Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

Cuando Karime oyó la referencia al chocolate, sonrió abiertamente y comenzó a dar saltos y palmaditas como si fuera una niña a punto de abrir su regalo de cumpleaños. Echaba de menos ese tipo de conversaciones que siempre tenía con Lima durante las clases o los entrenamientos después de una noche de marcha. Cuando Yrio le habló de su altura, la licántropa se dio cuenta que efectivamente el sinhadre había crecido y que, posiblemente, pronto la superaría en altura, pero la libense le quitó importancia removiéndole el pelo.

- Nah, nah. Por mucho que superes a la misma torre en altura, no dejaras de ser mi pequeñín.

La libense guiñó un ojo al helión antes de sentarse a comer en la mesa. Al momento, un olor a quemado invadió la estancia y el sinhadre apareció con una nota que los de la torre Serpentaria habían mandado a través de los portales. La idea de ir un día todos juntos a la playa se le antojaba perfecta. Ni planeándolo hubiera acabado teniendo un plan tan bueno para despedirse de todos antes de irse a vivir como loba. Agua, sol, diversión con sus amigos, pasar el tiempo juntos,… la idea era del todo apetecible.

- ¿Qué si vamos a ir? ¡Claro que sí!- exclamó encantada.- Yo voy. De hecho, creo que todos deberíamos ir. ¿Cuándo fue la última vez que nos divertimos en grupo? Yo creo que nunca. Apúntame, apúntame, corre.- exigió finalmente a Atol. Luego oyó la referencia del foner a unos tales “Zmey” y “Skarog”, de los cuales nunca había oído hablar.- ¿Qué pasa, Tirachinas, tus cambios también afectan al idioma? ¿Qué pene es un “Zmey” y qué cosa es “Skarog”?

- Contad con nosotras- dijo Seon sonriente.
-Sí, desde luego. - miró a los dos nombrados, con curiosidad por sus respuestas. No tuvo problemas en aclararle a su amiga que Zmey y Skarog eran los nombres rocavarancoleses de Yrio y Atol.- Me cuesta hacerme a la idea de llamaros por ningun nombre que no sea el vuestro. Son muchos meses ya, pero si realmente lo quieres, Yrio..

Terminaron de comer, comentando con ilusión el plan y cuanto hacia que no pisaban la playa. Fue entonces cuando lo recordó de pronto.
- Karime! casi me olvido- le tendió un cuaderno vacio que había sacado de serpentaria.- quizás deberías llevar un recuento de tus conquistas. Es cuestion de tiempo que alguien caiga a tus insinuaciones sexuales, y dadas todas las que haces...

Era una broma, por supuesto.

No me di cuenta de que DL me había llamado con el nuevo nombre hasta que K lo repitió, preguntando qué era. Tragué saliva y, maldiciendo mentalmente a los presentes por si alguno se iba de la lengua, escuché a Alder explicarlo. Para ir cambiando de tema, solo añadí:

-Pero que lo use quien quiera, vaya, solo es para la ciudad en sí. Como libense sigo siendo Atol, me refiero.-respondo, nervioso, mientras me intento convencer de que no es mentira.-Apuntadas pues. Y yo también, de paso. Zmey, ¿te decides entonces? ¿O lo mando y ya lo decides en estos días? Aún hay tiempo.-inquiero finalmente, ya que de los presentes sólo queda él.

Pero mentalmente estoy hecho un caos. <<¿Cómo verá K el origen del nombre? No le he mentido, sigo siendo el mismo, el nombrecito es solo por y para la ciudad... Pero bueno, ahora no es buen momento para sacar el tema...>> Y me acostaría ya, pero no me fío <<No tendría que haber fardado del nombre al luchar contra Ramas delante de estos dos... Maldita la hora...>>

Por lo menos, al escuchar lo del cuaderno pude reírme un rato. Sin embargo, en mitad de la broma mis aspiraciones se juntaron con la problemática ideológica y empecé a desear aún más el momento de irme a mi cuarto. <<Terminad de cenar ya, malditos>>

La libense oyó la explicación sobre los nombres de sus amigos. Ya había oído a algunos que se habían cambiado el nombre y no entendía esa necesidad. Para ella, portar su nombre y su origen era un orgullo y no pensaba cambiarlo.

- Pues siento mucho informaros que, a no ser que sea del todo necesario, os pienso seguir llamando con el nombre con el que os conocí.- informó.

Comieron tranquilamente, mientras la licántropa perfeccionaba en su mente los planes que se le habían facilitado ante el inesperado día de playa. “Aunque aún tengo que hablar con Branniel.” Se dijo y decidió rastrear al trasgo el día siguiente. Al terminar de comer, Alder le entregó un regalo que no se esperaba.

- ¿Dudas acaso de que vaya a caer nadie? ¿¡Lo dudas!? ¡Solo estoy allanando el terreno!- bromeó recibiendo el cuaderno.

