Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

La ira y el desprecio pintaron la cara de Alder, como no lo habían hecho en ningun momento desde que se conocían. Especialmente el desprecio.

- Milagro. No me hagas reir.- pero la pregunta sobre qué hacer era algo que también se paseaba por su cabeza. Algo en su cabeza le recordaba que le faltaba poder y apoyo como para llevarse sin más a Yoel de ahi. Incapaz de herir fisicamente, al menos, no se calló.- Te diré que no voy a hacer: no voy a llamarte jamas Zmey, a menos que quiera burlarme de esta mentira de niño pequeño que te has montado. Tampoco creo que te llame Yrio, porque felicidades, estas matando realmente al Yrio al que Seon y yo conocimos y al que queriamos algo. Puedes esclavizar todo Sinhdro, si te apetece.Los monstruos mueren solos.

-Ningún monstruo muere solo. Todos se llevan a alguien con ellos, y aunque no lo hagan tarde o temprano alguien les acompaña... - estaba empezando a cansarse. Alder seguía siendo sinhadre, toda ella, y estaba teniendo exactamente la reacción que había esperado. Era una mas de todos los habitantes de su antiguo mundo- Y por mucho que te rias sigo siendo un milagro, igual que Atol, igual que Seon, igual que K. Puedo esclavizar Sinhdro si quiero, tan solo tengo que presentarle el proyecto al Consejo, incluso podría acabar con Sinhdro entero si ellos me dejasen- su fachada empezaba a quebrarse- He vivido pensando que era un bueno para nada, un inutil, un apéndice para ese idiota- señaló a Yoel- Los devotos lo veis todo muy bonito, os creeis con el derecho a decir quien es persona y quien no, pero ¿qué habría sido de mi si llego a ''hacer lo correcto''? ¿Y casos como el de Ariv? Sabes lo que habría sido de ella... y te parece bien. Te habría parecido bien si hubiese muerto en la criba, porque ella tampoco era una persona, solo era un despojo, algo que sobra y que hay que eliminar, igual que iba a serlo yo...

Las manos de Zmey prendieron. Su postura no era relajada, estaba plantado en la puerta con los puños cerrados. En su rostro se reflejaba exactamente la misma expresión de desprecio que la de Alder.

-Zmey es mil veces más de lo que Yrio podría haber sido. Ya no voy a ir detrás de hipócritas como tu para buscar una aprobación a medias, ni desperdiciaré mi potencial por culpa de la palabra de un puñado de chalados que se creen en posesion de la verdad absoluta. Tienes razón en que el cambio de ojos no sirve para nada, el color de ojos en si no sirve para nada, lo que tu crees que es una aberración aquí no vale nada, y si te importa más el miedo que esté pasando Yoel al que haya pasado yo, esta claro que tu amistad tampoco vale nada.

Zmey lloraba lágrimas de rabia, que se evaporaban según iban bajando por sus mejillas. Las velas y antorchas de la habitación se habían consumido, las llamas amenazaban con su luz, pero todos los muebles estaban hechizados, así que no podían extenderse. Zmey llevaba mucho tiempo solo, no era nada nuevo, pero aquel día, el último resquicio de esperanza que le quedaba iba a desaparecer.

-No te atrevas a compararte con gente que es mil veces mejor que tu. – dijo alzando el tono de voz ante la mención de sus compañeros. Una parte de ella había estado esperando a aquello, a verlo enfadado, a hacerlo rabiar. Por eso no se había marchado antes. Yrio ya había hecho daño antes de empezar a hablar.- Estas tan podrido por dentro que no llegas ni a chuparle las botas a cualquiera de ellos.  
-¿Ariv? Vas a sacar a colación a todos nuestros compañeros de cosecha? Estas hablando de matar a mucho mas que Ariv como si realmente estuviese en tu mano. Quema todo Sinhdro, eso te hará un hombre.- el calor de las llamas le daba lo mismo, estaba demasiado herida y demasiado  enfadada. – Zmey es Yrio, gilipollas. TU eres Yrio. Puedes meter tu cabeza de claro en una cloaca si te apetece, y seguirás siendo el mismo. Hagas. Lo. Que. Hagas.   ¿no quieres aprobación a medias? Ya has escupido nuestro cariño  y dejado claro que al todopoderoso Yrio la amistad se la suda. No me queda una gota de respeto para ti.¿Quieres creer que todo esto te hace mejor? Eres un pobre imbécil recién transformado y con los humos muy altos. No te has vuelto invencible. De hecho, toda esta pantomima demuestra que tampoco te has hecho mayor.

