Sede de los Taumaturgos (Archivo II)

Escucho la explicación de Jack. Tal como sospechaba, es un vampiro. Cain se ofrece para preparar la cena, y habiendo probado ya alguna vez su cocina no puedo evitar hacer caso de la sugerencia del vampiro. Las dotes culinarias de Reisha son muy buenas, y yo misma tengo un nivel bastante decente -aunque me falta mucha práctica-, pero Cain nos da mil vueltas a los dos.

-Por supuesto, de dónde saques la sangre humana no me va a escandalizar, y supongo que en tu caso aún te puedes considerar afortunado, debido a tus circunstancias. Pero no eres el único que ha de hacer algo... incómodo si quiere practicar la magia. Yo misma debo matar, aunque no tenga una dependencia física de ello.

Mientras digo estas palabras, observo los preparativos de Cain en la cocina. Cuando termino, oigo lo que me dice acerca de su transformación. Un invocador demoníaco, ¿eh? Viendo la falta de su ojo, diría que le está costando más que pedazos de su alma, pero decido que es mejor guardarme este comentario. Observo al animal que le acompaña desde que llegó, cuya forma recuerda a la de... mmm... ¡un mirlo, eso! Es un ave muy común en la zona europea, aunque también recuerdo haberlo visto cuando vivía en Asia e incluso en Nueva Zelanda. A continuación, observo cómo trabajan los diablillos, ruidosos pero muy eficaces.

Acabada la comida, ayudo al chico a servirla. Jack nos dice que ya viene cenado, así que se queda observando. Lo observa todo, casi parece como si estuviera analizando la espaciosa cocina. No me incomoda, todo lo contrario, aunque parece que no se siente muy agusto. Me concentro en comer y me olvido del vampiro, ésto está delicioso.

Pero, como todo, se termina. No puedo evitar suspirar cuando acaba la cena.

-Muchísimas gracias por semejante manjar, Cain -le felicito con los ánimos renovados mientras recojo mi plato. Cuando se vayan, ya me ocuparé yo misma de limpiarlo todo. Cuando estoy dejando el plato, se me ocurre preguntarles algo-. Por casualidad... ¿Veis esto? -Les señalo la runa dibujada en mi antebrazo-. Es una runa, sirve para convocar las vestimentas que llevo puestas. El caso es que el símbolo está hecho con tinta común y podría borrarse con bastante facilidad, lo que podría suponer un problema si quiero quitarme la ropa. Quería preguntaros si alguno de los dos conoce algún método, físico o mágico, para poder dibujar la runa de forma que fuera más resistente a agentes externos... o incluso tatuarla. Teniendo en cuenta la utilidad de esta runa, no creo que sea necesario quitármela nunca, y así me podría servir en caso de necesitar más de ellas.

Cain acabó de comer y recogió su plato para que no tuviera que hacerlo Adara. Era agradable cocinar con todos los ingredientes a tu disposición sin tener que buscar sustitutos ni estrujarse los sesos por que la gente no acabase aburriéndose de comer siempre lo mismo.
-Gracias- le dijo a Adara al recebir el cumplido- Así da gusto cocinar para alguien- rió. Preguntó si podía llevarse algo de las sobras para el burdel y al no haber ningún problema se puso a buscar por los armarios uin recipiente en el que meter la comida. Encontró una pequeña olla con cierre mágico y metió la comida dentro
-Así tengo una excusa para volver- dijo
Guardó la olla en su bolsa y encontró entonces los materiales de dibujo. Ya era muy tarde y no era plan de pedirle a Adara que posase para él...<< Mejor otro día...>> Le había llegado un mensaje de que Elliot y Vacuum ya estaban en casa y no quería hacerles esperar demasiadom y tampoco abusar de la hospitalidad de los de la sede...
Adara les mostró la runa de su antebrazo. Le encantó. Era increíblemente elegante y le recordó a los símbolos que él mismo llevaba tatuados por todo el cuerpo... << Se parecen mucho>> Una de sus opciones de trabajo cuando estudiaba arte en la Tierra era la de abrir un estudio de tatuaje, era algo que siempre le había llamado la atención.
-Tal vez yo pueda intentar algo- dijo sin pararse demasiado a pensarlo, actuando casi por un impulso- Hasta el momento solo he hecho piercings - << El de Vacuum y el de Elliot..>>- Pero siempre quise hacer tatuajes, y tengo varios, podría buscar algo para aprender y hacértelo cuando ya lo haya dominado- No iba a hacerle un tatuaje a Adara sin tener ni idea, era una locura, pero sería un buen aliciente para aprender- ¿Qué te parece?- Miró por l ventana de la sede, era muy tarde, los otros dos seguroq ue ya estarían dormidos- Bueno, piénsatelo y cuando venga a devolverte la olla me dices qué te parece, yo mientras trataré de informarme lo más que pueda sobre el tema. Mejor que me vaya ya, o me acabaré quedando aquí a dormir y no es plan- rió.
Se despidió de Adara y recogió sus cosas. Le preguntó a Jack si volvería también, pero teniend en cuenta que era noctámbulo lo más probable fuera que quisiese quedarse un poco más. Tras un último adiós salió de la sede rumbo a casa.

Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.

Lo que dice Adara es revelador. ¿Necesita matar? Quizá al igual que mi magia y la sangre, suceda con ella... ¿Y los demás? ¿Qué necesitarán? Eso es digno de ser investigado, siempre que no les moleste. Y como me quedo mirando fijamente a un punto en el vacío de la cocina, voy cambiando de objetivo mientras los dos cenan. Y a pesar de no gustarme el olor sonrío, pues cuanto menos me guste, más les gusta a ellos, está comprobado. ¿De dónde sacarán la energía mágica? Yo también tengo que matar... bueno, no es necesario, pero... ¿Adara tiene que matar sin más, el mero hecho ya la recarga, sin alimentarse? Hum... Quizá vaya a la biblioteca... también podría preguntarle a ellos directamente, claro, pero no sé... ¿Ellos? Ains... Adara ya lo sé, Gael ni idea de dónde sacará la energía, quizá de los mismos cuerpos que posee, Cain ni idea, Vacuum ni idea, Elliot ni idea... y pocos "ellos" quedan. Nia, bueno... Nia... menos idea todavía de dónde sacará su magia... Nah, iré a la Biblioteca y a ver qué encuentro, siempre se aprende algo aunque no lo averigüe todo. Y de pronto Adara nos pregunta algo, sacándome de mis pensamientos
-¿Hum?-murmuro al ver la runa. <<<¿Para llevar ropa? Podría haber más runas para otros usos... Otra cosa que iré a buscar en la Biblioteca. ¿Habrá runas de almacenamiento? Lo cierto es que no tengo ni idea de cómo funcionan, uff...Una forma de dibujarla de forma que sea más resistente... Ni idea de hacer tatuajes...¿Serviría dibujarla con cicatrices? Sería un tanto doloroso, eso sí, pero sin sacrificio no hay victoria. Ah no, mejor tatuajes, que Cain se ofrece, a callarse mi idea cafre>>> pienso sonriendo y sacudiendo la cabeza.-Me interesa esto de las runas, creo que iré a la Biblioteca a investigar.-respondo a Cain cuando dice de irse.-Y gracias por su hospitalidad, Adara, me ha encantado volverla a ver, hasta la vista.-me despido riendo y haciendo una ligera inclinación.
Salgo junto a Cain y tras despedirme hasta otro día, me convierto en humo y presto me dirijo a la Biblioteca, con intención de pasar allí el día hasta que anochezca. O eso o volver al Burdel y allí no tengo nada que hacer, no preguntaré a los tres sobre su fuente de energía sin que salga el tema.

Sigue en la Biblioteca Mágica.

Despierto. ¿Qué representa que hago en...? Ah, claro, me pasé la noche en vela estudiando el nuevo lenguaje rúnico. Es más complejo que el anterior y los caracteres son difíciles de dibujar, aparte que no puedo crear runas al no tener ya casi poder.

Es frustrante, no poder magia. Aunque lo pienso y sé que antes no hacía, y... Pero supongo que es el saber que puedo hacerlo, y a la vez ser incapaz; creo que es algo que nunca he soportado. He sido una ingenua: debo salir, ir a uno de esos mundos vinculados y matar a alguien. Todos los que hay conectados son soportables para mi condición, pero...