A pesar de su propia broma y de la de Alder, Karime comenzó a pensar en lo útil que podría ser llevar un recuento de los chicos que quería que acabaran en su cama y tacharlos cuando eso hubiera sucedido.

- Pero, si, lo voy a usar.- comenzó a emocionarse.- ¡Si en realidad es súper práctico! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¡Hay tanto buenorro por ahí suelto que tengo que apuntarme sus nombres para que no se me olviden! Conforme desfilen por mi cama, los iré tachando, así siempre sabré quien me falta y quién no.

Llegados a ese punto, la libense se encontraba emocionadísima con la idea y se levantó tan rápido de la silla que cayó al suelo de culos. Como si no hubiera pasado nada, se levantó de nuevo y salió disparada por la puerta en busca de un lápiz, un bolígrafo o cualquier objeto con el que pudiera escribir. Cuando lo encontró, comenzó a escribir los nombres de todos los chicos que quería que figuraran en su lista, sin dejarse a DL, al que tachó al instante, para que quedara constancia de ello.

- ¡Atol!- gritó desde la otra habitación.- ¿Tu nombre se escribe con H o sin ella?

Después del revuelo por la nota Zmey se sentó a comer tranquilamente. Ellos hablaban y discutían, él comía. No se sació del todo, pero ya bajaríaa la noche para robar algún aperitivo.

-Me apunto a los entrenamientos. Ya pensaba que tendría que resignarme a practicar siempre solo por culpa de mi dichoso poder... Lo de la playa aún no lo sé, hay personas a las que no querría volverles a ver la cara, deja que me lo piense...

Dejó que avanzase la cháchara y las bromas, pero a la llegada del comentario de Karime su expresión se ensombreció. Él también le daba mucha importancia a los nombres, y por eso no se lo había cambiado solo de cara a la ciudad. Era algo más simbólico, algo importante para él.

-Pues siento decirte que nadie va a responderte al nombre de Yrio, K- dijo dejando el plato a un lado. Su tono era frío y serio, pero no parecía enfadado- Porque Yrio está muerto, y si no lo está, ya me aseguraré yo de matarlo... Decidme la fecha del encuentro y ya veré si voy...

No esperó a que nadie le respondiese, se acercó a la nota y la leyó una última vez antes de marcharse de la cocina.

Subió a su habitación, y antes de entrar pasó por las llamas todos sus muebles y sus pertenencias para evitar que le ocurriese el incidente con las runas. Maldijo a Tap una y mil veces, y se apuntó mentalmente que tenía que buscar la forma de anclar el fuego a sus paredes para que el poltergeist no se atreviese a entrar más en su habitación. Se tumbó en la cama y cogió su nuevo diario y una pluma. Empezó a escribir lo acontecido en el día, sus avances y las cosas que consideraba importantes, sin mencionar la invitación ni la visita en ningun momento.

En cuanto al nombre, K respondió lo que esperaba y asentí. Luego siguió hablando sobre su nueva libreta y su lista hasta que se levantó de la cocina y, como si no se hubiera caído ni nada, salió un momento.

Lo que dijo Zmey sobre la gente de la playa me recordó alguna cosa que otra, pero no le di tanta importancia. <<Si alguien quiere malos rollos en la quedada, que se lo diga a mis uñas si se atreve>> Lo que no entendí fue lo de que "Yrio" estaba muerto... <<Sólo hemos cambiado, no creo que su cambio sea para tanto>> Pero no dije nada cuando se fue, solo le enseñé la fecha.

-Vale, voy a mandarlo.

Mientras quemaba el mensaje, me llegó la voz de K desde su habitación, con algo que me dejó traspuesto unos segundos. Hasta que logré hablar. <<¿Hatol? ¿En serio?>>

-¡Lo que mi Señora desee, pero personalmente es sin H!-respondí en grito.

Terminé de enviar el mensaje y volví a la cocina, dirigiendo una mirada evaluadora a DL sin ninguna discreción. <<Mira que compartir libreta con... con vete a saber quién de estos. No son guerreros, no son libenses, no tienen cuerpo siquiera... ¿Tanto buenorro por ahí suelto? Bah. Y encima al mínimo arañazo se mueren del susto, ¡bah!>> Pero realmente me había alegrado la noche, problemas aparte.

Entonces, y sin que se notase, confirmé el envío del mensaje. También, asaltado por una idea <<¿se irán Alder y Seon o planean pasar la noche? Pregunta y ocúpate luego>>, pregunté directamente:

-¿Estáis de visita o planeáis quedaros esta noche?