Alder escupió antes de darse la vuelta y bajar. No lo hizo deprisa,como hubiera querido, sino presa de una falsa calma. Un ultimo gesto de desprecio. Ella también temblaba.

-¡CIERRA LA BOCA, RETRASADA, VA A...!!

El grito de terror de Yoel no se oyó por encima del rugido del dragón, que no era sinó el llanto de un niño roto. Zmey estaba oficialmente solo, pero como había dicho, los monstruos siempre se llevan a alguien consigo. Era un dragón alargado como una serpiente, hecho de las llamas descontroladas de las antorchas, alimentado por la rabia y la desesperación del piromante. Siguió a Alder escaleras abajo, con la boca abierta, y en cuando las mandíbulas fueron a cerrarse sobre ella se esfumaron.

Zmey estaba aun de pie en la puerta de su habitación, Yoel estaba agarrado a él, temblando descontroladamente, y llorando. El piromante lo miró unos segundos, y lo echó fuera del dormitorio para meterse él y cerrar la puerta. Un calor asfixiante surgía de la habitación, por lo que Yoel se alejó un par de pasos. Miró hacia atrás, dond ya no quedaba rastro del dragón, y miró a la puerta.

Jack
Había escuchado toda la conversación, atendido a los cambios de tono, los gestos del uno y la otra, sin perder de vista tampoco a Yoel. Como era de esperar, lo que ambos se decían se podría condensar en algún tipo de veneno letal. Y la situación se fue caldeando, literal y metafóricamente, según hablaban. Alder sólo empezó a temblar al marcharse, pero el otro ya estaba descontrolado.

Aún en forma de humo, bajé siguiendo a la criatura de fuego hasta lograr adelantarme <<Me está dispersando, joder...>> Para cuando Yoel gritaba, yo me materializaba a mitad de camino entre el techo y los escalones finales, con un hechizo en los labios y otro en la cabeza, aunque sólo hizo falta el primero: un escudo mágico sobre la chica. El dragón de fuego murió de un plumazo, pero antes de dirigirme a la sinhadre miré hacia arriba <<No viene. Que no venga>> Ignorando con una mueca una quemadura en el costado, me dirigí a Alder:
-¿Estás bien? No sé si eres valiente o un tanto despreocupada, pero... Ya da igual. ¿Quieres que te acompañe a Serpentaria o...?

Atol
Mientras Pablo hablaba, empezamos a escuchar ruido fuera. Ruido que fue en aumento traduciéndose en voces nada apacibles. El grito de una voz desconocida y el pasar a toda velocidad de algo por la escalera me hizo salir del dormitorio con una de mis armas y buscando el origen. Cuál fue mi sorpresa al ver cómo algo de fuego se estampaba contra un escudo mágico levantado en torno a Alder, con Jack a un lado hablándole. <<Eso ha bajado... ¡Hacia arriba!>>

Arriba, en la puerta cerrada del piromante, encontré a un muchacho que nunca había visto. Y sin duda había sido Zmey, ya que de la habitación emanaba bastante calor. Pero el nuevo... Aunque aparentase poca amenaza, le hablé empuñando las armas, lo suficientemente alto como para que me oyera él, el de dentro y cualquiera.

