que pasaba la posibilidad de encontrarlos disminuía. Y Maila empezaba a sentir una opresión en el pecho, fruto del estrés. Toni tampoco sabía nada, a juzgar por su pregunta cuando llegó, y rápidamente lo pusieron al día sobre la conversación.

Por suerte, Lethe sabía por dónde empezar a buscar: Kirés. Cuando volvió con el grupo fue con buenas noticias. Y por primera vez en todo el tiempo que sus amigos estaban desaparecidos, sintió una pequeña luz de esperanza. Como si se tratara del destello de un faro en medio de una noche tormentosa en el océano. <<Dama Enigma...>> Pensó la hawaiana con aire pensativo. Kirés decía que era de fiar, y ahora Lethe conocía la ubicación de aquella, nunca mejor dicho, enigmática figura que les podía echar una mano. Maila se levantó con rapidez de su silla, con energías renovadas y la certeza de que ya no había mucho más que hacer allí.

-Si, vámonos ya. No podemos perder más tiempo.- Secundó con impaciencia los comentarios de Pefka y Fleur, mientras se apartaba un rizo del pelo y después empezaba a prepararse para salir. La arena danzó entre sus compañeros sin llegar a tocarlos, como si el subconsciente de la hawaiana los instara a darse prisa.

El pequeño gesto de la clinger pareció ser apreciado, lo que le alegró un poco. Lo cierto es que ella misma lo necesitaba. Se lo estaba tomando bastante bien de momento, pero aun así la situación estaba muy lejos de no afectarle.

Al cabo de un rato pareció, por eso, que podrían tener un pequeño rayo de esperanza. Tras estar un rato simplemente esperando a Lethe mientras tomaba algo de desayuno, esta volvió con buenas noticias sobre la llamada “Dama Enigma”.

—¡Hora de salir, pues! —Dijo. Ella misma estaba lista para hacerlo, pues nunca tenía mucho que llevar.

Le explicaron todo lo que se había perdido de la conversación. Intentó retener todo los detalles sin mucho éxito. Agradeció que le pusieran al día, llevaba unos días algo alejado de todo.
Estuvieron hablando e intentando saber de quién hablaban y Toni seguía pareciéndole gracioso que tuvieran que buscar a alguien para buscar a alguien. Demasiados pasos tenía esa búsqueda. Hablaron hasta que llegó Lethe que volvió con el nombre de la detective.
—Vaya que oportuno el nombre, Dama Enigma, a ver si nos resuelve este—dijo. Le hacía especial gracia los nombres de los habitantes de la ciudad, parecía que todos habían escogido un nombre muy oportuno para lo que eran.
—Vamos, vamos, habrá que resolver el enigma con Dama Enigma– en su cabeza había sonado mejor . «Chiste repetido Toni», pensó. Cada vez se sentía menos identificado con su nombre.

El grupo finalmente decidió preguntar a alguno de los ciudadanos más veteranos que conocían. Lethe en concreto propuso a Kirés, a lo cual Chromsa no podía estar más de acuerdo. Prácticamente fue de los primeros ciudadanos que conocieron y ya les ayudó el primer día después de la transformación, seguro que podría echarles una mano con la búsqueda.

Mientras terminaba el desayuno y junto al resto ponían a Toni al tanto de la conversación que habían tenido, la enderth se dirigió a hablar con el veterano. No tardó en volver y, por una vez desde que habían empezado a buscar a los desaparecidos, con buenas noticias. No solo tenían un nombre, ciertamente enigmático, sino que tenían las indicaciones para llegar hasta ella.

-¡Alabada sea la Acromía, que suerte! Estoy seguro de que con su ayuda daremos con alguna pista.- dijo animado ante las palabras de Lethe. Ver a todos tan motivados de nuevo era una buena señal a opinión del brujo. Por fin había algo de esperanza en aquel asunto.

Algunos de sus compañeros no tardaron en ponerse en marcha, a lo cual se sumó al instante: -Claro. Yo estoy listo, así que en cuanto estéis deberíamos salir.- A la vez que decía aquello se levantó de la mesa, algo nervioso ante la curiosidad por saber cómo era Dama Enigma y cómo podría ayudarles. Las dos mariposas de hojas revolotearon alrededor del fauno con impaciencia, de forma similar al resto de hojas.

Al cabo de un rato Lethe ofreció pedir ayuda a Kirés, aquien hombre pájaro que conocieron en los jardines de la memoria en su día. Su mención le trajo recuerdos de ese día y lo mucho que han cambiado algunos desde entonces, fue incluso nostálgico. Adam no pudo estar más de acuerdo en preguntarle ya que siempre le pareció de confianza.

Ella marchó a buscarlo y reunió esperanzas en ella para obtener información de él. Lethe siempre fue como una líder para el resto a ojos del pegaso, tenía una capacidad única para organizar cualquier situación con su diligencia y seriedad y en el fondo la admiraba mucho. Mientras pensaba en ello observó el amalgama de hojas secas y arena que danzaba en el aire. Estaba acostumbrado a dominio del fauno pero la arena… se le hacía mística al moverse así.

—«Dama Enigma» —Pensó para sí, era un nombre que no daba lugar a dudas desde luego. Si ya saben por donde buscar al fin tienen un motivo para actuar y Adam, ni corto ni perezoso, se levantó junto al resto. Todos mostraban las mismas ganas de saber el paradero de sus compañeros desaparecidos y él no iba a ser menos—. Me prepararé en un momento, ojalá nos diga algo sobre ellos—. Se le notaba algo ansioso en querer hacer la búsqueda de una buena vez, se aseguraría de regañar a Kolja por marcharse sin avisar en cuanto lo viese.

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