Alder se removió incomoda en la silla ante la respuesta de Yrio sobre su nombre. Ambas sinhadres parecían preocupadas por aquella afirmación de querer acabar con quien era.
El entusiasmo de Karime por el regalo dejó a la edeel estupefacta. La vio salir de la cocina a toda velocidad, después de explicar que haría una lista de nombres para tachar. "Menuda he provocado". La voz de la libense también llegó a la cocina, haciéndolas reir. Las chicas lo vieron entrar y ambas le sonrieron divertidas. Cruzaron una mirada antes de contestar.

- Supongo que nos quedaremos, aunque estaremos despiertas hasta noche oscura.

Agradeció que Zmey estuviese de acuerdo en apuntarse a los entrenamientos, escuchando las palabras que le dirigía a Karime  sobre su nombre Yrio y que este dijera que esa persona había muerto. "¿Que le estará pasando? No compartí torreón con el, pero no parecía así antes" pensó viendo como se iba a su habitación, el chico era bastante difícil de tratar, estaba bastante arisco la mayoría del tiempo. El regalo que le entro Alder a Karime le causo gracia, ¿una libreta para enlistar a los chicos con los que se acostaba? Resultaba bastante propio de Karime. Esta se fue corriendo super feliz a algún lado para justo después a gritos preguntar a Skarog sobre su nombre a gritos eso si, bueno su anterior nombre.

-¿Que pasa? ¿Porque me miras así?- preguntó DL extrañado por aquella forma de mirarle del helión, como si estuviese tratando de averiguar si era valido para algo- Siento como si intentaras diseccionando con la mirada o como mínimo, desvestirme -añadió un tanto entretenido por la mirada del libense, encogiéndose de hombros, escuchando la pregunta que le dirigía a las sinhadres y la respuesta de Alder.

- Bueno, si os quedáis bienvenidas, si al final decidis dormir tenéis cuartos de sobra por aquí- añadió mirando a las chicas con una media sonrisa, observando atentamente a Alder, no pudiendo aun obviar que seguía teniendo en un rincón de su mente su anterior paranoia. Sacudió la cabeza, eso mejor cuando estuviera tranquilo en su cuarto, antes de volver a hablar- Yo me voy a acostar ya sino os importa, llevo todo el día sin parar quieto, si necesitarais algún tipo de compañía o con quien hablar, bueno Tap no duerme y debe andar por aquí y Pablo es nocturno también. Así que, buenas noches a los tres- dijo sonriendo a ambas sinhadres y del helión, antes de tomar sus platos y lavarlos en la cocina para luego subir a su cuarto tumbándose en la cama bocarriba, cansado aunque no lo pareciera el entrenamiento con Skarog no había sido duro pero si que había necesitado mucha atención y bastante control así que estaba un poco agarrotado. Y fue ahí en la tranquilidad de su cuarto, cuando ya solo tenia que dejar la mente vagar antes de por fin dormirse que comenzó a pensar de forma algo inquietante sobre ese estado molesto de rato antes poco habitual en el, pero sabia que hasta que no dejara eso en claro no podría estar tranquilo. Maldecía a veces a su cerebro, así que lo mejor para intentar conseguir dormirse era dejar vagar su mente hasta que esta se agotase, llegando finalmente a una especie de conclusión tras lo que le parecieron horas.

"¿Sera por Alder, por Shiz, por eso que me ha parecido oír? ¿O es por otra cosa?" pensó ya mareándose solo, definitivamente era pésimo para esas cosas, darle demasiadas vueltas a algo cuando ni siquiera lo entendías era un dolor. Empezaba palpitarle las sienes, definitivamente se complicaba mucho la vida y sabía que no podría descansar tranquilo hasta saber el porqué de ese malestar. Tenía una ligera idea de que era por Shiz y por Alder, aunque no tenía claro el por qué, solo había sido el pensar que podrían haber hecho algo de eso, que ni siquiera sabía si era así, y sentirse molesto. Lo cual eran un poco absurdo, realmente no le importaba con quien se acostasen aquellos dos, en el caso de que fuese aquello y no solo paranoia suya, eran tan libres como el mismo y tampoco es que tuviese mucho derecho a decir nada cuando el había hecho lo mismo con Karime, así que no entendía del todo su molestia al respecto. "Mi cabeza va a estallar". Realmente a veces se odiaba por no poder dejar algo sin analizar. Por suerte para el estaba cansado y el cansancio de su cuerpo pudo mas que la tozudez de su cabeza en seguir dándole vueltas al asunto en aquellos momentos, quedándose finalmente dormido.