-¿Y tú quién demonios eres?
-¡Atol! ¡Baja, anda, deja a ese en paz!-me interpeló el vampiro desde abajo.
-¿Qué? Pero...-pero volví a oír el mismo grito y bajé a trompicones.-¿Qué diablos ha pasado? ¿De donde salió eso?
-Cosas de sinhadres. No soy quien para explicarlo. El de arriba es sinhadre también. ¿Estaba herido?
-¿Eh? ¿Zmey ha... ¿El de arriba? No, estaba entero. ¿Por qué cojones iba a lanzaros esa cosa de fuego?
-Descuida, no era para mí; si no estaría bien muerto el mocoso... Un momento que esto escuece...-se curó la quemadura y nos miró.-Ahora... Bueno, a ver, Alder... ¿Qué vas a hacer?
-¿Hacer? Yo me quedo con Alder. Me importan un cuerno los motivos de Zmey o su magia, me quedo con Alder.-insistí, sin darle la espalda a las escaleras.

Un rugido, seguido de un bofetón de calor. Alder solo captó por el rabillo del ojo como moría el hechizo a su espalda. Jack había aparecido de la nada. No sabía muy bien como mirarlo, había participado en la captura de Yoel, por lo que Yrio decía. Y es posible que hubiera estado toda la conversación también. “Valiente “. No, no se situaría en ninguna de las dos opciones.

- Solo si crees que cuando vuelva a darme la vuelta un cobarde tratará de convertirme un montoncito humeante.- dijo, camuflando la amargura en un tono mordaz. Estuvo en silencio cuando apareció Atol, aunque una parte de ella todavía habría gritado acerca de todos los descendientes de Yrio como explicación. La muestra de lealtad del libense, sin embargo, se ganó un abrazó. Alder escondió la cabeza en el hueco de su hombro, y lo estrujó entre sus brazos. Durante unos segundos, permaneció callada.

- Vuelvo a Serpentaria.- dijo monocorde. Y salió del edificio sin despedirse de nadie. Atol le dio alcance poco antes de cruzar el umbral. No habló inmediatamente, no estaba muy segura de que decirle.

Sigue en la Torre Serpentaria.

Yoel seguía en la puerta. Un tipo raro se le acercó armado, le amenazó, y el vampiro Jack lo alejó de él. Estaba temblando de miedo, no sabía qué hacer ni adonde ir. Zmey estaba descontrolado, pero no saldría de su habitación hasta calmarse, y quien sabe cuanto podría tardar.

Como era de esperar, se olvidaron de él. La edeel que había confrontado al piromante se iba, acompañada del tipo raro. << ''Me importan un cuerno los motivos de Zmey o su magia, me quedo con Alder.''>> Alder, ese era su nombre. Zmey le había dicho que no tenía amigos, y no le había sorprendido, ya en Sinhdro no los tenía, pero todo aquel numerito le había dejado un sabor extraño en la boca. Se sentía fuera de lugar, se sentía triste, y no comprendía nada, pero al mismo tiempo empezaba a comprender algunas cosas. Zmey estaba completamente solo. Y él también.

-¡Eh, tú, vampiro!- llamó a Jack, limpiandose las lágrimas de los ojos.- Mucha mierda de enfrentar a Zmey por lo que me hizo pero bien que me dejais solos, ¿eh? ¿Qué cojones pasa commigo ahora?

Según gritaba entre tembleques, bajana las escaleras, hasta estar a la altura del rubio.

-Tú le llevaste a Sinhdro, tu nos trajiste a los dos y al parecer tú trajiste a todos los sinhadres de aquí. Quiero saber que cojones está pasando, y quiero saber por qué el enano llorón y torpe que era mi aurva se ha convertido en eso. ¿Qué cojones le habeis hecho?