Interrumpo el flujo de mi pensamientos al mirar por la ventana. La Luna Roja se alza en el cielo, y esto no me lo esperaba. ¿Tal vez por eso me sentía tan alterada estos días? Pensaba que era por el tema de la magia, pero... Maldita sea, no lo sé, sólo que no me puedo marchar así, no sin ver qué nuevas criaturas van a habitar ahora en la ciudad. ¿En qué se ha transformado la nueva cosecha? A la vieja nos salió bastante bien y sobrevivimos bastantes, según vi en los entrenamientos. Pero en esta nueva, para empezar no eran tantos cosechados. Quiero verlo.

Salto de la ventana y vuelo. Vaya, ahora recuerdo la primera leche que me metí con el suelo. Tonta de mí, que no sabía ni dominar estas alas que ahora muevo como si siempre hubieran sido mías...

Después de recoger a Koval y explicarle que nos toca hacer la mudanza, busco el rastro en el aire del resto de compañeros y lo sigo tratando de correr lo más rápido posible, a pesar de que mi curiosidad me pedía ir despacio para fijarme en todo lo que pudiera encontrar por este barrio de la ciudad. La sede de los taumaturgos no tarda en aparecer por el entramado de calles, una torre algo más pequeña que la Serpentaria, de madera, en la que se encuentran varias cenefas talladas. A pesar de no ser muy alta, el edificio es tan imponente como la torre de magia.

En la puerta nos está esperando el resto del grupo. Tanto Cai, la Alicia azul y el Kaiser, como Hannah y Alphonse, que han llegado también antes que nosotros. Los saludo alegremente en cuanto llegamos hasta ellos y me encojo de hombros al ver que nos están esperando en la puerta, fuera.

-¿Todavía no os han abierto?-pregunto con curiosidad-. Probablemente este edificio también tenga una contraseña para mayor seguridad-apunto en voz alta.

En medio del desayuno, oigo voces fuera. Intentan entrar, sin duda, pero las defensas de la sede no les dejarán pasar (o eso creo, aunque visto lo que pasó la última vez...). Con cautela, me acerco a la puerta y oigo unas voces que reconozco o, como mínimo, me suenan. Una voz con la que identifico a Giz pregunta algo sobre una contraseña, sería divertido oírles decir cosas raras para entrar, pero creo que es mejor ir abriendo. La próxima vez, debería poner unas inscripciones con pistas para una contraseña que en realidad no exista. Sería divertido.

-No, no hay contraseña ni nada que se le parezca -les digo mientras abro la puerta-. Me parece que las defensas de este torreón no son tan elaboradas como las de Serpentaria.

Observo a todos y confirmo así que los conozco o los he visto alguna vez. Abro la puerta del todo y les dejo pasar dentro.

-Ah, por cierto: bienvenidos a la Sede de los Taumaturgos.



[[[NOTA: Adara va a estar con vosotros todo el rato (sería muy raro que os dejara solos), pero no le digáis nada (bueno, saludadle, no me seáis maleducados xD) porque no podré volver a postear hasta el miércoles y para entonces seguro que ya os habéis ido. Podéis poner en vuestros posts que Adara hace alguna acción SIEMPRE QUE TENGA SENTIDO.]]]

Mi olfato una vez más nos fue muy útil. Y es que pese a no haber ido nunca a ese lugar desde que nos había traido a este mundo mirando al mapa yo podía situar algunos olores de distintos lugares y situarme en la ciudad así.

Y así nuestro grupo, en el cual nos encontrabamos ojitos, Hannah, una de las Alicias y Alphonse, se encontró delante de aquel edificio. Había oido que el otro edificio, el que guardaba magos en su interior, necesitaba una especie de contraseña o palabra mágica para abrir. ¿Qué pasaría si aquí era más de lo mismo? No habría estado de más decirnos en ese caso cual era las palabras que debía decir en esa nota que nos había dejado.

Evalué el lugar pensando en alguna palabra que podría servir. No se cuanto estuve así, pensando y diciendo las estúpidas palabras que se me ocurrian sin ningún éxito.

En algún momento, mientras hacía eso, llegaron Giz y los demás.

- Es lo que había pensado, pero ninguna que se me haya podido ocurrir ha servido por ahora - le contesté cuando derrepente apareció la hembra de alas rojas que había estado en el Torreón. Escuché cada palabra suya para descubrir que había estado haciendo el estúpido diciendo claves a diestro y siniestro pues este edificio carecía de uno.