Después de que Saren se instalara en uno de los cuartos del último piso de la Sede, el tiempo para el norteño paso muy rápido. Se había presentado al día siguiente en la biblioteca para cumplir con su trabajo, y desde el primero momento el bibliotecario le demostró que no iba a tener un horario normal. Los días para el idrino se sucedieron uno tras otro sin nada remarcable, y aunque la mayor parte de sus tareas las realizaba por las noches y utilizaba los días para dormir, lo que aprendía en los libros que ordenaba para Biblios merecían el esfuerzo. La relación con la mayoría de sus amigos se volvió prácticamente inexistente al no verlos apenas, y en sus salidas nocturnas solo se cruzó con Pablo y Zmey, limitando las conversaciones con sus compañeros al vampiro y al piromante en su mayoría. El tiempo que no ocupaba en su trabajo o en dormir lo dedicaba a continuar entrenando, pero al no tener un compañero de prácticas en condiciones, se centró en un entrenamiento mas personal, trabajando su cuerpo y practicando a ponerse y quitarse la piel. Al principio le costo bastante esto último, ponérsela no era un problema, solo se tenía que envolver en ella, pero quitársela era otra cuestión, y el proceso se le hacía extraño. Con la práctica, no obstante, se volvió algo fácil, y una semana después de la llegada de la Luna ya era capaz de quitársela a la misma velocidad que se la ponía.


Era de madrugada cuando el norteño apareció frente a la puerta de la Sede. Llevaba un libro bajo el brazo y se le notaba algo cansado, acababa de salir del trabajo. Entró después de murmurar la contraseña, y se dirigió a su cuarto en silencio, cuidándose de no despertar a nadie con su llegada. Una vez en su habitación dejo su abrigo en el perchero, y sacando su piel del baúl en que la guardaba, se sentó en su escritorio con el libro. Había preparado aquel baúl para cerrarlo con magia y una pauta que solo el conocía al hacersele incómodo cargar todo el día con la piel, y la guardaba en el desde entonces. Había encontrado otra forma para guardar la piel en lugar seguro y tener acceso a ella en todo momento, pero necesitaría ayuda para prepararla y aun no sabía a quién pedírsela. Mientras ojeaba el libro, que trataba sobre el vuelo de las aves, le vino a la cabeza de nuevo el mensaje que Shiz le había trasmitido el día anterior de parte de Noel, el draco que había conocido la noche de su trasformación. Apenas había tenido tiempo libre desde aquel día, pero era cierto que no se había olvidado de la oferta de entrenar con aquel chico el manejo del hacha, y recibir noticias suyas le había mejorado el humor.

Tras repasar por enésima el esquema de las evoluciones de una ave en todas las fases de vuelo, el chico se sintió preparado para intentarlo por su cuenta, y trazando un hechizo de levitación, salió por la ventana hacia el tejado, llevando la piel consigo. Una vez tuvo los pies en suelo firme de nuevo, el norteño se envolvió en las plumas, y se trasformó al instante en roc, observando con su penetrantes ojos la ciudad que le rodeaba. Sus sentidos en aquella forma se agudizaban, y desde aquella altura podía ver cosas que se le escapaban cuando estaba en su forma idrina, podía ver que el suelo estaba muy lejos. Inspiró con fuerza, inflando el pecho, y se acercó al borde, aferrándose a el con las garras.
-”Vamos, pollo inútil, tienes que aprender a volar de una puñetera vez, ¿qué gracia podría tener entonces el trasformarse en un roc gigante?” -se increpó a si mismo, armándose de valor y desplegando las alas.

Repasando una vez mas de memoria el esquema de vuelo, contuvo el aliento y saltó al vació, sintiendo como sus alas recogían el aire y lo impulsaban hacia arriba. Durante un segundo creyó que lo había conseguido, y el comienzo de un grito de triunfo murió en su pico para trasformarse en un graznido de pánico al ser reclamado por la gravedad. El norteño tardó unos segundos en tranquilizarse lo suficiente como para quitarse la piel mientras caía, y haciendo un esfuerzo tremendo para no ceder al miedo, el idrino trazó apresuradamente un hechizo de levitación, lo suficientemente rápido como para no hacerse puré contra el tejado de un edificio. A pesar de todo el golpe fue doloroso, y el chico sintió como sus costillas se quejaban mientras resbalaba unos metros por las tejas agrietadas del ruinoso edificio. Su respiración estaba acelerada, y su mano izquierda aferraba con fuerza la piel, apretándola contra el pecho. Así permaneció unos segundos, respirando entrecortadamente, pero poco a poco empezó a reírse, con suavidad al principio, pero con verdadera alegría después. Aquel fugaz segundo en el que había creído estar volando había sido fantástico, y quería revivir aquella sensación cuanto antes.

El norteño se puso en pie trabajosamente, aun magullado, y trazando un hechizo de levitación por tercera vez se deslizó hacia la calle entre bufidos y risas apagadas, con una mezcla de sonrisa y mueca dolorida en el rostro.

Esta vez no me arriesgué a volver volando. No necesitaba perderme y estrellarme con desconocidos dos veces en un mismo día, y gracias a ello llegué a la sede sin incidentes.