Mientras en su dormitorio, Zmey se había calmado de la pataleta, pero mantenía las llamas vivas, rodeándolo. El calor lo reconfortaba. Había dado por perdidas a Alder y Seon desde hacía bastante tiempo. Muchas veces se preguntaba qué cojones hacían en aquella ciudad, por qué las habían elegido, no pintaban nada allí, eran demasiado correctas y alegres, y como correctas y alegres que eran, sabía que si se adaptaba a la ciudad acabarían por rechazarlo << Lo veía venir, ¿pero por qué me duele?>> Mantener el papel de monstruo era dificil, y ahora que tenía que mantenerlo las 24 horas se sentía agotado. Había dejaso a Yoel fuera, probablemente trataría de escapar, o tal ves los otros lo ''rescatasen'' << Ya iré a buscarlo luego... y si oponen resistencia, haré arder todo...>> fue lo último que pensó antes de quedarse dormido.

No dije mucho más, ya que se escuchó un ruido y el libense salió a ver que era. Encogiéndome de hombros también lo hice, aunque sin prisas.

Desde luego se había liado una buena. Vi a Alder marcharse, a Atol saliendo tras ella, a un chico que no conocía de nada y “¿Jack? ¿Qué me he perdido?”

-¿Y todo este alboroto? Creía que la fiesta fue ayer-

<<No lo hará>> pensé en responder a Alder, pero no lo hice. No tenía muchas ganas de hablar: me habían "aguado" el día. Sólo me encogí de hombros y me despedí de ambos. Luego me dirigí de nuevo a las escaleras, en parte porque aún quería hablar con Pablo, y en parte por Yoel.

Este último no se hizo esperar, lloriqueando y hablándome. No estaba de humor para semejantes modales, por lo que lo cogí de la camiseta y lo estampé contra la pared, aunque sin buscar hacerle daño. Eso sí, si el mozo miraba hacia abajo, entendería que si le llegaba a soltar, rodaría escalones abajo. <<¿Por ti? No me seas patético tú también. Yo les coseché, no pienso ver cómo se matan entre ellos por un delirio de grandeza. Y encima a Alder, que no tiene ni magia ni tenía armas a mano. Si alguien matará a alguien, seré yo>>

-Ahora que estás a mi altura, vamos a hablar como personas civilizadas. Yo no he enfrentado a Zmey por ti, mocoso, sino por Alder. A ti puede despellejarte si quiere que yo no me interpondré. Y yo...-me interrumpí al ver al otro vampiro.-Vaya, hola, Pablo, estaba a punto de decirle a este las formas de despellejar a alguien sin que muera en el proceso. Mira, bonito, lo que le pasa a Zmey lo ha provocado su inmadurez. Sigue siendo el mismo que me traje, sólo que vive encerrado en una muralla de fuego que piensa que es impenetrable y super poderosa. Patético.

Tras decir eso, terminé de subir la escalera y lo solté a salvo. <<Ojalá no le hubiera hablado aquel día en el Burdel, ni dado semejantes ánimos. ¿Pero cómo iba a saber que se le iría la pinza tanto?>>

-Mira, tenía esperanzas en Yrio o Zmey. Antes de ir a por ti, al menos. Pero no era esto lo que pensaba que pasaría. ¿Qué quieres que pase contigo ahora? Podría devolverte a tu tierra, borrarte la memoria y dejarte perdido en algún bosque. ¿Quieres eso? Pero, oh, Zmey volvería a buscarte y arrasaría todo Sinhdro a su paso. ¿Cómo demonios se le ocurre creer que le dejarían? ¿O que yo le dejaría?

Ahí me detuve para reírme a carcajadas. <<Quemar Sinhdro... Será estúpido. Si el Consejo decidiera algo, sería conquistarlo, no arrasarlo. Y si lo conquistásemos, no se lo daríamos a un loco>> Cuando se me pasó el ataque, hice varios hechizos ignífugos para mí. Luego rodeé al joven, para interponerme entre él y el dormitorio del piromante, y le miré nuevamente.
-Dime, ¿qué quieres hacer con tu vida? ¿Te gusta esto? ¿Qué cojones, citándote, quieres que pase contigo ahora? Date prisa, no querrás que tu todopoderoso dueño se cabree más.