- No habrá contraseña para entrar ni defensas aanzadas, pero algo me dice que los guerros persuaden a cualquiera de intentar hacer una tontería - sonreí ante la idea de que yo podría ser uno de esos guerreros algún día.

Saludé con la cabeza a la hembra alada antes de volver a dirigirme a los demás nuevamente.

- ¿Entramos a ver nuestro nuevo hogar?

Sin la bañera, tendré que buscar otro medio de recuperar energía, y de transporte. Aunque no me es urgente, ya que el hechizo de humedad no consume demasiado, no tanto como para que tenga que estar cada dos por tres dándome un baño. Eso no quita, claro está, que me encuentre mucho mejor en el agua, ni punto de comparación. Echo un vistazo rápido a los dibujos que hice en Letargo antes de salir. Claro, las ideas son buenas, y bonitas y de todo, pero sin los medios para realizarlas son... inútiles. ¿De dónde se supone que voy a sacar el cristal, y la base de metal inoxidable? Si ni siquiera sé si en este absurdo mundo saben hacer acero, y mucho menos inoxidable. Por no hablar de cristal resistente, aunque eso podría conseguirse mediante algún hechizo o algo así.

El sonido de pasos acercándose me saca de mis pensamientos. Levanto la vista y veo al grupo que fue hacia Serpentaria se aproxima hacia nosotros, habiendo tenido éxito en su misión de recoger a Koval. Saludo de forma sencilla y sin florituras, que podría considerarse incluso "sosa", o falta de emoción, pero es completamente en mí estos días. Será que la Luna me ha dejado tocado de la cabeza, como al resto, o al menos a parte de los demás.

-Me alegro de ver que estáis bien.-les digo cuanto están lo suficientemente cerca como para oírme.

Tras el saludo, me limito a permanecer en mi nuevo estado de semi-ausencia continuada e ininterrumpida mientras observo como miran a su alrededor y analizan el entorno que pronto les será tan familiar. Supongo que tendré que hacer lo mismo cuando lleguemos a Serpentaria después de la visita, al menos los que tenemos habilidades mágicas.

Interesante división. Guerreros y magos. Es tan... clásica, predecible. En un principio pensé que este mundo difería de todo lo que había visto o leído sobre mundos de fantasía, pero según ha ido avanzando el año e íbamos conociendo más y más cosas sobre el lugar, sus habitantes, costumbres y eventos importantes, me he ido dando cuenta de que sabía, en mayor o menor medida, el funcionamiento de todo, a excepción de un par de detalles. Esto no podía ser una excepción, aunque mi cultura fantástica me instaba a pensar en un tercer grupo, compuesto por expertos en las armas a distancia. Supongo que tendré que dejar de lado esos recuerdos que conservo de mi vida en la Tierra y adaptarme a este lugar, olvidarlo todo y volver a aprender desde cero. Y cuanto antes lo haga mejor, empezando por mis planos sin terminar. ¿Dónde podría conseguir...?

Antes de irnos le pido a Gael que guarde las cosas que llevamos encima para no cargar con ellas y él las lleva dentro junto con el cazo.
Gael, Giz y yo charlamos animadamente mientras nos dirigimos hacia la sede. Como suponía no teníamos que preocuparnos por el camino porque Gael lo conoce bien. Gael parece entusiasmado con la idea de tener nuevos compañeros y nos cuenta varias cosas acerca de la torre. Parece bastante animado pese a lo sucedido la noche anterior.
-Además de Giz y yo, también Alicia vendrá... Bueno, una de ellas, la otra no sabemos a donde se fue -digo con un poco de tristeza-. Y quizás Alphonse venga, no nos ha dicho aún que ha decidido.
Además Gael menciona a Adara, lo cual me alegra mucho. Si ella vivía en la sede no había que preocuparse tanto por lo que pudiera ocurrir entre Caillech y el señor kaiser, ella parecía muy fuerte.
La sede de los taumaturgos era un poco más pequeña que la torre Serpentaria, pero igualmente impresionante. Se trataba de un minarete de madera de tres plantas engalanado con elementos arquitectónicos decorativos. Los demás ya estaban allí y los saludo agitando la mano. Parece que aún no habían podido entrar y Giz sugiere que quizás haya una contraseña. Pero enseguida salimos de nuestro engaño cuando la puerta se abre y Adara sale a recibirnos.
-¡Hola, Adara! -me acerco a ella-. ¡Mira, ya soy capaz incluso de correr sin caerme!
Corro unos metros a modo de demostración y vuelvo a su lado.
-La verdad es que no suena como ningún logro, pero al principio no paraba de caerme por culpa de estas diabólicas alas, actualmente inútiles -las muevo un poco mientras digo esto.