El silencio que me recibió una vez dentro era prueba palpable de que a estas alturas todos se habían ido a dormir ya “Y yo debería hacerlo también” No fue hasta que abrí la puerta de mi cuarto cuando descubrí la primera runa, pintada en la propia puerta.

Mi primer impulso fue llevarme una mano a la empuñadura de mi daga, pero lo solté enseguida. La runa había sido pintada con tiza, y solo había una persona en la sede que dibujaría con tiza una runa en un sitio tan malo como para que nadie picase. “Tap. Esta me la vas a pagar”

Lejos de ser la última, fui encontrando más y mas runas dentro de mi cuarto. De hecho había tantas que me llevó un rato muy largo deshacerme de todas, más que suficiente como para poder imaginarme al repoblador siendo asesinado de una cantidad muy amplia y variada de formas desagradables. Desde luego esto no iba a quedar así, y no pensaba esperar ni al día siguiente para devolvérsela. “¿Quiere runas? Yo le daré runas”

Temíblemente armado con mi material de escritura salí de mi cuarto y me puse frente al de Tap. Tardé unos instantes en visualizar el circuito y luego me puse manos a la obra. No habría sabido decir cuanto tarde, no mucho seguramente. 
Lo que había preparado era un sistema para que la puerta volara por los aires si alguien intentaba abrirla. Nada excesivamente complicado, y ya sabía de primera mano que Tap sobrevivía a las explosiones. Como arreglo final pegué un trozo de papel en el que escribí: “Puerta bomba. No abrir si no eres Tap” y con ello di por finalizada mi obra.

Cuando volvía a mi cuarto escuché lo que parecía un... ¿grito? Seguido de un estruendo. “Demasiado pronto para que bichejo invisible haya picado. Además viene de fuera” Tras asomarme por una ventana y ver un tipo gris empotrado en un tejado até cabos.
“Saren... Sienta bien saber que no soy el único que todavía no se ha sacado el carné de vuelo”

El idrino no tardó mucho en aparecer por la puerta. Allí había bajado a esperarle.
-Bonito aterrizaje. Espero que tu día no haya sido igual de productivo. ¿Qué tal todo?-

Asentí a su respuesta, aunque no me pasaron desapercibidas sus miradas divertidas. Sin embargo, hice caso omiso a las palabras de DL.
-De acuerdo, imagino que K os buscará sitio libre. Que tengáis buena noche.

Acompañé las buenas noches de una inclinación de cabeza a las chicas. Y tras percatarme de algo, dediqué una mirada a DL. Luego salí hacia mi dormitorio y, tras desvestirme, caí con una sonrisa en la cama, agotado tras el largo día.

Lo días siguientes a recibir aquel mensaje de Shizel sobre la playa y sufrir una cierta paranoia que no llevaba sintiendo desde los últimos meses de cosechado, fueron un poco tortuosos. En grana parte porque descubrió, no de muy buena forma a decir verdad, los intentos rúnicos de Tap, cuando al despertarse al día siguiente tras aquella conversación sobre  ir a la playa se encontró con que el dichosos poltergeist había decidido dar muestras de que aun existía y de que podía joderles la existía un poquito mas, cuando al ir al salir de su cuarto no vio la runa de la puerta y al tocarla se quedo paralizado como imbécil frente al trozo de madera por casi una hora. De algún modo resultaba gracioso ver runas escritas por el por los cuartos del torreón, al parecer DL no fue el único que las sufrió, al menos Tap tenia otra forma ahora de "comunicarse" aunque fuese de una forma un poco molesta para quien lo sufriera. Tras eso DL se aseguro de mirar todo su cuarto para borrar las runas que encontrase cuidando de no paralizarse de nuevo y no se sintió en paz y a salvo en su propio cuarto, cuando no quedo ni una. Después de aquel incidente los siguientes días solo fueron rutinarios.

La rutina fue la habitual, con la excepción tal vez que ahora hablaba mas con sus compañeros de la Sede y había cierta emoción en el aire con el tema de la playa, que esperaba no fuese a estropearse por malos rollos. Otra cosa que cambio fueron sus avances en practica personal, ajeno a los entrenamientos mágicos, como método para que la cabeza dejara el tema que aprecia que se había vuelto su tema principal en esos días, el asunto de Alder y Shizel, intento concentrarse el mayor tiempo posible en su propia transformación y en los cambios que podía realizar, practicando tanto la forma de crearse ropa, de forma torpe pero medio decente, como el cambio de sexo, cosa que aun no llevaba muy allá. Todo eso, junto a los entrenamientos tanto físicos con Skarog, como con magia con los demás fue una forma de distracción de sus pensamientos, en gran parte, no era fácil dejar de pensar en lo que parecía carcomerle la mente en los últimos días cuando Shizel faltaba de vez en cuando a los entrenamientos y DL sin darse mucha cuenta aun del por qué lo echaba en falta en el lugar, a pesar de que eran bastantes y que los otros que habían,  todos ellos tenían un buen nivel de magia en caso de la necesidad de entrenar. También se dio cuenta que estaba mas atento de lo habitual al Idrino, tanto si aparecía a los entrenamientos como si no y en el caso de aparecer se mantenía por lo general a su lado, aunque en parte también motivado por el tema de que estuviesen tanto Enredo como Skarog en el grupo de entrenamiento, y dejarlos hablar aunque fuera.