Parecía que aquella ciudad estaba poblada solo por bravucones. El vampiro lo lenvantó del suelo, y Yoel pataleó unos instantes, agarrándose a sus manos para sentirse más seguro. No le miró a los ojos, tan solo miraba las escaleras bajo él, pero le respondió, sin que la voz se le quebrara.

-Si tanta ilusión te hace, sueltame. Zmey pensó que me había matado cuando me empujó por las escaleras, supongo que es la forma con la que el gran alma quiere recibirme. Y me refería a... la del pelo verde... Alder... es la que puso esa cara cuando Zmey le dijo por qué estaba aquí, ya se que a ti te da igual si yo muero, a ti y al resto de los que viven aquí- se agarró con más fuerza, usando las uñas. Cuando lo dejó en el suelo, trató de recolocarse la ropa. Estaba aterrado, pero no pudo evitar usar un tono sarcástico cuando Jack repitió las palabras de la peliverde- Oh, sí, en mi pueblo es muy putamente normal que las personas inmaduras secuestren a gente, la esclavicen y se planteen arrasar un mundo entero, es lo más normal del mundo... ¿Y tenías esperanzas? Está claro que lo conocías muy putamente bien, ¿tenías esperanzas en un monstruo, pero no sabías que lo era hasta que me secuestró?  Ahora el que se ríe soy yo...-suspiró- Si no vas a darme respuestas no me las des, no necesito que me amenacen más, ya tengo a Zmey para eso, no hacía falta montar el numerito

Zmey abrió la puerta en ese momento. Yoel hablaba en un tono muy alto, por pura histeria, y estando el cuarto al lado había que erar muy sordo para no oirle. Fulminó a Jack con la mirada, pero el resto de su rostro era una máscara de cera.

-Creo que en Rocavarancolia hay una ley sobre el maltrato a esclavos ajenos- dijo simplemente.- Si te ha ofendido de alguna forma me pides cuentas a mi, no te tomas la justicia por tu cuenta.

O el mocoso era sordo o era otro inepto como Yrio. <<No me ha entendido o se ha quedado con lo que le ha convenido? ¿Por qué demonios he perdido mi tiempo con este niñato? Y ahora el otro...>> pensé, mientras la puerta se abría. Inmediatamente lancé el segundo hechizo que tenía en mente desde antes, creando una burbuja de silencio en la zona. Si esto se desmadraba, nadie más tenía que enterarse y menos aún, arriesgarse a ver qué pasaba y salir herido. <<Como Pablo o Atol, que menos mal que salieron tras el fuego>>

Pero me ahora me venía el listillo este con leyes. <<¿Qué leyes? Aquí la única ley que hay es la de no intervención. La única ley que protege a los esclavos es la de la fuerza>> Me estaba cabreando aún más, ya no era sólo la amenaza de quemar Sinhdro sino la forma que tenía de hablar <<¿No lleva aquí ni un año y ya se cree un archimago o algo invencible?>> Y me estaban haciendo perder el tiempo de una forma... Asquerosa. <<¡Quemar Sinhdro, que le encanta a Erika! Chaval, yo no soy de los que castigan después del delito... Si puede evitarse antes, ¿por qué esperar?>>Pero ya que perdía el tiempo, le diría cuatro palabritas al idiota que tenía delante. Pero a su manera.

Antes de responder, hice una reverencia y luego adopté un tono sumiso.

-¿Ofendido? Lamento oír eso, vuestro siervo no ha hecho tal cosa. Y lamento corregiros, divino señor, mas no hay tal ley. Y debo disculparme de nuevo, porque aquí el ofensor no es vuestro lloriqueante siervo.