Todos pasan adentro del minarete detrás de Caillech. Aunque justo antes de pasar, ella comenta algo que me sorprende.

-¿Vuestro nuevo hogar? Vaya, al fin voy a tener algo de compañía. No es que esté sola, pero es que los otros tres no se dejan casi ver. No sé en qué andarán... -Termino la frase con un tono reflexivo-. Pero dime, ¿quienes venís a vivir?

Seguidamente veo cómo Noel ha aprendido a sostenerse y caminar y correr derecho, sin tener que encogerse por el peso extra.

-Bien, bien. Ese es el primer paso -le digo a modo de felicitación-, aunque es cierto que volar es mucho más complicado, pero antes debías aprender a controlar un poco tu cuerpo.

Veo que las puede mover, aunque de forma torpe. Bien, creo que a partir de aquí debería ayudarle a mejorar la movilidad sin que ello suponga que se desequilibre, sobretodo en movimiento. Es muy fácil caer y hacerse daño si mueves repentinamente las alas cuando no debes. Se me ocurren un par de cosas que deberíamos poner en práctica, pero antes...

-Noel, ¿te gustaría unirte a los entrenamientos que hacemos Gael y yo? Él me enseña magia y yo a combatir, así que creo que podrías venir con nosotros y así enseñarte a usar esas "inútiles alas". Tal vez no sean exactamente como las mías, pero no dejan de ser alas.

Adara me felicita por mi pequeño avance y le sonrío. Sin embargo parece que aún me queda mucho que solventar para controlar mi nuevo cuerpo correctamente. Además me hace una propuesta que me interesa mucho.
-¡Eso sería genial! Yo también te puedo enseñar algo de magia... aunque por ahora no con demostración -añado con menos entusiasmo-. Y también podré aprender más magia de Gael. A lo mejor a Giz también le interesa -miro hacia él inquisitvo-. Sé usar un poco la espada, aunque poca cosa... Pero por ahora creo que será mejor que me centre en aprender a volar.

Después de todo parecía que no iba a estar tan mal el haber tenido que abandonar Letargo. Entré al interior del minarete junto con los demás y eché un vistazo a mi alrededor. Casi todo era de madera o de cuero, lo cual le daba un aspecto hogareño en cierto modo.
-Creo que viviréis en un buen sitio -dije a mis compañeros que habían decidido quedarse en la sede.

Toima emprendio la marcha con el resto del grupo. El sol le golpeaba en la cabeza y ojos, que procuró tapar, causandole que el dolor de cabeza fuera en aumento. No dejaba de vigilar cada esquina, rincon o losa del camino. Cualquiera podia ser un enemigo y él seria el primero en localizarles. Para eso habia nacido.

Primero vislumbró Serpentaria, el objetivo de los otros. Una alta torre de aspecto imponente rematada en espejos en la punta. Seguro que era un sitio muy ostentoso y aleatorio, teniendo en cuenta la naturaleza de los que lo habitaban, los magos que, a ojos de Toima, eran más monstruos que seres como él, en el sentido de rareza. Toima se mantuvo siempre atento y vigilante al camino, preguntandose como seria la Sede de los Taumaturgos. Y, para empezar, que demonios era un taumaturgo.

Toima comenzaba a sentirse mejor del dolor asi que fue abriendo más y más ojos paulatinamente. Se habia dado cuenta que habia ganado un control bastante optimo de ellos en los ultimos dias. Y aun se imaginaba para que otras funciones podria usarlos una vez hubiera practicado lo suficiente con ellos. En el camino y una vez llegaron, Toima no abrio la boca. Apenas emitio un sonido, combinando su jaqueca con el estado alerta y vigilante en el que se encontraba sumido.