Aquello para el foner llegaba ser un autentico dolor, demasiadas cosas en la que pensar, algunas de las que ni siquiera lograba entender porque las pensaba y empezaba a ponerle nervioso y bastante hiperactivo, buscando formas de distraerse o dejar la mente en blanco. Los días anteriores a la playa, fueron de todo menos relajantes, tanto por su extraña actitud ante el idrino, como por sus entrenamientos, en todos los ámbitos, que estaban resultandole cada vez de mayor nivel dado a sus esfuerzos por intentar cansarse para quedarse dormido nada mas llegar a su cuarto y acostarse, así evitaba el pensar o dejar su mente vagar. Por eso cuando por fin llego el amanecer  del día que iban a la playa para DL fue un autentico alivio, o bueno en parte, no quitaba aun su desconfianza y temor al agua, pero al menos seria una forma de relajarse o al menos eso esperaba, sentía que como no distrajera su mente y se relajara un poco terminaría estallando en combustión espontanea. Por eso cuando amaneció se fue a bañar, colocándose algo de ropa cómoda, pues lo de crearla aun andaba en proceso, comió algo y espero a que los demás despertaran para salir todos juntos. Pronto Skarog y el resto se presentaron.

-Bueno, vayámonos ya, que seguramente conociendo a Shizel ya estará esperándonos junto al resto- dijo sonriendo de buen humor, se veía un poco cansado pero esperaba que ese día calmarse sus pensamientos y lo relajara, aunque lo veía un poco complicado siendo que Shizel estaría en la playa, el cual por algún motivo era en parte el causante de sus dolores de cabeza. "Solo es paranoia tuya DL, deja de darle vueltas por hoy, es un día para relajarse y divertirse" pensó antes de salir del torreón hacia la playa.

Sigue en la Bahía de los Naufragios.

Los días siguientes pasaron entrenando magia en el Anfiteatro con los demás. Notaba a la gente animada por la playa, pero en mi caso el bienestar era por los progresos con la magia.

Aunque si de progresos hablamos, mención especial a los de Tap con las runas de parálisis. Una me dejó paralizado al día siguiente de la visita de las sinhadres. Nada más poner un pie en el suelo, zas. Pero no perdí el tiempo y logré identificar la runa dibujada en el suelo, así que cuando se me pasó el efecto, me hice intangible. Así fui buscando y limpiando. Por lo visto tampoco fui el único afectado, ya que alguien se vengó preparando una "puerta bomba" en el dormitorio de Tap.

Pero también aproveché para aprender a hacerla, ensayando conmigo mismo durante la noche, tumbado en la cama. Había perdido práctica desde que se las hice a Pablo, pero un día antes de la playa logré realizarlas. También pasé ratos intentando diseñar algo que me sirviera de arma y no me molestase al usar las uñas. Al final me decanté por la media distancia con una guja en cada brazo, sujetada a estos, con dos mangos para usarla a larga o media distancia. Para estos tuve que valerme del hechizo de fundir materiales entre sí, pero nunca lo había realizado y logré realizarlo la noche justo antes de la playa.

Así que ese día desperté, algo cansado por el trabajo de los días y horas anteriores, y bajé a la cocina a preparar bocadillos -el mío bien cargado con carne- para los que iríamos de la Sede. <<Me vendrá bien salir un rato y despejarme. Y luego a seguir trabajando>> Porque daba igual qué arma empleara, necesitaba una protección sólida para las uñas. <<Quizá en un tiempo pueda hacer una forja con runas... Tendré que hablarlo con Pablo, que se le dan mejor>> Pensando en esto, me vestí algo ligero, pantalón corto y camiseta igual, ambas prendas de color claro, y me presenté descalzo junto a los demás. Pero que fuera un día de playa no nos eximía del peligro, por lo que traía mi guja modificada.

-Buenos días. ¿Nos vamos?

Sigue en la Bahía de los Naufragios.

El trayecto hasta la Sede fue corto, y cuando llegó a la puerta, Pablo le estaba esperando. Escucho sus palabras con atención, y entró junto al vampiro con una sonrisa, cerrando la puerta tras él.
-Ese aterrizaje se merece una diez por originalidad, seguro que cualquier jurado competente estaría de acuerdo conmigo -comentó riendo, antes de ponerse a evaluar los daños. Levantó su camiseta y observó el golpe que tenía en el costado, pasando con cuidado los dedos y retirándoles al primer pinchazo de dolor.
-Al menos luciré la medalla con orgullo un par de días, este cardenal va a ponerse de un bonito color morado -no creía que fuera necesario curarlo con magia, serviría para recordarle que le iba a costar aprender a volar.