Me detuve y dejé de interponerme entre ambos, para quedar en forma de triángulo. Cuando volví a hablar, cambié de tono bruscamente. Quería terminar con esto de una puñetera vez, pero quería... Tenía que quedarme tranquilo y para ello tenía que decirle todo. Y me aseguraría de que me escuchara, no como el idiota de Yoel.

-Sino tú. Sí, tú, omnipotente novato. ¿Sabes por qué? Primero, ofenderte a ti mismo, haciéndote daño con esta pantomima de niño pequeño. Esto no es madurar. No eres un milagro, ni un monstruo. Eres patético. Punto dos: has intentado matar a Alder sin tener en cuenta que cualquiera podría haber salido y quemarse en el proceso. ¿Sabes? Hay que ser un dios para estar solo voluntariamente, si no, acabas así. Y tercer punto: Sinhdro es mi coto de caza, el mundo que mejor se adapta a mis necesidades y no toleraré que nadie intente destruirlo, ni siquiera quemar un simple barrio. Y como te conozco, loco, como ya quemaste parte de esta ciudad, ¿qué te impide quemar parte de otra? No pienso permitirlo.

<<Si mato por sangre, mequetrefe, ¿qué crees que haría por mis intereses a largo plazo e incluso por los planes con Erika y Sinhdro?>>

-Y como extra; ¿has olvidado ya la charla que tuvimos en el Burdel? El Zmey con el que hablé no estaba loco. No tenía delirios de grandeza ni se creía un puto milagro. Tener poder no te hace poderoso, te hacen poderoso tus acciones. ¿Y sabes? Yo también soy un monstruo, pero no serás como yo. ¿Suena esto egoísta? Oh, perdona, yo te traje a este puto mundo. Y yo, como cualquier puto monstruo de esta ciudad, puedo... Sacarte.-y ahí miré a Yoel.-Y a ti incluido. ¿Entonces qué? ¿Vas a madurar un poquito y a dejar de defraudar a la gente que creyó en ti, como yo? ¿O vas a seguir siendo un niño pequeño que tortura a su pareja para creerse superior? Porque si quieres demostrar que eres tan jodidamente poderoso, demuéstralo con hechos a alguien que pueda ponerse a tu nivel, no a este saco de huesos.-acabé, señalando a Yoel.

El siguiente hechizo que tenía en mente era, sin duda, el de invocar otro escudo mágico y, de ser necesario, le seguirían mis armas.

-¿Si te ha ofendido él por qué has venido a amenazarme a mi?- se quejó Yoel por lo bajo, pero en cuanto recibió la orden de entrar en la habitación, lo hizo sin pensar.

Zmey tenía los ojos hinchados, y de la habitación detrás de él salía calor y humo. Aguantó todo el discurso de Jack sin inmutarse, aunque por dentro estuviese despedazándose. Lo de Alder le había dolido, pero que encima llegase Jack, de entre todas las personas, a hurgarle la herida...

-Gracias por tus sabias palabras, me son de gran ayuda- mintió en tono monocorde.- No he intentado matar a Alder, ese hechizo lo aprendí para hacer un espectáculo en el encuentro de la playa, pero no tuve ocasión de usarlo- era un recuerdo amargo como tantos otros- Estaba enfadado... lo sigo estando, pero no podría matar a Alder. Y lo del Sinhdro era un ejemplo, la misma Alder lo puso, y puedo perfectamente arrasar Sinhdro yo solo, es un mundo poco avanzado y yo soy un incendio andante muy dificil de apagar, pero que pueda hacerlo no significa que tenga intenciones reales de hacerlo, y precisamente porque puedo el Consejo no me va a dejar poner un pie en ningún mundo vinculado sin supervisión. No soy idiota, aunque todos penseis lo contrario...

Hizo una pausa, para dejar que el vampiro siguiera con su perorata, y en eso se asomó Yoel, sorprendido tal vez por que Zmey no estuviera teniendo otro brote de ira.