Llegaron al fin a la Sede, de tamaño más pequeño que la Torre de Serpentaria, pero no por ello menos impresionante. Toima recorrio la figura de la torre con los ojos y, por las ventanas y puertas pudo apreciar y estimar a ojo las personas que habitaban en aquel lugar. Sin contar la de sensaciones que captaba con los ojos, habia actividad dentro. Pronto llegó el otro grupo.

Salio la mujer de piel oscura y alas negras. Esa que habia ido con Koval y Jack el palido a recibirles a la ciudad. Si bien habia probado su fuerza en persona, sabia que no debia meterse en pelea con ella o cualquier otro habitante del torreón o como minimo, se ganaria un buen corte de pelo. Toima se mantuvo algo alejado del grupo y siguio explorando la sede con la mirada. Calibraba las posibilidades de defenderla o de atacarla pero,
¿quien iba estar en su sano juicio para atacar aquel lugar atestado de guerreros?

Capta trazos de la conversación que mantienen. Al parecer están pactando entrenamientos entre ellos. Toima no tenia nada que aprender de los presentes pues, no habia ningun Argos como él para que le enseñara a perfeccionar el dominio de sus ojos, ni tampoco podia aprender magia. Todo lo que podrian enseñarles aquellos guerreros era algo que ya sabia y habia practicado desde hace mucho tiempo, el arte de matar. Toima se preguntó entonces si podria visitar Ulterania de nuevo, armarse como era debido y volver. Pero lo más probable era que buscase algun buen herrero rocavarancolés y que le diera armas que el normalmente no podria obtener, si es que existian tales.

De brazos cruzados y reclinado contra una pared, Toima estaba pensativo sobre su futuro en la ciudad, pues se preguntaba que oficio podria ejercer un monstruo como él y a quien podria interesarle.

Adara nos recibe a todos enseguida y nos invita a pasar a la sede. Al pasar noto como una extraña vibración. Todavía me noto torpe al andar y me duele la cabeza, así que se lo achaco a la resaca también. Trato de distraerme y de paso satisfacer mi curiosidad con respecto al edificio. El lugar se podría resumir en "madera sobre madera" salvo alguna que otra excepción.

-¿No os asusta cómo pudiera acabar el lugar en caso de incendio?-pregunto totalmente ajeno a la conversación del resto, si es que estaban conversando. << Está claro que, siendo una vivienda de guerreros, en cuestiones bélicas no deban de tener problemas, pero son escasos los golpes y las armas que conozco que puedan apagar un fuego. Ninguno de hecho >>. Tras este pensamiento, no puedo evitar dirigir una mirada curiosa a Gael. << ¿Hasta qué punto será corpóreo? >> Decido no tratar de averiguarlo, ya se lo preguntaré otro día.

De un golpe certero, parto en dos el maniquí de entrenamiento y lo acabo de triturar de un golpe con mi brazo "bueno". Me quedo satisfecho con el resultado de mucho tiempo de entrenamiento, aunque es difícil juzgarme sin un contrincante real.
Cojo mi escudo y salgo de la sede. El entrenamiento constante ha convertido mi vida en una rutina.
"Desde cuándo la vida en Rocavarancolia es rutina?" pienso para mis adentros.
Hace tanto que no salgo que ni me acuerdo de dónde están las cosas. De hecho, no sé ni en qué día vivo. Veo que en la plaza hay un resplandor y una bombilla se enciende en mi cabeza.
"Debe de ser día de cosecha...me pregunto cómo serán los cosechados..."
Mi curiosidad me empuja a ir, pero una vocecilla en mi cabeza me advierte:
"Cuidado con lo que haces...acuérdate que no se puede ni hablar con los nuevos..."
Cuando recuerdo esto, decido ir con mucha prudencia. Hago memoria de los sitios que dejan a los chicos y decido ir a la mazmorra de la cosecha, pero con extremo cuidado. No quiero perder la cabeza por incumlir las leyes.