Se bajo de nuevo la camiseta y se dirigió a la cocina, acompañado por Pablo, con el que iba conversando sobre el día a día de ambos. El norteño no tenía mucho que contar, últimamente vivía una rutina porque el trabajo en la biblioteca absorbía la mayor parte de su tiempo, pero aun así le comentó los progresos que había hecho en el cambio de piel. Saren le ofreció al vampiro algo de comer, pero el chico declinó, así que el idrino se preparó una ensalada. Las noticias sobre las runas que Pablo se había encontrado en su habitación llamaron su atención, y estuvo de acuerdo con el humano en que solo podían ser obra de Tap, así que era posible que hubiese mas en el resto del edificio.
-¿Una runa de explosión?, ¿enserió? -preguntó cuando el español le comentó su plan de venganza-, menos mal que este edificio es ignífugo, que si no... En fin, es casi seguro que el destrozo va a causar problemas, si no es ti sera a Tap -rió mientras empezaba a comer-, aunque yo me preocuparía mas por la contravenganza del poltergeist -añadió con una media sonrisa.

No tenía intención de dormir hasta entrada la tarde, el bibliotecario le había dado unas pequeñas vacaciones por algo de unos libros problemáticos y el norteño no había puesto pegas, tenía una semana entera para retomar el contacto con sus compañeros, o para dormir mucho, ya decidiría con el tiempo.

-Siento decepcionarte, pero a la hora de estrellarse te supero tanto en calidad como en cantidad, así que eso no me impresiona- Respondí a su primer comentario -Aunque te pondré un siete por ser tu primera vez-

Después de que Saren se hiciera un chequeo para comprobar sus daños, acompañé al idrino a la cocina, mientras me contaba lo que había estado haciendo y yo hacía lo propio. 
Aproveché para advertirle de lo que me había pasado con Tap, y de la posibilidad de que hubiera más runas colocadas por ahí a modo de trampa. Tuve que rechazar su ofrecimiento de prepararme algo de comer. Había descubierto días atrás que, a diferencia de otros, yo ya no podía comer comida normal. No me sentaba nada bien. Luego salio el tema de mi venganza para Tap y la puerta explosiva.

-No va a ser tan potente como para causar destrozos. Además ya he visto al bicho sobrevivir a ataques parecidos así que por eso no me preocupo. Para los demás he colocado un aviso en la puerta- También había pensado en una posible venganza por parte de Tap, recordatorio de que no tenía medios para mantenerlo fuera de mi cuarto.

-Que se atreva. Si el repoblador quiere guerra pues será guerra lo que tenga. Y no perderé contra él cuando se trata de runas. Lo que si me preocupa es mi cuarto. Tú ahora estas mucho en la biblioteca. ¿No habrás visto algo que pueda ayudarme para impedirle entrar por casualidad?-

El selkie escuchó las palabras del vampiro mientras terminaba su ensalada, sonriendo ante la idea de que aquellos dos se liaran en una guerra de bromas pesadas. La última pregunta de Pablo le hizo reflexionar, y mientras fregaba el plato se mantuvo pensativo, rememorando todos los libros que habían pasado por sus manos, tratando de encontrar algo que se asemejara a la petición del español.
-Ahora mismo no sabría decirte con seguridad, hay muchos libros que tratan sobre incontables temas en ese edificio -dijo, girándose hacia su compañero y apoyándose en la encimera-, tendría que saber que buscar para encontrar algo allí dentro. Me suena algo sobre una gema que contiene una sala infinita o algo así, al parecer contiene fantasmas, pero no creo que sea lo que buscas. De todos modos ya te informare si averiguo algo, tampoco me apetece que entre a fisgar en mi habitación sin permiso -rió.

Conversaron un rato mas de temas intrascendentes antes de que el vampiro anunciara su intención de ir a dormir, se acercaba el amanecer, y la luz solar no le sentaba demasiado bien. El norteño le dio los buenos días y siguiendo su ejemplo, se dirigió también a su cuarto, asegurándose de no activar ninguna runa paralizante por accidente. Una vez en su habitación, el idrino pasó toda la mañana enfrascado en un libro sobre técnicas de combate, parando de vez en cuando para descansar la vista y hacer algunos ejercicios de entrenamiento físico. A mediodía se dio un baño y bajo a la cocina, donde al cabo de un rato se le unió K, con la que hacía tiempo que no hablaba. Conversó con la libense bastante tiempo, mientras comían y se ponían al dia el uno al otro. El norteño la contó que había estado haciendo y como llevaba su entrenamiento, y la chica le informó del día de playa que se había organizado. Saren confirmó su asistencia y le preparo algo de aperitivo cuando la muchacha anunció su intención de salir, despidiéndose de ella en la puerta.