-Sí, ya veo que me conoces muy bien- comentó. << Ya, y nos cosechaste por la mera bondad de tu corazón y no porque fuera tu puto trabajo>>- Mira, Alder tenía razones para escupirme a la cara, he atacado cosas importantes para ella, pero ya que sabes que no voy a intentar matar a Alder ni voy a dañar tu querido Sihndro, no tienes más razones para amenazarme. Si quieres matarme porque te caigo mal o porque te apetece supongo que nada te lo impide, pero no intentes justificarlo con alguna moral o algún sermón sobre la madurez y la amistad. Y ahí una noticia, la gente no madura porque venga alguien a amenazarle de muerte si no lo hace.

No se creia capaz de aguantar más mierda que le echara el vampiro. No sabía si estaba resistiendo por supervivencia o porque ya estaba cansado de estallar en llamas. Los constantes cambios emocionales eran agotadores, y esa mañana no había tenido las horas de sueño que le correspondían.

Pues menuda fiesta, si. Una que incluía despellejar viva a la gente. "¿Y que necesidad había de contárselo? O lo haces o no lo haces. No veo la utilidad de que lo sepa."

-Hablas demasiado- Eso fue lo único que le dije al vampiro.
No sabía los detalles, y ya que ni siquiera conocía al desconocido al que Jack estaba amenazando decidí quedarme al margen, al menos hasta que Yrio Salio y comenzó la discusión; Y discusión era una forma suave de decirlo, porque parecía que fueran a matarse en cualquier momento.


-Ey, relajaos un poco No hace falta tirarse al cuello por decir cosas que todos sabemos que no van a suceder realmente.- No es que fuera a servir de mucho seguramente, pero al menos nadie me podría decir que no lo intenté.
-Se supone que el asesino descontrolado de la sede soy yo. ¿Tan mal esta la situación como para que tenga que ser yo quien se meta para intentar calmar las cosas? Lo dudo. Así que menos humos- 

Y me quedé a gusto, al menos al principio, porque tardé un segundo en comprender lo que ese último comentario podía significar en este caso concreto.

-Oh.. esto...- Miré a Ambos, ya que ambos tenían transformaciones que implicaban humo -juro que no lo he dicho por la transformación. Me ha salido solo, lo siento- Aunque por que tendría que disculparme? Ni que tuviera yo la culpa de nada -¡Gah! da igual. Ya he dicho lo que tenía que decir. Vosotros sabréis si os matáis o no, así que me voy. Estaré en mi habitación si alguien me necesita para algo-

Y a mi habitación fui, a seguir con lo que fuera que estuviera haciendo antes de que se montara todo el alboroto.

Los animos de Tap estaban por las nubes cuando llegó a la sede, de tal manera que ni lo turbia que estaba la situación en esos momentos significó nada. Buscó a Pablo, pero al encontrárselo metido en mitad del meollo, decidió hacer de espectador por un rato. <<A ver a qué repoblador le hechan ahora la culpa de que su situación sea una mierda>>. A pesar de sus buenos ánimos, los pensamientos que dedicó no fueron tan buenos. << Se merecen que los encierren a todos en cacerolas gigantes, eso es lo que se merecen. Y no veo el problema en quemar Sinhdro, solo sería un sitio menos del que traer gigantes. El mundo está lleno de ellos. Tanto dará>>. Pasó un rato y al final le estaba cogiendo el gustillo a ver sufrir a los gigantes. <<Como si el color de los ojos os volviera inteligentes, vaya desperdicio de hechizos. Y el vampiro este no sé de qué se queja, la culpa es suya por mover la mierda del sitio en el que la cagan>> y así hasta que vio que Pablo se iba y decidió ir a cazarlo.

Pasó a su habitación y poseyó la libreta con el lapicero sujeto dentro de las anillas. Buscó la puerta de Poblo por el pasillo y llamó, solo porque no podía atravesarla -por ahora-. Mientras esperaba a que le abriera, fue escribiendo lo primero que Pablo leería:

"Tengo los mejores metales irrenses para ti, pero necesito tu ayuda a cambio".