(sigue en las mazmorras de la cosecha)

Por el camino mientras charlo con los demás me olvido de donde estamos, por qué y qué somos. Solo siento la emoción de tener nuevos amigos viviendo en la torre. Cuando llegamos Adara sale a recibirnos y la saludo efusivamente agitando el brazo. Pasamos al interior todo el grupo que se ha reunido en la puerta, donde había tanto gente que se quedaría en la sede como gente de Serpentaria. La gente empieza a charlar cuando entramos, y yo me centro en la conversación entre Adara y Noel, que hablan sobre el equilibrio por las alas. Empezaba a distraerme un poco cuando escuché que Adara sugería a Noel unirse a nuestros entrenamientos. Me vuelvo con una amplia sonrisa para dar a entender que me parece una idea genial.
-Que se unan todos los que quieran, hay mucho que nos podemos enseñar unos a otros. Adara, creo que atenderé también a las lecciones de vuelo en cuanto consiga un dragón nuevo o un vlakai. Será mejor que me deje de tonterías y vuelva enseguida a los subterráneos.
Cuando recuerdo aquel lugar mi sonrisa se borra por un momento. Recuerdo que era un lugar opresivo, terrible y lleno de engendros. Aunque no me las arreglé del todo mal y temía por los demás, también tuve mucha suerte, pero aun así no debería temer tanto ese lugar. No puedo retrasarlo más, volveré allí.
Me acomodo en el aire y miro lo que hacen los demás, que están explorando el edificio. También intento encontrar a los antiguos compañeros de cosecha. ¿Dónde estarán Jau, el chico que ahora era un aura oscura...? No los veo por aquí ni han salido a recibirnos, quizá no estén ahora mismo. Espero poder volver a verlos algún día para saber si están bien.

Miro a aquel lugar, el lugar que parece ser que va a ser mi nuevo hogar. Poco tiene de parecido con el Torreón Letargo o el Torreón Maciel, mis últimas dos viviendas. No sabría decir tampoco la razón del cual tampoco muy bien, puesto que jamás había visto edificaciones así antes de poner un pie en este mundo. En el mundo del que vino Caillech se conformaban con nada, nadie creaba algo tan duradero en el que vivir, pues no llegarían aprovecharlo apropiadamente. ¿Que sentido tenía edificar creaciones como esta para un poñado de nómadas? Ninguna.

Lo que si podría decir es que este edificio imponía más, no se si sería el color rojo de las paredes o ese espíritu de peligrosidad que parece desprender, pero así me parecía. Era como si los difuntos guerreros estuvieran ahí, velando por ellos.

Mis ojos inspeccionaban cada detalle, sin prestar mucha atención tampoco a las practicas de vuelo y magia, dos cosas que a mi no me interesaban mucho. Si, mi magia estaba lejos de ser poderosa a causa del poco uso que le daba desde que había descubierto que lo poseía y, aunque hubo una vez que Caillech deseó tener ese poder, ahora veo que no lo necesito realmente. Lo único que necesitaba era ejercer mi cuerpo y mi mente, las habilidades para ello me había dado la Luna, solo era cuestión de entrenar, algo que ya estoy acostumbrada a hacer.

Estaba al lado de Giz, de modo que pude escuchar su pregunta.

- Dudo mucho que alguien pretendiera quemar este lugar en donde habitan guerreros, sería muy estúpido por su parte, pero de ser un accidente el causante siempre podríamos saltar fuera del edificio e ir a otra parte a vivir mientras muere el fuego- me encogí de hombros quitandole importancia al hecho de poder quemarme viva. Entonces me volvi a los demás - ¿A alguien más le apetece inspeccionar este lugar? Yo especialmente tengo ganas de ver la armería y la sala de entrenamiento. Hace tiempo que no entreno y lo necesito - en mi mente añadí, para que jamás vuelvan a vencerme como lo hizo aquel otro trasgo. No permitiría que volviese a pasar y menos sin prestar batalla. No señor...

Llego a la sede y entro. Sin saber que hacer, me dirijo a la sala de entrenamientos y vuelvo a mi rutina de entrenar sin parar. Necesito dominar por completo mi estilo de batalla, que incluye una espada, un escudo que se mueve solo y un brazo que puedo desacoplar de mi cuerpo cuando me venga en gana. Son muchas armas y diferentes entre sí, pero si las domino a todas a la vez resultarán mortales.
Los muñecos de entrenamiento cada vez me sirven menos. Necesito encontrar a un compañero de entrenamiento y rápido.