Los siguientes días el selkie los paso descansando en su mayoría, relajándose al no tener que ir al trabajo y dedicando mas tiempo a su entrenamiento. No consiguió demasiados progresos en el vuelo, pero por suerte no volvió a golpearse contra ningun tejado, y ya aguantaba un par de segundos planeando antes de caer a plomo. La pequeña guerra entre Tap y Pablo se notó bastante, a veces se oían fuertes ruidos en puntos indeterminados del torreón, y aunque no hubo ningun desperfecto serio, cualquier habitante de la Sede aprendió a mirar donde ponía los pies por seguridad. También retomo el contacto con sus compañeros en mayor o menor medida, coincidiendo con ellos a horas mas normales, se le hizo fácil ponerse al día sobre sus actividades. No sabía si se debía a que no los veía con la asiduidad de antes, pero en cierta manera notaba extraños a algunos de sus amigos. A DL en concreto es al que mas raro veía, no sabía que podía pasarle, pero era capaz de ver el agobio que le embargaba a veces y la aparente tensión a la que se sometía, algo le reconcomía por dentro. El norteño no se decidió a indagar sobre el asunto, por si aquello molestaba al foner, pero se dijo que si aquello continuaba a mas, tendría que preguntarle directamente.

El día de la playa amaneció despejado, y el norteño se despertó temprano, dándose un baño y vistiéndose con unos pantalones oscuros, una camiseta de tirantes clara y una camisa del mismo tono. Se calzó sus botas y dejó su abrigo a buen recaudo en el baúl en el que guardaba la piel, no era una prenda apropiada para ir al mar, y aquel era su cuarto, podía dejar sus cosas a buen recaudo. El chico bajó a la cocina a preparar algo de comer, pero en el último momento recordó que Enredo prepararía algo de comida para el día, así que se enfrascó en un libro mientras esperaba la hora de salir. La lectura era interesante, y al idrino se le pasó la hora, por lo que cuando se dio cuenta, sus compañeros ya hacía varios minutos que habían salido.
-Maldición -masculló, arrojando el libro sobre la cama y saltando por la ventana, trazando un hechizo de levitación para amortiguar la caída. Una vez en el suelo miró a su alrededor, por si veía a alguno de sus compañeros, y vio al piromante alejándose hacia la bahía. Echó a correr y se puso a su altura al cabo de unos minutos.
-Buenos días Zmey -le saludó, usando su nuevo nombre. Saren no entendía demasiado bien porque algunos de sus compañeros habían decidido cambiarse el nombre, pero el norteño respetaba su decisión, y aunque a algunos les daba igual que sus amigos les siguieran llamando por su antiguo nombre, el idrino sabía que el sinhadre prefería el nuevo-, ¿qué tal estás? -se interesó.

Zmey, junto con Pablo, era uno de los compañeros con los que mas tiempo pasaba cuando estaba trabajando, el horario seminocturno del chico coincidía bastante con el del propio Saren.

Continúa en la Bahía de los Naufragios.

Zmey se relacionó un poco más con el resto los días siguientes, pero tampoco tenía una vida social muy animada. Aceptó ir a algún que otro entrenamiento, aunque aun se sentía más seguro practicando solo, y luego tal vez compartir lo que había aprendido con los demás, en parte por su obsesivo miedo a hacer el ridículo. Hyter le contactó para entrenar su dominio juntos, y el lugar elegido por el varmano no fue otro que un estrecho valle en las montañas, todo de piedra, donde nada podía quemarse. El entrenamiento desveló que no habían cambiado demasiado ninguno de los dos en cuanto a su forma de hacer las cosas. El estilo de dominio de Hyter era calculado y preciso, y se valía de su calma para no perder el control, mientras que Zmey por su parte, aunque más comedido y senato, seguía siendo impulsivo y violento, alimentando sus llamas con su propia agresividad, tanto la positiva como la negativa.

Llegó el día de la playa, y Zmey se levantó con pereza y ojeroso, a prepararse. Tenía un bañador terrícola de llamas, regalo de Nasher que había estado haciendo limpieza de armario, y que él adaptó para uso personal. Solo llevó eso y una chaqueta con capucha, y realmente fue por un comentario de la quimera que se decidió finalmente por ir al encuentro. Salió de la Sede sin comer nada, decidido a arrasar con la comida que llevase Enredo, y se arrepintió casi tres pasos después de dejar el edificio. Saren le dió alcance entonces, y él bufó pues ya no podía darse la vuelta.

-Hey- saludó sin mucho ánimo- Creo que cuando llegue me voy a echar a dormir al sol como las lagartijas.- se le escapó un bostezo.