Me había puesto a planificar diseños, pensando en preparar algo con fines defensivos, pero mis conocimientos de runas aun no eran suficientes como para ello. En su lugar comencé a pensar en hacerme una versión mejorada de los guanteletes, con añadidos que me facilitaran también el combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo tenía un problema: Si quería que fuera bueno necesitaría materiales decentes y no los tenía. Tal vez fuera solo casualidad, pero lo cierto era que el ofrecimiento de Tap me vino como anillo al dedo.

Cuando escuché que llamaban a la puerta me levante a abrirla, preguntándome quien sería. Y ahí estaba el mensaje, Y naturalmente el repoblador no estaba visible. 
Ya fuera por la guerra que librábamos, o por el simple hecho de que era Tap, lo primero que pensé al abrir fue que quizás fuera una trampa, ya que la habitación estaba hechizada para impedírselo, y así tirarme algo a la cara, algo explosivo seguramente. Por suerte no fue así, pero tome nota de que debía instalar un campo de fuerza que se activara cuando la abriera y evitar disgustos.

-Vaya vaya- No pude evitar sonreír al pensar lo que tendría que estar costándole al repoblador tragarse su orgullo y pedirme ayuda. -¿Y que clase de impedimento ha llevado al todopoderoso Tap a rebajarse tanto como para pedirle ayuda  a un gigante?-

Aun con todo lo que le dijo Alder, aun con todo lo que le dije yo, seguía manteniendo la compostura. Eso sí, si antes olía a presa, ahora apestaba. Pero eso tenía cierto punto a su favor. El otro punto era que no había estallado en llamas ni nada <<entra en mantener la compostura, ya, pero...>>

-Vale. ¿Sermón sobre moral, madurez o amistad? Qué divertido. Mientes como un bellaco, y crees que lo haces bien, pero las presas siempre huelen a presas.

Luego me encaminé escaleras abajo, pasé por la puerta donde se había metido Pablo, pero lo ignoré <<A la porra, otro día>> Y al llegar casi a la salida, entró el helión con cara de pocos amigos.
-¡Tú! ¿Qué ha pasado? Alder me lo ha contado, ¿ha pasado algo?
-Malditos novatos... No, no ha pasado nada. Y borra esa mirada asesina y esa sangre alterada.
-¿Eh?
-Sabes de lo que hablo, guerrero. Suficiente ya por hoy. Guarda las armas para otro momento, anda. ¡Nos vemos!

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Atol
Después de la salida del vampiro... <<Gah. Si dijo eso, sería por algo>>
-Vale. Seguiré con mis cosas entonces.-me despedí.

Y eso hice tras volver a mi dormitorio. Pero eso sí, lo primero que hice fue encantar casi todo el lugar con hechizos ignífugos, mi ropa incluida.

Antes de la Luna, esa pregunta habría sido respondida a dardazos. Ahora era más complicado. De hecho no podría responderla ni a gritos, que solían ser su segunda opción. <<Por esto necesito el cuerpo>> pensó malhumorado. En mitad del pasillo, la libreta se batía contra un temblor incontrolado. Tap trataba de calmarse dentro de sus páginas para no arrancarlas.

Cuando consiguió mantener un "pulso" estable para escribir, le respondió:

"Es obligatorio ir acompañado de un follacardos. Si no, no te dejan cruzar el portal" y para Tap esta afirmación no podría considerarse mentira. "Necesito alguien corpóreo para hacer un par de chuminadas mágicas en público" reconoció al final. "Y no eres la única persona capaz de hacer esas dos filigranas, así que si no te interesan esos metales, dímelo y me olvido de ti". No tenía ganas de perder el tiempo con alguien que no pensaba colaborar. Lo que se jugaba era demasiado importante.